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LA VIDA ENTERA
(1937-1977)
EJEMPLAR
NÚMERO
ANTOLOGfA POéTICA
r¡
SIGNOS
DISEif'IO DEl ÁNOIL LUIS VIOA&AY
HUER.GA Y PIBRRO EDITORES
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pues sendas obras tienen entidad mficiente como para susten- ción de srt poesla escrita entre 1941 y 1968, Pitiera era sobre
tarse sin la apoyatura de s11s respectivas contrarias. Aunque todo el autor de «La isla en.peso» 1 el poema que tanto dis-
una lectura confrotJtada de esta.s prodll«ionespernlite estudiar gustó a Cintio Vitier. En él, el poeta se transfigltraba en el
a SIIS autores por contraste, lo cierto es que, al final, le hace Virgilio de Dante y, tomando de la mano al lector como 1111
1111 flaco favor a los implicados, especialmente a Piñera, Cll)'as peroliar cicerone, lo conducfa par mza Cuba apocalíptica e
osmridades han acabado armmbadas por los brillos áureos infenzal presidida par «la 11zaldita ciscmutancia del ag11a por
lezamianos. Una anécdota ejemplifica muy bien el enfrenta- todas partes», donde «los últimos glóbulos rojos de un dragón
miento natural que existfa elltre ambos. Se ha reproducido en 1 tiñen con imperial dignidad el11zanto de una decadencia».
diferentes versiones, pero Reina/do Arenas, en Antes que A partir de «La isla etz peso», la poesfa de Pitiera se llena de
anochezca, la relata como sigue: «En cierta ocasión Lezama imágenes violentas, asociaciones imposibles )' paisajes desola-
j¡ y Virgilio coincidieron en una especie de prostfbulo para hom-. dos y espectrales en los que todo resulta desquiciado y deli-
bres que habla en La Habana Vieja y Lezama le dijo a rante. En ciertas composiciones hay mucho de pesadilla, de
¡; alucinación producida por la fiebre alta. Piñera, que tanto le
Virgilio: uAsf que vienes tras la caza del jaba/('. Y Virgilio
le contestó: uNo, he venido, simplemente, a singar con un debla a Lezama en sus primeras composiciones, se habla deci..
negro"». dido a dinamitar ese universo paradisiaco ofreciéndonos una
Un primer problema que se plantea a la hora de abordar visión de la realidad también distorsionada, aunque en sen-
la obra de Piñera es el de si estamos fundamentalmente ante tido contrario, como si los poemas del maestro hubieran ido a
un poeta, rm dramaturgo o un narrador. El reconocimiento mirarse en los espejos del callejón del Gato.
público lo alcanzó con sus obras de teatro, pero ms primeros En el prólogo a La vida encera, Piñera había expuesto
flirteos con la literatura fueron poéticos. Las furias ( 1941), un auténtico programa de creación que es, al mismo tiempo, un
el libro que lo convirtió en un autor édito, era 1ma colección de proyecto de vida: «hacer en vida lo que muerto no podrfa
paet11as. Por entonces empezó también a publicar algunos cuen- hacer: ordenar. Dejemos n11estra casa en orden antes de cerrar,
tos, y srt primera novela, La carne de René, se dio a las por ríltima vez, ms p11ertas». En ese mismo texto, no sabemos
prensas en1952, cuatro años después de su bautismo sobre las si retu"iendo capciosamente. a. la capeado benevolenciae o
tablas con el estreno de Eleccra Garrig6. No puedé, en fin, haciendo un examen sincero de conciencia, llegaba a renegar,
adscribirse a Pitiera a un único género, pues desplegó sr/. per- hasta. cierto punto, de su labor poética: «si bien no estimo que
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este libro sea peso mr1erto en mi obra de escritor, no obstante 27 del barrio de El Vedado. Lejos de todo fetichismo por el
quiero dejar sentado qr1e siempre me consideré rm poeta oca- libro como objeto, etl una actitud no sé si sólo aparentemente
sional». Esto, que aptrrentemente se percibe como rm ejercicio desdeñosa con la obra publicada, Virgilio Piñera lefa e inte-
de falsa modestia, plantea una de las cuestiones de má.s dificil riorizaba los voltímmes que después prestaba sine die o rega-
resolución en la trayectf»·ia. literaria de Pitiera: la desapari- laba sin más.
cióll, en u~1 determinado momento, de su dimensión p1íblica de Para]osé Aiiguel Oviedo, Pitiera es «lino de los escrito-
poeta, pero no as{ la de narrador y dramaturgo. Desde media- res más desconcertantes y extraños que ha producido Cuba».
dos de la década del cuaretJta, Pit1era ya tJO se presenta ante El juicio es del todo razonable, y s11 poesfa se encarga de
sus amigos intelectuales como poeta, reservando esa faceta, que demostrarlo, pues basCIIIa entre la premo~lición de la muerte
no abandonarla m tlingtín momemo de s11 existmcia, para temprana en «Despedida» -«Mi boca te dirá que en tiernos
la más rigurosa intimidad. Ese silmcio poético sólo se rof!Jpió atios 1 el dolor comenzó a hacer su /ec_ho 1 en esta carne que
más de veime años después con la publicación de La vida ahora se despide 1 del escenario donde se improvisan 1 nuestros
entera, j~ ya tras su muerte, con la aparición de Una broma actos ... • - y el juego neovang11ardista de «Si muero en la
colosal, donde el poeta habla reunido, unos meses antes· de carretera», 11n poema en Cllatro tiempos escrito sobre la plan-
morir, los poemas escritos durante los diez tí/timos años. tilla del primer ·r1erso, «Si muero en la carretera tzo me pon-
Esas dos recopilaciones no dan Cllenta de toda la produc- gan flores». Estas composiciones pueden mmarcar 1111a poética
ción poética del autor, limitándose a presentar únicamente en que aflora el desmoronamiento barroco en «La isla en peso»
1, una selección personal que, dada la estricta exigencia de y el desgarramiento existencial y creativo en los tí/timos ·versos
Piñera para con su obra, confinaba cientos de poemas manm- de «Poema para la poesfa»: «¡Oh, perro, perro mfo, arílla, 1
critos a unas cajas que sólo ahora han empezado a despertar ofréceme un poema de aullidos, concédeme esta gracia extrema,
del letargo del tiempo. Ni siquiera sus amigos más Intimas 1 ttí mismo lo leerás, 1 mientras yo quemo los demás poemas! •·
sabfan de la existencia de aquellas composiciones que amue- El tema de la 11egritud, fundamental en las letras cu.banas,
blan taciturnamente el silencio de 1111 creador. Es posible que tampoco es ajeno a esta poesfa, que cobra aliento cósmico en
detrás de todo esto planeara el fantasma del propio fracaso, «Yo estallo» -«Mira atentamente el 'eSpectáculo 1 que
que, sin duda, persiguió a Piñera a lo largo de toda su vida. empieza y n11nca termina, 1 porque Cllando yo estallo 1 el
Resulta mriosa la figura de ese poeta compulsivo que, casi con Inflamable se junta con el lgneo»-, pero también desciende
la misma rapidez con que componfa, arrojaba lo escrito a un a la ironfa, amarga m «Los muertos de la patria» -«muer-
rincón de su estudio. Hay en este Virgilio contemporáneo to tirado en esa zanja, 1 con 1111 zapato como casco guerrero en
mucho de s1t homónimo clásico, quien dispuso que los versos de tu cabeza»-, y distanciadora en «Si ya tan sólo esperamos»
la Ene ida /iteran entregad.os a la pira, lo qrte, para fortrtna -«Como decfatJ los románticos menores, 1 el sol se ·va a poner:
de la literatura, impidió Augusto. A sus amigos siempre les 1 la tarde muere lentamente, 1 los pájaros cantan sus postreros
extrañó que 1111 hombre tan leido conservara tan pocos libros trinos»-, «casi poema» dedicado a Marfa Luisa Bautista,
en Slt pequeño apartamento de La Habana, en la calle N y esposa de .Lezama Lima.
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Fue Pitiera rm empedernido cultivador de sonetos, que, a LA VIDA ENTERA
tleces, se revestlatl de los más lujosos ropajes de la //rica amo- (1937-1977)
rosa, como ocurre en «Como ayer no viniste me morfa», «En
materia de amor utz imposible» y «Ahora te quiero definiti-
vametlle». Con todo, el tema de la muerte se fue abriendo
camino en algmzas de las composiciones rmnidas en U na
broma colosal; es el caso de «Aioc11ción contra los necrófi-
los», «Un cbistoso túmulo».)' «Un teológico atracón». Otra
presencia inevitable t11 su quehacer poético era)osé Lezama
Lima~ sr1 más Intimo enet~Jigo, a quim dedicó «Bueno, diga-
mos», «Un duque de Alba».)' el soneto «El hechizado», es-
crito a rafz de st1 deceso: «Por 1111 plazo que no puedo setialar
1 me llevas la ventaja de tu mrterte: 1 lo flZismo que en la ·r1ida,
fue lit suerte 1 llegar primero. Yo, etJ segundo lugar».
En una ép«a en que, para existir, los poetas deben publicar,
Virgilio Piñera se hizo invisible, imitando etl esto a muchos
autores del Siglo de Oro, que sólo tras su muerte verlan rert-
nidas sus composiciones poéticas en formato de libro. Dos fl'eCes
accedió el arttor a seleccionar sus poemas mejores. El Pitiera
que aquf presentamos procede de un nuevo ejercicio de alllolo-
gfa, quintaesencia y alambique, practicado sobre la vida
encera y Una broma colosal, con algunas concesiones a
«Otros poemas» descartados por el autor pero recuperados gra-
cias a la arqueo/orla literaria. Si todo lector tiene algo de
voyeur, ello es partimlarmente evidente cuando se lee a Vir-
;1 gilio Pbiera.
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LA VIDA ENTERA
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LAS FURIAS
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Para ponerme triste me huelo debajo de los b_~os. ¿Quién se tiene a sí mismo cuando las claves chocan?
Es en este país donde no hay animales salvajes. ¿Quién desdeña ahogarse en la indefinible llamarada
Pienso en los caballos de los conquistadores cubriendo del flamboyán'?
La sangre adolescente bebemos en las pulidas
a las yeguas,
pienso en el .desconocido son del areíto jícaras.
desaparecido para coda la eternidad, Ahora no pasa un tigre sino su descripción.
ciertamente debo esforzarme a fin de poner en claro
el primer contacto carnal en este país, y el primer Las blancas dentaduras perforando la noche,
y también. los famélicos dientes de los chinos esperando
muerto.
Todos se ponen serios cuando el timbal abre la danza. el desayuno
Solamente el europeo leía las medicaciones cartesianas. después de la doctrina cristiana.
El baile y la isla rodeada de agua por todas parees: Todavía puede esta gente salvarse del cielo,
plumas de flamencos, espinas de pargo, ramos de pues al. compás de los himnos las doncellas agitan
albahaca, semillas de aguacate. diestramente
La nueva solemnidad de esta isla. los falos de los hombres.
¡País mío., can joven, no sabes definir! La impetuosa ola invade el extenso salón de las
genuflexiones.
¿Quién puede reír sobre esta roca fúnebre .de los Nadie piensa en implorar, en dar gracias, en agradecer,
sacrificios de gallos? en testimoniar.
Los dulces ñáñigos bajan sus puñales acompasadamente. La santidad se desinfla en una carcajada.
Como una guanábana un corazón puede ser traspasado Sean los caóticos símbolos del amor los primeros
sin cometer crimen. objetos que palpe,
U na mano e~ el tres puede eraer el siniestro color de afortunadamente desconocemos la voluptuosidad y la
los caimitos caricia francesa,
más lustrosos que un espejo en el relente, desconocemos el perfecto gozador y la mujer pulpo,
sin embargo el bello aire se aleja de los palmares. desconocemos los espejos estratégicos,
Si hundieras los dedos en su pulpa creerías en la música. no sabemos llevar la sífilis con la reposada. elegancia
Mi madre .fue picada por un alacrán cuando estaba de un cisne,
embarazada. desconocemos que muy pronto vamos a practicar estas
mortales elegancias.
¿Quién puede reír sobre esta roca de los sacrificios de
Los cuerpos en la misteriosa llovizna tropical,
gallos?
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los estrangulares viajando en las franjaS del iris.
en la llovizna diurna, en la llovizna nocturna, siempre
No sabría poblar de miradas el solitario curso del
en la llovizna,
amor.
los cuerpos abriendo sus millones de ojos,
los cuerpos, dominados por la luz, se repliegan
Me detengo en ciertas palabras tradicionales:
ante el asesinato de la piel, el. aguacero, la siesta, el cañaveral, el tabaco,
los cuerpos, devorando oleadas de luz, revientan como
con simple ademán, apenas si onomatopéyicamente,
girasoles de fuego tiránicamente paso por encima de su música,
encima de las aguas estáticas, y digo: el agua, el mediodía, el azúcar, el humo.
los. cuetpos, en las aguas, como carbones apagados
derivan hacia el mar.
Yo combino:
el aguacero pega en el lomo de los caballos,
Es la confusión, es el terror, es la abundancia,
la siesta atada a la cola de un caballo,
es la virginidad que comienza a perderse.
el. cañaveral devorando a los caballos,
Los mangos podridos en el lecho del do ofuscan mi
los caballos perdiéndose sigilosamente
razón, en la tenebrosa emanación del tabaco,
1 • y escalo el árbol más alto para caer como un fruto.
el último gesto de los siboneyes mientras el humo
Nada podría detener este cuerpo destinado a los
pasa por la horquilla
cascos de los caballos,
1 1 como la carreta de la muerte,
1 1 turbadoromence cogido entre la poesía y el sol.
1 el último ademán de los siboneyes,
1 1 y cavo es ca tierra para .encontrar los ídolos y hacerme
1 : Escol co bravamente el corazón traspasado,
una historia.
clavo el estilete más agudo en la nuca de los
\ durmientes. Los pueblos y sus historias en boca de codo el pueblo.
El trópico salea y su chorro invade mi cabeza
pegada duramente contra la casera de la noche.
De pronto, el galeón cargado de oro se mete en la boca
La piedad original de las auríferas arenas
de uno de los narradores,
ahoga sonoramente las yeguas españolas,
y Cadmo, desdentado, se pcme a cocar el bongó.
la tromba desordena las crines más oblicuas.
La vieja tristeza de Cadmo y su perdido prestigio:
en una isla tropical los últimos glóbulos rojos de un
No puedo mirar con estos ojos dilatados.
dragón
Nadie sabe mirar, contemplar, desnudar un cuerpo.
ciñen con imperial dignidad el manto de una decadencia.
Es la espantosa confusión de una mano en lo verde,
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Las historias eternas frente a la historia de una_ ve~ y «nadie puede salir» termina espantosamente en el
del sol, choque de las claves.
1' las eternas historias de estas tierras paridoras de bufones
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1.
¡Nadie puede salir, nadie puede salir! horizonte con ojo atroz,
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La vida del embudo y encima la nata de la rabia. los cuatro momentos en que se abre el cáncer:
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Nadie puede salir: madrugada, mediodía, crepúsculo y noche.
el tiburón más diminuto rehusaría transportar un cuerpo
intacto. Las primeras gotas de una lluvia. áspera golpean su
Nadie puede salir: espalda
una uva caleta en la frente de la criolla hasta que la piel coma la resonancia de dos maracas
que se abanica lánguida en una mecedora, pulsadas diestramente.
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En este momento, como una sábána o como un pabellón Con un lujo mortal los macheteros abren grandes claros
de tregua, podría en el monte,
desplegarse un agradable misterio, la tristísima iguana salta barrocamente en un aúio de sangre,
pero la avalancha de verdes lujuriosos ahoga los mojados los macheteros, introduciendo cargas de claridad, se van
sones, ensombreciendo
y la monotonía invade el envolvente túnel de las hojas. hasta adquirir el tinte de un subterráneo egipcio.
¿Quién puede esperar demencia en esta hora?
El rastro luminoso de un süeño mal parido,
un carnaval que empieza con el Cánto del gallo, Confusamente un pueblo escapa de su propia piel
la neblina cubriendo con su helado ·disfraz el escándalo de adormeciéndose con la claridad,
la sábana, la fulminante droga que puede iniciar un sueño mortal
cada palma derramándose .insolente en lin verde juego de en los bellos ojos de hombres y mujeres,
aguas, en los inmensos y tenebrosos ojos de estaS gentes
perfornn, con un triángulo incandescente, el pecho de los por los cuales la. piel entra a no sé qué extraños ritos.
primeros aguadores,
y .la columna de agua lanza sus vapores a la cara del sol La piel, en esta hora, se extiende como un arrecife
cosida por un gallo. y muerde su propia limitación,
Es la hora terrible. la piel se pone a gritar como una loca, como una puerca
Los devomclores de neblina se evapornn cebada,
hacia la parte más baja de la ciénaga, la piel trata de, tapar su claridad con pencas de palma,
y un caimán los pasa dulcemente a ojo. con yaguas traídas distraídamente por el viento,
Es la hora terrible. la piel se tapa furiosamente con cotorras y pitahayas,
La última salida de la luz de Yara absurdamente se tapa con sombrías hojas de tabaco
empuja los caballos contra el fango. y con restos de leyendas tenebrosas,
Es la hora terrible. y cuando la piel no es sino una bola oscura,
Como un bólido la espantosa galiina cae, la espantosa gallina pone un huevo blanquísimo.
y todo el mundo toma su café.
¡Hay que tápar! ¡Hay que tapar!
¿Qué puede el sol en un pueblo tan triste? Pero la claridad avanzada, .invade
Las faenas del día se enroscan al cuello de los hombres perversamente, oblicuamente, perpendicularmente,
mientras la leche cae desesperadamente. la claridad es una enorme ventosa que chupa la sombra,
¿Qué puede el sol en un pueblo tan triste? y las manos van lentamente hacia.los ojos.
