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ISSN: 0121-8417
revhisys_med@unal.edu.co
Universidad Nacional de Colombia
Colombia
Resumen
♣
Artículo recibido el 8 de agosto y aprobado el 14 de octubre de 2006.
* Zootecnista y Magíster en Historia de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín. Doctor en
Epistemología, Historia de las Ciencias y de las Técnicas de la Universidad París VII-Denis Diderot de
París.
REVISTA HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 12, MEDELLÍN, NOVIEMBRE 2006, PP. 239-249
240 A propósito del “Yo, Pierre Rivière...”, de Michel Foucault.
Abstract
This paper pretends to show the possibilities of the historical analysis that
a text such as the “Yo, Pierre Rivière habiendo degollado a mi madre, mi
hermana y hermano” may provoke. The paper suggests some possible ways
of deepening such as the relation between psychiatry and justice in the XIX
century, the surpassing of the epoch paradigms, the historical condition of
crime and the methodology employed in the gathering of the material. After
making a general presentation of the case, it goes on to account two roads or
circuits that allow a transversal reading of the text. The first of those is the
one that relates the fact-text- memory; and the second is the one that shows
the hierarchic structure of the powers in game. In the last chapter it makes
manifest the role that psychiatric speech begins to play in justice, particularly
with concepts such as the “homicidal monomania” developed by Esquirol.
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Tal vez, ello se deba no a repeticiones ra, como tampoco ella y sus instancias
sin sentido, sino a una constitución a con respecto a comportamientos que
partir de declaraciones y certificados, juzga y condena. Sería muy ingenuo
que al momento de ser consignados pensar, por ejemplo, que siempre, en
arrastran consigo, indefectiblemente, el todas las épocas, los hombres han vis-
recuerdo memorístico de lo acaecido to con los mismos ojos y condenado de
hasta el momento. Cada nuevo infor- igual manera actos señalados por no-
me convoca un dato aquí, recapitula otro sotros de manera evidente como
allá. Mallas superpuestas de lenguaje punibles, incluso el asesinato. Pensar
desplazándose libremente unas sobre así, sería considerar al crimen no como
otras, y requiriendo para una ilación ló- un elemento adscrito a un devenir his-
gica algo más que el ordenamiento tórico -una concepción fijista-, sino
cronológico. como perteneciente a un reducto ani-
mal más o menos estanco anclado en
En esta entresaca de sentidos, sa- el hombre. No entraremos aquí en la
len a flote recorridos más o menos cla- discusión sobre la agresividad humana
6
ros, que podríamos llamar circuitos. Un con relación a la animal; pero sí es
término, que si bien es muy genérico, importante subrayar que los cambios
define no obstante una trayectoria no ocurridos en el animal son de lenta ocu-
reductible a un camino lineal y simpli- rrencia y siempre bajo cotejamientos
ficado, aduciendo mejor una aproxima- hechos con el medio. En cambio los
ción periférica, continente de las rela- comportamientos humanos manifiestan
ciones allí imbricadas. una gran labilidad, pues su transmisión
no se debe a procesos regulares de la
El circuito más general es el que
herencia génica. Rebasada la evolución
relaciona hecho-texto-memoria. El he-
biológica por la cultural, la memoria
cho: matar a la madre, a la hermana y
debió ser volcada hacia afuera en tér-
al hermano. El texto: la traducción he- 7
minos de exteriorizaciones culturales.
cha por la justicia como organismo ope-
Y aunque muchas cosas deban ser
rante de la cultura. Y la memoria, para
aprendidas en el transcurso de nues-
garantizar la tutela de valores cultura-
tras vidas, el mundo que nos tocó en
les advirtiendo el castigo ante su trans-
suerte resume los aciertos y desacier-
gresión.
tos de todos nuestros predecesores. Es
A simple vista, no habría nada que entendible, entonces, que al no obede-
agregar a este triángulo reductor: se ha
cometido un crimen, la justicia ha to-
6
mado cartas en el asunto; y para es- Sobre el problema del instinto y la agresividad,
carnio de futuras generaciones, queda ver los trabajos de Konrad Lorenz, Niko
Tinbergeny y William Thorpe.
inserto en la cultura por medio de la 7
Nunca se hará suficiente énfasis sobre la
memoria. Pero, ni el crimen adolece de importancia de la obra El gesto y la palabra, de
independencia con respecto a la cultu- André Leroi-Gourhan.
