Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
MARIOLÓGICOS DE
MONTERREY
DIPLOMADO DE
MARIOLOGÍA
SEGUNDO SEMESTRE
HISTORIA Y DESARROLLO
DE LA MARIOLOGÍA
TRADICIÓN, MAGISTERIO Y
DOGMÁTICA
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
Impresión de Manuales
Septiembre 2021
Segunda Edición
Julio 2022
Monterrey, Nuevo León, México
2
INSTITUTO DE ESTUDIOS MARIOLÓGICOS DE MONTERREY
INDICE
INTRODUCCIÓN ............................................................................................................... 5
Desarrollo de la mariología............................................................................................ 5
Visión general, línea de tiempo mariológica. .............................................................. 7
a) Era apostólica (siglo I) ...................................................................................... 7
b) Era post apostólica (hasta el siglo II) .............................................................. 8
c) Época patrística (hasta el siglo VII) ................................................................ 9
d) Época medieval (hasta el siglo XV) .............................................................. 10
e) Época moderna (hasta el siglo XIX).............................................................. 10
f) Época contemporánea (siglo XX) ..................................................................... 11
TRADICIÓN DE LA IGLESIA......................................................................................... 15
Introducción ................................................................................................................... 15
Los Elementos Mariológicos de los Padres de la Iglesia (Siglos del II – VIII) ...... 18
1. María Theotokos: Madre de Dios......................................................................... 18
2. María Nueva Eva .................................................................................................... 21
3. La Maternidad Espiritual en los Padres de los primeros siglos ...................... 23
4. La Maternidad Asociada a la Causa de Salvación: María Nueva Eva ........... 24
5. Los Padres Latinos. María Virgen y la Iglesia Virgen ....................................... 28
a) Maternidad por la Virginidad de la Fe ............................................................ 29
b) María Miembro de la Iglesia ............................................................................. 31
c) La Maternidad y El cuerpo Místico ..................................................................... 31
d) Conclusión ........................................................................................................... 33
MARIOLOGÍA DE LOS SIGLOS XII AL XIX ................................................................ 34
Mariología medieval ..................................................................................................... 34
Mariología moderna ..................................................................................................... 46
EL MAGlSTERIO DE LA IGLESIA ................................................................................. 52
Mariología contemporánea, el siglo XX ..................................................................... 52
1. Antes del Concilio Vaticano II ...................................................................... 52
2. El Concilio Vaticano II .................................................................................... 52
3. Post Concilio .................................................................................................... 55
3
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
4
INSTITUTO DE ESTUDIOS MARIOLÓGICOS DE MONTERREY
INTRODUCCIÓN
Desarrollo de la mariología.
fuentes esperan una inteligencia potente y penetrante que las haga explícitas y las
presente más claras!. En este campo tan amplio y tan delicado hay todavía muchas
cosas por hacer y algunas otras por revisar». Para los que desean participar en la
empresa de consolidar y extender estas conquistas preciosas, realizadas a lo largo
de los siglos, resulta indispensable el estar familiarizado con la historia de la
mariología. Ocurre aquí como pasa cuando un jefe es nuevo en un campo de
batalla, que, para afirmar la posesión de un nuevo terreno, tanto como para
planear y llevar a efecto nuevas conquistas, debe empezar por orientarse, haciendo
lo posible por entender la posición y disposición de sus fuerzas por medio de un
estudio diligente de la historia de esa campaña.
7
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
aquello que venía de la epíscope apostólica y aquello que definía ya al obispo local.
De esta forma, hacia el 110 d. C., Ignacio de Antioquía da ya el testimonio
consolidado del triple grado del ministerio apostólico: los obispos, los presbíteros
y los diáconos, establecidos "hasta los confines de la tierra" (1GN, Efe. 3,2). (Iglesia
primitiva, s.f.)
9
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
La edad moderna, que inicia en 1453 con la caída del imperio de oriente a manos
de los turcos otomanos, y termina con la revolución francesa de 1789 que puso fin
al antiguo régimen.
10
INSTITUTO DE ESTUDIOS MARIOLÓGICOS DE MONTERREY
Este siglo XVI es muy importante: es el siglo del Renacimiento literario y artístico,
el siglo de la reforma protestante, el siglo del concilio de Trento, de la Compañía
de Jesús y la reforma católica, de los descubrimientos, de la misión en Asia y
América, de los avances científicos. (Rivero, s.f.)
11
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
Pero también esta centuria ha sufrido convulsiones terribles. Baste recordar las dos
guerras mundiales que han dejado millones de muertos; el comunismo que triunfó
y cayó, pero sólo después de haber hundido en la miseria a países enteros; la
situación de miseria en que viven millones de personas no sólo por el mal
gobierno, sino también por causa de una economía de mercado que olvida la
centralidad del hombre y de la familia.
12
INSTITUTO DE ESTUDIOS MARIOLÓGICOS DE MONTERREY
13
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
14
INSTITUTO DE ESTUDIOS MARIOLÓGICOS DE MONTERREY
TRADICIÓN DE LA IGLESIA
(Clerus, s.f.)
Introducción
María en la Tradición
Presentación General.
15
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
16
INSTITUTO DE ESTUDIOS MARIOLÓGICOS DE MONTERREY
17
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
cada uno según su carácter, y bajo la acción del único Espíritu Santo, contribuyen
eficazmente a la salvación de las almas”.
18
INSTITUTO DE ESTUDIOS MARIOLÓGICOS DE MONTERREY
19
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
encarnación del ser divino en la carne de María: de lo contrario, ¿para qué hubiera
descendido el Espíritu Santo sobre María, sino para traer la salvación en la carne?
Este segundo título fue condenado por el Concilio. María fue proclamada
como madre de la única persona de Jesús, verdadero hombre por la carne de María
y verdadero Dios por la obra del Espíritu Santo, sin concurso de semilla de varón.
Por último, el Concilio de Calcedonia (451) reafirma las dos naturalezas de Jesús en
la unidad de la única persona de Jesús. En especial hay que recordar la herejía de
Arrio condenado en Nicea que negaba que el verbo fuera Dios como el Padre por
lo cual se negaba que María hubiera concebido al verdadero Hijo de Dios.
Otro error el de Apolinar fue combatido por los padres. Según esta doctrina
Cristo poseía una sola naturaleza una mezcla humano-divina por lo cual se negaba
la perfecta naturaleza humana de Cristo. Los dos concilios de Éfeso y de
Calcedonia profesaron un solo y mismo Cristo, Hijo, Señor, Unigénito, subsistente
en las dos naturalezas, pero sin confusión, mutación, separación, división (DS 301-
302).
La cercanía de los Padres a las fuentes les permitió asumir y expresar lo que
en realidad este capítulo quiere ofrecer: un estudio de diferenciación,
yuxtaposición de los elementos exegéticos y hermenéuticos correspondientes más
sobresalientes, que fueron delineando a lo largo del primer milenio la realidad
explícita o subyacente de la doctrina de la maternidad espiritual de María, y que
después fueron utilizados teológicamente en los siglos posteriores, como se
apreciará en los próximos capítulos, sobre todo tomando en cuenta a María Nueva
Eva causa de salvación; la maternidad con respecto a la vida del alma y de la
Iglesia; subdivisión que de una manera agrupa los distintos autores utilizados, sin
con eso haber querido abarcar todo el universo patrístico.
22
INSTITUTO DE ESTUDIOS MARIOLÓGICOS DE MONTERREY
23
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
El tema de la Nueva Eva fue analizado por Justino primero y después por
Ireneo. Justino (+ ca. 165) utiliza el paralelismo antitético, de origen judeo-
helenístico con influencia estoica, en base a tres puntos: a) la virginidad que
caracteriza ambas, Eva y María, establece el plan de la confrontación antitética por
ser Eva la virgen que nos llevó al pecado y María la virgen que nos llevó a la
recuperación de la gracia; b) el proceder causal por lo cual Eva responde a la
astucia del demonio y María responde a la invitación angelical; y c) las
consecuencias que en Eva son la muerte y en María el nacimiento de Cristo que
libera de la muerte y del pecado.
