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Nacho 2021 UNLAM

UNIDAD Nº 9
PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO

1.- El procedimiento administrativo como cauce formal de la función


administrativa.
El procedimiento administrativo es el conjunto de principios y reglas que sigue el Poder
Ejecutivo, por medio de actos preparatorios y actuaciones materiales, con el objeto de expresar
sus decisiones. Así, las decisiones del Estado se llevan a cabo formalmente por medio de
procedimientos reglados y obligatorios impuestos por el legislador (procedimientos
administrativos).

El procedimiento es un modo de elaboración de las decisiones estatales y constituye -a su vez_


un límite al ejercicio del poder estatal.

Así, pues, el sentido y finalidad que persigue el procedimiento administrativo comprende dos
aspectos distintos y sustanciales: por un lado, garantizar los derechos de las personas que
interactúan con el Estado y por otro asegurar la legitimidad, racionalidad, acierto y eficacia
de las conductas y decisiones estatales mediante el cumplimiento de ciertas reglas que
contribuyan a obtener el resultado legítimo y, asimismo, más conveniente a los intereses del
propio Estado.

Distinción entre proceso judicial y procedimiento administrativo.


El procedimiento administrativo de impugnación de las conductas estatales guarda cierta
semejanza con el proceso judicial por medio del cual cuestionamos las actividades del Poder
Ejecutivo, pues ambos tienen por objeto poner en tela de juicio las acciones u omisiones del
Estado. Pero existen algunas diferencias:
a) En el procedimiento administrativo el órgano que resuelve el conflicto es el propio Ejecutivo.
Por su parte, en el proceso judicial el conflicto es resuelto por un tercero imparcial e
independiente, el juez.
b) A su vez, la decisión judicial (es decir en el marco de un proceso judicial) tiene fuerza de
verdad legal (es decir, reviste carácter definitivo). En cambio en el decisorio dictado en el marco
del procedimiento administrativo no es definitivo, en el sentido de que puede ser revisado
posteriormente por el juez.

2. Los principios fundamentales del procedimiento administrativo.


El artículo 1 de la LPA establece los principios generales del procedimiento administrativo
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Legalidad
En el procedimiento administrativo subyace el principio de legalidad como pivote central del
modelo y que nace del propio texto constitucional. En palabras más simples, el procedimiento
debe sujetarse al bloque de legalidad

Verdad jurídica objetiva


El Estado por medio del procedimiento persigue el conocimiento de la verdad real (es decir, la
verdad objetiva o llamémosle material), y no simplemente de la verdad formal (según los
planteos, argumentos, hechos o derecho alegado por las partes y volcados en el expediente
administrativo).
En tal sentido, el artículo 1 de la LPA, en su inciso f) apartado segundo, dispone que la
Administración debe requerir y producir los informes y dictámenes que fuesen necesarios para
el esclarecimiento de los hechos y el conocimiento de la verdad jurídica objetiva. Por su parte,
el decreto reglamentario establece —en sentido coincidente—, que el órgano instructor puede,
mediante resolución fundada, requerir los informes y dictámenes que considere necesarios para
el "establecimiento de la verdad jurídica objetiva".

