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EL ACTO JURIDICO FRAUDULENTO

ORIGEN HISTORICO DE LA FIGURA DEL FRAUDE


La figura del fraude tiene su origen histórico en el derecho romano como resultado
de la evolución de la responsabilidad del deudor frente a su acreedor, pues
aparece cuando la responsabilidad comienza a dejar de ser personal para tornarse
en patrimonial, es decir desde que se sustituye la ejecución en la persona del
deudor por la ejecución en sus bienes.
Como se sabe la responsabilidad derivada de las obligaciones evoluciono de la
responsabilidad personal a la responsabilidad estrictamente patrimonial siendo
esta el resultado de una progresiva y constante suavización de la condición del
deudor, que fue dejado de ser objeto de la ejecución con su incumplimiento. Esta
evolución determino también que la responsabilidad comenzara a difucarce y se
pudiera diferenciar civil que paso a ser solo responsabilidad patrimonial pues el
deudor debía responder con sus bienes como de la responsabilidad penal en la
que el imputado o reo debía responder con su persona desde que se le podía
imponer una pena privativa de su libertad y, aun privarlo de la vida con la pena de
muerte.
En el antiguo derecho romano era la persona del deudor la que respondía por sus
obligaciones y en su fase privativa su incumplimiento lo sometía a las penas
corporales más rudas pudiéndosele reducir a la condición de esclavo.
Posteriormente la legislación se fue paulatinamente suavizando llegando a su
momento culminante cuando en el año 326 a. c.se promulgo la lex poetelia que
abolió la esclavitud por deudas e introdujo la bonorum venditio, con la que la
ejecución por deudas se hizo patrimonial y el acreedor se hacía pago con la venta
de los bienes del deudor. De este modo la responsabilidad personal por deudas se
fue atenuando y dio lugar a la aparición de la etapa del derecho pretoriano de la
denominada acción pauliana.
El fenómeno de la recepción del derecho romano se produjo ya atenuada la
responsabilidad del deudor pese a lo que el código Napoleón previó la prisión del
deudor para casos específicos y la reguló con el nomen iuris del apremio personal.
Recién en la segunda mitad del siglo XIX la legislación de los países de
civilización occidental y cristiana hizo desaparecer este último vestigio de la
responsabilidad personal por deudas, al extremo que se elevó a la categoría de
precepto constitucional la prohibición de la prisión del deudor por el hecho de
serlo.
En el Perú republicano también se proscribió la prisión por deudas alcanzando la
prohibición a dar contenido a un precepto constitucional. En la actualidad integra
el derecho a la libertad y seguridad personal como derecho fundamental de la
persona, aunque permite la prisión por mandato judicial ante el incumplimiento de
deberes alimentarios.
DELIMITACION CONCEPTUAL DEL FRAUDE
El fraude se origino con la evolución de la responsabilidad de los deudores cuando
esta torna de personal a patrimonial. De ahí que se ha imprescindible su
delimitación conceptual, pues por u origen es un fraus creditorium, un fraude los
derechos crediticios del acreedor, y es bajo este concepto como lo legisla la
codificación civil, incluido nuestro vigente código.
El vocablo fraude viene de la locuciones latinas fraus, fraudis, que significa
falsedad, engaño, malicia, abuso de confianza que produce un daño, por lo que es
indicativo de mala fe de conducta ilícita este significado aplicado a las relaciones
jurídicas de naturaleza obligacional o crediticia, resulta indesligable de los actos de
disposición que realiza el deudor con los que ese reduce la insolvencia o, por lo
menos, opone dificultad para su acreedor o acreedores pueden hacer efectivo su
derecho a ser pagados.
El concepto de fraude que estamos delimitando debe distinguirse del llamado
fraude a la ley, pues este consiste, como señala messineo en eludir una norma o
sea, en la violación del orden jurídico y puede no producir daño a nadie. Del fraude
como lo estamos delimitando esta dirigido a los acreedores e importa una lesión a
un derecho crediticio según el mismo messineo por fraude en este sentido debe
entenderse un malicioso y desleal daño obra en daño ajeno, en el cual debe
apreciarse agravada la figura de la mala fe en sentido objetivo. La figura del fraude
se presenta, así, cuando una persona enajena sus bienes a fin de sustraerlos a la
ejecución de sus acreedores, pero con una voluntad real, lo que distingue el acto
jurídico fraudulento del acto jurídico simulado.
El fraude se realiza mediante un acto jurídico real y verdadero cuyos efectos son
requeridos por el fraudator. Consiste en la enajenación de bienes, a titulo oneroso
o gratuito, que realiza un deudor para evitar que su acreedor pueda ejecutarlo y
hacerse pago con dichos bienes, o en la renuncia de derechos o en la constitución
de garantías a favor de un acreedor en detrimento de otro u otros o
constituyéndolas por deudas ajenas teniendo deudas propias. Frente a tales actos,
en el derecho pretoriano se dio creación a la acción denominada pauliana, como
un remedio a utilizarse por el acreedor.
El código civil pese al epígrafe del título VII de su libro II legisla sobre el fraude
pero sin adoptar noción alguna. El epígrafe a nuestro parecer es equivoco en
cuanto se refiere al “fraude del acto jurídico” y por eso hemos preferido nominar
este capítulo como “el acto jurídico fraudulento”. El articulado de la materia lo
dedica al código civil a la regulación del ejercicio de la acción pauliana, de la que
su presupuesto en el fraus creditorum.
CONCEPTOS DEL FRAUDE JURIDICO ATENDIENDO AUTORES NACIONALES
Y EXTRANGEROS
EL FRAUDE
La noción de fraude implica una inmediata referencial al engaño, al acto contrario
a la verdad, al recto proceder. Esta referencia general nos permite una
aproximación al concepto de frustración de los fines de la ley o de los derechos de
un tercero. El fraude supone, en este sentido, una conducta tendiente a eludir los
efectos de una norma imperativa o de origen convencional, abstrayéndose del
cumplimiento de ellas, con auxilio de otra vía negocial, receptada a su vez por la
ley. Se configura el fraude por medio de actos reales, serios y no aparentes, no
simulados. No diverge de la voluntad declarada. Es precisamente esta realidad la
que, amparada en la norma legal, elude las disposiciones de otra o perjudica a un
tercero. Generalmente el fraude se estructura a través de acciones, no de
omisiones, que en el caso de reflejar la pasividad del deudor en el ejercicio de sus
derechos, caerán en el ámbito de la Acción Subrogatoria. El fraude puede penetrar
en el campo de la invalidez negocial y sancionarse con la correspondiente nulidad,
o alejarse de ese ámbito para constituir un supuesto de ineficacia parcial por la vía
de su oponibilidad al acreedor legitimado que triunfa en el ejercicio de la Acción
Pauliana.
SANTOS CIFUENTES / 1986 / Pág. 547-567

FRAUDE DEL ACTO JURÍDICO


El vocablo fraude viene de la locuciones latinas fraus, fraudis, que significan
falsedad, engaño, malicia, abuso de confianza que produce un daño, por lo que es
indicativo de mala fe, de conducta ilícita. Este significado aplicado a las relaciones
jurídicas de naturaleza obligacional o creditoria, resulta indesligable de los actos
de disposición que realiza el deudor con los que se reduce a al insolvencia o, por
lo menos, opone dificultad para que su acreedor o acreedores puedan hacer
efectivo su derecho a ser pagados.
TORRES VASQUEZ ANÌBAL/ 2001 / Pág. 573 – 605

FRAUDE DEL ACTO JURIDICO


Debemos entender que los diferentes acreedores, llámese quirografarios o
comunes, tienen ligada la suerte de sus créditos a la suerte que siga el patrimonio
del deudor.  Por lo tanto cuando este realiza actos que produzcan una disminución
de esa garantía común, y a la vez tienda a producir un fraude, la ley acude
en amparo del acreedor; pero debemos aclarar que mientras sean actos normales
de administración o disposición la Ley no puede hacer nada.  A veces el deudor
esta ya por caer en insolvencia o bien se encuentra en ese estado y enajena
alguno de los bienes que posee para así sacarlos de la esfera de tutela de sus
acreedores; el producido que obtiene es más fácil de sustraerlo del embargo.
Entonces el acreedor tiene la acción que la ley le otorga o reconoce para
defenderse, y que se llama ACCION REVOCATORIA o PAULIANA ( que se llama
así en honor al pretor Paulus) la que le permite a los acreedores ejecutar el bien
que se transfirió.
RAMIREZ VIDAL FERNANDO/1999/ Pág.365 – 392

EL FRAUDE DEL ACTO JURÍDICO


Con el fraude en el acto jurídico, el deudor para eludir sus obligaciones busca
quedarse en una insolvencia aparente, una "miseria provocada" por él mismo al
transferir sus bienes a terceras personas, ventas o donaciones que son
verdaderas, no son simuladas, son transferencias reales de los bienes, para
después ocultar o esconder el dinero percibido por el precio de las transferencias,
que es más fácil de ocultar; ante éstas transferencias fraudulentas el acreedor
mediante la acción revocatoria o pauliana buscará recuperar dichos bienes, y
reintegrándolos al patrimonio del deudor, poder hacerse pago de su deuda.
GONSALO MEZA MAURICIO/2003/ Pág. 313-342

