Está en la página 1de 13

Joseph Schmid, Identidad de los

Indiscernibles y Simplicidad Divina

Carlos R. Hernández

I. Introducción

El contexto de esta respuesta hacía Joseph C. Schmid (en adelante me referiré a él


como Joe) es su artículo titulado “Naturalism, classical theism and first causes”,
artículo el cual es una respuesta al artículo del filósofo español Enric F. Gel titulado
“How many and why? A question for Graham Oppy that classical theism can
answer”. En el mencionado artículo Enric tiene dos objetos de demostración: que
existe numéricamente una causa primera y el por qué existe numéricamente una
causa primera —valga la redundancia, pues eso está contenido en el título del
artículo—. Para luego concluir que el teísmo clásico (más en específico, el tomismo)
es teóricamente superior al naturalismo de Graham R. Oppy. Joe en su respuesta a
Enric criticará el Principio de Identidad de los Indiscernibles y postulará una
supuesta incompatibilidad entre la Doctrina de la Trinidad y la Doctrina de la
Simplicidad Divina. Ahora bien, cabe aclarar que en lo personal no me complico en
cuestiones epistemológicas, i.e., si ésta tesis es teóricamente más plausible o más
viable que esta otra, etc. La razón de ello es que, la invalidez y falsedad
epistemológica no afecta —al menos en gran medida— a las cuestiones o
problemáticas ontológicas, porque una cosa es la cosa en sí y otra cosa es el
conocimiento referido a la cosa en sí.
Por lo cual, nuevamente, cabe aclarar que mis objetos a demostrar son los
siguientes: a) responder de forma verdadera a las críticas hacia el Principio de
Identidad los Indiscernibles, b) posteriormente demostrar tal principio, c) demostrar
la falsedad de los ejemplos hechos a partir Principio de Identidad de los
Indiscernibles planteados por Joe —lo que conlleva explicar la Doctrina de la
Simplicidad Divina en unos momentos, para refutar satisfactoriamente los
ejemplos—, y d) demostrar que la supuesta incompatibilidad entre la Doctrina de la
Trinidad y la Doctrina de la Simplicidad Divina (doctrina fundamental del tomismo)
es falsa por no atacar la verdadera formulación trinitaria que sostiene el
tomismo.
Si bien indirectamente demostraré que necesariamente existe una sola primera
causa, no es lo principal, así como cuando se abordan cuestiones de Teología
Sagrada o Revelada, serán cuestión es que no serán demostradas o abordados a
profundidad
II. Principio de Identidad de los indiscernibles y Doctrina de la
Simplicidad Divina

Tanto el Principio de Identidad de los Indiscernibles como la Doctrina de la


Simplicidad Divina (PII y DSD en adelante) son cuerpos teóricos fundamentales
para el teísmo clásico —enfocándome en el tomismo —, el PII nos ayuda a saber si
puede haber más de un Dios (entendido como el ente que posee la plenitud de su
ser) para así saber si las religiones monoteístas son verdaderas o no, este principio
principalmente utilizado por los escolásticos para demostrar la falsedad del
politeísmo, dicho principio enuncia lo siguiente: “[...] si entre dos entes no se
encuentra diferencia ninguna, no se tratará de dos entes, sino de uno solo; es éste
el llamado principio de la identidad de los indiscernibles (indistinguibles)”1. Según
Carpio el PII se deriva del Principio de Identidad (todo ente es idéntico a sí
mismo), si esto es verdad o no, lo demostraré más adelante. Siguiendo con la
definición expuesta del PII, si se dice que hay dos perros que poseen las mismas
características en un sentido ontológico —i.e., que poseen hasta los mismos
accidentes como la ubicación espacial— entonces jamás hubo dos perros sino
solamente uno. Por lo tanto, se sobreentiende que el PII tiene como fin teórico
primario o principal la unidad del ente, si es que dos entes poseen las mismas
características o atributos, entonces se trata de un solo ente. Mientras que la DSD
reza que en Dios no hay ningún tipo de composición metafísica: sea la materia y la
forma, la sustancia y el accidente, el acto y la potencia o el ser y la esencia —esto
será demostrado por Santo Tomás de Aquino en la cuestión 3 de primera parte de la
Suma Teológica y en los capítulos 15 al 20 de la Suma Contra Gentiles—. Explicado
brevemente, Dios no está compuesto ni de materia ni potencia ni accidente ni por
una distinción real de su esencia con respecto a su ser porque ello demuestra una
carencia o deficiencia ontológica, pues en ese hipotético caso Dios podría ser “en
algún futuro” o tendría sobre añadidos irrelevantes a su ser, todas esas marcas de
potencialidad refieren a que Dios sería causado por algo externo a sí, prácticamente
Dios sería una criatura más. Entonces, Dios al no estar compuesto por nada y ser
absolutamente simple (ser solamente Él) es idéntico a cada uno de sus atributos,
atributos los cuales son múltiples porque es una distinción de razón pero en la
misma realidad de Dios simplemente existe un atributo: su existencia. Por esto
mismo San Anselmo dijo lo siguiente: “ciertamente todo lo que eres no lo eres por
otro, sino por ti mismo. Tú eres, pues, la misma vida por la que vives; y la sabiduría
por la que sabes; y la bondad misma por la que eres bueno para buenos y malos: y
así de todas las cosas semejantes”2.

