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Asesor:
RICHARD ALONSO URIBE HINCAPIÉ
Mg. en Educación
ii
AGRADECIMIENTO
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CONTENIDO
Pág.
RESUMEN .............................................................................................................. 1
INTRODUCCIÓN .................................................................................................... 2
2. OBJETIVOS ..................................................................................................... 9
3. JUSTIFICACIÓN ............................................................................................... 10
iv
6.2 CATEGORÍA DOS: CONCEPCIONES DE LA LECTURA ............................... 48
7. CONCLUSIONES .............................................................................................. 64
BIBLIOGRAFÍA ..................................................................................................... 72
ANEXOS ............................................................................................................... 80
v
LISTA DE ANEXOS
Pág.
vi
RESUMEN
1
INTRODUCCIÓN
2
Asimismo, como parte de los objetivos, se quiere precisar en una propuesta que sea
dirigida a los docentes de dicho programa con el fin de generar estrategias para que
los estudiantes moldeen los usos en la práctica de la lectura en sus procesos de
formación, también, para que los maestros puedan hacer uso de diferentes
metodologías para cada una de sus clases, ya que son esas prácticas las que
forman a los estudiantes en sus futuros desempeños como docentes al momento de
ejercer su profesión. También, observar qué tanto les sirve y cómo aplican estos
hábitos en los estudiantes para una mayor cobertura de sus aprendizajes para que
sean aplicados no solo en el momento que los adquiere, sino también en el ejercicio
como futuros docentes.
Por otra parte, puesto que los estudiantes universitarios del programa antes
mencionado son los docentes en formación que en un futuro determinado estarán en
los contextos escolares y serán los guías, formadores y tutores de los procesos
significativos de aprendizaje dentro del aula; igualmente, es fundamental e
importante que dominen los parámetros y usos de la lectura para que sean
transmitidos a los estudiantes y, además, esos mismos docentes en formación
tengan unas concepciones claras de lectura al momento de estar inmersos en la
formación y sus procesos.
De igual manera, son los profesores y docentes los encargados de llevar a cabo los
procesos de lectura en el interior de la escuela, universidad, academia, el aula o los
espacios en los cuales se aprende, se instruye, se práctica y se adquieren
conocimientos que, en este caso, al ser mediados por la lectura generan
aprendizajes significativos que jamás se olvidan y que su ejercicio es una
herramienta para toda la vida y en cualquier contexto en donde se encuentre
inmerso el sujeto.
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llevarán su ejercicio al contexto escolar, en la medida en que se está haciendo
énfasis sobre la práctica de la lectura en un medio educacional, un estudiante que
un futuro sea docente y que tenga el concepto de lectura lo bastante claro para
saber que esta práctica es la mediadora de aprendizajes en el aula de clase.
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CAPITULO I
En el marco del proyecto del grupo Lengua y Cultura intitulado “Estado del arte de
la lectura y la escritura de la universidad” - en el cual participamos en el proceso de
análisis de encuestas, caímos en la cuenta (a partir de la revisión de algunos
programas en los cursos de algunas facultades) que muchos de estos cursos no
evidenciaban una relación directa con la práctica de la lectura: los cursos suponían
que había un hábito de lectura para alcanzar los objetivos de los mismos, es decir, la
bibliografía, los ejercicios, los talleres, las evaluaciones y demás que se
desarrollaban en el aula de clase, no estaban claramente relacionados con las
prácticas de lectura.
Con base en esto, decidimos que era pertinente realizar un análisis sobre la
influencia que tiene la lectura en el desarrollo de los procesos de aprendizaje de los
estudiantes del programa de Licenciatura Inglés-Español de la UPB. A partir de ahí,
con la ayuda de las encuestas desarrolladas con estudiantes y docentes que fueron
usadas en el proyecto del grupo de investigación, y la implementación de otros
instrumentos de recolección de información como la entrevista, tomamos la decisión
de analizar las trascendentales relaciones entre los procesos de lectura en la
universidad y el desarrollo de los procesos de aprendizaje, con el ánimo de
reconocer las prácticas, metodologías, didácticas y perspectivas en torno a la
lectura que, finalmente, puedan ser útiles en la formación de los estudiantes del
programa, en la transformación curricular de la Facultad de Educación y en la
formación de los docentes de lenguas para nuestro país.
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ayuda al desarrollo de la inteligencia, educa la voluntad en el lector y fomenta la
adquisición de una buena cultura, haciéndonos conscientes del impacto, la
necesidad y la importancia de generar espacios, mejorar recursos y fomentar hábitos
de lectura en los estudiantes de Educación Superior; por eso, de acuerdo con las
herramientas aplicadas para la recolección de información que direccionan la
investigación, se han encontrado aspectos a analizar frente a cómo y cuándo se dan
esos procesos en los estudiantes del programa de Licenciatura Inglés-Español.
Vale la pena reconocer que, los hábitos de lectura han cambiado a través de los
tiempos, bien sea por la inclusión de nuevas tecnologías que presentan nuevas
formas de leer, diferentes a las que conocemos, o simplemente por no reconocer
que la lectura está ligada al contexto social y a las experiencias vividas, o a la forma
tradicional del libro.
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mismo texto que leemos. La práctica de la lectura debe ser inculcada desde los
primeros años, para que a medida que el sujeto llegue a su formación profesional
esta habilidad ya esté desarrollada, haciendo de ellos individuos activos y que se
actualicen en todo momento, ya que al iniciar su proceso en la educación superior la
lectura será el eje principal para su formación académica.
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propósito de leer adquiere un sentido real de comprensión que finalmente será el
que le permita interpretar e interactuar con el mundo profesional y académico de
forma eficaz.
8
CAPITULO 2
OBJETIVOS
9
CAPITULO 3
JUSTIFICACIÓN
La actual investigación se hace con el objetivo de reconocer los alcances del uso de
la lectura en el desarrollo de los procesos de aprendizaje de los estudiantes de la
Licenciatura Inglés - Español de la UPB. Esto con el fin de identificar las
perspectivas y los enfoques metodológicos en torno a la lectura y describir las
prácticas de lectura que tienen los estudiantes. También para proponer un esbozo
teórico y metodológico acerca del uso de la lectura en los procesos de aprendizaje y,
con esto, contribuir al mejoramiento curricular de la facultad. A partir de los
resultados se definirán líneas de transformación de las prácticas y usos de la lectura
tanto en la óptica de la enseñanza como del aprendizaje.
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CAPITULO 4
MARCO TEÓRICO
Hay una gran variedad de definiciones que giran en torno a los términos “Leer” y
“Lectura”; “Uso” y “Práctica” que se deben tener en la cuenta antes de conocer
algunos de los planteamientos de autores que redefinieron estos conceptos, dándole
un nuevo significado en contexto que, en este caso, lo vemos dirigido al ámbito
universitario. Con el ánimo de darle sentido a este ejercicio debemos ver algunas
definiciones del diccionario de la Real Academia Española.
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sostienen algunos autores de los campos de las humanidades y las ciencias sociales
en la segunda mitad del siglo XX que aporten a los propósitos de esta investigación.
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De acuerdo con la Ministra de Educación María Fernanda Campo, en la reunión del
Plan Nacional de Lectura y Escritura (2011), en los resultados obtenidos en las
pruebas SABER 2009 más del 65% de los estudiantes no alcanzan el nivel mínimo
en las competencias de lenguaje; asimismo, en las pruebas internacionales PISA
más del 47% de los estudiantes no alcanzan el nivel mínimo de lectura. Cabe afirmar
que estas cifras son recurrentes al momento de medir los niveles de desempeño en
los estudiantes y aportan al planteamiento que intenta deducir que las falencias en
los hábitos de lectura trascienden desde la escuela y que en parte tienen que ver
con la motivación en dichos procesos.
Si reconocemos que el autor desde una perspectiva de lectura expresa que primero
se aprende a leer y luego se lee para aprender, es una apreciación bastante
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importante porque unos buenos hábitos de lectura generan buenos aprendizajes
incalculables para el sujeto lector; de igual forma, en un contexto universitario es
imprescindible para los estudiantes de la licenciatura que tengan buenas prácticas
de lectura para que generen aprendizajes en su quehacer como futuros docentes y
puedan infundirle eso mismo a los estudiantes.
Con un planteamiento semejante y bajo esta misma línea, Castronovo promueve una
práctica y uso de la lectura individual, donde el estudiante es un regulador de su
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propio aprendizaje. Asimismo, en los contextos escolares y universitarios
propiamente, es el estudiante quien se encarga de la regulación individual de lo que
aprende, y es el docente su guía frente a ese proceso; es decir, si el docente
propone el programa de una clase, y al mismo tiempo una bibliografía, es el
estudiante quien está en toda posibilidad de introducirse en los textos propuestos
por el docente, analizando que la enseñanza que se le esté impartiendo sea la
adecuada, haciendo propicia y práctica la habilidad para abordar textos y la forma
más sencilla de aprender.
