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INSTITUTO DE EDUCACIÓN DIGITAL DEL ESTADO DE PUEBLA

CAMPUS HUEHUETLA

LICENCIATURA EN PSICOLOGIA

OCTAVO CUATRIMESTRE

TERAPIA INDIVIDUAL

YANELI LABASTIDA CASTAÑEDA

ASESORA: LIC. STEPHANIA FLORES SANCHEZ

24/FEBRERO/2022

DIFICULTADES, LIMITACIONES Y CONTRADICCIONES


DIFICULTADES, LIMITACIONES Y CONTRADICCIONES.

→ DIFICULTADES EN LA PERSONA DEL TERAPEUTA

Muchos jóvenes terapeutas están metidos en el propio proceso de diferenciación y no quieren

agregar otras inquietudes, confrontándose con familiares desencadenando, a veces, reacciones

contratransferenciales que dificultan la gestión de las sesiones.

Toman al pie de la letra la solicitud de ayuda individual, y por fidelidad a un modelo no están

dispuestos a convocar a los familiares significativos. Pueden pensar que acoger familiares podría

significar una falta de lealtad hacia sus pacientes.

A los terapeutas de tipo sistémico relacional, puede generarles mucha ansiedad convocar a un

padre o una madre con los que el paciente haya tenido muchas discusiones a lo largo de su vida,

previendo un encuentro difícil, frustrante, e incluso recriminatorio hacia el terapeuta.

Pero cuando se logra disolver un viejo rencor, cuando un secreto desvelado puede cambiar la

lectura de un antiguo desencuentro que permite una reconciliación y que se instaure un diálogo

sincero, estos son premios para el terapeuta que, después de un arduo trabajo, logra facilitar

cosas que quizás en su propia historia no ha conseguido hacer.

La motivación de la elección profesional está basada también sobre el deseo de reparar viejas

heridas a través de la ayuda a otros.

En el trabajo sistémico con el paciente individual tratamos de actuar sobre la propia persona

misma (padres o pareja), objeto relacional y parte integrante del conflicto con nuestro paciente,

de modo que se pueda disolver el bloqueo relacional, recabando informaciones desconocidas por

nosotros y a veces por el propio paciente, conociendo aspectos relevantes de la historia familiar

y tratando, de cualquier forma, de dirigir la intensidad emocional sobre la relación disfuncional y

no sobre la figura del terapeuta. Esto es lo que llamo tarea compartida del terapeuta y del

paciente.
→ DIFICULTADES EN EL PACIENTE INDIVIDUAL

Cuando el paciente busca una terapia individual más como refugio de situaciones familiares

conflictivas resulta muy difícil augurar y planificar estos encuentros con los familiares, vividos

como invasivos. Solo la persuasión del terapeuta, su absoluta lealtad hacia el paciente puede a

veces disolver estas resistencias.

Los familiares vienen a ayudarlo, y si en el futuro uno de ellos pidiese una nueva sesión para sí

mismo, el terapeuta podrá darla solo con la presencia de su paciente como “coterapeuta”, es

decir, deberá ayudarlo a sostener al pariente que sufre, dando afecto y comprensión. En el caso

que fuera necesaria una psicoterapia para un familiar, el terapeuta deberá remitirlo a otro colega

y nunca hacerla personalmente, porque esto podría ser vivido por el paciente como una traición.

Algunos pacientes pueden encontrar la convocatoria imposible e inaceptable. En pacientes con

importantes trastornos de la personalidad, la ampliación se comenzará con aquellos familiares

vividos como aliados, no precisamente con los considerados históricamente como enemigos.

Un frecuente bloqueo, siempre en el área ya citada de la parentalización/inversión de roles, se

encuentra con hijos licenciados o con estudios de padres con cultura elemental.

En el caso de pacientes que provienen de familias hipercríticas puede haber reticencia a

convocarlos por miedo de una nueva frustración o, incluso, por la incomodidad de tener que revivir

frente al terapeuta otra descalificación. Otras personas se avergüenzan de tener que recurrir a la

ayuda de sus familiares, o no quieren entorpecer los problemas de éstos.

