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Relato Sobre Una Persona Extraordinaria Versión Dic 2019
Relato Sobre Una Persona Extraordinaria Versión Dic 2019
DE CONTENIDO
VII.- LA MISIÓN
ANEXO
RELATO SOBRE
UNA PERSONA
EXTRAORDINARIA
«Decía Donne que nadie duerme en la carreta que lo conduce de la cárcel al patíbulo, y que, sin
embargo, todos dormimos desde la matriz hasta la sepultura, o no estamos enteramente despiertos.
Una de las misiones de la gran literatura: despertar al hombre que viaja hacia el patíbulo»
Ernesto Sábato
I.- INTRODUCCIÓN, OBERTURA,
PROEMIO, EXORDIO,
PREFACIO, INTROITO,
PRÓLOGO, APERTURA,
PREÁMBULO, PRELUDIO O LO
QUE SEA
Présteme su atención, por favor: mire, no estoy haciendo periodismo, más bien
intento hacer literatura económica pues debo escribir, como mínimo, diez mil
palabras. Aclaro esto para que la primera impresión que dé este título, no
asocie mis propósitos con los de Bárbara Walters, quien publicara en 1970,
Cómo hablar a prácticamente todo el mundo sobre prácticamente nada y, más
tarde, recibiera dos premios Emmy (1975 y 1983). No creo que ella se
propusiera ganar premios, tan solo los disfrutó como los disfrutaríamos; usted,
o yo; si nos los dieran. Pero estoy habituado a que no me los otorguen, sobre
todo desde que la Academia Sueca se vio obligada a no concederme el Nobel
de Literatura del 2003, según lo confirma un despacho de prensa de la agencia
EFE del dos de agosto de ese año, según ya denuncié en mi obra, Titule esta
novela (publicada gratis en Freeditorial.com durante casi tres años hasta que
me la retiré en 2020) y, en la cual, también, narro la vida de ¡otra! persona
extraordinaria (basándome en hechos reales). Lea esa novela y hágase un
favor. Tal cable nunca fue publicado porque un hacker logró hacerse de él y
enviármelo. Se trata de Kevin Mitnick, alias El Cóndor, cliente ocasional de
un primo mío quien, a su vez, era expendedor de cannabis en Miami antes de
ser, con injusticia, encarcelado en Coral Gable. Hablar en términos absolutos
puede parecer pretencioso. De la misma forma, este título tiende, de manera
asintótica, hacia los predios del ensayo, pero sólo eso. En realidad, el relato
que emparenta con el ensayo no es un invento mío como, tampoco, es
propiedad exclusiva de quienes han incursionado en semejante engendro.
Quizás, alguien piense que pretender un relato que bosqueje, con simplicidad,
la totalidad, aunque parcial, concerniente al interés humano, sea un exceso, un
reto o un descaro. La dignidad de nuestro género, a pesar de tamaño
pensamiento, (para quienes, por ciertas razones, oportunidades y hasta por
suerte, han vislumbrado qué fue aquello que Jesús no le dijo a Pilatos cuando,
éste, le preguntó: ¿Cuál es la verdad?) resulta primordial y sencilla, pudiendo
ser objeto de aplicación, también, a la literatura. Y si estamos, aquí, realizando
este relato; yo en su pasado y, usted, en mi futuro, no es por ningún disparate
casual en la concatenación de los eventos universales. En definitiva: esta
persona fuera de serie, quien ha pasado su vida, hasta ahora, alejada de la
publicidad (por suerte y/o por desgracia) pero que, de algún modo (asunto en
el que quiero intervenir), merecería incluirse entre los diez primeros
pensadores de todos los tiempos (Bueno… quizás no tanto) es una persona
ficticia, pero de la vida real, como anuncié en la reseña, lo cual explicaré más
adelante. Antes de entrar en los detalles, como ya se habrá dado cuenta, se
hacen necesarias unas palabras introductorias. En propiedad, Relato sobre una
persona extraordinaria, iba a titularse, Encuentro con un hombre notable, pero
sonaría mal después que, el llamémosle filósofo, George Ivanovitch Gurdjieff
titulara un libro suyo, Encuentros con hombres notables y podría, quizás, verse
como un acusado signo de parodia dada la ligereza coloquial, rayana en lo
humorista, conque algunos detractores caracterizan mis obras, sobre todo por
como las titulo. He nombrado a Gurdjieff y he sugerido dificultades o
necesidades para titular obras: y me veo obligado a referir hasta errores, sin
ánimo malintencionado, a un libro sobre él: Gurdjieff, el hombre más extraño
de este siglo, de Louis Pawell y Jacques Bergier, el cual debió ser titulado: ...el
hombre más extraño del siglo XX, por razones obvias. Entrando en materia.