De igual forma, dos autoras (Narváez & Cadena, 2009) plantean: “Específicamente,
suele escucharse que los estudiantes universitarios no leen los documentos que se
les asignan como bibliografía obligatoria y, en el caso de que lo hagan, en las
evaluaciones se constata que han realizado interpretaciones parciales o
inadecuadas de ellos” (p.57); en la cita anterior se afirma una vez más que los
estudiantes universitarios no hacen buenas lecturas, o al menos no las analizan a
profundidad, ellos leen de manera fragmentada sin comprender: es al final del
proceso que los docentes se dan cuenta de que los estudiantes tienen muchas
falencias y malos hábitos de lectura.
Por otro lado, las autoras anteriores (Narváez & Cadena, 2009) también exponen: “El
aprendizaje de los contenidos por medio de la lectura y la escritura es una
responsabilidad del estudiante” (p. 57); así, los estudiantes de la Educación
Superior, tienen que ser conscientes de que ya están en otro proceso formativo y
que los libros o textos que leen son de mayor complejidad, por lo tanto, es necesario
que ellos mismos se impongan unas horas al día para ir adquiriendo esta práctica de
lectura, porque solo de ellos es responsabilidad que esta habilidad mejore y hagan
buen uso de ella.
Asimismo, Isaac Fleizaker (1996) plantea: “El trabajo del docente más que formar o
llegar a un fin teniendo como medio a la lectura como transporte de ese
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conocimiento que se adquiere en el ejercicio de leer, le apunta a un término que
hace que dependa todo el proceso “motivación” y que es el alumno con ayuda del
docente los que fomentan este hábito” (p.42). Con los dos planteamientos
anteriores, se piensa que el estudiante es el único que puede encontrar la
motivación por la lectura y que el docente como su guía puede contribuir haciendo
que el estudiante lea por placer y motivación en la misma obligatoriedad, asunto
dependiente de su metodología y las maneras como acerque al estudiante a un texto
determinado.
De igual manera, Lola Márquez (2011) expresa que “Es probable que algunos
alumnos lean por imposición, pero no estaremos contribuyendo a despertar el placer
de la lectura en sí misma, a crear hábito de lectura, a hacer disfrutar con ella a
nuestros estudiantes, y a la posibilidad de conquistar nuevos lectores” (p.2), con esta
idea, se puede entender que es papel del docente hacer posible que tanto la
imposición, la motivación y el placer de leer sea dado de manera conjunta en la
formación; además es un trabajo colectivo entre los docentes y estudiantes crear la
forma de poner en juego las emociones y hacer posible una puesta en escena que
haga evidente una sinergia1para emprender un desafío complejo e interactivo como
es el acto de la lectura y comprensión de textos, con el ánimo de reafirmar
experiencias y no ignorar la lectura como elemento clave de aprendizaje buscando la
vía apropiada e idónea para despertar una firme motivación por la lectura en los
estudiantes.
Con respecto a la importancia que tiene la lectura a la hora de aprender desde las
pedagogías propias de la Educación Superior, se encontró un artículo que se
relaciona con los obstáculos que tienen los estudiantes universitarios al momento de
abordar un texto, en donde Fabio Jurado (2007) sostiene que una de las
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La sinergia es la síntesis o unión de todas las energías de un ser, significa que se está totalmente dispuestos y
comprometidos con lo que se hace.
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problemáticas en el abordaje de textos y producciones escritas radica principalmente
en los procesos llevados a cabo en contextos escolares (escuela y
universidad),puesto que existen obstáculos al momento de acceder al conocimiento
que se reflejan en las habilidades que son exigidas en los procesos de cualificación
y formación en la universidad. Estas habilidades se convierten en un problema y es
algo que se debe observar con mucho cuidado dado que los estudiantes de las
Facultades de Educación se están formando como educadores que deben poseer
buenos hábitos, prácticas y competencias en lectura así como también buenas
herramientas y metodologías para la enseñanza y el aprendizaje.
En los distintos textos sin importar su dificultad y el área en el cual se está leyendo,
el lector (en este caso el estudiante) debe conocer lo que lee porque es a través de
esta práctica que el estudiante puede ser receptivo, crítico e imaginativo, además, la
lectura es un hábito esencial para la formación, la información y el ocio en los
individuos. En esta lógica, Estanislao Zuleta (citado en Flaizeker, 1996) afirma: “No
es posible que se lleve a cabo un proceso de aprendizaje sin la lectura y que por
consiguiente a esta actividad se devienen los desarrollos del lenguaje para una
práctica comunicativa más amplia y profunda que permite un complemento de los
discursos sea cual fuere su área”(p. 44), sabiendo siempre que es la lectura
mediadora de aprendizajes y que es a través de los textos que el sujeto adquiere
saberes que lo formarán para un proceso académico riguroso.
De la misma forma, Paula Carlino (2007) plantea una situación que se logra
evidenciar en los contextos universitarios:
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como receptores de nuestros conocimientos. A pocos sorprende este esquema
porque es al que nos hemos acostumbrado. (p.1)
18
información leída para interiorizarla como lenguaje personal construyendo su propio
significado” (p.11). En consideración a esto, es responsabilidad del estudiante
aprender para sí, poniendo en cada uno de estos factores las habilidades de
abordaje de textos para producir conocimiento y modificar su discurso frente a
distintas perspectivas, desde donde se apoya la concepción de que la lectura no es
solo mediadora de aprendizajes, sino también la que desarrolla las habilidades
humanas para la comprensión.
Las metodologías y estrategias usadas por los docentes universitarios que permiten
a los estudiantes mediar el aprendizaje con la lectura, son desconocidas en su gran
mayoría dado que cada docente tiene sus propios medios para aplicar este hábito,
Castronovo (2007) hace una precisión cuando afirman que en los contextos
universitarios se encuentran en la “Necesidad de desarrollar habilidades de lectura
propias del nivel superior y que son tareas que resultan de responsabilidad de las
instituciones y los docentes universitarios”(p.3); de acuerdo con este planteamiento,
el hábito de la lectura debe ser introducido bajo los cánones académicos,
influenciado por el docente como mediador de este ejercicio de aprendizaje y que,
aunque el estudiante posea debilidades en dicha habilidad, es deber del profesor a
cargo del curso que se interese por adquirir y así mismo desarrollar competencias en
sus estudiantes para que aborden adecuadamente textos.
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para que sea transformada la visión, hábito y ejercicio de leer en los contextos
universitarios.
Por otro lado, sin demeritar el trabajo de los docentes universitarios, es pertinente
afirmar que el estudiante como ser individual es responsable por su propia formación
en los contextos académicos, como lo afirma igualmente Adela Castronovo (2007) al
sustentar que “La actividad de estudio en la universidad depende del propio esfuerzo
del estudiante y requiere de su formación como lector y escritor autónomo y crítico.
La lectura acompaña, como pocas otras actividades, la formación del estudiante
universitario” (p. 3), desde donde se puede reiterar que es trabajo del docente ser
motivador y promotor del hábito y, de igual manera, es menester del estudiante
reconocer la lectura como parte de su formación como profesional.
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aprendizaje casi en su totalidad, ya que sin lectura no hay acto de aprendizaje y, por
consiguiente, no hay construcción de conocimiento ni significación de saberes.
En el marco de los buenos hábitos de lectura que sirven como herramienta para que
el estudiante universitario defienda sus ideas, opiniones y argumentaciones frente a
sus pares o docentes, Delia Lerner (1984) expresa: “La lectura se convierte así, para
el alumno, en un punto de encuentro y en la oportunidad para exponer su punto de
vista y defender sus posturas”(p. 23); en este sentido, el estudiante tiene que ser
consciente de que con la lectura -además de lograr conocimientos- también
aumenta su discurso, dotándolo de argumentos teóricos y académicos de los que
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puede disponer a la hora de tener un dialogo fundamentado en sus ideas y puntos
de vista.
Asimismo, Delia Lerner (1984) sostiene: “En la medida que los chicos son
conscientes de estos esquemas de conocimiento, pueden adoptar estrategias para
organizar y estructurar la información con el fin de obtener una representación
coherente, ordenada y jerárquica, lo cual posibilita el aprendizaje a partir del texto”
(p.12),en donde se está planteando un factor de aprendizaje que parte del texto o la
palabra escrita y que ese procedimiento de lectura le brinda al sujeto que lee una
forma o habilidad para organizar e interpretar lo que lee y la información que
adquiere; el abordaje de textos para un lector es el ejercicio que lo posibilita a
enriquecer su léxico, bagaje y referentes ante cualquier situación que se le presente,
porque lo leído se esquematiza y se estructura en su línea significativa de
aprendizaje, preparándolo para enfrentar casos particulares de escritura o
argumentación oral.
