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La planta de la avena se adapta perfectamente a los climas fríos y húmedos y está cada
vez más difundida en los países del norte de Europa.
Es el cereal más rico en proteínas, vitaminas, grasa y celulosa. Por su alto valor energético,
se aconseja su consumo en períodos de frío.
En los países mediterráneos se utiliza sobre todo para la alimentación animal y en los
países nórdicos en la alimentación humana. En Inglaterra hay un plato a base de papilla o
copos de avena, el porridge y en Escocia, las gachas.
El grano de avena está encerrado en una envoltura llamada gluma; pero antes de utilizar
el grano hay que descortezarlo, proceso que no hace que pierda ninguno de sus
componentes nutritivos. Una vez desprovistos los granos de esta corteza exterior, se
pueden moler para obtener harina, tostar, cocer al vapor o aplastar para ser convertidos
en copos.
Los copos de avena son los granos de avena enteros, cocidos al vapor y prensados. Suelen
espolvorearse sobre la corteza de panes y panecillos.
Antes de su cocción hay que lavarla cuidadosamente para así eliminar todas las impurezas
que contiene, cambiando continuamente el agua. Después se vierten los granos en una
olla con el triple de su volumen en agua. Al arrancar el hervor, salar y tapar y dejar cocer a
fuego lento unos 50 min. Una vez cocidos los granos, escurrirlos.
La harina antes de utilizarla, hay que tostarla en una cazuela a fuego lento hasta que se
dore. Es ideal para panes y pasteles. Los oatcakes escoceses, scones o el shortbread,
elaborado con mantequilla y azúcar. O los bannocks, tortas elaboradas con masa de pan a
las que se le añaden pasas, que se consumen en el desayuno.
Los granos son utilizados para preparar sopas y porridge.
HARINA DE AVENA