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CAPITULO XIII

TEORÍAS DEL ESTADO DE NATURALEZA


Y EL CONTRATO SOCIAL

SUMARIO: l. Ideas del pacto social y el estado de naturaleza. - 2. Tomás Hobbes;


su personalidad. - 3. La teoría del movimiento. - 4. La conducta humana y su
motivación. - 5. El estado de naturaleza. - 6. Construcción racional de la sociedad.
- 7. El contrato social y el Estado. - 8. Soberanía, absolutismo y Derecho. - 9.
Formas de gobierno. 10. Estado e Iglesia. - ll. Consecuencias de la teoría de
Hobbes. - 12 Juan Locke; su pensamiento político. - 13. El estado de naturaleza
para Locke. - 14. El contrato social. - 15. El Derecho y la propiedad. 16. El
egoísmo. - 17. El gobierno del Estado. - 18. Derecho de resistencia y de
insurrección. - 19. Importancia de la filosofía de Locke.

IDEAS DEL PACTO SOCIAL Y EL ESTADO DE NATURALEZA


Las ideas del contrato social y el estado de naturaleza figuran desde muy
antiguo en el pensamiento político. Para combinar la idea de autoridad y los
derechos inalienables de los individuos sobre una base popular, fue necesario
idear, mediante un método deductivo, la sociedad humana anterior en su origen a
toda autoridad y, por consiguiente, al Estado. Existen dos versiones sobre el
estado de naturaleza: una supone que es una sociedad feliz e idílica, donde
impera la virtud y la sencillez, situación que desaparece con el advenimiento de
la autoridad coactiva. Otra, considera que es una era de violencias y luchas
nacidas del egoísmo, a las que puso fin la construcción de la sociedad y del
Estado.
La idea del contrato social tampoco fue nueva. Se la encuentra en el Antiguo
Testamento y pasa al pensamiento de la Edad Media mediante la Iglesia. El
sistema feudal basado en el contrato bilateral de vasallaje, es un antecedente para
regular posteriormente las relaciones entre el rey y sus súbditos. :
mas
Este concepto del contrato social fue emitido en diferentes for un contrato entre
Dios y el pueblo para fomentar la religión; un conun trato entre los individuos para
establecer la sociedad política; 0 odcontrato entre el pueblo y los gobernantes,
delegando el primero su p er a quienes obiernan la sociedad.
TOMAS HOBBES: SU PERSONALIDAD (1588.1679)
Fue filósofo más que jurista. Estudió en Oxford, graduándose como bachiller en artes. En la
pugna entre el rey carlos 1 y el Parlamento inglés, Hobbes defendió al primero. Escribió varios
libros, casi todos en el destierro: "Defensa del poder de los derechos del rey", "Del ciudadano",
''Del cuerpo", "Del hombre", pero el más notable fue Leviathan que escribió en Paris.

Estos escritos estuvieron motivados por las guerras civiles en Inglaterra; su intención fue
apoyar la posición del rey y del absolutismo, porque Hobbes creía que la monarquía era la forma
más ordenada de gobierno. Sin embargo, sus argumentos resultaron contrarios a las pretensiones
de los Estuardo, al mismo tiempo que a las de Oliverio Cromwell y los revolucionarios. Por eso
los partidarios de Carlos I consideraron la amistad de Hobbes tan peligrosa como la enemistad de
Cro

Hobbes ostenta el mérito de haber sido representante del materialismo mecanicista. Lo


fundamental del universo es la materia, lo corpóreo, cuyas partículas más pequeñas que son los
átomos, saturan el mundo entero. La materia es independiente de la conciencia humana y no se
crea ni desaparece; es eterna y llega a ser conocida por el hombre mediante sus sentidos y también
por el ejercicio de la razón. Considera al método matemático, de la Geometría, como el método
científico universal que sirve para la investigación en las ciencias naturales y que debe emplearse
también en las ciencias sociales. Por consiguiente, los cuerpos naturales y los cuerpos artificiales
deben ser estudiados por ese método; no sólo la Física, sino también la Política.
Hobbes fue el primer filósofo moderno que intentó enlazar la Teoría Política con un sistema de
pensamiento moderno eu el que se pudiera explicar los hechos naturales incluyendo la conducta
humana en sus aspectos individuales y sociales, a base de principios científicos. Por su claridad de
estilo y su causticidad, Hobbes es considerado como uno de los más grandes escritores de habla
inglesa.

