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GUSTAVO BALLESTERO
DOCENTE
UNIVERSIDAD DE LA GUAJIRA
FACULTAD DE INGENIERIA
PROGRAMA INGENIERIA CIVIL
RIOHACHA-GUAJIRA
2020
INTRODUCCIÓN
Los líquidos y los gases son medidos en unidades de volumen. Este volumen se compone,
como es lógico, de una medida de altura, una de longitud y otra de ancho de un cubo. De
esta manera, se tiene una altura por una superficie (ancho por largo).
Las precipitaciones llegan al suelo en forma de lluvia, llovizna, nieve, granizo, etc. La
medida de las precipitaciones permite determinar la distribución de las mismas en el tiempo
y en el espacio. El objetivo fundamental de todo método de medida de las lluvias es obtener
una muestra que sea verdaderamente representativa de la precipitación caída en la región a
que se refiere la medición. (SÁENZ, 1999). En hidrología, es fundamental medir el valor
exacto de las precipitaciones. Por lo tanto, es muy importante escoger cuidadosamente el
emplazamiento y la forma y exposición del pluviómetro. Además, deben tomarse medidas
para impedir las pérdidas por evaporación, los efectos del viento y las salpicaduras. Para la
aplicación de otros métodos más complejos, como los basados en radares y satélites
meteorológicos, será necesario conocer a fondo las características de error.
• Pluviómetro
• Pluviografo
• Radar
• Imágenes de satélite
FACTORES QUE INFLUYEN EN LAS MEDICIONES
Ecos de tierra. La parte principal del haz del radar y los lóbulos laterales pueden tropezar
con obstáculos del terreno. Se producirán en tales casos ecos intensos y persistentes,
denominados ecos de tierra, que se podrían interpretar equivocadamente como lluvia.
Aunque es posible ubicar los radares de modo que se reduzca al mínimo este tipo de ecos,
es imposible suprimirlos totalmente, por lo que se deberá recurrir a otras técnicas, como el
procesamiento Doppler con supresión de mapa de eco (Germann y Joss, 2003). Además de
producir ecos permanentes, la intercepción del haz por el terreno ocasiona también
ocultaciones o apantallamientos de la parte principal del haz. Cuando esto suceda, solo una
fracción de la potencia iluminará la lluvia en los alcances más lejanos. Este efecto puede
corregirse, siempre y cuando un 40 por ciento del haz como mínimo carezca de
obstrucciones. Es posible simular la visibilidad desde un emplazamiento de radar mediante
un modelo digital del terreno, aunque el resultado no es perfecto debido a pequeños errores
en el ángulo de puntería, incertidumbres en la simulación de la refracción del haz y una
resolución insuficiente del modelo digital del terreno, especialmente a distancias cortas.
Anchura y alcance del haz. A 160 km de distancia, el haz del radar puede tener varios
kilómetros de anchura, dependiendo del grosor del haz. Con un volumen de muestreo tan
amplio se observarán habitualmente variaciones notables de la reflectividad del radar. Se
obtendrá, pues, un valor promediado para un volumen extenso en lugar de un valor puntual.
La ecuación de radar está basada en el supuesto de que el haz está ocupado por objetivos
meteorológicos. Por consiguiente, no debe esperarse una elevada correlación entre los
valores de pluviosidad obtenidos mediante un radar y las mediciones puntuales de los
pluviómetros. Sin embargo, el patrón de una zona mostrado por un radar será, por lo
general, mucho más representativo de la verdadera configuración de isoyetas de la tormenta
que el obtenido mediante la mayoría de las redes de pluviometría. En presencia de
chubascos, se ha descubierto que la frecuencia de los ecos registrados a 160 km era tan solo
un 4 por ciento respecto de los ecos registrados a 64 km. Por consiguiente, un chubasco que
ocupe el haz a 64 km ocupará solo la octava parte aproximadamente a 160 km. Este
resultado responde a una combinación de factores de anchura y elevación del haz.
Atenuación de la atmósfera y de la cúpula. Las microondas son atenuadas por los gases
atmosféricos, las nubes y la precipitación. La atenuación que experimentan las ondas
radioeléctricas es consecuencia de dos factores: absorción y dispersión. Por lo general, los
gases solo las absorben, mientras que las nubes y las gotas de lluvia las dispersan y
absorben. En radares que operan en longitudes de onda más largas, la atenuación no plantea
problemas y suele ser posible ignorarla.
MÉTODOS
1. PLUVIÓMETRO
Cuando no sea posible una protección adecuada contra el viento, será preferible suprimir
todos los obstáculos situados a una distancia igual a cuatro veces sus respectivas alturas.