TIPOS DE FRAUDE JURIDICO


El fraude a la ley
Por el fraude a la ley se evade la aplicación de una ley (ley
defraudada) amparándose en otra ley (ley de cobertura) , que solo de modo
aparente protege el acto realizado, caso en el cual debe aplicarse la ley que se ha
tratado de eludir o, si ello no es posible, anular el acto, independientemente de
que son éste se haya o no causado daño.
Con el acto realizado en fraude la ley se persigue obtener un resultado similar o
igual al prohibido por una norma imperativa, apoyándose en otra norma que no es
prohibitiva. El acto in fraudem legis tiene una apariencia de legalidad que le
contiene la norma de cobertura, pero en realidad carece de legalidad por haber
sido realizado con el fin de eludir una norma imperativa que lo prohibe, por lo que
carece de idoneidad para producir un resultado similar al prohibido y por
consiguiente es nulo. Así, por disposición del art., 1366, el Presidente de la
República no puede adquirir los bienes nacionales mediante contrato, directa o
indirectamente o por interpósita persona, y si lo hace el contrato es nulo en
aplicación del art., V del T.P. , por ser contrario a una norma imperativa: si, por
ejemplo, el Estado vende un bien a Juan que es una persona particular y que no
está vetada para adquirirlo y luego Juan, conforme a lo que habían acordado
previamente, vende nuevamente el bien al Presidente ( acto que de por si no está
vetado), el resultado será igual a aquel acto vetado por el art., 1366. Otro ejemplo,
en el contrato de mutuo está prohibido el pacto de intereses superiores a la tasa
máxima fijada por el Banco Central de Reserva del Perú ( art., 1243). El mutuante
puede tratar de eludir tal prohibición concediendo el financiamiento a intereses
dentro del límite legal, pero obligando contemporáneamente al mutuatario a
adquirir un bien de escaso valor a un precio elevado: no está prohibido de por sí
adquirir un bien de escaso valor a un precio superior a su valor real, pero en el
caso del ejemplo , tal venta es nula por constituir un instrumento que constriñe al
mutuatario a pagar al mutuante,, bajo otra forma, intereses usurarios. En tal caso
la venta, que de por sí sería lícita, deviene en fraude de la ley, por lo que es lícita
y, por tanto, nula.
La nulidad del acto en fraude de la ley, no necesita de especial justificación por el
ordenamiento jurídico. Este no puede permanecer indiferente ante el fraude,
aunque el nuestro no contiene un artículo que lo declare explícitamente. En todo
caso, lo dispuesto por el art., V del T.P. del C.C. (¨ Es nulo el acto jurídico contrario
a las leyes que interesan al orden público o a las buenas costumbres ¨ )
puede servir de apoyo textual para declarar la nulidad de un acto jurídico realizado
en fraude de la ley. Como dice Albaladejo ¨ sería contradictorio pensar que frente
al fraude no reacciona la ley, porque sería pensar que prohibe un fin y que, a la
vez, permite alcanzarlo ( siempre, bien entendido, que lo prohibido sea el fin en sí
mismo, y no un determinado medio de conseguirlo) ¨.
Fraude a los acreedores
El fraude a los acreedores hace referencia a los actos celebrados por el deudor
con los cuales renuncie a derecho o disminuya su patrimonio conocido,
provocando o agravando su estado de insolencia, en perjuicio de sus acreedores,
presentes o futuros, que se ven impedidos de obtener la satisfacción total o parcial
de sus créditos.
El estado de insolvencia consiste en un desequilibrio patrimonial en el que el
pasivo supera al activo Insolvente es quien no tiene bienes en su patrimonio para
poder dar cumplimiento a sus obligaciones.
El patrimonio presente y futuro de los deudores constituye para los acreedores,
especialmente para los quirografarios, garantía patrimonial ocomún del recupero
de sus créditos; por eso, a dicho patrimonio, se suele denominar impropiamente
¨ Prenda general o común ¨. Todos los bienes presentes y futuros del deudor
constituyen garantía común de todos los acreedores, sin distinción de tiempo y del
monto de los créditos.
Se denomina acreedor quirografario a aquel cuyo crédito no está respaldado con
garantías específicas. Acreedor privilegiado es aquel para el cual la ley establece
un privilegio consistente en que su crédito debe ser pagado con preferencia a
otros. Y acreedor garantizado es el que cuenta con garantías específicas ( prenda,
hipoteca, etc ) que respaldan el recupero de su crédito. Con la acción pauliana se
protege tanto al acreedor quirografario como al acreedor privilegiado que no tiene
garantías específicas.
Por los actos “in fraudem creditorium¨, los deudores que se encuentran en estado
de insolvencia o que están a punto de caer en ella o que, sin encontrarse en
estado de insolvencia, simplemente no quieren satisfacer sus deudas, en una
actitud desleal para con sus acreedores , realizan actos jurídicos tendientes a
desaparecer o reducir sus bienes o a sustituirlos por otros que puedan
mantenerlos a salvo de la ejecución judicial.
El derecho del deudor de libre administración y disposición de su patrimonio está
limitado por la implícita obligación de no provocar o agravar con sus actos su
insolvencia, en perjuicio de sus acreedores . La ley a la vez que deja al deudor en
libertad de poder disponer de sus bienes , le impone el deber de comportarse con
corrección y mesura en el uso que haga de este poder , para no defraudar la
expectativa de satisfacción que corresponde a sus acreedores.
La conducta fraudulenta del deudor que deliberadamente persigue eludir el
cumplimiento de sus obligaciones en perjuicio de sus acreedores puede
manifestarse de diversas maneras:
El acto simulado puede ser el medio torcitero utilizado por el deudor para impedir
que el acreedor cobre. El remedio contra este mal es la acción de simulación;
El deudor, acreedor de un tercero, no ejerce las acciones que le compete contra
éste, privando a sus propios acreedores de ver incorporado ese crédito a su
patrimonio, o terceros promueven acciones contra el deudor y éste no se defiende
poniendo, así, en peligro la integridad de su patrimonio que la postre puede
perjudicar a sus acreedores. Es decir, el deudor con su inacción, desidia,
negligencia o pasividad, en el ejercicio o defensa de sus derechos evita crearse un
patrimonio o adquirir nuevos bienes o que su patrimonio se mantenga en su
integridad, con el propósito de que no existan bienes que puedan ser realizados
por su acreedor.
La acción subrogatoria , indirecta u oblicua ha sido creada para que el acreedor
pueda, en nombre de su deudor, iniciar un proceso o apersonándose en el ya
iniciado y asumir la defensa de los derechos de su deudor, con el fin de crear,
acrecer o mantener la integridad del patrimonio de éste y poder así hacerse pago
de su crédito ( art., 1219.4 del C.C. y art., 60 del C.P.C ).
El acreedor se subroga , es decir, se sustituye o coloca en el lugar de su deudor
inactivo ( acreedor de terceros) y ejerce todos los derechos y acciones de éste con
excepción de los que sean inherentes a la persona o cuando lo prohiba la ley.
Puede ejercitar acciones de cobro de las deudas que terceros tienen a su deudor,
ejercer acciones reales, pedir el cumplimiento, resolución o rescisión de los
contratos celebrados por su deudor, reclamar la indemnización de daños
patrimoniales ocasionados a su deudor, defender o coadyuvar a la defensa de su
deudor en acciones promovidas por terceros que hagan peligrar la pérdida de sus
bienes , solicitar medidas cautelares, pedir la partición de copropiedad, etc.
Por último, el deudor puede enajenar o gravar realmente sus bienes
( vendiéndolos, hipotecándolos, etc,) o renunciar a derechos ( constituyendo
patrimonio familiar, renunciando herencias, etc,.), frustrando de este modo la
posibilidad de cobro de sus acreedores. La Acción Paulina, como dicen Colin y
Capitant , ha sido modelada por siglos con el fin de defender el derecho de los
acreedores, respetando al mismo tiempo los intereses de los terceros de buena fe.
El acto jurídico realizado en fraude de la ley adolece de invalidez absoluta, es
nulo, sin importar que con él se haya causado perjuicio al acreedor accionante.
Como consecuencia necesaria de la constitución de una obligación, dice Palacio
Pimentel citando a León Barandiarán el acreedor, sujeto activo de dicha relación
jurídica resulta adquiriendo una especie de “derecho de prenda general” sobre
todos los bienes que constituyen el patrimonio deudor, en respaldo o garantía de
su crédito.
En tal sentido, al acreedor le interesa la conservación e incremento del patrimonio
de su deudor, y en su caso tiene el derecho a impedir que el citado patrimonio
disminuya, o desaparezca por negligencia, culpa o dolo del deudor.
El deudor puede provocar la disminución, y aún desaparición de sus bienes,
dificultando o haciendo imposible que su acreedor obtenga el pago de su crédito,
en dos supuestos. Según el primer caso, el deudor puede abstenerse de ejercitar
debidamente sus derechos patrimoniales, permitiendo con su negligencia y aún
abandono, el menoscabo y la pérdida de su patrimonio, hasta perjudicar los
legítimos interese de sus acreedores.
En el segundo supuesto, para perjudicar a sus acreedores, el deudor puede
asumir un comportamiento activo, disponiendo de sus bienes hasta caer en la
insolvencia o llegar a perjudicar a sus acreedores.
Con el citado fundamento, de defensa del patrimonio del deudor en cuanto sirve
de garantía de sus obligaciones frente a sus acreedores, o con el propósito de
proteger los derechos del acreedor frente a la negligencia o malicia del deudor,
desde la vigencia del Derecho Romano, la ley civil, ha concedido, y concede, a
favor del acreedor, dos acciones, la primera llamada Acción Oblicua, y la segunda
denominada Acción Pauliana.
Según la primera, la acción oblicua denominada también indirecta o subrogatoria,
en el supuesto de negligencia del deudor en el ejercicio de sus derechos
patrimoniales, el acreedor queda autorizado para el ejercicio de los citados
derechos de la naturaleza patrimonial del deudor, esto es con excepción de que
son inherentes a la persona. Para este ejercicio de los derechos del deudor, el
acreedor no requiere de autorización judicial previa, y puede hacerlo en vía de
acción, promoviendo el juicio que sea necesario con citación del deudor, esto es,
con excepción de los que son inherentes a la persona. Para este ejercicio de los
derechos de su deudor el acreedor no requiere de autorización judicial previa, y
puede hacerlo en vía de acción, promoviendo el juicio que sea necesario con
citación del deudor, presumiendo la defensa de éste, se entiende en el juicio que
le hayan promovido. Así lo establece el Art. 1219, Inc. b del Código Civil de 1984.
Por la segunda, Acción Pauliana, en el caso de que el deudor haya dispuesto de
sus bienes, el acreedor perjudicado está facultado para impugnar la
reconstrucción del patrimonio del deudor.
JURISPRUDENCIA DEL FRAUDE DE ACTO JURIDICO.
EL FRAUDE DEL ACTO JURÍDICO Y LA ACCIÓN PAULIANA
En la sentencia se analiza, la institución del Fraude del Acto Jurídico denominada
también como Fraude a los Acreedores, con ella, la denominada Acción Pauliana
o Revocatoria y sus requisitos.

LA SENTENCIA

CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LIMA


TERCER JUZGADO ESPECIALIZADO EN LO CIVIL.

EXPEDIENTE: 2007- 00171-0-1001-JR-CI-3


DEMANDANTE: GERMÁN SALIZAR SAICO.
DEMANDADO: CARMEN LUISA HERNÁNDEZ ALARCÓN Y OTROS.
MATERIA: INEFICACIA DE ACTO JURÍDICO.
JUEZ: LUIS MANUEL CASTILLO LUNA.
ESPECIALISTA: ISABEL HUAMÁN SEQUEIROS.

SENTENCIA

Resolución Número 17

Cusco, veinticinco de agosto


del año dos mil ocho.

VISTOS.- De los actuados del presente proceso se tiene que Germán Salizar
Saico en Representación de Ángel Custodio Hernández Alarcón interpone
demanda sobre Acción Revocatoria respecto de la Escritura Pública de fecha 10
de febrero del 2006, pretensión que la dirige contra Carmen Luisa Hernández
Alarcón, Natividad Arotaype Huallpa, Aquiles Emilio Arotaype Huallpa y victoria
Arotaype Huallpa. (Folio 52-59)

II. DEL PETITORIO Y DE LA DEMANDA

Petitorio.

Solicita se declare la ineficacia del acto del Acto Jurídico de disposición a título
gratuito Donación sobre el inmueble Nº 233 de la calle Enrique del Campo del
Distrito de Miraflores de la Provincia y departamento de Lima a favor de sus
codemandados.

Fundamentos de la demanda.

Refiere, que la demandada Carmen Hernández Alarcón aprovechando de la


ausencia de sus hermanos herederos en la cuidad de Cusco ha lucrado
económicamente al apropiarse de varios inmuebles, alquilándolos y dando en
Anticresis.

Manifiesta, que el apoderado del recurrente ha instado varios procesos penales


(Exp. Nro. 2006-1096) y civiles (Exp. Nro. 2005-2193, 2006-0729, 2006-093, 2005-
2392, 2005-2196 y 2006-2295.)

Agrega, que la demandada Carmen Hernández Alarcón, en convivencia con sus


empleados (codemandados) han simulado actos jurídicos como donación
mediante Escritura Publica de fecha 13 de febrero del 2006 ante el Notario Publico
Alviz Montañés Reynaldo a favor de sus empleados del departamento sito en la
calle Enrique del Campo Nro. 233 del distrito de Miraflores departamento de Lima,
para perjudicar al demandante Ángel Hernández Alarcón y al herero Juan Bautista
Hernández Alarcón, siendo obligación de la demandada responder ante el
acreedor por el cumplimiento de sus deudas con sus bienes presentes y futuros.

Señala, que la demandada esta disponiendo ficticiamente de sus bienes


renunciando a sus derechos o disminuyendo su patrimonio constituyendo un delito
civil luego de habérsele iniciado el proceso de Obligación de dar de sumas de
dinero y frente a ello la ley autoriza al acreedor pedir la ineficacia de todos los
actos de disposición de su patrimonio aun sean gratuitos, finalmente manifiesta,
que antes de iniciar el presente proceso se le ha cursado cartas notariales de
fecha 02 de enero de 2006, por le que se le conmina a que devuelva los dineros
cobrados y que devuelva los inmuebles que mantenía en su poder.

II. DE LA ACTIVIDAD JURISDICCIONAL


Por Resolución número dos (folio 67) se admite a trámite la demanda interpuesta,
notificándoseles válidamente a los demandados.

III. DE LA CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA

Mediante escrito del folio 54, Natividad Arotaype Huallpa, Aquiles Emilio Arotaype
Huallpa y victoria Arotaype Huallpa, absuelven el traslado de la demanda en forma
negativa, solicitando se declare infundada con expresa condena de costas y
costos, en amparo de los siguientes fundamentos:

Que para la parte actora no existe la donación en tal sentido indican que no podría
instarse la pretensión de ineficacia del acto jurídico inexistente.

Señalan que su donante no es deudora de ningún centavo de la parte actora, sino


que el actor Ángel Custodio Hernández Alarcón y Juan Bautista Hernández
Alarcón son deudores de su codemandada, por cuyo motivo han interpuesto
demandas reconvencionales, por cuyo motivo el contrato de donación se ha
realizado en el ejercicio regular de su derecho como propietaria.

Agregan, que la sola interposición de las demandas no crea ningún derecho para
el actor ni para su hermano Juan Bautista Hernández Alarcón para que a priori se
consideren acreedores originarios por dichas demandas.

Refieren, que la pretensión de Acción Pauliana o revocatoria solo compete al


acreedor de un crédito este o no sujeto a condición o a plazo, es decir que la
acreencia tiene que ser cierta y determinada mediante titulo inobjetable, en tal
sentido refiere que no puede constituir tal titulo las demandas que son
expectativas.

Carmen Luisa Hernández Alarcón, mediante escrito del folio 295 absuelve el
traslado de la demanda en forma negativa, solicitando se declare infundada con
expresa condena de costas y costos, reproduciendo los fundamentos de la
contestación de la demanda de sus codemandados Natividad Arotaype Huallpa,
Aquiles Emilio Arotaype Huallpa y victoria Arotaype Huallpa.

Mediante Resolución Numero trece de folio 361, se declara Saneado el proceso,


en consecuencia la existencia de una relación jurídica valida.

Audiencia de saneamiento, conciliación, fijación de puntos controvertidos y


saneamiento probatorio:

Citadas las partes se verifica la audiencia de conciliación, fijación de puntos


controvertidos y saneamiento probatorio, el veintinueve de abril del año dos mil
ocho (folio 377), en el que las partes manifiestan su imposibilidad de arribar a una
conciliación, por tanto se procede fijar los puntos controvertidos y admitiéndose los
medios probatorios ofrecidos por las partes.

Audiencia de pruebas:

Se verifica la audiencia de pruebas, conforme las actas de folios 386, 388, 416 y
en acta de folio 423 y siguientes, y habiéndose puesto los autos en mesa para
expedir sentencia al fina de la Audiencia, de fecha 6 de agosto del dos mil ocho,
dentro del término de Ley, se procede a la emisión de la misma.

IV. FUNDAMENTOS DE LA DECISIÓN

PRIMERO: Del derecho a un debido proceso

i. El inciso 3 del artículo 139 de la Constitución Política del Perú, regula la


institución denominada debido proceso, que se constituye como la primera de las
Garantías Constitucionales de la Administración de Justicia al permitir el acceso
libres e irrestricto a los Tribunales de Justicia a todo ciudadano sin restricción
alguna; y en el caso concreto se advierte que el Órgano Jurisdiccional ha cumplido
con lo impuesto por la Carta Magna.

SEGUNDO: Del objeto del presente proceso

i. El presente proceso tiene como materia de fondo determinar si el acto de


disposición a título gratuito de la demandante configura el supuesto de fraude del
acto jurídico (denominado fraude a acreedores).

ii. La acción pauliana es una acción que la ley faculta al acreedor a interponer, que
persigue la ineficacia respecto de él de determinados actos de disposición
realizados por su/s deudor/es, actos que pueden perjudicar el cobro o satisfacción
de su/s crédito/s.

Lohmann Luca de Tena sobre el tema refiere: “Entendemos por acción pauliana la
facultad que la ley otorga al acreedor para pedir la declaración de inoponibilidad o
ineficacia respecto de él, de ciertos actos de disposición – no necesariamente
fraudulentos, insistimos – que el deudor efectúe de su patrimonio y que causen
perjuicio a sus derechos, hasta el límite de ello. Vista de otro modo es el modo de
poder protección contra la violación dañosa de un derecho, cometido libremente,
tanto dolosa como culposamente y, por tanto, por una razón que no debe
prevalecer sobre el derecho perjudicado y que debe removerse.”(1)
TERCERO: De la carga de la prueba y fijación de puntos controvertidos

i. El artículo 196 del Código Procesal Civil, “salvo disposición legal distinta, la
carga de probar corresponde a quien afirma hechos que configuren su pretensión
o a quien los contradice alegando hechos nuevos”, y de acuerdo al dispositivo
siguiente, esto es artículo 197, “los medios probatorios son valorados en forma
conjunta por el juzgador utilizando para ello su apreciación razonada”.

ii. Por otro lado el juzgado ha fijado como puntos controvertidos los siguientes:

1. Determinar si la demandada adeuda al demandante determinada suma de


dinero.
2. Determinar si la demanda, tiene bienes libres suficientes para garantizar una
supuesta deuda.
3. Determinar si ha existido simulación absoluta en la celebración del acto jurídico
de donación.
iii. La fijación de puntos controvertidos un acto relevante y trascendente, pues
define los asuntos o hechos cuya interpretación o entendimiento distancia a las
partes, sobre las cuales se definirá la materia de la prueba, dentro de este
contexto el Juzgador valorando las pruebas en su conjunto, resolverá cada uno de
los puntos fijados como controvertidos.

TERCERO: De los requisitos del fraude del acto jurídico

i. Son requisitos del fraude de acto jurídico, establecidos por cierto en el artículo
195 del Código Civil, que necesariamente deben cumplirse para que la declaración
de inoponibilidad o ineficacia del acto jurídico fraudulento sea aplicable son los
siguientes:

(a) La existencia del crédito, aspecto fundamental cuya carga de prueba


corresponde al demandante.

