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Pa r a s h a t Em o r

EMOR

CAPITULO XXI

1 – Y DIJO ADONAI A MOSHE: “HABLA A LOS SACERDOTES, HIJOS DE


AHARON, Y DILES: POR UN MUERTO DE SU PUEBLO [EL SACERDOTE] NO SE
IMPURIFICARA,

1 – HABLA A LOS SACERDOTES. La santidad, que la Legislación Judía eleva al rango


de institución, se desarrolla, partiendo de la base de la Nación, hasta la cima donde se
sitúa el Sumo Sacerdote. Esta le impone normas particulares a cada uno de los tres
niveles constituidos por los Israelitas, los Levitas y los Cohaním. En el curso de las
Sidrót del Levítico, después de haber especificado los deberes de santidad de las
primeras de estas categorías, la Toráh se dirige a los Cohaním para adjudicarles las
órdenes que les conciernen. Este concepto de la progresión gradual del nivel de
santidad, es propio de la Filosofía Judía, toda impregnada de la doctrina de la evolución
sucesiva de las esferas de emanación. La santidad, que es un factor potencial “sui
generis” emana de las esferas trascendentes del mundo metafísico y se extiende en
círculos concéntricos. Encontramos otro ejemplo en los grados de santidad que se
elevan, partiendo de la Tierra Santa hasta el Sancta Sanctórum, en el interior del
Templo, como la Mishnáh Kelím I, 5 lo detalla. El principio [de la progresión gradual]
reaparece finalmente, en la evolución del tiempo, que comprende, partiendo de los días
de semana corrientes épocas cada vez más sagradas, para alcanzar finalmente el
hecho de la santidad del Día de Kipúr. La Legislación nos presenta así, el cuadro de
una jerarquía de orden moral y espiritual que comprende, no sólo a la organización de
la sociedad sino igualmente las dimensiones del tiempo y del espacio. Las estructuras
de la sociedad, se conciben a imagen de la naturaleza. Nos encontramos en efecto, el
cuadro de una vasta jerarquía minuciosamente organizada, a todas las escalas de la
creación. Su ritmo armonioso está garantizado por un juego de conjunto en el cual
participan, en su orden preestablecido y en su lugar determinado, todos sus diferentes
elementos. Este esquema sirve de modelo a la organización de la sociedad.

Y DILES. Rashí, citando a Sifrá, explica la fórmula poco habitual: {emór… ve-amartá}
en este sentido. Diles a los sacerdotes (a cada uno de ellos), tú les dirás (vale decir, a
los niños). Los sacerdotes deben velar por la santidad de la familia, poniendo en guardia
a cada uno de sus hijos, contra la impureza ritual. Maimónides precisa en referencia a
la puntualización del Talmúd (Yeb. 114a): “Los Cohaním adultos, no deben exponer a
los niños a la impureza ritual. Sin embargo, las autoridades religiosas, no están
obligadas a intervenir cuando un niño va, de propio grado, a contraer una impureza.
Corresponde al padre educar a su hijo, según las leyes de la santidad”. Esta regla de
conducta que los Rabinos repiten igualmente en ocasión de ciertas leyes relacionadas
con los alimentos, (ibíd.) se aplica, de una manera general, a todas las prohibiciones de
la Toráh como lo destaca Najmánides. No obstante, esta interpretación Talmúdica,
numerosos exegetas han creído descubrir en la triple repetición del verbo {amór} el
indicio de que numerosos Cohaním tenían la costumbre de asumir, a causa de su
bondad natural, los últimos deberes en relación con los muertos, llegando incluso a
rasurarse la cabeza y a sajarce la carne, en su honor. Pero el Zóhar recuerda que el
verbo {emór} sobrentiende un lenguaje expresado en un tono dulce (Rashí, Exodo XIX,
3). Es el tono que convierte a los Cohaním, cuyo servicio debe efectuarse en silencio,
{belájash}, como se ha observado en Com. Lev. X, 9. El recinto sagrado donde se
desenvuelve su sacerdocio, refleja las esferas de pureza celestial, sobre las que reina
el silencio del absoluto. Eso es por lo que la Toráh introduce este importante capítulo
repitiendo la palabra {emór} en tres ocasiones. Para los Sabios del Medrásh, en fin, la
repetición subraya la importancia que la Toráh le asignan a la trasmisión de las leyes
de pureza ritual, de padre a hijo. La salvaguardia de esta pureza, le incumbe a todas
las generaciones de Cohaním, sin relación con la presencia o la ausencia del Templo
de Jerusalén. La pureza ritual constituye en efecto, el aporte personal de los Cohaním
y esta les confiere una dignidad permanente, independiente de su título de nobleza
hereditaria, que los habilita para el ejercicio del sacerdocio y del servicio de sacrificios
(Najmánides).

POR UN MUERTO DE SU PUEBLO [EL SACERDOTE] NO SE IMPURIFICARA. La


Tradición explica que la mancha [la impureza] se contrae por contacto directo o indirecto
con un cadáver. El cuerpo desprovisto de alma, precisa el Zóhar, es una fuente de
impureza levítica. Esta idea se ajusta con la expresada por Rabí S.R. Hirsch y está
expresada en estos términos en nuestros Com. Lev. XI, 39: “La muerte es el símbolo
de la materia despojada del alma y del espíritu. Ella representa la naturaleza física bajo
su forma más absoluta y constituye la negación de la libertad moral que la vida nos
ofrece y que se encuentra en la base del servicio a Dios y de nuestra facultad, para
elevarnos hacia el ideal sagrado. Eso es por lo que la vida constituye el trampolín de la
santidad, mientras que su polo negativo, donde reina la naturaleza inanimada, que
reduce al hombre a la impotencia, es la fuente de toda impureza”. El contraste es
sorprendente entre esta ley dirigida a los Sacerdotes y a las costumbres religiosas de
otros pueblos, que llaman precisamente al Sacerdote a la cabecera del moribundo o,
como en Egipto, identificando el reino de los Sacerdotes con el de los muertos. El
pensamiento pagano establece el reino de Dios al final del reino del hombre. Opone el
Poder Divino a la insignificancia total del hombre y desemboca en la conclusión de que
la existencia humana no tiene valor, que sólo es una fase que debe pasarse,
sobrepasarse y vencerse lo más pronto posible, con el mínimo de pérdida. La Toráh
piensa de una manera diferente. El Sacerdote no debe enseñar cómo morir, sino cómo
vivir. En el momento en que los hermanos del moribundo se reúnen a su cabecera, el
Sacerdote permanece alejado, manifestando que la idea sagrada, la misión inmortal,
no debe ser llevada hacia la muerte. No es pues, por miedo al contagio, como ciertos
afirman, o por un desinterés altanero de origen secular, sino para atestiguar la
perennidad de nuestro ideal, que el Sacerdote permanece alejado de la muerte. No es
sino cuando las obligaciones de esposo, hermano, de hijo o de padre lo llaman a su
deber familiar, que el Sacerdote le cederá el paso al siguiente pariente. (Rabí S. R.
Hirsch). Colocándose desde un punto de vista diferente, Rabí Leví enfatiza la relación
del comienzo de nuestra Sidrá con el último versículo de la Sidrá precedente, que
contiene la prohibición de recurrir a las evocaciones y las artes adivinatorias. La Toráh
aborrece estos métodos ocultos que toman prestadas vías impuras y tenebrosas, y
designa a los Cohaním como los Maestros del Pensamiento Judío auténtico, los
intérpretes de la Palabra Divina y son la fuente de comunicación, gracias a los Urím y
Tummím del Sumo Sacerdote, al manifestar los proyectos Providenciales ignorados por
los hombres. Los manda a velar por su pureza ritual y por su nobleza familiar y de no
alejarse jamás de la vía de santidad que ilumina la luz del espíritu Divino. El ejemplo
del rey Shaúl, el binyaminíta, ilustra estas relaciones. Este fue a consultar a la
nigromántica a Endor (I Shemuel XXVIII, 7) e hizo abatir a los Sacerdotes del Eterno en
Nov (ibíd. XXII, 17). Lev. Rabbá.