Nací el 29 de octubre de 1950, en la ciudad de La Habana. En un día como
ese, pero un año antes (1949), moría Gurdjieff en París. Es un detalle. Otro es
que mi primer libro publicado se titula Bebidas notables, y este adjetivo venía
a sumarse, con particular exactitud, en la lista de eventos sobresalientes que
me hicieron decidirme por emplearlo, a riesgo de acusar pobreza imaginativa,
(hecho que no me ofende) a fin de llamar la atención sobre estas páginas. Este
sugestivo título, que al final escogí, es una invitación para que entre, usted, en
contacto con el significado de persona notable, y aunque no tiene que
convenir conmigo, ni es de mi interés forzar su criterio sobre la notabilidad de
algún ciudadano de este planeta, me resulta grato argumentarle lo siguiente: el
primer hombre notable que, usted, encontrará en este libro ¡Phssss! Soy yo
¡Voy a referirme a varios! De hecho, a todos porque voy a hablar en términos
generales pues, de alguna manera, debo demostrar que las personas
extraordinarias existen y no son producto de mentes afiebradas; pero, de
hecho, la persona extraordinaria de este libro es la persona que ¡Usted! puede
llegar a ser; no yo ni cualquiera otra citada como material de estudio. Ya le
dije que nací un 29 de octubre y ¡eso! es casi suficiente. Recuerde tan sólo que
también en esta fecha, pero en el año 1187, el papa Gregorio VIII proclamó la
tercera cruzada. El rey de Francia Felipe IV, El Hermoso, murió un 29 de
octubre de 1314. Fernando Álvarez de Toledo; general y político español,
conocido como gran duque de Alba, quien sirvió al emperador Carlos V y a
Felipe II; nació en la localidad abulense de Piedrahita otro 29 de octubre, pero
de 1507. Sir Walter Raleigh, quien en el año 1603 fuera acusado de conspirar
contra el rey, fue declarado culpable y sentenciado a muerte; sin embargo,
Jacobo I conmutó la pena capital por la de cadena perpetua, y lo hizo conducir
a la Torre de Londres, donde estuvo encarcelado trece años. Durante este
periodo escribió el primer volumen de su, Historia del mundo, la cual, junto
con otras de sus obras, La última lucha de la venganza (1591), y El
descubrimiento de la Guayana (1596); le proporcionaron un lugar importante
entre los intelectuales isabelinos. En el año 1616, fue liberado para dirigir una
expedición a América, la cual resultó un desastre y en la que murió su propio
hijo, en la Guayana, en busca de El Dorado, mítica ciudad selvática, cuyo
nombre, evidenciaba la abundancia de oro. De vuelta a Inglaterra, el rey
Jacobo I, aconsejado por el embajador español, conde de Gondomar, ordenó
que se cumpliera la sentencia a muerte de 1603; y el 29 de octubre de 1618 fue
decapitado. El único 29 de octubre del año 1914, el imperio otomano de
Turquía entró en la primera guerra mundial. En día semejante, pero del año
1923, se proclamó la república turca. El vigésimo noveno día que tuvo octubre
en el año 1956, Israel invade Egipto… y ya, porque está pareciendo esto una
apología. Y no crea que estas serendipias, las cuales pueden ennoblecer mi
destino, me llenan de vanidad. Si, usted, repasa un poco las efemérides de la
Historia podrá reconocerse como una persona tan distinguida como yo. La
correcta interpretación de estas páginas no estaría garantizada si no les
precediera un acápite decisivo, ¿Cómo decir? Algo así como ciertas
instrucciones para comprenderlas. Las instrucciones son ya lugar común,
basten unos pocos ejemplos que cito en mi libro: La literatura como recurso
para ser (libro que publiqué gratis en Freeditorial.com con el propósito de
evitar enriquecerme y que también retiré en 2020, para ver podía ganar alguna
plata) El inglés Andrew Marvell escribió: Últimas instrucciones a un pintor
(1667), Doris Lessing escribió una novela titulada, Instrucciones para un
descenso al infierno (1971). Los mayores éxitos literarios del francés Georges
Pérec llegaron con, La vida: instrucciones de uso (1987), novela galardonada
con el Premio Médicis. El argentino Julio Cortázar produjo, Un manual de
instrucciones, donde instruye acerca de diversas actividades que cualquiera,
que no fuera un intelectual, hubiera imaginado innecesarias. Y así, no me
quedó otro remedio que poner título a mis instrucciones para leer este texto;
pero el hecho de que tan elocuente, pedagógico y didáctico vocablo no
aparezca en la etiqueta elegida, implica ¡también! una intención. De modo
que; continuando la redacción de mis instrucciones, que no son instrucciones,
sino literatura codificada; paso a los detalles anunciados desde el inicio. ¿Qué
puede ser más interesante, sugestivo o trascendente para un lector, que conocer
los pormenores, circunstancias y referencias de una persona extraordinaria,
sobre todo, si él, puede ser esa persona? ¿Quién no ha soñado, ansiado o
acariciado la idea de ser tal? A las alturas del nivel de información que tiene la
humanidad sobre sí misma ¡todavía! sigue siendo un misterio convertirse en
alguien semejante, lo cual viene a ser como un premio de la vida o el resultado
de una esforzada travesía entre miles y disímiles fracasos; de ahí el éxito de
los libros y las conferencias de autoayuda, la creciente popularidad de
couchings, gurúes, deportistas, personalidades de la farándula y líderes tanto
religiosos como políticos… tan solo, el ejemplo de sus vidas conquista la
admiración de multitudes de fans. Lo primero a deslindar sería: ¿A qué me
refiero cuando digo persona extraordinaria? Como, usted, sabe,
extraordinaria, es un adjetivo el cual, en este caso, está calificando al
sustantivo persona. Tal adjetivo se trata de una palabra compuesta del prefijo
extra, el cual aporta una cantidad notoria de calidad al adjetivo en propiedad:
ordinario y, así, queda extra-ordinario; o lo que es: superior a lo ordinario;
que lo excede y supera. Ahora vamos a analizar al vocablo persona: y aquí
colisionamos con el primer escollo porque, persona, es un estado (o una
categoría) propio de la especie animal Homo sapiens a la cual pertenecemos;
el inconveniente es que, si bien, todas las personas son Homo sapiens ¡No se
cumple a la inversa! debido a que, la inclusión en la clasificación de la
especie, nos viene por herencia natural; pero, la condición de humanidad, que
nos vuelve personas, se efectúa por aprendizaje imitativo; si no ocurre ese
entrenamiento en el momento adecuado (que está desde que nacemos hasta los
tres o cuatro años de edad) el Homo sapiens pierde la capacidad de
humanizarse; baste como argumento como prueba que convoque el recuerdo
de los tristes casos de los niños lobos de La India. La comunicación con el
entorno familiar y con representantes de otras familias, o sea, lo que llamamos
sociedad ¡debía! volvernos personas; me refiero a personas reales, quiero decir
personas de verdad; pero, no es lo que ocurre porque nos volvemos personas
ficticias, sin terminar, del montón, es decir, ordinarias. Por esto, decía más
arriba, es que está es la historia de una persona ficticia, pero de la vida real. La
enorme mayoría de la humanidad está formada por falsas personas, por lo
menos desde el punto de vista escogido aquí no son personas reales, porque las
de verdad son las personas extraordinarias y este relato es, también, la historia
de lo extraordinario que resulta ser una persona extraordinaria. Esto debemos
definirlo porque este tipo de persona maravillosa no encaja bien en los
estándares de valoración manejados para referirnos a los individuos, por lo
común, considerados fuera de serie. De alguna manera, creo fácil de entender
que ser alguien extra-clase es como ser un bicho raro, con toda la negatividad
involucrada en el concepto inherente al vocablo bicho. No sería difícil de
aceptar, en cualquiera de las personas importantes citadas en una lista
arbitraria, que sufren limitaciones: las persiguen sus fans; los periodistas y
hasta algún loco, de vez en cuando, intenta matarlos o termina ejecutándolos;
deben confiar sus fortunas a quienes terminan robándoles y sus relaciones
personales están en la duda de si son basadas en su notoriedad y cuenta de
banco o si se debe a la espontaneidad de la simpatía desprovista de los
intereses adicionales de mejorar a su costa, a costa de la del importante ¡Claro!