1
Adolfo P. Carpio, Principios de Filosofía, Ed. Paidós, c. 1, 1, p. 36.
2
San Anselmo de Canterbury, Proslogion, Ed. Biblioteca de Iniciación Filosófica, c. XII, p. 54.
Como Dios posee su existencia o esse de modo pleno e ilimitado Dios es su
sabiduría y es la sabiduría, Dios es su poder y es el poder, así con cada uno de los
atributos que predicamos de Dios. Ahora bien, que se diga que Dios es el poder es
la sabiduría, de ahí no se sigue que Dios sea todo el poder ni toda la sabiduría, eso
sería malinterpretar de manera fundamental dicha doctrina. Como Joe desarrolla
sus críticas dentro del marco tomista, no veo la necesidad —dado el caso— de
demostrar por lo menos la DSD, pues es la base de la cual Joe partirá para hacer
sus críticas.

III. Crítica al PII y la DSD

La crítica de Joe es un tanto curiosa, pone el ejemplo de dos seres —X e Y— los


cuales comparten todas y cada uno de los rasgos, obviamente al aplicarse el PII se
llega a la conclusión de que X e Y son un mismo ser, según Joe una vez llegada a
esa conclusión “[...] obtenemos: si x es distinto de y, entonces hay alguna
característica que tiene uno que le falta al otro. Y esto, a su vez, es simplemente
decir que la multiplicidad requiere alguna característica diferenciadora. Dada la
naturaleza controvertida de la IO, parece dialécticamente inadecuado asumirla sin
más. La motivación principal parece ser la explicabilidad: si x e y comparten todos y
sólo los mismos rasgos, ¿en virtud de qué se diferencian o individuan el uno del
otro? Dada la naturaleza del caso, no podemos señalar algo que tenga uno y no el
otro. Y en ese caso, su individuación parecería ser primitiva o bruta” 3. Esa es una de
las dos alternativas presentadas por Joe para descartar el PII, pues tiene sentido: si
X e Y tienen todas las características —asumiendo hipotéticamente que el PII es
verdadero— ¿cómo puedo diferenciarlos? ¿cómo puedo diferenciar a dos seres que
poseen todas y cada una de los rasgos? Tal como dice Joe, la individuación de X e
Y simplemente parece inexplicable. Y si se dice que en realidad existe otro rasgo
diferenciador que individua a X e Y ¿qué individua a ese rasgo? En palabras de Joe:
“[...] ¿en virtud de qué se individuan esos rasgos de x e y? Si no están individuados
por nada, entonces tenemos una individuación primitiva, que es precisamente lo que
IoI pretendía evitar. Si tienen algunos rasgos diferenciadores más, entonces
estamos en una regresión viciosa. Ya que podemos preguntarnos, de esos rasgos,
¿en virtud de qué están individuados? Y así ad infinitum. Parece, pues, que
debemos tocar fondo en la individuación primitiva” (p. 7). Entonces, existen dos
alternativas al PII que rezan:

1) La individuación es autoexplicativa.

2) La individuación es primitiva (un hecho necesario o contingente que es causal o


no-causal).

3
Joseph C. Schmid, Naturalism, classical theism and first causes, p. 7.
Y según lo explicado por Joe, para que el PII sea verdadero hay que falsear o
descartar las dos posibilidades. Si se descarta 1 entonces habrá que explicar por
qué no es autoexplicativa y habrá que explicar por qué —tal como advierte Joe— no
se cae en una regresión infinita en las explicaciones. Y si se quiere apelar a que no
existe tal regresión, entonces habrá que explicar por qué no es un hecho bruto la
individuación de X, Y, o la de cualquier ser. Pero si se niega 2 entonces
necesariamente hay que aportar una explicación —razón suficiente— sobre la
individuación en los seres.
Se hace evidente que la negación de 1 y 2 conlleva a grandes absurdos y
problemas para los proponentes del PII, al negarse las dos alternativas entonces los
rasgos que poseen tanto X como Y, deben estar individuados para que pueda
afirmarse que dichos rasgos pertenecen a X e Y, i.e., si X posee el rasgo de la
abstracción e Y no, entonces ¿en virtud de qué se individua el rasgo de la
abstracción que posee X? Pero nuevamente, tal como advierte Joe, se puede
preguntar sobre qué individua a esos rasgos en una cadena extensa de
explicaciones sin encontrar una respuesta satisfactoria sobre la individuación de X e
Y. Por lo tanto, por cuestión de mantener la racionalidad se debe aceptar la
alternativa 1 y entonces, por consecuencia sucede esto: se da paso a que no sea
metafísicamente absurdo el decir que dos seres poseen absolutamente los mismos
rasgos y características, y que no necesariamente son idénticos, la razón de ello
está en que no es un absurdo afirmar que la individuación de uno con respecto a
otro se explica a sí misma y no se explica por un rasgo diferenciador, es
básicamente lo que se defiende, la individuación es por a si misma, ahorrando la
necesidad de extender innecesariamente la cadena explicativa.
Por último, Joe dice que hay buenos candidatos para establecer la individuación en
los seres de esse puro, “consideremos, en primer lugar, que la mayoría de los
teístas clásicos tomistas piensan que ser esse puro es compatible con ser trinitario,
es decir, con existir como tres personas. Pero si eso es así, seguramente ser puro
esse también es compatible con ser (digamos) unitario, es decir, existir como una
sola persona” (p. 7). Ciertamente a prima facie parece ser cierto, si se dice
hipotéticamente, al menos como una posibilidad lógica, que pueden existir dos seres
de esse puro que se diferencian por las cantidades de las personas divinas, pues
parece plausible. Ya sea que exista un Dios con una persona, dos, tres o 4, siendo
esse puro. Y esto claramente afecta de lleno a la DSD al demostrar —al menos a
prima facie— que pueden existir más de un ser de esse puro que realmente sean
diferentes uno del otro.

