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Relato Sobre Una Persona

Extraordinaria

Por

Eduardo N. Cordoví Hernández


«Decía Donne que nadie duerme en la carreta que lo conduce de la cárcel
al patíbulo, y que, sin embargo, todos dormimos desde la matriz hasta la
sepultura, o no estamos enteramente despiertos. Una de las misiones de la gran
literatura: despertar al hombre que viaja hacia el patíbulo» Ernesto Sábato
«No podemos conocer, por principio, el presente en todos sus detalles»
Heisenberg Pr. Nobel de Física
I.-INTRODUCCIÓN, OBERTURA, PROEMIO, EXORDIO,
PREFACIO, INTROITO, PRÓLOGO, APERTURA, PREÁMBULO,
PRELUDIO O LO QUE SEA

Présteme su atención, por favor: mire, no estoy haciendo periodismo, más


bien intento hacer literatura económica pues debo escribir, como mínimo, diez
mil palabras. Aclaro esto para que la primera impresión dada a este título, no
asocie mis propósitos con los de Bárbara Walters, quien publicara en 1970,
Cómo hablar a prácticamente todo el mundo sobre prácticamente nada y, más
tarde, recibiera dos premios Emmy (1975 y 1983). No creo que ella se
propusiera ganar premios, tan solo los disfrutó como los disfrutaríamos; usted,
o yo; si nos los dieran. Pero estoy habituado a que no me los otorguen, sobre
todo desde que la Academia Sueca se vio obligada a no concederme el Nobel
de Literatura del 2003, según lo confirma un despacho de prensa de la agencia
EFE del dos de agosto de ese año, según ya denuncié en mi obra, Titule esta
novela (publicada en Freeditorial.com) y, en la cual, también, narro la vida de
¡otra! persona extraordinaria (basándome en hechos reales). Lea esa novela y
hágase un favor.
Tal cable nunca fue publicado porque un hacker logró hacerse de él y
enviármelo. Se trata de Kevin Mitnick, alias El Cóndor, cliente ocasional de
un primo mío quien, a su vez, era expendedor de cannabis en Miami antes de
ser, con injusticia, encarcelado en Coral Gable.
Hablar en términos absolutos puede parecer pretencioso. De la misma
forma, el título tiende, de manera asintótica, hacia los predios del ensayo, pero
sólo eso.
En realidad el relato que emparenta con el ensayo no es un invento mío
como, tampoco, es propiedad exclusiva de quienes han incursionado en
semejante engendro.
Quizás, alguien piense que pretender un relato que bosqueje, con
simplicidad, la totalidad, aunque parcial, concerniente al interés humano, sea
un exceso, un reto o un descaro. La dignidad de nuestro género, a pesar de
tamaño pensamiento, (para quienes por ciertas razones, oportunidades y hasta
por suerte, han vislumbrado qué fue aquello que Jesús no le dijo a Pilatos
cuando, éste, le preguntó: ¿Cuál es la verdad?) resulta primordial y sencilla,
pudiendo ser objeto de aplicación, también, a la literatura.
Y si estamos, aquí, realizando este relato; yo en su pasado y, usted, en mi
futuro, no es por ningún disparate casual en la concatenación de los eventos
universales.
En definitiva: esta persona fuera de serie, quien ha pasado su vida, hasta
ahora, alejada de la publicidad (por suerte y/o por desgracia) pero que, de
algún modo, (asunto en el que quiero intervenir), merecería incluirse entre los
diez primeros pensadores de todos los tiempos (Bueno,… quizás no tanto) es
una persona ficticia pero de la vida real, como anuncié en la reseña, lo cual
explicaré más adelante.
Antes de entrar en los detalles, como ya se habrá dado cuenta, se hacen
necesarias unas palabras introductorias. En propiedad, Relatos sobre una
persona extraordinaria, iba a titularse, Encuentro con un hombre notable, pero
sonaría mal después que, el llamémosle filósofo, George Ivanovitch Gurdjieff
titulara un libro suyo, Encuentros con hombres notables y podría, quizás, verse
como un acusado signo de parodia dada la ligereza coloquial, rayana en lo
humorista, conque algunos detractores caracterizan mis obras, sobre todo, por
como las titulo.
He nombrado a Gurdjieff y he sugerido dificultades o necesidades, para
titular obras: y me veo obligado a referir hasta errores, sin ánimo
malintencionado, a un libro sobre él: Gurdjieff, el hombre más extraño de este
siglo, de Louis Pawell y Jacques Bergier, el cual debió ser titulado: ...el
hombre más extraño del siglo XX, por razones obvias.
Entrando en materia. Nací el 29 de octubre de 1950, en la ciudad de La
Habana. En un día como ese, pero un año antes (1949), moría Gurdjieff en
París. Es un detalle. Otro es que mi primer libro publicado se titula Bebidas
notables, y este adjetivo venía a sumarse, con particular exactitud, en la lista
de eventos sobresalientes que me hicieron decidirme por emplearlo, a riesgo
de acusar pobreza imaginativa, (hecho que no me ofende) a fin de llamar la
atención sobre estas páginas.
Este sugestivo título, que al final escogí, es una invitación para que entre,
usted, en contacto con el significado de persona notable, y aunque no tiene que
convenir conmigo, ni es de mi interés forzar su criterio sobre la notabilidad de
algún ciudadano de este planeta, me resulta grato argumentarle lo siguiente: el
primer hombre notable que, usted, encontrará en este libro ¡Phssss! Soy yo
¡Voy a referirme a varios! De hecho a todos porque voy a hablar en términos
generales pues, de alguna manera, debo demostrar que las personas
extraordinarias existen y no son producto de mentes afiebradas; pero, de
hecho, la persona extraordinaria de este libro es la persona que ¡usted! puede
llegar a ser; no yo ni cualquiera otra citada como material de estudio.
Ya le dije que nací un 29 de octubre y ¡eso! es casi suficiente. Recuerde tan
sólo que también en esta fecha, pero en el año 1187, el papa Gregorio VIII
proclamó la tercera cruzada. El rey de Francia Felipe IV, El Hermoso, murió
un 29 de octubre de 1314. Fernando Álvarez de Toledo; general y político
español, conocido como gran duque de Alba, quien sirvió al emperador Carlos
V y a Felipe II; nació en la localidad abulense de Piedrahita otro 29 de
octubre, pero de 1507. Sir Walter Raleigh, quien en el año 1603 fuera acusado
de conspirar contra el rey, fue declarado culpable y sentenciado a muerte; sin
embargo, Jacobo I conmutó la pena capital por la de cadena perpetua, y lo hizo
conducir a la Torre de Londres, donde estuvo encarcelado trece años. Durante
este periodo escribió el primer volumen de su, Historia del mundo, la cual,
junto con otras de sus obras, La última lucha de la venganza (1591), y El
descubrimiento de la Guayana (1596); le proporcionaron un lugar importante
entre los intelectuales isabelinos. En el año 1616, fue liberado para dirigir una
expedición a América, la cual resultó un desastre y en la que murió su propio
hijo, en la Guayana, en busca de El Dorado, mítica ciudad selvática, cuyo
nombre, evidenciaba la abundancia de oro. De vuelta a Inglaterra, el rey
Jacobo I, aconsejado por el embajador español, conde de Gondomar, ordenó
que se cumpliera la sentencia a muerte de 1603; y el 29 de octubre de 1618 fue
decapitado. El único 29 de octubre del año 1914, el imperio otomano de
Turquía entró en la primera guerra mundial. En día semejante, pero del año
1923, se proclamó la república turca. El vigésimo noveno día que tuvo octubre
en el año 1956, Israel invade Egipto… y ya, porque está pareciendo esto una
apología.
Y no crea que estas serendipias, las cuales pueden ennoblecer mi destino,
me llenan de vanidad. Si, usted, repasa un poco la Historia podrá reconocerse
como una persona tan distinguida como yo.
La correcta interpretación de estas páginas no estaría garantizada si no les
precediera un acápite decisivo, ¿Cómo decir? Algo así como ciertas
instrucciones para comprenderlas. Las instrucciones son ya lugar común,
basten unos pocos ejemplos que cito en mi libro: La literatura como recurso
para ser (libro que publiqué gratis en Freeditorial.com con el propósito de
evitar enriquecerme) El inglés Andrew Marvell escribió: Últimas instrucciones
a un pintor (1667), Doris Lessing escribió una novela titulada, Instrucciones
para un descenso al infierno (1971). Los mayores éxitos literarios del francés
Georges Pérec llegaron con, La vida: instrucciones de uso (1987), novela
galardonada con el Premio Médicis. El argentino Julio Cortázar produjo, Un
manual de instrucciones, donde instruye acerca de diversas actividades que
cualquiera, que no fuera un intelectual, hubiera imaginado innecesarias. Y así,
no me quedó otro remedio que poner título a mis instrucciones para leer este
texto; pero el hecho de que tan elocuente, pedagógico y didáctico vocablo no
aparezca en la etiqueta elegida implica, también, una intención.
De modo que; continuando la redacción de mis instrucciones, que no son
instrucciones sino literatura codificada; paso a los detalles anunciados desde el
inicio.
¿Qué puede ser más interesante, sugestivo o trascendente para un lector
que conocer los pormenores, circunstancias y referencias de una persona
extraordinaria, sobre todo si, él, puede ser esa persona? ¿Quién no ha soñado,
ansiado o acariciado la idea de ser tal? A las alturas del nivel de información
que tiene la humanidad sobre sí misma ¡todavía! sigue siendo un misterio
convertirse en alguien semejante, lo cual viene a ser como un premio de la
vida o el resultado de una esforzada travesía entre miles y disímiles fracasos;
de ahí el éxito de los libros y las conferencias de autoayuda, la creciente
popularidad de couchings, gurúes, deportistas, personalidades de la farándula
y líderes tanto religiosos como políticos… tan solo, el ejemplo de sus vidas
conquista la admiración de multitudes de fans.
Lo primero a deslindar sería: ¿A qué me refiero cuando digo persona
extraordinaria? Como, usted, sabe, extraordinaria, es un adjetivo el cual, en
este caso, está calificando al sustantivo persona. Tal adjetivo se trata de una
palabra compuesta del prefijo extra, el cual aporta una cantidad notoria de
calidad al adjetivo en propiedad: ordinario y, así, queda extra-ordinario; o lo
que es: superior a lo ordinario; que lo excede y supera. Ahora vamos a analizar
al vocablo persona: y aquí colisionamos con el primer escollo porque, persona,
es un estado (o una categoría) propio de la especie animal Homo sapiens a la
cual pertenecemos; el obstáculo es que, si bien, todas las personas son Homo
sapiens ¡no se cumple a la inversa! debido a que, la inclusión en la
clasificación de la especie, nos viene por herencia natural; pero, la condición
de humanidad, que nos vuelve personas, se efectúa por aprendizaje imitativo;
si no ocurre ese entrenamiento en el momento adecuado (que está desde que
nacemos hasta los tres o cuatro años de edad) el Homo sapiens pierde la
capacidad de humanizarse.
La comunicación con el entorno familiar y con representantes de otras
familias o sea, lo que llamamos sociedad ¡debía! volvernos personas; me
refiero a personas reales, quiero decir personas de verdad; pero, no es lo que
ocurre porque nos volvemos personas ficticias, sin terminar, del montón, es
decir, ordinarias. Por esto, decía más arriba, es que está es la historia de una
persona ficticia, pero de la vida real.
La enorme mayoría de la humanidad está formada por falsas personas, por
personas que no son personas reales, porque las personas de verdad son las
personas extraordinarias y este relato es, también, la historia de lo
extraordinario que resulta ser una persona extraordinaria.
Esto debemos definirlo porque este tipo de persona maravillosa no encaja
bien en los estándares de valoración manejados para referirnos a los
individuos, por lo común, considerados fuera de serie.
De alguna manera, creo fácil de entender que ser alguien extra-clase es
como ser un bicho raro, con toda la negatividad involucrada en el concepto
inherente al vocablo bicho. No sería difícil de aceptar, en cualquiera de las
personas importantes citadas en una lista arbitraria, que sufren limitaciones:
las persiguen sus fans, los periodistas y hasta algún loco, de vez en cuando,
intenta matarlos o termina ejecutándolos, deben confiar sus fortunas a quienes
terminan robándoles y sus relaciones personales están en la duda de si son
basadas en su notoriedad y cuenta de banco o si se debe a la espontaneidad de
la simpatía desprovista de los intereses adicionales de mejorar a su costa ¡a
costa de la del importante, claro!
Estamos de acuerdo en lo extraordinario de ser millonario, pero debemos
entender algo: no todo quien cuenta su dinero con cifras de siete dígitos son
extraordinarias por algo más fuera de eso. No hay nada malo en ser millonario,
si hubiera algo sospechoso, no lo creo malo sino error y, en tal caso, sería el
proponerse serlo. Porque cuando te propones algo, ya de hecho, situaste tu
mente en el futuro y saliste de la realidad, la cual está en el momento presente.
Esto no significa estar en contra de trazar metas y/o estrategias, sino de
eliminar la tensión, las ansias, de estar en función de… porque te estropean el
disfrute del día a día, del vivir de instante en instante.
Lo sorprendente de la persona que presento es: puede estar, por ejemplo,
escribiendo su obra durante décadas sin conseguir le publiquen. Esto, con las
limitantes de trabajar, para mantenerse él y su familia, en una actividad sin
relación con la intelectualidad; al cabo, cuando consigue insertarse, casi por
accidente, en un empleo afín, comprende que su obra no está acorde con el
establishment. Cuando le publican su primer libro se da cuenta de seguir
siendo el mismo y con lo ganado no resolvió mayor problema económico ni
nadie se entera del nuevo escritor y ni siquiera le publicaron el libro donde ya
comienza a descubrir su posesión de una noticia cardinal para ciertas personas.
Lo maravilloso es: escribe porque no puede evitarlo, sí o sí, como cuando una
mujer está de parto; pero, además, lo disfruta; se siente con un mensaje para
ofrecer, con algo para comunicar y ¡Eso! es importante. Se da cuenta que el
tiempo pasa y ¿qué es un escritor sin lectores? Participa en concursos
esperando un golpe de suerte ¡un día una mención! pero no le publican… otro,
la publicación de un poema dentro de una antología, y ¡Empieza a sentir el
desgaste! Hasta ¡Un día! descubre una editorial donde ¡Al fin! se auto-publica,
pero debe financiarse el costo de la edición; y logra publicar un par de libros a
cambio de efectuar el pago contra sus potenciales ganancias como autor. Se
siente mejor, pero no satisfecho porque no sabe si sus libros se venden y, por
otra parte, si se venden alguien almuerza mientras él ayuna y ¡Eso! no le
parece bonito. Así, hasta descubrir otra nueva editorial donde, también, se
puede publicar uno mismo, pero donde ¡no venden! y comienza a poner todos
sus libros gratis en Internet. Lo prodigioso es que, esta persona, se siente como
el árbol al dar sus frutos: no puede evitarlo y se los da a cualquiera; al quien
pasa y a quien se queda un rato bajo su sombra, al que va para el trabajo y a
quien regresa de él; pero, tampoco, se los niega al rufián de paso ni al
caminante ocioso. Y este conocimiento acerca de estar cumpliendo la misión
para la cual fuiste creado, te hace sentir ¡Muy próximo a tu creador! y no
puedes menos que sentir dicha, porque Él, también, hace llover sobre justos e
injustos.
Ahora la pregunta es: si esta individualidad tan peculiar no se forma por
los medios naturales biológicos y si la familia y la sociedad no la producen por
el aprendizaje imitativo ya que no existen suficientes especímenes para darse
lugar tal proceso ¿Cómo pueden surgir, aparecer, formarse tales personas? Y
aquí es donde aparecen los conceptos de las escuelas y los caminos; pero no
voy a analizar esos temas. Nos apartaríamos mucho del argumento principal,
aunque sería interesante. Baste decir: en algún momento de la historia, cuando
todavía las familias poderosas no se habían hecho con suficiente poder como
para agrupar bajo su control tantos clanes, aldeas, otros grupos familiares a fin
de esclavizarlos o por lo menos vivir mejor a costa de ellos, algunas personas
extraordinarias fundaron sectas secretas donde guardaron, recordaron,
escribieron y protegieron las ideas, procedimientos y conductas que les eran
propias a fin de transmitirlas.
Básicamente, algunas de esas ideas son las que estoy comentando en estas
páginas. No puedo decir, y no digo, que sean ideas mías desde el punto de
vista de su origen porque no fui la persona a quien se les ocurrieron por
primera vez en la historia, muchos otros antes que yo las han difundido; pero
las he hecho mías, trato de convertirme en estas ideas, de vivirlas tal como,
usted, podría hacerlo. ¡Qué no le dé vergüenza no ser original! Hay tres fuertes
razones para ello: una, mejorará su vida; otra, estará contribuyendo a que a
otros les suceda lo mismo y la otra, que encontrará la originalidad en el cómo
va a comunicarlas, porque cada ser humano tiene una gradación, un color, un
estilo, una forma de manifestarse que lo distingue; y hallarla y desarrollarla es
la razón de existir, en otras palabras, para lo que vinimos a vivir.