Estamos de acuerdo en lo extraordinario de ser millonario, pero debemos
entender algo: no todo quien cuenta su dinero con cifras de siete dígitos son
extraordinarias por algo más fuera de eso. No hay nada malo en ser millonario,
si hubiera algo sospechoso, no lo creo malo sino error y, en tal caso, sería el
proponerse serlo. Porque cuando te propones algo, ya de hecho, situaste tu
mente en el futuro y saliste de la realidad, la cual está en el momento presente.
Esto no significa estar en contra de trazar metas y/o estrategias, sino de
eliminar la tensión, las ansias, de estar en función de… porque te estropean el
disfrute del día a día, del vivir de instante en instante. Lo sorprendente de la
persona que presento es: puede estar, por ejemplo, escribiendo su obra durante
décadas sin conseguir le publiquen. Esto, con las limitantes de trabajar, para
mantenerse él y su familia, en una actividad sin relación con la intelectualidad;
al cabo, cuando consigue insertarse, casi por accidente, en un empleo afín,
comprende que su obra no está acorde con el establishment. Cuando le
publican su primer libro se da cuenta de seguir siendo el mismo y con lo
ganado no resolvió mayor problema económico ni nadie se entera del nuevo
escritor y ni siquiera le publicaron el libro donde ya comienza a descubrir su
posesión de una noticia cardinal para ciertas personas. Lo maravilloso es:
escribe porque no puede evitarlo, sí o sí, como cuando una mujer está de parto;
pero, además, lo disfruta; se siente con un mensaje para ofrecer, con algo para
comunicar y ¡Eso! es importante. Se da cuenta que el tiempo pasa y ¿qué es un
escritor sin lectores? Participa en concursos esperando un golpe de suerte ¡un
día una mención! pero no le publican… otro, la publicación de un poema
dentro de una antología, y ¡Empieza a sentir el desgaste! Hasta ¡Un día!
descubre una editorial donde ¡Al fin! se auto-publica, pero debe financiarse el
costo de la edición; y logra publicar un par de libros a cambio de efectuar el
pago contra sus potenciales ganancias como autor. Se siente mejor, pero no
satisfecho porque no sabe si sus libros se venden y, por otra parte, si se venden
alguien almuerza mientras él ayuna y ¡Eso! no le parece bonito. Así, hasta
descubrir otra nueva editorial donde, también, se puede publicar uno mismo,
pero donde ¡no venden! y comienza a poner todos sus libros gratis en Internet.
Lo prodigioso es que, esta persona, se siente como el árbol al dar sus frutos:
no puede evitarlo y se los da a cualquiera; al quien pasa y a quien se queda un
rato bajo su sombra, al que va para el trabajo y a quien regresa de él; pero,
tampoco, se los niega al rufián de paso ni al caminante ocioso. Y este
conocimiento acerca de estar cumpliendo la misión para la cual fuiste creado,
te hace sentir ¡Muy próximo a tu creador! y no puedes menos que sentir dicha,
porque Él, también, hace llover sobre justos e injustos. Ahora la pregunta es: si
esta individualidad tan peculiar no se forma por los medios naturales
biológicos y si la familia y la sociedad no la producen por el aprendizaje
imitativo ya que no existen suficientes especímenes para darse lugar tal
proceso ¿Cómo pueden surgir, aparecer, formarse tales personas? Y aquí es
donde aparecen los conceptos de las escuelas y los caminos; pero no voy a
analizar esos temas. Nos apartaríamos mucho del argumento principal, aunque
sería interesante. Baste decir: en algún momento de la historia, cuando todavía
las familias poderosas no se habían hecho del suficiente poderío como para
agrupar bajo su control tantos clanes, aldeas, otros grupos familiares a fin de
esclavizarlos o por lo menos vivir mejor a costa de ellos, algunas personas
extraordinarias fundaron sectas secretas donde guardaron, recordaron,
escribieron y protegieron las ideas, procedimientos y conductas que les eran
propias a fin de transmitirlas. Básicamente, algunas de esas ideas son las que
estoy comentando en estas páginas. No puedo decir, y no digo, que sean ideas
mías desde el punto de vista de su origen porque no fui la persona a quien se
les ocurrieron por primera vez en la historia, muchos otros antes que yo las
han difundido; pero las he hecho mías, trato de convertirme en estas ideas, de
vivirlas tal como, usted, podría hacerlo ¡Qué no le dé vergüenza no ser
original! Hay tres fuertes razones para ello: una, mejorará su vida; otra, estará
contribuyendo a que a otros les suceda lo mismo y la otra, que encontrará la
originalidad en el cómo va a comunicarlas, porque cada ser humano tiene una
gradación, un color, un estilo, una forma de manifestarse que lo distingue; y
hallarla y desarrollarla es la razón de existir y, en otras palabras, para lo que
vinimos a vivir.
