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Módulo 1

Unidad 1
Lectura 1:
El conflicto

Mediación, Arbitraje y Negociación


Profesor Rodrigo Mauro
1.1 El conflicto

1.2 Concepto – Clasificación


En la presente materia, nos proponemos realizar un enfoque distinto en
resolución de conflictos. Hasta aquí, en la Carrera de Abogacía, se ha
desarrollado y estudiado el método tradicional para ello, esto es el Sistema
Judicial, y dentro de él, el proceso judicial, en sus variantes por
competencia: penal, civil, comercial, laboral, etc.

Aquí el objetivo es pensar y analizar otras formas para poder dar solución a
los problemas o conflictos que a diario se le presentan a las personas en su
interrelación con otras, en su trabajo, en su empresa, o incluso aquellos que
se pueden llegar a plantear entre dos o más Estados, etc. Y por ello se van a
desarrollar diversos métodos o herramientas, como son la negociación, la
mediación y el arbitraje.

Ahora bien, si el eje central de la asignatura es la Resolución Alternativas de


Conflictos, lo primero y esencial es detenerse a pensar en el conflicto: de
qué hablamos y qué se entiende por “conflicto”, ya que será el motivo que
nos llevará a la utilización de la negociación, de la mediación o del arbitraje.
Y para poder abordar un conflicto para resolverlo, es fundamental
conocerlo, analizarlo, desmenuzarlo, para que ello nos permita definir la
mejor alternativa y estrategia al tratar de resolverlo.

Cuando se le pregunta a cualquier persona qué es un conflicto, (y esto lo


pongo en práctica cuando dicto mi materia o cursos), la gran mayoría lo
relaciona con la violencia, o con una disputa por un delito que comete una
parte, o un enfrentamiento entre dos países, y si se les pregunta por la
forma para resolverlos, lo primero que piensan es en un juicio, salvo en los
casos internacionales, donde se piensa rápidamente en una guerra o en la
intervención de un tercer país que busque una solución, es decir que en
definitiva, se busca a un tercero distinto de las partes, que tome esa decisión
final.

Bien, en primer lugar se debe tener en cuenta que no todo conflicto es una
disputa de poder, además no es necesario asociar a los conflictos a la
violencia, y tampoco es indispensable que alguien esté cometiendo un ilícito
o una conducta prohibida para que exista conflicto, es más, esas serían las
situaciones que menos se dan en la actualidad.

Muchos autores, han desarrollado importantes estudios en relación a los


conflictos, pero generalmente lo han hecho desde un posición determinada,
es decir, desde una especie de conflicto, ya sea que se estudie el conflicto
internacional, o religioso o racial, etc. Con lo cual al definir y trabajar sobre
el concepto y significado de conflicto, se lo hace desde esa particularidad y

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su descripción tendrá características muy específicas y propias de ese tipo
de conflicto, pero no necesariamente es aplicable a otro tipo.

Otros autores, como es el caso de Remo Entelman (2005), a quien


seguiremos en el desarrollo de la presente unidad, se han planteado la
necesidad de pensar una Teoría de Conflictos. Y nos preguntamos ¿para qué
una teoría? Y la respuesta es sencilla, pero muy difícil de aplicar, ya que lo
que se busca es estudiar, analizar y definir aquellas características que son
comunes a todos los conflictos, (internacionales, raciales, religiosos,
personales, etc.) y que por ello, permiten desarrollar y pensar herramientas
y técnicas que serán de utilidad para identificarlo, comprenderlo y por
último intentar resolverlo; esas herramientas podrán ser aplicadas a
distintos tipos de conflictos, más allá de que cada uno pueda también tener
sus particularidades.

En ese sentido, y siguiendo a otro estudioso del conflicto como es Julien


Freund (1983:54) se presenta al conflicto como “una relación social”,
entendiéndola como el comportamiento recíproco de dos o más individuos
que orientan, comprenden y resuelven sus conductas teniendo en cuenta las
de los otros, con lo que dan sentido a sus actos. Esta concepción de la
relación social es tomada del pensamiento de Max Weber, y a los fines de
poder entenderla, es necesario analizar las conductas de los actores.

Todas las personas desarrollamos conductas. Éstas pueden ser


independientes, es decir, que no tienen en cuenta las conductas de los
demás, o pueden ser recíprocas, las cuales van a definir e integrar una
relación social, y son las que nos interesan para el objeto de estudio que se
ha planteado.

Una secuencia de conductas recíprocas que al momento de adoptarlas se


tiene en cuenta la conducta anterior de otro sujeto, define la existencia de
una relación social entre ellos. En nuestra vida cotidiana vivimos miles de
situaciones como éstas en nuestra relación con otras personas; cuando
salimos a la calle para dirigirnos a nuestro trabajo o a nuestro lugar de
estudio, desarrollamos un sin número de conductas independientes, que no
tienen ni esperan ninguna acción de otra persona. Pero al momento de
tomar un colectivo o un taxi para dirigirnos a un lugar específico,
empezamos a combinar conductas independientes con recíprocas, por caso,
cuando le indicamos al chofer del taxi el lugar al que nos dirigimos, y éste
nos responde consultándonos por cuál calle preferimos ir. Luego, si se
entabla una conversación acerca del clima y le solicita que por favor, baje
un poco la calefacción, y el chofer responderá a ese pedido que la misma
está trabada, etc. Todas estas conductas son recíprocas, y generan
interacción entre partes, es decir, generan relación social.

Y esa relación social es posible de ser clasificada de muy diversas maneras,


según en qué punto de la misma se haga hincapié. Si se concentra en los
objetivos que las partes persiguen con esas conductas recíprocas habrá dos
posibilidades, que los objetivos sean compatibles o incompatibles; en el
primer caso se habla de “conductas cooperativas o coincidentes”,
mientras que en el segundo supuestos serán “conductas conflictivas”.

Teniendo en cuenta lo relatado hasta aquí, se podría tener una


aproximación a una definición general de conflicto, entendiendo que es

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“una especie de relación social en que hay objetivos de distintos
miembros de la relación que son incompatibles entre sí.”(1)

Como se puede apreciar, esta primera definición cumple el objetivo trazado,


es decir que pueda ser aplicable a cualquier tipo de conflicto, ya sea
internacional, entre amigos, o aquel que tiene una solución jurídica.

De igual modo, aunque se ha hablado de conductas independientes o


recíprocas, cooperativas o conflictivas, existen otras clasificaciones; entre
ellas se encuentran las conductas permitidas y las conductas prohibidas. En
este tipo de conductas juega un rol clave el sistema jurídico, entendiendo a
éste como una técnica de motivación social, que retiene y administra
centralizadamente el monopolio de la fuerza en la sociedad estatal,
excluyendo a sus miembros del uso privado de la fuerza.

En este sistema actúa el Derecho, esto es, un sistema de normas que cumple
una doble función: por un lado, pretende disuadir conductas que son
declaradas prohibidas, y por otro lado brinda apoyo a las partes para
resolver conflictos. Ante una situación conflictiva, nos presentamos ante un
juez, que dentro del sistema es el encargado de administrar justicia, y éste
valorara las prueba presentadas por cada una de las partes intervinientes y
en virtud de lo que se encuentre previsto en el marco normativo, decidirá
quién tiene razón y cómo se resuelve el conflicto. Esto se denomina “que
adjudica el derecho”.

Ahora bien, esta forma de resolver los conflictos no se encuentra disponible


para todas las situaciones posibles, ya que el Derecho y el sistema jurídico
entran en acción solamente, y excluyentemente, en aquellas situaciones que
el sistema tiene previsto en sus normas. Es decir, que el sistema ha
inventariado una serie de conductas, a las que ha establecido como
prohibidas, ilícitas, o antijurídicas, y amenaza a todo aquel que las cometa
con una sanción que será aplicada por un tercero imparcial y creado a ese
efecto, recurriendo si es necesario a uso de la fuerza; este tercero no es otro
sino el Juez. Es entonces, a partir de la existencia de todo este sistema, que
las conductas pueden ser clasificadas en prohibidas o permitidas.

Ante estas situaciones se genera una lógica de razonamiento, que se aplica


permanentemente, ya que ante una situación conflictiva entre dos o más
partes se pregunta: “quién tiene razón” o “quién tiene el derecho” y
consecuentemente “quién está obligado”. En casos donde la conducta
cometida entra en ese inventario normativo, no hay inconvenientes, ya que
si la misma está prevista, alguien tiene un derecho y otro está obligado, y el
sistema pone a disposición de la parte con derecho los mecanismos para
obligar a la otra a cumplir. Si una parte es titular de una deuda, está
obligado a pagar, y consecuentemente, otra parte tiene el derecho de
cobrar; esa situación la prevé el sistema, y este último puede recurrir al
poder judicial y solicitarle a un juez que, usando la fuerza si es necesario,
obligue al otro a cumplir.

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1
Entelman Remo; “Teoría de conflictos”; Editorial Gedisa, Barcelona (año 2005).

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Pero, al decir de Entelman, tanto los estudiosos del Derecho (los juristas)
como los que lo practican (los abogados), se han desentendido de la
problemática del conflicto en términos generales. A partir de aceptar el
Principio o Norma de Clausura, por el cual todo lo que no está
prohibido por las normas del sistema, se encuentra
jurídicamente permitido, la principal consecuencia de este principio es
que se reconoce al sistema jurídico como un sistema de normas cerrado,
que pretende resolver todos los enfrentamientos posibles.

Este sistema, prevé las conductas prohibidas, y como se dijo anteriormente,


establece una sanción para quienes las cometan. Ahora bien, todas aquellas
conductas que no están contempladas como prohibidas son, por la tanto
permitidas. Y dentro del universo de las conductas que no se encuentran
expresamente prohibidas, por lo tanto son jurídicamente permitas, se
encuentran aquellas conductas obligatorias, definidas como el opuesto a
prohibidas, y las conductas no obligatorias.