IV. Primera refutación: en defensa del PII

Iniciando en defensa del PII, he de aclarar que la crítica de Joe es bastante


persuasiva como si un sofista quisiera convencer a un buscador de la verdad. Joe
comete un error fundamental al malinterpretar el PII, debido a que toma al PII
como un principio de individuación y por ende, de diferenciación, lo que está muy
alejado de la realidad. Es evidente que piensa que el PII es una forma de plantear
un genero y especie, pero evidentemente, eso no sirve para individualizar y
diferenciar, ¿por qué? Por la simple razón de que el PII trata sobre la unidad del
ente o del ser, por eso dice que si dos entes poseen las mismas características, son
un mismo ente. Como mucho el PII sirve para distinguir especie pero es solamente
algo secundario del mencionado principio, por ejemplo: si la especie humana y canis
lupus familiaris tienen absolutamente toda las mismas características, entonces son
una misma especie. Obviamente esto no es así porque existen diferencias
ontológicas gigantescas entre los humanos y los perros. Pero como dije, a lo mucho
el ejemplo de diferenciación entre especies y géneros de entes es algo secundario.
Ahora bien, ¿tienen sentido las dos alternativas propuestas por Joe?
Lamentablemente mi respuesta es, no. La razón es simple: como expliqué
anteriormente el PII no es un principio de individuación, entonces Joe interactúa con
un principio que no es de individuación, es algo paradójico. Antes de profundizar en
las alternativas (que a estas alturas carecen de sentido con respecto a ser sustitutos
del PII), considero prudente dar una demostración del Principio de Identidad de los
Indiscernibles. El argumento es el siguiente:

1. Si PI es verdadero, entonces el PII es verdadero.


2. Para que el PI sea verdadero la sustancialidad de los entes debe ser de los
entes.
3. Es inevitable que la sustancialidad de los entes debe estar en los entes.
4. Por lo tanto, el PI es verdadero.
5. Por lo tanto, el PII es verdadero.

