Está en la página 1de 4

Actividad Nro 3: Afrodita y Ares.

El nacimiento de Eros

Las mujeres que osaban rechazar el amor del dios Ares terminaban siendo convencidas a la
fuerza, porque él perseguía ninfas con la misma furia devastadora que empleaba en la batalla.
Siempre partía para la conquista amorosa como si marchase a una campaña militar confiando
en su fuerza… Pero con Afrodita fue diferente.
Para obtener su amor Ares abandonó las actitudes brutales. Se aproximó a ella ofreciéndole su
cuerpo perfecto como un desafío a la capacidad amorosa de la bella diosa: le dijo palabras de
afecto y la colmó de ricos presentes. La amistad entre ambos fue aumentando cada día hasta
que se dieron cuenta de que estaban enamorados. Hicieron planes y elaboraron ideas para
unirse en el amor.
Mientras Hefesto, el deforme marido de Afrodita, trabajaba la noche entera en la forja; Ares
visitaba clandestinamente a la sensual amante. Se sentían felices. Solamente una cosa podía
estropear la aventura: Helios, el Sol, una divinidad a la que no le gustaban los secretos.
Ares trató de tomar todas las precauciones posibles para no ser descubierto por el Sol. Cada
vez que iba al encuentro de su amada llevaba al joven Alectrión, su confidente, quien vigilaba la
puerta del palacio con la misión de advertirle el momento en que comenzara a aparecer el Sol.
Una noche el fiel guardián, exhausto y aburrido, se adormeció en tanto Ares y Afrodita se
amaban.

El día amaneció claro y hermoso. El Sol despuntó y sorprendió a los amantes que dormían
abrazados. Indignado por la traición a Hefesto, Helios salió en busca del deforme herrero y le
contó lo que había visto. Hefesto dejó caer el hierro que forjaba y sintió que las fuerzas le
faltaban. Agradeció al Sol la verdad. Estaba avergonzado y humillado por el acontecimiento y
pensó que la fea acción no podía quedar sin venganza. Después de mucho reflexionar, el
armero divino tuvo una idea y se puso a trabajar: con finísimos hilos de oro confeccionó una red
invisible, pero muy fuerte y resistente para que ningún hombre (o dios) pudiera romperla.
Cuando terminó su obra fue al encuentro de su esposa. Ocultando su odio y su tristeza, armó
disimuladamente la red en el lecho manchado por la deshonra y dijo a Afrodita que debía
ausentarse por algunos días. Sin más explicaciones, se despidió y partió.

Ares, que lo espiaba todo, apenas vio alejarse a Hefesto corrió a la casa de su amante. Sin
contener su deseo, apenas vio a Afrodita le dijo: “Ven al lecho, querida: gran placer es el amor.
Hefesto está de viaje, según creo, camino a Lemnos”. Se acostaron felices y no se dieron
cuenta de que estaban aprisionados por la ingeniosa red construida por el esposo traicionado.
En ese instante, Hefesto, que había fingido alejarse, retornó y sorprendió a los amantes presos
en la trampa de oro. Nunca sintió tanta vergüenza y tan intenso odio. Parado en el umbral de la
puerta, llamó la atención de los otros olímpicos: “Zeus, padre, y todos los restantes dioses
bienaventurados e inmortales, venid aquí a presenciar una escena ridícula y monstruosa:
por ser yo cojo, Afrodita, hija de Zeus, me cubre continuamente de deshonra. Ama a Ares, el
destructor, porque es hermoso y tiene las piernas derechas, mientras que yo soy defectuoso de
nacimiento. Pero la culpa no es mía, sino de mis padres que habrían hecho mejor si no me
hubiesen engendrado. Venid a ver este lamentable espectáculo y cómo se fueron a dormir, en
brazos uno del otro, en mi propio lecho. Pero por mucho que se amen no creo que deseen
quedar así acostados. Pronto querrán levantarse, pero mi trampa, mi red, los retendrá cautivos
hasta que el padre de ella devuelva todos los presentes que le di por su imprudente hija.
Hermosa es, pero no tiene decencia porque no domina sus raptos pasionales”.

