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DR. GONZALO
AGUIRRE BELTRÁN

ALUMNAS: Génesis Martínez Herrera

DOCENTE: Alma Rosa Cortazar Rodriguez

MODULO: Enfermería pediátrica

GRUPO: PTB en Enfermería General

SIGLEMA: ENPE-04
Atención

de enfermería

en el control

del niño sano


infección por Haemophilus
influenzae serotipo b

Hepatitis B

Sarampión

Meningitis

Las enfermedades Paperas


prevenibles por
vacunación más comunes
y graves de las que se Tos ferina
ocupa la Organización
Mundial de la
Salud (OMS) son Poliomielitis

Rubiola

Tetanos

Tuberculosis

Fiebre amarilla
Valoración médica periódica
La niñez es una época de crecimiento
y cambios rápidos. Los niños tienen
controles pediátricos de niños sanos
con mayor frecuencia cuando son más
jóvenes. Esto se debe a que el
desarrollo es más rápido durante estos
años.

Cada control pediátrico incluye un


examen físico completo. En este
examen, el médico verifica el
crecimiento y desarrollo del bebé o
del niño pequeño con el fin de encontrar o prevenir problemas.

El proveedor de atención médica registrará el peso, la estatura y otra información


importante del niño. Asimismo, la audición, la visión y otros exámenes serán parte
de algunas consultas o controles.

Incluso, si su hijo está saludable, los controles del niño sano son un buen momento
para enfocarse en el bienestar de su hijo. Hablar sobre maneras para mejorar el
cuidado y prevenir problemas ayuda a mantener a su hijo saludable.

Información
Durante las consultas o controles del niño sano, usted recibirá información sobre
temas como:

• Sueño

• Seguridad

• Enfermedades infantiles

• Qué esperar a medida que el niño crece


Crecimiento y alimentación saludable

El alimento ideal para el recién nacido


es la leche materna. Ningún otro
alimento puede sustituirla, ya que cubre
las necesidades de energía, proteínas,
vitaminas, minerales y agua, que
necesita el bebé para crecer y
desarrollarse adecuadamente. El calostro, que es el fluido que producen las
glándulas mamarias durante los primeros días posteriores al parto, es rico en
proteínas, vitaminas y minerales.

Además, contiene anticuerpos y agentes antiinfecciosos y antiinflamatorios, entre


ellos las inmunoglobulinas, que tienen una gran importancia en el fortalecimiento del
sistema inmunitario, y enzimas y hormonas, que son beneficiosas para el desarrollo
y crecimiento del bebé. Además, evita el riesgo de enfermedades infecciosas, tanto
estomacales como respiratorias, alergias, cólicos y malformaciones de huesos
y dientes.

Los 4-6 primeros meses de vida se caracterizan por ser un periodo de crecimiento
rápido, especialmente para el cerebro, y como la leche materna contiene
aminoácidos y ácidos grasos, resulta ideal para satisfacer dichas necesidades.

Introducción de los alimentos sólidos

Durante los 12 primeros meses de vida, el bebé triplica su peso y


su estatura aumenta en un 50 por ciento. Estos incrementos en peso y estatura son
los principales índices utilizados para la evaluación de su estado nutricional y se
miden a intervalos regulares, comparándolos con curvas de crecimiento estándar.
Estas mediciones son herramientas importantes a la hora de evaluar el progreso del
niño, especialmente entre los 6 y los 12 meses de vida. Al mismo tiempo que crece,
el bebé va desarrollando gradualmente sus funciones corporales y sociales, lo que
demanda una gran cantidad de energía que necesita ingerir a través de la
alimentación.

La incorporación de alimentos sólidos complementarios es un proceso gradual, que


debe comenzar en torno a los 6 meses de edad. El momento exacto depende del
bebé y de la madre, y refleja el hecho de que aunque la leche materna es suficiente
durante los primeros meses, cuando el niño crece ya no aporta por sí sola todos los
nutrientes adecuados. Sirve también para que el niño desarrolle la capacidad de
masticar y de hablar. La calidad, cantidad y variedad de alimentos sólidos se va
aumentando a un ritmo que, normalmente, impone el propio niño.

Los cereales son generalmente los primeros alimentos que se incorporan a la dieta
de un lactante, mezclados con leche materna o con preparados, y después se
introducen los purés de verduras y frutas, y la carne. Si se amamanta al bebé
durante los primeros 4 o 6 meses de vida, habrá menos probabilidades de que
desarrolle alergias. Los alimentos más propicios a causar reacciones alérgicas en
niños sensibles son la clara del huevo y el pescado, que se incorporan generalmente
después de los 12 meses.

Alimentación complementaria para su crecimiento

A partir del sexto mes, se recomienda complementar la lactancia materna con otros
alimentos como:

- Cereales. Ricos vitaminas del grupo B, que intervienen en la síntesis de las


proteínas y son esenciales para el crecimiento y el desarrollo.

- Frutas y verduras, ricos en vitaminas y minerales.

- Yema de huevo. De forma gradual y bien cocida. Contiene vitaminas liposolubles


A y D, esenciales para la formación de los huesos y los tejidos.

- Carnes. Primero, las menos grasas (pollo y pavo) y, gradualmente, la de ternera y


cerdo. Contienen cantidades importantes de hierro, que es un componente de la
hemoglobina, necesario para transportar el oxígeno y el anhídrido carbónico en la
sangre, y para los glóbulos rojos, que intervienen en procesos de obtención de
energía.