LA TEORÍA DEL MOVIMIENTO


Hobbes sostuvo la idea revolucionaria de que el mundo físico es un sistema puramente
mecánico, en el que todo puede explicarse por el desplazamiento constante de unos cuerpos con
relación a otros, es decir, por el movimiento. Todo acontecimiento es un movimiento y los procesos
naturales tienen que ser analizados desde el punto de vista de los movimientos de que se componen.
En este aspecto se comienza desde los movimientos más simples de los cuerpos, como los meros
cambios de lugar, hasta los más complejos que aparentan no ser movimientos.
En este sentido, su filosofía se dividió en tres partes: la primera debía ocuparse de los
cuerpos comprendiendo la Geometría y la Mecánica o ñica; la segunda, la Fisiología y
Psicología de los hombres, y la tercera la Política, del cuerpo artificial denominado sociedad
o Estado. Esta filosofia estaba destinada a asimilar advertir la Psicología que toda y la la
polí_filo_ tica a las ciencias físicas y exactas. Hay que sofía del siglo XVII se encontraba
bajo la influencia de la Geometría que comienza por las cosas más sencillas y a medida que
avanza a problemas más complicados, utiliza solamente Io que ha sido demos_
trado con anterioridad.
Hobbes piensa que la conducta humana que comprende la sensación, el sentimtento y el
pensamiento, es una forma de movimiento. La conducta social en la que descansa el arte del
gobierno, es un caso particular de la conducta humana cuando unos hombres actúan con
refe_ rencia a otros. Hobbes no se propuso demostrar lo que es el gobierno, sino lo que debe
ser para controlar con acierto a seres cuya actuación proviene de la maquinaria humana.

1.4 CONDUCTA HUMANA Y SU MOTIVACIÓN


Para Hobbes lo que dirige la vida humana es una causa residente en el mecanismo
psicológico del a'nimal humano. Las sociedades resultantes de la convivencia de tales
animales, están fundamentadas por sus acciones y reacciones recíprocas. Las condiciones
necesarias para una unión estable entre ellos, no son de ninguna manera ni la justicia ni la
honestidad ni algún ideal moral, sino otras causas que determinan un tipo de conducta
cooperativa, y que constituyen las leyes naturales. En esta forma Hobbes realizó el primer
intento para englobar la Filosofía Política coom parte de un conjunto mecanicista de
conocimiento científico.
Fue preocupación de Hobbes exponer la ley de la conducta humana y formular las
condiciones en las cuales es posible una sociedad estable. La realidad consiste en un
movimiento de los cuerpos que se transmite por los órganos sensoriales al sistema nervioso
central, donde aparece como sensación; este movimiento transmitido ayuda o retarda el
movimiento vital, cuyo órgano es el corazón. En la medida en que el movimiento vital es
favorecido o perjudicado, surgen dos tipos primitivos de sentimientos: el deseo y la
repulsión. El primero acarrea una tentativa de lograr algo favorable al proceso vital y el
segundo un rechazo de lo que sea desfavorable.
De estas dos reacciones primitivas derivan todas las emociones superiores más completas y
las más remotas. Estas emociones forman siempre dos tipos distintos y contrarios según las
origine el deseo 0 la repulsión; el objeto deseado es amado; el repudiado es odiado. Obtener
el primero causa alegría, y soportar el segundo, causa dolor o pena; la idea de uno provoca
esperanza, la del otro causa desesperaciÓn• En otras combinaciones de estos dos tipos
emotivos, se producen el valor y el temor, la benevolencia y la cólera, el mal y el bien,
etcétera. En este sistema, la voluntad es el "último apetito". En resumen, este filósofo trata de
hacer del egoísmo una explicación seria de la conduc ta humana, porque el hombre busca
todo aquello que le produce emoci0nes agradables y rechaza lo que le sea repulsivo.
La Psicología de llobbes estahlece así que la norma que hay tras de toda conducta es que el
cuerpo vivo trata instintivamente de conservar o aumentar su vitalidad. El principio fisiológico
que informa toda conducta es la propia conservación que significa la continuación de la
existencia biológica del ser. El bien conduce n esta finalidad y el mal tiene el efecto contrario.
EL ESTADO DE NA TURA LEZA
La vida en este sentido no da ningún reposo, sino que es una constante lucha para
encontrar los medios de continuar la existencia, y siendo precarios los medios de
seguridad, ninguna moderación del deseo puede atenuar la lucha por la existencia. La
naturaleza, cuya riqueza en recursos y elementos es inconmensurable, ha dado todo a
todos y por resguardar cada individuo lo que extrae para sí de la naturaleza, recela y
desconfía de todos los demás, degenerando esta situación en mutua y constante hostilidad
y en verdadera avidez para dañarse entre sí. Cada hombre considera a cada uno de los
demás como su enemigo y no como su semejante, lo odia y sólo lo tiene en cuenta para
causarle un daño. El miedo y el egoísmo de cada uno es lo que caracteriza a la humanidad
en el estado de naturaleza. Es que el individuo busca en su propio egoísmo y en su
aislamiento la seguridad para su vida, su libertad y su propiedad. En este sentido, el deseo
de seguridad, fundamental para la naturaleza humana, es para todo propósito práctico,
inseparable del deseo de poder o mando con el fin de conseguir bienes futuros aparentes,
porque todo grado nuevo de seguridad necesita asegurarse aún más de lo que ya está. El
hombre no espera, en verdad, una satisfacción más grande de la ya alcanzada, sino que no
puede asegurarse su bienestar y poderío actuales, sino adquiriendo mayor poder.
Por todos estos motivos, es natural que el estado del hombre primitico esté fuera de toda
sociedad, es decir, sea extra-social. Cualquier ser humano está movido únicamente por su
propia seguridad o su propio poder y los demás hombres le importan sólo en la medida que
pueden ser utilizados para el cumplimiento de sus deseos. Como todos los individuos
humanos son iguales en valor y astucia, nadie puede estar seguro y como consecuencia
sobreviene una guerra de todos contra todos, siendo el hombre lobo del hombre (horno
hominis lupus). Por consiguiente, la vida del hombre en el estado de naturaleza es el destino
más miserable que pudo tener la humanidad. En esa lucha sórdida, "la vida del hombre es
solitaria, pobre, primitiva, brutal y breve". NO hay justicia ni injusticia, ni legalidad ni
ilegalidad; la norma única consiste en que "pertenece a cada individuo sólo aquello que
puede tomar en tanto puede conservarlo". La vida de los hombres salvajes, es la del estado
de naturaleza, segun Hobbes.