Debido proceso adjetivo


La Constitución Nacional —igual que los tratados internacionales— garantiza el derecho de
defensa de las personas. Este derecho, en el marco del procedimiento administrativo, es
conocido como el debido proceso adjetivo previsto en el inciso f) del artículo 1 de la LPA.
Consiste en:
A) El derecho a ser oído. El titular de un derecho o interés debe tener la posibilidad de exponer
sus pretensiones y explicar sus razones. Además, la expresión debe ser amplia y oportuna; es
decir, sin restricciones y de carácter previo a las decisiones estatales. A su vez, el particular
puede hacerse asesorar y representar profesionalmente y, luego de dictado el acto respectivo,
tiene el derecho de interponer los recursos correspondientes con el objeto de que se revisen las
decisiones estatales por otros órganos. El derecho a ser oído sólo puede ejercerse plenamente
si es completado con el derecho instrumental de conocer las actuaciones y las resoluciones que
puedan afectar los derechos.
La Corte IDH en el caso "Baena" (2003) afirmó que "si bien el artículo 8 de la Convención
Americana se titula Garantías Judiciales, su aplicación no se limita a los recursos judiciales en
sentido estricto, sino al conjunto de requisitos que deben observarse en las instituciones
procesales a efectos de que las personas estén en condiciones de defender adecuadamente sus
derechos ante cualquier tipo de acto del Estado que pueda afectarlos. Es decir, cualquier
actuación u omisión de los órganos estatales dentro de un proceso, sea administrativo
sancionador o jurisdiccional, debe respetar el debido proceso legal".
B) El derecho a ofrecer y producir prueba, y controlar la prueba producida. El particular
puede ofrecer todos aquellos medios probatorios de que intente valerse y el Estado, en su
condición de instructor del procedimiento, debe resolver sobre la procedencia o no de tales
medios. A su vez, el rechazo de los medios probatorios por el instructor debe ser justificado
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C) El derecho a una decisión fundada. Una decisión fundada exige que el Estado resuelva los
principales planteos del interesado, previo análisis de sus argumentos —consintiéndolos o
refutándolos— y, a su vez, explicite cuál es su decisión y por qué decide de ese modo.
D) El derecho a una decisión en un tiempo razonable y oportuno. Las personas tienen derecho
a una decisión en tiempo oportuno, es decir, el Estado no sólo debe decidir y explicar cuáles son
las razones de sus decisiones, sino que debe hacerlo en plazos razonables.
Nuestra Corte, en el caso "Losicer" (2012) dijo que “el carácter administrativo del
procedimiento sumarial no puede erigirse en un impedimento "para la aplicación de los
principios reseñados en la Convención Americana, pues en el estado de derecho la vigencia de
las garantías enunciadas por el art. 8 de la citada Convención no se encuentra limitada al Poder
Judicial... sino que debe ser respetada por todo órgano o autoridad pública al que le hubieran
sido asignadas funciones materialmente jurisdiccionales". Para ello, ante la ausencia de pautas
temporales indicativas de esta duración razonable, tanto la Corte Interamericana - cuya
jurisprudencia puede servir de guía para la interpretación de los preceptos convencionales - han
expuesto ciertas pautas…

a) la complejidad del asunto


b) la actividad procesal del interesado
c) la conducta de las autoridades judiciales
d) el análisis global del procedimiento.

En este caso, el procedimiento sumarial se extendió "hasta casi veinte años después de ocurridos
los hechos" y, por tanto, concluyó que "el trámite sumarial ha tenido una duración irrazonable".
E) El derecho a recurrir las decisiones estatales. El derecho a recurrir supone el acceso de las
partes ante un órgano imparcial e independiente, en términos sencillos y plazos razonables.

Oficialidad: impulsión e instrucción de oficio.


El postulado de impulsión e instrucción de oficio establece que el Poder Ejecutivo debe instar el
trámite por sí mismo, impulsarlo, darle curso y avanzar hasta su resolución, aún cuando la parte
interesada no lo hiciese. Así, el decreto reglamentario ordena que las actuaciones
administrativas deben ser impulsadas por el órgano competente, sin perjuicio de que el
interesado también puede instarlas (artículo 4).
Pero, más adelante, la LPA establece que "transcurridos sesenta días desde que un trámite se
paralice por causa imputable al administrado, el órgano competente le notificará que, si
transcurriesen otros treinta días de inactividad, se declarará de oficio la caducidad de los
procedimientos, archivándose el expediente" (artículo 1, inciso e, apartado 9).
En principio, el Ejecutivo debe instar el trámite y, en tal caso, no procede la caducidad. Sin
embargo, cuando el Estado, en el marco de un procedimiento dado no persigue directamente
intereses colectivos, es el particular quien debe impulsarlo y - consecuentemente - aquí sí
procede el instituto de la caducidad. De todos modos, aún en tales supuestos, no cabe aplicar el
instituto de la caducidad en los siguientes casos: 1) Cuando se trate de trámites relativos a la
seguridad social 2) Los trámites que, según el Estado, deben continuar por sus particulares
circunstancias 3) Los trámites en que esté comprometido un interés colectivo que sobrevino
luego de iniciado el procedimiento (artículo 1, inciso e, apartado 9)
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Informalismo.
Según este postulado, el particular está excusado de observar las exigencias formales no
esenciales, siempre que puedan ser salvadas posteriormente.
Entonces:
a) El principio establece que el trámite es válido, aun cuando el interesado no cumpliese con
las exigencias (formas no esenciales)
b) El principio sólo comprende la actividad del particular en el marco del procedimiento
administrativo, pero no el desempeño del Estado.
c) Estas exigencias formales no esenciales deben cumplirse posteriormente.

Celeridad, economía, sencillez y eficacia en los trámites.


El art. 1 de la LPA consagra como requisito general y básico del procedimiento administrativo
la "celeridad, economía, sencillez y eficacia en los trámites...".