Entre nosotros y la realidad existen varios velos que nos limitan apreciarla
dejándonos ¡apenas! un distorsionado remedo, cuando no nos impiden verla en
absoluto. El reconocimiento de lo que llamamos realidad depende de la
sensibilidad y calidad de nuestros sensores para detectarla. El ojo humano solo
capta el espectro luminoso dentro de un rango de vibraciones que están entre
el ultravioleta y el infrarrojo o sea entre las oscilaciones de onda entre 400 y
750 nanómetros, respectivamente; de modo que no puede detectar las
vibraciones del ultravioleta ni ninguna otra menor, tales como rayos X,
gamma, cósmicos, etcétera; ni el infrarrojo ni ninguna otra mayor, tales como
las ondas de radar, de radio y otras. De igual forma, sucede con el espectro
audible: el oído humano solo registra vibraciones sonoras entre los veinte
hertz y los veinte kilohertzios, es sordo para oscilaciones menores que la
primera o mayores que la segunda. Así, las serpientes, por ejemplo, pueden
ver el infrarrojo; por lo que el mundo objetivo para ellas es muy diferente del
que podemos apreciar los humanos o del que logra percibir una abeja, la cual
está capacitada para ver el ultravioleta. Las palomas se orientan por medio del
campo magnético de la Tierra; los delfines, las ballenas, los murciélagos y
algunas otras aves, por la eco-localización; los ojos de los camaleones, por
otra parte, pivotean sobre ejes diferentes, sería dificilísimo poder explicar,
ópticamente, como aprecia, este reptil, una habitación desde cualquier ángulo
en que se encuentre en ella. Con esto quiero hacer notar que no todos los
inquilinos del planeta vemos, oímos o sentimos lo mismo, o sea no tenemos el
mismo contacto cognoscitivo con la realidad circundante. Aún funcionando
bien nuestros sentidos, nos engañan porque sentimos que la Tierra es plana,
aunque sepamos que es un esferoide desde hace mucho tiempo; y porque,
estando quietos en una silla, nos hacen sentir inmovilidad ¡sin embargo! la
Tierra rota sobre su eje en todo momento y se desplaza, en su órbita alrededor
del sol, a una velocidad de treinta kilómetros por segundo… además de girar,
junto con el sistema solar, alrededor del centro de la Vía Láctea desde la
periferia de uno de sus brazos espirales a una velocidad enorme… Desde otro
punto de vista, aparte de la sensibilidad de nuestros sentidos físicos, tenemos
la distorsión de nuestro nivel de información. Quienes tienen menos
conocimientos, información, cultura; tienen menos acceso a todo y están en
desventaja para comprender el mundo y sus circunstancias de vida, con
respecto a alguien con un mínimo de recursos… bastaría cierta cantidad de
información de geografía o historia, etcétera y/o herramientas intelectuales
como operaciones matemáticas o fórmulas de cálculo de Física para mejorar
su interpretación de lo llamado: realidad. También, nuestros estados de ánimo
pueden hacernos tener ideas sobre los eventos acaecidos en nuestro entorno y
lograr que tomemos decisiones erróneas de las cuales, más tarde, nos podemos
arrepentir. La ira es un estado de locura temporal con el cual podemos
destruirnos y destruir nuestras relaciones interpersonales y hasta objetos
materiales propios y/o ajenos, con toda la trascendencia legal que eso puede
conllevar; tal como estar triste por una situación tan normal como la pérdida
de un ser querido ya sea porque haya muerto o por un divorcio o un largo
viaje, etcétera pueden acarrearnos todos los síntomas de un estado depresivo
agudo, con el cual perdemos la capacidad de tomar decisiones más o menos
responsables y participar de forma activa de la alegría de vivir, al decir de los
franceses. Igual interpretamos la realidad de acuerdo a un esquema aprendido.
Por ejemplo, la noción de arriba y abajo, horizontalidad o verticalidad, etcétera
son relativas a puntos de referencia establecidos de forma arbitraria; tal como
los conceptos de belleza o fealdad, de lo correcto o no, de lo moral o inmoral y
no voy a poner ni un solo ejemplo, pero sí dejar alguna pauta para ver por
dónde vamos: en los años sesenta hacerse tatuajes era asunto de presidiarios y
marineros; pronto será raro ¡Creo ya lo es! encontrar alguien sin uno. Vean
fotos de personas en las playas en los años treinta… y ni qué hablar de ciertas
comidas típicas ¡Actuales! En algunos lugares del planeta o sociedades es
costumbre que una mujer tenga varios esposos. Con esto, la realidad ¡también!
puede ser una cierta hipnosis colectiva, inducida por la civilización, y en la
cual participamos de forma consciente o no. Un mínimo de observación nos
lleva a ver que hemos sido educados desde pequeños para volvernos celosos,
egotistas, vanidosos, desconfiados, mentirosos… Los juegos infantiles si no
fueron diseñados para estimular la competitividad, entiéndase esforzarse en
ganarle a otro, en ser mejor que los demás, al menos ¡eso! es lo que consiguen,
y vemos cómo no solo el juego sino ¡toda la sociedad! conspira y participa de
forma activa para enaltecer, reconocer y retribuir al ganador y señalar de
forma peyorativa, burlesca e/o irónica, a veces no tal velada, a los perdedores.
Esto instala en los niños la siguiente idea: lo pensado por los demás es más
importante que lo pensado por ellos mismos, la idea de actuar en función de
un estereotipo que es el esperado por el resto y, con lo cual, serán aceptados.