El argumento es relativamente sencillo, la premisa 1 es un condicional el cual


básicamente postula qué el PII se deriva necesariamente del PI (Principio de
identidad). La premisa dos establece condicionalmente la verdad objetiva del PI. La
premisa 3, afirma la verdad objetiva del PI, y tanto la primera como segunda
conclusión se derivan de las premisas anteriores. La premisa más controvertida
considero que es la premisa 1, se podrá cuestionar que el PII se deriva
necesariamente del PI, pero el objetor no podrá estar más equivocado, si cada ente
particular posee en sí mismo su forma particular y esta forma particular es
incomunicable, entonces cada ente particular posee características qué le son de
suyo y no existe en otro individuo. Para demostrar la premisa 2 haré una reducción
al absurdo. Supóngase que realmente no existe la forma y solo hay pura materia, se
preguntará con toda razón porque la materialidad está organizada de esa forma tan
específica, un materialista puede responder qué es por obra de las fuerzas
fundamentales, pero eso conlleva aceptar que las fuerzas fundamentales son algo
en sí, algo concreto, algo material, ¿cuál es el problema? Que las fuerzas
fundamentales no son algo en sí, sino son interacciones entre los entes materiales,
por ende si no existen dos cuerpos entonces como tal no habría gravedad, ni fuerza
nuclear fuerte, ni débil, ni electromagnética, ¿con referencia a qué un ente material
se vería atraído gravitacionalmente si no existe otro cuerpo además de él en un
hipotético escenario? Lo mismo con las demás fuerzas fundamentales ¿con
referencia a qué ese ente material —el cual no está compuesto por otros entes
materiales porque ya no se habría de un solo ente material— se vería repudiado si
no existe otro ente material además de él? Una vez establecido que las fuerzas
fundamentales no son una cosa en sí y por ende, no pueden ser las causas del
ordenamiento específico de los entes materiales, proseguiré con la argumentación.
Una vez descartada la opción de las fuerzas fundamentales realmente no quedan
explicaciones puramente materialistas para explicar el ordenamiento específico y
particular, además que el materialista se enfrenta el problema de que la materia
inevitablemente es el principio potencial del mundo, es la materia la que posee
potencias intrínsecas como el cambio de ubicación espacial o la propia
corruptibilidad cuando está particularizada en algún ente. Pero si se insiste con que
las fuerzas fundamentales son aquellas “formas” que particularizan a la materia
—sea en un sentido esencial/sustancial como accidental—, entonces enfrenta a un
segundo problema además del ya mencionado. Y es que hipotéticamente las
fuerzas fundamentales particularizan a la materia, i.e., le dan esa consistencia
particular, pero como dije anteriormente las fuerzas fundamentales son meras
interacciones entre los cuerpos, por lo tanto se está diciendo que las fuerzas
fundamentales particularizan a entes los cuales ya están particularizados al
interactuar entre ellos y así dar lugar a las fuerzas fundamentales, porque si no
están particularizados es imposible que interactúen entre ellos, y si no interactúan
entre ellos no hay fuerzas fundamentales que los ”particularice”. Es semejante a una
causa sui, aquello que particulariza a la (fuerzas fundamentales) sustancia material
ya está particularizada para dar lugar a las fuerza fundamentales. Por lo tanto, se ha
demostrado que las fuerzas fundamentales no son candidatos para explicar la
particularización de la materia.
Pero entonces, si en un esquema materialista se descartan a las fuerzas
fundamentales como explicaciones de las particularizaciones de las sustancias
materiales ¿qué otra explicación puede haber si ya se ha demostrado que la materia
posee en sí misma potencia intrínsecas? Si se responde en el mundo existe pura
potencialidad, se cae en el absurdo de que si el mundo es pura potencialidad
entonces no habría un ahora, sino un poder ser o futuro interminable, si el mundo
fuera pura potencialidad el lector no estaría leyendo esto ahora mismo. Queda
demostrado pues, la irracionalidad del materialismo.
Como sea falseado al materialismo, entonces no queda otra alternativa a la
explicación de la particularización del ente material que la dualista hilemórfica, como
supongo que Joe no se apega a un realismo exagerado, entonces no hay razón
para explicar porqué la forma existe separada de la materia, por ende la corriente
hilemórfica verdadera es la moderada o aristotélico-tomista, por consiguiente queda
demostrada también la premisa 3.

Debido a que la explicación de la particularización del ente material es la forma (la


cual es inmaterial), entonces se demuestra que el Principio de Identidad es
verdadero en tanto la identidad existe en cada ente particular, ahora bien, ¿cómo se
relaciona el Principio de Identidad con el Principio de Identidad de Los
Indiscernibles? A prima facie parece forzoso, pero si se queda en la vista superficial,
seguirá pareciendo forzoso, la clave está en profundizar porqué el PII deriva
necesariamente del PI. En una de las pocas obras sobre el individuo en el tomismo
que existen en castellano, se lee lo siguiente: “[...] afirmar que algo no es distinto de
sí mismo es lo mismo que decir que algo es idéntico a sí mismo, pero eso es lo
mismo que también decir que aquello por lo que algo es idéntico a sí mismo es
efectivamente incomunicable a todo lo demás. [...] Si la incomunicabilidad es la
exigencia de que el individuo sea idéntico a sí mismo, de tal modo que su perfección
esencial sea intransferible ontológicamente a otro, la distinción es la exigencia de
que el individuo sea verdaderamente distinto de los demás, de tal modo que no
compartan ninguna propiedad según la misma
determinación. Así pues, si un individuo es distinto de otro, por la misma razón, es
incomunicable; por lo que jamás existirá una entidad individual que se distinga de
otra y que no tenga la razón de su distinción en su incomunicabilidad”4. La clave de
la cuestión está en la incomunicabilidad del ente ya sea material o forma (morphe)
pura, de modo que si cada este está particularizado entonces esa identidad que
existen de forma particular en ese no se la puede comunicar o transmitir a otro ente,
pues si fuera posible eso entonces es ente que transmite o comunica su identidad
dejaría de ser ese ente particular, pero esto lo abordaré en unos momentos.
De este modo, si la identidad de cada ente particular es incomunicable, entonces se
sigue necesariamente que si existen dos entes que sean indiscernibles —i.e.,
indistinguibles al poseer las mismas características ontológicas— entonces se sigue
que es un ente solamente, porque si habría dos entes la identidad sería
comunicable, lo cual es imposible. Por lo tanto, el Principio de Identidad de los
Indiscernibles queda demostrado.