2 – SALVO POR SU PARIENTE MUY CERCANO, COMO SU MADRE, O SU PADRE,


O SU HIJO, O SU HIJA, O SU HERMANO;

2 – POR SU PARIENTE. Rashí explica: “Su parentela (propiamente su carne) no es


otra que su esposa” (Cf. Malbím). Se ha demostrado en nuestros Com. Lev. XX, 10 que
las relaciones ligadas por alianzas no ceden en nada ante las que se basan en la
consanguinidad. La esposa se coloca así sobre la misma base que los consanguíneos;
pero Rashí no deja de señalarnos que (vers. 4) que esta ley no se aplica a una mujer
que el Sacerdote no debiera desposar, por formar parte de las mujeres que le son
prohibidas al pontífice.

3 – TAMBIEN POR UNA HERMANA SUYA, VIRGEN, QUE VIVE JUNTO A EL, QUE
NO HA SIDO CASADA, POR ELLA, PODRÁ IMPURIFICARSE.

3 – POR UNA HERMANA SUYA, VIRGEN. El Zóhar interpreta este versículo en el


sentido alegórico. El Eterno le concede a la Comunidad de Israel el “status” de
“hermana” a causa del afecto que le tiene, como lo indica Rashí en su Com. Cánt. III,
11. Ahora bien, el Eterno no vacila en impurificarse “manchando su ropa” con la sangre
de Edóm, cuando viene a vengar el honor de “su hermana” que esta nación ha echado
de su país y a la cual le ha incendiado el Santuario (Yeshayáhu LXIII, 3). {láh yitamáh}
por ella, Él se hace impuro.

4 – SIENDO HOMBRE PRINCIPAL ENTRE SU PUEBLO NO SE HA DE


IMPURIFICAR, HACIENDOSE PROFANO.

5 – NO HAN DE HACER CALVA EN SU CABEZA, NI SE RAERAN LOS BORDES DE


LA BARBA, NI HAN DE HACER SAJADURAS EN SU CARNE.

5 – NO HAN DE HACER CALVA EN SU CABEZA. Prohibiciones análogas a las


contenidas en este versículo figuran en el cap. XIV del Deuteronomio, pero relacionado
con todo Israelita y no solamente con los Sacerdotes. Rashí explica que los pasajes
son complementarios, así Maimónides también. El Zóhar indica, sin embargo, que la
Toráh insiste más en la prohibición del rasurado y la tonsura para los Sacerdotes, dado
que su cabeza ha recibido la unción del aceite sagrado (Exo. XXIX, 7) y que sería
impúdico de su parte querer borrar las huellas. Maimónides trata en su Guía de los
Descarriados (II, 46) la orden dirigida por Dios al Profeta Yejezkél: “Pásate la navaja
por la cabeza y por la barba, etc.” (vers. 1). Ahora bien, el profeta era Sacerdote.
Hubiera, por lo tanto, violado doblemente la Ley de Moshé, como Israelita y como
Sacerdote (ver en relación con esto las rectificaciones pág. 375 en la edición de la Guía
[de los Descarriados traducida por] S. Munk). Maimónides cita: “¡Lejos de Dios entregar
a los profetas una risotada para los tontos y un objetivo de burla, y ordenarles que hagan
actos de demencia! Pero todo esto solo tuvo lugar en una visión profética. Sólo hay
hombres débiles de razonamiento que creen que en estos pasajes el profeta cuenta
que se le había ordenado realmente hacer tal cosa y que la ha hecho…”.

NI SE RAERAN LOS BORDES DE SU BARBA. Contrariamente a los Levitas, a quienes


se les dio la orden de “pasar la navaja por todo el cuerpo” después de su investidura
(Núm. VIII, 7). Racanati destaca que la Toráh emplea en muchas ocasiones el término
{taharáh} reza, para caracterizar su estado y su función, mientras que es el término
{kedusháh}, santidad el que se cita regularmente en relación con los Cohaním. La
pureza es un atributo de alcance negativo; significa la ausencia de mancha, mientras
que la santidad implica la elevación de los elementos profanos o impuros al nivel de lo
sagrado. Cortar los cabellos al rape significa para los Levitas hacer tabla rasa del
pasado y establecer un estado de pureza en el que nada sobresalga ni se destaque.
Por el contrario, el hecho de dejarse crecer los cabellos de la barba ilustra la voluntad
de no limitar el esfuerzo moral a los órganos del cuerpo, sino más allá de ellos. Los
cabellos representan, en efecto, las vías que establecen el nexo con el mundo exterior
(Cf. Com. XIX, 27). Y los Cohaním tienen el deber de imprimir el sello de santidad a su
alrededor y de elevarse así hasta su ideal. La esencia y los atributos se confunden
entonces en un mismo objetivo.

6 – SANTOS HAN DE SER A SU DIOS, Y NO HAN DE PROFANAR EL NOMBRE DE


SU DIOS; PORQUE ELLOS SON LOS QUE PRESENTAN LAS OFRENDAS IGNEAS
DE ADONAI, EL PAN DE SU DIOS; POR ESTO HAN DE SER SANTOS.

