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Universidad Inca Garcilaso de la Vega

Escuela de Postgrado – Derecho


Maestría de Derecho Civil y Comercial

UNIVERSIDAD INCA GARCILASO DE LA VEGA


ESCUELA DE POSTGRADO
MAESTRIA EN DERECHO CIVIL Y COMERCIAL CIVIL

TEMA
“DERECHO AL HONOR, DERECHO A LA INTIMIDAD Y BUENA REPUTACION”

ALUMNO : ABOG. JOSE ALBERTO GONZALES GUZMAN

DOCENTE : DRA. LITA NATALIA SÁNCHEZ CASTILLO

ASIGNATURA : ANÁLISIS CRÍTICO DEL CÓDIGO CIVIL I

FECHA : 18 DE OCTUBRE DEL 2018

LIMA - PERU
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1. INTRODUCCION
Sin lugar a duda, el respeto a los derechos del hombre, son de vital importancia para el
desarrollo de los pueblos. Sin embargo esto llamados derechos fundamentales del
hombre se han dado en forma evolutiva, mediante fases históricas como la Revolución
burguesa del ciclo XVIII, la revolución francesa y la americana, hasta la segunda guerra
mundial; Estos han sido entonces conquistas productos de movimientos contra los
poderes que los oprimían y beneficiaba a solo una cúpula o grupo de personas.

En la actualidad, si bien es cierto parece homogéneo el reconocimiento de los derechos


del hombre, se hacen evidentes que las nuevas invenciones tecnológicas de últimos años,
como el internet y creación de redes sociales, parece que los derechos inherentes a la
personalidad están en estado de vulnerabilidad – derechos como ligados a la dignidad
humana, como el derecho al honor, intimidad y buena reputación, fundamentales
elevados a rango constitucional – son transgredidos con total libertad. Es decir que Las
transformaciones sociales e innovaciones tecnológicas han ido unidas a la aparición de
nuevos riesgos para la intimidad en términos generales, para la vida o esfera privada de la
persona, en un marco en el que los daños ocasionados a estos bienes de la personalidad
pueden resultar de muy difícil localización.

Por ello, es que actualmente con frecuencia somos testigos sobre la libertad con la cual
se viene actuando en los medios, de la cantidad de problemas que surgen debido a las
declaraciones que hacen sobre alguna persona o imágenes que se difunden sobre todo
en los medios informáticos a través de las redes sociales de moda, como el popular
Facebook o Instagram que nos ha otorgado una facilidad, que mucha veces conlleva a
olvidar el respeto al derecho a la intimidad, honor y buena reputación de la cual gozamos
todas las personas solamente por el hecho de serlo.

Mediante el presente trabajo, tratare de mostrar a modo de repaso, el estudio acerca de


la configuración de los derechos al honor, la intimidad y la buena reputación, los cuales
son reconocidos por el derecho nacional y que realza importancia en estos tiempos. Para
este propósito me apoyare de jurisprudencia más relevante, legislación actual y revisión
de artículo de la web.
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Me centrare especialmente en identificar el concepto, evolución histórica, características y


el ámbito procesal de los derechos al honor, la intimidad y la buena reputación.

Finalmente, Los derechos fundamentales en el Orden Constitucional en el Perú - Existe


un vínculo indisoluble entre “dignidad de la persona humana” y los derechos
fundamentales, pues estos derechos en calidad de esenciales son inherentes a la
dignidad, es decir cada uno de los derechos fundamentales manifiesta un núcleo de
existencia humana que se deriva de la dignidad que tiene la persona, por ello la dignidad
se convierte en una fuente de todos los derechos y que es deber de todos los ciudadanos
velar por el respeto a todos los derechos de la personas para alcanzar el bien común.
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I. EVOLUCION HISTORICA.

Los derechos al honor, a la vida privada, a la intimidad y a la propia imagen, catalogados


como derechos de la personalidad, con el transcurso del tiempo han recibido
reconocimiento de su condición de derechos humanos que merecen una regulación del
más alto nivel, ya que las intromisiones y perturbaciones a estos derechos, no tienen su
origen únicamente en el poder público, en forma de almacenamiento y ficheros de datos
en poder de las autoridades, sino también y en muchos casos con mayor intensidad, en la
actividad de las empresas privadas.

Los derechos a la vida privada, al honor, a la intimidad y a la propia imagen, de acuerdo a


la doctrina de derecho privado se han catalogado como derechos de la personalidad, los
derechos de la personalidad son derechos subjetivos no sobre la propia persona, sino
sobre los atributos o manifestaciones esenciales de la personalidad.

Ahora, bien respecto a la evolución histórica de la protección de los derechos de la


personalidad hasta su reconocimiento como derechos humanos Aunque la Escuela del
Derecho Natural del siglo XVII les dio un gran impulso al considerarlos como derechos
naturales o innatos, que corresponden al hombre por su propia naturaleza, y son
preexistentes a su reconocimiento por el Estado, no es posible hablar propiamente de la
aparición de los derechos de la personalidad en ese momento.

En la época del absolutismo, puede hablarse de ciertos derechos otorgados por el Rey a
algunas clases, (burguesía) pero en todo caso, estaban a merced de la voluntad del
soberano. No es posible hablar de derechos de la personalidad en sentido estricto sino
hasta el siglo XIX. Con la Revolución Francesa y su proclamación de la igualdad de los
individuos, así sea de carácter formal, no sólo frente al Estado sino también en relación a
los demás individuos, se marca el inicio de la protección privatista de la personalidad, digo
privatista porque estaba centrada en la inviolabilidad de la propiedad, dejando de lado
importantes derechos sociales. El fenómeno de la codificación, trajo aparejada la idea de
organizar la protección privatista de la personalidad. El Código civil de Napoleón de 1804
trató de derogar el sistema feudal hasta entonces vigente, sustituyéndolo por otro que
estuviera inspirado en las nuevas ideas revolucionarias de igualdad y libertad. Esta idea
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privatista predominó en la mayoría de los códigos europeos que siguieron la influencia del
código francés, por lo que se asoció la protección de la persona humana a la legislación
civil. Simultáneamente se establece en las codificaciones la tutela penal contra las
ofensas injustas dirigidas al patrimonio moral de las personas como pueden ser el honor o
la reputación. No es sino hasta avanzado el siglo XX que se inicia la protección publicista
de estos derechos de la persona humana, junto a la protección privada. Aun así, se les
relaciona más con bienes de naturaleza civil, pero se vislumbra la aparición de
argumentos de carácter público que dan lugar a un tipo de protección diferente. En efecto,
la protección inicial se hace en contra del poder público, porque en primera instancia sólo
los actos de autoridad pueden vulnerar el contenido de los derechos humanos, entendidos
como derechos subjetivos públicos frente a la autoridad, que constituyen un límite a los
actos del poder público de naturaleza política. La acción concedida en defensa de estos
derechos contempla el resarcimiento del daño con carácter patrimonial, a lo que se
agrega en esta etapa la garantía de su ejercicio en sentido positivo, impidiendo su
perturbación por parte del poder público u obligando al cese de la misma si se llegare a
producir.