El principio de celeridad supone rapidez e inmediatez en el desarrollo y resolución de las


actuaciones y, en tal sentido, las normas establecen dos herramientas. Por un lado, la
incorporación de plazos breves respecto de las actuaciones del Estado e, incluso, sanciones a los
agentes responsables en caso de incumplimiento de tales términos. Por el otro, la regulación del
instituto del silencio, de modo que el vencimiento de los plazos debe interpretarse como
rechazo de las pretensiones de las personas.
A su vez, el principio de economía significa lograr los objetivos con el menor costo posible
La sencillez es la simplificación de los trámites. El procedimiento debe tener tales caracteres
que cualquier sujeto pueda seguir y comprender los pasos de éste y las decisiones estatales
consecuentes.
Finalmente, el postulado de la eficacia consiste en el logro de los objetivos propuestos.

3.- Regulación positiva. Ámbito de aplicación. Régimen nacional de


procedimientos administrativos: Ley 19.549, Decreto 1759/72 y Decreto 1883/91.
Las partes en el procedimiento administrativo.
En cuanto a las partes en el procedimiento, cabe señalar que el Estado es el instructor del
trámite. Es decir, el órgano estatal debe intervenir y dirigir el procedimiento.
También es posible que, en ciertos casos, participen no sólo el órgano competente para tramitar
y resolver el expediente, sino también el órgano que dictó la resolución que es objeto de
controversia o revisión.
Las partes en el trámite administrativo deben reunir dos condiciones:
a) capacidad
b) legitimación
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a) El Código Civil y Comercial indica que “toda persona humana puede ejercer por sí misma
sus derechos, excepto las limitaciones expresamente previstas en este Código y en una sentencia
judicial" (art. 23 CcyCN). A su vez, el artículo 25 del mismo Código, establece que "el menor
de edad es la persona que no ha cumplido dieciocho años” (…) "la persona menor de edad
ejerce sus derechos a través de sus representantes legales”.
El decreto reglamentario de la LPA dispone que "los menores adultos tendrán plena capacidad
para intervenir directamente en procedimientos administrativos como parte interesada en la
defensa de sus propios derechos subjetivos o intereses legítimos". La interpretación del manual
de Balbín es que por menor adulto se debe entender a "la persona menor de edad que cumplió
trece años", de conformidad con el art. 25, segundo párrafo, del Código Civil y Comercial. Por
tanto, los menores (de trece años), los inhabilitados y los incapaces no pueden actuar por sí
solos, sino que deben hacerlo por medio de sus representantes.
b) Legitimación es la aptitud de ser parte en el procedimiento administrativo. En particular, el
decreto reglamentario de la LPA establece que "el trámite administrativo podrá iniciarse de
oficio o a petición de cualquier persona física o jurídica, pública o privada, que invoque un
derecho subjetivo o un interés legítimo; éstas serán consideradas parte interesada en el
procedimiento administrativo". A su vez, los recursos podrán ser deducidos por quienes aleguen
un derecho subjetivo o interés legítimo.
Sin perjuicio de los representantes obligatorios, aquel que es parte en el procedimiento
administrativo puede nombrar como representante suyo a cualquier persona que sea capaz -
representantes convencionales o voluntario -. En tal caso, los actos de éste obligan a aquéllos
como si los hubiesen realizado personalmente. A su vez, los emplazamientos, citaciones y
notificaciones, incluso las de los actos de carácter definitivo, deben entenderse directamente con
el representante o apoderado.

El expediente.
El expediente administrativo puede definirse como el conjunto de documentos, escritos,
resoluciones y actuaciones expuestos de modo ordenado y concatenado en el marco del trámite
administrativo. Es el soporte material del procedimiento administrativo que puede iniciarse de
oficio o por pedido de parte, y cuyo objeto es expresar las decisiones estatales.
El decreto reglamentario establece pautas básicas sobre el trámite de los expedientes:
a) Las carátulas deben consignar el órgano con responsabilidad primaria y el plazo de resolución
b) El expediente debe compaginarse en cuerpos de no más doscientas páginas
c) Las actuaciones deben numerarse según el orden de su incorporación; entre otros
Asimismo, respecto de toda actuación, escrito o documentación que se presente debe darse una
constancia o copia certificada al presentante.
El decreto reglamentario también dice, respecto de los escritos a presentarse en el marco del
expediente administrativo, que éstos:

a) Deben ser redactados a máquina o manuscritos


b) En la parte superior deben llevar un resumen del petitorio e identificación del expediente
c) Contener el nombre, apellido y domicilio real y constituido del interesado, la relación de los
hechos y, en su caso, el derecho aplicable, la petición en términos claros y precisos, el
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ofrecimiento de los medios de prueba y, además, acompañar la prueba documental en poder de


quien suscribe el escrito.

