«Decía Donne que nadie duerme en la carreta que lo conduce de la cárcel al patíbulo, y que, sin embargo, todos dormimos desde la matriz hasta la sepultura, o no estamos enteramente despiertos. Una de las misiones de la gran literatura: despertar al hombre que viaja hacia el patíbulo» Ernesto Sábato «No podemos conocer, por principio, el presente en todos sus detalles» Heisenberg Pr. Nobel de Física I.-INTRODUCCIÓN, OBERTURA, PROEMIO, EXORDIO, PREFACIO, INTROITO, PRÓLOGO, APERTURA, PREÁMBULO, PRELUDIO O LO QUE SEA
Présteme su atención, por favor: mire, no estoy haciendo periodismo, más
bien intento hacer literatura económica pues debo escribir, como mínimo, diez mil palabras. Aclaro esto para que la primera impresión dada a este título, no asocie mis propósitos con los de Bárbara Walters, quien publicara en 1970, Cómo hablar a prácticamente todo el mundo sobre prácticamente nada y, más tarde, recibiera dos premios Emmy (1975 y 1983). No creo que ella se propusiera ganar premios, tan solo los disfrutó como los disfrutaríamos; usted, o yo; si nos los dieran. Pero estoy habituado a que no me los otorguen, sobre todo desde que la Academia Sueca se vio obligada a no concederme el Nobel de Literatura del 2003, según lo confirma un despacho de prensa de la agencia EFE del dos de agosto de ese año, según ya denuncié en mi obra, Titule esta novela (publicada en Freeditorial.com) y, en la cual, también, narro la vida de ¡otra! persona extraordinaria (basándome en hechos reales). Lea esa novela y hágase un favor. Tal cable nunca fue publicado porque un hacker logró hacerse de él y enviármelo. Se trata de Kevin Mitnick, alias El Cóndor, cliente ocasional de un primo mío quien, a su vez, era expendedor de cannabis en Miami antes de ser, con injusticia, encarcelado en Coral Gable. Hablar en términos absolutos puede parecer pretencioso. De la misma forma, el título tiende, de manera asintótica, hacia los predios del ensayo, pero sólo eso. En realidad el relato que emparenta con el ensayo no es un invento mío como, tampoco, es propiedad exclusiva de quienes han incursionado en semejante engendro. Quizás, alguien piense que pretender un relato que bosqueje, con simplicidad, la totalidad, aunque parcial, concerniente al interés humano, sea un exceso, un reto o un descaro. La dignidad de nuestro género, a pesar de tamaño pensamiento, (para quienes por ciertas razones, oportunidades y hasta por suerte, han vislumbrado qué fue aquello que Jesús no le dijo a Pilatos cuando, éste, le preguntó: ¿Cuál es la verdad?) resulta primordial y sencilla, pudiendo ser objeto de aplicación, también, a la literatura. Y si estamos, aquí, realizando este relato; yo en su pasado y, usted, en mi futuro, no es por ningún disparate casual en la concatenación de los eventos universales. En definitiva: esta persona fuera de serie, quien ha pasado su vida, hasta ahora, alejada de la publicidad (por suerte y/o por desgracia) pero que, de algún modo, (asunto en el que quiero intervenir), merecería incluirse entre los diez primeros pensadores de todos los tiempos (Bueno,… quizás no tanto) es una persona ficticia pero de la vida real, como anuncié en la reseña, lo cual explicaré más adelante. Antes de entrar en los detalles, como ya se habrá dado cuenta, se hacen necesarias unas palabras introductorias. En propiedad, Relatos sobre una persona extraordinaria, iba a titularse, Encuentro con un hombre notable, pero sonaría mal después que, el llamémosle filósofo, George Ivanovitch Gurdjieff titulara un libro suyo, Encuentros con hombres notables y podría, quizás, verse como un acusado signo de parodia dada la ligereza coloquial, rayana en lo humorista, conque algunos detractores caracterizan mis obras, sobre todo, por como las titulo. He nombrado a Gurdjieff y he sugerido dificultades o necesidades, para titular obras: y me veo obligado a referir hasta errores, sin ánimo malintencionado, a un libro sobre él: Gurdjieff, el hombre más extraño de este siglo, de Louis Pawell y Jacques Bergier, el cual debió ser titulado: ...el hombre más extraño del siglo XX, por razones obvias. Entrando en materia. Nací el 29 de octubre de 1950, en la ciudad de La Habana. En un día como ese, pero un año antes (1949), moría Gurdjieff en París. Es un detalle. Otro es que mi primer libro publicado se titula Bebidas notables, y este adjetivo venía a sumarse, con particular exactitud, en la lista de eventos sobresalientes que me hicieron decidirme por emplearlo, a riesgo de acusar pobreza imaginativa, (hecho que no me ofende) a fin de llamar la atención sobre estas páginas. Este sugestivo título, que al final escogí, es una invitación para que entre, usted, en contacto con el significado de persona notable, y aunque no tiene que convenir conmigo, ni es de mi interés forzar su criterio sobre la notabilidad de algún ciudadano de este planeta, me resulta grato argumentarle lo siguiente: el primer hombre notable que, usted, encontrará en este libro ¡Phssss! Soy yo ¡Voy a referirme a varios! De hecho a todos porque voy a hablar en términos generales pues, de alguna manera, debo demostrar que las personas extraordinarias existen y no son producto de mentes afiebradas; pero, de hecho, la persona extraordinaria de este libro es la persona que ¡usted! puede llegar a ser; no yo ni cualquiera otra citada como material de estudio. Ya le dije que nací un 29 de octubre y ¡eso! es casi suficiente. Recuerde tan sólo que también en esta fecha, pero en el año 1187, el papa Gregorio VIII proclamó la tercera cruzada. El rey de Francia Felipe IV, El Hermoso, murió un 29 de octubre de 1314. Fernando Álvarez de Toledo; general y político español, conocido como gran duque de Alba, quien sirvió al emperador Carlos V y a Felipe II; nació en la localidad abulense de Piedrahita otro 29 de octubre, pero de 1507. Sir Walter Raleigh, quien en el año 1603 fuera acusado de conspirar contra el rey, fue declarado culpable y sentenciado a muerte; sin embargo, Jacobo I conmutó la pena capital por la de cadena perpetua, y lo hizo conducir a la Torre de Londres, donde estuvo encarcelado trece años. Durante este periodo escribió el primer volumen de su, Historia del mundo, la cual, junto con otras de sus obras, La última lucha de la venganza (1591), y El descubrimiento de la Guayana (1596); le proporcionaron un lugar importante entre los intelectuales isabelinos. En el año 1616, fue liberado para dirigir una expedición a América, la cual resultó un desastre y en la que murió su propio hijo, en la Guayana, en busca de El Dorado, mítica ciudad selvática, cuyo nombre, evidenciaba la abundancia de oro. De vuelta a Inglaterra, el rey Jacobo I, aconsejado por el embajador español, conde de Gondomar, ordenó que se cumpliera la sentencia a muerte de 1603; y el 29 de octubre de 1618 fue decapitado. El único 29 de octubre del año 1914, el imperio otomano de Turquía entró en la primera guerra mundial. En día semejante, pero del año 1923, se proclamó la república turca. El vigésimo noveno día que tuvo octubre en el año 1956, Israel invade Egipto… y ya, porque está pareciendo esto una apología. Y no crea que estas serendipias, las cuales pueden ennoblecer mi destino, me llenan de vanidad. Si, usted, repasa un poco la Historia podrá reconocerse como una persona tan distinguida como yo. La correcta interpretación de estas páginas no estaría garantizada si no les precediera un acápite decisivo, ¿Cómo decir? Algo así como ciertas instrucciones para comprenderlas. Las instrucciones son ya lugar común, basten unos pocos ejemplos que cito en mi libro: La literatura como recurso para ser (libro que publiqué gratis en Freeditorial.com con el propósito de evitar enriquecerme) El inglés Andrew Marvell escribió: Últimas instrucciones a un pintor (1667), Doris Lessing escribió una novela titulada, Instrucciones para un descenso al infierno (1971). Los mayores éxitos literarios del francés Georges Pérec llegaron con, La vida: instrucciones de uso (1987), novela galardonada con el Premio Médicis. El argentino Julio Cortázar produjo, Un manual de instrucciones, donde instruye acerca de diversas actividades que cualquiera, que no fuera un intelectual, hubiera imaginado innecesarias. Y así, no me quedó otro remedio que poner título a mis instrucciones para leer este texto; pero el hecho de que tan elocuente, pedagógico y didáctico vocablo no aparezca en la etiqueta elegida implica, también, una intención. De modo que; continuando la redacción de mis instrucciones, que no son instrucciones sino literatura codificada; paso a los detalles anunciados desde el inicio. ¿Qué puede ser más interesante, sugestivo o trascendente para un lector que conocer los pormenores, circunstancias y referencias de una persona extraordinaria, sobre todo si, él, puede ser esa persona? ¿Quién no ha soñado, ansiado o acariciado la idea de ser tal? A las alturas del nivel de información que tiene la humanidad sobre sí misma ¡todavía! sigue siendo un misterio convertirse en alguien semejante, lo cual viene a ser como un premio de la vida o el resultado de una esforzada travesía entre miles y disímiles fracasos; de ahí el éxito de los libros y las conferencias de autoayuda, la creciente popularidad de couchings, gurúes, deportistas, personalidades de la farándula y líderes tanto religiosos como políticos… tan solo, el ejemplo de sus vidas conquista la admiración de multitudes de fans. Lo primero a deslindar sería: ¿A qué me refiero cuando digo persona extraordinaria? Como, usted, sabe, extraordinaria, es un adjetivo el cual, en este caso, está calificando al sustantivo persona. Tal adjetivo se trata de una palabra compuesta del prefijo extra, el cual aporta una cantidad notoria de calidad al adjetivo en propiedad: ordinario y, así, queda extra-ordinario; o lo que es: superior a lo ordinario; que lo excede y supera. Ahora vamos a analizar al vocablo persona: y aquí colisionamos con el primer escollo porque, persona, es un estado (o una categoría) propio de la especie animal Homo sapiens a la cual pertenecemos; el obstáculo es que, si bien, todas las personas son Homo sapiens ¡no se cumple a la inversa! debido a que, la inclusión en la clasificación de la especie, nos viene por herencia natural; pero, la condición de humanidad, que nos vuelve personas, se efectúa por aprendizaje imitativo; si no ocurre ese entrenamiento en el momento adecuado (que está desde que nacemos hasta los tres o cuatro años de edad) el Homo sapiens pierde la capacidad de humanizarse. La comunicación con el entorno familiar y con representantes de otras familias o sea, lo que llamamos sociedad ¡debía! volvernos personas; me refiero a personas reales, quiero decir personas de verdad; pero, no es lo que ocurre porque nos volvemos personas ficticias, sin terminar, del montón, es decir, ordinarias. Por esto, decía más arriba, es que está es la historia de una persona ficticia, pero de la vida real. La enorme mayoría de la humanidad está formada por falsas personas, por personas que no son personas reales, porque las personas de verdad son las personas extraordinarias y este relato es, también, la historia de lo extraordinario que resulta ser una persona extraordinaria. Esto debemos definirlo porque este tipo de persona maravillosa no encaja bien en los estándares de valoración manejados para referirnos a los individuos, por lo común, considerados fuera de serie. De alguna manera, creo fácil de entender que ser alguien extra-clase es como ser un bicho raro, con toda la negatividad involucrada en el concepto inherente al vocablo bicho. No sería difícil de aceptar, en cualquiera de las personas importantes citadas en una lista arbitraria, que sufren limitaciones: las persiguen sus fans, los periodistas y hasta algún loco, de vez en cuando, intenta matarlos o termina ejecutándolos, deben confiar sus fortunas a quienes terminan robándoles y sus relaciones personales están en la duda de si son basadas en su notoriedad y cuenta de banco o si se debe a la espontaneidad de la simpatía desprovista de los intereses adicionales de mejorar a su costa ¡a costa de la del importante, claro! Estamos de acuerdo en lo extraordinario de ser millonario, pero debemos entender algo: no todo quien cuenta su dinero con cifras de siete dígitos son extraordinarias por algo más fuera de eso. No hay nada malo en ser millonario, si hubiera algo sospechoso, no lo creo malo sino error y, en tal caso, sería el proponerse serlo. Porque cuando te propones algo, ya de hecho, situaste tu mente en el futuro y saliste de la realidad, la cual está en el momento presente. Esto no significa estar en contra de trazar metas y/o estrategias, sino de eliminar la tensión, las ansias, de estar en función de… porque te estropean el disfrute del día a día, del vivir de instante en instante. Lo sorprendente de la persona que presento es: puede estar, por ejemplo, escribiendo su obra durante décadas sin conseguir le publiquen. Esto, con las limitantes de trabajar, para mantenerse él y su familia, en una actividad sin relación con la intelectualidad; al cabo, cuando consigue insertarse, casi por accidente, en un empleo afín, comprende que su obra no está acorde con el establishment. Cuando le publican su primer libro se da cuenta de seguir siendo el mismo y con lo ganado no resolvió mayor problema económico ni nadie se entera del nuevo escritor y ni siquiera le publicaron el libro donde ya comienza a descubrir su posesión de una noticia cardinal para ciertas personas. Lo maravilloso es: escribe porque no puede evitarlo, sí o sí, como cuando una mujer está de parto; pero, además, lo disfruta; se siente con un mensaje para ofrecer, con algo para comunicar y ¡Eso! es importante. Se da cuenta que el tiempo pasa y ¿qué es un escritor sin lectores? Participa en concursos esperando un golpe de suerte ¡un día una mención! pero no le publican… otro, la publicación de un poema dentro de una antología, y ¡Empieza a sentir el desgaste! Hasta ¡Un día! descubre una editorial donde ¡Al fin! se auto-publica, pero debe financiarse el costo de la edición; y logra publicar un par de libros a cambio de efectuar el pago contra sus potenciales ganancias como autor. Se siente mejor, pero no satisfecho porque no sabe si sus libros se venden y, por otra parte, si se venden alguien almuerza mientras él ayuna y ¡Eso! no le parece bonito. Así, hasta descubrir otra nueva editorial donde, también, se puede publicar uno mismo, pero donde ¡no venden! y comienza a poner todos sus libros gratis en Internet. Lo prodigioso es que, esta persona, se siente como el árbol al dar sus frutos: no puede evitarlo y se los da a cualquiera; al quien pasa y a quien se queda un rato bajo su sombra, al que va para el trabajo y a quien regresa de él; pero, tampoco, se los niega al rufián de paso ni al caminante ocioso. Y este conocimiento acerca de estar cumpliendo la misión para la cual fuiste creado, te hace sentir ¡Muy próximo a tu creador! y no puedes menos que sentir dicha, porque Él, también, hace llover sobre justos e injustos. Ahora la pregunta es: si esta individualidad tan peculiar no se forma por los medios naturales biológicos y si la familia y la sociedad no la producen por el aprendizaje imitativo ya que no existen suficientes especímenes para darse lugar tal proceso ¿Cómo pueden surgir, aparecer, formarse tales personas? Y aquí es donde aparecen los conceptos de las escuelas y los caminos; pero no voy a analizar esos temas. Nos apartaríamos mucho del argumento principal, aunque sería interesante. Baste decir: en algún momento de la historia, cuando todavía las familias poderosas no se habían hecho con suficiente poder como para agrupar bajo su control tantos clanes, aldeas, otros grupos familiares a fin de esclavizarlos o por lo menos vivir mejor a costa de ellos, algunas personas extraordinarias fundaron sectas secretas donde guardaron, recordaron, escribieron y protegieron las ideas, procedimientos y conductas que les eran propias a fin de transmitirlas. Básicamente, algunas de esas ideas son las que estoy comentando en estas páginas. No puedo decir, y no digo, que sean ideas mías desde el punto de vista de su origen porque no fui la persona a quien se les ocurrieron por primera vez en la historia, muchos otros antes que yo las han difundido; pero las he hecho mías, trato de convertirme en estas ideas, de vivirlas tal como, usted, podría hacerlo. ¡Qué no le dé vergüenza no ser original! Hay tres fuertes razones para ello: una, mejorará su vida; otra, estará contribuyendo a que a otros les suceda lo mismo y la otra, que encontrará la originalidad en el cómo va a comunicarlas, porque cada ser humano tiene una gradación, un color, un estilo, una forma de manifestarse que lo distingue; y hallarla y desarrollarla es la razón de existir, en otras palabras, para lo que vinimos a vivir.