La presentación del nuevo Adán y de la Nueva Eva vista desde este punto
apologético asume un carácter de discurso antidualista y de recuperación de la
unidualidad original del discurso divino revelado a los hombres. A partir de este
24
INSTITUTO DE ESTUDIOS MARIOLÓGICOS DE MONTERREY
Trifón de Justino que es de la misma época. Justino, según el autor, sólo define a
María como Madre del Señor; mientras que Ireneo profundiza y asocia a María a la
obra del Redentor. Cignelli presenta a S. Justino (+165) como el autor que habla de
la doble filiación divina y humana de Cristo cuya concepción en la carne se une
por María a la descendencia de los Patriarcas; aquí es que Justino pone en relación
Eva con María.
Es el origen del orden de la gracia donde María y Cristo, por obra del mismo
Cristo, quedan indisolublemente unidos en la filiación adoptiva y en la maternidad
de la Iglesia, asociados en la misma lucha contra el demonio y el mal, en la obra de
restauración del hombre. Así María por su unión original con Cristo queda como la
que rompió el nudo primordial hecho por Eva; como la que defendió a la primera
madre desobediente, justificándola, como abogada, con su obediencia, frente al
enemigo común. Al ocupar María todo el lugar del género humano en su sí desde
la anunciación hasta la cruz, María Nueva Eva adquiere además su significación
espiritual como madre, en relación con los creyentes y de la Iglesia, es decir su
dimensión eclesiológica que se aclara a la luz de la oración en el cenáculo según el
mismo Espíritu, que había empezado a poner al hombre en comunión con Cristo
encarnado.
27
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
Así se puede evidenciar lo que los Padres siempre han creído y transmitido
desde la revelación: que, en el misterio de la unión hipostática, así como Cristo es
verdadera causa meritoria ministerial de salvación, en Él la naturaleza divina es
causa principal y remuneradora y la naturaleza humana es instrumento, órgano,
libre y meritorio, elevada por él por la misma hipóstasis divina. Es el significado de
la redención objetiva, dado que en Cristo se da el misterio de lo divino y de lo
humano que redime al ser.
28
INSTITUTO DE ESTUDIOS MARIOLÓGICOS DE MONTERREY
nos ha concebido y virgen nos genera sin sufrimiento. Y por eso Santa María, casada con
uno, es fecundada por otro (el Espíritu Santo) para demostrar que también las iglesias
particulares son fecundadas por el Espíritu Santo y por la gracia, aun estando unidas a la
persona de un sacerdote temporal”.
30
INSTITUTO DE ESTUDIOS MARIOLÓGICOS DE MONTERREY
31
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
Así como María, mater caritas, genera con amor en la fe y expresa de esta
manera su fecundidad, así los cristianos creyentes pueden mantener esta misma
disposición que los hace fecundos. Esta fecundidad en Agustín tiene que ver con la
virginidad de la persona y de la fe de María, a igual que en los creyentes. San
Ambrosio, su maestro, le había transmitido la tipología de María Virgen Typus
Ecclesiae, comparación que se basa entonces en la relación entre maternidad
virginal y maternidad fecunda, conceptos que conllevan a la esponsalidad virginal
subyacente que explica la concepción de la maternidad espiritual de María en
relación a la virginidad similar o semejante a la virginidad fecunda maternal de la
Iglesia.
32
INSTITUTO DE ESTUDIOS MARIOLÓGICOS DE MONTERREY
d) Conclusión
II. Los Padres confirman la presencia maternal de María como madre de Israel,
madre de Dios, madre nuestra; su culto y devoción desde el comienzo y a lo
largo de los siglos por su intercesión, santidad y ejemplaridad.
33
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
vista; si exceptuamos algunos pasajes de sus obras Cur Deus homo y De conceptu
virginali et de originali peccato, las demás son de carácter devoto, especialmente las
tres conocidas «oraciones a Nuestra Señora», Y, sin embargo, no podemos dejar de
reconocer el valor de este santo como mariólogo. Su contribución en un nivel de
teología positiva es indiscutible. Podríamos decir, además, que, si profundizamos
un poco en nuestro estudio, encontraremos en medio de la oración la huella de un
gran teólogo especulativo. El P. Eugenio Burke, en su estudio sobre San Anselmo,
ha subrayado en las obras marianas de este autor «la íntima relación que existe
entre doctrina y devoción y cómo ambas proceden de una apreciación
esencialmente teológica». Por eso no es difícil descubrir, en potencia, el principio
mariológico básico que los teólogos han manejado desde entonces, esto es, que la
divina maternidad es el origen de la dignidad y las prerrogativas de María. De este
privilegio deduce San Anselmo la pureza de Nuestra Señora, su virginidad, su
santidad y su poder de intercesión. En cuanto a la maternidad espiritual de María,
San Anselmo se pronunció clara y explícitamente, así como también en la doctrina
del papel de María en la distribución de todas las gracias, de tal modo que preparó
el camino a los que en el futuro hablan de estudiar la mediación de María. Aunque
San Anselmo se dio cuenta de que la pureza y la santidad de María debía estar en
proporción con su dignidad de Madre de Dios, sin embargo, no llegó a darse
cuenta lo mismo que otros sabios posteriores de las implicaciones de este principio
con respecto a la Inmaculada Concepción. No son suyos los textos que defienden
esta doctrina, y, en cambio, hay afirmaciones que no pueden dejar de atribuírsele y
que le excluyen de los defensores de esta gloriosa prerrogativa mariana, aunque
concediera que Nuestra Señora había sido santificada antes de su nacimiento. Sin
embargo, Anselmo tiene el gran mérito de haber ayudado a encontrar la solución
final a la controversia sobre la Inmaculada Concepción, y esto a través de sus
especulaciones en Cur Deus homo y en De conceptu virginali et de originali peccato,
especialmente por su crítica de la tesis agustiniana sobre la transmisión del pecado
original.
que María fuera concebida sin pecado original. Este es el único error que cometió
San Bernardo y que oscurece la reputación del más ilustre doctor de María. Por
otra parte, la influencia en la historia de la mariología del abad de Claraval a través
de los tiempos es incomparable, no sólo en cuanto a la piedad mariana, sino
también influyendo sobre los teólogos de Nuestra Señora. Es sorprendente que el
abad de Claraval no escribiera mucho sobre Nuestra Señora. Solamente tiene un
trabajo explícitamente teológico, la ya mencionada carta a los canónigos de Lyón;
el resto de la doctrina mariana de San Bernardo aparece en una docena de
sermones, escritos en varias fiestas de la Santísima Virgen, y en cuatro homilías
reunidas bajo el título De laudibus V. Matris, además del comentario sobre el
evangelio del miércoles de témporas de Adviento, conocido por Missus est, y
algunos otros 19. Si queremos explicar la gran influencia de San Bernardo, tenemos
que buscar otros factores que no sean la cantidad de sus escritos marianos, aunque
es innegable que el encanto de su estilo, su fervor y unción ayudan a explicar tal
influencia. Nunca mereció el autor el título de «Doctor Melifluo» con más razón
que cuando hacía a María objeto de su oratoria. Según dice Dom J. Leclercq, este es
el secreto del éxito de San Bernardo y la única base cierta de su reputación como
doctor mariano. Según este sabio benedictino, el abad de Claraval ha sido
sobrestimado como teólogo de María: «Bernardo no hizo más que hacerse eco de la
doctrina tradicional, corriente en esta época, y apenas contribuyó con doctrina
original al desarrollo de la doctrina mariana» .
