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SILVIO RAIJ
COMUNICACIÓN
MINDFUL:
RELACIONES DE CALIDAD
EN UN MUNDO RUIDOSO
CONTENIDO
Por qué este libro 6
Agradecimientos 7
1 La comunicación mindful 10
1.1 El arte de comunicarse 11
1.2 La comunicación con nosotros mismos 12
1.3 La comunicación con otros 13
1.4 La coherencia en la comunicación 15
1.5 Seis formas de cultivar la comunicación mindful 16
4 La comunicación positiva 34
4.1 El efecto pigmalión 35
4.2 El arte de pensar positivamente 36
4.3 Los beneficios de la comunicación positiva 38
4.4 Practicar la comunicación consciente 39
5 El arte de escuchar 42
5.1 Escuchar con un corazón abierto 42
5.2 Hacer una pausa antes de escuchar 43
5.3 Escuchar con empatía 43
5.4 Responder con empatía 44
5.5 Aceptar y creer en otros 45
5.6 Re-preguntar como forma de entender 46
5.7 Escucha profunda y compasiva 46
5.8 Poema: escuchar 47
5.9 Resumiendo 47
6 Comunicación en silencio 49
6.1 El poder del silencio 49
6.2 Silencio: la herramienta secreta de la comunicación 51
6.3 Apreciación negativa del silencio 51
6.4 Escucha y silencio 52
6.5 Claves para usar el silencio en la comunicación 53
6.6 Algunas razones para usar el silencio en nuestra comunicación 53
6.7 Dar una oportunidad al silencio 53
6.8 Silencio y empatía 54
6.9 Resumiendo. Los buenos comunicadores 55
Bibliografía 57
Referencias 58
Sobre el autor 59
AGRADECIMIENTOS
Un libro no es una creación aislada. Hay muchas personas involucradas: amigos, pareja,
familia, colegas, y todos ponen su granito de arena -muchas veces sin saberlo- en cada uno
de los capítulos de este libro. Como autor, no puedo escapar de usar mis propias experiencias
para escribir los conceptos y las experiencias que describo en el libro y es por eso que cada
una de las personas que me rodea está plasmada en mis palabras. Escribir, como cualquier
otra profesión, implica mucho tiempo de soledad, que en mi caso se lo tengo que pedir
prestado a mi familia, pareja, amigos y colegas. Lo veo como un regalo que ellos me hacen
sin reclamos ni quejas, al contrario, recibo su aliento y apoyo constante. Por todo esto, una
de las partes que más disfruto de escribir un libro es pensar en las personas que me han
acompañado durante esta creación y poder agradecerles.
Para comenzar:
Agradezco a Natalia, mi pareja, por haberme inspirado todo el tiempo con sus reflexiones,
sugerencias y principalmente por tenerme paciencia.
Agradezco a todos los profesores que a lo largo de mi camino me han compartido generosamente
su conocimiento y que hoy puedo compartir en mi propia versión en estas páginas: Ken
O´Donnell, Moira Lowe, Silvia Quijano, Florence Meleo Meyer, Enrique Simó.
Meditaciones
Para comenzar a mejorar tu comunicación, tienes que ejercitar tu mente. Está comprobado
que la práctica regular de la meditación genera cambios en el cerebro que transforman
nuestros hábitos más arraigados. Al final de cada capítulo de este libro, compartiré una
meditación guiada que estará relacionada con lo escrito en cada capítulo.
Preguntas o comentarios
Si te surgen dudas sobre lo escrito en el libro o quieres hacerme alguna consulta, me puedes
enviar un e-mail a silvio@silvioraij.com y me sentiré honrado de poder responderte de
forma personal.
1 LA COMUNICACIÓN MINDFUL
Cuando la comunicación está cortada, todos sufrimos. Cuando no nos escuchamos ni
nos comprendemos, somos como una bomba que está a punto de explotar. Escuchar
compasivamente nos proporciona salud. Algunas veces solo diez minutos de una escucha
profunda puede transformarnos y devolvernos la sonrisa que hemos perdido.
Si estás por comenzar a leer este libro es porque eres una de esas personas curiosas e
interesadas en el fascinante tema de la comunicación humana. Quizás te llamó la atención
el título o quieres profundizar en la manera como te comunicas con otros. Cualquiera sea
la razón, te doy la mas cálida bienvenida al maravilloso mundo de las relaciones conscientes.
Pero antes de empezar a transitar el viaje que contiene este libro, te invito a que pienses y
reflexiones sobre estas preguntas:
A lo largo de este libro, estaremos explorando estas y otras preguntas que se relacionan
directamente con el arte de comunicarnos, pero es muy bueno comenzar por reflexionar
y tener nuestras propias respuestas. Ahora si, para comenzar, ¿qué significa «comunicación
mindful» o comunicación consciente? Surge de los beneficios de aplicar la disciplina del
mindfulness a la comunicación. Pero, ¿qué es el mindfulness? El mindfulness es una disciplina
que al español lo suelen traducir como atención plena o atención consciente y en esencia es
una forma de meditación muy antigua, que se origina hace más de 2500 años y constituye
un pilar fundamental de las prácticas Budistas. Definir el mindfulness en pocas palabras no
es tarea sencilla, ya que más que una disciplina, técnica o herramienta, es un arte: el arte
de estar atentos y conscientes, o dicho de otra forma, el arte de estar despiertos. El Dr. Jon
Kabat Zinn, considerado por muchos como el «padre» del mindfulness en Occidente, lo
define en su libro Vivir con plenitud las crisis, como «la capacidad de prestar atención de
manera intencional al momento presente, sin juzgarlo». Durante los años ochenta y luego
de sus viajes al Tíbet y de haber experimentado por sí mismo los efectos positivos de la
meditación en la salud, comenzó a aplicarlo en pacientes con altos niveles de estrés y dolores
crónicos. Los resultados fueron tan auspiciosos que decidió fundar La Clínica de Reducción
del Estrés basada en mindfulness (MBSR), en la Escuela de Medicina de la Universidad de
Massachusetts. Su gran mérito fue combinar las enseñanzas orientales, con los últimos avances
de la neurociencia, para ofrecer al mundo una forma de sanar más natural y al alcance de
todos. Fue a partir de sus descubrimientos que los estudios sobre neurociencias aplicados a
los ámbitos educativos, empresariales y de la salud, se propagaron de manera exponencial
alrededor del mundo hasta el punto de volverse una suerte de moda para algunos sectores
de la sociedad y una necesidad para otros.