II.- UNA BREVE HISTORIA DE ¡TAMBIÉN! TU VIDA
Entre nosotros y la realidad existen varios velos que nos limitan apreciarla dejándonos ¡apenas! un distorsionado remedo, cuando no nos impiden verla en absoluto. El reconocimiento de lo que llamamos realidad depende de la sensibilidad y calidad de nuestros sensores para detectarla. El ojo humano solo capta el espectro luminoso dentro de un rango de vibraciones que están entre el ultravioleta y el infrarrojo o sea entre las oscilaciones de onda entre 400 y 750 nanómetros, respectivamente; de modo que no puede detectar las vibraciones del ultravioleta ni ninguna otra menor, tales como rayos X, gamma, cósmicos, etcétera; ni el infrarrojo ni ninguna otra mayor, tales como las ondas de radar, de radio y otras. De igual forma, sucede con el espectro audible: el oído humano solo registra vibraciones sonoras entre los veinte hertz y los veinte kilohertz, es sordo para oscilaciones menores que la primera o mayores que la segunda. Así, las serpientes, por ejemplo, pueden ver el infrarrojo; por lo que el mundo objetivo para ellas es muy diferente del que podemos apreciar los humanos o del que logra percibir una abeja, la cual está capacitada para ver el ultravioleta. Las palomas se orientan por medio del campo magnético de la Tierra; los delfines, las ballenas, los murciélagos y algunas otras aves, por la ecolocalización; los ojos de los camaleones, por otra parte, pivotean sobre ejes diferentes, sería dificilísimo poder explicar, ópticamente, como aprecia, este reptil, una habitación desde cualquier ángulo en que se encuentre en ella. Con esto quiero hacer notar que no todos los inquilinos del planeta vemos, oímos o sentimos lo mismo, o sea no tenemos el mismo contacto cognoscitivo con la realidad circundante. Aún funcionando bien nuestros sentidos, nos engañan porque sentimos que la Tierra es plana, aunque sepamos que es un esferoide desde hace mucho tiempo; y porque, estando quietos en una silla, nos hacen sentir inmovilidad ¡sin embargo! la Tierra rota sobre su eje en todo momento y se desplaza, en su órbita alrededor del sol, a una velocidad de treinta kilómetros por segundo… además de girar, junto con el sistema solar, alrededor del centro de la Vía Láctea desde la periferia de uno de sus brazos espirales a una velocidad enorme… Desde otro punto de vista, aparte de la sensibilidad de nuestros sentidos físicos, tenemos la distorsión de nuestro nivel de información. Quienes tienen menos conocimientos, información, cultura; tienen menos acceso a todo y están en desventaja para comprender el mundo y sus circunstancias de vida, con respecto a alguien con un mínimo de recursos… bastaría cierta cantidad de información de geografía o historia, etcétera y/o herramientas intelectuales como operaciones matemáticas o fórmulas de cálculo de Física para mejorar su interpretación de lo llamado: realidad. También, nuestros estados de ánimo pueden hacernos tener ideas sobre los eventos acaecidos en nuestro entorno y lograr que tomemos decisiones erróneas de las cuales, más tarde, nos podemos arrepentir. La ira es un estado de locura temporal con el cual podemos destruirnos y destruir nuestras relaciones interpersonales y hasta objetos materiales propios y/o ajenos, con toda la trascendencia legal que eso puede conllevar; tal como estar triste por una situación tan normal como la pérdida de un ser querido ya sea porque haya muerto o por un divorcio o un largo viaje, etcétera pueden acarrearnos todos los síntomas de un estado depresivo agudo, con el cual perdemos la capacidad de tomar decisiones más o menos responsables y participar de forma activa de la alegría de vivir, al decir los franceses. Igual interpretamos la realidad de acuerdo a un esquema aprendido. Por ejemplo, la noción de arriba y abajo, horizontalidad o verticalidad, etcétera son relativas a puntos de referencia establecidos de forma arbitraria; tal como los conceptos de belleza o fealdad, de lo correcto o no, de lo moral o inmoral y no voy a poner ni un solo ejemplo, pero sí dejar alguna pauta para ver por dónde vamos: en los años sesenta hacerse tatuajes era asunto de presidiarios y marineros; pronto será raro ¡Creo ya lo es! encontrar alguien sin uno. Vean fotos de personas en las playas en los años treinta… y ni qué hablar de ciertas comidas típicas ¡Actuales! en algunos lugares del planeta o sociedades donde es costumbre que una mujer tenga varios esposos. Con esto, la realidad ¡también! puede ser una cierta hipnosis colectiva, inducida por la civilización, y en la cual participamos de forma consciente o no. Un mínimo de observación no lleva a ver que hemos sido educados desde pequeños para volvernos celosos, egotistas, vanidosos, desconfiados, mentirosos,… Los juegos infantiles si no fueron diseñados para estimular la competividad, entiéndase esforzarse en ganarle a otro, en ser mejor que los demás, al menos ¡eso! es lo que consiguen, y vemos cómo no solo el juego sino ¡toda la sociedad! conspira y participa de forma activa para enaltecer, reconocer y retribuir al ganador y señalar de forma peyorativa, burlesca e/o irónica, a veces no tal velada, a los perdedores. Esto instala en los niños la siguiente idea: lo pensado por los demás es más importante que lo pensado por ellos mismos, la idea de actuar en función de un estereotipo que es el esperado por el resto y, con lo cual, serán aceptados. Instala, además, algo para invalidar, detener y terminar de borrar la capacidad creativa. Instala asimismo, la noción de que ser agresivo es lo correcto y quienes no piensan como nosotros están equivocados y por tanto debemos situarlos en el bando contrario, al cual debemos vencer de algún modo o a todo coste. Desde mucho tiempo son populares los juguetes bélicos o deportivos, los cuales estacionan los criterios de la separación en bandos oponentes y que los conflictos se solucionan por medios agresivos como el enfrentamiento y la lucha. Luego, los medios de difusión hacen lo suyo para mantener estos hábitos emocionales como reflejos condicionados por medio de imágenes, slogans, spots musicales… para mantenerte atado a una marca comercial o para hacerte creer que si consumes aquello que usa o come o toma el goleador de turno, se te trasladan sus aptitudes… y terminas andando por ahí en busca de la camiseta con el número de tu ídolo, con lo cual llenas la vacuidad de ti mismo, gastas dinero en objetos innecesarios o solo útiles como fijadores de ciertas ideas, o como agentes para reforzar el estado hipnótico general. Voy a develarte algunos detalles acerca de la hipnosis. Quienes no han leído lo suficiente sobre el particular piensan que la hipnosis es un sueño inducido, un artificio, lo cual es cierto pero no es toda la verdad. Tiene niveles, gradaciones y puedes andar por la calle y realizar actividades estando hipnotizado. Tampoco es necesario formar un espectáculo truculento con péndulos, palabras, ambientes, pases magnéticos con las manos, etcétera, aunque ¡por supuesto! Tales condiciones pueden ser propicias y complementarias pero, también, pueden darse accidentalmente por el entorno. La persona hipnotizada o a quien se va a hipnotizar suele llamársele sujeto y quien hipnotiza, agente; pero no siempre el agente es una persona, puede ser una melodía, una palabra dentro de una frase, un símbolo, un ademán, etcétera. La hipnosis no es un sueño artificial sino un estado natural del funcionamiento del cerebro. Lo que solemos conocer como sugestión o autosugestión es resultado de un estado hipnótico leve. Si, usted, se adiestra a sí mismo para despertar a cierta hora y llega a despertar antes de que suene la alarma de su reloj, eso es autosugestión y una manera de auto hipnosis. Igual cuando algunos practicantes varones realizan ejercicios de bramacharya, es decir lograr permanecer durante un tiempo en castidad o abstinencia sexual por motivos religiosos, deportivos, por enfermedad o de otra índole, al principio suelen tener sueños eróticos en los cuales realizan el acto sexual y eyaculan al efectuar la penetración despertando incomodados por la pérdida del licor espermático; ellos logran, con el tiempo, durante el sueño extraer el miembro de su pareja ilusoria ¡sin despertarse! para evitar el orgasmo y esto es, también, auto hipnosis. Es muy difícil, para no decir imposible, que un sujeto quede hipnotizado de inmediato a menos que acepte. A veces el sujeto dice no querer ser hipnotizado pero el agente lo reconoce como persona sugestionable y logra hipnotizarlo con facilidad. Pero por lo regular deben haber algunas entrevistas previas para crear lo que se conoce como raport, o una cierta química de simpatía, un clima de confianza, interpretado, también, como una forma de entrega o sumisión o esclavitud la cual, en muchos casos, establece el trance hipnótico sin intervención del agente, basta que el sujeto lo vea a distancia para que ocurra. A un sujeto en estado hipnótico el agente puede ordenarle, por ejemplo, tocarse la oreja derecha con la mano izquierda cada vez que, el agente, saque su pañuelo o pronuncie una palabra cualquiera que funcione como comando. Si le pide antes que despierte que no recuerde el mandato al volver al estado de vigilia no sabrá que pasó, y cada vez que escuche la palabra de comando para tocarse la oreja, lo hará y, semejante orden o similar, se ha reportado que puede permanecer efectiva hasta por poco más de un año. Muchas alergias raras, malestares recurrentes no bien explicados, achaques, etcétera se ha comprobado que pueden tener génesis en lo que alguna persona que recién sale del periodo de recuperación de anestesia luego de una intervención quirúrgica, y que se encuentra en ese limbo (semejante al trance hipnótico) entre dormida y medio despierta pero dolorida e incómoda, escucha cualquier conversación trivial de personal médico o asistentes y, en medio de ese susurro, capta una palabra cualquiera, digamos tijeras, y la asocia con su experiencia actual; tiempo después ya de alta y recuperada su salud, un día cualquiera alguien dice; tijeras y basta para desencadenar la evocación de aquellos síntomas postoperatorios. Algo similar puede ocurrir con niños, los niños son altamente sugestionables, en estados febril por cualquier catarro pueden reproducir ese estado de limbo, la frontera del sueño y la vigilia, y que los adultos le hablen o les canten al oído puede ser contraproducente, hay que tener cuidado con el valor de las palabras que se dicen en tales casos y que no sean para evidencia amor o despertarlo para su alimento. Al infante le basta en ese estado, para sentirse seguro y atendido con amor, el calor corporal y las caricias de la persona que lo atiende. No se requieren dotes excepcionales para hipnotizar. La hipnosis es más una capacidad o predisposición del sujeto hipnotizado que una destreza o poder del agente hipnotizador este a lo sumo lo más que hace es crear o propiciar las condiciones para que el sujeto desarrolle su innata sugestividad. Hay individuos más sugestionables que otros tal como los hay más altos o más inteligentes pero todas las personas son más o menos accesibles a la hipnosis y de hecho el estado hipnótico es un estado natural de los procesos psicológicos y alguien en una ceremonia o ritual religioso, político o artístico provisto de vigorosos elementos de sugestión puede caer en trance sin intermedio directo otra persona. Luego de conocer la existencia de algo que se llama manipulación, ingeniería social, técnicas de control mental, marketing y un largo etcétera, así como la presencia de otros tantos interesados en utilizarlas para su beneficio, y me refiero a consorcios comerciales para vender más, para que comamos más y compremos más comida de la necesaria; o los grupos de poder a fin de movilizar a multitudes para votar por tal o más cuál partido político o para evidenciar demostraciones de apoyo ficticio o dirigir campañas guerreristas, en fin… todo eso que puede ser teorías conspirativas y simples teorías de chachareo, paranoia o lo que sea, pero que existen muchas razones para que sean, al menos, potencialmente ciertas; emprender la tarea de marcar la diferencia y comenzar a dar los primeros pasos en convertirnos en una persona extraordinaria, nos brinda la promesa de quedar libres de eso. Y si bien es cierto que la libertad no es tan lo que la mayoría piensa repito ¡al menos! tenemos la opción de escoger ser esclavos de las fuerzas de la naturaleza las cuales entrelazan en armonía a las positivas, las negativas y las neutras. Hasta aquí, una breve historia de lo que, también, es tu vida.