Sin embargo, la mayoría de los teólogos, y nos parece un juicio muy
estimable, opinan que este gran cantor de María enriqueció considerablemente la
ciencia mariológica. Si Bernardo no se dedicó a la especulación, no fue por falta de
inteligencia o por no tener un instinto teológico sólido. Se comprende que su
mariología sea muy concreta, en forma y en carácter, puesto que tiene su origen en
la predicación oral y también porque el santo se adhirió íntimamente a la Biblia y a
los Santos Padres, deseando conservarse en la más estricta ortodoxia y temeroso de
hacer innovaciones. Sin embargo, lo mismo que vimos con San Anselmo, basta
profundizar un poco para percibir entrando en acción al teólogo, no sólo
competente, sino original. La doctrina mariana de Bernardo es superior a la de sus
predecesores por la riqueza y la amplitud de su síntesis y no le falta ni
argumentación original, ni precisión, ni explicaciones. Vamos a probar esta
aserción fijándonos en que la mariología de San Bernardo se desarrolló bajo el
control de ciertos principios, especialmente de dos de ellos unidos: uno, la
36
INSTITUTO DE ESTUDIOS MARIOLÓGICOS DE MONTERREY
el futuro». No sólo afirmó todo lo que se creía hasta entonces; se anticipó también a
sentar las bases de doctrinas que, siglos más tarde, serían definidas como dogma o
aceptadas normalmente, por ejemplo, la Asunción y, quizá, la Inmaculada
Concepción. También la mariología de San Antonio aparece principalmente en
forma de sermones, pero sus discursos están llenos de una precisión teológica tan
grande que puede derivarse de ellos un verdadero y completo tratado de teología
mariana. El principio más importante en su mariología es la divina maternidad de
María y el nacimiento virginal del Salvador. Alrededor de ellos gira todo lo demás,
bien como prerrogativas anteriores a su divina maternidad o como consecuencias
de ella. Del primer grupo serían la plenitud de grada de María, su perpetua
virginidad y, posiblemente, su inmaculada concepción. Entre los del segundo, es
decir, las prerrogativas que son consecuencia de la maternidad divina, San
Antonio subraya la asunción en cuerpo y alma a los cielos y su glorificación como
reina de los ángeles y de los santos, su cooperación en la redención de la
humanidad, su posición de intermediaria en la distribución de las gracias y otras.
Se ha discutido mucho si el Doctor Evangélico enseñó claramente el misterio de la
Inmaculada Concepción. Lo que es cierto es que nunca lo negó y, por lo menos,
estaba favorablemente predispuesto con respecto a esta doctrina. En cuanto a la
Asunción, recordemos que Pío XII, en la constitución apostólica Munificentissimus
Deus, dice que San Antonio «ocupa un puesto de privilegio entre los que
atestiguaron esa verdad». También se distinguió en la solidez de su enseñanza
sobre María como corredentora, Madre espiritual de los hombres y Mediadora en
la distribución de todas las gracias, temas estos en los que San Antonio parece
haberse adelantado a su propio tiempo. Los autores que hemos estudiado hasta
ahora en este resumen de mariología medieval, Anselmo, Bernardo y Antonio, nos
presentan la doctrina mariana unida a lo devocional, en una especie de simbiosis,
y, aunque esto es muy provechoso, nuestro mayor interés se centra en un estudio
de lo más formalmente teológico. Esta modalidad no se da hasta que aparecen las
grandes lumbreras del escolasticismo, entre las que destaca San Buenaventura (+
1274). El Doctor Seráfico expresó su pensamiento mariano no solamente con su
oratoria, en sus 27 sermones sobre la Santísima Virgen, sermones en la fiesta de
Epifanía y en la de Navidad y en la Collatio sexta de donis Spiritus Santi, sino
también en sus Comentarios sobre el Evangelio de San Lucas, en su Comentario a
las Sentencias de Pedro Lombardo y en el Breviloquio. Se caracteriza este escritor
por sus precauciones y cautelas al escribir sobre Nuestra Señora. San Buenaventura
38
INSTITUTO DE ESTUDIOS MARIOLÓGICOS DE MONTERREY
Eucaristía lo hace más detenidamente o con mayor predilección que cuando habla
de Nuestra Señora. Especialmente subraya su intervención en la economía de la
redención. Sus trabajos abarcan el enciclopédico Mariale super «Missus est», el
Compendíum super Ave María y más de doce sermones marianos. Por otra parte,
también está expuesta esta doctrina a lo largo de sus comentarios sobre la
Escritura, especialmente sobre el Evangelio de San Lucas, y de igual modo en las
obras teológicas, tales como el Comentario sobre las Sentencias, la Summa de
Incarnatione y el tratado De natura boni. En una palabra, San Alberto aprovechó
todas las ocasiones para expresar su amor y devoción a la Madre de Dios y de los
hombres, escribiendo más sobre mariología que ningún otro teólogo de su tiempo
No es menos admirable la calidad de este trabajo tan extenso. Su estilo es siempre
claro, casi siempre doctrinalmente sólido, frecuentemente profundo, y se distingue,
además, por la gran variedad de problemas marianos que trata y por una cierta
tendencia hacia la síntesis, la sistematización y otras funciones propias de la
mariología científica. Conviene notar que el argumento de San Alberto en defensa
de la asunción de María a los cielos, se cita con una alabanza especial en la
constitución apostólica Munificentissimus Deus. Indudablemente hay zonas menos
claras en el campo de su mariología, y entre ellas la exageración al hablar del
conocimiento que tenía Nuestra Señora. Lo mismo que San Agustín, San Anselmo
y todos los escolásticos, también San Alberto reconocía que había en María una
plenitud de gracia, de pureza y de virtud solamente inferiores a la de Cristo, y, sin
embargo, no llegó a darse cuenta de que, por el hecho de su misión y dignidad
singulares, la Madre de Dios debió ser preservada de pecado original. Influido por
la autoridad de Bernardo de Claraval y por la tesis agustiniana de la transmisión
del pecado original, San Alberto solamente admitió la santificación de María antes
de su nacimiento. La excelencia de la doctrina mariana de San Alberto hace pasar a
segundo lugar sus equivocaciones, especialmente cuando trata de la parte que
tomó la Santísima Virgen en la obra de nuestra redención.
(1307) insistió, sobre todo, y fue decisiva su distinción entre lo que se llamó la
redención «liberativa» y, en el caso de María, la «preservativa», al mismo tiempo
que sostenía que la preservación de María del pecado original era una manera de
redención más sublime, y que, por tanto, no solamente no disminuía, sino que
ensalzaba la dignidad de Cristo como Redentor. En Oxford, Escoto había
asegurado no solamente la posibilidad especulativa de la Concepción Inmaculada,
sino también su actualidad. Ya en París escribió con más cautela sobre este último
punto, lo que puede atribuirse quizá a deferencia por su parte hacia los oponentes
a esa doctrina, que eran entonces tan numerosos en París y contaban con el apoyo
de hombres de la autoridad de Anselmo, Bernardo, Buenaventura y Tomás de
Aquino.
Hay una anécdota según la cual el Doctor Sutil defendió la Inmaculada
Concepción victoriosamente en una disputa pública ante la Universidad de París.
Ciertamente hay en ello algo de verdad, aunque oculta bajo los añadidos de la
leyenda. Hemos rendido tributo a las grandes figuras de la mariología medieval y
ahora haremos breve mención de otros estudiosos que contribuyeron a la ciencia
mariológica en este período.
No podemos olvidar a otras figuras de la Universidad de Oxford, que, al
defender la doctrina de la Inmaculada Concepción, prepararon el camino a las
conclusiones de Duns Escoto. Entre éstos está Alejandro de Neckam (+ 1217),
monje cisterciense, y Roberto Grosseteste, del clero secular, que murió en 1253,
siendo obispo de Lincoln. Es posible que las lecciones que este último dio en la
Universidad a los hijos de San Francisco de Asís fueran el fundamento de la
enseñanza tradicional de los teólogos franciscanos sobre la Inmaculada
Concepción. Viene después Guillermo de Ware, O. F, M. (t J3°°)» Que enseñó en
Oxford y luego en París. Se cree que es el maestro de Duns Escoto y que instruyó a
su discípulo en la doctrina de la Inmaculada Concepción, aunque no falta quien
diga que la influencia fue al revés y que las opiniones del maestro estaban influidas
por las de su famoso discípulo. Jaime de Vorágine (o de Varagine), O. P., que
murió en 1298, siendo arzobispo de Génova, es famoso principalmente como
compilador de la popular Leyenda dorada; pero también merece un recuerdo por
su Mariale aureum y otros sermones marianos de tipo escolástico, que ejercieron
mucha influencia en la Edad Media. Raimundo Lulio (+ 1316), famoso por varias
otras razones, fue un teólogo español, miembro de la Orden Tercera de San
Francisco y notable por su Mariología. Su doctrina mariológica se encuentra
43
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
44
INSTITUTO DE ESTUDIOS MARIOLÓGICOS DE MONTERREY
Durante los cuatro siglos que van de San Anselmo a Bernardino de Busti, la
mariología se enriqueció notablemente, como vamos a ver.