II.- UNA BREVE HISTORIA DE ¡TAMBIÉN! TU VIDA


Entre nosotros y la realidad existen varios velos que nos limitan apreciarla
dejándonos ¡apenas! un distorsionado remedo, cuando no nos impiden verla en
absoluto.
El reconocimiento de lo que llamamos realidad depende de la sensibilidad
y calidad de nuestros sensores para detectarla. El ojo humano solo capta el
espectro luminoso dentro de un rango de vibraciones que están entre el
ultravioleta y el infrarrojo o sea entre las oscilaciones de onda entre 400 y 750
nanómetros, respectivamente; de modo que no puede detectar las vibraciones
del ultravioleta ni ninguna otra menor, tales como rayos X, gamma, cósmicos,
etcétera; ni el infrarrojo ni ninguna otra mayor, tales como las ondas de radar,
de radio y otras. De igual forma, sucede con el espectro audible: el oído
humano solo registra vibraciones sonoras entre los veinte hertz y los veinte
kilohertz, es sordo para oscilaciones menores que la primera o mayores que la
segunda.
Así, las serpientes, por ejemplo, pueden ver el infrarrojo; por lo que el
mundo objetivo para ellas es muy diferente del que podemos apreciar los
humanos o del que logra percibir una abeja, la cual está capacitada para ver el
ultravioleta. Las palomas se orientan por medio del campo magnético de la
Tierra; los delfines, las ballenas, los murciélagos y algunas otras aves, por la
ecolocalización; los ojos de los camaleones, por otra parte, pivotean sobre ejes
diferentes, sería dificilísimo poder explicar, ópticamente, como aprecia, este
reptil, una habitación desde cualquier ángulo en que se encuentre en ella.
Con esto quiero hacer notar que no todos los inquilinos del planeta vemos,
oímos o sentimos lo mismo, o sea no tenemos el mismo contacto cognoscitivo
con la realidad circundante.
Aún funcionando bien nuestros sentidos, nos engañan porque sentimos que
la Tierra es plana, aunque sepamos que es un esferoide desde hace mucho
tiempo; y porque, estando quietos en una silla, nos hacen sentir inmovilidad
¡sin embargo! la Tierra rota sobre su eje en todo momento y se desplaza, en su
órbita alrededor del sol, a una velocidad de treinta kilómetros por segundo…
además de girar, junto con el sistema solar, alrededor del centro de la Vía
Láctea desde la periferia de uno de sus brazos espirales a una velocidad
enorme…
Desde otro punto de vista, aparte de la sensibilidad de nuestros sentidos
físicos, tenemos la distorsión de nuestro nivel de información. Quienes tienen
menos conocimientos, información, cultura; tienen menos acceso a todo y
están en desventaja para comprender el mundo y sus circunstancias de vida,
con respecto a alguien con un mínimo de recursos… bastaría cierta cantidad
de información de geografía o historia, etcétera y/o herramientas intelectuales
como operaciones matemáticas o fórmulas de cálculo de Física para mejorar
su interpretación de lo llamado: realidad.
También, nuestros estados de ánimo pueden hacernos tener ideas sobre los
eventos acaecidos en nuestro entorno y lograr que tomemos decisiones
erróneas de las cuales, más tarde, nos podemos arrepentir. La ira es un estado
de locura temporal con el cual podemos destruirnos y destruir nuestras
relaciones interpersonales y hasta objetos materiales propios y/o ajenos, con
toda la trascendencia legal que eso puede conllevar; tal como estar triste por
una situación tan normal como la pérdida de un ser querido ya sea porque haya
muerto o por un divorcio o un largo viaje, etcétera pueden acarrearnos todos
los síntomas de un estado depresivo agudo, con el cual perdemos la capacidad
de tomar decisiones más o menos responsables y participar de forma activa de
la alegría de vivir, al decir los franceses.
Igual interpretamos la realidad de acuerdo a un esquema aprendido. Por
ejemplo, la noción de arriba y abajo, horizontalidad o verticalidad, etcétera son
relativas a puntos de referencia establecidos de forma arbitraria; tal como los
conceptos de belleza o fealdad, de lo correcto o no, de lo moral o inmoral y no
voy a poner ni un solo ejemplo, pero sí dejar alguna pauta para ver por dónde
vamos: en los años sesenta hacerse tatuajes era asunto de presidiarios y
marineros; pronto será raro ¡Creo ya lo es! encontrar alguien sin uno. Vean
fotos de personas en las playas en los años treinta… y ni qué hablar de ciertas
comidas típicas ¡Actuales! en algunos lugares del planeta o sociedades donde
es costumbre que una mujer tenga varios esposos.
Con esto, la realidad ¡también! puede ser una cierta hipnosis colectiva,
inducida por la civilización, y en la cual participamos de forma consciente o
no.
Un mínimo de observación no lleva a ver que hemos sido educados desde
pequeños para volvernos celosos, egotistas, vanidosos, desconfiados,
mentirosos,… Los juegos infantiles si no fueron diseñados para estimular la
competividad, entiéndase esforzarse en ganarle a otro, en ser mejor que los
demás, al menos ¡eso! es lo que consiguen, y vemos cómo no solo el juego
sino ¡toda la sociedad! conspira y participa de forma activa para enaltecer,
reconocer y retribuir al ganador y señalar de forma peyorativa, burlesca e/o
irónica, a veces no tal velada, a los perdedores. Esto instala en los niños la
siguiente idea: lo pensado por los demás es más importante que lo pensado por
ellos mismos, la idea de actuar en función de un estereotipo que es el esperado
por el resto y, con lo cual, serán aceptados. Instala, además, algo para
invalidar, detener y terminar de borrar la capacidad creativa. Instala asimismo,
la noción de que ser agresivo es lo correcto y quienes no piensan como
nosotros están equivocados y por tanto debemos situarlos en el bando
contrario, al cual debemos vencer de algún modo o a todo coste.
Desde mucho tiempo son populares los juguetes bélicos o deportivos, los
cuales estacionan los criterios de la separación en bandos oponentes y que los
conflictos se solucionan por medios agresivos como el enfrentamiento y la
lucha.
Luego, los medios de difusión hacen lo suyo para mantener estos hábitos
emocionales como reflejos condicionados por medio de imágenes, slogans,
spots musicales… para mantenerte atado a una marca comercial o para hacerte
creer que si consumes aquello que usa o come o toma el goleador de turno, se
te trasladan sus aptitudes… y terminas andando por ahí en busca de la
camiseta con el número de tu ídolo, con lo cual llenas la vacuidad de ti mismo,
gastas dinero en objetos innecesarios o solo útiles como fijadores de ciertas
ideas, o como agentes para reforzar el estado hipnótico general.
Voy a develarte algunos detalles acerca de la hipnosis. Quienes no han
leído lo suficiente sobre el particular piensan que la hipnosis es un sueño
inducido, un artificio, lo cual es cierto pero no es toda la verdad. Tiene niveles,
gradaciones y puedes andar por la calle y realizar actividades estando
hipnotizado. Tampoco es necesario formar un espectáculo truculento con
péndulos, palabras, ambientes, pases magnéticos con las manos, etcétera,
aunque ¡por supuesto! Tales condiciones pueden ser propicias y
complementarias pero, también, pueden darse accidentalmente por el entorno.
La persona hipnotizada o a quien se va a hipnotizar suele llamársele sujeto
y quien hipnotiza, agente; pero no siempre el agente es una persona, puede ser
una melodía, una palabra dentro de una frase, un símbolo, un ademán,
etcétera. La hipnosis no es un sueño artificial sino un estado natural del
funcionamiento del cerebro. Lo que solemos conocer como sugestión o
autosugestión es resultado de un estado hipnótico leve. Si, usted, se adiestra a
sí mismo para despertar a cierta hora y llega a despertar antes de que suene la
alarma de su reloj, eso es autosugestión y una manera de auto hipnosis. Igual
cuando algunos practicantes varones realizan ejercicios de bramacharya, es
decir lograr permanecer durante un tiempo en castidad o abstinencia sexual
por motivos religiosos, deportivos, por enfermedad o de otra índole, al
principio suelen tener sueños eróticos en los cuales realizan el acto sexual y
eyaculan al efectuar la penetración despertando incomodados por la pérdida
del licor espermático; ellos logran, con el tiempo, durante el sueño extraer el
miembro de su pareja ilusoria ¡sin despertarse! para evitar el orgasmo y esto
es, también, auto hipnosis.
Es muy difícil, para no decir imposible, que un sujeto quede hipnotizado
de inmediato a menos que acepte. A veces el sujeto dice no querer ser
hipnotizado pero el agente lo reconoce como persona sugestionable y logra
hipnotizarlo con facilidad. Pero por lo regular deben haber algunas entrevistas
previas para crear lo que se conoce como raport, o una cierta química de
simpatía, un clima de confianza, interpretado, también, como una forma de
entrega o sumisión o esclavitud la cual, en muchos casos, establece el trance
hipnótico sin intervención del agente, basta que el sujeto lo vea a distancia
para que ocurra.
A un sujeto en estado hipnótico el agente puede ordenarle, por ejemplo,
tocarse la oreja derecha con la mano izquierda cada vez que, el agente, saque
su pañuelo o pronuncie una palabra cualquiera que funcione como comando.
Si le pide antes que despierte que no recuerde el mandato al volver al estado
de vigilia no sabrá que pasó, y cada vez que escuche la palabra de comando
para tocarse la oreja, lo hará y, semejante orden o similar, se ha reportado que
puede permanecer efectiva hasta por poco más de un año.
Muchas alergias raras, malestares recurrentes no bien explicados,
achaques, etcétera se ha comprobado que pueden tener génesis en lo que
alguna persona que recién sale del periodo de recuperación de anestesia luego
de una intervención quirúrgica, y que se encuentra en ese limbo (semejante al
trance hipnótico) entre dormida y medio despierta pero dolorida e incómoda,
escucha cualquier conversación trivial de personal médico o asistentes y, en
medio de ese susurro, capta una palabra cualquiera, digamos tijeras, y la
asocia con su experiencia actual; tiempo después ya de alta y recuperada su
salud, un día cualquiera alguien dice; tijeras y basta para desencadenar la
evocación de aquellos síntomas postoperatorios.
Algo similar puede ocurrir con niños, los niños son altamente
sugestionables, en estados febril por cualquier catarro pueden reproducir ese
estado de limbo, la frontera del sueño y la vigilia, y que los adultos le hablen o
les canten al oído puede ser contraproducente, hay que tener cuidado con el
valor de las palabras que se dicen en tales casos y que no sean para evidencia
amor o despertarlo para su alimento. Al infante le basta en ese estado, para
sentirse seguro y atendido con amor, el calor corporal y las caricias de la
persona que lo atiende.
No se requieren dotes excepcionales para hipnotizar. La hipnosis es más
una capacidad o predisposición del sujeto hipnotizado que una destreza o
poder del agente hipnotizador este a lo sumo lo más que hace es crear o
propiciar las condiciones para que el sujeto desarrolle su innata sugestividad.
Hay individuos más sugestionables que otros tal como los hay más altos o más
inteligentes pero todas las personas son más o menos accesibles a la hipnosis y
de hecho el estado hipnótico es un estado natural de los procesos psicológicos
y alguien en una ceremonia o ritual religioso, político o artístico provisto de
vigorosos elementos de sugestión puede caer en trance sin intermedio directo
otra persona.
Luego de conocer la existencia de algo que se llama manipulación,
ingeniería social, técnicas de control mental, marketing y un largo etcétera, así
como la presencia de otros tantos interesados en utilizarlas para su beneficio, y
me refiero a consorcios comerciales para vender más, para que comamos más
y compremos más comida de la necesaria; o los grupos de poder a fin de
movilizar a multitudes para votar por tal o más cuál partido político o para
evidenciar demostraciones de apoyo ficticio o dirigir campañas guerreristas,
en fin… todo eso que puede ser teorías conspirativas y simples teorías de
chachareo, paranoia o lo que sea, pero que existen muchas razones para que
sean, al menos, potencialmente ciertas; emprender la tarea de marcar la
diferencia y comenzar a dar los primeros pasos en convertirnos en una persona
extraordinaria, nos brinda la promesa de quedar libres de eso. Y si bien es
cierto que la libertad no es tan lo que la mayoría piensa repito ¡al menos!
tenemos la opción de escoger ser esclavos de las fuerzas de la naturaleza las
cuales entrelazan en armonía a las positivas, las negativas y las neutras.
Hasta aquí, una breve historia de lo que, también, es tu vida.

