AUDITORÍA

Autor:
Salvador Sánchez Jiménez
Dr. Ciencias Económicas
Ldo. Grado en Derecho

Acontecimientos ocurridos
tras el cierre de los estados
contables y expectativas
defraudadas: impacto
del «COVID-19» sobre los
estados contables de la
empresa y la opinión del
auditor (II y última parte)
En este trabajo planteamos los principales problemas que pueden evidenciarse del estudio de
los acontecimientos posteriores, como es el caso de la identificación de pasivos, riesgos, contin-
gencias, y problemas de continuidad del negocio, planteando la casuística que el problema de
COVID-19 va a generar sobre los estados contables del ejercicio 2019. Finalmente planteamos el
problema de las expectativas defraudadas y las limitaciones de los informes de auditoría con los
problemas del análisis de hechos posteriores, o la valoración de riesgos empresariales.

PAlAbRAs clAve
COVID-19, acontecimientos posteriores, gestión continuada, Gap de expectativas.
E
n esta segunda parte del artícu-
lo, planteamos el problema de
las expectativas defraudadas y
las limitaciones de los informes
de auditoría en relación con los problemas
del análisis de hechos posteriores, la valo-
ración de riesgos empresariales y las limita-
ciones que tiene los informes de auditoría,
consecuencia del desequilibrio existente en-
tre la función de oferta y demanda de estos
servicios.
VIABILIDAD DE LA EMPRESA Y
EXPECTATIVAS DEFRAUDADAS
Antecedentes
El debate sobre expectativas defraudadas de
auditoría «gap de expectativas» no es una
cuestión novedosa, sino que ya viene plan-
teándose desde finales del siglo XIX, si bien
los pronunciamientos con mayor trascenden-
cia hemos de situarlos a partir de 1970. Así
en 1974, la denominada Comisión Cohen(1),
y en 1978, el Comité Metcalf(2) ya reconocían
la importancia que la auditoría tenía respecto
a la viabilidad de las empresas y la respon-
(1) En 1974, el American Institute of Certified Public
Accountants (AICPA) planteó una serie de consideracio-
nes y recomendaciones en relación con la existencia de
expectativas defraudadas respecto de lo que espera el
público de una auditoría y la responsabilidad del auditor
por su trabajo. Estos trabajos se conocen con el nombre
de Comisión Cohen.
(2) Este Comité se constituyó como consecuencia de
una serie de escándalos financieros que se habían pro-
ducido en esas fechas, y que habían diezmado la con-
fianza de los inversores en la calidad de la información
económico-financiera que suministraban las empresas.
www.tecnicacontableyfinanciera.es
111
AUDITORÍA
:: Salvador Sánchez Jiménez ::
sabilidad del auditor en poner de manifiesto
cualquier duda respecto a su continuidad.
Posteriormente, en 1992, y tras la aparición
de nuevos escándalos financieros, entre los
que puede citarse el caso Maxwell o el BCCI,
a instancias de las autoridades bursátiles, se
constituyó el Comité Cadbury, en cuyo infor-
me se vuelve a plantear la falta de conexión
existente entre los destinatarios de los infor-
mes de auditoría y los auditores, junto con
otra serie de consideraciones de especial
relevancia, entre las que destaca la falta de
objetividad existente en los informes de au-
ditoría según la opinión de los usuarios de los
informes(3).
En ese mismo año de 1992 también se cons-
tituyó por parte de la Comisión de Opera-
ciones de Bolsa, conjuntamente con la Com-
pañía Nacional de Auditores de Cuentas, un
grupo de trabajo «para estudiar y proponer
reglas de deontología profesional para los
auditores de cuentas que intervienen en las
compañías que cotizan» (Gonzalo y Serra-
no, 1998). Fruto de sus trabajos vio la luz en
1993 el denominado «Informe del Grupo de
trabajo sobre deontología de los auditores
de cuentas en las sociedades que emiten títu-
los negociables en los mercados de valores»,
o informe «Le Portz».
C omo señalan los profesores Gonzalo
Angulo y Serrano Moracho (1998)
este informe «se dedica casi unilateralmente
a la independencia de los auditores a la hora
de ejecutar su trabajo desde la perspectiva
de la prestación de los servicios de asesoría
prestados por los propios auditores o por
otras compañías vinculadas al mismo gru-
po que el auditor de cuentas», por lo que
el mismo no cumplió con las expectativas
creadas.
(3) Precisamente en 1993 entró en vigor el SAS 600
en el que se produjo una modificación de los informes
de auditoría cuyo objetivo era precisamente mejorar el
problema existente relativo a la falta de conexión de los
informes con los usuarios de los mismos (AIPCA, 1993).
La experiencia ha demostrado que el problema está aún
sin solucionar.
:: número 3o :: mayo 2o2o ::
112
En 1996 se hicieron públicos dos documen-
tos de especial importancia que trataban de
dar respuesta a los problemas y situación de
la auditoría en el seno de la Unión Europea.
Uno de ellos es el informe encargado por la
Comisión Europea al Centro de Investigación
de Contabilidad y Auditoría de Maastricht —
informe MARC(4) (Maastrich Accounting and
Auditing Research Center)-, y otro el elabo-
rado por el sector auditor (la Federación de
Expertos Contables Europeos —FEE—). El
primero de ellos se centra en el análisis de
la problemática de la auditoría en lo relativo
a su faceta como actividad profesional (for-
mación y requisitos exigidos al auditor, nor-
mativa sobre independencia, normativa sobre
régimen de responsabilidad, etc.); el segundo
trata de dar respuesta a las preocupaciones
de los profesionales y sociedades de audi-
toría (libre forma jurídica de las sociedades
de auditoría, eliminación de las restricciones
para el ejercicio de la consultoría y asesoría,
autorregulación de la profesión, etc.).
(4) Para el profesor Sánchez Fernández de Valderrama
(1998) son dos las recomendaciones básicas que reali-
za este informe: la principal recomendación es que se
establezca un mercado único de servicio de auditoría,
siendo necesario por tanto eliminar las restricciones le-
gales sobre la propiedad, dirección y control de las firmas
y sociedades de auditoría. La segunda recomendación
viene referida a la calidad de la auditoría en el entorno
comunitario, para lo cual es necesario garantizar la in-
dependencia, competencia, contenido y responsabilidad
del auditor.
Las recomendaciones finales del informe pueden quedar
resumidas en las siguientes cuestiones:
- Liberalización de las restricciones sobre alcance de los
servicios, fijación de precios no en función del trabajo
real efectuado, oferta de servicios no solicitados, publi-
cidad, rotación y duración de los contratos.
- Control de la independencia del auditor, como la pro-
hibición de contratación como empleado o directivo
de la dirección de las empresas auditadas y o su impli-
cación en la administración de dichas empresas.
- Formación flexible y continuada del auditor.
- Búsqueda del equilibrio entre motivación suficiente del
auditor para que ofrezca servicios de alta calidad y ren-
tabilidad de la actividad realizada, dado el elevado nivel
de riesgo que comportan dichos servicios.
- No estipular por ley el grado de responsabilidad del
auditor.
- Otorgar libertad al auditor para llegar a acuerdos so-
bre responsabilidad con sus clientes.
- Establecer seguros de indemnización.
- No restringir las formas societarias que puedan adop-
tar las sociedades de auditoría.