Si se piensa en el campo de todo lo permitido, se ve que éste es mucho más


amplio que el área de lo prohibido, y a este punto quería llegar, ya que
dentro del área de lo permitido se encuentra un número infinito de
conflictos que el Derecho desdeña porque se dan entre pretensiones
incompatibles entre sí, pero son igualmente permitidas o no sancionadas, y
todas éstas no tienen una respuesta para su resolución en el sistema
jurídico.

Por todo lo dicho, se entiende que los abogados y funcionarios judiciales


solamente se ocupan de aquellas situaciones conflictivas previstas por el
sistema, pero quedan excluidas todas aquellas situaciones que producen
conflictos entre pretensiones incompatibles, pero igualmente permitidas,
porque el sistema no las ha prohibido.

Toda relación social (recordar que se define al conflicto como una “especie
de relación social”) está llena de enfrentamientos producidos por la
incompatibilidad de pretensiones que el sistema jurídico ha dejado en
libertad de confrontación. Estos conflictos son aquellos que a los
ciudadanos les ocurren a diario, en cada momento, y en cada relación social
que entabla, ya sea con sus socios, con sus amigos, con su esposa o esposo,
con sus hijos, etc. Los ejemplos que se podrían mencionar son infinitos,
pero se mencionan algunos para dimensionar estas situaciones: los socios
de una empresa que pretenden efectuar inversiones en distinto rubros; el
esposo que se encuentra en conflicto con su mujer porque él pretende ir a la
cancha a ver fútbol y desea que ella lo acompañe, a lo cual no está obligada
por ninguna norma. Los estudiantes reclaman a las autoridades de la
universidad determinados horarios de clases, y los profesores no están
obligados por ninguna norma a aceptarlos, y entran en conflicto. Un
conflicto entre vecinos porque la mascota de uno de ellos ladra durante toda
la noche, y no permite descansar a otros. Los inconvenientes que generan la
convivencia en edificios de propiedad horizontal. Y de esta manera se
podrían llenar miles de páginas con ejemplos, donde existe un conflicto en
una relación social producto de una incompatibilidad de pretensiones, pero
ocasionado por conductas igualmente permitidas por el sistema; y si
algunas de las partes de los conflictos mencionados recurriera al
asesoramiento de un abogado, éste le diría que no está obligado a aceptar o
a ceder en la pretensión del otro, y que lo que está haciendo está
perfectamente permitido, por lo cual, para el sistema jurídico no hay
conflicto, aunque éste efectivamente exista. Y son estas situaciones las que,
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al no resolverse, van incrementando la conflictividad y producen algo que
desarrollaremos más adelante y que se conoce como “escalada del conflicto”
que en muchas ocasiones termina con situaciones violentas, que podrían
hacerse evitado.

Estas situaciones no resueltas por el Derecho, que entran dentro del campo
de lo “permitido vs. permitido”, y que efectivamente son consideradas
“conflictos”, deben obtener una respuesta para su resolución, y es en este
campo donde tienen un protagonismo fundamental los medios o
herramientas de Resolución Alternativas de Conflictos. Pero debe
destacarse que estos mecanismos también nos permiten resolver conflictos
que se plantean entre conductas prohibidas, en la medida que las mismas
no afecten el orden público; esto será expuesto con más amplitud en las
unidades siguientes.

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1.3 Comportamientos frente al conflicto
Factores desencadenantes del conflicto
Un elemento fundamental al momento de analizar un conflicto a los fines
de avanzar en su posible resolución, tiene que ver con las actitudes y
comportamiento de las personas frente al mismo.

Es importante detenerse en este aspecto que es central en este proceso, que


tiene que ver con las actitudes de las personas al momento de resolver un
conflicto. Algunos autores, como Blake y Mouton (1985) sobre la base de lo
planteado por Walton y Mc Kersie (1965), han desarrollado el siguiente
cuadro donde se plasman estas conductas:

Como se puede observar, las actitudes y comportamiento frente al conflicto


son muy variadas, y la importancia de identificar a cada una de ellas en
cada parte del problema es un paso esencial para la resolución del mismos,
ya que en virtud de éstas se optará por un mecanismo de resolución o por
otro, y además una vez seleccionado éste, también va a influir la actitud en
la estrategia que se lleve a cabo, por lo cual es importante poder determinar
y visualizar la actitud de las personas frente al conflicto.

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1.4 Fases de un conflicto
Cómo enfrentar un conflicto
Al momento de hablar de fases de un conflicto, los autores varían según el
enfoque que se utiliza, o mejor dicho, según el criterio que se utilice para
realizar el análisis.

Una clasificación del conflicto en fases muy común, y aceptada


mayoritariamente por la doctrina es la siguiente:

A) Fase Temprana
B) Fase de Escalada
C) Fase de Crisis
D) Fase de Desescalada
E) Fase de Diálogo

Esta clasificación de fases, surge originalmente del análisis de los conflictos


sociales, esto es, una especie en particular dentro del ámbito más amplio
que es el conflicto.

Pero más allá de su origen me parece interesante analizarla, ya que es


perfectamente aplicable a todo tipo de conflicto.

Previo a analizar cada paso, una aclaración indispensable: Esas fases aquí
mencionadas resultan de una clasificación en un modelo idealizado, es decir
que el desarrollo del conflicto no es lineal, ya que el mismo, según las
acciones de las partes, tendrá avances y retrocesos, incluso puede no llegar
a cumplir con todas las etapas o fases mencionadas.

A) Fase Temprana: es el momento ideal para pensar en la


resolución del conflicto ya que todavía no ha estallado. Si bien se ha
manifestado la incompatibilidad de objetivo (que es característica
del conflicto, como vimos en la conceptualización) todavía estamos
en un momento de muy poco enfrentamiento, casi nulo, ya que en
esta fase cada parte está planteando su posición. Si en esta
instancia se pudiera canalizar por algún mecanismo de resolución
de conflicto, generando el diálogo respetuoso, la escucha activa, y
evitar que se profundice el desgaste de la relación social,
seguramente las posibilidades de éxito en la resolución positiva del
mismo sea muy altas.

B) La Escalada: Esta nueva fase, se manifiesta cuando el conflicto se


empezó a vislumbrar y no pudo se encauzado correctamente para
su resolución por el motivo que fuere, lo que ha llevado a que cada
parte comience a ejecutar acciones que van a ser caracterizadas
según su grado de intensidad, (aspecto sobre el cual nos
explayaremos más adelante), y que a mayor grado de intensidad,
más fuerte será la escalada del conflicto. Se caracteriza
fundamentalmente, porque la relación entre partes se va
desgastando, y cada una va tomando una decisión y actuando como
consecuencia de una acción de la otra, como réplica al actuar de la

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otra parte. Si bien es un momento más crítico que el anterior, aún
las posibilidades de encaminar el problema a una resolución
pacífica es importante.

C) La Crisis: Si se avanza en la escalada sin resolución del conflicto,


llegaremos a la etapa o fase más compleja y dura, ya que la crisis se
caracteriza y diferencia de las demás por ser la fase de mayor
violencia en el conflicto. Aquí el diálogo está absolutamente
cortado, y los actos o conductas de las partes, pretenden plantear el
conflicto en términos de poder. La línea divisoria entre la fase de
escalada o escalonamiento y ésta es muy delgada, sólo el grado de
violencia en las acciones marca la diferencia, ya que en la fase
anterior predomina la amenaza de violencia y en ésta se concreta.

D) La Desescalada o desescalamiento: Generalmente, aunque


no necesariamente indispensable, luego de la etapa de crisis viene
un desescalamiento. Es esta oportunidad cesa la violencia. Aquí
pueden ocurrir dos cuestiones: una, que las partes cesen en las
actitudes violentas, y el conflicto entre en una etapa de
estancamiento, o bien que las partes realicen acciones concretas de
menor grado de intensidad que produzca la desescalada del
conflicto. Lo que sí resulta claro es que es imposible sostener la
violencia en forma permanente en un conflicto, con lo que el
estancamiento o desescalada se producen inevitablemente, aunque
ésta tampoco es permanente, es decir o pasamos a una fase de
diálogo y de resolución de conflicto o el mismo vuelve a resurgir y
es probable que se vuelva a llegar a la fase de crisis.

E) Fase de Diálogo: en el momento en que las partes entren en un


proceso de negociación, en forma asistida por un tercero o no, es el
momento de diálogo; es el momento de encauzar el conflicto para
su resolución. Sería prudente que en la mayoría de los conflictos,
esta fase se produjera en la fase temprana para evitar las
confrontaciones violentas, y de esa manera, lograr lo que se conoce
como prevención de conflictos, aunque no es lo más común.

Fase Dinámica y Fase Estática del Conflicto.


Tomando otra vez al Profesor Entelman (2005) como punto de referencia,
se pueden analizar los conflictos desde dos perspectivas muy interesantes, a
saber:

a- Fase Estática. Se caracteriza por ser el análisis del conflicto en un


momento determinado, a partir de una foto del mismo, ya que de lo
contrario, sería contradictorio hablar de estática en el conflicto, que
es un fenómeno que se caracteriza por ser esencialmente dinámico.
En esa fase se analizan los siguientes elementos:

1) Los Actores.
1.1) La conciencia del conflicto por sus actores.
1.2) Los objetivos de los actores.
1.3) El poder de los actores.

2) Los Terceros.

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b- Fase Dinámica. Es el análisis, ya no de elementos fijos, sino del
dinamismo de todo conflicto, las acciones dentro del conflicto.

1) Intensidad del Conflicto.

2) Dinámica de interacción conflictual.

Fase Dinámica. Los Actores.


