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Daniela Gleizer
Paula López Caballero
Coordinadoras
Introducción de
Claudia Briones
Presentación 9
Daniela Gleizer
Paula López Caballero
Introducción 17
Madejas de alteridad, entramados de Estados-nación:
diseños y telares de ayer y hoy en América Latina
Claudia Briones
I. La producción de la alteridad 67
desde las instituciones
Las políticas indigenistas y la ‘fábrica’ de su 69
sujeto de intervención en la creación del
primer Centro Coordinador del
Instituto Nacional Indigenista (1948-1952)
Paula López Caballero
Presentación
1
De hecho, con el fin de garantizar lecturas especializadas en cada uno de los te-
mas aquí tratados, optamos por realizar un doble dictamen ciego para cada capítu-
lo además del más usual para todo el libro.
2
Akuavi Adonon, Claudia Arroyo, Alejandra Leal y Federico Navarrete contri-
buyeron a las discusiones, y formaron parte del equipo de investigación. Alejandra
Leal, además, participó en el comité organizador del Coloquio Internacional ya
mencionado, junto con Alejandro Araujo, Paula López Caballero y Daniela Gleizer.
Presentación 13
Bibliografía
Introducción
Madejas de alteridad,
entramados de Estados-nación:
diseños y telares de ayer y hoy
en América Latina
1
Comento brevemente que Argentina es un país donde, aún al día de hoy, ma-
yoritariamente se reacciona con risas cómplices, y a veces incómodas, al chiste de
que los peruanos vienen de los incas, los mexicanos de los aztecas y los argentinos
de los barcos. Esa complicidad e incomodidad resulta de no terminar de cuestionar
la narrativa maestra que recién la crisis socioeconómica y política de 2001 permitió
empezar a revisar en varias direcciones. Tal narrativa ha tratado de presentar ante
el mundo y ante los propios ciudadanos la idea de que Argentina es una nación
blanca y europeizada, otrora granero del mundo, con altos índices de alfabetismo,
extensas clases medias y un futuro promisorio, todo lo cual, sin embargo, se ha ido
desmintiendo a lo largo de las últimas seis décadas. Una nación que, desde fines
del siglo xix, ha sostenido ser un país “con pocos indios y sin negros”. Un país que
construyó la Patagonia como desierto y el Chaco como desierto verde, sobre los
cuales el avance militar buscó materializar la desertificación, creando campos de
concentración para algunos contingentes indígenas, y relocalizando a otros como
mano de obra en ingenios azucareros en provincias distantes o como servicio do-
méstico en la capital. Un país, por cierto, donde –a pesar de algunas excepciones
que bien analiza Giudicelli en este volumen– se dio escasa importancia y lugar a las
20 Nación y alteridad
3
Para una definición y discusión de diversas alternativas en las formas de vincu-
lar populus, demos y plebs, véanse Barros, 2009 y 2013, y Laclau, 2005.
34 Nación y alteridad
4
Retomando a Jeremy Beckett y otros antropólogos australianos (1988), redefiní el
concepto de aboriginalidad para monitorear procesos sociohistóricos de alterización
cuya particularidad ha pasado por fungir explicativamente las dinámicas y efectos de
relaciones coloniales, neocoloniales y poscoloniales como distancias culturales, tem-
porales y espaciales respecto de la autoctonía de algunos (Briones, 1998).
Madejas de alteridad, entramados de Estados-nación… 35
En 1910 se refuerza la Ley de Residencia con la Ley de Defensa Social, que per-
5
6
Esta es una generalización que cuenta la historia desde Buenos Aires y lo porte-
ño clase media-alta, que es el lugar de poder desmarcado por excelencia en el país.
En distintas regiones de Argentina, empero, la gente se ha adherido a las narrativas
nacionales dominantes de distintas maneras, con diversas intensidades en los dife-
rentes momentos. Por ejemplo, las provincias del noroeste argentino hicieron y ha-
cen un lugar al mestizaje hispano-indígena que no está disponible en las narrativas
dominantes de nación. Lo hacen, eso sí, destacando más el peso de lo hispano que
de lo indígena. Véase Pizarro, 2006.
42 Nación y alteridad
Los “cabecitas negras” eran los hijos o nietos de esa matriz fun-
dante español-indígena que, nacidos en las comunidades, vinieron
a la ciudad, sobre todo a Buenos Aires, a mostrar con su presencia
a la otra Argentina, que inundará todos los rincones de las ciuda-
des, antes reservados a las minorías racistas (Fernández, 2010: 23).
7
En todo caso, mi punto aquí es que la percepción social de que ser ciudadano
implicaba estar alfabetizado y escolarizarse fue permeando los espacios públicos
a tal punto que hoy la mayor parte de las comunidades indígenas de Norpatago-
nia siguen basando su legitimidad en sostener, por ejemplo, que fue por iniciativa
de ellos que se instalaron las primeras escuelas en su territorio, además, a menudo
donadas por los mismos caciques que realizaban el pedido colectivo. Pero la expe-
riencia de exclusión que buscaban aminorar con la escolarización también está tan
fuertemente inscrita que integrantes de distintos pueblos originarios coinciden en
sostener que “Perón nos hizo gente”, no solo por “darles” el estatus de peón rural
–esto es, derechos laborales–, sino por entregar masivamente documentos de iden-
tidad. Claramente, y a pesar de la ciudadanía universal incluyente dictaminada
desde la constitución de 1853, la falta de documentos se fue inscribiendo en las sub-
jetividades indígenas como índice de no ciudadanía, a pesar de las declamaciones
y de la exigencia que recaía sobre ellos de cumplir con otras obligaciones propias
de los ciudadanos.
54 Nación y alteridad
Febrero de 2014
62 Nación y alteridad
Bibliografía
LA PRODUCCIÓN DE LA ALTERIDAD
DESDE LAS INSTITUCIONES
Paula López Caballero
1
Fundado en 1948, el proyecto inicial del ini se mantuvo, aunque con variacio-
nes, debido a la experiencia que se iba adquiriendo y a las reducciones presupues-
tales, hasta 1972, cuando se nombró por primera vez a un director que no fuera
antropólogo. Vinieron otras prioridades y otras estrategias de acción pública que
terminaron seriamente cuestionadas con el levantamiento zapatista, para final-
mente cerrar como Instituto en 2003 bajo la presidencia de Vicente Fox. En su lu-
gar se creó la actual Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas.
70 Nación y alteridad
2
En efecto, hasta los años 1980 fueron los propios protagonistas de ese proyecto
científico y gubernamental quienes produjeron la mayor parte de la bibliografía so-
bre el asunto. Como señalan Laura Giraudo y Stephen Lewis (2012), el indigenis-
mo como tema de estudio historiográfico, tras varias décadas de abandono, poco a
poco vuelve a ocupar un primer plano.
3
Los ataques de los llamados Siete Magníficos compartían con el objeto de
sus detracciones –el indigenismo y la antropología aplicada– un mismo marco
conceptual o un mismo campo de posibles, como lo examina Alejandro Arau-
jo en este volumen. Véanse, igualmente, Medina, 1971; Olivé, 1981; Warman
et al., 1970.
Las políticas indigenistas y la ‘fábrica’ de su sujeto de intervención… 71
4
Durante estos años se crearon doce cci: en Guachochi, Chihuahua, en 1952
(abrió en 1954); en Temazcal, Tlaxiaco, y en Jamiltepec, Oaxaca, en 1954; en
Peto, Yucatán, y en Huautla de Jiménez, Oaxaca, en 1959; en Jesús María, Naya-
rit, en 1960; en Tlapa, Guerrero, en1963; en Cherán, Michoacán, en 1964, y en
Zacapoaxtla, Puebla, en 1968.
Las políticas indigenistas y la ‘fábrica’ de su sujeto de intervención… 73
5
Estos personajes son los actores sociales centrales del excelente análisis que hace
Jan Rus sobre las “comunidades indígenas” y sus vínculos con el Estado en Chiapas
(1995). Véase también García de León, 2002.
74 Nación y alteridad
6
Julio César Olivé Negrete es de los pocos que plantean otra versión, aunque
él no abunda en el tema: “En esa época [1951] todavía no existía la teoría de las
regiones de refugio, que a posteriori sirvió para fundamentar los Centros Coordina-
dores Indigenistas. Aun sin esa teoría, los centros se constituyen como las unidades
efectivas de trabajo” (Olivé, 2000: 223). De hecho, estas divergencias sobre el vín-
culo entre la reflexión científica y la acción gubernamental pudieron originarse en
los testimonios que dejó el propio Gonzalo Aguirre Beltrán en sus distintas publi-
caciones. Efectivamente, en algunos textos explica, por ejemplo, que el cci tomó su
inspiración “del modelo orgánico de las Comisiones [del Papaloapan y de Tepalca-
tepec]” (Aguirre, 1992c: 144).
76 Nación y alteridad
7
Notemos, por lo demás, que este punto de vista aparece también en el nivel me-
todológico cuando se citan textos en los que Aguirre Beltrán reflexiona ex post facto
sobre el proceso de creación de los cci, como sus libros Regiones de Refugio o El proceso
de aculturación. Estos suelen leerse como si fueran parte del proyecto en curso o des-
cripciones realizadas en el momento de la creación de los Centros.
78 Nación y alteridad
8
Por ejemplo, cuando explica la castellanización: “Gracias a la penetración del
misionero católico en los días de la Colonia, casi no quedan tribus que desconozcan
el castellano; pero hace más de un siglo, desde que comenzó la desorganización re-
publicana, muchos de estos poblados no han vuelto a ser visitados” (Vasconcelos,
1935: 133).