(b) La existencia de actos del deudor, a título gratuito u oneroso, por los que
disminuya su patrimonio conocido.

(c) Los mencionados actos deben perjudicar el cobro del crédito.

(d) Si el crédito es anterior al acto de disminución patrimonial, que el tercero haya


tenido conocimiento del perjuicio a los derechos del acreedor o que, según las
circunstancias, haya estado en razonable situación de conocer o de no ignorarlos
y el perjuicio eventual de los mismos. La conciencia del perjuicio que se irroga al
acreedor debe estar presente en el tercero que adquiere los derechos del deudor
a título oneroso.
ii. Es importante advertir, que los requisitos señalados en el Código Civil guardan
perfecta consonancia con los puntos fijados como controversia en el presente
proceso.

iii. Es preciso también señalar, que si el Juzgado al analizar el primer requisito


para la procedencia de la acción pauliana, es decir la existencia del crédito,
concluye que este no se ha acreditado, no es posible analizar los demás
requisitos, en razón, obvia por cierto, que si no existe crédito, no existe perjuicio, y
que los actos del demandado o supuesto deudor por los que disminuya su
patrimonio, sean estos a título gratuito u oneroso son fruto de su autonomía
privada, y con ellos, en absoluto puede afectar esfera jurídica ajena.

CUARTO: De la existencia del crédito

i. El crédito es el derecho que el acreedor ostenta, para obtener la satisfacción de


su propio interés y que se concreta fundamentalmente en la posibilidad de exigir
del deudor aquella conducta patrimonialmente valiosa que es la conducta de la
prestación, regula esa facultad lo dispuesto por el artículo 1219 del Código Civil,
acordando para el acreedor el ejercicio o el empleo de los medios legales para
que el deudor le procure aquello que se obligó, sin la existencia el crédito o
cuando este se extingue el supuesto acreedor no tiene facultad para exigir una
determinada conducta al demandado o para exigir la prestación debida, obvio por
que no existe ésta..

ii. En el presente caso, ha quedado debidamente establecido, con la declaración


de parte del representante del demandante (folio 423), que no existe deuda por
tanto no existe crédito, sino que solamente se trata de expectativas de posibles
deudas, y ello sumado a que en el transcurso del proceso el demandante
solamente a acompañado como pruebas, documentos consistentes en autos
admisorios, y actuados de procesos judiciales, los que no acreditan la existencia
de una deuda.

iii. Conforme se ha señalado, el artículo 195 del Código Civil dispone que,
corresponde al acreedor la prueba de la existencia del crédito, por tanto es parte
de la carga del demandante, y conforme dispone además el artículo 200 del
Código Procesal Civil, si no se prueban los hechos que sustentan la pretensión, la
demanda será declarada infundada.

FALLO:

Por los fundamentos expuestos, con criterio de conciencia e impartiendo Justicia a


nombre de la Nación.
RESUELVE:

Declarar INFUNDADA la demanda, interpuesta por el apoderado de don


Hernández Alarcón Ángel Custodio, con costas y costos del proceso.

ACCION PAULIANA

LA ACCIÓN PAULIANA
La acción pauliana, de ineficacia o revocatoria (ART. 195º CPC), es la que
compete al acreedor para pedir que judicialmente se declaren ineficaces respecto
de el los actos con los cuales su deudor renuncia a sus derechos (renuncia a
sus legados, constitución de patrimonio familiar, etc.) o con los que disminuya su
patrimonio conocido, disponiéndolo (donación, venta, etc.) o gravándolo (prenda,
hipoteca, etc.), de tal forma que le cause un perjuicio, imposibilitándolo o
dificultando el recupero de su crédito. Declarado el acto ineficaz, el acreedor
accionante podrá ejecutar su crédito sobre los bienes objeto del acto fraudulento,
no obstante que ya no pertenecen al deudor.
LEÓN BARANDIARAN señala que por medio de la Acción Pauliana el acreedor
obra en nombre propio y demanda que quede sin efecto el acto realizado por su
deudor, que comporta una disminución en el patrimonio de éste, que así queda
reducido a la insolvencia, o sea, que carece de medios para pagar su insolvencia.
Con esta acción se tutela el derecho de los acreedores, protegiendo al mismo
tiempo el derecho de los terceros, adquirentes o subadquirentes a título oneroso y
de buena fe. Coloca a los bienes materia de la enajenación fraudulenta en
situación de que puedan ser embargados y rematados judicialmente por el
acreedor. Satisfecho el interés del acreedor, subsiste el acto celebrado entre el
deudor que enajeno y el tercero que adquirió.
Si el patrimonio del deudor constituye garantía patrimonial común de sus
obligaciones o expectativa de ellas (cuando se trata de obligaciones sub
conditione), está obligado a actuar con responsabilidad, diligencia y honestidad en
los actos de renuncia a derechos, o de disposición o gravamen de sus bienes,
conservando lo necesario para cumplir con sus obligaciones. Sobre este
fundamento radica la acción pauliana, conferida por la ley a los acreedores para
impugnar los actos de los deudores que perjudiquen su derecho, a fin de que
puedan ejecutar los bienes integrantes de la garantía general. La acción
revocatoria tiene por finalidad privar de eficacia a los actos de enajenación
fraudulentos realizados por el deudor. Al igual que la acción revocatoria tiene
también carácter subsidiario y el acreedor sólo podrá ejercitarla cuando no cuente
con otro medio de satisfacer su derecho de crédito, burlado por el acto dispositivo
fraudulento del deudor.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS Y ORIGEN     


En tiempos antiguos la acción de ejecución recaía sobre la persona del
deudor "manus iniectio". Si el deudor no ejecutaba su prestación estando
condenado, el acreedor podía solicitar su adjudicación, conducirlo preso o hacerlo
trabajar, etc., la persona del deudor era la garantía del crédito. Luego se introdujo
al "missio in bona" que autorizaba al acreedor a vender los bienes del deudor e
indemnizarse con su precio. Así, por la "bonorum venditio" el acreedor podía
satisfacer su crédito. Condenado el deudor, el pretor concedía la missio entrando
el acreedor en posesión de todo el patrimonio del deudor. Y después de
transcurrido algún tiempo se vendían estos bienes (bonorum prescritio) al mejor
postor. Con la "bonorum venditio" el deudor sufría una capitis diminutio máxima.
Luego vino la "cessio bonorum" a favor del deudor insolvente exento de culpa,
equivalente a la quiebra. Finalmente, el "pignus ex causa judicati
captum" mediante el cual el acreedor puede obtener del deudor un derecho de
prenda, susceptible a recaer también sobre todo el patrimonio.
Señalaba MAYNZ, que para conseguir la rescisión de los actos realizados
en fraude a los acreedores, el edicto del pretor había creado dos acciones que
figuraban en las fuentes con los nombres de Pauliana Actio e Interdictum
Fraudatorium, las que probablemente se originaron en causas distintas y fueron
dirigidas a satisfacer diferentes requerimientos, resultando casi imposible
establecer cuál la distinción entre ellas. Es posible que dado su estructura y
origen, ambas asociaciones se hubieran fundido en la época de la compilación
justiniana, para dar lugar a la Acción Pauliana o Revocatoria, con las
características con que llega a la época contemporánea. Señala como
antecedente de la institución la "Lex Aelia Sentia", que declaraba nulas las
manumisiones de esclavos en fraude a los acreedores.
Según TRICANVELLI el origen de la acción pauliana se encuentra en el derecho
griego, pero la institución fue desarrollada plenamente en el derecho romano.
Frente a la insuficiencia de las acciones (directas), los pretores hecharon mano de
las acciones (útiles) con las que se vincula la acción pauliana. La (missio in bona)
despertó en los deudores la necesidad de defraudar a sus acreedores alienando
alguna de las cosas comprendidas en la posesión común. No pudiendo funcionar
la acción directa, el pretor concedió al acreedor la (vindicatio utilis), mediante la
cual podía reivindicar del tercero la cosa enajenada, como si fuera propietario de
ella. Como el deudor podía enajenar cosas incorporales contra las cuales no
procedía la (vindicatio utilis) y además no era fácil para el acreedor presentar la
prueba de la propiedad del deudor. El pretor otorgo el (interdictum fraudatorium),
supuesto en el que bastaba probar que la cosa había estado en el patrimonio del
deudor.
 
Según SOLAZZI en el derecho romano clásico existían tres medios a disposición
de los acreedores:
La ACCION PAULIANA POENALIS, ésta nacía a partir del ilícito cometido por el
deudor y que daba lugar a una reparación pecuniaria respecto del acreedor. El
deudor se liberaba de esta acción en el momento que reparaba el pago.
El INTERDICTUM FRAUDATORIUM, que era un remedio recuperatorio del bien
salido del patrimonio.
El IN INTEGRUM RESTITUTIO, era la resolución emitida por el magistrado con la
cual se eliminaba el acto de disposición.
El derecho Justiniano confundió violentamente estos tres medio, pero
los compiladores trataron de eliminar en lo posible el carácter Poenalis de la Actio,
manteniendo como presupuesto el ilícito (el fraude, entendido como conciencia y
voluntad de parte del deudor para disminuir con el acto de de disposición la
garantía que sus bienes ofrecen a los acreedores) y de dar a este medio
la función de recuperación respecto de los bienes fraudulentamente enajenados
Según CASTAN COBEÑAS, la acción fraudataria fue el resultado de
algunos recursos o acciones existentes en el Antiguo Derecho Romano, y que
fueron tres: el Interdictum Fraudatorium, la Restitutio in Integrum ob Fraudem y la
Actio Personalis in Factum o Ex Delicto.
No hay coincidencia en la doctrina, no solo en cuanto a sus antecedentes
históricos, sino tampoco en cuanto a su paternidad, imputándosela en algunos
casos al jurisconsulto PAULO y en otros a un pretor de nombre PAULO, cuya
actuación se remota a la época de Cicerón.
SU EVOLUCION
La acción pauliana ha evolucionado en su naturaleza y en los caracteres desde
que hizo su aparición en el escenario jurídico de roma, se le atribuyo originalmente
una naturaleza punitiva y en consecuencia individual. Posteriormente a lo largo del
tiempo ha oscilado entre acción individual o acción colectiva, entre acción real o
acción creditoria y entre acción de nulidad, acción revocatoria o acción de
ineficacia.
Según Bejarano, el deudor que sustraía intencionalmente sus bienes de la
persecución de los acreedores cometía un delito proseguible y por la acción
pauliana era reprimido penalmente mediante una condena pecuniaria que lo
obligaba a restituir, por el mismo valor, los bienes sustraídos, condena que se
dejaba sin efecto solo en el supuesto de que el tercero en cuyo favor había
dispuesto los bienes los restituyera. Por ello era una acción restitutoria. Pero
además por su carácter colectivo, era una acción revocatoria, pues la revocación
del acto fraudulento beneficiaba a todos los acreedores del deudor y no solo al
que había ejercitado la acción pauliana.
Con los indicados y encontrados caracteres, el derecho moderno y la codificación
civil le dieron asiento, incluido nuestro código de 1936, motivando especial
atención de los civilistas, Ángel Gustavo Cornejo, le atribuyó a la acción pauliana,
en sus orígenes, un carácter colectivo, y que no podía sino ejercitarla el curator
bonorum, una especie de administrador o sindico, que representaba a los
acreedores y en cuyo provecho procedía.
La acción pauliana desde su origen fue pues, experimentando una marcada
evolución, ya que fue perdiendo el carácter punitivo para convertirse en una acción
típicamente civil como producto de la unificación de las acciones a que hace
referencia Castán Tobeñas, es como acción de naturaleza civil como la receptó el
código Napoleón y la irradió a la codificación civil. Es con esta naturaleza como
llegó a nuestro derecho.
NATURALEZA JURÍDICA
La naturaleza jurídica de la Acción Pauliana, como hemos visto, desde su origen
en el Derecho Romano generó siempre opiniones discordantes en cuanto a
su naturaleza y caracteres. Su concepción en el Derecho Moderno tampoco se
libró del debate doctrinario y la codificación civil ha asumido diversas posiciones.
Basándose en los orígenes históricos de la Acción Pauliana que la vincula
al proceso de las ejecuciones en Roma, era catalogada como una "Acción Real",
no obstante los romanistas terminaron por inclinarse a considerarla por
una "Acción personal (creditoria)".
En conclusión la Acción Pauliana es creditoria, ya que de ser real el acreedor
tendría que tener un derecho específico sobre un bien, que sería el que lo legitima
para accionar. El acreedor acciona en virtud de la relacional obligacional que ha
dado lugar a la constitución del crédito, por lo que la acción que se deriva es de
carácter creditorio.
Establecida la naturaleza creditoria de la Acción Pauliana es, necesario,
determinar su naturaleza específica, esto es su autentico carácter.
Inicialmente la acción pauliana fue vista como una "Acción de Nulidad" (Código
Civil de 1936, artículos 1098º al 1101º), JOSSERAND sostiene "La acción
pauliana es una acción de Nulidad" de modelo reducido y a basa de
indemnización minimizada.
La doctrina (BETTI, CASTAN TOBEÑAS, COVIELLO, MESSINEO) rechaza la
atribución de acción de nulidad por que la acción no procura anular el acto solo
hacerlo oponible a ciertos sujetos
Por último tiene el carácter de "Acción Declarativa de Ineficacia" o "Acción de
Oponibilidad" (Código Civil actual), pues el acto no desaparece, simplemente no
produce tales efectos. Su finalidad es declarar, simplemente, la ineficacia del acto
practicado por el deudor en la medida que este acto perjudique los derechos del
acreedor y que la ineficacia de tal acto sea el único medio como éste puede
hacerse efectivo su derecho. Así mismo con la ineficacia del acto jurídico
fraudulento, este resulta ineficaz respecto del acreedor, pero mantiene su validez
y eficacia jurídica respecto de los terceros que han contratado con el deudor, para
que puedan reclamar sus derechos afectados.
LOS ACTOS JURIDICOS CONTRA LOS CUALES PROCEDE DE LA ACCION
PAULIANA
Los actos jurídicos, que son tales, pues tienen total valides y surten sus efectos
contra los cuales procede la acción pauliana están genéricamente considerados
por el código civil, pues se refiere a ellos como actos de renuncia de derechos,
como actos de disposición gratuita u onerosa y como actos constitutivos de
garantía.
A los actos de renuncia de derecho se refiere el artículo 195 que como ya hemos
advertido fue tomada del proyecto de la comisión reformadora. ´´El acreedor,
aunque el crédito este sujeto a condición o a plazo pueden pedir que se declaren
ineficaces respecto de él los actos gratuitos del deudor por lo que renuncie a
derecho..”
Los actos gratuitos son susceptible del remedio pauliano porque producen un
empobrecimiento, como es el caso de la donación (art. 1621), también la
condonación de obligaciones y la constitución de renta vitalicia, entre, otros.
El art. 195 se refiere a ellos como los actos gratuitos como los que el deudor
“disminuya su patrimonio y perjudiquen el cobro del crédito”, bastándole al
acreedor que insta la demostración de la gratuidad, pues conforme al aforismo
romano non debet lucrari ex alieno danmo, no debe lucrarse en daño ajeno, el
órgano jurisdiccional tiene que sacrificar el lucro del adquiriente para evitar el daño
al acreedor.
Los actos onerosos también pueden dar lugar al ejercicio de la acción pauliana
cuando comportan un daño al acreedor y el adquiriente tiene conocimiento de ese
daño o adquiere en connivencia con el fraudator para perjudicar al acreedor. El art.
195 así lo establece pero preceptúa además que deben ocurrir los requisitos que
precisa en sus incisos 1 y 2 de los que nos ocuparemos más adelante.
LOS REQUISITOS PARA EL EJERCICIO DE LA ACCION PAULIANA
La doctrina tradicionalmente ha exigido y sigue exigiendo dos requisitos para el
ejercicio de la acción pauliana:
EL PERJUICIO AL ACREEDOR
El perjuicio al acreedor, cuando al disponer sus bienes se produzcan una
disminución patrimonial que afecte su solvencia y se presente el eventus damni
que legitima a los acreedores a ejercitar la acción pauliana.
EL DESIGNIO FRAUDULENTO
El designio fraudulento es un estado subjetivo que conduce al deudor a celebrar
actos fraudatorios con la finalidad de perjudicar a sus acreedores y el Código Civil
lo ha previsto como requisito de la acción pauliana para atacar los actos de
disposición onerosa.
LA PRUEBA DEL FRAUDE
El acto fraudulento debe ser probado con la demostración del perjuicio al derecho
a ser pagado que tiene el acreedor, si el acto fraudulento es gratuito, y, si es
oneroso, poniendo además en evidencia el designo fraudulento.
TITULARES DE LA ACCIÓN PAULIANA
Son titulares de la acción pauliana (legitimación activa) cualquier acreedor
perjudicado con los actos de enajenación de los bienes del deudor, tanto los
quirografarios (no cuentan con garantías específicas) como los privilegiados
(la ley establece que sus créditos tienen prioridad sobre otros), como los
garantizados (cuando cuenta con garantías específicas), cuya garantía no es
suficiente o cuando con el acto del gravamen del deudor ven disminuidas las
garantías reales otorgadas a su favor. No es viable esta acción si el crédito está
suficientemente garantizado con hipoteca, prenda, fianza, etc., o cuando en el
patrimonio del deudor haya suficientes bienes realizables para satisfacer el pago
que se le exige. Los acreedores cuyos créditos están respaldados con garantías
específicas suficientes carecen de acción pauliana por ausencia de interés, por
cuanto los actos de enajenación de los bienes del deudor no les causan perjuicio.
Son pasivamente legitimados en la acción pauliana el deudor que ha realizado el
acto de disposición o gravamen en perjuicio de su acreedor y el tercero
adquirente, Y si éste hubiere, a su vez, enajenado los bienes a otra persona, la
acción también se dirigirá contra el subadquirente o subadquirente sucesivos, por
cuanto declarado ineficaz el derecho del transmitente, queda también ineficaz el
de quien de él adquirió.
EFECTOS DE LA ACCIÓN PAULIANA
LA POSICIÓN DEL TERCER ADQUIRIENTE
El tercero puede haber adquirido de buena fe, desconociendo la intención o el
ánimo fraudulento del deudor o, por el contrario, puede haber participado en el
fraude, en la burla de los acreedores. En este último caso es evidente que la
posición del adquiriente no es digna de protección y que, por tanto, la rescisión
del contrato le afectará de plano, quedando obligado a devolver lo adquirido o, en
último término, a indemnizar a los acreedores. Por el contrario, en el supuesto de
que el tercero haya adquirido de buena fe y a título oneroso, no hay razón alguna
que le aboque a hacer de mejor grado al acreedor que al adquiriente de buena fe y
por tanto, la transmisión habida no puede ser revocada o rescindida.
Por consiguiente, en tal caso, la eficacia de la acción revocatoria quedará limitada
a la puramente indemnizatoria y la obligación de indemnizar pesará única y
exclusivamente sobre el deudor fraudulento. En este caso, la operatividad de la
acción revocatoria es virtualmente nula. Nuestro código civil ha previsto esta figura
en el Art. 199º.
LA POSICIÓN DEL SUBADQUIRENTE
El subadquirente es aquél que adquirió el bien de quien a su vez, lo adquirió el
fraudator. El subadquirente del bien objeto del acto impugnado, se hallará cubierto
de la acción pauliana, si acredita que lo es de buena fe y a título oneroso,
cualquiera que haya sido el título de su antecesor. Nuestro código civil ha previsto
la situación en el Art. 197º.
PRESCRIPCIÓN DE LA ACCIÓN PAULIANA
La prescriptibilidad de la acción pauliana fue prevista en el Derecho Romano y con
este modo de extinguirse fue receptada en la codificación civil moderna, aun
cuando ha sido materia de diversos plazos prescriptorios.
EL Código Civil, pare el que la acción pauliana es una acción declarativa de
ineficacia, en el inciso 4 de su Art. 2001 le fija un plazo prescriptorio de dos años:
"Prescriben, salvo disposición diversa de la ley...."
El plazo señalado es en este caso de caducidad y comenzará a computarse desde
el día de la enajenación fraudulenta.