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los secretos más inconfesables son dichos: cuyo estampido raje, de arriba a abajo, el tímpano de los
la claridad mueve las lenguas, durmientes?
la claridad mueve los brazos, ¿Qué concha paleolítica reventaría con su bronco cuerno
la claridad se precipita sobre un frutero de guayabas, el tímpano de los durmientes?
la claridad se precipita sobre los negros y los blancos,. los hombres<onchas, los hombres-macaos,
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la claridad se golpea a sí misma, los hombres-túneles.
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va de uno a otro lado convulsivamente, ¡Pueblo mío, can joven, no sabes ordenar!
1' empieza a estallar, a reventar, a rajarse, ¡Pueblo mío, divinamente retórico, no sabes relatar!
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la claridad empieza el alumbramiento más horroroso, Como la luz o la infancia aún no tienes un rostro.
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la claridad empieza a parir claridad.
Son las doce del día. De pronto el mediodía se pone en marcha,
se pone en marcha dentro de sí mismo,
Todo un pueblo puede morir de .luz como morir de el mediodía estático se mueve, se balancea,
peste. el mediodía empieza a elevarse flatulentamente,
Al mediodía el monte se puebla de hamacas invisibles, sus costuras amenazan reventar,
y, echados, los hombres semejan hojas a la deriva sobre el mediodía sin cultura, sin gravedad, sin tragedia,.
aguas metálicas. el mediodía orinando hacia arriba,
En esta hora nadie sabría pronunciar el nombre más orinando en sentido inverso a la gran or.inada
querido, de Gargantúa en las torres de Notre Dame,
ni levantar uha mano para acariciar un seno; y todas esas historias, leídas por un isleño que no sabe
en esta hora del cáncer un extranjero llegado de playas lo que es un cosmos ~:esuelto.
remotas
preguntaría inútilmente qué proyectos tenemos Pero el mediodía se resuelve en crepúsculo y el mundo
o cuántos hombres mueren de enfermedades tropicales se perfila.
en esta isla. A la luz del crepúsculo una hoja de yagruma ordena su,
Nadie lo escucharía: las palmas de las manos vueltas terciopelo,
hacia arriba, su color plateado del envés es el primer espejo.
los oídos obturados por el tapón de la somnolencia, la bestia lo mira con su ojo atroz.
los poros tapiados con la tero de un fustidio elegante En este trance .la pupilá se dilata, se extiende
y de la mortal deglución de las glorias pasadas. hasta aprehender la hoja.
Entonces la bestia recorre con su ojo las formas sembradas
¿Dónde encontrar en este cielo sin nubes el trueno en su lomo
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y los hombres tirados contra su pecho. En esta isla lo primero que la noche hace es despertar el
Es la hora única para mirar la realidad en esta tierra. olfato:
Todas las aletas de todas las narices azoran el aire
No una mujer y un hombre frente a frente, buscando una flor invisible;
sino el concomo de una mujer y un hombre. frente a frente, la noche se pone a moler millares de pétalos,
entran ingrávidos en el amor, la noche se cruza de paralelos y meridianos de olor,
de cal modo que Newton huye avergonzado. los cuerpos se encuentran en el olor,
se reconocen en este olor único que nuestra noche sabe
Una guinea. chilla para indicar el ángelus:· provocar;
abrus precatorious, anona myristica, anona palustris. el olor lleva la batuta de las cosas que pasan por la noche,
el olor entra en el baile, se aprieta contra el güiro,
Una letanía vegetal sin trasmundo se eleva el olor sale por la boca de los instrumentos musicales,
frente a los arcos floridos del ·amor: se posa en el. pie de los bailadores,
Eugenia aromática, eugenia fragrans, eugenia plicarula. el corro de los presentes devora cantidades de olor,
El paraíso y el infierno estallan y sólo queda la tierm: abre la puerca y las parejas se .suman a la noche.
Ficus religiosa, ficus nítida, ficus suffocans.
La noche es un mango, es una piña, es un jazmín,
La tierra produciendo por los siglos de los siglos: la noche es un árbol frente a otro árbol sin mover sus
Panicum colonum, panicum sanguinale, panicum ramas,
maximum. la noche es un insulto perfumado en la mejilla de la bestia;
El recuerdo de una poesía natural, no codificada, me una noche esterilizada, una noche sin almas en pena,
viene a los labios: sin memoria, sin historia, una noche antillana;
Árbol de poeta, árbol del amor, árbol del seso. un noche interrumpida por el europeo,
el. inevitable personaje de paso que deja su cagada ilustre,
Una poesía exclusivamente de la boca como la saliva: a lo sumo, quinientos años, lm suspiro en el rodar de la
Flor de calentura, flor de cera, flor de la Y noche antillana,
una excrecencia vencida por el. olor de la noche antillana.
Una poesía microscópica:
lágrimas de Job, lágrimas de júpiter, lágrimas de amor. No importa que sea una procesión, una conga,
una comparsa, un desfile.
Pero la noche se cierra. sobre la poesía y las formas ·se La noche invade con su olor y todos quieren copular.
esfuman. El olor sabe arrancar las máscaras de la civilización,
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sabe que el hombre y la mujer se encontrarán sin falta en VIDA DE FLORA
el platanal.
¡Musa paradisíaca, ampara a los amantes!
No hay que ganar el cielo para gozarlo, Tú tenías grandes pies y un tacón jorobado.
dos cuerpos en el plamnal- valen tanto como la primera Ponte la flor. Espérame, que vamos juntos de viaje.
pareja,
la odiosa pareja que sirvió para marcar la separación. Tú tenías grandes pies. ¡Qué tristeza en el aire!
¡Musa paradisíaca, ampara a los amantes! ¿Quién se mordía la cola? ¿Quién cantaba ese aire?
No queremos potencias celestiales .sino presencias Tú tenías grandes pies, mi amiga en seco parada.
terrestres, Una gran luz te brotaba. De los pies, digo, te
que la tierra nos ampare, que nos ampare el. deseo, brotaba,
felizmente no llevamos el cielo en la masa de la sangre, y sin que nadie lo supiera te fue sorbiendo la nada.
sólo sentimos su realidad física
por la comuniOlción de la lluvia al golpear nuestras cabezas. Un gran ruido se sentía en tu cuarto. ¿A Flora qué le
pasa?
Bajo la lluvia, bajo el. olor, bajo todo lo que es una realidad, Nada, que sus grandes pies ocupan todo el espacio.
un pueblo se hace y se deshace dejando los testimonios: Sí, tú tenías, tenías la imponderable amargura de un
un velorio, un guateque, una mano, un crimen, zapato.
revueltos, confundidos, fundidos en la resaca perpetua,
haciendo leves saludos, enseñando los dientes, golpeando Ibas y venías entre dos calientes planchas:
sus riñones, Flora, mucho cuidado, que tus pies son muy grandes,
un pueblo desciende resuelto en enormes postas de abono, y la peletería te contrata paro exhibir sus hormas
sintiendo cómo el agua lo rodea por todas partes, g•gantes.
más abajo, más abajo, y el mar picando en sus espaldas;
un pueblo permanece junto a su bestia en la hora de partir, Floro, cuántas veces recorrías el barrio
aullando en el mar, devorando frutas, sacrificando animales, pidiendo un poco de aceite y el brillo de la luna te
siempre más abajo, hasrn saber el peso de su isla; encantaba.
el peso de una isla en el amor de un pueblo. De pronto subían tus dos monstruos a la cama,
tus monstruos horrorizados por una cucaracha.
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(1943)
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Flora, tus medias rojas cuelgan como lenguas de RUDO M.ANTEL
ahorcados.
¿En qué pies poner estas huérfanas? ¿Adónde tus
últimos zapatos?
Runo mantel,
Oye, Flora: tus pies no caben en el. río que ce ha de no puedes sino maravillarte,
conducir a la nada, dispón tu omóplato
al país en que no hay grandes pies ni pe~queñas manos que el ángel de .las calabazas
ni ahorcados. quiere emprender el viaje.
Tú querías que cocaran el tambor para que las aves
bajaran, Rudo mantel.
las aves cancandó entre tUS dedos mientras el tambor Nada sino esta ruda melancolía. que es un ave.
repicaba. Quizá si ella ordenaba el pico entre dos nubes
cuando para no ver el cielo los negros se lanzaban al!
Un aire feroz ondulando por la rigidez de rus plantas, agua.
codo eso que tú pensabas cuando la. plancha te
doblegaba. Rudo mantel,
más blanco que el pañuelo de las garzas.
Flora, ce voy a acompañar hasta tu última morada. Hoy nacieron cinco monstruos con sonido de arpa.
Tú tenías grandes pies y un tacón jorobado. Si alguien está cdsce puede sentarse en el estrado.
Rudo mantel,
este zapato podría interrumpir cu soledad,
pero yo estoy vigilando la luz
desde el pecho de una dama acostumbrada a los halagos.
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Rudo mantel, CARGA
furioso y con un golpe sabías
toda la cantidad de lepra que traes
para obsequiar a los vendedores de estampas.
PARADO frente a la ventana,
Tu pobre espinazo haciendo reverencias feroz, inconcluso, morado.
a los frutos podridos en el suelo ¿El viento? No, el murciélago
que jamás osarán subir hasta el pecho del rudo mantel. abriendo con sus patas el aire.
Penosamente intento la maroma
Rudo mantel, de la libertad levando el ancla.
casi un sollozo ahoga esta hora solemne En el barrio voces de esas mujeres
de los pedos y la soledad que aprieta. chillando ante la aparición de la sangre
Ni la más ligera brisa perdonaría este cuello de cisne de la doncella que vive en el piso bajo.
o fa trompa de elefante Su madre testaferro de planchas calientes,
que nocturnamente se enrosca al cuello de una este ombligo que me obliga a mimrlo,
orquídea. el corbatín de todos los días y las aguas lustrales.
¿Lustrales en esta miseria de alegría de cocó
Rudo mantel, y de rodajas de plátano?
la tristeza de un casco suspendido en el aire ¡Ah, la piel amarilla!
puede desatar una guerra entre los girasoles La bodega de la esquina- repleta de cadáveres,
e instaurar el tremendo reino de la luna. la bodega soltando las admirables barcas del alcohol.
Una desaprobada emoción en la noche ,
Rudo mantel, una lluvia de orine cayendo del tejado.
estalla blanquecinamente para olvidar los místicos. Vas a morir, sí, vas a morir en breves segundos;
Otra cosa no puedo ofrecerte, devora tu último plátano,
mantel con garras. apresúrate, englútelo, devóralo pronto.
Y el espantoso seno de la negra La mitad del plátano cae pesadamente en el pavimento
manche eternamente ru purificada dimensión, aterrado.
mientras yo río después de arrojar mi boca al fango. Dispara tus últimos cartuchos.
Un dolor de estómago. ¡Salve!
(1944) Cómo vengarse, cómo hundir la lengua,
y todas las familias planchando sus corbatas,
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sin saber si hacia arriba, sin saber si hacia abajo. MUCHAS ALABANZAS
Una patada.
Que salga ese automóvil con la dama enjoyada y el seno
perforado,
muchas enfermedades bajo la seda que cruje, LAs mejores alabanzas, el tornillo de mayores vueltas
las pústulas espiando y el detente 01gado. para este mercado con doce mil gallinas degolladas;
¡Al quimo piso, al quimo piso! las mejores alabanzas porque puede ese saco de azúcar
Voy a recoger las lágrimas. hacer de un normal testículo una .fiesta agradable.
No, usted no puede venir, Y las ruinosas risas para los doce mil hepáticos.
antes debe saber qué es un quinto piso,
un quimo piso lleno de cuadros, Muchas alabanzas para el canceroso,
un quinto piso con su pintor en el centro, los usos de la música en la boca del cáncer,
el pintor dando patadas y sa01ndo sus ángeles. las intestinales vueltas de las trompas son refrigerantes
¡Al quimo piso, al. quinto piso! bálsamos,
¡Oh, mar, que estás enfrente! al fondo del jardín alegremente putrefacto.
Son extrañas señales, nadie puede saber sin antes
desnudarse. Muchas alabanzas para la gran ciudad,
¡Al quimo piso, al quimo piso! sus hombres ríen ante el cadáver;
El pintor va a morir despedazado El polvo puede aguar esos ojos.
mientras mi m a cmvés de un espejo sus paisajes. En el falo de un negro la Creación se muestra
¡Una gmn lengua que sale del sol! y aplasta la mosca en la boca del muerto.
1i'
Es notable, las voces no logran subir más arriba del Todos saben. que soy un recienllegado.
primer piso, Ni siquiera conozco el corredor que lleva a la cocina,
y yo sé que hay gente aguardando ciertas llamadas ... ni las dos paredes altas que se unen a las doce del día.
Dicen ,que el león saldrá absuelto. para que mueran las ratas que infectan el patio de las
Entretanto demos una vuelta por la barriada. aguas pluviales. ·
1 Sabes, alma mía, que soy un simple mortal,
~1
¿Te fijas acaso en los árboles o más bien en la lengua que me gusta ser el mat3$ellos de la gran ciudad
del túnel y me gusta la banda de música en el parque.
que sale por esa ventana?
No sé si realmente es una cadena. Pero sí, he de protestar,
De pronto anuncian con voz estentórea: hablaré con el homúnculo del ascensor,
¡Absuelto el león! Todos se estremecen. voy a gritar.
1'
11
Alma mía, será mejor que entres en el túnel. ¡Oh, qué extraño!,
Con gran estupefacción del tribunal el león acaba de cada vez que lanzo un grito el túnel palidece,
suicidarse. se pone una rosa fúnebre y dice:
¡Ay de mí!
11
111
No, si yo circulo, si hago leves inclinaciones a derecha
e izquierda, DEL hotel una dorada rodilla empieza la genuflexión,
si me abro la camisa y muestro el pecho, atrayendo todo lo que es heladó documento a las seis
no, no es esa la verdadera causa, de la tarde,
es, más bien, mi resistencia, mi horror magnífico a no todo cuanto puede ser más tarde o antes ardiente,
ser juzgado pero que en ese momepto de las seis es la congelación
a las seis de la tarde. del sol. ·
De cualquier modo seré emplazado,
bajaré entre grandes calores hasta el piso bajo. ¿Puede aún afirmarse que ·es una cadena?
Entonces no podrás invitarme porque el interrogatorio Veo cómo el gran animal salta,
será muy largo. sus eslabones se refugian en el seno de las damas,
Hay muchos casos, veo cómo las túnicas del tribunal se mueven al compás
y no sé por qué motivo se me quiere juzgar precisamente de sus resoplidos,
a las seis de la tarde. su lengua exige la saliva de todos,
48 49
,. '¡
Alguien me precede en este salón que es como un Así vamos en la deteriorada vértebra a salir al mar,
plato de sangre, notablemente arrugado sin mi amoroso deseo,
un placo de sangre con una cabeza de buey sin los castillos donde lame un perro.
sobrenadando, Estos animales venían de muy lejos,
una cabeza de buey para alimentar cu lengua, para sin traer en sus patas el postrer deseo de las damas.
apagar tu sed. Entra el cartero y me entrega la carca recibida en el
¡Qué dsa, mi lengua sobre el mismo bocado! sueño,
El giro eterno y esas aves que salen de sus papilas, esas tarjetas con la pálida Rosamunda parada sobre
esas grandes aves remontando el vuelo hasta perderse sus senos.
en la cola del sol, Imposible pensar la vida a través de una lluvia
esas grandes aves encima del silencio. matemática.
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la sorpresa llega en el vientre de un .Pez·. ¡Qué furia, qué dolor! Estas espumas y el punzante
Tu paz y las desesperadas llamadas del amor, recuerdo
violar las túnicas dejando el cuerpo intacto. de aquellos pies cercenados en lo mejor de la danza.
Dioses, dioses, palabras siempre yacentes Un viaje indescriptible de la soledad de los danzantes,
para que nadie interrumpa su alea majestad. con la soledad y la .melodía extraviada de una orquesta.
Estoy impulsando este poema y esto puede matarme. Puedo perecer y encontrar un amigo.
Perro, ven perro, perro sin un ladrido, desoladamente Esta cabeza, sus llamas, sus cabellos empapados de
canino. melancolía,
Qué flores arrojar o qué gavetas. las prime.ras venas y el hueso donde llamo para
Todo va a comenzar. Tengo una cáscara. distraerme.
El pantano del espíritu ...
No, yo no quiero, no quiero.
Los pergaminos, los rollos y las indefinibles céc'1icas
del hombre, ¡Oh, perro mío, orina más y más con tu pata le,:.lntada!
como si envolver, plegar fuera el objeto de esa guerra. El frío mortal de estos pafses cálidos:
No salen por la ventana las llamas y el humo no indica usted llama, nadie responde,
que el Papa se llamará. Impiedad. las bocas apretadas, la sangre en la planea de los pies
y el corazón como un antiguo salón abandonado.
Las mujeres avanzan con un pie en la boca, Necesito el amor, las roallas, los monumentos.
mi caracol resonador revienta la cabeza de la Vanas lamentaciones. Un pulpo suelta su tinta y se
comedianta. pone a llorar.
Todo el mundo ha olvidado su papel: No, yo no quiero entrar,
¡Qué alegría no representar esta noche! y el mundo me basca.
El público protesta y comienza el coito de las sirenas.
¿Para qué todo ese vano aparato? ¿Para qué ese juez?