III.-OTRA DESCONOCIDA HISTORIA SOBRE TI

Sería imposible escribir con seriedad sobre cualquier individuo, sea o no


extraordinario, sin tomar en cuenta aspectos tan importantes y constantes de su
vida, como lo son el sexo y el amor.
En realidad no sé ni cómo voy a escribir este capítulo ¡No por falta de
datos! Sino porque he escrito ya sobre el tema en mi libro, Reflexiones de un
filósofo de barrio, y tendría que repetirme o comenzar a copiar fragmentos de
esa obra en esta; de modo que lo primero que voy a hacer es sugerirte lo
descargues gratis en Freeditorial.com ¡No tienes que leerlo todo! Busca, en la
tabla de contenido, los capítulos con referencias sobre el amor, los celos, el
sexo, te recomiendo en especial, en esa obra, uno sobre autoestima y otro
sobre egoísmo los cuales son manifestaciones particulares de amor hacia uno
mismo y que no se parecen en nada a cualquier cosa que ya hayas oído en otro
lugar.
De nuevo repito: Estamos repletos de creencias falsas sobre nosotros
mismos y es por ello que, nuestra vida, no puede ser más eficiente o
placentera. Una de tales es aquella acerca de la proximidad de contenido o
estrecha relación entre el sexo y el amor, al punto de ser lugar común
denominar a la realización del acto sexual, cópula, coito y otros sinónimos
menos distinguidos, con la frase hacer el amor.
No vengo a proponer otra frase tan diplomática, social o civilizada como
esta para dejar de llamarle así; sino comprender su desacierto porque, darnos
cuenta de tal, contribuirá a formarnos una idea clara sobre el origen de lo que
llamamos nuestros descalabros, sufrimientos y fracasos en la vida. Entiendo
que mucha gente no lo acepte o esté en total desacuerdo, pero ya he dicho en
algún otro sitio que escribo este libro para unos pocos quienes podrán
comprenderlo; no estoy aquí para hacer una revolución social ni para intentar
cambiar el mundo de todos, en todo caso ¡El mío! y el de tres o cuatro más por
el aquello de compartir para no sentirme ególatra, egotista o egocéntrico. Así
que, aquí vamos.
Sexo, es una cosa; amor, otra bien distinta. Cada una es importante y
trascendente pero mezclarlas es un error y, por tanto, conlleva un precio de
dolor el cual nadie estaría dispuesto a pagar de antemano pero que, de saberlo
tan solo, lo sufriría igual ¿Motivo? por desconocimiento pues no se trata de
saber sino de comprender.
Debo hacer un aparte para explicar el concepto de comprender, el cual muy
poca gente conoce. Puedes saber algo y no comprenderlo. Saber algo no te
moviliza para tomar decisiones, la comprensión sí. Todos saben que fumar,
beber alcohol, consumir azúcar refinada o no comer bastantes vegetales o ser
promiscuo daña la salud, por lo menos, es suficientemente peligroso, sin
embargo, muchísimas personas lo hacen. Comprender significa: estar de
acuerdo y darse cuenta de algo, (en este orden y no a la inversa). Algo que
debes llegar a saber primero y comprender más tarde, es que todo, todo, todo
lo que llega a objetivarse, alcanzando la gracia de existir merece respeto, si no
logras comprenderlo acéptalo de momento como un misterio porque tampoco
vas a poder comprender todo por muchas razones obvias o no. Esta es una
característica notable de la persona extraordinaria que aquí trato.
Tienes tres cuerpos, no solo uno; más adelante volveré sobre este tema.
Tales cuerpos son el físico, el mental y el emocional. Sabes algo con el cuerpo
mental, pero solo comprendes cuando lo sabes con los tres al unísono. Si algo
te gusta mucho pero no emprendes la ejecución de acciones para conseguirlo,
el cuerpo emocional dice: Sí, pero el mental se resiste. Cuando te enfrentas
con un conocimiento o circunstancia y dices ¡Guao! o ¡Upa! o expresas
cualquiera de esas palabras que la gramática nombra interjecciones y, a la vez,
saltas o levantas los brazos o das con el puño cerrado contra tu palma abierta,
es decir cuando hay movimiento corporal, puedes decir que has comprendido,
o lo que es lo mismo: te diste cuenta y estás de acuerdo con tus tres cuerpos,
cerebros o centros (Son formas de decir). Otra cosa, no tienes que
comprenderlo todo; para comprender algo una parte de eso, que es objeto de
atención, debe estar callado en ti para que vibre en resonancia con aquello. En
otras palabras, si no comprendes algo ahora lo comprenderás en otro momento
o no lo comprenderás nunca; tan solo, no tiene nada que ver contigo, olvídate
de eso y sigue adelante con otro asunto porque éste, el cual no comprendes, no
tiene nada para tí, es para otro. Y que tal ocurra, es normal.
Hemos crecido creyendo que el sexo es algo indisolublemente ligado al
amor. Falso.
No tengo necesidad de explicarte lo siguiente: puedes amar a muchas
personas hasta el extremo de hasta dar la vida por ellas, con quienes ¡Jamás!
se te ocurriría tener sexo. De igual forma, puedes tener sexo (sobre todo si eres
varón) ¡de seguro ya lo has tenido! con personas por quienes no sientes ningún
afecto fuera de lo llamado atracción física, sex appeal o magnetismo animal.
No cabe duda, la relación sexual clasifica en el ámbito de los asuntos de la
intimidad personal los cuales son discretos, incluso secretos, electivos y, si no
fuera así, por lo menos no les concedemos disponibilidad pública. Esto, en
gran medida, dignifica al ser humano ante sí mismo.
Con anterioridad dije, acerca de la cierta facilidad para tener sexo con
personas sin amarlas: sobre todo si eres varón, por lo siguiente: Podemos
señalar la aparición de actitudes tales como la promiscuidad del macho, lo cual
no es más que una tendencia instintiva (si no le gusta la palabra, entonces, use:
gobernada) por las capas encefálicas más bajas o primarias, las cuales nos
conectan más con los animales y que, dicho sea de paso, corresponden a al
supuesto mecanismo de selección de la naturaleza para garantizar la
permanencia y reproducción de las especies con la mayor cantidad de
apareamientos posibles. Es por esto que el macho está produciendo
espermatozoides todo el tiempo, los cuales vierte por millones en cada
eyaculación. Este mecanismo, repito, garantiza la mayor cantidad de
apareamientos posibles para asegurar la continuidad de la especie. Nótese que,
durante la vida sexual útil de un Homo sapiens macho, este puede tener,
suponiendo como hipótesis que el año tenga cuarenta y ocho semanas, que
logrando fecundar ¡Como mínimo! a una mujer por semana tendría cuarenta y
ocho hijos cada año. Pero no garantizaría la calidad de los apareamientos.
Tal calidad está determinada por el instinto femenino desde su proclividad
instintiva; ya que cada mujer no podría tener en toda su vida fértil, como
máximo, más que un solo hijo al año. Por tanto, es ella la encargada de elegir,
discriminar, escoger al mejor ejemplar, a fin de garantizar la calidad de los
apareamientos genéticos.
Podría adelantarse como hipótesis que la aparición de actitudes tales como
la promiscuidad del macho, antes señalada, todavía es la que da lugar a que
aparezca, en animales poco evolucionados que actúan por el mecanismo de
prueba y error, conductas de tipo homosexual, las cuales a veces se esgrimen
como para pretender confirmar la legitimidad de tal tendencia como algo
natural entre los humanos. En lo personal creo que, aunque no como razón
última ni de mayor peso, sí tiene su cuota de interés en el tema. Pero esto es ya
otro contenido que se aparta del interés que aquí intento desarrollar.
Creo que, en los momentos la pre-civilización, las relaciones amorosas
eran simples convenios sexuales y eran regidos por los impulsos instintivos.
Ahora, cuando comienza a instaurarse la post-civilización y, poco a poco,
su desarrollo con la aparición de la propiedad, los intereses, la concentración
de poder económico y social hizo necesario el control y éste creó, para
ejercerse, los protocolos, los conceptos de justicia, de lo que está o no está
bien, de lo que debe ser, y ahí mismo comenzó a tejerse la unión entre el sexo
y los sentimientos, porque si soy el jefe de la tribu o el guapo del barrio si
consiento que mi mujer se acueste con otro puede suponerse que no soy muy
fuerte y esto pone en peligro mi liderazgo. Y de todo esto surge la sospecha de
si mi esposa se divierte con mi amigo a lo mejor va y, también, le da por
acostarse con él; véase en el caso: inseguridad por perder status, y el caso se
resume en miedo.
El otro gran problema actual es que el tema sexo es sobrevalorado,
manipulado, inducido y exacerbado por el establishment porque al estar tan
vinculado con los sentimientos por medio de la cultura es fuente segura de
incertidumbres, sufrimientos, miedos, etcétera algo que desestabiliza la
psicología de la sociedad y esta, es decir, cada uno de sus individuos quedan
indefensos a merced de los interesados en manipularlos de acuerdo a sus
intereses, o sea, los intereses de los grandes dueños de consorcios comerciales,
de productores, banqueros, y otras figuras de poder asociadas como son, entre
otras, el estado, la iglesia, la prensa o la cultura.
Y en esta gran Babel que es nuestra civilización, nuestra humanidad
compuesta por diferentes culturas, vemos cómo novelistas, poetas,
dramaturgos, ensayistas, cantantes, músicos, actores, cineastas, en fin
intelectuales de la cultura sin sospecharlo siquiera y en la mayor inocencia
contribuyen con la instalación de paradigmas sociales destinados a inmovilizar
el desarrollo psicológico individual o ¿Qué son, si no, ideas como las
siguientes?
No sé si recuerdas esta canción de Maná ¡Qué me encantan! pero dime si
el mensaje no es desastroso:
Cómo quisiera
Poder vivir sin ti
Pero no puedo, siento que muero
Me estoy ahogando sin tu amor.
En una hermosa melodía y una magnífica interpretación estos chicos le
dicen a millones de personas, sin mala intención ¡por supuesto! Que uno se
muere sin el amor de alguien, que el amor de otra persona es necesario y que
si falta uno se ahoga… Si quieres ser una persona extraordinaria lo primero
que debes saber es: no necesitas a nadie para ser feliz, no necesitas que nadie
te ame, bástate tú para amarte y procura amar a los demás porque el amor eres
tú, vuélvete el amor y olvídate de Lola.
No puedo ser feliz
No te puedo olvidar
Cantaba magistralmente Bola de Nieve, pero cuántos no se quedaron
encasquillados, trabados en el horror de estas palabras, de no poder ser feliz
porque alguien se marchó y no poder olvidarlo, canciones hermosas que solo
hablan de callejones sin salida, de angustias como si sufrir fuera la cosa más
normal del mundo y de contra romántico, tierno y poético. Hay quienes
piensan que sufrir es algo muy humano y que el dolor psicológico del
sufrimiento sea capaz de generar obras maestras, lo cual no dudo, tal es la
prueba de que la gente feliz no abunda y esto habla de la necesidad de que
comencemos a producirla o al menos intentarlo o al menos contribuir a que la
gente aprenda a dejar de ser desgraciada ¿Habrá tenido Bola de Nieve
intención de hacer daño? ¡Claro que no! Pero mucha gente lloró en los bares
aumentando el dolor del mundo o se tomó la copa de más hasta volverse
alcohólico gracias a canciones como esta.
Pudiera escribir diez tomos, nada más que copiando canciones de esta ralea
con todo y lo clásicas que sean pero no vale la pena, confío que este libro
caerá en las manos de alguien que podrá seguir disfrutando de canciones tales
porque en realidad son lindas pero ¡A la vez! sintiendo pena por quienes las
escribieron y por quienes sufrieron más aún por escucharlas sin el
conocimiento adecuado; confío que este libro si cae en manos de alguien
destinado a escribir canciones escriba canciones como aquella de Masiel que
dice:
Ya sé que se ha parado tu reloj
Pero ahora mismo vas a echarlo a andar
Es pronto para dar por un amor, la vida…
…brindaremos por ti, brindaremos por él
Porque le vaya bien
y mañana verás que es mejor olvidar
que llorar por amor.
Vuelve a sonreí ¡olvídale!
La vida es ancha y esos golpes del amor se olvidan
Después de cada noche nace un sol
Y vuelven las gaviotas a volar
Después de la tristeza nacerá: la dicha.
Si hoy te han maltratado el corazón
Y duerme junto a ti la soledad
No importa porque empieza un día más: la vida.
De veras me hubiera gustado terminar aquí este capítulo porque queda bien
arriba con este final de canción optimista, pero encuentro todavía zonas en
penumbras.
No se entienda esto como un canto al libertinaje, a la poligamia o al
desamor ni en querer animalizar la relación de pareja quitándole ternura y el
afecto. Lo que sí quiero es despojarla de ñoñería sin confundir la inocencia
con el infantilismo.
Me pronuncio en favor de la fidelidad, de la relación por otras causas de
principios, nada en común con sentimentalismos. Me pronuncio por mantener
una relación de pareja monógama, estable y para toda la vida pero con la cual
tienes relaciones sexuales por que sí, por gusto y porque a ambos le viene en
ganas y no por motivos de que se amen porque muy perfectamente pueden
amarse y no tener que relacionarse desde el punto de vista sexual. Lo que el
noventa y nueve por ciento de la humanidad llama amor no es amor sino un
trastorno neurótico mezcla de miedo a perder una posesión y deseo de
manipular, dirigir, controlar, gobernar al otro, en el cual, de parte y parte, hay
desgaste con una cuenta de dolor.
Quiero decirlo de nuevo: aprecio que en este asunto la gran mayoría de las
personas interpreta que amarse implica control, demostrar que siente cierta
sumisión o ejercer cierto tipo de dominio o ambas a la vez sobre persona.
Hablo de sensación de pertenencia, niveles de compromiso y ataduras
manipulativas, prohibiciones y juegos psicológicos semejantes al típico de
ladrones y policías o tan sutiles como los del tipo de espionaje, donde priman
en recelo, los celos, la desconfianza y todo eso en nombre del amor. Mucha
gente cree que estar enamorado implica conductas estandarizadas,
estereotipadas, aprendidas primero de las novelas románticas o la llamada
poesía amorosa, del teatro luego de las novelas de radiales, del cine, de las
novelas y seriales para TV, así como lo que oye en las letras de canciones
como los boleros, baladas, etcétera y quien no las reproduzca en su proyección
conductual, así de simple, no aplica como enamorado real, no ama nada o no
lo suficiente. No obstante, la persona feliz y sana emocionalmente, es nada
más y nada menos que una persona extraordinaria la cual nadie conoce o pasa
por antisocial, inadaptado, rebelde, etcétera un bicho raro que parece no amar
porque tan solo es libre y no se deja manipular por las personas neuróticas,
neurasténicas y hasta psicóticas que andan sueltas por la calle cuando debieran
estar bajo control médico especializado, pues constituyen peligro para ellas
mismas y para el resto de las personas, sobre todo para aquellas con quienes se
relacionan de manera afectiva.
Una vez más os remito, por ser complementario, a mi libro Reflexiones de
un filósofo de barrio, no gano nada con ello, es gratis.