La primera observación que se debe efectuar aquí y de la cual algo se ha
mencionado en los primeros puntos de la unidad, está vinculada a que
siempre, el actor de un conflicto, es el ser humano, la persona, aun cuando
el involucrado en el mismo sea un Estado, o una empresa. Esto es así
porque el conflicto como “relación social” y teniendo en cuenta que el
mismo se caracteriza por acciones de las partes, sí o sí requiere de personas
que las lleven adelante, por lo que como primera definición, siempre el
actor de un conflicto es una persona, y para poder trabajar ese conflicto y
encauzar para resolverlo, es esencial identificarlo correctamente.
Y surge así una primera clasificación de actores individuales y actores
colectivos. Cuando el actor es individual, no se presentan mayores
complicaciones para su individualización y análisis de comportamiento.
Los problemas surgen cuando el actor es colectivo o plural. Entelman
expone que “…el mejor conocimiento del proceso de toma de
decisiones de cada uno de ellos, la mejor percepción y
comprensión de sus conductas e intenciones y la mejor
construcción de los escenarios de futuro posibles” (2005:78) es el
objeto principal que se debe tener en cuenta al momento de analizar las
características de estos actores.

Dentro del análisis el distinguido profesor, desarrolló dos aspectos que


considera importantes en estos actores: la identidad y la fragmentación.
Cuando los actores o al menos uno de ellos es colectivo, dentro del mismo
actor existen relaciones sociales variadas, y allí se encuentran objetivos
incompatibles y, relaciones caracterizas por una mayor o menor intensidad,
lo que de alguna manera afecta al actor colectivo en cuestión, ya que esos
componentes tratan en mayor o menor medida de influenciar en la decisión
que se tome en las relaciones sociales con otros actores. Pero además, toda
esta situación torna compleja la identificación correcta por parte del
adversario.

Incluso cuando esas diferencias o incompatibilidades son mayores, no sólo


dificultan la identificación del actor, sino que además puede acarrear una
fragmentación del actor, debilitándolo en el momento de intentar resolver
el conflicto. Es más, si el adversario tiene la posibilidad de advertir estas
situaciones, generalmente, va a profundizar esas diferencias para dividir al
actor y sacar ventajas de ello. Imagínese en los conflictos ente Estados, o
entre un Estado y un gremio determinado, si de repente los actores
representantes del Estado advierten o detectan situaciones de

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fragmentación o confrontación interna en el gremio, ese aspecto será
central para la resolución del conflicto, ya que sobre ese punto se trabajará
o se pensarán las propuestas que el Estado le ofrezca al gremio. Y si éstas
fueran buenas para algunos, aunque no lo sean para todos, profundizará
una división dentro del ese actor colectivo, al momento de tener que tomar
la decisión de aceptar o no la misma, que puede llevar a una fragmentación,
lo que permitirá a la contraparte sacar una importante ventaja en la
resolución de dicho conflicto.

A su vez, dentro de los actores colectivos se encuentra otra clasificación, que


debe ser tenida en cuenta al momento de analizar las partes de un conflicto
para pensar en su resolución, a saber: Actores Colectivos Organizados y
Actores Colectivos Desorganizados. Cuando al adversario se lo puede ubicar
dentro de la primera categoría, no resulta tan compleja su identificación y
su tratamiento, ya que generalmente tiene establecidos mecanismos de
toma de decisiones, y cada una de las partes dentro de ese actor cumple un
rol en dicho proceso y sus representantes son los responsables de ejecutar
las decisiones que se adoptaron.

Pero cuando ese actor colectivo es producto de una casualidad o de una


circunstancia determinada que lleva a que diferentes individuos coincidan
como parte de un conflicto mayor, y no cuenten con una organización para
ello, resultará muy difícil su tratamiento como actor del conflicto. Y allí
juega un rol muy importante el rol del liderazgo y la necesidad de saber
identificar a quien tiene o representa ese liderazgo dentro del grupo, que me
permita tomarlo como un interlocutor válido para llevar adelante un
proceso de resolución de dicho conflicto. Es muy importante tener en
cuenta estos factores, ya que en muchos casos los intentos de resolución
fracasan porque no realizar una correcta identificación de los actores, lleva
a tomar decisiones o desarrollar estrategias y tácticas equivocadas, y
consecuentemente fracasar en la resolución de dicho conflicto, lo que
conlleva, a su vez, a la profundización del mismo.

Una discusión entre los distintos autores que han trabajado acerca del
conflicto y sus actores tiene que ver con la existencia de conflictos bipolares
o con multiplicidad de actores. En este sentido existen opiniones divididas
al respecto, ya que por un lado se encuentran aquellos que defienden la
postura de que los conflictos son siempre bipolares, es decir, de dos actores
por bando (dentro de esta postura podríamos enrolar al Profesor Entelman)
y por otro lado, nos encontramos con aquellos autores que sostienen que los
conflictos pueden ser tanto bipolares, como con una multiplicidad de
actores integrantes del mismo.

Aquellos que sostienen la primera postura, manifiestan que cuando un


conflicto tiene múltiples actores con objetivos incompatibles, se perfilan
inicial o progresivamente en dos bandos dentro de los cuales se agrupan
todos los miembros de la relación. Aun cuando entre los integrantes de uno
de los bandos tengan diferencias u objetivos incompatibles en otros

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aspectos de la relación, muy probablemente éstos queden a un lado hasta
tanto se resuelva este punto que en definitiva los encuentra unidos frente a
un adversario. Esta situación es muy común de encontrar en los conflictos
internacionales, y si se pusiera a pensar en el caso de la Segunda Guerra
Mundial esto se nota claramente, al visualizar cómo los numerosos actores
que intervinieron fueron nucleándose dentro de una de las posturas
centrales, constituyendo dos bandos, aun cuando entre los integrantes de
cada uno de los bandos existían importantes diferencias.

La Conciencia del Conflicto por parte de sus


actores.

En este aspecto se pretende analizar e identificar, siempre con la finalidad


de adoptar una decisión y encontrar estrategias para poder intentar resolver
el conflicto, si los actores tienen conciencia de que son parte de un conflicto
determinado, y cuáles son sus percepciones del mismo.

Conciencia, debe ser entendido a decir de R. Entelman, como “…el


producto de un acto intelectual en el que un actor admite
encontrarse con respecto a otro actor en una relación en que
ambos tienen, o creen tener, objetivos incompatibles.” (2005:89)
Y es importante distinguirla de lo que se denomina Percepción, ya que ésta
es el contenido con que acceden a nuestro intelecto los datos externos de la
realidad, relativos a fenómenos como conductas, actitudes, pretensiones,
intensiones, etc., pero no son producto de un acto intelectual o racional.

Muchos de los autores que tratan este tema se han preguntado si es


necesario que para que el conflicto exista, las partes deben tener conciencia
del mismo, o, por el contrario, si el conflicto existe independientemente de
lo que las partes crean.

Algunos consideran que la conciencia que las partes tengan del conflicto es
un elemento esencial del mismo, y en consecuencia, el conflicto no existe
sin la conciencia de las partes. Dentro de esta postura se ubican pensadores
con Max Weber. Por otro lado, autores como Marx, ven el conflicto como un
fenómeno objetivo que existe aunque las partes no tengan conciencia del
mismo.

Desde un punto vista más práctico, autores como Louis Kriesberg (1975:16)
(2) han presentado el tema de una manera más sencilla y útil para el punto
que nos interesa en este análisis y que tiene que ver con la identificación del
problema para su resolución. Ese autor ha tomado dos grande grupos de
situaciones: Conflictivas y No Conflictivas. Y por otro lado, la creencia que
los actores puedan tener del conflicto, destacando que sólo existen dos
posibilidades:

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 Ambos creen que una relación no es conflictiva.
 Uno de ellos cree que la relación es conflictiva y el otro que no.

A partir de estas concepciones, Kriesberg desarrolló el siguiente cuadro:

Desde un aspecto práctico, este cuadro de situaciones es muy útil para


definir la estrategia que se deberá llevar adelante para tratar el conflicto y
buscar su resolución, sin tener la dificultad de caer en la discusión acerca de
su existencia o no a partir de la conciencia que las partes tengan del mismo.

De este modo, en la situación 1, donde ambas partes tienen objetivos


incompatibles y son conscientes de esto, no será necesario desarrollar
trabajos de concientización sobre ninguno, y se podrá avanzar en identificar
el problema y seleccionar el método más apropiado para su tratamiento y
resolución.

En la situación 2 y 3, donde existiendo un situación conflictiva, y una parte


o ambas no tengan conciencia de esta situación, el operador deberá en
primer lugar trabajar fuertemente en la concientización de aquel o aquellos
actores que no crean la incompatibilidad de objetivos en la relación, para
que luego de esto, se pueda entrar a trabajar y resolver el conflicto en
cuestión. La primera regla fundamental para resolver un conflicto es asumir
que se tiene un conflicto, caso contrario es imposible abordarlo, por ello, en
situaciones como las descriptas en este párrafo es esencial trabajar en la
concientización de las partes.

Cuando ambas partes crean tener una relación conflictiva, y desde la


realidad no se vea el conflicto (tal es el caso de la situación 4) el operador
tendrá que trabajar sobre los actores, a fin de que ellos se convenzan de que
los objetivos en la relación no con incompatibles y que existe una
percepción equivocada de los hechos que los lleva a pensar y creer en dicha
incompatibilidad. No es una situación sencilla, porque deberá existir un
cambio de percepción por parte de los actores, y aquí el rol que cumplan los
terceros es fundamental.

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2
Kriesberg, Louis; “Sociología de los Conflictos Sociales”; Editorial Trillas, Madrid (año 1975).
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La situación 5 es similar a la descripta en el 2 y 3, pero se deberá trabajar en
los términos trazados en el punto anterior, ya que habrá que colaborar con
la parte que percibe una incompatibilidad cuando en realidad no existe, por
lo que es necesario que asuma el error de percepción de los hechos que lo
llevan a percibir un conflicto que no existe.