CONSTRUCCIÓN RACIONAL DE 1-4 SOCIEDAD


Pero no solamente existe como principio de la naturaleza el deseo sino también la razón.
El desco impulsa a de los ello hombres la guerra a tomar y descon_para sí lo que otros
también desean, resultando fianza mutuas, pero la razón los impulsa, a su vez, a "huir de una
diso_ lución anti-natural", y lo que la razón propone en este sentido, es un poder de
previsión mediante el cual la búsqueda de la seguridad se haga más eficaz, sin abandonar la
propia conservación. Hay un egoísmo adquisitivo que lleva al hombre al antagonismo con
sus semejantes, pero también hay un egoísmo calculador que lo empuja hacia la sociedad en
busca de su seguridad efectiva. Las exigencias de la razón constituyen, en este aspecto, leyes
naturales para Hobbes.
La razón aparece como el poder regulador que preside la transi_ ción de la vida salvaje y
solitaria a la vida civilizada y social; transición que está regulada por las leyes naturales. "La
ley de la naturaleza es un concepto o norma general, establecida por la razón, en virtud de la
cual se prohíbe a un hombre hacer lo que puede destruir su vida o privarle de los medios de
conservarla; o bien, omitir aquello mediante lo cual piensa que ha de quedar su vida mejor
preservada".
En consecuencia, la razón enseña que la paz y la cooperación son más convenientes para
la propia conservación que la violencia y la competencia brutal, y la paz necesita la mutua
confianza. El hombre, por imperio de su propia naturaleza, tiene que esforzarse para alcanzar
su propia seguridad, la cual surge cuando desaparece la mutua desconfianza del estado
solitario y aislado y adviene la sociedad. Es decir, que sintiendo el hombre aislado la
necesidad de defenderse, descubre que le es útil vivir en, sociedad con sus semejantes y esta
conveniencia es tanto mayor, cuanto que así evita mayores males. Se impone, pues, la
asociación humana por una razón de utilidad recíproca y no porque haya ningún sentimiento
de afecto o simpatía que se hubiese despertado en los individuos hacia sus semejantes. En
esa utilidad se funda la primera ley natural: hay que buscar la paz general, terminando con el
estado de "guerra de todos contra todos".
La formación de la sociedad se hace bajo la fórmula racional de que "uno accede —si los
demás consienten y mientras cada uno considere necesario para la paz y defensa de sí
mismo— a renunciar este derecho a todas las cosas y a satisfacerse con la misma libertad
frente a los demás hombres, que les sea reconocida a éstos con relación a sí mismo". Por tanto,
la primera condición para la sociedad es la mutua confianza y así, estando toda conducta
humana motivada por el egoísmo individual, la sociedad resulta mero medio para un fin. Por
Otra parte, la sociedad es un cuerpo artificial construido por los individUOS porque así
encuentra cada uno ventajas personales en el cambio de bienes y de servicios, y además, logra
su seguridad.
CONTRATO SOCIAL Y EL ESTADO
La segunda ley natural consiste en el cumplimiento del compromiso o pacto contraído por
los hombres al formar la sociedad. Debido a la propensión egoísta y anti-social de los
hombres es difícil e ilusorio esperar que se pongan mutuamente de acuerdo para respetar los
derechos de los demás. Sólo puede conseguirse el cumplimiento de los pactos mediante un
gobierno eficaz que tenga poder para castigar el incumplimiento. La causa motivante de la
formación del Estado es, en consecuencia, el temor al castigo, y la autoridad del Derecho
llega solamente hasta donde puede alcanzar su potestad coactiva.
para justificar la fuerza, Hobbes concibió un contrato entre individuos en el que todos
renuncian a la facultad de tomarse la justicia por su propia mano, sometiéndose a la
autoridad de un soberano. Es que como la ley natural no tiene fuerza coercitiva, se requiere,
por encima de ésta, una ley civil que debe ser aplicada por una autoridad para hacer efectiva
la ley natural. Nace entonces el Estado como producto de un convenio que cada hombre
celebra con cada uno de sus semejantes a base de la renuncia mutua al poder individual para
entregarlo a una entidad superior soberana.
Celebrado este contrato, el hombre desaparece políticamente como entidad, porque no
delega su poder al soberano, sino que lo enajena, es decir, que lo entrega en su integridad, sin
ninguna reserva, ni siquiera la facultad de fiscalizar los actos de dicho soberano. No hay,
pues, delegación sino enajenación de soberanía. Pero Hobbes al considerar las consecuencias
de este pacto, descarta la idea de la multitud humana actuante, porque no admite que una
multitud pueda tener derechos ni actuar; sólo el individuo es capaz de ambas cosas. Si se
dice que una muchedumbre actúa colectivamente es que, en realidad, algún individuo actúa
en su representación, como órgano suyo o. como su representante. Si no existe este agente, la
colectividad de hombres no tiene existencia. De aquí que la unidad en una asociación
significa que las voluntades de todos sus componentes se someten a la voluntad de uno solo
de ellos.
Considera Hobbes que toda tentativa para distinguir entre Estado y sociedad y entre Estado y
gobierno es una mera confusión, porque si no hay gobierno visible con fuerza suficiente para
imponer su voluntad, no hay Estado ni sociedad. Por otra parte, la transferencia hecha por los
individuos de su derecho a hacer uso de la fuerza, en favor del Estado, significa el
compromiso de no oponerse ni resistir a la acción del Estado, que desde el instante del pacto
social, es el único titular de dicha fuerza. Por esto mismo toda distinción entre Derecho y
Moral COnstituye otra confusión, porque la distinción entre lo justo y lo injusto en el Estado,
