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EL PROCESO PSICOANALITICO
Donald Meltzer
1. La Recolección de la Transferencia.
Cuando los niños entran a análisis bajo la autoridad y orientación de los padres de manera
complaciente, pero su motivación inconsciente los lleva a mantener el Status quo que se opone al
impulso de integración; el niño se relaciona con el analista desde una valencia positiva o negativa que va
a ser la misma que observa en los padres. Otro aspecto a tener en cuenta es el grado de intimidad entre
el analista y las figuras paternas, ya que fomenta la valencia negativa. La manera en que los niños miden
al analista es con un ojo en los padres y otro en el analista observando la interacción en el momento del
encuentro. Finalmente, entre mayor sea la capacidad de introyección del niño, mayor será la posibilidad
de una mirada independiente.
Lo que se busca con el niño es una relación privada, de cooperación y de responsabilidad, en
alianza con la parte adulta de la personalidad del niño. Los padres serán quienes informen el horario y la
frecuencia del tratamiento, el nombre del analista, en últimas son quienes presentan y hablan por
primera vez al niño de la existencia de un psicólogo. Sin embargo el analista debe reducir al máximo el
contacto con los padres, esto puede incrementar la valencia negativa, la que el analista debe reducir
inmediatamente, mediante las interpretaciones del inconsciente y llegar por fin al esclarecimiento del
encuadre, método y propósito del análisis.
La tendencia de los procesos transferenciales a encontrar expresión cuando sus ansiedades han
sido aliviadas, es el fenómeno llamado “la recolección de la transferencia”. Dichos procesos
transferenciales pueden durar varias semanas o meses e su recolección, si se dan interpretaciones más
o menos correctas y no se presenta el fenómeno de folie a deux entre la madre y el niño.
También hay que tener en cuenta que en los niños las relaciones internas están en constante
cambio, por lo que no se logra la una adecuada diferenciación entre lo externo y lo interno. Los niños
también pueden tener algo de constancia en la relación con los objetos internos y externos, los que
también se pueden convertir en síntomas como rituales obsesivos, fobias, relaciones paranoides con
vecinos o manías a comer; sin embargo estos síntomas no son tan fuertes y estructurados como en los
adultos, los niños logran externalizar mediante los acting out.
Las relaciones con los objetos externos están siempre contaminadas con los objetos internos,
se presenta una constante actuación que permite poner de manifiesto aquellas ansiedades y angustias
que tiene el niño. En la latencia la escisión de nivel vertical (anatómico y funcional) y horizontal (edad) es
más severa y significativa, se tiende a racionalizar esta experiencia mostrándola como ego-sintónica o
negada.
La vida del niño y del adolescente está llena de procesos transferenciales, la diferencia es que
el niño los actúa y los pone en el mundo externo, mientras el adolescente los proyecta en actuaciones de
tipo narcisista, esta es la razón que hace que los niños estén más cercanos a lo psicótico, el inconsciente
tiene menos defensas y se puede acceder más rápido a él, facilitando la labor del analista, la que
también tiende a complicarse un poco más en el análisis con adolescentes. Un factor muy importante es
el hecho de lograr generar transferencialmente la “locura a dos”, que se da cuando hay una estrecha
colaboración transferencial entre el niño y el adulto. La transferencia aparece de diferentes formas, por
ejemplo en los juegos, conductas, verbalizaciones… primero se hace de manera lenta y después van
cobrando la velocidad característica de cada análisis.
Cuando el analista muestra una actitud de verdadera comprensión, cuando escucha y tiene una
mente disponible para el paciente, hace señalamientos desprovisto de dolor, digeridos, cuando el
proceso de interpretativo se hace exploratorio y se expresa de manera tentativa, el paciente va a
experimentar diferentes efectos, uno de los más importantes es el del alivio de la ansiedades profundas
y del shock frente a la separación.