 AcOnTecImIenTOs OcURRIDOs TRAs el cIeRRe De lOs esTADOs cOnTAbles
y exPecTATIvAs DefRAUDADAs: ImPAcTO Del «cOvID-19» sObRe lOs esTADOs
cOnTAbles De lA emPResA y lA OPInIón Del AUDITOR (II y úlTImA PARTe)
Ambos documentos pueden ser considera-
dos como los antecedentes del Libro Verde
sobre la Función, Posición y Responsabilidad
del Auditor Legal en la Unión Europea(5). En
este informe se «vuelve a reconocer la exis-
tencia de puntos de vista no unificados sobre
los extremos citados en el título del informe,
lo que supone un panorama divergente, tan-
to en lo relativo a la calidad de las auditorías
como a la libertad de establecimiento de
los auditores en los diferentes países de la
Unión» (Gonzalo y Serrano, 1998).
P ara los profesores García Benau y Vico
Martínez (1998) la aparición del Libro
Verde ha supuesto «el reconocimiento su-
pranacional de la importancia de los proble-
mas que subyacen en el gap de expectativas»
en relación con el fraude, la evaluación de la
continuidad de la gestión y los informes de
auditoría.
A nivel español, el Instituto de Auditores
Censores Jurados de Cuentas de España
hizo público, en 1997, el Libro Blanco sobre
la Auditoría de Cuentas en España, señalán-
dose en sus primeras páginas que la Ley de
Auditoría de 1988 no consiguió responder a
las expectativas esperadas. Así, si bien cada
vez es más necesaria información oportuna,
relevante y fiable por parte de los inversores
y de la sociedad en general, esta no ha sido
satisfactoriamente cubierta por parte de la
profesión auditora, existiendo el mismo vacío
de expectativas que el planteado en etapas
anteriores.
El preámbulo de la Ley 22/2015, de 20 de
julio, de Auditoría de Cuentas, recoge lo si-
guiente:
«Esta actividad, por su contribución a la trans-
parencia y fiabilidad de la información econó-
mico financiera de las empresas y entidades
auditadas, constituye un elemento consustan-
cial al sistema de economía de mercado reco-
gido en el artículo 38 de la Constitución. Así, se
configura como aquella que, mediante la utili-
(5) DOCE 96/C 321/01, de 28 de octubre de 1996.
zación de determinadas técnicas de revisión,
tiene por objeto la emisión de un informe acer-
ca de la fiabilidad de la información económica
financiera auditada, sin que se limite a la mera
comprobación de que los saldos que figuran
en sus anotaciones contables concuerdan con
los ofrecidos en las cuentas que se auditan,
ya que las técnicas de revisión y verificación
aplicadas permiten, con un alto grado de cer-
teza, dar una opinión técnica e independiente
sobre la contabilidad en su conjunto y, además,
sobre otras circunstancias que, afectando a la
vida de la empresa, no estuvieran recogidas en
dicho proceso.»
Como podemos observar, la Ley de Audito-
ría introduce la idea que el auditor va a dar
su opinión sobre la contabilidad y sobre otras
circunstancias que pudieran afectar a la vida
de la empresa.
Posteriormente incorpora otra cuestión es-
pecialmente relevante, si bien sólo afecta a las
entidades de interés público:
“… Posteriormente, la Ley 37/1998, de 16 de
noviembre, de reforma de la Ley 24/1988, de
28 de julio, del Mercado de Valores, dio una
nueva redacción a la obligación para los au-
ditores de cuentas de entidades sometidas al
régimen de supervisión del Banco de España,
de la Comisión Nacional del Mercado de Va-
lores y de la Dirección General de Seguros, de
comunicar rápidamente a dichas Instituciones
supervisoras cualquier hecho o decisión sobre
la entidad auditada de los que tuvieran co-
nocimiento en el ejercicio de sus funciones y
que pudieran afectar de forma relevante al
ejercicio de su actividad, a su continuidad, es-
tabilidad o solvencia, o en los casos en que la
opinión en su informe fuera denegada o des-
favorable o en los que se impidiese la emisión
del informe de auditoría.”
De lo expuesto anteriormente puede in-
ferirse que el auditor tiene la obligación de
realizar informar, tan pronto como sean iden-
tificados problemas que pudieran afectar, de
forma significativa, a la situación de solvencia
o continuidad de la empresa auditada.
www.tecnicacontableyfinanciera.es
113
AUDITORÍA
:: Salvador Sánchez Jiménez ::
Ahora bien, el título I de la Ley regula los as-
pectos esenciales de la actividad de auditoría,
aunque precisa que «… la auditoría que se
regula no supone garantía alguna respecto a
la viabilidad futura de la entidad auditada ni
de la eficiencia o eficacia con que la entidad
auditada haya dirigido o vaya a dirigir su acti-
vidad …». Esto supone, en nuestra opinión,
aseverar que la actuación del auditor no va
encaminada a cubrir las necesidades que la
sociedad demanda de su trabajo: la utilidad
pública va más allá de expresar una opinión
acerca de las cuentas anuales. Si el auditor
no realiza este trabajo, en un breve espacio
de tiempo serán otros profesionales los que
se encargarán de ofertar estos servicios muy
demandados por los usuarios de la informa-
ción (accionistas, entidades financieras, acree-
dores, etc.).
El problema de la continuidad de la
empresa
Como venimos exponiendo la información
económico-financiera de la empresa se ela-
bora a partir de modelos que pueden pre-
sentar un fuerte componente subjetivo. El
auditor expresa su opinión sobre las cuentas
anuales asumiendo esta subjetividad en tér-
minos de significabilidad e imagen fiel.
Si bien la imagen fiel constituye el pilar fun-
damental de los postulados contables, para
el profesor Tua (1982) “no existe una única
imagen fiel, sino que pueden existir diver-
sas imágenes de una misma realidad, de-
pendiendo de la orientación metodológica
adoptada para construir el sistema contable.
Y aquí también puede afirmarse que todas
estas imágenes pueden ser igualmente fie-
les, si el sistema ha sido elaborado correc-
tamente”. (6)
(6) Cuando la omisión de información, por no ser
especialmente relevante, o por no modificar el juicio
u opinión del destinatario de la información el conoci-
miento de la misma, o si el coste de la obtención de esa
información es superior al beneficio que pueda producir
al usuario en la adopción de una decisión, la misma no
tiene porqué incluirse en los estados financieros de la
empresa, no produciéndose con ello una distorsión de la
imagen fiel de la empresa.
:: número 3o :: mayo 2o2o ::
114
Para la consecución de la imagen fiel(7), la
Contabilidad dispone de una serie de “premi-
sas” a las que denominamos hipótesis básicas,
que rigen la elaboración de la información
financiera. Si bien la totalidad de estas hipóte-
sis han de considerarse a la hora de analizar
los acontecimientos ocurridos con poste-
rioridad al cierre del ejercicio, centraremos
nuestro análisis en aquéllas que pueden verse
más afectadas, así como algunas característi-
cas cualitativas relevantes para el estudio de
los hechos posteriores.
Con respecto a la relación existente entre los
acontecimientos posteriores y el principio de
empresa en funcionamiento, hemos de ma-
nifestar que a veces ocurren determinados
hechos, generalmente puestos de manifiesto
tras la fecha de cierre del ejercicio, que pudie-
ran aconsejar la modificación de los criterios
de determinación del valor patrimonial de la
empresa, por estar amenazada la continuidad
de la empresa.