6 – SANTOS HAN DE SER. “Incluso en contra de su opinión, escribe Rashí, el tribunal


los obligará a permanecer santos por esto”. La santidad de los Cohaním es, en efecto,
un privilegio de nacimiento, concedido por Dios. “Soy Yo, el Eterno, El que os santifica”.
Esta dignidad hereditaria es inalienable y permanece en vigor aunque el titular fuera
declarado inepto para el servicio de los sacrificios a causa de una tara física, {mum}.
Pero está despojado de sus derechos cuando contrae matrimonio ilícito, todo el tiempo
que no se ha atenido a obedecer las órdenes del Tribunal (Oraj Chayím § 128). Estas
disposiciones generales relativas al estatuto de los Cohaním se aplican, de manera
análoga, a los hijos de Israel en un plano nacional. “En efecto, el Pueblo Judío ha sido
constituido, desde sus comienzos, “en dinastía de pontífices” {mamléjet kohaním}, ante
las naciones (Cf. Com. Exo. XIX, 6). Como el Cohén, el judío no puede substraerse de
su vocación natural. Puede, ciertamente, darle la espalda al Judaísmo, pero sigue
siendo judío, sin embargo, {afal pí shejatáh Yisraél}. Y volver a ser fiel a Dios y su Ley
no cesará jamás de ser el primer deber que emana de su destino judío atribuido por la
Providencia” (Rabí S. R. Hirsch).

7 – NO TOMARAN MUJER QUE SEA RAMERA, O DESHONRADA; NI TAMPOCO


HAN DE TOMAR MUJER REPUDIADA DE SU MARIDO, PORQUE EL (EL
SACERDOTE) ES SANTO PARA SU DIOS.

7 – NO TOMARAN MUJER QUE SEA RAMERA, 0 DESHONRADA. El círculo de


matrimonios permitidos se estrecha a medida que uno se eleva en la jerarquía social.
Después de haber fijado en los capítulos precedentes los matrimonios prohibidos para
cualquier miembro de la Nación Judía, la Toráh añade nuevas prohibiciones para los
matrimonios de los Cohaním y limita todavía más al Sumo Sacerdote. No tiene derecho
a casarse con una viuda, mientras que este derecho lo tiene el Cohén ordinario. Se le
ha ordenado en varias ocasiones casarse sólo con una joven virgen. El principio que
preside estas disposiciones matrimoniales es el de {yijús}, es decir, la pureza de origen
que confiere la nobleza familiar y en la que la Toráh ve la expresión más pura en el
matrimonio con una virgen de ascendencia legítima (ver las causas en Com. vers. 13).
Este principio se ha convertido en una de las bases fundamentales de la vida familiar
judía, y sus criterios se fijan en detalle en los primeros capítulos del Shulján ‘Arúj, Even
Ha'ézer. “El Eterno no deja residir su Shejináh sino en las familias que poseen un {yijús}
(Kid. 70a). También los matrimonios contraídos por los Cohaním estaban sometidos en
otros tiempos a un examen muy severo. Los candidatos se escogían por unas normas,
según las leyes de pureza personal y de pureza de origen (ibíd.) Cf. Com. Exo. VI, 1-4
sobre la observación rigurosa de estas leyes durante el exilio egipcio.

8 – LO CONSIDERARAS COMO SANTO, PORQUE EL ES QUIEN PRESENTA EL


PAN DE TU DIOS: POR TANTO LE TENDRÁS POR SANTO, PORQUE SANTO SOY
YO, ADONAI, QUE OS SANTIFICO.

8 – EL ES QUIEN PRESENTA EL PAN DE TU DIOS. El texto repite esta motivación


que ya había dado anteriormente. Sin duda, los hijos de Israel no se mostraban
particularmente respetuosos con respecto a los Cohaním, pues ayudaban a su
subsistencia ofreciéndoles regularmente las “veinticuatro deducciones”; {jad matanót
kehunáh} eso es por lo que la Toráh enfatiza en que se les confíe a ellos el culto de los
sacrificios. Ahora bien, es el ejercicio de este culto, el que atrae la bendición celestial
sobre el conjunto de la Nación. Los Cohaním dan más de lo que reciben. El deber de
respetar su santidad, sin embargo, no está ligada a su sacerdocio. Subsiste
invariablemente, incluso después de terminado el culto de los sacrificios, como el texto
lo destaca con las palabras {kadósh yihyéh láj}: seguirá siendo santo para ti.

LE TENDRÁS POR SANTO. Rashí explica: Trátalo con santidad otorgándole prioridad
al comenzar cualquier cosa sagrada, y pronunciar la bendición el primero en las
comidas. El Shulján ‘Arúj declara: “Está prohibido, incluso en nuestros días, hacerse
servir por un Cohén. Actuar así sería como un acto de sacrilegio, a menos que él
renuncie al honor que se le debe” (Oraj Chayím § 128,45). El Cohén no puede,
ciertamente, abdicar y desistir de sus deberes que emanan de su privilegio por
nacimiento, pero él puede, según ciertas opiniones, renunciar a los honores que se le
hacen. Maimónides va más allá e impugna este derecho de renuncia. La discusión se
prosigue por los comentaristas del Shulján ‘Arúj.

9 – POR LO CUAL SI LA HIJA DE UN SACERDOTE SE PROFANARE,


COMETIENDO FORNICACION, ELLA PROFANA A SU PADRE: A FUEGO SERA
QUEMADA.

9 – SI LA HIJA DE UN SACERDOTE. Cf. Com. Génesis XXXVIII, 24.

ELLA PROFANA A SU PADRE. Rashí precisa: “Ella lo deshonra y lo entrega al


desprecio, pues se dice de él: Maldito el que la ha criado, maldito el que la ha educado”.
Este comentario se le atribuye a Rabí Meír (Sanh. 52a) y Rav Ashí deduce que éste
considera lícito nombrarlo pecador: hijo de pecador, aunque su padre fuera justo. Pues
él estima que el padre lleva parte de responsabilidad en la mala conducta de su hija.
Rabí Meír interpreta todavía la palabra {mejalélet} en el sentido de profanar, es decir,
que el padre pierde sus derechos a los honores de su rango. El Shulján ‘Arúj (Oraj
Chayím ibíd.) estipula conforme a esta opinión: “Algunos dicen que el Cohén, cuya hija
se ha convertido o se ha entregado al desenfreno, no tiene más derechos, respecto a
su grado de santidad. Los que toman las decisiones observan, sin embargo, que ya no
se usa en nuestros días descalificar a un Cohén por motivos de este tipo.