- Pescados. Por orden, primero los blancos y pasado el año de vida, los azules.
Ricos en ácidos grasos esenciales Omega 3 y Omega 6, vitaminas del grupo B y
zinc, que colabora en los procesos de obtención de energía, es esencial para el
buen funcionamiento del sistema inmunitario o de defensas del organismo y tiene
acción antioxidante.
HIGIENE

Una de las primeras cosas que debemos


tratar con los niños debe ser su aseo
personal. Una adecuada higiene implica
una mejor salud general. Se tratan de
pequeños gestos como lavarse las manos
antes de comer o cepillarnos los dientes
al menos tres veces al día. A
continuación te explicamos cómo debe
ser el aseo personal de los niños.

Desde edades bien tempranas los niños no se dan cuenta de lo sucios que llegan a
casa después de jugar en el patio o en la calle. Y en muchos casos, tampoco aceptan
con agrado pasar por la bañera. Debemos concienciarles de que una buena higiene
evita la aparición de infecciones y enfermedades.

Uno de los primeros aspectos a tratar con los más pequeños de la casa debe ser el
lavado de manos. Hay que hacerlo siempre antes de cada comida, al acabar de jugar,
tocar un animal, toser o acudir al baño. Además de enjabonarnos las manos, también
hay que usar una técnica correcta. Invertiremos al menos 15 segundos en el
enjabonamiento y a continuación lavaremos con agua tibia y las secaremos con una
toalla limpia.
Otro aspecto a tratar es la ducha diaria. Puede que no les resulte agradable, pero es
necesario hacerlo. Procura convertir la hora del baño en un rato agradable, así que
procura fijar una rutina para que lo identifique con algo divertido. Desde edades
tempranas les enseñaremos a lavarse cada una de las partes del cuerpo.
El pelo de la cabeza no hace falta lavarlo a diario, aunque sí lo cepillaremos para
acabar con las células muertas y lucir un aspecto más limpio. Los piojos que parecen a
estas edades no se deben a una falta de higiene, sino que se contagian de unos niños a
otros por la proximidad.
En lo referente a la limpieza bucal, hay que mostrarles cómo hacerlo y cuándo. Son al
menos tres veces al día. Uno de los olores más desagradables es el de los pies. Procura
que mantengan el calzado seco y limpio y usar polvos de talco si el sudor es excesivo.
Son algunos de los aspectos a tener en cuenta del aseo personal de los niños.
DESARROLLO Y ESTIMULACIÓN TEMPRANA
La estimulación temprana es una manera de potenciar el desarrollo motriz,
cognitivo, social y emocional de nuestros hijos/as, pero al mismo tiempo se debe
respetar el desarrollo individual y la predisposición del bebé. Al inicio las
actividades se enfocan en reforzar el vínculo emocional, masajes y estímulos
sensoriales, respetando el desarrollo natural del bebé, y el instinto natural de sus
padres. Luego se inician actividades de motricidad gruesa, motricidad fina,
concentración y lenguaje. Es muy importante cuidar y proteger la iniciativa, la
independencia y la autoestima del niño durante todo su proceso de aprendizaje. Al
mismo tiempo vale la pena tomar en cuenta factores importantes para lograr
aprovechar los estímulos adecuados a los cuales nuestros hijos/as pueden estar
expuestos/as.

• Cada niño es diferente:

Todos los niños NO son iguales, cada uno tiene su propio ritmo de desarrollo. Su
desarrollo individual depende de la maduración del sistema nervioso.

• Parámetros de desarrollo del niño:

Es importante entender los parámetros de desarrollo pero es más importante


todavía entender que estos son bastante amplios y que su desarrollo depende de
varios factores. Al reconocer el patrón de desarrollo general, podemos utilizarlo
como una guía para presentarle al bebé los estímulos y actividades adecuados. No
debemos hacer comparaciones estanco, ni pretender que dos niños/as evolucionen
siempre en el mismo sentido o en las mismas capacidades o les guste o destaquen
en lo mismo. Cada niño es un mundo igual que de adultos cada persona lo es y no
hay dos que se comporten justo de la misma forma siempre o desarrollen los mismos
gustos en todo. Además, obsesionarse con que el amigo o el primo avanza más en
un área y nuestro hijo/a no, sólo puede traer problemas, si no toleramos las
diferencias de las que parte cada uno.

• No forzar al niño:

La estimulación debe ser una experiencia positiva. No se debe forzar al niño a


hacer ninguna actividad. Tenemos que aprender a “leer” lo que nuestros hijos
sienten en ese momento.
• Jugar con el niño:

La única forma que el niño aprende durante esta primera etapa es si está
predispuesto a aprender y asimilar nueva información, es decir jugando. El juego es
la mejor manera de estimular a un niño. Además es importante que el niño haya
comido bien, que haya hecho su siesta y se sienta cómodo. Los padres van
aprendiendo a leer el comportamiento de su bebé y a respetar sus necesidades.

SALUD BUCAL

La salud bucal es fundamental desde


los primeros años de vida y en esto
influyen directamente una correcta
higiene, controles periódicos y una
alimentación adecuada. Por esto,
enseñarles a los pequeños la
importancia de lavarse los dientes es
la manera más efectiva para
ayudarlos a tener una buena salud
bucal en el futuro.

¿Cómo limpiar antes de que aparezcan los dientes?