III.-OTRA DESCONOCIDA HISTORIA SOBRE TI
Sería imposible escribir con seriedad sobre cualquier individuo, sea o no
extraordinario, sin tomar en cuenta aspectos tan importantes y constantes de su vida, como lo son el sexo y el amor. En realidad no sé ni cómo voy a escribir este capítulo ¡No por falta de datos! Sino porque he escrito ya sobre el tema en mi libro, Reflexiones de un filósofo de barrio, y tendría que repetirme o comenzar a copiar fragmentos de esa obra en esta; de modo que lo primero que voy a hacer es sugerirte lo descargues gratis en Freeditorial.com ¡No tienes que leerlo todo! Busca, en la tabla de contenido, los capítulos con referencias sobre el amor, los celos, el sexo, te recomiendo en especial, en esa obra, uno sobre autoestima y otro sobre egoísmo los cuales son manifestaciones particulares de amor hacia uno mismo y que no se parecen en nada a cualquier cosa que ya hayas oído en otro lugar. De nuevo repito: Estamos repletos de creencias falsas sobre nosotros mismos y es por ello que, nuestra vida, no puede ser más eficiente o placentera. Una de tales es aquella acerca de la proximidad de contenido o estrecha relación entre el sexo y el amor, al punto de ser lugar común denominar a la realización del acto sexual, cópula, coito y otros sinónimos menos distinguidos, con la frase hacer el amor. No vengo a proponer otra frase tan diplomática, social o civilizada como esta para dejar de llamarle así; sino comprender su desacierto porque, darnos cuenta de tal, contribuirá a formarnos una idea clara sobre el origen de lo que llamamos nuestros descalabros, sufrimientos y fracasos en la vida. Entiendo que mucha gente no lo acepte o esté en total desacuerdo, pero ya he dicho en algún otro sitio que escribo este libro para unos pocos quienes podrán comprenderlo; no estoy aquí para hacer una revolución social ni para intentar cambiar el mundo de todos, en todo caso ¡El mío! y el de tres o cuatro más por el aquello de compartir para no sentirme ególatra, egotista o egocéntrico. Así que, aquí vamos. Sexo, es una cosa; amor, otra bien distinta. Cada una es importante y trascendente pero mezclarlas es un error y, por tanto, conlleva un precio de dolor el cual nadie estaría dispuesto a pagar de antemano pero que, de saberlo tan solo, lo sufriría igual ¿Motivo? por desconocimiento pues no se trata de saber sino de comprender. Debo hacer un aparte para explicar el concepto de comprender, el cual muy poca gente conoce. Puedes saber algo y no comprenderlo. Saber algo no te moviliza para tomar decisiones, la comprensión sí. Todos saben que fumar, beber alcohol, consumir azúcar refinada o no comer bastantes vegetales o ser promiscuo daña la salud, por lo menos, es suficientemente peligroso, sin embargo, muchísimas personas lo hacen. Comprender significa: estar de acuerdo y darse cuenta de algo, (en este orden y no a la inversa). Algo que debes llegar a saber primero y comprender más tarde, es que todo, todo, todo lo que llega a objetivarse, alcanzando la gracia de existir merece respeto, si no logras comprenderlo acéptalo de momento como un misterio porque tampoco vas a poder comprender todo por muchas razones obvias o no. Esta es una característica notable de la persona extraordinaria que aquí trato. Tienes tres cuerpos, no solo uno; más adelante volveré sobre este tema. Tales cuerpos son el físico, el mental y el emocional. Sabes algo con el cuerpo mental, pero solo comprendes cuando lo sabes con los tres al unísono. Si algo te gusta mucho pero no emprendes la ejecución de acciones para conseguirlo, el cuerpo emocional dice: Sí, pero el mental se resiste. Cuando te enfrentas con un conocimiento o circunstancia y dices ¡Guao! o ¡Upa! o expresas cualquiera de esas palabras que la gramática nombra interjecciones y, a la vez, saltas o levantas los brazos o das con el puño cerrado contra tu palma abierta, es decir cuando hay movimiento corporal, puedes decir que has comprendido, o lo que es lo mismo: te diste cuenta y estás de acuerdo con tus tres cuerpos, cerebros o centros (Son formas de decir). Otra cosa, no tienes que comprenderlo todo; para comprender algo una parte de eso, que es objeto de atención, debe estar callado en ti para que vibre en resonancia con aquello. En otras palabras, si no comprendes algo ahora lo comprenderás en otro momento o no lo comprenderás nunca; tan solo, no tiene nada que ver contigo, olvídate de eso y sigue adelante con otro asunto porque éste, el cual no comprendes, no tiene nada para tí, es para otro. Y que tal ocurra, es normal. Hemos crecido creyendo que el sexo es algo indisolublemente ligado al amor. Falso. No tengo necesidad de explicarte lo siguiente: puedes amar a muchas personas hasta el extremo de hasta dar la vida por ellas, con quienes ¡Jamás! se te ocurriría tener sexo. De igual forma, puedes tener sexo (sobre todo si eres varón) ¡de seguro ya lo has tenido! con personas por quienes no sientes ningún afecto fuera de lo llamado atracción física, sex appeal o magnetismo animal. No cabe duda, la relación sexual clasifica en el ámbito de los asuntos de la intimidad personal los cuales son discretos, incluso secretos, electivos y, si no fuera así, por lo menos no les concedemos disponibilidad pública. Esto, en gran medida, dignifica al ser humano ante sí mismo. Con anterioridad dije, acerca de la cierta facilidad para tener sexo con personas sin amarlas: sobre todo si eres varón, por lo siguiente: Podemos señalar la aparición de actitudes tales como la promiscuidad del macho, lo cual no es más que una tendencia instintiva (si no le gusta la palabra, entonces, use: gobernada) por las capas encefálicas más bajas o primarias, las cuales nos conectan más con los animales y que, dicho sea de paso, corresponden a al supuesto mecanismo de selección de la naturaleza para garantizar la permanencia y reproducción de las especies con la mayor cantidad de apareamientos posibles. Es por esto que el macho está produciendo espermatozoides todo el tiempo, los cuales vierte por millones en cada eyaculación. Este mecanismo, repito, garantiza la mayor cantidad de apareamientos posibles para asegurar la continuidad de la especie. Nótese que, durante la vida sexual útil de un Homo sapiens macho, este puede tener, suponiendo como hipótesis que el año tenga cuarenta y ocho semanas, que logrando fecundar ¡Como mínimo! a una mujer por semana tendría cuarenta y ocho hijos cada año. Pero no garantizaría la calidad de los apareamientos. Tal calidad está determinada por el instinto femenino desde su proclividad instintiva; ya que cada mujer no podría tener en toda su vida fértil, como máximo, más que un solo hijo al año. Por tanto, es ella la encargada de elegir, discriminar, escoger al mejor ejemplar, a fin de garantizar la calidad de los apareamientos genéticos. Podría adelantarse como hipótesis que la aparición de actitudes tales como la promiscuidad del macho, antes señalada, todavía es la que da lugar a que aparezca, en animales poco evolucionados que actúan por el mecanismo de prueba y error, conductas de tipo homosexual, las cuales a veces se esgrimen como para pretender confirmar la legitimidad de tal tendencia como algo natural entre los humanos. En lo personal creo que, aunque no como razón última ni de mayor peso, sí tiene su cuota de interés en el tema. Pero esto es ya otro contenido que se aparta del interés que aquí intento desarrollar. Creo que, en los momentos la pre-civilización, las relaciones amorosas eran simples convenios sexuales y eran regidos por los impulsos instintivos. Ahora, cuando comienza a instaurarse la post-civilización y, poco a poco, su desarrollo con la aparición de la propiedad, los intereses, la concentración de poder económico y social hizo necesario el control y éste creó, para ejercerse, los protocolos, los conceptos de justicia, de lo que está o no está bien, de lo que debe ser, y ahí mismo comenzó a tejerse la unión entre el sexo y los sentimientos, porque si soy el jefe de la tribu o el guapo del barrio si consiento que mi mujer se acueste con otro puede suponerse que no soy muy fuerte y esto pone en peligro mi liderazgo. Y de todo esto surge la sospecha de si mi esposa se divierte con mi amigo a lo mejor va y, también, le da por acostarse con él; véase en el caso: inseguridad por perder status, y el caso se resume en miedo. El otro gran problema actual es que el tema sexo es sobrevalorado, manipulado, inducido y exacerbado por el establishment porque al estar tan vinculado con los sentimientos por medio de la cultura es fuente segura de incertidumbres, sufrimientos, miedos, etcétera algo que desestabiliza la psicología de la sociedad y esta, es decir, cada uno de sus individuos quedan indefensos a merced de los interesados en manipularlos de acuerdo a sus intereses, o sea, los intereses de los grandes dueños de consorcios comerciales, de productores, banqueros, y otras figuras de poder asociadas como son, entre otras, el estado, la iglesia, la prensa o la cultura. Y en esta gran Babel que es nuestra civilización, nuestra humanidad compuesta por diferentes culturas, vemos cómo novelistas, poetas, dramaturgos, ensayistas, cantantes, músicos, actores, cineastas, en fin intelectuales de la cultura sin sospecharlo siquiera y en la mayor inocencia contribuyen con la instalación de paradigmas sociales destinados a inmovilizar el desarrollo psicológico individual o ¿Qué son, si no, ideas como las siguientes? No sé si recuerdas esta canción de Maná ¡Qué me encantan! pero dime si el mensaje no es desastroso: Cómo quisiera Poder vivir sin ti Pero no puedo, siento que muero Me estoy ahogando sin tu amor. En una hermosa melodía y una magnífica interpretación estos chicos le dicen a millones de personas, sin mala intención ¡por supuesto! Que uno se muere sin el amor de alguien, que el amor de otra persona es necesario y que si falta uno se ahoga… Si quieres ser una persona extraordinaria lo primero que debes saber es: no necesitas a nadie para ser feliz, no necesitas que nadie te ame, bástate tú para amarte y procura amar a los demás porque el amor eres tú, vuélvete el amor y olvídate de Lola. No puedo ser feliz No te puedo olvidar Cantaba magistralmente Bola de Nieve, pero cuántos no se quedaron encasquillados, trabados en el horror de estas palabras, de no poder ser feliz porque alguien se marchó y no poder olvidarlo, canciones hermosas que solo hablan de callejones sin salida, de angustias como si sufrir fuera la cosa más normal del mundo y de contra romántico, tierno y poético. Hay quienes piensan que sufrir es algo muy humano y que el dolor psicológico del sufrimiento sea capaz de generar obras maestras, lo cual no dudo, tal es la prueba de que la gente feliz no abunda y esto habla de la necesidad de que comencemos a producirla o al menos intentarlo o al menos contribuir a que la gente aprenda a dejar de ser desgraciada ¿Habrá tenido Bola de Nieve intención de hacer daño? ¡Claro que no! Pero mucha gente lloró en los bares aumentando el dolor del mundo o se tomó la copa de más hasta volverse alcohólico gracias a canciones como esta. Pudiera escribir diez tomos, nada más que copiando canciones de esta ralea con todo y lo clásicas que sean pero no vale la pena, confío que este libro caerá en las manos de alguien que podrá seguir disfrutando de canciones tales porque en realidad son lindas pero ¡A la vez! sintiendo pena por quienes las escribieron y por quienes sufrieron más aún por escucharlas sin el conocimiento adecuado; confío que este libro si cae en manos de alguien destinado a escribir canciones escriba canciones como aquella de Masiel que dice: Ya sé que se ha parado tu reloj Pero ahora mismo vas a echarlo a andar Es pronto para dar por un amor, la vida… …brindaremos por ti, brindaremos por él Porque le vaya bien y mañana verás que es mejor olvidar que llorar por amor. Vuelve a sonreí ¡olvídale! La vida es ancha y esos golpes del amor se olvidan Después de cada noche nace un sol Y vuelven las gaviotas a volar Después de la tristeza nacerá: la dicha. Si hoy te han maltratado el corazón Y duerme junto a ti la soledad No importa porque empieza un día más: la vida. De veras me hubiera gustado terminar aquí este capítulo porque queda bien arriba con este final de canción optimista, pero encuentro todavía zonas en penumbras. No se entienda esto como un canto al libertinaje, a la poligamia o al desamor ni en querer animalizar la relación de pareja quitándole ternura y el afecto. Lo que sí quiero es despojarla de ñoñería sin confundir la inocencia con el infantilismo. Me pronuncio en favor de la fidelidad, de la relación por otras causas de principios, nada en común con sentimentalismos. Me pronuncio por mantener una relación de pareja monógama, estable y para toda la vida pero con la cual tienes relaciones sexuales por que sí, por gusto y porque a ambos le viene en ganas y no por motivos de que se amen porque muy perfectamente pueden amarse y no tener que relacionarse desde el punto de vista sexual. Lo que el noventa y nueve por ciento de la humanidad llama amor no es amor sino un trastorno neurótico mezcla de miedo a perder una posesión y deseo de manipular, dirigir, controlar, gobernar al otro, en el cual, de parte y parte, hay desgaste con una cuenta de dolor. Quiero decirlo de nuevo: aprecio que en este asunto la gran mayoría de las personas interpreta que amarse implica control, demostrar que siente cierta sumisión o ejercer cierto tipo de dominio o ambas a la vez sobre persona. Hablo de sensación de pertenencia, niveles de compromiso y ataduras manipulativas, prohibiciones y juegos psicológicos semejantes al típico de ladrones y policías o tan sutiles como los del tipo de espionaje, donde priman en recelo, los celos, la desconfianza y todo eso en nombre del amor. Mucha gente cree que estar enamorado implica conductas estandarizadas, estereotipadas, aprendidas primero de las novelas románticas o la llamada poesía amorosa, del teatro luego de las novelas de radiales, del cine, de las novelas y seriales para TV, así como lo que oye en las letras de canciones como los boleros, baladas, etcétera y quien no las reproduzca en su proyección conductual, así de simple, no aplica como enamorado real, no ama nada o no lo suficiente. No obstante, la persona feliz y sana emocionalmente, es nada más y nada menos que una persona extraordinaria la cual nadie conoce o pasa por antisocial, inadaptado, rebelde, etcétera un bicho raro que parece no amar porque tan solo es libre y no se deja manipular por las personas neuróticas, neurasténicas y hasta psicóticas que andan sueltas por la calle cuando debieran estar bajo control médico especializado, pues constituyen peligro para ellas mismas y para el resto de las personas, sobre todo para aquellas con quienes se relacionan de manera afectiva. Una vez más os remito, por ser complementario, a mi libro Reflexiones de un filósofo de barrio, no gano nada con ello, es gratis.
