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UNIDAD DIDÁCTICA

INTRODUCCIÓN A LOS
EVANGELIOS

Mensaje Cristiano

Nº manual
Unidad 4. Introducción a los Evangelios

CONTENIDOS
1. Contexto histórico, social y religioso
2. Los pobres del Señor y la esperanza mesiánica
3. El Evangelio y los evangelios. La investigación sinóptica
4. La infancia de Jesús (Mt 1-2; Lc 1,5-2,52)
5. El Bautismo del Señor (Mt 3,13-17; Mc 1,9-11; Lc 3,21-22; Jn 1,32-34)
6. La Institución de la Eucaristía (Mt 26,17-29; Mc 14,12-25; Lc 22,7-23)
7. Pasión, muerte y Resurrección de Jesús (Mt 16,21-28,20; Mc 14,1-16,8; Lc 22-24; Jn
13-20)
8. Estructura de los evangelios

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Unidad 4. Introducción a los Evangelios

RESUMEN

En esta Unidad hacemos una presentación sistemática de los contenidos fundamentales de los
evangelios. Los evangelios son los testimonios escritos de la vida de Jesucristo. Nosotros
contextualizamos históricamente los relatos, explicamos las especificidades de los evangelios sinópticos
y del evangelio de Juan y repasamos los diferentes relatos evangélicos de algunas de las escenas más
importantes de la vida de Jesucristo.

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Mensaje Cristiano

BIBLIOGRAFÍA

Sagrada Biblia, versión oficial de la CEE, BAC, Madrid 2012.

Catecismo de la Iglesia Católica, Asociación de Editores del Catecismo, Madrid 1992.

YOUCAT, Catecismo joven de la Iglesia Católica, Ediciones Encuentro, Madrid 2011.

Delegación Episcopal de Cultura, El Credo en imágenes. El arte como manifestación de la fe,


Madrid 2013.

J.P. Bagot & J. Dubs, Para leer la Biblia, Verbo Divino, Navarra 1998.

J. Monforte, Conocer la Biblia, Rialp, Madrid 2009.

J. Ratzinger, Jesús de Nazaret, La Esfera de los Libros, Madrid 2007.

J. Ratzinger, Jesús de Nazaret: desde la entrada en Jerusalén hasta la Resurrección, Encuentro,


Madrid 2011.

J. Ratzinger, La Infancia de Jesús, Planeta, Madrid 2012.

J.L. Ruiz de la Peña, La Pascua de la Creación. Escatología, BAC, Col. Sapientia Fidei, Madrid
1996.

L. Sánchez Navarro, Testimonios del Reino, Palabra, Madrid 2010.

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Unidad 4. Introducción a los Evangelios

Contexto histórico, social y religioso

Contexto histórico

Palestina, el lugar de asentamiento de los judíos y cuna del nacimiento de Jesús, forma parte
del Imperio Romano desde la conquista de Pompeyo (63 a.C.). La máxima autoridad es el
emperador, cuyo poder es ejercido sobre Palestina a través de un procurador romano o bien
permitiendo un rey judío bajo su control. Jesús nace bajo el imperio de Octavio Augusto y el
reinado de Herodes el Grande. El sucesor de Octavio Augusto en el Imperio es Tiberio, bajo
cuyo mandato morirá Jesús.

El estar bajo una potencia dominante tiene ventajas: protección militar y jurídica, derechos
civiles, infraestructuras… Pero también supone una humillación para el pueblo judío, porque
supone estar sometido a la autoridad de un soberano pagano al que debe reconocer y pagar
tributo.

En cuanto al gobierno interno de Palestina, tras la entrada de Pompeyo, se conserva la dinastía


asmonea, reinante entre los judíos, hasta el año 37 a.C. en que se termina la dinastía asmonea
y se sustituye por la herodiana. Herodes el Grande, bajo cuyo reinado se reconstruyen la
ciudad de Samaría y el Templo, muere en 4 a.C. Entonces se nombran dos reyes en Palestina:
Arquelao en Samaría y Judea y Herodes Antipa en Galilea y Perea. El gobierno en Judea es el
más inestable: se depone a Arquelao y se nombra a Valerio Crato y después a Poncio Pilato.
Por eso, la muerte de Jesús ocurrirá siendo emperador Tiberio, rey de Judea Poncio Pilato y rey
de Galilea Herodes Antipa.

La estructura geográfica es aproximadamente la siguiente:

Galilea Mar de Gaula-Nítide


Galilea

Decápolis
Río
Samaría
Jordán

Pere
a
Judea
Mar
Muerto

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Mensaje Cristiano

Contexto económico y social

La base económica palestina de la época de Jesús está sustentada en la agricultura, la


artesanía y el comercio. La agricultura se da en todas las regiones. Fundamentalmente
cereales en Galilea y Samaría. Judea apenas es cultivable. La artesanía se da sobre todo en las
ciudades y tiene un gran desarrollo porque, como se recoge en el Talmud de Babilonia, todas
las clases sociales tienen que aprender un oficio, incluso sacerdotes y doctores.

Hay algunos oficios que se consideran particularmente impuros, por su vinculación con la
sangre, manipulación de animales muertos o por su específica exposición al pillaje, al robo o la
usura: borriqueros, médicos, carniceros, curtidores, recaudadores de impuestos,…

El comercio se lleva a cabo fundamentalmente a través de caravanas que van recorriendo las
diferentes rutas comerciales. En Jerusalén había cañadas específicas para el comercio, plazas
para el comercio de esclavos, en el Templo se propiciaba el comercio…

La sociedad estaba dividida en tres estratos: la aristocracia, la clase media y los pobres. La
aristocracia estaba formada por la nobleza sacerdotal, las familias adineradas, los grandes
comerciantes, terratenientes y recaudadores de impuestos. Llevaban una vida de lujo y
ostentación.