Se ha descubierto que en la cavidad bucal conviven en equilibrio billones de


bacterias, hongos y otras especies. La enfermedad de caries se ocasiona cuando
existe un “desbalance” entre estos microorganismos.

Por ello, a pesar de que parezca “evidente” tener que eliminar los residuos de leche
de la lengua y las encías del bebé, lo cierto es que la leche materna contiene
componentes que regulan la flora bucal e intestinal, básicas en la defensa contra
infecciones durante los primeros meses de vida. Si se remueve esa leche, es posible
que estemos favoreciendo la entrada de otras bacterias o disminuyendo la
protección propia de la saliva.

En lactantes alimentados exclusivamente con leche materna no hay que limpiar los
residuos de leche de la boca, ya que esa leche es buena para su sistema inmune. Si
recibe fórmula, se puede o no remover los excesos de leche de la boca, ya que no
hay estudios que demuestren su efectividad.

¿Cómo limpiar cuando aparecen los dientes?

Una vez que sale el primer diente, se debe utilizar un cepillo con las características
para esa edad, es decir, que tenga el tamaño adecuado, cabeza pequeña y que
sea suave. Además, se debe realizar el lavado con pasta fluorada de más de 1000
partes por millón de flúor, por lo menos dos veces al día (en la mañana y antes de
acostarse). La cantidad de pasta varía dependiendo de la edad del niño. En
general, los menores de tres años deben utilizar una cantidad de pasta dental
equivalente a un grano de arroz crudo.

Una técnica que puede ayudar con los menores de dos años es ponerse por detrás
del niño o cepillar acostado, en el sofá o el mudador. El cepillado debe ser de
forma circular y con movimientos de arrastre incluyendo la encía. Además, se debe
cepillar suavemente la lengua, que también atrae bacterias.

Lo ideal es tener dos cepillos, uno para que el niño muerda y otro para el cepillado
formal. Complementariamente, se sugiere usar seda dental de manera cuidadosa y
siempre aplicada por un adulto, para limpiar entre los dientes.

Recomendaciones para una higiene adecuada en niños

• Usar un cepillo dental con cabeza pequeña y cerdas suaves.


• Cepillar los dientes al menos dos veces al día.
• Usar pasta con fluorada de más de 1000 partes de flúor desde que erupciona
el primer diente.
• El cepillado debe ser realizado por un adulto hasta aproximadamente los
nueve años. Para un correcto cepillado, se evalúa la capacidad psicomotora.
Si el niño tiene una linda letra manuscrita y se puede atar los zapatos sin
inconvenientes, estaría capacitado para realizar un cepillado efectivo. Por esta
razón, se recomienda que, al menos, los padres le “repasen” el cepillado a
los niños hasta los nueve años. Es decir, se cepilla el niño primero y luego el
adulto.
• El lavado debe durar entre dos a tres minutos.
• El cepillo se debe utilizar seco y una vez concluido el cepillado no hay que
enjuagar la boca.
• Los cepillos se deben cambiar cada tres meses, o al verlos dañados.
• Si los niños han estado enfermos, se recomienda cambiar el cepillo, ya que
pueden quedar bacterias o gérmenes.
• El hilo dental contribuye a una mejor higiene y se recomienda desde los dos
años en adelante. Es importante que un adulto realice este proceso.

Medidas de seguridad para la


prevención de accidentes

Los accidentes de los niños no ocurren por


casualidad o “mala suerte”; las lesiones,
heridas o quemaduras más frecuentes ocurren
en la vivienda. Y se producen por el exceso de
confianza de las personas adultas, falta de
conocimiento, imprudencia, apresuramiento,
descuido o irresponsabilidad frente a los
potenciales peligros para los niños.
La mayoría de los accidentes en el hogar se dan por:
• AhogamientoP
• Intoxicación
• Trauma o herida
• Quemadura
Para prevenir ahogamientos:
1. Mantener fuera del alcance de sus hijos objetos y juguetes pequeños como fríjoles,
botones, monedas, canicas, entre otros.
2. Cortar en trozos pequeños la comida y acompañar al niño mientras come.

3. Nunca desatienda a su bebé cuando está lactando.


4. Evitar que el niño juegue con bolsas plásticas.
5. Evitar que se acerquen solos a piscinas, aljibes, pozos, lavaderos y bañeras. Utilice
mallas de protección.

6. Evitar que los niños jueguen con cuerdas y cordones; y esté pendiente cuando se
esconden en baúles y armarios.
Para prevenir intoxicaciones:
1. Mantener las sustancias tóxicas como detergentes, fungicidas y demás fuera del
alcance de los niños, preferiblemente en un sitio con llave.
2. Guarde los alimentos separados de las sustancias tóxicas.
3. Estufas, calentadores a gas, petróleo o gasolina no deben estar en cuartos
cerrados.
4. Evite que los niños estén expuestos a fumigantes.
5. Procure que consuman alimentos frescos y recién preparados.
Para prevenir traumas o heridas:
1. Proteja terrazas, ventanas y otros sitios elevados que impliquen algún riesgo.
2. Ponga barandas y pasamanos en las escaleras.
3. Evite que los niños alcancen cerraduras de ventanas. No ponga muebles cerca de
éstas.
4. Vigile que las ventanas, puertas y demás muebles no tengan vidrios rotos.
5. Mantenga los pisos secos y limpios. Evite usar ceras deslizantes.
6. Acompañe a sus hijos mientras juegan y participe de los juegos.
7. Guarde en un lugar seguro objetos cortopunzantes como cuchillos, puntillas, clavos,
tijeras, serruchos, entre otros.
Para prevenir las quemaduras:
1. Los alimentos que van a consumir los niños deben estar a una temperatura
adecuada.
2. Revise que la temperatura del agua para el baño sea agradable.
3. Evite que los niños jueguen en la cocina.
4. Al llevar alimentos calientes a la mesa, póngalos en la mitad de la mesa fuera del
alcance de los niños.
5. Proteja los enchufes para evitar que metan sus dedos u otro objeto.
6. Mantenga los aparatos eléctricos fuera de su alcance.
7. Revise con frecuencia tomas y aparatos eléctricos para evitar cortocircuitos.
8. Mantenga en un lugar seguro fósforos, veladoras, gasolina y petróleo.
9. Evite encender velas y veladoras porque pueden ocasionar quemaduras e incendios
en el hogar.

