Está en la página 1de 5

Revista de la Universidad de La Salle

Volume 1997 Number 25 Article 6

January 1997

Ética y Ciencia
Justo Soto Castellanos
Universidad de La Salle, Bogotá, revista_uls@lasalle.edu.co

Follow this and additional works at: https://ciencia.lasalle.edu.co/ruls

Citación recomendada
Soto Castellanos, J. (1997). Ética y Ciencia. Revista de la Universidad de La Salle, (25), 59-62.

This Artículo de Revista is brought to you for free and open access by the Revistas de divulgación at Ciencia
Unisalle. It has been accepted for inclusion in Revista de la Universidad de La Salle by an authorized editor of
Ciencia Unisalle. For more information, please contact ciencia@lasalle.edu.co.
Etica y Ciencia

Justo Soto Castellanos


Profesor Facultad de Filosofía y letras,
Area de Formación Lasallista
Universidad De La Salle

a discusión acerca de la relación existente entre la ética y la

L ciencia, lejos de estar zanjada, continúa y es de gran actuali­


dad. En nuestros centros educativos, especialmente los de edu­
cación superior, encontramos con no poca frecuencia actitudes de do­
centes muy calificados que simplemente ignoran los problemas éticos
que las ciencias plantean y esta actitud, fruto de determinados hábitos
intelectuales, se transmite a los alumnos quienes la asumen y con ellas
creen seguir coherentemente a sus maestros1 .
El problema no nace de ahora, esta Para abordar coherentemente esta
es una posición aparentemente conna­ problemática es necesario iniciar acla­
tural a la actitud científica positiva ya rando qué es la ciencia, luego aproxi­
que ella de entrada pretende ser "obje­ marnos a la ética y mirar si es posible
tiva" y por ello desde un primer mo­ encontrar puentes, vías de comunica­
mento debe renunciar a la subjetividad ción a través de las cuales la ciencia y
y a los llamados "juicios de valor" pro­ la ética, y la ética y la ciencia Ínter y
pios del campo ético. retro actúen.

1 En la discusión acerca de la incidencia de los valores en la educación, y la posición de los educadores frente a
éstos, en Melbume, Australia en 1988 se llegó, entre otras, a la siguiente conclusión: «15. Como toda enseñanza
implica valores, ya sea en forma consciente o inconsciente, se deniega el concepto de la neutralidad del docente.
Incluso si ésta fuese posible, sería en detrimento del progreso de los estudiantes dado que los dejaría vulnerables
en un mundo colmado de valores en el que viven». Resolución sobre el tema valores en la enseñanza pública,
"32a Asamblea de la Conferencia Mundial de Organizaciones de Profesionales de la Enseñanza". Etica y Educación, P. 137.
Ed. Magisterio, Santa Fe de Bogotá 1992.

59
Universidad De La Salle, noviembre 1997, año XVIII No. 25

« L a "ciencia" que puede caracteri­ sido el proporcionar una imagen exac­


zarse como conocimiento racional, sis­ ta del mundo material. (Y) Uno de los
temático, exacto, verificable y por con­ logros de la física del siglo XX ha sido
siguiente falible>>2, ha sido un indu­ el probar que tal meta es inasequi­
dable aporte a la humanidad de la hu­ ble » 4. Sin embargo, las ciencias cons­
manidad misma. Es un trabajo que re- cientes de su limitación continúan su
une generacione las cuales construyen tarea, su búsqueda.
sobre lo que sus predecesores han de­
jado, tanto de aciertos como de erro­ Todo conocimiento humano, como
res. En ella nada es absoluto, "su única quehacer del hombre, implica una op­
verdad sagrada es que no existen ver­ ción ética, sea ésta consciente o incons­
dades sagradas"3 . En ella todo es cri­ ciente. La objetividad misma lo impli­
ticado, todo es puesto a prueba, las ca, lleva una decisión ética de fondo
verdades sustentadas por fuerza de la que aun cuando no es evidente, es la
autoridad no tienen validez. Todo lo base del edificio científico y lo impor­
que se acepta como válido es porque tante de la base, es que es aquello que
ha triunfado en una especie de lucha en ocasiones no se ve pero que hace
de las ideas, en la que al igual que en posible todo lo que se ve. « M a s (y éste
el planteamiento de Darwin, prevale­ es el punto esencial, la articulación ló­
cen las tesis más aptas. gica que asocia, en la raíz, conocimien­
to y valores) esta prohibición, este
De otra parte... ¿qué entendemos « p r im e r m andam iento» que funda
por ética? En términos generales po­ el conocimiento objetivo, no es en sí
demos entender la ética como la re­ mismo y no sabría ser objetivo: es una
flexión acerca del comportamiento regla moral, una disciplina. El conoci­
humano, de las máximas que lo orien­ miento verdadero ignora los valores,
tan y de su validez. En este sentido pero hace falta para fundamentarlo un
¿podríamos pensar que la ciencia no juicio, o más bien un axioma de valor.
está relacionada con la ética? es más Es evidente que el plantear el postula­
¿habrá un campo de la acción humana do de objetividad como condición del
que no esté supeditada a la ética? conocimiento verdadero constituye
una elección ética y no un juicio de
conocimiento, ya que, según el mismo
La Objetividad postulado, no podía haber conocimien­
to « v e r d a d e r o » con anterioridad a
esta elección arbitraria. El postulado
Las ciencias positivas son un con­ de objetividad, para establecer la nor­
junto de conocimientos humanos cuya ma del conocimiento, define un valor
característica fundamental es el deseo que es el mismo conocimiento objeti­
de objetividad, es decir, el deseo de vo. Aceptar el postulado de objetivi­
captar el objeto tal cual es. Este deseo dad, es pues enunciar la proposición
no es más que eso, ya que « uno de de base de una ética: la ética del co­
los propósitos de las ciencias físicas ha nocimiento 5.