Instala, además, algo para invalidar, detener y terminar de borrar la capacidad
creativa. Instala, asimismo, la noción de que ser agresivo es lo correcto y
quienes no piensan como nosotros están equivocados y por tanto debemos
situarlos en el bando contrario, al cual debemos vencer de algún modo o a
todo coste. Desde mucho tiempo son populares los juguetes bélicos o
deportivos, los cuales estacionan los criterios de la separación en bandos
oponentes y que los conflictos se solucionan por medios agresivos como el
enfrentamiento y la lucha. Luego, los medios de difusión hacen lo suyo para
mantener estos hábitos emocionales como reflejos condicionados por medio
de imágenes, slogans, spots musicales… para mantenerte atado a una marca
comercial o para hacerte creer que si consumes aquello que usa o come o toma
el goleador de turno, se te trasladan sus aptitudes… y terminas andando por
ahí en busca de la camiseta con el número de tu ídolo, con lo cual llenas la
vacuidad de ti mismo, gastas dinero en objetos innecesarios o solo útiles como
fijadores de ciertas ideas, o como agentes para reforzar el estado hipnótico
general. Voy a develarte algunos detalles acerca de la hipnosis. Quienes no han
leído lo suficiente sobre el particular piensan que la hipnosis es un sueño
inducido, un artificio, lo cual es cierto, pero no es toda la verdad. Tiene
niveles, gradaciones y puedes andar por la calle y realizar actividades estando
hipnotizado. Tampoco es necesario formar un espectáculo truculento con
péndulos, palabras, ambientes, pases magnéticos con las manos, etcétera,
aunque ¡por supuesto! Tales condiciones pueden ser propicias y
complementarias, pero, también, pueden darse accidentalmente por el entorno.
La persona hipnotizada o a quien se va a hipnotizar suele llamársele sujeto y
quien hipnotiza, agente; pero no siempre el agente es una persona, puede ser
una melodía, una palabra dentro de una frase, un símbolo, un ademán,
etcétera. La hipnosis no es un sueño artificial sino un estado natural del
funcionamiento del cerebro. Lo que solemos conocer como sugestión o
autosugestión es resultado de un estado hipnótico leve. Si, usted, se adiestra a
sí mismo para despertar a cierta hora y llega a despertar antes de que suene la
alarma de su reloj, eso es autosugestión y una manera de auto hipnosis. Igual
cuando algunos practicantes varones realizan ejercicios de bramacharya, es
decir lograr permanecer durante un tiempo en castidad o abstinencia sexual
por motivos religiosos, deportivos, por enfermedad o de otra índole, al
principio suelen tener sueños eróticos en los cuales realizan el acto sexual y
eyaculan al efectuar la penetración despertando incomodados por la pérdida
del licor espermático; ellos logran, con el tiempo, durante el sueño extraer el
miembro de su pareja ilusoria ¡sin despertarse! para evitar el orgasmo y esto
es, también, auto hipnosis. Es muy difícil, para no decir imposible, que un
sujeto quede hipnotizado de inmediato a menos que acepte. A veces el sujeto
dice no querer ser hipnotizado pero el agente lo reconoce como persona
sugestionable y logra hipnotizarlo con facilidad. Pero por lo regular debe
haber algunas entrevistas previas para crear lo que se conoce como raport, o
una cierta química de simpatía, un clima de confianza, interpretado, también,
como una forma de entrega o sumisión o esclavitud la cual, en muchos casos,
establece el trance hipnótico sin intervención del agente, basta que el sujeto lo
vea a distancia para que ocurra. A un sujeto en estado hipnótico el agente
puede ordenarle, por ejemplo, tocarse la oreja derecha con la mano izquierda
cada vez que, el agente, saque su pañuelo o pronuncie una palabra cualquiera
que funcione como comando. Si le pide antes que despierte que no recuerde el
mandato al volver al estado de vigilia no sabrá que pasó, y cada vez que
escuche la palabra de comando para tocarse la oreja, lo hará y, semejante
orden o similar, se ha reportado que puede permanecer efectiva hasta por poco
más de un año. Muchas alergias raras, malestares recurrentes no bien
explicados, achaques, etcétera se ha comprobado que pueden tener génesis en
lo que alguna persona que recién sale del periodo de recuperación de anestesia
luego de una intervención quirúrgica, y que se encuentra en ese limbo
(semejante al trance hipnótico) entre dormida y medio despierta pero dolorida
e incómoda, escucha cualquier conversación trivial de personal médico o
asistentes y, en medio de ese susurro, capta una palabra cualquiera, digamos
tijeras, y la asocia con su experiencia actual; tiempo después ya de alta y
recuperada su salud, un día cualquiera alguien dice; tijeras y basta para
desencadenar la evocación de aquellos síntomas postoperatorios. Algo similar
puede ocurrir con niños, los niños son altamente sugestionables, en estados
febril por cualquier catarro pueden reproducir ese estado de limbo, la frontera
del sueño y la vigilia, y que los adultos les hablen o le canten al oído puede ser
contraproducente, hay que tener cuidado con el valor de las palabras que se
dicen en tales casos y que no sean para evidencia amor o despertarlo para su
alimento. Al infante le basta en ese estado, para sentirse seguro y atendido con
amor, el calor corporal y las caricias de la persona que lo atiende. No se
requieren dotes excepcionales para hipnotizar. La hipnosis es más una
capacidad o predisposición del sujeto hipnotizado que una destreza o poder del
agente hipnotizador este a lo sumo lo más que hace es crear o propiciar las
condiciones para que el sujeto desarrolle su innata sugestividad. Hay
individuos más sugestionables que otros tal como los hay más altos o más
inteligentes pero todas las personas son más o menos accesibles a la hipnosis y
de hecho el estado hipnótico es un estado natural de los procesos psicológicos
y alguien en una ceremonia o ritual religioso, político o artístico provisto de
vigorosos elementos de sugestión puede caer en trance sin intermedio directo
otra persona. Luego de conocer la existencia de algo que se llama
manipulación, ingeniería social, técnicas de control mental, marketing y un
largo etcétera, así como la presencia de otros tantos interesados en utilizarlas
para su beneficio, y me refiero a consorcios comerciales para vender más, para
que comamos más y compremos más comida de la necesaria; o los grupos de
poder a fin de movilizar a multitudes para votar por tal o más cuál partido
político o para evidenciar demostraciones de apoyo ficticio o dirigir campañas
guerreristas, en fin… todo eso que puede ser teorías conspirativas y simples
teorías de chachareo, paranoia o lo que sea, pero que existen muchas razones
para que sean, al menos, potencialmente ciertas; emprender la tarea de marcar
la diferencia y comenzar a dar los primeros pasos en convertirnos en una
persona extraordinaria, nos brinda la promesa de quedar libres de eso. Y si
bien es cierto que la libertad no es tan lo que la mayoría piensa repito ¡al
menos! tenemos la opción de escoger ser esclavos de las fuerzas de la
naturaleza las cuales entrelazan en armonía a las positivas, las negativas y las
neutras. Hasta aquí, una breve historia de lo que, también, es tu vida.