IV.-DE CÓMO PUEDE FUNCIONAR UNA PERSONA


EXTRAORDINARIA

Un asunto importante es tener una clara definición de ¿qué es la vida?


porque es sobre ella que trata este asunto de volvernos persona real y dejar de
ser un proyecto o una imitación, debes saber: qué es la vida.
Escucha: si le pides a alguien que te cuente su vida ¿Qué te diría? O si
alguien, de forma espontánea, te dijera: te contaré mi vida ¿Qué te diría? Si te
propusieras contarle a alguien tu vida ¿Qué le dirías? Detén ahora, por unos
minutos, la lectura y trata de contestar estas preguntas; tómate tu tiempo y,
cuando ya tengas una idea sobre al respecto, sigue leyendo…
Por lo general, casi todo el mundo coincide en hacer un recuento de
sucesos, de eventos o hechos; pero ¡de tal forma! una vida, o lo tomado como
vida, queda reducido a una crónica, a la narración o historia de la serie de
pormenores de hechos, eventos, accidentes, acontecimientos, sucesos,
incidentes intrascendentes o aventuras de desventuras que has protagonizado
o, en las cuales, te ha tocado jugar algún rol de mayor o menor notabilidad. Tu
vida no se reduce a una lista de sucesos que te han sucedido, eso es historia,
memoria, pero no resulta adecuado para definir lo que tu vida pueda ser. Más
bien muchas personas piensan que sus vidas son la calidad de los sucesos que
le ocurren y así los diferencian en eventos buenos o malos, agradables o no;
pero el color o el sabor o la manera en que puedas describir tales contingencias
son valoraciones que realiza tu mente de forma arbitraria y así, muchas
situaciones que te pueden resultar desagradables pueden no serlo para otra
persona y viceversa; pero, además, tus valoraciones están en dependencia de
tus estados de ánimo, de la predisposición anímica por otros sucesos
anteriores, por prejuicios, por la influencia del criterio de otras personas,
etcétera. Esta descripción acerca de lo que puede ser la vida está más próxima
a la realidad, aunque es ambigua y puede parecer que tu vida va a quedar
definida según lo que ocurra en el exterior tuyo, es decir: dependerá de cómo
tomes o reacciones a los sucesos que ocurren más allá de tu piel, fuera de ti y
que pueden resultar bueno o malos, según sean agradables o no. De tal forma
parecería normal o natural e irrevocable que la vida de una persona a veces
pueda ser buena o mala y que eso es así como si fuera una ley. Pero las cosas
que ocurren no son ni buenas ni malas tales valoraciones son producto de
nuestros juicios ambiguos o predispuestos o desinformados. Y tal es la triste
realidad de lo que le ocurre a la mayoría de la población humana. Pero eso…
no es: la vida, y ¡Si acaso lo fuera! no por completo; quedaría algo más que
añadir de mucha más trascendencia. Todo eso que he descrito, con
anterioridad, ha sido el escenario y la decoración, es decir: el paisaje.
La vida, como existencia en general, siempre se ha tomado, en términos
literarios o poéticos con tendencia filosófica, como un camino; pero lo que es,
en última instancia tu vida es el clima psicológico de ese paisaje, no el paisaje
ni los contratiempos, venturas y desventuras durante el tránsito. Y la capacidad
de poder modificar, a conveniencia, el clima para disfrutar el viaje es una
prerrogativa de las personas extraordinarias. En otras palabras, la vida no es el
recuento de las actividades en que te puedas involucrar, sino el estado
emocional, sentimental como resultado; ocurre en tu ánimo y, no siempre, se
haya en correspondencia con tales circunstancias porque puedes estar en una
fiesta y no estar sintiéndote alegre, en un funeral y no estar para nada triste,
puedes tener una vida llena de éxitos profesionales, sólida retribución
económica por ellos, gozar de salud y tener franca aceptación social y ¡No ser
feliz…! la literatura, las biografías de personalidades, la historia toda, los
noticieros y la prensa diaria dan, de continuo, fe de esto. Quizás puedas,
alguna vez, estar feliz, sentirte feliz… Estar o sentirte implican brevedad en el
tiempo, ser conlleva la idea de mayor permanencia temporal. Tampoco creas la
idea de ser feliz constantemente o sentirte así todo el tiempo; las impresiones
que recibirás de la realidad pueden sacarte de ese equilibrio; lo que sí te
aseguro es lo siguiente: siendo persona extraordinaria, en el sentido en que la
extraordinariedad apunto en estas páginas, siempre vas a poder tener ¡De
inmediato! herramientas, recursos, ideas para estabilizar tus emociones e
impedir la reacción negativa y si bien es cierto que no vas a ser feliz
ininterrumpidamente, nunca vas a sentirte desgraciado, porque a las opciones
de ponerte triste o estallar de ira, podrás interponerles la sabia indiferencia de
comprender la posibilidad de elegir algo mejor, pues la tristeza o la ira son
mucho más destructivas que la indiferencia ante algo que no puedes remediar.
Esta es una de las prerrogativas de ser una persona extraordinaria.
En primera instancia, todo lo que estamos tratando aquí tiene que ver con
cierto conocimiento y, en este caso, tal información es algo que estás motivado
para conseguir y algo que tengo la pretensión de mostrarte. Pero, como el resto
de otros asuntos, el conocimiento tiene niveles y, por tanto, diferencias.
Las formas del conocimiento toman nombre del modo en que es
conseguido: por experiencia, por referencia y/o por inferencia. De las tres, la
primera es la fundamental, por cuanto es la única de la cual puedes tener
seguridad total. Ahora, la cultura, los libros, las conferencias, los consejos, las
tradiciones y ¡todo! lo que aprendes en aulas proveniente de profesores
quienes aprendieron de otros, incluso lo que puedan enseñarte mediante la
exposición de ideas de otros científicos es conocimiento referencial, pues
pertenece a la experiencia de otros, pero no te consta. ¡Tiene un valor! pero
solo eso; duda de él. Si Einstein no hubiera dudado de Newton hoy no hubiera,
por citar solo un ejemplo; telefonía celular. Duda de este libro y de todo lo que
te digo, dudar no es apartarlo sino ponerlo a prueba, verificarlo en la práctica,
convertir las ideas en hechos y convertirte en las palabras porque ¡eres! lo que
creas que es cierto, pero no basta que algo sea verdad es necesario constatar
que es bueno. Te conviertes en las ideas en las que crees, no en las ideas que
piensas ni en las ideas que sabes. Tus creencias son las ideas que no están en
tu corteza cerebral y de las cuales no tienes siquiera consciencia de tenerlas.
Debes saber algo: gran parte de tus creencias (las cuales desconoces porque
pertenecen a tu nivel inconsciente) son como programas informáticos
malsanos que te fueron instalados no por personas malas sino ineficientes con
buena intención y ¡ahora! es tu deber deshacerte de tales programas. El otro
tipo de conocimiento es por inferencia, esto es: toda información que te llega
por intuición, por asociación de ideas mediante un proceso de cálculo ya
matemático, lógico o de sentido común y/o por deducción; tal contribuye, en
mucho, para la adquisición del conocimiento por experiencia.
Ya en muchos otros de mis textos he dicho: la personalidad es quien sufre
o quien nos hace creer que el éxito, el dinero, el confort o el reconocimiento
ajenos sean los determinantes o las condiciones para ser felices (léase
extraordinarios). Si logras, mediante este conocimiento, separarte
interiormente y crear un yo observante capaz de servir de testigo (no de juez) a
todo lo que hace o siente la personalidad; es decir, que cuando te sientas triste
reconozca y diga: ¡Ah, esto es estar triste! o cuando estés cabreado te informe:
¡Ah, esto es tener ira! con el tiempo podrá fortalecerse y ser capaz de ¡sin
esfuerzo! Disipar la tristeza o la ira porque se dará cuenta de que tales son
reacciones a ciertos estímulos y las reacciones son automatismos aprendidos
que se repiten como un repertorio fijo, pero que pueden ser susceptibles de
elección. Apenas el Observador interno aprecia los automatismos, las
reacciones emotivas, etcétera, estas perderán su poder y te irás liberando de
tensiones parásitas y sintiendo el vacío.
Te propongo, ahora, un ejercicio. Debe ser de noche con cielo despejado y
sin luna, de modo que puedas tener condiciones para ver más cantidad de
estrellas. Debes tener acceso a una azotea con suficiente altura, como para no
tener interferencia de edificios cercanos que la sobrepasen y que puedan
llamar tu atención y distraerte con luces o ruidos; si ocurriera esto puede ser,
entonces, en una montaña mientras estás de acampada o, quizás, en la playa.
Esta es una experiencia que puedes hacer solo, pero recomiendo hacerla
acompañado de alguien quien, de la misma forma, se interese en estos temas.
Y lo sugiero por dos razones: una, que puede ser un tanto impresionante y, en
compañía, resulta menos fuerte y no porque lo sea tanto ¡Vamos! La otra,
porque compartir experiencias de este tipo profundiza la intimidad de las
personas a niveles increíbles e insospechados. Puedes hacerlo con tu pareja,
con tus hijos… ¿Ves que no es tan fuerte? Claro, estamos hablando de niños
ya terminando la primaria, que tampoco con chicos demasiado inmaduros;
también con tus padres y/o amigos interesados, como ya dije. No se debe
hablar durante la experiencia, porque se trata de grabar al máximo la
impresión personal y hablar roba atención, ya después pueden comentar qué
sintieron y esto sirve para reafirmar el recuerdo de lo vivido y establecer
comparaciones. Recordar que cada quien siente distinto y no hay motivo para
coincidencias. Antes de realizar la experiencia con otra persona le debes
explicar los pormenores para que, al menos en teoría, sepa cómo conducirse
para obtener el máximo de conocimiento del proceso.
Acuéstate decúbito dorsal (bocarriba). Ojos cerrados. Afloja toda la ropa
muy ajustada, entreabre discretamente piernas y brazos (palmas hacia arriba) y
disponte a la relajación muscular completa de esta forma: repasa tus tensiones
musculares con la mente desde la cabeza, cuello, hombros, brazos y, uno por
uno, los dedos de las manos, espalda caderas muslos hasta llegar a los pies uno
por uno, igual que con las manos. Luego aquieta tu respiración diciendo con la
mente: Yooo, al inspirar y feliiiz, al expirar. La relajación idónea se establece
cuando sientes: pesadez, inmovilidad y calor corporal, así como pulsaciones
en las yemas de los dedos. Cuando esto ocurre, abres los ojos y observa el
firmamento estrellado en silencio y siente la magnitud del infinito, es algo
sobrecogedor, ten consciencia de esta impresión pues será lo que recordarás o
¡Lo que halles! cuando realices introspecciones al interior de tu mente en otro
ejercicio similar que detallaré más adelante.
Sobre la vida, hablamos de un camino y estás de viaje en él, pero no vas a
ningún lugar, entonces ¿Cuál es la prisa? Estás en el camino con otras
personas; unas no continúan y otras se incorporan, unas llegaron a donde iban
y otras comienzan el viaje, entonces ¡no te aferres a las personas! Ser feliz no
es estar contento siempre, se trata de una sabia indiferencia, de una perfecta
comprensión de lo que sucede. Hazte un viaje placentero y le harás agradable
el viaje a quienes viajen cerca de ti.
Ya te dije; estás de viaje y todo lo que tienes es: camino que desandar. No
vas a ningún sitio, entonces, puedes hacer, además de caminar, cualquier otra
cosa para entretenerte mientras viajas, pero ¿Cualquier cosa? Sí. ¡Cualquiera!
Ninguna es más importante que otra ¡A menos que te dé más gusto! Procura
que, con lo que hagas, puedas, también, ganarte el sustento y, así, matas dos
pájaros de un tiro.
Como te habrás dado cuenta esto del camino es una alegoría para explicar
aspectos de la vida, otros aspectos no resisten la metáfora del sendero y
tendríamos que explicarlos por medio de otra parábola. Nos ponemos en
contacto con la realidad por medio de los sentidos, pero ya sabemos que, estos,
son limitados y no nos informan con suficiencia, los sentidos son insuficientes
pues nos ofrecen conocimiento cuya calidad está en dependencia de la
sensibilidad de nuestros sensores; por otra parte nuestros sensores están
diseñados solo para cierto umbral de percepción. Aquí es donde echamos
mano de los símbolos; las palabras son símbolos y, de la misma forma, son
fuente de error, no olvides esto. Solo la observación ¡sin juicio! te dará
conocimiento por experiencia. Debes crear un observador dentro de ti.
Atiende, la voz que habla dentro de tu cabeza y dice YO de sí misma, NO
ERES TÚ. Es la voz de tu personalidad, es la voz de tu yo consciente, es la
voz de la cultura y de la civilización, es la voz de quien juzga, valora, calcula
y te hace tomar decisiones como: con quien casarte, elegir amigos, hacer
negocios… es la parte de ti con la que te equivocas casi siempre y la
responsable de tus divorcios, de tus problemas con los amigos y de que te
salgan de forma inadecuada los convenios laborales, mercantiles,
interpersonales, etcétera.
A este nivel quizás ya te diste cuenta que, a veces, doy la impresión de ir
en pos de destruir la personalidad y otras parece todo lo contrario; en otros
casos empleo una metáfora para explicar algo y luego uso otra que puede
parecer que explique algo diferente, y tal parece una contradicción. No. Es una
paradoja. Es exactamente ambas. Recordar el principio de complementariedad
y que todo está compuesto de sí y de no.
Una persona extraordinaria es comparable, en su conducta, a una partícula
elemental, un electrón, etcétera pues nunca se sabe cómo va a reaccionar, es
impredecible y su pronóstico es, a lo sumo, estadístico.
Creo lo más fuera de lo común la capacidad de esta persona para conciliar
el sí y el no. Por lo regular siempre estamos juzgando, evaluando, sacando
cuentas, comparando, decidiendo, eligiendo entre dos o más objetos de
atención y tal es algo que implica desdeñar, descartar, apartar, no aprobar al
menos uno o más entre varios elementos en favor de otro o más; con lo cual
decimos sí a un conjunto (formado quizás por un solo individuo) y no a otro,
de la misma forma. El asunto no es negar una parte de la realidad existente
pues eso es alienarse, sino aceptar su totalidad. Nuestra existencia transcurre
en el pendular entre el sí y el no, pero es en el punto medio donde se encuentra
la aprehensión de la realidad. Igual ocurre con nuestra mente, la cual, va y
viene entre el pasado y el futuro pero sólo en el punto medio, el presente, es
donde ocurre la realidad. No juzguéis, fue una de las recomendaciones
capitales de Jesús.
Es muy importante, recordar esto otro: nadie te pone de determinada forma
y si crees que ocurre así, es porque das tu autoridad para que suceda; la gente
que te mortifica no te molesta, eres quien decide molestarse. Cuando pierdes la
calma por lo que otra persona hace, le estás dando autoridad sobre ti y cada
vez que esa persona haga eso que te incomoda es como si, esa persona,
moviera un hilo y tú te movieras quedando convertido en su títere. Muchas
veces tal sujeto ni sabe lo que te ocurre y, sin embargo, piensas que lo hace
con intención pero, si así fuera, con mayor razón para no darle ese gusto.
Recuerda, las personas funcionamos como espejos, lo que te fastidia de las
otras personas es algo de ti que no te gusta y que ves en ellos. Alégrate de que
esas personas estén ahí para que puedas verte a ti mismo tal como eres y
puedas, entonces, observarte y comprenderte y cuando eso suceda, de forma
automática, dejará de producirte enfado.
El asunto es entrar en contacto con la persona real y desconocida que eres.
Haz silencio dentro de ti. Acalla a la voz que habla en tu cabeza y observa. Si
te decides, el primer logro será: darte cuenta cuán difícil es. Requiere técnica y
largo entrenamiento. Te puedo dar la técnica, el entrenamiento va por ti. Si
entrenas de forma correcta y con sistematicidad, llegará el momento en que
necesitarás supervisión de alguien. Para entonces tendrás cierta experiencia,
habrás leído otros libros y conocido otras personas y conseguirás lo necesario
para continuar.
Ahora, en este minuto, lo que debes saber es que debes aquietar tu mente
para que calle. Eso requiere cumplir algunos requisitos externos:
1- Un horario (con preferencia temprano al amanecer, después de una
caminata o un poco de ejercicios aeróbicos y tomar una ducha, aunque puede
ser, también, por la tarde después del baño, antes de la comida, entre las seis y
las siete, momento en que la naturaleza se prepara para el descanso).
2- Un espacio. Habilitar un pequeño lugar íntimo y mínimo (donde quepa
uno sentado en el piso sobre una manta, un territorio de sesenta por sesenta
centímetros es suficiente) con la segura garantía de no ser molestado mientras
realiza esta actividad.
3- Condiciones: La misma ropa siempre, o sin ropa pero establecer
periodicidad estable para crear el acondicionamiento reflejo. Si ropa: no
apretada, suelta, ancha y de preferencia colores claros, o blanco. Otras
condiciones: silencio o música muy débil, penumbra, incienso, etcétera aunque
ninguna de estas condiciones es, en sí misma, un requerimiento invalidante de
no haberlo. Uno se puede sentar en una silla pero se recomienda el piso, sobre
una manta o estera, con preferencia en la postura del loto (pie derecho sobre
rodilla izquierda y viceversa, al principio puede ser difícil, incómodo y hasta
doloroso, las manos la izquierda sobre la derecha con las palmas hacia arriba
sobre los genitales) si esta postura te resulta demasiado incómoda o no puedes
lograrla, siéntate en la postura del sastre o como los judocas, de rodillas los
muslos juntos y sentado sobre los pies.
4- Induce la relajación tal como lo explicado con anterioridad.
5- Haz cada vez más lenta la respiración.
6- En interés de lograr más atención: con los ojos cerrados intenta mirar al
entrecejo forzando los ojos al estrabismo y buscando allí un punto luminoso…
hasta verlo; todo esto no es más que un recurso para obligar a la mente a no
saltar de un pensamiento a otro y entrenarla hasta posicionarse en un único
objeto de atención. Solo eso.
Este ejercicio repetitivo, gradual y sistemático lleva a lograr el silencio
mental, acallar a la voz que habla dentro de nuestra cabeza diciendo Yo de sí
misma y haciéndonos creer que somos ella. En medio de esa oscuridad y en
presencia de ese punto luminoso que hemos creado, podemos sondear la
profundidad interior de nosotros mismos y recordaremos el ejercicio de la
infinitud estelar nocturna y podríamos tener la experiencia de ser Nada y de
ser Nadie, que es como ser todo; conocer el vacío, lugar donde emana la vida,
el tiempo y la materia. El lugar donde puede ocurrir darse cuenta de la realidad
real, perder la identidad ficticia y unirse a todo lo que es.
Haciendo un resumen quiero dejar algo más definida tu vida: no es la lista
de las problemáticas que te ocurren, ni es la calidad de tales contextos, ni
llegan a ser tus respuestas o reacciones a tales y que pueden ser agradables o
no… de ser posible la opción más asistida o que todos quisieran sería la
primera pero sabemos que la realidad está compuesta de ambas y lo natural es
que las probabilidades son del cincuenta por ciento de cada una. Es por eso
que la persona extraordinaria aprende que la solución para construir una vida
armónica no es estar dispuesto a pasar un tiempo bien y otro mal sino
entrenarse en crear un programa donde siempre opta por el estado intermedio
de la sabia indiferencia de saber que todo está bien porque ¡Así! es la realidad
y que su vida termina siendo lo que haga desde dentro de sí con cualquier cosa
que suceda. Deja de tener reacciones automáticas predecibles dejando de tener
contradicciones con la realidad.