VIA PROCESAL DE LA ACCIÓN PAULIANA


El Art. 200º del C.P.C. regula el trámite procesal de los distintos casos de las
acciones paulianas. Cuando la transferencia es a título gratuito, el proceso
sumarísimo es suficiente para acreditar la existencia del crédito, la gratuidad del
acto de disposición del deudor, la falta de bienes libres conocidos. La existencia
del perjuicio a los derechos del acreedor se presume cuando del acto del deudor
resulta la imposibilidad de pagar íntegramente la prestación debida o se dificulta la
posibilidad de cobro.
Por lo que concierne a los actos a título oneroso hay que probar, además, la mala
fe del tercero adquirente, por lo que la situación se torna mas difícil, por cuya
razón se tramita como proceso de conocimiento.
Con acierto se establece que es procedente que las partes puedan solicitar al juez
para que dicte medidas cautelares destinadas a evitar que el perjuicio resulte
irreparable.
Si el acto de disposición es un supuesto de de la declaración de quiebra del
deudor, son de aplicación de las disposiciones del Derecho Concursal.

IMPROCEDENCIA DE LA ACCIÓN PAULIANA


Nuestro Código Civil lo regula en el Art. 198º, en el cual sostiene que la acción
pauliana no impide que el deudor cumpla con sus obligaciones ya vencidas. Con
el fin de evitar simulaciones, se exige que la deuda vencida y pagada conste en
documento de fecha cierta. Un documento privado adquiere fecha cierta desde:
La muerte de otorgante
La presentación del documento ante funcionario público.
La presentación del documento ante notario público para que certifique la fecha o
legalice firmas
La difusión a través de medio público de fecha determinada o determinable
Otros casos análogos; el juzgador considera como fecha cierta
los documentos que hayan sido determinados por medios técnicos que le
produzcan convicción.

LOS RESULTADOS DE LA ACCION PAULIANA


Interpuesta la acción pauliana y probados sus fundamentos debe ser declarada
fundada por sentencia judicial.
Veamos cuales son los efectos o resultados que esta sentencia produce.
EL RESULTADO FRENTE A LOS ADQUIRENTES
Como acabamos de indicarlo al ocuparnos de la vía procesal para el ejercicio de la
acción pauliana, el acreedor accionante debe emplazar con la demanda también al
adquirente de los bienes pues la sentencia va a sufrir sus efectos respecto a el
declararse la ineficacia del acto jurídico que celebro con el fraudator y va afectar
los derechos que adquirió con ese acto.
En efecto según el artículo 199. “el acreedor puede ejercitar frente a los terceros
adquirentes las acciones que le correspondan sobre los bienes objeto del acto
ineficaz. El tercero adquirente que tenga frente el deudor derechos de crédito
pendientes de la declaración de ineficacia no puede concurrir sobre el producto de
los bienes que han sido objeto del acto ineficaz sino después que el acreedor haya
sido satisfecho”. La norma fue tomada del proyecto de 1936 siendo su fuente el
artículo 2902 del código civil italiano.
Como puede apreciarse el acotado artículo 199 en su primer párrafo se refiere a
las acciones que puede promover el acreedor defraudado frente a los terceros
adquirentes respecto a los bienes objeto del acto jurídico cuya ineficacia ha sido
declarada en su favor. Al respecto, León Barandiaran considero que este párrafo
no es sino una especie de epifonema a lo que se ha establecido
fundamentalmente sobre la acción fraudatoria en seguridad de los intereses del
acreedor accionante. Y es así en efecto pues como en el régimen del código civil
la ineficacia solo favorece al acreedor que insta la declaración de ineficacia, al no
anular el acto fraudatorio no modifica la relación jurídica entablada entre el
fraudator y el adquirente, limitándose tan solo a posibilitar a que el acreedor pueda
embargar los bienes y hacerse pago con ellos, aun cuando estos se encuentren
en el ámbito patrimonial del adquirente.
El segundo párrafo así mismo articulo 199 precisa a la situación del subordinación
en que queda el adquirente respecto al acreedor accionante ya que no puede
concurrir sobre el producto de los bienes que han sido objeto del acto ineficaz sino
después que el acreedor haya cobrado lo suyo pues establece que el derecho del
adquirente a concurrir solo lo puede hacer valer sobre el remanente. La
reclamación que formule el adquirente al fraudator y la eventual indemnización
que obtenga solo pondrá hacerla efectiva sobre bienes distintos a los que han sido
objeto de la acción pauliana.
EL RESULTADO FRENTE A LOS SUBADQUIRENTES
Los subadquirentes son aquellos que adquieren los bienes de quien a su vez los
adquirió del defraudator, se trata de establecer entonces la situación de quienes
vienen a ser los subadquirentes o ulterios adquirentes, pues la situación del primer
adquirente ha sido anteriormente considerada.
El código civil ha previsto la situación de los subadquirentes y plantea una solución
en el artículo 197. “la declaración de ineficacia del acto no perjudica los derechos
adquiridos a titulo oneroso por los terceros subadquirentes de buena fe”. La norma
fue tomada del proyecto de la comisión reformadora y registra como antecedente
al artículo 1110 del código civil de 1936.
Como puede apreciarse la norma que esta referida a trasmisiones realizadas por
el primer adquirente pone a salvo del remedio pauliano a quienes hayan adquirido
a titulo oneroso y de buena fe. Por interpretación contrariu sensu, la declaración
de ineficacia si perjudica los derechos adquiridos a titulo gratuito y también los
adquiridos a titulo oneroso pero de mala fe. La cuestión nos ubica nuevamente
frente a la figura de la oponibilidad o inoponibilidad de los actos jurídicos.
Castan Tobeñas resume los alcances de la acción pauliana contra los
subadqurentes, sea contra los que adquirieron del adquirente directo o inmediato
del fraudator, como de los que adquirieron a su vez un subadquirente, en los
siguientes requisitos: 1) que concurran los supuestos legales generales que son
necesarios para que la acción pauliana sea puesta en marcha; 2) que el
subadquirente lo sea a titulo gratuito o si lo es a titulo oneroso, que haya procedido
de mala fe pues quedan inmunes a los efectos de la acción pauliana los
subadquirentes a titulo oneroso y de buena fe.
El criterio expuesto que es el de la generalidad de la doctrina, se encuentra
también acogido por el articulo 197 de nuestro código civil, la ineficacia del acto de
la subadquisicion gratuita se rige por la contraposición de un lucro y un daño:
como el acto es perjudicial se debe preservar el derecho del acreedor frente al
lucro que se deriva para el subadquirente a título gratuito. Para la ineficacia de los
actos onerosos la solución es distinta pues como se presenta un desequilibrio
patrimonial lo que se sanciona es la

LA ACCIÓN PAULIANA EN EL CÓDIGO CIVIL PERUANO


CONCEPTO Y REQUISITOS
Artículo 195.- El acreedor, aunque el crédito esté a condición o a plazo, puede
pedir que se aclaren ineficaces respecto de él los actos gratuitos del deudor por
los que renuncie a derecho a con los que disminuya su patrimonio conocido y
perjudiquen el cobro del crédito. Se presume la existencia de perjuicio cuando del
acto del deudor resulta la imposibilidad de pagar íntegramente la prestación
debida, o se dificulta la posibilidad de cobro. Tratándose de acto a título oneroso
debe concurrir, además los siguientes requisitos:
Si el crédito es anterior al acto de disminución patrimonial, que el tercero haya
tenido conocimiento del perjuicio a los derechos del acreedor o que, según las
circunstancias, haya estado en razonable situación de conocer o de ignorarlos y el
perjuicio eventual de los mismos.
Si el acto cuya ineficacia se solicita fuera anterior al surgimiento del crédito, que el
deudor y el tercero lo hubiesen celebrado con el propósito de perjudicar la
satisfacción del crédito del futuro acreedor. Se presume dicha intención en el
deudor cuando ha dispuesto de bienes de cuya existencia había informado por
escrito al futuro acreedor. Se presume la intención del tercero cuando conocía o
estaba en aptitud de conocer el futuro crédito y que el deudor carece de otros
bienes registrados.
Incumbe al acreedor la prueba sobre la existencia del crédito y, en su caso, la
concurrencia de los requisitos indicados en los incisos 1y 2 de este artículo.
Corresponde al deudor y al tercero la carga de la prueba sobre la inexistencia del
perjuicio, o sobre la existencia de bienes libres suficientes para garantizar la
satisfacción del crédito.