no está determinado por la Moral, sino por la ley, de acuerdo a las circunstancias de lugar y
de tiempo. A este respecto, Hobbes afirma que en las manos del soberano se unen la espada
y el báculo, es decir, el Derecho y la Moral.
SOBERANÍA, ABSOLUTISMO Y DERECHO
Hobbes es, consecuente con toda su construcción filosófica, decidido partidario del
absolutismo. Es que, al respecto, no hay más opción que entre el poder absoluto y la
anarquía total, entre un soberano nipotcntc y ia ausencia completa de sociedad. Por
consiguiente, toda autoridad social debe concentrarse en el soberano. El Derecho y la
Moral, lo bueno y lo malo, son producto de la voluntad de este sobe_ rano, cuya autoridad
es ilimitada, y si tiene límites son aquellos que el propio soberano se ha fijado a sí mismo.
Todos los poderes necesarios al gobierno: la legislación, la fuerza, la organización de
magistraturas, se encuentran en las manos omnipotentes del soberano. En este sentido, el
gobernante no está sometido a la ley civil porque ésta ha sido creada precisamente para los
hombres, en razón de que posee un poder coercitivo que no tiene consigo la ley natural. Por
eso la soberanía para Hobbes significa la potestad del gobernante para dictar la ley civil, que
es la única capaz de establecer qué es lo justo y qué lo injusto; por eso, si quien formula la
ley es el rey o el príncipe, éste es el soberano, y si es una asamblea popular, ésta es la
soberana. Así se justifica el poder absoluto, no sólo del rey, sino de cualquier otro órgano
del Estado pero que sea depositario del poder soberano.
Este Estado absoluto deja al individuo solamente el ejercicio del derecho a la vida,
restringiéndole todos los demás, a voluntad del soberano. En concepto de Hobbes, no es que
los hpmbres carezcan de libertad, porque la tienen suficiente para hacer lo que el Estado no
ha previsto o prohibido. La manera de vestir, la forma de comer, los alimentos y bebidas, las
aficiones de los individuos no están reglamentados ni legislados; es decir, que los
ciudadanos tienen libertad de acción para todo aquello que no perturbe el orden establecido
por el Estado.
Por estas circunstancias, Hobbes encuentra injustificado el derecho de resistencia a la
autoridad; el gobierno debe gobernar, pero si la resistencia es afortunada y el gobernante
pierde el poder, deja ipsolacto de ser soberano y sus súbditos pueden comprometer su
obediencia a un nuevo gobernante capaz de gobernarlos. En este sentido, la legitimidad del
gobernante se justifica solamente por el ejercicio del poder. Esta parte de la teoría de Hobbes
es la que no aceptaron los monárquicos ingleses partidarios de Carlos I.
En cuanto al Derecho, Hobbes lo define como un conjunto de reglas que el Estado ordena
para cada súbdito, de palabra o por escrito o mediante cualesquiera otros signos de su
voluntad, para que distinga lo justo de lo injusto, Hobbes diferencia el Derecho Civil del
Natural, considerando al primero como el mandato sancionado por la imposición o la
coacción y al segundo como un dictado de la recta razón, pero el Derecho Natural tiene
validez sólo por la coerción que le presta el Derecho Positivo. En la misma forma, el
Derecho consuetudinario existe siempre que la voluntad del soberano lo permita. Por otra
parte ninguna ley civil puede ser contraria a la ley natural y, por tanto, si la propiedad es un
derecho natural, sólo el I)erecho Civil es el que la define.
FORMAS DE GOBIERNO
Consistiendo el gobierno en la existencia de un poder soberano omnipotente, la diferencia de
formas de gobierno en cuanto a la monarquía, la aristocracia o la democracia, depende del sitio
en el cual radica la soberania. Si está en manos de una sola persona es la monarquía, si son
algunos, la aristocracia o puede también residir en bases democráticas. Pero en todos estos casos
la integridad del poder debe concentrarse en manos del órgano al que fue enajenado. De esta
manera Hobbes no reconoce formas impuras ni forma mixta de gobierno. Esclarece que siempre
hay un poder soberano en alguna parte, y toda la cuestión consiste en saber dónde reside ese
poder soberano.
ESTADO E IGLESIA
Hobbes subordina la Iglesia al poder civil. Toda profesión de fe, cánones, credo y gobierno de
la Iglesia, si es que estas cosas tienen alguna autoridad, existen y valen porque están autorizadas
por el poder del soberano. En este sentido, el establecimiento de cualquier creencia o forma de
culto ha de ser acto de la voluntad del soberano. Una Iglesia, según Hobbes, es una mera
asociación que necesita una cabeza que está constituida por el gobernante soberano. Por
consiguiente, la religión se encuentra bajo el dominio completo del Estado y tampoco escapa a su
omnipotencia.
CONSECUENCIAS DE L4 TEORIA DE HOBBES
La filosofía de Hobbes es individualista. El gobierno debía satisfacer los requerimientos
individuales de paz, comodidad y seguridad para las personas y la propiedad. En la realidad no
existen ni el bien público general ni la voluntad pública, sólo hay individuos que necesitan vivir
contando con la más amplia y eficaz protección del poder público para asegurar sus medios de
vida. Este individualismo de Hobbes es una anticipación genial del filósofo, a su época, porque
solamente en la generación siguiente se afirmó el individualismo burgués.
Pero las consecuencias de la doctrina de Hobbes se manifestaron en el aspecto político. Su
afirmación de que el soberano a quien resistían afortunadamente sus súbditos rebeldes, dejaba ipso-
facto de ser soberano, tuvo repercusiones en la lucha política de ese tiempo porque justificó la
deposición y la ejecución de Carlos I y la afirmación de la dictadura de Oliverio Cromwell, aunque
más tarde Carlos II fue restaurado y desahuciada la República.