Asimismo, se seleccionará un emplazamiento protegido del viento para impedir los errores
de medición que se pudieran originar por este motivo. Siempre habrá que actuar con
precaución, de modo que el emplazamiento seleccionado no produzca perturbaciones
significativas del flujo del viento. Convendrá evitar las pendientes y suelos fuertemente
inclinados en una dirección, sobre todo si ésta coincide con la del viento predominante. El
terreno circundante puede estar cubierto de césped, grava o ripio, pero superficies planas y
duras como las de cemento originan salpicaduras excesivas. El orificio del pluviómetro
debería hallarse lo más bajo posible con relación al suelo, dado que la velocidad del viento
aumenta con la altura, pero lo suficientemente elevado para evitar que el agua que cae al
suelo salpique el pluviómetro. En regiones en que la nieve es escasa y no hay peligro de
que en las inmediaciones del pluviómetro se formen charcos de agua, incluso con lluvia
intensa, se recomienda una altura de 30 cm. Si no se cumplieran estas condiciones, se
recomienda una altura normalizada de 1 m. En lugares muy expuestos en que no se dispone
de protección natural se ha observado que, al medir la precipitación líquida, es posible
obtener mejores resultados instalando el pluviómetro en un pozo, de modo que su borde
esté a nivel del suelo (figura I.3.2). El pozo se cubre con una rejilla antisalpicaduras, de
plástico resistente o metal, con una abertura central para el embudo del pluviómetro. La
rejilla antisalpicaduras estará integrada de listones delgados de 5 a 15 cm de profundidad,
colocados verticalmente con un espaciamiento de unos 5 a 15 cm con arreglo a una pauta
cuadriculada simétrica. El área que rodea al pluviómetro estará nivelada y libre de
obstrucciones importantes a menos de 100 m en todas las direcciones. Otra posibilidad,
aunque no tan eficaz, consiste en instalar el pluviómetro en el centro de una barrera circular
de césped. La pared interior de la pared será vertical, y tendrá un radio de 1,5 m
aproximadamente. La pared exterior formará un ángulo de unos 15° respecto de la
horizontal. La parte superior de la barrera estará al mismo nivel que el orificio del
pluviómetro. La necesidad de drenaje ha de estar contemplada. El pluviómetro enterrado
está previsto para medir precipitación líquida, y no debería usarse para la medición de
nevadas. Otro medio para modificar las inmediaciones del pluviómetro consiste en disponer
mamparas antiviento en torno al instrumento. Cuando están bien diseñadas, permiten
obtener resultados mucho más representativos que con pluviómetros no protegidos, que
quedan totalmente expuestos al viento. La protección ideal debería:
TIPOS DE PLUVIÓMETROS.
Pluviómetros estándar
El pluviómetro ordinario utilizado para las mediciones diarias suele ser un colector situado
sobre un embudo que se vacía en un recipiente (figura I.3.3). El diámetro de la boca del
colector no es importante. En algunos países se utiliza una superficie receptora de unos 1
000 cm2, aunque entre 200 y 500 cm2 será probablemente un tamaño más práctico. Es
conveniente que el área del receptor sea igual a la décima parte del área del colector. Sea
cual sea la dimensión seleccionada, la graduación del aparato de medición deberá ser
coherente con ella. Los requisitos más importantes exigibles a un pluviómetro son:
Pluviómetros totalizadores
2. PLUVIÓGRAFOS
Los pluviógrafos son pluviómetros que permiten obtener un registro continuo de las caídas
de lluvia. Se utilizan para los siguientes fines:
Pluviógrafo de pesada.
Este tipo de instrumento sirve sobre todo para registrar precipitaciones de nieve, granizo y
aguanieve. Puede registrar precipitaciones sólidas sin tener que esperar a que éstas se
derritan. 3.4.2 Pluviógrafo de flotador En este tipo de instrumento, la lluvia recogida pasa a
un recipiente que contiene un flotador liviano. El movimiento vertical del flotador, al subir
el nivel del agua, se transmite mediante un mecanismo apropiado a la plumilla trazadora. Si
se ajustan adecuadamente las dimensiones del embudo receptor, del flotador y del
recipiente que lo contiene, se pueden obtener sobre el diagrama todas las escalas que se
deseen. Para obtener un registro que abarque un período apropiado (por lo general, se
necesitan como mínimo 24 horas), será necesario que el recipiente en que se encuentra el
flotador sea muy grande (en cuyo caso se obtendrá una escala comprimida en la gráfica) o
que se disponga de algún medio automático para vaciar rápidamente el recipiente cada vez
que esté lleno. Seguidamente, la plumilla regresará a la parte inferior de la gráfica. Por lo
general, ello se consigue mediante un sifón. El proceso comenzará en un momento en que
el agua no tienda a desbordarse, al principio o al final de la operación, que no debería durar
más de 15 segundos. En algunos instrumentos, la cámara que contiene el flotador está
montada sobre cuchillas, con el fin de que bascule completamente una vez llena. El empuje
del agua contribuye al proceso y, una vez vacía, la cámara vuelve a su posición original.