El escrito inicial (expediente), incluso el de interposición de los recursos administrativos, debe


presentare en la mesa de entradas del órgano competente o por correo, y los escritos posteriores
pueden presentarse o remitirse directamente a la oficina en donde se encuentre el expediente. A
su vez, el órgano de recepción debe dejar constancia de la fecha de presentación del escrito
respectivo.

La vista de las actuaciones.


La parte interesada, su representante y su letrado pueden tomar vista de las actuaciones (esto es,
acceder y conocer el expediente y sus anexos), con excepción de aquellos actos, informes y
dictámenes que sean reservados o secretos.
El pedido de vista puede ser escrito o verbal, y se otorga sin necesidad de resolución expresa y
en la oficina en que se encuentre el expediente, aun cuando no sea la mesa de entradas del
organismo instructor. Por su parte, el particular puede solicitar, a su cargo, fotocopias de las
piezas de las actuaciones.
Un comentario propio merece el instituto de la vista en el marco de los recursos administrativos,
ya que si la persona interesada decide pedir vista de las actuaciones, el plazo para recurrir debe
suspenderse durante el tiempo en que el órgano competente otorgó la vista, sin perjuicio de que
la sola presentación del pedido de vista ya suspende por sí el curso de los plazos.

Traslados. (no lo encontré en los libros)

Notificaciones.
La notificación es el conocimiento de determinadas piezas o actuaciones de modo cierto y
fehaciente, dando certeza de que el particular conoce el contenido del acto, que es objeto de
notificación, y cuál es la fecha de tal comunicación
Los medios de notificación, según el decreto reglamentario, son los siguientes:
a) el acceso directo
b) la presentación espontánea de cualquier escrito, siempre que de ello resulte que el interesado
tiene conocimiento fehaciente de las actuaciones previas
c) la cédula
d) el telegrama con aviso de entrega
e) el oficio impuesto como certificado expreso con aviso de recepción
f) la carta documento
g) los medios que indique la autoridad postal
h) los edictos
El decreto reglamentario establece, según nuestro criterio, dos categorías diversas con respecto a
los vicios del acto de notificación:
a) por un lado, su invalidez
b) por el otro, la prórroga de los plazos.
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El primer caso ocurre cuando el acto de notificación no cumple con las pautas legales, y no
surge del expediente que la parte interesada haya recibido el instrumento de notificación.
En el segundo, el acto es irregular, pero el interesado recibió el instrumento de notificación; o,
en su caso, el acto cumple con los recaudos legales y reglamentarios, pero no indica los recursos
que el interesado debe interponer, cuál es su plazo y si el acto agotó el trámite administrativo
previo.

Publicación. (no lo encontré en los libros)

Los plazos en el procedimiento administrativo.


El principio básico es el carácter obligatorio de los plazos para los interesados y el propio
Estado. Así, el artículo 1 de la LPA dice que los plazos "serán obligatorios para los interesados
y para la Administración".
El principio general es que los trámites deben realizarse y los actos dictarse, en días y horas
hábiles administrativas. A su vez, los plazos se cuentan en esos mismos días y horas, salvo
disposición legal en sentido contrario o cuando el órgano competente habilite días y horas
inhábiles. Por su parte, los días y horas hábiles administrativos son aquellos en que el Estado
atiende al público. Otro de los principios generales nos dice que el plazo para la realización de
trámites, notificaciones y citaciones, y el cumplimiento de intimaciones o citaciones y
contestación de traslados, vistas e informes, es de diez días; salvo cuando las normas hubiesen
establecido un plazo especial. Por último, la LPA reconoce el poder de la Administración de
prorrogar los plazos antes de su vencimiento —de oficio o a pedido de parte— por un tiempo
razonable, según las circunstancias del caso y siempre que no se perjudiquen derechos de
terceros.
Los plazos propios del Estado (el trámite interno de los expedientes) se encuentran regulados
por el Decreto 1883/91. Por ejemplo, una vez recibida la documentación en la jurisdicción, ésta
debe remitirla a la unidad competente en el término de tres días hábiles. Por su parte, la
realización de informes y todo otro diligenciamiento de documentación deben hacerse en el
orden de llegada y en el plazo máximo de cinco días.
Luego están los plazos de los interesados; cuyo incumplimiento muchas veces les hace perder
su derecho, de acuerdo al art. 1, inc. e), puntos 6 y 8 de la LPA. Por caso, los plazos para la
interposición de los recursos administrativos. Así, "una vez vencidos los plazos establecidos
para interponer recursos administrativos se perderá el derecho para articularlos".
Otra cuestión importante que debemos resolver es si los trámites suspenden o interrumpen los
plazos obligatorios con los que debe cumplir el particular. En síntesis las opciones serían las
siguientes:
(1) Cualquier actuación ante el órgano competente suspende los plazos y, consecuentemente,
una vez concluido ese trámite debe reanudarse el cómputo del plazo transcurrido
originariamente
(2) En el caso de la interposición de los recursos, es claro que el plazo debe interrumpirse y,
luego, volver a contarse desde el inicio.
(3) Por último, cabe recordar que el pedido de vista, con el fin de articular recursos
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administrativos o interponer acciones judiciales, suspende el plazo para recurrir en sede


