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ABORTO Y EUTANASIA ¿PROS O CONTRAS DE LA HUMANIDAD?

MICHELLE PAOLA GONZÁLEZ SÁNCHEZ

LICESO SUPERIOR RAFAEL POMBO


BIOLOGÍA
SAN GIL – SANTANDER
2022
Eutanasia

Un médico tiene como función salvar vidas, no quitarlas. Su labor es curar y


cuidar, no acabar con la vida de las demás personas, siendo así que en la relación
paciente-doctor no pueda mediar el pacto de una muerte intencionada ya que
provocaría el final de una confianza que data de hace milenios con una profesión
cuyo deber ha sido “no provocar la muerte intencionalmente bajo ningún
supuesto”. Este proceso de intervención deliberada contra la vida humana cuesta
tan poco, que cualquier persona incompetente lo tomaría como camino fácil para
deshacerse de alguien, convirtiéndose así en un factor que deshumaniza y frena la
medicina, debido a que los doctores se irán volviendo cada vez más indiferentes
frente a determinados tipos de enfermedades y no tendrán razones para querer
investigar un poco más a fondo los mecanismos patógenos, la degeneración
cerebral, el cáncer en estado terminal o las malformaciones bioquímicas o
morfológicas, entre otras más.
Sumando a esto, muchas personas piensan que es más barato administrar una
inyección letal que cuidar y mantener a un enfermo terminal, sí, es cierto, pero no
es el punto para dar paso e intervenir la vida de una persona como en el caso de
la eutanasia pasiva y jugar a ser Dios con otro individuo, pero no me iré por el lado
de la religión. La eutanasia, es una forma de decirle al paciente (desde un punto
de vista moral) “ya no podemos hacer nada más por usted” o “no hay fondos que
puedan cubrir el resto de sus tratamientos, lo siento”, habrá que dejar morir a
alguien en cualquier momento, pero matar es un camino demasiado sencillo, tan
sencillo como decir “adiós”.
El periódico ABC de España, publicó el 8/08/2000 “En Dinamarca no se atenderá
a los enfermos terminales para ahorrar gastos”, dándonos a entender en cierta
forma que, gracias a la eutanasia, no se les pondrá la atención necesaria a
aquellos que fácilmente podamos dar vía libre para morir.
La Amnistía Internacional (AI), publicó Diario Médico el 3/11/98, donde declaró que
aquellos médicos recurrentes a esta forma de intervención letal, incurren en la
ética médica profesional, esto debido a que refutarían su juramento hipocrático
médico, el cual dice lo siguiente:
“(...)A nadie daré una droga mortal aun cuando me sea solicitada, ni daré consejo
con este fin. De la misma manera, no daré a ninguna mujer supositorios
destructores; mantendré mi vida y mi arte alejado de la culpa. No operaré a nadie
por cálculos, dejando el camino a los que trabajan en esa práctica. (...)”
Por otro lado, el doctor James Welsh, profesor del departamento y división de
Oncología Radioterápica, Centro Oncológico MD Anderson de la Universidad de
Texas, Houston, TX; afirmó que cuando se introdujo la eutanasia ésta “se presentó
como un sistema que humanizaba de manera notable las ejecuciones. Sin
embargo, se tiene constancia de un alto número de casos en los que ha fallado y
ha causado una muerte dolorosa”.
Sumado a esto, aceptar la eutanasia, es admitir que nosotros como sociedad no
vamos a defender más la vida de las personas inocentes, ya que fácilmente se les
encargarán a algunos miembros de sus familias que acaben con la vida de otros,
se le dirá al débil y enfermo que no estaremos dispuestos a hacer todo lo posible
para sacarlos adelante, reflejando así la desesperación y una medicina sin
corazón.
En España, el Plan Nacional de Cuidados Paliativos que están elaborando el
Ministerio de Sanidad, el Insalud y los representantes de todas las comunidades
autónomas, tienen como objetivo mejorar la calidad de vida de los pacientes en
situación terminal, esto por medio de una buena medicina dando un cuidado
integral a quien pronto va a morir (ya que hay que respetar tanto la vida, como la
muerte) y al final, si los tratamientos no mejoran el estado del paciente,
únicamente se deben mantener calmantes, la hidratación, nutrición y demás
cuidados ordinarios hasta el fin natural de su vida, ya que “ la muerte es una vida
vivida, y la vida una muerte ganada” como dijo Jorge Luis Borges, dando a
entender que no debemos adelantar ni retrasar este acto natural, sino esperar a
que llegue en su debido momento.
Los partidarios de la eutanasia pretenden dar un paso atrás, otorgando así el
poder a los médicos de decretar la muerte, de ser conseguido ese objetivo,
lograrían dos retrocesos por el precio de uno: recrearían una variedad de muerte
legal y degradarían, tal vez, irreversiblemente, el ejercicio de la medicina. Cuando
un médico se siente compadecido de un enfermo hasta un punto de decidir
quitarle la vida para ahorrarle padecimientos, será muy fácil que nuevamente más