Concepto y Nociones Previas:


Por la acción pauliana, el acreedor persigue que se declare respecto de él la
ineficacia de los actos realizados por su deudor con los cuales renuncie a
derechos, o desaparezca o disminuya su patrimonio conocido, perjudicando el
cobro del crédito actual o futuro.
El patrimonio presente y futuro de los deudores constituye para los acreedores,
especialmente para los quirografarios, garantía general del recupero de sus
créditos; por eso, a dicho patrimonio, se suele denominar impropiamente “prenda
general o común”.
No basta que el deudor disminuya su patrimonio, sino que es necesario que con el
acto de disminución, para que proceda la acción, se perjudique el cobro del
crédito. Si el deudor debe 10, tiene un activo patrimonial de como por 100, el
enajena por 50, hay disminución del patrimonio, pero hay perjuicio al interés del
acreedor.
El objeto que persigue el acreedor con esta acción es el de obtener que se
reponga la garantía general hasta límites que permitan la satisfacción de su
crédito. El acreedor tiene el derecho de pedir que se declaren ineficaces los actos
de su deudor con los que renuncie a derechos (ejemplos, renuncia de la herencia
o legado – art. 674-, constitución de patrimonio familiar – art.488 y s. -, renuncia a
una prescripción ya ganada) o disminuya su patrimonio (venta, donación, hipoteca,
prenda, etc.), solamente hasta el límite a que ascienda su crédito. Si el deudor
debe 50, tiene un activo patrimonial de como por 100, y enajena bienes hasta por
90; el acreedor puede accionar para que se declaren ineficaces los actos de
enajenación de bienes hasta por 50, monto a que asciende su crédito, careciera
de sentido que pueda pedir que se declare la ineficacia de la enajenación de
bienes por una suma mayor a 50, en lo que excede a esta cantidad estaría
obrando sin tener un legítimo interés económico (art. VI del t. p.).
La disputa doctrinaria sobre si el acto que no comporte disminución del patrimonio
del deudor, sino renuncia a derechos, puede ser o no impugnable vía acción
pauliana, ha quedado superada por el art. 195 que admite el control pauliano de
los actos del deudor por los cuales renuncia a derechos causando perjuicios a su
acreedor, puesto que éste cuenta como garantías general del cobro de su crédito
con todo lo que pertenece o puede llegar a pertenecer a su deudor.
Declara la ineficacia, el acto, en sí mismo válido y eficaz, es inoponible al acreedor
demandante, el cual puede comportarse como si tal acto no se hubiese
efectuado. De aquí se deducen las siguientes consecuencias:
El acreedor vencedor en la acción paulian puede ejecutarse los bienes enajenados
por el deudor no obstante que ya no le pertenecen a éste. Si quedare algún
remanente después de cancelado el crédito, pertenece al adquirente de los
bienes;
La ineficacia aprovecha solamente al acreedor demandante y no a los otros
acreedores;
El dueño actual de los bienes o el deudor pueden paralizar la acción pagando el
crédito o garantizándolo;
En la relación entre deudor y adquirente, el acto impugnado es valido y eficaz. En
tal virtud, el adquirente despojado del bien por efecto de la ejecución, puede exigir
de su transferente (el deudor enajenadamente), en aplicación del art. 1222 del
C.C. , la restitución del importe utilizado para la satisfacción del crédito y la
indemnización de daños.
El acto de renuncia a derechos, o de disposición o de gravamen realizada por el
deudor no es ineficaz ad initio, sino que sobreviene ineficaz a consecuencia de la
pretensión del acreedor perjudicado y sólo hasta la cuantía del perjuicio. Además
se requieren la subsistencia del perjuicio; si el deudor adquiere bienes con los que
se recupera la garantía general para sus acreedores, o él o el adquirente
satisfacen el crédito y otorgan garantías específicas suficientes, no hay para que
se declare la ineficacia.
Naturaleza Jurídica de la Acción pauliana
En cuanto a la naturaleza jurídica no existe acuerdo sobre si la acción pauliana es
revocatoria, de nulidad, rescisión, o de ineficacia relativa. Veamos algunas
opiniones:
Según Colin y Capitant,la pauliana está destinada a revocar los actos del deudor
que causan perjuicios los acreedores cuando presentan carácter fraudulento.
Para autores como Baudry-Lacantineire y Barde, Maynz, Josserand, la acción
pauliana es una acción de nulidad.
En opinión de Solazzi, el fin dela acción pauliana es la rescisión del acto por que el
acreedor pueda disponer del bien alienado como si perteneciera aún a su deudor.
Messineo dice que la acción pauliana desemboca en la ineficacia relativa del acto
del acto perjudicial.
El art. 961 del Código civil argentino considera a la acción ´pauliana como una
acción revocatoria. Alterini manifiesta que según la redacción original de los
artículos 954 y 1045 del Código civil argentino sirvió de fundamento para
considerar a la acción revocatoria como una acción de nulidad parcial con fin
indemnizatorio
El derogado Código civil peruano de 1936 otorgó a la acción pauliana el carácter
de revocación y de anulabilidad. La revocación, al igual que la declaración de
nulidad de un acto anulable, priva al acto de sus efectos erga omnes; el acto se
disuelve y los bienes enajenados vuelven al dominio del deudor, restableciéndose
la garantía general para todos los acreedores. Un acreedor sagaz podía embargar
los bienes antes que el acreedor vencedor en la acción pauliana, quien sin poder
recuperar su crédito.