administrativa y judicial.

La prueba
Las pruebas son las herramientas de que intentan valerse las partes para sustentar sus
pretensiones y derechos. Las pruebas pueden ser ofrecidas por las partes u ordenadas
directamente de oficio por el órgano instructor como medidas para mejor proveer.
¿Cuál es el principio rector sobre la carga de las pruebas en el ámbito del procedimiento? Es
decir, ¿quién debe ocuparse de probar los hechos controvertidos en el trámite administrativo?
En principio, el particular es quien debe probar los fundamentos fácticos de sus pretensiones.
El particular/interesado debe:
1. Acompañar la prueba documental que obre en su poder y ofrecer el resto de los medios
probatorios en su primera presentación en el trámite administrativo.
2. Ampliar e incorporar nuevas pruebas —no necesariamente sobre hechos nuevos o
desconocidos al momento de su primera presentación—, según nuestro parecer, una vez que la
Administración ordene la apertura a prueba y en el plazo que fije con este objeto.
3. Finalmente, ¿qué ocurre si ya venció el plazo? En tal caso, el particular igualmente puede
ofrecer nuevos medios probatorios, pero su aceptación depende de la decisión discrecional
del órgano instructor de incorporarlos como medidas para mejor proveer.
Por su parte, el órgano debe hacer lugar a las pruebas ofrecidas cuando fuesen conducentes para
dilucidar la verdad sobre los hechos y, consecuentemente, resolver el conflicto. El decreto
reglamentario prevé todos los medios probatorios comunes al derecho privado, con excepción
de la prueba confesional. Veamos algunos:
La prueba documental: Este medio de prueba está constituido por aquellos documentos de que
intente valerse la parte en apoyo de sus pretensiones.
La prueba de informes: El órgano que dirige el trámite debe solicitar los informes y dictámenes
cuyo requerimiento sea obligatorio, según las normas. Pero, además, puede solicitar, según
resolución fundada, los informes y dictámenes que considere necesarios para el esclarecimiento
de la verdad jurídica objetiva. Los informes (técnicos o no) requeridos a órganos de la
Administración nacional deben ser contestados en razón del deber de colaboración establecido
en el art. 14, RLPA.
La prueba testimonial: La prueba testimonial consiste en la declaración de personas que
hubiesen presenciado o tomado conocimiento cierto y directo de los hechos. La parte
proponente es quien tiene a su cargo asegurar la presencia de los testigos, y éstos deben prestar
declaración ante el agente que se designe a ese efecto.
La prueba pericial: La prueba pericial consiste en la opinión de personas especializadas en
ciencias, artes, industrias o actividades técnicas, sobre la apreciación de los hechos
controvertidos.
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La prueba confesional: La confesión es la declaración de las partes sobre los hechos


desfavorables; pero, en el marco del procedimiento, la parte interesada y los agentes públicos no
pueden ser citados para prestar confesión.
Los alegatos: Una vez sustanciadas las actuaciones, el órgano competente debe dar vista de
oficio y por el término de diez días a las partes, para que éstas opinen sobre el valor de la prueba
producida en el procedimiento.
A su vez, luego de presentado el alegato, el órgano instructor puede disponer la producción de
otros medios probatorios como medidas para mejor proveer, o por pedido de la parte si
ocurriese o llegare a su conocimiento un hecho nuevo. Tras la producción de esta prueba, el
órgano instructor debe correr vista por otros cinco días a las partes con el fin de que aleguen
sobre su mérito en relación con el caso.
Tras la presentación de los alegatos o vencido el plazo para hacerlo y producido el dictamen
jurídico —si éste correspondiese—, el órgano competente debe dictar el acto que resuelve y
pone fin a las actuaciones.