de escucha de calidad para establecer una buena comunicación. Similarmente, alcanza con
unos segundos de falta de atención para arruinar un diálogo y malograr una relación. En
los tiempos actuales, pasamos muchas horas al día leyendo y enviando mensajes de texto,
respondiendo emails y gestionando nuestras redes sociales. Pensamos que la tecnología nos
permitirá comunicarnos mejor, pero es una ilusión; cada día estamos más desconectados
de nosotros mismos y de los demás. Nuestras mentes están tan ocupadas y exigidas y
tienen tanto ruido mental que vivimos enfocados en lo urgente y no en lo importante. La
comunicación mindful nos ayuda a ganar claridad y usar de una manera más inteligente los
recursos y las oportunidades de la vida moderna. Basta con parar y respirar antes de contestar
una llamada telefónica o detenernos por un instante antes de enviar un mensaje de texto,
para ser mas conscientes de lo que queremos transmitir. La comunicación mindful existe
solo en el «presente» y requiere de una escucha atenta y amable. ¿Pero cómo hacerlo? Es un
verdadero desafío, ya que requiere que cerremos por unos instantes la boca y dejemos de
hablar tanto, que apaguemos el ruido incesante de la mente y que escuchemos con atención
lo que el otro nos quiere decir. En resumen, este libro nos invita a conectarnos con nuestra
sabiduría interna para poder establecer una comunicación más honesta y compasiva con
nosotros mismos y con los demás.
en el presente. Conectarnos con nosotros mismos es muy sencillo, solo tenemos que parar
por unos segundos, sentir nuestro cuerpo, nuestra mente y respirar. Preguntarnos: ¿Cómo nos
sentimos? ¿Qué necesitamos? ¿Hacia dónde vamos? Así, entramos en contacto con quienes
somos y como estamos y lo que necesitamos. El maestro de meditación Thich Nhat Hanh
dice que el momento presente es como nuestro «hogar». Cuando la mente se aleja hacia
el pasado o hacia el futuro es como estar alejados de nuestra casa y extrañar, sentir pena
y soledad. En cambio, cuando regresamos al presente, la soledad desaparece y sentimos la
calidez, la seguridad y el confort del hogar. ¿Cómo hacerlo? La respiración es la clave, es
el ancla que nos indica dónde está el presente. La respiración siempre está disponible en
el presente. Cuando respiramos, solo lo podemos hacer ahora, nunca en el pasado ni en el
futuro. En el presente soltamos las preocupaciones y las penas del pasado y los miedos o las
ansiedades del futuro, somos libres y por eso hay claridad mental, hay paz y puede haber
una verdadera comunicación.
nuestro estado emocional en ese momento) y el 55% restante pertenece al lenguaje corporal
(gestos faciales, posturas, miradas, movimiento de los ojos, etc.). Incluso, descubrió que si
las palabras y el cuerpo están en desacuerdo, uno tiende a creerle más al cuerpo. En algunas
de mis charlas, realizo una dinámica muy sencilla para demostrar esta teoría. Levanto mi
mano y le muestro al público mi dedo pulgar al mismo tiempo que les digo que levanten
su dedo índice. En su gran mayoría, las personas imitan lo que ven -mi dedo pulgar- y
en vez de hacerle caso a mis instrucciones verbales y levantar su dedo índice, levantan su
pulgar. En definitiva y según estos estudios, solo un 7% de la comunicación depende de lo
que decimos con nuestras palabras o la manera como las decimos, el resto, lo comunica el
cuerpo y nuestra expresión facial.
Verbal
7%
Las buenas relaciones e interacciones, ya sea a nivel de trabajo, familiar o personal, dependen
de nuestra manera de comunicarnos y del nivel y la calidad de nuestras conversaciones.
La coordinación eficiente de acciones con otro depende en gran medida de las buenas
conversaciones que mantengo y por eso es tan esencial saber comunicarnos correctamente.
El resultado
de la comunicación
Estar presentes en las conversaciones que mantenemos con otros es clave. Tenemos que
aprender a adoptar una actitud de presencia mindful. Esto significa apagar todas las posibles
distracciones que no sean estar escuchando con atención a la persona que está adelante.
Estar presentes con la mente, el cuerpo y el corazón. Nada es peor que tener que pedirle
a la otra persona que nos repita algo por estar distraídos. La actitud a cultivar es ser un
escucha activo, con una mente abierta sin querer manipular la conversación o predecir el
resultado. Es soltar los resultados para eliminar la tensión emocional o la reacción. En la
presencia mindful, la comunicación no se centra tanto en lo que «nosotros» necesitamos sino
en las necesidades del «otro». Cuando notamos que la mente divaga o que nos distraemos,
podemos regresar conscientemente con nuestra atención a la conversación.
Intención
Atención Actitud
Ejercicio:
Meditación guiada: volverme consciente
Vamos a practicar ahora un ejercicio muy sencillo para comenzar a generar el hábito de
estar más conscientes durante el día. Esto nos permitirá crear nuevos canales en el cerebro
que nos habiliten a estar más atentos en nuestra comunicación.
Busca un lugar tranquilo donde sentarte durante unos momentos. Si quieres cierra levemente
tus ojos o mantenlos levemente abiertos. Adopta una postura cómoda, relajada y mantén
tu espalda firme. Ahora sigue estos pensamientos:
Comienzo por permanecer quieto y consciente durante unos instantes. Percibo el entorno que me
rodea. Lo que oigo, lo que siento, lo que huelo, lo que percibo, lo acepto tal cual es. Dejo que el
tiempo avance sin intención de detenerlo. Permito que todo fluya naturalmente, sin expectativas.
Siento la presencia de mi cuerpo y de mi mente. Siento este instante. Contemplo lo que ocurre
sin juzgar. Descubro el ritmo de mi respiración. Siento la inhalación y la exhalación. Noto el
movimiento natural de mi cuerpo al respirar. Vuelvo a sentir el ahora. Existo y soy en este momento.
2 CONEXIÓN. EL CORAZÓN
DE LA COMUNICACIÓN
«Haz que tu corazón sea como un lago. Con una superficie tranquila
y silenciosa. Y una profundidad llena de amabilidad».