El dogma de la maternidad divina, que ya se había definido en Efeso,
alcanza profundidad teológica especialmente con Santo Tomás de Aquino y Juan
Duns Escoto. Con San Anselmo, los escolásticos pusieron de relieve que el oficio de
María como Madre de Dios reclama de Ella la mayor pureza, santidad y plenitud
de gracia que nadie pudo tener después de Cristo. Implícita en esta doctrina iba la
de la Inmaculada Concepción. San Bernardo y otros teólogos después de él no
llegaron a reconocerlo, e incluso negaron la inmunidad de María -de pecado
original desde el primer momento de su concepción. La controversia que siguió
ocasionó poco a poco la clarificación de las conclusiones verdaderas, la solución
hallada por Duns Escoto y el desarrollo de argumentos positivos a la tesis de la
Inmaculada Concepción. Desde ese momento, la oposición, que nunca había sido
universal, decreció rápidamente. A fines del siglo XIV, la santidad original del
alma de María era doctrina corriente entre los franciscanos, y, años más tarde, se
unieron a ellos los carmelitas, los agustinos, premonstratenses, trinitarios, servitas
y muchos benedictinos, cistercienses y cartujos.
En el siglo XV, la mayoría de los teólogos estaba de acuerdo sobre este
privilegio glorioso de la Madre de Dios, mientras continuaba debatiéndose sobre el
modo por el que María fue preservada de pecado original. Otro gran avance de la
mariología medieval fue el triunfo de la doctrina sobre la asunción corporal de la
Virgen al cielo. Esta prerrogativa mariana había sido muy discutida del siglo XIX al
XII, pero desde entonces se hizo doctrina común, defendida por argumentos que
no han necesitado mejora en los siglos siguientes. Las contribuciones de los
grandes maestros de la escolástica sobre este punto están admirablemente
resumidas por Pío XII en la ``Munificentissimus Deus”. Como ya hemos insinuado al
referirnos a los grandes doctores de la mediación, otro de los problemas
principales de los teólogos medievales fue la participación de la Santísima Virgen
en la obra redentora de Cristo y, por el mismo orden, sus relaciones con la Iglesia y
con todos los hombres, sus hijos espirituales. En este período se estudió con fruto
no solamente la parte que tiene María en la distribución de todas las gracias, sino
también el hecho y el modo de su cooperación en la adquisición de esas mismas
gracias; es decir, la parte que tomó en la redención objetiva. Este último aspecto de
la mediación se aclaró más debido al profundo estudio teológico del dogma de la
maternidad divina y por una aceptación gradual de la Inmaculada Concepción. A
45
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
su vez, la apreciación cada vez mayor del papel corredentor de María contribuyó a
un entendimiento mayor de su realeza. Estos grandes avances de los mariólogos
medievales ponen de relieve el poco fundamento de la afirmación de B. Otten,
cuando dice que los Padres de la Iglesia habían dejado a la escolástica muy poco
que hacer en el desarrollo de las doctrinas marianas.
Mariología moderna
(Carol, 1964)
Vamos a estudiar el período que empieza con el concilio de Trento, donde se
declaró expresamente que «la Bendita e Inmaculada Virgen María, Madre de
Dios», estaba excluida de sus conclusiones sobre el pecado original, preparando así
el camino para la definición dogmática de su Inmaculada Concepción, el 8 de
diciembre de 1854. Este período de tiempo fue testigo de avances muy notables en
la mariología, que se vieron impelidos hacia el progreso, primero, por los ataques
al culto y a las doctrinas marianas de los protestantes reformadores, y, después,
por los jansenistas y sus seguidores, especialmente por Adam Widenfeld en su
trabajo Monita salutaria B. Mariae Virginis ad cultores suos indiscretos, publicado en
1673. Para protegerse de estos ataques, los defensores de la ortodoxia católica
escribieron una gran cantidad de literatura dogmática de tipo polémico, la cual,
aunque varía en calidad, sin embargo, estableció más firmemente e iluminó con
más claridad la perfección de la Madre de Dios, su santidad sin igual, su
inmunidad de todo pecado, tanto original como actual; su mediación universal en
la adquisición y distribución de todas las gracias y la veneración que le es debida.
Hay muchos autores de este período que merecen nuestra atención, pero en estas
páginas debemos limitarnos solamente a mencionar los campeones más eminentes
de las glorias de María. Mencionamos, en primer lugar, al principal doctor
germano de la Iglesia universal, San Pedro Canisio, S. I. (+ 1597). Que se distinguió
por su maravillosa refutación de los errores protestantes en la obra De Maria
Virgine incomparabili et Dei genitrice sacrosancta libri quinqué. Esta obra clásica
apologética puede definirse como la primera exposición completa de doctrina
católica sobre la Madre de Dios. Sólo ella proporciona a su autor un elevado lugar
en la evolución histórica de la ciencia de María, aunque el honor de haber creado la
primera mariología moderna rigurosamente científica y escolástica pertenece en
realidad a su hermano en religión Francisco Suárez (+ 1617). Ya hemos visto que el
46
INSTITUTO DE ESTUDIOS MARIOLÓGICOS DE MONTERREY
podemos citar a Justino Miechow (+ 1689), conocido, sobre todo, por sus famosos
comentarios sobre la letanía lauretana, Vicente Contenson (+ 1674), cuyo libro
Theologia mentís et coráis contiene una extensa y luminosa disertación sobre las
prerrogativas de la Santísima Virgen, y, por último, Juan van Ketwig (+ 1746), que
escribió una mariología según el estilo de Santo Tomás, llamada Panoplia mariana.
Como podía esperarse de la Orden de María, los servitas han contribuido
profundamente al desarrollo del dogma y la piedad mariana. Un ejemplo brillante
es el teólogo austríaco César Shguanin (+ 1769), famoso no sólo por la cantidad de
sus escritos, sino también por su calidad y su amplio temario en todas las fases de
la mariología. La ciencia de la Virgen se ha visto también enriquecida por los
clérigos regulares de la Madre de Dios, y especialmente por Hipólito Marracci (+
1675), otro autor muy prolífico.