A FUEGO SERA QUEMADA. “Se sabe que cuando el hombre comete un pecado, le da
lugar a las fuerzas del mal, que actúan de ahí en adelante con un ardor acrecentado.
El único medio de detener un desastre, es entregar la pasión del mal al fuego y servir a
Dios con la llama del amor y del entusiasmo”. Cf. Com. Deut. XIII, 17.

10 – Y EL QUE ES (SUMO) SACERDOTE ENTRE SUS HERMANOS, SOBRE CUYA


CABEZA HA SIDO DERRAMADO EL ACEITE DE LA UNCION, Y QUE HA SIDO
CONSAGRADO PARA VESTIR LAS VESTIMENTAS (DEL SUMO SACERDOTE), NO
SE HA DE DESGREÑAR SU CABEZA, NI DESCOSERÁ SUS ROPAS (EN SIGNO DE
DUELO),

10 – EL QUE ES (SUMO) SACERDOTE ENTRE SUS HERMANOS. Rabí ‘Akivá enseña


que el acercamiento de dos pasajes en la Toráh, permite aplicar ciertas disposiciones
contenidas en uno de estos pasajes al otro y viceversa. Pero Rabí Meír objeta que tales
acercamientos no son concluyentes, dado que dos pasajes consecutivos a veces “están
tan lejos uno del otro, como el oriente de occidente”. Cita entre otros ejemplos, nuestro
pasaje que trata del Sumo Pontífice, cuya cabeza lleva la aureola del aceite de unción
y que ostenta suntuosas ropas pontificias, al lado de la hija desvergonzada del
Sacerdote que merece la pena de muerte. Al acercar estos dos temas que forman un
contraste tan grande entre ellos, la Toráh ha querido solamente suscitar la reflexión
siguiente: la hija del Sacerdote, debería tener normalmente por objetivo entre sus
descendientes un hijo que pueda un día ser Sumo Sacerdote. En lugar de esto, la hija
libertina no tiene otro porvenir que perecer en el fuego (Yalkút).

NO SE HA DE DESGREÑAR SU CABEZA. Rashí explica: “El no dejará crecer sus


cabellos largos a causa de un duelo, etc”. (Cf. Com. Lev. X, 6).

11 – NI ENTRARA A DONDE HUBIERE CUERPO MUERTO DE NADIE: NI AUN POR


SU PADRE NI POR SU MADRE SE HA DE IMPURIFICAR;

11 – NI AUN POR SU PADRE NI POR SU MADRE. Rashí observa: “Este versículo


viene para permitirle hacerse impuro por un cadáver desatendido”. En dos
oportunidades Rashí había destacado el caso de excepción del {met mitzváh}, válido
para todo Cohén. Este caso es un símbolo de la igualdad real que debe reinar entre los
judíos. El Sumo Sacerdote, que no debe incluso acercarse a su padre moribundo, está
obligado por la ley, si encuentra en su camino, el cadáver abandonado de un muerto
desconocido, de ponérselos en sus hombros y llevarlo al cementerio más cercano.

NI AUN POR SU PADRE NI POR SU MADRE SE HA DE IMPURIFICAR. Mientras que


el Cohén común tiene el derecho de ponerse impuro por el cadáver de sus padres, el
Sumo Sacerdote no se beneficia de esta licencia. Rabí Aharón Ha-Leví explica: “El alma
del Sumo Sacerdote planea en las esferas superiores hasta el punto que se siente
despegado de las contingencias humanas y que olvida los intereses efímeros de este
mundo. Ya no llora por la pérdida de sus más queridos afectos, pues ya se encuentra
muy lejos, aún estando vivo todavía y en la tierra”.

12 – NI DEL SANTUARIO SALDRA (EN SU DUELO), NO SEA QUE PROFANE EL


SANTUARIO DE SU DIOS; PORQUE EL ACEITE DE LA UNCION DE SU DIOS, QUE
ES COMO SU CORONA, ESTA SOBRE EL. YO SOY ADONAI.

12 – NI DEL SANTUARIO SALDRÁ. Significa, en el sentido correcto, que deberá tener,


según los términos de Maimónides, una habitación en el interior del Santuario.
“Corresponde a su honor y a su dignidad pasar todo el día en el Santuario y abandonarlo
sólo por la noche para ir a su domicilio en Jerusalén o por el día una o dos horas”. Pero
Rashí cita la interpretación talmúdica que relaciona este versículo con el precedente en
sus dos reuniones. Según la primera explicación cuyo autor es Rabí Meír, el texto quiere
decir que no abandonará su estado de pureza, {mikdusháto lo yasá}, incluso si su padre
o su madre muere. No podrá seguir el entierro sino a distancia, por temor a acercarse
en su pena y hacerse impuro (Sanh. 18a).

Rabí Tanjúm establece una relación entre estos dos capítulos de la Toráh que tratan
sobre las leyes de pureza y cuya salvaguardia se le confía a los miembros de la tribu
de Leví. Se trata de nuestro capítulo y del de la vaca bermeja, {pará adumáh}, (Núm.
XIX) que son complementarios. Pues mientras que nuestro capítulo obliga a los
Cohaním, con la mayor severidad de velar por su pureza ritual y le prohíbe al Sumo
Sacerdote “abandonar su estado de pureza”, el segundo capítulo establece
formalmente el caso de excepción. En efecto, cuando un Cohén debe proceder al acto
de purificación de un Israelita que se ha vuelto impuro por contacto con un cadáver,
éste a su vez se vuelve impuro (ibíd. vers. 8). La Toráh nos enseña aquí que el Cohén
tiene el deber de mantenerse puro y santo en todo lo que concierne a su persona, pero
no debe vacilar en volverse impuro para ayudar a su prójimo a recobrar su estado de
pureza.
13 – Y HA DE TOMAR MUJER CON SU VIRGINIDAD.

13 – HA DE TOMAR MUJER CON SU VIRGINIDAD. Este precepto, repetido en el


siguiente versículo, está reconocido como un mandamiento imperativo que forma parte
de las Seiscientas Trece Mitzvót. Así, la Toráh le ordena al Sumo Sacerdote que se
case. Lo obligan ciertamente, a llevar una vida santa y austera, llegando incluso a
prohibirle que salga del Santuario, pero rechaza categóricamente toda idea de celibato
del sacerdocio, como ha prescrito la Iglesia a sus Sacerdotes, a causa de “la unión
mística” de las funciones eclesiásticas. La orden dada por la Toráh se refiere a una
joven mujer virgen. El Zóhar establece con este motivo la comparación con el {koss shel
berajáh}, la copa de vino que sirve para la bendición del Shabbat. Debe ser perfecta, ni
empañada ni mellada. Ahora bien, la esposa representa igualmente para el marido la
fuente de bendición. Eso es por lo que el Sumo Sacerdote, que debe alcanzar la más
alta perfección, no debe casarse con una mujer que hubiera conocido a hombres en su
pasado. “Se casará con una mujer que sea virgen”.