82 Nación y alteridad
9
Al mismo tiempo, la creación de la Casa del Estudiante Indígena en 1926 pa-
rece indicar lo contrario. En palabras de los responsables del proyecto, su obje-
tivo consistía en “anular la distancia evolutiva que separa a los indios de la vida
moderna y civilizada” (sep, 1927: 35). La alteridad que representaban esos grupos
era vista como absorbible, anulable. Véanse la contribución de Ariadna Acevedo
en este volumen; Dawson, 1998 y 2004; Giraudo, 2010; Loyo, 1999 y 2006; Ra-
mírez, 2006. Sobre las misiones culturales véanse Calderón, 2006; Palacios, 1999a
y 1999b.
Las políticas indigenistas y la ‘fábrica’ de su sujeto de intervención… 83
10
El proyecto de ley fue presentado a la Asamblea el 26 de diciembre de 1935 y
votado sin discusión ni modificaciones al día siguiente para su publicación el 30 de
ese mes y su entrada en vigor el primer día del año siguiente (ddd, 26 y 27 de di-
ciembre de1935).
84 Nación y alteridad
con los indígenas, que viven como estos últimos y hasta hablan
sus idiomas y dialectos además del español. ¿Cuáles, pues, de es-
tos grupos son los verdaderos indios? (Actas del primer Congreso: 151).
12
Desgraciadamente el fondo documental del Archivo Histórico del ini no con-
serva las actas del Consejo para el año 1949 ni el proyecto original de Gómez Pi-
mienta. El cuaderno manuscrito que contiene las minutas de las reuniones del
Consejo empieza en enero de 1950. En ellas se hace referencia a las discusiones del
año anterior, gracias a lo cual tenemos noticia del proyecto.
13
Actas del Consejo del ini, vol. I, 1r, v, 2r.
90 Nación y alteridad
14
Mariano Samayoa fue gobernador interino de Chiapas, de donde era origina-
rio, en abril de 1937 y en julio de 1938. Durante la década de 1940 encabezó la
Dirección de Asuntos Indígenas de la sep. Años más tarde se supo que fue él quien
firmó el convenio entre la sep y el polémico Instituto Lingüístico de Verano (1951).
Véase Proceso, 29 de septiembre de 1979.
Las políticas indigenistas y la ‘fábrica’ de su sujeto de intervención… 91
15
Actas del Consejo del ini, vol. I, foja 2v.
16
Actas del Consejo del ini, vol. I, foja 2r-3v.
17
Actas del Consejo del ini, vol. I, foja 13v.
92 Nación y alteridad
18
El resultado de esta investigación será la monografía sobre la población de la
Cuenca del Tepalcatepec (Aguirre, 1952).
19
Actas del Consejo del ini, vol. I, foja 15v.
20
Este documento tampoco se ha encontrado en el archivo ni se describe en las
actas consultadas.
Las políticas indigenistas y la ‘fábrica’ de su sujeto de intervención… 93
23
Actas del Consejo del ini, vol. I, foja 21v.
24
Actas del Consejo del ini, vol. I, foja 27v.
25
Actas del Consejo del ini, vol. I, foja 29r.
Las políticas indigenistas y la ‘fábrica’ de su sujeto de intervención… 95
28
Actas del Consejo del ini, vol. I, foja 35r.
29
Actas del Consejo del ini, vol. I, foja 41r.
30
Actas del Consejo del ini, vol. I, foja 41v.
Las políticas indigenistas y la ‘fábrica’ de su sujeto de intervención… 97
dades” producidas por éste al conceder, por ejemplo, que la marginación de los in-
dígenas fue producto del régimen colonial, argumento, enérgicamente defendido
por Aguirre Beltrán (1992a, 1992b), y que oscurece, entre otros, el papel del Esta-
do-nación en dicho proceso.
100 Nación y alteridad
Fuentes consultadas
Archivos
Hemerografía
Bibliografía
*
Agradezco las atentas lecturas y sugerencias de Alejandro Araujo, Alejandra
Leal, Paula López Caballero, Sandra Rozental y los dos dictaminadores anónimos.
Este trabajo se realizó en el marco del proyecto conacyt 106823, “Estado e identi-
dad nacional: indígenas y extranjeros en México”.
110 Nación y alteridad
1
“Del lic. José Vázquez Santaella, subjefe del Departamento Jurídico, al sr. Al-
fonso Chi Wong”, México, 31 de enero de 1939, Archivo Histórico de la Secretaría
de Relaciones Exteriores –ahsre–, Dirección General de Asuntos Jurídicos –dgaj–,
Naturalizaciones, exp. VII (N)-183-21.
2
Se trataba del artículo 12, fracción 4ª, de la ley china número 26, promulgada
por un decreto del 30 de diciembre de 1914.
3
“Del cónsul de México en Hong Kong al C. jefe del Departamento Consu-
lar”, Hong Kong, 1 de julio de 1927, ahsre, dgaj, Naturalizaciones, exp. VII
(N)-183-21.
4
“Del jefe del Departamento Jurídico, lic. Armando Flores, al sr. Alfonso Chi
Wong”, México, 22 de febrero de 1939, ahsre, dgaj, Naturalizaciones, exp. VII
(N)-183-21.
Los límites de la nación 111
5
Se trata de los hijos de extranjeros nacidos en México antes de 1934, conside-
rados como extranjeros, quienes debían naturalizarse para obtener la nacionalidad
mexicana, y las mujeres mexicanas por nacimiento que contrajeron matrimonio
con extranjeros antes de 1934, ya que según la ley de 1886 perdían la nacionalidad
original para adquirir la de su cónyuge.
112 Nación y alteridad
6
Véanse, entre otros, Knight, 2004; Basave, 2002; Aguilar, 2004; Yankelevich,
2011, Kouri, 2009; Lomnitz, 1993, 1999, 2011; López Beltrán, 2011; Stern, 1999.
Según Lomnitz, la ubicación del mestizo como personaje central de la nación co-
menzó con la Independencia. Sin embargo, dos doctrinas, con las que la Revolu-
ción a la larga rompería, “inhibían la adopción del mestizo como raza nacional”.
La primera era el liberalismo universalista de Juárez; la segunda eran las ideas ra-
cistas del darwinismo social (Lomnitz, 1993: 188-189). Sobre cómo se volvió popu-
lar la noción de la “raza mexicana”, véase Lomnitz, 2011.
7
El primer autor que esbozó esta idea, según Erika Pani, fue Francisco Pimentel
en 1864. A diferencia de otros intelectuales de la época, Pimentel consideraba que
lo que vinculaba a los miembros de una nación era la uniformidad: no los intereses,
ni la voluntad, ni los sentimientos (Pani, 2012a: 79). Claudio Lomnitz, por su parte,
cita un documento del congreso del estado de Jalisco de 1822 en el cual se justifi-
caba una nueva ley de propiedad agraria por la necesidad de preparar la amalga-
mación del indio, “para que adquiera la homogeneidad de que carece, y que es el
principal estorbo que se opone a los progresos de nuestra completa regeneración
social” (2011: 150). No nos adentraremos en una discusión sobre los orígenes de la
idea de la necesidad de homogeneidad social: solo se pretende ilustrar que se desa-
rrolló durante el siglo xix.
Los límites de la nación 113
8
El término de extranjero sospechoso existe desde una ley de 1824 que ordenaba su
expulsión, mientras que el artículo 33 de la Constitución de 1857 incluía la catego-
ría de extranjero pernicioso. Sin embargo, estas expresiones, al igual que la de extranjero
indeseable, quedaron en la más vaga indefinición, lo que provocó que se les dieran
múltiples usos e interpretaciones. Lo que parece claro es que en el siglo xix hacían
referencia, primordialmente, a los extranjeros cuyo comportamiento se vinculaba
con el quebrantamiento de la ley o con la “suspicacia política”, mientras en el xx
la definición incluyó también a aquellos que, en virtud de su “raza”, cultura, etnia,
grupo nacional, religión, etc., no se consideraban apropiados para formar parte de
la nación.
114 Nación y alteridad
9
El resumen de todas ellas se dio a partir de la circular confidencial 250, de octu-
bre de 1933, y la circular confidencial 157, de abril de 1934 (Archivo Migratorio,
exp. 4-350-2-1933-54). Véase también el ilustrativo trabajo que Andrés Landa y
Piña envió a Ignacio García Téllez cuando este asumió el cargo de secretario de
Gobernación el 21 de enero de 1938 (Landa y Piña, 1938). Agradezco a Alice Bac-
kal por haberme proporcionado dicho documento.
10
En 1927, por ejemplo, la sre justificaba en su Memoria de labores que la prohibi-
ción de entrada de algunos trabajadores extranjeros al país no solo respondía a mo-
tivos de protección económica, sino también a la intención de “evitar la mezcla de
razas que se ha llegado a probar científicamente producen una degeneración en los
descendientes” (sre, 1927: 512).
11
En función de los grupos a los que se les fue prohibiendo el ingreso a México.
Véase Gleizer, 2011.
Los límites de la nación 115
12
Pani, 2012b: 629-630. Sobre el tema de la naturalización, véanse Becerra,
2000; Sanderson, Sidel y Sims, 1981; Fitzgerald, 2005; Pani, 2008, 2012b, 2012c;
Vargas, 2007; Agustine-Adams, 2006, 2009; Mishima, 1982.
13
Se trata del fondo Solicitudes, dentro del archivo Naturalizaciones, del ahsre, que
contiene todos los expedientes de procesos de naturalización que no llegaron a buen
fin. Cabe aclarar que no todos son casos de rechazo: algunos solicitantes no cum-
plían con los requisitos o renunciaban al trámite por diversos motivos. La muestra se
conformó tomando al azar dos expedientes por caja entre 1929 y 1942, aunque se
revisaron también, menos sistemáticamente, expedientes anteriores a 1929.