Pérez Gordo (1996), quien a su vez hace re-
ferencia al Consejo Nacional de Comisarios
de Cuentas de Francia (CNCC), presenta
una lista donde recoge cuáles son los crite-
rios que han de ser tenidos en cuenta por el
auditor en relación con la gestión continua-
(7) Sobre este particular recomendamos la lectura
de la comunicación presentada por el profesor Gay de
Liébana al VIII encuentro de ASEPUC de Alicante en
1998. En la misma se pueden encontrar párrafos como
el siguiente: “La imagen fiel, esa especie de agnusdéi que
está por encima de todo y de todos nosotros, expresión
tan manida y sin embargo tan etérea, de la que se hace
uso pero igualmente en alguna que otra oportunidad
abuso, sigue adoleciendo de una noción más o menos
concreta, de una concepción más o menos idónea, de
una clarificación de opciones que se agolpan, de algo,
por así decirlo, como una aproximación a su credo que
se pueda percibir de una manera más precisa; vamos, de
resultados tangibles. ¿Qué es, en el plano de la realidad, la
imagen fiel para ciertos sujetos? Aquello que les interesa,
aquello que les viene en gana, aquello que mejor conjuga
con los fines que se persiguen... ¿Por qué tanta flexibili-
dad al hablar de la imagen fiel? Por cuanto los principios
y normas contables, muchas veces, abren las puertas a la
discrecionalidad, al libre albedrío, al antojo de cada cual.
En ocasiones, por su ambigüedad o por confusionismo y,
en otros parajes, por excesiva rigurosidad. ¡Qué grande
es la relatividad de la norma contable!” (Gay, 1998).
 AcOnTecImIenTOs OcURRIDOs TRAs el cIeRRe De lOs esTADOs cOnTAbles
y exPecTATIvAs DefRAUDADAs: ImPAcTO Del «cOvID-19» sObRe lOs esTADOs
cOnTAbles De lA emPResA y lA OPInIón Del AUDITOR (II y úlTImA PARTe)
da de la empresa. Entre los más importantes
pueden enumerarse los siguientes:
• Criterios basados en la situación financiera.
Entre ellos podemos citar: patrimonio neto
negativo; fondo de maniobra insuficiente o
que se deteriora claramente; situación de
tesorería negativa o que se agrava de tal
manera que sea preciso solicitar la renova-
ción o prórroga de vencimientos; imposi-
bilidad de renovar al vencimiento créditos
indispensables u obtención de financiación
suplementaria; exigencia por parte de ter-
ceros de garantías desorbitadas; búsqueda
de fuentes de financiación excesivamente
onerosas; quiebra de un deudor impor-
tante; abandono de la política habitual de
reparto de dividendos o dividendos distri-
buidos a pesar de importantes resultados
deficitarios; etc.
• Criterios basados en la situación económi-
ca. Entre ellos pueden citarse los siguien-
tes: capacidad de autofinanciación negati-
va (resultados de explotación insuficientes
como para cubrir las amortizaciones eco-
nómicas); pérdida de mercados importan-
tes o debilitamiento de la cartera de pe-
didos más allá de un nivel de rentabilidad;
desaparición de importantes fuentes de
ingresos, directamente o a través de filia-
les; importante y continuada subactividad
dentro de ciertos sectores de la empresa;
pérdida de licencias o patentes; etc.
La responsabilidad del auditor en relación
con la obligación de pronunciarse acerca
de la continuidad de la empresa(8) (going
concern), sobre todo con anterioridad a
que se produzcan situaciones de suspen-
siones de insolvencia o quiebras, consti-
tuye uno de los problemas a los que la
profesión no ha sabido dar respuesta por
el momento(9), pudiendo calificarse la si-
tuación actual como “lamentablemente
pendiente de solucionar”.
(8) Debemos recordar que el marco conceptual del
IASB estable como hipótesis fundamentales (principios
contables en términos del PGC) el “devengo” y “empre-
sa en funcionamiento”; por tanto, nos encontramos con
uno de los pilares fundamentales en los que se sustenta
el modelo contable internacional.
(9) En relación con el tratamiento dado a la continui-
dad de la empresa en los informes de auditoría, conside-
ramos de interés la lectura del trabajo que publicamos
en el número 15 (enero 2019) de la revista “Técnica
Contable y Financiera”, donde analizamos el tratamiento
dado a esta cuestión por parte de las Normas Interna-
cionales de Auditoría.
www.tecnicacontableyfinanciera.es
115
AUDITORÍA
:: Salvador Sánchez Jiménez ::
A nuestro juicio existe un vacío impor-
tante que justifica la crisis de credibilidad
existente en la actualidad por parte de los
usuarios de la información financiera en
relación con la validez de los informes de
auditoría y el alcance del trabajo realizado
por el auditor.
Estamos de acuerdo con el profesor Mallo
(1998) que “la inclusión en los informes de
auditoría estatutaria de información sobre
la problemática de la gestión continuada
de la empresa, o en su versión contraria la
evaluación de la posibilidad de suspensión
de pagos, quiebra o cese de las actividades,
ha sido una de las demandas más crecien-
tes de los usuarios externos y constituye
uno de los puntos centrales de la quiebra
de las expectativas entre el valor de los
servicios esperados y el valor recibido de
la auditoría”.
El PGC establece que “...la gestión de la em-
presa tiene prácticamente una duración ilimita-
da”. Ello viene a decirnos que si bien necesario
establecer intervalos de tiempo limitados que
nos permitan evaluar la gestión de los admi-
nistradores y conocer cuál es la situación eco-
nómica, financiera y patrimonial de la empresa,
hemos de asumir como hipótesis de trabajo la
continuidad de la empresa.»
Por su parte, la NIA-ES 570 “empresa en fun-
cionamiento” establece cuál es la responsabi-
lidad del auditor en relación con la utilización
por parte de la dirección de la hipótesis de
empresa en funcionamiento para la prepara-
ción de los estados financieros en los siguien-
tes términos:
«Responsabilidades del auditor.
6. El auditor tiene la responsabilidad de ob-
tener evidencia de auditoría suficiente y ade-
cuada sobre la idoneidad de la utilización por
parte de la dirección de la hipótesis de em-
presa en funcionamiento para la preparación
y presentación de los estados financieros, así
como de determinar si existe alguna incerti-
dumbre material con respecto a la capacidad
:: número 3o :: mayo 2o2o ::
116
de la entidad para continuar como empresa
en funcionamiento. Esta responsabilidad existe
aún en el caso de que el marco de información
financiera utilizado para la preparación de los
estados financieros no contenga un reque-
rimiento explícito de que la dirección realice
una valoración específica de la capacidad de
la entidad para continuar como empresa en
funcionamiento.
7. Sin embargo, como se señala en la NIA
2002, los posibles efectos de las limitacio-
nes inherentes sobre la capacidad del auditor
para detectar incorrecciones materiales son
mayores con respecto a hechos o condicio-
nes futuros que puedan dar lugar a que una
entidad cese en su funcionamiento. El auditor
no puede predecir dichos hechos o condicio-
nes futuros. Por consiguiente, el hecho de que
el informe de auditoría no haga referencia a
incertidumbre alguna con respecto a la conti-
nuidad como empresa en funcionamiento no
puede considerarse garantía de la capacidad
de la entidad para continuar como empresa
en funcionamiento.»
S in embargo, la función del auditor no es
la de predecir sucesos futuros, por lo
que la emisión de un informe sin salvedades
no supone que el auditor esté garantizando
la continuidad de la empresa, siendo precisa-
mente esta cuestión la que más afecta al gap
de expectativas: si bien el público espera una
manifestación expresa de cualquier problema
de esta naturaleza, los auditores tratan de
acotar al máximo su responsabilidad en esta
materia, debido, como señalan los profesores
Gonzalo Angulo y Guiral Contreras (1998),
a la ausencia de técnicas específicas que le
permitan obtener evidencia en este sentido.