Hay otros escritores de esta época que podrían citarse, sus obras de
devoción no sólo alimentaron la piedad mariana, sino que, al mismo tiempo,
ensancharon y profundizaron sus bases doctrinales, particularmente en relación
con la mediación de la Virgen, punto crucial de la controversia jansenista. Entre
estos últimos vamos a citar al cardenal de Bérulle (+ 1629), a Juan Olier (+ 1657) a
San Juan Eudes (+ 1680), a San Luis María Griñón de Montfort (+ 1716),
universalmente conocido por su Tratado de la verdadera devoción a la Santísima
Virgen, y el no menos conocido redentorista, doctor de la Iglesia universal, San
Luis María Alfonso de Ligorio, que alcanzó éxito universal con sus Glorias de
María, en las que armoniza una ciencia profunda con gran erudición, dogma y
ascetismo y un ardiente amor filial para la Madre de Dios y de los hombres. El
último discípulo de esta escuela de escritores tan significativa es Guillermo
Chaminade (+ 1850), fundador de los marianistas, cuyas obras, muchas de ellas
inéditas, están recibiendo ahora atención especial. Si clasificamos al cardenal
Newman entre los escritores de la última mitad del siglo XIX, Chaminade es el
único mariólogo importante en los primeros cincuenta años. A pesar de la derrota
del jansenismo y de los avances de esta ciencia en la época posterior a Trento, la
mariología estuvo en decadencia a principios del siglo XIX, porque el jansenismo,
aunque ya vencido, había dejado su marca tanto en la teología como en la
mariología, ayudado por el racionalismo, el seinirracionalismo y el joselinismo. En
esta época de decadencia, las obras generales de teología descuidaron el lugar que
tradicionalmente se había venido dando a Nuestra Señora, conformándose con
48
INSTITUTO DE ESTUDIOS MARIOLÓGICOS DE MONTERREY
Matías Joseph Scheeben tiene el honor de haber trabajado más que ningún
otro teólogo moderno para conseguir hacer de la mariología un tratado completo,
distinto del resto de la teología y, sin embargo íntimamente unido a ella, en
conexión con el tratado sobre la Iglesia; y, al mismo tiempo, darle una gran
cohesión interior por medio de un principio fundamental propio. Sus opiniones
sobre este tema podemos resumirlas con sus propias palabras:
49
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
Otra consecuencia, por lo menos indirecta, del impulso dado por la bula
Ineffabilis Deus a la teología mariana fue un nuevo interés y un estudio más
penetrante de las cuestiones que se refieren al papel de María como mediadora
universal. Muchos mariólogos prepararon el camino para el profundo desarrollo
que estos temas alcanzaron en el siglo XX. Después de la aparición de las encíclicas
de León XIII sobre el rosario, se prestó más atención al papel que Nuestra Señora
representa en la adquisición y distribución de todas las gracias y, por tanto, a la
doctrina de su maternidad espiritual. De entre estos mariólogos del siglo XIX
citaremos a Federico Guillermo Faber; O. Van den Berghe; J. de Concilio; P.
Jeanjacquot, S. I., y Francisco Risi. Estos estudiaron la cooperación de María por
igual en la redención objetiva.
51
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
EL MAGlSTERIO DE LA IGLESIA
Mariología contemporánea, el siglo XX
2. El Concilio Vaticano II
52
INSTITUTO DE ESTUDIOS MARIOLÓGICOS DE MONTERREY
53
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
54
INSTITUTO DE ESTUDIOS MARIOLÓGICOS DE MONTERREY
3. Post Concilio
55
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
56
INSTITUTO DE ESTUDIOS MARIOLÓGICOS DE MONTERREY
Pablo II decretó el año jubilar mariano 1987-1988 que marca el largo proceso de
crisis y de recuperación que se realizó en estos años posteriores al Concilio.
4. El Magisterio de Pablo VI
La primera fue Signum Magnum publicada el 15 de mayo del 1967 por los
veinticinco años de la consagración del mundo a María Inmaculada hecha por Pío
XII, por lo cual, al renovar dicha consagración a María, como madre y reina
espiritual de los creyentes, se reafirmaba la importancia del culto singular mariano
que es un culto que no menoscaba el verdadero culto al Verbo, al Padre y al
Espíritu.
57
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
de la sociedad” MC 37. Por último, el Papa invita al rezo del Ángelus y del Rosario y
así realza la importancia entre liturgia, oración, Palabra, misterio de la Encarnación
y realización en la vida cotidiana del compromiso cristiano.
A esto agregó esa sensibilidad propia del pueblo polaco al cual pertenecía
que lo abría a las devociones marianas de todo el mundo como lo demostró en sus
diferentes visitas a los santuarios mundiales nacionales, regionales e
internacionales a lo largo de la geografía mundial. Fomentó el aspecto ecuménico
relacionado con María haciendo una relectura exegética bíblica con
fundamentación patrística para acercar el diálogo con los protestantes y con los
ortodoxos. En definitiva, se preocupó de fortalecer la importancia doctrinal,
devocional litúrgica, pastoral de la presencia mediadora maternal de María.
II. Su ser depositario del misterio de Dios y junto a María recorre el itinerario
de fe.
59
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
60
INSTITUTO DE ESTUDIOS MARIOLÓGICOS DE MONTERREY
- Benedicto XVI, Carta Encíclica, Deus Caritas est, 25 de diciembre del 2005: N. 41.
“María es, en fin, una mujer que ama. ¿Cómo podría ser de otro modo? Como
creyente, que en la fe piensa con el pensamiento de Dios y quiere con la voluntad
de Dios, no puede ser más que una mujer que ama.”.
- Benedicto XVI, Carta Encíclica, Spes Salvi, Roma 30 de noviembre del 2007, María,
estrella de la esperanza, N. 49: “¿Quién mejor que María podría ser para nosotros
estrella de esperanza, Ella que con su « sí » abrió la puerta de nuestro mundo a
Dios mismo; Ella que se convirtió en el Arca viviente de la Alianza, en la que Dios
se hizo carne, se hizo uno de nosotros, plantó su tienda entre nosotros?” (cf. Jn
1,14).
61
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
DOGMÁTICA
Los Dogmas Marianos
(Alson, s.f.)
Introducción
Una vez definido un dogma, es como una ventana que se abre hacia el
infinito, donde puede penetrar la luz de Dios y donde se sigue profundizando en
la verdad revelada. El dogma no es por lo tanto un límite sino más bien una etapa
en el camino de la verdad, donde se establecen ciertos contenidos con claridad y
desde cuya base se va a continuar elevando el edificio doctrinal de la Iglesia.
62
INSTITUTO DE ESTUDIOS MARIOLÓGICOS DE MONTERREY
específica como dogmas, sino que hay puntos clave de la doctrina que se han
declarado dogmas como tales.
Esto significa que las verdades o los dogmas menos centrales pueden durar
más tiempo para ser entendidos por nuestros hermanos separados, o pueden
realizarse diálogos para lograr entenderse en ellos, y encontrar un lenguaje que
permita descubrir si de verdad creemos o no en forma diferente en esas verdades
que consideramos son revelación de Dios. Esto ocurre especialmente con los
dogmas marianos, que representan una fuerte tensión en las relaciones teológicas y
doctrinales con los protestantes y también, en cierta forma, con los ortodoxos.
63
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
La Iglesia se fijó en María por causa de Jesús; desde la Biblia vemos aparecer
a María relacionada con Jesús. Ella es nombrada en el evangelio de Lucas, el
nombre de la virgen era María (Lc 1,27), porque Jesús al encarnarse tuvo que
hacerlo en una persona concreta de carne y hueso, con nombre y apellido,
perteneciente a una familia y un pueblo concretos.
64
INSTITUTO DE ESTUDIOS MARIOLÓGICOS DE MONTERREY
Así como el Verbo se hizo carne en una mujer concreta de carne y hueso,
sino no hubiese sido realmente humano; así mismo su acción salvífica es concreta
en la Iglesia, que es su cuerpo místico. La doctrina de la Iglesia, que está plasmada
en el credo, tiene como su centro el misterio pascual de Cristo, que da como
resultado el perdón de los pecados y por lo tanto la limpieza del mal, para poder
acceder a Dios. El poder redentor de Dios, realizado por medio de Jesucristo, tiene
como resultado final la creación de su propio cuerpo que es la Iglesia; este cuerpo
debe ser puro, inmaculado y santo; es la marca fundamental de la santidad de
Dios, que afecta la humanidad y la hace apta para participar en el reino de Dios. El
dogma de la Inmaculada Concepción de María tiene que ver con esa potencia
redentora de Cristo, que vino a traer la gracia de Dios a la humanidad; el resultado
es una Iglesia Inmaculada, pero la primera que goza de esa situación es María, la
que llama el ángel kejaritomene,(Cf. Lc 1,28) la llena de gracia, la favorecida por la
gracia de Dios, María es Inmaculada, sin mancha de pecado, pero no simplemente
después de su vida de niña y como adulta, sino que ella es llena de gracia, pura,
desde el instante de su concepción, porque fue la tierra donde se sembró la Palabra
de Dios; fue la tierra preparada por Dios previamente para enviar a su Hijo al
mundo. El credo nos dice que Cristo ascendió a los cielos; después de haber
cumplido su misión, de pasar por la pasión, muerte y resurrección, Cristo vuelve al
Padre, y por lo tanto asciende a los cielos. Su suerte debe ser la suerte de su esposa
la Iglesia, y por lo tanto toda la Iglesia debe ascender a los cielos junto con Él.
