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I. INTRODUCCIÓN. -
El presente caso fiscal se origina a partir de la denuncia interpuesta por Cecilia María
del Carmen de Orbegoso Montoya, con fecha 20 de diciembre de 2019 (a fojas 01-24 de la
presente carpeta fiscal), contra Alejandro Martín Vértiz Ruiz (como Fiscal Adjunto Provincial
de la Segunda Fiscalía Provincial Penal Corporativa de Trujillo), por la presunta comisión de
los delitos de Abuso de autoridad, Cohecho pasivo propio y Prevaricato; y, contra Mery Lucy
Quiñones Cruz, por la presunta comisión de los mismos delitos como instigadora; ello, por
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actos que se habrían llevado a cabo en el marco de la tramitación de la investigación preliminar
recaída en la Carpeta Fiscal N° 2306014502-2014-895, caso generado por la denuncia de Mery
Lucy Quiñones Cruz, de fecha 25 de enero de 2014, por el hecho de que terceras personas
habrían pretendido inscribir un título registral en la partida correspondiente a la empresa
Minera Salpo S.A. (representada por ella), sin tener ningún tipo de autorización o
representación para ello y brindando datos falsos.
Entonces, se desprendería una actuación fiscal irregular, primero, debido a que los
hechos por los cuales el magistrado denunciado iniciaba investigación preliminar, en realidad,
habían ocurrido en Lima y no en el marco de su competencia territorial; y, segundo, debido a
que al requerir recabar e inmovilizar los títulos mencionados estaría disimulando la
efectivización de una medida restrictiva de derechos (como la incautación) sin que ello haya
sido necesario ni adecuado a derecho, sin requerir previamente su exhibición u otras medidas.
De esta manera, mediante estas conductas, la parte denunciante sostiene que se habrían
cometido los delitos de Abuso de autoridad y de Prevaricato; sin embargo, la parte denunciante
señala que esta actuación sería indicadora de la comisión de otro hecho adicional, pues “por las
manifiestas irregularidades que advertimos a su despachos, estamos seguros que han existido otros
factores para que el Ex Fiscal denunciado haya emitido semejante Disposición y haya perdido noción o
conciencia de qué es el debido proceso, cuáles son sus alcances, qué es el derecho al juez natural, cuáles
son las características de las medidas coercitivas”, etc.
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Comisaría PNP en donde se recibió la denuncia de manera inmediata y sin estar de turno, y
que se remitió la denuncia el mismo día directamente al magistrado denunciado sin considerar
ningún criterio de distribución de casos fiscales (en principio, aleatoria); todo lo cual, según la
parte denunciante, “claro está que gratuitamente no ha sido”, y estos hechos “demuestran que entre
la denunciante y el Ex Fiscal denunciado hubo un contubernio para perjudicarme. Claro esta, que
gratuitamente no habría sido”.
4.1. El sistema procesal penal peruano, en el marco del (Nuevo) Código Procesal
Penal, se adhiere al principio acusatorio; el cual, puede entenderse como la distribución y
desconcentración de los poderes de sancionar, investigar y acusar los hechos delictivos. Al
Ministerio Público le corresponde ser el titular de la acción penal pública y, por tanto, ejerce los
poderes de investigación y de acusación contra los hechos presuntamente delictivos que
imputa a las personas que los hubieren cometido; de esto se sigue que, mediante las decisiones
fiscales, se podrá motivar y llevar a cabo la persecución pública de los delitos, no siendo
ninguna otra entidad pública competente para dar inicio a una investigación fiscal preliminar o
formalizada, que pueda conllevar a la imposición de una sanción punitiva. En definitiva, el
Ministerio Público es la entidad encargada de decidir qué personas deben ser imputadas o
acusadas por la presunta comisión de un delito; por lo que, le corresponde emitir decisiones
para ello respetando los principios constitucionales que estructuran el sistema de justicia penal.
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4.2. Esta lógica no escapa a la investigación fiscal ni al proceso penal especial “por
Delitos de Función atribuidos a otros Funcionarios Públicos”, en específico, contra magistrados
del Ministerio Público y del Poder Judicial; y, en tal sentido, el numeral 4 del artículo 454 del
Código Procesal Penal prescribe que “4. Corresponde a un Fiscal Superior y a la Corte Superior
competente el conocimiento de los delitos de función atribuidos al Juez de Primera Instancia, al Juez de
Paz Letrado, al Fiscal Provincial y al Fiscal Adjunto Provincial, así como a otros funcionarios que señale
la Ley. En estos casos la Presidencia de la Corte Superior designará, entre los miembros de la Sala Penal
competente, al Vocal para la Investigación Preparatoria y a la Sala Penal Especial, que se encargará del
Juzgamiento y del conocimiento del recurso de apelación contra las decisiones emitidas por el primero; y,
el Fiscal Superior Decano hará lo propio respecto a los Fiscales Superiores que conocerán de las etapas de
investigación preparatoria y de enjuiciamiento. (…)”. Aunado a ello, el artículo 455 del Código
Procesal Penal prescribe: “El proceso penal en estos casos [contra los ya mencionados magistrados
del Poder Judicial y del Ministerio Público] se regirá por las reglas del proceso común, con las
excepciones previstas en el artículo anterior [artículo 454 del Código Procesal Penal]”.