Conclusión del procedimiento: medios normales y anormales.


El procedimiento puede concluir de un modo normal (es decir, mediante el dictado de la
resolución que le pone fin) o de modo anormal por desistimiento, renuncia o caducidad.
La conclusión normal puede ser por resolución de carácter expreso o tácito. La resolución
expresa debe hacer consideración de las cuestiones, planteos y argumentos expuestos por las
partes o de los asuntos traídos por el propio Estado.
Por su parte, la resolución tácita es el caso de silencio —en los términos del artículo 10 de la
LPA— y en los trámites de impugnación de los actos, según el decreto reglamentario como
luego veremos.
Entre los modos anormales, el desistimiento es la declaración de voluntad del interesado para
dejar sin efecto la petición que dio origen al procedimiento y debe hacerse de modo cierto y
fehaciente. El desistimiento del procedimiento no importa dejar de lado el derecho del
interesado, que puede intentarlo en otro trámite posterior
Por otra parte, en los supuestos de desistimiento, el órgano puede continuar con el trámite si
mediase un interés colectivo.
La renuncia es el abandono no ya del trámite sino del derecho o pretensión de fondo del
interesado; de modo que obvio es decir que éste ya no puede intentar otro reclamo con
posterioridad, salvo que se trate de derechos irrenunciables.
La caducidad es otro de los modos anormales de conclusión del procedimiento y tiene lugar
cuando transcurren más de sesenta días desde que se paralizó el trámite por causas imputables al
interesado, y el órgano competente hace saber que si transcurren otros treinta días más y la parte
no impulsase el trámite, archivará el expediente. La caducidad tiene un alcance sumamente
limitado porque sólo procede en los trámites iniciados por las partes —no por el propio
Estado—, y en donde el interés comprometido es básicamente el del particular —interés
privado—, pues en el resto de los procedimientos el centro de discusión es el interés colectivo,
en cuyo caso el Ejecutivo debe obligatoriamente y por mandato legal impulsarlo y resolverlo.
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Recursos administrativos (aspectos generales)


El decreto reglamentario de la LPA dice que "los actos administrativos de alcance individual,
así como también los de alcance general, a los que la autoridad hubiera dado o comenzado a dar
aplicación, podrán ser impugnados por medio de recursos administrativos en los casos y con el
alcance que se prevé en el presente Título..." (artículo 73, RLPA)
El recurso procede contra los actos administrativos definitivos y de mero trámite que lesionen
derechos subjetivos e intereses legítimos; pero no es posible recurrir los actos preparatorios,
informes y dictámenes por más que fuesen obligatorios y su efecto sea vinculante.
En el escrito de presentación del recurso, debe consignarse cuál es el acto estatal que es objeto
de impugnación y, a su vez, cuál es la conducta que el recurrente pretende en relación con el
reconocimiento de sus derechos. En el escrito de interposición del recurso deben ofrecerse los
medios de prueba de que intente valerse el recurrente, y acompañar la prueba documental que
tuviese en su poder o indicar dónde se encuentran los documentos. Una vez producida la prueba,
se dará vista por cinco días a la parte interesada para opinar y alegar sobre el valor y mérito de
la prueba colectada.
- ¿Quiénes pueden interponer los recursos administrativos? Los recursos pueden ser
deducidos —según el texto del decreto— por los titulares de derechos subjetivos e intereses
legítimos.
- ¿Cuáles son los motivos o fundamentos de la impugnación de los actos a través de los
recursos? El recurso administrativo puede fundarse en las siguientes razones: 1) la ilegitimidad;
o 2) la inoportunidad, falta de mérito o inconveniencia del acto impugnado.
- ¿Cuál es el órgano competente para su resolución? Aquél que establece el decreto en cada
caso particular (esto es, el órgano que dictó el acto o el superior jerárquico).
- Los plazos para plantear los recursos son obligatorios y breves
- La interposición de los recursos interrumpe el curso de los plazos
- El plazo para interponer los recursos administrativos se suspende cuando el interesado
presenta el pedido de vista
- En cuanto al plazo para resolver; éste depende de cada recurso en particular, y el silencio debe
interpretarse como rechazo de la pretensión del particular.