María es la primera asunta a los cielos, y este es el cuarto dogma mariano que la
Iglesia ha declarado. Es consecuencia directa de la acción redentora de Cristo en la
humanidad y es primicia de nuestra asunción, de nuestra salvación en la presencia
de Dios como Iglesia de Cristo.
65
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
66
INSTITUTO DE ESTUDIOS MARIOLÓGICOS DE MONTERREY
llamado Hijo de Dios (Lc 1,35). Lo que nace de María es el Hijo de Dios; es Dios
mismo, por lo tanto, María es Madre de Dios (paridora de Dios, Theotokos).
68
INSTITUTO DE ESTUDIOS MARIOLÓGICOS DE MONTERREY
esta expresión conserva un auténtico tono arcaico de las más antiguas fórmulas del
credo que sintetizaban la fe de la Iglesia ligada a la revelación bíblica y la tradición
fiel al dato apostólico, y expresan el aporte materno de María para la encarnación
del Verbo, pero no explican la manera, la naturaleza del hecho, sino solamente lo
afirman como tal.
Theotokos, sino más bien Christotokos, porque el Verbo no puede haber nacido de
una mujer.
70
INSTITUTO DE ESTUDIOS MARIOLÓGICOS DE MONTERREY
a. Aspecto Bíblico
71
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de
Dios. (Lc 1,35). Lucas enfatiza claramente la virginidad de María, requisito
indispensable para la encarnación del Verbo y por lo tanto para que Jesucristo
tenga naturaleza divina, y en consecuencia, para que haya podido redimirnos del
mal. Si no hubiese sido Dios no hubiese podido redimirnos y si no hubiese sido
hombre tampoco, ambas cosas son inseparables, y María entra plenamente en este
misterio, ella es la verdadera madre humana, que le hace humano al Verbo eterno,
y a la vez es virgen, que garantiza el origen divino de Jesús.
El pasaje de Mateo 13,55 nos vuelve a plantear la cuestión: ¿No es éste el hijo
del carpintero?, ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Santiago, José,
Simón y Judas? pero no dice en ningún momento en forma explícita que son hijos
de María.
73
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
Así como dijeron “el hijo del carpintero” porque no sabían la naturaleza
divina de Jesús, así también la gente podía decir “sus hermanos” que eran la gente
de su entorno, sus familiares, sus vecinos. Jesús era uno de tantos, formaba parte
de su pueblo, vivía en una casa concreta, de una familia concreta; la encarnación
del Verbo fue real, pero eso no significa que María tuvo otros hijos. En Mateo 28,10
el mismo Jesús utiliza la palabra “hermanos” para indicar a sus discípulos y
amigos: Entonces les dice Jesús: «No temáis. Id, avisad a mis hermanos que vayan
a Galilea; allí me verán.» Esta palabra indica una relación especial, familiar, y la
Iglesia primitiva realmente fue una familia; los lazos que se forman por la fe crean
una verdadera familia, pero no simplemente humana; es la familia escatológica, la
familia de los hijos de Dios y hermanos en Cristo. La realidad virginal de María
entra dentro de esta nueva creación de Dios; ella está destinada a ser la madre
espiritual de la nueva familia escatológica; su total dedicación a Cristo, su
virginidad consagrada a Él, le preparan para ser la madre virgen de todos los
cristianos.
75
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
b. La Tradición
76
INSTITUTO DE ESTUDIOS MARIOLÓGICOS DE MONTERREY
c. Definición Dogmática
77
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
María sea en sentido propio y según verdad madre de Dios, en cuanto propiamente y
verdaderamente ha concebido del Espíritu Santo, sin semen, y ha dado a luz, sin
corrupción, permaneciendo aún después del parto su indisoluble virginidad, al mismo Dios
Verbo, nacido del Padre antes de todos los siglos, sea anatema”.
d. Conclusión
La virginidad de María, como las otras verdades marianas, forman parte de
un corpus de fe que no se puede dividir; está ligada a todas las otras realidades
reveladas por Dios y en la medida que se acepta y se comprende mejor, fortalece la
fe y la doctrina de los cristianos.
78
INSTITUTO DE ESTUDIOS MARIOLÓGICOS DE MONTERREY
79
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
ausencia del pecado original. La visión protestante es más negativa aún y ellos no
aceptan este dogma, en realidad no definen si la virgen tuvo pecado, pero tienen
tendencia a minimizar a la Virgen María y por lo tanto a considerarla en todo igual
a los demás.
Lo especial que tiene María respecto a los demás cristianos es, además de ser
la madre del Mesías y Señor, el hecho de nunca haber tenido mancha de pecado.
Este estado de gracia que nunca perdió María le hace estar en una posición
especialísima respecto al resto de la humanidad. Cuando Eva cayó en pecado por
escuchar la serpiente, entró el pecado en el mundo; todos los seres humanos están
afectados por ese pecado de los primeros padres; de alguna manera quedan
manchados desde el momento de ser concebidos, no significa que tengan culpa del
pecado cometido por sus antepasados, pero sin embargo por solidaridad humana,
por pertenencia a la familia humana, son afectados por ese pecado, quedan
manchados. El Bautismo limpia del pecado a quien lo recibe, y al mismo tiempo le
da la gracia de Dios. Se puede decir que María recibió lo que se recibe en el
bautismo, desde el mismo instante de su concepción; por eso ella fue preservada
de la mancha del pecado original que había permitido entrar Eva. María en este
sentido es la nueva madre de los que viven por Cristo; la Nueva Eva; pero esta
madre es de la nueva creación; aquella que va a estar libre del yugo del pecado.
La madre pura va a tener los hijos puros. La antigua maldición del origen,
donde el ser humano quedaba sometido al yugo del pecado y de la muerte, queda
abolida en María, y ella se entrega en cuerpo y alma a su vocación de Madre;
80
INSTITUTO DE ESTUDIOS MARIOLÓGICOS DE MONTERREY
María recibió este privilegio de quedar libre del pecado original en vista a su
maternidad divina, y por los méritos de su Hijo Jesús, no por los suyos propios.
Fue una gracia de Dios, totalmente gratuita, en vista a que ella iba a ser la tierra
virgen que recibiría al Verbo y le daría su propia carne. Ella no podía estar
sometida al pecado siendo la madre del Todo Santo; fue una cuestión de la justicia
de Dios, de su plan de salvación; Él preparó el vientre que iba a recibir a su Hijo, el
primer sagrario, puro, inmaculado y santo.
b. Aspectos Bíblicos
En realidad, no podemos decir que este dogma está afirmado en la Biblia
directamente; sin embargo, hay varios indicios que apuntan a él. Cuando el ángel
llama a María kejaritomene, la que ha sido favorecida, la que ha recibido la gracia
(jaris) la llena de gracia por parte de Dios, y sigue: bendita entre todas las mujeres
(eulogemene tu en ginaien) el evangelista Lucas está indicando un aspecto de suma
importancia y que representó ya una reflexión teológica de los primeros cristianos.
María recibió gracias especialísimas que le hicieron tener una posición
particularísima entre todas las mujeres de la tierra. El evangelista Juan llama a
81
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
Cristo: Lleno de gracia y de verdad (pleros jaritos kai aleteia), (Jn 1,14). La caridad
que pertenece a Cristo por naturaleza es dada a María por gracia, la altamente
favorecida por Dios lo ha sido desde antes que el ángel anunciara a María; la Biblia
no dice desde cuándo, pero indica que ella recibió una gracia especial, una
plenitud de gracia que la preparó para el momento que iba a encarnar el Verbo de
Dios.