Aunque la normativa contable determina
que es responsabilidad de los administra-
dores la aplicación del principio de empresa
en funcionamiento, este principio se aplica
mecánicamente. En el ámbito de la auditoría
se trata de un tema no exento de polémica,
siendo este vacío de expectativas uno de los
problemas más importantes. Las soluciones
aportadas por el momento parecen no ha-
 AcOnTecImIenTOs OcURRIDOs TRAs el cIeRRe De lOs esTADOs cOnTAbles
y exPecTATIvAs DefRAUDADAs: ImPAcTO Del «cOvID-19» sObRe lOs esTADOs
cOnTAbles De lA emPResA y lA OPInIón Del AUDITOR (II y úlTImA PARTe)
ber abordado la trascendencia e importancia
de este problema.
Cuando los administradores se plantean si re-
sulta de aplicación este principio, sobre todo
en situaciones críticas, requeriría que los ad-
ministradores se planteasen la posibilidad de
elaborar sus cuentas anuales bajo la hipótesis
de no continuidad. Esta última alternativa su-
pondría, de facto, el reconocimiento del final
de la empresa; es por ello que el escenario de
empresa en funcionamiento siempre va a ser
el que impere, salvo que se tenga muy claro
el escenario contrario. Ahora bien, ¿sólo una
exposición de los factores causante y miti-
gantes de las dudas existentes permite consi-
derar que las revelaciones dadas son suficien-
tes, inclusive a pesar de la incorporación de
un párrafo ad hoc en el informe de auditoría,
en el mejor de los casos, por la existencia de
una incertidumbre sobre la continuidad de la
empresa?
Si bien parece razonable que exista una
correlación positiva entre la existencia de
problemas de continuidad y la inclusión de
“salvedades” en los informes de auditoría por
gestión continuada, tal y como apunta Ruiz
Barbadillo y otros (1996) estudios realizados
por Taffler y Tisshaw (1977); Taffler y Tseung
(1984) y Citron y Taffler (1992) ponen de
manifiesto que en un alto porcentaje de las
empresas que quiebran no aparecen en sus
informes calificación alguna por gestión con-
tinuada, “de lo que puede inferirse la escasa
importancia que estas cuestión tiene en el
resultado final del trabajo del auditor”.
Estudios realizados por Campisi y Trotman
(1985) y Barnes y Huan (1993) constataron
la resistencia de los auditores a calificar a sus
clientes por gestión continuada, sin que en
ningún caso se cuestione su omisión, argu-
mentando falta de competencia o capacidad
profesional para detectar problemas de ges-
tión continuada, no habiendo sido detectada
la existencia de diferencias en el tratamiento
dado a estas cuestiones en función del tama-
ño del auditor (Ruiz Barbadillo y otros, 1996).
Por lo tanto, o bien los auditores no revelan
todo lo que se descubre, o bien éstos suelen
valorar muy positivamente los factores miti-
gantes de la duda o los planes de la gerencia
conducentes a solventar la continuidad de la
empresa.
La necesaria información sobre ries-
gos empresariales
El aumento del índice de empresas en quie-
bra, así como el incremento considerable del
número de empresas en crisis demandan, en
nuestra opinión, la necesidad de introducir en
los estados contables una mayor información
sobre proyecciones que reflejen cuál es la ac-
titud de los administradores en relación con
la incertidumbre que rodea al mundo de los
negocios.
La función del auditor no es la de predecir
sucesos futuros, por lo que la emisión de
un informe sin salvedades no supone que el
auditor esté garantizando la continuidad
de la empresa, siendo precisamente esta
cuestión la que más afecta al gap de
expectativas
Para Watts y Zimmerman (1986) la auditoría
asumió el papel de incrementar el valor de
las empresas en los mercados, desarrollando,
por tanto, una función importante en el pro-
ceso de transferencia de riqueza. La opinión
del auditor aporta una mayor confianza en la
calidad de la información suministrada por la
empresa, sobre todo si tenemos en cuenta
que la normativa contable ha optado por un
sistema de información en el que predomina
la fiabilidad de las cifras frente a la relevancia
y la oportunidad.
“Estudios a nivel internacional han identifica-
do como corolario general que los estados
financieros publicados están dirigidos a los
inversionistas... Aun así, se ha demostrado en
estudios técnicos que los inversionistas y los
analistas financieros asignan primordial im-
www.tecnicacontableyfinanciera.es
117
AUDITORÍA
:: Salvador Sánchez Jiménez ::
portancia a datos de proyección a futuro, lo
que por lo general no se reportan por vía del
modelo contable actual. También se ha des-
cubierto que los inversionistas con frecuencia
desconfían lo que las empresas comunican en
sus estados financieros”. (Rivera, 1991)
Sin duda que la crítica realizada por los inver-
sores a la falta de oportunidad de la informa-
ción contable, la existencia de dudas acerca
de la objetividad del trabajo del auditor, uni-
do, todo ello, a la existencia de asimetrías de
información, han tenido como consecuencia
más directa la pérdida de confianza en la in-
formación contable, lo que a nuestro juicio ha
podido perjudicar al funcionamiento de los
mercados financieros: el inversor se ha visto
obligado a buscar otros medios que le per-
mitan obtener información en la que poder
apoyar sus decisiones, aunque ésta no siem-
pre haya podido ser la más adecuada.
Las fuertes rentabilidades obtenidas en dé-
cadas pasadas, el empleo de métodos de
retribución de ejecutivos mediante opciones
sobre acciones —intentando de esta manera
vincular sus intereses a los de los accionistas-,
:: número 3o :: mayo 2o2o ::
118
la sobrevaloración del mercado de capitales,
unido al hecho de que muchos analistas fi-
nancieros tienen ligadas sus retribuciones a
la rentabilidad alcanzada, han motivado el
diseño de modelos financieros y de informa-
ción que la experiencia está demostrando
que resultan extremadamente arriesgados,
en gran parte ficticios, y con consecuencias
muy perjudiciales para el devenir de muchas
empresas(10).
Si a la escalada de escándalos financieros uni-
mos la respuesta que los auditores han dado
a los mismos, nos encontramos con un “gap
de expectativas” de tal magnitud que en la
actualidad se cuestiona seriamente la validez
y utilidad del trabajo de los auditores(11), ha-
biéndose extendido la idea que éstos prácti-
(10) En la actualidad existe una importante corriente
investigadora relacionada con la necesidad de compren-
der las prácticas contables empleadas por la gerencia de
las empresas, encaminadas a manipular el beneficio, o
“earnings management”.
(11) En la conferencia inaugural del VI Congreso de
AECA impartida por el Profesor Rivera, Catedrático
de Contabilidad de la Universidad de Notre Dame de
U.S.A., se señalaban las siguientes cuestiones:
“Uno puede preguntarse cómo ha sido posible esta
crisis de la Contabilidad en un país como Estados Uni-
dos, donde la profesión y sus estándares han alcanzado
supuestamente un alto grado de competencia y so-
fisticación...
... La explicación del problema es más fundamental y
puede no estar en si se cumple o no con determinados
principios, sino más bien si estos principios permiten la
preparación de información suficientemente relevante
y útil para el usuario, en relación con la empresa en
cuestión. Muchas de las quiebras recientes de las ins-
tituciones de ahorro se derivaron de inversiones emi-
nentemente riesgosas (por ejemplo, en bonos “junk” a
largo plazo) que perdieron su valor al darse cambios
en las condiciones del mercado o en la situación fi-
nanciera de los emisores. Estas expectativas a futuro
no son registradas por la contabilidad en su modalidad
actual, y por lo mismo, es difícil incluirlas en una revisión
de auditoría” (Rivera, 1991)
“Otro riesgo típico aludido es el que la empresa no
pueda continuar en marcha por haber registrado -en
el pasado- pérdidas materiales. Sin embargo, riesgos
tales como la posibilidad de perder mercado en el
futuro, aunque relevantes para inversionistas, no ca-
ben aún dentro del modelo contable actual. En otras
palabras, es posible que las cuentas reflejen fielmente
la situación financiera y de resultados históricos de la
empresa, pero que ésta representación muy fiel no sea
de utilidad o relevancia para el usuario, a pesar de que
éste piense que el modelo y la profesión contable ya la
proporcionan” (Rivera, 1991)
 AcOnTecImIenTOs OcURRIDOs TRAs el cIeRRe De lOs esTADOs cOnTAbles
y exPecTATIvAs DefRAUDADAs: ImPAcTO Del «cOvID-19» sObRe lOs esTADOs
cOnTAbles De lA emPResA y lA OPInIón Del AUDITOR (II y úlTImA PARTe)
camente dan cumplimiento a un mero trámi-
te, el cual resulta necesario por un imperativo
legal.