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cer a la transmisión genética, cuyo ob- ante un gobierno audaz que está
jetivo es conservar la información, las dando un paso hacia su propia
8
pautas culturales se alteran de manera disolución.
rápida en el transcurso del tiempo, con Pero, no era este el caso de Rivière.
lo que pueden ser rastreables los cam- El castigo fue un reclamo en todo mo-
bios y puntos de quiebre propulsores de mento: “Estoy resignado a la muerte” -
su devenir. En otras palabras, los pro- dice. “Quiero morir lo antes posible”,
cesos humanos al ser culturales son petición no muy bien recibida en los tri-
historiables. Entonces, aunque esta bunales, donde al operar la solemnidad
aclaración pueda parecer anacrónica,
como ritual efectista, aquellas palabras
no es tan evidente el castigo merecido
significaban una burla para las instan-
por Rivière, como si de hechos natura-
cias del poder al crear un sin sentido a
les se tratara, ni el dictamen de su es-
su labor.
tado mental.
No importa el deseo del acusado; él
No debe olvidarse que en última ins-
ya no se pertenece, ni siquiera puede
tancia lo que estaba en juego era la
tomar su propia vida. Se ha convertido
determinación sobre la vida o muerte
en la materia prima de la máquina pro-
del acusado. Paradoja del poder, que
cesal, en un maniquí donde se ensayan
intentando resolver un asesinato con
prendas, en un felpudo del cual todos
otro expresa su desagrado, no debido a
tiran. Podríamos decir, sin reservas, que
la sangre derramada como al lugar
más allá de la sentencia sobre un sujeto
usurpado por el verdugo. Los gobier-
llamado Pierre Rivière, el meollo de toda
nos pueden argumentar sus genocidios
la cuestión es la descarga del poder
o ejecuciones aduciendo simplemente
materializada en su corporeidad. Pues,
seguridad nacional o individual, pero las
incluso, durante los interrogatorios en
responsabilidades siempre tienen for-
prisión, así como en la memoria, su pen-
mas sutiles de disolución en las esferas
samiento es vaciado de todo valor per-
del poder. Mas un criminal no tiene
sonal e interpretado a la luz de discur-
excusa, y es llamado a encarar su sino.
sos oficiales potestativos de la verdad.
Ya en 1859 Thoreau alzaba su voz A la justicia no le importa el sujeto lla-
para decir: mado Rivière nacido en la Faucterie,
provincia de Caen, niño problema de-
Todo hombre sabe cuándo está bido a sus manifestaciones agresivas
justificado, y todos los inteligen-
con los animales, que asustaba a los
tes del mundo serían incapaces
de darle luz sobre el tema. El ase- demás niños, que se reía idiotamente
sino siempre sabrá que se le cas- por absurdidades, considerado loco por
tiga justamente; pero cuando un
gobierno quita la vida a un hom-
bre sin el consentimiento de su 8
Henry D. Thoreau, Desobediencia civil y otros
conciencia, nos encontramos escritos, Madrid, Tecnos, 1987, pp. 108-109.
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medio pueblo y asesino de casi toda su colige la importancia de incluir todos los
familia; no, a la justicia le interesa, y informes existentes sobre el caso; son,
esto es claro, incidir a través de la coac- por así decirlo, las citas de las revisio-
ción popular, en la salvaguardia de va- nes que no pueden faltar en una histo-
lores morales. Apropiarse de ese cuer- ria inmanente.
po de turno y efectuar el espanto a tra-
vés de la mueca del poseso. Es el es- Pero las estaciones que marcan los
carnio público, por la vía del temor, la circuitos no se enlazan ingenuamente.
manera irracional de asegurar el orden. Hay en ellas, toda una semántica in-
Pero, como veremos más adelante, es tencionada: informes, acatamientos,
en el orden de la causalidad criminal requerimientos, constataciones, ór-
cuando comienzan en el siglo XIX la denes, capturas y condenas. Así, en
medicina y la psiquiatría, como saberes el proceso de captura de Rivière, el ri-
positivos, a reclamar para sí el ejerci- tual jerárquico toma su repetición. El
cio del poder a manera de peritazgo. fiscal del Rey de Vire, en compañía
del lugarteniente y después de infor-
En otro momento de ampliación vi- mar al juez de instrucción se desplazan
sual, encontraríamos un segundo circui- al lugar de los hechos. Una vez allí, se
to, que, incluido en el anterior, muestra acata el atestado del juez de paz reali-
la estructura jerárquica de los poderes zado con antelación. Ordenan, enton-
en juego. La figura del juez de paz, ces, a los alcaldes de comunas empren-
quien como máxima autoridad sólo es- der la búsqueda. Para tal efecto se
cucha informes y hace requerimientos, reclutan guardias nacionales,
es la más destacada al comienzo; has- obteniéndose la captura de Rivière.
ta este momento su discurso es tácito, Por último, el fiscal de Falwse infor-
soportado por la investidura de su car- ma al fiscal del Rey de Vire, cerrándo-
go. Todos los personajes confluyen ha- se el circuito.