Las separaciones que se dan durante el proceso analítico como los cortes de fin de semana y las
vacaciones, generan rabia y desarrollan defensas. Este alivio por la comprensión y el shock por la
separación, son los que inician el proceso analítico ondulante y variable en el tiempo. Por otra parte la
única herramienta infalible contra la separación es la identificación proyectiva masiva. La que constituye
la secuencia esencial en la profundización de la transferencia que pone en marcha al proceso analítico,
con todo su poder autónomo.
En los niños puede aparecer una etapa inicial de mejoría, la que hay que advertir a los padres
ya que no es algo duradero. Con los adultos puede aparecer una transferencia preformada a través de
películas, libros y demás, que dificultan la recolección de la transferencia y se debe desmontar lo más
pronto posible.
En esta primera parte también se ven algunas dificultades en la recolección de la transferencia,
por ejemplo en el encuadre, cuando aparece algún tipo de dificultad en el encuadre, esta se expresa en
el material y es reflejo de fantasías sobre el manejo del problema, por ejemplo la separación en la sala de
espera, identificación con el agresor e incluso el analista debe exigir límites a las agresiones del paciente.
También surge el material edípico femenino pasivo, que requiere esclarecimiento sobre la relación de
contacto corporal, lo que genera angustia de castración masculina e impulso homosexual de seducir y
aplacar mediante regalos. Por eso la importancia de dejar muy claro en el encuadre las razones por las
cuales no se pueden recibir regalos.
Otra de las dificultades es la relacionada con los tiempos de separación, por ejemplo pueden
aparecer algunos comportamientos como defensa contra el dolor, hasta llegar a la identificación
proyectiva masiva. La profundización de la transferencia puede ser atacada denigrando el encuadre,
robando materiales, juguetes, irse antes del consultorio, reversión maniaca hacia la madre. Todas estas
maniobras se deben analizar y buscar las ansiedades subyacentes, además el encuadre debe reajustarse,
para que vuelva a tomar el curso terapéutico del mismo. Con los adultos aparecen otras dificultades
relacionadas con el horario, con los honorarios, con la comunicación, sin embargo el proceso es el
mismo.
Para ilustrar un poco esta dificultad para la recolección de la trasferencia a partir de las
diferentes actuaciones en contra del dolor por la separación, me acuerdo de un paciente de 8 años que
fue llevado a consulta por presentar comportamientos que la mamá definía como “hiperactividad”, tenía
un rendimiento académico muy bajo, también presentaba serias dificultades en su comportamiento,
mostrándose agresivo y confrontador con los adultos y pares. La mamá venia recomendada por una
amiga mía compañera de estudios en la universidad y al parecer traía una alta expectativa sobre el
tratamiento que se podría realizar con su hijo. Puede ser que esta “idealización” de la madre respecto al
terapeuta haya generado en el niño un tipo de relación transferencial negativa, lo que se veía
manifestado en constantes actitudes de agresión física hacia el terapeuta.
En otro momento en que el niño se resistía a recoger y guardar los juguetes, frente a la
insistencia del terapeuta, este empezó a gritar fuertemente “no me viole, no me pegue, mamá auxilio
ayúdame”. La mamá estaba en la sala de espera, pero la puerta quedaba muy cerca, de tal forma que la
mamá estaba escuchando todos estos gritos, ella se resistió a entrar o golpear la puerta para ver qué era
lo que estaba pasando, pero al final de esa sesión se acerco a preguntar lo que había pasado. Estos
ataques se continuaban presentando, se quería llevar los juguetes, se salía del consultorio antes de
tiempo, golpeaba al terapeuta fuertemente.