Por otra parte, el autor del acentúa la armonía espiritual de los esposos en la unión
conyugal. Esta armonía no debe estar alterada por el pensamiento puesto sobre una
persona extranjera, hombre o mujer, que uno de los esposos hubiera podido conocer
anteriormente. Esa es una de las condiciones requeridas para que los hijos nacidos del
acto conyugal sean dignos y normalmente sanos y susceptibles a acceder un día al
grado de santidad que distingue a los padres. Eso es por lo que la esposa del Sumo
Sacerdote no debe haber conocido a ningún hombre antes de unirse a él.

14 – VIUDA O REPUDIADA, DESHONRADA O RAMERA, A LAS TALES NO HA DE


TOMAR; SINO UNA VIRGEN DE ENTRE SU PUEBLO TOMARA POR MUJER SUYA,

14 – VIUDA. Según una frase del Profeta Yejezkél XLIV, 22 que figura en la Haftaráh
de nuestra Sidrá, le estaría incluso prohibido a un Cohén común casarse con una viuda;
sólo se le permitirá con la viuda de un Cohén. Las explicaciones dadas por el Targúm
y Rashí no parecen demostrar porqué. Sin embargo, Rabí Yehudáh adelanta que los
Cohaním se abstenían de casarse con una viuda cuyos descendientes fueran de origen
dudoso; sólo la viuda de un Cohén ofrecía a sus ojos las garantías requeridas de pureza
de origen (Kid. 78b). La prescripción del Profeta reposa, en cualquier caso, sobre una
medida de precaución, venida ulteriormente a añadirse a la Ley Mosáica (Hoffman),
pero que no se adaptó definitivamente.

UNA VIRGEN DE ENTRE SU PUEBLO. La repetición enseña que no sólo está


permitido sino ordenado, que el Sumo Sacerdote se case con una virgen. “La Toráh
repite ciertas frases cuando quiere subrayar la importancia del tema” (Najmánides Exo.
IV,9). El término {betuláh me ‘amáv} significa, según ciertos exegetas, una virgen de su
tribu, pero el Profeta Yejezkél (ibíd.) habla expresamente de una virgen de la casa de
Israel. Esta designación viene a excluir una virgen prosélita, salida de una nación
extranjera (Rabí A. Ibn Ezrá y Don I. Abarbanel). Los Doctores del Talmúd discuten esta
cuestión (Kid. 78a) y la regla fijada según la opinión de Rabí Eli'ézer Ben Ya'akóv que
un Sacerdote o Sumo Sacerdote, no puede casarse con una virgen prosélita, pero que
el matrimonio con la hija de una prosélita cuyo padre es judío es lícito, así como con la
hija de un prosélito cuya madre es judía.

15 – PARA QUE NO PROFANE SU SIMIENTE ENTRE SU PUEBLO; PORQUE YO


SOY ADONAI QUE LE SANTIFICO”.

15 – PARA QUE NO PROFANE SU SIMIENTE. En vez de añadirle la preposición


{bahén} (por estas mujeres prohibidas), el texto lleva {be ‘amáv} a su Pueblo. El Zóhar
interpreta como consecuencia: Al profanar su descendencia (por matrimonios
prohibidos) afecta la pureza de todo su Pueblo. Rashí explica, sin embargo, siguiendo
la interpretación Talmúdica: “Si él se ha casado con una de las que le están prohibidas,
su descendencia salida de esta unión se profana (excluye) de la ley relacionada con la
santidad pontifical”. Para las consecuencias, ver el Talmúd, Tratado Kid. 77a.

16 – ASIMISMO HABLO ADONAI A MOSHE, DICIENDO:

17 – HABLA A AHARON Y DILE: CUALQUIER HOMBRE DE TU DESCENDENCIA,


EN TODAS GENERACIONES, QUE TUVIERE ALGUN DEFECTO, NO SE HA DE
LLEGAR PARA PRESENTAR EL PAN DE SU DIOS;

17 – CUALQUIER HOMBRE DE TU DESCENDENCIA. La fórmula escogida por la


Toráh, limita la aplicación de las leyes relativas a las taras físicas, para “la posteridad
de Aharón”. En efecto, ésta hace saber que Aharón era un hombre perfecto, sin defecto
ni tara. (Najmánides).

18 – PORQUE NINGUN HOMBRE EN QUIEN HUBIERE DEFECTO SE HA DE


LLEGAR (A MI ALTAR): NI EL HOMBRE CIEGO, O COJO, O CHATO, O DE ALGUN
MIEMBRO DESPROPORCIONADO,

18 – NINGUN HOMBRE EN QUIEN HUBIERE DEFECTO. Rashí da la causa de esta


prohibición al referirse a la sentencia del Profeta Malají (I, 8): “¿Cuando venís a
inmolarme una bestia ciega, no está mal hecho? ¿No es un mal cuando tratéis un animal
lisiado o enfermo? ¡Preséntaselo pues a tu Sátrapa! Tu verás si te da buena acogida y
si te testimonia a su favor”. El Profeta trata aquí animales de sacrificio afectados por
defectos físicos, pero una conclusión posterior se impone donde se trata de primeros
servidores del Templo, afectados de invalidez. Maimónides desarrolla esta idea en
estos términos: “Es para honrar el Templo que se ha prescrito honrar a sus servidores…
No se debería admitir en el servicio a aquél que tuviera un defecto corporal, y aquí no
se trata sólo del que esté afligido por una invalidez, sino que las deformidades también
hacían a los Sacerdotes impropios para el servicio; pues el vulgar no aprecia al hombre
por su verdadero valor, sino por la perfección de sus miembros y la belleza de su ropa.
Todo esto tiene como finalidad el honrar y respetar el Templo por todo el mundo: En
cuanto al Levita, que no estaba encargado de ofrecer los sacrificios y que no estaba
censado para implorar el perdón de los pecados, sino que su función era recitar los
cánticos, no se volvía inepto para el servicio más que perdiendo la voz” (Guía de los
Desc. III, 45). Racanati observa respecto a este tema que las invalideces físicas volvían
al Cohén inepto para el servicio, pero no al Levita. Sin embargo, el límite de edad de
cincuenta años hacía al Levita inepto para el servicio (Núm. VIII, 25), pero no al Cohén.
No se le fijaba ningún límite de edad a su sacerdocio. El Levita, que ejerce las funciones
de un ministro del culto en el interior del Templo, debe asegurar sus funciones, añade
Racanati (167,4) por el tiempo que posea toda su vitalidad y la llama interior.