V.- ¿NO SOMOS PERFECTOS?


Antes de contestar la pregunta del título comenzaré diciendo que de forma
popular, al menos en Cuba y creo que en todos los países donde hablamos
español, se maneja el criterio de: no somos perfectos o no existe la perfección
o nada humano es perfecto. Tal presupuesto, desde antiguo se viene repitiendo
por medio del refranero popular, apoyado por las tradiciones y la cultura en
general, de modo que por generaciones hemos escuchado durante cientos de
años la repetitividad de esas frases, las cuales, han creado paradigmas, o sea,
algo que funciona, no como una idea cualquiera que es susceptible de crítica, o
sospecha, sino como un axioma, algo que es como la quintaesencia de la
verdad; se oye y no queda duda, no necesita argumentación y se instala como
una creencia porque es algo que oímos desde niños, proveniente de familiares
y otros adultos que ostentan figuras de poder. Es fácil comprender que
personitas de baja estatura, dependientes en totalidad de sus mayores, den
crédito a cualquier disparate que expresen las figuras de liderazgo que le
tutoran y favorecen.
Una idea cualquiera que, como base de lo que constituyen los
pensamientos, puede discutirse, se guarda en la corteza cerebral y su
importancia puede ser variada con cierta facilidad por el raciocinio intelectual
de la esfera consciente. Las creencias, sin embargo, no; pues están formadas
por ideas más fijas que están grabadas en el inconsciente, a un nivel más
profundo. No las pensamos, como sucede con las ideas que forman el
pensamiento y las opiniones; las creencias ¡las vivimos! y ni siquiera sabemos
que las tenemos porque están grabadas en la subconsciencia. Están exentas de
juicio y de crítica. Desde niños hemos podido oír que los jabaos son malos,
que los gitanos son ladrones, los judíos tacaños, los latinos escandalosos, las
rubias frívolas, las trigueñas ardientes o que los chicos gordos son cobardes o
tímidos quienes usan espejuelos, etcétera.
Pero aunque las ideas que forman las creencias son bastante permanentes
pueden, también, ser desplazadas por medio de otras ideas: razonadas,
comprendidas y aceptadas y, sobre todo, si tales ideas se instalan mediante un
procedimiento que, además de la repetitividad, incluya que sean incorporadas
durante un estado particular de la consciencia, idóneo para grabar en el
subconsciente y, tal, lograría inducirse con cierto protocolo: ojos cerrados,
relajación muscular y entrenarse en reducir la actividad mental a un único
objeto de atención: la instalación de las nuevas ideas que formarán las nuevas
creencias.
Con respecto a la interrogante del rótulo inicial digo: Sí, en potencia,
somos perfectos. Tal como todo lo que existe; porque todo en la naturaleza es
perfecto. Llamamos imperfección a lo que no comprendemos a lo que no
funciona de la manera que consideramos conveniente. En la realidad de la
existencia no existen cosas buenas o malas o funcionamientos correctos o
incorrectos. Veamos un ejemplo: un cierto mecanismo es inventado para
realizar un trabajo y, a eso, le llamamos perfecto, mientras realice tal función,
lo cual es una apreciación externa y arbitraria acerca del caso. Pasado cierto
tiempo, el mecanismo, es desmontado para darle mantenimiento, pero al
volver a colocar sus piezas ¡una de ellas! es puesta al revés y comienza un
funcionamiento que no ofrece el mismo resultado de antes. ¿Es este
funcionamiento malo o imperfecto? No. Es distinto. Y si tuviéramos que ser
precisos tendríamos que decir que como trabaja de acuerdo a la disposición
actual de sus piezas ¡su funcionamiento! no puede ser otro, tal función es
perfecta de acuerdo al montaje de su mecanismo, aunque no realice el trabajo
para el cual fue diseñado en su origen.
Si nos consideramos imperfectos es porque no comprendemos nuestro
funcionamiento. Lo que sucede es que nuestro dispositivo para apreciar la
vida, la realidad de nuestro entorno y nuestra relación con él, está contaminado
con un software maligno; eso que ahora, en informática, conocemos como
virus… La solución es cambiar el software por otro más conveniente.
La capacidad de poder auto-repararnos es parte de nuestra perfección.
Estas ideas pueden funcionar como el software nuevo que debes instalar, pero
es algo que no tienes que hacer, ser feliz no es obligatorio.

VI.- JUSTIFICACIÓN DE LA JUSTIFICACIÓN

Alguien, no sé quién, dijo: la justificación es la prostitución del carácter.


El desarrollo de las ciencias informáticas ha hecho posible una elevación
extraordinaria, en muy poco tiempo, de una alta calidad del flujo de
conocimiento, así como de formas de acceder a él. Así, las síntesis de ideas,
refranes, aforismos, máximas, proverbios, definiciones, etcétera, los cuales
existieron siempre en el coloquio familiar pero que, hoy en día, se han
multiplicado quizás para evitarnos largas lecturas y quedarnos ya con las ideas
centrales inmersas en extensos textos. Tales comprimidos de sabiduría son
útiles porque con economía de palabras nos dejan un mensaje claro sobre
formas de conductas, puntos de vista que, a veces, olvidamos o descubrimos o
redescubrimos.
El error es creer que la sabiduría pueda regirse siguiendo cláusulas fijas,
normativas rígidas o cauces lógicos, cuando el secreto es que resulta todo lo
contrario. La aprehensión de la verdad puede resultar paradójica y hasta
contradictoria de ahí que Pablo de Tarso escribiera que las cosas que son del
espíritu de Dios ¡Y la sabiduría lo es! pueda parecer locura para el hombre no
espiritual, léase para el ser humano llamado ordinario en el sentido en el que
estoy escribiendo este libro, porque la vida es ¡con precisión, cambiante!
proteica, multifacética y, por tanto, no cabe en esquematismos.
Si, usted, alguna vez oyó decir: la justificación es la prostitución del
carácter, y le pareció una idea original que, como herramienta, podría usar
para edificarse, auto realizarse como persona y mejorar su proyecto de
humanización es algo que está muy bien; pero creo que, además, debe incluirle
la corrección de no siempre es así y/o a veces no aplica.
Justificarse todo el tiempo, es decir, si cada vez que dice algo, realiza una
acción le sigue un discurso explicativo de sus motivos y buenas intenciones
con el fin de dejar claro en todos que su pensamiento y su actuar (los de usted)
son justos y perfectos, algo que por lo regular es lo que considera todo el
mundo, va mal encaminado porque se está guiando por el criterio de pensar
que ¡siempre! tiene o debe agradar a los demás, algo que es imposible pero,
además, lo mueve el sentimiento de buscar aprobación, usted, hace esto o
aquello para quedar bien, para ser tenido en cuenta, para ser gratificado,
reconocido y es, este juego, un negocio malo porque nunca va a ser aceptado
por todos. Basta media vez que pretendas hacer ¡cualquier cosa! que rompa la
normalidad, que salga del promedio esperado, basta que intentes ser
extraordinario para que critiquen tu túnica de colores y te salgan al paso
detractores gratuitos. Recuerda el refrán para este caso: si sales a cazar leones
olvídate de los conejos. Si vas a salir por tu misión ¡Que es la caza mayor!
¿Qué haces gastando cartuchos con quienes no tienen cometido alguno? Y,
cuando digo cartuchos, lee tiempo, energía, dinero…
Otra cosa bien distinta es dar una explicación por la interferencia que
puedas hacer en territorio ajeno o usar una satisfacción o ¡usemos la palabra!
una justificación porque, al fin y al cabo, vivimos en sociedad y hay reglas que
son automatismos, pero que funcionan muy bien como lubricante social para
no ser tomado como un bandido; que una cosa es romper reglas, ser diferente
hasta lo extraordinario y otra ¡muy diferente! es andar buscándose problemas
gratuitos con personas que andan por la vida sufridas, atormentadas,
desesperadas y por tanto locas por tener una disputa con cualquiera para
descargar sus tensiones internas.