No, yo no quiero entrar,
Ese seno ..• qué indescriptible viaje me ha contado, cejo las últimas guirnaldas y tiendo la vista al
era algo así como si un caballo y la creación poética horizonte.
se reuniesen en un jardín. ¿Y si de pronto me quedo muerto en medio de la
¡Oh qué fu.tia!, yerbas pisoteadas, y· la. mejor flor calle?
interrumpiendo su perfume. ¿Y si de prontó comprendo el amor?
S2
S3
¿Y si súbitamente me dibujo? No, no hay juez,
¡Oh, no, qué hiriente melodía, qué ladrido! el pelotón de fusilamiento ofrece al reo una merienda.
¿Concretamente puedo enumerarme? El mundo como hechos sin calificativos.
Pero de súbito me quedo sin los símbolos: ¿Y aquella frase?:
sabe usted, un mundo enteramente inerte: «Un corcho en medio de las hirv.ientes aguas» ...
me presentan un cuadro. Nada. No queda una sola fotografía del Parten6n ni tampoco
Me entregan a la música. Nada. del Vaticano,
Me leen un poema. Nada. nada queda sino el Amor.
¿Quién irá a perecer? ¡Oh, perro, perro mío, aúlla,
ofréceme un poema de aullidos, concédeme esta gracia
¡Oh, piedras, muchas piedras, rocas, cubridme! extrema,
Un dedo en el agua puede comunicar el frío a todo el tú mismo lo leerás,
cuerpo. mientras yo quemo los demás poemas!
Sería inútil saber que Filem6n y Baucis ...
Inútilmente llegas a decirme que Leonardo ... (1944)
No -te digo- y casi me sonrío.
¡Qué miseria!: pájaro, oiseau, bird, uccello ...
Es para golpearse la cabeza,
es para no existir.
Babel, Babel, Babel, pero nadie responde.
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EL ORO DE LOS DÍAS en el incontenible río de la disolución.
las negras en la pesada atmósfera con sus muslos
abiertos,
paisaje de una luz cenital,
¿No es por esas ventanas que entran el aire y la rombos, poliedros, conos y dodecaedros haciendo el
música y las algas amor,
del sueño próximo a fundirse en los ojos del caballo? todo cuanto hace no pensar sino ver
¿No es por esas ventanas que podemos asomarnos para que el hombre reja .la molicie del mundo.
para que la vida verdadera ahuyente la desdicha de
esas salas desiertas, En estos balcones, en esas terrazas,
para que en ellas se deposite el impalpable oro de los asomado a esas ventanas vibrátiles,
días? me acostumbro sin una vaciladón, ~in l,In suspiro,
los falos cabalgan los enormes globos de .la carne,
las negras acostadas esperando por el olor de las y la geometría del deseo, divinamente,
bestias, dispara sus flechas,
mirando por las ventanas sin arcos los riñones azulados, sin una mitología, sin un tribunal.
esperando la poderosa luz que defina sus contornos
y su lentitud de madréporas entrelazadas, (1945)
esperando por el vértigo de los días.
Paramos,
tejes con los juncos que están al borde de las aguas
las cabezas sembradas de senos acribillados a lanzadas.
Incansable diosa de los parajes con una púrpura en tus
costillas,
diosa perpetua con el ojo colmado de avispas,
bajo las aguas atraviesas la tierra
regando el oro impalpable de los días.
Hund~da entre actinias y poliedros amargos del
último relato,
precipitas el derrumbe del castillo de naipes,
como si la existencia cristalizara sus modos
58 59
YO LO VEO .EXHORTACIÓN
( 1945)
62 63
TESIS DEL GABINETE AZUL Entonces al dejarlo desplomado en sus mármoles
puede el gabinete azul salir y abandonarme
como si hubiera entrado en mí a fin de horrorizarme.
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LA OSCURA U.N H.O.MBRE ES ASÍ
VIENE por ti la oscura, la intratable. POR los brazos, y también por las piernas
Una risa te ciñe a su dibujo y, si no, por la cabeza,
comenzado en la máscara. El influjo la cámara capta el momento.
sobre la ruina así. Gris miserable ¿Qué te pasa que ya no me miras?
Con golpes y audacias
en lo que se diluye. Y fin morado cae en lo que te pasa, cae y arrástrame.
tiñe la arena antigua. Era su lujo Desde este ángulo,
mejor, su despedida. No condujo en la encantadora superficie,
el amarillo hueso al. coronado siguiendo el contorno cruel, cae y pasa.
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Jos muerros én sus tumbas sin caras ennegrecen, YO ESTALLO
aproxímate con lemas pasos del universal delirio.
1
1
que empieza y nunca termina,
porque cuando yo estallo
1 el Inflamable se junta con el Ígneo.
Mírame convertido en pirotecnia,
lejos de mi parte de amianto,
lejos de mis lágrimas incombustibles,
lejos de mis fuentes, ya perdido,
ni alto ni bajo, estrecho o ancho,
tan sólo espanto.
68 69
Mira ese fuego facuo LOS MUERTOS DE .LA PATRIA
que me acerca y me lleva
a la pía conflagración.
(1962)
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Estos juegos infantiles
JUEGOS INFANTILES son sueños blancos que espantan;
empiezan en la inocencia,
terminan en la mortaja.
(1962)
CUANDO una bala sale
de un revólver de palo,
cuando no se oye el estallido
ni se ve un cuerpo agujereado;
cuando el niño que esgrime el arma
dice: ce macé, cáete,
el tiempo, proféticamente,
pone los charcos de sangre.
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EL RESULTADO · MIENTRAS MORÍA
(1962)
76 77
POEMA PARA SER DICHO ¿Te acuerdas de ese instante en que alma siendo me
EN lviEDIO DE UN GRAN SILENCIO adoraste,
y entonces tu propio monstruo sobrevino
paro llevarte al donde siendo fuiste?
¿Será que después que no seas,
¿SERÁ que van a matar? cuando no ser es s6lo mont6n de besos disecados,
¿Será que con el cuchillo más grande traspasarán el serás no siendo, pero siendo amor?
coraz6n?
(1967)
¿Y con el bisturf más afilado vaciarán los ojos?
¿Y con el cortahierrbs más hierros romperán el cráneo?
¿Y con el martillo más martillo machacarán los
huesos?
lo de menos:
que cú no me ames,
y lo de más:
que soy el que ce ama.
Es mi hermosa vencaja,
y no como piensan los bobos,
mi crisce vencaja.
Soy cu cosa,
el piano que estás tocando,
y mientras tocas, te dices:
«Un piano es sólo un piano».
Pero también,
casi con amargura:
«¡Qué enamorado escá de mí!».
Quisieras arañarme
-y comprendo tu rabia-:
no estás en disposición de acariciarme,
en tanto que yo,
con la soberanía del amor,
te acaricio con la mirada.
Y tu alma, como un vampiro
bebe la sangre de mi alma:
cada goca es la copa del lento veneno
que se administran los indiferentes.
Roca, exangüe,
incorpóreo, expirante
puedo decirce:
No me ames.
(1967)
83
MI HERMANA,
SI MUERO EN LA CARRETERA
II
(1970)
86 87
[EN i\1ATERIA DE AA10R UN IMPOSIBLE} {AHORA TE QUIERO DEFINITIVA!vfENTE}
1
Habrá que convenir que es loco empeño Ahora te quiero definitivamente.
1
1
esto de dibujar tu propio engaño: Y ahora mismo, al instante, en este tris
: 1
de amor sólo tendrás los desengaños. te estoy queriendo. ¡Ya me convertí!
!
Vuelve a tu infierno. ApártaJe del sueño. Ahora soy el que ama eternamente.
!~
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(1972) (1972)
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88 89
SI YA TAON SÓLO ESPERAMOS Pero estamos tristes, tanto,
nosotros de carne y hueso,
inútilmente. tratando de ascender,
A MI ADMIRADA AMIGA de elevarnos al cenit
MARfA LUISA BAUTISTA,
y que nuestros ojos traspasen lo visible:
DEDICO ESTE CASI POEMA,
ESCRITO EN UNA TARDE
y entonces, tan tristes, María Luisa,
PARTICULARMiiNTE TRISTE vamos cayendo con .la tarde, como niños
que salen del vientre de su madre.
(1972)
MARiA Luisa,
si ya tan sólo esperamos el Juicio Final,
y sólo nuestra certeza es
de acuerdo con la Biblia
reunirnos en el valle de Josafat,
entonces, Mar.ía Luisa,
contemplemos la vida terrenal
frente a esta puesta de sol.
90 91
BUENO, DIGAMOS No encima de las ruinas, sino del recuerdo,
porque fíjate: son ingrávidos
y nosotros ahora empezamos.
A LEZAMA
(1972)
(1972)
94
ANTÓ·N EN SU CUMPLEAÑOS EN LA BIBLIOTECA
DISPERSOS a lo largo
de una playa imaginaria, PERDIDO mdo,
el. día que naciste le quedaron ciertos libros.
y los que vas viviendo, Cerrados, semejan ataúdes,
son monumentos funerarios. y abiertos, cunas propicias.
Si los miras atento verás En esos libros
la verdadera imagen de tu imagen terrenal. -que siempre lee como empezándolos---:-
Escapada del Jiempo los fantasmas que los habitan
-hazaña portentosa-..-. le dicen que están vivos,
eternizándote, i:e salva del. fluir: y que si quiere vivir de tal modo,
No vives, pero duras, aparentemente fantasmal,
no hablas, pero escuchas la duración se deslice raudo entre sus páginas,
que vuela como un pájaro sin alas, elija un capítulo, repose
un pájaro al que ninguna flecha puede herir. de todo cuidado humano
Eres más que la Esfinge: -incluso de la esperanza-,
no necesitas compartir y verá claro entonces:
el paisaje con el viajero, verá por ejemplo
ni escuchar sus preguntas. que ya no está leyendo el que leía,
Rescatado de la otra ribera, verá. tan s61o una apariencia de lector,
intocable que insistente le pide descifrar
-moneda sin valor, objeto despreciado--.-, enigmas nunca aclarados.
aquello terminaste para comenzar esto. Pero ya es tarde
para el de afuera,
(1972) y el que está adentro ya no puede hablar.
Detenido en su página, sentado
en su capítulo, es un inmortal.
(1972)
96 97
ALOCUCIÓN CONTRA LOS NECRÓFlLOS sin derramar una lágrima,
Tenemos que reservarlas
para cuando nos duelan las muelas.
DE una vez y por todas: ¡a la mierda la muerte! Y si digo la muerte natural
Mientras más me acerco a ella o ella a mí,
es porque las provocadas
ni yo sé quién soy ni qué soy, le digo,
por .la mano del hombre contra otro,
pero tú tampoco sabes quién ni qué eres.
no hM de ser lloradas por muerte
El hombre te inventó o te dio nombre al menos,
sino por vida. que la vida
tan sólo eso, que apenas si es algo, no segó a su hora.
una manera como tantas de infundir terroJ:.
No practiquemos el culeo de los muertos
Pero conmigo eso no va, mi hermana. '
¿acaso podemos pedirles
Y menos, hacerle el juego a tus ritos.
que practiquen el culto de los vivos?
Con los miles de millones de muertos
La comunicación se ha coreado:
que conocemos, nuestra visión de ti.
ni nos hablan ni nos oyen.
tendría que ser más bien risueña
Hablemos pues con los vivos,
o tan mecánica como la que ponemos hasta que podamos.
por ejemplo en el papel higiénico. •
Si alguien osara en una noche (1974)
poblada de relámpagos, ululante el viento,
y todo el decorado de muerte chopiniana, .
si alguien osara, digo, en medio de los suspiros,
coger al muerto por los cabellos
igual que a una peluca inservible,
y ·decir, con voz muy natural:
ya no es como nosotros, y aquí, señores,
no ha pasado nada, ¡y siga la fiesta!
De modo que en vista de la muerte,
de la muerte natural por supuesto,
mucha naturalidad, tanta
que hasta el muerto se vuelva natural,
tan natural que se entierre o se queme
98
99
Y CUANDO ME CONTÓ ... la puse en la máquina y escribí:
Y cuando me contó que el asesino ...
1: II
100 1 o1
UN CHISTOSO TÚMULO como autómatas castrados que salieran de paseo
por una calle torcida, erizada de miradas
PARA ÜLGA ln}.~nz
de estatuas, que allí apostadas, humanas se van
haciendo
para sumarse a la ronda de las aves y lamentos.
ÉSTA es la carde perdida en que las gentes se borran Pues el hombre en cuyos ojos la luz no tenía asiento
como empañados cristales frotados por una mano fue atravesando negruras recargadas de pavuras,
que sale de un río negro, donde un profundo silencio cocó animales viscosos con sus dedos temblorosos
'
va apagando los recuerdos y engendrando los olvidos. oyó ~1 vagido de un niño acabado de nacer
No bien se borran las caras, el silencio se persona y el suspiro de un amor en trance de perecer.
en lo alto de una colina, allá por el cementerio Allá, en un plano inclinado, resbalaba sin caerse
donde dicen que hay misterios, cuando sólo hay una mujer degollada en cuyos ojos había canea luz
que se podía iluminar la opacidad del planeta,
podredumbre.
Mas a la visea cegada le vienen bien los derrumbes, una luz con que se haría la oscuridad del poeta,
pues un tigre que pasara por sus ojos descerrados en fin, una luz can luz que nadie pudiera verse
de la luz, le pareciera que pasa un tigre mareado ... alma dentro de los pechos, calabozo can estrecho
Ésta es la historia de un hombre que ahora se fue para que un sollozo que cayera derramaría su llaneo
más allá de esas paredes labradas por el espanto.
siempre
de este mundo singular que nadie ha logrado ver, Al final de un corredor el hombre palpó una fruta
porque codos somos ciegos chocando entre sus paredes, -dicen que fruta, cosa dice el hombre que es-
dando voces, ciegos que piden la luz hasta perecer. que al caceo se le antojó como la piel de una fiera
Pues una noche de esa excácica noche de la vida, en acecho, una piel electrizada por la presa
ese ciego cuya visea traspasaba las estrellas cuya presencia en la jungla de la vida
hiriéndolas en la frente hasta dejarlas extintas, se anuncia por la sorpresa de un estático terror;
ese ciego cuya luz era de un pulpo la negra cinca en fin, una cosa que al cocarla se siente un escalofrío
cuvo la osada intención de mirarse el corazón y esa cosa es nada menos que la fiera del amor.
para saber el secreto del corazón de la vida, A su visea la piel del hombre en cera se fue mudando,
mas lo que pudo no ver sino cocar fue una herida en sus venas, dando gritos, la sangre se congelaba
por la que navegaban sus dos ojos de carbón y su lugar ocupaba la pálida luz de un cirio:
y una voz que le decía: «tÚ. no tienes salvación>>. indubitable señal de que empezaba el delirio.
Entretanto una guitarra deja oír en un rasgueo «Ahora soy cosa --decía-, ¿qué cosa quieres que sea?
el comienzo de esa fiesta donde la gente se mueve Si en copa me convirtiera, ¿con qué tú. me llenarías?
l o2 lo 3
y si en metal me fundiera, ¿caer.ía en la pelea ... ?. SIMPÁTICO AQUELARRE
Cortado estoy eri segmentos como cuerpo de serp1ente:
son mis piernas y mis brazos y mi cuello y mi cabe~a
monumentos convulsivos de un hombre que PARA FINA IBÁ~EZ
gentilmente
buscó el amor de la gente con sus ojos vaciados
POR los montes y los mares deambulando inmovilizo
y fue burlado, burlado hasta parar en la huesa.
las personas y las cosas que desatan los destinos;
La cosa que soy ahora, esa, cosa que la suerte
cavo fosas insondables ,-son refugios para locos-,
me mandó ser, esta inerte transfiguración,
con la mariC> paralítica, que mirada en un espejo,
·fue en verdad un ser humano o, fue mixtificación?
~qué fue este engendro que fui dentro de mi piel de es la mano apocalíptica de un noctámbulo cuatrero
apostado en uná esquina donde matan a mansalva
hombre?
noche y día, ahora y siempre mis ángeles de la guarda.
Pero déjenme así, por favor, no me nombren, np me
Por un trillo que se pierde en el fondo de una sala
nombren ...
va montado en un caballo un piano negro de cola;
Ahora no soy, no respiro, no vivo: tal es mi suerte,
haciendo eses de borracho me dirige un gran saludo,
y créanlo o no, ésta es la muerte, la muerte.»
con las alas desplegadas se arrodilia en el umbral,
a su encuentro salen sueños que lo duermen al instante,
(1975)
los ronquidos de sus notas tne dan en el corazón.
Le abro el vientre donde surgen en maléfico concierto
las palabras que en mi vida proferí inconscientemente;
todas vuelven a mi boca con verdes espumarajos
y me dicen que yo soy el que fue de todo siendo ...
Con la lengua tumefacta me las saco de la boca,
los paisajes de la tarde se pierden entre la bruma,
las puestas de sol, enfermas, van cayendo una por una
en el piano aletargado devorado por la luna,
por la luna que en la sala parece un maestresala:
anunciando los conciertos tocados por éuac.ro muertos
en el piano en que mataban mis ángeles de la guarda
noche y día ahora y siempre, noche y día eternamente.