También debe retirarse a la edad de cincuenta años. Pero el Cohén está llamado a ser
el preceptor del Pueblo; mientras más edad tiene, más gana en sabiduría. Lejos de
compartir estos puntos de vista racionales, Najmánides adelanta que los defectos
corporales hacen al Cohén impropio para el servicio porque ellos son el reflejo de ciertos
defectos de orden moral. Esta observación se cita en el Zóhar a nombre de Rabí Yisják,
mientras que Rabí Shim'ón Bar Yojái le da a nuestra ley una luz completamente
diferente (Zóhar I, 181a). Sitúa la ley relativa a la invalidez, a las deformaciones y
malformaciones, del Cohén en el cuadro general del problema del origen del mal, que
se plantea igualmente en sus variados aspectos con respecto a la existencia del
sufrimiento en el mundo, del mal físico, del mal moral en la naturaleza humana. Las
fuerzas del mal existen en la naturaleza y concluyen, en la medida en que obedecen la
disciplina común a la salud general. Su presencia es tan necesaria para la armonía de
la creación, como la mezcla natural para la solidez de un mineral. Pero la observación
de la naturaleza, nos revela que está permitido cierta influencia, en un cuadro limitado
y esto en vista de su neutralización. Ahora bien, se alcanza esta meta dejando que este
poder se extienda por la cubierta exterior de los objetos y los seres, sin que por esto
afecte su alma. El mal afecta al cuerpo pero no el alma: esa es la importante verdad
que proclama nuestra Ley. La personalidad del Sacerdote, que es la encarnación de la
pureza y de la santidad, no está ciertamente al abrigo de las fechorías del mal. Pero su
alma permanece fuera de cualquier esfera, y la Toráh tiende a subrayarlo formalmente,
declarando que si el Sacerdote no puede acercarse al altar a causa de su invalidez,
debe al menos consumir “el pan de su Dios, que proviene de ofrendas santas y muy
santas” (vers. 22). Esta prescripción tiene como objetivo, en efecto, elevar la carne de
los animales de sacrificio al nivel de la santidad, gracias a lo cual los oferentes
encuentran su expiación: {ha-kohaním ojlím veha-be'alím mit-japerím… los sacerdotes
lo comen y sus dueños se purifican}. Pero este fin supone la pureza y la integridad moral
del Cohén que la consume. Y al ordenarle precisamente este consumo al Cohén afligido
por una invalidez, la Toráh confirma firmemente que su mal es puramente exterior,
mientras que su alma ha conservado íntegramente su valor moral. Sobre la concepción
de la Cabaláh Luriánica del origen del mal, ver nuestro Com. Deut XXVIII, 59. Rabí
Shim'ón Bar Yojái, se refiere en sus explicaciones al símbolo de la luna. Aparece
igualmente, a causa de su mengua y desaparición mensual casi total, como si estuviera
afectada de un defecto en comparación con el sol, siempre resplandeciente de luz. Es
así, desde lo alto del firmamento, testigo universal de la existencia del mal, pero revela
igualmente a los hombres, que el mal no afecta la esencia (o el alma) de la criatura, de
manera que ella recobra cada mes la plenitud de su fuerza. Y el Profeta Yeshayáhu
evoca la época en la que “la luz de la luna igualará la del sol” (XXX, 26) como en la
época de los orígenes. Entonces desaparecerán igualmente las imperfecciones que
afligen a las otras criaturas.

19 – NI HOMBRE QUE TUVIERE ROTURA DE PIE O ROTURA DE MANO,

19 – ROTURA DE PIE O ROTURA DE MANO. Conforme a su sistema de interpretación


pedagógica y moral, Rabí S.R. Hirsch acentúa el hecho de que la Ley Divina, se dirige
ante todo al hombre sano y vigoroso, que disfruta de todas sus facultades físicas y
mentales. El Judaísmo no es una religión reservada a los enfermos, a los inválidos y a
los pobres de espíritu. “Los Profetas Malají (I, 8) y Hoshé'a (X, 6) se revelan contra los
malos sacerdotes, a los que les repugna presentar a Dios como el Ser Supremo que
exige el hombre fuerte, maduro y activo. Rebajan el Templo al rango de una enfermería
o de un hospital, erigidos por las ruinas de la Humanidad que no encuentra en ninguna
parte su amparo. Los malos sacerdotes especulan sobre los sufrimientos y las
desgracias de los creyentes. No son los hombres bien plantados y serenos los que
frecuentan sus templos, son “los ciegos y los cojos, los enfermos y los débiles”. Para
ellos la religión tiene la misión de consolar a los resignados y a los desheredados; no
está destinada a los individuos dinámicos y moralmente equilibrados. El Santuario de
Israel, por el contrario, llama al ser humano en toda su vitalidad y en su integridad física,
y ofrece, en cambio, una vida intensa de la que se descartan la muerte y el sufrimiento.
Eso es por lo que los sacerdotes de Israel deben presentarse al Altar del Eterno sin
vicios ni defectos. Y los animales de sacrificio son sometidos a la misma ley. Estos
deben responder al criterio general que reina en el recinto del Santuario: ser {tamím},
perfecto moral y físicamente, sin tara ni imperfección” (Lev. I, 3).

20 – NI JOROBADO O FLACUCHO, O QUE TUVIERE UNA NUBE EN EL OJO, O


QUE TENGA SARNA, O HERPES, O DE TESTICULOS APLASTADOS.
21 – NINGUN HOMBRE, PUES, DE LA ESTIRPE DE AHARON, EL SACERDOTE,
QUE TUVIERE DEFECTO, SE LLEGARA PARA PRESENTAR LAS OFRENDAS
ÍGNEAS DE ADONAI: TIENE DEFECTO, NO SE LLEGARA A PRESENTAR EL PAN
DE SU DIOS.

21 – QUE TUVIERE DEFECTO. El Profeta Yeshayáhu proclama, sin embargo, que el


Eterno truena cerca de los corazones contritos y humildes (LVII, 15) y el salmista
encarece: “El Eterno está junto a los corazones destrozados” (XXXIV). También
constatamos, declara Rabí Alejandro, que los instrumentos privilegiados del Eterno son
rectos” (Yalkút No. 367). Ciertamente, responde el Zóhar, el Eterno busca a los
humildes y los que tienen el corazón destrozado por la pena o la contrición, mientras
que nuestro texto sólo trata las “brechas” físicas. Los que toman las decisiones discuten,
consecuentemente, la cuestión de saber si una invalidez hace a ministros del culto,
inepto para el ejercicio de las funciones.