A partir del final de la Segunda Guerra Mundial, se busca la protección de la persona


humana en términos sustanciales y no meramente formales. La Declaración Universal de
los Derechos Humanos de 10 de diciembre de 1948 constituye un parteaguas al
establecer en su preámbulo que los derechos del hombre son iguales e inalienables y que
la dignidad humana constituye el fundamento de la libertad, de la justicia y de la paz. En
cuanto a su protección, se establece en este documento la garantía en el proceso, la
prohibición de detenciones arbitrarias, y de interferencias con la vida privada, con la
familia, con el domicilio, con la correspondencia, así como la protección del honor y de la
reputación.

En relación a los derechos que nos ocupan, a nivel continental podemos citar la
Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, que en su Capítulo I
artículo V dispone: “Toda persona tiene derecho a la protección de la Ley contra los
ataques abusivos a su honra, a su reputación y a su vida privada y familiar”, y el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos (1966) en su artículo 17.

El siguiente estadio fue su constitucionalización o inclusión en los instrumentos jurídico-


políticos de mayor rango en las últimas décadas del constitucionalismo del siglo pasado,
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como resultado del reconocimiento del valor de la dignidad humana, y de un modelo de


Estado que tiene a la persona y a los grupos en que se integra como sujetos básicos de
derechos. De este modo, se establecieron estos derechos en la Constitución Portuguesa
de 1976, la Constitución Española, y posteriormente los demás países del mundo.

II. CONCEPTOS DE HONOR, BUENA REPUTACION E INTIMIDAD

II.1. EL HONOR Y BUENA REPUTACION.

El Honor encierra dos cuestiones fundamentales:

La primera es la estimación, autovaloración, reconocimiento de uno mismo, el prestigio


propio, el examen de nuestros valores espirituales que conllevan a la dignidad personal.

La segunda es el respeto, reconocimiento, prestigio, valoración, estimación, criterios que


tienen los demás con relación a mi persona. Estas nociones están presentes en la vida de
todos los seres humanos en el trabajo, en la relación familiar, en el desarrollo de
determinada actividad económica, política o cultural, pudiendo tener en cuanto a estas
una opinión favorable o no. Ya sea honor para los demás o dignidad para uno mismo,
estos convergen caracterizando a la persona, son vitales para el hombre, constituyendo
los bienes espirituales más preciados en la esfera moral.

En la legislación peruana, el derecho al honor, buena reputación e intimidad aparece


previsto en el artículo 2 inciso 7 de la Constitución Política del Estado y artículo 5 del
Código Civil de 1984. Estos dispositivos reconocen al honor como uno de los derechos
fundamentales de la persona, colocándole en el mismo nivel que el derecho a la vida, la
integridad física y la libertad. Igual como aquellos derechos, el del honor es irrenunciable y
no puede ser objeto de cesión. Sin embargo, en derecho penal, y más precisamente en
nuestro sistema jurídico, no se protege al honor disponiendo penas severas para aquellos
que atentan contra él, por el contrario, a diferencia con lo que ocurre cuando se afecta la
vida o la integridad física de una persona en que se prevé penas severas, cuando se
lesiona el honor, se dispone penas benignas.

Así también en La Declaración Universal de los Derechos Humanos en el artículo 12 que


nos dice: Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en si vida privada, su familia, su
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domicilio o a su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda


persona tiene el derecho a su protección de la ley contra tales injerencias o ataques.

Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto de San José de Costa Rica
menciona a la honra como un derecho de toda persona, considerado derecho humano y
lo estipula en su artículo 11: donde se refiere a la protección a la honra y dignidad y el
artículo 14 de este mismo texto nos hace referencia al Derecho de rectificación o
respuesta

Las funciones del reconocimiento del derecho al honor y buena reputación es que está
encargada de delimitar lo que realmente es merecedor de una protección jurídico-penal
frente a cualquier ofensa sin un argumento suficiente la cual esa misma lo ara merecedor
de la protección que se le vaya a brindar. Una vez pasado lo anterior no se puede atentar
contra el bien jurídico honor cuando con las ofensas no se altere las relaciones sociales ni
sea considerado un ataque directo a la dignidad humana. Tampoco no se considera un
ataque cuando se falsea la realidad a no ser que este falseamiento sea tan grave que
afecte las relaciones sociales del ofendido.

En segundo lugar el derecho al honor y ala buena reputación es un derecho fundamental


que tiene un contenido suficiente para constituirse como un bien jurídico penal

2.1.1 ASPECTOS DEL HONOR


EL HONOR DESDE SU ASPECTO SUBJETIVO
Desde la perspectiva subjetiva, al honor se le entiende como la autovaloración que se
hace una persona de sí misma. Es el juicio u opinión que tiene cada persona de sí misma
dentro de su desenvolvimiento en el conglomerado social al cual pertenece.

En consecuencia, se lesiona el honor, desde el aspecto subjetivo, cuando cualquier


conducta de un tercero afecta el sentimiento de dignidad o, mejor dicho, el amor propio
que tenemos cada una de las personas. Basta que se lesione nuestra estima personal
para que se perfeccione una conducta delictiva contra el honor.

DESDE SU ASPECTO OBJETIVO

El honor entendido desde su aspecto objetivo, se constituye como la valoración que las
demás personas que conforman el conglomerado social hacen de la personalidad de otra.
Este concepto se identifica plenamente con lo que comúnmente adquiere la etiqueta de
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reputación o buena fama. En ese sentido, Bramont-Arias Torres/ García Cantizano


afirman que "el honor objetivo es la valoración que otros hacen de la personalidad ético-
social de un sujeto. Coincidiría con la reputación de la que disfruta cada persona frente a
los demás sujetos que conforman una comunidad social".

En ese sentido, se entiende que el honor quedará seriamente afectado o lesionado,


cuando cualquier conducta dolosa de un tercero logre quebrantar la estimación o
reputación que tiene una persona ante el conglomerado social en donde se desenvuelve y
hace vida normal.