– Lao Tzu
lugar que «aquí y ahora», y ese estado se puede entrenar con la práctica. Ahora, cuando haya
exceso de pensamiento sobre el pasado o sobre el futuro habrá exceso de palabras también
y esa mente ruidosa perderá su claridad. Cuando desconectamos el teléfono, cerramos la
laptop o bajamos el volumen del televisor, detenemos por unos minutos nuestra incesante
conversación, nuestro excesivo pensar disminuye y es la oportunidad mágica para conocernos
mejor y escucharnos a nosotros mismos. En ese estado de presencia silenciosa, notamos con
más facilidad lo que ocurre en nuestro interior (estado anímico, emocional, sensaciones
corporales, etc.). También puede ocurrir que aparezcan viejos miedos o frustraciones que
estaban siendo cubiertas por la alfombra de nuestras palabras o acciones. Pero no debemos
tener miedo a eso. Al escuchar nuestro dolor o nuestro miedo interno podemos reconocerlo
y entenderlo y así hacer algo al respecto para sanarlo. Nuestros dolores y emociones negativas
pierden su influencia cuando las reconocemos y aceptamos. Luego, perdemos el temor a
estar en silencio y conectados con nosotros mismos y ya no necesitamos entretener a nuestra
mente con cosas externas para evitar estar a solas con nosotros mismos. Nos volvemos
seres independientes y felices. En definitiva, si queremos mejorar nuestra calidad de vida,
es mucho más importante mantener la conexión con nosotros mismos durante todo el día
que mantener la conexión con nuestro Smartphone. El maestro vietnamita Thich Nhat
Hanh dice «Tú piensas que estás seguro cuando llevas tu teléfono. Pero la verdad es que
la conciencia mindful te ayudará mucho más que tu teléfono para protegerte y ayudarte a
sufrir menos y mejorar tu comunicación».
• Cuando estés listo, dispara el reloj para que el tiempo comience a correr y comienza
a escribir lo más rápido que puedas.
• Cuando termines, detén el tiempo y anota cuántos segundos te tomó esta vez.
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25
Y O S O Y U N A P E R S O N A M U L T I T A R E A
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Figura 2.1: Test de Multitarea
No sé cómo te ha ido a ti. Yo hice mi ejercicio y mis aprendizajes fueron los siguientes:
Por poner en práctica estas cuatro claves: hablar con calma, hablar lento, ser breve y
valorar las pausas, encontrarás que es mucho más fácil sostener los espacios de silencio que
existen entre tus palabras y las de los demás. Si bien estas cuatro claves parecen sencillas
de practicar, no lo son, ya que hay cientos de obstáculos en la forma de patrones mentales
aprendidos o creencias del pasado que se interponen en nuestros esfuerzos. No obstante,
dar el primer paso es lo que nos va a alentar a continuar. Para que las cosas te sean más
fáciles, te sugiero que la próxima vez que estés por entablar una conversación elijas solo
una de estas claves para practicar. No te exijas demasiado, solo préstale atención y observa
cómo son tus palabras y la forma como escuchas. Todo cambio lleva tiempo y requiere
cierta cuota de paciencia, pero se constante y pronto verás cómo con pequeños avances tus
relaciones mejorarán considerablemente.
– Hedy Schleifer
Hedy Schleifer, una reconocida terapeuta y coach suiza, plantea la necesidad que tenemos
como seres humanos de ser valorados, escuchados y comprendidos. Esto nos conecta de
verdad. Schleifer se inspira en el trabajo realizado por el filósofo israelí Martin Buber en
los años veinte, donde explora el arte de las relaciones humanas y descubre lo que él llama
«el entre», que es ese espacio invisible que existe entre dos personas al conversar. Cuando
queremos encontrarnos con otro en una conversación, no nos encontramos realmente si ambos
estamos parados en nuestras propias veredas. Debemos decidir cruzar hacia el encuentro
del otro por el puente invisible que existe entre ambos y entrar en el mundo del otro, es
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decir, instalarnos en el lugar emocional del otro para poder escucharlo sin prejuicios. La
ciencia lo ha llamado el «puente del cerebro» que es cuando dos sistemas límbicos resuenan
juntos. Schleifer concluye: «Nuestra relación vive en el espacio entre nosotros, no vive en uno
ni en otro y ni siquiera en el diálogo entre los dos, vive en el espacio en el que vivimos juntos.
Y ese espacio es sagrado. Cuando no conocemos este espacio, inconscientemente lo polucionamos
llenándolo de todas nuestras emociones personales: una palabra, una mirada, una reacción, una
crítica, un juicio, etc. y el espacio se torna tóxico. Cuando reaccionamos a esa incomodidad, se
torna más incómodo aun, para terminar volviéndose peligroso. Ante ese peligro, algunos explotan
con ira y otros se esconden, pero, en definitiva, las dos personas terminan reaccionando al espacio
de peligro que han co-creado en esa relación».
1. Elige un lugar tranquilo y privado. Siéntate frente a frente con quien desees conectar.
2. Respira profundo y que el otro haga lo mismo. Suelta tu propia historia y ubícate
en el momento presente, en el aquí y ahora.
3. Mientras miras al otro a los ojos, pídele con mucho amor: «quiero que me permitas
visitarte en tu mundo. Quiero que me dejes cruzar el puente hacia tu encuentro».
4. Espera a que la otra persona te lo confirme, que te acepte. Por ejemplo, el otro
puede responder: «acepto que entres en mi mundo y quiero escucharte».
5. Ahora, entra con todo tu ser en su mundo y permítete sentirlo y vivirlo. Luego deja
que la conversación que surja entre ambos, sea natural, honesta y desde el corazón.
Uno de los grandes aprendizajes que me he traído de mis viajes a la India, ha sido la
posibilidad de practicar y experimentar el Drishti (la conexión con otro a través de los ojos
o también llamado «la mirada espiritual»). Durante uno de mis retiros espirituales en India,
tuve la oportunidad de presenciar una conferencia de un profesor y yogui muy experimentado.
Antes de comenzar, el profesor recorrió toda la sala con su mirada posándose en los ojos de
cada uno de los asistentes. Cuando su Drishti llegó a mí, sentí como un rayo de paz que
me atravesaba. Era una sensación de mucho poder y amor al mismo tiempo, jamás había
sentido algo así y solo duró unos segundos. ¡Había experimentado el Drishti! Luego, descubrí
que esa práctica no era exclusiva de las conferencias, también ocurría al encontrarnos con
otros estudiantes. En vez del saludo tradicional de darnos la mano, abrazarnos o besarnos, la
práctica era detenerse frente a la otra persona, y en silencio mirarse a los ojos para conectar
de alma a alma. Nos saludábamos varias veces al día de esta manera y me di cuenta de cómo
esta práctica sencilla lograba mantenerme lleno de paz y poder durante toda la jornada. A
continuación, te describo como funciona.