Otros pluviógrafos están provistos de un sifón forzante que realiza la operación en menos
de cinco segundos. Uno de los modelos está provisto de una recámara que recoge la lluvia
caída durante la operación. La recámara se vacía en la cámara principal cuando el sifón deja
de actuar, consiguiéndose así un registro adecuado de la precipitación total. Si se
contemplara la posibilidad de heladas, se instalará en el pluviómetro un calefactor. Se
impedirá con ello que el agua, al congelarse, dañe el flotador y su cámara, con lo que se
podrá registrar la lluvia en tales condiciones. Cuando se disponga de electricidad, bastará
un pequeño radiador o una lámpara eléctrica; en caso contrario, habrá que recurrir a otras
fuentes de energía. Un método práctico consiste en arrollar una cinta calefactora en torno a
la cámara colectora, conectada a una batería de gran capacidad. La cantidad de calor
suministrada deberá ser la mínima necesaria para impedir la formación de hielo, pues el
calor influirá en la exactitud de las observaciones, ya que da lugar a movimientos verticales
del aire sobre el pluviómetro e incrementa las pérdidas por evaporación.
Pluviógrafo de cubeta.
Los compartimientos del recipiente están diseñados de tal modo que el agua abandona en
ese momento el compartimiento inferior hasta vaciarlo. Entre tanto, el agua de lluvia
seguirá cayendo en la cubeta que ocupa ahora la posición superior. El movimiento de la
cubeta al volcarse acciona un relé de contacto e inscribe un registro a trazos discontinuos.
La distancia entre etapas representa el tiempo necesario para que se deposite una cantidad
de lluvia previamente especificada. Si fuera necesario un registro detallado, esta cantidad
no debería exceder de 0,2 mm. Para gran número de aplicaciones hidrológicas,
particularmente en regiones de lluvia abundante y con sistemas de aviso de crecida, bastará
con cubetas de 0,5 a 1,0 mm. La principal ventaja de este tipo de instrumento radica en que
genera impulsos electrónicos y permite registros a distancia, o bien permite el registro
simultáneo de la lluvia y de la altura fluvial en un limnígrafo. Sus inconvenientes son:
a. la cubeta tarda un tiempo, breve pero finito, en bascular y, durante la primera mitad
de su movimiento, la lluvia cae en el compartimiento que contiene la lluvia ya
contabilizada. Este error solo es perceptible en casos de precipitación intensa
(Parsons, 1941);
b. con el diseño de cubeta habitualmente utilizado, la superficie de agua expuesta es
relativamente grande. Por consiguiente, se pueden producir pérdidas por evaporación
considerables en regiones cálidas. Este fenómeno será más perceptible en condiciones
de lluvia escasa;
c. debido al carácter discontinuo del registro, este instrumento no dará resultados
satisfactorios en casos de llovizna o de lluvia muy tenue. En tales situaciones no será
posible determinar con exactitud el momento en que comienzan o acaban las
precipitaciones.
Pluviógrafo de intensidad.
Se han diseñado y utilizado también varios tipos de pluviógrafos de intensidad para usos
especiales. A causa de su complejidad, sin embargo, no son aconsejables para aplicaciones
de carácter general. La intensidad de lluvia suele registrarse satisfactoriamente mediante un
pluviógrafo de flotador o de pesada, utilizando una escala de tiempo adecuada. 3.4.5
Distrómetro
3. RADAR
El "radar meteo" suele usarse junto con detectores de rayos, para ubicar la actividad mayor
de una tormenta.
4. IMÁGENES DE SATÉLITE
- Bibliografía
HIDROGRÁFICA, E. S. (s.f.). www.unalmed.edu.com. Obtenido de
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http://www.unalmed.edu.com/poboyca/documentos/documentos1/documentos-Juan
%20Diego/Plnaifi_Cuencas_Pregrado/Sistema%20CuencaHidrogr%E1fica.pdf
https://gidahatari.com/ih-es/incertidumbre-metodos-medicina-precipitacion
http://www.whycos.org/hwrp/guide/chapters/spanish/original/
WMO168_Ed2008_Vol_I_Ch3_Up2008_es.pdf