VII.- LA MISIÓN

No, no voy a hablar sobre aquel magnífico filme de Robert de Niro,


haciendo de monje jesuita en Sudamérica.
En Breslov, pequeña ciudad de Ucrania, conocida también como Breslav o
Breslev, nació un 4 abril del año 1772, quien es hoy conocido como Najman
de Breslov o, tan solo, el rabí Najman; un judío que trasciende como líder
espiritual del jasidismo: movimiento iniciado por su bisabuelo, Israel Ba´al
Shem Tov, durante el siglo XVIII. Una de los puntos característicos de este
movimiento dentro del judaísmo es que hace hincapié en la alegría.
El rabí Najman escribió: …existen tres cualidades que debemos aprender
de los niños. (Yo añadiría pequeños porque, ya después de los cinco años, es
difícil que un niño no demuestre en su proyección conductual estar
contaminado con las incongruencias de la educación, tanto familiar como
escolar) y son:
1. Siempre están contentos sin que haya motivo. No juegan para divertirse
sino que se divierten jugando.
2. Siempre están en actividad. Estando saludables, no dejan de estar en
actividad.
3. Cuando quieren algo, lo desean con todas sus fuerzas.
Y hay siete conductas que debemos aprender de los ladrones:
1. Trabajan de noche. Trabajar de noche implica: sobresfuerzo.
2. Si no completan su trabajo en una, siguen en la próxima. El ladrón
trabaja de noche, pero quien está trabajando en convertirse en una persona
extraordinaria vive; el resto del día puede trabajar donde ganarse el sustento,
pero descubrir su misión y/o una vez descubierta empeñarse en llevarla a cabo,
es vivirla, no le queda otro tiempo que el nocturno, el cual roba de su
descanso.
3. Viven en comunidad con sus compinches. Esto es: si descubres que tu
misión está en la música qué haces reuniéndote todos los días con personas
quienes nada tienen con la música.
4. Arriesgan la vida en su trabajo. Se entiende que su trabajo es su misión;
lo de trabajar para comer y vestirte o alguna vez más que otra ir al cine, es más
bien un castigo. Ganarás el pan con el sudor de tu frente… se dice en la Biblia
luego de la Desobediencia en el Edén. Pero cuando arriesgas en tu misión,
vives adrenalínicamente, es una aventura donde eres el protagonista principal.
5. Lo que consiguen con su actividad vale, para ellos, tan poco que lo
venden por menos de lo que vale. Aquí su actividad es: tu misión. Y, Lo que
consiguen con su actividad, para algunos cuya misión es escribir, vale, para
ellos, tan poco, que no solo son capaces de venderlo por menos de lo que vale,
sino que llegan a ofertarlo GRATIS.
6. No temen los riesgos. Y si temen se arriesgan porque son responsables y
conscientes de que toda misión es peligrosa.
7. Aman su oficio y no lo cambiarían por otro. Aquí, su oficio, es tu misión
y tu misión es tu estrategia, la usas para convertirte en persona extraordinaria,
no importa si cantas, escribes o pintas, no importa si eres barrendero de calles;
si amas tu misión ¡claro que no la cambiarías por otra! Porque te hace sentir
vivo, útil, importante y, por tal motivo, aprenderás todo lo más que puedas,
dentro de tus posibles y reales limitaciones ¡Todo! sobre cómo realizarla
mejor… y si no logras la excelencia técnica, si no llegas a ser un prodigio, tu
obra sencilla llevará la marca de tu ser único y, en algo, será tenida en cuenta;
porque quien así se empeña casi está ¡sin remedio! condenado al éxito…
porque nadie como tú para decir lo que tienes que decir; porque otros,
también, podrán decirlo, pero nunca podrán decirlo como tú… ¡Nadie como
tú!
Pero, déjame decirte algo, escucha esto, fíjate que dije: casi. Recuerda: lo
que estamos tratando aquí es de ser una persona extraordinaria, no de tener
éxito en la misión. La misión no es más que un pretexto, un subterfugio. Han
existido centenas de personas cuya misión era escribir las cuales murieron sin
publicar una línea y, sin embargo fueron personas increíbles, fuera de grupo y
de eso se trata. Llegar a ser una persona de estas, que pudiéramos llamar siete
estrellas, tiene que ver con su calidad de vida no con lo que lograron producir
durante ella; ya fueran libros, cuadros o risas.
Alguien me dijo recién, que la propia vida era la mejor maestra para llegar
a ser una persona extraordinaria, solo que era una maestra asesina: al final del
curso, te mata. Si no apruebas te mata y si logras graduarte te mata igual. La
diferencia es que si no aprendes, es decir, si no haces algo por convertirte en
persona extraordinaria tu vida termina siendo una serie de descalabros,
considerados fracasos, una retahíla de desencuentros, disconformidades y
sufrimientos, y terminarás tus días lleno de dolor porque la pena de no hallar
un norte en la existencia, el desencanto de un deber no cumplido es carcoma a
los huesos, según la Biblia. Pero, si logras ser tal persona, tu nueva condición
borrará tus desencantos anteriores y los hará ver como ejercicios, como
medios, como que valieron la pena y, terminarás tus días, dicho en una
palabra: satisfecho.

VIII.- SOBRE REVOLUCIONES Y SOCIALISMOS

Refiero esta analecta, sobre la revolución y la construcción del socialismo,


no como pudiera pensarse, a conceptos precisos ubicados en el tiempo y en el
espacio sino, en general, a las revoluciones y a las construcciones de
socialismos y, tampoco, con una idea crítica en términos sociológicos,
políticos ni de análisis históricos sino, más bien, de encontrar una
comprensión del funcionamiento psicológico humano y cómo la civilización y
los procesos sociales dificultan, lastran ¡impiden! que te conviertas en una
persona extraordinaria.
La revolución, ya sea la rusa, la francesa o la mexicana… Las
revoluciones, en general, y sin querer definirlas y sí, más bien, comentarlas,
son fenómenos sociales explosivos, intensos, violentos… y siempre un poco
sangrientos, poco más o menos, pero poco más que menos; sobre todo: son
eventos transitorios, momentos históricos de tránsito entre dos etapas. La
historia, la cual es producida por seres humanos, como todo lo que existe en
este mundo tridimensional en que vivimos, es algo vivo, en proceso de
constante cambio, algo cuya presencia no es permanente; quiero decir que
ocurre, se manifiesta, produce sus efectos y pasa, por lo general, durante un
tiempo siempre menor al de las etapas entre las cuales acontece.
La revolución se nutre, por sus cualidades (antes nombradas aunque no
todas), de la energía de la gente joven; también, de su inocencia; por eso le
acompaña un aura romántica, pasión que tiende a enaltecerla, y un lirismo que
le confiere plaza alta en el campo de las humanidades y hasta en el
misticismo… en fin que le da espacio entre los sentimientos dignos, morales,
justos. Algo que intuyen, muy bien, los próceres.
Quienes han dedicado algunas horas a estudiar, cualquier cosa, terminan
dividiéndose en facciones o vertientes que aprueban, cada cual, algo distinto
por cada parte. Por eso hay quienes sostienen que la revolución: Una, nace
espontánea de entre las multitudes, en términos más políticos: del pueblo.
Otra, de forma más sociológica: que tiene aparición histórica, que obedece a
resortes o leyes de interacciones económicas y político-sociales, en fin. Y; por
otra parte, además; hay quienes argumentan que, las masas, son arrebatadas
por personas extraordinarias: líderes, caudillos, próceres, genios o talentos
quienes tienen la capacidad de dirigir encauzar o determinar los momentos
precisos de iniciar tales procesos. Una cuarta posición, en la cual me alineo, es
aquella que toma en cuenta que, tales, ocurren debido a la convergencia de
todos los factores y que depende de igual forma de unos como de otros.
Pretender que una revolución pueda extender su permanencia en el tiempo,
durante años y años y sumar décadas, pertenece a un esfuerzo manipulativo.
Los esfuerzos manipulativos no tienen, en sí mismos, nada oprobioso pueden
nacer de un genuino interés de servicio pero, a la larga, terminan degradando
aquello que pretendían servir.
De la Historia, de la experiencia cotidiana y del sentido común sabemos o
llegamos, con cierto esfuerzo reflexivo, a la conclusión de que, construir
¡cualquier cosa! requiere una preparación previa. He dicho que: con cierto
esfuerzo reflexivo, porque es algo que, en realidad, olvidamos o hacemos que
olvidamos o con la cual, por alguna extraña conveniencia, terminamos
conviniendo.
Para construir, cualquier cosa, hace falta un diseño, un proyecto, al menos
un antecedente porque, sin querer ser muy ilustrados, debemos recordar, con el
Eclesiastés, que: no hay nada nuevo bajo el sol. Incluso los creadores que se
desempeñan en las artes espaciales, los pintores, los escultores, los
arquitectos… aun cuando producen o edifican sus obras realizan esbozos,
planos, dibujos representativos de sus ideas y en el caso de las grandes
construcciones como torres, monumentos, grupos escultóricos o rascacielos se
auxilian de otras personas con conocimientos y experiencia sobre cómo
construir. De modo que el escultor, el arquitecto o el ingeniero, incluso cuando
realiza su ópera prima o su obra de máxima experiencia, necesita auxiliarse de
alguien que ya haya construido, de alguien que ¡Sepa! construir. Así, siempre
que de edificar algo se trate, ya sean barcos, edificios o cucuruchos de maní es
lo mismo; porque, sin saber construir, así de sencillo: no se puede.
Así, tenemos que acerca de la edificación del socialismo; y cuando digo,
hemos, me refiero a la humanidad; hemos acumulado suficiente experiencia
como para saber ¡ya! que quienes nos guiaron, desde 1917, a construir
socialismos no sabían muy bien qué era lo que estaban construyendo y que en
tan loable construcción, con muy buena voluntad vamos a decir, quizás lo que
hicieron fue dar palos a ciegas, pero que le dieron en el lomo a mucha gente
que no los merecía.
Quienes llevaban más tiempo construyéndolo terminaron creyendo o
dándose cuenta, no sé bien, de que se equivocaron en algo, porque no
funcionaba como era debido. Luego los demás quienes ¡también! lo estaban
construyendo, creyeron que no funcionó allá porque las condiciones de allá
eran otras y que en otro lugar, con diferentes condiciones, no tenía por qué
pasar lo mismo, si se tuvieran en cuenta los errores de allá.
Pero, y ahora viene la pregunta de los cuarenta y cinco mil pesos: ¿Quién
es y dónde está el que sabe cuál socialismo es el que va a funcionar en tal o
más cual sitio, quién es y dónde está quien sabe construir el socialismo
conveniente o cualquier otro socialismo, quién tiene los planos, las
instrucciones, la experiencia; quién vio ya un socialismo terminado? Creo que
lo principal es preguntarle, cuando aparezca ¿De cuánto tiempo ¡más!
estaríamos hablando?
Hasta ahora, y casi a un siglo de errores y desaciertos; de remiendos,
enmiendas y revisiones; de experimentos, de reflexiones, cambios y aperturas,
vemos que no llegamos al medio juego y mucho menos a los finales del
partido mientras arrastramos, me refiero a la humanidad, un sistema social el
cual, como un potaje, no acaba de cuajar porque no aparece un chef que dé
pruebas de saber desenvolverse en la cocina, inconcluso al punto de requerir a
cada paso auxilio del sistema que intenta desplazar.
De veras, no quiero pasar por conspiranoico, algo tan en boga y tan
rebuscado, además. Pero me arriesgo por resultarme interesante trastear en los
orígenes de ciertos hechos no para buscar afirmaciones o reafirmaciones, sino
porque la curiosidad, a veces, atiza datos sospechosos que pueden servir para
obtener un atisbo de la realidad. Así, no hay que olvidar a Trotsky, cercano
colaborador de Lenin, poco antes de la revolución de 1917, de luna de miel en
Nueva York, estrenando las primeras limusinas que rodaran en la llamada
Gran manzana, casado con la hija del banquero judío Abram Zhivotosky,
asociado a la banca Rothschild. Su fortuna propia, la de Trotsky, no pasaba de
la paga de sus artículos en un diario neoyorquino y cómo, más tarde, parte
hacia Rusia, vía Canadá, con unos veinte millones de dólares para financiar la
revolución bolchevique. Pocos años después, Jacob Schiff, agente de los
Rothschild, declaró haber donado esa suma.
Más aún: lo apoyaron para que creara y dirigiera en persona al propio
Ejército Rojo. No eran zonzos los banqueros judíos de Wall Street. No
pagarían millones de dólares para que Rusia se hiciera de un fuerte ejército
que no respondiera a alguien que les sirviera. Cuando los canadienses
detuvieron por casualidad el viaje de Trotsky, desde Nueva York a Petrogrado,
pensando que un aumento de la temperatura revolucionaria en Rusia podría
hacerla salir de la guerra, algo que alargaría el conflicto pudiendo aumentar las
bajas del ejército canadiense, haciendo todo más gravoso, fueron autoridades
británicas quienes sugirieron a las de Canadá dejar al judeo-ruso proseguir
viaje.
Y al final del balance nos queda, me parece y le parece también a muchas
otras personas, que la creación del estado comunista ruso no fue más que un
rejuego de banqueros para sacar del juego al zar que les ponía difícil hacerse
de los pozos de petróleo de Bakú y de paso crear una amenaza segura para
próximas guerras ¡Qué tantas ganancias generan! Porque ¿Qué es la Historia,
si no el recuento de las guerras humanas? Y ¿Para qué las guerras si no para
despojar a otros de sus riquezas? Y mucho mejor si son otros quienes
guerrean, entiéndase los que quedan mutilados cuando no muertos, sobre todo
desde que Thomas Malthus probó matemáticamente que está sobrando gente
en el mundo.
Todo, mientras el tiempo pasa para todos, sigue igual sin diferencias. En el
terreno los que cuelan goles o les sacan tarjetas en colores, cuando acaba el
partido, se van a casa en Porches o Lamborginis, mientras que, los que
aplaudimos, gritamos y pagamos las entradas o compramos los productos que
ellos promocionan, hacemos cola para el bus.
Así es, por lo menos para muchos, que viven en Europa. Por eso, por lo
otro y por lo de más allá. En palabras rectas porque el establishment está
diseñado para para garantizar la comodidad de los poderosos a expensas del
trabajo, el sacrificio, la vida y la muerte de la mayoría, que somos las personas
ordinarias.
No se trata de juicios politiqueros, ni de crítica social, de trata de
ejemplificar cómo todos servimos de escalones para que otros realicen sus
gratas existencias.
Moraleja: cuando yo era niño existían muñecos de cuerda (ahora tienen
baterías) no gastes la carga de la tuya en asuntos que sirvan para garantizar la
vida extraordinaria de otra persona que no seas tú.