En conclusión el honor en sentido objetivo es la reputación, buen nombre o fama de que


goza, ante los demás, una determinada persona. Constituye una evaluación social de la
persona medible por sus cualidades en el trabajo, la familia, la vida cotidiana y su
participación en la vida política económica y cultural. Es el hombre quien origina la opinión
que de él se tenga, pero tal evaluación proviene de fuera, es decir, de otros individuos y
colectivos. Y en sentido subjetivo el honor es el sentimiento de estimación que la persona
tiene por sí misma en relación con la conciencia de la propia dignidad moral. Esta
autoevaluación interna de las cualidades espirituales es lo que se llama dignidad, la cual
es inherente a la persona y puede coincidir o no con la evaluación que la sociedad haga
de ella.

2.1.2 CONCEPTO DE REPUTACIÓN

La reputación es la consideración, estima u opinión que se tiene de alguien o algo, que


está asociado al prestigio. La buena reputación alude a la opinión cierta, evidente y
favorable que los congéneres tienen de nuestra persona, además que la reputación hace
referencia a la celebridad, renombre o reconocimiento social que una persona alcanza en
su entorno, como consecuencia de su comportamiento coexistencial y de su esfuerzo
profesional, cívico, etc.

La reputación se adquiere de la consideración social además de ser como un patrimonio


moral

Por último, en cuanto a la intimidad, se trata del derecho de la persona de que su vida
privada y familiar, incluyendo su situación patrimonial, no sea expuesta a la curiosidad y a
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la divulgación; es la facultad de toda persona para adoptar en la intimidad los


comportamientos o las actitudes que mejor correspondan a sus orientaciones y
preferencias, sin interferencias del Estado ni de ningún particular. Implica también el
derecho a mantener en reserva o en secreto esta información, lejos del conocimiento de
los demás.

2.1.3 DERECHO A LA INTIMIDAD

La intimidad es una necesidad humana y un derecho natural del hombre por lo que es
independiente y anterior a su regulación positiva, la esfera de la intimidad representa el
espacio de la privacidad personal de cada ser humano debe de proteger.

De acuerdo al diccionario de la Real Academia de la Lengua Española es la “zona


espiritual y reservada de una persona o un grupo, especialmente una familia”.

Para MORALES GODO, el derecho a la intimidad es:

“ (..) aquel derecho que le permite al ser humano tener un espacio de su existencia para el
recogimiento, la soledad, la quietud, evitando las interferencias de la autoridad o terceras
personas, así como la divulgación de derechos reservados para sí, permitiendo un
desarrollo libre y autónomo de su personalidad.”.

El mismo autor, considera que existen tres aspectos que integran la noción de intimidad:

1. Tranquilidad: Este aspecto fue recalcado por el juez COOLEY en 1873,


cuando sostuvo que se trata del “derecho a ser dejado solo y tranquilo” o” a ser
dejado en paz”. Eduardo NOVOA MONREAL, sostiene que es el derecho que
tiene todo ser humano a disponer de momentos de soledad, recogimiento y
quietud que le permitan replegarse sobre sí mismo”.

2. Autonomía: Consiste en la posibilidad de tomar decisiones (propias) en las


áreas fundamentales de nuestra existencia. Sin interferencias directas o indirectas
y tampoco sublimadas.

3. Control de información: Existe dos aspectos en este punto: por un lado, la


posibilidad de mantener ocultos algunos aspectos de nuestra vida privada, y por
otro lado, la posibilidad de controlar el manejo y circulación de información, cuando
ha sido confiada a un tercero.
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Para GUEVARA PEZO, estima que el derecho a la intimidad se construye sobre la


consideración de que toda persona desenvuelve su vida, alternativamente en tres esferas:
a). La de la vida pública, b) La de la vida privada; y, c) La de la vida íntima. Veamos cada
una de ellas:

A) La esfera de la vida pública.-

Se realiza la vida ante ojos de todas las personas, nos ven tal cual nos mostramos.
Se enteran de todo los que frente a su vista hacemos. No existe filtro, barrera ni
restricción que impidan el conocimiento de lo que acontece en esa esfera. Su
escenario son las calles y demás lugares públicos.

B) La esfera de la vida privada.-

Los límites que dividen las esferas pública y privada son los muros que circundan
los hogares y paredes que encierran los lugares de estudio y trabajo. En esta
esfera el trato, el lenguaje, el vestido, las costumbres son más informales y
desenvueltas, la confidencia más frecuente. En ella se mueven y viven nuestros
familiares y las personas a las que consideramos cercanas se les franquea el
acceso.

C) La esfera de la vida íntima.-

Está constituida por diversos hechos y situaciones cuyo conocimiento solo


concierne al protagonista principal de los mismos y a quien este consienta
enterarse de ellos.

La intimidad tiene un alcance más restringido, hace referencia a la zona íntima y


reservada de la persona humana. Por tanto el derecho a la intimidad es la facultad que la
ley le reconoce a una persona para que su vida íntima sea respetada y que sus actos no
sean objeto de observación a efectos de que nadie pueda entrometerse en la existencia
ajena publicando retratos, divulgando secretos, difundiendo correspondencia, mortificando
a otro en sus costumbres y perturbando de cualquier otro modo su intimidad.

Sin duda alguna, el respeto a la vida privada y a la intimidad tanto personal como familiar
se constituye en un valor fundamental del ser humano, razón por la cual el derecho ha
considerado importante tutelarlo y dictar medidas para evitar su violación así como para
intentar subsanar los daños ocasionados. De esta manera, surge el llamado derecho a la
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privacidad, a la vida privada o simplemente derecho a la intimidad, como un derecho


humano fundamental por virtud del cual, se tiene la facultad de excluir o negar a las
demás personas del conocimiento de ciertos aspectos de la vida de cada persona, que
solo a ésta le incumben. Este derecho que tiende a proteger la vida privada del ser
humano, es un derecho complejo que comprende y se vincula a su vez con varios
derechos específicos que tienden a evitar intromisiones extrañas o injerencias externas en
estas áreas reservadas del ser humano como son:

· El derecho a la inviolabilidad del domicilio,

· El derecho a la inviolabilidad de correspondencia,

· El derecho a la inviolabilidad de las comunicaciones privadas,

· El derecho a la propia imagen,

· El derecho al honor,

· El derecho a la privacidad informática,

· El derecho a no participar en la vida colectiva y a aislarse voluntariamente,

· El derecho a no ser molestado.