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Es importante indagar en los estudiantes de qué forma se acercan ellos a estas
prácticas y usos de la lectura en su proceso de aprendizaje, para poder comprender
la manera en que ellos comprenden la experiencia de leer. Es aquí, por tanto,
esencial citar la perspectiva en torno a lo que significa una práctica en términos de
Paul Veyne (1984): “La práctica no es una instancia misteriosa, un subsuelo de la
historia, ni un motor oculto: es lo que hacen las personas. Si, en cierto sentido, se
encuentra oculta –algo así como la “parte oculta del iceberg”- es porque con
frecuencia somos conscientes de ellas, pero no podemos conceptualizarlas”
(p.132).De esta forma, el autor sostiene que para llegar a la práctica lo único que se
necesita es hacer uso de ella, teniéndola como un hábito o una costumbre porque
siempre está ahí y sólo tenemos que desarrollarla; es decir, que un estudiante que
no haga uso de la lectura y que no la tenga como una práctica constante,
difícilmente logrará alcanzar los objetivos propuestos a la hora de abordar un texto.
Con lo anterior y en relación con lo que evidencia el autor, se puede agregar otro
planteamiento de Isabel Solé (1998) que hace algunas recomendaciones al
momento de leer un texto; esto puede ser muy significativo cuando se va abordar un
texto, porque de esta forma se puede lograr una mejor comprensión, haciendo un
buen uso de ella y promoviendo una práctica constante:
Cuando uno inicia una lectura se acostumbre a contestar las siguientes preguntas
en cada uno de las etapas del proceso. Antes de la lectura tener en cuenta lo
siguiente: ¿Para qué voy a leer? (Determinar los objetivos de la lectura) ¿Qué sé de
este texto? (Activar el conocimiento previo) ¿De qué trata este texto? ¿Qué me dice
su estructura? (Formular hipótesis y hacer predicciones sobre el texto). (p. 3)
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Después de lo señalado anteriormente, Daniel Pennac (1996) pone en manifiesto
según él unos derechos que aluden al lector propiamente y que son imprescindibles:
“El derecho a no leer, el derecho a saltarse las páginas, el derecho a no terminar un
libro, el derecho a releer, el derecho a leer cualquier cosa, el derecho al bovarismo
(enfermedad de transmisión textual), el derecho a leer en cualquier lugar, el derecho
a hojear, el derecho a leer en voz alta, el derecho a callarnos” (p.143); con esta cita y
lo planteado por los autores anteriores, se puede observar que solamente el lector
es quien decide de qué forma abordar un texto y si desea acercarse a él; el lector es
libre e independiente a la hora de leer: si el lector, que en este caso es el
estudiante, decide no abordar el texto, debe reflexionar acerca de las razones por
las cuales no quiso hacerlo, aunque es consciente de que este hábito le generará
nuevos conocimientos (si –como lector activo- reconoce sus derechos, su
experiencia con la lectura será mucho más placentera y formativa).
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CAPITULO 5
DISEÑO METODOLÓGICO
5.1 METODOLOGÍA
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5.2 MÉTODO Y TIPO DE INVESTIGACIÓN
Con esta investigación se determinarán cuáles son las condiciones que tienen los
estudiantes actuales de la Licenciatura Inglés-Español de la Facultad de Educación
de la Universidad Pontificia Bolivariana con respecto al uso de la lectura en sus
aprendizajes, con el fin de llevar a cabo un análisis que brinde la posibilidad de
describir las situaciones, usos, prácticas, hábitos y actitudes predominantes en los
lectores tanto estudiantes como docentes.
5.3 POBLACIÓN
Asimismo, para definir de forma más clara el tipo de muestra para este ejercicio
investigativo, se plantea la perspectiva de Hernández Sampieri Fernández (2008):
“Las muestras no probabilísticas o dirigidas son de gran valor, pues logran, si se
procede cuidadosamente y con una profunda inmersión inicial en el campo, obtener
los casos que interesan al investigador y que llegan a ofrecer una gran riqueza para
la recolección y el análisis de los datos” (p. 565), de igual forma, también los autores
sostienen “las muestras no probabilísticas, suponen un procedimiento de selección
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informal” (p. 262). Lo anterior da cuenta de forma consistente que la muestra no
probabilística tomada para la aplicación de la entrevista permite obtener los datos
requeridos y solicitados exclusivamente por los entrevistadores, en clave de los
propósitos de la investigación.
Se trabaja con una muestra no probabilística con sujetos voluntarios compuesto por
treinta (30) estudiantes y ocho (8) docentes; los estudiantes que voluntariamente
accedieron a ser entrevistados son de primer a séptimo semestre de la Licenciatura
Inglés-Español de la Universidad Pontificia Bolivariana: cada uno de ellos -de forma
libre- dio sus puntos de vista a las preguntas formuladas; respondieron de forma
adecuada y concisa aportando información significativa que fue utilizada con fines
académicos, manteniendo la privacidad de los entrevistados.
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5.4 TÉCNICAS DE RECOLECCIÓN DE LA INFORMACIÓN
Entrevista
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racista, rechazar de manera prudente a quienes tengan comportamientos
“machistas” o “impropios” para con el investigador o investigadora. No ceder a
ninguna clase de chantaje. (p. 586)
29
Después que se recibe la respuesta, se organiza la cita y se procede a la entrevista.
Las entrevistas fueron realizadas en la Universidad Pontificia Bolivariana, en
espacios cómodos y tranquilos; cada entrevista tiene una duración
aproximadamente de quince a veinte minutos.
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CAPITULO 6
Entre las prácticas y hábitos de lectura por parte de los estudiantes, se observa que
ellos tienen distintas relaciones con la lectura de acuerdo con su constancia al
abordar textos; en su mayoría expresan una relación frecuente, constante y
metódica al momento de leer y todo lo que el ejercicio mismo conlleva desde la
comprensión, interpretación y análisis de lo leído textualmente, en relación con los
temas abordados ; particularmente los estudiantes plantean que durante las lecturas
seleccionan ideas principales, subrayan, separan las palabras desconocidas y, por
último, realizan una relectura. Asimismo, sostienen: “Escribo al lado del párrafo las
ideas generales con mis propias palabras para darle cuerpo a ideas propias a partir
de lo que comprendo sobre lo que leo” (E003-02), con lo que podríamos sostener
que esta práctica le permite al lector inferir sobre lo que lee, es decir, que sea él
quien descubra, le dé forma a lo que está leyendo e intérprete - a partir de preguntas
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- los contenidos planteados en la lectura. En relación con este asunto, Paula
Carlino (2005) plantea lo siguiente:
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Es en esta lógica que un docente sostiene: “Yo no tengo una preferencia para
seleccionar un texto, yo puedo leer desde una novela o artículo de revista hasta la
fórmula de una cajetilla de pastillas aunque no sepa lo que significa: esto se da por
la necesidad misma de saber los contenidos de lo que leo” (D003); por esta razón,
es importante reconocer que el acto de leer es muy diverso y que todo depende de
la mirada del lector, es decir, que un texto puede ser interpretado por un estudiante o
por un docente, pero su comprensión puede ser igual o diferente, todo depende de
las percepciones, perspectivas y puntos de vista que tenga el lector a la hora de
hacer un ejercicio de lectura.
Hay que tener presente que las formas de lectura desde la comprensión, percepción
y tipos de textos por parte de los estudiantes es diferente a las lecturas de los
docentes; pero aunque aborden el mismo texto siempre predominará en primera
instancia el bagaje, el recorrido formativo, las experiencias y los puntos de vista
desde las vivencias. Además, el docente observará características en los textos que
quizás los estudiantes no vean, o viceversa. Se debe tener en la cuenta que cuando
los docentes afirman que leen de forma activa y continua, se piensa que los tipos de
texto aportan de manera significativa a su rol como docente, como formador de
formadores o como guía académico para estudiantes universitarios, pero siempre
queda el cuestionamiento de qué leen y por qué lo hacen. Un docente entrevistado
expresa: “Por parte de la universidad nos dan textos para leer según la materia o el
curso que estemos tomando, pero ya cuando hacemos una lectura porque
simplemente queremos, en mi caso, me gusta mucho hacer selecciones al azar sin
pensar con qué me voy a encontrar, personalmente me gusta sorprenderme y
dejarme sorprender del texto que leo” (E004-01).
Por lo tanto, cuando se aprende a leer y se lee con un objetivo o, por el contrario sin
él, es posible establecer algunas estrategias para abordar los textos de manera
sistemática con un esquema que el lector pueda usar como ejercicio de
comprensión e interpretación de acuerdo con su bagaje, experiencia y conocimiento,
logrando así dar forma a su propia concepción de lectura que le permita
33
cuestionarse a sí mismo como lector. En términos de Kenneth Goodman (2002),
“Aprender a leer implica el desarrollo de estrategias para obtener sentido del texto.
Implica el desarrollo de esquemas acerca de la información que es representada en
los textos” (p. 27), es decir, que al momento de abordar textos el individuo desarrolla
estrategias para descifrar el código escrito y, asimismo, perfecciona sus hábitos de
lectura con el ánimo de lograr una mejor interpretación del texto leído. En relación
con la cita anterior, es pertinente decir que en el proceso de aprendizaje y desarrollo
de las habilidades para leer, el lector desarrolla y aplica estrategias que son
utilizadas para hallar sentido en un texto con base en esquemas y estructura mental
que le permite una mejor comprensión de lo que lee.