116 Nación y alteridad
Véase por ejemplo, Nuijten, 2004 (agradezco a Paula López Caballero por ha-
14
Cuadro 1
Naturalizaciones rechazadas o no finalizadas, por década,
a partir del recuento de los expedientes que físicamente
se encuentran en el fondo “Solicitudes” del ahsre
Cuadro 2
Naturalizaciones otorgadas, por década,
con base en el expediente L-E-1993 del ahsre
Cuadro 3
Naturalizaciones rechazadas o no finalizadas, por año,
a partir del recuento de los expedientes que físicamente
se encuentran en el fondo “Solicitudes” del ahsre
Cuadro 4
Naturalizaciones otorgadas, por año, con base
en el expediente L-E-1993 del ahsre
15
Agradezco a Delia Salazar por haberme hecho reparar en esta ley.
122 Nación y alteridad
16
“Acuerdo para la protección del pequeño comercio nacional contra la compe-
tencia de elementos extranjeros”, promulgado por el Ejecutivo Federal el 30 de ju-
nio de 1937, Diario Oficial, 6 de febrero de 1937.
17
ahsre, exp. L-E-1993. En 1940 se expidieron 1 256 cartas de naturalización a
españoles, mientras que en 1941 ese número ascendió a 1 352. Los guatemaltecos
recibieron 895 cartas en 1940, y 196 en 1941; sin embargo, como menciono más
Los límites de la nación 123
23
El artículo 30, fracción II, inciso C, establecía que eran mexicanos por natura-
lización los indolatinos que se avecindaran en la República y manifestaran el deseo
de adquirir la nacionalidad mexicana.
24
Diario de Debates del Congreso Constituyente de 1917, 19 de enero de 1917, Institu-
to Nacional de Estudios sobre la Revolución Mexicana, 1960, v. 2: 491, citado en
Yankelevich, 2011: 32.
Los límites de la nación 127
25
“De M. L. Careaga al presidente Plutarco Elías Calles”, Ensenada, 12 de no-
viembre de 1926, ashre, dgaj, Naturalizaciones, exp. VII (N)-33-34.
128 Nación y alteridad
26
“Del Jefe del Departamento Diplomático de la sre al señor M. L. Careaga”,
México, 17 de enero de 1927, ahsre, dgaj, Naturalizaciones, VII (N)-33-34. El
subrayado es mío.
27
La muestra no permite calcular con mayor precisión qué porcentaje de recha-
zos corresponde a cada una de estas nacionalidades. Debe tomarse en cuenta, ade-
más, que junto a razones relacionadas con el cuidado del proceso del mestizaje
nacional también hubo motivos políticos para limitar algunas naturalizaciones,
particularmente en torno a la Segunda Guerra Mundial.
28
Una circular confidencial prohibía o limitaba drásticamente la entrada de los
siguientes grupos de extranjeros: individuos de “raza africana o australiana”; los
de “raza amarilla o mongólica”; los procedentes de los pueblos del Indostán, Islas
Los límites de la nación 129
30
“De Jesús Nakakawa al Secretario de Relaciones Exteriores”, México, 30 de di-
ciembre de 1926, ahsre, dgaj, Naturalizaciones, exp. VII (N)-33-10.
31
“Del Departamento Diplomático de la sre al señor Adolfo Montes”, México, 3
de febrero de 1930, ahsre, dgaj, Naturalizaciones , exp. VII (N)-55-34.
Los límites de la nación 131
32
“Del jefe del Departamento Diplomático a Chevel Orlozoroff”, México, 22 de
junio de 1931, ahsre, dgaj, Naturalizaciones , exp. VII (N)-63-50.
33
“Circular confidencial núm. 1, por la que se restringe la inmigración de rusos y
polacos”, México, 6 de septiembre de 1929; anexo núm. 6: 14-16, citado en Landa
y Piña, 1938: 15.
132 Nación y alteridad
34
Véase ahsre, dgaj, Naturalizaciones, exp. VII (N)-54-37 y exp. VII (N)-95-42,
respectivamente.
Los límites de la nación 133
35
“Del jefe del Departamento Diplomático al abogado consultor de la Secretaría
de Relaciones Exteriores”, México, 12 de agosto de 1927, ahsre, dgaj, Naturaliza-
ciones, exp. VII (N)-56-41.
36
“Del abogado consultor de la sre al jefe del Departamento Diplomático”, Méxi-
co, 22 de agosto de 1927, ahsre, dgaj, Naturalizaciones, exp. VII (N)-56-41.
134 Nación y alteridad
38
“Del oficial mayor de la Secretaría de Gobernación (por acuerdo del secreta-
rio) al secretario de Relaciones Exteriores”, México, 9 de noviembre de 1927, ahsre,
dgaj, Naturalizaciones, exp. VII (N)-56-41.
39
La propuesta fue presentada por Higinio Álvarez, senador por el estado de Co-
lima, el 22 de septiembre de 1927. ahsre, exp. 10-4-14.
136 Nación y alteridad
41
Resulta interesante que en la exposición de motivos no se defienda el jus solis
como derecho de los nacidos en México, sino que se critican las desventajas del jus
sanguinis. Ley de Nacionalidad…, exposición de motivos, citada en Araujo, Velilla y
Garau, 1950: 30-31.
42
Ley de Nacionalidad y Naturalización, promulgada por el presidente Abelardo
Rodríguez, México, 19 de enero de 1934, exposición de motivos, citada en ibid.: 30.
138 Nación y alteridad
43
El jus sanguinis solo siguió vigente para los hijos de los mexicanos nacidos en el
extranjero.
44
Hasta fines de la década de 1990, al cumplir dieciocho años los hijos de extran-
jeros nacidos en México aún debían “renunciar” a la nacionalidad de sus padres
y obtener un certificado de nacionalidad mexicana. Aunque de hecho eran mexi-
canos, y la renuncia era más bien simbólica, conformaban un grupo frente al cual
rondaba la sombra de la extranjería, que se buscaba erradicar a través de varios
trámites que debían realizar a lo largo de su vida, a los cuales no estaban sometidos
los hijos de padres mexicanos por nacimiento. Agradezco a Andrés Rozental nues-
tra conversación sobre este tema.
45
Ley de Nacionalidad…, exposición de motivos, citada en ibid.: 31.
46
El subrayado es mío. Contrasta con la ley de 1886, que establecía que “puede
naturalizarse en la República todo extranjero que cumpla con los requisitos esta-
blecidos en esta Ley”. Ley de Extranjería y Naturalización de 1886, art. 11.
Los límites de la nación 139
47
Ley de Nacionalidad..., arts. 36-41.
140 Nación y alteridad
49
“Del presidente del Comité Nacionalista Pro-Raza de Mazatlán al secretario
de Relaciones Exteriores”, Mazatlán, 3 de mayo de 1939, ahsre, dgaj, Naturaliza-
ciones, exp. VII (N)-129-19.
50
“Del jefe del Departamento Jurídico de la sre al presidente del Comité Nacio-
nalista Pro-Raza de Mazatlán”, México, 12 de mayo de 1939, ahsre, dgaj, Natura-
lizaciones, exp. VII (N)-129-19.
51
Viene a colación la frase “A mis amigos todo, a mis enemigos la ley”, que es fre-
cuente tanto en Brasil como en México, analizada por Roberto da Matta y Fernan-
do Escalante. Véase Lomnitz, 1999: 269-270.
142 Nación y alteridad
52
Véase Yankelevich, 2006: 365-366.
Los límites de la nación 143
Selectividad
53
Arts. 12 y 14 de la Ley de Extranjería y Naturalización de 1886; arts. 8 y 17 de
la Ley de Nacionalidad y Naturalización de 1934.
54
Ley de Nacionalidad…, exposición de motivos, citada en Araujo, Velilla y Ga-
rau, 1950: 30.
144 Nación y alteridad
55
“Del licenciado José Vázquez Santaella al señor Fritz Jacobi Bornstein”, Méxi-
co, 30 de enero de 1939, ahsre, dgaj, Naturalizaciones, exp. VII (N)-183-21.
56
“De Feivelis Slonimas al Secretario de Relaciones Exteriores”, México, 14 de
febrero de 1935, ahsre, dgaj, Naturalizaciones, exp. VII (N)-141-46.
Los límites de la nación 145
57
ahsre, dgaj, Naturalizaciones, exp. VII (N)-152-12.
58
“De Manuel Tello al señor general de división Gilberto R. Limón, secretario
de la Defensa Nacional”, México, 18 de agosto de 1947, ahsre, dgaj, Naturaliza-
ciones, exp. VII (N)-219-2.
146 Nación y alteridad
59
Araujo, Velilla y Garau, 1950, p. 16.
60
Ley de Naturalización, art. 21 fracción VII y art. 28.
Los límites de la nación 147
español, que es lo único que [la ley] exige de una manera ex-
presa”.61 Recibió entonces un amparo por parte de un juez de
distrito, con el objeto de que siguiera adelante el procedimien-
to privilegiado que había comenzado. La sre interpuso un re-
curso de revisión y el caso llegó a la Suprema Corte de Justicia
de la Nación. Esta confirmó la sentencia del juez de distrito y
continuó amparando al quejoso. Tanto el juez federal como
la Suprema Corte de Justicia criticaron la forma en que la sre
había interpretado hasta entonces el artículo 21-VII, al soste-
ner “que únicamente lo que interesa es el aspecto racial o sea
el origen español de los interesados el que se tuvo en cuen-
ta para conceder la naturalización privilegiada”. En conse-
cuencia, se explicaba, “es exactamente lo mismo la frase ‘son
españoles de origen’ que ‘son de origen español’”.62 Su natura-
lización, sin embargo, fue rechazada. No sabemos si se debió a
una estricta interpretación de la ley (a pesar de que contrade-
cía la intención de dar facilidades a hispanos o latinos), o más
bien a un juego de poder entre la sre y la Suprema Corte de
Justicia, en el que la primera tenía claramente la ventaja, tal
como ella misma se lo recordaba al juez segundo de distrito en
materia administrativa: “Por último debo expresar a usted que
el artículo 29 (sic) de la misma Ley de Nacionalidad y Natura-
lización concede facultad discrecional a esta Secretaría para
conceder o negar una carta de Naturalización que se solicite
ya sea de forma ordinaria o privilegiada”.63
61
“De Abraham Lozano Gálvez al juez segundo de distrito en materia administrati-
va”, México, 21 de mayo de 1941, ahsre, dgaj, Naturalizaciones, exp. VII (N)-197-35.