IV.-DE CÓMO PUEDE FUNCIONAR UNA PERSONA
EXTRAORDINARIA
Un asunto importante es tener una clara definición de ¿qué es la vida?
porque es sobre ella que trata este asunto de volvernos persona real y dejar de ser un proyecto o una imitación, debes saber: qué es la vida. Escucha: si le pides a alguien que te cuente su vida ¿Qué te diría? O si alguien, de forma espontánea, te dijera: te contaré mi vida ¿Qué te diría? Si te propusieras contarle a alguien tu vida ¿Qué le dirías? Detén ahora, por unos minutos, la lectura y trata de contestar estas preguntas; tómate tu tiempo y, cuando ya tengas una idea sobre al respecto, sigue leyendo… Por lo general, casi todo el mundo coincide en hacer un recuento de sucesos, de eventos o hechos; pero ¡de tal forma! una vida, o lo tomado como vida, queda reducido a una crónica, a la narración o historia de la serie de pormenores de hechos, eventos, accidentes, acontecimientos, sucesos, incidentes intrascendentes o aventuras de desventuras que has protagonizado o, en las cuales, te ha tocado jugar algún rol de mayor o menor notabilidad. Tu vida no se reduce a una lista de sucesos que te han sucedido, eso es historia, memoria, pero no resulta adecuado para definir lo que tu vida pueda ser. Más bien muchas personas piensan que sus vidas son la calidad de los sucesos que le ocurren y así los diferencian en eventos buenos o malos, agradables o no; pero el color o el sabor o la manera en que puedas describir tales contingencias son valoraciones que realiza tu mente de forma arbitraria y así, muchas situaciones que te pueden resultar desagradables pueden no serlo para otra persona y viceversa; pero, además, tus valoraciones están en dependencia de tus estados de ánimo, de la predisposición anímica por otros sucesos anteriores, por prejuicios, por la influencia del criterio de otras personas, etcétera. Esta descripción acerca de lo que puede ser la vida está más próxima a la realidad, aunque es ambigua y puede parecer que tu vida va a quedar definida según lo que ocurra en el exterior tuyo, es decir: dependerá de cómo tomes o reacciones a los sucesos que ocurren más allá de tu piel, fuera de ti y que pueden resultar bueno o malos, según sean agradables o no. De tal forma parecería normal o natural e irrevocable que la vida de una persona a veces pueda ser buena o mala y que eso es así como si fuera una ley. Pero las cosas que ocurren no son ni buenas ni malas tales valoraciones son producto de nuestros juicios ambiguos o predispuestos o desinformados. Y tal es la triste realidad de lo que le ocurre a la mayoría de la población humana. Pero eso… no es: la vida, y ¡Si acaso lo fuera! no por completo; quedaría algo más que añadir de mucha más trascendencia. Todo eso que he descrito, con anterioridad, ha sido el escenario y la decoración, es decir: el paisaje. La vida, como existencia en general, siempre se ha tomado, en términos literarios o poéticos con tendencia filosófica, como un camino; pero lo que es, en última instancia tu vida es el clima psicológico de ese paisaje, no el paisaje ni los contratiempos, venturas y desventuras durante el tránsito. Y la capacidad de poder modificar, a conveniencia, el clima para disfrutar el viaje es una prerrogativa de las personas extraordinarias. En otras palabras, la vida no es el recuento de las actividades en que te puedas involucrar, sino el estado emocional, sentimental como resultado; ocurre en tu ánimo y, no siempre, se haya en correspondencia con tales circunstancias porque puedes estar en una fiesta y no estar sintiéndote alegre, en un funeral y no estar para nada triste, puedes tener una vida llena de éxitos profesionales, sólida retribución económica por ellos, gozar de salud y tener franca aceptación social y ¡No ser feliz…! la literatura, las biografías de personalidades, la historia toda, los noticieros y la prensa diaria dan, de continuo, fe de esto. Quizás puedas, alguna vez, estar feliz, sentirte feliz… Estar o sentirte implican brevedad en el tiempo, ser conlleva la idea de mayor permanencia temporal. Tampoco creas la idea de ser feliz constantemente o sentirte así todo el tiempo; las impresiones que recibirás de la realidad pueden sacarte de ese equilibrio; lo que sí te aseguro es lo siguiente: siendo persona extraordinaria, en el sentido en que la extraordinariedad apunto en estas páginas, siempre vas a poder tener ¡De inmediato! herramientas, recursos, ideas para estabilizar tus emociones e impedir la reacción negativa y si bien es cierto que no vas a ser feliz ininterrumpidamente, nunca vas a sentirte desgraciado, porque a las opciones de ponerte triste o estallar de ira, podrás interponerles la sabia indiferencia de comprender la posibilidad de elegir algo mejor, pues la tristeza o la ira son mucho más destructivas que la indiferencia ante algo que no puedes remediar. Esta es una de las prerrogativas de ser una persona extraordinaria. En primera instancia, todo lo que estamos tratando aquí tiene que ver con cierto conocimiento y, en este caso, tal información es algo que estás motivado para conseguir y algo que tengo la pretensión de mostrarte. Pero, como el resto de otros asuntos, el conocimiento tiene niveles y, por tanto, diferencias. Las formas del conocimiento toman nombre del modo en que es conseguido: por experiencia, por referencia y/o por inferencia. De las tres, la primera es la fundamental, por cuanto es la única de la cual puedes tener seguridad total. Ahora, la cultura, los libros, las conferencias, los consejos, las tradiciones y ¡todo! lo que aprendes en aulas proveniente de profesores quienes aprendieron de otros, incluso lo que puedan enseñarte mediante la exposición de ideas de otros científicos es conocimiento referencial, pues pertenece a la experiencia de otros, pero no te consta. ¡Tiene un valor! pero solo eso; duda de él. Si Einstein no hubiera dudado de Newton hoy no hubiera, por citar solo un ejemplo; telefonía celular. Duda de este libro y de todo lo que te digo, dudar no es apartarlo sino ponerlo a prueba, verificarlo en la práctica, convertir las ideas en hechos y convertirte en las palabras porque ¡eres! lo que creas que es cierto, pero no basta que algo sea verdad es necesario constatar que es bueno. Te conviertes en las ideas en las que crees, no en las ideas que piensas ni en las ideas que sabes. Tus creencias son las ideas que no están en tu corteza cerebral y de las cuales no tienes siquiera consciencia de tenerlas. Debes saber algo: gran parte de tus creencias (las cuales desconoces porque pertenecen a tu nivel inconsciente) son como programas informáticos malsanos que te fueron instalados no por personas malas sino ineficientes con buena intención y ¡ahora! es tu deber deshacerte de tales programas. El otro tipo de conocimiento es por inferencia, esto es: toda información que te llega por intuición, por asociación de ideas mediante un proceso de cálculo ya matemático, lógico o de sentido común y/o por deducción; tal contribuye, en mucho, para la adquisición del conocimiento por experiencia. Ya en muchos otros de mis textos he dicho: la personalidad es quien sufre o quien nos hace creer que el éxito, el dinero, el confort o el reconocimiento ajenos sean los determinantes o las condiciones para ser felices (léase extraordinarios). Si logras, mediante este conocimiento, separarte interiormente y crear un yo observante capaz de servir de testigo (no de juez) a todo lo que hace o siente la personalidad; es decir, que cuando te sientas triste reconozca y diga: ¡Ah, esto es estar triste! o cuando estés cabreado te informe: ¡Ah, esto es tener ira! con el tiempo podrá fortalecerse y ser capaz de ¡sin esfuerzo! Disipar la tristeza o la ira porque se dará cuenta de que tales son reacciones a ciertos estímulos y las reacciones son automatismos aprendidos que se repiten como un repertorio fijo, pero que pueden ser susceptibles de elección. Apenas el Observador interno aprecia los automatismos, las reacciones emotivas, etcétera, estas perderán su poder y te irás liberando de tensiones parásitas y sintiendo el vacío. Te propongo, ahora, un ejercicio. Debe ser de noche con cielo despejado y sin luna, de modo que puedas tener condiciones para ver más cantidad de estrellas. Debes tener acceso a una azotea con suficiente altura, como para no tener interferencia de edificios cercanos que la sobrepasen y que puedan llamar tu atención y distraerte con luces o ruidos; si ocurriera esto puede ser, entonces, en una montaña mientras estás de acampada o, quizás, en la playa. Esta es una experiencia que puedes hacer solo, pero recomiendo hacerla acompañado de alguien quien, de la misma forma, se interese en estos temas. Y lo sugiero por dos razones: una, que puede ser un tanto impresionante y, en compañía, resulta menos fuerte y no porque lo sea tanto ¡Vamos! La otra, porque compartir experiencias de este tipo profundiza la intimidad de las personas a niveles increíbles e insospechados. Puedes hacerlo con tu pareja, con tus hijos… ¿Ves que no es tan fuerte? Claro, estamos hablando de niños ya terminando la primaria, que tampoco con chicos demasiado inmaduros; también con tus padres y/o amigos interesados, como ya dije. No se debe hablar durante la experiencia, porque se trata de grabar al máximo la impresión personal y hablar roba atención, ya después pueden comentar qué sintieron y esto sirve para reafirmar el recuerdo de lo vivido y establecer comparaciones. Recordar que cada quien siente distinto y no hay motivo para coincidencias. Antes de realizar la experiencia con otra persona le debes explicar los pormenores para que, al menos en teoría, sepa cómo conducirse para obtener el máximo de conocimiento del proceso. Acuéstate decúbito dorsal (bocarriba). Ojos cerrados. Afloja toda la ropa muy ajustada, entreabre discretamente piernas y brazos (palmas hacia arriba) y disponte a la relajación muscular completa de esta forma: repasa tus tensiones musculares con la mente desde la cabeza, cuello, hombros, brazos y, uno por uno, los dedos de las manos, espalda caderas muslos hasta llegar a los pies uno por uno, igual que con las manos. Luego aquieta tu respiración diciendo con la mente: Yooo, al inspirar y feliiiz, al expirar. La relajación idónea se establece cuando sientes: pesadez, inmovilidad y calor corporal, así como pulsaciones en las yemas de los dedos. Cuando esto ocurre, abres los ojos y observa el firmamento estrellado en silencio y siente la magnitud del infinito, es algo sobrecogedor, ten consciencia de esta impresión pues será lo que recordarás o ¡Lo que halles! cuando realices introspecciones al interior de tu mente en otro ejercicio similar que detallaré más adelante. Sobre la vida, hablamos de un camino y estás de viaje en él, pero no vas a ningún lugar, entonces ¿Cuál es la prisa? Estás en el camino con otras personas; unas no continúan y otras se incorporan, unas llegaron a donde iban y otras comienzan el viaje, entonces ¡no te aferres a las personas! Ser feliz no es estar contento siempre, se trata de una sabia indiferencia, de una perfecta comprensión de lo que sucede. Hazte un viaje placentero y le harás agradable el viaje a quienes viajen cerca de ti. Ya te dije; estás de viaje y todo lo que tienes es: camino que desandar. No vas a ningún sitio, entonces, puedes hacer, además de caminar, cualquier otra cosa para entretenerte mientras viajas, pero ¿Cualquier cosa? Sí. ¡Cualquiera! Ninguna es más importante que otra ¡A menos que te dé más gusto! Procura que, con lo que hagas, puedas, también, ganarte el sustento y, así, matas dos pájaros de un tiro. Como te habrás dado cuenta esto del camino es una alegoría para explicar aspectos de la vida, otros aspectos no resisten la metáfora del sendero y tendríamos que explicarlos por medio de otra parábola. Nos ponemos en contacto con la realidad por medio de los sentidos, pero ya sabemos que, estos, son limitados y no nos informan con suficiencia, los sentidos son insuficientes pues nos ofrecen conocimiento cuya calidad está en dependencia de la sensibilidad de nuestros sensores; por otra parte nuestros sensores están diseñados solo para cierto umbral de percepción. Aquí es donde echamos mano de los símbolos; las palabras son símbolos y, de la misma forma, son fuente de error, no olvides esto. Solo la observación ¡sin juicio! te dará conocimiento por experiencia. Debes crear un observador dentro de ti. Atiende, la voz que habla dentro de tu cabeza y dice YO de sí misma, NO ERES TÚ. Es la voz de tu personalidad, es la voz de tu yo consciente, es la voz de la cultura y de la civilización, es la voz de quien juzga, valora, calcula y te hace tomar decisiones como: con quien casarte, elegir amigos, hacer negocios… es la parte de ti con la que te equivocas casi siempre y la responsable de tus divorcios, de tus problemas con los amigos y de que te salgan de forma inadecuada los convenios laborales, mercantiles, interpersonales, etcétera. A este nivel quizás ya te diste cuenta que, a veces, doy la impresión de ir en pos de destruir la personalidad y otras parece todo lo contrario; en otros casos empleo una metáfora para explicar algo y luego uso otra que puede parecer que explique algo diferente, y tal parece una contradicción. No. Es una paradoja. Es exactamente ambas. Recordar el principio de complementariedad y que todo está compuesto de sí y de no. Una persona extraordinaria es comparable, en su conducta, a una partícula elemental, un electrón, etcétera pues nunca se sabe cómo va a reaccionar, es impredecible y su pronóstico es, a lo sumo, estadístico. Creo lo más fuera de lo común la capacidad de esta persona para conciliar el sí y el no. Por lo regular siempre estamos juzgando, evaluando, sacando cuentas, comparando, decidiendo, eligiendo entre dos o más