Recurso de reconsideración
Este recurso tiene por objeto la impugnación de los actos definitivos ( aquel que resuelve la
cuestión de fondo), asimilables a definitivos ( que no resuelve la cuestión de fondo, pero -en
ciertos casos- es asimilable a aquél porque impide continuar con el trámite administrativo), e
interlocutorios o de mero trámite ( aquel que dicta el órgano en el marco del procedimiento con
el propósito de impulsarlo, pero sin expedirse sobre el planteo de fondo bajo debate), que
lesionen derechos subjetivos o intereses legítimos, sea por razones de ilegitimidad o
inoportunidad.
El recurso de reconsideración también procede, además de los actos definitivos, asimilables a
éstos o de simple trámite, contra las decisiones que dicte el Presidente, el jefe de gabinete, los
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ministros y los secretarios de la Presidencia con rango ministerial, en la resolución de los


recursos administrativos. Es decir, el objeto de este recurso no es sólo el acto dictado por
cualquier órgano estatal, sino también el acto que resuelve el recurso jerárquico.
Los sujetos legitimados son - igual que en cualquier otro recurso - los titulares de derechos
subjetivos e intereses legítimos, tal como prevé el decreto, debiéndose incorporar - según el
criterio del manual de Balbín - a los titulares de derechos colectivos.
El plazo para interponer el recurso de reconsideración es de diez días hábiles administrativos,
ante el órgano que dictó el acto que es, a su vez, quien debe resolverlo.
El aspecto más relevante del recurso bajo estudio es que no es obligatorio para agotar las vías
administrativas, de modo que el particular puede o no plantearlo y, en su caso, interponer
directamente el recurso jerárquico con el objeto de recorrer las vías administrativas y así
agotarlas.

Recurso jerárquico
Este es el recurso típico y más relevante en el procedimiento de impugnación de los actos
administrativos. ¿Por qué? Porque es el camino que debe seguir necesariamente el interesado
con el objeto de agotar las vías administrativas y, consecuentemente, habilitar el sendero
judicial.
El recurso jerárquico sólo procede contra los actos administrativos definitivos o asimilables a
éstos (es decir, aquellos que impiden totalmente la tramitación del reclamo o causen perjuicios
total o parcialmente irreparables), pero no contra los actos de mero trámite.
El plazo para su interposición es de quince días hábiles administrativos, contados a partir del
día siguiente al de la notificación del acto recurrido, y debe interponerse ante el órgano que
dictó el acto. El órgano inferior simplemente debe elevar el recurso interpuesto ante el ministro
o secretario de la Presidencia —de oficio y en el término de cinco días—, sin expedirse sobre su
admisibilidad. Si el órgano inferior no eleva el recurso ante el superior en el plazo que prevé el
reglamento, entonces, el particular puede plantear la queja correspondiente ante este último.
¿Cuál es el órgano competente para resolver el recurso? Los ministros y secretarios de la
Presidencia son quienes deben resolver el recurso dictado por cualquier órgano inferior. Si el
acto fue dictado por el ministro o secretario de la Presidencia, el recurso es resuelto
directamente por el Presidente; "agotándose en ambos casos la instancia administrativa". El
plazo que tiene el órgano competente para resolver es de treinta días hábiles administrativos.
El recurso jerárquico, como ya hemos dicho pero vale recordarlo, agota las instancias
administrativas y habilita, consecuentemente, el planteo judicial. Por ello, es obligatorio.

Recurso de alzada
El recurso de alzada procede entonces contra los actos dictados por los órganos superiores de
los entes descentralizados autárquicos.
El recurso debe interponerse ante el órgano superior del ente descentralizado autárquico, quien
debe elevarlo ante el órgano competente de la administración centralizada, para su resolución.
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El órgano que debe resolverlo es el secretario, ministro o secretario de Presidencia, en cuya


jurisdicción actúe el ente descentralizado.
El plazo para presentarlo es de quince días hábiles administrativos contados a partir del día
siguiente al de la notificación del acto que el interesado pretende impugnar, y el plazo para su
resolución es de treinta días hábiles administrativos.
El recurso de alzada es optativo y no obligatorio para agotar las instancias administrativas. Es
decir, el interesado puede ir directamente a la vía judicial.
De todas maneras, si el particular interpuso el recurso de alzada puede desistir de él y, luego,
intentar la vía judicial; aunque si optó por este último camino, no puede volver sobre las
instancias administrativas.

