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múltiple con única respuesta (Tipo I).Las preguntas de este tipo constan de un enunciado y de
cuatro posibilidades de respuesta, entre las cuales usted debe escoger la que considere correcta.
"Estaba mudo ante tanta belleza, cuyo recuerdo había creído conservar en la memoria porque
algunas de mis estrofas, admiradas por mis condiscípulos, tenían de ella pálidas tintas. Cuando en
un salón de baile, inundado de luz, lleno de melodías voluptuosas, de aromas mil mezclados, de
susurros de tantos ropajes de mujeres seductoras, encontramos aquella con quien hemos soñado a
los dieciocho años y una mirada fugitiva suya quema nuestra frente, y su voz hace enmudecer por
un instante toda otra voz para nosotros, y sus flores dejan tras sí esencias desconocidas; entonces
caemos en una postración celestial: nuestra voz es impotente, nuestros oídos no escuchan ya la
suya, nuestras miradas no pueden seguirla. Pero cuando, refrescada la mente, vuelve ella a la
memoria horas después, nuestros labios murmuran en cantares su alabanza, y es esa mujer, es su
acento, es su mirada, es su leve paso sobre las alfombras, lo que remeda aquel canto, que el
mundo creerá ideal. Así el cielo, los horizontes, las pampas y las cumbres del Cauca hacen
enmudecer a quien los contempla. Las grandes bellezas de la creación no pueden a un tiempo ser
vistas y cantadas: es necesario que vuelvan al alma, empalidecidas por la memoria infiel".
"En efecto, don Ventura dio la vista de ojos que necesitaba. El patio, aunque sembrado de duraznos
y curubos, daba con la luz de la vela una tristísima pintura por sus ennegrecidas paredes, y por sus
ventanas y puertas barnizadas de manteca. El anfiteatro de anatomía cerduna era un cuarto de
sucias paredes y de vigas muy tiznadas, de una de las cuales colgaba un marrano, que iba a libertar
a la niña Nicanora de la mala nota de ociosa; marrano que por cierto estaba gordo y bien abierto,
esperando la operación, que en los términos de la profesión se llama |deshacer. Los embudos, las
tripas secas, el orégano y los cominos, todo estaba en la alacena; y las morcillas, ensartadas en
una varita, se hallaban también de presente, luciendo entre todas las de la tripa más gruesa, que
las profesoras llamaban |obispo".
9- Obras literarias, la atención se presta al retrato de las costumbres típicas de un país o región.
A- Eugenio Díaz Castro B- Jorge Isaacs. C- José María Cordovez Moure D- José
María Samper.
En la psicología conceptos como “Yo”, “Ego” o “Self” son utilizados a menudo para designar
la dimensión autorreferencial de la experiencia humana. La percepción de continuidad y
coherencia, y por tanto el desarrollo del sentido de la identidad, depende de que concibamos una
parte de nosotros mismos como el sujeto que protagoniza nuestra vida.
Desde que a finales del siglo XIX William James(1842-1910) distinguiera entre el “Yo” como
observador y el “Mí” como objeto de la experiencia, ha surgido un gran número de teorías que
intentan definir qué es el Yo. A continuación describiremos las más relevantes a través de un
breve recorrido histórico.
El yo en el psicoanálisis
El Yo o la identidad sería, por tanto, una instancia intermedia entre la biología de un individuo y el
mundo que lo rodea. Según Freud sus funciones incluyen la percepción, el manejo de información,
el razonamiento y el control de los mecanismos de defensa.
Además para Jung el Yo, centro de la identidad, está inmerso en el Sí mismo (“Self”), que
constituye núcleo de la personalidad en general; el Self incluye lo inconsciente, además de la parte
consciente de la experiencia. Sin embargo, somos incapaces de experimentar el Self de forma
completa puesto que estamos anclados al Yo y a la consciencia.
En las ciencias sociales de la primera mitad del siglo XX gozó de una popularidad notable el
interaccionismo simbólico, una corriente teórica que planteaba que las personas interpretamos el
mundo y sus elementos a partir de los significados que se les otorgan socialmente. El Yo se
construye a partir de la interacción cara a cara y de la estructura social.
Si hablamos del Yo y de la identidad, dentro del interaccionismo simbólico cabe destacar el
modelo dramatúrgico de Erving Goffman (1922-1982). Este autor opinaba que las personas, como
si fuéramos actores, intentamos aparentar consistencia ante las demás mediante la adopción de
roles. Para Goffman el Yo no es más que el conjunto de roles que representamos.
Entre los progresos recientes en la concepción del Yo desde la psicología social destacan dos
teorías en particular: el modelo de la autocomplejidad de Patricia Linville y la teoría de la
autodiscrepanciade E. Tory Higgins. El aspecto central de ambos modelos es que el Yo es
entendido comolas representaciones mentales que hacemos de nosotros mismos.
Según Linville, las personas con una elevada autocomplejidad son más resistentes a los sucesos
vitales negativos, puesto que aunque una parte de su identidad quede cuestionada o debilitada
por las experiencias siempre existirán otras partes del Yo que podrán utilizar como anclaje
psicológico.
En los dominios del yo, que pueden asociarse a la perspectiva propia o a la de otros, encontramos
el Yo real (cómo soy), el Yo ideal (cómo querría ser), el Yo que debería ser, el Yo potencial (cómo
podría llegar a ser) y el Yo futuro, que es la identidad que esperamos ser.
Higgins considera que el Yo real, tanto desde el punto de vista de uno mismo como desde el que
suponemos que tienen las personas significativas, es la base de nuestro autoconcepto. Por contra,
el resto de aspectos son las guías del yo, que nos sirven de modelo y de referencia para actuar y
para evaluar nuestra conducta.
Así, el Yo no se concibe como una entidad definida, sino como el constante proceso de
construcción de una narrativa autobiográfica coherente que permita otorgar sentido a nuestras
experiencias. Desde la perspectiva postracionalista el problema de la identidad se convierte en
una cuestión lingüístico-narrativa.