LUAN LOCKE: SU PENSAMIENTO POLITICO (1632-1704)


E
l acto final del drama político inglés sobrevino con la incruenta revolución de 1688. Los
esfuerzos del rey Jacobo II, sucesor de su hermano Carlos II para dar preferencia al
catolicismo en un país de-
claradamente protestante y sus ataques al Parlamento, produjeron la revolución. Jacobo II abandonó Londres y fue
depuesto, pero la "gloriosa revolución" no repitió los errores de 1647, yendo hacia la monarquía. Inglaterra debía
seguir siendo una monarquía, pero controlada por el Parlamento.

Guillermo de Orange, ex-estatúder de Holanda y María Estuardo, hija de Jacobo II, establecieron la nueva dinastía en
la que el rey estaba sujeto al Parlamento. Así se inauguró un gobierno de clase que durante el siglo XVIII cometió los
peores abusos de ese tipo de régimen, pero que en comparación con los gobiernos europeos de ese momento era
representativo en cierta manera.

Como exponente del "compromiso de clases de 1688" apareció Juan Locke quien había estudiado en Oxford. Su
filosofía política apareció como una defensa de la revolución de 1688. Sus libros más conocidos son "Two Treatises
of Government" y "Three Letters concerning ToIeration". No era ni erudito ni lógico, pero poseía mucho sentido co
mún, Su finalidad fue refutar el absolutismo de Hobbes, pero no directamente, sino atacando a Robeto Filrner,
quien había escrito un libro: "Patriarcha, or the Natural Power of Kings", donde defiende la monarquía absoluta
que la considera como una simple ampliación de la familia y la autoridad absoluta del padre sobre aquélla, un
antecedente de la autoridad absoluta del rey sobre el Estado; en este sentido, el Parlamento no es sino un simple
cuerpo consultivo y el pueblo tiene el deber de obediencia pasiva al gobernante, tanto como los hijos lo tienen con
respecto al padre.