Como ya puso de manifiesto Baskin (1972),
las opiniones con salvedades no transmiten
generalmente noticias adversas acerca de las
empresas y sus estados financieros, por lo que
el contenido del informe de auditoría no suele
tener un impacto negativo en la decisión de
los inversores. Trabajos realizados con poste-
rioridad(12) han llegado a estas mismas conclu-
siones; sin duda que ello pone de manifiesto la
inoportunidad de los informes de auditoría(13)
para los mercados de capitales(14).
Ello está provocando una clara situación de
desequilibrio entre lo que se demanda del
trabajo del auditor y lo que éste ofrece, lo
que sin duda provoca la búsqueda de servi-
cios profesionales donde el parámetro más
importante es el precio, en detrimento del
que debería ser el más importante: la calidad.
Dado que los números incluidos en los esta-
dos financieros son cada vez más contingen-
tes, resulta de gran interés conocer la opinión
del auditor acerca del negocio del cliente y
los riesgos subyacentes; por los conocimien-
tos profesionales del auditor y de la empresa
auditada se hace necesario conocer cuál es
su opinión sobre la orientación estratégica
(12) Sobre este particular puede consultarse el trabajo
que los profesores Antonio Vico y Consuelo Pucheta pu-
blicaron en el número 641 de la revista “Técnica Conta-
ble” en mayo de 2002, bajo el título “Efectos del informe
de auditoría en las decisiones tomadas en los mercados
de capitales y entidades de crédito”, donde se presenta
un esquema de los trabajos que hasta ese momento se
habían publicado en relación con este tema.
(13) Autores como Baskin (1972), Alderman (1977),
Ball y otros (1979), Davis (1982), Elliott (1982), Chen
y Church (1996) o autores españoles como Del Brío
(1998) o Cabal (2000) han llegado a resultados que con-
firman la irrelevancia de los informes de auditoría para los
mercados financieros. Por el contrario, trabajos como los
realizados por Firth (1978), Chow y Rice (1982), Brown
y Levitan (1986), Fleak y Wilson (1994), Jones (1996) o
el trabajo de los españoles Gómez Aguilar, Larrán Jorge y
Ruiz Barbadillo (1999) llegaron a conclusiones contrarias.
(14) Precisamente es en el ámbito de los mercados
financieros donde más se ha testado empíricamente la
utilidad de los informes de auditoría.
de la entidad. Por desgracia, esta demanda no
ha sido asumida por el momento por parte
de la profesión auditora, la cual se encuentra
más cómoda opinando sobre el ciclo de tran-
sacciones y el cumplimiento de las reglas con-
tables, encontrándose muy reacia a dar una
solución a este problema de expectativas.
En España, la propia Ley 44/2002, de 22 de
noviembre, de Medidas de Reforma del Sis-
tema Financiero, una de las cuestiones que
plantea como de especial interés es precisa-
mente la relativa a elevar la confianza de los
inversores en las auditorías(15), en la misma
(15) Conviene recordar lo que supuso para muchos in-
versores el escándalo que supuso en España el caso Banes-
to, pues la firma encargada de auditar las cuentas de la enti-
dad en 1993 (Price Waterhouse) no incluyó en su informe
de auditoría mención alguna del plan de saneamiento que
la entidad financiera tenía pactado con el Banco de España.
Meses después el Banco de España intervino Banesto y sus-
tituyó a los administradores, tras descubrir un agujero de
605.000 millones de pesetas.
Otro caso que alarmó a los mercados fue el relativo a Ges-
cartera, que le supuso a la firma de auditoría Deloitte &
Touche una sanción por parte del ICAC, por infracción gra-
ve, dado que el informe de auditoría del año 2000 tampoco
incluía salvedad alguna, habiéndose comprobado, a juicio del
ICAC, que no se encontraba adecuadamente soportado ni
el trabajo ni las conclusiones alcanzadas por el auditor. Los
servicios de intervención de la CNMV cifraron el desfase
patrimonial en 50 millones de euros.
Al cierre del ejercicio 2008 la Caja Castilla la Mancha
(CCM), auditada por EY, presentó unos beneficios de 29
millones de euros, cuando debía haber presentado unas
pérdidas de 192 millones de euros, según los resultados fi-
nales que constató el Banco de España tras su intervención.
Entre 2009 y 2013, la compañía Gowex, auditada por EY,
falseó gran parte del contenido de sus cuentas anuales. Du-
rante este periodo la compañía se revalorizó en el Mercado
Alternativo Bursátil un 2.700%. Los imputados se enfrentan
a penas de prisión y fianzas por multas y de responsabilidad
social superiores a 790 millones de euros. El expresidente
del grupo, Manuel Fernández Sousa, se enfrenta a 31 años
de cárcel.
En 2010, la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM)
presentó unos beneficios de 201 millones de euros. Los
resultados de las pruebas de solvencia, así como los test de
estrés a los que se sometió la entidad sacaron a la luz que
la CAM tenía unas pérdidas sin declarar en su balance por
valor de 4.587 millones de euros. La revisión del trabajo
realizado por KPMG supuso que la firma fuera sancionada,
en 2017, por importe de 2,4 millones de euros.
Por lo que respecta a Pescanova, BDO nunca puso en duda
las cuentas de Pescanova. En el informe de 2012, la auditora
concretó la deuda que la compañía había acumulado en
1.483 millones de euros, cuando la cuantía real alcanzaba
los 2.700 millones. Se ocultaron, por tanto, unas pérdidas de
casi 1.300 millones de euros.Tras una querella impuesta por
www.tecnicacontableyfinanciera.es
119
AUDITORÍA
:: Salvador Sánchez Jiménez ::
línea que lo realizó la legislación americana,
como reacción a la escalada de escándalos
ocurridos, entre los que podemos mencio-
nar, por su impacto público, el caso Enron(16),
uno de los accionistas de Pescanova, el fondo de inversión
Cartesian, judicialmente se imputó a BDO por un presunto
delito de falseamiento de información financiera.
Por lo que respeta a ABENGOA, la firma auditora que
venía realizando la auditoría de sus cuentas desde 2012,
Deloitte, no identificó en ningún año la existencia de pro-
blemas relacionados con la continuidad de la empresa, hasta
el 13 de noviembre de 2015, justo cuando el escándalo
financiero ya había estallado (el 25 de noviembre solicitó
el preconcurso).
En 2016, el ICAC sancionó a PWC con 10,49 millones de
euros, por incumplimiento del deber de independencia en
relación con las cuentas anuales de AENA. En mayo de
2019 la Audiencia Nacional confirmó esta sanción, estando
pendiente el recurso interpuesto ante el Tribunal Supremo,
al igual que ocurre con la sanción impuesta por el ICAC
sobre las cuentas de CODERE del ejercicio 2012 (799.000
euros) y los dos expedientes sancionadores por los infor-
mes del Banco Popular.