Solo después de un buen tiempo y dos periodos de vacaciones, vi como este comportamiento
se incrementaba al anunciar la separación y después de volver del tiempo de descanso, en este niño
existían de base fantasías muy aterradoras con respecto a la separación y abandono, ya que la
separación de los padres fue bastante traumática; con cada separación el repetía esa sensación de
abandono, que en este caso se manifestaba en la relación transferencial y lo llevaba a actuar de esa
manera, con los señalamientos logra disminuir estas actitudes y entrar en una transferencia positiva, que
permitió trabajar durante un buen tiempo hasta aliviar la mayoría de sus ansiedades.
a. El Cuerpo del Analista como Parte del Self. Aparecen algunas formas de acercamiento del
niño al cuerpo del analista por ejemplo subirse a la falda, mirar dentro de los ojos, orejas y
boca, representación concreta de comerse las palabras del analista, empujar cabeza contra
el abdomen del analista, rodear el cuerpo del analista con los brazos, empujar los genitales
o trasero hacia el analista. Una vez que estas manifestaciones ceden hay un cambio en el
material de la consulta y aparecen reacciones maniacas. Aquí el niño autista vivencia
algunas partes del consultorio como el interior del cuerpo de la madre, hay momentos de
identificación proyectiva masiva donde el contacto físico proporciona una experiencia de
puerta de entrada. El niño psicótico va a usar el cuerpo del analista como una herramienta
para hacer algo, mientras que el niño neurótico va a usar los objetos inanimados del
consultorio o del analista para mejorar alguna cualidad propia.
b. Cuarto Como Interior de un Objeto. La manera de entrar en el cuarto, golpeándose contra
las paredes, de manera brusca, la manera como mira como si estuviera en un vasto
anfiteatro. De manera inversa la fantasía de haber sido secuestrado en el interior del
cuerpo del analista durante una separación, puede manifestarse escondiéndose des tras de
una puerta o debajo de un mueble. Mira fuera de la ventana aunque no haya nada que ver,
arroja objetos por puerta y ventana a manera de expulsar rivales o perseguidores. Hay
confusión de tiempo, la ansiedad claustrofóbica se expresa controlando el reloj. Hay
erotización de la situación expresada como calor en el cuarto, aguda sensibilidad y
curiosidad por los ruidos de otras áreas de la casa. Las paredes erotizadas se palpan y
acarician, se investigan entradas y salidas de las cañerías, alambres, encuentran defectos
estructurales y decorativos.
En estos momentos la relación con el analista suele ser peculiar y mezclada. Los menos
psicóticos comentan mientras dramatizan sus fantasías de entrada, posesión, persecución,
caer en una trampa… los más psicóticos o menores ignoran al analista, puede figurar como
un objeto-parcial-dentro-de-la-madre, generalmente el pene del padre o un bebé interno.
Hay grandes estallidos de ansiedad y de agresión desusada, conectados con fantasías de
intrusión y temor a ser espía, se da ataque a los ojos del analista. Si se identifica con el
perseguidor no se da ansiedad sino ataques rencorosos e inflexibles.
c. Inversión de la Relación Adulto-Niño. Es la representación más prominente de la
identificación proyectiva masiva y del control omnipotente. Se debe diferenciar del juego
de roles como forma de comunicación. Los niños tienen valiosas y constructivas partes del
self escindidas y proyectadas (“mutilaciones del Yo”), tienen dificultades en la maduración
y aprendizaje. También se convierten en madres tiránicas o madres irritables durante
largos periodos de tiempo, el analista es un niño entre muchos niños dentro del
consultorio, no juega un rol.
d. Control Omnipotente Sobre el Analista. Se hace una serie de actuaciones que tienen como
fin llevar al analista a cometer una transgresión técnica, el niño amenaza, coerciona,
seduce, chantajea, se muestra en desamparo aparente, hay llanto fingido, aparecen
promesas imperativas. El control omnipotente se ejerce a través de la fantasía de la
identificación proyectiva, por medio de este mecanismo pasa a ser formas dentro-del-
objeto con ansiedades claustrofóbicas. Aparecen también reacciones maniacas con
consecuencias hipocondriacas. Bajo ansiedades intensas puede salir del cuarto y no volver,
se hace necesario interpretar las transgresiones técnicas, que son definidas por el analista
en el encuadre. Se sugiere en estos casos iniciar el análisis con una técnica laxa que se
ajuste a la situación con relación al uso del cuerpo del analista y al ejercicio del control
omnipotente que se le muestra al paciente con referencia a las consecuencias enojosas en
el análisis.