Locke afirmó que el pueblo inglés era un grupo social persistente a través de los cambios de gobierno
determinados por su evolución política, que establece normas morales que sus gobernantes tienen obligación de
respetar. Locke incluyó en su filosofía social gran parte de las premisas de Hobbes. Era inevitable en esta época
que cualquier filosofía de la sociedad fuese expuesta en términos exigidos por los intereses individuales. La teoría
jusnaturalista seguía esa dirección y Locke contribuyó a afirmar tal tendencia. Interpretaba el Derecho Natural
como la vigencia de unos derechos innatos e inviolables, propios de cada individuo, cuyo ejemplo típico es la
propiedad privada individual.
La teoría de Locke fue tan egoísta como la de Hobbes. Ambos pensaban que el gobierno y la sociedad existen
sólo para mantener los derechos individuales y la inviolabilidad de estos derechos constituye ya una limitación
del gobierno y la sociedad.

EL ESTADO DE NATURALEZA PARA LOCKE


Locke acepta el estado de naturaleza, pero no está de acuerdo en que sea una "guerra de todos contra todos",
como sostenía Hobbes. Para Locke es todo lo contrario: "un estado de paz, buena voluntad, mutua asistencia y
conservación"; es el reino de la igualdad y de la libertad. La ley natural proporciona un sistema completo de
derechos y

deberes humanos. El defecto del estado dc naturaleza es que no tiene organización ni


magistrados, ni Derecho escrito y penas escritas que garanticen las normas de justicia.
Afirma que todo lo que es Justo o en algún momento, lo es para toda la
eternidad, ya sca dentro del estado de naturaleza o posteriormente. El Derecho Positivo
no agrega nada a la cualidad ética de los diferentes tipos de conducta, sino que tan sólo
proporciona un mecanismo para su aplicación.
En el estado de naturaleza, contrariamente a Hobbes, el hombre no es un salvaje,
sino un ser civilizado que vive en estado natural hasta que resuelve organizar un
gobierno político. El estado de naturaleza no es pre-social, sino simplemente pre-
político y dentro de él todo hombre tiene que defender y resguardar Io suyo en la mejor
forma, pero su derecho a lo suyo propio y su deber de respetar lo ajeno, son tan
rigurosos como cuando existe un gobierno constituido. En la sociedad, los derechos y
deberes morales están implícitos, siendo la moral la que crea el Derecho y no el
Derecho quien crea la moral.

EL CONTRATO SOCIAL
El estado de naturaleza es una situación de paz y ayuda mutuas, donde los derechos naturales individuales
son anteriores, inclusive a la sociedad misma. Pero aun cuando el hombre en este esí.ado de naturaleza es dueño
de su persona y de sus bienes sin limitación, no cuenta con seguridad y puede ser atacado en cualquier momento.
Como todos son iguales, todos poseen el mismo poder y pueden creerse igualmente "reyes". Por eso mismo, no
todos practican la equidad y entonces surgen las dificultades para que cada cual disfrute normalmente de su
propiedad. Este es el motivo por el cual se forma la comunidad y en ella se establece un poder conjunto
creándose así el Estado, cuyo objetivo fundamental es asegurar la propiedad que no tiene protección en el estado
de naturaleza.
Tal poder público sólo puede surgir por el consentimiento de cada uno de los individuos. Así, el poder civil puede
existir sólo en la medida en que deriva del derecho individual de cada persona, a protegerse a sí misma y su
propiedad. La formación del poder civil mediante un contrato social obedece a la necesidad de que el hombre
atropellado en sus derechos naturales no se haga justicia por su propia mano ni trate de aumentar esos sus
derechos. El discernimiento de la justicia, en este sentido, es posible mediante el gobierno civil y no por acción
propia del atropellado que se ofusca por la ofensa que ha recibido. El poder civil, que se utiliza para proteger y
salvaguardar la propiedad, no es sino el poder natural de cada individuo, entregado en manos de la comunidad, y
se justifica sólo en tanto es una mejor forma de proteger los derechos naturales individuales, que la acción directa
de cada uno.
Ese es el pacto original que constituye la unión en comunidad y por el cual los individuos acuerdan formar la
sociedad política, sobreentendiéndose que este pacto existe entre todos los individuos que ingresan en una
república o que forman un Estado. Su formalización pro_ viene del consentimiento de la mayoría de los miembros
de la socie_ dad; es decir, que dicho pacto por el que cada individuo acuerda con los demás constituir un cuerpo
político, le obliga a someterse a la ma_ yoría, la cual es el índice de la voluntad social.
Por tanto, los individuos no enajenan su poder; renuncian a sus derechos naturales sólo en la medida en que esto es
necesario para preservar su persona y su propiedad. De ahí que el gobierno debe ser intérprete de las necesidades
individuales y hacer efectivos los derechos naturales de cada persona, produciéndose en la creación del gobierno

civil, no una enajenación, sino simplemente una delegación de los derechos naturales.