objetos de atención y tal es algo que implica desdeñar, descartar, apartar, no aprobar al menos uno o más entre varios elementos en favor de otro o más; con lo cual decimos sí a un conjunto (formado quizás por un solo individuo) y no a otro, de la misma forma. El asunto no es negar una parte de la realidad existente pues eso es alienarse, sino aceptar su totalidad. Nuestra existencia transcurre en el pendular entre el sí y el no, pero es en el punto medio donde se encuentra la aprehensión de la realidad. Igual ocurre con nuestra mente, la cual, va y viene entre el pasado y el futuro pero sólo en el punto medio, el presente, es donde ocurre la realidad. No juzguéis, fue una de las recomendaciones capitales de Jesús. Es muy importante, recordar esto otro: nadie te pone de determinada forma y si crees que ocurre así, es porque das tu autoridad para que suceda; la gente que te mortifica no te molesta, eres quien decide molestarse. Cuando pierdes la calma por lo que otra persona hace, le estás dando autoridad sobre ti y cada vez que esa persona haga eso que te incomoda es como si, esa persona, moviera un hilo y tú te movieras quedando convertido en su títere. Muchas veces tal sujeto ni sabe lo que te ocurre y, sin embargo, piensas que lo hace con intención pero, si así fuera, con mayor razón para no darle ese gusto. Recuerda, las personas funcionamos como espejos, lo que te fastidia de las otras personas es algo de ti que no te gusta y que ves en ellos. Alégrate de que esas personas estén ahí para que puedas verte a ti mismo tal como eres y puedas, entonces, observarte y comprenderte y cuando eso suceda, de forma automática, dejará de producirte enfado. El asunto es entrar en contacto con la persona real y desconocida que eres. Haz silencio dentro de ti. Acalla a la voz que habla en tu cabeza y observa. Si te decides, el primer logro será: darte cuenta cuán difícil es. Requiere técnica y largo entrenamiento. Te puedo dar la técnica, el entrenamiento va por ti. Si entrenas de forma correcta y con sistematicidad, llegará el momento en que necesitarás supervisión de alguien. Para entonces tendrás cierta experiencia, habrás leído otros libros y conocido otras personas y conseguirás lo necesario para continuar. Ahora, en este minuto, lo que debes saber es que debes aquietar tu mente para que calle. Eso requiere cumplir algunos requisitos externos: 1- Un horario (con preferencia temprano al amanecer, después de una caminata o un poco de ejercicios aeróbicos y tomar una ducha, aunque puede ser, también, por la tarde después del baño, antes de la comida, entre las seis y las siete, momento en que la naturaleza se prepara para el descanso). 2- Un espacio. Habilitar un pequeño lugar íntimo y mínimo (donde quepa uno sentado en el piso sobre una manta, un territorio de sesenta por sesenta centímetros es suficiente) con la segura garantía de no ser molestado mientras realiza esta actividad. 3- Condiciones: La misma ropa siempre, o sin ropa pero establecer periodicidad estable para crear el acondicionamiento reflejo. Si ropa: no apretada, suelta, ancha y de preferencia colores claros, o blanco. Otras condiciones: silencio o música muy débil, penumbra, incienso, etcétera aunque ninguna de estas condiciones es, en sí misma, un requerimiento invalidante de no haberlo. Uno se puede sentar en una silla pero se recomienda el piso, sobre una manta o estera, con preferencia en la postura del loto (pie derecho sobre rodilla izquierda y viceversa, al principio puede ser difícil, incómodo y hasta doloroso, las manos la izquierda sobre la derecha con las palmas hacia arriba sobre los genitales) si esta postura te resulta demasiado incómoda o no puedes lograrla, siéntate en la postura del sastre o como los judocas, de rodillas los muslos juntos y sentado sobre los pies. 4- Induce la relajación tal como lo explicado con anterioridad. 5- Haz cada vez más lenta la respiración. 6- En interés de lograr más atención: con los ojos cerrados intenta mirar al entrecejo forzando los ojos al estrabismo y buscando allí un punto luminoso… hasta verlo; todo esto no es más que un recurso para obligar a la mente a no saltar de un pensamiento a otro y entrenarla hasta posicionarse en un único objeto de atención. Solo eso. Este ejercicio repetitivo, gradual y sistemático lleva a lograr el silencio mental, acallar a la voz que habla dentro de nuestra cabeza diciendo Yo de sí misma y haciéndonos creer que somos ella. En medio de esa oscuridad y en presencia de ese punto luminoso que hemos creado, podemos sondear la profundidad interior de nosotros mismos y recordaremos el ejercicio de la infinitud estelar nocturna y podríamos tener la experiencia de ser Nada y de ser Nadie, que es como ser todo; conocer el vacío, lugar donde emana la vida, el tiempo y la materia. El lugar donde puede ocurrir darse cuenta de la realidad real, perder la identidad ficticia y unirse a todo lo que es. Haciendo un resumen quiero dejar algo más definida tu vida: no es la lista de las problemáticas que te ocurren, ni es la calidad de tales contextos, ni llegan a ser tus respuestas o reacciones a tales y que pueden ser agradables o no… de ser posible la opción más asistida o que todos quisieran sería la primera pero sabemos que la realidad está compuesta de ambas y lo natural es que las probabilidades son del cincuenta por ciento de cada una. Es por eso que la persona extraordinaria aprende que la solución para construir una vida armónica no es estar dispuesto a pasar un tiempo bien y otro mal sino entrenarse en crear un programa donde siempre opta por el estado intermedio de la sabia indiferencia de saber que todo está bien porque ¡Así! es la realidad y que su vida termina siendo lo que haga desde dentro de sí con cualquier cosa que suceda. Deja de tener reacciones automáticas predecibles dejando de tener contradicciones con la realidad.
V.- ¿NO SOMOS PERFECTOS?
Antes de contestar la pregunta del título comenzaré diciendo que de forma popular, al menos en Cuba y creo que en todos los países donde hablamos español, se maneja el criterio de: no somos perfectos o no existe la perfección o nada humano es perfecto. Tal presupuesto, desde antiguo se viene repitiendo por medio del refranero popular, apoyado por las tradiciones y la cultura en general, de modo que por generaciones hemos escuchado durante cientos de años la repetitividad de esas frases, las cuales, han creado paradigmas, o sea, algo que funciona, no como una idea cualquiera que es susceptible de crítica, o sospecha, sino como un axioma, algo que es como la quintaesencia de la verdad; se oye y no queda duda, no necesita argumentación y se instala como una creencia porque es algo que oímos desde niños, proveniente de familiares y otros adultos que ostentan figuras de poder. Es fácil comprender que personitas de baja estatura, dependientes en totalidad de sus mayores, den crédito a cualquier disparate que expresen las figuras de liderazgo que le tutoran y favorecen. Una idea cualquiera que, como base de lo que constituyen los pensamientos, puede discutirse, se guarda en la corteza cerebral y su importancia puede ser variada con cierta facilidad por el raciocinio intelectual de la esfera consciente. Las creencias, sin embargo, no; pues están formadas por ideas más fijas que están grabadas en el inconsciente, a un nivel más profundo. No las pensamos, como sucede con las ideas que forman el pensamiento y las opiniones; las creencias ¡las vivimos! y ni siquiera sabemos que las tenemos porque están grabadas en la subconsciencia. Están exentas de juicio y de crítica. Desde niños hemos podido oír que los jabaos son malos, que los gitanos son ladrones, los judíos tacaños, los latinos escandalosos, las rubias frívolas, las trigueñas ardientes o que los chicos gordos son cobardes o tímidos quienes usan espejuelos, etcétera. Pero aunque las ideas que forman las creencias son bastante permanentes pueden, también, ser desplazadas por medio de otras ideas: razonadas, comprendidas y aceptadas y, sobre todo, si tales ideas se instalan mediante un procedimiento que, además de la repetitividad, incluya que sean incorporadas durante un estado particular de la consciencia, idóneo para grabar en el subconsciente y, tal, lograría inducirse con cierto protocolo: ojos cerrados, relajación muscular y entrenarse en reducir la actividad mental a un único objeto de atención: la instalación de las nuevas ideas que formarán las nuevas creencias. Con respecto a la interrogante del rótulo inicial digo: Sí, en potencia, somos perfectos. Tal como todo lo que existe; porque todo en la naturaleza es perfecto. Llamamos imperfección a lo que no comprendemos a lo que no funciona de la manera que consideramos conveniente. En la realidad de la existencia no existen cosas buenas o malas o funcionamientos correctos o incorrectos. Veamos un ejemplo: un cierto mecanismo es inventado para realizar un trabajo y, a eso, le llamamos perfecto, mientras realice tal función, lo cual es una apreciación externa y arbitraria acerca del caso. Pasado cierto tiempo, el mecanismo, es desmontado para darle mantenimiento, pero al volver a colocar sus piezas ¡una de ellas! es puesta al revés y comienza un funcionamiento que no ofrece el mismo resultado de antes. ¿Es este funcionamiento malo o imperfecto? No. Es distinto. Y si tuviéramos que ser precisos tendríamos que decir que como trabaja de acuerdo a la disposición actual de sus piezas ¡su funcionamiento! no puede ser otro, tal función es perfecta de acuerdo al montaje de su mecanismo, aunque no realice el trabajo para el cual fue diseñado en su origen. Si nos consideramos imperfectos es porque no comprendemos nuestro funcionamiento. Lo que sucede es que nuestro dispositivo para apreciar la vida, la realidad de nuestro entorno y nuestra relación con él, está contaminado con un software maligno; eso que ahora, en informática, conocemos como virus… La solución es cambiar el software por otro más conveniente. La capacidad de poder auto-repararnos es parte de nuestra perfección. Estas ideas pueden funcionar como el software nuevo que debes instalar, pero es algo que no tienes que hacer, ser feliz no es obligatorio.
VI.- JUSTIFICACIÓN DE LA JUSTIFICACIÓN
Alguien, no sé quién, dijo: la justificación es la prostitución del carácter.
El desarrollo de las ciencias informáticas ha hecho posible una elevación extraordinaria, en muy poco tiempo, de una alta calidad del flujo de conocimiento, así como de formas de acceder a él. Así, las síntesis de ideas, refranes, aforismos, máximas, proverbios, definiciones, etcétera, los cuales existieron siempre en el coloquio familiar pero que, hoy en día, se han multiplicado quizás para evitarnos largas lecturas y quedarnos ya con las ideas centrales inmersas en extensos textos. Tales comprimidos de sabiduría son útiles porque con economía de palabras nos dejan un mensaje claro sobre formas de conductas, puntos de vista que, a veces, olvidamos o descubrimos o redescubrimos. El error es creer que la sabiduría pueda regirse siguiendo cláusulas fijas, normativas rígidas o cauces lógicos, cuando el secreto es que resulta todo lo contrario. La aprehensión de la verdad puede resultar paradójica y hasta contradictoria de ahí que Pablo de Tarso escribiera que las cosas que son del espíritu de Dios ¡Y la sabiduría lo es! pueda parecer locura para el hombre no espiritual, léase para el ser humano llamado ordinario en el sentido en el que estoy escribiendo este libro, porque la vida es ¡con precisión, cambiante! proteica, multifacética y, por tanto, no cabe en esquematismos. Si, usted, alguna vez oyó decir: la justificación es la prostitución del carácter, y le pareció una idea original que, como herramienta, podría usar para edificarse, auto realizarse como persona y mejorar su proyecto de humanización es algo que está muy bien; pero creo que, además, debe incluirle la corrección de no siempre es así y/o a veces no aplica. Justificarse todo el tiempo, es decir, si cada vez que dice algo, realiza una acción le sigue un discurso explicativo de sus motivos y buenas intenciones con el fin de dejar claro en todos que su pensamiento y su actuar (los de usted) son justos y perfectos, algo que por lo regular es lo que considera todo el mundo, va mal encaminado porque se está guiando por el criterio de pensar que ¡siempre! tiene o debe agradar a los demás, algo que es imposible pero, además, lo mueve el sentimiento de buscar aprobación, usted, hace esto o aquello para quedar bien, para ser tenido en cuenta, para ser gratificado, reconocido y es, este juego, un negocio malo porque nunca va a ser aceptado por todos. Basta media vez que pretendas hacer ¡cualquier cosa! que rompa la normalidad, que salga del promedio esperado, basta que intentes ser extraordinario para que critiquen tu túnica de colores y te salgan al paso detractores gratuitos. Recuerda el refrán para este caso: si sales a cazar leones olvídate de los conejos. Si vas a salir por tu misión ¡Que es la caza mayor! ¿Qué haces gastando cartuchos con quienes no tienen cometido alguno? Y, cuando digo cartuchos, lee tiempo, energía, dinero… Otra cosa bien distinta es dar una explicación por la interferencia que puedas hacer en territorio ajeno o usar una satisfacción o ¡usemos la palabra! una justificación porque, al fin y al cabo, vivimos en sociedad y hay reglas que son automatismos, pero que funcionan muy bien como lubricante social para no ser tomado como un bandido; que una cosa es romper reglas, ser diferente hasta lo extraordinario y otra ¡muy diferente! es andar buscándose problemas gratuitos con personas que andan por la vida sufridas, atormentadas, desesperadas y por tanto locas por tener una disputa con cualquiera para descargar sus tensiones internas.
