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Línea primitiva
El primer signo morfológico de la gastrulación es la formación de la
línea primitiva en la superficie del epiblasto del disco embrionario
bilaminar (fig. 4.3A a C). Hacia el comienzo de la tercera semana
aparece una banda lineal y gruesa de epiblasto caudalmente en el
plano medio de la parte dorsal del disco embrionario (fig. 4.4A y B, y
v. fig. 4.3C). La línea primitiva es el resultado de la proliferación y el
movimiento de las células del epiblasto hacia el plano medio del
disco embrionario. En cuanto aparece la línea primitiva, es posible
identificar el eje craneocaudal del embrión, los extremos craneal y
caudal, las superficies dorsal y ventral y los lados derecho e
izquierdo. A medida que la línea primitiva aumenta de longitud al ir
añadiéndose células en su extremo caudal, su extremo craneal
Prolifera y forma el nodo primitivo
FIG. 4.3 Ilustraciones correspondientes a la formación del
disco embrionario trilaminar (días 15 a 16). Las flechas
indican la invaginación y migración de las células
mesenquimales desde la línea primitiva, entre el ectodermo y
el endodermo. C, E y G, Visiones dorsales del
disco embrionario trilaminar al comienzo de la tercera
semana, tras la eliminación del amnios. A, B, D, F y H,
Cortes transversales a través del disco embrionario. Los
niveles de los cortes se indican en C, E y G. La placa
precordal, correspondiente a la región de la cabeza en la
figura 4.3C, está indicada por un óvalo azul claro dado que este engrosamiento del endodermo no
se puede observar
desde la superficie dorsal
Las células procedentes del epiblasto, así como las que proceden
del nodo primitivo y de otras partes de la línea primitiva, desplazan
al hipoblasto y forman el endodermo embrionario en el techo de la
vesícula umbilical (v. fig. 4.3H). Las células que permanecen en el
epiblasto forman el ectodermo embrionario.
La notocorda:
• Define el eje longitudinal primordial del embrión y le
confiere cierta rigidez.
• Genera señales necesarias para el desarrollo de estructuras
musculoesqueléticas axiales y del sistema nervioso central
(SNC).
• Contribuye a la formación de los discos intervertebrales
interpuestos entre los cuerpos de dos vértebras consecutivas.
La notocorda actúa como inductor primario (centro señalizador) en el
embrión temprano. La notocorda en desarrollo induce el
engrosamiento del ectodermo embrionario suprayacente y la
formación de la placa neural (v. fig. 4.9C), primordio del SNC.
Alantoides
La alantoides aparece aproximadamente el día 16 en forma de un
pequeño divertículo (evaginación) en la pared caudal de la vesícula
umbilical, divertículo que se extiende hasta el tallo de conexión (v.
figs. 4.8B, C y E y 4.9B). En el ser humano, la alantoides tiene un
tamaño muy pequeño, pero el mesodermo de la alantoides se
expande bajo el corion y forma vasos sanguíneos que nutren la
placenta. La parte proximal del divertículo alantoideo original
persiste durante la mayor parte del desarrollo como un tallo
denominado uraco, que se extiende desde la vejiga hasta la región
umbilical (v. cap. 12). El uraco está representado en el adulto por el
ligamento umbilical medial. Los vasos sanguíneos del tallo
alantoideo se convierten en las arterias umbilicales (v. fig. 4.13). La
parte intraembrionaria de las venas umbilicales tiene un origen
distinto.
Pliegue cefálico
Al comienzo de la cuarta semana, los pliegues neurales de la región
craneal forman el primordio del encéfalo (v. fig. 5.1A2 y B2).
Inicialmente, el encéfalo en desarrollo se proyecta dorsalmente hacia
la cavidad amniótica, la cavidad llena de líquido en el interior del
amnios (la membrana más interna alrededor del embrión). La
cavidad amniótica contiene líquido amniótico y el embrión. Más
adelante, el prosencéfalo en desarrollo crece cranealmente más allá
de la membrana orofaríngea y sobrepasa el corazón en desarrollo (v.
fig. 5.2B y C). Al mismo tiempo, el septo transverso, el corazón
primitivo, el celoma pericárdico y la membrana orofaríngea se
desplazan hacia la superficie ventral del embrión. Durante el proceso
de plegamiento, parte del endodermo de la vesícula umbilical queda
incorporado en el embrión, constituyendo el intestino primitivo
anterior (primordio de la faringe, el esófago y la parte inferior del
sistema respiratorio; v. fig. 5.2C y cap. 11). El intestino primitivo
anterior se sitúa entre el prosencéfalo y el corazón primitivo, y la
membrana orofaríngea separa el intestino primitivo anterior del
estomodeo, el primordio de la boca (fig. 5.3B y v. fig. 5.2C).