La escisión geográfica trae confusión entre el adentro y el afuera del objeto y entre la realidad
externa y la realidad psíquica. La importancia de reconocer en la trasferencia el pecho inodoro, es que el
paciente empieza a abandonar la identificación proyectiva, comienza a tolerarse la identidad separada, a
modularse el dolor y a darse el desarrollo. La confusión geográfica en los adultos se da en los seudo-
maduros, en los borderline o psicóticos, constituye el límite entre enfermedad y salud mental. Con
pacientes muy perturbados esta fase dura mucho o puede no resolverse, se requiere de gran tolerancia
por parte del analista para que se pueda superar esta fase, además de las dificultades con la
personalidad, también se tiene que lidiar con la inasistencia a las sesiones o los largos periodos sin asistir
a terapia. La interpretación de la identificación proyectiva masiva permite el dominio de la confusión
geográfica de la transferencia a mitad de semana, periodo, mes o año.
Para ilustrar un ejemplo acerca de las confusiones geográficas, se trata de un niño de 10 años
que ha presentado muchas dificultades académicas en el colegio, además de agresiones muy fuertes a
sus compañeros y adultos. Ha participado en un par de ocasiones en actos “vandálicos” rompiendo la
ventana de un vecino y quemando el pantalón de un niño en la ruta escolar. Los padres intentan manejar
la situación y “controlarlo” por medio de explosiones en las que golpean y gritan sin medir su fuerza ni
sus palabras. Cuando el niño llega a consulta ya sin la mamá, siento sobretodo ese deseo de querer
controlar omnipotentemente al analista, se muestra muy intrusivo, abre los cajones del escritorio,
esculca en el interior de todos los cajones, como queriendo meterse en el interior de un objeto, además
siento ahora, como intentando sentirse seguro, revisando que no vaya a existir nada peligroso.
Durante las sesiones de juego he sentido temor de que me agreda físicamente, ya que patea un
balón con bastante fuerza y de alguna manera busca la forma de querer ponerme como en un paredón
para fusilarme con el balón. Hay algunas manifestaciones de ansiedades claustrofóbicas como que por
momentos necesita salir del cuarto de juegos, no resistía estar dentro del cuarto toda la sesión completa,
salía al baño o a buscar algo en otro de los cuartos, además también cada vez que iniciaba la sesión,
ponía a andar el cronometro de su celular, sin embargo aquí la exigencia estaba relacionada más con el
hecho de cumplir los 45 minutos, que como ansiedad de salir antes o de que se acabara el tiempo
rápido. Con este paciente veo la transferencia pecho-inodoro como esa evacuación impulsiva,
desorganizada y amenazante que él hace, en un principio no había mayor cuidado por los objetos que
estábamos en el consultorio, sin embargo el hecho de continuar recibiéndole y señalándole un poco sus
ansiedades, han permitido que disminuya un poco esta agresividad.
Cuando Meltzer dice que es una fase en la que se requiere mucha tolerancia de parte del
analista, yo le agregaría que también es necesario ampliar significativamente el entendimiento de la
transferencia y la contratransferencia, por ejemplo con este paciente, si no hubiese logrado identificar
algunos puntos contra-transferenciales, seguramente seguiríamos perdidos los dos es las ansiedades y
temores de la confusión geográfica. Es uno de los pacientes que más me ha exigido, sobre todo porque
de base hay un miedo, un terror que no se logra identificar fácilmente y en cada sesión continúan
existiendo momentos en los que pareciera que rompe con la realidad del clima terapéutico e intenta
agredirme durante los juegos, he tenido que parar varias veces un juego para re-encuadrar el trabajo,
pero constantemente está midiendo y presionando para salir del mismo.