III.-OTRA DESCONOCIDA
HISTORIA SOBRE TI
.- IV DE CÓMO PUEDE
FUNCIONAR UNA PERSONA
EXTRAORDINARIA
VI.- JUSTIFICACIÓN DE LA
JUSTIFICACIÓN
VII.- LA MISIÓN
No, no voy a hablar sobre aquel magnífico filme de Robert de Niro, haciendo
de monje jesuita en Sudamérica. En Breslov, pequeña ciudad de Ucrania,
conocida también como Breslav o Breslev, nació un día cuatro de abril del año
1772, quien es hoy conocido como Najman de Breslov o tan solo el rabí
Najman; un judío que trasciende como líder espiritual del jasidismo:
movimiento iniciado por su bisabuelo, Israel Ba´al Shem Tov, durante el siglo
XVIII. Una de los puntos característicos de este movimiento dentro del
judaísmo es que hace hincapié en la alegría. El rabí Najman escribió:
…existen tres cualidades que debemos aprender de los niños. (Yo añadiría
pequeños porque, ya después de los cinco años, es difícil que un niño no
demuestre en su proyección conductual estar contaminado con las
incongruencias de la educación, tanto familiar como escolar) y son: 1. Siempre
están contentos sin que haya motivo. No juegan para divertirse, sino que se
divierten jugando. 2. Siempre están en actividad. Estando saludables, no dejan
de estar en actividad. 3. Cuando quieren algo, lo desean con todas sus fuerzas.
Y hay siete conductas que debemos aprender de los ladrones: 1. Trabajan de
noche. Trabajar de noche implica: sobresfuerzo. 2. Si no completan su trabajo
en una, siguen en la próxima. El ladrón trabaja de noche, pero quien está
trabajando en convertirse en una persona extraordinaria vive; el resto del día
puede trabajar donde ganarse el sustento, pero descubrir su misión y/o una vez
descubierta empeñarse en llevarla a cabo, es vivirla, no le queda otro tiempo
que el nocturno, el cual roba de su descanso. 3. Viven en comunidad con sus
compinches. Esto es: si descubres que tu misión está en la música qué haces
reuniéndote todos los días con personas quienes nada tienen con la música. 4.
Arriesgan la vida en su trabajo. Se entiende que su trabajo es su misión; lo de
trabajar para comer y vestirte o alguna vez más que otra ir al cine, es más bien
un castigo. Ganarás el pan con el sudor de tu frente… se dice en la Biblia
luego de la Desobediencia en el Edén. Pero cuando arriesgas en tu misión,
vives adrenalínicamente, es una aventura donde eres el protagonista principal.
5. Lo que consiguen con su actividad vale, para ellos, tan poco que lo venden
por
menos de lo que vale. Aquí su actividad es: tu misión. Y, Lo que consiguen
con su actividad, para algunos cuya misión es escribir, vale, para ellos, tan
poco, que no solo son capaces de venderlo por menos de lo que vale, sino que
llegan a ofertarlo GRATIS. 6. No temen los riesgos. Y si temen se arriesgan
porque son responsables y conscientes de que toda misión es peligrosa. 7.
Aman su oficio y no lo cambiarían por otro. Aquí, su oficio, es tu misión y tu
misión es tu estrategia, la usas para convertirte en persona extraordinaria, no
importa si cantas, escribes o pintas, no importa si eres barrendero de calles; si
amas tu misión ¡claro que no la cambiarías por otra! Porque te hace sentir
vivo, útil, importante y, por tal motivo, aprenderás todo lo más que puedas,
dentro de tus posibles y reales limitaciones ¡Todo! sobre cómo realizarla
mejor… y si no logras la excelencia técnica, si no llegas a ser un prodigio, tu
obra sencilla llevará la marca de tu ser único y, en algo, será tenida en cuenta;
porque quien así se empeña casi está ¡sin remedio! condenado al éxito…
porque nadie como tú para decir lo que tienes que decir; porque otros,
también, podrán decirlo, pero nunca podrán decirlo como tú… ¡Nadie como
tú! Pero, déjame decirte algo, escucha esto, fíjate que dije: casi. Recuerda: lo
que estamos tratando aquí es de ser una persona extraordinaria, no de tener
éxito en la misión. La misión no es más que un pretexto, un subterfugio. Han
existido centenas de personas cuya misión era escribir las cuales murieron sin
publicar una línea y, sin embargo, fueron personas increíbles, fuera de grupo y
de eso se trata. Llegar a ser una persona de estas, que pudiéramos llamar siete
estrellas, tiene que ver con su calidad de vida no con lo que lograron producir
durante ella; ya fueran libros, cuadros o risas. Alguien me dijo recién, que la
propia vida era la mejor maestra para llegar a ser una persona extraordinaria,
solo que era una maestra asesina: al final del curso, te mata. Si no apruebas te
mata y si logras graduarte te mata igual. La diferencia es que, si no aprendes,
es decir, si no haces algo por convertirte en persona extraordinaria tu vida
termina siendo una serie de descalabros, considerados fracasos, una retahíla de
desencuentros, disconformidades y sufrimientos, y terminarás tus días lleno de
dolor porque la pena de no hallar un norte en la existencia, el desencanto de un
deber no cumplido es carcoma a los huesos, según la Biblia. Pero, si logras ser
tal persona, tu nueva condición borrará tus desencantos anteriores y los hará
ver como ejercicios, como medios, como que valieron la pena y, terminarás tus
días, dicho en una palabra: satisfecho.