Ahora surge de una esquina de la sala sepulcral
una mujer de cristal con una copa en la mano,
104 1 OS
es una copa de tierra donde hay un niño sembrado. de modo que no las nombres porque la iluminación
r.>ice mi. nombre, lo dice vociferado, ya va a ser de tal calibre que se incendiará el salón.
lo dice a los cuatro vientos, y ese piano aletargado De pronto el piano de cola despierta sobresaltado,
sigue dormido, dormido ... ¡y ya no hay quien me salve! y todos sin excepción se preguntan: ¿Qué ha pasado,
Pero va a empezar el baile de los que bailan sentados: qué ha pasado?
inmóviles en sus sillas se van haciendo de piedra, Se instaura la confusión en la sala sepulcral,
y como cantos rodados que bajaran a un abismo ahora la vida se ve como una luz espectral;
e inclinando sus cabezas hasta topar con el piso los vinos se escapan de las copas y las copas de las manos,
se van perdiendo en la sombra de una pantera de Java los zapatos de los pies y los pies del pavimento,
que allí en la sala, a las diez, una madriguera cava. y nada más que se escucha el ulular de los vientos;
No es extraña la ocasión, sino ~xtraño el corazón. y, ¡sorpresa de sorpresas!, hasta los más graves
Lo digo porque en la sala, se van oyendo sollozos, pensamientos
sollozos que son fuertes como suspiros de osos; se van como alocados colegiales eri un arremolinamiento.
un caballero de frac a una dama con diadema ¿Qué ha pasado, qué ha pasado? ¡El piano se ha
le muestra su corazón como un. colgajo de carne despertado!
y la dama le responde exhibiendo sus dos tetas Y está tocando a rebato porque hay fuego allá en la
como si fueras las ruedas de una aplastada carreta. sala de juego,
Ríanse todos con risas verdes, moradas risas de en el. juego de la vida ... ¡Pero hagan juego, señores!,
manicomio háganlo para que podáis comprar los grandes ramos de
para que en la sala, en la sala sobrehumana flores,
más tarde, cuando lleguen las cinco horrendas hermanas, de flores para las tumbas como palomas dormidas,
el llanto inunde la sala donde en un piano de cola y, créanlo o no, ésa es la vida, la vida ...
a la velocidad de la luz yo metí mi alm~ sola
para escuchar esa nota que ando buscando por vida (Stptitmlm de 1975)
con el triste resultado de ir abriendo más mi herida.
Las cinco hermanas son ésas que tú sabes de memoria.
Anda, nómbralas. Si te atreves a nombrarlas
yo mandaré a ejecutarlas cuando termine la danza
y a todas las clavaré en la punta de una lanza.
Pero hermano mío, mi hermano, ya tú sabes que hay
secretos
que son más duros que los más graves decretos;
106 1 o7
DESCANSA, DESCANSA ¿Cómo ... ? ¿Pero cómo? Si lo supieras ...
Como se puede en la. vida. para poder en la nada.
Más tarde, entre. cendales de gasa y abruptas
A CéSAR BERMÚDEZ
confesiones,
el cómo de cu vida. reirá a carcajadas.
DILACERADO, desunido, roco,
No, no ce dejo, no ce suelto, no ce desato.
no puedes más, y yo siempre puedo.
Como un perro tendrás que ... ¿Aceptar?
Si das al tiempo una oportunidad, una sola,
Entre melocotones podri~os y un guante caído de la
sembrará ortigas en tu sangre:
mano
Ahora, en la vasta extensión de esa pradera,
van cayendo uno a uno los recuerdos inmortales. de la vieja dama, el cómo ce dará un lanzazo.
Una leona ayuncándose con un río
de estrellas negras. Por él navegan Labial, palacalfricaciva, gutural sonora,
los seres que nada esperan sueña con tu lengua, sueña que es un misterio
, '
en este mundo ni en el otro. y moraráS en esas alturas de focas desoladas.
La nieve empie.za o va a empezar a caer, ..
Nadie recuerda ya la forma a caer como el cadáver morado de un vigésimo piso.
en que el sol se asomaba, Dale a tu lengua, hazla bífida, de serpiente,
sólo la negrura en la cara. acérala, témplala en la ortodoncia de tus dientes.
Vamos donde nada existe, Menos y más, en la lengua, es el crucificado que
vamos, tierra dorada, esperamos.
de copas fúnebres Cuenta y narra, relata y expón los sortilegios
y cascos de caballos sin relincho, de la evidencia de una lengua en la palma de la mano.
vamos, a una velocidad funcáscica, Impetuoso relata hasta desintegrarte
hacia los arrozales de ese hombre en la dorada bruma de los días de cu dispersión.
cuya gorra amarilla es como una declaración de amor.
La noche entra, dama enlutada y proscicuca,
¡Ay! Pero un ay que haga explotar de coitos can negros como sus celas.
las cuatro paredes de ti mismo, Sus orgasmos traspasan la piel de los rinocerontes.
un ay capaz de engendrar Allá, donde yo pongo el dedo, ¿no lo ves?
la sonrisa en tus labios marchitos
Allá es quien tiende la visea,
y puedas encaminarte hacia el templo de champán,
ese amigo lejano que ce roe el corazón
forrado de marcas zibelinas y duendes verdes.
1 o8 1 o9
cuando en las mañanas te lavas la boca. se sumerja entre las ruedas veloces,
En el allá que conoces nada hay que sembrar. determinará para todos el peso exacto del amor.
Unos cuantos insultos y unas medias rotas.
Allá y el cuándo entretanto se alejan
¿Cuándo? ¿Cuándo? En el mismo instante y atruenan el espacio con voces de piojos.
en que lo piensas, todos los cuando Han hurgado en las cabezas
se alejan, vagones de un ferrocarril -infinito, y se echan a dormir en una cuna de tripas,
trepidando, desolados, mordiendo el polvo. emocionados por haber entrevisto un reflejo de la vida.
Y tú en la estación del olvido, parado como una garza Blandamente, acolchados,
real, algodón en rama, vientre deshilachado,
gritas cuándo, cuándo, y la voz se te hace excremento. mineral fundido y goce obruso, van a recoger a lo sumo
De qué entraña maldita a la recíproca unidad del latido un grano de olvido-en la suela de rus zapatos.
vas explorando ese camino incrustado entre muercos
al alcance de la mano. Todo se esfuma, obnubila y expande
Pero la loba de la casa amarilla en un gigantesco crustáceo tirado en esa playa de
te entrega sus colmillos para que la devores: esqueletos-.
ahora comienza el aquelarre de lo insustancial. Déjalo, no lo coques.
Río de agua sin agua, de palabras sin palabras, Sigue tu camino hacia la concha que resbala
inextinguible sed que aspira a convertirse en agua en una espléndida mañana y decapítala.
helada La sangre de su cuello brota como una liberación
y derramarse entre los vericuetos de tus vísceras. anticipada.
Insustancialmente docto en un saber purulento, Pasa un trineo conducido por un caballero astuto.
letras semejantes a albaricoques hendidos por la Suban, suban --dice-, y todos .suben.
espada, Cómo, cuándo, allá pasan.
irás a ocupar el infierno de los mudos. la madrépora se va mudando en mariposa,
¿Ángel caído? No, estercolero entrando en la gracia, y todos caen abruptamente en la nada.
mística sangre pasada por diez millones ele hectolitros Hasta mañana, amor mío.
de asombro, verdeando en los girasoles del no ser.
(1975)
1 1o 111
UNA BROMA COLOSAL de esas voces que tan sólo en los sueños escucharnos,
y que cuando despertamos llevamos en el oído,
hasta que el día las dispersa en el mundo del olvido,
supe que infinitas penas al polvo los redujeron,
CoN una mano enjoyada voy dispersando la niebla, que sollozando en sus fosas tres mil años transcurrieron
con la otra -descarnada- destapo ansioso el sepulcro que cautivos de sí mismos en palabras se perdían,
en que antiguos paladines yacen en su eterno sueño. que un sí era un no y un no sí en un quidprocuo eterno
Es una noche distinta por la que mis pies caminan, con el que sus .roncas voces instauraban un Averno,
de tal modo diferente que mis pasos los alumbran en donde unos belcebues sus palabras asentaban
unas luces con ayes fosforescentes y palabras en la piel de los porfiantes y después los condenaban.
luminosas. Dije qué noche distinta fue esa noche sepulcral,
Un caballo se encabrita ah te la revelación: ¡y cómo no iba a ser distinta si era del Juicio Final
con sus cascos, que echan chispas, me golpea el el día tan esperado en el. que nadie creyó
corazón. pues por siglos y más siglos la gente se descreyó
Por mi pecho -constelado de cabalísticos signos- de tal realidad futura anunciada por un loco,
pasa, en un rapto de plumas, una bandada de cisnes, por un loco que de tanto enloquecer su locurn
de cisnes negros y blancos que me muestran sus heridas. sólo les dejó a los hombres la herencia de la amargura!
Ahora no sé si son cisnes o si son esas medidas Pero en la noche final de los tiempos humanales
con que la muerte nos mide en el momento final, -esa noche en que las almas ya no serían eriales-
ese momento en que el vivo se refleja en el cristal el loco de la noticia transmutado en mariposa
que hasta la hora de morir empañado se mostró, -por decir que es mariposa, porque más bien era cosa
·porque saber cómo somos antes de decir adiós antes nunca vista por nuestros ojos sin luz-,
nos vedaría esos juegos en que transcurren los días, el loco digo, no volando, pero tampoco reptando,
los días como zarpazos adornados de mil flores, con un ala -por decir que lo era, porque más bien era
de flores como ventosas que nos inundan de olores, cosa
en que se ven los colores de la desesperación antes nunca vista por nuestros ojos sin luz-,
entrando por las narices y dando en el corazón. los sepulcros de este mundo fue destapando con pausa,
Pues con mi mano enjoyada y mi mano descarnada como lo hace un juez deseoso de no dejar pendiente una
sepulcros yo destapé de esforzados paladines, causa.
y fue como si en el cine empezaran a moverse Y la entera humanidad de los sepulcros surgía,
unas caras maquilladas con la cal de los sepulcros. viva como en la vida que en este mundo viviera
Por el tono de sus voces -ya lentas o ya veloces- -una batalla, un amor, una traición, un dulzor-
112 113
para llegar a vivir en la otra dimensión: EL HECHIZADO
¡esa en que inmortales somos por la fuerza del amor!
Y todos se sonreían con sonrisa angelical,
A LEZAMA, EN SU MUERTE
y ahora la Tierra era como un cántico triunfal,
y ahora ya todos creían en la vida verdadera,
y miraban a la falsa que como abatida fiera
POR un plazo que no puedo señalar
a sus pies yacía exánime, sin la hermosa luz del día
me llevas la ventaja de tu muerte:
de la gran revelación que brotaba por los poros
lo mismo que en la vida, fue tu suerte
de todos los hombres nuevos eh un sobrehumano coro.
llegar primero. Yo, en segundo lugar.
Y justo en ese momento de inefable encanmmienro
otro loco del espacio, de un espacio sin fronteras,
Estaba escrito. ¿Dónde? En esa mar
gritó con voz nocturnal, con la voz de cien mil fieras:
encrespada y terrible que es la vida.
«¡Ya no habrá Juicio Final, sólo habrá la madriguera!
A ti primero re cerró la herida:
La madriguera del mundo pará. que el mundo se tnera
mortal combate del ser y del estar.
en ella,
y ni el consuelo se dé de cónremplar una estrella. Es tu inmortalidad haber macado
A vuestras nuiibas volved, esforzados paladines,
a ese que re hacía respirar
allí tendréis para ver un ineluctable cine, para que el otro respire eternamente.
ese cine de la Nada que entré Nadas se eterniza,
como si vida y si muerte fueran asunto de risa».
Lo hiciste con el arma ParadiJo.
-Golpe maestro, jaque mate al hado-.
(17 de t/U1ntJ de 1976)
Ahora respira en paz. Vive cu hechizo.
(9 de agoJro de 1976)
1 l 4 1 15
UN TEOLÓGICO ATRACÓN Con sus malignos ojillos me miran aviesamente,
pues ya saben de antemano lo que se fragua en mi
PARA JUANITA GóMBZ
mente,
y con una voz de Esténtor que al cuerpo le da pavura
me hacen esa pJ."eguma que es nuestra eterna tortura:
VoY pasando poi." la bruma que el olvido nos procura: Dinos ¿qué paraíso prefieres? ¿El del Bosco o el del
con mis pies hollo lamentos, con ,ni,s manos la tersura Dante?
de esos días en que preso de las horas, sus garfios Te advertimos que si no tienes una respuesta al
se van hundiendo en mis carnes hasta dejarlas colgadas instante
entre el cantar de las aves y los ojos de la Nada. perderás toda. noción de ese jardín de delicias
Ahora no soy el que fui ahora soy el que han pintado en donde al aparecer todo no es sino caricias,
en el lienzo del futuro con nomhre. d~ Iluminado; caricias que van tomando las almas en esferas
ahora no soy, para ser, y de este modo haber sido, musicales
puesto que ser ahora o d~pués,, es en el tiempo un latido que es el sonido recóndito de sus pretéritos males.
que echa andar el corazón por un oscuro sendero Suspenso entre cielo y tierra y con la mente suspensa
donde trabaja inc:;msable ese colosal partero. como aquel. ante lo ignoto ignora si en algo piensa,
Pues digo que ya olvidado de mí hasta no conQcerme o si piensa en el cruel pensar de una mente
voy pasando por la bruma del olvido, y sin detenerme sobrehumana,
como la corza que huye del leopardo voraz emito sonidos roncos de animal de muerte herido
--el leopardo del mundo con sus saltos de titán- cuyo hilo de la vida la Parca a cortar se apresta
hago que mi. nueva forma se deslice en un desván: para sumirse de golpe en la insondable floresta
ahí veo que me esperan dos signos de .interrogación, del eterno dudar si vivos o muertos estamos
para que dé cumplimiento a un examen de admisión en ese ignoto país del que nunca regresamos.
a ese inefable vergel que paraíso lo llaman Entre tanto los malditos signos con airados aspavientos
y que con gritos de angustia todos los hombres me instan a que conteste tan colosal argumento.
reclaman. Tal un muñeco que habla merced a ingenioso
Rodeando a mi nueva forma ambos signos, misteriosos mecanismo
y fatales se abre mi boca -ahora tornada en horrendo abismo
se echan plácidamente como esos animales de las infinitas falanges con que nos mata la duda-
que en ciertos cuadros famosos aparecen contemplando y como aquel que a punto de ahogarse pide ayuda,
con miradas que de mansas se nos antojan caricias mi voz de muñeco hueco exclama: ¡Prefiero el del
esas copas de cicuta que unos hombres van tomando. Dante!
l 16 1 17
y no bien hablo, una carcajada. homérica se deja oír al
instante, OTROS POEMAS
y acto seguido, sin tregua, una voz atronadora
me grira: ¡Mísero de ci!, pues sabe ahora
que el paraíso del Dance o el paraíso del Bosco
es tan sólo una quimera surgida de un quehacer fosco
en que un pintor y un poeta la vida eterna quisieron
hacer con los pobres recursos que en esta vida le dieron.
Sal de este desván -estrecha antesala de la muerte-
y vuel.ve, engendro irredento, a tu ineluctable súerte:
y una vez allí pinta o describe cu mentido paraíso,
para que un buen atracón se den codos con tu guiso.
(1976)
1 18
BALADA DE TU MUERTE
12 1
A DANTE (IN SELVA SELVAGGIA) PERFECTA SOLEDAD
AQUÍ está sin las manos ni la risa, AHORA nadie vendrá con su destino
con fija angustia en fuga del camino a imponerme la carne de martirio,
la inerte sombra alada de tu sino, ni nadie impulsará esca ala dormida
ya sólo sueño gris de ala indecisa. vestida con un sueño de cenizas.
Por eso ahora, al emprender el viaje Yo no estoy como ustedes con un día
rodando entre las manos y la risa.
eternamente llorará a .Florencia
Yo no soy un niño estático mirando
en la eterna y cruel selva salvaje. a su niño de vidrio que lo mira.
(1939)
122 l 23
LA GRACIA [AlvfOR CONDUCE 1\11 SILENCIO GRAVE}
124 12 S
MI SILENCIO SONETO DE LA VIDA Y DE LA MUERTE
POR la alea
. muerte mi silencio escucho.
.
SI muerte olvidas de n~vada mano
¡Oh muda carne, vivo mausoleo! por serenada vida adolescente,
donde habita mi ser sin el deseo, presente muerte su figura. ausente
y el deseo sin ser donde yo lucho. dibujará tu corazón anciano.
(1940) (1940)
126 l 27
PASEO DEL CABALLO VUELTO AL REV.ÉS
(194.5)
128 129
EL VIEJO DEL BOSQUE NOCHE A NOCHE
13 o 13 1
LA SUSTITUCIÓN PARA TI
No quiero me despierten de este sueño. PARA ti ya no habrá formas ni concornos. Esperas por
donde yo puedo amar correspondido; un sol que no ha de salir. Sin estar ciego, aún ignoras
en el mundo, despierto, estoy vencido, -en tu casa todavía hay luz-, que todo se volverá
en el sueño, dormido, estoy .despierto. negrura en un instante, y en un instante nunca más te
verás como eres.
Si en este mundo no puedo tener dueño ¿Qué dices ... ? .El genio del hombre, la tecnología, los
porque mi cara espanta a los despiertos, adelantos de la ciencia ...
me. ponen a vivir que yo te sueño Amigo mío, esa mano que busca otra mano, tus ojos
en ese mundo de los casi muertos. que pugnan por insertarse en otros, pronto sabrán que
no son ojos ni mano. De modo que asómate, y disfruta
En otro mundo te sueño de este mundo, el último paisaje.
con otra boca a la tuya correspondo,
con otro corazón el tuyo inflamo; (1977)
(1963)
132 13 3
HOMENAJE
VIRGILIO PIÑERA CUMPLE 60 AÑOS
138 139
Publica Poesla. y Prosa, una recopilación 1958 Aparecen reseñas suyas en Sur. En sep-
1944
de su obra. Comienza la andadura de la tiembre. regresa a La Habana.
revista Orlgenes bajo la dirección de José 1959 Colabora en el diario Revolución y en su
Rodríguez Feo y José Lezama Lima. En suplemenJo cultural, Lrmes de Revolución.
sus doce años de existencia, Orlgenes dio a 1960 Se réeStrena Electra Garrigó en La Habana.
las prensas alrededor de cuarenta núme- Publica su Teatro completo a instancias de
ros. Guillermo Cabrera Infante.