En consecuencia, parecería justificable decir, que esta fase del análisis está dominada por
deseos y celos, antes que por los esfuerzos contra la vivencia de separación, con las ansiedades
concomitantes. En esta fase también se busca debilitar el narcisismo y acceder a la dependencia de la
pareja parental. La tendencia hacia el desarrollo es predominante en esta fase y el trabajo con las
ansiedades es secundario. La atención se centra en los orígenes de la ansiedad en cuanto al uso de
mecanismos como la escisión, la identificación proyectiva, el control omnipotente, la negación, etc.
No hay mucho interés por los productos del cuerpo, sin embargo hay motivación por encontrar
evidencias de daño, provocado por el castigo a la masturbación y no por persecución de objetos
dañados. Surgen estallidos de sadismo posteriores a la frustración con ataque a objetos externos o
masturbatorios a los objetos internos. Hay algo que obstaculiza el proceso transferencial y es el hecho de
que la identificación proyectiva no es prominente, pues se sienten mejores que los adultos y aparece la
organización narcisista de mayor diversión que la de los adultos.
La posesividad como una forma de amor primitivo se centra en el pecho como objeto
introyectivo esencial y preciado por su capacidad de reparar los objetos de la realidad psíquica, pero en
esta fase la posesividad viene de los celos y de la sensualidad. Se focaliza en cualidades socialmente
visibles del pecho que generan envidia y celos en los otros.
El atributo principal es la belleza en donde se equipara con las nalgas, los ojos, las mejillas, las
piernas, las manos y todas las formas simétricas por color y textura sensual. La identificación proyectiva
del niño con estas partes, incrementa su vanidad sobre su propio cuerpo y es fuente de competencia
entre el mundo de los niños y el mundo adulto.
Entonces la preocupación principal está en querer poseer las partes hermosas de los objetos y
las posesiones propias. El equiparar los objetos parciales, contribuye a una serien de confusiones zonales
como por ejemplo: boca-vagina-ano-mano-lengua-pene. Otra de las confusiones zonales de la
sensualidad de las diversas zonas y sus objetos equipara nariz-boca-ojos-orejas-manos y estimula la
idealización de los productos del cuerpo como apreciación cuasi estética.
Por último el problema de la idealización mutua, en donde la furia remplaza el bacanal sensual
y de belleza de la transferencia y se niega la posibilidad de un objeto de dependencia introyectiva. Se
establece una reciproca idealización, un sistema cerrado, una sociedad secreta; con disociación del
pecho nutricio, la esfera de los productos del cuerpo y su idealización se enfatiza. El conflicto edípico
genital tiene su origen en la unión del pecho-inodoro y su dependencia del pene del padre.
Este problema de la idealización mutua también pone de manifiesto una posible inversión en la
escisión de la transferencia haciendo que se traiga el pecho-nutricio al consultorio y el pecho-inodoro
para afuera. Puede producir acciones agresivas afuera que atentan contra el verdadero amor de los
padres. Todo lo que ocurre en este tipo de idealización, es diferente a lo que ocurre en la PD. La
diferenciación ente realidad externa y realidad psíquica esta pobremente definida en las relaciones
objétales infantiles, se desecha la diferenciación entre mundo adulto y mundo infantil, junto con
urgencia de ser pronto adulto.
Para ilustrar las confusiones zonales, quiero presentar un par de sueños que me trajo una
paciente con la que trabaje durante unas 80 sesiones, de donde obtuve el material para hacer mi trabajo
de grado de la especialización. Es una paciente con la que el trabajo de la transferencia erótica fue
bastante difícil y requirió hacer una serie de movimientos y acomodaciones terapéuticas para lograr
trabajar con ella y facilitar un clima terapéutico adecuado. En los antecedentes del paciente aparece la
muerte de una hija a los pocos días de nacida, un padre que los abandono y del que se sospecho algún
abuso con la paciente y finalmente una infidelidad del esposo. Ella actuaba frecuentemente sus
pensamientos erotizados y terminaba teniendo relaciones con varias personas.