VIII.- SOBRE REVOLUCIONES Y
SOCIALISMOS
X.- LA PERSONA
EXTRAORDINARIA
Es alguien que evita consumir tiempo en quejarse porque ciertos eventos que
no son como le gustaría, son inevitables o imposibles de cambiar. ¡A veces se
queja! pero se da cuenta enseguida, y dice: quejarse no cambia las cosas y
estar alerta para darse cuenta le prepara para no tener que evitar quejarse
porque poco a poco deja de hacerlo pues reconoce que es inútil. Convertirse en
persona extraordinaria es estar alerta y darse cuenta. Esta persona llega a no
desear que las cosas sean de cierta manera. Es, con suficiencia, inteligente y
madura para saber que los eventos de la vida son cíclicos y siempre, siempre,
siempre van a ser dulces o amargos, placenteros o dolorosos. Y cuando lleguen
va a disfrutar unos y soportar otros, si no puede evitarlos. No es regocijarse
con todo lo que ocurre, se trata de aplicar la filosofía de aceptar lo que es.
Ciclones, terremotos y epidemias no le dan gusto, pero no consume su tiempo
en desear lo contrario de lo que está pasando, entiende que ¡es mejor! buscar
formas y medios para protegerse. La persona sobre la que tratamos no se
siente culpable, sabe que es mejor aprender con cualquier cosa sucedida en el
pasado que pasarse la vida rezongando, todavía, por lo mismo. Alguien así
disfruta con el buen humor, tiene habilidad para eso, pero, además, para
producirlo, y si hicieras algo con intención de molestarle o tan solo le haces
algo con lo cual otras personas se molestarían; tendrías de balde el tiempo
empleado, pues no te tomaría en cuenta. No pretende pasar por gracioso, pero
le pueden parecer divertidos muchos ambientes o contextos y puede reírse de
casi cualquier tema incluso de un asunto serio y hasta solemne, pero, con
honestidad, no le mueve la intención agresiva o irónica y nunca haría burla
sobre la discapacidad de otro ni sería capaz de ponerlo en ridículo; podría, de
muy buen talante, hacer burlas sobre sí mismo o crear anécdotas divertidas
donde pudiera quedar ridiculizada su propia persona. Le gusta reír junto con
otros, no reírse de ellos. Nunca se compra ropa para agradar a otros, compra la
que les gusta y le parece cómoda o fresca o duradera, no les importa que le
quede grande o que sea chillona o demasiado juvenil, si es mayor o ropa que
parezca demasiado seria, si es muy joven; si ve a un anciano en short y
sandalias en un lugar donde no hay playa no se ríe ni le da con el codo al de al
lado para que mire al vejete; quizás se ría, sí, pero de saber que existan otras
personas extraordinarias quienes andan por la vida con menos prejuicios que
el resto de la manada. Se esfuerza en preocuparse lo menos posible y, por esto,
puede parecer alguien no práctico; porque no es de los que acaparan para
cuando llegue, como se dice en Cuba, el tiempo de las vacas flacas, vive al
diario. Hasta que un día, repara en eso y hace un ahorrito discreto ¡por si
acaso! Pero que en la primera instancia gasta para seguir como hasta entonces.
Ama su libertad y quiere a su familia y a los demás, quienes les son próximos,
haciendo otro tanto y realizando sus propias decisiones y solventando sus
problemas por sus cuentas, por tal motivo pasan por egoístas o crueles, por
quienes no le conocen. Suele dar la impresión de ser gente huraña o poco
sociable porque es celosa con su tiempo, pasa mucho tiempo en soledad
realizando sus actividades ya que es autosuficiente en el sentido de preferir
hacerlo todo por sí misma, probarse haciendo cosas y no diciendo cuán
eficiente puede ser, quiere aprender, vivir la aventura de lograr algo nuevo y a
veces falla y termina dándose cuenta de que debe buscar un especialista, pero,
como dije, lo da por bien empleado. Por otra parte, como obra siempre de
buena fe y sin dobleces no cree que tengan que escoger con pinzas las palabras
a emplear para que los demás se sientan complacidos; muchas veces, la
urgencia por algo les hace olvidar dar los buenos días o las demostraciones de
agradecimiento del protocolo social. Al observar la existencia humana, se
percata de la inexistencia de un sitio a donde ir, por eso no considera momento
justo para hacer cosa alguna y en sentido estético no se preocupa demasiado
por la limpieza o por ser muy ordenado. Para una persona extraordinaria, la
limpieza y la organización son, nada más, tipos de instrumentos para ayudarse
en el trabajo pero que no tienen una finalidad interna. Puede ser creativa
debido a no sufrir de esa cierta neurosis organizativa. Aunque tiende a ser
anárquica, tampoco es anarquista, en realidad es muy difícil clasificarla. Una
persona así, tiende a evitar sitios donde sea norma la etiqueta y el protocolo.