La clase media la formaban pequeños comerciantes, artesanos, sacerdotes… No hacían


ostentación pero llevaban una vida desahogada.

Por su parte, los llamados pobres eran los jornaleros, esclavos, libertos (esclavo al que le ha
sido concedida la libertad), doctores de la ley (porque era incompatible el estudio de la ley con
el ejercicio remunerado de un oficio, Sir 38,24-25), mendigos, mutilados y disminuidos. Entre
los siglos I a.C. y I d.C., la pobreza aumentó debido a la proliferación de guerras, saqueos y
cobro excesivo de impuestos.

Como podemos ver, se trata de una sociedad inestable y con desigualdades crecientes, lo que
suscita una cierta apertura a la esperanza mesiánica anunciada por los profetas, sobre todo
desde las clases más desfavorecidas.

Contexto religioso

Toda la vida social judía está estructurada y condicionada por la práctica religiosa. Celebraban
fiestas anuales, en que rememoraban acontecimientos de la historia de Israel:

- Ácimos: se ofrecen las primicias de la cosecha.

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- Pascua: evoca la liberación de Egipto.

- Fiesta de las semanas: se celebra durante las siete semanas después de la Pascua.
Nosotros lo hemos heredado en forma de tiempo pascual.

- Memoria del don de la ley: es el día en que concluye la fiesta de las semanas. Se hace
memoria de la ley dada a Moisés. Es nuestro Pentecostés, en que rememoramos el
don del Espíritu Santo dado a los apóstoles y la Virgen en Jerusalén.

- Fiesta de los Tabernáculos o de las Tiendas: se celebra durante ocho días la


culminación del año agrícola (Jn 7).

- Día de la expiación o Yom Kippur: se celebran sacrificios de expiación en el Templo


por los pecados cometidos en el año.

- Día de la Dedicación (Hanukkah): son ocho días de memoria de la dedicación del


Templo por Judas Macabeo.

- Fiesta de los Purim: fiesta en conmemoración del milagro relatado en el Libro de


Ester en el que los judíos se salvaron de ser aniquilados bajo el mandato del
rey persa Asuero.

Junto a las celebraciones anuales, hay una fiesta semanal: el sábado, que está consagrado al
descanso, porque Dios descansó en la creación. Por tanto, es un descanso de adoración a Dios.
Es la única fiesta que aparece en el Decálogo.

Además, los judíos tenían una estructurada vida de piedad personal: oración diaria, ayunos
pautados, obras de misericordia y limosna.

El sacerdocio se identifica con una de las tribus de Israel: la tribu de Leví, en concreto con el
linaje de Aarón. Leví no posee porción de tierra prometida (“Yahveh es el lote de mi heredad”).
Sus funciones son las ofrendas, los ritos de purificación y bendición del pueblo y la enseñanza.
En tiempos de Jesús, los fariseos se ocupaban de la instrucción sobre la ley, mientras los
levitas se dedicaban a la liturgia y también a hacer política. Hasta tal punto es así que tras el
exilio, la figura del Sumo Sacerdote es muy influyente políticamente y muy ambicionada
socialmente. En el juicio de Jesús, por ejemplo, es la sentencia de los Sumos Sacerdotes Anás y
Caifás la que decide la suerte de Jesús. Esto justifica el deseo colectivo de un sacerdocio
renovado.

El Templo es el centro de la vida religiosa del pueblo. Es el lugar de la presencia de Dios y la


bendición del pueblo. La sinagoga, por su parte, es el lugar de la reunión del pueblo para la

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oración y la enseñanza. Por eso es lugar privilegiado de la predicación de Jesús (Lc 4,18-21; Jn
6).

En tiempos de Jesús existían diferentes grupos religiosos dentro del judaísmo. A partir de la
destrucción del templo, todos ellos son unificados en el rabinismo. Encontramos testimonio de
la existencia de estos grupos en todos los evangelios. Además, en Hch 23,6-8, al narrar el
proceso de Pablo en el Sanedrín, se indica que hay saduceos y fariseos, enfrentados por el
tema de la resurrección y la existencia de ángeles.

Flavio Josefo identifica tres sectas dentro del judaísmo: fariseos, saduceos y esenios. A ellos
hay que añadir los samaritanos, que aparecen en el Evangelio. Los fariseos son los maestros
del pueblo. La palabra fariseo significa “separado”. Quizá adoptaran este nombre porque se
separaron de los sacerdotes en época de los macabeos. Los fariseos toman el papel de
maestros custodios de la ley, acogen la Torah y la tradición oral (Mishná). Toman como libros
sagrados la Torah, los profetas y los escritos, con lo que creen en la resurrección de los
muertos. Su enseñanza no era rigorista, pero sí hacían una interpretación exacta y literal de la
ley, lo que les aleja del sentido profundo de la ley y de su referencia a Jesús. Esto es en el
fondo el núcleo de la controversia con Jesús. Pero Jesús reconoce en todo momento su
autoridad.

Los saduceos se remontan al Sumo Sacerdote Sadoc (de tiempos de David y Salomón).
Surgieron seguramente en tiempos de los macabeos como una escisión más extrema en
cuanto a la conservación de la ley. Sólo reconocen como libro sagrado la Torah, de modo que
no creen en la resurrección. Éste es el único punto de enfrentamiento con Jesús que es
narrado en los evangelios (parábola de la mujer y los siete esposos, Lc 20,27-38).