VII.- LA MISIÓN
No, no voy a hablar sobre aquel magnífico filme de Robert de Niro,
haciendo de monje jesuita en Sudamérica. En Breslov, pequeña ciudad de Ucrania, conocida también como Breslav o Breslev, nació un 4 abril del año 1772, quien es hoy conocido como Najman de Breslov o, tan solo, el rabí Najman; un judío que trasciende como líder espiritual del jasidismo: movimiento iniciado por su bisabuelo, Israel Ba´al Shem Tov, durante el siglo XVIII. Una de los puntos característicos de este movimiento dentro del judaísmo es que hace hincapié en la alegría. El rabí Najman escribió: …existen tres cualidades que debemos aprender de los niños. (Yo añadiría pequeños porque, ya después de los cinco años, es difícil que un niño no demuestre en su proyección conductual estar contaminado con las incongruencias de la educación, tanto familiar como escolar) y son: 1. Siempre están contentos sin que haya motivo. No juegan para divertirse sino que se divierten jugando. 2. Siempre están en actividad. Estando saludables, no dejan de estar en actividad. 3. Cuando quieren algo, lo desean con todas sus fuerzas. Y hay siete conductas que debemos aprender de los ladrones: 1. Trabajan de noche. Trabajar de noche implica: sobresfuerzo. 2. Si no completan su trabajo en una, siguen en la próxima. El ladrón trabaja de noche, pero quien está trabajando en convertirse en una persona extraordinaria vive; el resto del día puede trabajar donde ganarse el sustento, pero descubrir su misión y/o una vez descubierta empeñarse en llevarla a cabo, es vivirla, no le queda otro tiempo que el nocturno, el cual roba de su descanso. 3. Viven en comunidad con sus compinches. Esto es: si descubres que tu misión está en la música qué haces reuniéndote todos los días con personas quienes nada tienen con la música. 4. Arriesgan la vida en su trabajo. Se entiende que su trabajo es su misión; lo de trabajar para comer y vestirte o alguna vez más que otra ir al cine, es más bien un castigo. Ganarás el pan con el sudor de tu frente… se dice en la Biblia luego de la Desobediencia en el Edén. Pero cuando arriesgas en tu misión, vives adrenalínicamente, es una aventura donde eres el protagonista principal. 5. Lo que consiguen con su actividad vale, para ellos, tan poco que lo venden por menos de lo que vale. Aquí su actividad es: tu misión. Y, Lo que consiguen con su actividad, para algunos cuya misión es escribir, vale, para ellos, tan poco, que no solo son capaces de venderlo por menos de lo que vale, sino que llegan a ofertarlo GRATIS. 6. No temen los riesgos. Y si temen se arriesgan porque son responsables y conscientes de que toda misión es peligrosa. 7. Aman su oficio y no lo cambiarían por otro. Aquí, su oficio, es tu misión y tu misión es tu estrategia, la usas para convertirte en persona extraordinaria, no importa si cantas, escribes o pintas, no importa si eres barrendero de calles; si amas tu misión ¡claro que no la cambiarías por otra! Porque te hace sentir vivo, útil, importante y, por tal motivo, aprenderás todo lo más que puedas, dentro de tus posibles y reales limitaciones ¡Todo! sobre cómo realizarla mejor… y si no logras la excelencia técnica, si no llegas a ser un prodigio, tu obra sencilla llevará la marca de tu ser único y, en algo, será tenida en cuenta; porque quien así se empeña casi está ¡sin remedio! condenado al éxito… porque nadie como tú para decir lo que tienes que decir; porque otros, también, podrán decirlo, pero nunca podrán decirlo como tú… ¡Nadie como tú! Pero, déjame decirte algo, escucha esto, fíjate que dije: casi. Recuerda: lo que estamos tratando aquí es de ser una persona extraordinaria, no de tener éxito en la misión. La misión no es más que un pretexto, un subterfugio. Han existido centenas de personas cuya misión era escribir las cuales murieron sin publicar una línea y, sin embargo fueron personas increíbles, fuera de grupo y de eso se trata. Llegar a ser una persona de estas, que pudiéramos llamar siete estrellas, tiene que ver con su calidad de vida no con lo que lograron producir durante ella; ya fueran libros, cuadros o risas. Alguien me dijo recién, que la propia vida era la mejor maestra para llegar a ser una persona extraordinaria, solo que era una maestra asesina: al final del curso, te mata. Si no apruebas te mata y si logras graduarte te mata igual. La diferencia es que si no aprendes, es decir, si no haces algo por convertirte en persona extraordinaria tu vida termina siendo una serie de descalabros, considerados fracasos, una retahíla de desencuentros, disconformidades y sufrimientos, y terminarás tus días lleno de dolor porque la pena de no hallar un norte en la existencia, el desencanto de un deber no cumplido es carcoma a los huesos, según la Biblia. Pero, si logras ser tal persona, tu nueva condición borrará tus desencantos anteriores y los hará ver como ejercicios, como medios, como que valieron la pena y, terminarás tus días, dicho en una palabra: satisfecho.
VIII.- SOBRE REVOLUCIONES Y SOCIALISMOS
Refiero esta analecta, sobre la revolución y la construcción del socialismo,
no como pudiera pensarse, a conceptos precisos ubicados en el tiempo y en el espacio sino, en general, a las revoluciones y a las construcciones de socialismos y, tampoco, con una idea crítica en términos sociológicos, políticos ni de análisis históricos sino, más bien, de encontrar una comprensión del funcionamiento psicológico humano y cómo la civilización y los procesos sociales dificultan, lastran ¡impiden! que te conviertas en una persona extraordinaria. La revolución, ya sea la rusa, la francesa o la mexicana… Las revoluciones, en general, y sin querer definirlas y sí, más bien, comentarlas, son fenómenos sociales explosivos, intensos, violentos… y siempre un poco sangrientos, poco más o menos, pero poco más que menos; sobre todo: son eventos transitorios, momentos históricos de tránsito entre dos etapas. La historia, la cual es producida por seres humanos, como todo lo que existe en este mundo tridimensional en que vivimos, es algo vivo, en proceso de constante cambio, algo cuya presencia no es permanente; quiero decir que ocurre, se manifiesta, produce sus efectos y pasa, por lo general, durante un tiempo siempre menor al de las etapas entre las cuales acontece. La revolución se nutre, por sus cualidades (antes nombradas aunque no todas), de la energía de la gente joven; también, de su inocencia; por eso le acompaña un aura romántica, pasión que tiende a enaltecerla, y un lirismo que le confiere plaza alta en el campo de las humanidades y hasta en el misticismo… en fin que le da espacio entre los sentimientos dignos, morales, justos. Algo que intuyen, muy bien, los próceres. Quienes han dedicado algunas horas a estudiar, cualquier cosa, terminan dividiéndose en facciones o vertientes que aprueban, cada cual, algo distinto por cada parte. Por eso hay quienes sostienen que la revolución: Una, nace espontánea de entre las multitudes, en términos más políticos: del pueblo. Otra, de forma más sociológica: que tiene aparición histórica, que obedece a resortes o leyes de interacciones económicas y político-sociales, en fin. Y; por otra parte, además; hay quienes argumentan que, las masas, son arrebatadas por personas extraordinarias: líderes, caudillos, próceres, genios o talentos quienes tienen la capacidad de dirigir encauzar o determinar los momentos precisos de iniciar tales procesos. Una cuarta posición, en la cual me alineo, es aquella que toma en cuenta que, tales, ocurren debido a la convergencia de todos los factores y que depende de igual forma de unos como de otros. Pretender que una revolución pueda extender su permanencia en el tiempo, durante años y años y sumar décadas, pertenece a un esfuerzo manipulativo. Los esfuerzos manipulativos no tienen, en sí mismos, nada oprobioso pueden nacer de un genuino interés de servicio pero, a la larga, terminan degradando aquello que pretendían servir. De la Historia, de la experiencia cotidiana y del sentido común sabemos o llegamos, con cierto esfuerzo reflexivo, a la conclusión de que, construir ¡cualquier cosa! requiere una preparación previa. He dicho que: con cierto esfuerzo reflexivo, porque es algo que, en realidad, olvidamos o hacemos que olvidamos o con la cual, por alguna extraña conveniencia, terminamos conviniendo. Para construir, cualquier cosa, hace falta un diseño, un proyecto, al menos un antecedente porque, sin querer ser muy ilustrados, debemos recordar, con el Eclesiastés, que: no hay nada nuevo bajo el sol. Incluso los creadores que se desempeñan en las artes espaciales, los pintores, los escultores, los arquitectos… aun cuando producen o edifican sus obras realizan esbozos, planos, dibujos representativos de sus ideas y en el caso de las grandes construcciones como torres, monumentos, grupos escultóricos o rascacielos se auxilian de otras personas con conocimientos y experiencia sobre cómo construir. De modo que el escultor, el arquitecto o el ingeniero, incluso cuando realiza su ópera prima o su obra de máxima experiencia, necesita auxiliarse de alguien que ya haya construido, de alguien que ¡Sepa! construir. Así, siempre que de edificar algo se trate, ya sean barcos, edificios o cucuruchos de maní es lo mismo; porque, sin saber construir, así de sencillo: no se puede. Así, tenemos que acerca de la edificación del socialismo; y cuando digo, hemos, me refiero a la humanidad; hemos acumulado suficiente experiencia como para saber ¡ya! que quienes nos guiaron, desde 1917, a construir socialismos no sabían muy bien qué era lo que estaban construyendo y que en tan loable construcción, con muy buena voluntad vamos a decir, quizás lo que hicieron fue dar palos a ciegas, pero que le dieron en el lomo a mucha gente que no los merecía. Quienes llevaban más tiempo construyéndolo terminaron creyendo o dándose cuenta, no sé bien, de que se equivocaron en algo, porque no funcionaba como era debido. Luego los demás quienes ¡también! lo estaban construyendo, creyeron que no funcionó allá porque las condiciones de allá eran otras y que en otro lugar, con diferentes condiciones, no tenía por qué pasar lo mismo, si se tuvieran en cuenta los errores de allá. Pero, y ahora viene la pregunta de los cuarenta y cinco mil pesos: ¿Quién es y dónde está el que sabe cuál socialismo es el que va a funcionar en tal o más cual sitio, quién es y dónde está quien sabe construir el socialismo conveniente o cualquier otro socialismo, quién tiene los planos, las instrucciones, la experiencia; quién vio ya un socialismo terminado? Creo que lo principal es preguntarle, cuando aparezca ¿De cuánto tiempo ¡más! estaríamos hablando? Hasta ahora, y casi a un siglo de errores y desaciertos; de remiendos, enmiendas y revisiones; de experimentos, de reflexiones, cambios y aperturas, vemos que no llegamos al medio juego y mucho menos a los finales del partido mientras arrastramos, me refiero a la humanidad, un sistema social el cual, como un potaje, no acaba de cuajar porque no aparece un chef que dé pruebas de saber desenvolverse en la cocina, inconcluso al punto de requerir a cada paso auxilio del sistema que intenta desplazar. De veras, no quiero pasar por conspiranoico, algo tan en boga y tan rebuscado, además. Pero me arriesgo por resultarme interesante trastear en los orígenes de ciertos hechos no para buscar afirmaciones o reafirmaciones, sino porque la curiosidad, a veces, atiza datos sospechosos que pueden servir para obtener un atisbo de la realidad. Así, no hay que olvidar a Trotsky, cercano colaborador de Lenin, poco antes de la revolución de 1917, de luna de miel en Nueva York, estrenando las primeras limusinas que rodaran en la llamada Gran manzana, casado con la hija del banquero judío Abram Zhivotosky, asociado a la banca Rothschild. Su fortuna propia, la de Trotsky, no pasaba de la paga de sus artículos en un diario neoyorquino y cómo, más tarde, parte hacia Rusia, vía Canadá, con unos veinte millones de dólares para financiar la revolución bolchevique. Pocos años después, Jacob Schiff, agente de los Rothschild, declaró haber donado esa suma. Más aún: lo apoyaron para que creara y dirigiera en persona al propio Ejército Rojo. No eran zonzos los banqueros judíos de Wall Street. No pagarían millones de dólares para que Rusia se hiciera de un fuerte ejército que no respondiera a alguien que les sirviera. Cuando los canadienses detuvieron por casualidad el viaje de Trotsky, desde Nueva York a Petrogrado, pensando que un aumento de la temperatura revolucionaria en Rusia podría hacerla salir de la guerra, algo que alargaría el conflicto pudiendo aumentar las bajas del ejército canadiense, haciendo todo más gravoso, fueron autoridades británicas quienes sugirieron a las de Canadá dejar al judeo-ruso proseguir viaje. Y al final del balance nos queda, me parece y le parece también a muchas otras personas, que la creación del estado comunista ruso no fue más que un rejuego de banqueros para sacar del juego al zar que les ponía difícil hacerse de los pozos de petróleo de Bakú y de paso crear una amenaza segura para próximas guerras ¡Qué tantas ganancias generan! Porque ¿Qué es la Historia, si no el recuento de las guerras humanas? Y ¿Para qué las guerras si no para despojar a otros de sus riquezas? Y mucho mejor si son otros quienes guerrean, entiéndase los que quedan mutilados cuando no muertos, sobre todo desde que Thomas Malthus probó matemáticamente que está sobrando gente en el mundo. Todo, mientras el tiempo pasa para todos, sigue igual sin diferencias. En el terreno los que cuelan goles o les sacan tarjetas en colores, cuando acaba el partido, se van a casa en Porches o Lamborginis, mientras que, los que aplaudimos, gritamos y pagamos las entradas o compramos los productos que ellos promocionan, hacemos cola para el bus. Así es, por lo menos para muchos, que viven en Europa. Por eso, por lo otro y por lo de más allá. En palabras rectas porque el establishment está diseñado para para garantizar la comodidad de los poderosos a expensas del trabajo, el sacrificio, la vida y la muerte de la mayoría, que somos las personas ordinarias. No se trata de juicios politiqueros, ni de crítica social, de trata de ejemplificar cómo todos servimos de escalones para que otros realicen sus gratas existencias. Moraleja: cuando yo era niño existían muñecos de cuerda (ahora tienen baterías) no gastes la carga de la tuya en asuntos que sirvan para garantizar la vida extraordinaria de otra persona que no seas tú.
