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Acérrimo.

- Muy fuerte, vigoroso o tenaz

Defenestraciones.- Arrojo de una persona por una ventana.

Lingotes.- Trozo o barra de metal en bruto fundido:

Conjeturas.- Juicio u opinión que se deduce de indicios, sospechas o síntomas:

Subvención.- Ayuda económica,generalmente oficial,para costear o sostener el


mantenimiento de una actividad:

Infausto.- Desgraciado, infeliz:

Inherente.- Que por su naturaleza está inseparablemente unido a algo:

Inanición.- Estado de extrema debilidad y desnutrición por falta de alimento:

energúmeno, na.- Persona furiosa, encolerizada:

alféizar.- Parte del muro que constituye el reborde de una ventana, especialmente su parte
baja o inferior:

RESUMEN
(* Günzburg, 16 de marzo de 1911 - † Bertioga, 7 de febrero de 1979)
Fue un médico alemán que durante la Segunda Guerra Mundial trabajó en el campo de
concentración de Auschwitz. En éste realizó brutales experimentos con seres humanos bajo
la excusa de "investigación científica", con los cuales provocó la muerte, después de
horribles sufrimientos, a miles de personas. Durante su estancia en tal recinto fue apodado
como Beppo y el Ángel de la muerte.

Estudió medicina y antropología en las universidades de Múnich, Viena y Bonn. Josef


Mengele creció en Günzburg en medio de un ambiente de clase alta, donde adquirió hábitos
de caballero que, lo que sumado a su atractiva apariencia, ejercía una alta atracción en el
sexo opuesto y le abrió muchas puertas en la sociedad alemana.

El padre de Josef era un acérrimo partidario de los nazis, por lo que en 1933 ofreció su
salón industrial a Adolf Hitler para que pronunciara un discurso en su pueblo de Günzburg.
Gracias a éste acercamiento Karl Mengele recibió amplias facilidades económicas para
hacer crecer su negocio.

Mengele fue influenciado por Otmar von Verschuer en su antisemitismo, por lo que se
convenció plenamente de las teorías acerca de la superioridad de la raza aria. Fue en
aquella época cuando adquirió un absoluto desprecio por el pueblo judío. Cabe destacar
que la incumbencia como médico de Mengele nunca estuvo dirigida a la medicina curativa,
sino que más bien estaba orientada a los estudios genéticos y raciales.

El ángel de la muerte

Fue durante su estancia de 21 meses en Auschwitz cuando el doctor Mengele alcanzó su


horrible fama, ganándose el apodo de "todesengel" que en alemán quiere decir "ángel de la
muerte". Cuando los vagones de tren repletos de prisioneros llegaban a la zona de
Auschwitz II (Birkenau), con frecuencia Mengele esperaba en el andén junto a otros
médicos para seleccionar a los más aptos para el trabajo y la experimentación, así como
quiénes serían enviados inmediatamente a las cámaras de gas.

Mengele se paraba en una rampa frente a las filas e indicaba con un gesto de la mano
quién moría y quién vivía. Así a la derecha iban los ancianos, niños, mujeres embarazadas
e incapacitados, mientras que a la izquierda iban las mujeres jóvenes y hombres de
evidente buen estado de salud. Los que quedaban en la fila de la derecha iban directos a
las cámaras de gas.

Los supervivientes de este campo que conocieron a Mengele lo describían como un oficial
impecablemente apuesto, muy acicalado y perfumado, de gestos aristocráticos y poseedor
de una extraña mezcla de condescendencia y una ferocidad morbosa ante el poder de
decidir quién vivía o moría. Una característica física distintiva de Mengele era un notorio
espacio interdental entre los dientes superiores frontales.

Mengele se demostró particularmente duro con aquellas internas que quedaban


embarazadas de los guardias. Madre e hija nacida o no-nata iban a la cámara de gas.
Muchas veces en los vagones en que se traían a los condenados quedaban cadáveres de
madres con sus hijos aún vivos en los vagones, y Mengele ordenaba lanzar esas criaturas
directamente al horno de la lavandería para que sirvieran de combustible. Más tarde
cambió de actitud, permitió a las embarazadas dar a luz y los bebes nacidos eran
confiscados para ir a dar a una sala de experimentación en otro lugar del campo. En
muchos casos, Mengele ordenó que a la madre parturienta se le vendase el pecho para que
no amamantara a su bebé. Recopilaba datos sobre la muerte por inanición de los infantes.

Mengele explicaba a otros colegas su actitud:

"Cuando nace un niño judío no sé qué hacer con él, no puedo dejar al bebé en libertad,
pues no existen los judíos libres. No puedo permitirles que vivan en el campamento, pues
no contamos con las facilidades que permitan su normal desarrollo. No sería humanitario
enviarlo a los hornos sin permitir que la madre estuviera allí para presenciar su muerte.
Por eso, envío juntos a la madre y a la criatura."