Los samaritanos son tenidos por el resto de judíos como semipaganos por ser población mixta
tras la experiencia del exilio. Tras la construcción del segundo Templo, los samaritanos son
apartados y construyen su propio templo en el monte Garizín. También tenían su propia
versión de la Torah (Pentateuco samaritano). La destrucción del templo del monte Garizín por
Juan Hircano (rey asmoneo, s. II a.C.) acrecentó la animadversión entre ambos. El evangelista
Juan atestigua esta separación (escena de la samaritana, Jn 4,5-42).

Los esenios quizá nacieron por separación de los saduceos tras la revuelta macabea como
sacerdotes no descendientes de Sadoc. Parece que tenían una alta vida de piedad y una
estricta observancia de la ley. Vivían ajenos a las fiestas judías (acerca de las que tenían su
propio calendario) y a la centralidad del Templo. Plinio el Viejo los sitúa cerca de Qumrán. Casi
todos los estudios identifican los habitantes de Qumrán con los esenios. No aparecen

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Unidad 4. Introducción a los Evangelios

mencionados en el Nuevo Testamento. Parece que fueron arrasados por los romanos en el año
69 d.C., antes de la invasión de Jerusalén por las tropas de Tito.

Los pobres del Señor y la esperanza mesiánica

En Is 61,1 se anuncia la llegada de un profeta que anunciará la buena noticia a los pobres (“El
espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha consagrado; me ha enviado a dar
buenas noticias a los pobres, a aliviar a los afligidos, a anunciar libertad a los presos, puertas
abiertas a los encarcelados”). Para la tradición bíblica, los pobres son sobre todo los pobres de
espíritu, los que reconocen su propia insuficiencia y su dependencia esencial de Dios. Es el
que reconoce que su mayor riqueza está en que el sentido de su vida se encuentra asentado
en Dios. Esta noción es retratada magníficamente en el cántico de Ana, madre de Samuel
(1Sam 2,6-8). Samuel fue un profeta de época del rey Saúl, consagrado a Dios por su madre al
nacer por entender que su concepción y nacimiento fueron gracia especial de Dios en favor de
Ana, que no lograba quedarse embarazada:

El Señor quita la vida y la da; nos hace bajar al sepulcro y de él nos hace subir. El Señor
nos hace pobres o ricos; nos hace caer y nos levanta. Dios levanta del suelo al pobre y
saca del basurero al mendigo, para sentarlo entre grandes hombres y hacerle ocupar un
lugar de honor; porque el Señor es el dueño de las bases de la tierra, y sobre ellas colocó
el mundo.

De la misma manera, el profeta Sofonías (del tiempo del rey Josías, s. VII a.C.) explica que un
pueblo pobre es el que se guía según la ley del Señor (Sofonías 2,3):

Buscad al Señor todos vosotros, los pobres de este mundo, los que obedecéis sus
mandatos. Actuad con rectitud y humildad, y quizás así encontraréis refugio en el día de
la ira del Señor.

En la vida terrena de Jesús se retoma esta noción. Los pobres son los que anteponen el culto
interior a la alabanza formal y, por supuesto, a los beneficios terrenos. Éstos son los que están
preparados para acoger la palabra y para reconocer en Jesús al Mesías. Por eso la pobreza está
en el centro de la predicación de Jesús, como podemos ver en las Bienaventuranzas (Mt 5). La
primera Bienaventuranza que presenta Mateo es justamente la de los pobres de espíritu, que
heredarán la vida de Dios (Mt 5,3: “Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es
el Reino de los Cielos”). Además, el primer texto que lee Jesús en la sinagoga es Is 61,1: “Hoy

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ha quedado cumplida esta escritura en vuestros oídos” (Lc 4,21). El mismo Jesús asume la
pobreza núcleo de su predicación (Mt 8,20: “El Hijo del Hombre no tiene dónde reclinar la
cabeza”).

La pobreza es el sustrato de la verdadera esperanza mesiánica. Y Jesús es la Nueva Alianza que


se predica a los pobres. La expresión Nuevo Testamento proviene de Jr 31,31: “El Señor
afirma: ‘Vendrá un día en que haré una nueva alianza con Israel y con Judá’”. Se refiere a una
nueva alianza distinta de la del Sinaí, que no ha servido para transformar interiormente al
pueblo de Dios. Nuevo hace referencia a una transformación profunda de todas las cosas. El
Nuevo Testamento, la Nueva Alianza en Jesucristo se presenta, así, como el cumplimiento de
las promesas y esperanzas del Antiguo.

Jesús se presenta a sí mismo en los evangelios como cumplimiento de las Escrituras. Se ve en


numerosas ocasiones. Es particularmente significativo el evangelio de Mateo, quien muestra
en la genealogía (Mt 1) que Jesús es el cumplimiento de las promesas hechas a Abraham y
David.

Esta misma idea es mostrada, desde la perspectiva de Juan, con el apelativo de maestro dado
a Jesús (Jn 13,13: “Vosotros me llamáis maestro y decís bien, porque lo soy”). Jesús es el
maestro que enseña con autoridad las verdades del Reino para la salvación de los hombres
(Jn 6,68: “Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida
eterna”; Mc 13,31: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”). Esta salvación
constituye el cumplimiento de las Escrituras en Él.