IX.- NOTA A FIN DE MEJORAR NUESTRA COMPRENSIÓN DE
NOSOTROS MISMOS
Paul D. Mac Lean (N. 1 de mayo de 1913 –M. 26 de diciembre de 2007)
fue un médico y neurocientífico norteamericano quien hizo contribuciones significativas en los campos de la psicología y la psiquiatría: Su teoría evolutiva del cerebro triple propone que el cerebro humano es, en realidad, tres cerebros en uno: el reptiliano, el sistema límbico y la neo-corteza; a lo que llamó: cerebro tri-único. De esta forma, el cerebro humano puede semejar una cebolla con tres capas siendo la interna la primaria; o sea, donde radican nuestras conductas más cercanas al animal que todavía somos y que, por supuesto, gobierna a las dos capas más recientes, desde un punto de vista evolutivo. Dicho de otra forma, en las capas más externas radican los centros encargados de promover la evolución y hacer que el ser que somos, y que se manifiesta en este vehículo que se denomina Homo sapiens, pueda dejar de ser un animal y convertirse en persona extraordinaria, real, es decir, en un ser humano. Explicado de acuerdo al desarrollo histórico de las especies animales (que es la teoría que aprueban los académicos y no estoy para que me llamen la atención por indisciplina ya que en lo personal no las tengo buenas con Darwin) primero surge el cerebro reptiliano; encargado de todas las funciones instintivas como el impulso sexual, de supervivencia, equilibrio, etcétera y automáticas y/o neurovegetativas como son la digestión, gestación, circulación sanguínea, etcétera. Luego aparece sobre este, en especies superiores, el sistema límbico, el cual va a encargarse de la aparición de las emociones (miedo, ira, complacencia, etcétera) Más a posteriori, aparece la corteza cerebral, donde se originan el pensamiento abstracto, el habla, la capacidad de relacionar, procesar y almacenar información y tomar decisiones a partir de este proceso. De modo que podemos distinguir en nosotros un cuerpo físico, el cual todo el mundo puede apreciar sin problemas y no requiere explicación. Este cuerpo que resulta un soporte, no es más que el vehículo donde se instala o vive lo que, en realidad, somos. Tal soporte es lo que queda cuando morimos según observamos a la simple inspección. Este cuerpo está regido por el sistema reptiliano, el cual está formado por el tronco del encéfalo y el cerebelo, y controla el comportamiento instintivo para sobrevivir, así como controla, también, los músculos, el equilibrio y las funciones autonómicas (digestión, respiración, latidos del corazón, producción de plaquetas, glóbulos rojos y toda la bioquímica de que depende la fisiología, etcétera). Tenemos, además, otro cuerpo, pero invisible a los ojos (para decirlo con palabras del Principito) formado por nuestra forma de reaccionar, de forma emotiva, a los estímulos de la realidad externa y, tal forma, es única en cada individuo. Aquí entran (en el caso específico del humano) los sentimientos, la sensibilidad artística, los estados de ánimo, la solidaridad, la empatía, la simpatía, etcétera. La amígdala, el hipotálamo, y el hipocampo son los soportes orgánicos donde se da lugar lo que, el doctor Paul D. Mac Lean, llamó sistema límbico. (Aunque este término está en discusión porque eso de límbico no determina con precisión lo que la ciencia requiere, pero no se trata más que de un asunto de nombres. Por otra parte, quizás, ya no haya ninguna discusión sobre el caso y hayan llegado a algún nombre consensuado, solo que no me he enterado ¡y no porque no quiera! lo que pasa es que vivo en Cuba y ¡esto! es algo que los que vienen de turistas desde el primer mundo no pueden comprender, unos porque vienen a ver si lograr pescar unas mulatas y otras pues… porque quieren subirse en la farola del Morro, entre otras actividades más culturales, digo). También, podemos advertir otro cuerpo invisible a la vista, formado por la suma o resultante de nuestros criterios y consideraciones, forma de pensamiento, puntos de vista, formado por nuestro desarrollo intelectual, capacidad de aprendizaje, etcétera y que se ejecuta en el neo-córtex o corteza cerebral, tal como se ha dicho con anterioridad; membrana formada con la llamada materia gris, cuyo espesor es de apenas dos milímetros y donde se albergan unos veinte billones de neuronas; se ha calculado que para llenar a la corteza cerebral de información visual, auditiva y kinestésica (kinestésica agrupa tres tipos de información: olfativa, gustativa y táctil) se necesitarían veinticinco mil años consecutivos ¡sin dormir! También, se ha computado que una persona usa, con aproximación, entre un ocho y un diez por ciento de esa capacidad, con la cual podría tener sesenta mil pensamientos diarios, el gran problema del ser ordinario que somos es que, usando tan bajo potencial, podría tener una vida plena, sin embargo, la cantidad de pensamientos que tenemos hoy y qué ¡por supuesto! Ni siquiera alcanza la mitad de esa cifra, son los mismos que repetimos durante casi toda la vida… y nos quedamos siendo un animal de costumbres fijas o casi fijas; ya lo cantó el célebre Juan Gabriel: la costumbre es más fuerte que el amor. Estos tres cerebros, propuestos por el doctor Paul D. Mac Lean, tienen correspondencia con los clásicos cuerpos sutiles los cuales son, aunque suene repetitivo, los que siguen: El primero de ellos sería el cuerpo físico: nuestra estructura osteomuscular, la cual no tiene ninguna dificultad para ser reconocida, se encuentra en el nivel de la primera dimensión. El segundo cuerpo, relativo a la segunda dimensión, no es material en el sentido del primero, sino que está conformado de una materia más fina, pero podemos sentirlo pues es el que pone en movimiento al primero. Este segundo cuerpo es el cúmulo de emociones y sentimientos que experimentamos. Las emociones tales como el miedo, la ira, la tristeza, desencadenan movimientos corporales, descargas hormonales en el torrente sanguíneo las cuales producen erizamiento, palpitaciones, llanto, sudoración, respuestas musculares para el movimiento, etcétera. Bajo estados emocionales específicos se realizan actos, se dicen cosas, las cuales no se harían si estos estados no aparecieran. La suma total de emociones, la gama de sentimientos, la variedad de matices en este sentido es lo que constituye el segundo cuerpo, al cual los místicos y algunos religiosos llaman: cuerpo Astral. El tercero, aún más sutil, conecta con la tercera dimensión del ser humano, siendo el caudal de pensamientos e ideas que podamos tener sobre el mundo circundante. Es el llamado: cuerpo Mental. La mayoría, por lo común, todo el mundo, tiene, más o menos, estos tres cuerpos dado que todos estamos en un mundo tridimensional y nos comportamos tridimensionalmente, pero son cuerpos deformes, rígidos, inacabados. El cuarto cuerpo, el cuerpo de la cuarta dimensión, es la Voluntad. La mentalidad es el sentido para conquistar esta dimensión, pero los seres humanos más talentosos sólo utilizan un bajo porcentaje de su capacidad mental. Los cuerpos sutiles nacen, crecen, se desarrollan y mueren con cierta independencia del cuerpo físico. El crecimiento, es decir, el desarrollo de todo cuerpo depende de la calidad del alimento. El alimento de los cuerpos sutiles o, mejor dicho, los alimentos de los cuerpos sutiles son, como en el caso del cuerpo físico, elementos que se aportan desde el exterior y con los cuales, por sedimentación, acumulación, etcétera, se va conformando tal cuerpo. Es decir, que, usted, se come una galleta, la cual hasta ayer estuvo en las espigas de un campo de trigo y los elementos de la galleta tales como proteínas, grasas, minerales, vitaminas, etcétera, quedan conformando el tejido adiposo, muscular, etcétera y otra parte se quema a fin de producir energía para producir movimiento corporal. Los alimentos de los cuerpos sutiles (astral, mental y voluntad) son: las impresiones. Su cuerpo emocional requiere ser alimentado de buenas impresiones. Procure ser espectador de sentimientos amorosos, de emociones de bondad. Ya sea por medio de libros, filmes, espectáculos, compañía de personas; así como evite escenas de violencia, terror, grosería. Mientras más afine la calidad de las impresiones que recibe mejor será su cuerpo emocional. Con el cuerpo mental sucede lo mismo, procure incorporar buenas ideas y pensamientos. Serán buenos aquellos que produzcan en, usted, agradables sensaciones. Por lo general, todo aquello que a, usted, le parece bien (aunque después descubra que no sirve), grato, importante, no se lo niegue a sí mismo. Por otra parte, recuerde que está vivo en este mundo y por tanto está produciendo, quiera o no, impresiones, que son alimentos para los cuerpos sutiles de los demás. Reconozca su nivel de responsabilidad en el mundo y sea creador de impresiones de calidad a fin de participar en la creación de otros mundos sutiles. Dicho de otra manera: no se queje de sus achaques, ni de sus dolores ante quienes no se lo va a remediar pues no son médicos, con esto crea una impresión de derrota, de dolor, de pena o quizás esa persona se alegre de que sea, usted, el dolorido y no él. De las dos formas, usted, crearía en los demás una mala actitud ante la vida. Habrá distorsionado y deformado la realidad de ese individuo. Trate de no convertir la vida ajena en el basurero de la suya. Le sugiero valorar la idea de no hablar sobre riñas, acerca de guerras, de miseria, de enfermedades o errores, los cuales no puede erradicar ni la otra persona tampoco. Si puede erradicarlos, hágalo sin comentarios. Si habla, comenta o difunde defectos de las cosas, de las personas o del ambiente en que vive, estará aumentando la cantidad de mal que ya existe en el mundo, pues será: el mal existente más el que, usted, introduce en el mundo sutil de los demás; de este modo crea desconfianza, miedo, incertidumbre e inseguridad. Esto no quiere decir que no pueda hablar de defectos, penas, errores, guerras o problemas, o que alguien se lo prohíba. No. Usted, puede hablar de todo, de cualquier asunto, pero sólo cuando su participación, su intervención, su pronunciamiento sobre tales temas sea para resolverlos, calmarlos, apaciguarlos, o para al menos afrontarlos con decisión cuando no se puedan evitar o resolver. Por otra parte si, usted, considera lo expuesto aquí como algo sin sentido, pacato, y va a continuar viviendo para hacer todo lo contrario pues me parece genial: eso verifica en, usted, la propiedad de un criterio diferente. Identificamos a alguien con un cuerpo astral desarrollado cuando experimenta emociones gratificantes, equilibradas, estables, positivas, que sustentan la seguridad de la base física. A veces, tal individuo es tan raro, tan fuera de lo común que nos choca, nos parece ofensivo, indiferente o egoísta. El individuo podrá asustarse o encolerizarse (lo cual, resulta ser ejemplo de emociones negativas) pero tales emociones las experimenta cuando algo, de veras, afecta su integridad, la diferencia con el individuo común es que su respuesta es siempre proporcional al estímulo que la produce y nunca se excede porque nunca se reprime, siempre canaliza su energía hacia afuera. El individuo puede parecer inalterable, quizás loco, pues atiende a un patrón interno único, desconocido para los demás, por tanto su respuesta es imprecisa, no puede ser pronosticada, nunca se sabe cómo va a reaccionar, es una caja de sorpresas. Es como un electrón cuya conducta, una vez sacado de su órbita estable, sólo puede predecirse estadísticamente, pues no parece seguir una ley fija. Tal individuo puede tener la apariencia del tipo duro a lo Serpico, o a la de Robert Redford en el filme África Mía, o parecido a Cocodrilo Dundee. Es alguien dueño de sí. Lo exterior no parece afectarlo. Un individuo con un cuerpo mental desarrollado es un individuo con un cuerpo de ideas y pensamientos propios, con un cuadro de nociones completo, con un esquema personal para explicarse el mundo a su alrededor y sus interrelaciones. Tal sistema podrá ser cierto o no, pero será coherente al menos para él y actuará en correspondencia con lo que cree. Este sistema de ideas, es lo que se llama: criterio propio. Tal, le servirá, o lo utilizará, para funcionar con armonía con todo lo que sucede a su alrededor. El sistema puede no ser exacto, o correspondiente con la realidad, pero sí sirve para que el individuo se equilibre, y los sucesos sobre los cuales él no tiene elección o forma de controlar, no lo afecten, en forma tan destructiva, como a otro individuo a quien le ocurriese algo similar, significa que Me gusta. Sintiéndose en armonía con el universo y no estando en desarmonía con él, puede decirse que poco importa que no sea verdadero, el problema es que funcione de forma positiva, produciendo la felicidad del individuo o por lo menos la satisfacción de estar siendo lo que quiere ser. Siempre digo que si algo no me sirve para ser feliz pero sí para no sentirme desgraciado, ya es bastante, para ir empezando. Los niños son carruajes con un caballo sin cochero, carecen de cuerpo mental. Son seres sin control interno que pueden autodestruirse tal como un vehículo que anda sin conductor. La ventaja del niño sobre el adulto es que su caballo se dirige solo hacia lo gratificante (quiero recalcar que digo solamente) y se aleja, de forma espontánea, de lo desagradable. Los esquemas culturales, la moral, las tradiciones, las normas de conducta social, la llamada etiqueta, las instituciones, las reglamentaciones, la religión, hacen que el niño vaya creando un cuerpo mental (un cochero) que lo dirige hacia zonas negativas tales como la dependencia psicológica, hacia la creencia de que existe una forma fija de hacer las cosas, o hacia la necesidad de buscar reconocimiento ajeno, lo lleva a evaluar lo que le ocurre en la vida y su experiencia de tal en función de la idea de la justicia, algo descabellado porque el concepto de lo justo es una creación humana, no existe en la naturaleza y para ampliación sobre esto coloco a continuación un parrafito fragmento de mi libro Reflexiones de un filósofo de barrio, publicado en Freeditorial.com, donde puede descargarlo gratis: Aclaro que una cosa es lo que la realidad es, y otra lo que imaginamos, lo que creemos sobre ella. Recordemos que pensamos, sentimos y actuamos en función de lo que debe ser, en función de nuestro sentido de justicia, y justicia en la naturaleza NO HAY: Los peces grandes se comen a los chiquitos, los gatos a los ratones, los leones a las gráciles gacelas y no es nada justo para los devorados. Mañana estornuda un chino y resbala una piedrecita en la falla de San Andrés y se va al carajo la costa Este de San Francisco con Los Ángeles y todo, y ¡tampoco! es justo. (Y lo del chino fue para no hablar del Efecto Mariposa). Un individuo apático, abúlico, incapaz de entusiasmarse, estimularse... por ejemplo un anciano que vive de recuerdos, es un ser inmovilizado, es decir su cuerpo astral ha muerto o está agonizante. A pesar de ello, el tal anciano del ejemplo, puede tener un gran caudal de conocimientos, ser un erudito y tener un formidable criterio propio, o sea un saludable cuerpo mental. Es el caso de un cochero con un carruaje pero sin caballo. Otros son entusiastas, viven para los demás, son expresivos, dinámicos, son servidores porque no tienen motivaciones propias. Son seres con cuerpo astral pero no mental. Son carros locos, carruajes tirados ¡solo! por el caballo: no tienen un cochero que los guíe. Por eso necesitan resolver problemas ajenos o sea, necesitan a alguien que los guíe y dé dirección. El hombre medio, el ciudadano común tiene sus cuerpos, emocional y mental, en estado embrionario, en proceso de crecimiento, pero no tiene estos cuerpos terminados o desarrollados y en la mayoría de los casos, dado que tales cuerpos no reciben el alimento apropiado crecen deformes. El artista famoso, el deportista destacado, el héroe victorioso, son personas de cuerpos astrales más o menos terminados. Los científicos, los filósofos, los fundadores de religiones, han sido individuos de cuerpos mentales más o menos terminados. A veces el individuo advierte que su cuerpo emocional, o mental es horrible y comprende que debiera cambiarlo por otro mejor, pero para ello deberá destruir el que tiene y hacerse otro, lo cual implica un precio de dolor, un impuesto de sufrimiento que no todo el mundo está dispuesto a pagar. Sin embargo, cualquiera se hace aserrar brazos y piernas o abrirse las entrañas para amputar un tumor. La persona extraordinaria sobre quien, usted y yo, estamos tratando aquí, quizás, no disponga de un cuerpo físico en forma, desde el punto de vista atlético; tal vez no sea, todavía, alguien con un cuerpo emocional excelente; a lo mejor, no haya realizado aún un cuerpo mental que pudiera tener un intelectual, pero ya rompió la inercia y está trabajando en todas esas áreas porque sintió la angustia de no ser quien debe; y se hizo consciente de tener, por su linaje, la promesa de una fabulosa herencia inagotable y está gestionando recibirla, porque descubrió una actividad que le da placer realizar y en la que se siente útil y la convirtió en su misión.