Y por último la 6, que es la situación más sencilla, ya que no genera ningún


inconveniente, debido a que no existe una relación conflictiva y tampoco se
percibe por los actores ninguna incompatibilidad de objetivos en la
relación.

En definitiva, este análisis producido por el Prof. Kriesberg, nos permite


analizar la conciencia de los actores, tengan una situación conflictiva o no, y
con ello, determinar cuál es la estrategia que se debe seguir para poder
encauzar el conflicto hacia su correcto tratamiento y posible resolución.

A su vez, al igual que en el apartado anterior, si el enfoque que se haga


sobre la conciencia que los actores tienen del conflicto no es correcto, el
fracaso en el intento de resolución está asegurado, y la profundización del
conflicto será la consecuencia directa de ese error.

1.5 Motivos del Conflicto


Todos los conflictos tienen determinadas causas que le dan origen, y éstas
se encuentran relacionadas con lo que las partes pretenden obtener, o las
cuestiones que están en juego en ese determinado conflicto.
Existen muy variados análisis y clasificaciones en la doctrina acerca de estos
motivos o causas, y a continuación se desarrollan algunos de ellos.

La Sociedad de Altos Estudios Jurídicos Empresariales Euroamericanos


(SAEJEE Business School) considera que los motivos de los conflictos se
pueden clasificar de la siguiente forma:

1) Los bienes en juego.

2) Los principios en juego.

3) El territorio en juego.

Los bienes en juego: es probablemente el elemento de disputa en un


conflicto de más fácil individualización, ya que tiene que ver con un
elemento material, y la posesión de ese bien significa para las partes una
ganancia material, y de allí su disputa.
Cuando lo que se encuentra en juego son bienes, son conflictos cuya
resolución; en principio, es más sencilla o posible, porque éste puede ser
traducido a un valor económico, y además es susceptible de ser dividido.

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Los principios en juego: a diferencia de los bienes, los principios son
elementos no materiales, por lo tanto no tangibles y no divisibles, como por
ejemplo: la religión, las convicciones, los valores morales, categoría social,
etc.
Se sostiene a menudo, que los principios son innegociables, aunque es
cierto también que cuando el costo de sostenerlos es muy elevado, suelen
ser modificados, pero va a depender siempre de aspectos subjetivos de las
partes.
El territorio en juego: esta expresión se refiere en el sentido literal
como en el psicológico del concepto. Es un elemento que generalmente no
se encuentra del todo visible en las disputas, y muchas veces hasta se lo
defiende en forma inconsciente. Por caso, cuando en una oficina de trabajo,
una persona quiere desarrollar una tarea que en verdad le corresponde a
otro, este último puede que haga una defensa muy férrea de sus
responsabilidades, porque lo que está defendiendo es su “territorio”; o
cuando alguien ataque los modos en que se lleva a cabo una profesión,
seguramente los profesionales afectados le respondan en forma
contundente, ya que ellos efectúan una defensa de su territorio.

Los Objetivos de los Actores.

Continuando con el análisis de lo que se ha denominado como la faz


dinámica del conflicto, y especialmente el estudio de los actores y los
distintos aspectos de éstos que se deben tener en cuenta, nos encontramos
con un punto central también, esto es, los objetivos que persiguen los
actores, y que cuya incompatibilidad es la que nos determina la existencia
de un conflicto, de allí su gran importancia.

Los objetivos son objetos, materiales o espirituales, a lo que cada


actor les agrega un valor, y según ese valor se los clasifica en:

 Objetivos Concretos.
 Objetivos Simbólicos.
 Objetivos Trascendentes.

Objetivos Concretos: “…aquellos objetivos más o menos


tangibles que además de una u otra manera son susceptibles de
ser pensados como divisibles” (Entelman. 2005:101). Cuando los
objetivos de un conflicto son de estas características, la posibilidad de
resolución es mayor, ya que logrando el objetivo se satisfacen las
pretensiones.

Mediación, Arbitraje y Negociación – Profesor Rodrigo Mauro | 15


Objetivos Simbólicos: “…son aquellos en los que en realidad el
objetivo exhibido como tal no es la última meta deseada por el
actor en conflicto, sino más bien un representante de otra (…) El
objetivo simbólico escondido detrás de uno concreto, tiene el
mismo sustrato pero oculta el valor cuya satisfacción busca el
actor” (Entelman. 2005:101).

Este tipo de objetivos plantea una dificultad importante para la resolución


de los conflictos, ya que no permite la posibilidad de buscar una alternativa
ganar-ganar, sino que es muy probable que para poder satisfacer su
pretensión la parte requiera de la total ganancia dentro de ese conflicto.

Objetivos Trascendentales: “…aquel en el que en realidad puede


decirse que el valor mismo está puesto como objetivo porque no
se divisa que esté anexo a un objeto tangible ni divisible”.
(Entelman. 2005:103).

Los conflictos con estos objetivos, son casi de imposible solución por medio
de mecanismos de conciliación de intereses, ya que no se puede negociar o
ceder una parte de algo que es fundamental para el actor.

Como se puede observar, tener la posibilidad de interpretar el tipo de


objetivos que se encuentran en la relación social, nos va a inducir a que se
adopte un procedimiento u otro para intentar resolverlo, y además, permite
tener más elementos para elegir la estrategia más adecuada.

Continuando con los objetivos de los actores en los conflictos, se ha


elaborado una clasificación muy interesante, en la que toma en cuenta, no
el tipo de objetivo como vimos anteriormente, sino la cantidad de objetivos
incompatibles que las partes tiene en una relación social, y en torno de los
cuales se genera el conflicto.

De esa manera, se distingue entre los conflictos de objetivo único y los


conflictos de objetivos múltiples. Previamente se los denominó como
conflictos puros o impuros, y justamente la diferencia radica en los
resultados que se pueden obtener al momento de resolverlos. De esta
manera, los conflictos puros al momento de su resolución arrojan como
único resultado posible un ganador y un perdedor. Si un actor logra su
objetivo, el otro necesariamente lo pierde. En los conflictos impuros, por el
contrario, podía darse la situación de distribución de ganancia entre los
actores, y por la tanto, la posibilidad de lograr una solución ganar-ganar, es
decir, que ambas partes logren satisfacer sus intereses.

A medida que se avanzaba en los estudios en relación al conflicto se empezó


a desechar esa clasificación de puros o impuros, ya que no revestía una gran
utilidad práctica, y por ello se trabaja sobre la idea de conflictos de objetivo
único (y que puede ser perfectamente asociada a la idea de conflicto puro,
ya que el hecho de tener un solo objetivo único, genera que lo que uno gane
el otro necesariamente lo pierda) y objetivos múltiples (similares a los a los

Mediación, Arbitraje y Negociación – Profesor Rodrigo Mauro | 16


impuros, donde el hecho de existir varios objetivos, éstos puedan
distribuirse entre los actores y que ambos puedan satisfacer sus intereses).

Otra línea de autores, utilizó la clasificación prevista en la Teoría de los


Juegos a los fines de poder clasificar los objetivos, y los distribuyó en
Conflicto de Suma Cero y Conflictos de Suma Variable, pero demostró
grandes falencias prácticas esta clasificación, falencias propias de tomar
conceptos y lenguajes de otras disciplinas.

En relación a los conflictos de objetivo único, algunos autores sostienen que


en la realidad es muy difícil que se dé una situación de esas características.
Partiendo de la definición de conflicto que se ha desarrollado al principio, y
entendiendo a éste como una relación social, es imposible pensar que exista
solo un objetivo de toda la relación que es incompatible, además se deben
tener en cuenta todos los otros intereses en común, que pueden contribuir a
que la partes tomen actitudes positivas al momento de resolver esas
situaciones.

Incluso, autores como Entelman, plantean que ante la posibilidad de existir


un conflicto de objetivo único (debe destacarse que se encuentra dentro de
los autores que consideran que es una abstracción que eso ocurra) sugieren
tratarlo como conflictos de objetivos múltiples, y para ello sugiere dos
herramientas fáciles y sencillas. Una, extender el conflicto, proponiéndose
con el mismo adversario, otras metas distintas. Y el otro método sugerido es
el de dividir el objetivo, cuando ello sea posible, por lo que lo que era un
conflicto de objetivo único se transforma en múltiple.

Los Terceros en el Conflicto


De igual manera que analizamos a los actores del conflicto, es importante
detectar y analizar a los terceros en el conflicto, ya que muchas veces son
ellos los que incitan a la partes al choque de intereses, como así también, en
otras situaciones, son los que ayudan y aportan para poder resolverlos.
Como en casi todos los aspectos de esta disciplina, también en relación a los
terceros existen algunos debates entre los autores que al día de hoy no han
sido superados. Tal es el caso de la respuesta a la pregunta ¿existen terceros
en los conflictos?, ¿cómo es que siendo el conflicto, puedan existir terceros?
Bien, a partir de las respuestas a estas preguntas se han generado amplios y
ricos debates.
Autores como Julien Freund (3), han planteado que el conflicto es una
relación signada por el principio de tercero excluido, y habla de una
“implosión” del conflicto, para referirse a un tercero que se aproxima tanto
a una de las partes o campos del conflicto, que termina por caer dentro de
él. Y por otros lados están los terceros que no tienen nada que ver con el
conflicto, por ello estudiosos del tema hablan de la inexistencia de terceros
en los mismos.
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3
Freund, Julien; “Sociología del Conflicto”. Presses Universitaires de France; Paris (año 1983).

Mediación, Arbitraje y Negociación – Profesor Rodrigo Mauro | 17


Otros, como es el caso del Prof. Entelman, desarrollan la idea de un campo
magnético en torno del conflicto, y a partir de la teoría de Freund, surge su
idea de hablar de “Magnetismo Conflictual”. Esto funciona como una fuerza
de atracción que es ejercida desde el centro de cada una de las partes o
campos, y que actúa en una zona que abarca desde el núcleo mismo del
actor involucrado hasta los límites del sistema social del conflicto. Y este
magnetismo conflictual el que produce esa atracción, que termina
provocando que el tercero caiga dentro de uno de los campos enfrentado en
el conflicto. El resto, aquellos que estén fuera de ese campo de atracción
conflictual, son ajenos al conflicto.