ACTIVIDAD Y EJERCICIO FÍSICO

Para que el ejercicio físico sea


saludable, debe estar adaptado a la
condición física, a la edad y a las
preferencias del niño, siempre con la
meta de disfrutar, sea o no un deporte
competitivo.

Para estar en forma se recomienda


realizar una actividad física moderada
o intensa durante al menos 60 minutos
diarios. Este tiempo puede repartirse en
dos o más sesiones, lo que facilitará su realización.
Se recomienda que la mayor parte del ejercicio físico sea con actividades aeróbicas
como correr, saltar, bicicleta… intercalando, en niños mayores, actividades
vigorosas para el fortalecimiento muscular y óseo unas tres veces a la semana.

A lo largo del día se pueden aprovechar las actividades cotidianas para realizar
ejercicio, lo que es mucho mejor para la salud que permanecer sedentario. Por
ejemplo, es mejor caminar y subir por las escaleras que utilizar medios de
transporte, ascensores y escaleras mecánicas. Se puede ir andando o en bicicleta a
la escuela, de esta manera se consigue mejorar la condición física, lo que va a
permitir realizar con más facilidad las actividades de intensidad moderada o intensa
Para estar en forma, lo primero que hay que hacer es combatir el sedentarismo

La tendencia actual en la infancia y la adolescencia es a moverse cada vez menos,


lo que favorece la aparición de enfermedades crónicas en la vida adulta, que
aparecen porque el cuerpo no está diseñado ni preparado para el sedentarismo.

Si se suman las horas de clase en el colegio, las de sueño nocturno, las que se
emplean en los deberes y viendo la televisión o jugando con pantallas de
ordenador, los niños pasan muchas más horas en un estado de inactividad física que
en movimiento.

Así que, lo primero, es reducir al mínimo las actividades sedentarias a menos de dos
horas diarias. Qué duda cabe que hay un tiempo para realizar los deberes
escolares. Sin embargo, el tiempo dedicado a la televisión y los videojuegos es
recomendable reducirlo al mínimo.

¿Qué tipo de ejercicio es recomendable para un niño, en función de su edad?

Se dan aquí algunas ideas prácticas, ¡incluso para lactantes!

Lactantes: Juegos en el suelo o en el agua. Movimientos de brazos y piernas,


buscar y coger objetos, girar la cabeza, tirar, empujar y jugar con otras personas,
patear, gatear, ponerse de pie, arrastrarse y andar.

Preescolares (hasta 5 años): Andar, ir en bicicleta, columpiarse, correr, juegos,


saltar y actividades en el agua.

Escolares y adolescentes: Actividad física moderada-intensa al menos una hora al


día y todos los días de la semana, intercalando ejercicios vigorosos para el
fortalecimiento muscular y óseo tres veces a la semana. Una cantidad o intensidad
menor también puede ser saludable, porque disminuye el sedentarismo.
A cualquier edad es necesario minimizar el sedentarismo. El riesgo de que la
inactividad infantil cause problemas de salud en la edad adulta es muy alto.
DESPARACITACIÓN INTESTINAL

Eliminar parásitos es un tema de debate


entre padres y madres que apoyan y
rechazan el uso de medicación para este
fin. Lo cierto es que la parasitosis es un
problema de salud pública que requiere
combatirse. Un experto explica lo más
importante a tomar en cuenta.

Los parásitos intestinales constituyen un peligro real para la salud de millones de


niños en América Latina, principalmente, porque provocan la reducción del apetito
y, en algunos casos, problemas de anemia que pueden afectar aspectos como el
crecimiento físico, el desarrollo cognitivo y la capacidad de atención. Ante esta
realidad, una consulta frecuente de los padres al pediatra es si es o no
recomendable utilizar desparasitantes para sus hijos. Fernando Álvarez, Asesor
Científico de Inti explica los principales puntos a tomar en cuenta sobre este asunto.

¿Qué son los parásitos y cómo se contagian?

Los parásitos son organismos que viven sobre


un huésped o en su interior y se alimentan a
expensas de él. Por lo general, las
enfermedades parasitarias, se pueden
transmitir por medio de los alimentos o aguas
contaminadas, con material fecal que contiene
los huevos del parásito. Los niños en edad
preescolar y escolar son una población
vulnerable a presentar parasitosis intestinales, infecciones del tubo digestivo que se
catalogan como un problema de salud pública.