Los lectores en las aulas universitarias leen por placer o leen por una necesidad de
aprendizaje. Frecuentemente se enfrentan a una realidad en las perspectivas de
lectura que presenta la Facultad de Educación, en donde no se incluyen poblaciones
34
minoritarias como por ejemplo estudiantes con discapacidades visuales, auditivas y
otras. De acuerdo con esto, uno de estos estudiantes afirma:
Resalto lo más importante, en braille tomo nota, tengo una estrategia particular:
utilizo un programa que me lee en el computador, no leo un texto de corrido porque
si lo hago no voy a saber luego lo que leí, entonces, lo leo despacio y con las flechas
del computador, me devuelvo y leo el mismo párrafo de nuevo para entender la idea,
porque si leo de corrido las ideas me quedan inconclusas. Con el braille, el hábito
por la lectura es muy pasivo, y hace tiempo no lo utilizo porque hay tanta tecnología
o alguien me lee cuando los documentos que me mandan están en físico, entonces
cuando leo en braille me voy durmiendo y, no es lo mismo, no hay inferencia de
lectura, las comprensiones son diferentes y la lectura no es amena porque no hay
literatura amplia en braille. (E006-02)
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alternativas de lectura, no sólo las tradicionales que son meramente visuales sino
otras que tengan un énfasis en lo auditivo, ya que esa otra forma de lectura es tanto
válida como importante para que este tipo de población pueda desarrollar mejores
hábitos de lectura. En este mismo sentido, la barrera lingüística trastoca la anterior
situación, porque si el aprendizaje es por audición cambiaría su paradigma de las
cuatro habilidades del inglés -según el MCE2- y es claro que el Programa de
Licenciatura en cierta medida no se encuentra preparado para una formación de
estudiantes con este tipo de barreras físicas.
2
MCE (2002) Marco Común Europeo de referencia para las lenguas: Aprendizaje, Enseñanza,
Evaluación. Concilio Británico e Instituto Cervantes.
36
que rodea al sujeto que lee, que observa e intenta aprender por medio de una
lectura directa o indirecta lo que tiene a su alrededor.
En relación con las ideas de las formas de lectura del mundo, un docente reitera:
“Hay que leer aunque no se tenga el código escrito, hay que leer el mundo, la
cultura, los contextos; evidentemente se pueden leer muchas cosas y no
necesariamente textos” (D003). Esta apreciación es importante dado que
nuevamente se enfatiza en torno a las distintas formas de leer, la trascendencia de
los textos escritos en el aprendizaje y la relación de la lectura con el mundo
circundante en materia de interacción y conocimiento; las distintas formas de lectura
forman (una canción, un acontecimiento, una película, entre otros) y aunque son
formas productivas de lectura es posible inferir de las entrevistas de estudiantes y
docentes que, al parecer, la lectura es más efectiva cuando esta parte de un texto
impreso. De acuerdo con lo anterior, Mc Luhan (2004) argumenta “La llegada de la
tecnología y la televisión obliga a abandonar el viejo enfoque por el de la
transformación, ya que los televidentes no decodifican lo que ven en la pantalla.
Inclusive, si un mensaje impreso es mostrado en el televisor, las letras son
procesadas por el ojo de una manera muy distinta a la requerida para su lectura en
papel” (p. 142), en donde, según este planteamiento, las distintas formas de lectura
se evidencian en sus diferentes formatos, pero es irrumpido por una cultura del texto
impreso en el cual las concepciones y prácticas de lectura son mucho más
especializadas y particulares.
Por otro lado, después de haber realizado un análisis de las barreras físicas, también
se hallaron dificultades desde lo lingüístico donde se reconoce la lengua como una
barrera para el aprendizaje (dominio sobre la segunda lengua), dado que muchos de
los textos proporcionados por el programa de licenciatura están en español y se
encuentran estudiantes que provienen o han vivido en otros países, como es el caso
de uno de ellos que expresa: “Yo tengo una barrera lingüística dado que mi segunda
37
lengua es el español, pero aun así intento hacer un acercamiento al hábito de lectura
primero desde lo académico y luego por placer para fomentar la práctica” (E001-01).
En concordancia con esto, el programa no cuenta puntualmente con una estructura
definida desde lo académico para los estudiantes extranjeros; no obstante, el Centro
de Lenguas tiene el programa (ESPEX- Español para Extranjeros) el cual brinda un
apoyo lingüístico a los estudiantes con dificultades y conflictos de adecuación a la
lengua española; desde la práctica de lectura es evidente que el hábito de leer
fortalece el aprendizaje de otra lengua y que el programa no está equilibrado frente a
ambas lenguas (Español-Inglés).
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universitarias, esto conlleva a diferentes variantes que al ser pensadas desde esta
población específica, licenciados en lenguas, será ineludible formar en torno a las
características para identificarse en el medio y que sus conocimientos y habilidades
puedan ser retroalimentados con sus pares académicos y, con ello, las prácticas y
hábitos de lectura.
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Así pues, se debe tener en cuenta que la lectura se puede dar de varias formas y
que se lee dependiendo de las necesidades que tenga el lector o en la constancia de
su práctica, eso ya depende de los fines con que el individuo aborde de forma
metódica un texto independientemente del formato en que este se encuentre.
Con esto existe una relación entre ambos planteamientos donde se evidencia que el
acto de leer se da por convicción del lector; en caso tal de que no quiera leer, es
porque el estudiante no ha encontrado motivación alguna por esta práctica, o desde
la escuela no encontró ese estímulo por parte del docente para desarrollar este
hábito; de alguna manera este hecho resulta un tanto contradictorio para un
estudiante que aspira a ser docente, porque mientras se encuentre en su proceso de
40
formación académica le costará mucho trabajo entender los textos que se abordan
en los cursos, lo cual le puede generar inconvenientes durante su formación.
41
perspectiva con que este elige y selecciona sus textos, porque la lectura -sin
importar el género, tipo o forma- es una práctica formativa que forma y trasforma.
En la lectura por placer el individuo lee sin ninguna presión y se deja llevar por el
texto, buscando un propósito u objetivo que defina su ruta en la propia experiencia
de leer; el lector encuentra diversión y permite que el libro lo envuelva de tal forma
que sin darse cuenta ya está adquiriendo una práctica de lectura. Para que el lector
pueda seleccionar sus textos, él debe primero conocer sus gustos explorando
diferentes géneros. Con respecto a esto, en las entrevistas realizadas a los
estudiantes, se logró evidenciar que la mayoría leen textos por placer a manera de
hábito; Isabel Solé (1995) manifiesta: “La lectura necesariamente ha de incorporar su
dimensión lúdica, personal e independiente. En todos los niveles de la escolaridad
hay que encontrar tiempo y espacio programados para el leer por leer, leer para uno
mismo, sin otra finalidad que la de sentir el placer de leer”(p. 4), la autora propone
que el estudiante reflexione y encuentre espacios para la lectura; ella explica que el
disfrute por hacerlo es un sentir personal que se evidencia en cada etapa de la vida
escolar, pero -hablando de Educación Superior- es pertinente afirmar que si los
estudiantes no generan momentos de lectura personal no se puede llevar a cabo un
autoaprendizaje que permita configurar un ambiente placentero en el acto de leer.
42
que esta lo enriquezca y que al momento de encontrarse con los textos académicos
lo haga de forma placentera y formativa.
Por lo tanto, es importante resaltar que para algunos estudiantes la lectura por placer
les genera algún tipo de aprendizaje como es el caso del siguiente estudiante:
“Cuando leo me gusta mucho porque consigo palabras raras y me impresiona ver de
dónde vienen, la etimología de ellas, uso el diccionario para encontrar este tipo de
palabras y de qué forma las puedo usar para ampliar el paradigma de lo que estoy
aprendiendo y del conocimiento” (E006-01); igualmente otro estudiante sostiene:
“Leer es un placer para mí por el aprendizaje, me encanta saber y ver algo nuevo, yo
43
llego a la biblioteca cojo cualquier libro y lo aplico a la vida, de esta forma, lo
encuentro importante y placentero” (E004-01).
Desde las diversas posiciones en torno a la experiencia de leer por placer que se
encuentran en los entrevistados, se puede analizar que cada uno encuentra un goce
por la lectura más allá de una mera obligación; ellos también argumentan que
sentirse cómodos y tranquilos al momento de leer les genera más comprensión.
Además, la lectura se debe convertir en un factor necesario, necesario en el sentido
de conocer, aprender, indagar, investigar y abrir sus conocimientos a nuevas cosas.