Recurso de revisión.
El acto firme —es decir, aquél que no ha sido impugnado en término por el interesado— no es
susceptible de revisión; salvo revocación por el propio Ejecutivo siempre que el acto no fuere
estable, y por decisión judicial en el marco de un proceso concreto.
Sin embargo, existen excepciones : las denuncias de ilegitimidad y el recurso de revisión.
Según la LPA el recurso de revisión es procedente :

a) Cuando resulten contradicciones en la parte dispositiva - háyase pedido o no su aclaración -;


en tal caso el recurso debe interponerse en el plazo de diez días desde la notificación del acto.

b) Cuando después de dictado el acto se recobraren o descubrieren documentos decisivos cuya


existencia se ignoraba o no se pudieron presentar como medios probatorios por fuerza mayor o
por terceros; de modo que el interesado obró con diligencia, pero no pudo presentar
oportunamente documentos relevantes para resolver el caso.

c) Cuando el acto hubiese sido dictado basándose en documentos cuya declaración de falsedad
se desconocía o se hubiere declarado después de dictado el acto; debiéndose presentar el
recurso en el plazo de treinta días desde que se comprobó en legal forma la falsedad de los
documentos o se conoció tal circunstancia

d) Cuando el acto hubiese sido dictado mediando cohecho, prevaricato, violencia o cualquier
otra maquinación fraudulenta o grave irregularidad. En este caso, el plazo de interposición
también es de treinta días, contados a partir de la constatación legal de los hechos irregulares o
delictivos antes descritos.
El recurso debe interponerse ante el órgano que dictó el acto, pero debe ser resuelto por el
órgano superior. Por su parte, el plazo de resolución es de diez días, por aplicación del artículo
1, inciso e), apartado 4 de la LPA.

Denuncia de ilegitimidad.
El interesado, según la LPA, no tiene derecho a interponer los recursos administrativos luego de
vencido el plazo legal o reglamentario. Es decir, el particular debe interponer los recursos en
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plazos breves y fatales con el propósito de agotar así las vías administrativas y —si no lo
hizo— ya no puede hacerlo.
Los plazos son tan breves y las consecuencias tan graves que el propio legislador previó ciertas
válvulas de escape. Así, el planteo del recurso en términos extemporáneos - más allá del plazo
normativo - es considerado, según la ley, como denuncia de ilegitimidad y debe tramitar como
tal.
En el caso del recurso administrativo (interpuesto dentro de los plazos estimados por la LPA),
el Ejecutivo debe tramitarlo y resolverlo y, por su parte, el interesado tiene el derecho de
recurrir, luego, judicialmente la decisión estatal. Mientras que en la denuncia de ilegitimidad,
el Ejecutivo solo está obligado a su tramitación y resolución siempre que, según su criterio, no
existan razones de seguridad jurídica que impidan su impulso, o que el interesado haya
excedido razonables pautas temporales. A su vez las decisiones administrativas en el marco del
trámite de la denuncia de ilegitimidad no son revisables judicialmente.
Según el manual de Balbín, no debe negarse, en ningún caso, el control judicial. Tengamos
presente que el recurso fuera de término sólo procede en tanto el trámite no vulnere el principio
de seguridad jurídica y pautas temporales razonables. En efecto, si el trámite cumple con estos
recaudos, según el criterio del órgano administrativo y judicial, el procedimiento debiera ser
igual que el del recurso administrativo temporáneo.
Por último, cabe agregar que el órgano ante el cual debe interponerse el recurso extemporáneo,
así como el órgano competente para resolverlo y el trámite que debe seguirse, son los mismos
que en el caso del recurso administrativo temporáneo respectivo.

Aclaratoria
Para algunos autores no es un recurso, porque no arregla defectos en la decisión de la
Administración sino un defecto de expresión: se le pide al órgano que dictó el acto (ya
notificado) que explique o aclare ambigüedades o contradicciones del mismo. Para
Cassagne en cambio es un recurso.
Se puede pedir la aclaratoria dentro de los 5 días de dictado el acto en controversia. El
mismo órgano deberá resolverlo en los 5 días desde que se presentó dicha solicitud.

Queja
Se dice que es un reclamo administrativo que interpone la parte interesada durante el
curso del procedimiento contra el agente público (no contra el acto administrativo) con
el fin de subsanar defectos, deficiencias o incumplimiento de plazos en los trámites
derivados de la inacción o inactividad de aquel.
Se puede presentar por defectos en la tramitación e incumplimiento de plazos. No es un
recurso, porque su fin no es impugnar un acto. No tiene plazo de interposición y dentro
del reglamento no está tratado junto a los demás recursos.
Nacho 2021 UNLAM

Una vez presentado, es resuelto por el superior jerárquico inmediato al sujeto


reclamado. Y si bien no hay plazos para la interposición, su resolución se debe brindar
dentro de los 5 días de presentada la queja. La resolución es irrecurrible.

Rectificación de errores materiales.


No es un recurso, pero sirve para corregir errores menores (artiméticos, matemáticos)
siempre que no se altere lo sustancial del acto.

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