Cuando María responde en Lucas al ángel: “¿cómo será eso puesto que no
conozco varón”? (Lc 1,34) está indicando una actitud especial de pureza de María;
ella no estaba pensando en tener varón, o sometida a los deseos de la carne; ella se
pregunta y le pregunta al ángel cómo va a suceder eso de tener un hijo si ella no
anda en esas cosas. La respuesta del ángel: “el Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder
del Altísimo te cubrirá con su sombra por eso el que ha de nacer será santo y será llamado
Hijo de Dios” (Lc 1,35) indica que hay una pureza especial en María, su vientre es
puro y santo, el Espíritu de Dios va a descender sobre ella y la presencia del Señor,
la gloria del Señor resplandecerá dentro de ella. La gracia previa que había
recibido, y que ella mantuvo por su actitud de apertura a Dios y de no buscar las
cosas de la carne, se transforma ahora en una plenitud de gracia porque Dios se
hace presente en María: o Kirios meta tou (el Señor está contigo, o el Señor está
dentro de ti); Dios llena el ser de María con su Espíritu Santo y se llega a la
plenitud de los tiempos, como dice San Pablo en la carta a los Gálatas: “Al llegar la
plenitud de los tiempos envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para
rescatar a los que estaban bajo la ley”. (Gal 4,4ss). Esta plenitud de los tiempos
(pleroma tou kronos) indica una profunda reflexión teológica en Pablo, que apunta a
la plenitud de la gracia. El tiempo está marcado dolorosamente por el pecado
desde que Adán y Eva le dieron cabida en el mundo, pero hay un momento donde
ese tiempo se llena de Dios, y es el momento de la encarnación del Verbo; en ese
momento hay una plenitud de gracia en la historia humana, y María forma parte
de ese momento, con su ser, con su alma, con su cuerpo, con su vida, con su
voluntad. La participación de María en este misterio de Dios implica su
participación en la gracia, y por lo mismo su ausencia de pecado.
María, que como persona encarna todas las virtudes e ideales hacia los que la
Iglesia tiende por su propia naturaleza. La lucha que está entablada contra el
dragón (la antigua serpiente), quien es el mismo que tentó a Eva y Adán, implica la
lucha por desterrar el pecado del propio ser por parte de los cristianos. La nueva
creación, que es la Iglesia, es creación con la gracia recuperada, y la mujer es
atacada por el dragón, sin embargo, es protegida por Dios, lo cual indica una
gracia especial para esa mujer, una gracia que comienza desde su origen, dado el
compromiso y el tipo de lucha que ella debe llevar a cabo; ella es la mujer que da a
luz al Hijo varón, y que el dragón trata de devorar; ella debe defenderlo, huir,
protegerlo; el dragón también trata de devorarla a ella, pero no puede, y luego,
frustrado busca de atacar a los otros hijos de la mujer, los que son fieles a Cristo.
María no cae en pecado, aunque el dragón trata de hacerla caer para recuperar su
dominio sobre la raza humana, sin embargo, la enemistad de la mujer con el
dragón es definitiva. Así se cumple la profecía del libro del Génesis, cuando le dice
Dios a la serpiente: enemistad pondré entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la
suya, ella te aplastará la cabeza mientras tú tratas de morderle el talón. (Gn 3,15).
83
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
c. Historia de la Doctrina
El sentimiento de la Iglesia desde el comienzo fue de un gran respeto hacia
María, envuelta en el misterio de su Hijo. La percepción de la santidad de María
estuvo siempre en el corazón del pueblo cristiano. Desde Oriente se fue
transmitiendo a Occidente la doctrina de la santidad de María, la toda santa, y al
mismo tiempo su celebración litúrgica.
84
INSTITUTO DE ESTUDIOS MARIOLÓGICOS DE MONTERREY
d. Conclusión
A pesar de haber sido un decreto papal para definir este dogma, sin
embargo, se percibe que ha sido la Iglesia toda, a lo largo de siglos, y milenios, que
ha ido madurando la doctrina. La definición dogmática en este sentido atañe a
toda la Iglesia, y el Papa ha recogido el sentimiento doctrinal del pueblo de Dios a
través de sus obispos. La doctrina de la Inmaculada es revelada por Dios en el
corazón de la Iglesia y el magisterio ratifica y aclara dicha doctrina. La Virgen
María, desde el instante de su concepción, ha sido preservada del pecado por los
méritos de su Hijo Jesucristo el Redentor de la humanidad, y ella jamás cometió
pecado en su vida; siempre se mantuvo en la gracia de Dios, y esta acción de Dios
marca la historia de la salvación; es una intervención de su gracia para llevar a
cabo su plan salvífico. María acepta ese plan y participa de todo corazón en él.
Desde su ser Inmaculada, María sigue presente en la Iglesia, luchando por la
salvación de todos sus hijos.
86
INSTITUTO DE ESTUDIOS MARIOLÓGICOS DE MONTERREY
a. Breve Historia
Los escritos apócrifos, que proliferaron desde el siglo II, y no fueron
aceptados dentro del canon de la Biblia, hablan de la asunción de María. Muchos
textos nos han llegado de los primeros siglos en griego, siríaco, copto, armenio,
unos sesenta por lo menos, todos ellos tienen en común el tema general del fin de
la vida de María, su pasaje (Transitus) o dormición y su asunción al cielo.
87
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
de la Asunción: “Cuando estaba en la tierra ella velaba por todos (…) Asunta en el
cielo, constituye para el género humano una fortaleza inexpugnable, intercediendo
por nosotros ante su Hijo y ante Dios.”
San Beda el Venerable (+ 735), uno de los padres más famosos del medievo
tiene una homilía mariana que habla sobre esta doctrina, aunque hay estudios que
afirman que esta homilía no le pertenece, sin embargo, es interesante observar la
búsqueda doctrinal reflejada en las homilías de la época. Dice la homilía que María
permaneció con los apóstoles “hasta que su Hijo la asumió al cielo donde está ante
Él sin dejar de suplicar por los pecadores.”
88
INSTITUTO DE ESTUDIOS MARIOLÓGICOS DE MONTERREY
b. Liturgia
A nivel litúrgico la fiesta comenzó a celebrase en Oriente desde tempranas
edades de la Iglesia y luego se difundió hacia Occidente. La teoría más probable es
que esta fiesta se comenzó a celebrar en Jerusalén en el lugar del sepulcro de
María, y luego el Emperador Mauricio (582-602) ordenó que esta celebración
tuviera lugar en todo el imperio. Esta fiesta se volvió muy popular hasta el punto
en que, en el año 1000 se enumeró entre los días que habían de guardar el reposo
festivo.
En Occidente el Papa Sergio I (687-701), que era de Siria, decreta que las
fiestas de la Natividad, de la Anunciación, de la Purificación y de la Asunción de
María se celebren con una procesión solemne hasta la Basílica de Santa María la
Mayor, lo cual implica que estas fiestas ya estaban presentes allí. A finales del siglo
VIII era una de las poquísimas fiestas que tenían una vigilia con ayuno; el Papa
León IV (+ 855) le añadió la octava y en 863 el Papa Nicolás I la equiparó a la
Navidad, Pascua y Pentecostés.
89
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
90
INSTITUTO DE ESTUDIOS MARIOLÓGICOS DE MONTERREY
d. Aspectos Bíblicos
Como el dogma de la Inmaculada, este dogma no tiene un asidero bíblico
evidente, lo cual es parte de las críticas que le hacen los protestantes. Sin embargo,
podemos encontrar una serie de pasajes donde se puede percibir lo que implica la
asunción de María.
San Pablo en su primera carta a los Tesalonicenses habla del misterio al cual
seremos atraídos por Dios: “El Señor mismo, a la orden dada por la voz de un arcángel y
por la trompeta de Dios, bajará del cielo, y los que murieron en Cristo resucitarán en
primer lugar. Después nosotros, los que vivamos, los que quedemos, seremos arrebatados en
nubes, junto con ellos, al encuentro del Señor en los aires. Y así estaremos siempre con el
Señor” (1 Tes 4,16-17). Esto lo decía pensando que la segunda venida del Señor era
bastante inminente, e indica que de alguna u otra manera seremos elevados al
Señor para estar con Él eternamente. Hay que notar aquí que Pablo habla de
resurrección de los muertos en primera instancia, y luego de los vivos que serán
arrebatados, lo cual indica que esta asunción será en cuerpo y alma, y no solamente
en forma espiritual. En la Virgen María ya comenzado esta asunción, debido a su
especial realidad dentro de la historia de la salvación.