adelante experimente ese mismo estado de ánimo ante otro que sufra el mismo
mal, a su vez, esta consecuencia puede ocurrir de manera continua, ya que la
especialización profesional impone a la práctica totalidad de los médicos la
necesidad de tratar a enfermos muy similares a otros.
Aborto
Las mujeres que han pasado por un aborto inducido dicen que es mucho más
doloroso y sufren más que cuando se produce un aborto natural, esto sucede por
razones muy sencillas, ya que en un aborto natural el factor sorpresa es
importante. No se espera y quizá se quede en shock sin poder creer cómo ha
podido ocurrir eso. En un aborto inducido, la mujer sabe lo que le están haciendo,
forzando así un parto con el pensamiento claro de que en esta situación no
escuchará a un bebé llorando.
El aborto espontáneo es un evento traumático que afecta a cada mujer de una
manera diferente provocando en algunas de ellas dolor, ansiedad, depresión e
incluso síntomas del trastorno de estrés postraumático (TEPT). Un estudio
realizado por la doctora Priscilla Coleman, de la Bowling Green State University
(EE. UU.) llamado “Aborto y salud mental: síntesis cuantitativa y análisis de
investigaciones entre 1995 y 2009”, se recogió una muestra de 22 estudios previos
en donde se han valorado 36 tipos de enfermedades mentales para una muestra
total de 877.181 mujeres, donde 163.831 pasaron por abortos voluntarios.
En los resultados del estudio previo, se encontró que la mujer embarazada que
pasa por un aborto experimenta 81% más de probabilidades padecer problemas
de salud mental respecto a un grupo de mujeres embarazadas que no practicaron
un aborto. En el segundo grupo mencionado, el estudio diferencia a mujeres con
embarazos deseados y no deseados. En ambos casos, las diferencias con las
mujeres que abortaron resultaron estadísticamente significativas para los 36 tipos
de enfermedades mentales.
Durante el análisis aislado de cada efecto se logró observar que el más frecuente
era el recurso al uso de la marihuana, seguido de conductas suicidas, consumo de
alcohol, depresión y trastornos de ansiedad. Cuando se comparó el grupo de
mujeres que abortaron junto con las que tuvieron un embarazo no deseado, pero
no abortaron, se llegó a la conclusión de que un 10% de las mujeres que abortan
tienen más riesgos de sufrir problemas mentales que las que optan por no hacerlo.
La doctora Coleman afirmó que, “independientemente del tipo de grupo de
comparación utilizado, el aborto se asocia a un mayor riesgo de sufrir problemas
de salud mental con una magnitud de este riesgo que va desde el 55 al 138%”,
basados en estos datos, la doctora Coleman añadió que “de forma bastante
consistente el aborto se asocia con un riesgo entre moderado y alto de padecer
problemas psicológicos posteriores a dicha intervención”.
A su vez, es importante reconocer que, a nivel mundial, alrededor del 12 al 15 por
ciento de los embarazos reconocidos terminan en un aborto espontáneo; un
estudio de FIGO (Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia) sugiere
que después de un aborto espontáneo, entre el 30 y el 50 por ciento de las
mujeres experimentan ansiedad y entre el 10 y el 15 por ciento experimenta
depresión, que generalmente dura hasta cuatro meses.
Aunque el aborto siempre ha sido materia de fuertes debates, pocas veces se han
visto estudios científicos serios con respecto a las consecuencias que derivan de
dicha intervención, dado que a veces el tema bioético y moral resulta más
“importante” que el propio estado mental que la mujer pueda desarrollar posterior
a este procedimiento ya que su salud psicológica podría afectar los siguientes
embarazos. Sumado a eso, para concluir, es importante resaltar que la mala salud
mental materna tiene un impacto inmediato y a largo plazo en el bienestar de las
mujeres, limitando también las oportunidades para la participación social y
económica, reduciendo la capacidad de autocuidado y cuidado, lo que a su vez
afecta la salud y el desarrollo de los niños.
Bibliografía
https://www.austral.edu.ar/capellania/mas-info-2/textos-espirituales/razones-del-
no-a-la-eutanasia/
https://www.bioeticaweb.com/error-social-la-eutanasia/
https://www.unav.edu/web/unidad-de-humanidades-y-etica-medica/material-de-
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https://dle.rae.es/eutanasia?m=form
https://www.colegiomedico.cl/documentos/juramento-hipocratico/#:~:text=A
%20nadie%20dar%C3%A9%20una%20droga,que%20trabajan%20en%20esa
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https://personaybioetica.unisabana.edu.co/index.php/personaybioetica/article/
view/2161/html
https://psiquiatria.com/bibliopsiquis/volumen.php?wurl=como-afecta-el-aborto-en-
la-salud-mental-de-la-mujer

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