Muchas personas deducen de la historia de las relaciones familiares que una ayuda de naturaleza

psicológica sería considerada inconcebible. Desvalorizan la posibilidad de que una sincera

petición de ayuda pueda cambiar las cosas.

→ CONTRAINDICACIONES

La terapia no puede hacerse favoreciendo la mejoría de un miembro de la familia y el

empeoramiento de otro y que se debe escoger el camino que proteja la armonía de los familiares,

incluso disminuyendo la eficacia terapéutica por el miembro individual.


Los familiares significativos son más un recurso a utilizar que una amenaza a combatir.

Contraindicaciones a la terapia familiar: tendencia hacia una irreversible disgregación de la

familia. Dominancia en el grupo de motivaciones destructivas. Un progenitor que manifieste una

condición paranoide progresiva. Progenitores que no logran ser honestos: mentiras y engaños

profundamente radicados en el grupo. Existencia de un fuerte secreto. Prejuicios culturales,

religiosos o económicos hacia esta forma de intervención. Defensas extremadamente rígidas que,

si se quiebran, podrían inducir una psicosis, una crisis psicosomática o, bien, una explosión de

violencia física. Por último, presencia de una enfermedad orgánica que afecte la participación de

uno o más familiares.

mientras más aumenta la experiencia del terapeuta más se pueden afrontar todas estas

contraindicaciones. La potencial explosión se puede controlar mejor en los encuentros de dos en

dos promovidos por el terapeuta, e incluso, si predomina una tendencia a la dispersión del grupo

familiar, las relaciones personalizadas pueden mantenerse.

Cuando existe una situación de frustración recíproca en los contactos interpersonales, con una

manifestación importante de odio en las relaciones de uno o dos progenitores, resulta difícil

planear un encuentro y es conveniente esperar la consolidación de la confianza en el terapeuta.

→ CONTRAINDICACIÓN ABSOLUTA

VELLA y RUBERTO (1980) estudian el tema y definen como aquel en el que uno o ambos

miembros de la relación ocultan lo que para cada uno de ellos es el sentido pleno, el fin último de

la relación misma. La persona con mala fe no tiene siempre la necesidad de recurrir a la mentira

para alcanzar el fin oculto. Por el contrario, conoce bien las reacciones esperables de las demás

y utiliza la verdad en su beneficio, verdad naturalmente siempre parcial, pero controlable y

verificable, puede contribuir a incrementar su imagen de respeto y credibilidad.

La experiencia adquirida, el lenguaje de las emociones, el lenguaje no verbal, es generalmente

el mejor test para poner a prueba a las personas que acuden invitadas a abrirse a un encuentro
sincero. Cuando vienen los familiares significativos no podremos jamás verificar lo que nos dicen,

pero sí lo que hacen.

El lenguaje, aun siendo la mayor de las conquistas del hombre en su evolución, sirve también

para encubrir o mentir. Por el contrario, los sentimientos no mienten nunca (muchas veces es

patético ver cómo nuestros clientes que han sido explotados o manipulados, intentan, en

ocasiones desesperadamente en una relación importante, recuperar algo de auténtico que no los

haga caer en poca autoestima o en la descalificación).

Las emociones contratransferenciales ponen a dura prueba al terapeuta frente a estos casos, y

resulta fácil mantener la neutralidad y ayudar a aumentar la libertad dentro del vínculo. Cuando

existe la certeza, después del encuentro, de que uno de los invitados ha actuado de mala fe, se

necesita elaborar la situación y conjeturar sobre las posibles causas de aquel comportamiento,

tratando de ayudar a nuestro cliente, muchas veces devastado por este hecho. La lealtad del

terapeuta hacia su cliente es muy importante para ayudarlo a canalizar sus energías hacia sí

mismo, reparando las heridas emocionales.


BIBLIOGRAFIA

Terapia Individual Sistémica. CAPÍTULO VI Dificultades, Limitaciones Y Contraindicaciones.

Ediciones Morata, S. L.

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