Pliegue caudal
El plegamiento del extremo caudal del embrión se debe
principalmente al crecimiento de la parte distal del tubo neural, que
es el primordio de la médula espinal (fig. 5.4A y B). Conforme crece
el embrión, la eminencia caudal (región de la cola) se proyecta sobre
la membrana cloacal, la localización futura del ano (v. figs. 5.3A
y 5.4B). Durante el plegamiento, parte de la capa germinativa
endodérmica queda incorporada en el embrión y forma el intestino
primitivo posterior, esbozo del colon descendente y del recto (v.
fig. 5.4B).
Sexta semana
En la sexta semana, los embriones muestran movimientos
espontáneos, como espasmos del tronco y de las extremidades en
desarrollo. Los embriones pueden presentar en esta etapa una
respuesta refleja al contacto. Los miembros superiores comienzan a
mostrar una diferenciación regional a medida que se desarrollan los
codos y las grandes placas de las manos (fig. 5.14). Los primordios
de los dedos, denominados rayos digitales, comienzan a formarse en
las placas de las manos.
Séptima semana
Los miembros experimentan cambios considerables durante la
séptima semana. Aparecen zonas de separación entre los rayos
digitales de las placas de las manos y de los pies y dichos espacios
definen con claridad los dedos (fig. 5.15). Ahora, la comunicación
entre el intestino primitivo y la vesícula umbilical queda reducida a
un conducto relativamente fino, el conducto onfaloentérico (v.
fig. 5.1C2). Hacia el final de la séptima semana se inicia la osificación
de los huesos de los miembros superiores.
Octava semana
Al comienzo de la octava semana, que representa el final del período
embrionario, los dedos de las manos están separados, pero aún
aparecen unidos visiblemente por membranas (fig. 5.16A y B). Ahora
son claramente visibles las muescas o espacios de separación entre
los rayos digitales de los pies. La eminencia caudal todavía está
presente, pero ya es muy pequeña. Ha aparecido el plexo vascular
del cuero cabelludo, que forma una banda característica alrededor
de la cabeza. Hacia el final de la octava semana son aparentes todas
las regiones de los miembros, al tiempo que los dedos han
experimentado un alargamiento y están completamente separados
(fig. 5.17).
Resumen de la cuarta a la octava
semana
• Al comienzo de la cuarta semana, el plegamiento en los planos
medio y horizontal convierte el disco embrionario trilaminar
plano en un embrión con configuración cilíndrica y forma de
«C». La formación de la cabeza, de la eminencia caudal y
de los pliegues laterales es una secuencia continua de
acontecimientos que provoca la aparición de una
constricción entre el embrión y la vesícula umbilical.
• A medida que la cabeza se pliega ventralmente, parte de la capa
endodérmica queda incorporada como intestino primitivo
anterior en la región de la cabeza embrionaria en desarrollo.
El plegamiento de la región cefálica también origina el
desplazamiento ventral de la membrana orofaríngea y del
corazón, al tiempo que el encéfalo en desarrollo se convierte
en la parte más craneal del embrión.
• A medida que la eminencia caudal se pliega ventralmente, parte de
la capa germinal endodérmica queda incorporada en el
extremo caudal del embrión como intestino primitivo
posterior. La parte terminal del intestino primitivo posterior
se expande para formar la cloaca. El plegamiento de la
región caudal también origina la membrana cloacal, la
alantoides y el tallo de conexión, que se desplazan hacia la
superficie ventral del embrión.
• El plegamiento del embrión en el plano horizontal incorpora parte
del endodermo en el propio embrión como intestino
primitivo medio.
• La vesícula umbilical permanece unida al intestino
primitivo medio a través del estrecho conducto
onfaloentérico (tallo vitelino). Durante el plegamiento del
embrión en el plano horizontal se forman los esbozos de las
paredes corporales lateral y ventral. A medida que se expande,
el amnios envuelve el tallo de conexión, el conducto
onfaloentérico y la alantoides, formando así una cubierta
epitelial para el cordón umbilical.
• Las tres capas germinativas se diferencian hacia los distintos tejidos
y órganos corporales, de manera que hacia el final del período
embrionario ya se han establecido los esbozos de los principales
órganos y sistemas.
• El aspecto externo del embrión está influido notablemente
por la formación del encéfalo, el corazón, el hígado, los
somitas, los miembros, las orejas, la nariz y los ojos.
• Dado que entre la cuarta y la octava semana se forman los
esbozos de la mayor parte de las estructuras externas e
internas esenciales, este es el período más crítico del desarrollo.
Las alteraciones del desarrollo durante este período pueden
tener como consecuencia malformaciones congénitas
importantes.
