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MONICIÓN DE ENTRADA
Sean todas y todos bienvenidas y bienvenidos esta noche a la Casa del
Señor. Nuestra comunidad parroquial y el Ciclo de Cultura Básica “Haydee
Cárdenas” –representada aquí por su personal, representantes, estudiantes y
amistades- sienten especial gusto al reunirse en este día en torno a Jesucristo
vivo y resucitado, en la oportunidad de darle gracias por la culminación de un
nuevo ciclo escolar representado en su XXXII Promoción de Bachilleres en
Ciencias que mañana egresa de esta casa de estudios.
Sin importar cuánto nos cueste lograr un éxito en la vida o cuántas
dificultades hayamos tenido que enfrentar hasta el día de hoy, debemos entender
que somos criaturas llamadas a la vida con un propósito bien definido: hemos de
dar frutos buenos para Dios, estando conscientes de que Dios intervendrá -
siempre que lo necesitemos y lo busquemos- en medio de cualquier situación, por
lo cual la alabanza y la gratitud deben relacionarnos con nuestro Señor.
Con profunda alegría pongámonos de pie para recibir al celebrante y a los
graduandos, quienes portan la Palabra de Dios, imagen del saber más profundo y
de la trascendencia del ser humano.
PRIMERA LECTURA (Jeremías 1,1.4-10)
Lectura del libro del profeta Jeremías
Palabras de Jeremías, hijo de Helcías, de los sacerdotes residentes
en Anatot, territorio de Benjamín. Recibí esta palabra del Señor:
«Antes de formarte en el vientre, te escogí; antes de que salieras
del seno materno, te consagré: te nombré profeta de los gentiles.»
Yo repuse: «¡Ay, Señor mío! Mira que no sé hablar, que soy un
muchacho.»
El Señor me contestó: «No digas: "Soy un muchacho", que adonde
yo te envíe, irás, y lo que yo te mande, lo dirás. No les tengas
miedo, que yo estoy contigo para librarte.» Oráculo del Señor.
El Señor extendió la mano y me tocó la boca; y me dijo: «Mira: yo
pongo mis palabras en tu boca, hoy te establezco sobre pueblos y
reyes, para arrancar y arrasar, para destruir y demoler, para edificar
y plantar.» Palabra de Dios
Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú.
Dios mío, líbrame de la mano perversa. R/.
10. Por nuestra amada Venezuela, para que todos los que en ella
vivimos nos demos cuenta de la responsabilidad que cada uno,
cada una tenemos de hacer de esta “tierra de gracia” un “país de
gracia”, ROGUEMOS AL SEÑOR.