62
“Memorando enviado al subsecretario de Relaciones Exteriores”, México, 13
de abril de 1944, ahsre, dgaj, Naturalizaciones, exp. VII (N)-197-35.
63
“Carta del subsecretario de Relaciones Exteriores, Jaime Torres Bodet, al C.
juez segundo de distrito en materia administrativa”, México, 27 de mayo de 1941,
ahsre, dgaj, Naturalizaciones, exp. VII (N)-197-35.
148 Nación y alteridad
64
“Del director general de Asuntos Jurídicos al señor Mauricio Kessler”, México,
24 de agosto de 1945, ahsre, dgaj, Naturalizaciones, exp. VII (N)-219-2.
65
“Del director general de Asuntos Jurídicos al señor Nicolás Szego Moreira”, Mé-
xico, 15 de julio de 1946, ahsre, dgaj, Naturalizaciones, exp. VII (N)-214-15.
66
ahsre, exp. L-E-1993.
Los límites de la nación 149
67
“Solución del problema de la inmigración guatemalteca en la frontera sur de
la República”, enviado por Ignacio García Téllez al presidente Lázaro Cárde-
nas, México, 14 de julio de 1938, agn, Presidente Lázaro Cárdenas –plc–, exp.
546.2/23. Es posible que, debido a que se trató de un caso particular manejado di-
rectamente por la Secretaría de Gobernación, estas cifras no estén integradas en el
recuento de cartas de naturalización otorgadas por la sre, y debido a ello no están
incluidas en el cuadro 4.
68
“En ambas fronteras predomina en las zonas limítrofes la población indígena
que es imposible controlar en virtud de que se desplaza indistintamente obligada
por condiciones climatéricas (sic) y económicas, a uno y otro lado de la línea divi-
soria, sin noción de que sobrepasan diversas jurisdicciones políticas”. Informe de
Francisco Trejo, director de Población, al secretario de Gobernación, sin fecha,
agn, plc, exp. 546.2/23.
150 Nación y alteridad
70
“Del procurador general de la República al secretario de Relaciones Exterio-
res, transcribiendo el escrito de Elías Oronfley”, México, 22 de diciembre de 1927,
ahsre, dgaj, Naturalizaciones, exp. VII (N)-46-13.
71
“Del jefe del Departamento Diplomático a Elías Oronfley”, México, 7 de fe-
brero de 1928, y documento sin firma dirigido al procurador general de la Repúbli-
ca, misma fecha, ahsre, VII (N)-46-13.
72
“De Jorge Size Batura al jefe del Departamento Jurídico de la sre”, Baja Ca-
lifornia, 16 de diciembre de 1944, ahsre, dgaj, Naturalizaciones, exp. VII (N)-
176-26.
152 Nación y alteridad
73
“Del director general del Departamento Jurídico al señor Jorge Size Batura”, Méxi-
co, 16 de mayo de 1945, ahsre, dgaj, Naturalizaciones, exp. VII (N)-176-26.
74
Véase la respuesta del director general de Asuntos Jurídicos a la Presidencia
de la República, México, 10 de enero de 1949, ahsre, dgaj, Naturalizaciones, exp.
VII (N)-174-4.
Los límites de la nación 153
Consideraciones finales
77
Araujo, Velilla y Garau, 1950: 16.
156 Nación y alteridad
dación.
Los límites de la nación 157
Diario de Debates, periodo único del Congreso Constituyente, núm. 46, 6 de ene-
79
Fuentes consultadas
Archivos
Hemerografía
Diario Oficial
Bibliografía
Incorporar al indio.
Raza y retraso en el libro de la
Casa del Estudiante Indígena*
*
Agradezco a Verónica Arellano, Claudia Garay y Geovanna Marcos por haber
localizado varios de los documentos aquí referidos, así como a las coordinadoras
del libro y a los dictaminadores anónimos por sus valiosas críticas. Parte de la inves-
tigación recibió apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Proyecto de
Ciencia Básica 60405).
166 Nación y alteridad
1
Además de las ya existentes normales rurales y la red de escuelas elementales
rurales, varios “internados indígenas” se abrieron en el campo después del cierre
de la Casa (Dawson, 2004: 34-66). Para la historia de la Casa, incluyendo las dispu-
tas que llevaron a su clausura, véanse Loyo (1996), Dawson (2001, 2004), Giraudo
(2008) y Roldán (2008).
Incorporar al indio 167
2
Los términos entrecomillados se empleaban frecuentemente en la propaganda
de la Casa del Estudiante Indígena, incluyendo el libro aquí analizado.
168 Nación y alteridad
3
Loyo (1996), Dawson (2001, 2004) y Giraudo (2008) estudian el papel que re-
presentó la Casa en las políticas de incorporación y en la historia de la educación
atendiendo a sus éxitos y fracasos, así como a su impacto en políticas posteriores.
Giraudo, además, dio seguimiento a egresados que se convirtieron en maestros ru-
rales en sus regiones de origen. Roldán (2008) se centra en la experiencia de mo-
dernidad de los estudiantes en la Casa.
170 Nación y alteridad
4
Brading (1989: 271-273, 276-278, 280-281) destaca la apropiación parcial que
hace Gamio del relativismo de Franz Boas. Si bien Gamio lo aplicará al arte y a la
estética indígenas, por otro lado se separa de él al recrear un positivismo y un evo-
lucionismo compatibles con su nacionalismo modernizante y afines a su desprecio
por la religión católica y su alta valoración de la ciencia. A pesar de que Gamio no
participó en la Casa del Estudiante Indígena, y tenía reservas sobre las bondades
de los internados (Loyo, 1996: 124-125), la adopción parcial de un relativismo que
niega jerarquías entre grupos humanos, junto con un fuerte evolucionismo que las
reafirma, típica de Gamio, sería característica de las ideas desarrolladas en torno a
esta institución educativa.
Incorporar al indio 173
5
Para las críticas a la oposición entre raza y cultura en las ideas sobre raza euro-
peas y estadounidenses, véase Young, 1995: 27, 53, 66, 88. Para un argumento muy
similar pero referido a América Latina, véanse Wade, 2003: 271-275; Gotkowitz,
2011: 6-10. Para uno centrado en México, véase Stern, 2003: 189.
174 Nación y alteridad
6
Sobre la artesanía de Tonalá y su carácter “indio” y “auténtico”, véase López,
2010: 90-91.
178 Nación y alteridad
7
Véanse Basauri, 1940, y ahsep, 1926. Sobre los exámenes en el Consejo Tutelar,
véase Granja, 2012: 109.
184 Nación y alteridad
8
Los ejemplos están tomados de la prueba Binet-Simon adaptada por Santama-
rina, los Tests Parciales de Lenguaje de Alice Descoeudres y los Ebbinghaus (sep, 1928:
68-88, 100-103, 117-118).
188 Nación y alteridad
Fuentes consultadas
Archivos
Hemerografía
Bibliografía
1
La investigación más amplia a que me refiero ahora tiene como uno de sus te-
mas centrales observar el modo en que se relacionan las categorías sociales con las
categorías científicas.
198 Nación y alteridad
2
Para conocer algunos empeños por clasificar y describir las posiciones de aque-
llos años, véanse los textos de Maya Lorena Pérez Ruiz, 2003; Esteban Krotz,
2003, y Guillermo de la Peña, 2002. Particular interés tiene la obra de Héctor
Díaz Polanco, 1985, sobre todo su capítulo “Indigenismo, etnopopulismo y mar-
xismo”, pues permite conocer cómo se ubica la antropología marxista frente a las
demás posturas.
202 Nación y alteridad
3
Podría sugerirse que Díaz Polanco (1985) hacía mayor hincapié que García
Mora y Medina en el papel revolucionario o transformador de la antropología.
4
Para una presentación muy detallada de esa obra, véase Krotz, 2007.
Mestizos, indios y extranjeros 203
5
Como se verá más adelante, la posibilidad de analizar y comparar a Manuel
Gamio y a Guillermo Bonfil Batalla tiene sustento en este movimiento, es decir, en
dejar de verlos como dos antropólogos enfrentados y ver, en cambio, el suelo co-
mún que permite su confrontación.
6
Particularmente los trabajos de Krotz, 1987; Rutsch, 1996 y 2007, y Vázquez,
1987 y 2003.
7
Véanse entre otros, Brading, 2011; Knight, 2004; Lomnitz, 1995, 1999, 2001;
Navarrete, 2004, 2010; Saade, 2009; Tenorio, 1996, 1998, 2000a, 2000b, 2001,
2007, y Urías Horcasitas, 1996, 2000, 2001, 2007.
Mestizos, indios y extranjeros 205
8
Pienso, por ejemplo, en los trabajos de historia cultural, particularmente los de
Roger Chartier, que usa el concepto de representación (estrechamente vinculado a la
sociología durkhemiana) con el propósito de pasar de una historia social de las repre-
sentaciones a una historia de las representaciones de lo social (véase Chartier, 1992).
206 Nación y alteridad
9
Si bien cualquier acercamiento a la identidad en nuestros tiempos parte del re-
conocimiento teórico de que la identidad es producto de una relación, el enfoque
de Koselleck nos permite notar que en dicha relación existen acumulados modos
históricos que pueden guardar tensiones jerárquicas que se activan al emplearlas
nuevamente.
208 Nación y alteridad
Desde luego, diversos trabajos han seguido esta misma línea de reflexión sin
10
11
Esto puede observarse, por ejemplo, en el lugar que se le ha asignado a Manuel
Gamio como padre de la antropología mexicana y en la necesidad de partir de él
como referente inevitable de toda historia posterior. Lo mismo, me parece, sucede
con Guillermo Bonfil Batalla y el lugar estable en el que se lo ha colocado: el crítico
de la antropología posrevolucionaria. Para producir ambos “lugares” fue decisivo
lo dicho por la generación de los años setenta.