El código peruano, art. 195, suprime la exigencia del comportamiento fraudulento


del deudor para el cosa de actos a título gratuito y de actos a título oneroso
posteriores al crédito; no se exige que el deudor tenga conocimiento del perjuicio
que con el acto de alineación causa a su acreedor. Nuestro código, en este
extremo, se aparta de su antecedente del código italiano que en su art. 2901 exige
que para que proceda la acción es condición “que el deudor conociese el perjuicio
que el acto origina a los derechos del acreedor”, o sea, en la esencia del sistema
italiano está el fraude, siendo suficiente para demostrar su existencia el
conocimiento que tiene el deudor del perjuicio que con el acto de alineación causa
el acreedor.
La corte suprema al resolver un caso de ineficiencia de un contrato de
compraventa realizada por el deudor, ha resuelto en el sentido que el art. 195
“condicionada el ejercicio de la acción paluliana a los siguientes requisitos: a)
eventos damni, elemento objetivo que consiste en el perjuicio del acreedor; b)
consilium fraudis, elemento subjetivo que consiste en la intención por parte del
deudor de causar perjuicio a su acreedor o al menos tener conciencia del perjuicio
que él le causa; y c) conscius fraudis, es decir el conocimiento que tiene el tercero
que contrata con el “fraudator” en cuanto al perjuicio que se irroga al acreedor de
éste ultimo” (Cas. 1429-2003, lima, publicada en Rev. Cuadernos de investigación
y jurisprudencia del centro de Investigaciones Judiciales, Lima 2006, p. 225).
Según el art. 195, “se presume la existencia del perjuicio cuando el acto del
deudor resulta la imposibilidad de pagar íntegramente la prestación debida, o se
dificulta la posibilidad de cobro”, o sea que se invierte la carga de la prueba, por
tanto, no es el acreedor y el tercero adquirente demandados quienes deben
demostrar la inexistencia del perjuicio o la existencia de bienes libres que
garanticen la satisfacción del delito.
El solo menoscabo del patrimonio del deudor no es suficiente para fundamentar la
declaratoria de ineficiencia, sino que es necesario que ese menoscabo ponga en
peligro la posibilidad de cobro total o parcial del crédito. Basta la puesta en peligro
del cobro, sin que sea necesario que se produzca la insolvencia total del deudor.
Por ejemplo, un deudor debe como 10 y tiene un patrimonio como 50; si enajena
hasta por 20 está disminuyendo su patrimonio, pero no está poniendo en peligro la
satisfacción del crédito, pero si hasta por 45 ha creado un perjuicio para el
acreedor, quien ya no tiene la seguridad de cobrar el integro de su crédito.
Los actos de enajenación del deudor a título gratuito son ineficaces respecto del
acreedor prescindiendo de la buena o mala fe del adquiriente. Esto debido a los
que, como el acreedor, luchan “de damno vitando” deben de prevalecer sobre los
que, como el tercero adquiriente a título gratuito, combaten “de lucro captando”.
Como dice Betti4848, cuando la adquisición sea a título gratuito, aunque haya buena
fe, el conflicto de interés entre, de una parte, los acreedores y de otra los
adquirientes, en el que los unos certant de damno vitando y los otros certant de
lucro captando, se resuelve en el sentido de dar preferencia a los acreedores los
cuales certant de damno vitando. El interés del adquiriente se sacrifica por la ley al
de los acreedores.
Cuando el acto de disposición es a título oneroso –como veremos- hay que
distinguir si éste es posterior o anterior al surgimiento de crédito.
Prohíbe adquirir en tales condiciones. Jorge Americano, comentando este artículo
lo dice que el fraude está en la previsibilidad del perjuicio, por el conocimiento que
tiene el adquiriente de la insolvencia anterior agravada por la alineación. Basta
que el año sea previsible, no es necesario que tenga que ser previsto o querido.
Apoyándose en este artículo y comentario, León Barandiaran manifiesta que en
cuanto al fraude del tercero, que menciona el art. 1099 del Código Civil peruano
del (art. 195 del Código civil de 1984), la ley presume el fraude de dicho tercero,
por el hecho de que el deudor ya se hallaba en la insolvencia. Es evidente
entonces que el deudor no debía realizar el acto, que viene a gravar la situación
del acreedor, y el tercero debía conocer esta circunstancia del acreedor, por ser
notaria o haber motivo para que el tercero lo conociera. Así, en relación al tercero
el consilium fraudies meramente presumido. Nosotros aclaramos que el art. 195
del C.C vigente establece la presunción de la existencia del perjuicio por parte del
tercero cuando el acto de disposición es posterior al surgimiento del crédito, por
tanto no existe inversión de la carga de la prueba para que el tercero pruebe su
buena fe, como si lo establece, por ejemplo, el art. 969 del C.C argentino.
Si el acto de renuncia a derechos o de disminución del patrimonio es posterior al
surgimiento del crédito para que se declare la ineficacia se exige la presencia de
requisitos objetivos: a) existencia del crédito, b) existencia del acto de
enajenación, y c) perjuicio para el acreedor: y del requisito subjetivo consiente en
el que el tercero adquiriente haya actuado de mala fe, esto es conocido
efectivamente el perjuicio al derecho del acreedor o haya estado en razonable
situación de conocer o de no ignorar la existencia de los derechos del acreedor y
4848
Betti, Emilio. Ob. Cit., p. 409.
el eventual perjuicio de los mismos, aun cuando no existía realmente el propósito
de defraudar.
El tercero al título oneroso que actúa con conscientia fraudis viola el deber de
corrección y respeto de la esfera de los intereses ajenos en cuanto se presta a un
aje nación fraudulenta en perjuicio de los acreedores. Así se deprende del art.195
en la parte que dispone: “tratándose de acto a titulo onerosos deben concurrir,
además, los siguientes requisitos: 1. si el crédito es anterior al acto de disminución
patrimonial, que el tercero haya tenido conocimiento del perjuicio a los derechos
del acreedor o que, según las circunstancias, haya estado en razonable situación
del conocer o del no ignorarlos y el perjuicio eventual de los mismos¨.
Cuando la tercera adquirente q titulo oneroso ha obrado de buena fe el acto de
disposición del deudor no puede ser atacado de ineficacia. La acción pauliana se
detiene ante el tercer adquiriente o su adquirente a titulo oneroso y de buena fe.
En estos casos tanto el acreedor como el tercero de buena fe son víctimas de la
conducta fraudulenta del deudor, ambos actúan ¨de damno vitando¨ y, en tal
hipótesis, es justo preferir al adquirente , por que el acreedor es el que tiene que
correr con el riesgo de la confianza depositada en su deudor, al que concedió un
crédito excesivo o no lo exigió el otorgamiento de garantías especificas suficientes
o no tomo a tiempo las medidas precautorias que las circunstancias imponían.
El adquiriente que de mala fe (por conocer o estar en la posibilidad de conocer el
perjuicio causado al acreedor) transfiere el bien a un tercero que lo adquiere a
titulo oneroso y de buena fe, razón por la que no opera contra el control paulatino,
es responsable frente al acreedor por la indemnización de los daños sufridos por
este con la trasferencia, dado a que todo aquel que por dolo o culpa causa daño a
otro está en obligación de indemnizarlo responsabilidad civil extracontractual (art.
1969).
2) cuando el acto de alineación es anterior al surgimiento del crédito, hipótesis
poco frecuente, se exigen los dos presupuestos tradicionales: el concilium fraudis
y el evento damni.
Al respecto, el art. 195 establece: ¨Tratándose de acto a titulo oneroso de ben
concurrir, además, los siguientes requisitos: 2. Si el acto cuya ineficacia se
solicitan fuera anterior al surgimiento del crédito que el deudor y el tercero lo
hubiesen celebrado con el propósito de perjudicar la satisfacción del crédito del
futuro acreedor. Se presume dicha intención en el deudor cuando ha dispuesto de
bienes de cuya existencia había informado por escrito al futuro acreedor. se
presume la intención del tercero cuando conocía o estaba en aptitud de conocer el
futuro crédito y que el deudor carece de otros bienes registrados“. Si el acto de
enajenación es anterior al surgimiento del crédito, lo que sucede cuando la
disposición o gravamen de los bienes se realiza con miras a obtener un crédito
futuro o realizar un delito, se exige el “consilium fraudis” entre el deudor y el
tercero adquiriente. la norma presume la intención fraudulenta del deudor cuando
ha dispuesto de bienes de cuya existencia ha informado por escrito al futuro
acreedor, por ejemplo, inicia los trámites para obtener un préstamo en una
institución financiera ante la cual acredita ser propietario de determinados bienes y
luego, antes de ser aprobado el otorgamiento del crédito, transfiere la propiedad o
grava con garantías reales esos bienes. Igualmente, la norma presume la
intención fraudulenta del tercero cuando conocía o estaba en aptitud de conocer el
futuro crédito y además el deudor carece de otros bienes registrados, la
concurrencia de estos dos requisitos: conocibilidad y carencia de otros bienes
registrados son suficientes para presumir la convivencia fraudulenta del tercero
con el deudor.
La jurisprudencia española, dice DE COSSIO, tiene declarado que el consilium
fraudis ha de entenderse como la simple previsión del daño, es decir, la conciencia
para el vigente codigo de 1984-arts 195 y 199-, al igual que el código italiano –
arts2901 y 2902-, la pauliana es una acción de ineficacia relativa del acto
perjudicial. el acreedor demandante pide que se declare ineficaz respecto de el ( y
no respecto de las partes ni de otros acreedores ) los actos de renuncia de
derechos o de enajenaciones de patrimonio por los cuales el deudor origine
perjuicio a sus derechos. Declarado el acto ineficaz, el acreedor puede embargar
los bienes, objeto del acto impugnado, a los terceros adquirientes. El acto
declarado ineficaz es inoponible al acreedor vencedor en la acción pauliana, pero
es oponible entre las partes y frente a cualquier otro tercero distinto del acreedor
accionante.
El acreedor que ejercita la acción pauliana no pide la revocación, nulidad,
resolución o recisión del acto de disposición, de gravamen o de renuncia a
derechos, sino que su petitorio ( petitum ) espera que tal acto se declare ineficaz
únicamente frente a el . el acto jurídico declarado ineficaz vía acción pauliana
adolece de ineficacia relativa y no de ineficacia absoluta ( erga omnes ), debido a
que no produce efectos solamente al acreedor vencedor en la acción pauliana,
pero mantiene su validez y eficacia entre las partes que lo celebraron y frente a
cualquier otro tercero distinto del acreedor triunfante.
c) actos que pueden ser impugnados
Pueden ser impugnados mediante la acción pauliana todos los actos de
disposición que sean gratuitos u onerosos, unilaterales o bilaterales, con los
cuales el deudor ha empobrecido o disminuido su patrimonio en perjuicio de su
acreedor, como; venta, donación, remisión de una deuda , sociedad, seguro de
vida, actos de liquidación, de comunidad, aceptación de una sucesión o de una
comunidad insolvente, renuncia a un derecho adquirido, legados, dación en pago,
transacción. Constitución de derecho de superficie; el arrendamiento y el usufructo
que dificultan la ejecución del bien; la constitución de garantías como hipoteca,
garantías mobiliarias, anticresis warrant, los pagos de deudas no vencidas; los
pagos por deudas no vencidas, los pagos por deudas vencidas por medio de la
entrega de bienes por un valor menor del que verdaderamente tuvieren , los actos
de renuncia de derechos, por ejemplo, la constitución del patrimonio familiar con el
cual se perjudica el derecho del acreedor de embargar los bienes de su deudor.
También pueden ser impugnados el pago que hace el deudor de obligaciones
naturales (el deudor no puede ser compelido al pago por cuanto el acreedor posee
un derecho desprovisto de accion ) porque “No podemos adaptarnos a excluir de
dicho pago la posibilidad del fraude que a nuestro parecer existirá indudablemente
cuando el deudor satisface una obligación moral teniendo conciencia de que
quedan sin ser pagados sus acreedores civiles.
D) naturaleza del crédito
El crédito puede ser puro y exigible o estar sujeto a condición o a plazo. cierta
doctrina excluye del ejercicio de esta acción a los acreedores bajo condición
suspensiva, por cuanto sus créditos son solamente una expectativa eventual, pero
dado el carácter conservatorio de la accion pauliana, se impone el criterio
contrario.
En el crédito sujeto a plazo resolutorio o a condición resolutoria la situación del
acreedor es la misma que la de un acreedor puro y simple. El crédito sujeto a
plazo suspensivo existe desde el momento de la celebración del acto, solamente
esta diferida su exigibilidad, lo que justifica el ejercicio de la acción pauliana. El
nacimiento de un crédito sujeto a condición suspensiva depende de la realización
o no de un evento incierto y futuro, entre tanto, el acreedor tiene solamente una
expectativa, pero como tal tiene derecho a realizar actos conservatorios dentro de
los cuales está la acción pauliana, porque de no ser así, si la condición se realiza
no habrían bienes que el acreedor pueda en su momento realizar por haber
quedado incólume el acto fraudulento y si la condición no se verifica , el deudor
fraudulento y el tercero que con el contrato nada pierden. como acto
conservatorio, la acción pauliana permite mantener con utilidad la legítima
expectativa mientras no se verifique el evento en que consiste la condición
suspensiva.
E) legitimación activa y pasiva
son titulares de la acción pauliana ( legitimacion activa ) cualquier acreedor
perjudicado con los actos de enajenación de los bienes del deudor, tanto los
quirografarios ( no cuentan con garantías especificas ) como los privilegiados( la
ley establece que sus créditos tienen prioridad sobre otros , por ejemplo, el pago
de remuneraciones tiene prioridad sobre cualquier otra obligación del empleador ,
como los garantizados8 cuentan con garantías específicas cuya garantía no es
suficiente o cuando con el acto de gravamen del deudor ven disminuidas las
garantías reales otorgadas a su favor . No es viable esta accion si el crédito está
suficientemente garantizado con la hipoteca, garantía mobiliaria, fianza, etc. O
cuando en el patrimonio del deudor hay suficientes bienes realizables para
satisfacer el pago que se le exige. los acreedores cuyos créditos están
respaldados con garantías específicas suficientes carecen de accion pauliana por
ausencia de interés , por cuanto los actos de enajenación de los bienes del deudor
no les causan perjuicios.
Pasivamente legitimados en la acción pauliana son el deudor que ha realizado el
acto de disposición o gravamen en perjuicio de su acreedor y el tercero
adquiriente .y si este hubiere, a su vez, enajenado los bienes a otra persona, la
acción se dirigirá también contra el subadquiriente o subadquirientes sucesivos,
por cuanto declarado ineficaz el derecho del transmitente, queda también ineficaz
el de quien el adquirió.
f) requisitos generales y particulares
los requisitos para el ejercicio de la acción pauliana son distintos según que el acto
con el que el deudor perjudica el cobro del crédito sea a título gratuito o a título
oneroso. Si es a título gratuito basta el perjuicio y si es a título oneroso es
necesario el fraude del tercero adquiriente.
Si bien es cierto que los presupuestos clásicos fundamentales de la accion
pauliana son dos y se suelen indicar con las formulas tradicionales; consilium
fraudis y eventos damni, actualmente se haya únicamente en el perjuicio al
acreedor ( eventos damni, sin que sea menester que haya fraude, pues el deudor
puede obrar aun de buena fe, es decir ; con conciencia de que no causa perjuicio
a su deudor y, no obstante, el acto celebrado con tercero no escapa del control
pauliano por el mero hecho de causarse efectivamente al acreedor un perjuicio
“por ejemplo , A, dueño de una casa que tiene valor de 100 y deudor de B por un
valor de 80, es nombrado heredero testamentario de C , representando la herencia
un valor de 200. En estas condiciones dona su casa a X.no cre causar daño a B,
porque en la herencia hay bienes suficientes que garantizan la satisfacción del
crédito pero resulta que aparece otro testamento de C que revoca a aquel y
nombra heredero a Z. B puede solicitar que se declare ineficaz la donación de la
casa. En los actos onerosos se hace presente el fraude, pero sólo en lo que atañe
al tercero, siendo indiferente que haya existido o no el deudor.
Los requisitos generales aplicables a toda clase de actos sean a título oneroso o
gratuito y requisitos particulares aplicables solamente a los actos onerosos son los
siguientes:
Que el deudor renuncie a derechos, desaparezca o disminuya su patrimonio
conocido; y
Que con esos actos de renuncia o disminución se perjudique el cobro del crédito.
El perjuicio (el eventos dannis ) es imprescindible para el ejercicio de la accion
pauliana. Independientemente de que el deudor enajenante haya actuado o no
con animus nocendi (intención de causar daño) el código civil peruano establece
como única exigencia el perjuicio, elimina el requisito de que el deudor se
encuentre en estado de insolvencia y no exige que el comportamiento del deudor
sea fraudulento. Debe existir un nexo de causalidad entre el acto de disposición y
el eventus dannis, es decir, el daño debe ser consecuencia inmediata y directa del
comportamiento del deudor. Si no hay perjuicio l acreedor carece de interés para
iniciar o continuar la acción pauliana.
Dentro de los actos verificados por el deudor conviene distinguir entre aquellos
que ocasionan perjuicio a los acreedores, por que disminuyen el activo (como
ocurre con los actos de enajenación) de aquellos otros que lo causan por
aumentar el pasivo del patrimonio del deudor (como contraer obligaciones
respaldadas con prenda, hipoteca).
El deudor causa perjuicio a sus acreedores cuando realiza actos con los cuales
renuncia a derechos o disminuye su patrimonio conocido frustrando la posibilidad
de que los créditos sean satisfechos mediante la realización judicial de sus bienes.
Esos actos de renuncia de derechos o de disminución del patrimonio pueden o no
determinar la insolvencia del deudor, la misma que el art. 195 no se exige para la
procedencia de la acción pauliana. Para que prospere la acción es suficiente que
con esos actos los acreedores se vean perjudicados al no poder cobrar sus
créditos o poder cobrarlos solo parcialmente, debido a que no existen bienes
conocidos y libres del deudor este puede ser una persona solvente no obstante
que no tiene bienes conocidos, pero si puede tener bienes que no pueden ser
ejecutados por sus acreedores por no ser accesibles al conocimiento de estos o
porque esos bienes se encuentran en el extranjero.
El art. 195 asimismo no exige, para que proceda la acción, que el comportamiento
del deudor sea fraudulento. Este puede haber realizado actos de renuncia a
derechos o de disminución de su patrimonio con o sin él deliberado propósito de
impedir que el acreedor cobre su crédito, pero igual procede la acción pauliana si
es que con esos actos se perjudica el cobro del crédito. Si el acto de disminución
patrimonial es gratuito no se exige la mala fe ni el deudor enajenante ni del tercero
adquiriente; si es oneroso se exige la mala fe no del deudor enajenante sino del
tercero adquiriente, salvo que el acto de disminución patrimonial fuera anterior al
surgimiento del crédito, hipótesis poco frecuente único caso en el que se exige el
acuerdo fraudulento entre el deudor y el tercero adquiriente.
Cía. del perjuicio que el empobrecimiento real o fingido cause al acreedor. No se
trata, por lo tanto, de un puro elemento subjetivo o intencional, sino más bien de
un conocimiento del daño causado mediante la enajenación, sin que sea
necesaria malicia o propósito de defraudar
g) Efectos.
Entre los diversos acreedores. La acción paulina sólo favorece al acreedor que la
ejercita y sólo hasta el límite de su crédito, es decir, el acto declarado ineficaz es
inoponible al acreedor accionante, pero es oponible a cualquier otra persona: El
acreedor “puede pedir que se declaren ineficaces respecto de él” los actos con los
que el deudor renuncie a derechos o disminuya su patrimonio (art. 195).
Entre el accionante y el adquirente del bien. El acreedor vencedor en la acción
pauliana puede embargar al adquirente el bien o bienes objeto de la acción
pauliana. (art. 199).
Entre el accionante y el subadquirente del bien. La pauliana no perjudica los
derechos adquiridos a título oneroso por los tercero subadquirentes de buena fe
(art. 197). En otros términos, la acción prospera contra los subadquirentes o
cadena de subadquirentes si son a título gratuito; si fuesen a título oneroso, sólo
en el caso que el subadquirente haya tenido conocimiento del perjuicio a los
derechos del acreedor, cuando el crédito es anterior al acto de disposición
patrimonial; si es posterior que el adquirente enajenante y el tercero subadquirente
hubiesen celebrado el acto con el propósito de perjudicar el futuro crédito del
acreedor. Por ejemplo, A vende un bien a B, quien tiene conocimiento del perjuicio
de los derechos del acreedor, y B, a su vez, lo vende a C, quien ignora tal hecho;
la acción no prospera contra C. pero si B en lugar de vender el bien, lo dona a C,
la acción prospera por el título gratuito de ésta última enajenación.

Entre el adquirente del bien y el deudor enajenante. Entre estas personas, el acto
es eficaz, por ello, si pagado el crédito del acreedor accionante queda algún
remanente, éste pertenece al adquirente del bien, sea a título gratuito o a título
oneroso.
Recalcamos si prospera la acción pauliana el acto queda subsistente, es válido y
eficaz, entre las partes y frente a terceros e ineficaz sólo frente al tercero acreedor
accionante víctima del daño, hasta el importe de su crédito y en tanto subsista tal
daño. El acreedor triunfante, puede, antes de iniciado el proceso para el cobro de
su crédito o dentro de éste, solicitar medidas cautelares sobre los bienes que
forman el objeto del acto impugnado. La acción pauliana no va directamente al
pago del crédito, sino que constituye una vía auxiliar que prepara a los fines de
que ulteriormente el crédito se haga efectivo mediante la acción principal. Frente a
los actos de disposición del deudor, el acreedor perjudicado tiene que seguir dos
acciones: una principal destinada al cobro de su crédito y otra auxiliar, la acción
pauliana, que persigue que respecto de él se declare ineficaz el acto de
disposición de su deudor, restableciéndose así la garantía común y poder contar
con bienes realizables. Si el proceso principal se inició primero, la ejecución de la
sentencia se suspende hasta que la pauliana despeje el camino si llega a
prosperar. La realización de los bienes se lleva a cabo en el proceso principal para
el cobro, no en el relativo a la acción pauliana.
La pauliana constituye un “prius” de una ejecución posterior o de la iniciada y
detenida ante la carencia de bienes a realizar, por lo que parecería tener carácter
ejecutivo; pero, la verdad es que el acreedor no percibe su crédito con ella; si bien
es cierto que el demandante logra que se prive de eficacia al acto impugnado, esto
ocurre solamente respecto de él, reponiendo en su favor la garantía patrimonial,
siendo válido en todo lo demás entre las partes; aun cuando precede a la
ejecución, la cual puede no ocurrir de inmediato en los créditos sujetos a plazo o
condición suspensiva, la finalidad inmediata, concreta, esencial y su verdadera
razón de ser es la de restablecer la aludida garantía común y no la de realizarla
directamente. Esta secuela tiene ligar en un momento cronológico y conceptual
distinto y posterior, sobre los bienes que haya logrado asegurar el accionante en
manos de un tercero. Su carácter es conservatorio no ejecutivo.
En la acción para el cobro del crédito, el demandado es el deudor; en cambio en la
acción pauliana los demandados son el deudor y el adquirente, y eventualmente
los subadquirente. Las partes litigantes en ambos procesos nos son las mismas.
En la acción del cobro, el título del acreedor demandante es el acto jurídico
(generalmente un contrato) o el acto ilícito (ejemplo, un accidente de tránsito) que
origina el crédito, mientras que en la acción pauliana, el título del acreedor
demandante reside en el acto de alineación realizado por el deudor perjudicando
la garantía general. Los títulos del accionante en cada una de las acciones no son
los mismos. En el proceso seguido para que se declare la ineficacia de un acto
jurídico no se puede cobrar un crédito, ni un proceso para cobrar un crédito se
puede declarar la ineficacia de un acto jurídico. No hay identidad entre ambas
acciones. Por tanto, procesalmente, la acción para el cobro y la acción pauliana no
son acumulables.
h) Carga de la prueba
Por lo que concierne a la carga de la prueba, el art. 195 establece: “incumbe al
acreedor la prueba sobre la existencia del crédito y, en su caso, la concurrencia de
los otros requisitos indicados en el incisos 1y 2 de este artículo. Corresponde al
deudor y al tercero la carga de la prueba sobre la inexistencia del perjuicio, o
sobre la existencia de bienes libres suficientes para garantizar la satisfacción del
crédito”.
Si el acto de disposición o gravamen es gratuito, el acreedor demandante debe
probar: 1) la existencia del crédito; 2) la existencia del acto o actos por los que el
deudor ha renunciado a derechos o disminuido su patrimonio conocido,
perjudicado el cobro del crédito. No está en la obligación del demandante probar el
perjuicio, sino solamente los actos por los cuales el deudor ha disminuido o
desaparecido su patrimonio conocido. El art. 195 dispone que se presume la
existencia del perjuicio cuando del acto del deudor resulta la imposibilidad de
pagar íntegramente la prestación debida o se dificulta la posibilidad de cobro. Por
supuesto que nada impide que el acreedor demandante, si lo desea, pueda
aportar pruebas que estén a su alcance para demostrar la existencia del perjuicio,
como seria, por ejemplo, la presentación de un certificado negativo de propiedad
del deudor demandado, expedido por los registros públicos. En virtud de la
mencionada presunción, corresponde al deudor y al tercero demandado la prueba
de la inexistencia del perjuicio o la existencia de bienes libres suficientes que
garanticen la satisfacción del crédito.
Tratándose de actos onerosos hay que distinguir si han sido realizados antes o
después del nacimiento del crédito. Si el acto es posterior al surgimiento del
crédito, el acreedor demandante debe probar: 1) la existencia del crédito; 2) la
existencia del acto o actos con los que el deudor ha renunciado a derechos o
disminuido su patrimonio conocido, perjudicando el cobro del crédito; 3) que estos
actos se han realizado con posterioridad al acto o hecho que ha originado el acto;
y 4) que el tercero ha actuado de la mala fe, conociendo el perjuicio causado al
acreedor o estando en razonable situación de conocer la existencia del crédito o
de no ignorarlo. Nuestra no establece ninguna presunción de conocimiento del
perjuicio por parte del tercero adquirente con el fin de invertir la carga de la
prueba. En algunos casos la prueba de la mala fe del adquirente es fácil, por
ejemplo, cuando la insolvencia del deudor es notoria o de las relaciones entre
deudor y adquirente se deduce que éste conoció el perjuicio; pero dado a que, en
la mayoría de los casos, es sumamente difícil probar la mala fe del tercero,
pensamos que, en forma similar a lo que dispone el art. 969 del Código argentino,
debe legalizarse estableciendo que se presume que el tercero tiene conocimiento
del perjuicio cuando conocía o estaba en aptitud de conocer la existencia del
crédito y que el deudor carece de otros bienes registrados; de este modo se
invierte la carga de la prueba, correspondiendo al tercero demostrar su buena fe.
Corresponde al deudor y tercero demandados probar: la inexistencia del perjuicio,
o la existencia de bienes libres suficientes que garanticen la satisfacción del
crédito. Como se aprecia, conforme al art. 195, dos son los requisitos para que
proceda la acción pauliana contra actos de disposición o gravamen posteriores al
nacimiento del crédito: el eventus damni y la mala fe del tercero. Si los
demandados no prueban la inexistencia del perjuicio o la existencia de bienes
libres suficientes y el demandante prueba la mala fe del tercer, la demanda es
fundada, pero si no se prueba la mala fe del tercero, la demanda es infundada aun
cuando esté probado el perjuicio causado al acreedor demandante.
Si el acto es anterior al nacimiento del crédito, el acreedor debe probar: 1) la
existencia del acredito; 2) la existencia del acto de disposición; 3) que este acto ha
sido realizado con anterioridad al hecho que ha originado el crédito; 4) que tanto el
deudor como el tercero han celebrado el acto de disposición con el propósito de
perjudicar el cobro del futuro crédito. Pero como la convivencia fraudulenta entre el
deudor y el tercero es de prueba difícil que impide la aplicación de la acción
pauliana, la ley presume la intención fraudulenta en el deudor cuando ha dispuesto
de bienes de cuya existencia había informado por escrito al futuro acreedor, y se
presume la intención del tercero cuando conocía o estaba en la aptitud de conocer
el futuro crédito y que el deudor carece de otros bienes registrados (art. 195.2). O
sea que en estos casos se invierte la carga de la prueba, correspondiendo al
tercero adquirente demostrar su buena fe, acreditando, v.gr. que el deudor tiene
otros bienes embargables en el territorio de la República o que desconocía la
existencia de acreedores.