Igualmente este derecho se relaciona con muchos otros, como son: el derecho a la no
exteriorización del pensamiento e ideas como parte de la libertad de expresión, la libertad
de religión y creencias, la libertad de procreación y de preferencia sexual, la libertad de
pensamiento y de preferencia política, así como muchos otros derechos de índole familiar.
Por supuesto, también es importante mencionar la relación del derecho a la privacidad
con los derechos de libertad de expresión, de imprenta y de información, ya que como
veremos, la vida privada constituye un límite al ejercicio de estas libertades.

Así pues, el derecho al respeto a la vida privada o intimidad, al honor e incluso a la


imagen propia, son considerados ya como derechos humanos fundamentales,
establecidos por diversos instrumentos internacionales como son la Declaración Universal
de los Derechos Humanos aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en
1948 (artículo 12), el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966
(artículos 17 y 19), la Convención Americana sobre Derechos Humanos de 1969 (artículos
11 y 13), y en la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989 (artículo 16),
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instrumentos todos estos firmados y ratificados por nuestro país. Cabe señalar que
también existen otros instrumentos que establecen este derecho como son: la Convención
de Roma para la Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales
de 1959, la Declaración de los Derechos y Libertades Fundamentales aprobadas por el
Parlamento Europeo y la Carta Africana de los Derechos del Hombre y de los Pueblos de
1981 y de los que México no es parte.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), en su artículo 12, establece


que nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio
o su correspondencia ni de ataques a su honra o a su reputación y que toda persona tiene
derecho a la protección de la ley contra esas injerencias o ataques.

Se viola el derecho a la intimidad cuando se ingresa al domicilio de una persona sin su


consentimiento, cuando se lleva a cabo una vigilancia por medios electrónicos, la
intervención de las comunicaciones telefónicas, la grabación de conversaciones (salvo
autorización judicial, debiendo en ese caso mantenerse en secreto la información sobre la
vida privada de la persona), la interceptación de la correspondencia o el almacenamiento
informático de datos no permitidos por ley.

Sobre esto último ha señalado el Comité de Derechos Humanos.

[…] Los Estados deben adoptar medidas eficaces para velar por que la información
relativa a la vida privada de una persona no caiga en manos de personas no autorizadas
por ley para recibirla, elaborarla y emplearla y por que nunca se la utilice para fines
incompatibles con el Pacto. Para que la protección de la vida privada sea lo más eficaz
posible, toda persona debe tener el derecho de verificar si hay datos personales suyos
almacenados en archivos automáticos de datos y, en caso afirmativo, de obtener
información inteligible sobre cuáles son esos datos y con qué fin se han almacenado.
Asimismo, toda persona debe poder verificar qué autoridades públicas o qué particulares
u organismos privados controlan o pueden controlar esos archivos. Si esos archivos
contienen datos personales incorrectos o se han compilado o elaborado en contravención
de las disposiciones legales, toda persona debe tener derecho a pedir su rectificación o
eliminación.
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III. NORMATIVIDAD APLICABLE Y LEGISLACION DEL DERECHO AL HONOR,


REPUTACION E INTIMIDAD.

El honor, reputación e intimidad, ha sido reconocido como un derecho fundamental de la


persona en el inciso 7 del numeral 2 de la Carta Política del Estado de 1993 y en el
artículo 5 del actual Código Civil.

Artículo 2, Inc. 7, de la Constitución Política del Perú: “Derecho al honor, buena


reputación, intimidad personal y familiar así como la voz e imagen propias. Toda
persona afectada por afirmaciones inexactas o agraviadas en cualquier medio de
comunicación social tiene derecho a que éste se rectifique en forma gratuita,
inmediata y proporcional sin perjuicio de las responsabilidades de ley.”

Artículo 5 del Código Civil de 1984 establece que “El derecho a la vida, a la
integridad física, a la libertad, al honor y demás inherentes a la persona humana
son irrenunciables y no pueden ser objeto de cesión...”.

En efecto, el inciso 7 del artículo 2 de la Constitución Política del Estado prescribe que
toda persona tiene derecho al honor y a la buena reputación. Haciendo hermenéutica
jurídica de esta norma constitucional se concluye que hace la diferencia del honor desde
una perspectiva subjetiva cuando se refiere con el término "honor", y desde el aspecto
objetivo cuando se refiere "a la buena reputación". Es decir, la norma constitucional
establece que todas las personas tenemos derecho a nuestra autovaloración o estima
personal y a nuestra buena reputación o fama. Cualquier atentado contra cualquiera de
estos aspectos, constituye infracción constitucional y en su caso y dependiendo de la
gravedad, configura delito.

CÓDIGO CIVIL: ART.14

"La intimidad de la vida personal y familiar no puede ser puesta de manifiesto sin el
asentimiento de la persona o, si ésta ha muerto, sin el de su cónyuge, descendientes,
ascendientes o hermanos, excluyentemente y en este orden".

CÓDIGO PENAL: ART. 132


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"El que ante varias personas, reunidas o separadas, pero de manera que pueda difundirse
la noticia, atribuye a una persona, un hecho, una cualidad o una conducta que pueda
perjudicar su honor o reputación, será reprimido con pena privativa de libertad no mayor
de dos años y con treinta a ciento veinte días-multa. Si el delito se comete por medio del
libro, la prensa u otro medio de comunicación social, la pena será privativa de libertad no
menor de uno ni mayor de tres años y con ciento veinte a trescientos sesenta y cinco días
multa."

CÓDIGO PENAL: ARTÍCULO 154

"El que viola la intimidad de la vida personal o familiar, ya sea observando, escuchando o
registrando un hecho, palabra, escrito o imagen, valiéndose de instrumentos, procesos
técnicos u otros medios, será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de dos
años. Si utiliza algún medio de comunicación social, la pena privativa de libertad será no
menor de dos ni mayor de cuatro años y de sesenta a ciento ochenta días-multa."

IV. DEFENSA DEL DERECHO A LA INTIMIDAD, HONOR Y REPUTACION.

La legislación peruana tiende a una clarísima orientación a juzgar el Derecho a la


intimidad en base a que se trata de personas naturales, debido a que son titulares de
ésta, reconocidas como tal en la Constitución, por lo que el artículo 14 del código civil
peruano menciona a su vez que el Art. 14.- La intimidad de la vida personal y familiar no
puede ser puesta de manifiesto sin el asentimiento de la persona o si ésta ha muerto, sin
el de su cónyuge, descendientes, ascendientes o hermanos, excluyentemente y en este
orden.