12
Desde sus primeros escritos, Guillermo Bonfil Batalla fue uno de los autores
que de manera más clara indicaron la necesidad de desmontar la antropología de
la relación que había establecido con el Estado. El mismo Andrés Medina, quien
estaba profundamente en desacuerdo con muchos de sus planteamientos, reconoce
en él la voz mejor organizada de la crítica a la antropología oficial de los años seten-
ta. Desde su trabajo de investigación de doctorado (1962), Bonfil, señala Medina,
estaba preocupado por mostrar las implicaciones filosóficas y políticas del cultura-
lismo. Posteriormente dicha crítica quedará asentada en De eso que llaman antropología
mexicana (Warman et al., 1970); la colaboración de Bonfil es, a decir de Medina, el
texto “más importante” del volumen, tanto “por la coherencia de todo el escrito,
su mejor organización y mayor claridad, como por su amplitud temática y su ex-
plícita preocupación teórica” (Medina, 1986: 63). El título, “Del indigenismo de la
Revolución a la antropología crítica”, introduce justamente el modo en que el des-
Mestizos, indios y extranjeros 213
Este libro tiene un doble propósito. Por una parte, intenta presen-
tar una visión panorámica de la presencia ubicua y multiforme de
lo indio en México. Lo indio: la persistencia de la civilización me-
soamericana que encarna hoy en pueblos definidos (los llamados,
comúnmente, grupos indígenas), pero que se expresa también, de
diversas maneras, en otros ámbitos mayoritarios de la sociedad
nacional que forman, junto con aquellos, lo que aquí llamo el Mé-
xico profundo. Por otra parte, con base en el reconocimiento del
México profundo, se proponen argumentos para una reflexión
más amplia, que nos debe incumbir a todos los mexicanos: ¿qué
significa en nuestra historia, para nuestro presente y, sobre todo,
para nuestro futuro, la coexistencia aquí de dos civilizaciones, la
mesoamericana y la occidental? (Bonfil, 1989: 9).
15
Cabe recordar que cuando escribió México profundo, Bonfil ya había sido direc-
tor del Instituto Nacional de Antropología e Historia (inah), fundador del Centro
de Investigaciones Superiores del inah (después Centro de Investigaciones y Estu-
dios Superiores en Antropología Social), fundador del Museo de Culturas Popula-
Mestizos, indios y extranjeros 215
res, así como un investigador activo y atento a los procesos de movilización indíge-
na en toda América Latina. Esta labor se aprecia claramente en la coordinación
del libro sobre los manifiestos políticos y las luchas y movilizaciones indígenas en
América Latina (1981).
216 Nación y alteridad
Dos obras “gemelas”, dos obras que tienen una misma ló-
gica de funcionamiento. Describir a la población para que de
su conocimiento puedan salir las bases del proyecto futuro. La
antropología como disciplina de observación tiene la posibili-
dad de registrar, reconocer y observar aquello que impide el
220 Nación y alteridad
Uno de los ejes centrales que permiten ver los puntos de conti-
nuidad entre la obra de Gamio y la de Bonfil es su manera de
describir a la población, la división que encuentran entre gru-
pos culturales diferentes. Para Gamio, la población mexicana
está conformada por dos grupos divididos y con intereses dis-
tintos, intereses que nacen de sus diferencias raciales, de idio-
ma, culturales, de civilización:
16
En su artículo “Del indigenismo de la Revolución a la antropología crítica”,
Bonfil, además de realizar la crítica a la antropología de la generación de Gamio,
introduce algunas distinciones que señalan la particularidad de los grupos indíge-
nas dentro de la estructura social de México, en tensión contra las otras posicio-
nes importantes de la antropología de aquellos años. Frente al indigenismo clásico,
Bonfil sostiene que es necesario pensar en la estructura social de explotación del
país, que a través de ella se pueden entender las jerarquías entre grupos y que, por
tanto, la posición de estos obedece a la posición que adquieren en el sistema global
de producción. Frente a las visiones marxistas de la antropología, que miran al in-
dígena como una clase explotada, propone pensarlo como producto de una cultu-
ra al margen del sistema global, es decir, que no ha sido provocado por el sistema,
pues es preexistente a él. Cito a Bonfil: “A diferencia de la cultura de los explotados
dentro del sistema dominante (cultura de clase), que también es una cultura oprimi-
da pero que solo tiene alternativa dentro del sistema nacional, las culturas indíge-
nas tienen alternativas fuera de ese sistema, porque no fundamentan su legitimidad
Mestizos, indios y extranjeros 223
Véanse Basave, 1992; Knight, 2004; Saade, 2009, y Urías Horcasitas, 1996,
17
Una lectura atenta al tema del arte en Gamio permite comprender mejor
18
cómo entiende la relación entre “el alma de un pueblo” (su carácter, su singulari-
dad) y su forma material. La relación entre forma y contenido en arte, la idea de
expresión, le sirve como metáfora para pensar la creación de la nación y las técni-
cas para integrarla.
Mestizos, indios y extranjeros 231
Conclusión
Bibliografia
1
Se trata de la región de los altos valles interandinos del actual noroeste argen-
tino, hoy en día compartido entre las provincias de Salta, Tucumán, Catamarca y
La Rioja.
244 Nación y alteridad
2
Hemos hecho un estudio similar para el caso de la Nueva Vizcaya (Giudicelli,
2011b).
“Altas culturas”, antepasados legítimos y naturalistas orgánicos 245
3
Cartas de la Audiencia de Charcas: 6 de febrero de1563, en Levillier, 1918,
I: 86-97; 30 de octubre de 1564, en Jaimes Freyre, 1915, I: 46-53; 10 de junio de
1566, en Levillier, II: 437-456.
4
“El valle de calchaquí, que por ser baliente un indio llamado Calchaquí, vino a
dar su nombre a aquel valle”, carta del padre Alonzo de Barzana (S. J.), 8 de sep-
tiembre de1594, en Monumenta Peruana, 1970: 568-580.
“Altas culturas”, antepasados legítimos y naturalistas orgánicos 249
5
Información hecha a petición de don Juan Ramírez de Velasco, testimonio de
Andrés de Iragorre (Levillier, 1919, II: 443).
6
“Carta al rey del cabildo de San Miguel del Tucumán”, en Levillier, 1926,
I:100-103.
7
Un nombre al parecer trasladado a la provincia de Santa Fe para calificar a
otros indígenas de otro “Valle de Calchaquí” que no tenía nada que ver con el ori-
ginal (Giudicelli, 2009).
250 Nación y alteridad
8
Pensemos para el caso de México, por ejemplo, en la figura de un Manuel Oroz-
co y Berra. Véase Giudicelli, 2011b.
9
Alonso de Ercilla escribe La Araucana tan pronto como en 1569.
“Altas culturas”, antepasados legítimos y naturalistas orgánicos 251
10
Sobre su fundación, véase Farro, 2009.
11
Para una visión más amplia de este fenómeno, véanse Quijada,1998; Bancel,
et al., 2004.
“Altas culturas”, antepasados legítimos y naturalistas orgánicos 253
Revue d’Anthropologie (vol. 1879: 168) menciona “dos cráneos de indios muertos du-
rante una incursión de la tribu del cacique Pinson [Pincén] en los alrededores del
pueblo General Alvear en noviembre 1875”. Véase también Vezub, 2009.
254 Nación y alteridad
“como caballos o puercos” impidió que se llevara a cabo dicho proyecto, que sin
embargo conocería un gran éxito científico-comercial a finales de la década de
1880. Véase Blanckaert, 2001: 19.
“Altas culturas”, antepasados legítimos y naturalistas orgánicos 255
cía todas las hipótesis sobre la llegada tardía del ser humano al
continente americano, y más precisamente al futuro territorio
argentino. Moreno iría más lejos todavía, al formular la atrevi-
da hipótesis de que la Patagonia había sido nada menos que la
cuna de la humanidad (Navarro, Salgado y Azar, 2004; Pod-
gorny, 2009).
hizo creer que había sido alumno en toda regla de la Société d’Anthropologie de
Paris, cuando a lo sumo habría asistido a algunas conferencias públicas que no re-
querían ninguna acreditación especial (Farro, 2009: 89).
258 Nación y alteridad
Internacionalización
16
Mantegazza, darwiniano convencido, era un personaje clave: fundó en Floren-
cia la primera cátedra de antropología de Italia, el Museo Nazionale di Antropolo-
gia e Etnologia y la Società Italiana di Antropologia e Etnologia.
262 Nación y alteridad
20
“La investigación científica de la misma no comenzó como una búsqueda de
las raíces históricas de sus descendientes contemporáneos, sino que fue disparada
por el descubrimiento de ruinas descontextualizadas de toda memoria, a la manera
de los fósiles buscados por los naturalistas” (Nastri, 2003).
268 Nación y alteridad
21
Le sucedería Ambrosetti.
274 Nación y alteridad
Consideraciones finales
Fuentes consultadas
Bibliografía
*
Traducción del inglés de Alistair McCreadie.
1
El poema aparece en su libro Ternura.
286 Nación y alteridad
2
La construcción del Estado y la de la nación son procesos relacionados entre sí
y que se refuerzan mutuamente, pero no son iguales. La construcción estatal tiene
que ver con estructuras de gobierno, mientras que la construcción nacional se basa
en la suposición de que todas las personas nacidas o criadas dentro del territorio
que reclama un Estado deben compartir un sentido de unidad cultural. Para una
colección de ensayos que cambió la manera de estudiar la formación del Estado
mexicano, véase Joseph y Nugent, 1994. Estudios que han analizado los proce-
sos de formación de la nación incluyen: Florescano, 1993; Pérez Montfort, 1994,
2000; Vaughan y Lewis, 2006. Se puede argumentar que los estudios sobre la for-
mación de la nación mexicana empiezan aun más temprano, con la obra de Moi-
sés Sáenz y de Manuel Gamio, e incluso con publicaciones de la primera parte del
siglo xix.