“Los huevos o larvas más comunes son las lombrices intestinales que, al ser
ingeridos, se abren en los intestinos y se transforman en parásitos adultos del
tamaño de un grano de arroz; a los dos meses, las hembras ponen sus huevos en el
recto, durante la noche. Esto provoca irritaciones y escozor, generando que el niño
se rasque, lleve los huevos en las manos y los pase a otros, empezando el ciclo de
nuevo”, explica el experto.

¿Qué síntomas presentan los niños con parásitos en el cuerpo?

Las molestias más comunes son:

• Diarrea y estreñimiento.
• Dolor abdominal.
• Comezón anal y nasal.
• Rechinar los dientes.
• Cansancio extremo.
• Mareos, náuseas y gases.

“La mejor manera de prevenir infecciones


por parásitos es una buena higiene en el
manejo y preparación de los alimentos,
lavarse las manos después de ir al baño y
antes de comer”, puntualiza Álvarez.

¿Cuándo debo desparasitar a mis hijos?

Según explica el experto, la Organización Mundial de la Salud, OMS, recomienda


realizar este hábito por lo menos dos veces al año, es decir, cada seis meses a toda
la familia.
PREVENCIÓN

Y CONTROL DE

ENFERMEDADES
Evitables por vacunación según lo definido en la
NOM-036-SSA2-2002

Esta Norma Oficial Mexicana es de observancia obligatoria para todas las


instituciones que prestan servicios de atención médica de los sectores público, social
y privado del Sistema Nacional de Salud y aquellas otras organizaciones que
aplican biológicos y participan en la promoción, difusión e información sobre
vacunas al público en general.

Algunas son:

Rotavirus
Fiebre amarilla Rubéola
Haemophilus influenzae tipo b, Hib (en inglés) Sarampión
Hepatitis Tétanos
Influenza Tos Ferina o Coqueluche
Neumococo Virus de papiloma humano, VPH
Polio Otras EPV

DESNUTRICIÓN

La medida de prevención de la
desnutrición más evidente hace referencia
a llevar una alimentación lo más variada,
completa, equilibrada y gratificante
posible. Es fundamental enfocar el
momento de la comida como algo
satisfactorio que nos aporta los nutrientes
necesarios, pero también la excusa
perfecta para reunirnos y pasar ratos
agradables disfrutando de los alimentos.
Ante cualquier sospecha de desnutrición, o duda sobre la dieta diaria, las
necesidades calóricas y, especialmente, cambios injustificados en el peso, hay que
consultar con un especialista en dietética y nutrición. En casos donde el riesgo de
desnutrición sea muy elevado, no debemos dejar pasar el tiempo para poner
remedio. Siempre es más fácil remontar una desnutrición leve que una grave. Estas
recomendaciones y consejos te ayudarán a prevenir una posible desnutrición e
incluso tratarla:

• Ser muy estrictos con la higiene en la preparación de los alimentos. En muchos


casos, las infecciones provienen de una elaboración deficiente. Hábitos tan
sencillos como el lavado frecuente de las manos, el hervido de alimentos
y conservación adecuada puede evitar muchos problemas.
• Fomentar la lactancia materna exclusiva. La OMS recomienda a nivel mundial
este tipo de alimentación hasta los seis meses de vida. Así se evita el uso de
otros alimentos que puedan estar contaminados o la ausencia de proteínas en
la dieta de los bebés y niños.
• Priorizar la alimentación adecuada en las madres. Tanto antes del embarazo,
como durante el mismo y el periodo de lactancia para asegurar la calidad
nutricional de la leche materna y frenar el bajo peso al nacer.
• Uso de agua potable.
• Intentar aportar ciertas cantidades de proteínas de alto valor biológico: carne,
pescado, lácteos y huevos a diario. Es posible usar también mezclas de
cereales con leguminosas y frutos secos.
• Insistir en la necesidad de tomar cereales, grasas, hortalizas como fuente de
calorías. Así las pequeñas cantidades de alimentos proteicos se pueden utilizar
para su finalidad de crear y recuperar tejidos y emplearla en el crecimiento
infantil.
• Adecuar la dieta a las características propias de cada persona: gustos,
costumbres, estado fisiológico, etcétera. De esta manera, quizás en alguna
ocasión tendremos que triturar los alimentos si no se pueden masticar o tragar.
También podemos recomendar, en ocasiones, empezar a comer por el
segundo plato para que sea el más consumido, y adaptar las comidas
principales a los horarios de mayor apetito
• Revisar el estado de la dentadura también es interesante, así como verificar
que la deglución se realiza correctamente.
• Enriquecer con métodos naturales las comidas: añadir queso, leche, huevo,
nata, aceite de oliva, mantequilla, frutos secos… que son productos calóricos y
proteicos y no ocupan mucho espacio por lo que no producen gran sensación
de saciedad.
• Si con el enriquecimiento natural no es suficiente, valorar la necesidad
de añadir suplementación artificial a la dieta: son productos que se presentan
en varios formatos y sabores para añadir un extra de proteínas o calorías a la
dieta. Sin embargo, nunca deberían sustituir a las comidas, salvo en casos muy
excepcionales.