El Evangelio y los evangelios. La investigación sinóptica

En la Constitución Dogmática del Concilio Vaticano II Dei Verbum se dice que el Evangelio es
uno y tiene un único origen apostólico (cap. II, n. 7):

Dispuso Dios benignamente que todo lo que había revelado para la salvación de los
hombres permaneciera íntegro para siempre y se fuera transmitiendo a todas las
generaciones. Por ello Cristo Señor, en quien se consuma la revelación total del Dios
sumo, mandó a los Apóstoles que predicaran a todos los hombres el Evangelio,
comunicándoles los dones divinos. Este Evangelio, prometido antes por los Profetas, lo
completó El y lo promulgó con su propia boca, como fuente de toda la verdad salvadora
y de la ordenación de las costumbres. Lo cual fue realizado fielmente, tanto por los

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Unidad 4. Introducción a los Evangelios

Apóstoles, que en la predicación oral comunicaron con ejemplos e instituciones lo que


habían recibido por la palabra, por la convivencia y por las obras de Cristo, o habían
aprendido por la inspiración del Espíritu Santo, como por aquellos Apóstoles y varones
apostólicos que, bajo la inspiración del mismo Espíritu, escribieron el mensaje de la
salvación

Este único Evangelio es el Evangelio de Jesucristo, cuya transmisión, confiada a los Apóstoles,
se ha realizado según cuatro formas diferentes (las versiones de Mateo, Marcos, Lucas y
Juan). De hecho, San Ireneo hablaba del Evangelio tetramorfo o cuadriforme. Hacía referencia
a ellos mediante las cuatro imágenes del libro del Apocalipsis (el león para Marcos, el toro para
Lucas, el águila para Juan y el hombre para Mateo).

Cuando nosotros decimos “los cuatro evangelios” nos estamos refiriendo al único Evangelio de
Jesucristo en sus cuatro formas o versiones. Son cuatro testimonios de la vida y obra de Jesús,
cada uno con su riqueza teológica particular, de modo que ninguno de ellos es superfluo.

A partir del siglo XVIII, con el estudio crítico moderno, comienza a usarse el apelativo
“sinópticos” para referirse a los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas. “Sinopsis” significa
visión conjunta. Existen ciertas diferencias entre los evangelios sinópticos y el evangelio de
Juan que justifican esta diferenciación:

- El número de pascuas: en los sinópticos aparece una y en Jn tres.

- En Jn no se relata ni la oración en el huerto ni la institución de la Eucaristía.

- En Jn no hay parábolas.

- Los sinópticos se asemejan en gran cantidad de textos: aproximadamente la mitad de


Mc está en Mt y en Lc y la otra mitad de Mc está o bien en Mt o bien en Lc.

Pero sobre todo, hay dos diferencias, una de contenido y otra de estructura:

- Los sinópticos se articulan en torno al Reino de Dios, idea que apenas aparece en Jn.

- Los sinópticos tienen una estructura más lineal (Galilea – subida a Jerusalén –
Jerusalén), mientras que Juan se ajusta más a la cronología (Jordán – Galilea –
Jerusalén – Samaría – Galilea – Jerusalén – Galilea – Jerusalén).

Es necesario también señalar algunas diferencias que existen de los sinópticos entre sí:

- Lc presenta un griego más elevado que el de Mc y Mt.

- Mt y Lc presentan mucho más material que no presenta Mc.

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- Existen diferencias de detalles en numerosos relatos. Siempre hay concordancia


teológica, pero resulta imposible determinar algunas escenas en sus rasgos concretos.

- Lc presenta algunas características especiales. La más significativa es que el camino de


subida hacia Jerusalén es mucho más extenso que en el resto de relatos (unos 10
capítulos). La idea de Lucas es presentar la vida de Jesús como un ascenso a su
vocación sacrificial en Jerusalén (por eso a veces se le llama el evangelio de la subida).

- Hay otras singularidades de Lc:

 En Lc sólo hay una escena de la multiplicación de los panes, mientras que en Mt


y Mc hay dos.

 En Lc, Jesús visita Nazaret al comienzo de su vida pública, mientras que en Mc


se presenta esta visita a la mitad.

 En Mc no se narran las apariciones de Jesús resucitado, en Mt se narra una


aparición a sus discípulos en Galilea y en Lc se narra una aparición en Jerusalén.

Estudiaremos los misterios clave de la vida de Jesús a través de los diferentes relatos
evangélicos, sobre todo de los sinópticos.

La infancia de Jesús

Se relata en Mt (Mt 1-2) y Lc (Lc 1,5-2,52) (evangelios de la infancia) pero no en Mc.

En Mt, el relato de la infancia de Jesús está ligado a la genealogía, le interesa resaltar la


divinidad de Jesús (explicando que es hijo de María y no de José) y el cumplimiento de las
Escrituras en Jesús. Lc, por su parte, dedica un texto más amplio al nacimiento y la infancia de
Jesús y lo explica en paralelo al nacimiento de Juan Bautista.

El evangelio de la infancia en Mt proviene de una fuente afín a José, que aparece como sujeto
de las acciones, mientras que el evangelio de la infancia en Lc proviene de una fuente afín a
María, que es la que lleva la iniciativa. Esta diferencia de fuente es lo que hace interesante
analizar los datos comunes y divergentes.

Mateo presenta cinco grandes momentos en su evangelio de la Infancia, marcadas por las
cinco citas de cumplimiento, en donde Mateo acude al Antiguo Testamento para mostrar que
Jesús es el Mesías esperado y prometido:

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1. La anunciación a José y las dudas (Mt 1,18-24). Queda claro que María ha concebido
por obra del Espíritu Santo y que José debe ponerle el nombre. Por tanto, se está
manifestando la divinidad de Jesús y la paternidad adoptiva de José como gracia
singular de Dios. Aparece la primera cita de cumplimiento, referida al profeta Isaías
(Mt 1,22-23):

Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta: “La
virgen quedará encinta, y tendrá un hijo al que pondrán por nombre Emanuel” (que significa:
“Dios con nosotros”).