• Es posible establecer razonablemente la edad de los
embriones a partir de la FUR, del momento estimado de la
fecundación, de las mediciones ecográficas del saco coriónico
y del embrión, y del examen de las características externas
del embrión.
Periodo fetal
La transformación de un embrión en un feto se produce de manera
gradual, pero el cambio de denominación es significativo ya que
implica que se han formado los primordios de todos los sistemas
importantes. El desarrollo durante el período fetal está relacionado
con el rápido crecimiento del cuerpo y con la diferenciación de los
tejidos, los órganos y los sistemas. Un cambio notable durante el
período fetal es la ralentización relativa del crecimiento de la cabeza
en comparación con el del resto del cuerpo. El ritmo de crecimiento
corporal durante el período fetal es muy rápido (tabla 6.1) y el
incremento del peso corporal durante las últimas semanas del
embarazo es extraordinario. Los períodos de crecimiento continuado
normal se alternan con intervalos prolongados de ausencia de
crecimiento.
Aspectos destacados del período fetal
No hay ningún sistema formal para estadiar el período fetal. Sin
embargo, es útil describir los cambios que ocurren en períodos
comprendidos entre las semanas cuarta y quinta.
Semanas 9 a 12.
Al comienzo del período fetal (novena semana), la cabeza constituye
aproximadamente la mitad de la LOC del feto (figs. 6.1 y 6.2A). Más
adelante, el crecimiento de la longitud corporal se acelera
rápidamente, de manera que hacia el final de la semana 12 la LOC
casi se ha duplicado (fig. 6.2B y v. tabla 6.1). A pesar de que el ritmo
de crecimiento de la cabeza se reduce, su tamaño continúa siendo
desproporcionadamente grande en comparación con el resto del
cuerpo
A las 9 semanas, la cara es ancha, los ojos están ampliamente
separados, las orejas muestran una implantación baja y los párpados
están fusionados (v. fig. 6.2B). Al final de la semana 12 aparecen los
centros de osificación primaria en el esqueleto, en especial en el
cráneo y los huesos largos. Al comienzo de la novena semana las
piernas son cortas y los muslos relativamente pequeños (v. fig. 6.2).
Hacia el final de la semana 12, los miembros superiores casi han
alcanzado su longitud relativa final, pero los miembros inferiores
todavía no están bien desarrollados y su tamaño es algo inferior a su
longitud relativa final.
Los genitales externos de los fetos masculinos y femeninos tienen
características similares hasta el final de la novena semana. Su forma
fetal madura no queda establecida hasta la semana 12. En el extremo
proximal del cordón umbilical pueden observarse asas intestinales
hasta la mitad de la semana 10 (v. fig. 6.2B). Hacia la semana 11, las
asas intestinales ya han vuelto al abdomen (v. fig. 6.3).
A las 9 semanas, comienzo del período fetal, el hígado es el órgano
principal en el cual se produce la eritropoyesis (formación de los
hematíes). Hacia el final de la semana 12, la eritropoyesis se ha
reducido en el hígado y ha comenzado en el bazo. La formación de
orina comienza entre las semanas 9 y 12; la orina es eliminada a
través de la uretra hacia el líquido amniótico en la cavidad
amniótica. El feto reabsorbe parte del líquido amniótico tras
deglutirlo. Los productos de desecho fetales son transferidos a la
circulación materna tras atravesar la membrana placentaria
Semanas 13 a 16
Durante este período, el crecimiento es rápido (figs. 6.4 y 6.5; v.
tabla 6.1). Hacia la semana 16, la cabeza es relativamente pequeña en
comparación con la del feto de 12 semanas y los miembros inferiores
han aumentado su longitud (fig. 6.6A). Los movimientos de los
miembros, que se inician al final del período embrionario, muestran
coordinación hacia la semana 14, aunque todavía son demasiado
débiles para que la madre pueda percibirlos. Sin embargo, los
movimientos de los miembros son visibles en el estudio ecográfico.
Semanas 17 a 20
El ritmo de crecimiento se reduce durante este período aunque la
LOC todavía se incrementa en, aproximadamente, 50 mm (v. figs. 6.4
y 6.6, y tabla 6.1). La madre suele percibir los primeros movimientos
fetales (sacudidas). En este momento, la piel está cubierta por un
material grasiento y pastoso, la vérnix caseosa. Este material consiste
en una mezcla de células epidérmicas muertas y una sustancia grasa
procedente de las glándulas sebáceas fetales. La vérnix caseosa
protege la delicada piel del feto frente a las abrasiones, las grietas y
el endurecimiento que pueden producirse por exposición al líquido
amniótico. Los fetos están recubiertos de un vello fino y suave,
denominado lanugo, que facilita la adhesión de la vérnix a la piel.
