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Nuevas Actitudes

Pasaje Bíblico: Mateo 5:1-12


Enseñanza Bíblica: Jesús enseña quienes son los bienaventurados desde su perspectiva
divina.
Propósito de la Lección: Que los jóvenes distingan la diferencia entre las actitudes del
mundo y las actitudes de un verdadero creyente en Cristo.
Lo que necesitas: Capítulo 10 de “El Principito”, Biblias, pizarron y marcador.

Inicio: Realiza la lectura del Capítulo 10 de “El Principito” (A. De Saint-Exupéry). Luego
pregunta:

 ¿Cuáles eran las actitudes del rey? ¿Por qué piensan que se comportaba de
esa manera?

 ¿Qué actitudes del rey se asemejan a las que tiene el mundo?

Aprendizaje Interactivo: Explica a los jóvenes que vas a leer una lista de situaciones o
problemas a los se enfrentan cotidianamente y que cada uno tendrá que expresar con
gestos la manera con que reacciona o reaccionaría ante esa situación. Inmediatamente
después de cada situación pregunta a algunos el por qué responderían de esa manera
(de preferencia a los que tienen diferente reacción entre sí).

 Un maestro te crítica frente a tu grupo


 Tienes un malentendido con uno de tus amigos
 Repruebas un examen
 Tu mamá te llama la atención por no arreglar tu cuarto
 Un compañero te pide que le ayudes a estudiar o hacer una tarea
 Alguien te hace una broma sobre tu aspecto físico
 Es el día en que te toca lavar los trastes o cualquier otro quehacer
 Tu novio (a) o el chico (a) que te gusta te llama por teléfono
 Tu hermano (a) tomó el suéter que planeabas usar ese día
 Tus amigos/ as te llaman para ir al cine

Aplicación Bíblica: Divide el pizarrón en dos columnas, en la primera columna escribe:


“Lo que Jesús dice y en la otra “El mundo dice”. Que todos abran sus Biblias en Mateo
5:1-12. Pide que alguien lea la primera bienaventuranza y escríbela en la primera
columna, luego pregunta a los jóvenes que es lo que el mundo dice o enseña al respecto.
Ejemplo:

Jesús dice El mundo dice:

Bienaventurados los pobres en espíritu Bienaventurados los agresivos

Bienaventurados los que lloran Bienaventurados los insensibles

Bienaventurados los mansos Bienaventurados los poderosos

Bienaventurados los que anhelan la justicia Bienaventurados los que se ocupan de sí


mismos
Compromiso: Motiva a que todos contesten las siguientes preguntas:

 ¿Cuál de las actitudes descritas en las Bienaventuranzas te resulta más


difícil practicar?

 Al saber que Jesús desea que mostremos estas actitudes, ¿dónde crees que
debes comenzar esta semana?

 ¿Qué pasos podrías tomar para practicar estas nuevas actitudes?

Cierre: Pide que todos piensen en una actitud personal que puede estar afectando su
relación con otras personas o con Dios y que lo expresen como un motivo para orar a
Dios. Cada joven orará por quien está a su lado derecho, pidiendo que Dios ayude a
cambiar esa actitud.
El Principito (Capítulo 10)
A. De Saint-Exupéry

El principito se hallaba en la región de los asteroides 325, 326, 327, 328, 329 y 330.
para comenzar algo en que ocuparse e instruirse, comenzó a visitar estos asteroides.
El primero estaba habitado por un rey, el cual, vestido de púrpura y armiño, se
encontraba sentado sobre un trono simple pero majestuoso.-¡Caramba, un súbdito! –
dijo el rey al ver al principito.
Y el principito se pregunto:
-¿Cómo es posible que me reconozca si jamás me había visto hasta ahora?
No sabía el principito que para los reyes del mundo es muy simple, ya que todos los
hombres son sus súbditos.
-Acércate para que te vea mejor –le dijo el rey, quien se sentía muy orgulloso de ser el
rey de alguien.
El principito buscó donde sentarse, pero como el planeta estaba todo cubierto por el
manto del armiño, permaneció de pie, y como estaba fatigado bostezó.
-Es contrario al protocolo bostezar en presencia de un rey –le dijo el monarca-. Así
que te lo prohíbo.
-No puedo evitarlo –dijo todo confuso el principito-, pues he hecho un largo viaje y no
he dormido...
-Bueno, entonces te ordeno bostezar –le dijo el rey; hace años que no veo bostezar a
nadie. Así que los bostezos son para mí toda una curiosidad. ¡Anda, bosteza una vez
más! Es una orden.
-Eso me intimida, no puedo obedecerle –le dijo el principito ruborizado.
-¡Hum! ¡Hum! –respondió el rey-. Bueno... entonces yo... yo te ordeno una veces
bostezar y otras...
El rey tartamudeó un poco, molesto. Quizá porque consideraba de suprema
importancia que su autoridad fuera respetada y no toleraba la desobediencia. Era un
monarca absolutista. Pero como era muy bueno, solo ordenaba cosas razonables.
Si ordenara –decía frecuentemente- si ordenara a un general que se convirtiera en
gaviota y el general no me obedeciera, la culpa no sería de él, sino mía.
-¿Me puedo sentar? –preguntó tímidamente el principito.
-Te ordeno que te sientes –le respondió el rey acomodando con majestuoso movimiento
un pliegue de su capa armiño.

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