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Más allá de la existencia de reservas de agua o del acceso a ella por parte de la
población, hay otro debate muy interesante que existe en la actualidad: ¿el agua
debe ser considerada un recurso natural, un bien común o un bien
económico?. Tener claro este concepto es tener claro el posicionamiento sobre lo
público y lo privado. Veamos qué dicen los especialistas al respecto en los siguientes
textos:
Fuente: Párrafos seleccionados en Saber Cómo. Revista electrónica del Instituto Nacional de Tecnología
Industrial -INTI- En: http://www.inti.gob.ar/sabercomo/sc77/inti10.php
Con esta declaración se trató de poner el recurso agua en una nueva dimensión: un
bien económico al servicio del hombre pero con una alta responsabilidad social. Su uso
económico obliga la aplicación de instrumentos también económicos que deben tomar
en cuenta no solo los costos financieros, sino también los económicos y ambientales,
para alcanzar un uso eficiente y sostenible. Por la condición especial del agua de ser un
bien económico, un bien natural, vital y de dominio público; que como riqueza nacional
participa en el mercado, el Estado deriva en la obligación de proteger, controlar y
regular su adecuada utilización por medio de medidas de política económica que
estimulen su buen uso y castiguen su depredación. Sin embargo, no todo el tiempo los
gobiernos logran, por si solos, que las instituciones del sector hídrico, sobre todo
aquellas que tienen la función de producir servicios a los usuarios del agua, -sean
públicas o privadas- tomen conciencia de las implicaciones de esta condición
económica del agua y actúen en consecuencia.
Otro aspecto que está comprendido en la condición del agua como bien económico, es
que su asignación o uso como recurso, en gran medida, queda sometido a las fuerzas
del mercado. Según la teoría clásica, las leyes de la oferta y la demanda, en
condiciones de libre concurrencia, definirían el precio de eficiencia para cada uno de
sus usos. Siguiendo el modelo de Adam Smith, la “mano invisible” se traduciría en un
“precio justo” y una distribución eficiente que coincide con los deseos colectivos de la
sociedad.
Se hace necesario entonces, tomar conciencia que siendo el agua un bien económico,
sujeto a los defectos del mercado con sus efectos sociales adversos, es también un
recurso natural y vital para el equilibrio social, que debe ser gestionado con un
tratamiento integral y sostenible. Habiéndose tomado conciencia del hecho, “la
Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, en Río de Janeiro,
en junio de 1992, descubrieron el cuadro sombrío de los recursos hídricos
globales” (GWP, 2006). Como resultado, en este evento, se exigieron mecanismos para
coordinar y promover la práctica de la Gestión Integrada de los Recursos Hídricos
(GIRH), enfoque que propone, mediante el diálogo social y la toma de conciencia,
alcanzar una buena gobernabilidad, equidad y sostenibilidad ambiental del recurso.
Fuente: Nuñez, S (2011) En: http://www.alainet.org/es/active/51107
Ahora bien…
Más allá de las discusiones y debates sobre si es un bien común o un bien económico,
todos estamos de acuerdo en que es un derecho humano fundamental por ser
indispensable para la vida. Los datos estadísticos y análisis cualitativos de
diferentes organismos internacionales (ONU/Agua, OMS, FAO, UNESCO, entre otros) y
regionales (CEPAL, Intal, BID, CAF, entre otros) dan cuenta del problema de la desigual
distribución en la gestión del agua potable y más aún del saneamiento.
Por otro lado, a medida que avanzamos vamos tomando conocimiento de la diversidad
de actores intervinientes, los cuales responden a diferentes intereses y con desiguales
relaciones de fuerza, en esta problemática tan compleja del mundo actual: los estados,
las empresas globales, los organismos financieros, las organizaciones no
gubernamentales, para mencionar las más destacados.
A. Lee esta breve síntesis sobre dos actores muy importantes con los que vamos a
trabajar en el resto de esta clase: Foro Mundial del Agua y Foro Alternativo
Mundial del Agua:
El sector del agua embotellada está creciendo muy rápidamente en todo el mundo, siendo el
negocio más boyante actualmente, pero también es uno de los menos regulados, lo que da lugar
a situaciones auténticamente escandalosas.
Las cifras del negocio del agua hablan por sí solas. En la década de 1970, el volumen anual de
agua embotellada, que se comercializa en todo el mundo ronda los 1.000 millones de litros. En
la siguiente década se dobla el consumo, sin embargo, es a partir de 1990 cuando el crecimiento
ya es exponencial. En el año 2000, las ventas anuales ascienden a más de 84.000 millones de
dólares. Mientras que aumentan los beneficios de las multinacionales del agua embotellada con
un agua de calidad cuestionable; una regulación libre y más eficiente de los sistemas
municipales permitiría poner en ejecución una distribución de agua potable segura para toda la
población del mundo por una cantidad mucho menor que la usada en el agua embotellada.
Las fábricas embotelladoras, en muchos casos cogen agua de la misma red de agua que accede
el público, ya sea pública o privada. Muchos veces, como Coca Cola, le agregan un paquete de
minerales, a la que denominan “agua mineral”. Con este proceder, aumentan el precio del agua
de grifo en más de 1.100 veces su valor, embotellándola y convirtiéndose en uno de los negocios
más descarados del mundo capitalista.
Es hora de exigir a los poderes públicos las inversiones necesarias en las redes públicas o
privadas para que su mantenimiento sea el adecuado, garantizando la calidad sanitaria del
agua de grifo, ya sea en sabor, olor… Y al mismo tiempo, unas normas de comportamiento ético
y sanitario de las aguas embotelladas, con rigurosos controles, así como la exigencia de un
precio justo de las mismas.
En América del Sur, las multinacionales extranjeras están adquiriendo grandes zonas de
naturaleza salvaje en la que se incluyen sistemas hidrográficos integrales para usarlos en un
futuro no muy lejano. Destaca en este sentido el acuífero Guaraní, donde las grandes
multinacionales están tomando tierras para explotar el agua.
Actualmente, este fabuloso negocio del agua embotellada empieza a ser cuestionado. Las
ciudades de Nueva York y Boston han lanzado una campaña publicitaria animando a sus
ciudadanos al consumo de agua de grifo, en medio de las protestas de las multinacionales del
agua. Chicago ha establecido un impuesto de diez céntimos de dólar por botella para
desincentivar su consumo.
Fuente:http://www.nuevatribuna.es/articulo/medio-ambiente/el-agua-embotellada-el-gran-
negocio/20110118045144040036.html