2Bunge, Mario. "La ciencia su método y su filosofía" . Ed. Siglo XX, B. Aires, Argentina. P9
3Sagan, Cari. "Cosmos, video y libro". Ed. Planeta, 1987, Cap 13.
4 Bronowsky, Jacob. "El ascenso del Hombre". Fondo Educativo Interamericano, Bogotá.P.353.
5 Monod, Jacques. "El azar y la necesidad". Ed. Orbis, Barcelona, 1986. P.165

60
Etica y Ciencia

La Ciencia, sus Productos rancia. Cuando la gente se cree posee­


y su Utilización dora de un conocimiento absoluto, Sin
pruebas de la realidad tal es su com­
portamiento. Todo ello sucede cuando
Es indudable que los productos de los hombres aspiran al conocimiento
la ciencia han mejorado nuestra forma de los dioses » 6.
de vivir, es más, han alargado nuestra
propia vida, el hombre cazador y
recolector tenía una expectativa de Los Valores de la Ciencia
vida, vista desde hoy , muy reducida
de unos (18) dieciocho a (20) veinte La ciencia supone e implica unos
años. En las sociedades contemporá­ valores, estos son inherentes a la mis­
neas ésta es de (80) ochenta años. Un ma actividad científica.
poco más para las mujeres, un poco
menos para los hombres. Los produc­ El primer valor que sobresale en la
tos de la ciencia han revolucionado la ciencia es el valor de la tolerancia, es
forma de comunicarnos y con ello la la capacidad de ver en la opinión con­
forma de autoentendernos, pero junto traria no al enemigo sino la tesis que
a esto nuestra capacidad de autodes- es necesario superar con argumentos
truirnos ha crecido de una manera válidos, con razones consistentes. Otro
nunca imaginada ni aun por los más valor importante en la ciencia es la ho­
bárbaros tiranos, que hasta antes del nestidad, la cual le exige al científico
presente siglo la humanidad ha teni­ abandonar las ideas más queridas si
do. éstas no se adecúan a la realidad. El
otro valor fundamental, en estrecha
Algunos dirían que gracias a la cien­ relación con los anteriores, es el valor
cia estamos al filo de la navaja o pen­ de la humildad, ésta lleva al científi­
demos de un delgado hilo que en cual­ co a reconocer que sus conocimientos
quier momento podría romperse. En son humanos, falibles y que no puede
más de una ocasión se ha planteado pretender un conocimiento absoluto.
que el conocimiento científico ha pues­
to al hombre "cid. portas" de su propia El valor supremo de la ciencia es
destrucción, esto es cierto, pero sólo en la búsqueda de la verdad que en últi­
parte, ya que realmente lo que ha pues­ ma instancia debe tener como princi­
to en peligro a la humanidad no es el pio, camino y fin al hombre, no en el
conocimiento sino la opción ética fun­ sentido de que debe encontrar una ver­
damental y fundamentalmente que dad que le guste o le agrade al hom­
está a la base del conocimiento huma­ bre, una especie de antropomensura,
no y que hace de éste no más que un sino en el sentido de que toda su acti­
instrumento utilizable tanto para el vidad ha de servir en última instancia
bien como para el mal de la humani­ para entender mejor al hombre, el
dad. En Auschwits, por ejemplo, mu­ ecosistema del cual es fruto y con el
rieron mas de tres millones de seres cual interactúa, y en general el cosmos
humanos judíos, cuya única culpa era en que habita, todo ello encaminado a
ser fieles a su ser, « Y esto no fue obra preservar la vida de la especie. De ahí
del gas. Fue obra de la arrogancia. Fue se deriva otro valor no menos impor­
obra del dogma. Fue obra de la igno­ tante y es el de la responsabilidad, la
6Bronowsky, Op Cit, P.374. Es importante resaltar que Bronowsky era polaco de ascendencia judía y que muchos de
sus familiares murieron víctimas del nacismo precisamente allí en Auschwitz.