Finalizando con la primera refutación, ya aclarado que las dos alternativas no


afectan en lo absoluto al PII ¿qué tan verdaderas son las ya dichas alternativas?
Comenzando por la segunda alternativa que dice: “La individuación es primitiva (un
hecho necesario o contingente que es causal o no-causal)”. Al ser primitiva se da a
entender que es inexplicable o epistemológicamente inaccesible, ¿la noción de
hecho bruto es acaso verdadera? O mejor, ¿hasta qué punto es verdadera? Tal
como aclaré en la introducción, intento no complicarme con cuestiones referidas a la
episteme al no invalidar postulados ontológicos, si se dijese que sí se invalidan o
falsean postulados ontológicos se caería en un absurdo, a saber: la epistemología y
sus problemas refieren a cómo el intelecto accede al ente, tal como dice la noción
de verdad escolástica: “verdad es la adecuación entre objeto y entendimiento”5,
como refieren al ente conocido, entonces no refiere al ente en cuanto tal o en sí
mismo, por consiguiente la epistemología no puede operar sin presuponer una

4
Paulo Faitanin, El Individuo en Santo Tomás de Aquino, 1, pp. 13-14.
5
Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, I, q. 16, a. 1, r.
ontología determinada, porque sino no estaría estudiando nada y sería meramente
ilusorio o vacío. Ese es el gran absurdo.
Siguiendo con el valor de verdad de la noción del hecho bruto, simplemente me
parece enormemente risible tal noción, si la misión de la filosofía es dar respuesta
satisfactoria a los problemas más fundamentales ¿qué es satisfactorio tiene decir
este suceso es completamente inexplicable en cuanto tal? Obviamente, no tiene
nada de satisfactorio y racional. Si se dice que: Dios es un hecho bruto o Dios es
algo primitivo, si quiere transmitir que es imposible conocer a Dios en cuanto tal, en
cuanto lo que es, pero entonces la Teología Natural o Filosofía de la Religión se
derrumbaría por completo, no se podrían dar formulaciones básicas como decir veo
seres ontológicamente dependientes, ergo, ha de existir un ser que no dependa de
otro para existir. Más allá de si la proposición es verdadero no, es débil o sólida, es
un claro ejemplo de que el ser humano puede concebir la idea de Dios en cuanto
tal6 por ende puede acceder a Dios de una manera limitada. Lo mismo con las
mismas cuestiones ontológicas y sus derivaciones, de una manera u otra el ser
humano puede acceder a esas cuestiones ya sea de manera completa o
incompleta, pero lo importante es que puede acceder a esas cuestiones y no
simplemente decir que es inaccesible. Dado lo explicado, la noción de hecho bruto
no puede ni debe ser verdadera.
Sobre la primera alternativa, ¿es verdadera? Como el tema de la individuación es
complejo simplemente voy a dar explicaciones directas y concisas, puesto que
profundizar en esa cuestión es el más allá de los propósitos de esta respuesta.
Sobre este tópico Joe explica lo siguiente en la nota décimo tercera: “se podría
objetar: no es que estemos planteando dos rasgos, F y F*, donde x es F e y es F*,
que individúen a x de y; más bien, estamos diciendo simplemente que uno tiene un
rasgo del que el otro carece. Es decir, estamos diciendo simplemente que x es F,
mientras que y no es F. Y no hay nada primitivo o bruto en la individuación de (o
distinción entre) ser F y no ser F. [...] Pero si no hay nada primitivo o bruto en la
individuación de (o distinción entre) ser F y no ser F, entonces tampoco hay nada
primitivo o bruto en la individuación de (o distinción entre) ser x y no ser x. Y si no
hay nada primitivo o bruto en esto, entonces esto es seguramente todo lo que
necesitamos decir para explicar la distinción entre x e y. No es necesario apelar a
rasgos individuantes. En resumen: para evitar una regresión viciosa de rasgos cada
vez más individuantes, el defensor de la IO debe decir que la individuación de (o la
distinción entre) ser F y no ser F se explica por sí misma o es primitiva. Pero
entonces esto es precisamente lo que el oponente de la IO puede decir sobre la
individuación de primer orden de (o distinción entre) ser x y no ser x” (p. 17). Sobre
esto se puede dar al menos dos respuestas: un análisis a prima facie y un análisis a
profundidad. El primero vendría a explicar que la individuación en los entes se
explica por sí misma en tanto que aquello que compone sustancialmente a esos