En 2017 los peritos del Banco de España llegaron a la con-
clusión que el Banco Financiero y de Ahorros (BFA) -par-
ticipado por Bankia- tampoco formuló bien sus cuentas,
y debió realizar ajustes por 6.869 millones de euros, con
lo que debía arrojar unas pérdidas de 4.587 millones de
euros, frente a los 30 millones declarados. La firma auditora,
Deloitte, no expresó en su opinión nada al respecto. Se
descubrió que el grupo realmente perdió 1.830 millones de
euros frente a los 252,87 millones de beneficio que Bankia
había declarado. El ICAC impuso una sanción a la firma
auditora por importe de 12 millones de euros
(16) En relación con el escándalo de la empresa Enron
Corporation, y las consecuencias que produjo en su audi-
tor “Arthur Andersen” aconsejamos la lectura del trabajo
realizado por Fernando Peñalva Acedo, premiado con una
Accésit en el VIII premio AECA para artículos cortos sobre
Contabilidad y Administración de Empresas, titulado “Por
qué ha caído Enron y por qué va a desaparecer Andersen
EE.UU”. En este interesante trabajo el autor describe, entre
otras cuestiones, cuáles eran las técnicas empleadas por la
dirección financiera de la firma para ocultar la verdadera
realidad: mediante la ocultación de pérdidas que podían
producir ciertos activos de dudoso valor en el balance,
mediante la disminución del nivel de endeudamiento en
los libros, y mediante la generación de beneficios ficticios
a través de procedimientos contables muy agresivos. Todo
ello mediante la creación de una compleja red de socie-
dades instrumentales (más de 3.000) cuya información no
era necesario revelar, al amparo de la normativa contable
americana (En EEUU las normas de consolidación eximían
de la obligación de consolidar a aquéllas sociedades en las
que un inversor externo controle al menos un 3% de los
activos de la sociedad instrumental. Este 3% fue el ‘truco’
que Enron empleó). El auditor, en lugar de informar opor-
tunamente sobre este entramado y los riesgos que se esta-
ban asumiendo, tras la suspensión de pagos de Enron, optó
por obstruir la acción de la justicia y ordenar la destrucción
masiva de documentos relacionados con esta auditoría.
:: número 3o :: mayo 2o2o ::
120
Worlcom(17), AOL Time Warner(18), Bristol-
Myers(19), Xerox(20) o Tyco(21) o Netflix(22).
La existencia de expectativas defraudadas re-
quiere, a nuestro juicio, un nuevo enfoque del
(17) WorldCom, admitió que las irregularidades conta-
bles le permitieron engordar artificialmente sus benefi-
cios a un total de 7.180 millones de dólares. La cadena
de noticias financieras por televisión CNBC reveló que
el ex director financiero de WorldCom, Sccott Sullivan,
habría utilizado varias técnicas para falsear y aumentar las
ganancias de la empresa, entre las que se encuentran la
reconversión de deudas no cobrables en ingresos ope-
rativos. Esta sociedad ha presentado la mayor suspensión
de pagos de la historia de EEUU.
(18) Otra de las irregularidades importantes que sa-
lieron a la luz pública en el año 2002 correspondió al
mayor grupo mundial de medios de comunicación y
entretenimiento (America Online Time Warner) quien
admitió que infló sus ingresos publicitarios por un total
de 49 millones de dólares.
(19) Bristol-Muyers Squibb, la quinta farmacéutica
mundial, admitió algunas contingencias en los registros
presentados ante la SEC, al haber incrementado sus ci-
fras de ventas por valor de 1.000 millones de dólares
en el 2001, debido a una contabilización errónea de las
ventas a mayoristas.
(20) Una auditoría ampliada de las cuentas de 2001
detectó irregularidades en los contratos de leasing de
equipos a largo plazo. Xerox contabilizó como ingresos
actuales facturación futura, lo que le supuso anotar antici-
padamente como ingresos 6.400 millones de dólares en
el período 1997 a 2001. Ello ha motivado que diversos
accionistas hayan demandado a la auditora KPMG por
no haber informado de estas irregularidades contables.
(21) Tyco Internacional ha admitido que en el primer
trimestre de 2003 existían irregularidades contables por
valor de 1.000 millones de dólares. El año anterior admitió
la existencia de más irregularidades, por valor de 1.500 mi-
llones de dólares, al utilizar fórmulas agresivas para incre-
mentar contablemente los ingresos. Su anterior presidente
D.Kozlowski, fue demandado por la propia empresa por
estafar 600 millones de dólares al conglomerado indus-
trial. Su ex-director financiero M.Swartz, también ha sido
demandado. En medio de este escándalo se encuentran
los auditores PricewaterhouseCoopers, quienes no infor-
maron oportunamente sobre cuestiones relacionadas con
estos fraudes contables; entre otras, no haber informado
a la SEC de una bonificación de 33 millones de dólares
que recibió el ex-presidente de Tyco, o de la existencia de
créditos a personal directivo que no se devolvían.
(22) La empresa tenía 5.700 millones de Dólares de
obligaciones que no se reflejaban en su balance. Así
constaba en los estados contables de la sociedad en los
siguientes términos: “The Company had $5,7 billion and
$5,6 billion of obligations at March 31, 2013 and Decem-
ber 31, 2012, respectively, including agreements to license
streaming content that represent current or long-term
liabilities or that are not reflecte don the Consolidated
Balance Sheet because they do not meat content library
asset recongnition criteria”. (http://investrading.com)
 AcOnTecImIenTOs OcURRIDOs TRAs el cIeRRe De lOs esTADOs cOnTAbles
y exPecTATIvAs DefRAUDADAs: ImPAcTO Del «cOvID-19» sObRe lOs esTADOs
cOnTAbles De lA emPResA y lA OPInIón Del AUDITOR (II y úlTImA PARTe)
trabajo de los auditores, claramente orienta-
do hacia el verdadero paradigma de utilidad;
entendemos que si la profesión no es capaz
de dar respuesta a estos problemas, será a
través de la regulación normativa como se
intentará dar solución a un problema que
está repercutiendo muy negativamente en el
gobierno de las sociedades, en los mercados
financieros y, en general, en las economías na-
cionales e internacionales(23).
En cualquier caso, no podemos olvidar, en lí-
nea con lo manifestado en su día por autores
como Antle (1982) o Wallace (1987), que la
actividad auditora es un servicio económico
que contribuye positivamente a reducir los
riesgos asociados a la toma de decisiones
económicas, siendo esta, de acuerdo con
Flint (1988)(24) un fenómeno social que no
tiene otro propósito o valor que su utilidad
práctica, esto es: dar respuesta a la necesidad
(23) Recomendamos la lectura del artículo ganador del
VIII premio AECA para artículos cortos sobre Contabi-
lidad y Administración de empresas, titulado “La reforma
del Código de Buenas prácticas. Lecciones del Caso En-
ron” cuyo autor es el profesor José Ignacio Galán Zazo.
