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Presidente: Señor Jesús, Dios de la Vida, en este día en el que tú nos convocas, estamos aquí como Iglesia Parroquial,
como Iglesia misionera, queremos adorarte, queremos permanecer en tu presencia, queremos escucharte.
Queremos tomar conciencia y agradecer el don precioso de ser Iglesia, de ser parroquia, junto a esto, también
deseamos que nos ayude a reflexionar juntos.
Silencio
Abramos nuestra vida a este nuevo impulso del Espíritu y construyamos entre todos un día inolvidable. Vamos a estar
una hora con Jesús. No es un sacrificio, es una gracia, una predilección. Digamos desde nuestro interior: Gracias,
Señor, porque nos permites estar contigo.
Siempre estamos en tu presencia, pero ahora con más intensidad. Nuestro estar aquí es la presencia del amigo en un
momento delicado para el amigo.
Al amigo le duele que le dejemos solo. ¿No habéis podido velar ni siquiera una hora conmigo?, dijo Jesús a los discípulos
que lo acompañaron en el Getsemaní. Ahora entremos con Él en el Huerto, en el lugar de encuentro con la voluntad de
Dios Padre y sintamos que Jesús te reconoce, te llama por tu nombre, como a Pedro, Santiago y Juan; y cuándo él
pronuncia tu nombre, te recrea. Te ama. Digamos todos:
Queremos, Jesús, estar contigo.
Queremos recordar tus palabras,
benditas palabras.
Queremos poner nuestro corazón junto a tuyo,
y captar tus sentimientos.
Señor concédenos vivir el don de este día,
que podamos maravillarnos de tu amor,
que descubramos un nuevo rostro en el hermano,
que vivamos sin prisas, sin inquietudes.
Es posible que hayamos escuchado muchas veces tu Palabra
pero no por ello deja de ser nueva hoy.
Nos recuerda San Pablo que la Palabra de Dios es viva y eficaz.
Con esta seguridad vamos a escuchar esta Palabra y
dejar que nos caldee el corazón.
SALMO 102
Bendice al Señor, alma mía,
y todo mi ser bendiga su Santo Nombre
bendice al Señor, alma mía
y no te olvides de sus beneficios.
Pues el Señor perdona tus pecados
Y tus dolencias cura
Él rescata tu vida del sepulcro
Y te colma de amor y de ternura.
El Señor es clemente y bondadoso,
lento al enojo y pronto para perdonar
no está siempre acusando
no rencor por los siglos alimenta.
Como un Padre es amoroso con su hijo
así es tierno el Señor con quien lo invoca;
pues él sabe bien de lo que estamos hechos
y no olvida de que somos de barro débil.
El amor del Señor por siempre permanece
y su justicia llega hasta sus hijos
de generación en generación
para aquellos que cumplen con su alianza
y sus leyes recitan y obedecen.
El que dirige:
“Y la multitud de los que habían creído eran un solo corazón y una sola alma.” El sueño de la unidad era el sueño de
Jesús. “Que todos sean uno para que el mundo crea.” Es la petición que Jesús le hace a su Padre poco antes de entregar
su vida.
La fachada del templo que ornamenta el altar en honor a Jesús Eucaristía, quiere representar nuestra parroquia, ella
requiere el color que le damos cada uno con nuestra vida, con nuestras ilusiones, con las ganas de ser luz para los
demás, con nuestras esperanzas y también con nuestras tristezas, enfermedades y sufrimientos, CON TODO Y
TODOS, HACEMOS PARROQUIA, HACEMOS IGLESIA.
Por ello ahora vamos a darle vida y color, vamos a escribir cada uno de nosotros nuestro nombre en un papel y como
ladrillos los iremos colocando para que veamos que la parroquia la construimos entre todos, todos somos importantes
y necesarios, todos tenemos nuestro lugar y misión. Al igual que de ser madre, padre o hijo uno no se jubila, tampoco
de formar parte de esta gran Familia parroquial. Gracias por estar aquí y formar familia conmigo y con el que tienes
sentado delante y detrás y…todos unidos mostramos el rostro de Cristo al mundo. Mientras tanto…
Cantamos: Juntos como hermanos.
Juntos como hermanos
Miembros de una iglesia
Vamos caminando
Al encuentro del señor
Un largo caminar
Por el desierto bajo el sol
No podemos avanzar
Sin la ayuda del señor
Unidos al rezar,
Unidos en una canción
Viviremos nuestra fe
Con la ayuda del señor
Tu palabra…
Tu palabra...
Tu palabra...
Por la parroquia vela por el futuro de la Iglesia ministerial (ora por las vocaciones)
Gracias Señor por este momento de oración y encuentro contigo.