SOBREPESO Y OBESIDAD

Cómo prevenir la obesidad infantil


En la consulta de Pediatría de la Dra. De la
Vega, desde el primer contacto con el
bebé, se tiene como objetivo potenciar la
prevención de la obesidad y sobrepeso
infantil a través de la educación a los
padres. Por eso, desde la primera visita, se
entrega a los padres información sobre el
riesgo y la prevención del EPI,
recomendando (gentileza del Dr.
Casabona):

1. Lactancia materna prolongada 2-3 años y no sólo los seis primeros meses
de vida. Si la lactancia es artificial mantener la leche de Inicio todo el primer
año y cambiar a vaso a partir del año.
2. Comer en familia sin ver pantallas
3. Dar ejemplo comiendo saludablemente todos los familiares y el entorno del
niño.
4. Consumir más frutas y verduras (mínimo cinco al día).
5. Tener comida saludable siempre a la vista y al alcance (zanahorias cortadas
y peladas, coliflor, tomates, frutos secos con cáscara -recordad que los
frutos secos no deben ser ofrecidos hasta los 4-5 años de edad-, etc.).
6. Porciones adecuadas a la edad, actividad y tamaño del niño. Los platos de
los niños han de ser más pequeños que los de adultos.
7. Hacer la lista de la compra con tiempo y calma, además de programar los
menús varios días antes. La improvisación y las prisas llenan el carro de
comida precocinada, embutidos y, en general, de productos muy
procesados poco saludables.
8. No tener en casa patatas fritas, aperitivos, bebidas azucaradas, bollería
(incluidas las galletas), lácteos azucarados, natillas, etc., aunque en la
familia no haya sobrepeso. Toda la familia debe comer saludablemente,
sino la situación es vivida como un castigo al niño con genética
«ahorradora».
9. Más actividad física diaria: ir al colegio andando, pasear y jugar cada día
al exterior; los fines de semana hacer excursiones a pie en familia, en lugar
de ir a centros comerciales a «pasar la tarde». Estar inscrito en actividades
deportivas, por ejemplo.
Además, hay que tener claros los factores que favorecen la obesidad y el sobrepeso
infantil, para aprender a evitarlos:
• Excesivo aporte de proteínas (carne, pescado, embutido…) en la dieta
diaria.
• Dar papillas azucaradas y galletas ya en el primer año de vida (las galletas
son bollería a cualquier edad).
• Animar a comer al bebé sin respetar/reconocer signos de saciedad: girar la
cara, cerrar la boca, decir «no» con la cabeza, taparse la boca, llorar,
gritar. En los niños de más edad no se debe sobornar o hacer «teatro» para
conseguir que coman más.
• Leches de crecimiento -algunas con cereales, galletas y/o cacao
Incorporados- en dosis excesivas y mantenidas durante largos periodos de
tiempo. El 60% de estas leches lleva azúcares añadidos.
• Tomar cereales azucarados, mal llamados «de desayuno», de manera
habitual.
• Dosis excesivas de comida (que pueden comenzar con sobredosificación de
biberones en el caso de no tomar lactancia materna) y animar a que acabe
el plato.
• Exceso de tiempo con pantallas: tabletas, móviles, televisión ordenador,
consolas.
• Comer fuera de casa con frecuencia, ya que así se eligen pocas hortalizas,
bebidas azucaradas en vez de agua, se comen más cantidades de alimentos
menos saludables y se piden postres azucarados en vez de fruta.
• Consumo habitual de bebidas azucaradas: lácteos y batidos azucarados o
chocolateados, zumos (sean o no caseros), refrescos tipo «deportivo», de
cola, de naranja, sabor té, etc.
• Consumo habitual de bollería: galletas, pan brioche, bollos, cruasanes,
madalenas, donuts, etc.
• Consumo habitual de aperitivos salados (patatas fritas, ganchitos,
triángulos, gusanitos, estrellas, ruedas…) y snacks (barritas de cereales).
• Dormir menos horas de lo aconsejado: de 10 a 15 horas según edades y
«personalidades».
• Comer deprisa, sin masticar o mirando pantallas. Comer por aburrimiento,
comer por diversión, sobre todo fin de semana y festividades que inundan la
vida actual como cumpleaños, carnavales, Navidad, partidos «importantes»
de futbol, etc.

Diarreicas

Para evitar enfermedades diarreicas


• Usar agua purificada, hervida o
clorada.
• Lavar y tallar con agua y jabón
las verduras y frutas. Aquellas que
no se puedan tallar, deberán
lavarse con agua clorada (agregar 2 gotas de cloro por cada litro de agua),
dejarlas reposar 30 minutos y escurrir sin enjuagar o bien, desinfectarlas con
plata coloidal (seguir las instrucciones del producto).
• Utilizar cuchillos diferentes para alimentos crudos y cocidos.
• Lavar carnes y vísceras antes de su preparación.
• Cocer o freír muy bien los alimentos, sobretodo pescado y mariscos.
• No dejar alimentos cocidos a temperatura ambiente por más de 2 horas.
• En caso de utilizar leche no pasteurizada, hervirla antes de beberla.
• No consumir alimentos después de su fecha de caducidad.
• Limpiar los productos enlatados o que estén en frascos de vidrio, antes de
abrirlos y consumirlos.
• Mantener los alimentos tapados y en refrigeración.
• Añadir al depósito de agua (tinacos) un cuarto de taza de cloro para
desinfectar el agua.
• Evitar estornudar, picarse la nariz, toser o escupir frente a los alimentos.
Cabe destacar que la medida de higiene más efectiva es el lavado de manos
frecuente con agua y jabón: al llegar de la calle, antes de preparar alimentos, antes
de consumirlos, después de tocar alimentos crudos, después de ir al baño y después
de cambiar pañales.