Desde febrero ele 1946 hasta diciembre 1961-1964 Sustituye a Cabrera Infante en la direc-
1946
del año siguiente vive en Buenos Aires, ción de Ediciones Revolucionarias.
donde fue becario de la Comisión Nacio- 1964 Cesa en su cargo de director de Ediciones
nal de C!J,ltura. Durante aquella estancia, R., y se le encomienda un trabajo de rra-
participó en la traducción de la novela ductor en la Imprenta Nacional.
Ferd;•dur/;!e, con cuyo autor, el polaco· Wirold 1967 Publica en la UNEAC (Unión Nacional
Gombrowicz, mantuvo una estrecha re la- de Escritores y Artistas Cubanos) la no-
ción. vela Presiones y diamantes, que poco des-
En mayo se publica la traducción de Fer- pués sería retirada de la. venta.
1947
d;:durke. 1968 Es galardonado con el premio Casa de las
Estreno ·en La Habana de Electra Garrigó. Américas por el drama Dos viejos pátricos,
1948
Entre abril de 1950 y mayo de 1954 vive publicado en Argentina.
1950
en Buenos Aires, donde trabaja como ad- 1969 Publica La vida entera, donde se reúnen
ministrativo del consulado cubano. poemas escritos entre 1941 y 1967. Estrena
Publicación en Buenos Air:es de La canze la obra musical El Encame. Participa en las
1952
áe René, su primera novela. tertulias secretas que organiza Carilda
Funda, junto a Rodríguez Feo, la revista Oliver Labra en su casa de Matanzas. La
1955
Ciclón, de la que es corresponsal en Buenos revista Pa11orama publica un adelanto del
Aires desde enero de 1955 hasta noviero- libro de relatos E/ q11e vino a salvarme.
bre de 1958. 1970 Aparece El que vino a salvarme.
Publicación en Buenos Aires de Cuentos 1971 Piñera cae en desgracia, sus libros son
1956
fríos gracias a la financiación de José Ro- secuestrados en Cuba, y se le prohíbe aban-
dríguez Feo. donar el país y publicar su obra, tanto en
La revista Les temps mpdertres publica tres la isla como en el extranjero.
1957
cuentos de Piñera bajo el título común 1974 Participa en las tertulias de Abelardo Es-
de «Goyesques». tornino y Oiga Andreu.
140 14 1
1979 Muere el 19 de octubre. OBRAS DE VIRGILIO PIÑERA
1988 Se publica Vt1a broma ro/osa!, colección
que Piñera había dejado preparada poco
antes de su muerte, donde se recogen poe-
mas escritos entre 1970 y 1979.
Po ES fA
La.s furia.s, La Habana, Ucar García 1 Cuadernos de Es-
PIIela de Plata, 1941.
La isla en peso, La Habana, Tipografía García, 1943.
Poesía y prosa, la Habana, Serafín García, 1944.
La vida entera, La Habana, UNEAC, 1969.
Una broma colosal, .La Habana, UNEAC, 1988.
Poesía y crítica, México, Consejo Nacional para la Cul-
tura y las Arces, 1994.
La isla en peso, La Habana, Unión, 1998; Barcelona,
Tusquets, 2000.
NOVELA
La came de René, Buenos Aires, Siglo XX, 195 2; Madrid,
Alfaguara, 1985; la Habana, Unión, 1995.
Pequeñas maniobras, La Habana, Ediciones R., 1963.
Presiones y diamantes, la Habana, Unión, 1967.
CUENTO
El conflicto, La Habana, Cuadernos de Espuela de Plata,
1942.
Cuet1tos /rfos, Buenos Aires, losada, 1956.
Cuentos, la. Habana, Unión, 1964; Madrid, Alfaguara,
1983; Madrid, Alfaguara, 1990.
l 42 143
El que vino a salvarme, Buenos Aires, Sudamericana, 1970. ÍNDICE
Un fogonazo, La Habana, Letras Cubanas, 1987.
J'\¡fuecas para escribientes, La Habana, Letras Cubanas, 1987;
Madrid, Alfaguara, 1990; México, Diana, 1995.
Algunas verdades sospechosas, La Habana, Abril, 1992.
El viaje, La Habana, Unión, 1992.
Cuentos de la risa del horror, Bogotá, Norma, 1994.
El caso Va/ero, Bogotá, Norma, 1996.
Cuentos completos, Madrid, Alfaguara, 1999.
TEATRO
Electra Garrigó, 1948.
]esríJ, 1950.
Aire frlo, l.a Habana; Pagrárt, 1959.
Teatro completQ; La Habana, .Ediciones R., 1960.
Dos viejos pánicos, La Habat)a, Cása de. las Américas, 1968;
Buenos .Aires, Cenero Editor: de América Latina,
1968.
UtJa {aja de-zapatos vada, Miami, Universall 1986.
Teatro inconclmo, La Habana, UNEAC, 1990.
Teatro inédito, La Habana, Letras Cubanas, 1993.
El no, Coyoacán, Vuelta, 1994.
OTRos TExros
La pintura de Portocarrero, La Habaña, Guerrero, 1942.
Poetas africanos contemporáneos, Gijón, Júcar, 1974.
144
PRÓLOGO • • • • 7
LA VIDA ENTERA • 17
LAS FURIAS. • 19
ELEG(A AS(. • 22
LA ISLA EN PESO 24
VIDA DE FLORA 39
RUDO MANTEL 41
CARGA • • • 43
MUCHAS ALABANZAS. 45
AH, DEL HOTEL ••• 47
POEMA PARA LA POES(A. 51
.EN ESTOS PÁRAMOS • 56
EL ORO DE LOS D(AS • 58
Yo LO veo. . 60
EXHORTACIÓN. 61
DESPEDIDA. • 63
TESIS DEL GABINETE AZUL • 64
LA OSCURA. • • 66
UN HOMBRE ES AS( • • • 67
Yo ESTALLO 69
LOS MUERTOS DE LA PATRIA 71
147
ENTRB LA ESPADA Y LA PARBD
73 PERfECTA SOLBDAD • • • • • • 123
jUEGOS INfANTILES
74 LA GRACIA. • • • • • • • • 124
EL RESULTADO. •
76 {AitlOR CONDUCE ltll Sll.l!NCIO GRt\VE/ 12 5
MIENTRAS MORfA.
77 MI SILBNCIO • • • • • • • • 126
POEMA PARA SE& DICHO llN MEDIO DE UN GRAN SILENCIO • 78 SONETO DE LA VIDA Y DB LA MUHRTE 127
PASEO DEL CABALLO • 128
t 19
OTROS POEMAS
12 1
BALADA DB TU MUERTE.
A DANTB (IN SELVA SBLVAGGIA) • 12 2
149
LA EDICIÓN DE ESTE LIBRO CONSTA DE MIL
EJEMPLARES, LOS 200 PRIMEROS NUMERADOS EN
ARÁBIGO PARA LOS SUSCRIPTORES DE LA COLECCIÓN.
SE ACABÓ DE IMPRIMIR, EN GRÁFICAS 8~. S.A., DE
MADRID, EL DfA 28 DE ENERO DE 200~
UEAT·RO 'SJAY
~ONTEMPORANEO
ANTOLOGÍA
socio:
solar: '
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saber d{
solibio: so
tarugo:
manual
taréco! trnst
,tarrudo: cor
tener un coco
tibieza: duda
timbiriche: p
tipango: tipo,
titing6: pelea,
tocado del que
tocarse: darse u
tocoloro: ave ca FONDO DE
toque: celebrad CULTURA
ECONOMICA
r an.iiidiljf"r!j
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TEATRO CUBANO CONTEMPORÁNEO
YAlr! • ANTOLOGfA
~
VtRClUO f>ISERA
~PCZl .~~S Ekctra Gatrig6
~~~t:, X
CARLOS FEUPE
Réquinn por l'arini
ROLANDO FERRER.
J 9q7-, Lila, la mariposa
ABELAROO 'f:.sTORINO
1:.0 dolorosa llistoria del amor secreto
Primera edición, 1992 de don ]osé Jacinto Milanés
Director de. liJ colf:ccT6n: JostR DRENE
Moisés f>ércz Coterillo Santa Camita de la llabarl4 Vieja
Discrio de la maqueta y cubiertas.· 1\tANUI:!.l. Rf.CUER.A SAUMD.l.
Amonio Fcmándcz Rcboiro Recuerdos de Tulipa
Coordi11ador de este volumen: MA'rfAs :-.·rmrn:s-Humon~to
Culos Espinosa Domingucz Su cara mitad
Edición: jost TRIANA
Centro de Documentación Teatral La noche ·de los asesinos
Capitán Haya, 41. 28020 r.bdrid. España
MAS UEL MARTIN j r.
Fondo de Cultura Económica, Sucursal Espafia, Sanguivin en Ur1ion City
V!a de los Poblados (Edificio lndubuilding·Goico, 40.J5).
2803!1 Madrid ANTON ARRUFAT
o De esta edición: Los siete. contra Tebas
Centro de Documentación Tealrnl liUCE~IO HF.RNANOEZ Esi•INOSA
Sociedad Estatal Quimo Ccmenario Maria 1fntor1ia
Fondo de Cultura Económica, S. A. de C. V., Sucursal España.
H(CTOR QUI,NTERO
Esta colección de Amologlas se edita gradas al acuerdo suscrito F..l premio flaco
enuc el Ministerio de Culturn de Espai\a y la Sociedad Estatal ABRAIIAN ROORICUEZ
Quinto Centenario (Espai\a). 1fndoba
RENt R. ALO~tA
ISBN: M-375-0314.0 Alguna cosita que alivie el sufrir
l>c.-pósito legal: ~f. 10220-1!1'.12
ARIUO Esr!tva
I.a verdadera culpa de Juan Clemente Zenea
Impreso en &paria
Jou. CA.-.o
Timeball
VIRGILIO P.I~F.~A
VIRGIUO Pl~ERA
TEATRO
Eltctra Garlig6. Estrenada por -Pro~c:lCO• en ·1918. l'ubiÍcnda en .su
Tcatr~ completo, Ediciones R, L..1 llab:ma, 1960:
Falsa aúzrma..Estrenada en el 'Lya:uin de L1 l-lab:m.1 en 1957.. PubliClda en
la revista Origene.s, no 21, primavera I!H9, e incluida en su rcatro cpmpleto,
lA bodá. Estñ.mda en L1.S.1L1 ALCiier en 1958. Incluida m su Teatro compkto.
jr:_sú,s, ~ymada cn Í!l59.lncluida cn su Teatro completo.
·Elfloco y el gordo. Estrenada en 1959. InCluida en su _Tea,ro cornpltto.
Aire Jrfo. Estrenada en 1002. Publicub. por l.a Milagrosa, t., Habana, 1959,
incluida cn su· T~atro rompkw y cdit:1da por la Asoc:iación.de _DirectortS de
.Esa:n:a, Serie U.tcr.uura Dramática Iberoamericana, t.ladrid, 1990.
Dos viejos pdnicos. Estrenada por el grupo l.a Mama, de Bogotá, en
1969. Publicada por Ediciones Casa de las Américas, L.1 Habana, 1968,
y por el Centro Editor de AmériCl Latina, Buenos Aires, 1968.
Una ~aja dt Zllpatos vacfa •. Esucnadá por el Te:~uo Avante, de Miami 1 en
1987. Publicada por Eclicioncs Unh"C!:sal, 1\liamí, 1986.
Un arropamiento sartori4l en la cavtma plát6mica. Sin estrenar.
PubliClda en la revisl:l Tablas, no 1, enero-mano l!J88.
lAs eJCapatorias de Laura y Osear. Sí'n esucnar. Publicada en la revista
158 Primer Acto, no 228, :iliri1·mato 1989.
1 '
AGrO PRIMERO
PERSONAJES
CoRo
ELECT&A CARRICO
ProXcoco
ECISTODO!II
• ACMIENÓN GARRJCO
Q.rn:MNISTllA PLA
CORO. En la ciudad de. la Habana,
ORESTES G~~RICÓ
la .perla más refulgente '
MIMOS
de Cuba pauia fulgente
·1a desgrada se cebó ~ 1 ~ ~ , •
en Elccua· Garrigó,
mujer .hetmosa y bravla,
que en sti casa dla a dla
ton un problema profundo
tan grande como este mundo
la ·suerte le deparó
Elcctr;t era inte,l.igcnte,
sensitwa y puqorosa,
luciente botón de ,rosa
dei jardin de ~us mayores:
merecedora de honores,
de tacto fino y humano,
mas la suerte mano a mano
como un sol que se derrumba
abrió en su casa dos tumbas
con esfuerzo sobrehumano.
Ella salió a la palestra
con frialdad .de qiamante,
}' a su hermano Orestes amante
en quien también la tormenta
140 r con sordo ruido revienta,
'le anima a qüc no permita. 141
1
L
VIRCILIO Pl~E:RA EL.ECl"RJ\, CARRICO
un sacrificio bapal :eEDAGOGO. Si, son las mujeres sabias. Son 1mi terror. Me ..,
por una madre fatal, persigu~ri:con sus disertaciones, me piden una discusión abier-
que en su casa provocó ·~a .. , (Con burla.) Y yo, Electra, :nada tengó que dc;cir)~.
lo que Electra Garrigó
con voz dolorosa cuenta. I;l.ECTR:A. ¿Noncccdcrfan ellas a senus amahtes una por una?
'PEDAGOGO. 'r'iencn horror del. hombre y del caballo..
Portal con s~is columnas qu~ sigue la lin~a de las antiguas casas
colonial~s. Piso ~ losas blancas y negras. Ningún mueble. El 'EL~G'DY\•.Eh'tonces hay que exterminarlas. Son ·llJPY ~
Coro (en este caso la Guantanamera) hará sus apariciones junto cosa.
al proscmio. l~uz amarillá violenta. lA acción pasa durante la PEDAGOGO: Te-alarmas fácilmente, El~cti'a. Elfas.no son s·ino
noch~. Tras la declaración del Coro, apar~ce Eltctra, ve.stidat~ esas-plagas·qué tOda· ciudad debe padccenic cuando e11 cuando.
n~gro
(Pausa.) El mal no estii en las langostas de paso. Y tOda la ciudad
ELECTRA. (Sale por entre las dos colurrú1as fmt,rales. s~ tiene siempre un monstruo perpetuo..
d~tim~ junto a ~llas, Apoya sus manos en u~a .df!. las dos
ELECT~.A. Por eso invocaba a la luz. Hace fálta mH~ha. ).u~ para.
columnas.) ¡Qué furia me sigue, qué aryi,maf,. flue ,yo no puedo que los ojos puedan considerar y medir al monstruo que ofende
ver, entra en mi sueño e intenta éll"qlstrarme hacia .una ~gión de a la ciudad.
la luz adonde todavía mis ojos. r;~,o .~brían: usar su .desqnol (Se
adelanta al centro de la tSf~na,) ¡Oh, luz!. ¿~crás t4 misma ese Entra Egislo llevando t'71 la mano ~recita una bandeja de plala
animal extraño? ¿Eres tú lo que ilumina el 9bjc~o o el objeto con una papaya _morme. Cuarenta mios, muy bello yfuerte, vist~
mismo? (Pausa.) Pero... ¿Cómo se atreve con la luz una pobre todo ~ b1anco, como lo ClmloS' tubánóJ.
muchacha de veime años? Ayer lcf q)Je las doncellas que
EGISTO. (A Elecira.) Busco urgentemente a Cliu;¡nn~stra, ¿La,
meditan demasiado el tema de la luz áca'ban· por quedarse ciegas.
(Pausa.) Sin embargo, en pleno campo, he' pasado 'infiftiias veces has visto?
a un metro del sol. Ei~ÉC:fRA. (Sin mirarlo.)' No..
Entra el P~dagogo vestido de centauro y se coloca ~trás de PEDAGOGO. La luz le molesta.
El~ctra. Ll~a frac, cola de caballo. y: cascos.
EGISTO. En efecto, hay .mucha .luz aqu!, (Se mira la •ropa.) Casi
PEDAGOGO. ¿Declamas... ? no se me. ve la ropa. 1-J:.abrá, que ;poner pantallas muy pronto.
ELECTRA. (Sin moverse.) Declamo. ELECTRA. (Sin mirarlo.) Yo prefiero toda la luz.
PEDAGOGO. Sigues la tradición, ·y eso hO' me·gusta. ¿No te he ;1
EGISTO. Como gustes. (Caminando hacia las columas de la
dicho que hay que hacer la reVolución? (Pausa.)' ¿Por qué no izquierda.) En ese caso me voy ar cuarto de tu madre. Asf no
clamas? sa1Jré de la l,l~da, del, dia•.Estarán Jas cortinas echadas. (Sale:)
ELECTRA. Ya clamaré (Pausa.),Pcro ~cqcha, se.habla de que PEDAGOGO. Los monstruos se ~encuentran.;. (tf Eltttra.J.
142 la ciudad está llena de una clase de~ mujeres.. ¿Las conoces? Di.nlt; El~tra. llU padre no está en la ciudad? 143,
ELECTRA GARRIGO
VIRCIUO P~ERA
ELEC'fRA. (Empleiil alisar los. pelos de la cola. De 'Pronto se ELECTRA. Nada te debo. F:l' tema de la libertad no es un asunto
detiene; con la mano en, alto.) Escucha, Pedagogo: si te aliso la doméstico.
cola es sólo un hecho;· si tc.asesinara c;on este puñal (Esgrime el 1\GAMENÓN. ¿Y la familia? Si esta ciudad ha resistido dumnte
P,eíne a modo de purial.) seria nada más que otro hecho. ( P.ausa.), milenios a ·Jos enemigos, ha sido a causa de la unión entre las
¿He comprendido, Pedágógo? familias; las familias formando una inmens.'l_ familia.
