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lunes, 22 de febrero de 2021

López Gutú Ian Johan


4to A
Actividad 1

Actividad 1.- Reporte documental de investigación


sobre Hematopoyesis

MAYANI, H. et al. (2007). “Hematopoyesis” en Cancerología. Vol. 2, p. 95-107


<http://incan-mexico.org/revistainvestiga/elementos/documentosPortada/1193426538.pdf>
[Consulta: 18 de febrero de 2021]

SANCHEZ-GUIJO, F.y SAN MIGUEL, J. (2009) “Hematopoyesis” en Hematología. Manual básico


razonado. Barcelona: Elsevier. P. 1-7

GÁMEZ, I., IBAÑEZ, A. y PORRINO, M.C. (2010). “Fisiología de la hematopoyesis y factores de


crecimiento hemapoyéticos” en Hematología. Del laboratorio a la práctica clínica. Madrid:
Formación Alcalá
<https://www.faeditorial.es/capitulos/hematologia.pdf> [Consulta: 17 de febrero de 2021]

Todos los días se producen en nuestro organismo millones de células sanguíneas.


Esto compensa la pérdida diaria de dichas células de manera que, en un
organismo sano, los niveles en circulación de eritrocitos, leucocitos y plaquetas se
mantendrán constantes.

Entendemos por hematopoyesis como el proceso a través del cual se generan,


regulan, producen y mantienen las distintas células que circulan en la sangre
periférica y que se desarrollan a partir de una única célula madre progenitora y
bajo condiciones muy específicas en el interior de los huesos, en la llamada
médula ósea.

La hematopoyesis es un proceso finamente regulado, este se lleva a cabo


únicamente en ciertos órganos hematopoyéticos. En ellos, las células
hematopoyéticas se desarrollan en un ambiente específico denominado
microambiente hematopoyético, este consiste en una estructura altamente
organizada que regula la localización y fisiología de las células hematopoyéticas.

No solo la médula ósea es un órgano hematopoyético. En las etapas embrionaria


y fetal, la hematopoyesis se realiza en el saco vitelino; desde el primer mes de
vida embrionaria hasta el nacimiento, se lleva a cabo en el hígado y, en menor
proporción, en el bazo, en los ganglios linfáticos y en el timo. A partir del cuarto
mes de vida embrionaria se inicia la hematopoyesis en la medula ósea de tal
manera que, en el momento del nacimiento, prácticamente todo este proceso se
lleva a cabo en la médula ósea, más concretamente en las epífisis de los huesos

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Actividad 1

largos, junto a los espacios intertrabeculares del esqueleto axial (diploe, esternón,
vértebras, ilíacos).

El funcionamiento normal de la hematopoyesis depende de un proceso


extraordinariamente complejo en el que intervienen una gran variedad de tipos
celulares, sus mecanismos intracelulares y la relación que tienen con el
microambiente donde se desarrollan estas células hematopoyéticas.

En el sistema hematopoyético se reconocen diversos tipos celulares, que se


pueden agrupar en: células madre, células progenitoras, y células maduras.

El proceso de diferenciación es la serie de alteraciones que las células sufren y


que les obligan a multiplicarse y producir un tipo de células sanguíneas concretas
y otras no. Este proceso tiene lugar en la médula ósea. Todas las células
sanguíneas provienen de una célula progenitora común llamada célula madre.

Las células hematopoyéticas que dan origen a las células sanguíneas se dividen
en varios compartimientos:

 Células troncales hematopoyéticas (CTH). También llamada célula


madre. Esta célula tiene la mayor capacidad de auto-renovación,
proliferación y diferenciación, características que se van perdiendo
conforme las células hematopoyéticas se diferencian en elementos más
maduros. Además, expresan antígenos como CD34, CD90, CD117 y
CD133, y carecen de la expresión de antígenos de linajes específicos.
Corresponden al 0.01% del total de células nucleadas presentes en la
médula ósea. Las CTH dan origen a células progenitoras
hematopoyéticas (CPH)

 Células progenitoras hematopoyéticas (CPH). Estas células han perdido


su capacidad de auto-renovación, pero conservan su potencial proliferativo.
Estas pueden dar lugar a varios linajes y ser multipoteciales, o bien,
pueden limitarse a dos y ser bipotenciales o aun solo linaje y ser
monopoteciales. Corresponden a <0.5% del total de células en la médula
ósea y comparten ciertas características inmunofenotípicas con las CTH,
como la expresión del antígeno CD34, a pesar de que ya presentan
marcadores celulares particulares, de acuerdo al linaje al que pertenecen.
Las CPH dan lugar a células precursoras.

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 Células precursoras. Finalmente, las células precursoras al madurar,


generan a las células sanguíneas circulantes. Los precursores
hematopoyéticos constituyen más del 90% de las células hematopoyéticas
residentes en la cavidad medular. Estas células son principalmente
reconocibles por su morfología. Además de que, a pesar de ser inmaduras,
pueden ser identificadas en frotis de médula ósea a través de microscopía
de luz.

Se sabe que las células de la sangre se dividen en dos grandes grupos: mieloides
y linfoides. Las primeras abarcan a los monocitos, eritrocitos, trombocitos y
granulocitos como lo son: los neutrófilos, basófilos y eosinófilos; mientras que en
las segundas se encuentran los linfocitos B, linfocitos T y las células NK. Las
células mieloides son producidas a través de un proceso conocido como
mielopoyesis, mientras que el grupo de los linfoides es resultado de
linfopoyesis. Ambos procesos, independientes uno del otro, están muy
relacionados gracias a que se diferencian de una misma célula progenitora.

 Mielopoyesis

Al igual que el resto de la hematopoyesis, la mielopoyesis toma lugar en el interior


de la médula ósea, donde las células troncales hematopoyéticas (CTH) dan lugar
a los progenitores mieloides comunes (PMC). Estos son células con alta
capacidad proliferativa, pero son incapaces de auto-renovarse, además su
potencial de diferenciación está restringido a linajes específicos. Los PMC se
pueden diferenciar en progenitores más específicos, tales como los progenitores
granulo-monocíticos (PGM), y los progenitores eritroides-megacariocíticos.

 Linfopoyesis

Al igual que en la mielopoyesis, la producción de células del grupo linfoide es un


proceso no menos dinámico que complejo. Está determinado por combinaciones
de factores intrínsecos y microambientales que guían la diferenciación de
progenitores linfoides, progresando gradualmente en la médula ósea desde
progenitores muy primitivos con potenciales múltiples, hasta precursores

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restringidos, que pierden opciones de diferenciación a la par que ganan funciones


especializadas.

El desarrollo posterior en cada uno de los linajes hematopoyéticos está definido


por dos procesos fundamentales: la pérdida definitiva el potencial de auto-
renovación y la adquisición de una identidad específica. Estos procesos son
controlados por programas genéticos que permiten que los genes que conservan
la capacidad de auto-renovación se apaguen y ejecutan los que regulan la
diferenciación.

Así, los progenitores hematopoyéticos se diferencian a células precursoras, por


medio de una serie de eventos en donde grupos alternados de genes y diversos
factores de crecimiento determinan el destino de las células maduras que
tendrán una identidad y función definitiva.

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