EL DERECHO Y 1-4PROPIEDAD
Locke dejó en pie la antigua teoría del Derecho Natural con todas sus repercusiones emocionales y sus coacciones
casi religiosas, pero cambió su primitiva orientación. En vez de un Derecho que norma el bien común de la
sociedad, surge un conjunto de derechos individuales innatos, inviolables, que limitan la competencia de la
comunidad. El Derecho Natural pierde así, sus orígenes colectivistas y se presenta descaradamente individualista.
Según Locke, en el estado de naturaleza la propiedad era común en el sentido de que todos tenían derecho a obtener
libremente de la naturaleza sus medios y recursos de subsistencia. El derecho de pro-
piedad es, pues, un derecho natural del hombre, pero esta tesis la esclarece en el sentido de que el individuo tiene
derecho a todo aquello en lo que "ha mezclado" o incorporado el trabajo de su organismo.
El derecho de propiedad privada surge así del hecho de que el hombre incorpora su trabajo y su personalidad a los
objetos que produce o en los que trabaja; al emplear su energía personal sobre ellos, los convierte en parte de sí
mismo, y de ahí nace su derecho de propiedad. La utilidad depende del esfuerzo empleado en tales objetos.
De esta teoría de la propiedad privada se desprende que el Derecho
es anterior aún a la sociedad primitiva en el estado de naturaleza. La propiedad existe "sin pacto expreso de todos
los individuos". Es un derecho que toda persona lleva a la sociedad consigo misma, tal como también lleva la fuerza
física o la energía de su propio organismo. La sociedad no crea, pues, el Derecho, y no puede regularlo sino dentro
de ciertos límites, ya que dicha sociedad existe y el gobierno se forma, al menos en parte, para proteger el derecho
de propiedad privada que es anterior a ellos mismos.

EL EGOÍSMO
Con referencia a sus consecuencias sociales y políticas, la teoría de la propiedad de Locke, es tan egoísta como
la de Hobbes. Difiere de éste en que no cree que el estado de naturaleza hubiera sido de una guerra de todos contra
todos, pero afirma substancialmente que la so-

ciedad existe sólo para proteger la propiedad y otros derechos naturales


individuales no creados por la comunidad, tales como la vida y la libertad.
En consecuencia, la explicación de la conducta humana radica en el egoísmo
Locke ya no habla de propia conservación ni de seguridad para el poder
como lo hizo Hobbes, sino de lograr el mayor placer posible rechazando
todo dolor, pero en su pensamiento, el cálculo del placer es tan egocéntrico como el
cálculo de la seguridad de Hobbes.
El egoísmo del individuo es, por consiguiente, en la teoría de Locke sumamente
claro y vigoroso, mientras que cualquier interés social es debil y no tiene casi ninguna
importancia.

EL GOBIERNO DEL ESTADO


para Locke el establecimiento de un gobierno en la sociedad era un hecho mucho
menos importante que el pacto original por el que se constituye la sociedad civil. Pero
una vez que la mayoría ha acordado constituir el Estado, "todo el poder de la comunidad
está naturalmente con él"; es decir, que el ejercicio de dicho poder no es discutible por
quienes lo delegaron. Pero el gobierno tiene la obligación de respetar y resguardar los
derechos naturales del hombre, lo mismo que su vida y su libertad, y este gobierno, si
cumple sus obligaciones tiene que ser necesariamente de carácter constitucional y no
absoluto; porque así como el hombre no puede ni debe renunciar su derecho a la vida y
a la libertad que le ha otorgado la naturaleza, tampoco puede ni debe renunciar a todos
los demás derechos que le ha concedido la misma naturaleza al darle existencia.
Locke, a este respecto considera que cualquier sociedad que se rige por los principios del régimen
absolutista, es tan anormal que ni siquiera debiera ser reconocida como Estado. Para Locke, la monarquía
absoluta es mucho peor que el Estado de naturaleza, porque para el gobernante absoluto no existe ningún
tribunal al que deba sujetar su acción y tal monarca se encuentra en realidad, en verdadero estado de naturaleza
en su relación con sus súbditos. Sustituir el estado de naturaleza por la implantación de la monarquía absoluta es
como entregarse a las fauces de un león, por librarse de la amenaza de un zorro. Por eso es necesario que el
gobierno sea de contextura constituctonal con tres poderes fundamentales.
Estos poderes son: el legislativo que debe aprobar y promulgar las leyes; el ejecutivo que debe hacer
cumplir dichas leyes, y el federativo que tiene a su cargo la representación de las cuestiones de la guerra Y la
paz, etc. La función judicial es parte del poder ejecutivo. Estos tres poderes deben estar separados entre sí o sea
que deben ser ejercidos cada uno por un órgano distinto; así el legislativo corresponde al Parlamento, el
ejecutivo al gobierno y para el federativo deben ser creados órganos especiales. En la monarquía constitucional,
el poder ejecutivo y el federativo pueden reunirse en el monarca, pero el legislativo no debe estar jamás en
manos del rey ni el ejecutivo en manos del Parlamento.
Locke considera que los poderes del Estado deben ordenarse jerár_ quicamente, siendo el legislativo el
superior, pero que no es ilimitado en sus facultades: no tiene poder sobre la vida y la libertad de los
ciudadanos y la propiedad no puede ser abolida por el Parlamento. Por eso es que los impuestos no
pueden aplicarse sin el consentimiento del pueblo o de sus representantes. "No hay impuestos, sin represen-
tación".
Pero Locke expresa que el poder ejecutivo tiene una facultad im_ portante que es la prerrogativa,
por la cual el ejecutivo participa en la legislación convocando y disolviendo el Parlamento, iniciando
proyectos de ley, promulgando las leyes sancionadas y, lo más importante, pudiendo proceder al margen de
la ley cuando ésta puede ser nociva para el pueblo o hay peligro para la seguridad de los derechos
naturales. Pero el ejecutivo no puede abusar de la prerrogativa.