22 – ESTE, NO OBSTANTE, COMERÁ DEL PAN DE SU DIOS, ASI DE LAS COSAS


MUY SANTAS COMO DE LAS SANTAS;

22 – COMERÁ DEL PAN DE SU DIOS. Se podrá tomar el ejemplo de que un empleador


debe continuar asegurándole el alimento a su empleado, aunque éste se vuelva inepto
para su trabajo a causa de una invalidez. Por contraposición, el empleado debe
encargarse en lo adelante de los pequeños trabajos como lo hacían los Cohaním
ineptos para el servicio, examinando la calidad de la madera destinada al brasero del
altar (Yomá 54a).

23 – SOLO QUE NO HA DE ENTRAR A DONDE ESTA EL VELO, NI SE LLEGARA


AL ALTAR, (POR LO MISMO QUE HAY DEFECTO EN EL), NO SEA QUE PROFANE
MIS COSAS SANTAS; PORQUE YO SOY ADONAI QUE LOS SANTIFICO”.

24 – Y DIJOLO MOSHE A ARARON Y A SUS HIJOS, Y A TODOS LOS HIJOS DE


ISRAEL.

24 – Y DIJOLO MOSHE. Rashí explica que él le transmite las órdenes “a todos los hijos
de Israel” a fin de que el Tribunal (es decir el Gran Sanhedrín) se haga responsable de
la santidad de los sacerdotes. Maimónides, basándose en Mishnáh de Midót, precisa
que el Sanhedrín que tenía su sede en el recinto del Templo tenía como tarea
constante, fijar los casos de incapacidad (por tara física) o de indignidad sacerdotal (por
tara familiar). La investidura del Sumo Sacerdote, por otra parte, formaba parte de las
atribuciones principales de Sanhedrín. Estas disposiciones legales se refieren al
principio de que el Estado Judío se basa en primer lugar en los individuos que forman
la Nación, y a continuación sólo en los diferentes órganos representativos de las
instituciones. Pues, desde sus principios, fue la Nación entera la que, en la Alianza
concluida con Dios, se hizo responsable colectivamente del mantenimiento y del
respeto de la Ley, sin interposición de un ser humano o de una autoridad civil
cualquiera. Y como el Rey, los Cohaním son responsables de sus actos frente a Dios,
pero también frente a la Nación, cuyos derechos de soberanía están representados por
el Sanhedrín, y esto a pesar del hecho de ser reconocidos como representantes de
Dios, {shelujé shamáyim}. Cf. Maimónides Nedarím VI, 5.

YA TODOS LOS HIJOS DE ISRAEL. Las órdenes relativas a los Aharónidas conciernen
igualmente a los Israelitas en el sentido de que les corresponde velar por su apariencia
impecable y por su dignidad moral en el cuadro de su “pequeño Santuario”, que
representa la Sinagoga.

CAPITULO XXII

1 – Y HABLO ADONAI A MOSHE, DICIENDO:

2 – DI A AHARON Y A SUS HIJOS QUE SE APARTEN (EN TIEMPO DE SU


IMPUREZA) DE LAS COSAS SANTAS DE LOS HIJOS DE ISRAEL, LAS CUALES
ELLOS CONSAGREN Y NO PROFANEN MI SANTO NOMBRE. YO SOY ADONAI.

2 – QUE SE APARTEN. Según Rashí, en nombre de la Tradición: Que los sacerdotes


se abstengan de comer ofrendas sagradas que los hijos de Israel, o ellos mismos,
consagren al Eterno, en sus días de impureza ritual. La (tum-áh) constituye una mancha
que aparece como más grave que los defectos corporales. Pues ésta le impiden al
sacerdote el ofrecer santidades [vale decir diferentes servicios, que requieren un status
de pureza especial] pero les permiten comer de ellas, mientras que el sacerdote impuro
no debe ofrecer ni comer. La gradación entre los dos capítulos, marca así el principio
que una mancha que daña el alcance al grado de santidad, tiene consecuencias más
profundas que la imposibilidad o la invalidez física. Además, el Cohén inválido que
efectúe el Servicio Divino en el Templo no transgrede más que la prohibición formulada
anteriormente vers. 21, mientras que el Cohén impuro en caso similar es culpable de
{mitáh bidé shamáyim… muerte por decreto celestial).

Las “SANTIDADES” en cuestión se refieren tanto a las elevaciones de {terumáh}, de


{ma´asér} y de la décima parte de ésta {terumát ma ‘asér}, que pertenecen al Cohén,
así como los sacrificios de animales y a sus oblaciones. La pena de Karét, pronunciada
por el consumo de la carne sagrada en estado de impureza, se extiende a todas las
partes del animal, con excepción de la sangre. Así como el alma humana, explica Rabí
S.R. Hirsch, puede estar afectada por varias manchas, sin que por tanto esté afectada
su pureza original (como lo expresa la frase {neshamáh shenatáta bi tehórah… el alma
que me diste es pura}, así el animal {néfesh} cuya vida está en la sangre, {ki hadám hú
ha-náfesh} permanece inaccesible en su esencia a la impureza levítica. Los casos de
{me'ílah, pigúl ve-notár} no se aplican más que a la sangre.

LAS CUALES ELLOS CONSAGREN. La advertencia dirigida a los sacerdotes Cohaním


de no profanar las ofrendas sagradas a los Israelitas, fue minuciosamente respetada en
otros tiempos. Los {‘amé ha-áretz} mismos, los simples o ignorantes, que no eran
dignos de confianza para atestiguar sobre el estado de pureza de ciertas elevaciones
sagradas, podían, sin embargo, dar testimonio acerca de la {terumáh} en ciertas épocas
del año, así como sobre las carnes sagradas durante todo el año, tan grande era el
respeto al carácter sagrado del servicio Divino (Jaguigáh 24a). Existen, sin embargo,
casos de excepción en los que “la Shejináh permanece entre los hijos de Israel aunque
éstos sean impuros” (Rashí Núm. XXXV, 34). Eso es por lo que el servicio, de los
sacrificios está asegurado por los Cohaním en Pésaj, cuando la mayor parte de la
Comunidad se encuentra en estado de impureza como consecuencia del contacto de
cadáveres, o cuando se produce una posibilidad material por parte de los Cohaním de
oficiar en estado de impureza.

El texto del versículo significa: Que (los Cohaním) no profanen, (en la medida en que)
los hijos de Israel estén en estado de santidad, según mi opinión. Si ese no es el caso,
los Cohaním no habrán cometido ninguna profanación. Pues la presencia sagrada de
la Shejináh en el Templo, se debe, no al servicio de los Cohaním, sino al del Pueblo.
También permanece allí la Shejináh aunque sean impuros.

