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defensa-de-sus-creaciones-y-contra-la-apropiacion-cultural/
Indígenas mexicanas, en defensa de sus creaciones y contra la apropiación cultural
Tejedoras indígenas de un pueblo enclavado entre verdes cerros del sur de México
luchan por vivir dignamente de sus creaciones, a contracorriente del gran negocio de la
moda que, según ellas, se adueña de su riqueza cultural y su arte. Bajo la marca Fábrica
Social artesanas en seis estados mexicanos buscan mejorar las condiciones laborales y
combatir desigualdades del negocio.

La artesana tzotzil María López, de 50 años, emplea un telar de cintura para hilar
lienzos. Fotografía tomada en Zinacantán, estado de Chiapas, México

Tejedoras indígenas de un pueblo enclavado entre verdes cerros del sur de México
intentan vivir dignamente de sus creaciones, a contracorriente del gran negocio de la
moda que, según ellas, se adueña de su riqueza cultural. Su batalla es más que simbólica
cuando México celebra este mes el bicentenario de la Independencia, poniendo el acento
en la reivindicación y resistencia de los pueblos originarios.
En el patio de la casa de Julia Pérez, una emprendedora artesana tzotzil de 39 años, el
bullicio y las risas de sus compañeras tejedoras rompe el silencio vespertino de
Zinacantán (estado de Chiapas), donde por momentos solo se escucha el rumor del
viento y de las hojas de los árboles.
Sentadas sobre mantas para amortiguar la dureza del piso, usan el tradicional telar de
cintura para hilar lienzos con elegantes combinaciones cromáticas. Sean colores tierra,
rojo intenso o patrones de blanco y negro, una sobria belleza predomina.
“Ahí va mezclado nuestras ideas, que no se pierda nuestra tradición, nuestra cultura,
nuestros tejidos, por eso es que siempre lo usamos en los diseños”, dice Pérez sobre la
inspiración de colores y tramas.
El alegre desenfado de sus compañeras no debe llamar a confusión. Su destreza no hace
menos laborioso y complejo el hilado ni el trabajo previo en la urdimbre, aclara Pérez.
Valorar adecuadamente su tiempo, su creatividad y los beneficios futuros han sido
conceptos clave que estas artesanas han adquirido gracias al encuentro con otras dos
mujeres: Dulce Martínez de la Rosa y Daniela Gremion, cosmopolitas y citadinas pero
igualmente devotas del arte tradicional mexicano.
Gremion conoció a Pérez hace más de 10 años, constató la calidad de su trabajo y le
propuso una colaboración que incluye asesoría para valorar sus creaciones, diseños
conjuntos y la comercialización de finas prendas.
Apropiación cultural
Bajo la marca Fábrica Social, el proyecto de De la Rosa y Gremion, las mujeres de
Zinacantán y otras artesanas en seis estados mexicanos buscan mejorar las condiciones
laborales y combatir desigualdades del negocio.
Tras detener su labor, las tejedoras colocan sillas y una mesa para trabajar en el patio.
Gremion inicia entonces el repaso de conceptos básicos sobre costos, gastos y otros
aspectos para alcanzar una meta crucial pero compleja: un comercio justo.
Con entusiasmo de colegialas, las artesanas escuchan y debaten con enjundia sobre sus
tiempos y necesidades y la forma correcta de cotizarlas.
“Es una herramienta que nos ayuda mucho a llegar a un precio de un producto que
muchas veces es casi invaluable”, explica Gremion, de 40 años, tras culminar el taller.
Más allá del valor económico, el arte textil de muchos pueblos indígenas mexicanos
representa un patrimonio cultural e histórico sistemáticamente visto como usurpado por
grandes casas mundiales de la moda.
Desde 2019, el gobierno del izquierdista Andrés Manuel López Obrador ha exigido
explicaciones públicas a diseñadoras como la venezolana Carolina Herrera y la francesa
Isabel Marant, y a marcas como Zara, Rapsodia o Anthropologie por la “apropiación
cultural indebida” de elementos indígenas en sus colecciones.
“Con todo el corazón”
Para De la Rosa, de 42 años, que grandes marcas se adueñen del patrimonio indígena
“sin ningún costo ni responsabilidad” demuestra la asimetría de poder entre empresas
trasnacionales y creadores mexicanos, herencia de antiguos “regímenes coloniales”.
“Las artesanas de este país y su trabajo, sus técnicas y sus procesos tendrían que ser
igual de conocidos que Carolina Herrera, Isabel Marant, Zara o Mango y esa es la
verdadera lucha”, añade desde su taller en Ciudad de México.
En medio de los festejos de la Independencia, De la Rosa reflexiona sobre el contexto
global: “Vivimos en un sistema económico que es absolutamente colonial todavía (...),
estamos hablando de los grandes capitales todo el tiempo”.
Fábrica Social es uno de varios proyectos convocados por el ministerio de Cultura
mexicano para la plataforma “Original”, que busca rescatar sus experiencias para impulsar
“colaboraciones éticas” entre grandes empresas y artesanos, respetando sus derechos
colectivos y creativos.
En Zinacantán, Sara Pérez, de 31 años, prima de Julia y parte del proyecto, confirma el
anhelo común de trascender defendiendo su talento e identidad.
“Nos gustaría que reconocieran nuestro trabajo porque está bien hecho, está bien
elaborado, está hecho con todo el corazón y además estamos trabajando con materiales
hechos en México”, subraya.
2- En esta noticia se ven vulnerados principalmente el derecho a la igualdad y al
trabajo.
Título II
De los derechos, las garantías y los deberes
Capítulo I
De los derechos fundamentales

ARTICULO 13. Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la
misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos,
libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza,
origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica.
El Estado promoverá las condiciones para que la igualdad sea real y efectiva y
adoptará medidas en favor de grupos discriminados o marginados.

ARTICULO 25. El trabajo es un derecho y una obligación social y goza, en todas


sus modalidades, de la especial protección del Estado. Toda persona tiene
derecho a un trabajo en condiciones dignas y justas.

3- Estos derechos están ubicados en la segunda categoría, IGUALDAD, garantizar


unas condiciones de vida dignas para todos.

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