PRESUNCION DE ONEROSIDAD DE LAS GARANTIAS REALES


Artículo 196.- Para los efectos del art. 195 se considera que las garantías, aun por
deudas ajenas, son actos a título oneroso si ellas son anteriores o simultáneas con
el crédito garantizado.

El acreedor también puede pedir que se declaren ineficaces respecto de él los


actos por los cuales el deudor otorga garantías reales sobre sus bienes a favor de
LIMITACIONES AL DERECHO DEL TERCER ADQUIRIENTE
Considerado en el articulo 199 del código civil peruano
Va contra el sentido común más elemental, el afirmar que el tercero adquirente
puede satisfacer su crédito con “el producto de los bienes que han sido objeto del
acto ineficaz”, “después que el que el acreedor” demandante por acción paulina
“haya sido satisfecho”, si tal remanente el pertenece, es de su propiedad. Si el
saldo que quede del producto del remate (después que el acreedor ha satisfecho
su crédito) pertenece al adquiriente, ¿Cómo se puede afirmar que el adquirente
puede satisfacer su crédito con ese saldo que el perteneciente? Lo que esta
afirmando el segundo párrafo del art. 199, es que el acreedor adquirente satisfaga
su crédito con su propio dinero, esto es, el acreedor se paga así mismo, lo que es
inconcebible. El tercero adquirente no se puede hacer pago con su propio dinero
de los derechos de crédito que tenga frente al deudor perdedor en la acción
pauliana. El segundo párrafo del art. 199 debe ser suprimido.
REMISION
Articulo 200.- la ineficacia de los actos se tramita como proceso sumarísimo; la de
los actos onerosos como proceso de conocimiento. Son especialmente
procedentes las medidas cautelares destinadas a evitar que el perjuicio resulte
irreparable quedan a salvo las disposiciones en materia de quiebra.
El articulo 200 regula el trámite procesal de los distintos casos de las acciones
paulianas. Cuando la transferencia es a título gratuito, el proceso sumarísimo es
suficiente para acreditar la existencia del crédito, la gratuidad del acto de
disposición del deudor, la falta de bienes libres conocidos. La existencia del
perjuicio a los derechos del acreedor se presume cuando del acto del deudor
resulta la imposibilidad de pagar íntegramente la prestación debida o se dificulta la
posibilidad de cobro (art. 195).
Por lo que concierne a los actos de transferencia a titulo oneroso hay que probar,
además, la mala fue del tercero adquirente, por lo que la situación se toma más
difícil, por cuya razón la acción se tramita como proceso de conocimiento.
Con acierto se establece que es procedente de las partes puedan solicitar al juez
para que dicte medidas cautelares destinadas a evitar que el perjuicio resulte
irreparable.
Si el acto de disposición es un presupuesto de la declaración que quiebra del
deudor, son de aplicación las disposiciones del derecho concursal (D. ley no.
26116, ley de reestructuración empresarial).

Comparación de las acciones pauliana y subrogatoria


La acción subrogatoria (llamada también oblicua o indirecta) es un medio legal de
conservación de la garantía patrimonial. Consiste en el poder que tiene el
acreedor de “ejercer los derechos del deudor, sea en vía de acción o para asumir
su defensa con excepción de los que sean inherentes a la persona o cuando lo
prohíba la ley” (art. 123.4.). el acreedor se constituye al deudores constituye al
deudor y ejercita sus derechos. Son presupuestos de la subrogatoria: el crédito del
subrogante, la inercia del deudor en el ejercicio de sus derechos frente a terceros
del peligro de insolvencia del deudor. El objeto de la suprogatoria son los derechos
de crédito y los derechos potestativos del deudor, que tenga contenido patrimonial
y que no sean de carácter estrictamente personal. El fundamento de la
subrogatorioa es la conservación de la garantía patrimonial del deudor.
No todos los derechos que el deudor tiene frente a terceros son susceptibles de
ser ejercitados vía acción subrogatoria; están excluidos de ella los derechos.
Que no tiene carácter patrimonial y los que por su naturaleza o por ley pueden ser
ejercitados solamente por su titular, como los derechos de la personalidad, los
familiares, morales; y los derechos de crédito estrictamente personales, como el
de alimentos.
El acreedor que utiliza la acción subrogatoria ejerce los derechos de su deudor,
por lo que la subrogatoria no constituye simplemente un poder de injerencia en la
esfera jurídica ajena, sino un poder de ejercer los derechos ajenos, por lo que se
trata de un poder de sustitución legal en interés propio; “cual sustituto legal in rem
propriam el subrogante no hace valer frente a los terceros derechos diversos o
más amplios de aquellos que corresponden al deudor subrogado” 1
1
La jurisprudencia italiana ha resuelto: El acreedor que se vale de la acción subrogatoria asume las veces de
sustituto procesal del deudor subrogado, con la consecuencia de estar sujeto a todas las excepciones,
sustanciales y procesales, oponibles del deudor, además a las limitaciones del uso de los medios de prueba
La acción subrogatoriaa y la pauliana presentan las semejanzas siguientes: La
acción subrogatoria y la acción pauliana se fundan en el principio según el cual el
patrimonio del deudor constituye la garantía de los acreedores. Ambas tiene
carácter patrimonial: la subrogatoria trata de crear o incrementar al patrimonio del
deudor, que la desidia de este podría dejar perder, y la acción pauliana restituye la
garantía patrimonial exclusivamente en relación al acreedor accionante. Ambas
son medios de conservación de la garantía patrimonial. Las dos constituyen
recursos judiciales subsidiarios cuyo fin es conseguir el pago actual o futuro de las
deudas. Prceden en virtud de la conducta perjudicial- acciones u omisiones
adoptada por el deudor respecto de sus acreedores. Ambas acciones no proceden
si en el patrimonio del deudor hay viene suficientes para hacer efectivo el crédito,
situación en la que el acreedor no tiene injerencia en el manejo de los asuntos del
deudor.
Salvo estas semejanzas, la diferencia entre ambas acciones es completa.
La acción pauliana procede contra los actos (acciones) del deudor con las cuales
renuncia a derechos o realiza actos de disposición o gravamen de su patrimonio
en perjuicio de su acreedor (el deudor dona, vende o grava sus bienes, renuncia a
una herencia o legado, etc.). La acción subrogatoria u oblicua cae dentro del
campo de las omisiones del deudor en el reclamo o ejercicio de sus derechos (no
reclama una herencia, no se defiende en un proceso judicial que puede originarle
la perdida de sus bienes, etc.). La acción pauliana ataca un acto realiza por el
deudor y la acción subrogatoria supone la inactividad del deudor.
El patrimonio del deudor constituye garantia general de sus acreedores. Este
patrimonio puede desaparecer o disminuir por actos del deudor con los cuales
renuncia, dispone o grava sus bienes o por una abstención u omisión del deudor
que no hace lo que debe hacer en su beneficio.
El fin de la oblicua es ingresar en el patrimonio del deudor los bienes que resulten,
por lo que la naturaleza de la acción subrogatoria u oblicua es de integración
patrimonial. La pauliana persigue que se declare ineficaz con relación al
accionante el acto de disposición del deudor, restituyéndose, de este modo, la
garantía patrimonial común, pero sin que los bienes retornen al patrimonio del
deudor, por tanto, la naturaleza de la acción pauliana es de constitución de la
garantía patrimonial.
En la acción oblicua el acreedor obra en nombre del deudor inactivo, se sustituye
en la persona de este ejerciendo los derechos que omite hacer valer, derechos
que de otra manera quedarían perdidos por el abandono del titular, lo que no
ocurre en la pauliana que corresponde a un derecho que los acreedores que
ejercen en nombre propio (actúa iure propio). Es decir, en la subrogatoria el

que tendría el titular del derecho (Bianca, massimo,ob.cit.,p.422)


acreedor ejercita un derecho ajeno: el de su deudor, y en la pauliana ejercita un
derecho propio.
La acción subrogatoria presupone la existencia de derechos en el patrimonio del
deudor, mientras que la pauliana presupone que el derecho ya ha salido del
patrimonio del deudor por haberlo enajenado.
La acción oblicua o subrogatoria es preparatoria de la posterior ejecución del bien
o de los bienes del deudor. La pauliana, en cambio, es por si misma ejecutiva,
pues no produce el desplazamiento del bien o valor al patrimonio del deudor, sino
que dicho bien o valor es directamente ejecutado en el patrimonio del tercero
adquiriente.
Los efectos de la oblicua benefician a todos los acreedores, en cambio la pauliana
favorece únicamente al acreedor accionante

JURISPRUDENCIA ACERCA DE LA ACCION PAULIANA


CAS. Nº 1712-02 SANTA. ACCION PAULIANA
SUMILLA: "...el Banco demandante cumple con el mandato y adjunta el testimonio
de escritura pública de otorgamiento de anticipo de legítima, en donde se declara,
que la recurrente, beneficiaria del anticipo de legitima, contaba con dieciséis años
de edad..."

"...Que, si bien es cierto que, al momento de la interposición de la demanda y


hasta la presentación de la escritura pública de anticipo de legítima, el juez, como
sujeto procesal, a diferencia de los propios demandados, no habría podido saber
que la co-demandada era menor de edad, puesto que el anticipo de legítima
procede contra cualquier heredero forzoso, sin importar la edad de éste; también
lo es que, este vicio pudo haber sido advertido por la parte actora puesto que ella
tenía o pudo haber tenido, anteladamente, conocimiento de la edad de la
beneficiaria del anticipo de legítima, debido a que la actora no puede limitar su
conocimiento a lo establecido en la ficha registral sino que debe extenderse a los
títulos archivados que formaron estos..."

"... sin embargo, luego de la incorporación al proceso, de la escritura pública de


otorgamiento de escritura, todos los sujetos procesales, tenían pleno conocimiento
de que uno de los co - demandados era menor de edad, debiéndosele, de oficio, o
a pedido de parte, nombrársele Curador Procesal, para la defensa de sus
derechos, ante la renuencia de sus representantes legales de defenderlos..."
"... el Juez debió advertir esta situación y nombrarle un Curador Procesal a la
menor, para que defendiera los derechos de ésta, mientras no pueda ejercerlos
personalmente..."

CAS. Nº 1712-02 SANTA. ACCION PAULIANA

Lima, catorce de octubre del dos mil dos.