En esta misma tónica un docente expresa: “Mis formas de lectura tienen historia y
han tenido cambios principalmente por placer y al azar porque no todas las lecturas
para abordar son de índole académico o por ser necesarias, también existe una
lectura desde la libertad de elección y es la que hacemos por simple placer de leer y
conocer” (D003). Con este planteamiento del docente, nuevamente se está
afirmando que la lectura por placer trae más beneficios que la que se hace de forma
obligatoria, porque genera mejores resultados y siempre estará el interés por
explorar cosas nuevas y no solo se logra comprender sino también aprender. En el
contexto universitario, los estudiantes encuentran lecturas que son requeridas por
los cursos, pero también tienen la libertad de abordar otras que le aportan a su
proceso de aprendizaje generándoles placer y gusto. Por otro lado, existen unas
diferencias relevantes entre los intereses de lectura en los estudiantes con relación a
la de los docentes y -desde una mirada crítica- esos factores cambian y transforman
los puntos de vista por parte del lector. Más adelante, en la última categoría de este
44
análisis, se hablará de esos intereses de lectura por parte de los estudiantes y de
docentes.
Un docente que lee es un docente que conoce, expande sus conocimientos y, como
profesor, se da a la tarea de estar siempre informado y preparado para impartir y
acompañar las prácticas de enseñanza en los contextos formativos universitarios.
Además, la exigencia no es mínima ni media sino máxima, ya que la formación
requerida para los futuros docentes debe ser óptima y de buena calidad. Un docente
entrevistado hace una afirmación clara en relación con lo anterior: “La lectura es
fundamental para la formación docente porque me debo autoexigir para aportar
significativamente a su formación” (D006), en este caso, el docente está afirmando
que la lectura en su quehacer le brinda tanto al estudiante como a él mismo la
oportunidad de formarse en todos los ámbitos de la vida tanto profesional como
personal, y que cada uno debe exigirse al momento de abordar un texto porque sólo
así podrá obtener de manera significativa una mejor formación, en este caso, desde
el docente para con sus estudiantes.
De este modo, es posible entender que leer por placer o por una exigencia de los
cursos también es una práctica de lectura porque la persona está desarrollando
ciertas habilidades que son importantes en un lector (comprensión, interpretación,
análisis, entre otros). Cada lector tiene intereses diferentes a la hora de seleccionar y
de abordar un texto y, aunque sea por placer o por obligación, al final le traerá
conocimientos; desde las prácticas de lectura que se realizan en la facultad, el
programa propone algunos textos que son del “agrado” de los estudiantes. De esta
forma, en el análisis de las entrevistas, se pudo observar que ellos sentían mucha
afinidad por la literatura clásica y expresaron que algunos docentes durante los
cursos tienen un acercamiento con este tipo de textos que generan en el estudiante
interés y placer, y aportan en su proceso de aprendizaje.
45
6.1.3 Afinidad por la literatura clásica
46
literatura clásica aporta significativamente al conocimiento del pasado para conocer
aspectos de la condición humana. Los estudiantes en algunos casos plantearon que
la literatura clásica hace parte de sus lecturas, no tanto por placer sino por el
conocer, porque encuentran una conexión real desde lo cultural, lo lingüístico y
existencial.
En esta lógica es importante hacer relevancia en que “El pensamiento del maestro y
la literatura comparten una cualidad fundamental: se constituyen, se diseñan, se re-
inventan en un constante diálogo que se detona en el reconocimiento de sí y de los
otros (alumnos, lectores, docentes, autores); igualmente, se producen en relación
directa con un contexto histórico y social” (Uribe, 2012, p. 3). Con base en lo
anterior, se observa una conexión entre los agentes involucrados en la práctica de
lectura y el reconocimiento e interacción entre el sujeto que lee (docente, estudiante,
autor) y en pos de una transformación de las formas de pensamiento en las que se
encuentra inmerso el lector, logrando así un conocimiento universal y global de lo
sucedido en un pasado determinado y su vigencia a la actualidad. Asimismo, Calvino
(1992) da cuenta de una concepción de literatura clásica propiamente cuando define
los clásicos afirmando: “Los clásicos son esos libros que nos llegan trayendo
impresa la huella de las lecturas que han precedido a la nuestra, y tras de sí la
huella que han dejado en la cultura o en las culturas que han atravesado (o más
sencillamente, en el lenguaje o en las costumbres)” (p. 13). Así es como el autor
expresa lo que la lectura de textos clásicos trae y aporta al lector cuando él mismo
manifiesta que lo clásico es aquello que no puede ser indiferente y que sirve para
definirse a sí mismo en relación con el otro y con el mundo; es claro que la lectura de
estos textos hace aportes significativos al lector para redefinirse a sí mismo y
adquirir conocimientos de transcendencia universal.
Por tanto, aunque resulte en algunas ocasiones difícil comprender los textos clásicos
y el contexto desde donde surgen, es factible alguna vez intentar leer este tipo de
textos, con la misión de aprender y comprenderse así mismo, a los otros y poder
interpretar el mundo encontrando un goce y un disfrute, puesto que es de esta
47
manera que se puede disfrutar más de la lectura logrando hacer interesante el
aprendizaje, pues se puede volver también una experiencia significativa y
enriquecedora para el sujeto lector.
De esta forma, es necesario hacerle entender al estudiante que la lectura sirve como
medio para obtener información y, si se tiene motivación, la comprensión e
48
interpretación será mucho más fácil. A partir de esto, algunos de los entrevistados
conciben los hábitos de lectura como una obligación y motivación en un sentido
ambiguo, porque se lee por el cumplimiento de un proceso formativo y académico,
por obtener unas notas y por algún interés puesto en las lecturas impartidas. Un
estudiante expresa: “La lectura es concebida como obligación y como motivación al
mismo tiempo; aunque nos guste un texto siempre va a existir la presión de que es
un requisito académico” (E004-02); igualmente, uno de los docentes entrevistados
manifiesta: “Desde mi experiencia como docente, leer sería una motivación porque
nos permite conocer muchas cosas, pero si se pasa de la experiencia como docente
a la de ser estudiante, la mayoría lo ve como una obligación” (D005), en donde el
docente entrevistado está afirmando que la lectura se debe realizar por motivación
en cualquier ámbito profesional y que, desde su experiencia como docente, es fácil
impregnar en el estudiante una idea de la lectura como obligación: es el docente el
encargado de generar en el estudiante esa confianza a la hora de abordar un texto
para que lo haga por motivación y no por obligación; esto sólo se hace si el docente
cuenta con una buena metodología al momento de acercar al estudiante con el
texto.
En esta óptica, Elizabeth Narváez y Sonia Cadena (2009) plantean que “Suele
escucharse que los estudiantes universitarios no leen los documentos que se les
asignan como bibliografía obligatoria y, en el caso de que lo hagan, en las
evaluaciones se constata que han realizado interpretaciones parciales o
inadecuadas de ellos” (p.36). Analizando la cita anterior, se observa que muchas
veces los estudiantes no realizan las lecturas porque son aburridas o no las
entienden, o simplemente porque no quieren leer; y, en otros casos, realizan lecturas
fragmentadas haciendo malas interpretaciones de los documentos propuestos por
los docentes y, como consecuencia, cuando el docente evalúa dicha lectura, los
estudiantes no responden a los requerimientos u objetivos del curso, porque al
parecer el problema no es por motivación, sino por ausencia de procesos rigurosos
de lectura; es posible que el estudiante no comprenda el mensaje que encierra el
49
texto y hasta lo entienda de forma equivocada, es decir, que no lean en la óptica de
la lectura comprensiva, sino que lo hacen porque en el momento necesitan cumplir
una tarea en el marco de los requerimientos de un curso.
La forma esencial para que el estudiante no piense que la lectura propuesta por
nosotros los docentes es obligación estricta, yo pienso que se da a partir del manejo
de un tiempo justo con ellos, estructuras de lecturas propias e interesantes; manejar
un simbolismo acorde a los objetivos del curso, familiarizarse con las lecturas para
que se tornen amenas y motivarlos de forma continua (D003).
Hacer que los estudiantes lean por motivación los textos propuestos en los cursos
dependerá de la metodología que utilice el docente para abordarlos: él es uno de los
ejes principales que puede lograr construir en el estudiante ese potencial lector, pero
también lo puede llegar a “destruir”, sino utiliza una metodología adecuada que lo
motive; tanto estudiante como docente deben repensar las prácticas de lectura, con
el ánimo de buscar mejores formas para acercase a ellas como elementos claves del
aprendizaje.
En este mismo sentido, Daniel Pennac (1996) sostiene que “El derecho a no leer, a
saltarse las páginas, a no terminar un libro, a releer, a leer cualquier cosa, al
bovarismo (enfermedad de transmisión textual), a leer en cualquier lugar, a hojear, a
leer en voz alta y a callarnos” (p.143), lo que manifiesta que el lector es libre de
decidir si quiere leer o no, o de hacerlo de cualquier forma; ahora, en el caso de un
estudiante, si este decide que no va a leer, al menos tendría que ser capaz de
50
plantear las razones por las no quiere abordar el texto; no obstante, si se obliga a un
estudiante a abordar un texto que él no quiere, ¿se está quebrantando la libre
decisión del estudiante a leer o no?