Ejercicio:
Meditación Guiada: Desconectar para conectar.
Vamos a practicar ahora un ejercicio para desconectar de lo que nos rodea y conectar con
nuestro mundo interior.
Busca un lugar tranquilo donde sentarte durante unos momentos. Puedes cerrar levemente
tus ojos o mantenerlos levemente abiertos. Mantén tu espalda firme y al mismo tiempo
relajada. Ahora sigue estos pensamientos:
Imagino por unos momentos que todo lo que existe a mi alrededor desaparece. No hay nada que
me distraiga. Los sonidos, las personas, las cosas y las situaciones siguen estando pero les quito mi
atención. Sólo siento la sensación de la respiración en mi pecho. El aire que respiro pertenece al
momento presente. El pasado se ha ido y el futuro aún no llega. Estoy en el presente sintiendo
mi inhalación y mi exhalación. Estoy en contacto conmigo mismo. Ahora, llevo toda la energía
de mi atención hacia mi mundo interno de pensamientos y sentimientos. Siento mi esencia. Estoy
en conexión con mis valores y virtudes. Estoy conectado con la energía de mi verdad.
3 ENEMIGOS DE LA BUENA
COMUNICACIÓN
«Para comunicarse de manera efectiva, debemos darnos cuenta de que todos somos
diferentes en la forma en que percibimos el mundo y usar este conocimiento como guía
para nuestra comunicación con los demás».
– Anthony Robbins
Nos han enseñado a hablar pero no a pensar. Tenemos que aprender a usar nuestras mentes
de una mejor manera para poder expresar lo que queremos comunicar, ya sea una idea, un
juicio, un sentimiento, etc. Una persona común tiene cerca de 50 mil pensamientos por
día y si su estado es muy enérgico o alterado, quizás llegue a tener 100.000 pensamientos
diarios. Imagina, toda esa energía girando en la cabeza sin poder ordenarse adecuadamente.
Sería como un pescador que intenta lanzar la plomada con su reel de pesca y se le enreda
la tanza. Luego, es muy difícil de desenredar. Si tenemos una mente compleja y caótica,
que está la mayor parte del tiempo imaginando posibles escenarios, haciendo futurología o
adivinando siempre lo que va a pasar o lo que no pasará, la relación con el mundo le será
difícil. Hay estudios que dicen que el 97% de nuestras preocupaciones nunca se concretan.
Eso significa que pasamos gran parte de nuestra vida imaginando cosas irreales, que jamás
ocurrirán. Cada persona vive en su propia cabeza experimentando su propio mundo de
creencias, interpretaciones, ideas, conceptos y experiencias de todo lo que ocurre a su
alrededor. Entonces, cuando nos queremos comunicar con otro, es como si quisiéramos hacer
contacto con otro mundo, que también estará lleno de interpretaciones, ideas, conceptos,
experiencias y juicios diferentes a los nuestros. Si imaginamos una familia tipo de 4 o 5
miembros, podemos verlo como 5 mundos distintos intentando comprenderse y relacionarse.
La realidad será relativa y diferente para cada uno. Por ejemplo, dos personas pueden estar
dentro de un ascensor y percibir realidades completamente distintas aunque compartan el
mismo espacio físico. Quizás una siente que el ascensor va muy rápido, mientras que la
otra lo siente demasiado lento, porque la realidad no está en la velocidad del ascensor sino
en las personas que la interpretan.
Actitud defensiva
Medio
Actitud de apertura
Ejercicio:
Meditación Guiada: Regular nuestra reacción
regular tus reacciones defensivas y no estar todo el tiempo con la luz roja encendida. Para
esto, usamos el acróstico «STOP» en inglés, que se traduce al español como «PARA».
• Stop: «Para» y haz una pausa consciente tan pronto sientas los síntomas de la
reacción en tu cuerpo.
• Take: «Toma» un par de respiraciones profundas y recuerda que el aire que respiras
pertenece al presente. Date unos momentos para sentir que estas aquí y ahora.
• Observe: «Observa» tus pensamientos, emociones y sensaciones corporales. No
trates de cambiar nada. Solo permanece con lo que sientes, con ecuanimidad. No
le creas a tu conversación interna que intenta convencerte de que debes defenderte
y reaccionar.
• Perspective: Adopta una nueva «perspectiva». Date espacio. Obsérvate y observa la
situación con objetividad, como si fueras un observador externo. Y resuelve con
compasión y creatividad. En ese instante estarás pasando al color verde.
4 LA COMUNICACIÓN POSITIVA
«El hombre es tan feliz como prepara su mente para serlo».
– Abraham Lincoln
Los pensamientos son nuestra fuente creativa más grande. ¡Cuidado! Aquello que piensas,
se vuelve realidad. Ya sea positivo o negativo. Tener el hábito de pensar negativamente, en
poco tiempo cubre de desesperanza y pereza nuestra mente y paulatinamente termina por
destruir nuestra claridad. Debemos cultivar el pensamiento positivo y optimista, buscar nuevas
formas de ver las cosas, transformar las quejas en oportunidades y, lo más importante, tener
paciencia para esperar los resultados. Los pensamientos positivos son una fuerza invisible
muy poderosa y, cuando los usamos como buenos deseos hacia los demás, son capaces de
transformar corazones de piedra en oro puro. Si queremos que nuestra comunicación con
otros sea efectiva, tenemos que aprender a generar relaciones saludables y positivas. Esto
fortalecerá el vínculo y hará que el intercambio de información sea fluido y fácil.
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de lo que ellos mismos creen que pueden dar. Esto genera cambios positivos y resultados
sostenibles en el tiempo, y mejora los vínculos.
• Él dijo: ¡Fantástico!
• Yo le respondí: ¿Qué tiene de fantástico pinchar una rueda? ¡Vamos a llegar tarde!
• El me respondió: Vamos a poder beneficiar a la gente de la gomería dándoles trabajo.
Los vamos a poder ayudar.
