Está en la página 1de 4

Estos siete comportamientos

pueden arruinar tu relación

1 Creer en las artes adivinatorias del otro


“Una primera manera de cargarse la relación es no comprender y no
ponerse en la piel y en los zapatos de la pareja. Es pensar que todo lo que
hace, dice o siente está equivocado porque no coincide con vuestra
manera de procesar”, comentan Ramírez y Silvia Congost, la otra autora
en el libro.

La solución ante estos problemas es sencilla: expresar aquello que


necesitamos.

2 El principal problema es que hablamos para hacer entender al otro


nuestra postura, para convencerle de nuestros argumentos y dejamos
de atender lo qué necesita la otra parte”, indica Ramírez.
La solución es ser más empático, tratar de ponerse en el lugar del otro.
“La empatía surge cuando escuchamos con atención, cuando tenemos
un interés sincero por qué le ocurre al otro. Sin cortarle, sin tratar de
convencerle de qué pensamos nosotros”, comenta.

3 No ser claros en lo que nos gusta


“Escribid todo lo que valoráis, no filtréis ni os pongáis ningún límite.
Si tenéis pareja, analizad con cuáles de estas características encaja él
o ella para ver si habéis hecho una buena elección o si os habéis
equivocado”.

4. La dejadez como forma de vida


Reza el refrán popular que la confianza da asco. Algo que se cumple
muchas veces en la pareja. Con el tiempo, pueden llegar a perderse las
formas, no encontrar tiempo de calidad para la relación, olvidar
aspectos de higiene frente al ser querido y, por supuesto, desatender los
detalles. Todo esto provoca una merma bidireccional que va
transformando la relación en algo incómodo.

A veces las parejas, con la rutina, no cuidan los detalles ni al otro

¿Solución? Las autoras recomiendan hacer una lista con todo aquello que
practicabas o hacías al principio y le gustaba a tu pareja. “Una
enumeración de detalles, de cómo te cuidabas, de cómo tratabas a tu
pareja... E intenta repetirlo”. Utilizar palabras cariñosas con el otro,
cuidarse uno mismo y del hogar, o interesarse por la otra persona son
hábitos con los que se puede solventar este problema.

Olvidarse de los límites


5 Al igual que vivimos socialmente según ciertas limitaciones, en la
pareja también es necesario poner reglas. “Para construir relaciones
sanas y satisfactorias, debemos tener muy claro dónde están nuestros
límites. Es decir, qué es aquello que no estamos dispuestos a negociar
bajo ningún concepto”, explican.

Según exponen las expertas, la clave está en cómo reaccionamos la


primera vez que aparecen conductas o se dan situaciones dañinas. Si
normalizamos estas actitudes, la otra parte seguirá haciéndolo.
“Decidimos dejarlo pasar y cuando el hecho se repite dos o tres veces
más, para poder soportarlo, lo que hace nuestro cerebro es quitarle peso.
Buscar argumentos para justificarlo y que así no lo veamos tan grave”,
comentan. Pero cada vez que se dan estas circunstancias, el sufrimiento se
instala en la persona que no ha marcado los límites.

En estos casos las relaciones suelen volverse tóxicas y la mejor opción


es terminarlas. “Si necesitáis que la otra persona cambie, ¿por qué habéis
elegido una persona así? ¿No tendría más sentido que hubierais elegido a
alguien precisamente porque os gusta como es y sois capaces de
aceptarla?”, reflexionan.

6 Eludir la comunicación
Para que una relación funcione es fundamental la comunicación. Pero no
se trata de hablar por hablar, sino de abordar los conflictos de la forma
correcta. “El entendimiento permite dar solución a otros problemas. Si no
podéis hablar de ello, si no empatizáis con la postura de la otra parte, si no
argumentáis la vuestra, si no os expresáis con claridad y en lugar de
hacerlo os cerráis en banda, no se podrán resolver otros conflictos. Y los
conflictos que se dejan sin resolver, muchas veces se enquistan, pero rara
vez se solucionan solos”, argumentan.

Las buenas maneras pasan por respetar los tiempos y los silencios.
Asimismo se deben evitar las etiquetas : “Es importante eliminar
comentarios del tipo «contigo es imposible hablar, mira cómo te
pones». La única respuesta a esa expresión es «pues anda que tú...». Y en
ese momento es mejor dejar de hablar. Habréis conseguido que la
comunicación sea un ir y venir de reproches”, comparten.

La comunicación debe ser amable, cariñosa y educada y tratar siempre


de bien interpretar las acciones del otro. “La mayoría de sus olvidos,
despistes, no son adrede, ni mucho menos con el ánimo de fastidiar”.

7  Intentar controlar al otro


Por mucho que intentes justificarlo, no hay ninguna buena razón para
mirar el WhatsApp, el correo o intentar saber dónde está en cada
momento la pareja. Hay quienes llevan a cabo este tipo de intrusión en la
intimidad del otro por celos patológicos, en estos casos hablar con un
profesional es la mejor salida para reconducir la conducta. “Existe otro
grupo de personas que de algún modo incurren en estos comportamientos
por haber convivido en el pasado con parejas que las han hecho sufrir con
sus engaños, mentiras, infidelidades y manipulaciones”.

Vigilar y controlar la intimidad del otro es una vía segura para deteriorar la relación
Cuando se da esta circunstancia, recuperar la autoestima y la confianza
en el otro es la única vía para que el vínculo se mantenga. “La
desconfianza, los celos y el control son ingredientes que siempre
estropean la relación. Si alguna vez no la rompen, la intoxican de tal
manera que es muy difícil reparar los daños”, explican las psicólogas.

También podría gustarte