Los experimentos

Dentro de todos sus supuestos "experimentos", Mengele tuvo un interés particular por los
gemelos.
Dentro de éstas discusiones, los gemelos tenían un rol fundamental para poder comprender
y experimentar con ellos las diversas teorías pseudocientíficas acerca de la raza superior.
Cuando supo que Auschwitz era su destino, no pudo ocultar su satisfacción, pues el campo
de concentración era para él un laboratorio lleno de ratas judías con las cuales podría llevar
a cabo sus investigaciones.

Casi todos los "experimentos" de Mengele carecían de valor científico, pese a lo cual fueron
financiados con miles de millones de marcos. Éstos incluyeron:

 Intentos de cambiar el color de los ojos mediante la inyección de sustancias químicas


en los ojos de niños;
 Amputaciones diversas y otras cirugías brutales;
 Un intento, en al menos una ocasión, de crear siameses artificialmente mediante la
unión de venas de hermanos gemelos (la operación fue un fracaso y el único resultado
fue que las manos de los niños se infectaron gravemente).

Las personas objeto de los experimentos de Mengele, en caso de sobrevivir al experimento,


fueron casi siempre asesinados para su posterior disección

Una de las brutales costumbres de Mengele consistía en extraer los ojos a sus víctimas y
colocarlos en una pared como un muestrario de las variedades heterocromas que existían.
Intentó también por la vía química cambiar el color de pelo de los internos mediante la
aplicación de dolorosas inyecciones subcutáneas y en algunos casos realizó castraciones y
experimentos en la médula espinal dejando paralizados a los intervenidos.

En otras ocasiones realizaba experimentos sumergiendo en agua helada a internos fuertes


para observar sus reacciones ante la hipotermia. También cooperó con su contraparte de la
aviación, el médico Sigmund Rascher de la Luftwaffe, en algunos experimentos donde
sometían a prisioneros a cambios de presiones extremas, los que conducían a la muerte de
las personas en medio de horrorosas convulsiones por excesiva presión intracraneana.
Rascher fue el equivalente de Mengele en el campo de la experimentación con humanos,
pero con fines militares. Su perversión anduvo a la par con este último, pero su historia y
final fueron muy distintos.

Mengele también realizó experimentos con gitanos y judíos que tenían enfermedades
hereditarias de enanismo, síndrome de Down, siameses y otras afecciones e incluso con
mellizos, diseccionándolos vivos y sumergiendo luego sus cadáveres en una tina con un
líquido que consumía las carnes, dejando libres los huesos. Los esqueletos eran enviados a
Berlín como un macabro muestrario de la degeneración física de los judíos.

Mengele llegó a tener una colección particular de condenados especialmente escogidos para
servir en sus ensayos, el trato recibido no era peor que el de los condenados a las cámaras
de gas. En 1944, Mengele deseaba un cambio: aunque estaba orgulloso de sus
experimentos, pretendió ascender en el escalafón de las Waffen SS haciéndose evaluar por
un inspector. El informe emitido por un coronel SS destacaba la personalidad,
profesionalidad y celo del deber de Mengele, que lo ameritaban para un ascenso y un
nuevo puesto. Sin embargo, por motivos desconocidos nunca se le reasignó desde
Auschwitz.

Evasión

El 26 de noviembre de 1944 el comandante de Auschwitz Richard Baer recibió la orden de


desmantelar la instalación, decayendo consecuentemente el ritmo de exterminio del
campo. La orden provenía directamente de Himmler, por lo que a muchos les causó
sorpresa la situación.

Veintitrés días antes Josef Mengele se había parado en la rampa de selección y había
enviado la última redada de personas a las cámaras. Para él la orden no causó extrañeza,
pues ya suponía que Alemania perdería la guerra. El doctor abandonó de forma encubierta
el campo el 17 de enero de 1945, 10 días antes que los escasos supervivientes fueran
liberados por los miembros del Ejército Rojo.

Después de abandonar Auschwitz se dirigió al campo de Gross Rosen, donde eran


destinados los prisioneros de los otros centros de exterminios que iban siendo desocupados
a medida del avance soviético, hasta que en el mes de agosto de 1944 éste fue cerrado. En
abril de 1945 huyó hacia el oeste disfrazado como un miembro de la infantería regular
alemana con identidad falsa, pero fue capturado. Como prisionero de guerra, cerca de
Nuremberg,, pasó poco tiempo en prisión, hasta que fue liberado por los aliados, que
desconocían su identidad. Durante el juicio principal de Nuremberg no se mencionó a Josef
Mengele, aunque en el juicio seguido por las autoridades de los Estados Unidos contra los
doctores la identidad de Mengele salió por primera vez a la luz pública como autor de
graves crímenes.