George Simmel (1950:148-149) desarrolló una clasificación de


tres clases de terceros:

Por su parte, Freund (1983), que es crítico de esta clasificación, expone que
el tercero que juega el rol de dividir para gobernar interviene directamente
en el conflicto, pasa a ser parte del mismo, y en consecuencia, refuerza su
tesis de que no se puede hablar de terceros y que el conflicto vuelve a la
bipolaridad.

Si tomáramos un ejemplo real, como puede ser el conflicto que se conoció


como “el conflicto entre el campo y el gobierno”, y sin pretender defender ni
atacar a ninguna de las partes, ya que cada uno ha formado su opinión al
respecto, creo que es muy oportuno para ejemplificar esta situación de los
terceros. Obsérvese cómo en un conflicto que era bien sectorizado, y con
dos actores muy marcados los productores agropecuarios (representado por
la Mesa de Enlace) y el Gobierno Nacional (representado por la Presidenta y
los Ministros que intervinieron en el mismo), y donde el resto o gran parte
de la sociedad era un tercer excluido del mismo; pero a medida que el
conflicto se fue prolongado, con acciones desarrolladas por cada parte que
fueron produciendo una fuerte escalada del mismo, llegando a un punto de
crisis tal que, todos o la gran mayoría de los que éramos originariamente
terceros, y a partir de encontrarnos perjudicados o beneficiados por lo que
ocurría, concluimos tomando parte por algunos de los dos campos en
conflicto. Fuimos, al decir de Entelman, atraídos con ese campo magnético,
y dejamos de ser terceros para ser parte, a partir de machas de apoyos al
campo o, por otro lado, movilizaciones masivas de apoyo al Gobierno, y así
podríamos enumerar cientos de acciones que llevaron a que la sociedad que
era un tercero, terminara involucrada directamente en el conflicto. Y de

Mediación, Arbitraje y Negociación – Profesor Rodrigo Mauro | 18


igual modo, el Congreso de la Nación (sin entrar a analizar si correspondía
o no que interviniera o si el tema en discusión era de su competencia o no)
comenzó como un tercero, y terminó teniendo la decisión final en un
conflicto que abarcó a todo el país.

Fase Dinámica del Conflicto


Al hablar de lo que se denomina la fase dinámica del conflicto, el eje central
de la misma es la intensidad del conflicto, entendiendo a ésta en relación
a las conductas conflictivas, es decir, la mayor o menor intensidad de los
medios, recursos o acciones de poder que utilizan las partes en busca de sus
objetivos, en forma concreta o potencial como puede ser la amenaza. Y la
decisión de utilizar un recurso determinado u otro en un conflicto, es una
decisión racional del sector intelectual de la conciencia.

Siempre, la intensidad de un conflicto se mide a partir de los actos que


desarrolla cada parte dentro de él, por caso, no tiene el mismo grado de
intensidad en el reclamo de una deuda, una llamada telefónica reclamando
el pago de lo adeudado, que una carta documento o una demanda judicial.
En este ejemplo observamos tres medios distintos que utiliza una parte, y
cuya intensidad no es de igual tenor.

Sugiero remitirse a la bibliografía citada en el programa, a los fines de


profundizar las formas y los mecanismos para mediar la intensidad de las
acciones en un conflicto.

Dinámica de la interacción conflictual

Habiendo descripto muy sintéticamente qué se entiende por intensidad en


los conflictos, y partiendo de que todo conflicto es un proceso dinámico de
interacción entre dos partes, es que se analizará ahora cómo se produce esa
interacción conflictual.

Hasta aquí se ha visto que el conflicto es una especie de relación social


donde existe incompatibilidad de objetivos entre al menos dos de sus
miembros. Por otro lado, también se analizó que siempre los actores de los
mismos son personas, aunque los actores sean colectivos. Y la dinámica de
la interacción conflictual se define por las acciones o recursos que los
actores llevan a cabo para lograr satisfacer sus intereses, que éstas pueden
ser de mayor o menor intensidad.

Una definición de interacción es la de J. David Singer (Rosenau. 1969-37),


quien expuso que existe interacción cuando: “…dos o más entidades

Mediación, Arbitraje y Negociación – Profesor Rodrigo Mauro | 19


realizan conductas recíprocas y puede detectarse una secuencia
de por lo menos dos actos discernibles tales que el primer pueda
razonablemente ser interpretado como parcialmente
responsable del segundo.”
Es decir que la interacción se produce a partir de conductas recíprocas,
donde siempre la acción de una parte es producto y reacción de la conducta
de otra, y así sucesivamente.

Cuando la intensidad de las acciones va creciendo, desde la de menor a la


de mayor intensidad, se percibe una escalada del conflicto. Por el
contrario, si las acciones van de mayor a menor intensidad, se produce una
desescalada del conflicto. Es decir que la escalada o desescalada del
conflicto se determina por los cambios en los niveles de intensidad en la
interacción entre los actores del conflicto, y ésta se caracteriza por las
acciones de las partes.

Está demostrado que los conflictos nunca tienen una intensidad estable
durante todo su desarrollo, ésta es variable y aumentan o disminuyen
permanentemente.

Estas variaciones pueden ser en forma abrupta o en forma suave, ya sea que
a un acto de una baja intensidad le prosiga otro de intensidad similar o
levemente más fuerte por lo que la escalada será suave; y en cambio,
estamos frente a una escalada abrupta cuando la diferencia de intensidad
entre una acción y otra es muy grande.

De igual modo ocurre con la desescalada del conflicto, ya que si ésta es


gradual la diferencia de intensidad es leve; por el contrario si la diferencia
es muy alta, entonces estamos frente a una desescalada abrupta. Por
ejemplo, si en un conflicto gremial, el sindicato decide un paro
indeterminado, y detiene totalmente la producción de una industria, y luego
de esa acción, la patronal eleva una propuesta que es acepta por el sindicato
y con eso se resuelve el conflicto, estamos ante una desescalada abrupta, ya
que pasamos de una acción de alta intensidad (el paro) a una solución del
problema y la desaparición del conflicto.

Puede ocurrir también que en un momento determinado se produzca un


estancamiento del conflicto, esta situación se presenta cuando el aumento o
descenso del nivel de intensidad se detiene. Pero es importante aclarar que
siempre el estancamiento será transitorio, no hay un estancamiento
permanente, y la salida del mismo puede producir una nueva escalada o
una desescalada de intensidad del conflicto.

El estancamiento se produce, generalmente, cuando en un momento


determinado del proceso del conflicto, en el cual se han venido produciendo
acciones y reacciones por parte de los actores, se abre una instancia de
diálogo o de negociación, asistida o no. Esto produce una parálisis de las

Mediación, Arbitraje y Negociación – Profesor Rodrigo Mauro | 20


acciones y se traduce en un estancamiento del conflicto y que según el
resultado de esa instancia, seguirá con una escalada o desescalada.

Un ejemplo de estos procesos de estancamiento se produce cuando en


conflicto bélico se lleva a cabo lo que se conoce como un “alto al fuego”, y
permite la apertura de acciones diplomáticas para resolver el conflicto, que
si son positivas, se traducen en la finalización del enfrentamiento.

También la práctica ha demostrado que siempre en un conflicto donde se


produce una escalada, a partir de acciones de niveles de alta intensidad por
una parte, incluso llegando a situaciones de violencia, la otra parte, se ve
obligada a responder con una conducta de igual o mayor intensidad, ya que
si esto no ocurre, puede ser tomado como una muestra de debilidad en esa
confrontación.

Además, esta reacción, genera en quien fue el actor cuya conducta


originaria desató esta escalada, la necesidad de implementar una acción de
mayor magnitud que la anterior, generándose así un círculo que lleva al
conflicto a niveles de intensidad muy alto, generando lo que en nuestra
primera parte, cuando desarrollamos las fases del conflicto, se denominó
Fase de Crisis.

Ejemplos que demuestren esto sobran; el Profesor Entelman (2005)


establece que el conflicto conocido como La Guerra Fría ofreció un
“dramático” ejemplo de lo que se denomina un juego de escalada, con la
carrera armamentista, que concluye en el momento en que la entonces
Unión Soviética entendió que no estaba en condiciones de superar la última
acción de los Estados Unidos, cuando el entonces Presidente Ronald
Reagan, anunció el proyecto de defensa antimisiles conocido como “Guerra
de las Galaxias”.

Pero volviendo a la situación de nuestro país, un ejemplo muy demostrativo


de este juego de escalada se percibió en el ya mencionado conflicto entre el
campo y el gobierno nacional: cada una de las partes fue generando
acciones de mayo nivel de intensidad a las respuestas que recibía de su
adversario. Y así las posiciones duras de los productores agropecuarios,
encontraban discursos agresivos por parte de la Presidenta; y ante éstos los
productores llevaban a cabo medidas cada vez más violentas hasta llegar a
situaciones como los cortes de las rutas, y las consecuencias que ese
conflicto presentó a toda la sociedad, hasta que a partir de la intervención
del Congreso se tomó una decisión, que no resolvió el conflicto propiamente
dicho, pero generó una clara desescalada en los niveles de intensidad que
presentaban las partes.