6
Se podría objetar que estoy hablando a un argumento ontológico, pues hablo de que la idea de Dios
es concebida por la mente humana, tal objeción no podría estar más lejos de la realidad debido a que
la proposición ejemplificada parte de la observación no de la pura idea. De este modo la proposición
ejemplificada es a posteriori y no a priori.
entes vendría a ordenar la estructura de dichos entes, hasta el momento sostengo
que esto únicamente se puede aplicar a los entes hilemórficos y no a los entes que
son pura morphe. En los entes hilemóficos la individuación se explica a sí misma en
tanto que la materia que compone al ente es la razón por la cual ese ente posee
dicha materia, de la misma manera, la carne, huesos, sangre y demás son distintos
tipos de materia —segunda— con respecto al ser humano, por esto mismo
Oderberg afirma que: “es la materia la que divide la forma común, es decir, lo que
convierte lo comunicable en incomunicable, y lo que en unión con la forma da como
resultado lo que es ‘indistinto en sí mismo y distinto de los demás’”7. Por esto mismo
el principio Quantum Materia Signata reza que en cada ente hay una cantidad
indeterminada de materia, se sigue que no es la misma cantidad de materia la que
posee Sócrates a la que posee Aristóteles. Y que la individuación sea
autoexplicativa en los entes hilemórficos refiere a que la materia en tanto
componente invierto de la forma estructuraliza u ordena tanto sustancial como
accidentalmente al ente hilemófico, por eso Oderberg dice que es la materia la que
divide a la forma, en tanto que la materia ordena al ente material el cual es un
individuo, la materia vuelve incomunicable el ser particular de un ente hilemórfico,
por lo cual la materia en tanto componente vuelve único a ese ente. En palabras de:
“así que cuando decimos que la sustancia es el principio de su individuación por su
propia entidad, tenemos en cuenta el hecho de que cada sustancia material, siendo
un tal, es por lo tanto individual; pero no excluimos el hecho adicional de que cada
sustancia material tiene un componente, es decir, su materia, en virtud del cual es
un esto/tal. Los individuos pueden auto-individualizarse sin que esa
autoindividuación sea primitiva o incapaz de un análisis posterior, al igual que los
pianistas pueden, por definición, tocar el piano sin que su pianismo sea incapaz de
un análisis posterior”8. Una vez explicado el análisis a prima facie, procederé a
desarrollar un análisis a profundidad sobre la individuación en los entes hilemórficos,
cabe aclarar que la explicación es simplemente provisional, más no concluyente, por
lo cual está sujeta a ser falseada. Cómo se explico anteriormente, la materia tanto
componente individualiza al ente hilemófico, pero ¿qué individualiza a la materia en
tanto componente de la sustancia? Seguramente Joe objete que esto conllevaría
una regresión infinita o viciosa, a lo que respondo que no por la siguiente razón: se
dice que existen rasgos diferenciadores o individualizadores, lo que individua a la
materia en tanto componente es la misma forma sustancial porque es la forma
sustancial la que le otorga dicha actualidad a la materia para que ordene la
estructura sustancial del ente, a su vez la forma sustancial recibe la actualidad del
esse participado y en virtud de la esencia participada la forma será según la especie
o diferencia específica del ente al cual particularizará, pero como dije, esta
explicación es provisoria, ahora bien es evidente que la esencia participadas recibe
la actualidad del esse participado, a su vez el esse esse puro (Dios). Llegado a este
punto Joe puede objetar que la explicación es ineficiente dado que lo que se busca

7
David S. Oderberg, Real Essentialism, Ed. Routledge, c. 5, 5.4, p. 82.
8
David S. Oderberg, Real Essentialism, Ed. Routledge, c. 5, 5.4, p. 81.
son rasgos diferenciadores y no comunes como lo es en el caso de Dios, a lo que
respondo qué necesariamente se debe llegar a un rasgo común que diferencia a
todos los mencionados rasgos. Incluso la esencia participada unida al esse
participado son individualizados, como mí existencia y mí esencia incluyendo a
todos mis accidentes, son propios de mí sustancialidad y por ende son
incomunicables. Sócrates no puede dar su propia existencia a sus hijos, porque sino
Sócrates también existiría en sus hijos, entonces Sócrates el cual supuestamente es
uno existiría en el conocido Sócrates y en sus hijos, este escenario es imposible en
cualquier ente sea un ente hilemórfico o morphe pura. Por lo tanto, Joe tiene razón
si es que apela al análisis a prima facie sobre la individuación, los fragmentos
citados muestran que es así.

