Está en la página 1de 4

Junto con el injusto exilio, el Cid se enfrenta a dos graves problemas: la necesidad de

conseguir riquezas con las que salvaguardar a su esposa e hijas, y la urgencia de encontrar un
lugar seguro donde dejarlas mientras limpia su honor.
Como solución a su situación económica, Rodrigo Díaz de Vivar planifica el engaño a los
judíos Rachel y Vidas; después, parte en dirección al monasterio de San Pedro de Cardeña,
donde ya aguardaban sus familiares, para solicitar al abad Don Sancho que vele por ellas
durante su estancia.
Entre estos dos sucesos aparentemente aislados, encontramos similitud estructural entre los
pasajes referidos a San Pedro de Cardeña y a los prestamistas burlados. Seguiremos los
apartados establecidos por Alfonso Boix Jovaní, comenzando por la llegada a los escenarios,
la negociación, la toma de los elementos a custodiar y la posterior petición de uno de los
personajes al Cid junto con el recibimiento de los tesoros.

a) Llegada a los escenarios.


El Cid dirige sus pasos al monasterio de San Pedro de Cardeña tras cobrar el dinero a Rachel
y Vidas a cambio de las arcas llenas de arena. Con su llegada, podemos leer las
presentaciones de los nuevos personajes, que guardan una gran similitud con las que aparecen
en el fragmento de los judíos.

Passó por Burgos, al castiello entrava,


por Rachel e Vidas apriessa demandava.
Rachel e Vidas en uno estavan amos,
en cuenta de sus averes, de los que avién ganados.
(vv. 98-101)

Apriessa cantan los gallos e quieren quebrar albores,


cuando llegó a San Pero el buen Campeador
con estos cavalleros que l´sirven a so sabor.
El abbat don Sancho, cristiano del Criador,
rezava los matines abuelta de los albores;
y estava doña Ximena con cinco dueñas de pro.
rogando a San Pero e al Criador:
-Tú, que a todos guías, val a mio Cid el Canpeador
(vv. 234-241)

Aquí podemos apreciar que en ambos pasajes nos narran lo que estaban haciendo los
personajes poco antes de recibir la visita de Martín Antolínez y el Campeador. El abad y
Jimena estaban pidiendo y orando; los judíos, haciendo inventario de lo que llevaban ganado.

b) Negociación.
El Cid procede a la negociación de las condiciones del abad para dar asilo y protección a las
mujeres. Rodrigo le promete retribuciones que recuerdan a los intereses que se establecen en
los préstamos, creando un ambiente mercantil, parecido a las negociaciones gestionadas con
los los judíos prestamistas.

a ella, e sus fijas e a sus dueñas sirvádeslas est año.


Dues fijas dexo niñas, e prendetlas en los braços;
aquéllas vos acomiendo a vós, abbat don Sancho,
d´ellas e de mi mugier fagades todo recabdo.
Si essa despensa vos falleciere o vos menguare algo,
bien las abastad, yo assí vos lo mando;
por un marco que despendades, al monasterio daré yo cuatro.-
Otorgado ge lo avié el abbat de grado.
(vv. 254- 261)

El cobijo en el monasterio durará un año completo, al igual que el préstamo cerrado, lo cual
insinúa que el Campeador sí que piensa devolver el dinero a Rachel y Vidas.
El préstamo se cierra con:
Dixo Rachel e Vidas:—Dárgelos hemos de grado. (v. 136)
Surge paralelismo con el posterior:
Otorgado ge lo avié el abbat de grado. (v. 261)

C) Elementos a custodiar.
Las hijas de Rodrigo, Elvira y Sol, podrían ser comparadas a las arcas de arena utilizadas en
el préstamo, siendo equivalentes en ambas circunstancias por su sentido de protección. La
actitud cariñosa del abad don Sancho hacia las niñas se contrapone a la ambición que
muestran Rachel y Vidas hacia las arcas.
El Cid le comenta a don Sancho:
Dues fijas dexo niñas, e prendetlas en los braços. (v. 255)
Las palabras de Martín Antolínez cuando ordena a los prestamistas:
Prended las arcas e meted las en vuestro salvo. (v. 119)
También, encontramos un fuerte contraste entre la escena en la que el Cid toma en brazos a
sus hijas y el momento en el que los judíos recogen las arcas. Frente al apego materialista
hacia las arcas, el Campeador abraza con amor a sus hijas.

D) Petición al Cid.
Los personajes de Rachel y Jimena son las que llevan a cabo su petición al Cid, haciendo
ambas el gesto de besar sus manos.

Ant´el Campeador, doña Ximena fincó los inojos amos,


llorava de los ojos, quísol besar las manos:
—¡Merced, Canpeador, en ora buena fuestes nado!
Por malos mestureros de tierra sodes echado.
¡Merced, ya Cid, barba tan conplida!
Fem´ante vós yo e vuestras fijas,
ifantes son e de días chicas,
con aquestas mis dueñas, de quien só yo servida.
(vv. 264-270)

grádanse Rachel e Vidas con averes monedados,


ca mientra que visquiessen refechos eran amos.
Rachel a mio Cid bal besar la mano:
—¡Ya Canpeador, en buen ora cinxiestes espada!
De Castiella vos ides pora las yentes estrañas,
assí es vuestra ventura, grandes son vuestras ganancias;
una piel vermeha, morisca e ondrada,
Cid, beso vuestra mano, en don que lo yo aya.
(vv. 172-179)
La felicidad de Rachel se contrapone a la tristeza de Jimena, que está llorando por su marido.
Ambas hacen referencia al destierro, Jimena en el verso 267 y Rachel en el verso 176.
Rachel se centra en lo material, pidiendo una piel roja (v. 178), mientras que Jimena ruega
por consejo (v. 273) El Cid responde a su mujer de forma alentadora, y a Rachel con un tinte
burlón.
Alfonso Boix Jovaní piensa que estos pasajes apoyan la teoría de que Rachel es una mujer,
entendiéndolo como que el cantar pretende expresar la antítesis entre la esposa fiel cristiana
(Jimena) y la esposa judía avariciosa (Rachel), pero no está confirmado.

E) Los tesoros.
Debemos centrarlos en el posible paralelismo visual entre la recogida de las arcas y el abrazo
de Rodrigo a sus hijas. Se cree que los juglares gesticularían de la misma manera al cargar las
arcas que cuando don Sancho y el Cid cogen a las niñas.
Además, teniendo en cuenta el momento historiográfico, existe la posibilidad de que los
monjes desafiaran la voluntad del rey Alfonso VI al ayudar al Cid, siendo conscientes de que
lo había prohibido.
Los judíos, al igual que los monjes del monasterio, no cumplieron la voluntad del rey y le
tendieron la mano a Rodrigo Díaz de Vivar. Las motivaciones son diferentes, puesto que a los
judíos les mueve la ambición y a don Sancho la caridad enseñada por Dios, que está de parte
del Cid (San Gabriel se le aparece en sueños)

También podría gustarte