A modo de síntesis recogemos sus principales conclu-
siones:
“a) El siglo XXI tiene nuevas reglas de juego basadas en
la creación, acumulación y transmisión de una inmensa
cantidad de conocimiento -con los problemas de ‘apro-
piación’ y ‘riesgo moral’ que ello genera- y, en consecuen-
cia, se deben modificar las reglamentaciones e institu-
ciones de control basadas en un sistema económico de
siglos pasados, con génesis en los activos físicos; b) en
España queda un largo camino por recorrer en cuanto
a la implantación de prácticas avanzadas de gestión, y el
caso Enron es un buen revulsivo para reflexionar en el
actual proceso de reforma del Código Olivencia, y c)
como conclusión final, en general, creemos que es ne-
cesaria una mayor especialización: en la regulación (más
técnica y menos política); en las entidades de auditoría
y consultoría (‘no vender ladrillos en una botica’); en los
órganos de gobierno (p.e. mayor peso a los consejeros
independientes especializados en tareas de gestión); ana-
listas y medios de comunicación (p.e. uso generalizado
del Ebitda como indicador de los beneficios generados
olvidando la referencia a los cash-flow); instituciones de
control (con base en criterios de actuación y nombra-
mientos menos políticos y más técnicos). Todos estos
aspectos inciden en la necesidad de abrir un debate so-
bre el modo de avanzar para que los mercados generen
confianza y para que las múltiples empresas de éxito
junto con el resto de la sociedad no soporten externali-
dades que conduzcan a una pérdida de competitividad y
de bienestar económico y social”.
(24) Citado por Vico y Pucheta (2002).
de los individuos o grupos que precisan infor-
mación, la cual es manifestada a través de las
cuentas anuales.
Ante esta alarmante situación, la respues-
ta que la profesión auditora ha dado no ha
favorecido, por el momento, la solución del
problema; en la mayoría de los casos no se
ha tenido en cuenta la responsabilidad social
que tiene conferida su actuación profesional
(Larriba y Serrano, 1999) y la importancia
que tiene su papel como intermediador y
clarificador para los distintos agentes que
tienen interés en conocer la realidad de la
empresa, que en muchos casos va más allá de
la información que se refleja en un balance,
una cuenta de explotación y una memoria,
elaborada bajo el contenido necesario que
establece el ordenamiento legal. El propio
mercado es el que está penalizando la actua-
ción de los auditores, a través de una pérdida
de imagen y credibilidad.
Algunos organismos contables de gran pres-
tigio en el ámbito internacional como el AI-
CPA(25), el ICAEW(26), el FASB(27) y la AAA(28),
han planteado la existencia de una deficiencia
importante de los estados contables: la au-
sencia de información sobre el riesgo empre-
sarial.
E
n esta misma línea el Libro Blanco para
la reforma de la contabilidad en España
(2002) señalaba que debería potenciarse “la
información sobre riesgos empresariales pro-
poniendo un conjunto de datos, indicadores,
etc. de tal tipo, debidamente sistematizados a
efectos de una presentación perfectamente
sustantivada dentro de los informes que han
de presentar anualmente las empresas espa-
ñolas. La solución formal a adoptar podría ir
desde la creación de un estado de riesgos
empresariales hasta otras fórmulas menos
radicales como la asignación de un epígrafe
sustantivo de la memoria … Debería sepa-
(25) American Institute of Certified Public Accountants
(26) Institute of Chartered Accountants in England and
Wales
(27) Financial Accounting Standards Board
(28) American Accounting Association
www.tecnicacontableyfinanciera.es
121
AUDITORÍA
:: Salvador Sánchez Jiménez ::
rarse en todo caso la información sobre la
política de gestión del riesgo, que ha de ser
un componente del informe de gestión, de la
descripción de los riesgos concretos y las ac-
tuaciones llevadas a cabo en el ejercicio, que
sería un elemento informativo propio de las
cuentas anuales, e incluiría también informa-
ción, cuantitativa o cualitativa, de los resulta-
dos obtenidos en las acciones emprendidas.
En tal sentido, la información sobre riesgos
en el modelo que salga de la reforma conta-
ble deberá inspirarse en las propuestas que
hoy circulan en el panorama internacional y
que postulan los organismos reguladores de
mayor influencia”.
La información sobre los acontecimientos
posteriores pretende establecer cierto
equilibrio en esta dilación temporal, al
cubrirse la falta de oportunidad con una
mejora de la fiabilidad de la información
preparada; la opinión del auditor es
precisamente una garantía para la
información contable, pues su opinión cubre
más allá de la fecha de cierre del ejercicio:
la fecha del informe representa el momento
hasta el cual el auditor ha realizado la
revisión de hechos posteriores
La consecuencia directa de todo ello, en
nuestra opinión, es el surgimiento de otros
profesionales (como puede ser el caso de los
profesionales dedicados a prestar servicios
de “Compliance”) los cuales están adquirien-
do cada vez mayor protagonismo, en detri-
mento del ingente trabajo que en la mayoría
de los casos desarrollan los auditores, pero
que no se ve reflejado en un informe de mí-
nimos: si el mercado ya ha declarado que el
resultado final del trabajo de los auditores no
satisface sus necesidades, la función de oferta
y demanda se encuentra claramente desequi-
librada. Por tanto, será el propio mercado,
con ayuda del legislador, el que se encargará
de buscar el adecuado ajuste. Quizás será el
auditor el más perjudicado en esta búsqueda
:: número 3o :: mayo 2o2o ::
122
del necesario equilibrio entre oferta y de-
manda.
CONCLUSIONES
Teniendo en cuenta que el modelo contable
ha apostado por la fiabilidad de las cifras con-
tables, el cumplimiento de los plazos legales
establecidos por la legislación hace que, desde
la fecha de cierre del ejercicio hasta que las
cuentas anuales son aprobadas, provoca un
desfase temporal que pueden llegar a dilatar-
se en casi medio año, lo que sin duda merma
considerablemente la relevancia y oportuni-
dad de los datos contables.
Precisamente la información sobre los acon-
tecimientos posteriores pretende establecer
cierto equilibrio en esta dilación temporal, al
cubrirse la falta de oportunidad con una me-
jora de la fiabilidad de la información prepara-
da; la opinión del auditor es precisamente una
garantía para la información contable, pues su
opinión cubre más allá de la fecha de cierre
del ejercicio: la fecha del informe representa el
momento hasta el cual el auditor ha realizado
la revisión de hechos posteriores.
Si bien el auditor, como profesional del más
alto nivel en cuestiones en materia contable,
económica y financiera, tiene formación sufi-
ciente como para conocer si los gastos incu-
rridos son adecuados, si los ingresos son insu-
ficientes, si existe un adecuado equilibrio entre
los recursos utilizados y aplicados, o si la es-
tructura financiera de la empresa es adecuada,
no expresa su opinión sobre estas cuestiones,
pues se limita a informar, en términos de razo-
nabilidad, sobre si las cuentas, que presentan
los administradores, reflejan la imagen fiel de
la empresa y de su situación económico-finan-
ciera (incluyendo las estimaciones que necesa-
riamente hayan realizado), y si la información
que contiene la memoria es razonablemente
completa y adecuada para interpretar la reali-
dad del negocio.
En lo concerniente a la detección del fraude,
tema de gran actualidad, sobre todo por los
importantes escándalos financieros y conta-
 AcOnTecImIenTOs OcURRIDOs TRAs el cIeRRe De lOs esTADOs cOnTAbles
y exPecTATIvAs DefRAUDADAs: ImPAcTO Del «cOvID-19» sObRe lOs esTADOs
cOnTAbles De lA emPResA y lA OPInIón Del AUDITOR (II y úlTImA PARTe)
bles ocurridos, los primeros responsables de
su prevención y detección son los administra-
dores, si bien es cierto que una correcta rea-
lización del trabajo de auditoría, por el diseño
y aplicación adecuada de sus procedimientos
(entre las que se encuentran las relativas a los
hechos posteriores) pueden ayudar a poner
de manifiesto la existencia de prácticas, artifi-
cios contables o problemas de control inter-
no que faciliten la comisión de fraudes en la
empresa.