91
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: “La muerte ha sido devorada
en la victoria” (1Cor 15,51-54).
descendencia de la mujer. Esta mujer, la madre del que vencerá al mal, la madre
del que venció al dragón, al pecado y a la muerte, que tenía oprimida a la
humanidad, es María. Ella también participa en el cielo de la lucha contra el mal. El
versículo 14 nos dice: Pero se le dieron a la Mujer las dos alas del águila grande
para volar al desierto, a su lugar, lejos del Dragón, donde tiene que ser “alimentada
durante tres tiempos y medio tiempo” (Ap 12,14). Cuando decimos que el cristiano
triunfa de la muerte significa que la muerte no puede destruirlo, y que su cuerpo,
si es destruido por la muerte, va a ser recuperado por la resurrección del Espíritu
de Vida, del Espíritu Santo de Dios. Las alas de águila que recibe la mujer le
permiten escapar del dragón, que tiene su aguijón en la muerte; María es
preservada de la corrupción de la muerte y queda en el ámbito de Dios, protegida
del mal. Luego el dragón se va a hacer la guerra a los otros hijos de la mujer, a ver
si los puede devorar.
Toda la Iglesia está llamada a esta salvación, a este triunfo respecto del
dragón, y María forma parte de la Iglesia; en el libro del Apocalipsis se puede
entender la mujer como María, puesto que ella también pasó por esa lucha y
también triunfó junto con Cristo. Además, cabe toda la Iglesia dentro de esta lucha
y de este llamado de Dios a vivir en su reino, ambas cosas no se contradicen, sino
que se complementan. La Iglesia no es simplemente un conglomerado de personas,
sino que es el órgano de personificación de Dios, donde nos hacemos realmente
personas, las que de verdad somos, y se puede representar en forma personificada,
tal como le ocurrió a Pablo cuando iba a Damasco, que Cristo le dice: ¿por qué me
persigues? (Hch 9,4), por lo cual estaba asumiendo en su persona todo el cuerpo de
la Iglesia.
Así mismo María personifica la Iglesia, y entra a ocupar el lugar propio para
ella dentro de la Iglesia: ser la madre espiritual de los cristianos, como lo afirma el
Apocalipsis al decir que el dragón va a buscar de devorar a los otros hijos de la
Mujer: Entonces despechado contra la Mujer, se fue a hacer la guerra al resto de
sus hijos, los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de
Jesús (Ap 12,17).
San Pablo en su carta a los Gálatas también habla de una figura simbólica
que representa a la Iglesia, pero que, como figura femenina y ligada a Cristo,
93
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
también puede evocar a María, después de la famosa cita de Gálatas 4,4ss, nacido
de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban sometidos a la ley;
Pablo escribe en el versículo 26: pero la Jerusalén de arriba es libre, esa es nuestra
madre. La carta a los Hebreos también se refiere a esta Jerusalén de arriba:
“Vosotros, en cambio, os habéis acercado al monte Sion, a la ciudad de Dios vivo, la
Jerusalén celestial, y a miríadas de ángeles, reunión solemne y asamblea de los primogénitos
inscritos en los cielos, y a Dios, juez universal, y a los espíritus de los justos llegados ya a
su consumación, y a Jesús, mediador de una nueva Alianza, y a la aspersión purificadora de
una sangre que habla mejor que la de Abel” (Hb 12,22-24). Y en esta reunión
evidentemente está presente María, junto a Jesús y a todos los que vayan
alcanzando el cielo.
e. Proclamación Dogmática
El día 1º de noviembre de 1950 el Papa Pío XII proclama solemnemente en la
Constitución Apostólica Munificentissimus Deus, la Asunción de María al cielo. Esta
declaración va precedida de una encuesta universal a los obispos y ya en el
Concilio Vaticano I, 204 padres conciliares habían propuesto definir el dogma.
Dado que no hay una base bíblica concreta, sin embargo, la constitución
apostólica comienza afirmando que todas las consideraciones de los santos padres
y teólogos reposan en la Escritura como en su último fundamento. Luego propone
el argumento de que la Madre de Dios está unida muy íntimamente a su Hijo y
comparte siempre su suerte. Además, propone el argumento de que Cristo rindió
honor a su Padre del Cielo, pero también a su madre, y como podía hacerlo, la
preservó de la corrupción.
Podemos notar que los argumentos marianos se entrelazan todos unos con
otros; el argumento principal es la unión plena de María con Cristo en su lucha
contra el mal, que la lleva por consecuencia lógica a vencer la muerte y el pecado.
Además, se hace alusión al ser inmaculado de María, debido justamente a esta
lucha, a su virginidad, que implica la total dedicación y pertenencia a Dios, y su
divina maternidad, que es como el centro de todas las demás verdades marianas.
También en estos argumentos vemos vislumbrar las otras verdades marianas que
no tienen el nivel de dogmas pero que son creídas por la Iglesia y han sido objeto
95
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
f. Conclusión
Las verdades marianas adquiridas ya claramente por la Iglesia y decretadas
en forma de dogmas son una especie de plataforma segura desde donde seguir
investigando y profundizando. El Magisterio siempre tendrá la última palabra, y
es a los teólogos de seguir su labor de búsqueda, y al pueblo de Dios en general de
seguir su oración y su búsqueda de inteligencia espiritual, para transmitir el sensus
fidei y seguir sosteniendo las definiciones de la Iglesia a lo largo del tiempo. El
proceso dogmático no se ha terminado, en este momento de la historia eclesial no
hay una intención de seguir decretando dogmas marianos, sino más bien de
suavizar esta realidad mariana para buscar la unión de las iglesias, el ecumenismo.
Sin embargo, es tarea de todos seguir la labor de búsqueda y profundización, y de
tratar de descubrir las verdades de María dentro de esa intención ecuménica, pero
sin perder su intensidad.
96
INSTITUTO DE ESTUDIOS MARIOLÓGICOS DE MONTERREY
La realeza de María fue decretada por el Papa Pío XII en la carta encíclica Ad
caeli Reginam, el 11 de octubre de 1954. No es una declaración dogmática como tal,
pero implica la autoridad del Papa y la fe de la Iglesia toda. En esta encíclica utiliza
el argumento además de la asociación de María al sufrimiento y a la obra redentora
de Cristo “de manera análoga, la bienaventurada Virgen es Reina no solamente porque ella
es la Madre de Dios, sino también porque fue asociada como la Nueva Eva al Nuevo Adán.”
97
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
mediadora, abogada, etc.). En el Concilio por orden “de arriba”, que quiere decir
del Papa, se evitó llegar a una declaración dogmática que hubiese dividido aún
más a los cristianos. Pero la cuestión de la cooperación de María está sobre el
tapete. Al final del Concilio, debido a que María se puso más dentro de la Iglesia,
de hecho, se ubicó en el tratado sobre la Iglesia, en el capítulo VIII de la Lumen
Gentium, y así Pablo VI recuperaba parte de la figura de María como miembro
prominente dentro de esa Iglesia, de hecho, Madre de la Iglesia, “de todo el pueblo de
Dios, tanto de los fieles como de los pastores que la llaman madre amorosa, y queremos que
de ahora en adelante sea honrada e invocada por todo el pueblo cristiano con este
grandísimo título.”
Socorro, Auxiliadora, Mediadora, sin embargo, todo esto de manera que no quite
ni ponga nada a la eficacia de Cristo, el único Mediador”.
99
DIPLOMADO DE MARIOLOGÍA MARIOLOGÍA Segundo Semestre
BIBLIOGRAFÍA
100