51
importante a la hora de determinar los alcances del uso de la lectura en la formación
de los estudiantes. Sería pertinente que tanto los estudiantes como los que los guían
en este proceso de formación se concienticen de que la motivación se da por ambas
partes: el docente debe incentivar la lectura en sus estudiantes y el estudiante debe
buscar la forma de auto-motivarse con relación a los textos propuestos, puesto que
tales procesos están metodológicamente pensados para formarlos.
De una forma particular, algunos estudiantes hacen una crítica de cómo ellos
perciben el abordaje de textos en los diferentes cursos propuestos por los docentes,
afirmando que “Hay profesores que ponen lecturas por ponerlas, porque tienen el
tema y ya, no se dan cuenta realmente si los alumnos lo leyeron, porque hacen
preguntas muy textuales y no se dan cuenta si realmente hay una compresión: me
parece absurdo que pongan textos por ponerlos” (E005-01). Otro estudiante también
expresa: “Algunos docentes no tienen fundamentos al momento de explicar para qué
o por qué son útiles los textos para ellos, también se encuentran profesores que no
regulan el abordaje de textos, poniendo las lecturas y evaluando sin cerciorarse de
saber si los estudiantes lo comprendieron o si los abordaron correctamente” (E004-
02).Teniendo en cuenta lo anterior, podría decirse que, al parecer, algunos
docentes necesitan explicar con mayor claridad la intencionalidad de los cursos en
relación con los tipos de textos que leen y en relación con los cursos que ofrecen;
igualmente, repensar la forma de abordar tales textos que permita una actitud de
motivación frente al acto de leer.
52
muy importante en los procesos formativos, porque si tanto el docente como el
estudiante trabajan en una perspectiva solidaria y cooperativa existiría entonces una
retroalimentación mutua que permita que se lleven a cabo procesos formativos
rigurosos y fructíferos que fortalezcan los hábitos de lectura.
La lectura aporta no sólo conocimiento, sino también dominio del saber específico, lo
que la convierte en un factor fundamental en los contextos educativos, en donde se
considera que el papel del docente es importante en la sociedad (un docente lector,
crítico y reflexivo). Además, el hábito de leer– como decisión autónoma- fomenta las
bases de enseñar y motivar a otros; por lo tanto, es difícil que un docente proponga
leer sin controlar él mismo sus propias prácticas de lectura. Tanto docentes como
estudiantes deben saber la importancia de para qué y porqué leer dado que, a través
de las prácticas de lectura, se adquieren conocimientos y se logra una condición
mucha más crítica y reflexiva en torno a la realidad.
53
Analizando lo anterior, se observa que tanto docentes como estudiantes deben
abordar textos con la intencionalidad de comprender e interpretar y no como una
simple lectura con la misión de leer por leer o de memorizar, porque así ha sido
solicitado: es este un punto de referencia para que sea transformada la visión, hábito
y ejercicio de leer en los contextos universitarios. En este orden Carlino (2002) hace
una afirmación de la importancia de la lectura y la escritura afirmando lo siguiente:
Con lo expresado por Carlino (2002), donde afirma que un estudiante en los
contextos universitarios asume un rol de participante activo en su propio proceso
formativo y que es la lectura la que le ayuda a transformar y asimilar ese
conocimiento que le dará la posibilidad de aprender mediante ese ejercicio;
asimismo, si el estudiante cursa una carrera específica, en este caso, la Licenciatura
Inglés - Español, se verá enfrentado desde la perspectiva de la lectura a un diálogo
pedagógico, metodológico y conceptual que de primera mano no comprenderá y que
deberá abordar para sus avances formativos en los cursos: la importancia de la
lectura se evidencia en la medida que la necesita para poder aprender.
54
docente exige unos buenos hábitos de lectura: investigar, indagar, estar informado
para conocer, crecer, ampliar la cobertura del pensamiento, conocer, disfrutar,
motivar a los estudiantes para tener un bagaje, interpretar el contexto en que se
encuentran y poder estar en relación con otros contextos.
Asimismo, otro docente afirma con certeza: “La lectura es de vital importancia
porque debemos saber lo que el otro tiene para decir, si no sabemos leer no
podemos interactuar con el mundo; se da el caso de preguntas por parte de los
estudiantes que exigen que uno como docente lea” (D002); por lo tanto, se entiende
que en la universidad es fundamental para un profesional reconocer que el otro tiene
mucho para decir que tiene el otro para decir, para argumentar o expresar. En las
dinámicas del universo académico es trascendental que haya una interacción activa
entre los individuos y los textos, ya que por medio de esto el estudiante se hace
preguntas e indaga sobre lo que le rodea, dándole cabida al fortalecimiento no solo
de la capacidad lectora, sino también de unas habilidades cognitivas y un dominio de
los saberes. Por último, también un docente entrevistado dice: “Leemos para
comprender el mundo y escuchar –asimismo- a los demás; la lectura tiene un
aspecto formativo importante” (D004), en donde se hace nuevamente una elocuente
55
reiteración de la lectura como agente formativo en los procesos de aprendizaje, para
llevar a cabo ejercicios de comprensión, deducción, adquisición de conocimientos y
saberes y que lo pongan en interacción y relación con el mundo.
Para comenzar esta última categoría, es conveniente empezar con una cita de
Carlino (2005) donde expresa: “Los estudiantes universitarios de los primeros años
leen sin un objetivo propio -se les da para que lean lo que cada asignatura estipula-
y tienen escasos conocimientos sobre el contenido de los textos, justamente porque
están tratando de comprenderlos. Las dificultades para entender y sostener la
lectura se vuelven inevitables si no se acompaña esta actividad desde la docencia”
(p. 9). Al reflexionar en torno a lo que expresa la autora y lo que dicen los
estudiantes, existe una idea paralela cuando manifiestan: “Con franqueza se nos
exige leer porque no sabemos y así es posible que podamos adquirir la competencia
que necesitamos” (E005-03), - “Leemos pero en realidad no comprendemos lo que
los autores quieren decir en sus textos y esa debe ser una de las razones principales
de la exigencia lectora, propiamente para poder comprender”. (E004-01). Con base
en estas apreciaciones es posible pensar que la lectura y su hábito es un proceso y
que, en los contextos educativos universitarios, a veces se lee sin tener conciencia
de la razón para leer. En la medida en que se avanza en los semestres y ciclos
formativos, se puede apreciar una afinidad en materia de lectura y todo lo que su
práctica abarca, tal y como lo sostiene un estudiante: “Muchas veces, no siempre,
uno dice por qué nos están dando esto, pero casi todo lo que se lee tiene que ver
mucho con los cursos; hay unos textos demasiado buenos con los que uno se da
56
cuenta que los docentes están preparando bien el curso en relación con los textos
que usan” (E004-01). Así pues, los estudiantes son conscientes de las falencias que
tienen en los primeros semestres a la hora de abordar un texto y, aunque muchos
desconocen los propósitos que tienen los docentes a la hora de proponer una
lectura, ellos con el tiempo lo van descubriendo como también va avanzando sus
conocimientos y van encontrando los fundamentos para ser mejores lectores.
La mirada del lector es libre para moverse por el texto en cualquier dirección,
posiblemente, siguiendo la secuencia lineal en orden estricto, como suele hacer un
niño que está aprendiendo a leer. Es mucho más probable que los lectores
adiestrados y maduros escudriñen un texto buscando elementos portadores de
mucha información con el fin de establecer una estructura general de significado, y
después lean con mayor atención –y si es necesario relean varias veces– las
palabras, frases, oraciones y párrafos que son especialmente relevantes para sus
necesidades y fines. (p.49)
De acuerdo con la cita anterior, los entrevistados (E005-01; E004-02 & E002-01)
argumentan de forma compartida que la razón esencial para que los docentes les
exijan leer es para adquirir una competencia lectora; en otras palabras, para formar,
investigar, razonar, juzgar, para poner en contraposición ideas y cuestionarse sobre
todo lo que sucede en los contextos formativos en donde se encuentran, adquirir
nuevos conocimientos, transformar sus ideas y, aunque a veces se colocan lecturas
que no les gustan o son aburridas, de igual forma tienen que leerlas porque hacen
parte de la experiencia de formar-se.
En este mismo sentido, un docente expresa: “Yo no exijo leer, si no que acompaño
un proceso y propongo los textos para que los estudiantes tengan un buen nivel
conceptual y conozcan lo que diferentes autores tienen para decir frente a los
procesos pedagógicos” (D002); también, bajo este mismo planteamiento, Delia
57
Lerner (1984) afirma: “En la medida que los chicos son conscientes de estos
esquemas de conocimiento, pueden adoptar estrategias para organizar y estructurar
la información con el fin de obtener una representación coherente, ordenada y
jerárquica, lo cual posibilita el aprendizaje a partir del texto” (p.93). En relación con lo
que expresan los estudiantes, los docentes y los teóricos, las habilidades de lectura -
a medida que se desarrollan-permiten que el lector aprenda, y, de igual forma, vaya
desarrollando habilidades y capacidades de diversa índole.