PEDAGOGO. (Saliendo de escena con el paso que se supone ELECTRA. ¡Pura. retórica! Además, .llamas familia a tu propia
tenian los ce71tauros.) Has comprendido, Electr.t.• 1~ has com-. persona multiplicada. Somos parte de, tu mecanismo, debemos
preridi'do tbdo. funcionar scg(m tus movimientos.
Entra 1Jgamcnón. Tiene' sesenta años, pero aspecto robusto: Alto AGAI\,lENCN. <..Y la voz de la sanwe?
y majestuoso. Está en mangas de caml.sa.
ÉI.:ECT:RA. Frases, nada más que frases. Al final deberé oponer
AGAMENÓN. (Mirando hacia las columnas de la deru~ta por mi sangre a la tuya. j\>li sangre es un asunto mfo.
las que acaba de d~saparecer el Pedagogo.) Todavía. el Pedago-
go... AGAMENÓN. Electm.Garrigó: te repito que estás blasfemando.
De .mi s.'lngrc .saliste}~ a, mi s.'lngre tienes que volver.
ELECTRÁ..Por maestro me lo diste. Además, me complace. ELECTRA. Yo ten~ el valor.
AGAMENÓN. Está bien. Dejemos el Pcda~go. (Pa~a.) ¿~os-· AGAMENÓN. Sería inútil. Te hemos dado· una educación
pechas cuál puede ser el objeto de mi llamada?
ctisÚ~Jla..A~~más, ~u,i~.res 111á~ a tu p;t~re q1,1e ¡:t t!l~ t~qrl,a~.
ELECTRA. SI, Jos rumores de que el pretendiente te amenaza ELEcyRA. N.o _seas tan conriado. Se ,puede cambiar. A .v~cs
c;,cm raptarme. siento qu~ mí sangre corre más 9ue la ,tuya. Eníonccs...
ACAMENÓN. Ert efecto, no quiero que te rapte; no quiero que ~\GAMENÓN. (Persuasivo.) Tengo fe en tu cariño.
se case contigo.
ELEQTRA. (tlgitada.) .Pero puedo rcbelamlé.
ELEG''fRA. Si, no quieres que me c:;t$e, si no quieres que me
rapten, dim~ ¿qué quieres entonces ~~ mi? AGÁMENÓN. No lo hariis. (Pausa.) 1'Mira: ie digo: clsate con el
prctcndicrue, abandona el hogarl No lo harás, me quieres
AGAl\fENÓN. Quiero tu felicidad, Electra Gartigó. demasiado.
ELEC'fRA. Ño, Agamenón. Carrigó, quieres tu seguridad: ELEqTRA. (Volviirzdose al públic.o,) ¡Qh. o:ueldadl H5
144, (Pausa.) Adefuás, seria muy divertido.que me rnptaran. (Rle.)
\'IRCIUO PISER.A. ELECJ"R.A. CARRJCO
AGAMENÓN. (Volvibtdostt- hacia las columnas;) ¡Oh; riéccii• CLITEMNESTRA. (Confundida~) -¡Qqé dice51'... ¿Salvar a
dad! Orestes? Pero... ¿sah'arlo de qué? ¿Comra quién?
Entra· por la derecha Clitemt~CJtra Pl6. Cuarenta culos, hennosa ELECTRA. (Enigmática.) f:se es-mi secreto.
y alta. fliste ut1a bata morada.
CLITE~lNESTRA. (Furio~q. se, lanza cont~a El~ctra.) ¡,Mic;ptesl
GUTEMNESTRA. (Muy-agitádá.)·(Han visto a Orcste's? Tú no uencs secreto alguno. Orestcs est:i hbre·de todo peligro.
ELEétR.A. No. (Pausa.) ¿Has visto a Eg.isto? (Pausa, dubitativa.) ·si... Yo me •pregunto: ¿qué .le podrfu
succd~r? ¿Qqé... ? (Pausa.) ¡Ah, Orestes... l
AGAI\IENÓN'. Estás agitada, Clitcmncstrn Pla.
AGAMENÓN. Nada, ClitcmncstJn.Pia; nada le podrfa suceder.
CUTEMNESTRA~ Acabo dc.·prcsenciar desde mi ventana la Electm sólo quiere· decir que algo imprevisto, el azar... Por
muerte de un joven. ejemplo, un au,tolJI.óvil que pasa en 'd momento ·que Orcstcs
AGAMENÓN. ¿Cómo sucedió? cruza la calle. ·
CLITEMNF.STRA. (Rttton:imdo sus manos· llistéritamentc.)
CLITEMNES:l:"RA. Lo mató un sold.-1do de un b:llazo en la
¡Ah, Orcstcs, no cruces 1;¡ Q!)le... l
nuca. Dio un salto como buscando a'lgo en el aire, y cayó
sordamente de espaldas. (Pausa; suspirando.) Er.nnuthermoso. ELECIRA .. Orcstcs acabará por matarte.
ELECTRA. (Irónica.) No mC' explica tti terror. Siemprt· Cuiste CLITEMN~RA. Primero morirá tu padre..
una mujer valiente.· ¿No me has educado en el culto de la AGAl\JENÓN. ¿Sah~s mi destino?
sangre... ?
CLITEMNESTRA. No, pero conozco a tu hija.'Té'mñUirá dé un
CLUEMNESl:RA. ~Pensé en Orcs.le5•. ¡l)h, Qrestcsl dis&Usto, A¡pmcnón Garrigó,
AGAMENÓN. ¿Te imaginas a Orcstcs' con úna bala en la nuca? AGAMENÓN. (A Elcctra, ansiosamente.) ¿Me harlas .sufrir' al
CLITEMNESTRA. (Tapát~dole la boca.) ¡Calla! Cómo puedes punto de matarme, Electrn Garrigó?-
pensar tales cosas... ELEcTRA. (Elusiva.) Yo no me expondré nunca a las ruedas ~e
AGAMENÓN. Las pcnsastcs tü yti, ClitcmnéStrn Plá. un automóvil...
CLIT'EMNf~RA. Es verdad. Pero ml cariño me hace ver los CLITEMNESTRA. Pero te casarás con ese hombre qué tu padre
cuadros m:is sombríos: O restes expuesio al viento, Ores tés a ia detesta.
merced de las olas, O restes azotado por un ciclón, Orcstcs picado tJ.;ECTRA. (A Agamen6n, con burla.) ¿f:.sp te)1arla morir?
por los mosquitos...
AG,~MI;NÓN. (lngenuammtt.) Sf, eso me haria .morir.
ELECTRA. (Con soma.) Yo creo que una plandta de.ae:tro en la
nuca de Orestcs... · CLJT:EMNESTRA. (A Electra;) ¿Lo oyes; Electrn Garrigó? Si no
quieres ser .Ja causa del fullccinllcnto de tu ·padre, deberás
CUTEMNESTRA. Eres monstruosa. permanecer bajo cs~c tecllo,por el resto de tus dlas.
146 F.LF.CTRA. (Ambigua.) Trato de salvar a Orestes. Esoeuodo. Entra OrcstCJ. f'eit~ticinco atlo,s, muy llennoso .. En -camisa. '147
VlRCIUO PI~ERA ELECTRA CAIUUCO
CLITEMNJ;:STRA. Tus augurios son letra muerta. Serás tú: la pingüé, cúcam mácam útere Cuel (El doble se adelanta y pone su
que abandonarás muy ,pronto la casa )da. ciudad.. dedo bidice sobre el pecho del segundo mensajero.).¡Ah, t,riunfq
AGAMENON. Será Orestes, no Elcctra. tu versión! .Electro ha muerto de pa.Sión de áiti'mo. {Doble
pausa.) ¡V qué hago yo en el mundo, misero mortal, privado. de
(Se e.s(ucha el, raombre de Electra pdr el altopiu'lit'r1te.) la presencia de mi amada Electrai¡No, muera. yo al. puntoi¡Oh,
CLITEMN~. Digp Elec_tra, no Orestes. vida ·cruel, imploro de lamuerte el remedio a· todas mis"
desdichas! (Pausa.) Mas si: moriré yo también de pasión de
(Se escucha el nombre de O restes por el altoparlante.) ánimo. (El doble de Agarr¡enón s~ tiemk afec.tadamept~ .ett f.l
EU:CTRA. órestes. suelo.) ¡Va ~tál Un padre se dispone a .morir. (el doble de
Ag~m~6n :reriala a los 11J,~nsaj~ro~.) Contad hasta; cinco, Quiero'
ORESTES. Electra. dernostrilr a Cliteriu1ci~ ql_lé sólo ~ontan~o l1a~ta pnc;o, y qo
Salida de ·ambas hermanas; Eratr:an cuatro actores negras en ·e[ hasta diez; u·n padre jmédé mótir pcrfectarheiné.
#gt{lmte orden: las tres prinieras · trmfiáleroslk-Lt tnütil't' de La voz .de tfgamenó.n cue~Jta cada número lentamente. Los
Electra- se SJtuan 1unto aLa.s COfuiñnas (# &eclUJ..t.úslgüi~l m~n.spjeros hacen la. mímica. E.l doble. de.,fgo,!"et_J,Órl se po~e el.
iiüe "hará las vtces ele Agammón. Los nmuajeras' visten· de manto sobre la cabeza y adopta una actitud yacente.
sin>ientes. El que' ·hace de Agamm6n viste comil éste. Los
m:t:nsajeros llt:van largos rollos de papel. Agamen6rJ hace sucesiva- CLrÍ'EI\•INESTRA. (Camit~atuio hacia el cerltro de la escena.
mente la.s Ctiatro Voces. Los aétbrti negros la mímica. En el Po.seida de furor.) ¡El. desuno! ¡Todavfa el desúnol ¿Quién "a a
momento en que las attdres negros acaban de ocupar• sus sitios~ ganar? ¿Quién va a perder? ¡El destino lo dirá, el espantoso destino!
salm de nuevo Electra y Oresíes. La primera por ·1a columna de la ORESTES. (Se acerca a Clitemnestra.) ¿Qué quiere el destino
extrema. derecha; el segundo por la columna de la extrema contigo, Climnestra?
izql,lierda. Se colocan de espaldas al. jJúbli(o ..Agamenón da dos
palmada.s, Clitemnestra VJ.tt:lve a situarse de espaldas al. ptí.blico. ELECTRA. (Se acerca a Clitemnestra.) El destino quiere su
parte, pero niego que sea espantoso. El'desúno es sólo él déstihb.
AGAMENÓN. (Hacimdo la voz del primer mensajero.) ¡Se ha
recibido por radio ía noticia, dCJ, asesinato de ·la bella Electro AGAMENÓN. (Se acerca y se sitúa de espaldas a Clite11mestra.¡
Garrigó a manos del pretendiente!' ¿Quién de nosotTQs e~ el d~tino?
~ ÁGAME~ÓN. (Haciendo la voz del segundo mensajero.) A Desde este momento ha.sta el final del acto los cuatro actores
causa. de, la negativa de su padre a desposarla con el pf~:tendfeme, permanecerán completammte rfgídos, con 1a.s mar~os hacia
hoy murió de pasión de ánimo .la bella Electra Garrigó. abajo :v los purlos cerradas~
~GAMENÓN. (Haciendo la voz del tcrc~ m,~jero.) ;¡Por CLITEMNF..STRA. Yo.
abandono del pretendiente hoy se suicidó lá bel~ ·mcetra
Garpgól ELECI'RA. ¡Mentira!
AGAMENÓN. (Haciendo la voz qel doble, que tiene la mano AGAMENÓN. ¿Quién de nosotro.s cs. el Destino?
apoyada· en la sien.) Tres versiones de la muerte de Electm..
(Pausa.) Lo echaré a la suerte. (t.'Té!oble seriala con el dedo a los ORESTES. ¿Eiectm es el. Destino?,
154 mensajeros mientraN1gamcnón"va diciendo.) ¡Tin m:irfn de dos CLITEI\lNESTRA. ¡Atrás, perral 155·
1
1
l
ELECTRA CARRICO
VIRCIUO PIRERA
giraréis eternamente como la parte de un todo que no se CLIIEMNESTRA. (Con afecuui6n.) No por el momento,
• 1 uerido Egisto, (icl amigo de esta casa. No, no \'engo a efectuar·
compadece· nunca de si mismo. IAqul, venid: más l}ojas, y
rambién troncos, C:lbczas, plumas, lianas, ralees de la luz! La r~elación alguna. Vengo sencillamente a informa( a Electra de
sangre que va a derramarse producirá un sonido frio al chocar lo que ya sabe toda la ciudad.
con las últimas resisiencias-·dc la piedad. (Pausa.) Electrn \":1 a ELECTRA. (Sin curiosidad:) ¿Qué sabe tooa la'.ciudad?
suprimir la linea divisoria. ¡Hecho! No ha)' que nbrir los ojos,
las formas son· ahora millones de ojos emrelazados que se CLITEMNESTRA. (Fingimdo indiJere11cia.) El pretendiente se
contemplan ·unas n las otras.. ¿Tiené la luz necesidad de verse? suicidó esta tarde a las. tres. T®os Jos vendedores de periódicos de la
¿Ve· la luz a algo, ·a alguien? Sus consecuencias se vuelcan, ·tomó edición nocturna lo pregonan por las calles. ¿No Jos CSOldl:lStes?
las inútiles 'Erinnias, eri Clitemnesun Pla y ·en Agamcnóñ ELECTRA. (Ensimismada.) Es· el primero que parte. (A :Cliltm·
Garrigó. (Doble pausa.) ¡Oh, por fin sé que me llátnó 'Eiécttal nestra.) No tengo necesidad de los vendedores de periódicos para.
Soy la que conoce la cantidad exacta de los nombréS. Yo, la que saber la definitiva suerte del ;pretendiente. Además, no me importa
·procede friamente con hechos. ¿Qué ine pódría penetrar?' ¿Qué esa muL'TtC. Es el primero Clue parteí le· ~ir'.m algunos máS.
podría henderme o atravesarme? La misma mano que enlram
C~rrEl\.INESTRA~ Tu padre celebro esa muerte ruidosamente.
por el lado derecho l;ncoqtraria su mano en· el lado izquierdo.
Nadie me toque, porque se engañaria:·no dejaré la mejor huella·, El patio ~~tra.l está pobl¡¡do de botellas rotas.
ni el rastro rn:is poético, porque no compongo clegfas ni ·veo ELECTRA. Pero, Agamenón, ¿está borrad10?
pasar a los amantes. (Pausa.) Es a vosotros, no-dioses que os
~CISTO. Se h¡¡ t9ma~o dqs cajas de cerveza. Sabes que es de
digo:. ¡yo soy la indivinidad, abridmc p.1.sol (Al concluir el
gener9sa garganta,
t!10n6logo UtJ golpe de'vimto !lace ondular el vestido ae El tetra.
Electra Per:mar~cce rfgida.) ELECTRA. (Pmsativa.) Asi. sufrirla menos ...
:~C{$TO. (entra st:guido de Clitemnestra.) 1Abridle. paso, siy CLITEMNFSTRA. (Agarrárufola·por los brazosJ ¿Qué quieres decir?
abrid paso a la diyina Electral (l.e toma la matlo a Elcctra y-se la ELECTRA. Nada.
besa.) ¿Hablas terminado ya, Electra? ¿Es con esa frase -¡Abrid·
me paso!-. que lo dedas todo? (Pausa.) ¡Vamos, ánimo... ! La ECISTO. Y ahora, ¿qué vas a h~cer, pobre Elf!c;ir;l? iNo cm el
próxima: vez lC s::\ldn'l mejor. (ti Clitemnestra.) Scr.i una gran pretendiente tu suprema espcmnza?
actriz. ELECTRA. Nunca hay una su¡?rcma esperanza. En cambio, me
CLJTEMNESTRA. (Cogier1do la ba~biila de Eiccira.) Es ya una quedaré en esta casa por el·resto de mis d[as.
gran actriz. VIve en ,el mundo sóto· para representar. Tengo lá CU'f.El\!N~~~- (Mirandp a.Egisto.) ~o qo te a~il;n!a. 'Eres
certeza de que nada siente. Lo que ella. nos presenta es su vaciado muy joven y otros te preten4erán. El mundo. está lleno de
en yeso. (Pausa.) ¡En cuanto a mi 1 confieso que prefiero la vida hombres hermosos.
misma! ¡Todo lo tengo en la. punta dé los senos! ¿No sóy yo,
Clitemnestrn Pla, la de sibilinos senos? EL~CTRA. Nada me interesan.
:ECISTO. Querida amiga, ¿van tus senos a comunicarnos ECISTO. ¿Qué maquina tu padre? .El pretendiente acaba de
160 alguna .revelación? suicidarse, porque Agamenón se negaba obsúnadamente,a darle 161
\'IRGlUO Pl~ERA EU:CTRA. GARRJGO.
tu mano. ¿Es que pretenderá que estés con él tcidá lá ''idá?'.(A AGAME.!"':ÓN. Eres de reducido humorismo, Clitcmneslrn Pla. ¿Es
Clitemne.stra.) ¿No piensas como yd; Clitemnc:sr.rn Pla? que nunca podrás comemplanne.cn el papeJ de Agaroenón; rey cJe.
