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INTRODUCCION.

El 17 de junio del año 2008, se publicó en el Diario Oficial de la Federación, la reforma


constitucional en materia de Seguridad Pública y Justicia Penal. Con esta reforma se
implementó un sistema penal acusatorio, lo cual se ve reflejado en los artículos
16,17,18,19,20 y 21 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Además
el 5 de marzo del 2014, se público el Código Nacional de Procedimientos Penales, el cual
entro en vigor junto con este nuevo sistema , el 18 de junio del 2016. No obstante, cabe
resaltar que todos los Estados de la Federación este sistema ya esta funcionando.

DESARROLLO
Primeramente, es importante aclarar que un sistema penal acusatorio “es aquel sistema de
persecución penal en el cual se encuentran separadas las funciones de investigación,
acusación y resolución de un hecho ilícito, asegurando con aquello la imparcialidad,
independencia, igualdad y legalidad del actuar punitivo del Estado.” (Glosario.net, 2003)
En otras palabras, es un sistema donde las partes (fiscalía y defensa) se enfrentan en
igualdad de oportunidades ante un juez imparcial, la Fiscalía General del Estado ocupa un
lugar fundamental en este proceso, ya que se presenta como una dependencia adscrita al
Poder Ejecutivo del Estado, cuya función es investigar y acusar a los presuntos
responsables de haber cometido un delito. ( Fiscalía General del Estado, 2014).
Ahora bien, las características principales de este nuevo sistema penal acusatorio son la
presunción de inocencia, el equilibrio de las partes, las posibilidades de actuación del
juzgador, el reconocimiento de normatividad de excepción y la prisión preventiva.
Anteriormente, en México se tenía un tipo de sistema penal mixto, en el cual la persona era
culpable, hasta que su representante legal probará que era inocente, esto era una clara
contradicción a la CADH. Por lo que, en la reforma del 2008 se modificó el contenido del
artículo 20 constitucional, para que en este se previera la presunción de inocencia, es decir,
la parte acusadora tiene la carga de la prueba. Lo anterior esta acorde al artículo 8.2 de la
CADH.
Asimismo la Corte IDH se ha pronunciado en el sentido de que la presunción de inocencia
implica que el acusado no debe demostrar que no ha cometido el delito que se le atribuye,
ya que elonus probandi corresponde a quien acusa. Así, la demostración fehaciente de la
culpabilidad constituye un requisito indispensable para la sanción penal, de modo que la
carga de la prueba recae en la parte acusadora y no en el acusado (Caso Cabrera García y
Montiel Flores Vs. México, 2010).
Por otra parte, el equilibrio de las partes hace referencia a que cada una de estas tiene el
derecho a presentar las mismas pruebas y a los mismos medios de impugnación.
Anteriormente, se le daba más peso a las pruebas presentadas por el Ministerio Público, por
lo que era injusto para el inculpado.
Actualmente, el artículo 20 constitucional prevé un figura judicial imparcial, la cual puede
imponer medidas cautelares, es decir, que violen los derechos humanos del inculpado pero
bajo fundamento jurídico. Al respecto la Corte IDH se ha pronunciado en el sentido de que
“la Convención garantiza el derecho a ser juzgado por un tribunal competente establecido
con anterioridad en la ley” (Caso Apitz Barbera y otros Vs. Venezuela, 2008). Este criterio
se cumple con la reforma al artículo antes mencionado. Asimismo, la propia Corte IDH
estableció que las decisiones que adopten los órganos internos que puedan afectar derechos
humanos deben estar debidamente fundamentadas, pues de lo contrario serían decisiones
arbitrarias (Caso Apitz Barbera y otros Vs. Venezuela, 2008). De lo anterior, se entiende
que la propia Corte IDH faculta a los jueces para imponer medidas cautelares, pero con
restricciones.
Un ejemplo de una medida cautelar es la prisión preventiva, la cual se debe aplicar
solamente en casos extremos, ya que en principio es una clara violación a los derechos del
inculpado. De acuerdo al artículo 19 constitucional, la prisión preventiva la puede pedir el
Ministerio Público, pero queda a consideración de un juez de control, o también llamado
juez de garantías el imponerla. No obstante, existen estándares internacionales que
restringen el uso de esta medida, siendo uno de estos el criterio de la Corte IDH que
establece que la prisión preventiva está limitada por los principios de legalidad, presunción
de inocencia, necesidad y proporcionalidad, indispensables en una sociedad democrática.
Constituye la medida más severa que se puede imponer al imputado, y por ello debe
aplicarse excepcionalmente. (Caso López Álvarez Vs. Honduras, 2006)

CONCLUSION.

Luego de este análisis, se puede concluir que como consecuencia de la reforma del 2008, se
tuvo que cambiar el tipo de sistema penal, es decir, anteriormente era un sistema mixto
donde no se respetaban los derechos humanos de los inculpados.
Actualmente el sistema penal es el acusatorio, donde supuestamente es protegen los
derechos fundamentales de las personas.
No obstante, en la práctica muchas veces esto no sucede, lo que provoca que el juez cuando
se da cuenta de estas violaciones deseche el caso, muchas veces absolviendo a personas que
si realizaron los delitos que se les imputan. Por lo tanto, para evitar lo anterior es
importante que las autoridades sigan los procedimientos establecidos. Por otro lado, de las
reformas implementadas en México en el 2008, la mayoría están acordes tanto a la CADH
como a su jurisprudencia, aunque lamentablemente esto no esto no es garantía de que se
hará en la práctica. (Ortiz Díaz, 2014)

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