Por último, es importante destacar que en cuando un conflicto ha alcanzado


determinados niveles de intensidad, mucho más dificultosa va a ser su
resolución. Si el objetivo que se persigue es tratar de resolver el conflicto,
cuando más a tiempo se lo puede trabajar mejor será. Si tenemos en cuenta

Mediación, Arbitraje y Negociación – Profesor Rodrigo Mauro | 21


las fases mencionados al principio, lo ideal para resolver un conflicto
reduciendo al máximo sus consecuencias negativas, es tomarlo en la Fase
Temprana, donde generalmente no se ha producido la escalda o ésta es de
muy baja intensidad.
Pero si por el contrario, no se lo pudo trabajar en esa primera fase, y el
conflicto ha tenido una marcada y acentuada escalada, con niveles altos de
intensidad, será muy difícil que las partes puedan producir un
estancamiento o una desescalada del mismo, ya que la acción en ese sentido
por parte de uno de los actores, como vimos, puede ser tomado como una
señal de debilidad por el otro, y esto conlleva a una acción muy dura para
terminar imponiéndose ante su adversario. Además, si se ha llegado a ese
nivel de enfrentamiento, es muy raro, casi imposible, pensar que entre las
partes pueda existir un canal de comunicación directo que genere el diálogo
necesario para llegar a un pacto, acuerdo o compromiso para resolver los
puntos de conflictos.

Ante esa situación, es indispensable la intervención de terceros, y éstos


están llamados a cumplir un rol cada vez más importante en el tratamiento
de los conflictos, sobre todo los de alta intensidad, y a través de ellos
generar las condiciones para llevar adelante procesos de diálogos y de
comunicación entre las partes, que permitan generar un estancamiento o
parálisis en el conflicto, sin que esto sea interpretado por las contrapartes
como situaciones de debilidad o estado de vulnerabilidad.

Y es para ello que se torna indispensable que esos terceros que les
corresponda o tengan la posibilidad de intervenir estén capacitados y
formados para interpretar y analizar el conflicto, sus actores, los objetivos,
los terceros, etc., y poder realizar la correcta y más adecuada
caracterización para a partir de allí, desarrollar la más eficaz estrategia que
permita trabajar con los actores en la resolución del conflicto.

En ese sentido, las herramientas de Resolución Alternativas de Conflictos


están llamadas a cumplir un rol esencial, en la búsqueda de soluciones y
acuerdos por vías pacíficas y a través del diálogo entre los actores, y con la
colaboración de terceros, como mediadores o árbitros.

Seguidamente se desarrolla los conceptos general de estos mecanismos, su


originen, sus ventajas y críticas, como así también los métodos más
utilizados y conocidos.

Mediación, Arbitraje y Negociación – Profesor Rodrigo Mauro | 22


1.6 La Resolución Alternativa de
Disputas - R.A.D. - La Cultura del litigio y
los sistemas alternativos - Ventajas y
críticas - Gama de opciones de la R.A.D.
Al hablar de Resolución Alternativas se debe tener en cuenta que en verdad
la forma de solucionar los problemas de nuestros antepasados y previo a la
existencia del Estado de Derecho, era a través de estos mecanismos, con
otras características y otras herramientas, pero mucho después se
implementó el sistema jurídico como vía para la resolución de conflictos,
por lo que perfectamente se podría afirmar que el sistema alternativo para
la resolución de conflicto fue el Derecho y no a la inversa.

Pero ocurre que nuestra cultura y particularmente, nuestra formación como


abogados nos ha llevado a lo que se conoce como la “cultura del litigio”
dónde los problemas se resuelven en tribunales por medio de un juicio, o no
se resuelven. Ya sea porque no son trascendentes para el sistema, aunque
para las partes afectadas sean muy importantes, o porque no se tiene los
recursos necesarios para acceder al servicio de justicia, y ésta es una de las
desigualdades más terrible que existe, porque no poder ejercer un derecho
por falta de recursos económicos, es una de las más grandes injusticias.

Aun aquellos que pueden acceder al sistema jurídico, se encuentran con que
el objetivo de este es abstracto, es buscar la verdad, hacer justicia, que no
necesariamente se traduce en solución del problema. El juez utiliza un
sistema de adjudicación, de allí que se hable de adjudicar el derecho. Las
partes presentaran sus pretensiones, acompañaran las pruebas por las que
considera que le asiste el derecho que reclaman, y será el tercero el que
decida cómo se resuelve la controversia, pero no según su leal saber y
entender, sino ajustándose a lo que determina la norma.

También se observa que el sistema judicial se encuentra absolutamente


desbordado y saturado, por la gran cantidad de causas que se llegan a los
estrados, donde la estadística demuestra además, que son más las causas
que entran que las que se resuelven. El tiempo de duración de los procesos
judiciales lleva a que una causa ordinaria lleve años para su resolución, y
como se ha dicho siempre “justicia tardía, no es justicia”; toda esta
situación demuestra que el sistema judicial no es eficaz, pero además de ello
y más grave aún, es que el sistema no es creíble ni confiable para los
ciudadanos, para el ciudadano común, y eso afecta mucho más la
institucionalidad de la justicia.

Por ello es indispensable aplicar otros métodos de resolución de conflictos,


más económicos, eficaces, breves y justos, que procuren efectivamente
resolver el problema planteado entre las partes, que persigan como objetivo
central la paz y la disolución del conflicto, para que muchas de las causas
que hoy terminan en los tribunales puedan ser tramitas por estos medios,
como así también a todos aquellos ciudadanos que de otra manera no
tienen acceso a la justicia, y esos pequeños problemas con vecinos,
familiares, etc., que como se desarrolló en la primera parte de la unidad, no

Mediación, Arbitraje y Negociación – Profesor Rodrigo Mauro | 23


presentan conductas prohibidas y en consecuencia no están previstas como
conflictos en el ordenamiento legal, y por ellos el sistema judicial no le
brinda respuesta a los involucrados.

Fue a partir de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, y, sobre todo,


en el contexto internacional, que se empezó a plantear la necesidad de
pensar en formas alternativas de resolver conflictos. La humanidad no se
podía permitir que la violencia y la guerra fueran la única forma de
solucionar sus problemas, y eso significara millones de muertos. Por ello se
empieza a trabajar en los Métodos de Resolución Alternativas de Conflictos
o Disputas (RAC o RAD), y entre otros se comienzan a desarrollar la
Negociación, la Mediación, la Conciliación, el Arbitraje, etc.

Surge de esa manera a nivel mundial un fuerte Movimiento de Resolución


Alternativa de Conflictos. Así estos métodos se empiezan a aplicar a todo
nivel, tanto para resolver problemas a nivel internacional, o entre dos
empresas o dentro un mismo grupo, incluso entre personas individuales,
que eligen resolver sus conflictos de una forma distinta y pacífica, en lugar
de recurrir a un tercero, el juez, que dirima quién tiene razón y quién no.
También, el procedimiento de negociación particularmente, se implementa
para aquellas ocasiones en las que se debe tomar una decisión, y evitar
llegar a un conflicto posterior.

Debe tenerse presente que estos métodos no tiene como objetivo el


reemplazo del sistema judicial. Muy por el contrario, deben
complementarse con él, logrando constituir un Sistema de Resolución de
Conflictos eficiente, que se inicie con las instancias a su más bajo nivel, y si
es posible en forma descentralizada, y luego, a medida que sea necesario, ir
avanzando a métodos de mayor nivel, reservando como última instancia el
proceso judicial. Esto se conoce como Principio de Subsidiariedad.

Por otro lado, no debe obviarse que existen gran cantidad de conflictos que
no pueden ser resueltos por otra vía que no sea la judicial, ya sea porque
son de orden público o por cuestiones que no son disponibles por los
particulares, como se verá en las próximas lecturas. Ejemplo de estas
situaciones tiene que ver con la discusión de un régimen de visita o una
cuota alimentaria, que las partes en conflictos podrían discutir y acordar en

Mediación, Arbitraje y Negociación – Profesor Rodrigo Mauro | 24


una instancia de mediación, con la colaboración de un tercero neutral
llamado mediador, como ya se desarrollará. Pero esas mismas partes no
pueden por intermedio de una instancia de mediación declarar un divorcio,
ya que eso le corresponde a una autoridad en representación del Estado,
que fue la misma autoridad que en nombre del Estado, declaró y reconoció
oportunamente ese matrimonio. Lo mismo ocurre con aquellas causas
penales de orden público, y que no es materia disponible de las partes,
aunque estas puedan acordar en mediación los respectivos a
indemnizaciones u otras acciones civiles derivadas de la acción penal.

Ventajas de la Resolución Alternativas de Disputas


(RAD)
Los métodos RAD presentan determinadas ventajas que hacen aconsejable
su uso, a saber:

Rápidas: el problema puede ser resuelto en pocas semanas y no tardar


años como un litigio judicial.

Confidenciales: todo lo que se habla en una mesa de negociación,


mediación, etc., que cubierto por la confidencialidad, que es una garantía
para las partes como para el tercero neutral involucrado, como por caso es
la mediación.

Mediación, Arbitraje y Negociación – Profesor Rodrigo Mauro | 25


Informales: no poseen una estructura rígida como es el proceso judicial.

Flexibles: las partes tienen la libertad de acordar lo que consideran que es


más conveniente para ambas, sin estar atadas a ningún precepto legal.

Económicas: los costos siempre son inferiores a los que ocasiona el litigio
en los tribunales.

Justas: como se dijo anteriormente, la solución es lo que las partes


consideran más conveniente y justo para ellas.

Exitosas: desde las estadísticas está demostrado que los resultados son
más exitosos que los de los juicios, pero además, el cumplimiento de los
acuerdos alcanzados es más eficiente, ya que la parte que fue protagonista
para llegar a ese acuerdo, siente un compromiso más fuerte con el mismo.

Críticas a la Resolución Alternativas de Disputas


(RAD)
Por supuesto que estos métodos no son perfectos ni muchos menos, y
consecuentemente poseen críticas importantes que es necesario conocer:

El desequilibrio de poder entre las partes: nunca la situación de


poder entre los actores es igual, ya que tienen posiciones económicas,
sociales, culturales, etc. Distintas y por ello una parte puede no estará en
condiciones libres de acordar o no conocerá sus derechos o posibilidades.