Vemos que incluso fallecida la persona se le otorga la titularidad de poder decidir sobre el
destino de su propio cuerpo –objeto de derecho-, es decir, ésta ejercida por parte de sus
parientes, como lo establece dicho artículo, cabe mencionar además que, ante la escasa
mención en el tema, se trata de un criterio sentimental, antes que lógico, por lo que se
vincula la intimidad personal conjuntamente con el familiar, con ese espacio privado del
que se habla por el que la persona se refugia y protege del ámbito social, del ámbito
externo.
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Asimismo, esto incluye a la vez las comunicaciones que realice la persona dentro de lo
que se considera este espacio privado, de acuerdo a ello según lo establecido también en
el primer párrafo del artículo 16 del mismo código 
Art. 16.- La correspondencia epistolar, las comunicaciones de cualquier género o las
grabaciones de la voz, cuando tengan carácter confidencial o se refieran a la intimidad de
la vida personal y familiar, no pueden ser interceptadas o divulgadas sin el asentimiento
del autor y, en su caso, del destinatario. La publicación de las memorias personales o
familiares, en iguales circunstancias, requiere la autorización del autor. 
(…)

Así pues, en tanto el derecho a la intimidad es considerado bien jurídico autónomo,


además de ser o proteger el ámbito personal y familiar, cuando menos trata los derechos
a la inviolabilidad del domicilio, de las comunicaciones, y pone el límite a la intromisión de
terceros en ellas, esta intromisión es tomada por nuestro derecho penal como una
vulneración y/o violación,  por lo que la considera delito, según lo establecido en el
artículo 154 del código penal : Art. 154.- Violación de la intimidad 
El que viola la intimidad de la vida personal o familiar ya sea observando, escuchando o
registrando un hecho, palabra, escrito o imagen, valiéndose de instrumentos, procesos
técnicos u otros medios, será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de dos
años. 

La pena será no menor de uno ni mayor de tres años y de treinta a ciento veinte días-
multa, cuando el agente revela la intimidad conocida de la manera antes prevista. 
Si utiliza algún medio de comunicación social, la pena privativa de libertad será no menor
de dos ni mayor de cuatro años y de sesenta a ciento ochenta días-multa.

Luego, el Derecho penal regula también la publicación de aquellas informaciones que


puedan someter el derecho de un individuo al ámbito social –tal caso de los ministros- en
el que, según el artículo 165: Art. 165.- Violación del secreto profesional 
El que, teniendo información por razón de su estado, oficio, empleo, profesión o
ministerio, de secretos cuya publicación pueda causar daño, los revela sin consentimiento
del interesado, será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de dos años y con
sesenta a ciento veinte días-multa.
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En el campo del derecho punitivo, la posición que sostenemos queda más evidente. Esto
es, aun cuando sabemos que no hay normas puras y que la protección del honor ocurre
de manera conjunta, existiendo equilibrio o cierto predominio de un aspecto sobre el otro,
encontramos en el catálogo penal tipos penales que protegen exclusivamente el honor
desde el aspecto subjetivo como lo constituye el artículo 130 del Código Penal que prevé
el delito de injuria, y como contrapartida, normas penales que protegen exclusivamente el
honor desde el aspecto objetivo como lo constituye el tipo penal del artículo 132 del C.P.
que regula el delito de difamación. y, también, normas que prevén conductas con
resultado híbrido, es decir, pretenden proteger a la vez el aspecto objetivo y subjetivo del
bien jurídico honor, como lo es el tipo penal del artículo 131 del C.P. que tipifica el delito
de calumnia, figura delictiva que lesiona a la vez la estima personal y la buena reputación
del afectado.

CALUMNIA:

Es el acto de levantar falsos contra una persona, con la finalidad de causarle daño. Este,
es un delito que se opone al derecho al honor de la otra persona, a quien se le imputa
algo que no es o que no hizo. La violación del derecho al honor y a la buena reputación se
encuentra penalizado en el art. 131 del Código Penal Peruano.

“El que atribuye falsamente a otro un delito, será reprimido con noventa a ciento veinte
días-multa.”

DIFAMACIÓN:

La difamación es en delito que también va en contra del derecho que se está tratando. La
difamación es propagar información sobre una persona, con el ánimo de dañar a una
persona. Ese daño puede ser físico o moral.

Art. 132 del Código Penal vigente: “El que, ante varias personas, reunidas o separadas,
pero de manera que pueda difundirse la noticia, atribuye a una persona, un hecho, una
cualidad o una conducta que pueda perjudicar su honor o reputación, será reprimido con
pena privativa de libertad no mayor de dos años y con treinta a ciento veinte días multa. Si
la difamación se refiere al hecho previsto en el artículo 131°, la pena será privativa de
libertad no menor de uno ni mayor de dos años y con noventa a ciento días multa. Si el
delito se comete por medio del libro, la prensa u otro medio de comunicación social, la
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pena será privativa de libertad no menor de uno ni mayor de tres años y de ciento veinte a
trescientos sesentaicinco días multa“.

INJURIA:

Es cundo se ofende a una persona por medio de palabras o acciones, que a su vez
atentan contra el derecho al honor y a la buena reputación.

Este delito se encuentra penalizado en el art. 130 del Código Penal. “El que ofende o
ultraja a una persona con palabras, gestos o vías de hecho, será reprimido con prestación
de servicio comunitario de diez a cuarenta jornadas o con sesenta a noventa días-multa”.

Derecho de rectificación:

El derecho a la rectificación está legislado en el estado peruano, exactamente en la


Constitución Política del Perú.

Cualquier persona que haya cometido delito alguno contra el derecho al honor y a la
buena reputación tiene el derecho de la rectificación ya que con este se hace las debidas
disculpas para con la persona a la cual se le vulnero su derecho.
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BIBLIOGRAFIA

‐ Constitución política del Perú 1993


‐ Código Civil vigente 1984
‐ Código Penal vigente Perú

PAGINAS WEB

https://josemalagablog.wordpress.com/2015/11/18/la-frecuente-vulneracion-del-derecho-
al-honor-como-consecuencia-del-recurso-a-la-satira-en-el-peru

https://edwinfigueroag.files.wordpress.com/2016/07/derecho-al-honor-y-libertad-de-
informar-pdf.pdf

http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/iusetveritas/article/viewFile/15924/16349

http://tesis.pucp.edu.pe/repositorio/bitstream/handle/123456789/4750/
EGUIGUREN_PRAELI_FRANCISCO_LIBERTADES_EXPRESION.pdf?sequence=7

https://gredos.usal.es/jspui/bitstream/10366/127237/1/TG_GarciaMoreno_Derecho.pdf

http://derechodepersonas.blogspot.com/2018/03/derecho-laintimidad.html
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DERECHO AL HONOR, LA HONRA, BUENA REPUTACIÓN, VOZ E


IMAGEN, Y A LA INTIMIDAD

El honor es la percepción que el propio sujeto tiene de su dignidad, por lo cual supone un grado
de autoestimapersonal; es la valoración que la propia persona hace de sí misma,
independientemente de la opinión de los demás. Por su parte, la honra es el reconocimiento social
del honor, es el derecho de toda persona a ser respetada por los demás. Mientras que la
reputación o el derecho al buen nombre es el juicio que los demás guardan sobre nuestras
cualidades morales, personales, profesionales o de cualquier otra índole.