Y así ocurrió. Estuvimos unos minutos esperando a que solucionaran la dificultad, mientras
conversamos y generamos un lindo vínculo con los trabajadores de esa gomería. Perdimos
un poco de tiempo en ese arreglo, lo que nos causó una demora de unos veinte minutos,
pero ganamos nuevos vínculos y disfrutamos el proceso. Quejarnos, echarle la culpa a la
suerte o a otros, nos deja estancados en el pasado y limita nuestras posibilidades de cambio.
Y más aún cuando culpamos a la suerte o responsabilizamos a otros. ¡No haremos nada para
cambiar aparte de quejarnos! Cuando aprendemos el «arte de pensar positivamente», somos
capaces de afrontar todo lo que ocurre en nuestras vidas pero de forma más sabia y liviana.
Es decir, implica trascender la actitud de víctima para ejercitar una mirada más amplia,
que no se limita solo a nosotros sino también a ver la situación desde la perspectiva de los
demás. Tampoco se limita al momento presente sino que tiene en cuenta los tres tiempos:
pasado, presente y futuro. Siempre detrás de una situación aparentemente negativa hay
alguna enseñanza y, si la sabemos ver, la estaremos aprovechando para crecer. Ser positivo y
optimista requiere aceptar algunos principios de la vida y mucha práctica. A continuación,
te comparto alguno de ellos:
• Sé optimista.
Si tienes el hábito de ser pesimista, de ver solo lo negativo, de fijarte primero en lo
que no funciona, haz el esfuerzo por cambiar la manera en que observas. Prueba
enfocarte en lo que si funciona, en lo que tienes y no tanto en lo que te falta. Esto
aliviará tu estrés y funcionará como un espejo para los demás. Cuando veas lo positivo
en ti, podrás notar lo positivo en los demás. Y cuando veas sólo lo positivo en otros,
ellos verán sólo lo positivo en ti. ¡Pruébalo!
El trabajo suele ser una fuente de conflictos y tensiones, muchos de los cuáles se pueden
evitar con una comunicación positiva y empática. Recuerdo que, en una oportunidad, junto
a mis socios nos reunimos con el gerente de una empresa multinacional que quería que lo
ayudáramos a mejorar la creatividad de su equipo. Él estaba desconforme con ellos pues decía
que durante las reuniones nadie se comunicaba abiertamente con él ni tampoco aportaba
ideas. Para poder diagnosticar el problema, le solicitamos que nos permitiera participar
de alguna de dichas reuniones. Fue en ese momento que nos dimos cuenta que el mayor
obstáculo para la creatividad de su equipo lo representaba él mismo. Durante la reunión
notamos que cada vez que alguien levantaba su mano para opinar, él lo ignoraba, o ante las
ideas diferentes a las suyas, reaccionaba con ironía y con una actitud poco amable y altanera.
Esto lo corroboramos cuando entrevistamos por separado a cada uno de los miembros de
su equipo, quienes coincidieron en revelar el temor que sentían ante la actitud agresiva y
cerrada de su jefe. La historia termina bien. Trabajamos durante un tiempo con este líder
para mejorar su comunicación y sus actitudes -de las cuales no era consciente- y rápidamente
vimos cambios significativos en su comportamiento que impactaron favorablemente los
vínculos con su equipo y permitieron que fluyera la creatividad.
Ejercicio:
Meditación guiada: ser positivo
No hay nada como experimentar para entender mejor las cosas. No todo se comprende
con la mente. A veces, tenemos que darle lugar al corazón. Así que en vez de analizar si los
conceptos vertidos en este capítulo son verdaderos o no, mejor vivir la experiencia.
A continuación, te comparto un ejercicio de meditación que puede ayudarte a generar
hábitos mentales positivos y conscientes.
Siéntate confortablemente. Comienza por relajar el cuerpo. Respira de forma natural y pausada
y siente como el cuerpo se aquieta y se afloja. Ahora te invito a seguir estos pensamientos.
Utiliza tus sentidos físicos para captar todo lo que te rodea: sonidos, olores, movimientos. Hazte
consciente de la velocidad a la que todo se mueve alrededor de ti: el tránsito, las personas. Por
momentos, todo gira en tu vida a gran velocidad, como si fuera un gran huracán: tus relaciones,
tus obligaciones, tus roles, tus rutinas, y te das cuenta de que no puedes controlar nada ni a nadie.
Sueltas la necesidad de ejercer un control. Tampoco necesitas que las cosas sean perfectas, tampoco
tú lo eres. Pruebas aceptar las cosas cómo son, te gusten o no. Sabes que no es tu trabajo cambiar
a otros. Solo permanece en tu mente observando, permanece quieto. Sabes que lo único que puedes
controlar es a ti mismo. Así que observa y aprende de ti, de tus hábitos, de tus debilidades, de
tus equivocaciones. Ahora, enfócate en tu poder interior, en tus cualidades positivas. Lleva toda
el foco de tu atención al lugar donde respiras. Presta atención a tu respiración. Nota cómo el
aire entra y cómo sale de tu cuerpo. Tu respiración ocurre en el presente y tú lo estas sintiendo.
No pienses en el pasado ni el futuro. Estas en el aquí y ahora, tienes toda tu fuerza concentrada
en este instante. Estás vivo, estás en control. Si tu mente se distrae y se va hacia el huracán, sólo
tráela de nuevo al presente. Si aparecen otros pensamientos, no luches, se amable con ellos, déjalos
pasar y desaparecer. Conecta con tu mundo interior y viaja hacia al centro del huracán donde
hay quietud, donde los vientos son calmos. Viaja hacia tu centro y experimenta tu quietud y tu
paz.. Descansa tu mente en ese espacio tranquilo y positivo. Estas estable y estas en paz. Tú eres
esa paz. Disfruta de esta experiencia por algunos segundos más, sin apuro y a tu propio ritmo,
vuelve a reconectar con el lugar donde estás y con todo lo que te rodea. Tómate un tiempo para
disfrutar de lo que has experimentado.
5 EL ARTE DE ESCUCHAR
Debemos escuchar al niño que fuimos un día y que existe dentro de nosotros. Ese niño
entiende de instantes mágicos.