ELECTRA. Ya dije que mi desti"nq es quedann~aqul. Creo que Micenas)' Argos; de la. familia de los Atridas, hermano de Merielao,
no lu¡.y necesidad de la socorrida metáfora del capitán que se sacrifícador de lfigmia, jefe de'los Aqueos? (Doble pausa, dirige la.
hunde con su barco... Y yo, mc.!)undiré con esta casa. Me quedo,. viJm a lo alto.) He querido oscuramente una vida heroica, y soy
sólo un Inugués bien alimenutdo.: (St~plicante.) ¡Pero, dt'Cidmc, os
y esto debe ba,star.
EGISTO, (A Clitemnestra.) ¿Te agrada, .Clitemnc:sr.rn Pla, .la
suplico, dccidinel ¿Cuál es.rni.,-erdadcm trn~'dia? ¡Porque yo debo
lCiler una tragedia como todos 'los humanos, una trage-dia. que
j
idea de una. vestal bajo tu techo? cumplir, y se me escapa su conOCÍmientol
CLITE.J\tNESTRA. Confieso que. no•. (A Electra.) No cejaré EGISTO. (Irónico.) Parece que la cen·eza le ot~nga el. tono épico.
hasta cnconr.rnrtc. otio prétendict'ue.. (A Agamt'716'1.) No tienes tragedia que cumplir. Eres Uf! padre
feliz que se diviene ·improvisando placenteras· comedias; un•
Entra Agamtm6tl, remetúmdd con sábann.s y una palangana él
padre· .fun feliz que -se aiavia con sábanas Y' palanganas...
traje y el casco de un jefe griego. Está boTTacho, pero :Se comporta
(Dándole golp~citQ~ en la espalcJ4.) tAnda, Vf-!, Agamenón de.
dignamente.
Cuba; anda: ve, y échate or.rn caja de ~rv~J. Quiw ¡¡s( descif~cs
AGAMENÓN. (t!van.umdo hacia los tus personajes.) La cruel· el secreto·de lu vida.
dad de un dios es infinita. Si agrado a Mcr¡;urio con libaciones,
J~GA_M'~N,óN. (ttlf]ándose majes,tuosam.er1t~.) JÜna uag~ial
desagrado ti Júpiter con mis caba.llos. Mercurio m.e reco~pcnsa, Yo vtvo una r.rngedm f'Se me escapa ~1J.cqn.~tmtcntq. (tl rmtt~d
con ·uná nueva feliz: la muerte del' pretcndieníe. (A El,utra.J de camino se detiene; a Electra.) Adiós, amada Electra, voy a
¿Sabes ya, querida Elecr.rn, que tu pretendieníc marchó al' sumetgitm<; en el suei}b. (.Llega á ·(qs ~olumna.S.) YO' Vivo· úna·
Averno?
r.rn~dia, ~~1.uerrfa alguno hacérmela ~qnc;x:c.r? (l)esal?areceJ
CLITEMNESTRA. (.Y qué' te-ofrece Júpiter, Agamenón Garri_,, EGISTO~·(A Glitemnestra, ci'licamcnle.)Casta' Clitenmcstrn, te
gó? demaJ;tdo: ¿s0~tenemqs ilegales relaciones, vi:vimos alguna adúl-
AGAMENÓN. (Golpeándose la frente.) ¡Los cuernos de su toro! tera p;¡sión? ·
Me eres infiel, Clitemnesr.rn Pla. CLITEMNEs~tRA. Tal cosa te iba a. preguntar, cabalieroso
EGIS"I:'P, (At~TToriwdo, pero fitlgimdo.) ¿Y por quién. te. Eg'i~io·, fiel amigo de todos los maridos, leal compafiero de todas·
abandona Clitemnestrn, valiente Agamenón? · las casadas: ¿sostienes illcitas relaciones?
AGAMENÓN. (Poniendo su fndice m el pecho de ~gisto.) ¡P~r ELECTRA. (Darrdo la vuella a Clitemni:stra.) No·vco el pcca'do,·
ti, Egistol Sé que duermes con Clitcmnestrn, mi mujer, hija ~e, Clitemnestra Pla. Te· gusta Egisto· Don, te acuestas: c:on Egisto
Tíndaro y de Leda, esposa de Agamcnón, madre de Elecr.rn y Don. Es muy sencillo.
Orcstcs, de lfigcnia y Crisotemis. CLITEI\·JNESTR:t\. ¿Cómo pUedes süponer: .. ? ¿Esuís borr.tdta
CLITEMNESTRA. Nos ofendes, Agamenón Garrigó. Mas te lo como tu :padre?
pérdonamos en obsequió a tu ~or:rachera. Soy Clitemncstrn Pla,. ELECTRA. Lb sé todo; rio comprendo· tu simulación. SCHa
162 la siempre C3$ta. inútil. Sabes qüe &oy valerosa. f63'
VIRGILIO PI~ERA
ELECTRA CARRIGO
CLITEI\INESTRA. (Palmoteando.) .¡Si, que vi val (P(Jusa.) Perq, CLITEI\INESTRA, pe~q. Elec.tra ... ¿debe morir realmente hoy
decidme: ¿cuál de nosotros es la necesidad? mismo~
ELECTltA. Tú, Clitcmnesua, J.>la. 1;ú eres por ahora la necesi- ELECTRA. Si, Glitcnmestra, •hoy mismo. Sus Jlag-.ts amenazan
dad. No pierdas la ocasión. con una epidemia. Además, es Ceo. Debe mórir lioy mismo.
CLITEMNESTRA. (Apoyándose en Egisto, con la mano m la CL(TEMNESTRA. No, te engañas, Electra. No está tan .enfer·
frente.) ¿Soy yo ahora la f!Cccsidad? tAh, Orcs~r::s. amado hijo• mo, Podría tirar todavh:i algún tiempo...
mfol, ¿soy yo la necesidad?
ELECI'RA. Debe morir hoy mismo.
QRES':(ES~ ¿CQmo puedo saberlo, Clitemnestra, si:yo no sé qué•
164 cosa. es esa necesidad que usted~ propalan? (Al Pedagogo.) CLITEMNESTRA,. (Mirando a Ele~tt.a con insistencia.)• Pon me
el: manto, Elect.rn. 165
ELF.CTRA CARRICO
VIRCILIO PlRERA.
ELECTRA. Obrar.
ELEGTRA~ (Quitándose d c!Jal' se lo coloca eu la cabeza a
C#le.1J1.uc.stxa.) ¡Adelame, Clitemnestral CLITEMNESTRA. (Girando de nuevo.) SI, obrar, obrar rápida·
~ente. (Gritando.) 1Egisto, Egistol (Aparece eratre las dos
CLITEMNESTRA. (EmpiWJ. a dar vueltas con las manos columnas cmtrales la sombra gigantesca de ura gallo.) ¡Hermoso
: extmdicfas, como en el juego Q(! la g4/li11a ciega. La luz. .,se va gallo blanco, hermoso gallo madto: acude! ¡Hoy 71 el día de la
11 .apagar1do.) ¡Sf. no hay dudhl El g;JI,Io yiejR de,be morir hO)• sangrel (La sombra se mueve grotescar!Jente. Clztemraesl~a. se
mism9, Una mano fuerte debe estrangularlo; uen~ el cuello qllita el chal. Corre hacia la. sombra.) ¡Egmo, a él, al gallo vteJol
duro, tem~ que .mis ¡:,rallinas no puedan rcn:tflt~ul9 RJ).icotazos. ¡Al gallo negro! ¡IJoy debe ptorirl ¡Si, Egisto, rcmátalo con tus
¿Fui yo sibila al bautizar a mi gallo con el JlOmbre .de espolon~l (Golpe~ l(J. sombra.) ¡Al gallo viejo, al gallo negro!
Agameríón? (Pausa.) Agamenón, g<tllo viejo, debes mori'r hoy (I:A so11fbr~ d¡;saparue. Clitem~eslra sale por las colllmraas
mismo. Aca~afill$ sabiendo mis. amores con. Egisto. Don. (Rfe a gritando.) ¡Al gallo viejo. Al gallo negro!
carcajadas.) Pcro,,¿qué diablos estoy diciendo? ¿Cómo puede un
J:,rallo saber de relaciones ilicitas emre humanos? ¿Ni qué CORO. la muerte su fuerte rayp 1
•importa? ·(Vuelve a ·reír.) Pero, es tan celoso... ·Con la madre)' hacia Agamenón djrige,.
con la hija. (Pausa, comienza a subir la voz.) Yo lo comprendo: y ya Clitemnestra inflige
'ha sidp dura me aiios, rey del gallinero, y aJtpra se ye desplar.ado con su amfmte destrili:tot,
.por u.~;~ gallo magnifico. (]>alisa.) ¿Será este gallc;> magnifico el de sábanas el rumor
'verdugo que necesitan mis gallinas? ¡Oh, dejadme declararlo: es sobre su ruello envolviendo,
ün gnllo de noble estampa'! Cuando me besa, siento gue como serpiente cayendo
desfallezcó de embriaguez. (Rfe convulsitiam·ente.) ¡Que tonterías en medio de tanto horror.
'estoy diciendo! (CQIJ\O PL!ede un. pico besar unos 'ªbios? Ya una muerte sobrevino,
Además, comparado conmigq, un gallo. es tan pequeño... ¿y ya un ejemplo. se propone,.
cómo podrfan sus plumas pegarse a. mi carne? (Pausa. Muy ya un padre no se interpone,
seria.) Y toda la razón está de mi parte. Me refiero, claro está, al de una hija en elcmnino.
gallo viejo. Es intolerante, abüsador, me ha her.ho sufrir. Por El espantoso destino
otra parte, sabréis que con este maldito designio de guardar a su echÓ en la noche su suerte,
hija perpetuamente en el corral entorpe~ l:;t ~t.¡e_na ma~dta de y la. blanqufsíma muerte
inis amores con Egisto. (Parl.Sa.) Si, corí Egisfo: no tengo por qué entre sábana!! advinQ.
ocultarlo. (Sube más la voz.) ¡Aquí hace falta una limpieza de
sangre! Es p~ciso que este gallo viejo muera hoy misnto. Soy Óyc~ Clitcmnestra infiel, \
una .infeliz mujer gue no pJ.le.dC disfrulllr .de su amante, a ca4sa esta ·canción·agorera,
de un gallo viejo, paticojo, encorvado, picado de virue.las, por,quc tam'bién a tÍ, ,ar\era,
renegrido, ronco y maloliente. (Da dos vtteltas.) Asi, este girar en tu. egofsmo de madre
me anima. Lo veo todo rojo. Me da fuerzas.¡Fuerzas, venid! Una le pasará lo que a,l padre .
pobre mujer pide solamente que aparu;p d~ s.us .hermosos ojps de una, hijá ftlá y .certcrá.
ese horrpr que es un gallo viejo. (Con voz atronadora.) ¡El gallo
joven,. el gallo·~macho: que venga en socorro de ·una hermosa 167
,166 mujerl (A Electra.) ¿Qué debo hacer, Elcctra, qué debo hacer?
ELECTRA GARRIGO
AcrO TERCERO
ORESTES. (Como hablando cons,igo mismo.) ¡Tenia dura la
vida el l?llo viejol
PEDAGOGO. Yo mismo estaba asombrado. Según mis cálculos,
el terror le producirla· un colapso. 1>eto no fúe asi. (Pat'Lsa.) A
propósito: ¿obser\'aste qué habillsimo juegó de dedos tiene:
Egisto para estrangular?
ORF.ste5. Estoy contigo. Parúó el' ctiello del ave con sólo doS'
dedos. Aunque, te confieso, el C!Jetlo de un ave nunca. ofrece, esto
CORO. Ya contemplaste, ¡oh, ciudad! creo, la resistencia de un cuello hurrtano.
de In muerte el ala oscura, PED~\GOCO,(Lt'Vanlando una mano.).¡ Pero no, Orestes, no se
cubrir con su sombra dura trata, en este caso, de una Iúerza mayofl que ·opone una
de un padre la honda iinpi~~. resistencia igualmente ¡páx.ima. No se trata, repito, del material
Asunto de sanidad, resistente que Informa. a ~sa fuerza. A t'o güe me refiero~ muy
salvación de dos hermanos, concretamente, es a la habilidad ae lós dedos de' Egisto. No
rápido juego de manos habrla requerido mayor cantidad de fuerza pa.rtJ. esU'angúlar a u1i
.libertando a una ciudad. hombre; por ejemplo, a tu padre, que úene cuello de :toro.
Mas todavla la muerte ORES,fES. ~(e confieso, fcd.~gogo, que. me sentl; fascinadq
no ha cesado en sus clamores, cuando Égisto partió tan delicadamente el cuello del a\'e.
la muerte quiere fulgores¡ PEDJ~GOCO. ¡Y qué decir del elegante movimiento del pañueJo
luces, rayos en su pé~ho, sobre )a.cabeza qel ~11irrtall Para evitar una larga.agonla puso su
y a Clitemnestra en su lecho pañuelo, y la yida se extinguió dC un golpe. (Pausa.) Tengo la
pronto verá entre dolo~. absoluta certeza de que el pobre; gallo se lo agradeció.
La misma dccor(lci6n de los actos anteriores. Onico cambio: O RESTES. He oido decir a c;litemnestra que Egisto viajó'por la
puerta cerrada izquierda. Marco de puerta derecha; Luz amarilla :India en .su jiJYCIJJ!~d.
intensa. Acción por la noche. Salen, Ore~lt;s. y d, Pedagogo. PEDAGOGO. ¡No, no, no, Orestesl Nada de pesqufsas, ·ni una
ORESTES. (Riendo.) Perdona la insistencia, Pedagogo, pero la. gota qé Scontland Yard. Egisto es un consumado estrangulador.
nocturna muerte del gallo viejo me ha dejado en una situación Eso es todo.
bastante maravillosa. ORESTES. ¡Pues si por eso mismo te lo digo, Heda:gogol 1\lc
PEDAGOGO. Nada te reprocho, Orestes. Me complace \'ertc gustarla conocer tal arte. Quizás Clitemnes~ me. ~eje partir si
saúsfecho. Además, compruebo, que al menos; algo te ha. sabe que me atrae la India )' sus estranguladores. '
168 maravillado. Es un !Juen slntoma. PEDAGOGO. Y qué, ¿Glitcmnesun Pla eonoce las artes de la
estrangulación, ha viajado, ella timibién, por la India? ·169
VIRGIUQ I'I~F.RJ\ EU:CTRA GARRIGO
ORESTES.¡Oh, no, en_modo:algunol Pero tiene ral admiración es [ecunda autora de tragedias, no. oses contradccir\a; si un
por Egisto... Egisto es para ella la suma de todos
LOS,
los
conóclmien,
- .... ,
hombre te afirma .que ~ consumado. a;ítico, secúndalo en, su
mentira, Se traía, no lo olvides, de llna dudad en la que. tooo el
! mundo quiere ser engañ'ado. r
P.I!.qAGOGO. Y de.t~os Jos trucos. ~ por eso f:IUC jam:is)1~
pqq_1po saber lo que p1ensa. Es. un consum¡¡do ~of.~ra d,e sal~n. ORESTES. La palabra es panir. Pero, ¿cómc;> paitir? (Pau'Sa.
Mira su reloj.) L.·u once. Me voy a la cama: Me espeta -el
O RESTES. Igual me sucede a mf. No importa lo que dice, sino
gimnasio a las seis.
cómo:lo dice. Es el mejor "dccor:;¡dqr" d.~ tpda Ja ciudad.
PEDAGOGO. -¿El gimnasio... , Orestes?
PEDAGOGO: ¡Y Clitémnestra Pla es tan dccorati\'al
'O RESTES. (Desde la$ columnas.) Es cierto, Pedagogo, pero la
ORESTES. ¡Pues claro! No sé ya por qué medios arrancar a mi ·costumbre es la niás feroz de las diosas. Y'yo, Pedagogo, ~podré
ma:dte el. corisemimicnto'dc mi viaje. Y tengo la seguridad que si reb3.5<1r algún dia estas hostiles columnas en busca del mar
E~isto me enseña su ciencia, Clitemnestm cedería.
océano?
rEDAGOGO. jamás té .la enseñará. Los ilusioni'sias nunca
a
descubren sus. ilusiones. Primero te cnsciiárfa i!stranguiar:
En el momeiltó'quti Ortstes vá á salir, es dettnido por Clitemn~·
tra que entra acompariada de Egisto. Viste una bata. negra con
ORESTiES. .Algo que .tú. no me; has.enscilado,. y lo que es pcar1 .adornos de plata en la cintura y en la, cabeza. Sobre el smq un
que no podrás enseñarme. (Paus~.) En nuestra .dudad. Jos marpacífiéo rojo. Egisto viste. de blar~co.
~mnast;as y los J>;trlanchines forman la casta supenor. '( no
cu:rEMNE,STRA. (Acercándose.al Pedagogo.) l:fe abru~aba1
cu.cn'to las ~~1_11as disimuladas bajd la ropa. Cori tu ciencia •. ni yo no CeS cjertó, Pedagogo, ron SÜ eterna canúnela de la partitL-.? {tl
m1smo podria estrangularme.
Ore.Stes.) EYc5 úii miiclmclio malcriado.- (Pausa.) Oye: ¿ignoras
P'f:DAGóCO. !Uno mana virtud y nQ sa.ngre, como la fuente ·que la vida empieza de esas columnas hacia. acá? Lo que hay
mana ·agua y no vino, aunque los Egistos digan otra cosa. detrás de ellas es- la muerte y la descomposición.
{Pausa.) Esta noble ciudad úene dos piojos enormes en su
PEDACOCO. (A drt!Stes, con intimci6n.J Tu madre dice la
cabeza: el matriarcado de sus mujeres y• el machismo de' ·sus verdad; Oresíes. Detrás·de·esas columas .esutclocéano, y, p<>r el
hombres.
mo'mentó;, ;se. m~estra tan ,incierto como aquel que -esirelíó a
O RESTES. P.ero, al menos, puedes,. cuando· ofenden tu panc•de Ódi~~o Ó>ntra las playas de la divin~ C.-.lipso. (Volviérttiose .a
In¡ mano, meterte. bajo ,tu caballo... Egisto, alzn una. mano como salu(umdo.) ¡Salud a ti, estrang_ula·
dor de gallos! No te digo que Esculapio te esté reconocido, pues
.PEDAGOGO: Entonces ~e apalean la parte de caballo~ (Pausa.)