Se contraviene la honra y la reputación cuando se denigra a la persona, cuando se le imputan o


atribuyen falsamentedelitos o cualidades o conductas inmorales. No constituye una afectación una
afectación ilegítima al derecho del honor o de la dignidad de una persona, el que se le inicie
un proceso judicial, que tiene como objetivo resolver una controversia, o que se le sentencie
siguiendo un procedimiento debido, pues como indica la Corte Interamericana, ni el proceso ni la
sanción se dirigen a menoscabar los valores de la persona.

La obligación del Estado de proteger la honra y la reputación de las personas se traduce en la


debida sanción de quien comete el acto violatorio, pero también en la obligación de proporcionar
medios eficaces para la defensa.

Es necesario resaltar que en el caso de las personas que actúan en la vida pública, como son los
políticos, existe mayor flexibilidad para considerar una crítica como violación a la reputación o al
honor, en la medida en que la información en este ámbito es fundamental para toda sociedad
democrática.

Constitución Política del Perú: Art.2 numeral 7


Podemos identificar tres límites a los que deben sujetarse las mencionadas libertades de
comunicación. Ellos son, elrespeto al honor, a la intimidad y a la imagen. "Toda persona tiene
derecho al honor y a la buena reputación, a la intimidad personal y familiar, así como a la voz y a la
imagen propias. Toda persona afectada por afirmaciones inexactas o agraviadas en cualquier
medio de comunicación social tiene derecho a que éste se rectifique en forma gratuita, inmediata y
proporcional, sin perjuicio de las responsabilidades de ley.
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LA QUERELLA EN EL CODIGO PROCESAL PENAL DEL 2004.


II.-ANÁLISIS

El delito es definido por los profesores Muñoz Conde y García Arán como “la acción u omisión
típica, antijurídica, culpable y punible”.

La mayoría de los delitos contemplados en nuestro Código Penal se persiguen de oficio por el
Estado y otros, en menor número, a instancia de los particulares directamente ofendidos.

En el primer caso, la acción penal es pública y es ejercitada por el titular de la misma, el Ministerio
Público. Así, por ejemplo, vía esta acción se persiguen los delitos de Homicidio Calificado, Robo
agravado, Omisión a la Asistencia Alimentaria, Secuestro, Extorsión, Violación sexual.

En el segundo caso, la acción penal es privada, y es ejercida directamente por el ofendido,


conforme al procedimiento especial de querella en casos expresamente señalados en el
ordenamiento jurídico, tales como por ejemplo la injuria, la calumnia y difamación, tipificados  en
los artículos 130, 131 y 132 del Código penal Peruano.
 A través de la querella, “el querellante pone en conocimiento del Juez la noticia de la comisión de
un delito privado en su agravio y, además, expresa su voluntad de perseguirlo constituyéndose en
parte activa necesaria como acusador privado” 

La querella, en el CPP2004, ha sido regulada en la sección IV (Proceso por delito de ejercicio


privado de la acción penal), del Libro V (Los procesos especiales).Como otros procesos especiales
se consideran, además, al proceso inmediato, proceso por razón de la función pública (el proceso
por delitos de función atribuidos a altos funcionarios públicos, procesos por delitos comunes
atribuidos a 

congresistas y altos funcionarios públicos, procesos por delitos de función atribuidos a otros
funcionarios públicos), el proceso de seguridad, proceso de terminación anticipada, proceso por
colaboración eficaz, proceso por faltas.

Desarrollaremos a continuación las principales disposiciones que se han establecido en el Código


Procesal Penal del 2004, respecto a la querella.

 DIFAMACIÓN
1 DESCRIPCIÓN TÍPICA
Artículo 132: El que, ante varias personas, reunidas o separadas, pero de manera que pueda
difundirse la noticia, atribuye a una persona, un hecho, una cualidad o una conducta que pueda 

perjudicar su honor o reputación, será reprimido con pena de libertad no mayor de dos años y con
treinta a ciento veinte días-multa.
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Si la difamación se refiere al hecho previsto en el artículo 131º, la pena será privativa de libertad no
menor de uno ni mayor de dos años y con noventa a ciento veinte días-multa.

Si el delito se comete por medio del  libro, la  prensa  u otro medio de comunicación social, la pena
será privativa de libertad no menor de uno ni mayor de tres años y de ciento veinte a trescientos
sesenta y cinco días-multa.

EL DERECHO A LA INTIMIDAD, AL HONOR Y A LA PROPIA


IMAGEN
 
La necesidad de intimidad es inherente a la persona humana ya que para que el
hombre se desarrolle y geste su propia personalidad e identidad es menester que
goce de un área que comprenda diversos aspectos de su vida individual y familiar
que esté libre de la intromisión de extraños. Así pues, debemos entender que
todos los seres humanos tenemos una vida “privada” conformada por aquella
parte de nuestra vida que no está consagrada a una actividad pública y que por lo
mismo no está destinada a trascender e impactar a la sociedad de manera directa
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y en donde en principio los terceros no deben tener acceso alguno, toda vez que
las actividades que en ella se desarrollan no son de su incumbencia, ni les
afectan.
 
Ciertamente, el concepto de vida privada es muy difícil de definir con
precisión, pues tiene connotaciones diversas dependiendo de la sociedad de que
se trate, sus circunstancias particulares y la época o el periodo correspondiente.
Sin embargo, dentro de esta esfera de vida privada podemos considerar a las
relaciones personales y familiares, afectivas y de filiación, las creencias y
preferencias religiosas, convicciones personales, inclinaciones políticas,
condiciones personales de salud, identidad y personalidad psicológica,
inclinaciones sexuales, comunicaciones personales privadas por cualquier medio,
incluso algunos llegan a incluir la situación financiera personal y familiar.
 
            La necesidad de intimidad podemos decir que es inherente a la persona
humana y que el respeto a su vida privada manteniendo alejadas injerencias no
deseables e indiscreciones abusivas, permitirá que la personalidad del hombre se
desarrolle libremente. De esta forma, la protección a la vida privada se constituye
en un criterio de carácter democrático de toda sociedad.
 