Tuve otros dos sueños como cochinos: estaba yo en el colegio donde estudié, estaba un
poco pequeña, estaba como por la capilla, cuando me encontré con un padre - después del
sueño fue que me di cuenta que ese cura se parecía a mi papá - sabía que era padre porque
tenía la cosita aquí en el cuello. Bueno, estábamos ahí cuando yo tenía que hacerle sexo
oral, me sentía muy incómoda – y que conste que yo no tengo ningún problema con el sexo
oral – el padre tenía la cremallera abajo, yo le daba como a la cintura y sacaba un pene
grandísimo, yo lo veía grande y yo muy pequeñita. Me incomodaba el olor, me sentía mal
hasta que empecé a vomitar; después estuve como en un transmilenio vomitando, pero no
estaba segura de que la gente supiera qué estaba vomitando.
El otro sueño era: que yo estaba en un castillo con casas y columnas muy bonitas y en la
mitad como una piscina, al lado había unos niños que estaban felices – me acordé que mi
mamá también había perdido unos niños y que por eso era que mi mamá era tan especial
con los niños – cuando me acordé lloraba mucho y resulté sumergida en la piscina, me di
cuenta que el agua de la piscina eran mis lágrimas, yo decía: esto es todo lo que he llorado,
pero me sentía tranquila. Mi mamá me mostraba cómo los niños jugaban con esa agua
limpia, cristalina, que yo no debía ensuciarla con mi sangre, y me decía que no me fuera a
suicidar para que no ensuciara el agua. Yo tampoco me sentía capaz de ensuciarla. Eran
mis lágrimas y me sentía tranquila, lo malo del engaño son las lágrimas que después vienen
(Junio 24/04).
En los sueños vemos como se evidencian algunas confusiones zonales, por ejemplo hay una
confusión entre el pene del padre y el pecho bueno, es una confusión pene-pecho-boca, no se diferencia
muy bien entre el semen y la leche, lo que hace que ella en el sueño termine vomitando aquellos
contenidos que tampoco se diferencian si son buenos o malos. Al parecer tampoco puede producir nada
bueno para contener y acunar sus bebés, tiene miedo a contaminarlos.
Ella también hace diferentes equiparaciones entre objetos parciales en los que vagina-boca-
ano y pezón-pene-lengua terminan intentando saciar en ella sus necesidades y calmando sus angustias.
No tolera el alimento que recibe del padre, porque es como recibir lo prohibido, no se puede permitir
desear al padre. Esta concreción en su pensamiento hace que vomite y echa fuera lo que en algún
momento podría ser alimento, quedándose vaciada.
Los sueños vistos como realidades psíquicas que corresponden a las fantasías conscientes e
inconscientes de la paciente, muestran una relación erotizada y confusa con el padre, la que lleva
consigo un amor distorsionado, en la que ese padre-sacerdote, se convierte en abusador y el alimento se
convierte en semen que es vomitado. También existe la fantasía de librarse de las culpas por medio del
sexo oral, pero no sabe si está lavando los “pecados” de ella o del padre. En lo trasferencial también se
ve esta relación erotizada y confusa en donde ella no sabe si el terapeuta va ayudarla con su dolor
psíquico o va a ser un objeto de su excitación.
Con estos sueños se ve una falla en sus procesos de idealización y escisión, causando varias
confusiones geográficas y zonales, por ejemplo cuando pretende llenarse y elige objetos parciales, como
los penes que se vuelven destructores, son penes que perforan, que invaden y lesionan. Ella no sabe
cómo introyectar esos penes, si por la boca, o por la vagina y cuando se llena de semen en la boca, de
alguna manera se indigesta, vomitando lo que recibe, al no poder tolerarlo, ni procesarlo.
