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Teorico 13
Teorico 13
Si bien el Iluminismo fue una promesa de salida a través de la razón instrumental hacia
una sociedad triunfante, pronto se debió enfrentar a sus propias promesas de superación.
La caída de la Bastilla en 1789 representó la señal de esperanza de la abolición de los
privilegios feudales, que conllevaron a estos cambios. Los descubrimientos científicos
estimulaban esa sensación de cambio. La Revolución Industrial, muy avanzada en
Inglaterra con respecto a otros países europeos, suponía que la mayoría de industrias
habían ido incorporando mejoras técnicas, como la máquina de vapor, símbolo del cambio
de una sociedad rural a una industrializada. El trabajo en las minas se facilitó gracias al
condensador separado de James Watt. La ampliación de las redes de comunicación
fomentó el crecimiento de industrias en ciudades ya existentes y entre 1800 y 1830
muchas de estas ciudades duplicaron su población. Esta situación trajo hacinamiento,
condiciones insalubres de vida, escasez de comida, mano de obra barata, y míseras
condiciones de vida para la clase trabajadora, que empezaba a preparar el movimiento
sindicalista que Dickens retrataría en Hard Times. Por estos años se descubre Australia,
convirtiéndose en el destino de miles de aventureros y gentes con ilusiones de progreso.
El 21 de febrero de 1848, se publicaba por primera vez en Londres el Manifiesto
Comunista escrito por Marx y Engels. Pocas obras se han difundido y han influenciado
tanto el curso de la historia. A fines de 1847, cuando estaban escribiendo el Manifiesto,
Europa estaba atravesada por una profunda crisis económica que había traído tremendas
privaciones y sufrimientos a las grandes masas de trabajadores y campesinos. La
situación era insostenible, más temprano que tarde todo parecía que iba explotar. En ese
clima, el temor al “comunismo” era patente entre las clases dominantes. Cuando el
Manifiesto dice “un fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo”, están
definiendo la situación social. Tres días después de que el Manifiesto se publicara en
Londres, los obreros de París levantaron barricadas en toda la ciudad, provocando la
caída del reinado de la aristocracia financiera encabezada por Luis Felipe de Orleans y
forzando la proclamación de la Segunda República. Las movilizaciones se extendían más
allá del río Rin, hacia territorio alemán, con las protestas en Colonia, capital de Renania,
en el Imperio Prusiano. El pueblo de Viena desafió al emperador de Austria-Hungría y
poco después toda Hungría se levantaba reclamando su independencia. La revolución
llegó a Berlín, capital prusiana. Los gobiernos reaccionarios eran obligados a dimitir o
eran jaqueados por la movilización popular. El manifiesto develo los contornos de la
nueva época histórica que estallaba a los ojos del mundo, y en la cual el proletariado
francés, aunque sería derrotado, mostraba por primera vez el significado de la irrupción
de la clase obrera como sujeto revolucionario.