INTRODUCCIÓN
Este año ha sido muy especial para nosotros porque somos la promoción
de la Beatificación de la Madre Clara y la conmemoración de los ochenta
años de nuestro querido Colegio Santa Clara. Por eso, venimos
rebosantes de alegría.
Nos reunimos para agradecer a nuestro Padre Celestial por este día tan
especial, en el que celebramos el cierre de una etapa que empezamos
hace doce años y que nos impulsa a continuar por la senda de la
excelencia.
Yo, hermanos, no creo haberlo alcanzado todavía. Pero una cosa hago:
olvido lo que dejé atrás y me lanzo a lo que está por delante, corriendo
hacia la meta, para alcanzar el premio a que Dios me llama desde lo alto
en Cristo Jesús.
PALABRA DE DIOS
Salmo responsorial (Salmo 25 4- 12)
Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, unos el ciento, otros el
sesenta y otros el treinta por uno. El que tiene oídos para oír, oiga.
Una luz:
La vida de nuestros padres se ha consumido poco a poco por amor a
nosotros y para transmitirnos la luz de su fe y de su experiencia.
Una luz:
La entrega de aquellos seres queridos que ante la ausencia de nuestros
padres se han olvidado de todo egoísmo para acompañarnos y
fortalecernos en el camino de la vida.
Una luz:
Las enseñanzas recibidas de tantas personas que en Santa Clara, con su
testimonio de vida, acrisolaron nuestro corazón en el fuego de tu amor.
Una luz:
La vida de cada uno de nosotros, promoción 2018, aún pequeña y frágil
luz, está llena de sueños e ilusiones y sobre todo de confianza en que tú
mismo nos ayudarás a vencer los vientos que la quieran apagar.
(Van subiendo al presbiterio con las ofrendas)
Queremos alumbrar en este mundo haciendo vida nuestro lema: “LOS
DE SANTA CLARA SIEMPRE CLAROS”.
NOTA: El sacerdote hace la oración final y da la bendición, pero aún no dice: “Pueden ir
en paz”. Los estudiantes leen la CONSAGRACIÓN A LA VIRGEN MARÍA.
El sacerdote da la bendición, empieza el canto de salida, los estudiantes pasan a dejar
la rosa a la Virgen María y salen de la Capilla.
Oración Final
María, cuántas veces de niños y de jóvenes
nos hemos acercado a Ti,
nuestra virgen del Colegio,
confidente de nuestras lágrimas de niños,
de nuestra penas y anhelos de jóvenes,
de nuestras luchas cotidianas,
de nuestros temores y esperanzas.