Ayúdanos Señor a no buscar el protagonismo;
a aprender de Ti a ser servidor de todos,
con la conciencia que hay más alegría en dar que en recibir.
Que esta sea una ocasión para tomar conciencia y
poner medios concretos para vivir el amor auténtico.
Gracias por mi parroquia.
Que seamos un rincón cálido.
un lugar donde nos queramos y
respetemos, un espacio donde,
unidos, nos esforcemos todos por tu
Reino y seguirte.
Que nos conozcan, Señor, por
vibrar y soñar con lo que tú vibraste
y soñaste.
Gracias por los niños y
los jóvenes, por los mayores y los
ancianos.
Todos formamos una
comunidad.
Tú los conoces personalmente:
conoces su nombre y su apellido,
sus virtudes y sus defectos,
sus alegrías y sus penas,
su fortaleza y su debilidad,
sabes toda su historia;
los aceptas como son
y los vivificas con tu Espíritu.
Señor que cada uno sirva para algo en la Iglesia.
Infunde tu llamada a realizar un ministerio en favor de todos.
Mira a los que haz llamado a la vida sacerdotal o religiosa,
que sean fieles ha dicho ministerio y,
fortalecidos por el Espíritu,
venzan los obstáculos y tentaciones en la respuesta a su vocación.
Suscita espíritus dispuestos
a realizar los diversos ministerios
necesarios para la evangelización y
servicios en tu Iglesia parroquial.
El que dirige: Jesús se acercó a ellos y les habló así: "Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra; vayan,
pues, y hagan discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y
enseñándoles a guardar todo lo que yo les he mandado. Y he aquí que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin
del mundo"(Mt 28, 18-20).
El que dirige: Jesús Eucaristía, Pan Partido para dar vida al mundo, gracias porque nos has llamado a seguirte, porque
nos invitas constantemente a escucharte, a permanecer a tu lado, a compartir la vida contigo.
Todos: Gracias.
El que dirige: Jesús Eucaristía, Pan Partido para dar vida al mundo, gracias porque nos llamas a la conversión,
vigorizándonos para dejarlo todo e ir tras de Ti, cambiando nuestra forma de pensar y de vivir, aceptando la cruz de
cada día, que es tu misma cruz; en la conciencia de que morir es alcanzar la vida.
Todos: Gracias.
El que dirige: Jesús Eucaristía, Pan Partido para dar vida al mundo, gracias porque nos llamas a conocerte, amarte y
servirte; porque nos acompañas a través de la vida sacramental fortaleciendo nuestra conversión inicial.
Todos: Gracias.
El que dirige: Jesús Eucaristía, Pan Partido para dar vida al mundo, gracias porque nos llamas a vivir en comunidad,
participando de la vida de la Iglesia, en el encuentro con los hermanos, en una vida fraterna y solidaria.
Todos: Gracias.
El que dirige: Jesús Eucaristía, Pan Partido para dar vida al mundo, gracias porque nos llamas a compartir con otros,
la alegría de ser enviados, gracias porque compartiendo tu misma misión nos haces constructores del Reino.
Todos: Gracias.
El que dirige: Como comunidad llevada por el Espíritu te presentamos Jesús, Pan de vida, las necesidades de nuestros
hermanos con esta súplica: Envíanos, Señor tu Espíritu.
El que dirige: Por el continente europeo, para que aumentes en número y santidad las vocaciones sacerdotales,
religiosas y misioneras, así mismo te pedimos que en las familias acrecientes el amor a la vida y la capacidad de gozar
de ella. Oremos.
Todos: Envíanos, Señor tu Espíritu.
El que dirige: Por el continente africano, para que cada uno de los cristianos viva con autenticidad, buscando siempre
el servicio, haciendo de África la familia de Dios. Oremos.
Todos: Envíanos, Señor tu Espíritu.
El que dirige: Por el continente asiático, para que a través del diálogo, la Iglesia enfrente el reto de la evangelización
en el concierto disonante y complejo del mundo contemporáneo.
Todos: Envíanos, Señor tu Espíritu.
El que dirige: Por el continente de Oceanía, para que vea compensada con dones y carismas la generosa ayuda donada
a través de sus discípulos y misioneros, más allá de sus fronteras. Oremos.
Todos: Envíanos, Señor tu Espíritu.
El que dirige: Por nuestro continente americano, para que avives en nosotros la conciencia misionera, y llenos del
Espíritu Santo sepamos leer los signos de los tiempos, manifestando a cada uno de nuestros hermanos la ternura de
tu amor a través de gestos, sentimientos y actitudes humanizantes. Oremos.