2. Los magos de oriente (Mt 2,1-9). Se está anticipando que la salvación es universal,
para todos los hombres, y que todos los hombres están llamados por Jesús a
establecer un lazo con Él (se manifiesta en que los magos no son judíos). También
comienza la persecución de Herodes. Es anticipación de la Pasión: Jesús comienza a ser
perseguido en razón de su autoridad y en paralelo al primer reconocimiento de Jesús
como Mesías. En este sentido, Mateo presenta la segunda cita de cumplimiento,
referida en esta ocasión al profeta Miqueas (Mt 2,5-6):

Ellos le respondieron: En Belén de Judea, porque así lo escribió el profeta: ‘En cuanto a ti, Belén,
de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre las principales ciudades de Judá; porque de ti
saldrá un gobernante que guiará a mi pueblo Israel.’

3. Huida de la familia de Nazaret desde Belén a Egipto (Mt 2,13-15). Manifiesta la


obediencia de José a las inspiraciones de Dios pero, sobre todo, la analogía que quiere
resaltar Mateo entre Jesús y el pueblo de Israel: Jesús, como Israel, saldrá de Egipto
llamado por Dios. Para destacar esto, Mateo acude a su tercera cita de cumplimiento,
referida al profeta Oseas (Mt 2,15b):

Esto sucedió para que se cumpliese lo que el Señor había dicho por boca del profeta: ‘De Egipto
llamé a mi Hijo’.

4. Herodes manda matar a los niños de Belén (Mt 2,16-18). Mateo destaca este hecho
para seguir ilustrando cómo Jesús cumple la Escritura. Para ello acude a la cuarta cita
de cumplimiento, referida al profeta Jeremías (Mt 2,17-18):

Así se cumplió lo que había dicho el profeta Jeremías: ‘Se oyó una voz en Ramá, llantos y
grandes lamentos. Era Raquel, que lloraba a sus hijos y no quería ser consolada porque ya
estaban muertos’.

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5. Instalación en Nazaret tras la muerte de Herodes (Mt 2,19-23). Para que se cumpliera
lo que habían dicho los profetas: que Jesús sería llamado nazareno (Mt 2,23).

Por su parte, Lucas divide en dos partes su evangelio de la Infancia (las anunciaciones, Lc 1,5-
56, y los nacimientos, Lc 1,57-2,52) y lo estructura según una especie de díptico donde
presenta en paralelo las figuras de Jesús y de Juan Bautista. Por eso podemos encontrar en
paralelo anunciación a Zacarías/anunciación a María; nacimiento de Juan/nacimiento de
Jesús; cántico de Zacarías/cántico de María (Magnificat). El interés fundamental de Lucas es
mostrar la divinidad de Jesús mediante la comparación con Juan.

- Las anunciaciones (Lc 1,5-25; 28-38) son paralelas pero antitéticas en la respuesta del
destinatario. La distinción en las objeciones del destinatario está manifestando la
naturaleza absolutamente nueva de la concepción virginal: “Zacarías preguntó al
ángel: ¿Cómo puedo estar seguro de esto? Porque yo soy muy anciano y mi esposa
también” (Lc 1,18); “María preguntó al ángel: ¿Cómo podrá suceder esto, pues no
conozco a varón” (Lc 1,34). Zacarías manifiesta duda, desconfianza, mientras que
María, confiada, pregunta por la naturaleza misma del hecho que va a ocurrir, que le
desborda, pues es un milagro esencialmente mayor que el anunciado a Zacarías.

- Los nacimientos (Lc 1,57-66; 2,1-20) y los cánticos (Lc 1,67-79; 1,46-56). El nacimiento
de Juan provoca sorpresa y desconcierto, pero no suscita una llamada, como en el caso
del de Jesús, que llama a los ángeles y los pastores (nuevamente, los pobres de
espíritu) al reconocimiento de su divinidad y su adoración. En los cánticos se
manifiesta nuevamente esta distinción. Zacarías, con voz recuperada e inspirado por el
Espíritu Santo alaba a Dios y dice de su hijo Juan (Lc 1,76-79):

En cuanto a ti, hijo mío, serás llamado profeta del Dios altísimo, porque irás delante del
Señor preparando sus caminos, para hacer saber a su pueblo que Dios les perdona sus
pecados y les da la salvación. Porque nuestro Dios, en su gran misericordia, nos trae de
lo alto el sol de un nuevo día, para iluminar a los que viven en la más profunda
oscuridad, para dirigir nuestros pasos por un camino de paz.

El evangelio de Juan recoge que el mismo Juan Bautista tenía esta conciencia (Jn 3,27-30):

Juan les dijo: Nadie puede tener nada si Dios no se lo da. Vosotros mismos me habéis
oído decir claramente que yo no soy el Mesías, sino que he sido enviado por Dios
delante de él. En una boda, el que tiene a la novia es el novio; y el amigo del novio, que
está allí y le escucha, se llena de alegría al oírle hablar. Por eso, también mi alegría es

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ahora completa. Él ha de ir aumentando en importancia, y yo, disminuyendo. (Jn 3,27-


30)

Al día siguiente, Juan vio a Jesús que se acercaba a él, y dijo: “¡Mirad, ese es el Cordero
de Dios que quita el pecado del mundo! A él me refería yo cuando dije: ‘Después de mí
viene uno que es más importante que yo, porque existía antes que yo.’ Yo mismo no
sabía quién era él, pero he venido bautizando con agua precisamente para que el pueblo
de Israel le conozca. (Jn 1,29-31)

María proclama en el Magnificat el cumplimiento en ella de la promesa de Dios para con su


pueblo. Se está afirmando que el Señor de quien va delante Juan, que perdona los pecados y
otorga la salvación, es Jesús. Esta afirmación de la condición mesiánica de Jesús es expresada
nuevamente en el cántico de Simeón, cuando Jesús es presentado en el Templo (Lc 2,29-32):

Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos
han visto tu salvación, a quien has presentado ante todos los pueblos. Luz para alumbrar
a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel.