Las cejas y el pelo de la cabeza son visibles en la semana 20.
Durante este período se forma la grasa parda, cuya función es la
producción de calor. Este tejido adiposo especializado, que es un
tejido conjuntivo que consta fundamentalmente de células grasas, se
localiza sobre todo en la raíz del cuello, por detrás del esternón y en
el área perirrenal, produciendo calor a través de la oxidación de los
ácidos grasos.
Hacia la semana 18 se forma el útero fetal y se inicia la
canalización de la vagina al tiempo que son visibles muchos folículos
ováricos primordiales que contienen ovogonias. Hacia la semana 20
ya se ha iniciado el descenso de los testículos, aunque todavía se
localizan en la pared abdominal posterior, en una posición muy
similar a la de los ovarios en los fetos femeninos.
Semanas 21 a 25
Durante este período se produce un incremento sustancial del peso
corporal y el feto está mejor proporcionado (fig. 6.7). La piel suele
estar arrugada y es más translúcida, especialmente durante la
primera parte de este período. Tiene un color rosado o rojo ya que la
sangre que discurre a través de los capilares es visible. Hacia la
semana 21 se inician los movimientos oculares rápidos y, en este
sentido, se han observado reflejos palpebrales de sobresalto a las
22-23 semanas. Las células epiteliales secretoras (neumocitos de tipo
II) de las paredes interalveolares de los pulmones comienzan a
secretar surfactante, un material lipídico que actúa en la superficie y
mantiene la permeabilidad de los alvéolos pulmonares en fase de
desarrollo
Las uñas de los dedos de las manos aparecen hacia la semana 24.
A pesar de que un feto nacido prematuramente entre la semana 22 y
la 25 puede sobrevivir si recibe cuidados intensivos (v. fig. 6.7), es
posible que fallezca debido a la inmadurez del sistema respiratorio.
En los lactantes nacidos antes de la semana 26 hay un riesgo elevado
de discapacidad del neurodesarrollo (p. ej., defectos mentales).
Semanas 26 a 29
Si el parto prematuro se produce durante este período, es habitual
que el feto sobreviva siempre y cuando reciba cuidados intensivos
(fig. 6.8B y C). Los pulmones y la vascularización pulmonar se han
desarrollado lo suficiente como para permitir un intercambio
gaseoso adecuado. Además, el sistema nervioso central ha
madurado hasta un nivel en que puede dirigir los movimientos
respiratorios rítmicos y controlar la temperatura corporal. La tasa
más elevada de mortalidad neonatal se produce en los lactantes
clasificados en los grupos de peso corporal bajo (≤2.500 g) y muy
bajo (≤1.500 g).
Los párpados se abren durante la semana 26, al tiempo que el
lanugo (vello fino y suave) y el pelo de la cabeza ya están bien
desarrollados. Las uñas de los dedos de los pies son visibles y ahora
hay una cantidad apreciable de tejido adiposo subcutáneo bajo la
piel, por lo que desaparecen muchas de las arrugas cutáneas.
Durante este período aumenta la cantidad de tejido adiposo blanco
hasta constituir, aproximadamente, el 3,5% del peso corporal. El
bazo fetal se ha convertido en un órgano importante para la
eritropoyesis (producción de los hematíes). Este proceso finaliza a
las 28 semanas, momento en que la médula ósea se convierte en el
órgano principal de la eritropoyesis.
Semanas 30 a 34
El reflejo pupilar (modificación del diámetro de la pupila en
respuesta a un estímulo luminoso) se puede provocar a las
30 semanas. Generalmente, al final de este período la piel tiene una
coloración rosada y es lisa, y las extremidades superiores e inferiores
muestran un aspecto rollizo. A esta edad, el tejido adiposo blanco
representa, aproximadamente, el 8% del peso corporal total. Los
fetos de 32 semanas o más sobreviven generalmente en los casos de
parto prematuro.
Semanas 35 a 38
Los fetos que nacen a las 35 semanas presentan un agarre firme y
muestran orientación espontánea a la luz. A medida que el embarazo
se aproxima a su término, el sistema nervioso adquiere el grado de
madurez suficiente como para llevar a cabo algunas funciones de
integración. La mayoría de los fetos presentan un aspecto rollizo
durante este «período final». A las 36 semanas, los perímetros de la
cabeza y el abdomen son aproximadamente iguales. Después de este
período, el perímetro abdominal puede ser mayor que el craneal. A
las 37 semanas, la longitud del pie fetal es ligeramente mayor que la
longitud del fémur (hueso largo del muslo) y representa un
parámetro alternativo para confirmar la edad del feto (fig. 6.9). A
medida que se aproxima el parto se enlentece el ritmo de crecimiento