Asimismo, si se opta por comer en lugares públicos se debe revisar que los
establecimientos cuenten con instalaciones limpias. Los trapos para limpiar, los
utensilios de cocina y la vestimenta de las personas que cocinan también deben
encontrarse limpios, además deben usar cubrepelo, cubrebocas, uñas cortas, sin
anillos, pulseras, etc.

Los baños deben estar limpios y deben contar con agua corriente, jabón (de
preferencia líquido), papel sanitario, toallas desechables, depósito de basura con
bolsa de plástico; y la basura que se almacene debe estar tapada y la recolección
debe ser periódica.

Es importante recordar que la diarrea se caracteriza por evacuaciones frecuentes


de heces sueltas o líquidas, en la cual existe una pérdida de sales (electrolitos como
el sodio, cloruro, potasio y bicarbonato) que son importantes para mantener el
estado de hidratación.

La diarrea suele ser un síntoma de infección del tracto digestivo ocasionada por
virus, bacterias o parásitos que se adquieren al consumir agua o alimentos
contaminados, o bien, de una persona a otra por una higiene inadecuada, por vía
fecal-oral (ano-mano-boca).

Los bebés, los niños, los adultos mayores y los enfermos tienen mayor probabilidad
de deshidratarse al padecer enfermedad diarreica. Los síntomas de deshidratación
son: boca reseca, letargo, ausencia de lágrimas, ojos hundidos, ausencia o
disminución de la orina.
Para evitar la deshidratación se sugiere:
• Beber Vida Suero Oral después de cada evacuación o vómito.
• Acudir a revisión médica ante cualquier síntoma de deshidratación.
• Seguir las recomendaciones del médico y guardar reposo en casa.
• Mantener estrictas normas de higiene, especialmente en la preparación y
consumo de alimentos.

Si se trata de un menor de edad se recomienda continuar la lactancia materna si se


trata de un bebé. En caso de que ya esté recibiendo alimentos sólidos, continuar
con su alimentación habitual, ofreciendo alimentos con mayor frecuencia. Dar de
comer y beber después de la diarrea y estar al pendiente de que no se deshidrate.
Si usa pañal, asegurarse de cambiarlo con frecuencia y depositarlo en botes de
basura con tapa.

Infecciones respiratorias agudas

Es importante que si los niños presentan


datos de una infección respiratoria aguda
acudan a la unidad de salud, para que les
indiquen el tratamiento adecuado.
Además, existen medidas generales para
cuidarlos en casa cuando están enfermos
y medidas de prevención para evitar
contagios y nuevos episodios.

Evita automedicar a los menores, sobre todo con antibióticos, ya que estos
pueden ocasionar que los microorganismos se hagan resistentes y ocasionar
formas graves de las enfermedades. Recuerda que la mayoría de las infecciones
respiratorias agudas, son ocasionadas por virus y se autolimitan
ABC del manejo en el hogar

Existen tres reglas básicas que se deben poner en práctica desde el momento
en el que inician las infecciones respiratorias agudas, se les conoce como
el ABC del manejo en el hogar:

Alimentación adecuada: para prevenir la desnutrición. Es necesario continuar


con la lactancia materna o leche que toma actualmente y con su alimentación
habitual. Recuerda que probablemente tenga la garganta inflamada o irritada,
por lo que procura darle alimentos suaves (cocidos o en papillas). Incrementa el
consumo de frutas que tengan vitamina C, generalmente son las de color
amarillo o naranja.

Bebidas abundantes: para facilitar la expulsión de moco o flemas. Dale muchos


líquidos, principalmente agua simple. Puedes darle líquidos tibios para mejorar
la molestia de la garganta, por ejemplo, tés.

Consulta oportuna: Recuerda que una tos o catarro bien cuidado, no tiene por
qué complicarse. Si tu hija o hijo presenta uno más de los signos de alarma
acude a tu unidad de salud para que lo valores inmediatamente.

Los signos de alarma son:

• Respira muy rápido y se agita más de lo normal.


• Tiene dificultad para respirar.
• Tiene pus o secreción en el oído.
• Fiebre de difícil control.
• Dificultad para beber o amamantarse.
• Se ve más enfermo.
Tuberculosis pulmonar

La mayoría de las personas con


tuberculosis no necesitan tratamiento en un
hospital y es posible cuidarlas en el hogar.
Los médicos suelen tratar la tuberculosis
con antibióticos de administración oral
(por boca). Eliminar todas las bacterias de
tuberculosis lleva tiempo; por lo tanto, la
mayoría de las personas necesitan tomar
un medicamento durante 6 a 9 meses. A
veces, los médicos usan una combinación
de medicamentos contra las bacterias para
tratar la tuberculosis activa.

Es importante tomar los antibióticos durante el tiempo que el médico los recete,
aunque la persona se sienta bien en unas pocas semanas. Esta es la mejor manera
de matar las bacterias nocivas. Si el tratamiento se interrumpe demasiado rápido o
si se saltean dosis, las bacterias que aún están en el organismo pueden volverse
resistentes al antibiótico. La resistencia a los antibióticos puede provocar tipos más
peligrosos de tuberculosis que son más difíciles de tratar.

Además, los médicos tal vez traten a las personas con una infección latente y sin
síntomas. Esto se conoce como terapia de prevención. Elimina las bacterias para
que no puedan causar problemas de salud más adelante. La terapia de prevención
más común es una dosis diaria de un antibiótico llamado isoniazida, que se toma
durante 6 a 9 meses. En algunos casos, los médicos también le recetan isoniazida a
las personas que están en riesgo de volver a contraer tuberculosis.