Este cántico expresa, además, la universalidad de la salvación de Dios en Jesús.

- Jesús, perdido en el Templo. Nuevamente, se plantea una diferencia entre Juan y


Jesús. Lucas manifiesta que ambos crecían en sabiduría y en gracia (Lc 1,80; Lc 2,40).
Pero sólo de Jesús se plantea esta escena, en donde se explica cómo este crecimiento
era sorprendente por la autoridad que demostraba respecto de la ley.

Ambos relatos de la infancia son muy importantes teológicamente, porque constituyen el


comienzo de los evangelios y aportan, por tanto, la información básica suministrada al lector
acerca de la identidad de Jesús. En Mt se pone el énfasis en que Jesús es en quien se cumplen
las Escrituras (Jesús Mesías, hijo de David). Lc, por su parte, enfatiza la condición divina de
Jesús. Por eso Mateo habla más del linaje y de José y Lucas se centra en María y la concepción
virginal, milagrosa. Lucas aplica a Jesús es término Señor, mientras que Mateo aprovecha el
nombre que usa Isaías: Emmanuel (Dios con nosotros).

Todas estas ideas teológicas (la condición divina y mesiánica) de Jesús, son concentradas de
modo admirable en el evangelio de Marcos en su primer versículo: “Principio del Evangelio de
Jesucristo, Hijo de Dios” (Mc 1,1).

El Bautismo del Señor

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La escena aparece en los cuatro evangelios, pero en Jn no se narra, sino que lo cuenta Juan
Bautista como un hecho asombroso de acción de descenso del Espíritu (Jn 1,32-34):

Juan también declaró: He visto al Espíritu Santo bajar del cielo como una paloma, y
reposar sobre él. Yo aún no sabía quién era él, pero el que me envió a bautizar con agua
me dijo: ‘Aquel sobre quien veas que el Espíritu baja y reposa, es el que bautiza con
Espíritu Santo.’ Yo ya le he visto, y soy testigo de que es el Hijo de Dios.

Los sinópticos lo narran como episodio que da comienzo a la vida pública del Señor: Mt 3,13-
17; Mc 1,9-11; Lc 3,21-22.

Tanto Mc como Mt manifiestan que Jesús vino desde Galilea. En Lc no se dice de dónde viene
Jesús. Ambos introducen a Juan Bautista en la escena, mientras que Lc no lo nombra. Para Mt
y Mc, la teofanía ocurre cuando Jesús salió del agua, mientras que Lc insiste en que Jesús se
encontraba en oración (ni siquiera explica que hubiera inmersión en el agua).

El relato de Lc se caracteriza por el hecho de que Jesús se encontraba en oración,


manifestando de esta manera la relación con el Padre. Lc es, además, el evangelista que más
destaca la apariencia corporal del Espíritu al descender (“en apariencia visible, como una
paloma”).

Mt se caracteriza por el diálogo entre Juan Bautista y Jesús, que no aparece en los otros
relatos. En Mt 3,15 leemos la primera palabra que Jesús pronuncia en los evangelios: “Jesús le
contestó: Conviene que cumplamos toda justicia”. Esta es la perspectiva clave de Mt: mostrar
que en Jesús se cumple toda justicia, todo el designio divino de salvación.

El relato de Mc puede verse subsumido en el de Mt, salvo por las palabras del Padre durante la
teofanía. En Mc y Lc leemos “Tú eres mi Hijo amado”, mientras que en Mt leemos “Este es mi
hijo amado”.

En los tres relatos percibimos elementos comunes:

- Jesús es bautizado en el Jordán. El bautismo de Juan es un bautismo penitencial, de


arrepentimiento, pero no de perdón de los pecados. Se está mostrando la plena
asunción de la carne humana por parte de Jesús.

- Una teofanía visual y auditiva. Aunque la expresión varíe, los detalles esenciales son
los mismos. En todos los relatos se está usando un lenguaje simbólico. Abrirse el cielo
significa abrirse el misterio de Dios. La paloma es símbolo de nueva creación, pues es
el signo que marcó el final del diluvio. En cuanto al signo auditivo, hay que decir que el
Padre sólo habla dos veces en los evangelios: en el Bautismo y en la Transfiguración.

18
Unidad 4. Introducción a los Evangelios

En ambos manifiesta la filiación divina de Jesús y la complacencia en su Hijo. Lo hace


en contraposición con Israel, de quien no puede mostrar la misma complacencia. El
Padre se complace en el Hijo y lo ama. Es la humildad y obediencia del Hijo la que
atrae la complacencia del Padre. Toda palabra y obra de Jesús desde ese momento
revelará la voluntad del Padre. Esa complacencia es sellada en el Bautismo por la
unción del Espíritu.

Encontramos un trasfondo bíblico en esta cadena obediencia – filiación – complacencia –


unción del Espíritu:

- Is 42,1: “Mirad a mi Hijo, mi siervo, en quien me complazco. He puesto mi Espíritu


sobre Él”. Son palabras que apuntan a la Resurrección como cumplimiento de las
Escrituras, pues el siervo de Yahveh de Isaías ha de ser sometido a la muerte para que
Dios lo devuelva a la vida.

- Sal 2,7: “Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy”.