– Paulo Coelho
Todos los seres humanos tenemos una voz interna que está constantemente activa y que
llamamos la voz de la consciencia. No obstante, no todos son conscientes de ella ni le prestan
la debida atención. Para algunos es una voz sabia que merece ser escuchada mientras que para
otros es solo ruido mental. Si nuestra escucha es superficial, vamos a oír solo juicios, criticas,
comparaciones y pensamientos negativos, es decir, se puede volver un enemigo interno muy
poderoso, pero si le prestamos mejor atención descubriremos que allí se esconde un amigo
que nos conoce muy bien. Si por un momento nos detenemos a escuchar lo que pensamos,
podremos detectar cómo constantemente atentamos contra nuestro propio bienestar. Oiremos
una voz interna que por momentos nos aturde con pensamientos negativos que cubren con
un manto sutil el tesoro interno que todos guardamos en nuestro interior. «No eres valioso»,
«no lo mereces», «no puedes» o «esta persona me está mintiendo», «no me gusta», etc. Es
está voz crítica que no nos permite ni escucharnos ni escuchar al otro. Por eso, silenciar
ese loro interno es un gran desafío y, al mismo tiempo, el secreto para una buena escucha.
La buena noticia es que la ciencia moderna ha descubierto que nuestro cerebro es plástico
y que con suficiente entrenamiento y práctica lo podemos modelar y cambiar. Claro, eso
requiere práctica, dedicación y paciencia, pero es posible. A continuación, te comparto
algunos atributos para practicar una escucha profunda y consciente.
Cuando alguien no acepta sus equivocaciones o errores, a veces hay que ser paciente y solo
escucharlo con amor y atención. Permitirle que diga todo lo que está en su mente, que se
desahogue sin interrumpirlo o intentar corregirlo. Este tipo de escucha reduce el sufrimiento
de la otra persona y la ayuda a sentirse más liviana. Más tarde, cuando sea el momento
adecuado, podemos ofrecerle otra información que la ayude a corregir sus percepciones
erróneas. No intentamos atragantarlo todo de una vez, porque quizá no sea capaz de digerirlo
y reaccione con rechazo.
360°
la conversación puede ir para cualquier lugar.
thinking .
360°
thinking . 360°
thinking .
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COMUNICACIÓN MINDFUL El Arte De Escuchar
Ejemplo:
Ana llega a su casa luego de un largo día de trabajo y le cuenta a su pareja, Luis, que su
jefe hoy habló mal de ella frente a sus colegas. Está muy alterada.
-- Qué mal que estuvo el jefe y, todavía, delante de todos. ¿Qué habrás hecho
tú para enojarlo esta vez?
Esta respuesta -que podría ser muy común- no es muy empática ya que desestima
la preocupación de ella por lo que pasó, no hay contención y además culpa
o acusa a Ana de algo que está haciendo y que enoja al jefe. También, quizás
afirme el enojo de Ana al mencionar y profundizar la insensibilidad del jefe. El
mensaje no es positivo y tampoco ayuda a su pareja a afrontar mejor la situación.
¿Cómo podría Juan dar una respuesta más empática y que ayude a Ana en
la situación?
Esta frase me la ha mencionado muchas veces uno de mis maestros en la India. Es decir, si
una conversación se torna una competencia a ver quién es mejor o peor, quien es superior
o inferior, quien está en lo correcto o incorrecto, la relación se desvirtúa y se convierte en
un juego de egos donde ambos bandos buscan ganar o desacreditar al otro y donde nadie
sale favorecido. La comunicación consciente nos invita a separar el valor de la persona de
sus palabras o acciones. Piensa en ti mismo. ¿Cuántas veces has dicho o hecho algo que no
sentías? Lo mismo les puede ocurrir a otros. Por ejemplo: decir que Juan es malo es muy
diferente a decir que Juan actuó mal. Esta pequeña pero gran diferencia evita dañar la dignidad
de Juan como persona e incluso facilita que Juan pueda reparar su mala acción. Tenemos
que aprender a aceptar y creer en los otros. Es mucho más sano y poderoso que juzgarlos.
Mi sugerencia es que actuemos mejor y detengamos con amabilidad esa conversación para
re-preguntar. Por ejemplo, podemos decir: «perdón, estaba distraído y perdí el hilo de
la conversación. ¿Podría repetirlo?» o «No estoy seguro a lo que te refieres. ¿Me puedes
explicar mejor?» Hacer preguntas ayuda a entender mejor y además hace que el otro sienta
que estamos valorando su conversación o su perspectiva. El mejor mensaje que podemos
transmitir en una conversación es que el interlocutor sienta que estamos escuchándolo y
valorando su punto de vista.
Y si quieres hablar,
espera unos minutos
y yo te prometo que te escucharé
– Leo Buscaglia
5.9 RESUMIENDO
Todos necesitamos sentirnos escuchados, reconocidos, comprendidos, valorados; está en
nuestra esencia. En otras palabras, sin escucha no hay relación que sobreviva. En muchas
ocasiones, he recibido clientes en mis sesiones de coaching que me cuentan de su mala
relación con su pareja o con su padre o con su hijo, etc. y cuando les pregunto si lo han
conversado con ellos, la respuesta generalizada es «no», acompañado de un «ni loco» o «no
se me hubiera ocurrido». Esta falta de diálogo en las relaciones es la raíz de la gran mayoría
de los vínculos rotos. En cierta manera, se entiende que si no hemos sido educados para
conversar o escuchar al otro, repetiremos en mismo patrón. No obstante, muchas de las
personas que me respondieron que «no», luego recapacitaron y se vieron muy sorprendidas al
haberlo intentado y recibir una buena recepción del otro lado, cuando se dieron un tiempo
para conversar y escucharse mutuamente.
Pero no es tan sencillo. Escuchar es un arte y como todo arte requiere de aprendizaje, ensayo
y error, y con el tiempo la habilidad se va desarrollado y mejorando. No es una capacidad
que se aprenda en un curso corto, mas bien requiere años de cursar en la escuela de la vida
y tener la meta de mejorar. Las enseñanzas más ancestrales dicen que el arte de escuchar
requiere una conexión con nosotros mismos y con los demás, pero no cualquier conexión,
sino aquella que nos permita escuchar mientras estamos presentes de una forma intencional
para ver, conocer y reconocer la presencia y el valor único del otro. En vez de estar a la
defensiva o queriendo competir con el otro para poder salir ganador de una conversación,
le damos espacio, le damos lugar para que exprese su mensaje, sin juzgarlo ni criticarlo. Si
no escuchamos al otro, tarde o temprano, el otro dejará de escucharnos; es una ley. Es solo
cuando nos sentimos seguros con nosotros mismos para escuchar con ese nivel de libertad
que podemos estar presentes y relacionarnos de una forma más auténtica, sin miedos ni
rencores. Así, es más probable que seamos escuchados y valorados también como retorno.
