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Canción de las sombras es un film desobediente, indisciplinado que oculta

nuestros deseos y despierta todos los demonios de nuestro sentir


venezolano”.

“No creo en géneros de ningún tipo cuando filmo una película. Hago películas
orgánicas e integradas con las artes”, destacó Roque Zambrano, quien estrenó el
largometraje Canción de las sombras, coproducida por la Villa del Cine y distribuida por
Amazonia Films. Está pautado que participe en varios festivales internacionales.

La película, de una hora y 50 minutos, se centra en la vida del filósofo y poeta


venezolano Ludovico Silva. Zambrano, quien estudió cinematografía en el Instituto de
Cine de Moscú, Rusia, conoció al estudioso de la cultura y autor de La plusvalía
ideológica (1970), Sobre el socialismo y los intelectuales (1970), Teoría y práctica de la
ideología (1971) y Contracultura (1980), entre otros, en la década de los setenta.

La cinta transcurre en tres tiempos poéticos de Ludovico Silva: poesía y vida, in vino
veritas y conversaciones con la muerte. La trama se centra en el poeta Diego (Ricardo
Bianchi), que se mira en ellos “como una asunción en un nuevo misterio, apenas otro
esbozo de transformación al contemplar la tremenda y real enseñanza de este
mundo o desvanecerse en las sombras y la muerte. Debemos recordar que todo
filósofo en esencia era primigeniamente poeta”.

Actúan el citado Bianchi, Betzabeth Contreras, Francis Rueda, Leonardo Puello,


Alberto Alifa, Armando Gota, Jesús Muñoz, Asdrúbal Meléndez, Adriana Bustamante.
Vale destacar que esta producción cinematográfica cuenta con una fotografía que
resalta los grandes paisajes de Venezuela.

OPUESTO
El muy conversador Zambrano seleccionó a Bianchi, quien tiene pinta de galán
“porque busqué un actor que fuera lo opuesto o se distanciara de los conceptos de
héroe o antihéroe”.

Señaló que con este trabajo “el espectador participará continuamente en el desarrollo
de la película. Utilizo un sistema narrativo abierto. No creo en los guiones creados
desde la óptica de Aristóteles (principio, desarrollo, clímax, desenlace y final), sino de
un sistema configurado desde el viaje y el laberinto”.

Canción de las sombras tuvo tres cortes. El primero de dos horas y media, seguido de
uno de dos horas, y el actual, hora cincuenta min,: “Estoy muy satisfecho con esta
reconstrucción, que en todo proceso es válido en una narrativa”.

La cinta fue parte de un taller denominado Aprender haciendo, que se concretó entre
2012 y 2016, y tuvo cuatro años de postproducción: “¿Vivimos o no en una guerra
multiforme? Este es un film desobediente, indisciplinado que oculta nuestros deseos y
despierta todos los demonios de nuestro sentir venezolano”.

Y según agrega gacetilla de Amazonia Films, «es una película que se debate en el
eterno dilema del creador y sus relaciones con el Estado, el mecenazgo y la sociedad.
Su director establece una relación amorosa y de compromiso con su obra. Una
relación de obscuridades traspasadas en los espacios iluminados de su conciencia,
que más allá de su creación, se encuentra envuelta en todos los avatares de la vida
pública, de su aparecer constante para exhibirse y exhibir su obra, otra trampa
ineludible».

Este caraqueño, además de sus estudios de cine en Rusia, estudió en la Escuela de


Sociología y Antropología de la UCV. Desde finales de los sesenta hasta nuestros días,
ha desarrollado trabajos audiovisuales, publicitarios, documentales, videos,
multimedia y cinematográficos. En 1975 realizó su primer cortometraje, Todos los
días un día, que fue el comienzo de una interesante cinematografía.
T/ Eduardo Chapellín
F/ Cortesía Amazonia Films
Caracas

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