Está en la página 1de 3

Hombrc; , v

Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte,


al borde del abismo, estoy clamando
a Dios. Y su silencio,~.!!!fil.Q!llldo.,_
ahoga mi voz en el vacio inerte.

Oh Dios. Si he de morir, quiero tener~


~ ~-o. Y, noche a noche, no sé cuando
oiras mi voz. Oh Dios. Estoy hablandlll'
~ òlo. Araiiando sombras oara verte.

Alzo la mano,Ql tu me la cercenas.


Abro los ojos: me los sajas vivos.
Sed tengo, y §al vuelven tu~ arenas

,0 es ser hombte: horror a manos llenas.


Ser y no ser etemos, fugitivos.
jÀngel con grandes alas de· cadenas! _ J

Blas de Otero, de Àngel fieramente humano ( 1950)


--------..C.

Estos sonetos
Estos sonetos son los que yo entrego,
plumas de luz al aire en desvario;
carceles de mi sueiio; ardiente rio
donde la angustia de ser hombre anego.

Lenguas de Dios, preguntas son de fuego


que nadie supo responder. Vacio
silencio. Ye1to mar. Soneto mio,
que asi acompruias mi palpar de ciego.

Manos de Dios hundidas en mi mue1te.


Carne son donde el alma se hace llanto.
Verte un momento, oh Dios; después, no verte.

Llambria y canti! de soledad. Quebranto


del ansia, ciega luz. Quiero tenerle,
y no sé donde estas. Por eso canto.

Blas de Otero, de Àngel jìerame111e /,umano ( 1950)

/ Déjame
Me haces daiio, Seiior. Qgrul tu mano
de encima. ~jame con mi vacio,
déjame. Para abismo, con el mio
tengo bastante. Oh Dios, si eres humano,

compadécete ya, quita esa mano


de encima. No me sirve. Me da frio
y miedo. Si eres Dios; yo soy tan mio
como tu. Y a soberbio, yo te gano.

Déjame. jSi pudiese yo matarte,


como haces tù, corno haces tu! Nos coges
con las dos manos, 1 ~ M a t a s

no se sabe por qué. Quiero c011arte


las manos. Esas manos que s o n ~
~ ~bre, y de los hombres que arrebatas.

Blas de Otero, de Redoble de conciencia (19 51)

A la inmensa may_o ria


Aqui tenéis, en canto y alma, al hombre
aquel que an'!Q., vivj,Q, murlò.. por dentro
y un buen dia baj6 a la calle: entonces
comprendi6: y rompi6 todos sus versos.

Asi es, asi fue. Sali6 una noche 5


echando espuma por los ojos, ebrio
de amor, huyendo sin saber ad6nde:
a donde el aire no apestase a muerto.

Tiendas de paz, brizados pabellones,


eran sus brazos, corno llama al viento; 10
olas de sangre contra el pecho, enormes
olas de odio, ~por !<?do ~I cuerpo.

jAqui! jLlegad! jAy! Angeles atroces


en vuelo horizontal cruzan el cielo;
horribles peces de metàl recorren 15
las espaldas del mar, de puerto a puerto.

Yo doy todos mis versos por un hombre


en paz. Aqui tenéis, en carne y hueso,

- --
mi ultima voluntad. Bilbao, a once
de abril, cincuenta y uno.

Blas de Otero, de~ y la palabra (1955)

Fidelidad
Creo en el hombre. He visto
espaldas astilladas a trallazos,
almas cegadas avanzando a brincos
(espai'las a ca ballo
del dolor y del hambre). Y he creido.

Creo en la paz. He visto


altas estrellas, llameantes ambitos
amanecientes, incendiando rios
hondos, caudal Immano
hacia otra luz: he visto y he creido.

Creo en ti, patria. Digo


lo que he visto: relfnnpagos
de rabia, amor en frfo, y un cuchillo
chillando, haciéndose pedazos
de pan: aunque hoy hay solo sombra, he visto
y he creido.

Blas de Otero, de Pido la paz y la palabra (1955)

También podría gustarte