            Sin duda alguna, el respeto a la vida privada y a la intimidad tanto personal
como familiar se constituye en un valor fundamental del ser humano, razón por la
cual el derecho ha considerado importante tutelarlo y dictar medidas para evitar su
violación así como para intentar subsanar los daños ocasionados. De esta
manera,  surge el llamado derecho a la privacidad, a la vida privada o simplemente
derecho a la intimidad, como un derecho humano fundamental por virtud del cual,
se tiene la facultad de excluir o negar a las demás personas del conocimiento de
ciertos aspectos de la vida de cada persona, que solo a ésta le incumben. Este
derecho que tiende a proteger la vida privada del ser humano, es un derecho
complejo que comprende y se vincula a su vez con varios derechos específicos
que tienden a evitar intromisiones extrañas o injerencias externas en estas áreas
reservadas del ser humano como son:
 
        El derecho a la inviolabilidad del domicilio,
        El derecho a la inviolabilidad de correspondencia,
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        El derecho a la inviolabilidad de las comunicaciones privadas,


        El derecho a la propia imagen,
        El derecho al honor,
        El derecho a la privacidad informática,
        El derecho a no participar en la vida colectiva y a aislarse voluntariamente,
        El derecho a no ser molestado.
 
Igualmente este derecho se relaciona con muchos otros, como son: el
derecho a la no exteriorización del pensamiento e ideas como parte de la libertad
de expresión, la libertad de religión y creencias, la libertad de procreación y de
preferencia sexual, la libertad de pensamiento y de preferencia política, así como
muchos otros derechos de índole familiar. Por supuesto, también es importante
mencionar la relación del derecho a la privacidad con los derechos de libertad de
expresión, de imprenta y de información, ya que como veremos, la vida privada
constituye un límite al ejercicio de estas libertades.
 
            Así pues, el derecho al respeto a la vida privada o intimidad, al honor e
incluso a la imagen propia, son considerados ya como derechos humanos
fundamentales, establecidos por diversos instrumentos internacionales como son
la Declaración Universal de los Derechos Humanos aprobada por la Asamblea
General de las Naciones Unidas en 1948 (artículo 12), el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos de 1966 (artículos 17 y 19), la Convención Americana
sobre Derechos Humanos de 1969 (artículos 11 y 13),  y en la Convención sobre
los Derechos del Niño de 1989 (artículo 16), instrumentos todos estos firmados y
ratificados por nuestro país. Cabe señalar que también existen otros instrumentos
que establecen este derecho como son: la Convención de Roma para la
Protección de los Derechos  Humanos y las Libertades Fundamentales de 1959, la
Declaración de los Derechos y Libertades Fundamentales aprobadas por el
Parlamento Europeo  y la Carta Africana de los Derechos del Hombre y de los
Pueblos de 1981 y de los que México no es parte.
 
La Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), en su artículo
12, establece que nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada,
su familia, su domicilio o su correspondencia ni de ataques a su honra o a su
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reputación y que toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra esas
injerencias o ataques.
 
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (1966), en su artículo
17, establece las mismas disposiciones que el artículo 12 de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos y en su artículo 19 al hablar de la libertad de
expresión, señala que el ejercicio de ese derecho entraña deberes y
responsabilidades especiales por lo que podrá estar sujeto a ciertas restricciones
fijadas por la ley y que sean necesarias para asegurar el respeto a los derechos o
a la reputación de los demás, así como para proteger la seguridad nacional, el
orden público, la salud o moral públicas.
 
La Convención Americana sobre Derechos Humanos (1969) –Pacto de San
José-, en el artículo 11, se refiere a que toda persona tiene derecho al respeto de
su honra y al reconocimiento de su dignidad y que por tanto no deberá ser objeto
de injerencias arbitrarias o abusivas en su vida privada, familia, domicilio,
correspondencia, ni deberá sufrir ataques ilegales a su honra o reputación;
también, establece el derecho de la persona a ser protegida por la ley contra esas
injerencias o ataques. El artículo 13 establece la libertad de pensamiento y
expresión determinando que no deberá existir previa censura, pero que el ejercicio
de esos derechos estará sujeto a responsabilidades ulteriores, mismas que
deberán estar expresamente fijadas por la ley y que deberán tender a asegurar
entre otras cuestiones, el respeto a los derechos o a la reputación de los demás.
           
La Convención sobre los Derechos del Niño (1989), en su artículo 16,
menciona que ningún niño será objeto de injerencias arbitrarias o ilegales en su
vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques ilegales
a su honra o a su reputación; y que el niño tiene derecho también a la protección
de la ley contra esas injerencias y ataques.
 
            En lo que respecta a nuestra legislación constitucional podemos decir que
la tutela de la vida privada se desprende del contenido de los artículos 6°, 7° y 16
de la Constitución que establecen:
 
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El problema fundamental lo encontramos cuando la intimidad o privacidad


del ser humano, su honor o su imagen se ven vulnerados por otros particulares y
concretamente  por el exceso en el ejercicio de la libertad de expresión o del
derecho a la información. Es decir, cuando con motivo del ejercicio de la libre
expresión de las ideas o de la actividad informativa y periodística se vulnera la
esfera privada del individuo.
 

Lo derechos fundamentales del hombre han sido reconocidos a través de fases históricas,
las cuales describiremos en tres etapas:

Un primer gran ciclo histórico de los derechos fundamentales se dio con las revoluciones
burguesas del ciclo XVIII, la revolución francesa y la americana, hasta la segunda guerra
mundial.

De ello podemos señalar que la Revolución Francesa, se encuentra bajo una fuerte
influencia de la combinación de la doctrina individualista, caracterizada por que el
individuo se centra en el ordenamiento jurídico como sujeto único de derechos, y el
estatalismo, donde el estado es la condición para la creación y tutela de los derechos y
libertades de los individuos, y anterior al estado no puede existir derechos, eliminando de
sus horizontes todo elemento historicista, hubiera significado, confiar los derechos y
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libertades del antiguo régimen, es decir aceptar aquellas prácticas sociales y


constitucionales de la tradición monárquica, por ello la revolución se dirige a destruir el
pasado.

