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Con frecuencia las 

causas del autismo son desconocidas; aunque en


muchos casos se sospecha que se debe a cambios o mutaciones en los
genes, no todos los genes involucrados en el desarrollo de esta
enfermedad han sido identificados. Las investigaciones científicas han
relacionado la aparición del autismo en el niño con las siguientes causas:
 Agentes genéticos como causa del autismo: se ha demostrado que
en el trastorno autista existe una importante base genética. En
estudios clínicos desarrollados con mellizos, se ha observado
que cuando se detecta el trastorno en uno de los hermanos, existe un
alto porcentaje (en torno a un 90%) de probabilidades de que el
otro hermano también lo desarrolle. Si el estudio se ha llevado a
cabo en el ámbito familiar, las estadísticas muestran que existe un
5% de probabilidades de aparición en el neonato en el caso de que
tenga un hermano con el trastorno, que es una probabilidad
bastante superior a la que tendría en el caso de que no existieran
antecedentes documentados en su familia. Estos datos indican
claramente una carga genética ligada al trastorno autista. Las
investigaciones tienen por objeto determinar los genes
involucrados en la aparición del trastorno, y ya han establecido la
relación directa entre la inhibición del gen de la neuroligina NL1 y el
desarrollo de autismo, aunque se sabe que hay más genes
implicados. De hecho, se establece que deben estar presentes
hasta 15-20 alteraciones genéticas a la vez para que se exprese de
manera completa el autismo. Algunas teorías, incluso, tratan de
relacionarlo con el síndrome del X frágil.
 Agentes neurológicos como causa del autismo: se han constatado
alteraciones neurológicas, principalmente en las áreas que
coordinan el aprendizaje y la conducta, en aquellos pacientes
diagnosticados de trastornos del espectro autista. Particularmente,
la epilepsia está relacionada con el autismo, pues un tipo concreto,
el síndrome de West, desarrolla autismo hasta en una quinta parte
de los casos y viceversa. Algunas estructuras peculiares del
cerebelo también podrían tener relación con el TEA.
 Agentes bioquímicos como causa del autismo: se han podido
determinar alteraciones en los niveles de ciertos
neurotransmisores, principalmente serotonina y triptófano.
 Agentes infecciosos y ambientales como causa del autismo:
determinadas infecciones (como el herpes genital, fiebre…) o
exposición a ciertas sustancias (como pesticidas agrícolas) durante el
embarazo pueden provocar malformaciones y alteraciones del
desarrollo neuronal del feto que, en el momento del nacimiento,
pueden manifestarse con diversas alteraciones como, por ejemplo,
trastornos del espectro autista.
 Otras posibles causas del autismo: se han estipulado otras
razones, como las complicaciones obstétricas durante el parto, el abuso
de drogas como la cocaína por parte de la mujer embarazada, o el
uso de medicamentos antiepilépticos, aunque su base científica no
está absolutamente demostrada.

No existe ningún vínculo entre las vacunas y los trastornos del


espectro autista

Una de las controversias más importantes del trastorno del espectro autista reside
en si existe un vínculo entre este trastorno y algunas vacunas de la niñez. A pesar
de la vasta investigación, ningún estudio confiable ha demostrado que exista dicho
vínculo entre el trastorno del espectro autista y las vacunas. De hecho, el
primer estudio que comenzó el debate años atrás fue retirado debido a un diseño
deficiente y métodos de investigación cuestionables.

No vacunar a tu hijo en la niñez puede ponerlo tanto a él como a otros en peligro


de contagiarse y transmitir enfermedades graves, como la tos ferina (pertusis),
paperas o sarampión.

Factores de riesgo

La cantidad de niños que reciben un diagnóstico de trastornos del espectro autista


está aumentando. No está claro si esto se debe a una mejor detección e informe,
a un aumento real de la cantidad de casos o a ambos.

Los trastornos del espectro autista afectan a los niños de todas las razas y
nacionalidades, pero determinados factores aumentan el riesgo de padecerlos.
Estos pueden ser:

 El sexo de tu hijo. Los niños tienen cuatro veces más probabilidades de padecer un


trastorno del espectro autista que las niñas.

 Antecedentes familiares. Las familias con un niño con trastorno del espectro


autista tienen un mayor riesgo de tener otro hijo con este trastorno. También es
frecuente que los padres o familiares de un niño con trastorno del espectro autista
tengan problemas menores con las habilidades sociales y de comunicación, o
ciertas conductas típicas de este trastorno.

 Otros trastornos. Los niños con ciertas afecciones tienen un riesgo mayor de lo


normal de presentar un trastorno del espectro autista o síntomas parecidos a los del
autismo. Algunos ejemplos son el síndrome del cromosoma X frágil, un trastorno
hereditario que causa problemas intelectuales; la esclerosis tuberosa, una
enfermedad en la que se forman tumores benignos en el cerebro; y el síndrome de
Rett, una enfermedad genética que se produce casi exclusivamente en las niñas y
que provoca un crecimiento más lento de la cabeza, incapacidad intelectual y
pérdida del uso útil de la mano.

 Bebés extremadamente prematuros. Los bebés que nacen antes de las


26 semanas de gestación pueden tener un mayor riesgo de padecer un trastorno del
espectro autista.

 Edad de los padres. Puede haber una conexión entre los niños nacidos de padres
mayores y el trastorno del espectro autista, pero se necesita más investigación para
establecer este vínculo.

Datos y cifras
 Uno de cada 160 niños tiene un trastorno del espectro autista (TEA).
 Los TEA comienzan en la infancia y tienden a persistir hasta la adolescencia
y la edad adulta.
 Aunque algunas personas con TEA pueden vivir de manera independiente,
hay otras con discapacidades graves que necesitan constante atención y
apoyo durante toda su vida.
 Las intervenciones psicosociales basadas en evidencias, como la terapia
conductual y los programas de capacitación para los padres, pueden reducir
las dificultades de comunicación y comportamiento social, y tener un
impacto positivo en el bienestar y la calidad de vida de las personas con TEA
y de sus cuidadores.
 Las intervenciones dirigidas a las personas con TEA deben acompañarse de
medidas más generales que hagan que los entornos físicos, sociales y
actitudinales sean más accesibles, inclusivos y compasivos.
 Las personas con TEA sufren estigmatización, discriminación y violaciones
de los derechos humanos. Su acceso a los servicios y al apoyo es
insuficiente a nivel mundial.

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