IX.- NOTA A FIN DE MEJORAR NUESTRA COMPRENSIÓN DE


NOSOTROS MISMOS

Paul D. Mac Lean (N. 1 de mayo de 1913 –M. 26 de diciembre de 2007)


fue un médico y neurocientífico norteamericano quien hizo contribuciones
significativas en los campos de la psicología y la psiquiatría: Su teoría
evolutiva del cerebro triple propone que el cerebro humano es, en realidad,
tres cerebros en uno: el reptiliano, el sistema límbico y la neo-corteza; a lo que
llamó: cerebro tri-único. De esta forma, el cerebro humano puede semejar una
cebolla con tres capas siendo la interna la primaria; o sea, donde radican
nuestras conductas más cercanas al animal que todavía somos y que, por
supuesto, gobierna a las dos capas más recientes, desde un punto de vista
evolutivo. Dicho de otra forma, en las capas más externas radican los centros
encargados de promover la evolución y hacer que el ser que somos, y que se
manifiesta en este vehículo que se denomina Homo sapiens, pueda dejar de ser
un animal y convertirse en persona extraordinaria, real, es decir, en un ser
humano.
Explicado de acuerdo al desarrollo histórico de las especies animales (que
es la teoría que aprueban los académicos y no estoy para que me llamen la
atención por indisciplina ya que en lo personal no las tengo buenas con
Darwin) primero surge el cerebro reptiliano; encargado de todas las funciones
instintivas como el impulso sexual, de supervivencia, equilibrio, etcétera y
automáticas y/o neurovegetativas como son la digestión, gestación, circulación
sanguínea, etcétera. Luego aparece sobre este, en especies superiores, el
sistema límbico, el cual va a encargarse de la aparición de las emociones
(miedo, ira, complacencia, etcétera) Más a posteriori, aparece la corteza
cerebral, donde se originan el pensamiento abstracto, el habla, la capacidad de
relacionar, procesar y almacenar información y tomar decisiones a partir de
este proceso.
De modo que podemos distinguir en nosotros un cuerpo físico, el cual todo
el mundo puede apreciar sin problemas y no requiere explicación. Este cuerpo
que resulta un soporte, no es más que el vehículo donde se instala o vive lo
que, en realidad, somos. Tal soporte es lo que queda cuando morimos según
observamos a la simple inspección. Este cuerpo está regido por el sistema
reptiliano, el cual está formado por el tronco del encéfalo y el cerebelo, y
controla el comportamiento instintivo para sobrevivir, así como controla,
también, los músculos, el equilibrio y las funciones autonómicas (digestión,
respiración, latidos del corazón, producción de plaquetas, glóbulos rojos y
toda la bioquímica de que depende la fisiología, etcétera).
Tenemos, además, otro cuerpo, pero invisible a los ojos (para decirlo con
palabras del Principito) formado por nuestra forma de reaccionar, de forma
emotiva, a los estímulos de la realidad externa y, tal forma, es única en cada
individuo. Aquí entran (en el caso específico del humano) los sentimientos, la
sensibilidad artística, los estados de ánimo, la solidaridad, la empatía, la
simpatía, etcétera. La amígdala, el hipotálamo, y el hipocampo son los
soportes orgánicos donde se da lugar lo que, el doctor Paul D. Mac Lean,
llamó sistema límbico. (Aunque este término está en discusión porque eso de
límbico no determina con precisión lo que la ciencia requiere, pero no se trata
más que de un asunto de nombres. Por otra parte, quizás, ya no haya ninguna
discusión sobre el caso y hayan llegado a algún nombre consensuado, solo que
no me he enterado ¡y no porque no quiera! lo que pasa es que vivo en Cuba y
¡esto! es algo que los que vienen de turistas desde el primer mundo no pueden
comprender, unos porque vienen a ver si lograr pescar unas mulatas y otras
pues… porque quieren subirse en la farola del Morro, entre otras actividades
más culturales, digo).
También, podemos advertir otro cuerpo invisible a la vista, formado por la
suma o resultante de nuestros criterios y consideraciones, forma de
pensamiento, puntos de vista, formado por nuestro desarrollo intelectual,
capacidad de aprendizaje, etcétera y que se ejecuta en el neo-córtex o corteza
cerebral, tal como se ha dicho con anterioridad; membrana formada con la
llamada materia gris, cuyo espesor es de apenas dos milímetros y donde se
albergan unos veinte billones de neuronas; se ha calculado que para llenar a la
corteza cerebral de información visual, auditiva y kinestésica (kinestésica
agrupa tres tipos de información: olfativa, gustativa y táctil) se necesitarían
veinticinco mil años consecutivos ¡sin dormir! También, se ha computado que
una persona usa, con aproximación, entre un ocho y un diez por ciento de esa
capacidad, con la cual podría tener sesenta mil pensamientos diarios, el gran
problema del ser ordinario que somos es que, usando tan bajo potencial, podría
tener una vida plena, sin embargo, la cantidad de pensamientos que tenemos
hoy y qué ¡por supuesto! Ni siquiera alcanza la mitad de esa cifra, son los
mismos que repetimos durante casi toda la vida… y nos quedamos siendo un
animal de costumbres fijas o casi fijas; ya lo cantó el célebre Juan Gabriel: la
costumbre es más fuerte que el amor.
Estos tres cerebros, propuestos por el doctor Paul D. Mac Lean, tienen
correspondencia con los clásicos cuerpos sutiles los cuales son, aunque suene
repetitivo, los que siguen: El primero de ellos sería el cuerpo físico: nuestra
estructura osteomuscular, la cual no tiene ninguna dificultad para ser
reconocida, se encuentra en el nivel de la primera dimensión.
El segundo cuerpo, relativo a la segunda dimensión, no es material en el
sentido del primero, sino que está conformado de una materia más fina, pero
podemos sentirlo pues es el que pone en movimiento al primero. Este segundo
cuerpo es el cúmulo de emociones y sentimientos que experimentamos. Las
emociones tales como el miedo, la ira, la tristeza, desencadenan movimientos
corporales, descargas hormonales en el torrente sanguíneo las cuales producen
erizamiento, palpitaciones, llanto, sudoración, respuestas musculares para el
movimiento, etcétera. Bajo estados emocionales específicos se realizan actos,
se dicen cosas, las cuales no se harían si estos estados no aparecieran. La suma
total de emociones, la gama de sentimientos, la variedad de matices en este
sentido es lo que constituye el segundo cuerpo, al cual los místicos y algunos
religiosos llaman: cuerpo Astral.
El tercero, aún más sutil, conecta con la tercera dimensión del ser humano,
siendo el caudal de pensamientos e ideas que podamos tener sobre el mundo
circundante. Es el llamado: cuerpo Mental. La mayoría, por lo común, todo el
mundo, tiene, más o menos, estos tres cuerpos dado que todos estamos en un
mundo tridimensional y nos comportamos tridimensionalmente, pero son
cuerpos deformes, rígidos, inacabados.
El cuarto cuerpo, el cuerpo de la cuarta dimensión, es la Voluntad. La
mentalidad es el sentido para conquistar esta dimensión, pero los seres
humanos más talentosos sólo utilizan un bajo porcentaje de su capacidad
mental.
Los cuerpos sutiles nacen, crecen, se desarrollan y mueren con cierta
independencia del cuerpo físico.
El crecimiento, es decir, el desarrollo de todo cuerpo depende de la calidad
del alimento. El alimento de los cuerpos sutiles o, mejor dicho, los alimentos
de los cuerpos sutiles son, como en el caso del cuerpo físico, elementos que se
aportan desde el exterior y con los cuales, por sedimentación, acumulación,
etcétera, se va conformando tal cuerpo. Es decir, que, usted, se come una
galleta, la cual hasta ayer estuvo en las espigas de un campo de trigo y los
elementos de la galleta tales como proteínas, grasas, minerales, vitaminas,
etcétera, quedan conformando el tejido adiposo, muscular, etcétera y otra parte
se quema a fin de producir energía para producir movimiento corporal.
Los alimentos de los cuerpos sutiles (astral, mental y voluntad) son: las
impresiones. Su cuerpo emocional requiere ser alimentado de buenas
impresiones. Procure ser espectador de sentimientos amorosos, de emociones
de bondad. Ya sea por medio de libros, filmes, espectáculos, compañía de
personas; así como evite escenas de violencia, terror, grosería. Mientras más
afine la calidad de las impresiones que recibe mejor será su cuerpo emocional.
Con el cuerpo mental sucede lo mismo, procure incorporar buenas ideas y
pensamientos. Serán buenos aquellos que produzcan en, usted, agradables
sensaciones. Por lo general, todo aquello que a, usted, le parece bien (aunque
después descubra que no sirve), grato, importante, no se lo niegue a sí mismo.
Por otra parte, recuerde que está vivo en este mundo y por tanto está
produciendo, quiera o no, impresiones, que son alimentos para los cuerpos
sutiles de los demás. Reconozca su nivel de responsabilidad en el mundo y sea
creador de impresiones de calidad a fin de participar en la creación de otros
mundos sutiles. Dicho de otra manera: no se queje de sus achaques, ni de sus
dolores ante quienes no se lo va a remediar pues no son médicos, con esto crea
una impresión de derrota, de dolor, de pena o quizás esa persona se alegre de
que sea, usted, el dolorido y no él. De las dos formas, usted, crearía en los
demás una mala actitud ante la vida. Habrá distorsionado y deformado la
realidad de ese individuo. Trate de no convertir la vida ajena en el basurero de
la suya. Le sugiero valorar la idea de no hablar sobre riñas, acerca de guerras,
de miseria, de enfermedades o errores, los cuales no puede erradicar ni la otra
persona tampoco. Si puede erradicarlos, hágalo sin comentarios. Si habla,
comenta o difunde defectos de las cosas, de las personas o del ambiente en que
vive, estará aumentando la cantidad de mal que ya existe en el mundo, pues
será: el mal existente más el que, usted, introduce en el mundo sutil de los
demás; de este modo crea desconfianza, miedo, incertidumbre e inseguridad.
Esto no quiere decir que no pueda hablar de defectos, penas, errores, guerras o
problemas, o que alguien se lo prohíba. No. Usted, puede hablar de todo, de
cualquier asunto, pero sólo cuando su participación, su intervención, su
pronunciamiento sobre tales temas sea para resolverlos, calmarlos,
apaciguarlos, o para al menos afrontarlos con decisión cuando no se puedan
evitar o resolver. Por otra parte si, usted, considera lo expuesto aquí como algo
sin sentido, pacato, y va a continuar viviendo para hacer todo lo contrario pues
me parece genial: eso verifica en, usted, la propiedad de un criterio diferente.
Identificamos a alguien con un cuerpo astral desarrollado cuando
experimenta emociones gratificantes, equilibradas, estables, positivas, que
sustentan la seguridad de la base física. A veces, tal individuo es tan raro, tan
fuera de lo común que nos choca, nos parece ofensivo, indiferente o egoísta.
El individuo podrá asustarse o encolerizarse (lo cual, resulta ser ejemplo de
emociones negativas) pero tales emociones las experimenta cuando algo, de
veras, afecta su integridad, la diferencia con el individuo común es que su
respuesta es siempre proporcional al estímulo que la produce y nunca se
excede porque nunca se reprime, siempre canaliza su energía hacia afuera. El
individuo puede parecer inalterable, quizás loco, pues atiende a un patrón
interno único, desconocido para los demás, por tanto su respuesta es
imprecisa, no puede ser pronosticada, nunca se sabe cómo va a reaccionar, es
una caja de sorpresas. Es como un electrón cuya conducta, una vez sacado de
su órbita estable, sólo puede predecirse estadísticamente, pues no parece
seguir una ley fija. Tal individuo puede tener la apariencia del tipo duro a lo
Serpico, o a la de Robert Redford en el filme África Mía, o parecido a
Cocodrilo Dundee. Es alguien dueño de sí. Lo exterior no parece afectarlo.
Un individuo con un cuerpo mental desarrollado es un individuo con un
cuerpo de ideas y pensamientos propios, con un cuadro de nociones completo,
con un esquema personal para explicarse el mundo a su alrededor y sus
interrelaciones. Tal sistema podrá ser cierto o no, pero será coherente al menos
para él y actuará en correspondencia con lo que cree. Este sistema de ideas, es
lo que se llama: criterio propio. Tal, le servirá, o lo utilizará, para funcionar
con armonía con todo lo que sucede a su alrededor. El sistema puede no ser
exacto, o correspondiente con la realidad, pero sí sirve para que el individuo se
equilibre, y los sucesos sobre los cuales él no tiene elección o forma de
controlar, no lo afecten, en forma tan destructiva, como a otro individuo a
quien le ocurriese algo similar, significa que Me gusta. Sintiéndose en armonía
con el universo y no estando en desarmonía con él, puede decirse que poco
importa que no sea verdadero, el problema es que funcione de forma positiva,
produciendo la felicidad del individuo o por lo menos la satisfacción de estar
siendo lo que quiere ser. Siempre digo que si algo no me sirve para ser feliz
pero sí para no sentirme desgraciado, ya es bastante, para ir empezando.
Los niños son carruajes con un caballo sin cochero, carecen de cuerpo
mental. Son seres sin control interno que pueden autodestruirse tal como un
vehículo que anda sin conductor. La ventaja del niño sobre el adulto es que su
caballo se dirige solo hacia lo gratificante (quiero recalcar que digo solamente)
y se aleja, de forma espontánea, de lo desagradable. Los esquemas culturales,
la moral, las tradiciones, las normas de conducta social, la llamada etiqueta,
las instituciones, las reglamentaciones, la religión, hacen que el niño vaya
creando un cuerpo mental (un cochero) que lo dirige hacia zonas negativas
tales como la dependencia psicológica, hacia la creencia de que existe una
forma fija de hacer las cosas, o hacia la necesidad de buscar reconocimiento
ajeno, lo lleva a evaluar lo que le ocurre en la vida y su experiencia de tal en
función de la idea de la justicia, algo descabellado porque el concepto de lo
justo es una creación humana, no existe en la naturaleza y para ampliación
sobre esto coloco a continuación un parrafito fragmento de mi libro
Reflexiones de un filósofo de barrio, publicado en Freeditorial.com, donde
puede descargarlo gratis: Aclaro que una cosa es lo que la realidad es, y otra lo
que imaginamos, lo que creemos sobre ella. Recordemos que pensamos,
sentimos y actuamos en función de lo que debe ser, en función de nuestro
sentido de justicia, y justicia en la naturaleza NO HAY: Los peces grandes se
comen a los chiquitos, los gatos a los ratones, los leones a las gráciles gacelas
y no es nada justo para los devorados. Mañana estornuda un chino y resbala
una piedrecita en la falla de San Andrés y se va al carajo la costa Este de San
Francisco con Los Ángeles y todo, y ¡tampoco! es justo. (Y lo del chino fue
para no hablar del Efecto Mariposa).
Un individuo apático, abúlico, incapaz de entusiasmarse, estimularse... por
ejemplo un anciano que vive de recuerdos, es un ser inmovilizado, es decir su
cuerpo astral ha muerto o está agonizante. A pesar de ello, el tal anciano del
ejemplo, puede tener un gran caudal de conocimientos, ser un erudito y tener
un formidable criterio propio, o sea un saludable cuerpo mental. Es el caso de
un cochero con un carruaje pero sin caballo.
Otros son entusiastas, viven para los demás, son expresivos, dinámicos,
son servidores porque no tienen motivaciones propias. Son seres con cuerpo
astral pero no mental. Son carros locos, carruajes tirados ¡solo! por el caballo:
no tienen un cochero que los guíe. Por eso necesitan resolver problemas ajenos
o sea, necesitan a alguien que los guíe y dé dirección.
El hombre medio, el ciudadano común tiene sus cuerpos, emocional y
mental, en estado embrionario, en proceso de crecimiento, pero no tiene estos
cuerpos terminados o desarrollados y en la mayoría de los casos, dado que
tales cuerpos no reciben el alimento apropiado crecen deformes.
El artista famoso, el deportista destacado, el héroe victorioso, son personas
de cuerpos astrales más o menos terminados. Los científicos, los filósofos, los
fundadores de religiones, han sido individuos de cuerpos mentales más o
menos terminados.
A veces el individuo advierte que su cuerpo emocional, o mental es
horrible y comprende que debiera cambiarlo por otro mejor, pero para ello
deberá destruir el que tiene y hacerse otro, lo cual implica un precio de dolor,
un impuesto de sufrimiento que no todo el mundo está dispuesto a pagar. Sin
embargo, cualquiera se hace aserrar brazos y piernas o abrirse las entrañas
para amputar un tumor.
La persona extraordinaria sobre quien, usted y yo, estamos tratando aquí,
quizás, no disponga de un cuerpo físico en forma, desde el punto de vista
atlético; tal vez no sea, todavía, alguien con un cuerpo emocional excelente; a
lo mejor, no haya realizado aún un cuerpo mental que pudiera tener un
intelectual, pero ya rompió la inercia y está trabajando en todas esas áreas
porque sintió la angustia de no ser quien debe; y se hizo consciente de tener,
por su linaje, la promesa de una fabulosa herencia inagotable y está
gestionando recibirla, porque descubrió una actividad que le da placer realizar
y en la que se siente útil y la convirtió en su misión.