Ausencia de representación suficiente para dar consentimiento:


esta crítica está dirigida a aquellos actores que toman decisiones y celebran
acuerdo en representación de personas jurídicas, y en los cuales no siempre
se reconoce el real interés de sus socios o clientes.

Falta de fundamento para la posterior actuación judicial: la crítica


se plantea especialmente en aquellos que sostiene que el acuerdo reemplaza
a la sentencia. Y esto lo considera un error ya que la sentencia puede ser
modificada por otras instancias posteriores, mientras que una vez

Mediación, Arbitraje y Negociación – Profesor Rodrigo Mauro | 26


alcanzado un acuerdo el juez queda decididamente atado a lo que las partes
dispusieron.

La justicia debe prevalecer antes que la paz: y por último nos


encontramos con la diferencia más sustancial entre los métodos
alternativos y los juicios, que es la búsqueda de la paz o la justicia.

En definitiva, como se ha dicho anteriormente, más allá de las ventajas y las


críticas, no debe tomarse estos métodos como una forma de reemplazo o de
privatización de la justicia, ya que la RAD será eficiente si tiene como
reaseguro el ciudadano el sistema judicial detrás, ya que no debemos
olvidar que el poder de recurrir al uso de la fuerza para ejecutar el
cumplimiento de un acuerdo o de un lado, seguirá estando siempre en
manos del Estado, y no de los particulares.

Y además, funcionando en un sistema coordinado y de cooperación, los


beneficios que estos métodos conjuntamente con la instancia judicial,
pueden traer a la implementación del servicio de justicia, como así también
a la búsqueda de paz social es muy importante.

Gama de Opciones de la R.A.D.


Existen numerosas opciones de resolución alternativas de disputas que
pueden poner en práctica a los fines de buscar otra forma de resolver
conflictos que no sea el sistema judicial.

Muchas de ellas no son conocidas ni divulgadas, y ese sea probablemente su


mayor déficit, que hacen que los mismos no sean aplicados, salvo casos
excepcionales.

A continuación haremos mención de algunos métodos RAD que se


encuentran descriptos en el libro “Mediación para Resolver
Conflictos” de las autoras Elena Highton y Galdys Álvarez (4). En
primer lugar se describen los cuatro métodos más comunes y usados; para
luego desarrollar herramientas más desconocidas, pero igual de útiles.

La negociación es un procedimiento que “…se hace directamente por las


partes, sin ayuda ni facilitación de terceros. Es un proceso voluntario,
predominantemente informal, no estructurado, que las partes utilizan
para llegar a un acuerdo mutuamente aceptable.”(1995:119)

La Conciliación “…consiste en un intento de llegar voluntariamente a un


acuerdo mutuo, en que puede ayudar un tercero quien interviene entre los
contendientes en forma oficiosa y desestructurada, para dirigir la
discusión sin un rol activo.” En América Latina este vocablo se lo utilizar
para nombrar la facilitación de un acuerdo presidido por un juez. En este
sentido, en la mayoría de los Código Procesales se regula la conciliación
para permitir que el juez convoque a las partes en litigio a fin de intentar
que lleguen a un acuerdo. (1995:120)

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4
Highton Elena y Alvarez Gladys; “Mediación para resolver conflictos”; Editorial Ad- Hoc, Buenos Aires (año1995).

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La Mediación es un procedimiento informal, no estructurado, no
adversarial, en el cual un tercero neutral ayuda a las partes a negociar para
llegar a un resultado mutuamente aceptable. El mediador no actúa como
juez, pues no puede imponer una decisión, sino que ayuda, colabora, con las
partes a identificar los puntos en controversia, a explorar las posibles bases
de un pacto y las vías de solución. (1995)

El arbitraje es un procedimiento por el cual se somete una controversia,


por acuerdo de las partes o por imperio de la ley, a un árbitro o a un
tribunal de varios árbitros que dicta una decisión (LAUDO) sobre dicha
controversia que es obligatoria para las partes. Al escoger el arbitraje, las
partes optan por un procedimiento privado de solución de controversias en
lugar de acudir ante los tribunales.

Otros métodos:

Mediación/Arbitraje (med/arb): es un combinación de ambas figuras,


por la cual las partes se comprometen a intentar resolver su contienda a
través de un procedimiento escalonada, en virtud del principio de
subsidiariedad, empezando por un nivel más bajo, esto es la mediación, y
luego, si no se logra un acuerdo, pasar a un nivel más alto de resolución
como es el arbitraje. Este procedimiento combinado asegura la resolución
del conflicto, porque si no hay acuerdo en la mediación, pasará a decisión
de un tercero neutral en calidad de árbitro, pero el problema al final tendrá
una resolución. Para su aplicación las características de cada uno de estos
dos métodos son las comunes a cada uno de ellos. (1995)

Arbitraje/Mediación (arb/med): es la combinación de los dos


procedimientos anteriores, pero en orden invertidos. Primero se desarrolla
el juicio arbitral, en el cual el árbitro dicta un laudo (decisión final) pero no
lo hace público, por el contrario lo reserva en un sobre cerrado, lo pone a
disposición de las partes y se retira del lugar. Las partes tienen la
posibilidad de abrir el sobre, conocer la decisión y ha concluido el
procedimiento, o bien, recuperar el proceso de negociación para ellas, no
abrir el sobre y buscar una solución acordada por ellas. Si al entrar
nuevamente el árbitro a la sala, las partes han decidido no abrir el sobre y
tratar de lograr un acuerdo, pues el tercero neutral se convierte en
mediador. Si se llega a un acuerdo, el sobre se destruye y nadie sabrá cuál
era la decisión del tercero, por el contrario si no se logra un acuerdo se abre
el sobre y se hace público el laudo, que será obligatorio para las partes en
conflicto. (1995)

Medaloa: esta herramienta la puede sugerir el mediador cuando ve que el


proceso llega a su fin y las partes no ha podido lograr un acuerdo. Entonces
se ofrece actuar como árbitro por el sistema de arbitraje de la última oferta.
Es decir que optará como árbitro entre las dos últimas ofertas sugeridas en
la mesa de mediación, pero sin poder partir las diferencia, es decir, será una
opción o la otra. Al decir de las autoras mencionadas, esto motiva a las
partes a hacer nuevas concesiones, y si no lo logran reducir el conflicto, se
aplica el arbitraje mencionado. (1995)

Alto-Bajo (high-low): Las partes van acordar un máximo y un mínimo,


que será lo que perciba el acreedor. Pero la calidad de acreedor aún no está
definida, y eso será sometido a arbitraje. Si el árbitro decide que si es
acreedor percibirá el máximo, por el contrario si decide que no, percibirá el
mínimo. El objetivo de este método es incitar a utilizar el arbitraje para
Mediación, Arbitraje y Negociación – Profesor Rodrigo Mauro | 28
decidir la calidad de acreedor de una parte cuando esto está discutido.
Generalmente quién aduce ser acreedor no acepta el arbitraje, pero
sabiendo que aun no siendo reconocido como acreedor igual gana, es una
forma de estimularlo a participar. Y por el lado del deudo, tiene la
posibilidad de acordar un máximo más bajo del que debería afrontar si
fuera en sede judicial. (1995)

Pericia arbitral: este mecanismo, previsto en el Código de Comercio,


como expeditivo modo para la solución de diferendos que en la ejecución de
ciertos contratos se suscitase sobre cuestiones de hecho, y lo decidido por el
árbitro tiene valor de cosa juzgada con relación a tales hechos. (1995:125)

Experto neutral: cuando los conflictos versan sobre cuestiones técnicas


para partes pueden contratar a un experto neutral, quién emitirá una
opinión técnica neutral sobre los hechos o pautas puestas a su
consideración. Las partes pueden pactar sobre el alcance del dictamen y la
obligatoriedad o no de éste. (1995:126)

Oyente neutral: las partes recurren a un tercero con destacados


antecedentes y de confianza de ambas. Ellas le presentarán al oyente, la
mejor propuesta posible que está en condiciones de efectuar a la contra
parte. Éste las evalúa, las compara y luego informa si las propuestas se
acerca lo suficiente como para justificar la celebración de reuniones con el
fin de pulir y ajustar las diferencias. EL oyente neutral no necesita explicar
qué criterio uso para analizar las propuestas y debe mantener absoluta y
estricta reserva de cada propuesta, al menos hasta que las partes lo eximan
de esa obligación. (1995:128)

Ombudsman: también conocido en los países iberoamericanos como


Defensor del Pueblo, cumple un rol de mediador entre la administración
pública y los ciudadanos, y se convierte así en una instancia alternativa de
resolución de conflictos.

Mini juicio: este procedimiento no es un juicio chiquito, sino una


presentación oral efectuada por los abogados ante los directivos de las
empresas que se encuentran en conflicto, quienes luego intentan arribar a
un acuerdo. La ventaja es que se produce in intercambio de información
entre partes, ya que los abogados presentan los elementos de mayor
envergadura y prueba en forma privada a sus representados y a los
contrincantes. Ello conlleva que ambas partes conozcan la situación del
otro, y puedan buscar una solución imaginativa y conjunta, sobre todo en
casos de gran complejidad, y por otro lado permite que aquellos directivos
que no habían tomado contacto con el caso, se interioricen y participen en
forma activa para su resolución. (1995)

Alquiler de un juez: las partes recurren a este mecanismo como una


forma de evitar tribunales y la instancia judicial por su demora. Es un
procedimiento privado donde las partes contratan a quién deberá actuar en
la toma de la decisión final, y que generalmente se busca a un juez retirado.
A diferencia del arbitraje, en este caso el “juez” deberá fallar según el
derecho positivo y los antecedentes, como lo haría si aún estuviera en
ejercicio de la magistratura, y las partes aceptan previamente que la
decisión será obligatoria para ellas. (1995)

Mediación, Arbitraje y Negociación – Profesor Rodrigo Mauro | 29


1.7 Breve noción de métodos de
resolución de conflictos: adversariales y
no adversariales - Rasgos distintivos y
análisis comparativo
En primer lugar, los métodos de resolución de conflictos pueden ser
clasificados en Métodos Adversariales o Métodos no Adversariales,
a saber:

Por otro lado, según quién toma la decisión final para resolver el conflicto
se los puede clasificar en Métodos de Autocomposición o Métodos de
Heterocomposición:

Mediación, Arbitraje y Negociación – Profesor Rodrigo Mauro | 30


A partir de estas dos clasificaciones, se puede afirmar que la negociación es
un proceso de resolución alternativa de conflictos de características no
Adversarial ya que las partes actúan en forma cooperativa para resolver el
problema y no como adversarios; y es un Método de Autocomposición,
porque el resultado final va a surgir de las propias partes y no de un tercero
ajeno al conflicto.