De no mediar Helios, tal vez nunca hubieran sido libertados los amantes. Hefesto acabó
aceptando las palabras conciliadoras del dios y los soltó.
Ares se quedó en el Olimpo para tratar de olvidar la ridícula situación sufrida, y a la espera de
los albores de una nueva guerra. Afrodita, avergonzada, se retiró a Chipre, su isla predilecta.
Ares, resentido, castigó a su amigo Alectrión que por olvidar su deber provocó un gran
conflicto: lo transformó en gallo (en griego, Alektryón: gallo), condenándolo a advertir para
siempre a los hombres de la salida del Sol.

Y fruto del gran amor del dios Ares y de la diosa Afrodita nació el dios del Amor, Eros, que con
sus flechas no distingue entre dioses y hombres, y todos y cada uno de ellos son presa de su
gran poder…

Consignas:
1) ¿Cómo actúa Ares para conquistar mujeres? ¿Te parece que está bien que haga eso? ¿Qué
te hace decir eso?
2)¿Cómo hace Ares para conquistar a Afrodita?
3) ¿Qué te parece la actitud de los dioses (Ares y Afrodita) de encontrarse a escondidas? ¿Te
parece una actitud propia de dioses? ¿Qué te hace decir eso?
4) ¿Cómo hace Hefesto para engañar a Ares y a Afrodita?
5) ¿Cuál cree Hefesto que es la razón de que Afrodita lo engañe con Ares?
6) ¿Te parece que Helios justicia al revelarle a Hefesto los encuentros entre Ares y Afrodita?
¿Qué te hace decir eso?
7) ¿Qué les sucede finalmente a Ares y a Afrodita?
8) Buscá en el texto 5 sustantivos concretos, 3 abstractos, 5 adjetivos y 5 verbos.
9) Escuchá la canción “El amante” de Nicky Jam (a continuación, te dejo la letra) y comparala
con lo que sucede en el mito. ¿Qué relaciones encontrás entre el mito y la canción? ¿Qué te
hace decir eso?
El amante- Nicky Jam

Ya yo me cansé, no quiero ser tu amante


Te digo de mí parte que no aguanto más
Ya no aguanto ver el otro cómo dice que es el dueño tuyo
Me mata el orgullo, él ni te sabe hablar
Esta la hice pa' él
Cuando la escuche, quiero estar ahí para ver
Cuando se entere y sepa que soy dueño de usted
Tal vez suene un poco mal, lo sé, y no me luce
Todo es por usted
Mami, yo me siento tuyo
Yo sé que tú te sientes mía
Dile al noviecito tuyo
Que con él te sientes fría
Mami, yo me siento tuyo
Yo sé que tú te sientes mía
Dile al noviecito tuyo
Que él es una porquería
Te caliento más, más, más
Te caliento más, más, más
Te caliento más, más, más
Te caliento más, más, más
Te caliento más
Solo una cosa te preguntaré
Si tienes frío, ¿quién te da calor?
Yo soy el dueño de tus fantasías
Nadie lo hace como yo
Si te vistes bonita, él no te dice nada
Y a mí tú me gustas hasta sin maquillar
Tú siempre a mí me dices que él te trata mal
Y eso lo tienes que acabar
Dime qué tú vas a hacer
Mami, tengo la inquietud
Si quieres sufrir con él
Eso lo decides tú
Que seas feliz con él
Yo no te contestaré
Sé que me vas a llamar
Cuando me extrañe tu piel (tu piel)
Mami, yo me siento tuyo
Yo sé que tú te sientes mía
Dile al noviecito tuyo
Que con él te sientes fría
Mami, yo me siento tuyo
Yo sé que tú te sientes mía
Dile al noviecito tuyo
Que él es una porquería
Esta la hice pa' él
Cuando la escuche, quiero estar ahí para ver
Cuando se entere y sepa que soy dueño de usted
Tal vez suene un poco mal, lo sé, y no me luce
Todo es por usted
Mami, yo me siento tuyo
Yo sé que tú te sientes mía
Dile al noviecito tuyo
Que con él te sientes fría
Mami, yo me siento tuyo
Yo sé que tú te sientes mía
Dile al noviecito tuyo
Que él es una porquería
Te caliento más, más, más
Te caliento más, más, más
Te caliento más, más, más
Te caliento más, más, más
Te caliento más
Mami, yo me siento tuyo
Yo sé que tú te sientes mía
Dile al noviecito tuyo
Que él es una porquería
N-I-C-K
Nicky, Nicky, Nicky Jam
Saga WhiteBlack
La Industria Inc
Ya no quiero ser tu amante

También podría gustarte