E l proceso de internacionalización de la
actividad económica, la complejidad de
las operaciones entre empresas, organizadas
a través de entramados societarios, precisa
mejorar la labor de los auditores en la detec-
ción de fraudes. Si bien los usuarios esperan
que los auditores realicen su trabajo tenien-
do como uno de los principales objetivos la
detección de prácticas fraudulentas, los audi-
tores vienen manifestando que tal propósito
escapa de su misión, centrándose su informe
en validar el cumplimiento de la imagen fiel
de los estados contables. Esta cuestión cons-
tituye uno los “gap de expectativas” al que no
se ha sabido o, quizás, no se ha querido dar
respuesta.
El análisis de determinadas actuaciones rea-
lizadas por la Sociedad con posterioridad al
cierre del ejercicio puede poner de manifiesto
la existencia de ciertas operaciones que pro-
voquen una variación del resultado, por apli-
cación de prácticas o artificios contables, bien
a través de operaciones de maquillaje de re-
sultados (window dressing), bien por prácticas
incorrectas o fraudulentas. Por tanto, los pro-
cedimientos de obtención de evidencia sobre
todo en relación con transacciones o hechos
ocurridos con posterioridad al cierre del ejer-
cicio, permiten obtener una mayor seguridad
acerca de la verdadera realidad de los esta-
dos financieros. Si el auditor no realizara es-
tas pruebas, el trabajo de auditoría no podría
completarse, ni la opinión de auditoría queda-
ría suficientemente soportada. Además, la eva-
luación de todos aquellos hechos o aconteci-
mientos que ocurren en el seno de la empresa
desde la fecha de cierre del ejercicio hasta la
fecha de emisión del informe, y especialmente
los que suponen cuestionar la viabilidad futura
de la empresa, han de ser realizados de forma
cuidadosa, dada su trascendencia y teniendo
que cuenta que, como venimos apuntado,
constituye otro aspecto sobre el que existe un
importante “gap de expectativas”.
En relación con la declaración del estado de
alarma que ha supuesto el problema sanitario
generado “COVID-19”, el efecto que la pan-
demia ha tenido sobre la paralización de la
actividad económica y la crisis económica a la
que nos vamos a ver abocados, va a suponer
para las empresas la necesidad de replantear-
se el horizonte temporal de su actividad. No
cabe duda que ello va a tener efecto sobre
los estados contables del ejercicio 2019 que,
en la mayoría de las empresas se encuentran
pendientes de formular o, en su caso, de apro-
bar. En nuestra opinión, las empresas deberían
plantearse la necesidad de incorporar en la
memoria una nota “ad hoc” relacionada con
estos hechos, a partir del formato de memoria
que deban elaborar:
• Memoria ordinaria: sería recomendable que
la nota de “acontecimientos posteriores al
cierre del ejercicio” incorpore un apartado
donde quede reflejada la evaluación y el
impacto que el “COVID-19” pudiera tener
sobre la actividad de la empresa a partir
del ejercicio 2020, teniendo en cuenta que
resulta de aplicación la hipótesis de gestión
continuada.
• Memoria abreviada: dada la trascenden-
cia que el “COVID-19” va a tener en este
tipo de empresas, consideramos que en el
apartado “Otra información” deben incor-
porarse algunas referencias acerca del im-
pacto que estos hechos van a tener sobre
la actividad y los riesgos del negocio, sobre
todo si tenemos en cuenta que a partir del
2020 una parte importante de las peque-
ñas y medianas empresas van a sufrir una
caída significativa de su actividad, la cual ten-
drá un efecto importante sobre la situación
de liquidez, solvencia y rentabilidad de las
empresas.
www.tecnicacontableyfinanciera.es
123
AUDITORÍA
:: Salvador Sánchez Jiménez ::
Las circunstancias anteriormente señaladas
deberán ser tenidas en cuenta tanto por los
responsables de gobierno de la entidad como
por los auditores de cuentas, que deberán ve-
lar porque los estados contables, y más con-
cretamente la memoria, refleje la realidad a la
que se enfrenta la empresa a la fecha de apro-
bación de las cuentas, la cual ha de ir más allá
de la fecha de cierre del ejercicio.
Compartimos la idea apuntada por Cristino
Muñoz (2006) respecto a que los informes de
auditoría que incluyen algún tipo de alerta por
gestión continuada vienen a confirmar la exis-
tencia de una situación real de importantes
dificultades; por tanto, en lugar de hablar de
incertidumbre, quizás debería hablarse de una
situación de “certidumbre” alarmante, dado
que cuando el auditor decide reflejar esta si-
tuación, los problemas de liquidez, solvencia o
rentabilidad son ya altamente preocupantes.
Si bien la responsabilidad de la viabilidad futu-
ra de la empresa es de los administradores, a
los auditores se les reconoce la obligación de
poner de manifiesto la existencia de dudas o
incertidumbres sobre este particular, estando
obligados a realizar procedimientos de audito-
ría que permitan formarse una opinión profe-
sional acerca de la aplicabilidad de la hipótesis
básica de empresa en funcionamiento. Esta es
precisamente una de las cuestiones más im-
portantes sobre la que el mercado demanda
que el auditor que se manifieste; sin embargo
existe un importante gap de expectativas: si
bien se espera que el auditor opine sobre la
continuidad de la empresa, la profesión audito-
ra entiende que este no es su cometido.
Como manifestaba el profesor Sáez Torrecilla
(1994): “dado lo delicado que es el producto
cuya calidad se intenta mejorar: la información
financiera, y dada la necesidad de desterrar el
fraude contable” la labor del auditor externo
no se cuestiona, sino que por el contrario ha
de potenciarse, si bien podría cuestionarse si la
estructura actual de los auditores que firman
los informes de las empresas más importantes,
organizados en fábricas de producir servicios
profesionales, garantizan en todos los casos
:: número 3o :: mayo 2o2o ::
124
la objetividad e independencia de su trabajo,
pues casos notorios de fiascos empresariales,
no anticipados por los auditores, han provoca-
do una desconfianza generalizada en relación
con la solvencia de los informes de auditoría.
Para los profesores Cañibano y Castrillo
(1999) el desconocimiento por parte del pú-
blico del verdadero alcance de la auditoría de
cuentas es lo que provoca una merma de cre-
dibilidad y prestigio de los profesionales de la
auditoría. Si el auditor no es capaz de satisfacer
las expectativas de terceros, y particularmen-
te en lo relativo a la detección de problemas
de continuidad de la empresa, la consecuencia
más directa será una desconfianza y vacío del
trabajo que éstos realizan.
Si el trabajo del auditor queremos que sea
percibido como el de un auténtico profesional,
que cubre una finalidad social, de gran impor-
tancia en el contexto económico actual, debe
producirse un acercamiento de los resultados
finales de su informe a las demandas del públi-
co; en caso contrario, será el propio mercado
el que desplace la actuación del auditor en
beneficio de otro tipo de profesionales. Cree-
mos que la posición que vienen justificando de
forma reiterada los auditores está provocando
esta situación. Además, los legisladores pare-
cen posicionarse en reducir el ámbito de com-
petencias y responsabilidades de los auditores,
en beneficio de otros profesionales.
No obstante lo anterior, queremos destacar
que la labor de revisión y control externo de
las empresas es básica para garantizar el de-
sarrollo de la economía de mercado. Como
señalan los profesores Gonzalo Angulo y Se-
rrano Moracho (1998), si la figura del auditor,
tal y como en la actualidad la entendemos,
fracasara, sería necesario volver a crearla.
Acceda a:
SÓLO EN
www.revista-
contable.es
Referencias Bibliográficas
Copyright of Tecnica Contable y Financiera is the property of Wolters Kluwer Espana and its
content may not be copied or emailed to multiple sites or posted to a listserv without the
copyright holder's express written permission. However, users may print, download, or email
articles for individual use.