Todos: Envíanos, Señor tu Espíritu.
El que dirige: Por nuestra Iglesia, para que dóciles a la acción del Espíritu, aprendamos a vivir en fidelidad a Ti Señor
Jesús y a la humanidad, en estado permanente de misión. Oremos.
Todos: Envíanos, Señor tu Espíritu
Letanía
Señor, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros Cristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial. Ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo redentor del mundo. Ten piedad de nosotros.
Dios, Espíritu Santo. Ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, que eres un solo Dios. Ten piedad de nosotros.
Santa María. Ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios. Ruega por nosotros
Santos apóstoles. Hacednos apóstoles de Cristo.
Santos apóstoles Pedro y Pablo. Conservadnos la fe.
Santos evangelistas. Hacednos predicadores de Cristo.
Santos mártires. Hacednos testigos de Cristo.
Santos confesores. Hacednos seguidores fieles de Cristo.
Todos los santos de Dios. Rogad por nosotros.
Por el misterio de tu encarnación. Sálvanos, Señor.
Por tu nacimiento. Sálvanos, Señor.
Por tu bautismo. Sálvanos, Señor.
Por tu pasión y muerte. Sálvanos, Señor.
Por tu resurrección. Sálvanos, Señor.
Por tu admirable ascensión. Sálvanos, Señor.
Por la venida del Espíritu Santo. Sálvanos, Señor.
En el día del juicio. Sálvanos, Señor.
Por la conservación, el florecimiento y la santidad de la
Iglesia. Te rogamos, Señor.
Por el Sumo Pontífice, para que le otorgues gracias de
santidad y le asistas con tu Espíritu en el gobierno de la
Iglesia. Te rogamos, Señor.
Por los Obispos, los sacerdotes, los religiosos y los
seglares para que sean siempre fieles a la doctrina y a la
disciplina de la Iglesia, y vivan adheridos al Vicario de
Cristo. Te rogamos, Señor.
Por los sacerdotes, los religiosos y las almas
consagradas, para que fieles a su vocación, sean
testimonio de vida cristiana y acrecienten cada día su
celo apostólico. Te rogamos, Señor.
Por los seglares, para que conscientes de su compromiso
bautismal, se esfuercen por instaurar el Reino de Cristo
en su propio corazón y en los ambientes en los que se
desenvuelve su vida familiar y profesional. Te rogamos, Señor.
Por la unión de todos los cristianos en una sola fe bajo el
Vicario de Cristo. Te rogamos, Señor.
Por la conversión de todos los hombres a la verdad del
Evangelio. Te rogamos, Señor.
Por todos los perseguidos a causa de tu nombre. Te rogamos, Señor.
Por la defensa de tu Iglesia frente a sus adversarios. Te rogamos, Señor.
Por la conservación y el florecimiento de la familia
cristiana. Te rogamos, Señor.
Por la formación y la educación cristiana de la juventud. Te rogamos, Señor.
Por la irradiación del Evangelio sobre los hombres de la
ciencia y de la técnica. Te rogamos, Señor.
Por el incremento del espíritu cristiano en el mundo del
trabajo. Te rogamos, Señor.
Por todos los que gobiernan los pueblos, para que lo hagan
con justicia, equidad y respeto a tus derechos. Te rogamos, Señor.
Por los pobres, los enfermos y cuantos sufren en el
cuerpo o en el espíritu. Te rogamos, Señor.
Por la paz, la tranquilidad y el progreso de los pueblos. Te rogamos, Señor.
Por la conversión de los pecadores. Te rogamos, Señor.
Por todos nuestros seres queridos que has llamado ya a
tu presencia, para que gocen del descanso eterno. Te rogamos, Señor.
Por todo el pueblo de Dios. Te rogamos, Señor.
Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, que has querido fundar todas las cosas en tu Hijo muy amado, Rey del universo; haz que
toda la creación, liberada de la esclavitud del pecado, sirva a tu majestad y te glorifique sin fin. Por Cristo nuestro
Señor. Amén.
El que dirige
Bendito sea Dios.
Bendito sea su Santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo verdadero Dios y verdadero Hombre.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendito sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Consolador.
Bendita sea la Incomparable Madre de Dios la Santísima Virgen María.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el Nombre de María Virgen y Madre.
Bendito sea San José su casto esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.
Oremos:
Oh Dios, que en este sacramento admirable
nos dejaste el memorial de Tú pasión;
Te pedimos nos concedas venerar de tal modo
los sagrados misterios de Tu Cuerpo y de Tu Sangre,
que experimentemos constantemente en nosotros
el fruto de Tu redención.
Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos.
Amen.