V. Segunda refutación: en defensa de la DSD

Ya explicado que para Joe es posible que existan varios entes que sean esse puro
que se diferencian en virtud de la cantidad de personas divinas, vale aclarar que la
siguiente objeción es falsa, la objeción dice así: “[...] parecería intolerablemente ad
hoc e inexplicable que el trinitarismo, pero no el unitarismo (o el binitarismo, o etc.),
fuera compatible con que Dios sea puro esse” (p. 8). Parecería que Joe desconoce
el objeto de estudio de la Teología Revelada o Teología Sagrada, se dice que Dios
es trinitario en cuanto lo que se interpreta de las Sagradas Escrituras, no es trabajo
de la teología natural decir si Dios es trinitario o no, como mucho puede decir si esa
noción es metafísicamente posible o imposible, por lo cual no sería ni ad hoc ni
inexplicable que el Dios trinitario sea el único Dios compatible con la DSD. Una vez
aclarado que si Dios es trinitario y es compatible con la Doctrina de la Simplicidad
Divina es trabajo de la Teología Revelada en tanto que nos dice si Dios es trinitario
unitario binitario, etc, cabe preguntarse sí es verdadera el ejemplo presentado por
Joe.
Como expliqué antes, Joe dice que se tiene a “[...] un claro candidato a rasgo
diferenciador entre los seres puramente actuales de esse puro: el número de
personas en que existen. En principio, un ser de puro esse podría ser unitario; otro
podría ser binario; otro podría ser trinitario; y así sucesivamente. No pretendo que
se trate de auténticas posibilidades metafísicas; lo que quiero decir es que falla el
argumento de que no puede haber en principio algo que diferencie a los seres de
puro esse” (p. 8). Considero que Joe acierta en términos de honestidad intelectual al
aclarar que no quiere postular verdaderas posibilidades metafísicas, pues sí quisiera
dar posibilidades metafísicas sobre si es posible que exista un ser unitario o
binitario, o con la cantidad de personas divinas que fuere, tendría que hacer
profundas interpretaciones exegéticas y es evidente que no es lo que quiere
demostrar. Pero como no se trata de posibilidades metafísicas o teológicas sino de
posibilidades lógicas, no puedo responder mucho, a lo sumo con el último desarrollo
la cuestión de postular como principio diferenciador o individual de los seres de puro
esse es tremendamente absurdo. Joe prosegue diciendo “[...] no está claro por qué
no puede haber dos cosas que sean idénticas a sus actos de existencia. Es de
suponer que cada una de ellas podría ser idéntica a sus respectivos actos de
existencia, que son diferentes entre sí. Estos actos de existencia, además, podrían
presumiblemente ser primitivamente distintos”, considero necesario aclarar que los
actos de existencia en primitivamente distintos se va a inexactitudes, en el sentido
de que si se predican que los actos existencia son primitivamente distintos entonces
son inexplicablemente distintos, pero si son inexplicablemente distintos, entonces es
epistemológicamente imposible predicar una diferencia real, por lo cual el rasgo
diferenciador de las personas divinas vendría a ser vacía o ilusoria lo cual
evidentemente no es nada concluyente ni racional para los fines demostrativos. Por
lo cual, descarto por falsedad que los actos de existencia de esos seres de esse
puro sean primitivamente distintos.
Ahora, ¿está claro por qué no pueden haber dos seres que sean puro esse? Desde
la base teórica de la DSD claro que está claro. El ser absolutamente simple posee
perfecciones puras trascendentales que se identifican entre sí y en el orden del esse
conforman una única realidad. Más allá del infundamentado criterio de
diferenciación propuesto por Joe, supóngase que existe dos seres de esse puro, A y
B, ahora bien como dice Santo Tomás de Aquino: “es necesario, pues, que se
distingan por algo que se añade a uno de ellos o a los dos. Pero, de este modo, uno
de ellos o los dos son compuestos. Ahora bien, ningún ser compuesto es
esencialmente necesario [...] Lo que constituye la diferencia de estos seres que
suponemos convienen en la necesidad de existir, o es imprescindible para completar
de alguna manera la existencia necesaria o no lo es”9. Supóngase que esa
diferenciación es un accidente, ahora hay que preguntarse, ese accidente ¿existe a
causa de la misma esencia necesaria o por algo externo a la esencia necesaria?
Según Santo Tomás: “si es la esencia, como la necesidad de existir es la propia
esencia, según se probó, la necesidad de existir será la causa de este accidente.
Pero se encuentra en los dos la necesidad de existir. Luego los dos tienen tal
accidente, y por consiguiente, no se distinguen por él” (c. XLII), lo dicho por el santo
tiene sentido pues sí el accidente “emerge” en virtud de la esencia necesaria, b
entonces necesariamente todo ser necesario tendrán ese accidente, pues ese
accidente vendría a ser necesario. Pero si se objeta que el accidente varía en cada
ser particular, se caería en el absurdo de que se predicaría género y especie a esos
seres necesarios, cuando justamente el género y la especie son propio de los seres
compuestos, no de lo que es absolutamente simple, si esos susodichos seres
absolutamente simples pertenecieran a un género y una especie, entonces en virtud
de su constitución sustancial (diferencia específica y característica común)
necesariamente serían causados, obviamente todo eso conlleva a que no sean
seres necesarios. Continúa el Santo: “si, por el contrario, la causa de este accidente
es otra cosa distinta de la esencia, a no ser que esta cosa exista, el accidente no
existe. Y si este accidente no existe, no se da tampoco dicha distinción. Luego, si
esta cosa no existe, los dos seres que se suponen con existencia necesaria no son