DERECHO DE RESISTENCIA Y DE INSURRECCION


Para justificar la revolución de 1688, Locke sostuvo el derecho de resistencia a la tiranía. Afirmó que
sociedad y gobierno son cosas distintas; el último existe para asegurar el bienestar de aquélla, y el gobierno
que pone en peligro los intereses sociales, puede ser justamente resistido, depuesto y sustituido.
En caso de que un gobernante desconociera los derechos naturales de sus súbditos y el orden moral que
debe respetar, corresponde al pueblo atropellado apelar ante Dios, o sea usar del derecho de insurrección.
En concepto de Locke, habiéndose levantado todo el pueblo, no hay insurrección en realidad, porque son
el sentimiento y la necesidad colectivos que triunfan y se imponen como un justo movimiento de liberación
de una tiranía.
En estas circunstancias, un gobierno, por lo mismo que es una cosa distinta de la sociedad, puede ser
disuelto por un cambio en la ubicación del poder legislativo o por haber defraudado la confianza
popular. Locke propone estos casos extrayendolos de la experiencia inglesa del medio siglo anterior a la
revolución de 1688. Indudablemente, quiso demostrar que el rey Jacobo II dio lugar a la revolución
cuando intentó ampliar su poder y gobernar sin el control del Parlamento, constituyendo esta tentativa, un
ataque al poder legislativo supremo con el que el pueblo invistió a sus representantes.
Pero tampoco el legislativo, según Locke, debe tener poderes ilimitados. Por eso toda invasión de la vida, la
libertad o la propiedad de los súbditos es ipso-facto nula y un poder legislativo que comete o intenta
simplemente, cometer tales atropellos, pierde su poder que revierte a su fuente de origen o sea al pueblo, el
cual debe establecer un nuevo poder legislativo por medio de un acto soberano de legislación
constitucional. Es decir, que la insurrección es instrumento ,capaz de disolver un gobierno, pero no a la
sociedad, que permanece subsistente Y que ejerciendo precisamente, sus derechos naturales, ha disuelto el
gobierno transgresor, para organizar otro respetuoso de aquellos derechos y del orden moral.
IMPORTANCIA DE LA FILOSOFÍA DE LOCRE
La teoría de Locke se conforma a las aspiraciones de la burguesía y por
eso cuando en sus ideas proclama la bondad de la monarquía constitucional
provista de la facultad de la "prerrogativa", surge su verdadera personalidad que,
sosteniendo una revolución, corresponde, sin embargo, "al más conservador de
los revolucionarios". Por otra parte, en su planteamiento de la división de los
poderes se expresa sin dubitaciones, el deseo de la burguesía al compromiso con
la nobleza. La nobleza tiene derecho al ejecutivo, pero el legislativo debe ser
compartido por la nobleza y la burguesía y es el poder superior del Estado. En
realidad, la teoría de la separación de los poderes no es sino la traducción del
compromiso entre las dos clases, como resultado de la incruenta revolución de
1688.
La real importancia de la filosofía de Locke se encuentra, no en la
organización inglesa de su época, sino en su influencia decisiva sobre el
pensamiento político burgués de Norteamérica y Francia, que culminó con las
grandes revoluciones del siglo XVIII. No habiendo sido la de Locke, la única
influencia en estos países, en ellos es donde se valorizó realmente el derecho
de resistencia e insurrección en defensa de los derechos naturales a la vida, a
la libertad y a la propiedad.
En esta forma, la filosofía de Locke fue una gran contribución para conformar los
nuevos derechos que insurgían de la clase burguesa, en contra de los resabios de
la época feudal y de la monarquía absoluta que, al final, se había aliado con esos
resabios a cuyas formas principales combatió primitivamente con la ayuda de la
burguesía, para centralizar el poder y hacerlo absoluto en sus manos. Todo esto y
su afirmación de la legitimidad de los derechos naturales, de la libertad
individual, de la dignidad humana, de la legalidad de la propiedad privada y de la
intangibilidad de la vida del hombre, hicieron de Locke, el portavoz ideal de los
principios de la revolución burguesa.

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