4. El Umbral de la Posición Depresiva.
Sin embargo en sesión la parte infantil lucha para conservar los restos de narcisismo mediante
ataques cínicos a la verdad, presenta ansiedades depresivas más intensas a través de desconfianza, burla
e insinuaciones que provoquen celos y estados de desesperación. Algunas expresiones de la temática
infantil son:
a) Los padre abandonan a sus hijos para gozar sexualmente y los analistas abandonan a sus
pacientes los fines de semana y las vacaciones.
b) Ojos que no ven corazón que no siente. Los padres y los analistas no piensan en los hijos ni
en los pacientes cuando están lejos.
c) Padres y analistas solo los cuidan por que los obliga la ley o por costumbre, o para
engrandecerse entre iguales.
d) Padres-hijos y analista-paciente son estructuras de clase, en las que el poder se usa para
tiranizar, explotar y controlar.
e) Los roles de los padres y de los analistas son arbitrarios, de despotismo racionalizado,
adivinación y amenazas veladas.
f) Si los padres amaran a sus hijos, y los analistas a sus pacientes, se ocuparían de
mantenerlos contentos.
g) Aunque se admita la diferencia entre bien y mal, belleza y bondad, no siempre van juntas ni
la bondad gana la lucha.
Estos ataques de la parte infantil destructiva del paciente y del analista se deben esclarecer en
la técnica, en la racionalidad del encuadre y en la mecánica de la comunicación, tiene que diferenciar
entre responsabilidad y omnipotencia. Si las partes destructivas se mantiene escindidas, se continuará
produciendo desconfianza; hay que investigar la escisión y la proyección.
La integración presenta algunas dificultades en dos niveles diferentes; a nivel infantil están los
celos posesivos y el complejo de Edipo, todas estas dificultades van acompañadas de escisión-
idealización del self y los objetos a medida que PD se va haciendo más estable. Y a nivel adulto es la
responsabilidad con la realidad psíquica, con esfuerzos hacia el autoanálisis y terminar el propio análisis.
En la integración se logra diferenciar el pene y los testículos del padre, lo que va a facilitar y
hacer posible la diferenciación femenino-masculino. Con la clara función reparadora y creativa del padre.
El problema central en el umbral de la posición depresiva, es el establecimiento de la confianza
y la idoneidad en los objetos buenos, pecho materno que repara y protege, y resistirse a los ataques de
destrucción y reparación, desesperación y esperanza, dolor mental y alegría con las únicas herramientas
que se tienen: gratitud, amor y cuidado de los objetos. De esta manera se puede llegar a perdonar los
objetos que nos han dañado y en la etapa del destete perdonarse a sí mismo.
Una vez se ha establecido la confianza en la bondad y fortaleza del pecho, pero si el complejo
edípico no está resuelto, no hay suficiente fuerza para mantener los cambios positivos (amor) y el alivio
que el paciente va desarrollando. La belleza del objeto puede ser escindida de la voracidad y aparece la
burla de los hermanos y partes del self.
Una de las resistencias características de esta fase es la parte económica del cambio del dolor
mental que pasa de persecutorio a depresivo. El cambio hacia el cuidado del objeto lo lleva hacia la
consciencia de la dependencia y el eventual destete. La lucha es contra el impulso violento hacia una
transacción para mantener el Status Quo ante el reflujo del dolor. Esto adopta el fenómeno de las dos
caras, uno en el día y otro en la noche. Negación del tiempo, es considerado de forma concreta como
circular u oscilante.