Por esta razón, los docentes proponen múltiples textos en relación con los distintos
temas y textos a abordar, porque de esta forma los estudiantes van adquiriendo
ciertas habilidades y destrezas que son necesarias al momento de enfrentar tipos de
textos que, aunque al principio no sea fácil entenderlos, con el tiempo el estudiante
irá desarrollando las competencias para poder interpretarlos. Es así que los
docentes les exigen leer ciertos tipos de textos para que ellos vayan comprendiendo
cuál es la finalidad del ser docente, sean conscientes de las exigencias de esta
carrera y se familiaricen con los tipos de textos que estructuran su formación como
maestros.
Los tipos de textos que deben ser abordados por los estudiantes determinarán los
ejes temáticos a los que se enfrentarán en la Universidad y, por consiguiente, los
estudiantes en su totalidad expresaron que enfrentan gran diversidad de textos:
mitológicos, educativos, científicos, informáticos, filosóficos, pedagógicos,
psicológicos, etc. que, por lo general, varían en relación con las formas de impartirlos
o proponerlos a los estudiantes. Es en este horizonte que Luis Peña (2008) plantea
una perspectiva relativa a los tipos de textos:
58
La lectura en la universidad es no sólo más extensiva —un volumen, una diversidad
textual y una red de relaciones intertextuales mucho más amplias — sino también
más intensiva, en razón a que la densidad y complejidad de los textos exigen del
estudiante un mayor rigor y profundidad analítica. No se limita a los textos asignados
por los profesores, sino que exige la consulta de otras fuentes documentales que el
estudiante debe seleccionar, comparar y valorar críticamente. (p. 3)
En este mismo sentido, un docente expresa: “Los tipos de textos van de acuerdo con
los cursos, porque cada uno tiene un finalidad y, a partir de ello, se define el tipo o
los tipos de textos a abordar: particularmente siempre hay un texto que dé cuenta de
cada tema” (D004); asimismo, otro docente plantea: “Los tipos de textos propuestos
a los estudiantes dependen del curso y de la finalidad del mismo; en ocasiones con
relación a la indagación y la investigación se le sugiere al estudiante hacer rastreos
bibliográficos de los temas y se hace posible que los estudiantes generen sus
propios aportes” (D001). En relación con esto, tanto los estudiantes, el autor y los
docentes entrevistados sugieren una misma idea: la diversidad de los textos es
bastante amplia, dado que son docentes en formación y deben desarrollar
capacidades de análisis, comprensión e interpretación de textos de manera integral.
59
leer porque el estudiante -en cierta medida- lo necesita para que, a partir de ahí, lo
intérprete y aprenda de él; asimismo, cada tipo de texto tiene unas exigencias
metodológicas y evaluativas que tienen un papel importante en los procesos de
formación, y, más aún, si se forman futuros docentes de instituciones educativas:
los “métodos” son trascendentales, porque dan cuenta del proceso de comprensión
e interpretación de un texto, y la evaluación es la que permite reconocer las
competencias de un estudiante, precisamente, para leer un texto.
Las concepciones que refieren los estudiantes frente a las formas institucionales e
individuales para leer diferentes textos en los cursos, remiten a la conexión con los
objetivos de los cursos, en donde los estudiantes estuvieron de acuerdo al comparar
lo que se lee durante el proceso y los avances al finalizarlo; asimismo, se logra
apreciar una congruencia con los objetivos de cada curso en el plano de los textos
que se leen y los modos como se lee y se evalúa lo leído. Desde el punto de vista
metodológico, se aprecia que los cursos en la facultad tienen las mismas dinámicas,
es decir, que después del abordaje o lectura de los textos se hacen exposiciones,
mapas conceptuales, debates, socializaciones, en donde se logra saber y conocer el
punto de vista de otros, con base en la presentación de textos escritos como
ensayos. Igualmente, en términos de los estudiantes, se realizan lecturas
individuales donde cada uno plantea sus conclusiones e interpretaciones; luego, en
el aula, se exponen las ideas y, al final, entre todos los participantes se hace un
consenso a partir de la exposición de las ideas centrales, las características y las
conclusiones del texto.
60
teóricos con mapas de conceptos para que sea más estructurado y más sencillo de
explicar” (D002); en donde, en términos del docente, es evidente los mapas
conceptuales tienen una forma concisa y directa de manejar las ideas que ayuda a la
mejor comprensión por parte de los estudiantes. Unido a esta misma idea, otro
profesor entrevistado expresa algo similar cuando explica:
61
Ahora bien, generalmente los estudiantes y docentes plantean que la evaluación y
apropiación de los textos se valora por medio de ensayos, exámenes, exposiciones,
relatorías, informes de lectura, textos críticos, socializaciones, aplicación de pruebas
de selección múltiple, avances investigativos que den cuenta de una buena
comprensión del texto leído, tal y como se sostiene en el documento que describe la
noción de evaluación del programa de la Licenciatura Inglés-Español: “Es una
función permanente participativa, que se realiza con base en distintas técnicas e
instrumentos. En este sentido, se propone que esta tarea sea permanente, a lo
largo del proceso” (p.109).
Asimismo otro estudiante afirma: “El profesor nos propone hacer textos críticos sobre
la lectura o trabajos en equipo de exposición sobre algún tema en específico” (E002-
03): estas dos apreciaciones hechas por los estudiantes dan cuenta de las
disertaciones generales mencionadas al principio sobre las formas evaluativas
aplicadas por los docentes a los estudiantes que –no necesariamente- hacen parte
de todos los procesos de lectura de textos.
Como punto importante para tener en cuenta, se observa que el programa tiene una
posición poco clara o casi nula frente a las metodologías de las prácticas de lectura
pensadas como formas de aprendizaje; con base en las estrategias metodológicas
de los docentes en los diferentes cursos y, según los análisis de entrevistas y la
revisión del programa de la licenciatura, se da a entender que cada docente puede
62
tener una metodología particular acerca de los procesos de lectura, que no hace
posible una visión de facultad que permita acuerdos y líneas de acción equivalentes.
Así pues, es inevitable pensar que esas formas evaluativas que buscan que el
estudiante exprese que sí tuvo una compresión de un texto -que si cambió o
transformó sus paradigmas de pensamiento por medio del texto-, no necesariamente
permiten al estudiante reflexionar sobre lo que lee, con el ánimo de que encuentre
en lo leído una motivación para usar lo aprendido en la práctica de lectura (para la
generación de ideas y no sólo para la reproducción de saberes y conocimientos).
63
CONCLUSIONES
64
factores y características cognitivas, comportamentales y el bagaje del lector: de
este modo crea su propia concepción de lectura y sus “mecánicas” a la hora de
intentar comprender un texto.
También es importante agregar que las formas como los estudiantes leen e
interpretan los textos no son las mismas que las de los docentes, porque cada uno
lee desde su experiencia y formación; es posible que un docente observe
características en los textos que un estudiante no perciba, pero también puede
suceder que el estudiante interprete y comprenda de modos más “dinámicos” que el
docente: todo eso dependerá del bagaje que cada uno tenga en relación con la
lectura. Lo que sí se puede concluir es que tanto estudiantes como docentes tienen
estrategias y metodologías particulares para entender un texto.
65
En otras palabras es necesario, en primera instancia, concientizar a los estudiantes
que la lectura se debe desarrollar desde una posición de autonomía, ya sean textos
escogidos de forma libre o académicos; por otro lado, que el docente revise sus
metodologías para saber en qué está fallando y pueda motivar al estudiante al
abordaje de los textos académicos; también es importante evaluar de qué forma leen
los estudiantes para saber si el problema es de carácter metodológico o se
relaciona con malas prácticas de lectura por parte del estudiante (que también son
responsabilidad del docente); y por último, que tanto estudiantes como docentes
hagan acuerdos para saber cómo mejorar esas estrategias tanto en las prácticas de
clase como en las prácticas individuales de lectura.
66
particular extrañeza en una institución cuyo eje transversal es la reflexión por las
nuevas tecnologías).
Otro aspecto importante que se concluye para esta población, es la dificultad que
tienen para el abordaje de textos de la segunda lengua, puesto que, el MCE4 habla
de cuatro habilidades del inglés; en este caso, su aprendizaje es por audición y eso
cambia por completo ese paradigma de las cuatro habilidades. Se reitera: ni el
4
MCE (2002) Marco Común Europeo de referencia para las lenguas: Aprendizaje, Enseñanza,
Evaluación. Concilio Británico e Instituto Cervantes.
67
programa ni los docentes de la licenciatura no se encuentran preparados para una
formación de estudiantes con este tipo de barreras físicas.
En cuanto a las barreras lingüísticas, el programa no cuenta con una posición clara
frente a la iniciación de los saberes para estudiantes con barreras ya sea con la
lengua nativa o la segunda lengua (inglés); de igual forma, existe una ausencia
relevante en el programa para el reconocimiento del tecnolecto de los saberes
específicos y sus metodologías (elementos que impactan profundamente las
habilidades de los estudiantes para leer los textos sugeridos en los cursos).