LA SALA TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA


REPÚBLICA, Vista la causa número mil setecientos catorce - dos mil dos, con el
acompañado; en Audiencia Pública de la fecha, y producida la votación con
arreglo a Ley emite la siguiente sentencia;

MATERIA DEL RECURSO: Se trata del Recurso de Casación interpuesto por


Dense del Pilar Takamura Feria, mediante escrito de fojas cuatrocientos dieciocho,
contra la sentencia emitida por la Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de
Santa, de fojas cuatrocientos once, su fecha dieciocho de abril del dos mil dos,
que confirmando la apelada de fojas trescientos veintitrés, su fecha doce de
diciembre del dos mil uno, declaro fundada la demanda interpuesta por el Banco
de Crédito del Perú;

FUNDAMENTOS DEL RECURSO: Que, la sala ha estimado declarara procedente


el recurso de casación mediante resolución de fecha once julio del dos mil dos, por
la causal prevista en el inciso tercero del Articulo trescientos ochentiséis del
Código Procesal Civil, sustentada en que se ha contravenido su derecho al debido
proceso puesto que no se ha nombrado Curador Procesal para la recurrente,
conforme a lo dispuesto por el artículo sesentiséis inciso cuarto del Código
adjetivo; teniéndose en cuenta que la recurrente, al momento de la interposición
de la demanda, era menor de edad, por lo que no pudo contestar la misma,
debiéndosele haber nombrado curadora, de conformidad con lo dispuesto por la
norma denunciada;

CONSIDERANDO: Primero.- Que, eI Recurso de Casación tiene como fines


esenciales la correcta aplicación e interpretación del derecho objetivo y la
unificación de la jurisprudencia nacional de la Corte Suprema de Justicia,
conforme se señala en el artículo trescientos ochenticuatro del Código Procesal
Civil; Segundo.- Que, a fojas dieciocho, el veintiséis de abril del dos mil, el Banco
de Crédito del Perú - sucursal Chimbote, interpone una demanda de acción
revocatoria o pauliana dirigiéndola contra Víctor Ricardo Takamura Salazar,
Mercedes Pilar Feria Campoverde y Denisse del Pilar Takamura Feria; Tercero.-
Que, el demandante solicita que se declara la ineficacia del acto gratuito de
anticipo de legítima que han efectuado los co-demandados Víctor Ricardo
Takamura Salazar y Mercedes Pilar Feria Campoverde a favor de su hija Denisse,
del treinta de junio de mil novecientos noventinueve; asimismo solicita la
cancelación del asiento registral donde consta dicho acto; Cuarto.- Que, a fojas
cincuentiuno, contesta la demanda, a título personal, Víctor Ricardo Takamura
Salazar, en los términos allí contenidos; Quinto.- Que, Por resolución cuatro, del
primero de septiembre del dos mil dos; el Juez admite a trámite la contestación de
la demanda de Víctor Ricardo Takamura Salazar y declara rebeldes a los co-
demandadas Mercedes Pilar Feria CampoVerde y Denisse del Pilar Takamura
Feria; Sexto.- Que, por resolución dieciséis, del treintiuno de agosto del dos mil
uno, para mejor resolver, el Juez requiere al demandante a fin de que adjunte el
testimonio de escritura pública de anticipo de legítima; por escrito de fojas
trescientos once, el Banco demandante cumple con el mandato y adjunta el
testimonio de escritura pública de otorgamiento de anticipo de legítima, en donde
se declara, que la recurrente, beneficiaria del anticipo de legitima, contaba con
dieciséis años de edad; Sétimo.- Que, el inciso tercero, del artículo sesentiuno del
Código Procesal Civil señala que: El curador procesal es un Abogado nombrado
por el Juez a pedido de interesado, que interviene en el proceso en los siguientes
casos: Cuando exista falta, ausencia o impedimento del representante del incapaz,
según lo dispuesto por el Artículo sesentiséis del acotado; Octavo.- Que, el inciso
segundo del artículo sesentiséis del Código adjetivo prescribe que: En caso de
falta, ausencia o Impedimento del representante del incapaz, se aplican las
siguientes reglas: Cuando la demanda se dirija contra un incapaz que carece de
representante o éste se halle ausente, el Juez le nombrará un curador procesal o
confirmará el propuesto por el incapaz relativo, si lo considera idóneo; Asimismo,
el inciso cuarto, prescribe que: También se procederá al nombramiento de curador
procesal cuando el Juez advierta la aparición de un conflicto de intereses entre el
incapaz y su representante legal, o confirmará el propuesto por el incapaz relativo;
Noveno.- Que, de acuerdo a la escritura pública de anticipo de legitima, al treinta
de junio de mil novecientos noventinueve, la recurrente contaba con dieciséis años
de edad, esto es, que era un sujeto procesal que debiera estar representado por
sus padres puesto que, procesal mente, carecía de capacidad procesal, la cual:
"(...) solo la tienen aquellas personas naturales que por si mismas pueden
intervenir en el proceso; más preciso, aquellas personas que se hallan habilitadas
por la ley para hacer valer sus derechos pos si mismas planteando una demanda,
contradiciéndola y realizando determinados actos procesales (...)" (Tratado de
Derecho Procesal Civil (volumen I); Jorge Carrión Lugo; Editorial Jurídica Grijley;
Segunda reimpresión; Lima -Perú; página doscientos seis); Décimo.- Que, si bien
es cierto que, al momento de la interposición de la demanda y hasta la
presentación de la escritura pública de anticipo de legítima, el juez, como sujeto
procesal, a diferencia de los propios demandados, no habría podido saber que la
co-demandada era menor de edad, puesto que el anticipo de legítima procede
contra cualquier heredero forzoso, sin importar la edad de éste; también lo es que,
este vicio pudo haber sido advertido por la parte actora puesto que ella tenía o
pudo haber tenido, anteladamente, conocimiento de la edad de la beneficiaria del
anticipo de legítima, debido a que la actora no puede limitar su conocimiento a lo
establecido en la ficha registral sino que debe extenderse a los títulos archivados
que formaron estos; Décimo Primero.- Que, sin embargo, luego de la
incorporación al proceso, de la escritura pública de otorgamiento de escritura,
todos los sujetos procesales, tenían pleno conocimiento de que uno de los co -
demandados era menor de edad, debiéndosele, de oficio, o a pedido de parte,
nombrársele Curador Procesal, para la defensa de sus derechos, ante la
renuencia de sus representantes legales de defenderlos; Décimo Segundo.- Que,
la omisión incurrida por el padre de la recurrente, al no advertir a la Magistratura,
de la edad de la beneficiaria del anticipo, al momento de contestarla demanda y la
renuencia de la madre de la recurrente, que motivará que fuera declarada rebelde,
no pueden perjudicarla, puesto que la recurrente no tenía capacidad legal para
comparecer por sí; Décimo Tercero.- Que, por ello, el Juez debió advertir esta
situación y nombrarle un Curador Procesal a la menor, para que defendiera los
derechos de ésta, mientras no pueda ejercerlos personalmente; Décimo Cuarto.-
Que, en consecuencia, se ha configurado la causal denunciada, al afectarse el
derecho al debido proceso de la recurrente, causando indefensión durante el
desarrollo del proceso, por lo que deberán renovarse los actos procesales,
tendientes a que puedan defenderse en este proceso; por las razones expuestas y
de acuerdo con el apartado dos punto cuatro inciso segundo del artículo
trescientos noventiséis del Código Procesal Civil: declararon FUNDADO el
Recurso de Casación de fojas cuatrocientos dieciocho; y en consecuencia NULA
la resolución de vista de fojas cuatrocientos once, su fecha dieciocho de abril del
dos mil dos; INSUBSISTENTE la apelada de fojas trescientos veintitrés; y NULO
todo lo actuado; DEBIENDOSE renovar el acto jurídico procesal de notificación
con la demanda a la recurrente Denisse del Pilar Takamura Feria; MANDARON
que el Juez del Primer Juzgado Civil de Santa expida nuevo fallo con arreglo a
Ley; DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el Diario Oficial El
Peruano, en los seguidos por el Banco de Crédito del Perú sucursal Chimbote con
Víctor Ricardo Takamura Salazar y otros; sobre Acción Pauliana; y los
devolvieron.

ACCIÓN SUBROGATORIA
La acción subrogatoria (Artículo 1219 º inc. 4) también denominada indirecta,
oblicua o refleja, ha sido definida como la facultad que la ley concede a los
acreedores para que sustituyéndose a su deudor ejerciten los derechos y acciones
de éste, cuando tales derechos y acciones, por la negligencia o mala fe de dicho
deudor, estuvieren expuestos a perderse para la prenda general con perjuicio para
sus acreedores. La acción subrogatoria, pese a su nombre, no es un supuesto de
subrogación, ni se puede decir, propiamente hablando, que el acreedor que la
ejercita actúa en nombre del deudor. El acreedor actúa en nombre propio en virtud
de la facultad que le da la ley.
León Brandarían explica "Por la acción subrogatoria un acreedor puede ejercitar
una reclamación a nombre de su deudor, para que el patrimonio de éste se
acrezca, con el cual el acreedor halla medio de hacerse pago de su crédito,
haciendo que tal patrimonio responda por aquél".

TITULARIDAD DE LA ACCIÓN SUBROGATORIA


El acreedor, al ejercitar un derecho del deudor inactivo no tiene por qué limitarse a
reclamar al tercero cuanto a él le debe el deudor, sino la totalidad del crédito o
derecho que el deudor tenga contra un tercero. Mediante el ejercicio de la acción
subrogatoria, el crédito habrá de considerarse integrado en el patrimonio del
deudor y por tanto, beneficiará también a todos los demás acreedores, y acaso
alguno de ellos ostente un derecho de crédito preferente al del acreedor litigante.
Esta entrada o ingreso de lo obtenido en el patrimonio del deudor inactivo justifica
la denominación de indirecta u oblicua que se aplica también a la acción
subrogatoria: el acreedor que ha litigado no cobra directamente del tercero, sino
del deudor.
Así resulta que el acreedor que ejercita la acción subrogatoria no tiene un derecho
de prelación o preferencia sobre los eventuales restantes acreedores del deudor.
Las reglas de prelación aplicables serán las generales, y en consecuencia, la
acción subrogatoria presenta un escaso atractivo para el acreedor.

EFECTOS DE LA ACCIÓN SUBROGATORIA


El efecto fundamental de la acción oblicua es hacer entrar el derecho o crédito
directamente en el patrimonio del deudor.
INCONVENIENTES DE LA ACCION SUBROGATORIA
Con criterio se ha señalado que la acción subrogatoria tiene el grave
inconveniente, para el acreedor que la ejerce, que los bienes o recursos obtenidos
por medio de ella ingresan al patrimonio del deudor, sin ninguna ventaja o
preferencia para él, que ha asumido el costo y los riegos de su ejercicio. Incluso,
puede darse el caso que el resultado de la acción subrogatoria redunde en
beneficio de otro acreedor preferente. Afirma SALVAT que para los acreedores les
seria mucho más cómodo y ventajoso tener una acción directa contra el deudor de
su deudor, la cual los facultaría actuar en su propio nombre, en vez de hacerlo en
nombre de su deudor. El brillante jurista sostiene que ello representaría para los
acreedores dos grandes beneficios: a) Les permitiría conservar en su exclusivo
beneficio el importe íntegro de la condenación contra el deudor de su deudor, es
decir, los bienes o recursos obtenidos por su ejercicio, hasta el importe de sus
créditos y b) Los eximiría de escapar a las defensas fundadas en causas
exclusivamente personales a su deudor. Vislumbrando tales inconvenientes y con
un criterio sumamente pragmático, el derecho germánico se aparta de la tradición
romana y rechaza él celebre Art.1166º del Código Napoleónico; los acreedores
están facultados para embargar y hacerse ceder por el juez de la ejecución, la
acción o el derecho especial del deudor, y luego realizarlos directamente. Se
advierte que en dicho régimen han prevalecido las soluciones de carácter
ejecutivo, especialmente en el plano del derecho procesal, y no por vía del
derecho sustantivo, aunque de él dependa el derecho ejercido, ocupándose más
de la prestación misma, que de la persona incursa en el incumplimiento de la
deuda. El derecho anglosajón apartándose también de la influencia franco
romana, no ha incorporado la acción oblicua, tiene mucha similitud con
el sistema alemán, pues los objetivos perseguidos se logran por medio del
embargo (attachement of debts) en el que el acreedor que obtiene una decisión
judicial (judgement of crédito) puede ejercer los derechos de su deudor.

COMPARACION DE LAS ACCIONES PAULIANA Y DE SIMULACION


La acción pauliana y la de simulación, conjuntamente con la subrogatoria, tienen
carácter conservatorio, desde que están dirigidas a defender y conservar la
garantía general que para los acreedores constituye el patrimonio del deudor.
En las tres acciones se requiere la existencia del perjuicio, que determina in
interés legítimo de los acreedores para obrar. Pero hay entre ellas diferencias muy
claras. Veamos cuales son las diferencias entre la acción de simulación y la
pauliana.
La acción pauliana supone la realización de actos reales, serios, no aparentes; las
partes desean la realización del acto de disposición y la producción de sus
efectos. La acción de simulación presupone un acto aparente que las partes no
quieren que produzca efectos entre ellas. Los simulantes aparentan querer algo
cuando en realidad no quieren nada (simulación absoluta) o quieren algo diferente
(simulación relativa). La acción pauliana se dirige contra un acto de disposición
real del deudor; la de simulación se dirige contra un acto ficticio y tiende a
comprobar que los bienes no han salido del poder del transferente. En resumen,
en la acción pauliana el acto atacado existe realmente, mientras que en la acción
de simulación, el acto atacado existe solo aparentemente.
Con la acción de simulación se busca que se verifique la inexistencia de in acto
jurídico solo aparente (ficticio) y que se declare su nulidad, en tanto que con la
pauliana se persigue que el acto real de disposición sea declarado ineficaz con
relacional acreedor demandante y solo hasta el límite en que concurre el interés
de este. La primera es una acción declarativa de nulidad, la segunda es una
acción de inoponibilidad. La acción pauliana tiene por fin reintegrar en la prenda
general de los acreedores lo que de ella había salido por efecto del acto de
disposición del deudor, en tanto que la acción de simulación tiene por objeto
demostrar que el bien que parece haber salido de la prenda general, no ha dejado
de formar parte de ella.
Los titulares de la acción para solicitar la nulidad del acto simulado son cualquiera
de las partes simulantes y los terceros perjudicados (art. 193). En cambio, los
titulares de la acción pauliana son solamente los acreedores perjudicados con el
acto de disposición de su deudor.
El beneficio de la acción de simulación alcanza a todo interesado en la declaración
de la nulidad del acto aparente. En cambio, la acción pauliana aprovecha
solamente al acreedor demandante.
En la acción de ineficacia de los actos a título oneroso, los acreedores deben
probar que el tercero adquiriente haya tenido conocimiento o haya estado en
razonable situación de conocer el perjuicio al acreedor (art. 195); en la de
simulación no.
La acción pauliana prescribe a los dos años (art. 2001.4); la de simulación a los
diez años (art. 2001.1), y la acción de daños derivados para las partes simulantes
de la violación del acto simulado prescribe a las siete años (art. 2001.2).

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