La relación Paciente- Analista está guiada básicamente por ese vínculo que el analista logra
crear como parte de su trabajo analítico, diferenciándose así dos aspectos básicos a considerar, por una
parte el temor del paciente cuando ve el acercamiento del final del análisis, siendo un miedo ya
reconocido anteriormente por este en su infancia y en segundo lugar, ya desde un punto de vista más
adulto, el proceso intelectual y analítico que hace el paciente al “querer” entender que se acerca la hora
de la finalización, este “querer” posiblemente este dado por esa alianza terapéutica que se logra,
llevando al paciente a “ceder su turno”.
Básicamente es este último punto el que nos puede interesar para lograr, en primer lugar,
retomar los problemas infantiles de una manera más estructurada.
Durante este proceso es importante destacar como ese análisis permite que surja esa
cooperación por el trabajo analítico, lo cual da paso a que se generen situaciones que no solo permiten
una recopilación de hechos de la vida cotidiana sino del pleno reconocimiento de la realidad psíquica y si
importancia sobre el estado mental. Esto no es más sino el reconocimiento por parte del paciente del
trabajo realizado con el terapeuta que le ha ayudado a través de las sesiones a resolver su estado
mental.
Es precisamente este último punto el que le va permitiendo al paciente irse desligando de esa
transferencia infantil que parece estar presente en el proceso y que se adhiere, como bien lo expone
Meltzer, “tenazmente a la persona del analista”, precisamente porque se va diferenciando. Una vez
detectado esta parte del proceso el analista puede ir permitiendo que el paciente por si solo vaya
asumiendo sus responsabilidades y de esta manera se sienta esta experiencia como fortalecedora para el
paciente, creando así su habilidad sesión tras sesión.
Así también el interés que retoman los sueños recobra gran importancia al convertirse en el
reflejo de la alteración en la relación del paciente con la vida mental nocturna.
Las formas e y f solo aparecen en forma regular con el desarrollo de la responsabilidad “por la
integración en la posición depresiva dentro de la esfera de los objetos buenos internos, especialmente el
pecho a nivel infantil.”, pero también puede presentarse el tipo de sueño rector, en donde el
pensamiento analítico acompaña la experiencia del dormir soñando, lo cual permite una influencia en el
desenlace del sueño, a través de los insigths logrados en análisis anteriores.
Logros en esta fase del análisis: por un lado se logra el establecimiento interno de la
dependencia introyectiva infantil del pecho de la madre, y en segundo lugar, lograr que se dé una
prevalencia al segmento más maduro de la personalidad, con el fin de establecer una independencia
introyectiva infantil del pecho de la madre, y desarrollar en el paciente la capacidad para la introspección
y el pensamiento analítico.
El aspecto reproductivo del coito de los padres guarda gran relación con el problema de la
integración y con el problema de la terminación, es relevante que las situaciones de celos posesivos, las
partes envidiosas, destructivas o partes esquizofrenias van en dirección contraria a la integración.
La teoría sugiere que no puede lograrse tal y como se practica hoy esperar que el psicoanálisis
logre hacer alcanzar a los pacientes algo más allá de grados de confianza en un correcto splitting – e
idealización del self y los objetos que a su vez son la base del bienestar y la salud mental, así pues es
preciso que la parte esquizofrénica de cada persona permanezca escindida y proyectada pues por la
misma naturaleza no puede integrarse con otras partes de la personalidad.
Cuando se da la interrupción por causas externas, obedece por lo general con los niños en
desenlaces inusuales, pues los padres no permiten culminar el proceso, pues consideran que la pequeña
mejoría que hubo es suficiente y no es necesario añadir un gasto más, ó es difícil organizar horarios, etc.,
aunque esto también en algunas ocasiones puede ser solo una excusa pues existen motivos
inconscientes de celos, envidia, etc., claro, esto no es usual en aquellos padres que en algún momento se
hayan analizado.
Es importante mencionar que es doloroso el proceso analítico que acompaña la fijación de una
fecha para la interrupción, pues se destruye el trabajo previo y se dan pasos afanados y quizá no muy
claros para salvarlo.