288 Nación y alteridad
“El Baúl del futuro”. Papalote, Museo del Niño. Fotografía del autor.
3
No todos estuvieron de acuerdo con el objetivo de glorificar lo indígena. Algu-
nos, como Vasconcelos, apoyaban la integración pero rechazaban la idea de que la
cultura indígena poseyera un valor intrínseco. Otros, como Galindo, emitían lla-
mados a la integración mientras esquivaban por completo el problema de la divi-
sión étnica.
292 Nación y alteridad
4
Aunque algunos estudios se han centrado en colaboraciones mexicano-extran-
jeras, han hecho hincapié en primer lugar en la cultura de elite, y en ocasiones
presumen que los artistas e intelectuales mexicanos veían el “verdadero México”,
mientras que sus colegas nacidos en el extranjero solamente veían lo que imagi-
naban que existía. Véanse por ejemplo Delpar, 1992; Oles, 1993. Para una crítica
aguda del supuesto según el cual los artistas e intelectuales mexicanos operaban
desde una posición de mejor entendimiento del “verdadero México”, véase Azue-
la, 2005: 330.
298 Nación y alteridad
5
Carta a Alfonso Pulido, 9-10 de enero de 1939, Biblioteca del Instituto Nacio-
nal de Bellas Artes, Archivo Histórico, Colecciones Especiales, Fondo Gabriel Fer-
nández Ledesma.
Olinalá y la indigenización trasnacional… 299
6
Entrevista con Pilar Fosado en 1997, ciudad de México.
7
Entrevista con Pilar Fosado el 12 de mayo de 1998 y el 10 de febrero de 1999,
ciudad de México.
300 Nación y alteridad
8
Véanse, por ejemplo, Montenegro, 87; Cordero, 1991: 61-69.
Olinalá y la indigenización trasnacional… 301
9
Véase, por ejemplo, Molina Enríquez, 1925: 115-24. Véanse también Dr. Atl,
1980; Gamio, 1992: 49.
302 Nación y alteridad
Un doble renacimiento
Washington DC. Las secciones de sus documentos que hacen referencia a su esta-
día en México se encuentran en los rollos de microfilm 3830-3831. También publi-
có más de una docena de ensayos y de artículos periodísticos sobre sus experiencias
en México.
Olinalá y la indigenización trasnacional… 305
11
Documentos relativos a las sesiones habidas en el Congreso del Estado sobre la
agregación del Departamento de Tlapa para formar el Nuevo Estado de Guerrero,
citado en Pavía Miller y Salazar Adame, 1998: 55-56.
306 Nación y alteridad
12
En décadas recientes, Francisco “Chico” Coronel y otros artesanos han desa-
rrollado un estilo de dorado olinalteco que incorpora hoja de oro, pero no existen
documentos históricos que prueben que el nombre de dorado significa que en el pa-
sado esta fuera literalmente de oro.
13
Entrevistas con Concepción Ventura Pérez, Olinalá, 1997-1999; Registro de
diezmos, 1886-1910, archivo de la parroquia de San Francisco de Asís.
308 Nación y alteridad
14
Periódico Oficial del Estado de Guerrero, varios números, 1910-1913.
Olinalá y la indigenización trasnacional… 309
15
Entrevista con Luis Jiménez, 1999, Olinalá.
314 Nación y alteridad
16
Comisión Nacional de Caminos, 1929; Dirección General de Correos y Telé-
grafos, 1933.
17
Alejandro Wladimiro Paucic Smerdu, un viajero austriaco que llegó a Méxi-
co pasando por Italia, comenzó a visitar el pueblo a principios de la década de
los treinta, después de que D’Harnoncourt hubiera comenzado su relanzamiento.
Paucic juntó copiosos apuntes personales y vivió en Chilpancingo, pero no tenía
ninguna conexión con los medios intelectuales y políticos de la ciudad de México.
Sus anotaciones ahora pertenecen al archivo estatal de Guerrero, pero no contie-
nen ninguna explicación de por qué visitó tan regularmente Olinalá entre 1933 y
los años sesenta, o qué pensaba hacer con sus detalladas notas (Enciclopedia Gue-
rrerense; Instituto Guerrerense de la Cultura).
316 Nación y alteridad
18
Las técnicas descritas por fray Joaquín Alejo de Meave en un documento del
siglo xviii son las mismas que detallaba Paucic en sus visitas al pueblo en la década
de 1930, después de que D’Harnoncourt reviviera el estilo de rayado, y son las mis-
mas que usan hoy los olinaltecos. Véase Meave, 1831: 213-220.
19
“Se organiza la gran exposición”, recorte de periódico, ca. junio 1930, sec-
ción 6, papeles de D’Harnoncourt; varias entrevistas en Olinalá, 1997-1999.
Acevedo fue uno de los comerciantes acaparadores, mientras que Romano y
Rendón trabajaron para él.
318 Nación y alteridad
20
Para más detalle sobre la producción de artículos laqueados en Olinalá entre
los años veinte y los cuarenta, véanse los documentos del archivo Paucic.
Olinalá y la indigenización trasnacional… 319
1934; López, 2010: 175-179; Montenegro, 1937; Corona, 1958; varias entrevistas
con artesanos olinaltecos, 1997-1999.
322 Nación y alteridad
de Alejandro Paucic.
Olinalá y la indigenización trasnacional… 323
23
Entrevistas con Josefa Jiménez Patrón, Dámaso Ayala Mejía y Donasiano Aya-
la Mejía, 1999, Olinalá; “Premios para varios artesanos” y “Entregó la Sra. Eche-
verría premios,” recortes de periódicos, exp. 469ap745.5art, archivo Paucic; entre-
vista con Tonatiuh Gutiérrez, 28 de junio de 1999.
Olinalá y la indigenización trasnacional… 325
Conclusiones
24
Entrevista con Felícitas Ayala Martínez, Olinalá, 1999.
326 Nación y alteridad
Fuentes consultadas
Archivos
Bibliografía
PRÁCTICAS COTIDIANAS
DE ALTERIZACIÓN
Elisabeth Cunin
Extranjero y negro.
El lugar de las poblaciones afrocaribeñas
en la integración territorial de Quintana Roo*
*
Este texto fue elaborado en el marco del convenio “Inclusión y exclusión en la
frontera: nación y alteridad en México y Belice” entre el Centro de Investigaciones
y Estudios Superiores en Antropología Social, la Universidad de Quintana Roo y
el Institut de Recherche pour le Développement. También es resultado del pro-
yecto de investigación ANR Suds-AIRD Afrodesc (ANR-07-SUDS-008) “Afrodes-
cendientes y esclavitudes: dominación, identificación y herencias en las Américas
(siglos xv-xxi)” (http://www.ird.fr/afrodesc/) y del programa europeo Eurescl 7º
pcrd “Slave Trade, Slavery, Abolitions and their Legacies in European Histories
and Identities” (www.eurescl.eu). Traducción del francés de Jean Hennequin.
340 Nación y alteridad
1
Véanse entre otros Brown, 1993; De la Serna, 2011; González Navarro, 1960,
1974a y 1974b; Rippy, 1921; Saade Granados, 2009b.
2
Cunin, 2014; Saade Granados, 2009a.
Extranjero y negro 341
3
El territorio de Quintana Roo se convirtió en estado de Quintana Roo en 1974.
4
En 1862 Belice se convirtió en colonia británica, conocida como Honduras Bri-
tánica; recuperó el nombre de Belice en 1973; por motivos prácticos usaré sola-
mente el término Belice, sin importar la época a que me refiera. La historia de Beli-
ce está marcada por la importancia de la esclavitud y la presencia de una numerosa
población afrodescendiente.
342 Nación y alteridad
5
Payo Obispo es el nombre dado hasta 1937 a Chetumal, actual capital del esta-
do de Quintana Roo.
6
Existieron otros informes, de carácter científico y administrativo, sobre el Terri-
torio de Quintana Roo, en particular los del gobernador Amado Aguirre (1925) y
de Ulises Irigoyen (1934).
Extranjero y negro 343
7
Nacido en 1871, Pedro C. Sánchez es considerado uno de los “padres fundado-
res” de la geografía mexicana; fue ingeniero de la Escuela Nacional de Ingenieros,
director de la Comisión Geodésica Mexicana, autor de los primeros mapas moder-
nos de México (“Mapa General de la República”, en 1921), fundador y director del
Instituto Panamericano de Geografía e Historia (1928).
8
Nacido en 1872, Salvador Toscano fue ingeniero (topógrafo e hidrógrafo) de la
Escuela Nacional de Ingenieros; su nombre se asocia principalmente con el surgi-
miento del cine mexicano, del cual fue pionero (véase el sitio de la fundación que le
está dedicada: http://www.fundaciontoscano.org/).
9
Con una duración de veinte minutos, esta cinta muda filmada en 1916 fue res-
taurada en 1998 por la Fundación Carmen Toscano, en ocasión del centenario de
la fundación de Payo Obispo, con el título Tierra incógnita. Primeras vistas cinematográ-
ficas de Quintana Roo.
Extranjero y negro 345
tural es, que con este clima, los habitantes en las márgenes del
Río Hondo presenten un aspecto desolador […]. Parece que
quien mejor resiste es la gente de color, y parece también que
la raza blanca no se adapta a la vida tropical” (Herrera, 1946:
16). La victoria de la jungla sobre la sociedad, de la naturaleza
sobre la civilización, se simboliza mediante la presencia de los
negros, quienes no parecen constituir tanto un componente de
la población como un elemento del entorno natural.