- Gn 22,2a: “Dios le dijo: Toma a tu hijo, Isaac, al que tanto amas, y vete a la tierra de
Moria. Una vez allí, ofrécelo en holocausto sobre el cerro que yo te enseñaré”. Son
palabras tipológicas de la Pasión como cumplimiento de las Escrituras. También hace
referencia a la Resurrección, pues Isaac es finalmente salvado.

La institución de la Eucaristía

Sólo es narrada en los evangelios sinópticos (Mt 26,17-29; Mc 14,12-25; Lc 22,7-23), no lo


narra Jn. Es la escena que da comienzo a los relatos de la Pasión.

Encontramos los siguientes elementos comunes en los tres relatos:

- La descripción del acontecimiento. Hay que señalar que Lc añade la entrega y el


mandato de repetir, que no aparecen en Mc y Mt.

- La identificación del vino con la sangre de Jesús. Al hablar de sangre, siempre se habla
de vida. La sangre derramada de Jesús hace referencia al sacrificio que nos da la vida.
En los tres relatos, por tanto, se hace referencia al carácter sacrificial.

- La sangre será derramada por muchos (Mt, Mc)/por vosotros (Lc). Se está expresando
el carácter salvífico del sacrificio.

- Aparece como finalidad el establecimiento de una nueva y definitiva alianza.

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19
Mensaje Cristiano

- El sacrificio salvador aparece ligado a una promesa del Reino. Se puede ver, sobre
todo, en el prólogo que hace Lucas: “Él les dijo: ¡Cuánto he deseado celebrar con
vosotros esta cena de Pascua antes de mi muerte! Porque os digo que no volveré a
celebrarla hasta que se cumpla en el reino de Dios” (Lc 22,15-16).

Percibimos en los diferentes relatos dos trasfondos bíblicos diferentes:

- Ex 24,8: “Entonces Moisés tomó la sangre y, rociándola sobre la gente, dijo: He aquí la
sangre de la alianza hecha por el Señor con vosotros sobre la base de todas estas
palabras”. Son las mismas palabras que se usan en Mt 26-28: “Esto es mi sangre de la
alianza, que será derramada por muchos para el perdón de los pecados”. Se está
destacando la continuidad con las Escrituras y, a la vez, la completa novedad que
supone el sacrificio de sí: Jesús es el víctima y el oferente.

- Jr 31,31: “El Señor afirma: Llegará un día en que estableceré una alianza nueva con
Israel y con Judá”. Vemos la coincidencia con Lc 22,20: “Lo mismo hizo con la copa
después de la cena, diciendo: Esto es el cáliz de la nueva alianza en mi sangre, que será
derramada por vosotros”. Se está certificando la insuficiencia de la antigua alianza y la
inauguración de la alianza definitiva en Él.

Pasión, muerte y Resurrección de Jesús

La Pasión y la Resurrección se muestran en los evangelios como hechos inseparables: la


Resurrección es la respuesta del padre a la Pasión. En los diferentes anuncios de la Pasión que
hace Jesús, siempre se dice que resucitará. Por eso se puede decir que todo el Evangelio
apunta a la Resurrección. Vamos a centrarnos en este relato.

Hay una homogeneidad menor entre los diferentes relatos. Varía, sobre todo, el orden de las
apariciones y hay detalles (como los personajes que intervienen) sobre los que también hay
discrepancia. La semejanza mayor está entre Mt y Mc y, en todo caso, entre los sinópticos,
diferenciándose más de Jn. En Jn aparece primero la escena del sepulcro vacío y después las
apariciones del Resucitado. En los sinópticos se relatan primero las apariciones.

Observamos en los diversos relatos de las apariciones una serie de elementos comunes:

- Descripción del acontecimiento. Las mujeres son las protagonistas, están presentes en
las palabras del ángel. Son las primeras a quienes se aparece el Señor. Luego a los
discípulos y a los de Emaús. Son las receptoras del kerygma de la Resurrección del

20
Unidad 4. Introducción a los Evangelios

Señor. Además, todos los relatos coinciden en el día (el primero de la semana) y en la
hora (Mc: al alba; Mt: muy de madrugada; Lc: muy de mañana; Jn: de madrugada
cuando todavía estaba oscuro).

- En todos los relatos se menciona Galilea. De alguna manera se está expresando que el
que ha resucitado es el mismo que conocieron en Galilea. Es el carácter personal de la
Resurrección.

- Kerygma sinóptico de la Resurrección. Los tres sinópticos coinciden en el tiempo


verbal usado por el ángel para hablar de la Resurrección de Jesús: ἠγέρθη (tercera
persona de singular de aoristo indicativo pasivo) – fue resucitado (por el Padre). Indica
la iniciativa del Padre. También coinciden en indicar el carácter corporal de la
Resurrección, ligando la ausencia del cuerpo con el hecho de haber resucitado (οὐκ
ἔστιν ᾧδέ - no está aquí).