X.- LA PERSONA EXTRAORDINARIA
Es alguien que evita consumir tiempo en quejarse porque ciertos eventos
que no son como le gustaría, son inevitables o imposibles de cambiar. ¡A veces se queja! pero se da cuenta enseguida, y dice: quejarse no cambia las cosas y estar alerta para darse cuenta le prepara para no tener que evitar quejarse porque poco a poco deja de hacerlo pues reconoce que es inútil. Convertirse en persona extraordinaria es estar alerta y darse cuenta. Esta persona llega a no desear que las cosas sean de cierta manera. Es, con suficiencia, inteligente y madura para saber que los eventos de la vida son cíclicos y siempre, siempre, siempre van a ser dulces o amargos, placenteros o dolorosos. Y cuando lleguen va a disfrutar unos y soportar otros, si no puede evitarlos. No es regocijarse con todo lo que ocurre, se trata de aplicar la filosofía de aceptar lo que es. Ciclones, terremotos y epidemias no le dan gusto pero no consume su tiempo en desear lo contrario de lo que está pasando, entiende que ¡es mejor! buscar formas y medios para protegerse. La persona sobre la que tratamos no se siente culpable, sabe que es mejor aprender con cualquier cosa sucedida en el pasado que pasarse la vida rezongando, todavía, por lo mismo. Alguien así disfruta con el buen humor, tiene habilidad para eso pero, además, para producirlo, y si hicieras algo con intención de molestarle o tan solo le haces algo con lo cual otras personas se molestarían; tendrías de balde el tiempo empleado, pues no te tomaría en cuenta. No pretende pasar por gracioso, pero le pueden parecer divertidos muchos ambientes o contextos y puede reírse de casi cualquier tema incluso de un asunto serio y hasta solemne pero, con honestidad, no le mueve la intención agresiva o irónica y nunca haría burla sobre la discapacidad de otro ni sería capaz de ponerlo en ridículo; podría, de muy buen talante, hacer burlas sobre sí mismo o crear anécdotas divertidas donde pudiera quedar ridiculizada su propia persona. Le gusta reír junto con otros, no reírse de ellos. Nunca se compra ropa para agradar a otros, compra la que les gusta y le parece cómoda o fresca o duradera, no les importa que le quede grande o que sea chillona o demasiado juvenil, si es mayor o ropa que parezca demasiado seria, si es muy joven; si ve a un anciano en short y sandalias en un lugar donde no hay playa no se ríe ni le da con el codo al de al lado para que mire al vejete; quizás se ría, sí, pero de saber que existan otras personas extraordinarias quienes andan por la vida con menos prejuicios que el resto de la manada. Se esfuerza en preocuparse lo menos posible y, por esto, puede parecer alguien no práctico; porque no es de los que acaparan para cuando llegue, como se dice en Cuba, el tiempo de las vacas flacas, vive al diario. Hasta que un día, repara en eso y hace un ahorrito discreto ¡por si acaso! Pero que en la primera instancia gasta para seguir como hasta entonces. Ama su libertad y quiere a su familia y a los demás, quienes les son próximos, haciendo otro tanto y realizando sus propias decisiones y solventando sus problemas por sus cuentas, por tal motivo pasan por egoístas o crueles, por quienes no le conocen. Suele dar la impresión de ser gente huraña o poco sociable porque es celosa con su tiempo, pasa mucho tiempo en soledad realizando sus actividades ya que es autosuficiente en el sentido de preferir hacerlo todo por sí misma, probarse haciendo cosas y no diciendo cuán eficiente puede ser, quiere aprender, vivir la aventura de lograr algo nuevo y a veces falla y termina dándose cuenta de que debe buscar un especialista pero, como dije, lo da por bien empleado. Por otra parte, como obra siempre de buena fe y sin dobleces no cree que tengan que escoger con pinzas las palabras a emplear para que los demás se sientan complacidos; muchas veces, la urgencia por algo les hace olvidar dar los buenos días o las demostraciones de agradecimiento del protocolo social. Al observar la existencia humana, se percata de la inexistencia de un sitio a donde ir, por eso no considera momento justo para hacer cosa alguna y en sentido estético no se preocupa demasiado por la limpieza o por ser muy ordenado. Para una persona extraordinaria, la limpieza y la organización son, nada más, tipos de instrumentos para ayudarse en el trabajo pero que no tienen una finalidad interna. Puede ser creativa debido a no sufrir de esa cierta neurosis organizativa. Aunque tiende a ser anárquica, tampoco es anarquista, en realidad es muy difícil clasificarla. Una persona así, tiende a evitar sitios donde sea norma la etiqueta y el protocolo. Además, casi nunca, sus decisiones coinciden con las de la mayoría. (Entre nosotros pero ¡sin ser absolutos! creo que el anarquismo es lo que mejor les va). Desde el punto de vista de las demarcaciones geográficas no aplica como patriota pues considera las divisiones fronterizas como designios del poder y del afán de conquista de familias que solo buscaban enriquecerse a costa de los pueblos conquistados. Prefieren, mejor, verse como ciudadanos del planeta y, como raza, parte de la especie humana. Ven las banderas y los atributos patrióticos como ídolos y fetiches de utilidad para los gobiernos a fin de enardecer a las masas en favor de sus conveniencias (las conveniencias de los gobiernos) y facilitar conducirlos a guerras (a los pueblos no a los gobiernos, estos nunca van a las guerras a menos que las pierdan) o para soportar impuestos en nombre de derechos que no disfrutan y de la libertad que tienen y a la cual les han enseñado a temer expresar. Si acaso el país donde viven, estas personas, estuviera en guerra, no les alegrarían las bajas de los enemigos porque, los tales enemigos, son tan humanos como los soldados del país donde viven. Pensar así ha sido causa de considerárseles traidoras. No son fans de nadie, no siguen a caudillos como si fueran ídolos ni gritan ni salen corriendo tras el cantante de moda. Ven a todo el mundo como a seres humanos y no ponen a ninguna persona sobre un pedestal por encima de la importancia de otro humano. Aman la naturaleza, prefieren las escenas bucólicas y siempre lo simple y natural a los productos o ambientes elaborados; por eso no tienden a frecuentar restaurantes, bares ni lugares demasiado artificiales; aunque si viven en ciudades populosas o capitales y alguna vez van por aventura o por acompañar a alguien, lo disfrutan, pero si comienzan a sentirse incómodos no tienen reparos en marcharse. Por lo general, la mayoría de las personas ven los problemas de cualquier tipo, incluso los cotidianos, como eventos amenazantes que constituyen un peligro o un riesgo para lo que entienden como su amor propio; sin embargo, para estas otras personas diferentes no es así; pueden encarar cualquier asunto con objetividad. No son gente enfermiza o por lo menos no son de quienes andan contando sus achaques a quienes no son médicos, consideran que pueden deshacerse de sus dolencias. Por increíble que parezca, si no se culpan, por lo menos ¡siempre! se hacen responsables de todo lo desagradable que puede ocurrirles. No tienen la opinión de que el mundo deba ser cambiado, se dan cuenta que siempre hubo injusticias, pobres, vagos, gente que se aprovecha de la necesidad de algunos para pagarles menos y que intentar cambiar eso es un desgaste de energías donde no hay el menor índice de éxito. También digo y repito que no necesitan el éxito, si lo logran lo disfrutan como el primero pero, en este caso ¡Caso que es el camino que siguen los próceres, los políticos, los grandes líderes de pueblos intentando arreglar el mundo y, al morir, dejándolo igual o peor! En este caso, repito, las personas de las que tratamos, se dan cuenta que irían contra la voluntad de la misteriosa fuerza creadora que da lugar a la existencia total, algo que no harían porque son mensajeros de ella. Viven de manera holística y si el mundo no es tal como a ellos les gustaría, se dan cuenta que eso, también, está bien. Uno, puede hacerse una idea acerca de su salud mental (la de ellos) cuando, uno, descubre que, para estas personas, lo que importa no es lo que la vida les hace ni lo que les ocurre en la vida, sino lo que ellos logran hacer a pesar de eso. Todo lo que hacen es producto del gusto por hacerlo, sienten una gran necesidad de expresarse, están tan urgidos por terminar su trabajo, que consideran urgente y útil, que tienden a ser un tanto chapuceros, aunque quizás, diciéndolo con una palabra demasiado fuerte, el caso es que no les preocupa haberlo hecho bien o mal o si llegó o no a cumplir su cometido. ¡Un ejemplo! Son incapaces de poner carita porque leyendo un libro encuentre erratas, no se ofende por eso, les parece una estupidez que alguien se escandalice porque a un editor ¡o al autor! se le escaparon algunas comas obligatorias según la gramática o algunos acentos en un título, o incurrió en alguna falta ortográfica de más peso. También le parece exagerado, en algunos casos (no en otros) cuando ciertos editores critican y/o comentan, aunque sea de forma reservada con otros del gremio, que muchos autores reconocidos les deban la fama, pero ni se pone bravo porque lo hagan ni anda por ahí repitiéndolo y, si acaso, lo comentara, no denuncia la fuente. En realidad este trabajo de concurso exige un mínimo de diez mil palabras y me he pasado en más de unas cuantas de lo que sería la norma. En realidad no he terminado con todo lo que podría continuar diciendo pero, de todas formas, estoy trabajando en cuatro nuevos textos donde sigo hablando sobre este tema, y pienso escribir muchos más. A decir verdad, este contenido me apasiona porque, cuando yo contaba entre catorce y treinta y cinco años, hubiera dado ¡Cualquier cosa! por haber encontrado un libro como este; quizás lo encontré cuando tenía que encontrarlo y cuando ocurrió ¡Fue maravilloso! y hubiera querido poder decirle a quien lo escribió cuánto bien me hizo, luego vinieron otros y otros y otros libros que me ayudaron más, y todavía me sorprende darme cuenta que me falta mucho más por mejorar. Si estoy escribiendo este, no es porque esté aquí en plan de profesor de algo, de salvador de vida, de gurú iluminado ni poco menos; solo estoy escribiendo unas notas para asegurarme de lo aprendido como estudiante, quizás, te sirvan para empezar a construir la persona extraordinaria que mereces ser, que te gustaría y, en la cual, todavía no has comenzado a trabajar. Al principio del libro, desde la reseña, dije que mi premio sería la persona extraordinaria que serás, por eso ahora, al final, os dejo mis direcciones Emails. Espero este texto haya llegado al menos a una persona que se disponga a crear una persona así, aunque no es obligatorio, ser feliz tampoco. FIN
¿Te gustó este libro?
Para más e-Books GRATUITOS visita freeditorial.com/es