9
Santo Tomás de Aquino, Summa Contra Gentiles, I, c. XLII.
dos, sino uno” (c. XLII). Agrego que el condicional expuesto se cumple por la
sencilla razón de que si el accidente que constituye a un ser necesario es externo a
tal ser necesario, entonces tal causa del accidente y el accidente mismo no existen,
debido a qué es su afirmación conlleva al absurdo de aceptar que un ser necesario
tiene una causa externa la cual es fundamental porque es esa causa la que
individúa o diferencia a ese ser necesario del otro ser necesario.
Personalmente, demostró la falsedad de postular a los accidentes como rasgos
diferenciadores de la siguiente manera: es evidente y está establecido por la
metafísica aristotélico-tomista que la sustancia es primera en el orden del esse y el
accidente es posterior, por eso la sustancia prevalece a pesar de los cambios
superficiales que sufra, por ejemplo: Joe sigue siendo él mismo a pesar de los
cambios fisiológicos como la altura, el peso del tono de piel, etc, como se predica
“Joe es flaco” el adjetivo o predicamental de la proposición puede ser falseado en
unos años si es que Joe aumenta de peso por la razón que fuere, por esto mismo
“[...] la relación entre sujeto y accidente es la misma que hay entre potencia y acto;
pues el sujeto en cuanto accidente de algún modo está en acto”10. Pues si se dice
que en un ser que es esse puro hay composición de acto y potencia, es algo tan
absurdo como decir que la forma separada de la materia posee poder causar.
Siguiendo con el ejemplo de los seres necesarios A y B diré que realmente son
absolutamente simples, eso conlleva a que cada uno posea todos los atributos
divinos, a su vez ambos vienen a ser bien sumo u omnibenevolentes, ahora bien, lo
que es bien sumo omnibenevolente da participadamente el trascendental de la
bondad, por lo tanto, el sumo bien abarca a esas bondades finitas. En efecto: “como
quiera que el bien se identifica con el ser y con el uno, decía que el bien por sí era
Dios, siendo todas las demás cosas buenas por participación. [...] De este primero,
que es ser y bueno por esencia, todas las cosas pueden recibir su denominación
tanto de seres como de buenas, pues, como dijimos (q. 4 a. 3) participan de él si
bien lejana y deficientemente, con una cierta semejanza. Así, cada cosa puede ser
llamada buena por bondad divina como principio primero, ejemplar, efectivo y final
de toda bondad. Sin embargo, todo puede ser llamado bueno por la semejanza con
la bondad divina que lleva inherente, que es formalmente su bondad, y por la que se
le llama así. De este modo, hay una sola bondad de todo y, a un tiempo, muchas
bondades”11. Pero si A y B son omnibenevolentes a la vez eso implica que A y B se
abarquen a sí mismos, pues lo que es sumo bien lo es de forma infinita o ilimitada,
entonces existirían dos infinitos que son omnibenevolentes, para evitar el escenario
en que A y B se abarquen a sí mismos al ser omnibenevolentes habría que
preguntarse de dónde provienen sus trascendentales del bien, de algo externo no
puede ser porque sino no serían omnibenevolentes, pero si se dice que sus
trascendentales del bien provienem de su propia esencia, entonces inevitablemente
se cae en el escenario que se quería evitar. Al ser A y B realmente indistinguibles
por el atributo del sumo bien —y por todos los demás atributos— se sigue que no

10
Santo Tomás de Aquino, I, q. 3, a. 6, r.
11
Santo Tomás de Aquino, I, q. 6, a. 4, r.
son dos seres omnibenevolentes, sino uno. Pero si se insiste en que realmente
existen dos seres que son omnibenevolentes con la advertencia ya establecida de
que cada uno se abarcaría al otro, se cae en el siguiente absurdo: A y B serían
ambos y serían distintos de sí mismos al mismo tiempo, i.e., A sería A, pero a la vez
A sería B, y así con B con respecto al ser A, ¿cuál es el problema? Cómo se
demostró anteriormente, la identidad es incomunicable incluyendo a seres
solutamente simples, pero suponiendo que en el hipotético imposible caso de que
se pueda comunicar la identidad, sigue siendo absurdo, A comunica su identidad a
B y viceversa, por ende A que le otorga ser A al ser B, entonces B pasa ser B y A,
pero entonces B es idéntico a sí mismo pero distinto de sí mismo, en simple
palabras, B sería B y no-B al mismo tiempo, lo mismo aplica para el ser A. Por esto
mismo Santo Tomás dice: “si aquello por lo que Sócrates es hombre fuera también
aquello por lo que es este hombre, así como no puede haber muchos Sócrates, así
tampoco podría haber muchos hombres. Esto es lo que le corresponde a Dios, pues
el mismo Dios es su naturaleza, como quedó demostrado (q. 3 a. 3). Por lo cual
Dios y este Dios son el mismo. Así, pues, resulta imposible que haya muchos
Dioses”12. Por lo tanto, queda refutada la crítica a la DSD.

VI. Conclusión

Para finalizar esta respuesta, solo puedo decir que si bien retóricamente Joe mostró
una agudeza impresionante, argumentalmente tuvo errores muy fundamentales que
se clarifican leyendo a Santo Tomás, debido a que se critica su marco
metafísico-teológico. Dejando eso de lado, mi fin es que el lector haya comprendido
los errores de Joe y haya comprendido el porqué de esos errores.

12
Santo Tomás de Aquino, I, q. 11, a. 3, r.

También podría gustarte