En la impunidad

Se han trazado muchas conjeturas sobre la huída de Mengele. Dentro de estas historias,


hay una en que se le atribuye el concurso de una muchacha judía para su escape. Tras
esconderse algún tiempo en su ciudad natal de Günzburg y en otras localidades de Baviera,
Mengele partió hacia Argentina, en 1949 con la ayuda económica de su familia. Su esposa
Irene no siguió los pasos de su marido y de cierto modo le repudió a él y su familia y se
separaron de hecho.

Josef Mengele se divorció por correspondencia de su esposa Irene, en una carta que le
llevó su padre Karl, quien lo visitó en Argentina. Como su nombre aún no era mencionado
en la prensa y al parecer la cacería de nazis a él no le alcanzaría, se juzgó libre de
sospecha y audazmente volvió a tomar su nombre original, con el que se inscribió en la
guía telefónica de Buenos Aires. Su tranquilidad le permitió incluso viajar a Suiza a visitar a
su hijo Rolph en 1956, sin que nadie sospechara de él y su pasado.

El acta de divorcio entre Irene y Josef Mengele fue encontrada por Simon Wiesenthal y dio
luces a la dirigencia judía de que Mengele estaba vivo en Argentina. Se enviaron los datos
para ser corroborados por agentes en Buenos Aires y se pidió la extradición por parte del
gobierno de Bonn. Ésta solicitud fue rechazada por el gobierno argentino aduciendo que
Mengele no vivía en la dirección entregada por los alemanes. Advertido por varias personas
de la solicitud de Alemania Federal de esta situación, Mengele escapó de Buenos Aires. Uno
de éstos informantes era el famoso piloto Hans-Ulrich Rudel, cliente de la compañía de
Mengele. A Rudel sus buenas relaciones con el gobierno de Paraguay le habían permitido
trabar amistad con el dictador Stroessner, hombre fuerte de ése país, logrando que
permitiera a Mengele residir en ese país.

A partir de entonces Mengele vivió de manera modesta. Los socios de su compañía lo


exoneraron de sus funciones y lo despidieron. A pesar de los esfuerzos internacionales en
rastrearle, jamás fue detenido y vivió impunemente durante 35 años bajo diversas
identidades. La captura y secuestro ilegal de Adolf Eichmann por parte del gobierno de
Israel, alimentó los miedos de Mengele y sus continuos movimientos. El Mossad le
persiguió durante algún tiempo, pero los esfuerzos del gobierno judío tendió hacia la
normalización de las relaciones con Paraguay y a la lucha contra enemigos más cercanos.
La incapacidad del servicio secreto hebreo y de Wiesenthal de ubicarlo sorprende a pesar
de que su hijo Rolf pudo visitarlo un par de veces e intercambiar correspondencia.

Muerte polémica

En 1959 vivió en Paraguay en forma muy modesta como inquilino de una familia alemana,
los costos de manutención fueron pagados por la empresa Mengele de Alemania hasta
1960. Debido a ciertos líos de faldas, conflictos de carácter y -principalmente- a la
persecución por parte de Klaus Barbie, los miedos alimentaron la paranoia de Mengele y se
trasladó a Brasil para vivir bajo el alero de otra familia de origen alemán. Siguió viviendo
subvencionado por la compañía Mengele bajo el nombre de "Pedro Gerhard", aunque al
poco tiempo se independizó y se trasladó a una favela viviendo en una modestísima
cabaña. Cuando alguna persona muy cercana le interrogaba sobre su infausto pasado, solía
decir que él se limitaba a seleccionar sólo a personas aptas para el trabajo y que no mató a
nadie.

En 1979 su salud estaba en franco deterioro y la familia alemana que lo asistía lo invitó a
refrescarse en una playa de pendiente muy suave llamada Bergoteira. Cuando algunos
miembros de la familia se introdujeron en la playa, Mengele les siguió hasta alcanzar una
distancia mar adentro de 100 metros ya que era de escasa profundidad. Por motivos
confusos y extraños se ahogó, a pesar de que uno de los amigos llegó pronto a darle
auxilio. Éste hecho provocó que se crearan diferentes rumores al respecto, los que van
desde calambres, ataques cardíacos y mareos, hasta muerte provocada por terceros. La
versión oficial fue un golpe "con un madero mientras nadaba en una playa" lo que provoco
su muerte por inmersión. Esta versión causa extrañeza ya que Mengele no sabía nadar.

Fue enterrado en un cementerio en la localidad de Embu con el nombre falso de Wolfang


Gerdhard, con la exclusiva asistencia de su hijo Rolf, ya que ningún otro miembro directo
de su familia asistió.

Corolario

Mengele falleció en la impunidad, solo en los últimos años pareció que la suerte que le
acompañaba se esfumaba y su pasado lo perseguía. Sin embargo, muchos Lagerarzt nazis
de alguno u otro modo se comportaron del mismo modo que Mengele, solo que este
médico antropólogo destacó especialmente por sus particulares características personales y
sus sádicas actuaciones, que lo hiceron denotar desde el resto.

Bibliografía

Mengele, el último nazi, Gerald Astor. Editorial Vergara, 2006. 

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