Además, casi nunca, sus decisiones coinciden con las de la mayoría. (Entre
nosotros, pero ¡sin ser absolutos! creo que el anarquismo es lo que mejor les
va). Desde el punto de vista de las demarcaciones geográficas no aplica como
patriota pues considera las divisiones fronterizas como designios del poder y
del afán de conquista de familias que solo buscaban enriquecerse a costa de
los pueblos conquistados. Prefieren, mejor, verse como ciudadanos del planeta
y, como raza, parte de la especie humana. Ven las banderas y los atributos
patrióticos como ídolos y fetiches de utilidad para los gobiernos a fin de
enardecer a las masas en favor de sus conveniencias (las conveniencias de los
gobiernos) y facilitar conducirlos a guerras (a los pueblos no a los gobiernos,
estos nunca van a las guerras a menos que las pierdan) o para soportar
impuestos en nombre de derechos que no disfrutan y de la libertad que tienen
y a la cual les han enseñado a temer expresar. Si acaso el país donde viven,
estas personas, estuviera en guerra, no les alegrarían las bajas de los enemigos
porque, los tales enemigos, son tan humanos como los soldados del país donde
viven. Pensar así ha sido causa de considerárseles traidoras. No son fans de
nadie, no siguen a caudillos como si fueran ídolos ni gritan ni salen corriendo
tras el cantante de moda. Ven a todo el mundo como a seres humanos y no
ponen a ninguna persona sobre un pedestal por encima de la importancia de
otro humano. Aman la naturaleza, prefieren las escenas bucólicas y siempre lo
simple y natural a los productos o ambientes elaborados; por eso no tienden a
frecuentar restaurantes, bares ni lugares demasiado artificiales; aunque si
viven en ciudades populosas o capitales y alguna vez van por aventura o por
acompañar a alguien, lo disfrutan, pero si comienzan a sentirse incómodos no
tienen reparos en marcharse. Por lo general, la mayoría de las personas ven los
problemas de cualquier tipo, incluso los cotidianos, como eventos
amenazantes que constituyen un peligro o un riesgo para lo que entienden
como su amor propio; sin embargo, para estas otras personas diferentes no es
así; pueden encarar cualquier asunto con objetividad. No son gente enfermiza
o por lo menos no son de quienes andan contando sus achaques a quienes no
son médicos, consideran que pueden deshacerse de sus dolencias. Por increíble
que parezca, si no se culpan, por lo menos ¡siempre! se hacen responsables de
todo lo desagradable que puede ocurrirles. No tienen la opinión de que el
mundo deba ser cambiado, se dan cuenta que siempre hubo injusticias, pobres,
vagos, gente que se aprovecha de la necesidad de algunos para pagarles menos
y que intentar cambiar eso es un desgaste de energías donde no hay el menor
índice de éxito. También digo y repito que no necesitan el éxito, si lo logran lo
disfrutan como el primero, pero, en este caso ¡Caso que es el camino que
siguen los próceres, los políticos, los grandes líderes de pueblos intentando
arreglar el mundo y, al morir, dejándolo igual o peor! En este caso, repito, las
personas de las que tratamos, se dan cuenta que irían contra la voluntad de la
misteriosa fuerza creadora que da lugar a la existencia total, algo que no harían
porque son mensajeros de ella. Viven de manera holística y si el mundo no es
tal como a ellos les gustaría, se dan cuenta que eso, también, está bien. Uno,
puede hacerse una idea acerca de su salud mental (la de ellos) cuando, uno,
descubre que, para estas personas, lo que importa no es lo que la vida les hace
ni lo que les ocurre en la vida, sino lo que ellos logran hacer a pesar de eso.
Todo lo que hacen es producto del gusto por hacerlo, sienten una gran
necesidad de expresarse, están tan urgidos por terminar su trabajo, que
consideran urgente y útil, que tienden a ser un tanto chapuceros, aunque
quizás, diciéndolo con una palabra demasiado fuerte, el caso es que no les
preocupa haberlo hecho bien o mal o si llegó o no a cumplir su cometido. ¡Un
ejemplo! Son incapaces de poner carita porque leyendo un libro encuentre
erratas, no se ofende por eso, les parece una estupidez que alguien se
escandalice porque a un editor ¡o al autor! se le escaparon algunas comas
obligatorias según la gramática o algunos acentos en un título, o incurrió en
alguna falta ortográfica de más peso. También le parece exagerado, en algunos
casos (no en otros) cuando ciertos editores critican y/o comentan, aunque sea
de forma reservada con otros del gremio, que muchos autores reconocidos les
deban la fama, pero ni se pone bravo porque lo hagan ni anda por ahí
repitiéndolo y, si acaso, lo comentara, no denuncia la fuente. En realidad, este
trabajo de concurso exige un mínimo de diez mil palabras y me he pasado en
más de unas cuantas de lo que sería la norma. En realidad, no he terminado
con todo lo que podría continuar diciendo, pero, de todas formas, estoy
trabajando en cuatro nuevos textos donde sigo hablando sobre este tema, y
pienso escribir muchos más. A decir verdad, este contenido me apasiona
porque, cuando yo contaba entre catorce y treinta y cinco años, hubiera dado
¡Cualquier cosa! por haber encontrado un libro como este; quizás lo encontré
cuando tenía que encontrarlo y cuando ocurrió ¡Fue maravilloso! y hubiera
querido poder decirle a quien lo escribió cuánto bien me hizo, luego vinieron
otros y otros y otros libros que me ayudaron más, y todavía me sorprende
darme cuenta que me falta mucho más por mejorar. Si estoy escribiendo éste,
no es porque esté aquí en plan de profesor de algo, de salvador de vida, de
gurú iluminado ni poco menos; solo estoy escribiendo unas notas para
asegurarme de lo aprendido como estudiante, quizás, te sirvan para empezar a
construir la persona extraordinaria que mereces ser, que te gustaría y, en la
cual, todavía no has comenzado a trabajar. Al principio del libro, desde la
reseña, dije que mi premio sería la persona extraordinaria que serás, por eso
ahora, al final, os dejo mis dirección Emais: edwacor arroba gmai punto.com
Espero este texto haya llegado al menos a una persona que se disponga a crear
una persona así, aunque no es obligatorio, ser feliz tampoco.
FIN
ANEXO
Ve r s i ó n a m p l i a d a y re v i s a d a 8 d i c i e m b re 2 0 1 9
PREG: Tomo nota. Pero ¿por qué cree que los medios no le
reconocen la importancia que, usted, cree tener?
R E S P : Porque los medios de información y los periodistas,
responden a estamentos culturales, a intereses comerciales y sobre
todo políticos; están en función de lo que se ha dado en llamar el
establishment; y toda esa orientación es hacia afuera, hacia el
exterior del individuo, la función de los medios es orientar a las
masas hacia afuera, me refiero a nivel global, o sea, no me estoy
refiriendo solo a Cuba, La noticia es lo que pasa afuera de ti. En el
caso que nos ocupa ¡referido a mi importancia! es que es interna,
personal, íntima.
FIN