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La mañana en que la vida de la pareja daría un vuelco comenzó como cualquier otra
Eran las 5:30 de la mañana, el gallo cantaba alegremente para anunciar el nuevo día y a lo
lejos se escuchaba el runrún del arroyuelo. El sol que apenas nacía brillaba con singular
fiereza.
Laura pensó: hoy va a ser mi gran día
De hecho, las cosas estaban a punto de ponerse bastante estresantes, pero Laura no lo sabía
Se oyó el timbre (ding dong) justo cuando Laura estaba terminando de desayunar y
comenzando su gran día, le avisaron:
- Señorita Laura, ya llegó la señorita Maura, ¿la hago pasar?
- Sí, por favor
¡Amiga, que bueno que has venido! Hoy es mi gran día y siempre se agradece la
ayuda de quien bien te quiere, te agradezco tanto, fiel amiga.
¿Desayunas algo?
- No. No, gracias. En cuanto ha amanecido quise venir a tu lado, sé que me necesitas
¿por dónde empezamos?
- ¡Qué bueno es contar contigo mi querida Maura! ¿Te parece bien que cheques que
todo esté bien con mi ajuar de novia mientras me baño?
- Así es Quitita, y que me dices del Sr. Abelardo, con ese traje parece un personaje
salido de las catacumbas, jajaja
Como siempre no falta un tipo de “amistades” así, en todas las bodas
Al parecer y gracias A Dios, la recepción llega a buen fin, y como terminan todos los cuentos…
¡Se casaron y vivieron muy felices!
NO, ¡esperen!
¡esto todavía no ha terminado!
¿Qué ha pasado con la querida suegra y la terrible Maura?
Por desgracia para ellas, ese día no fue su día, cuando regresaron a casa de Alicia, el marido
ya se había enterado de lo sucedido con Don Cuco, así que como era de esperarse patitas pa
que las quiero, y la corrió de su casa, no la dejó llevarse ni al perico, se fue con una mano
adelante y otra detrás
¿Y la terrible Maura?
Ella, llena de rabia se ha bebido una copa con el químico que le había preparado a Laura por la
mañana, copa que le iba a dar antes de que saliera huyendo por otro vestido
Con los nervios y las prisas del momento, llegó muerta de sed con la suegra y al verla tan
deliciosa, ¡la ha ingerido!
Y es la hora que no puede salir del baño, para despedirse de ustedes
(se escuchan risas)
Ahora sí. ¡Este cuento se ha acabado!
Moraleja. Agua que no has de beber…
AUTORA. SILVIA MARTÍNEZ MEDINA