En el siguiente cuadro se puede visualizar claramente, cuál es el poder que


poseen las partes o los terceros en diversos métodos de resolución de
conflictos, observándose que en la negociación el poder es absolutamente
de las partes, y ésta es una de las características principales de este proceso.

Mediación, Arbitraje y Negociación – Profesor Rodrigo Mauro | 31


1.8 Diferencias entre Negociación,
Mediación, Arbitraje y Conciliación
En el cuadro siguiente se puede observar claramente las
diferencias y semejanzas entre estos distintos procesos de
resolución de conflictos:

Conciliación Negociación Mediación Arbitraje


1 Método No Método No Método No Método Adversarial y
Adversarial y Adversarial y Adversarial y Heterocompositivo
Autocomposición Autocomposición Autocomposición
2 Informal y No Informal y No Informal y una Informal y
estructurado estructurado mínima estructura Estructurado

3 Consensual o Consensual Consensual o Consensual o


imposición imposición. Imposición

4 Confidencial Confidencial Confidencial Confidencial

5 Interviene tercero No interviene un Interviene un Interviene un tercero


neutral en calidad tercero tercero en forma neutral para tomar la
pasiva activa (el decisión final
mediador)
6 Solución adoptada Solución adoptada Solución acordada Solución adoptada
por las partes por las partes. por las partes por un tercero
(árbitro)
7 Acuerdo Acuerdo Acuerdo Laudo
(Obligatorio para las (Obligatorio para (Obligatorio para (Obligatorio para las
partes) las partes) las partes, y si es partes y ejecutable)
homologado es
ejecutable)

1) Se hace referencia a los métodos en los que se incluye a cada proceso, y


que fueron desarrollados anteriormente.

2) Según las características del procedimiento, debe aclararse que en el caso


del arbitraje si bien reviste algún grado de formalidad esta es flexible y
rígida como en el juicio.

3) Se hace referencia a la instrumentación del procedimiento, ya que el


mismo puede ser por consenso, o en algunos casos por imposición de la ley
o forzoso, como lo veremos más adelante.

4) El secreto o no en las actuaciones y discusiones que se llevaron adelante.

5) Se precisa si en el proceso tiene intervención algún tercero, y en los caso


en que efectivamente lo hacen, en que calidad o rol dentro del proceso.

6) Quién adopta la decisión final.

Mediación, Arbitraje y Negociación – Profesor Rodrigo Mauro | 32


7) Instrumento por el cual se formaliza la decisión final y sus efectos para
las partes.

Observando este cuadro se percibe que, en principio, no existirían


diferencias entre la conciliación, la negociación, la mediación. Y en verdad,
la mediación es un proceso de negociación entre partes, asistidos o
apoyados por uno o dos mediadores profesionales, neutrales, quienes tiene
un rol activo en el proceso pero no son los que va a adoptar la resolución
final, no son jueces, sino que su función es, a través de diversas técnicas y
herramientas, colaborar y trabajar con las partes, para que ellas puedan
arribar a un acuerdo satisfactorio para ambas. Mientras que el proceso de
negociación es directo entre partes, y no existe la colaboración ni la
participación de ningún tercero en el mismo. Y en la conciliación la gran
diferencia con la mediación radica en el rol que cumple ese tercero, ya que
en este procedimiento tiene un rol muy pasivo.

Con el resto de los mecanismos las diferencias son más importantes, y están
claramente desarrolladas en el cuadro y en los conceptos descriptos
anteriormente.

Se podría afirmar que un proceso lógico a los fines de resolver un conflicto


debería ser, que en primera instancia las partes, entre ellas, negociando,
intenten lograr una solución acordada y que dé por terminado ese
problema.

Pero, cuando los actores en el proceso afrontan problemas de


comunicación, por su alta emotividad u otro impedimento, lo que pone en
riesgo la posibilidad de una solución negociada, se puede intentar una
conciliación con la presencia del tercero, por ejemplo un juez de paz.

Si la comunicación y el diálogo se traban, y no se puede avanzar, se podría


recurrir a la mediación. La mediación constituye, como se dijo
anteriormente, una variante del proceso de negociación. Si bien se aplican a
ésta las mismas reglas generales, difiere de la negociación en que entra en
escena un tercero neutral denominado mediador. El rol del mediador, a
diferencia del que participa en la conciliación, es que cumple un rol activo,
el de facilitador, quien recoge inquietudes, traduce estados de ánimo y
ayuda a las partes a confrontar sus pedidos con la realidad. En su rol, el
mediador calma los ánimos exaltados, rebaja los pedidos exagerados,
explica posiciones y recibe confidencias. El mediador debe ganarse la
confianza de ambas partes. Y siempre seguirán siendo las partes las que
arriben o no a la solución.

Tanto para la conciliación, la negociación como para la mediación, el


proceso es clásico, flexible y elaborado a la medida de las partes.

Si después de haber intentado estos mecanismos, el conflicto aún no ha


podido ser resuelto y las partes no han podido lograr un acuerdo entre ellas,
entonces se ven obligados a buscar otra forma de resolver el conflicto
existente, y la opción siguiente es recurrir a un tercero para que en su
carácter de árbitro de una solución al problema. Solución que las partes por
sí mismas y con colaboración de terceros no pudieron encontrar. En este
caso estamos en un nivel más formal, rígido y elaborado.

Y en el último escalón y al nivel más alto, está situada la herramienta que


debería ser aplicada cuando todos los procesos y métodos anteriores

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fracasaron, o sólo para aquellos conflictos que no pueden ser resueltos por
vías alternativas, pero que lamentablemente, es la primera a la que se
recurre para dar solución a éstos, y es el proceso judicial, litigio o
adjudicación judicial.

Este proceso es aun más formal y definitivamente más impersonal. En esta


modalidad las partes recurren a los tribunales, sujetando el resultado a lo
que se pueda probar así como a las normas de los Códigos de
Procedimientos y leyes o reglamentos. Lo que prima no es la verdad sino la
verdad legal. En este mecanismo de resolución de conflicto, se aplican
criterios de un mundo normativo formal, legal, los que recaen sobre hechos
que deben probarse en los expedientes. Y siempre uno gana y otro pierde,
uno tiene el derecho y el otro no lo tiene. La relación social en estos casos
queda definitivamente dañada, y una de las partes, buscará en algún
momento, tomar revancha de ese fallo en el que salió perdedor.

Además, teniendo en cuenta lo visto hasta aquí debemos saber que este
último proceso será posible de concretarse cuando en el conflicto sea de la
categoría de una conducta prohibida contra una conducta permitida, ya que
si nos encontramos en uno del tipo de permitido vs. permitido, será
imposible resolverlo por la vía judicial, con lo que el conflicto quedará
irresuelto y con las consecuencias que esa situación genera para cualquier
tipo de relación social.

Para cerrar este aspecto, podemos reiterar que el proceso integral para
lograr la resolución de un conflicto, debe ir de menor a mayor en relación a
los métodos o mecanismos que se decide utilizar. Empezando siempre por
el menor conflictividad, menor costo, tanto económico como en el tiempo y
sin la intervención de nadie más que la partes; luego, si esto no funcionó,
buscar la ayuda de un tercero; si también fracasa, pues se le solicitará a una
persona elegida y acordada entre ambas partes, que tome esa decisión; y si
ya es imposible llegar a una solución, pues bien, se deberá recurrir a un
juez, y se aceptará indefectiblemente la decisión final.

Todo este desarrollo, como se ha dicho, no se lleva a la práctica en la


realidad, ya que cuando existe un conflicto determinado, y que por razones
económicas o sociales se justifique, directamente se lo somete a los
tribunales de justicia. Y si el aspecto económico es muy reducido,
directamente se lo deja sin resolución, ya que no justifica iniciar todo un
proceso que llevará años de duración y con un alto costo económico.

Esto ha generado dos consecuencias muy graves, tal como lo dijimos


anteriormente: una, que producto de que todo tipo de conflicto se
judicializa, la estructura del poder judicial no soporta, y se encuentra
absolutamente colapsada, lo que conlleva a una mayor demora en los
trámites, pérdidas de expedientes, y demás consecuencias.

Por otro lado, la segunda consecuencia gravísima que se observa, es que por
los costos que conlleva presentar una demanda judicial, y la demora en
resolverse, el servicio público de justicia no se encuentra al alcance de todos
los ciudadanos, es decir, que por razones socio-económicas sectores
importantes de la población no tienen un adecuado acceso a la justicia.

Pues bien, todos los procesos de resolución alternativa de conflictos que


estamos viendo, pueden llegar a ser un importante aporte para resolver
estos problemas. Cuidado, no se encuentra en ellos solos la solución, pero si
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pueden colaborar en descomprimir las barandillas de los tribunales y
además estar a disposición de todos los ciudadanos. Definitivamente, se
reitera, que existen conflictos que por su envergadura y consecuencia
sociales deben ser siempre resueltos por el poder judicial, pero los
problemas de todos los días pueden ser arreglados en estas instancias
alternativas.

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