X.- LA PERSONA EXTRAORDINARIA

Es alguien que evita consumir tiempo en quejarse porque ciertos eventos


que no son como le gustaría, son inevitables o imposibles de cambiar. ¡A veces
se queja! pero se da cuenta enseguida, y dice: quejarse no cambia las cosas y
estar alerta para darse cuenta le prepara para no tener que evitar quejarse
porque poco a poco deja de hacerlo pues reconoce que es inútil. Convertirse en
persona extraordinaria es estar alerta y darse cuenta. Esta persona llega a no
desear que las cosas sean de cierta manera. Es, con suficiencia, inteligente y
madura para saber que los eventos de la vida son cíclicos y siempre, siempre,
siempre van a ser dulces o amargos, placenteros o dolorosos. Y cuando lleguen
va a disfrutar unos y soportar otros, si no puede evitarlos.
No es regocijarse con todo lo que ocurre, se trata de aplicar la filosofía de
aceptar lo que es. Ciclones, terremotos y epidemias no le dan gusto pero no
consume su tiempo en desear lo contrario de lo que está pasando, entiende que
¡es mejor! buscar formas y medios para protegerse.
La persona sobre la que tratamos no se siente culpable, sabe que es mejor
aprender con cualquier cosa sucedida en el pasado que pasarse la vida
rezongando, todavía, por lo mismo.
Alguien así disfruta con el buen humor, tiene habilidad para eso pero,
además, para producirlo, y si hicieras algo con intención de molestarle o tan
solo le haces algo con lo cual otras personas se molestarían; tendrías de balde
el tiempo empleado, pues no te tomaría en cuenta. No pretende pasar por
gracioso, pero le pueden parecer divertidos muchos ambientes o contextos y
puede reírse de casi cualquier tema incluso de un asunto serio y hasta solemne
pero, con honestidad, no le mueve la intención agresiva o irónica y nunca
haría burla sobre la discapacidad de otro ni sería capaz de ponerlo en ridículo;
podría, de muy buen talante, hacer burlas sobre sí mismo o crear anécdotas
divertidas donde pudiera quedar ridiculizada su propia persona. Le gusta reír
junto con otros, no reírse de ellos. Nunca se compra ropa para agradar a otros,
compra la que les gusta y le parece cómoda o fresca o duradera, no les importa
que le quede grande o que sea chillona o demasiado juvenil, si es mayor o ropa
que parezca demasiado seria, si es muy joven; si ve a un anciano en short y
sandalias en un lugar donde no hay playa no se ríe ni le da con el codo al de al
lado para que mire al vejete; quizás se ría, sí, pero de saber que existan otras
personas extraordinarias quienes andan por la vida con menos prejuicios que
el resto de la manada.
Se esfuerza en preocuparse lo menos posible y, por esto, puede parecer
alguien no práctico; porque no es de los que acaparan para cuando llegue,
como se dice en Cuba, el tiempo de las vacas flacas, vive al diario. Hasta que
un día, repara en eso y hace un ahorrito discreto ¡por si acaso! Pero que en la
primera instancia gasta para seguir como hasta entonces.
Ama su libertad y quiere a su familia y a los demás, quienes les son
próximos, haciendo otro tanto y realizando sus propias decisiones y
solventando sus problemas por sus cuentas, por tal motivo pasan por egoístas
o crueles, por quienes no le conocen.
Suele dar la impresión de ser gente huraña o poco sociable porque es
celosa con su tiempo, pasa mucho tiempo en soledad realizando sus
actividades ya que es autosuficiente en el sentido de preferir hacerlo todo por
sí misma, probarse haciendo cosas y no diciendo cuán eficiente puede ser,
quiere aprender, vivir la aventura de lograr algo nuevo y a veces falla y
termina dándose cuenta de que debe buscar un especialista pero, como dije, lo
da por bien empleado. Por otra parte, como obra siempre de buena fe y sin
dobleces no cree que tengan que escoger con pinzas las palabras a emplear
para que los demás se sientan complacidos; muchas veces, la urgencia por
algo les hace olvidar dar los buenos días o las demostraciones de
agradecimiento del protocolo social.
Al observar la existencia humana, se percata de la inexistencia de un sitio
a donde ir, por eso no considera momento justo para hacer cosa alguna y en
sentido estético no se preocupa demasiado por la limpieza o por ser muy
ordenado. Para una persona extraordinaria, la limpieza y la organización son,
nada más, tipos de instrumentos para ayudarse en el trabajo pero que no tienen
una finalidad interna. Puede ser creativa debido a no sufrir de esa cierta
neurosis organizativa.
Aunque tiende a ser anárquica, tampoco es anarquista, en realidad es muy
difícil clasificarla. Una persona así, tiende a evitar sitios donde sea norma la
etiqueta y el protocolo. Además, casi nunca, sus decisiones coinciden con las
de la mayoría. (Entre nosotros pero ¡sin ser absolutos! creo que el anarquismo
es lo que mejor les va).
Desde el punto de vista de las demarcaciones geográficas no aplica como
patriota pues considera las divisiones fronterizas como designios del poder y
del afán de conquista de familias que solo buscaban enriquecerse a costa de
los pueblos conquistados. Prefieren, mejor, verse como ciudadanos del planeta
y, como raza, parte de la especie humana. Ven las banderas y los atributos
patrióticos como ídolos y fetiches de utilidad para los gobiernos a fin de
enardecer a las masas en favor de sus conveniencias (las conveniencias de los
gobiernos) y facilitar conducirlos a guerras (a los pueblos no a los gobiernos,
estos nunca van a las guerras a menos que las pierdan) o para soportar
impuestos en nombre de derechos que no disfrutan y de la libertad que tienen
y a la cual les han enseñado a temer expresar. Si acaso el país donde viven,
estas personas, estuviera en guerra, no les alegrarían las bajas de los enemigos
porque, los tales enemigos, son tan humanos como los soldados del país donde
viven. Pensar así ha sido causa de considerárseles traidoras. No son fans de
nadie, no siguen a caudillos como si fueran ídolos ni gritan ni salen corriendo
tras el cantante de moda. Ven a todo el mundo como a seres humanos y no
ponen a ninguna persona sobre un pedestal por encima de la importancia de
otro humano.
Aman la naturaleza, prefieren las escenas bucólicas y siempre lo simple y
natural a los productos o ambientes elaborados; por eso no tienden a frecuentar
restaurantes, bares ni lugares demasiado artificiales; aunque si viven en
ciudades populosas o capitales y alguna vez van por aventura o por acompañar
a alguien, lo disfrutan, pero si comienzan a sentirse incómodos no tienen
reparos en marcharse.
Por lo general, la mayoría de las personas ven los problemas de cualquier
tipo, incluso los cotidianos, como eventos amenazantes que constituyen un
peligro o un riesgo para lo que entienden como su amor propio; sin embargo,
para estas otras personas diferentes no es así; pueden encarar cualquier asunto
con objetividad.
No son gente enfermiza o por lo menos no son de quienes andan contando
sus achaques a quienes no son médicos, consideran que pueden deshacerse de
sus dolencias.
Por increíble que parezca, si no se culpan, por lo menos ¡siempre! se hacen
responsables de todo lo desagradable que puede ocurrirles.
No tienen la opinión de que el mundo deba ser cambiado, se dan cuenta
que siempre hubo injusticias, pobres, vagos, gente que se aprovecha de la
necesidad de algunos para pagarles menos y que intentar cambiar eso es un
desgaste de energías donde no hay el menor índice de éxito. También digo y
repito que no necesitan el éxito, si lo logran lo disfrutan como el primero pero,
en este caso ¡Caso que es el camino que siguen los próceres, los políticos, los
grandes líderes de pueblos intentando arreglar el mundo y, al morir, dejándolo
igual o peor! En este caso, repito, las personas de las que tratamos, se dan
cuenta que irían contra la voluntad de la misteriosa fuerza creadora que da
lugar a la existencia total, algo que no harían porque son mensajeros de ella.
Viven de manera holística y si el mundo no es tal como a ellos les gustaría, se
dan cuenta que eso, también, está bien. Uno, puede hacerse una idea acerca de
su salud mental (la de ellos) cuando, uno, descubre que, para estas personas, lo
que importa no es lo que la vida les hace ni lo que les ocurre en la vida, sino lo
que ellos logran hacer a pesar de eso.
Todo lo que hacen es producto del gusto por hacerlo, sienten una gran
necesidad de expresarse, están tan urgidos por terminar su trabajo, que
consideran urgente y útil, que tienden a ser un tanto chapuceros, aunque
quizás, diciéndolo con una palabra demasiado fuerte, el caso es que no les
preocupa haberlo hecho bien o mal o si llegó o no a cumplir su cometido. ¡Un
ejemplo! Son incapaces de poner carita porque leyendo un libro encuentre
erratas, no se ofende por eso, les parece una estupidez que alguien se
escandalice porque a un editor ¡o al autor! se le escaparon algunas comas
obligatorias según la gramática o algunos acentos en un título, o incurrió en
alguna falta ortográfica de más peso. También le parece exagerado, en algunos
casos (no en otros) cuando ciertos editores critican y/o comentan, aunque sea
de forma reservada con otros del gremio, que muchos autores reconocidos les
deban la fama, pero ni se pone bravo porque lo hagan ni anda por ahí
repitiéndolo y, si acaso, lo comentara, no denuncia la fuente.
En realidad este trabajo de concurso exige un mínimo de diez mil palabras
y me he pasado en más de unas cuantas de lo que sería la norma. En realidad
no he terminado con todo lo que podría continuar diciendo pero, de todas
formas, estoy trabajando en cuatro nuevos textos donde sigo hablando sobre
este tema, y pienso escribir muchos más. A decir verdad, este contenido me
apasiona porque, cuando yo contaba entre catorce y treinta y cinco años,
hubiera dado ¡Cualquier cosa! por haber encontrado un libro como este; quizás
lo encontré cuando tenía que encontrarlo y cuando ocurrió ¡Fue maravilloso! y
hubiera querido poder decirle a quien lo escribió cuánto bien me hizo, luego
vinieron otros y otros y otros libros que me ayudaron más, y todavía me
sorprende darme cuenta que me falta mucho más por mejorar. Si estoy
escribiendo este, no es porque esté aquí en plan de profesor de algo, de
salvador de vida, de gurú iluminado ni poco menos; solo estoy escribiendo
unas notas para asegurarme de lo aprendido como estudiante, quizás, te sirvan
para empezar a construir la persona extraordinaria que mereces ser, que te
gustaría y, en la cual, todavía no has comenzado a trabajar. Al principio del
libro, desde la reseña, dije que mi premio sería la persona extraordinaria que
serás, por eso ahora, al final, os dejo mis direcciones Emails.
Espero este texto haya llegado al menos a una persona que se disponga a
crear una persona así, aunque no es obligatorio, ser feliz tampoco.
FIN

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