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El documento describe el rol del terapeuta en proporcionar una base segura para que el paciente pueda explorar sus pensamientos y sentimientos, similar al rol de un padre. Explica cómo las experiencias adversas del paciente en el pasado pueden afectar la percepción que tiene del terapeuta y la terapia. También describe situaciones comunes como la inversión de roles entre padres e hijos y cómo esto puede repetirse en la relación del paciente con el terapeuta.
El documento describe el rol del terapeuta en proporcionar una base segura para que el paciente pueda explorar sus pensamientos y sentimientos, similar al rol de un padre. Explica cómo las experiencias adversas del paciente en el pasado pueden afectar la percepción que tiene del terapeuta y la terapia. También describe situaciones comunes como la inversión de roles entre padres e hijos y cómo esto puede repetirse en la relación del paciente con el terapeuta.
El documento describe el rol del terapeuta en proporcionar una base segura para que el paciente pueda explorar sus pensamientos y sentimientos, similar al rol de un padre. Explica cómo las experiencias adversas del paciente en el pasado pueden afectar la percepción que tiene del terapeuta y la terapia. También describe situaciones comunes como la inversión de roles entre padres e hijos y cómo esto puede repetirse en la relación del paciente con el terapeuta.
El rol del terapeuta es de proporcionar a su paciente una base segura así al
proporcionar esta base segura desde la cual puede explorar y expresar sus pensamientos y sentimientos, el papel del terapeuta es aná logo al de una madre que proporciona a su hijo una base segura desde la cual explorar el mundo. El terapeuta procura ser confiable, atento y comprensivamente sensible a las exploraciones de su paciente y poder ver, sentir el mundo a través de la mirada de su paciente y ser consciente de que debido a las experiencias adversas de su paciente en el pasado el paciente pueda no creer que el terapeuta sea confiable, o que las respuestas inesperadamente atentas, comprensivas que el paciente reciben pueden llevarlo a suponer que el terapeuta le proporcionara todo el cuidado y afecto que él siempre anheló pero nunca tuvo. En el primer caso considera al terapeuta desde el punto de vista excesivamente critico y hostil y en el otro se con viera dispuesto a proporcionar má s de lo que se puede ser realista.
No pocas veces curre que un paciente se muestra excesivamente preocupado de que
su terapeuta lo rechace, lo critique o lo humille. Dado que sabemos que demasiados niñ os son tratados de esa manera por uno u otro de los padres, o por ambos, podemos confiar razonablemente en que está a sido la experiencia de nuestro paciente. La rapidez e con que el terapeuta pueda relacionar estas expectativas con las experiencias del paciente con sus padres depende de la disposició n del paciente a considerar esa posibilidad o de que, insista en que el tratamiento que le dieron sus padres está por encima de toda critica. En algunas familias ocurre que uno u otro progenitor insiste en que u es un progenitor admirable que siempre ha hecho todo lo posible por el niñ o y, esta actitud a menudo encubre una conducta que ha estado lejos de ser perfecta. Una complicació n también surge cuando un paciente ha estado sujeto, durante la infancia, a firmes instrucciones por parte de uno de los padres en el sentido de que no debe hablar con nadie de ciertas cosas que ocurren en la familia, cuanto má s insiste el terapeuta má s perturbador resulta el dilema para el paciente, a menudo le resulta ú til preguntar al paciente si se ha visto sujeto a tales presiones y, en ese caso, ayudarlo a resolver el problema.
Una situació n comú n es una infancia en la que el progenitor ha procurado convertir
al niñ o en su propia figura de apego y en su dador de cuidados, es decir que ha invertido la relació n. No es extrañ o que durante la terapia el paciente pase de tratar al terapeuta como ci este fuera uno de sus progenitores, a comportarse con él de la misma manera en que sus padres lo han tratado. Las experiencias de desprecio por parte de una progenitor pueden repetirse como desprecio hacia el terapeuta. La tarea consiste entonces en ayudar al paciente a comprender que gran parte de su actual resentimiento se origina en el anterior maltrato a manos de otros y que , por incomprensible que su ira pueda resultar, continuar librando viejas batallas es improductivo. Con otros pacientes, la situació n es inversa: la relació n de la transferencia se convierte en una relació n en la que la gratitud, la admiració n y el afecto se expresan fá cilmente, y se considera al terapeuta rodeado de un aura de perfecció n. Semejante idealizació n del terapeuta surge en parte de esperanzas y expectativas poco realistas de lo que está en condiciones y dispuesto a proporcionar, y en parte de una infancia en la que la critica del progenitor está prohibida y la obediencia forzada, ya sea mediante alguna técnica provocadora de culpa o mediante castigos. Con este tipo de experiencia infantil, la suposició n inconsciente es de que el terapeuta esperará el mismo grado de obediencia que esperaban sus padres, y que lo obligará mediante técnicas o amenazas similares a las que ellos utilizaban. Las amenazas de abandono son má s atemorizantes para un niñ o que las de no quererlo má s. Dado que las amenazas de abandono a menudo aportan una forma altamente idiosincrá sica, un paciente puede negar que alguna vez haya estado sujeto a ellas. En ocasiones un padre muy perturbado amenaza con cometer suicidio si continua alguna situació n angustiosa. Esto puede producir terror. Otra ocasió n en les la que existen motivos para sospechar que el mismo paciente es un mentiroso patoló gico. Todas estas y son acontecimientos y situaciones adversas que se pueden presentar en el tratamiento. La alianza terapéutica aparece como una base segura, un objeto interno como un modelo operante la reconstrucció n como las recuerdos exploratorios del pasado, la resistencia como una profunda desgana por desobedecer las ordenes pasadas de los padres. Así el paciente es estimulado a creer que, con apoyo y una guía ocasional, puede descubrir por sí mismo la verdadera naturaleza de los modeles que subyacen en sus pensamientos, sus sentimientos y sus acciones y que, al examinar la naturaleza de sus primeras experiencias con sus padres comprenderá qué lo llevó a construir los modelos actualmente activos en su interior y así ser libre para reestructurarlos.