No, no hay salida posible. ;le' sacrificaste un gallo enfermo.
CLITEMNESTRA. (Riendo a carcajadas.) ¡Vic}o, p:ukojp,
ORESTES. Queda el sofisma...
ronco y rnalolientel U.na mcm cuestión sanitaria, como nos dijo
PEDAGdGO. Es cieno. En ciudad tá-n cnvánécida como ésta, de Electra. (Redoblancio·la.s carcajadas.) ¡Una·mcra cuestión sanita•
hazañ;,~s que• nunca se realizaron, de monumentos que jamás se riai¡Ahom somos, tan felices ... ! (Caminando por la escena.) Que
erigieron, de virJudes que nadie pracúca, el sofisma es :~1_ atma este ·palacio se ilene dc!'felicidad y de flores rojas, cbmo.ésta que
170 por e.xcclcnci~ Si alguna de las mujeres .sabias te dijera qu~ e Ha 1
mi pecho exalta. La sanidad ha tomado posesión de esta casa, y 171
L
EU:Cl'RA CARRICO
todo lo reo. todo lo raro, debe desaparecer. (Pardndose junto a ORESI:ES. {St:r1alando a Clittmtnestrn.) ¡Ahf la tienen: ahf
Orestes.) ¿Sabes que Agamenón partió anoche? tienen a la gallina madre! (Pon~ stt.S dedos Ptllgar e Sndice en~~
cuello de Clittmtn~stra.) ¿Es qu~ no puedo cstmngular, Clitem-
ORI::s"n:s. ¿Por esas columnas, rumbo al cx:éano... ? nestra Pla, tu cuello con estos dos d(-dos?
CLITE!VINt:STRA. Rumbo al océano ... Ningún morll;l! po<.IJ:ia CLITEMNESTRJ~ •. (Un,1a ~ ~or:, se q!Jilª los d~dos d~l
decir sj regresará o no. cuello.) ¡Apartai¡No moriré estranguladai¡No mQriré estrangu-
O RESTES. l\le parece exceleme la decisión de mi padre. ¿No es lada! ·
el más imponante de los dos miembros de tal .ccuacióJl, e.J PEDAGOGO. ¿Quién habla de morir, scí\ora?
primero, esto ~. la partida?
CI.ITEM~ESTRA. (R~fug~dndos~ en los ~rtUOs de Egisto.)
CLITEMNESTRA. Pero~ partida signifimla mucnc. (Pausa.) Orestes, hijo mio, ¿proyectás estrangularme?
No pa.rtirás.
ORESTES. No, Clitemncstra, aían no he viajado por la India ...
ORESTES. (Fit~gimdo.) Nadie habla de partir, Clitemnestra (Pausa.) En todo caso seria Egisto el indicado..(Pausa.) (.~O has
Pla. Y si se hablara de partir seria, cxclusivameme, hacia la reparado que su brazo rodea tu cuello?
India ...
cu;r,El\tNES':r~ . .(Aparta fOn violtmcia el brazo de Egisto al.
CLITEMNESTRA. No veo que la India te evite los peligros de rnisr~10 #c~npp q,ue se protege el cuello. con ambas. manos. Mira
Australia. fijamente a Egisto, quien s~ h~ quedado con la mano tm alto
formando ar1illo con d pulgar y el índic~.) ¿Tú también, Egisto?
ORESTES. Nq, 1>9"9 m~ enseiiaria.a estrangular. (A Eglstq.)¿f'Jo No soy una muchacha de Marsella, no soy una gallina ·vieja .•.
aprendiste tú, 'Egist(), .~1 arte dt; la c.mangulación en· la ~~~ia? Soy tu ... (Pausa.) Perdonad, ya estoy completamente histérica.
EGISTO., .M u)' cierto: hace años, •vientos adversos empujaron Contáis tales cp~. (Se actrr~~~ ~1, Pedagogo.) Dccidles, Pedagogo,
mis naves hacia Calcula. Un mes me bastó para aprender ñ que morir.é en !lli l~cl.w.
estrangular elegantemente con los diez dedos de la mano. PEDAGOGO. No soy augur,. Clitemncstra: Pla, (Mostrando la
fEDAGOGO. Asf· es: ·se procedé ·según la escala ascedente. Dos cola.) Esta cola tlice muy por lo claro ·que soy un Cenmuro. Mi
dedos para aves de torral·-'"por ejemplo, gallos; cinco dedos para oficio es cnseiiar, no profetizar. 'Me pagas, )' meto mi ciencia en
un conejo o 'un majá; fiil<)lrfientc, diez dedos para un set la cabeza de tus hijos.
humano. CLITEMNESTRA. Entonces, ¿quién va a profetizar mi suerte?
ORES:fES. ¡Un momento, Pedagogo, uq momento! Niego que CORO. No prcgiintes, ClitemncsliCI,
para el cuello afinado de una mujer se requieran los diez dedos por tu muerte o por tu vida,
de la mano. tu cuello no tendrá herida
EGISTO. Orcstes tiene razón. He visto citrimgular eh. Marsella de la vida en la palcslr.l.
a: 1,1na mujer con sólo dos dedos. Verdad que la yugular de No preguntes, Clitemneslr.l,
aq).lella muchacha no cm mayor que la yugulaJ"de.una gallina qué te reserva el destino:
172 IJl:ldrc. tu vida tiene un camino 173
VIRGILIO Pl~ERA
EllC'J'RA CARRJC()·
'hacia
Mujer~
una inuctte espantosa.
es negra
tu rosa:
la que a tu maldad convirl'o.
) para la lección de apatfa. (Ya en las tolumñás.) i.Véndf4s a
reunirte con nosotros? Electro te busca ruiliemememe. (Sale.)·
Ores(e~. du,rant~ ~! parl(l.",l,ento ,Jt:IJ?~dagogo, se ha. recot~centra
PEDAGOGO. Divina Clitcrnncsua: yo, como siempre, me lam do arin más..De pronto corre i~11fJ.ul.sivatnmte /lacia la p{imera
ías manos ... (/-late el gesto de lavarse 'las manos.) cp1~Jmn~ d,e la dere.cl~a,.Qe.al(lllarna .atlgust~osamet!tf! p.Eiectra.
CLITE.MNESTRA. Con tal que no las pongas sobre mi cuello... Repít~ ~/llamamiento f!" el resto .de lOf colunmas. En la última,
($e vuelve a tapar' d hit:llo con las manos.) quedq ret;ostado <o~ ltJ.S' manos' atrds. La luz. se~ hace muy tenue.
Doble pq~a.
ECISTO. (Quita a Ciltmme.stra las manos dt:l cuello.) ¡Cuidado,
divina 'CIÍtemnestrnl Podrl~s esuangtllatte ci,m tus propias· O RESTES. Electro no \'endrá El problema es és'te: 'Eiect.rtr rió
manos. vendrá. (Pat~Sa.) Pero analicemos: primero láS parteS, Electra no
\~ndrá, yo no partiré, el 'pi'etendiente.'lía m'ucrto, Aganfcnóñ.lta
ORESTES. (Como profetizando.) Clitemncstra Pla h9 morl'rá muerto, Clitemnestra teme morir. (Pausa.) AHora él todo;
estrangulada. · (A banciot1a la columna 1 da dos o tres /fáSos·por la ~scmá.}'Es eJ
todo lo que se me escapa... (Parisa,) ¿Qúé reládón existe entre la
CLITEI\•INESTRA. (Abrazando a Orestes.) ¡Ah, hij 0 mio, Ores-
muerte de Agamcnón }' el 'temor de Clitemnesua? Y a su· vez:
les, pasión de mi vídal ü'l)a madre atríbulada té agradece tal
¿qué tiene que ver Clitcmnestra' con la muerte de Agám~nón? Y
declaración. (Pawti a todos.? ¿Lo habéis oido? Mi amado·Orcs'tes. en directa relación con esto 't'tltimo, ¿a causa de qué, Clitemnes-
asegura que rio moriré estrangulada.
tra, que siente ese i'ndecibJe· horror por Electta, propicia lá
ORESTES. No te. regocijes coh excc5ó, Cliíemnestra Pla. Quedan muerte de Agamenón? Esto ser[a dejar a Electra dticña de sil
funías muertes todav[a.. ~ voluntad. (Pausa.) Pero, consccuememente, ¿qué tfen·e que 'vet
Electra con la muerte de Agamenón?· ¿Acn.so el pretendiente? No,
CLITEMNESTRA. (Furiosa.} ¡Escuchad: quiero vivir eterna- .Eicctra no formarfa laboriosas intrigas por pretendientes más o
mente, quiero ser inmortal! No acepto ninguna muerte, trágii:a menos.•• (Patua.) I·Iagamos combinaciones: ¿un odio éxi:ésivo dé
o. no. (Pawa.) Bueno, a lo .sumo aceP.tarla morirme, .pero muy Electro a causa de lln amor excesivo de Ag:1mcnón? ¿Un a·mór
vieja, y en mi lecho. (..1.Egist0 .) ¡Vamos Eglstol Mi bfl!jo me dirá excesivo de Electro a causa de uri odio excesivo de Agamertón?
lo que ninguno de-ustcdc;s pu~e predecirme. (Empieza a salir, (Pausa.)' En. cambos casos, un amor excesivo otorga, al a:nior o ál.
:ya m las .columnas,_ se detiene, a O restes.) ¡Orestes, no ~ces ... odio excesivo·que provoca, annas de exterminio. (Pausa¡) J>ero,
No cruces... (Salen.) Elcctra, ¿amaba u odiaba a Agamen·ón Garrigó? ¿Y si: Elct:tra ni
ORESTES. (..tbsorto en sw pensamientos, al Pedagogo.) ¿Qué. amaba ni odiaba a Agamenón Garrigó? ( Pausa.)'Pero en ton tes...
dijo? ¿qué objeto tendtla su ¡xmicipación en ln· muerte de nuestro
padre? ¿Socorrer a Clitemncstr.i Pla? Esto me lleva a una nueva
PEDAGOGO. Que no cruzaras... cuestión: si Agamcnón G:migó ·era un• perfecto marido par.i·
O RESTES. ¿Que no cru~ ... ? _¿Q.ué? Clitemncstra Pla( ¿qué interés podia mover a mi madre eri
propiciar la muerte de mi padre? ¿Estimarla que con ello
PEDAGOGO. Parece que las columnas... (Camina. hacia las cnlutarla el alma de Electra?· ¿O pensarla que la muerte de
174 columnas.) Yo, por mi parte, voy a cruzarlas. Me espero Electra ;\gamenón iba -a facilitar a Electra el abandono del hogar?· 175
VlRCIUO l'l,SI;:RI\
ELECTRA' CARRJCO
176
es.ta parte, de. mi que se ·me opone, y "na vez. consc.."guida esta
meta, procurar la otra_, es decir; suprjroir .a Clitemnestra Pla.
E~~C]'RA. Los somctla. a una prueba que no puede fallár.
ELEC'1"RA. Como la esfinge, propon(a yo a1 presunto Orestes ORESTES. (Con ansit'dad.) ¿Dchn '"· Elcctra, .estrangular a
una ~estión. Su recta respuesta era la prueba del ver'dádcro Clitcmnestra?
Orestes; ~11~ Tf!Spues~ equivocada valla la muc;rtc al impostor.
.ELEcrkr\. No, tal cosa seria i111u.u a Egisto. Clitemnestra
ORESTES. En verdad; una prueba acerba. (Pausa.) ¿Y se morirá envenenada
_,J¡...i-;"="
_ _r"f"' ____
con su fruta éa\'orita. ..,...._......_ .....,.._
arriesgaban a ella?
O RESTES • .JLa frutabombal
ELECTRA. Si,, extranjero. ( ..-. curiosi(l'id pued~ m:is que ia . ..... --·
ELECTRA. E~acto: en el momcmo oportuno .le .brindanfs una
muerte. Y en verdad, ¿no sent(an ellos oscuramente que a'lgo les
tajada. La comerá sin vacilar. Tiene ciega confianza en ·ti.
tocaba del. verdadero Orestes? ¿Algo que, ron extraña obstina~
ción, permaneda sin revelarse? ORES'.fES. Entonces~. no perdamos un momento. S:;¡~ q1,1c:
Clitemnestra acostui'Jlbr'á aOtoinai el fresco a esta hora.
O RESTES. (1h1helar~te.) ¿Y ninguno de e~os. extranjeros r:esistió
la prueba? ELECTRA. (Tomando a Orestes por1el bra:o y setialar~dotlas
columnas.) Vamos a- ·írasponer esas. columnas, porque en un
ELECTR,A. ¡Ay, no, ningurwi¡Ni(l(Wno·cra ni fin e! vc¡-dadero ·instante la mu~te· y Ja·.aescomposición estarán del lado de ·acá.
Orj!Sicsl .(Sa.leTJ.)
O RESTES. (Cruuir~do sus mar~ os sobre el pl'cho y ci1adrándose CORO. Ya se cncúentran dos 'hermanos,
ante Electra.) Si presumes qué sóy el Oreste que 'buscas, ~qué sepa'raitos por' un núlro,
esperas pa~ sqi'Jl~termc; a esa prueba? hecho por padres impuros
.ELECTRA. (Dubitativa.) Un fracaso significarla tu muerte. Y contra secretos' arcanos .
ya he matado a tantos Orcstes ..- Y eres tú tan hermoso. Pero la potente manb
de .un destino· inexorable,
ORESTES. Ni una palabra. más. F..'<ijo la prueba., pone su ley .inmutable
~r,.I;:CTRA. Sea. He ahf la ~estión: ¿q1,1é deberá hacer el én una madre siniestra,
vcrdadCJ;!) Ores~es? · y Orestes a Clitcmncstra
la juz~r.i responsable.
ORESTES. (Prontínciando. lmtamcnte.) El verdadero Orcstes
asesinarla a su madre, partirla después, Aparece Clitenmestra. Lleva al cuello una pieza de píata. Ofrece
el as pulo de una persona 'derrotada y- aterrorizada. Se -sitúa al
.La iuz se hace iníema. cmtro de la escena y exploro: el, terrmo.
EL.EC'f~. 1!\h, eres Q.r!!StC,SI (Pausa.) Te ili!ré el prma q_1,1e CLITEMNESTRA. Veo Elcctras por todas partes; Elcctras que
necesitas. me asaltan como esos copos de una nii!Ve ciúel qtie .iluntri hé
ORESTES. La espero ardientemente. visto. Si veo· una silla:cs Elcctra. Si un peine, Elcctta; 'Ún espejo,
el sol que se .pone¡ ·estas losas, aquellas columnas: ( P.ausa.)Todo
ELÉCTRA. D.ebemos ser c:tutelosos. Clitemncstra ve enemigos es Electra. He ah( lo terrible. Esa mujer me persigtic. (Vuelve a
por todas partes. Se ha echo recubrir el cuello con una pieza de espiar con la. mirada.) Quiere mi ·muerte~ Adema~. su~ horribles
178 plata' maciza. Tiene un infinito horror de ser estrangulad.."\. sortilegios... Después que.ella ha mirndo.cualquiet objeto üc este 179
i'
El.t::C'rRA CARI\ICÓ
VIRCIUO PI~ERA
ECISTO. (Cínico.)' Yo también, divina Clitemnema. No me· Sale Orestes cq_ut~lo.fptn_en(e, se tJC.erca. por la espalda de
conviene tu casa, no rile conviene tu dinero, tu casa es Elct:tra, Clir~mnc,s.tra y potze las mar~os en sus ojos.
Electra tu dinero. Esta casa cruje, amenaza volverse un re\'oltijo
de material Electra. Y yo, C)itemn~tra, no quieto perecer .CLITEMNESTR.A. (Critlmdo.) tElcctml
aplastado bajo un material -tan_ oscuro. '\'a sabes que rríe encinta
ORESTES. (Quitattdo las ma11os.) No, Orestes.
la ·ropa blanca.
Cl:.ITEMNESTRA. No, tú no eres Orestcs,,eres Elcctrn. Yo no
CLITEMNESTRA. Pero tienes manos de estrangulador, podrlas
soy Clltemnestra, soy Electro. ¿Ignoras que aqul: todo es EJectra?
librarme de ese oscuro ~~o. (Pa~a.) Si áC:abáste ton el padre
puedes acabar con la hija. Scilas entóri~ el dueño absoluto de O RESTES. Te veo muy nerviosa, Clitemnestril. Debes descan-
mi casa. sar.
ECISTO. (Ríe.) ¿Crees-que se puede estrangular· a un fluido? CLITEMNESTR:A. (Mirando d Ore.stes fijamente.) Voy a- creer
¿N~ cscuch~ste al Pedagogo? Prefiero irme. ¿No te vas tú? cruc estás en el j"uegp.
CLITEMNESTRA. (Furiosa.) Todo el mundo me dice que O RESTES. ¿Qué juego, CJ.it:emnestra?
parúré, y yo no he dispuesto tal viaje.
CLITEMNESTRA. Ese que dice que debo descansar... (Se mira
ECISTO. ¿Se.rá que vas a viajar contra tu voluntad? al espejo.} Después de todo puede que tengan razón. Ltizé:ó·un
CLITEMNESTRA. ~o lo hago todo según mi. voluntad. N,.o poco cansada. (Pone eí espe]o sobre ltí mesa.) Maiiari~ volveré a
~') •'