Pues la novedad de la revolución es aparecer de manera improvisa una sociedad civil


unificada en la perspectiva de la voluntad política constituyente como pueblo o nación, es
decir la nación ejercita el poder constituyente sobre todo cuando decide un nuevo orden
social- político que sustituye al viejo y el legislador elegido democráticamente representa
la voluntad general del pueblo (interprete legitimo del pueblo) como una garantía de que
nadie ejerza coacción a otros sino en nombre de la ley general abstracta. Y, contra los
privilegios se afirma la autoridad del legislador soberano, que con el instrumento de la ley
hace posible los derechos en sentido individual, y el legislador no puede lesionar los
derechos y libertades porque es necesariamente justo, y al mismo tiempo hace posible la
representación de la unidad del pueblo, lo que fue concretado tal como aparece en “La
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789”.

La revolución significo derrocar el régimen antiguo y dar paso a la soberanía del pueblo,
entendida como poder del pueblo de decidir sobre la constitución y sobre las reglas del
juego, está desconfía de los poderes constituidos y prohíbe cualquier control de
constitucionalidad.

En consecuencia las revoluciones burguesas del siglo XVIII (revolución francesa y


norteamericana), representan “La etapa del constitucionalismo moderno se caracteriza
por que en ella se encuentra institucionalizada la protección de los derechos
fundamentales y la división de poderes. De esa forma se el acta de la independencia de
los Estados Unidos de Norteamérica de 1776, la declaración de Virginia del mismo año, la
Declaración francesa del hombre y del ciudadano, la Constitución norteamericana de
1787 y la Constitución francesa de 1791. De esta forma iniciamos el Constitucionalismo
Moderno”.

Segunda fase

A partir de la renovación democrática de los estados constitucionales durante la


postguerra se inicio una segunda fase en la historia de los derechos fundamentales,
caracterizada por la cultura de la supremacía constitucional, es decir se dio como un
avance del Estado de derecho, que no solo recoge los avances normativos del Estado
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social de derecho sino que se complementa con la jurisdicción constitucional, que se


caracteriza por el “principio de constitucionalidad”, a esto se denomina el Estado
Constitucional de derecho, donde existe el sometimiento de la leyes, normas jurídicas,
actos de gobierno y aún de particulares a las normas constitucionales en un marco de
respeto a los derechos y libertades ciudadanas.

Por ende la segunda fase histórica de los derechos fundamentales, se da en un contexto


de transito a la modernidad, y para ello recurrimos a la teoría de los derechos
fundamentales, concepción que tiene por finalidad superar aquellas concepciones
unilaterales como el iusnaturalismo y positivismo voluntarista, que trataban de explicarla,
las cuales se caracterizan por ser extremistas y para superar tales perspectivas surge la
Teoría de los derechos fundamentales, quien es una “Concepción dualista que sostiene la
autonomía de la realidad de los valores de los derechos fundamentales deben por
consiguiente ser estudiados en el primer nivel como filosofía de los derechos
fundamentales. Interesa sobre todo aquí el análisis de los factores sociales que han
influido en su génesis y las corrientes de pensamiento que han contribuido a articular su
actual sentido.

Elsegundo nivel de estudio el paso de la filosofía de los derechos fundamentales al

Derecho de los derechos fundamentales, es decir la inserción de esos valores en normas


jurídicas, en el derecho positivo y la configuración de los derechos fundamentales como
derechos públicos subjetivos”.

La Teoría de los derechos fundamentales, se ha desarrollado en el tránsito a la


modernidad (la que se da mediante tres etapas: La primera por los cambios económicos,
sociales donde apareció el capitalismo sustituyendo las estructuras políticas medievales
por el estado, la segunda aparece la ideología liberal democrática, doctrina de los
derechos humanos como limitación al poder político y garantizador del ámbito de
autonomía para el desarrollo de la persona humana, y tercera la filosofía de los derechos
del hombre, pues este se socializa e intenta superar el individualismo que es egoísta,
aislado y se vuelve mas comunitario), pero ello se da solo a partir del transito a la
modernidad donde se piensa en servir a la dignidad y desarrollo de la persona humana, y
la manera de hacerlo es a través de la teoría de los derechos fundamentales.
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Por ende los derechos fundamentales operan como el fundamento último de toda
comunidad humana, pues sin el reconocimiento de tales derechos quedaría conculcado el
valor supremo de la dignidad humana de la persona.

El reconocimiento de los derechos fundamentales de la persona, en el Orden


Constitucional comprenden dos aspectos: la primera, a) El valor positivo de los derechos
fundamentales: Consiste en el reconocimiento positivo de los derechos fundamentales de
la persona por la Constitución, tales derechos son presupuestos de exigibilidad que van a
limitar la actuación del Estado y de los particulares; mientras la segunda, b) El valor ético
y axiológico de los derechos fundamentales: Parte por reconocer “la dignidad de la
persona humana”, como valor material central de la norma fundamental del cual derivan
un amplísimo reconocimiento de derechos fundamentales de la persona y una
multiplicidad de garantías, dignidad humana que es preexistente al orden estatal y se
proyecta como el fin supremo de la sociedad y del Estado (artículo 1 de la Constitución de
1993). Por tanto la dignidad de la persona humana, es la fuente directa de la que la
dimanan todos y cada y uno de los derechos de la persona, además no solo representa el
valor supremo que justifica la existencia del estado y sus objetivos, sino que constituye el
fundamento esencial de todos los derechos que con calidad de fundamentales habilita el
ordenamiento, sin el cual el estado adolecería de legitimidad y los derechos carecerían de
un adecuado soporte direccional.

En consecuencia el contenido esencial de los derechos fundamentales de la persona, es


la concreción de valores superiores que son extraídas de la realidad histórica que se
encuentran ordenadas y sistematizadas ya que tienen un fundamento propio, pues tienen
como origen dos raíces: la liberal (libertad) y la socialista (igualdad), y la incorporación de
esos valores en el ordenamiento jurídico es a través de los derechos y libertades
fundamentales.
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Ejemplo: El sector medio-alto de Lima se encuentra actualmente dentro del ámbito del
desnudo corporal, la vida sentimental y sexual, el estado de salud, la muerte, el domicilio
familiar, etc.

Toda persona tiene derecho a que el núcleo de su intimidad no sea objeto de


intromisiones no autorizadas y tiene también el deber de respetar la intimidad de otros.
Pero, la persona no tiene el deber de resguardar la propia intimidad, salvo que su
exhibición ofenda socialmente

En el Código Penal de 1991 se tipifica como delito la difamación, la cual consiste en


afectar el honor de las personas.
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El Código Penal sanciona levemente el hecho de violar la intimidad, de modo más severo
el acto de difundir lo que se ha conocido de ella y de manera más grave aún el hecho de
que la difusión se realice a través de los medios de comunicación social.

Las penas para sancionar los delitos de violación a la intimidad son más severas que para
sancionar la violación del honor, que es un bien de larguísima protección jurídica.

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