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Unidad Vii. Terapia de Aprendizaje
Unidad Vii. Terapia de Aprendizaje
ESCUELA
PSICOLOGÍA
ASIGNATURA
TERAPIA DE APRENDIZAJE
FACILITADORA
PARTICIPANTE
MATRICULA
2020-03874
TEMA
FECHA
30/05/2021
SANTIAGO DE LOS CABALLEROS
REPUBLICA DOMINICANA
Introducción
Cuando hablamos de psicomotricidad nos referimos a las destrezas o habilidades
que muestra el niño a la hora de controlar sus movimientos corporales cuando interactúa
con su entorno. Estos movimientos pueden ser de dos tipos: gruesos y finos.
Psicomotricidad gruesa
A diferencia de la psicomotricidad fina que trabaja movimientos y actividades de
precisión y coordinación, la psicomotricidad gruesa se encarga de trabajar todas las
partes del cuerpo, por medio de movimientos más bruscos como es caminar, correr,
saltar y demás actividades que requieren esfuerzo y fortalece cada parte del cuerpo.
Es importante trabajar la motricidad gruesa desde temprana edad para que los niños
fortalezcan sus músculos y adquieran agilidad.
Con el paso del tiempo y por medio de diferentes ejercicios los niños pueden mezclar el
movimiento de su cuerpo con las emociones, pensamientos y sentimientos.
Para que puedan expresar por medio de cada parte de su cuerpo y conozcan lo que
pueden hacer al tener control del mismo, tanto en la parte física como emocional.
Es importante realizar ejercicios de motricidad gruesa con los bebes, sobre todo cuando
estos están en el proceso de iniciar a caminar, ya que se les facilita más los movimientos
amplios que de precisión.
De este modo, son varios los signos que pueden indicar que nos encontremos ante uno
de estos problemas. Así, más allá de los ya mencionados hitos del desarrollo
psicomotor, existen ciertos síntomas habituales. Algunos de los más característicos
serían los siguientes:
El niño tiene problemas para reconocer el cuerpo o la cara, ya sean el suyo propio o
el de otros.
Problemas a la hora de diferenciar la lateralidad del cuerpo o distinguir entre
derecha e izquierda.
Dificultad para comprender para qué sirve cada parte el cuerpo o cómo se usa.
Imposibilidad de permanecer inmóvil o dificultad para mantener el equilibrio.
Dificultad para percibir, entender o reproducir un determinado ritmo o cadencia.
El menor tiene dificultad con la abstracción espacial, le cuesta entender y procesar
información relacionada con volúmenes o superficies.
Dificultad en la identificación o reconocimiento de formas u objetos.
Problemas con la “psicomotricidad fina”, esto es, movimientos pequeños y precisos
como por ejemplo usar los dedos.
Se experimentan grandes dificultades con la coordinación de movimientos de
diferentes partes del cuerpo.
Dificultad en el movimiento facial, poco control sobre los gestos o las expresiones.
Problemas de concentración o dificultad para realizar esfuerzos cognitivos.
Tocar palmas.
Llevar uno o más objetos
Hacer trazos
Realizar gestos con las manos
Pinzas de tender la ropa: con este ejercicio los niños fortalecen sus dedos y
miden su fuerza para poder ejercer la presión necesaria.
Coladores: el colador nos da mucho juego para trabajar con los niños, podemos
jugar a meter objetos por los distintos agujeros, como espaguetis o pajitas.
Conclusión