En el siguiente cuadro recogemos las diferencias más notables entre los relatos sinópticos de
la Resurrección:

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Mensaje Cristiano

Mt 28,1-20 Mc 16,1-8 Lc 24,1-12


La escena es presenciada por los soldados.
Las mujeres: María Magdalena, María la de Las mujeres: María Magdalena, Juana, María la de
Las mujeres: María Magdalena y la otra María Santiago y Salomé. Santiago y las demás.
Con perfumes Con perfumes.
Hay un gran terremoto.
Hay una conversación entre ellas: “¿Quién nos
quitará la piedra de la entrada del sepulcro?” (Mc
16,3).
Aparece un ángel (sentado en la losa). Hay un ángel (dentro del sepulcro). Hay dos ángeles.
Palabras del ángel:
Palabras del ángel: Palabras del ángel:
¿Por qué buscáis entre los muertos al que está
No está aquí. Resucitó. Resucitó. No está aquí.
vivo?
Id aprisa y decir a sus discípulos. Id y decid a sus discípulos y a Pedro.
No está aquí. Resucitó.
Va delante de vosotros a Galilea. Allí le veréis. Irá delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis.
Recordad lo que os dijo estando en Galilea.
Jesús se aparece a las mujeres. Les dice “No
tengáis miedo. Id y decid a mis hermanos que se
dirijan a Galilea. Allí me verán” (Mt 28,10).
Fueron, llevaron la noticia a los once y Pedro vino
Fueron los once a Galilea y Jesús se les apareció. No dijeron nada a nadie porque tenían miedo.
corriendo.
“Jesús se acercó a ellos y les dijo: Dios me ha
dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues,
y haced discípulos míos a todas las gentes y
enseñadles a cumplir mis mandatos. Y sabed que
yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin
del mundo” (Mt 28,18-20).

22
Unidad 4. Introducción a los Evangelios

Trasfondo bíblico del relato de la Resurrección:

- Is 53. Cuarto canto del siervo del Señor: el siervo sufriente. Es una profecía de la pasión
del siervo.

- Dn 12,3: “Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados,


unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua”.

- Ez 37. Es la visión de los huesos secos. Habla de la resurrección de Israel. De alguna


manera, los discípulos ven realizada en Jesucristo esta profecía.

Estructura de los evangelios

Mateo

Hay diversas maneras de estructurar Mt. El modelo de los cinco libros está basado en los cinco
discursos de Jesús, en conexión con los cinco libros de Moisés, de modo que Mt presentaría el
Evangelio de Jesucristo como un nuevo Pentateuco:

Sermón de la montaña (Mt 5-7)

Discurso misionero (Mt 10)

Discurso de las Parábolas (Mt 13)

Discurso eclesiástico (Mt 18)

Sermón escatológico (Mt 24-25)

Por su parte, el modelo marquiano presenta una concepción general del evangelio similar a la
de Mc. Se estructura Mt según una expresión que encontramos en dos momentos del
evangelio: “Entonces comenzó Jesús”.

La primera cita ocurre tras la cita de Isaías y marca el comienzo de la vida pública de Jesús.

Mt 4,17: “Entonces comenzó Jesús a predicar y decir: convertíos porque el Reino de los Cielos
ha llegado”.

La segunda ocurre después de la confesión de Pedro en Cesarea de Filipo. Después de su


reconocimiento como Mesías por Pedro, anuncia su Pasión. Es el comienzo del viaje a
Jerusalén.

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23
Mensaje Cristiano

Mt 16,21: “Entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que Él debía ir a Jerusalén y
sufrir mucho de parte de los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que le matarían y
que resucitaría al tercer día”.

De esta manera, el evangelio tendría tres partes fundamentales:

1,1-4,16 La persona de Jesús Mesías

1-2 Infancia

3 Bautismo

4 Tentaciones en el desierto

4,17-16,20 Proclamación de Jesús Mesías

16,21-28,20 Pasión, muerte y Resurrección de Jesús

Marcos

1,1 “Principio del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios”.

1,2-13 Prólogo

Arranca con la profecía de Isaías.

Tentaciones y Bautismo.

1,14-8,30 Galilea

1,14-3,6 Pacto de fariseos y herodianos para acabar con Jesús.

3,7-6,6a Elección de los 12. Falta de fe de los nazarenos.

6,6b-8,30 Etapa centrada en los discípulos. Culmina con la confesión de fe de Pedro.


Se amplía el radio de acción: Cesarea de Filipo, Tiro y Sidón, Decápolis.

8,31-16,8 Jerusalén

8,31-10,52 Viaje a Jerusalén

11,1-13,37 Actividad en Jerusalén

14,1-16,8 Pasión, muerte y Resurrección

16,9-20 Apéndice canónico

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Unidad 4. Introducción a los Evangelios

Lucas

1,1-4 Prólogo

1,5-4,3 Juan Bautista y Jesús

1,5-2,52 Infancia

3,1-4,13 Predicación de Juan, Bautismo de Jesús, Genealogía y Tentaciones

4,14-9,50 Ministerio en Galilea

9,51-19,28 Camino hacia Jerusalén

9,51 Cuando se cumplió el tiempo, afirmó su rostro para ir a Jerusalén

9,53 No lo recibieron porque tenía intención de ir a Jerusalén

13,22 Pasaba instruyendo mientras hacía el viaje a Jerusalén

17,11 Sucedió que cuando iba camino de Jerusalén…

18,31 Mirad, subimos a Jerusalén, y va a cumplirse todo lo dicho por los profetas

19,28 Dicho esto, iba delante subiendo a Jerusalén

19,29-24,53 Culminación en Jerusalén. Entrada, controversias y discurso escatológico

22-23 Pasión y muerte

24 Resurrección

Juan

1,1-18 Prólogo
1-12 Libro de los signos de Jesús
2 Bodas de Caná
4 Curación del hijo de un funcionario real
5 Curación en la piscina de Bethesda y Jesús camina sobre las aguas
6 Multiplicación de los panes y los peces
9 Curación del ciego de nacimiento
11 Resurrección de Lázaro
12,37-50 Epílogo
13-20 Libro de la Pasión
13,1 Prólogo: “Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora

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Mensaje Cristiano

había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado
a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo”
13-20 Cuerpo
Epílogo
20,30-31
21 Epílogo
21,1- Cuerpo
23 Epílogo
21,24-
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