En este sentido, es una realidad que los estudiantes muchas veces leen sin saber
cuál es el propósito de la lectura, pero a medida que avanzan en su carrera se van
dando cuenta de la importancia que tienen los textos sugeridos en los cursos; estos
estudiantes, generalmente, hacen buen uso de la lectura y -aunque muchas veces
no comprenden los textos- ellos son conscientes de que la exigencia se encuentra
precisamente ahí: que aprendan a abordar este tipo de lecturas, porque son propias
de la carrera y, de esta forma, adquirieren una competencia lectora equivalente a su
condición profesional: la docencia. Asimismo, están de acuerdo con que la carga
académica es hiperbólica, pero les gusta la exigencia, porque eso hace parte de su
proceso formativo que demanda prácticas constantes de lectura (el problema de este
asunto es que los propios estudiantes sienten que buena parte de esta abundancia
de lecturas no tiene una reflexión de fondo por parte de los docentes en términos del
papel formativo de estas prácticas: son ejercicios “de leer por leer”). Esta es una
pregunta para los docentes de la Facultad de Educación que obliga a re-pensar los
objetivos mismos de leer en el marco de las prácticas de clase.
En este mismo sentido, los docentes hacen un acompañamiento en las lecturas para
una mejor comprensión y argumentan que muchas veces colocan textos un poco
complicados, con el ánimo de que los estudiantes vayan adquiriendo habilidades y
destrezas que son necesarias en su formación como docentes.
68
De la misma forma, los estudiantes sienten mucha afinidad por los textos de
literatura clásica, porque permiten desarrollar su imaginación y, además, porque
permiten el desarrollo de la creatividad; también –para los estudiantes- son textos
con léxico complejo de entender, pero -a pesar de esto- les resulta muy interesante
este ejercicio de lectura porque les proporciona conocimientos nuevos y les
desarrolla su comprensión lectora en términos de agilidad y productividad. Para el
abordaje de estos textos, el docente acompaña al estudiante para una mejor
comprensión e interpretación.
Por otro lado, los docentes reconocen que los textos propuestos en los cursos tienen
una finalidad y se dan de acuerdo con los temas que se están tratando; también
sugieren al estudiante realizar rastreos bibliográficos para que este haga sus aportes
y se dé cuenta de la trascendencia de la indagación en la investigación. Los
docentes están seguros que con estas prácticas los estudiantes aumentan su
capacidad de análisis, comprensión e interpretación de textos propios de un maestro
en formación.
Con respecto a los objetivos de los cursos, los estudiantes reconocen que hay una
conexión evidente entre lo que propone el programa y lo que los docentes hacen en
sus cursos; también están de acuerdo con que -en su gran mayoría- los maestros
manejan las mismas dinámicas metodológicas al momento de abordar textos y de
revisar si los estudiantes cumplieron con el objetivo de las lecturas; generalmente
hacen socializaciones donde se logra conocer y saber el punto de vista de otros,
exposiciones, mapas conceptuales, preguntas a partir de las lecturas previas,
debates, escritos o ejercicios interpretativos; no obstante, aunque se den estos
ejercicios, los estudiantes siguen pensando que “Se lee mucho”, pero que se habla
muy poco acerca de la lectura; asimismo, que se “Evalúan las lecturas”, pero que no
se enseña a leer en clave de un futuro maestro.
Algunos docentes evidencian que para una mejor comprensión de los textos, ellos
proponen mapas conceptuales antes y después de las lectura para mirar como
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cambió el concepto que se tenía del tema a tratar, todo esto, con el fin de que el
estudiante haga relaciones e interprete mejor los textos; sin embargo, de nuevo, no
hay reflexiones rigurosas en torno al papel –por ejemplo- de los esquemas y mapas
como prácticas de lectura en las aulas de clase: se usan mapas, empero no se
toman como objetos de reflexión e investigación.
En esta misma línea, los estudiantes argumentan que los docentes -a manera de
evaluación de lo leído, exigen la realización de ensayos, pero en ausencia de un
concepto definido del ensayo, dando por hecho desde un principio que ellos saben
realizar este tipo de escritos (esto sucede, al parecer, con diversas tipologías
textuales). Este elemento es de particular interés, puesto que muestra que al interior
de la facultad, tampoco existe un quórum en relación con los propósitos de diversas
tipologías textuales y, a su vez, sus implicaciones formativas como ejercicios de
lectura que producen aprendizajes.
Cabe mencionar que hay que repensar los propósitos de formación y los criterios de
las competencias para la licenciatura, en el sentido de la formación de docentes que
estarán en las aulas del mañana; esto es algo importante para resaltar frente al
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programa y las formas metodológicas y evaluativas con las que buscan una
educación de calidad para los profesionales que enseñarán inglés-español (con
competencias lectoras de alta calidad que hagan posible procesos integrales de
enseñanza y aprendizaje).
Desde el punto de vista de este trabajo podemos decir –finalmente- que la facultad
no está preparada para una evaluación que brinde una formación de calidad y que
asegure una preparación adecuada en lo atinente a los saberes específicos (inglés-
español) –sobre todo- en el caso de los estudiantes que tienen discapacidades
físicas o cognitivas; se propone, por tanto, una restructuración que genere y propicie
mayores posibilidades para aprender –a través de las prácticas de lectura-, con el
ánimo de que todos los estudiantes de la facultad –sin importar sus características-
sean formados como lectores que leen como docentes, pero que reconocen la
lectura como una práctica fundamental para el aprendizaje.
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ANEXOS
Objetivo General
Objetivos Específicos
Instrumento
Entrevista semi-estructurada
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Guión
Objeto
Tópicos
*Concepciones de la lectura
Guía de entrevista
Fecha: _____________ Hora: ____________________
Lugar: ______________________
Entrevistador: _____________________________________________
Entrevistado: _____________________________________________
Observador: ___________________________________________
Protocolo:
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El propósito de la entrevista es reconocer los alcances de los diversos usos de la
lectura en el marco de los procesos de aprendizaje de los estudiantes del programa
Licenciatura inglés-español, tanto en el orden de las estrategias y metodologías
docentes como de las prácticas particulares de los estudiantes. Se establece que el
método de recolección de la información es la grabación digital (sólo audio) con la
correspondiente autorización del entrevistado (tal autorización es solicitada en el
momento mismo de programar la entrevista).
Las citas para las entrevistas se gestionan -como mínimo- ocho días antes de esta con
plena confirmación personal -vía telefónica y correo electrónico- del entrevistado. Se
establece, además, que las entrevistas tienen una duración entre veinticinco (25) y (30)
minutos, aproximadamente.
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Guión de la entrevista
1.1 Cuando lee un texto, ¿tiene algún hábito o estrategia particular de lectura?
1.2 ¿Cuál ha sido su relación con la lectura por fuera de las dinámicas de la Facultad?
¿Qué textos lee usualmente? ¿Con qué frecuencia?
2. Concepciones de la lectura
2.1 Desde su perspectiva, ¿existe alguna razón que lo motive u obligue a leer?
2.2 ¿Cree que las lecturas sugeridas por los docentes han aportado a su proceso de
aprendizaje? ¿Por qué?
2.4 Con base en sus relaciones con la lectura: ¿para qué y por qué se lee?
3.1 ¿Con qué frecuencia se le exige leer textos en los cursos de la Facultad de
Educación? ¿En qué lenguas?
3.2 ¿Cuál cree usted que es la razón esencial para que los docentes le exijan leer?
3.3 ¿Qué relación encuentra entre las prácticas de lectura y escritura a las que usted
se enfrenta en los cursos de la Facultad de Educación?
3.4 ¿Qué tipo de textos le exigen leer en los diversos cursos de la licenciatura?
3.5 ¿Encuentra una relación evidente entre estas lecturas y los objetivos de los cursos?
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3.6 ¿Cómo se abordan metodológicamente estas lecturas en el aula? (se debaten, se
exponen, etc.).
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Anexo B. Guión de entrevistas de docentes.
Guía de entrevista
Lugar: ______________________
Entrevistador: _____________________________________________
Entrevistado: _____________________________________________
Observador: ___________________________________________
1.1 Cuando lee un texto, ¿tiene algún hábito o estrategia particular de lectura?
1.2 ¿Cuál ha sido su relación con la lectura? ¿Qué textos lee usualmente? ¿Con qué
frecuencia?
2. Concepciones de la lectura
2.1 Desde su experiencia como docente, ¿considera el uso o práctica de lectura como
una motivación o una obligación?
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2.2 ¿Cree que las lecturas que sugiere a sus estudiantes han aportado a los procesos
de aprendizaje? ¿Por qué?
2.4 Con base en sus relaciones con la lectura: ¿para qué y por qué se debe leer?
3.1 En el marco de los cursos que ofrece, ¿con qué frecuencia exige leer textos a sus
estudiantes? ¿Cuáles son los fundamentos para seleccionar estos textos?
3.2 ¿Cree usted que hay una relación evidente entre las lecturas propuestas y los
objetivos de los cursos?
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