cia él: el alcalde, el médico, el oficial de
sanidad; todos le suceden en el orden Esta terminología “técnica” explica
descrito, abriendo un círculo que tiene por sí misma la jerarquización de los
su cierre en el punto de apertura. Aquí discursos. Y la veremos discurrir a lo
la razón, como potestad del ejecutor de largo de todo el texto.
la ley, es una estructura cuñada en la Paradigmas
base por los otros discursos subordina-
dos. Y aunque tal enunciado no entrañe En 1836 estaban en plena dis-
ninguna novedad, el hecho de efectuar cusión sobre la utilización de
el despliegue de los saberes y ponerlos conceptos psiquiátricos en la
a dialogar sobre un mismo plano de justicia penal. Para ser más exac-
acontecimientos, crea una llave perfec- tos, se encontraban en un perio-
do preciso de este debate: con-
ta que le confiere solidez a toda la ma-
cretamente a la noción de “mo-
quinaria judicial. De este entramado se
nomanía homicida”, que Esqui-
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Michel Foucault, en la presentación del “Yo, Ibíd., p. 37.
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Pierre Rivière...”, Op. cit., p. 9. Ibíd.
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Certificado del doctor Bouchard, que aparece
Sobre la frenología, ver: Jean-Pierre Changeux, en el capítulo 4, denominado “Consultas médico-
El hombre neuronal, Madrid, Espasa-Calpe, legales”, en: Michel Foucault, Yo Pierre Rivière...,
1985. Op. cit., p.136.
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no tendrá reparos en declarar a Rivière Pero aun así, Pierre Rivière es decla-
como un alienado mental “[...] y tuve rado culpable. No obstante, una vez con-
la profunda y completa convicción de sultados los eminentes médicos de París:
que la inteligencia de Rivière no era Esquirol, Marc y Orfila, y habiendo ellos
sana, y que la acción que ante los ojos dado su veredicto según el cual Pierre
del ministerio público pasaba por un Rivière manifiesta signos de alienación
horrible crimen, no era sino el deplora- desde su infancia, las dudas del tribunal
ble resultado de una auténtica aliena- quedan disipadas al solicitarse la petición
14
ción mental”. Además, hará explíci- de indulto ante el Rey Luis Felipe. Su
ta su certeza de que tales conclusiones majestad conmuta la pena de muerte por
las ha extraído del análisis exterior del la de cadena perpetua y Rivière es “eje-
acusado y del estado de sus facultades cutado” por vía monárquica.
mentales desde su infancia. No le bus- Esquirol se saldría con la suya al lo-
ca las protuberancias al cráneo, pero sí grar la inserción del concepto de “mo-
pone en circulación todo el lenguaje nomanía homicida” en las filas penales.
concordante con su sistema de pensa- Por aquí no sólo se abonará el camino a
miento. Las facultades mentales, como una sicopatología “laicizada”, sino que
vimos, pueden ser de diversa índole, también la psiquiatría como ciencia abri-
pero en todos los casos tendrán un ca- rá un boquete en las estructuras del po-
rácter innato, “La herencia es realmen- der, donde el tiempo, como variable au-
te una de las causas más poderosas en sente hasta el momento en términos de
15
la producción de la locura”, dice dimensión explicativa de un presente,
Vastel, y concluye su informe, no como vendrá a tomar asiento en un espacio,
quien sólo dice lo que le compete, sino donde, por la vía de la biología el sujeto
como quien desea una transformación: en adelante será un sujeto histórico.
“La sociedad tiene pues el derecho de
pedir, no el castigo de este desgracia- Cabría preguntarse ¿quién gana en
do, ya que sin libertad moral no puede dicha conquista? ¿el acusado, la psiquia-
haber culpabilidad, sino el secuestro por tría, el Rey? No nos convence la pena
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vía administrativa...”. Con esta suge- capital como tampoco el internamiento;
rencia a modo de reclamo, Vastel ha- ambas a su manera son formas de re-
cía eco de Pinel en su lucha por mejo- gentar una razón que reclama para sí el
rar el trato a los insanos, eliminando la derecho por la vida negando a su vez la
libertad. Habrá que esperar, incluso, has-
idea de que eran posesos o criminales,
ta el siglo XX para encontrar bosquejos
sino más bien enfermos como los otros.
de tratamientos, salvadores de cadalsos
y también otorgadores de la libertad de
ser diferente.
14
Ibíd., p.138. Es necesario un orden, pero no a
15
Ibíd., p.139. costa de ejecutar las víctimas del po-
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Ibíd., p.148. der que los excluye.
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