Entonces, la escucha es la columna vertebral de las relaciones saludables. Sin escucha
no hay relación posible. Cuando somos escuchados de verdad, sentimos que hemos sido
tratados con dignidad y que más allá de las discrepancias -que siempre las puede haber-
sabemos que la comunicación se ha establecido de una manera sana y que perdurará en
el tiempo.
Ejercicio:
Meditación guiada: escuchándote
Puedes salir a caminar y hacer está meditación. Elige algún espacio tranquilo, puede ser
un parque o calles internas con poco tránsito vehicular. Imagina que sales a caminar en
compañía de tu mejor amigo/a con quien puedes dialogar en total confianza lo que está
pasando en tu vida hoy, cómo te sientes y lo que más deseas. Respira profundamente y
enfoca tu atención en tu interior. Observa estos pensamientos:
Hoy quiero disfrutar de una conversación íntima conmigo mismo. Quiero estar un rato en
mi propia compañía y ¡disfrutarme! Hace mucho tiempo que no mantengo un diálogo sincero
conmigo en soledad. Me haré algunas preguntas sin esperar respuestas. Voy a reflexionar en calma,
saboreando cada pregunta y sin apuro. Sé que las respuestas llegarán a su propio tiempo. ¿Cómo
me siento con mi vida? ¿Cómo es la calidad de mis relaciones? ¿Con quién me está faltando una
conversación? ¿Estoy feliz con las decisiones que he tomado? ¿Qué significo para las personas que
están a mí alrededor? ¿Qué cosas de mi personalidad me gustaría mejorar? ¿Qué cosas que aún
no he sentido, me gustaría sentir? ¿Qué cosas que aún no he hecho, me gustaría hacer?
Intenta hacer este ejercicio de reflexión tantas veces como puedas. Así podrás escucharte y
conocerte mejor, establecer una relación contigo mismo, y cuando tengas que tomar cualquier
decisión, sabrás más fácil que hacer.
6 COMUNICACIÓN EN SILENCIO
«El silencio es puro. El silencio es sagrado y une a las personas, porque sólo aquellos
que se sienten cómodos con la compañía de otros pueden estar juntos sin hablar. Es una
gran paradoja».
– Nicholas Sparks
Cuando nos encontramos con otro, lo primero que se encuentran son nuestras miradas.
Los ojos son las ventanas del alma y cuando nos miramos a los ojos con otra persona,
podemos ver nuestra esencia, nuestro espíritu y leer nuestras verdaderas intenciones. Uno
de los grandes aprendizajes que me he traído de mis viajes a India, ha sido la posibilidad de
practicar y experimentar el «Drishti», una palabra que proviene del «Sánscrito» y significa
«concentrar la mirada en otro». Recuerdo que, durante uno de mis viajes a India y mientras
estudiaba en la sede de la Universidad Espiritual Brahma Kumaris en Mount Abu, fui a
una conferencia que dictaba un profesor y yogui muy experimentado. Antes de comenzar,
el profesor recorrió toda la sala con su mirada posándose en los ojos de cada uno de los
asistentes. Cuando su mirada llegó a mí, sentí como un rayo de paz que me atravesaba.
Era una sensación de mucho poder y amor al mismo tiempo, jamás había experimentado
algo así y solo duró unos segundos. ¡Había experimentado el Drishti! Luego descubrí que
esa práctica no era exclusiva de las conferencias, también ocurría al encontrarnos con otros
estudiantes. En vez del saludo tradicional de darnos la mano, abrazarnos o besarnos, la
práctica era detenerse frente a la otra persona, y en silencio mirarse a los ojos utilizando el
Drishti, o sea, mirarse de alma a alma. Nos saludábamos varias veces al día de esta manera y
me di cuenta, cómo esta práctica sencilla lograba mantenerme lleno de paz y poder durante
todo el día y lo más interesante es que todo ocurría estando en silencio.
que he tenido jamás. Nunca antes había tenido la oportunidad de disfrutar de la compañía
de alguien tan querido estando en silencio. Al principio, me costó calmar mi ansiedad de
querer saber y enterarme de su vida, pero decidí entregarme a la experiencia y soltar. Cuando
logré apagar todo mi ruido interno, logré conectarme con mi presencia, luego con mi silencio y
por último con mi paz. Y, así, automáticamente conecté con su paz. La experiencia fue bella y
única, estar conectados por la pura vibración de nuestros cuerpos, de nuestras emociones,
sin necesidad de las palabras, fue como un viaje de almas, un encuentro sagrado. Aquel día
lo anoté como el inicio de mi aprendizaje sobre el poder maravilloso del silencio y ella fue
mi primer maestro.
Recuerdo que, en una ocasión, un viejo amigo me llamó por teléfono para invitarme a
decir algunas palabras durante la ceremonia de su casamiento. Cuando llegó el día pactado
y mientras escuchaba lo que decían otras personas, me cuestioné si el discurso que había
preparado sería adecuado. Todos hablaban sobre la felicidad y el amor –algo similar a lo que
yo había preparado–, por lo que pensé que mi discurso no aportaría nada nuevo. Sin embargo,
cuando llegó mi turno y comencé a hablar, inesperadamente, otras palabras surgieron de mi
boca. Mencioné que si bien consideraba que el amor era un requisito esencial en la vida de
cualquier pareja, para que se mantuviera vivo a lo largo del tiempo debíamos alimentarlo
manteniendo conversaciones significativas y profundas para establecer una comunicación
de calidad. Cuando terminó la ceremonia, varias personas se me acercaron para felicitarme
y comentarme cuan necesario era conversar para que sobreviva la pareja. Una persona me
dijo que su matrimonio había durado solo dos años y que sentía que nunca había podido
conversar desde el corazón los temas importantes de la pareja. Otra mujer joven se me acercó
y me dijo: «Por favor, hable con mi marido y repítale esto que acaba de decir». Seguramente
tú debes tener ejemplos similares a nivel laboral o familiar, ¿verdad?