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principal, para que la Sala Penal Superior resuelva”. En efecto, los hechos comunicados al
Ministerio Público, en realidad, se enmarcan dentro de la competencia de la Primera Fiscalía
Superior Penal de La Libertad, al verificarse que la denuncia y la tipificación prima facie de sus
hechos recaen sobre delitos comprendidos entre los artículos 382 al 401 del Código Penal.
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Estas disposiciones normativas prescribe, respectivamente: “El funcionario público que, abusando de sus
atribuciones, comete u ordena, en perjuicio de alguien, un acto arbitrario cualquiera, será reprimido con pena privativa de
libertad no mayor de dos años”; y, “El Juez o el Fiscal que dicta resolución o emite dictamen, manifiestamente contrarios al
texto expreso y claro de la ley, o cita pruebas inexistentes o hechos falsos, o se apoya en leyes supuestas o derogadas, será
reprimido con pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor de cinco años”.
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Esta disposición normativa prescribe: “El funcionario o servidor público que acepte o reciba donativo, promesa o
cualquier otra ventaja o beneficio, para realizar u omitir un acto en violación de sus obligaciones o el que las acepta a
consecuencia de haber faltado a ellas, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de cinco ni mayor de ocho años e
inhabilitación conforme a los incisos 1 y 2 del artículo 36 del Código Penal y con ciento ochenta a trescientos sesenta y cinco
días-multa. El funcionario o servidor público que solicita, directa o indirectamente, donativo, promesa o cualquier otra ventaja
o beneficio, para realizar u omitir un acto en violación de sus obligaciones o a consecuencia de haber faltado a ellas, será
reprimido con pena privativa de libertad no menor de seis ni mayor de ocho años e inhabilitación conforme a los incisos 1 y 2
del artículo 36 del Código Penal y con trescientos sesenta y cinco a setecientos treinta días-multa. El funcionario o servidor
público que condiciona su conducta funcional derivada del cargo o empleo a la entrega o promesa de donativo o ventaja, será
reprimido con pena privativa de libertad no menor de ocho ni mayor de diez años e inhabilitación conforme a los incisos 1 y 2
del artículo 36 del Código Penal y con trescientos sesenta y cinco a setecientos treinta días-multa”.
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Quiñones Cruz y el magistrado denunciado, de lo cual se entiende claramente que se
denuncia la existencia de algún tipo de soborno, que la parte denunciante no puede
especificar al ser el Ministerio Público el encargado de esclarecer los hechos y ella. Asimismo
y, no se verifica un pronunciamiento de fondo respecto de este tercer hecho (el cual no es
materia de competencia de este Despacho Fiscal Superior), debido a que no se ha emitido una
disposición que decida sobre la procedencia o improcedencia de formalizar investigación
preparatoria; y, esta Fiscalía Superior Penal no puede emitir un pronunciamiento al respecto,
lo que acarrearía una vulneración a la debida motivación de las decisiones fiscales en tanto
que un pronunciamiento de este Despacho Fiscal siempre implicaría una motivación
sustancialmente incongruente.
4.9. De ello se sigue que se ha estipulado como una regla para la distribución de
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casos de denuncias penales contra magistrados que si se denuncian hechos como delitos
comprendidos entre los artículos 382 al 401 del Código Penal y, a su vez, hechos como otros
delitos de función, entonces, la Fiscalía Superior competente para conocer de la denuncia
como un único caso es la que tiene competencia especial para conocer de delitos de
corrupción de funcionarios. En esta línea, en los casos como el presente en que se denuncien
distintos hechos, entre los cuales se fundamenta que uno sería un delito comprendido entre
los artículos 382 al 401 del Código Penal, entonces, la Fiscalía Superior Especializada en
Delitos de Corrupción de Funcionarios o la que haga sus veces es la única competente para
conocer del caso en su totalidad por todos los hechos denunciados. Por lo tanto, la Fiscalía
Superior Especializada tiene la competencia y debe emitir pronunciamiento de fondo
respecto de todos los hechos que son materia de denuncia; y, por el contrario, no debe se
fragmentar el caso tal como sucedería en la presente carpeta fiscal.
Por tales consideraciones, esta Fiscalía Superior Penal, en el ejercicio de sus atribuciones
en la investigación de hechos presuntamente delictivos cometidos por magistrados en el
ejercicio de sus funciones (distintos a los comprendidos en los artículos 382 al 401 del Código
Penal), de conformidad con la Resolución de la Fiscalía de la Nación N° 424-2019-MP-FN, la
Resolución de la Presidencia de Junta de Fiscales Superiores del Distrito Fiscal de La Libertad
N° 0883-2019-PJFS-LA LIBERTAD/MP-FN, el Decreto Legislativo N° 052, Ley Orgánica del
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Ministerio Público, y los artículos 454 y 455 del Código Procesal Penal, DISPONE:
TJMWG/sedch.