En ese contexto, las poblaciones negras están “en su lugar”,
a la vez presentes e ignoradas, como si no contaran. “En los
lugares en que nosotros nos internamos, con excepción de los
negros chicleros, ni una sola alma encontramos en aquellos
bosques vírgenes” (Sánchez y Toscano, 1918: 22). Los expe-
dicionarios visitaron especialmente el campamento Mengel
(hoy Álvaro Obregón Viejo), que no solo era motivo de orgu
llo para la fabricante de chicles Wrigley Company por ser un
campamento modelo en materia de explotación forestal, sino
que representaba también la mayor concentración de traba-
jadores afrobeliceños en territorio mexicano. El informe de
la Comisión subraya la importancia del sitio, con sus 1 500
hombres (más que Payo Obispo en aquel entonces) y su lí-
nea de ferrocarril. Una sola frase evoca la presencia de po-
blaciones negras, sin prestarle mayor interés, como si fuese
normal, “natural”, que los chicleros fuesen negros y que es-
tuviesen presentes en las selvas mexicanas. Con todo, Sán-
chez y Toscano siguen preocupados por el poblamiento de la
zona, ya que los trabajadores afrobeliceños, presentes por cen-
tenares, no se perciben como futuros pobladores potenciales.
“Se preguntará,pues, ¿cómo implantar en aquella región la
vida social? ¿Es posible allí la colonización? ¿Cómo lograrla?
¿Qué industrias, qué cultivos darán el sustento de los futuros
habitantes?” (Sánchez y Toscano, 1918: 23). Asimismo, para
Extranjero y negro 347
14
Prevalecía en ese entonces un modelo de poblamiento tardío de la península
por grupos procedentes del Petén (Guatemala), y defendido en el marco de los tra-
bajos realizados por la Carnegie Institution. Aunque ciertos métodos de trabajo y
tipos de análisis de la expedición de 1937 se criticarían posteriormente, sus conclu-
siones constituyeron un pilar de la estrategia nacionalista de exaltación del pasado
indígena que adoptó Lázaro Cárdenas (Mercader y Paillés, 1988).
15
Recordemos que el fotógrafo de la expedición, Manuel Loyo, murió a conse-
cuencia de una enfermedad parasitaria que contrajo en el Territorio, en tanto que
a César Lizardi Ramos le dio paludismo.
Extranjero y negro 351
16
Véase también el análisis de esta novela que hace Luz del Carmen Vallarta Vé-
lez (1989), para quien Claudio Martín simboliza la política de mexicanización de la
frontera y la negación de toda cultura compartida con Belice.
352 Nación y alteridad
17
Para esa época ya no hay expediciones científicas. La mirada sobre Quintana
Roo ha cambiado; no se trata de conocer y colonizar una periferia sino de construir
una historia local incorporada a la historia nacional.
18
En un mural que adorna el Congreso del Estado de Quintana Roo, Elio Car-
michael, pintor de origen beliceño, concede un importante sitio al “encuentro de
354 Nación y alteridad
dígenas en una concepción más cultural que facilita la integración, por lo menos
categorial, de los indígenas al mestizaje (Doremus, 2001). Desde el momento en
que adopta el modo de vida mayoritario, el indígena, al igual que el negro, puede
considerarse mestizo.
358 Nación y alteridad
21
Entrevista a Abraham Martínez Ross, 3 de junio de 2011.
Extranjero y negro 359
Conclusiones
Fuentes consultadas
Filmografía
Bibliografía
1
Los días de visita tan concurridos se debieron a un “puente”. La proporción
de los visitantes mexicanos (97.5 por ciento) fue calculada por el inah con base en
los boletos de entrada adquiridos; para los mexicanos el acceso al sitio es gratuito.
Véase La Jornada de Enmedio, 22 de marzo de 2011.
368 Nación y alteridad
2
Así se expresó un alto funcionario del inah para calificar la afluencia al sitio ar-
queológico con motivo del equinoccio.
3
Uno Más Uno, La Prensa, Milenio, 22 de marzo de 2011.
El enfrentamiento de conceptos de indigenidad… 369
4
Delgado Rubio (2008) revela la amplia gama de actores sociales que discuten
la forma en que se debe usar, administrar, difundir y conservar Teotihuacan como
un patrimonio cultural. Vázquez León (2003) se concentra en los actores institu-
cionales del inah. De la Torre y Gutiérrez Zúñiga (2011: 215) describen tensiones
entre devotos de la neomexicanidad, funcionarios del inah e indígenas wixárika en
Teotihuacan en 2006. Véanse también Webmoor (2007) y Newell (2009). Me limi-
to a bibliografía que aborda los usos sociales del sitio arqueológico de Teotihuacan,
aunque los estudios sobre este mismo tema en otros sitios –como en Chichén Itzá,
o el caso del monolito de Tláloc de Coatlinchán– son sumamente útiles para fines
comparativos. Véanse por ejemplo Castañeda, 1996, 2009; Rozental, 2011.
370 Nación y alteridad
5
Los arqueólogos Sergio Gómez y Jaime Delgado Rubio, de Zona Arqueológica
de Teotihuacan (zat)/inah, me han apoyado generosamente en esta investigación:
me proporcionaron valiosos contactos con la población local y con los miembros de
varias agrupaciones espirituales, a los que conocen muy bien gracias a su trabajo de
372 Nación y alteridad
muchos años en el sitio. Agradezco también a Sandra Rozental por compartir con-
migo sus ideas sobre una temática que nos une y apasiona. Paula López Caballero
y Daniela Gleizer, coordinadoras de este volumen, y los dictaminadores anónimos
me han asesorado gentilmente con información adicional y con sus críticas a la pri-
mera versión de este texto.
El enfrentamiento de conceptos de indigenidad… 373
6
Véase el debate en torno a este nombramiento en Excelsior y Proceso (Sánchez,
2013 y Vértiz de la Fuente, 2013, respectivamente).
374 Nación y alteridad
7
Bueno comenta que Batres “no se tomó la molestia de especificar quiénes eran
estas personas: simplemente se refirió a ellos como ‘indios’” (2012: 74).
El enfrentamiento de conceptos de indigenidad… 377
9
Ya se había observado en Chichén Itzá el fenómeno de que, por la posición
del sol, el día del equinoccio de primavera se da un recorrido de sombras sobre los
cuerpos serpentinos del templo de Kukulcán, cuando se detectó que un efecto solar
parecido ocurre en el palacio de Quetzalpapálotl de Teotihuacan. Sin embargo, la
mayoría de los visitantes de Teotihuacan no son conscientes de que el 21 de marzo
pasa eso.
10
Según información de Rogelio Rivero Chong, director de la zona arqueológica
de Teotihuacan (Quirarte, 2007).
El enfrentamiento de conceptos de indigenidad… 381
11
Entrevista con Alberto Hernández Romero, 10 de marzo de 2011.
El enfrentamiento de conceptos de indigenidad… 385
12
Emma Ortega se había implicado desde antes en luchas políticas por Teotihua-
can: en 1994 se opuso al proyecto de construir la plaza comercial Jaguares dentro
del sitio.
13
En un comunicado de prensa se explicó: “La justificación de las autoridades
del Instituto Nacional de Antropología para llevar a cabo tal proyecto es devolverle
a Teotihuacan su sentido de ‘gran plaza comercial’ que tuvo en sus orígenes, hace
aproximadamente 2 200 años”. Véase Proceso, 2004.
386 Nación y alteridad
14
Veáse, “Controversia por las pirámides de Teotihuacan”, Wikipedia.
El enfrentamiento de conceptos de indigenidad… 387
15
El movimiento, que había surgido a principios de los años ochenta en respuesta
a planes de extraer agua para surtir a la ciudad de México, se fortaleció y reorgani-
zó a partir del conflicto en torno a Walmart.
16
Véase “Reconfiguring the Archaeological Sensibility: Mediating Heritage at
Teotihuacan, Mexico”, http://humanitieslab.stanford.edu/teotihuacan/Home.
17
Finalmente, la Bodega Aurrerá se construyó en un lugar de la comunidad San
Juan Teotihuacan fuera del perímetro C.
18
Entrevista con Sergio Gómez, 11 de marzo de 2011.
388 Nación y alteridad
los cuatro colores, las cuatro semillas, que son las cuatro razas,
que es lo que representa, y la rueda es el movimiento del cosmos.
Entonces aquí también tenemos los cuatro elementos: el agua, la
tierra la representa la Coatlicue, el caracol representa el viento
y el Huehuetéotl, que es el fuego viejo; en rarámuri es Tatewarí.
Entonces hago el dar y ofrecer esta ofrenda a los abuelos teoti-
huacanos, porque estamos en Teotihuacan. Y los abuelos que es-
tán aquí representando son teotihuacanos.19
Sí, por los arqueólogos, por las amistades y por las familias que
están trabajando con ellos. […] Así hemos aprendido, sin papel.
A mí me dicen: “A ver, ¿eres arqueóloga?” “Pues sí soy”, les digo
20
Entrevista con Alberto Hernández Romero, 10 de marzo de 2011.
El enfrentamiento de conceptos de indigenidad… 391
21
Entrevista con Emma Ortega, 8 de marzo de 2011.
22
Postulada por el Partido de la Revolución Democrática, Emma Ortega ganó la
elección de presidente municipal suplente de San Juan Teotihuacan después de la
lucha contra Walmart y desempeñó ese puesto durante tres años.
392 Nación y alteridad
23
Entrevista con Rubén Cabrera, 22 de marzo de 2012.
24
Entrevista con Sergio Gómez, 11 de marzo de 2011.
El enfrentamiento de conceptos de indigenidad… 393
26
Entrevista con Alberto Hernández Romero, 14 de marzo de 2011.
27
Conversación informal, 20 de marzo de 2011.
28
Entrevista con Sergio Gómez, 11 de marzo de 2011.
29
Información proporcionada por Jaime Delgado Rubio. Para las ideas de Hugh
Harleston véase el sitio web www.hharlestonjr.com.