Por ejemplo, en mi caso, suelo hablar de forma pausada, sin apuro y a veces con largos
silencios entre palabra y palabra. Soy consciente que esta manera suele generar molestias
a otros, produciéndoles sensaciones de incomodidad o ansiedad. Porque la expectativa o
la norma social actual es que hablemos sin parar y sin dejar huecos. Recuerdo haber sido
invitado a un programa de televisión muy famoso en mi ciudad para hablar de las raíces
del estrés y el beneficio del mindfulness, y cuando terminó el programa la conductora se
me acercó con una actitud muy nerviosa y me dijo «Disculpa, pero no soporto tu ritmo al
hablar, me genera ansiedad». Y agregó «Mira, me comí las uñas mientras respondías a mis
preguntas». Sin embargo, otras personas me han dicho que les gustaría hablar menos y más
lento, para no gastar tanta energía durante el día. También conozco muy buenos ejemplos
de comunicación donde las personas se sienten cómodas con los silencios sin necesidad de
hablar mucho. El dicho popular lo confirma: «A buen entendedor, pocas palabras».
Deberíamos poder usar a nuestro favor la voz positiva del silencio para lograr una
comunicación positiva.
necesitaremos muchas menos palabras al hablar. Si logramos este equilibrio justo entre
nuestras palabras y pausas, nos sentiremos muy seguros y cómodos en cualquier interacción.
Esto no solo nos permitirá expresarnos mejor sino que vamos a ahorrar el tesoro más grande
que todos tenemos: nuestra energía.
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Ahora, shhhh… Necesito un poco de silencio para ponerle fin a este libro.
Ejercicio:
Meditación guiada: experimentar el silencio
Vamos a practicar ahora un ejercicio para experimentarnos más allá del sonido en nuestro
mundo interior. Cuando las palabras cesan y el cuerpo se aquieta, acompañados por la música
silenciosa de la respiración, los pensamientos, las emociones y las sensaciones se callan. Así,
por unos instantes podemos experimentar nuestro silencio interior original.
Busca un lugar tranquilo donde sentarte durante unos momentos. Puedes cerrar levemente
tus ojos o mantenerlos apenas abiertos. Mantén tu espalda firme y al mismo tiempo relajada.
Ahora sigue estos pensamientos:
Hoy quiero disfrutar de estar en una conexión íntima conmigo mismo. Quiero estar un rato en mi
propia compañía y ¡disfrutarme! Comienzo por notar la presencia de mi cuerpo sentado. Percibo
su energía. Ahora llevo la atención de la mente a mi respiración. Sin juicios, observo el fluir de la
inhalación. Ahora, de la exhalación. Continúo prestando atención a este proceso. Ahora, permito
que mi atención se enfoque en mi mundo interno. Puedo imaginar el mundo sutil de mi mente.
Ese lugar donde están mis pensamientos, mis ideas, mis deseos. Imagino que mi mente luce como
un cielo ilimitado, un espacio sin fin. Y mis pensamientos, son las nubes que atraviesan este vasto
e ilimitado espacio. Al igual que mis pensamientos, hay nubes grandes y amplias y también las
hay pequeñas. Hay nubes sólidas y oscuras y también las hay, leves y transparentes. Si mi foco
de atención se distrae, no importa. Con amabilidad y paciencia, invito a la mente a regresar
a ese vasto cielo interno. Continúo observando el fluir de mis pensamientos en este presente.
No juzgo, ni comparo, ni analizo, sólo observo y acepto la corriente de pensamientos pasando.
Sé que cada nube puede traer distintas emociones. Sin embargo, sólo observo sin identificarme.
Me doy cuenta de que sólo soy el observador, observando mi creación. Me recuerdo que yo no
soy mi mente, yo no soy mis pensamientos, yo no soy mis emociones, yo no soy mis sensaciones.
Voy más allá de todo sonido. Me imagino como una energía brillante y pura en el interior de
este cuerpo. Estoy inmerso en mi silencio interior. Este silencio es mi hogar y puedo descansar.
No necesito pensar, sólo sentir. Siento como el silencio me envuelve y me protege en mi interior.
Permanezco en el espacio silencioso del presente. Permanezco quieto, sereno. Disfruto del dulce
y noble silencio. Disfruto de no pensar.
BIBLIOGRAFÍA
• Raij, Silvio. Coaching para el Alma. Descubre el sentido de tu vida. Argentina:
Editorial Paidós, 2012
• Susan Gillis Chapman. Las cinco claves de la comunicación mindful, Susan Gillis, 2012
• Albert-Mehrabian. Nonverbal Communication, Routledge, 2007
• Raij, Silvio. Full Stop. Una pausa puede cambiar tu vida. Argentina: Editorial
Paidós, 2014
• Raij, Silvio. Mindfulness. Recupera tu paz interior. Argentina. Editorial Paidos, 2017
REFERENCIAS
1. Estudios de Albert Mehrabian: Tomado de sus estudios https://es.wikipedia.org/
wiki/Comunicación_no_verbal
2. «Drishti»: palabra derivada del Sanscrito que significa «visión o mirada espiritual».
Se trata de la práctica de una mirada de alma a alma donde hay un intercambio
de amor a través de los ojos viendo solo la belleza espiritual del otro.
3. «Sánscrito»: lengua indoeuropea que se conserva en los textos sagrados y cultos del
brahmanismo escritos entre los siglos XV y X a.c. en la India.
SOBRE EL AUTOR
La pasión de Silvio Raij ha sido siempre el desarrollo humano y espiritual. Ha viajado por más
de 15 años a India a especializarse en el arte de la meditación y hoy en día está dedicado a
llevar la práctica del mindfulness al área profesional, empresarial, de la salud, el adulto mayor
y la educación de niños y adolescentes. Dirige su propia consultora «Coaching, Liderazgo
y Mindfulness» donde facilita procesos de transformación personal y organizacional para
empresas locales e internacionales. Trabaja como fellow de la consultora internacional Oxford
Leadership de UK brindando capacitación en programas de autogestión y liderazgo. Trabaja
como Coach Ontológico, certificado por Newfield Network. Es Instructor del Programa
Mindfulness MBSR, en proceso de certificación con el Centro de Mindfulness de la Escuela
de Medicina de la Universidad de Massachusetts. Se ha capacitado en mindfulness para niños
y adolescentes con Eline Snel (autora del Programa «La atención funciona»). Es autor de los
libros «Coaching para el Alma – Descubrí el sentido de la vida», «Full Stop – Hacer una
pausa puede cambiarnos la vida» y «Mindfulness. Recupera tu paz interior», todos ellos de
Editorial Paidos, Argentina.
Web: www.silvioraij.com y www.mindfulness.uy