¿Es posible prevenir la tuberculosis?

La prevención de la tuberculosis depende de lo siguiente:

• evitar el contacto con las personas con la enfermedad activa


• usar medicamentos como medida de prevención en los casos de riesgo
elevado
• mantener buenas condiciones de vida
Para prevenir el contagio de los gérmenes que causan la tuberculosis y otras
infecciones, anime a todas las personas de su familia a hacer lo siguiente:

• Lavarse las manos con frecuencia y de manera adecuada.


• Estornudar o toser en un pañuelo de papel o sobre el codo, nunca sobre las
manos.

• Usar toallas, vasos, y cubiertos propios en lugar de compartirlos.

¿Cuándo debería llamar al médico?

Llame al médico si un miembro de su familia:

• tuvo contacto con una persona que tenía tuberculosis


• tiene fiebre que dura mucho tiempo
• tiene sudores nocturnos
• tiene tos que dura mucho tiempo

CARIES Y ENFERMEDADES DE LAS ENCIAS

• Cuide bien los dientes de su bebé.


o Desde el nacimiento hasta los 12
meses. Mantenga limpia la boca de su
bebé pasándole suavemente un paño
limpio para bebés por las encías. Una vez
que observe los primeros dientes, cepille
suavemente con agua y un cepillo de
dientes suave para bebés. Consulte con el
médico o el dentista de su hijo acerca del
uso de flúor. Use una pequeña cantidad
de pasta dental con fluoruro del tamaño
de un grano de arroz.
o 12 a 36 meses. Cepille los dientes de su hijo 2 veces al día. Si el médico
o el dentista de su hijo recomienda el uso de una pasta dental con flúor,
use solo un poquito en el caso de los niños menores de 2 años (del
tamaño de un grano de arroz). Los mejores momentos para cepillarle los
dientes son después del desayuno y antes de acostarse. El flúor de la
pasta dental está diseñado para ser enjuagado y no para ser consumido,
vigile a su niño mientras se cepilla. Cuando tenga la edad suficiente,
dígale que escupa el residuo de la pasta dental después de cepillarse.
o 3 a 6 años. Cepille los dientes de su niño dos veces al día. Use una
pequeña cantidad de pasta dental con fluoruro del tamaño de una
arveja.
• Nunca acueste a su hijo con un biberón o con alimentos. Esto no solo expone
los dientes de su hijo a azúcares, sino que también lo pone en riesgo de tener
infecciones de oído y de ahogarse.
• Dele un biberón a su hijo solo durante las comidas. No use un biberón ni un
vaso para bebés como chupete, chupón o chupo. Tampoco le permita a su hijo
caminar con estos artículos ni beber de ellos durante períodos muy largos.
• Controle si el agua de su hogar tiene flúor. Si el agua del grifo de su hogar
viene de un pozo, es posible que el médico o el dentista de su hijo deseen
hacerle pruebas a una muestra de agua para controlar el contenido natural de
flúor. Si el agua del grifo de su hogar no contiene suficiente flúor, el médico o
el dentista de su hijo le recetarán un suplemento con flúor apropiado si su hijo
tiene un alto riesgo de tener caries dental.
• Enséñele a su hijo a beber de un vaso regular cuanto antes, preferentemente
entre los 12 y 15 meses. Al beber de un vaso, tiene menos probabilidades de
que se le junte líquido alrededor de los dientes. Además, no se puede llevar
un vaso a la cama.
• Si su hijo debe tener un biberón o de un vaso para bebés durante períodos
largos, rellénelo solo con agua. Durante los viajes en auto, si su hijo tiene sed,
ofrézcale solo agua.
• No permita que su hijo coma alimentos dulces ni pegajosos, como caramelos o
dulces, gomitas, galletas dulces o caramelos tipo roll-ups. Los alimentos como
las galletas de agua y las patatas fritas también contienen azúcar. Estos son
especialmente malos si su hijo los come muy seguido como refrigerios. Sólo se
los debe comer a la hora de la comida. Enséñele a su hijo a usar la lengua
para sacar restos de alimento de los dientes en forma inmediata.
• Sírvale jugo solo durante las comidas y limítelo a 4 a 6 onzas al día. Además,
el jugo no es recomendado para los bebés menores de 6 meses.
• Haga una cita con el dentista para su hijo antes del año de vida si tiene
alguna inquietud, ve algún problema o necesita más información.
DETECCIÓN TEMPRANA

ATENCIÓN OPORTUNA
Enfermedades metabólicas congénitas

La detección temprana de
enfermedades metabólicas congénitas
es la segunda, después de la
vacunación, estrategia de salud
pública más importante en los niños,
ya que permite el inició oportuno del
tratamiento médico y nutricional de
forma interdisciplinaria, con el
propósito de reducir al mínimo las
complicaciones en el menor, finalizó.

Defectos visuales y auditivos

La detección precoz, tanto de problemas auditivos como visuales, permite en


algunos casos solucionar el problema
y en otros, como mínimo, corregir el
grado de audición o visión del
paciente. En cualquier caso, cuanto
antes se detectan los problemas de
visión y audición, mejor es el
pronóstico de la patología. Además,
cuanto antes se realiza la corrección
de estos déficits antes mejora el
aprendizaje, el desarrollo psicomotor
y las relaciones sociales de los niños.

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