61
Universidad De La Salle, noviembre 1997, año XVIII No. 25

cual compromete al científico con la mediados del Siglo XVI se encargó de


utilización de su investigación o crea­ sacarnos del sueño que había durado
ción. El es un ser humano que en de­ muchos siglos. Más adelante la astro­
terminado momento se convierte en un nomía nos confirmó a Copérnico y nos
representante "plenipotenciario" de la mostró que somos habitantes de un pe­
especie, quien con su decisión apuesta queño planeta ubicado en uno de los
el pasado, el presente y el futuro del extremos de una galaxia cuyo nom­
hombre. bre se debe a una antigua creencia que
la identificaba con la leche derramada
« L o s valores de la ciencia y los de por la diosa Hera esposa de Zeus. En
la democracia son concordantes, en este siglo las pruebas son contunden­
muchos casos indistinguibles. La cien­ tes, ya no sólo vivimos en una aparta­
cia y la democracia empezaron -en sus da región de una galaxia que posee
encarnaciones civilizadas- en el mismo más estrellas que seres humanos nues­
tiempo y lugar en los siglos VII y VI a. tro planeta, sino que existen más
J. C. en Grecia. La ciencia confiere po­ galaxias que estrellas en la vía láctea ¿
der a todo aquel que se tome la moles­ Cómo podríamos decir que el hombre
tia de estudiarla (Aunque sistemática­ es el centro? Es indudable, en este sen­
mente se ha impedido a demasiados). tido, tal pretensión sería absurda8 .
La ciencia prospera con el libre inter­
cambio de ideas y ciertamente lo re­ Pero la ciencia es antropocéntrica en
quiere; sus valores son antiéticos al se­ una acepción distinta. No somos el cen­
creto. La ciencia no posee posiciones tro del universo, es cierto, pero todo lo
ventajosas o privilegios especiales. que vemos lo vemos desde nuestra
Tanto la ciencia como la democracia perspectiva. No podemos arrancarnos
alientan opiniones poco convenciona­ nuestra propia piel y presumir que
les y un vivo debate. Ambas exigen vemos como si no viéramos. En este
raciocinio suficiente, argumentos cohe­ sentido la ciencia como conocimiento
rentes, niveles rigurosos de prueba y elaborado por seres humanos tiene
honestidad. La ciencia es una manera como centro al hombre, o también po­
de ponerles las cartas boca arriba a los dríamos decir la ciencia es "andrópti-
que se las dan de conocedores. Es un ca", todo conocimiento parte del hom­
bastión contra el misticismo, contra la bre y asume los valores de los hom­
superstición, contra la religión aplica­ bres. Es inevitable "El concepto mismo
da erróneam ente»7. de contaminación es antropocéntrico;
(éste concepto) quizá sea incluso irre­
levante en el contexto de Gaia "9.
¿Antropocentrismo?
La ciencia es una actividad huma­
Es claro que el hombre no es el cen­ na y no debe ambicionar más. ¡He ahí
tro del universo, como podría parecer su grandeza! ¡He ahí su valor! ¡He ahí
al plantear al hombre como valor su­ su destino! No debe pretender más,
premo del conocimiento científico. Ni­ pero tampoco menos, si quiere seguir
colás Copérnico, el monje polaco a siendo fiel a sí misma. ♦
7Sagan, Cari. "El mundo y sus demonios". Ed,Planeta, Santafé de Bogotá, 1997,P.57.
8Para una discusión interesante en la cual Cari Sagan refuta la idea de antropocentrismo consultar, "Un Punto Azul
Pálido". Ed. Planeta, Barcelona 1996.Cap2,3,4,
5Lovelock, James, Gaia. " Una nueva visión de la vida sobre la tierra". Ed Orbis 1985. P.130.

62

También podría gustarte