El enfrentamiento de conceptos de indigenidad… 395
Conclusiones
30
Véanse las páginas web del grupo: movimientosextosol.tripod.com y www.
freewebs.com/movimientosextosol/danzaazteca.htm.
400 Nación y alteridad
Fuentes consultadas
Hemerografía
El Universal
Excelsior
La Jornada de enmedio
La Prensa
Milenio
Uno más Uno
Bibliografía
*
Quisiera agradecer por sus comentarios a los participantes en el congreso In-
dígenas y Extranjeros (sobre todo a Paula López Caballero), y también a Claudio
Lomnitz, Alejandra Leal y los dictaminadores anónimos de este texto.
1
Sobre “lo mexicano”, véase la clásica revisión crítica de Roger Bartra (1987).
406 Nación y alteridad
2
Un ejemplo es la distinción entre público y privado. La casa es privada respecto
a la calle, pero dentro de la casa, la recámara es privada respecto a la sala. Las auto-
ras mencionan además “fenómenos que los antropólogos han visto en términos de
segmentación o esquismogénesis, como las ideologías nacionalistas” (Irvine y Gal,
2001: 404). Todas las traducciones en este ensayo son mías.
Deslices del “mestizo” en la frontera norte 407
3
La noción de que en México no hay racismo la propagaron algunos de los prin-
cipales ideólogos de “lo mexicano”. Alan Knight (1990) muestra cómo la idea en
realidad formó parte de la continuación del pensamiento racista en México.
408 Nación y alteridad
4
A pesar del “indianismo” radical que proclama la superioridad cultural del in-
dígena, Knight arguye, indio sigue siendo básicamente un término de identificación
negativa, impuesto por no indígenas ya sea para fines de abuso o de halago (1990:
75 y 101). El vilipendio y la romantización son, claro, más complementarios que
contradictorios. La señora que exclama “¡No se me quita lo indio!”, por ejemplo, es
gran fanática de la danza azteca y habla con fervor de redescubrir sus “raíces”. Ella
reaparecerá más adelante como la madre de Carolina.
Deslices del “mestizo” en la frontera norte 409
5
El mito posrevolucionario del mestizaje parecería contrastar fuertemente con el
racismo del porfiriato. Sin embargo, como Knight (1990) demuestra, el pensamien-
to sobre la raza en México también tuvo una continuidad fundamental.
Deslices del “mestizo” en la frontera norte 411
6
Las comparaciones por comentaristas contemporáneos norteamericanos fue-
ron explícitas (Véase Johannsen, 1985:15, 32, y 307-308). Recientemente, Claudio
Lomnitz (2010) ha argüido que la noción de una “raza mexicana” primero emergió
después de la guerra en el norte de México y en las zonas anexadas, como produc-
to de los encuentros desiguales y cada vez más racializados que tuvieron lugar ahí.
Sobre la racialización de la categoría “mexicano” en Texas, véase David Monteja-
no, 1987:13-99.
412 Nación y alteridad
7
Mientras que Alonso (2005) afirma que en Namiquipa, Chihuahua, el mito
del mestizaje ha tenido poco poder interpelativo, en Tijuana encuentro todo lo
contrario. La razón más obvia sería por las muy diferentes historias de los dos lu-
gares (Namiquipa fue colonia militar, mientras que Tijuana se formó con migra-
ciones recientes).
8
La construcción del área que ahora se conoce como la Línea Internacional y la
adyacente Zona Río obedece a la larga lucha oficial por desalojar los asentamien-
tos que ocupaba el lecho del río Tijuana, lucha que culminó en 1979 con una inun-
dación que, según consenso general, fue intencional: se abrieron las compuertas de
la presa Abelardo L. Rodríguez en la noche, sin previo aviso, mientras los habitan-
tes de la zona dormían. Para una colección de testimonios sobre los desalojos, que
empezaron en 1955, véase Valenzuela, 1991.
Deslices del “mestizo” en la frontera norte 413
9
Legalmente, el funcionario de migración tiene la autoridad absoluta de decidir
si el portador de visa puede entrar o no al país. No hay proceso para apelar su de-
cisión. Cada cruce es, así, una repetición del ritual inicial de evaluación mediante
el cual uno obtiene su documentación, y la visa está nuevamente en juego en cada
encuentro oficial.
414 Nación y alteridad
10
En ambos casos, a lo largo de los años hemos sostenido múltiples conversacio-
nes sobre el tema de raza y poder diferencial en la frontera. Estos diálogos infor-
man mis análisis.
11
Es posible que haya dicho “no hay que despreciarlos”, lo cual fortalecería mi
presente argumento.
Deslices del “mestizo” en la frontera norte 415
12
Bloch usa el término “no sincronismo” (Ungleichzeitigkeit) para describir cómo
“diferentes años resuenan en el que ha sido apenas documentado y que prevale-
ce [… Estos años] contradicen el Ahora” (1977: 22). Su primer ejemplo son “las
secuelas de la descendencia campesina”, una problemática no muy distinta de la
del mestizaje.
13
El Indio Chon es un personaje de la radio tijuanense.
14
Labov (1972) desarrolla el análisis de la hipercorrección fonética, señalando
que la consabida es la gramatical. El Indio Chon parecería presentar un tercer tipo,
centrado en el vocabulario.
15
Las palabras mal aplicadas están bien escogidas para revelar el estado degrada-
do del hablante. El Indio Chon se cree “omnipotente” y sueña con “tener condes-
cendencia”. Otra frase relaciona la incapacidad para la manifestación política con
los proyectos educativos del Estado: “A mí desdiace años mi operaron de la protesta
y a lo mejor eso me dejó escuelas en el cuerpo”.
416 Nación y alteridad
16
La función de tales coletillas tiene matices complejos, pero en general, “las pre-
guntas coletilla suelen requerir la respuesta (uptake) del interlocutor. Al usar cole-
tillas interrogativas, el hablante anticipa y supone conformidad del interlocutor”
(Félix-Brasdefer, 2008:134).
Deslices del “mestizo” en la frontera norte 417
17
Como escribe una maestra de preparatoria en Ensenada, Baja California:
“¿Acaso a ti nunca te ha tocado que en algún momento de tu vida alguien te diga
naco?” Su artículo sostiene que, mientras “nosotros” podemos reconocer que “to-
dos somos nacos”, es vulgar que Pepsi (una compañía extranjera) anuncie lo mismo
(Camargo, 2011). Naco e indio, claro, son dos categorías estrechamente relaciona-
das. Véase Lomnitz, 1998.
18
Pone la insinuación en boca de un personaje en una conversación ficticia: “Por
momentos he creído”, dice el Samuel Ramos de Bartra, “que tal vez Uranga, sin
420 Nación y alteridad
darse cuenta, hacía estas reflexiones para librarse él mismo del sentimiento de infe-
rioridad” (Bartra, 1987: 94).
19
Esta contradicción es parte inherente de la formación de una esfera pública na-
cional. Como señaló Kant (1970), aunque la opinión ilustrada se forme en circuitos
internacionales, al final siempre tiene que someterse al interés del Estado-nación
particular. La tensión se agudiza con la discrepancia (económica, política, social)
entre naciones.
20
Sobre la formación de “nosotros los tijuanenses” como un público de portado-
res de visas, véase Yeh, 2009.
Deslices del “mestizo” en la frontera norte 421
21
En diferentes ocasiones otros jóvenes han acusado a Carolina de ser presumi-
da. Ella insiste en que pertenece a la misma “clase social”: “Yo también vivo en una
casita en un cerro”, afirma. Los cerros en Tijuana son emblema por excelencia de
las colonias populares.
424 Nación y alteridad
muy “negros”.
Deslices del “mestizo” en la frontera norte 425
está ahí entre ellos, ayudándome a disfrazarme desde ahora. Pero solo me
disfrazo, al final, acentuando eso que tengo y que es equívoco. Me disfrazo
como lo que soy y no soy: me disfrazo con mis propios ojos azules.
Como Carolina, este hombre se imagina mostrando el pase
de la blancura, una apariencia cambiante y engañosa, para
burlar la ley estadounidense. En el momento, la broma crea
una complicidad de lengua, nación y clase: de raza en el sen-
tido coloquial de la palabra, como sinónimo simplemente de
gente mexicana, como sinónimo, casi, del pueblo. Este “noso-
tros” fácilmente se podría confundir con el de Edith, pues los
dos nacen de la misma mitología de “lo mexicano”. Pero los
deslices del mestizaje toman otra forma. Más cerca de lo “in-
dio” (a veces por fenotipo, a veces por “naquez”), el desliz no
representa la misma amenaza, ni realmente se puede soñar
con evitarla. Más bien, aparece como síntoma y método de
una “discriminación” que se da por igual en los dos países.
Eso no desarma la bien arraigada lógica del mestizaje, en el
que “nosotros” nos definimos ante el extranjero (güero) me-
diante nuestra relación con una tercera persona. Pero sí pone
el escenario para un desliz invertido, en el que los signos de
ascendencia extranjera no funcionan para reproducir el esta-
tus dentro de México (cosa difícil para un “güero de rancho”),
sino como un recurso estratégico en el enfrentamiento azaroso
con una ley poderosa y extranjera.
Conclusión
Bibliografía
Alejandro Araujo
Departamento de Humanidades
uam-Cuajimalpa.
México
Claudia Briones
Instituto de Investigaciones en Diversidad Cultural y Procesos
de Cambio
conicet y Universidad Nacional de Río Negro.
Argentina
Elisabeth Cunin
Institut de Recherche pour le Développement
ird-Francia
Christophe Giudicelli
cnrs/Universidad Rennes 2
Francia
Daniela Gleizer
Departamento de Humanidades
uam-Cuajimalpa
México
Ingrid Kummels
Instituto de Estudios Latinoamericanos
Universidad Libre de Berlín
Alemania
Rick López
Amherst College
Estados Unidos
Rihan Yeh
Centro de Estudios Antropológicos
El Colegio de Michoacán
México