3 – DILES: EN TODAS LAS GENERACIONES, CUALQUIER HOMBRE DE TODA


VUESTRA DESCENDENCIA QUE ESTANDO INMUNDO SE ACERCARE A LAS
COSAS SANTAS QUE LOS HIJOS DE ISRAEL SANTIFICAREN A ADONAI, LA TAL
PERSONA SERA CORTADA DE DELANTE DE MI. YO SOY ADONAI.

4 – CUALQUIER HOMBRE DE LA ESTIRPE DE ARARON QUE FUERE LEPROSO,


O TUVIESE FLUJO, NO HA DE COMER DE LAS COSAS SANTAS, HASTA TANTO
QUE ESTE PURO. ASIMISMO EL QUE TOCARE CUALQUIER COSA QUE SEA
INMUNDA POR CAUSA DE MUERTO, U HOMBRE QUE TUVIERE EFUSION DEL
SEMEN;

5 – O EL HOMBRE QUE TOCARE ALGUN REPTIL CON QUE SE PUEDA


CONTAMINAR, U HOMBRE CON QUIEN SE PUEDA CONTAMINAR POR
CUALQUIER INMUNDICIA SUYA;
6 – LA PERSONA QUE TAL TOCARE, QUEDARA INMUNDA HASTA LA TARDE, Y
NO COMERÁ DE LAS COSAS SANTAS HASTA QUE HAYA BAÑADO SU CUERPO
EN AGUA;

7 – Y CUANDO SE HUBIERE PUESTO EL SOL, EL ESTARÁ PURO; Y DESPUES


PODRÁ COMER DE LAS COSAS SANTAS, PORQUE SON SU ALIMENTO.

7 – Y CUANDO SE HUBIERE PUESTO EL SOL, EL ESTARÁ PURO. La Ley Oral


establece la regla siguiente: El impuro puede consumir el diezmo después de haberse
dado un baño ritual; puede consumir la (terumáh) después de la puesta de sol; puede
consumir carnes sagradas (de sacrificios) después de haber ofrecido su sacrificio de
expiación (Yeb. 74b). La Toráh justifica la autorización que se le ha dado al Cohén
impuro para que consuma cosas sagradas {terumáh} a partir de la puesta del sol por el
motivo (ki lajmó hú), pues es su pan. Rabí A. L. de Gúr explica: sólo el hecho de que el
Cohén aspire a su parte, de las cosas santas, con la misma fuerza que cualquier hombre
pone en práctica para alimentarse de pan, puede legitimar el permiso que se le concede
para consumir la {terumáh} antes de haber ofrecido su sacrificio de expiación. La
santidad representa para el Cohén el objeto de sus deseos en la misma categoría que
el pan para cada individuo, y esta voluntad de santidad tiene por efecto el abreviar la
espera hasta el día siguiente que se exige habitualmente. {kaparáh lo me'akévet}, el
sacrificio de expiación no es indispensable, precisan los Sabios del Talmúd, y esta
conclusión reviste una importancia tal, que constituye la primera regla enunciada por la
Ley Oral, Ber. 2a .

8 – COSA MORTECINA, O DESPEDAZADA POR FIERAS, NO HA DE COMER,


CONTAMINANDOSE CON ELLA YO SOY ADONAI.

9 – ELLOS, PUES, GUARDARAN MI PRECEPTO, NO SEA QUE LLEVEN PECADO


CON ESE MOTIVO, Y MUERAN POR ELLO, SI LO PROFANAREN. YO SOY ADONAI
QUE LOS SANTIFICO.

9 – GUARDARAN MI PRECEPTO. El alimento de los Cohaním, comenta Rabí S.R.


Hirsch, proviene esencialmente en las de {terumáh} y de (terumát ma'asér} que los
Israelitas y los Levitas les ofrecían. Pero estos dones se les ha atribuido y confiado Dios
para recordarles que ellos son representantes del Pueblo y que ellos ejercen el
sacerdocio en nombre Suyo. También la Toráh los pone en guardia, recomendándoles
respetar en su pan cotidiano el don atribuido por Dios: {mishmárti}. El pan que ellos
reciben de la Nación es sagrado {kódesh}. Esto significa que los Cohaním, dependiendo
para su subsistencia de las donaciones de la Nación jamás deberán intentar cubrir sus
debilidades, sus pecados y sus descarríos de su autoridad; permanecerán siendo, por
el contrario, representantes independientes, incorruptibles, intrépidos, dedicados hasta
la muerte a la causa Divina. Los dones, declara nuestro versículo, les son confiados
para toda su existencia; si los profanan, ¡es su muerte!

Y MUERAN POR ELLO. Hemos aprendido, explica Rashí, que se trata de la muerte por
el Tribunal Celestial. Esta pena afecta al Cohén que consume carne sagrada de los
sacrificios en estado de impureza, mientras que el consumo de santidades como
{teruma} y {bikurím} es castigado con la pena de Karét. Según Rashí (Shabbat 25a) la
pena de muerte (bidé shamáyim… en manos de los cielos) no afecta más que al
pecador, mientras que la de Karét se extiende a sus hijos. Los Tosafistas estiman que
esta última afecta al pecador hasta una edad determinada (60 años, según el Talmúd
Babilónico; 50 años según el Talmúd Yer.), mientras que {mitáh bidé shamáyim… por
manos de los cielos} no estaría ligada a ninguna edad. Para Maimónides la ejecución
de la pena de Karét estaría reservada al mundo futuro. Parece que en todo caso {mitáh
bidé shamáyim} puede ser considerada como una forma anticuada de {karét}, pena que
conlleva diversos grados, como se nota en el Com. Lev. XVIII, 29.

10 – MAS NINGUN EXTRAÑO COMERÁ DE COSA SANTA; NINGUN MORADOR


DEL SACERDOTE NI JORNALERO COMERA DE COSA SANTA.

11- PERO CUANDO EL SACERDOTE COMPRARE UN HOMBRE CON SU DINERO,


ESTE PODRÁ COMER DE ELLA; TAMBIEN LOS (SIERVOS) NACIDOS EN SU
CASA COMERÁN DE SU PAN.

11 – CUANDO EL SACERDOTE COMPRARE UN HOMBRE CON SU DINERO. La ley


estipula que el esclavo pagano de un Cohén, incluido su ganado, están autorizados a
consumir Terumáh mientras que un Israelita, aunque fuera un santo, no tiene derecho.
La Toráh insiste en el hecho de que “ningún profano comerá ninguna cosa santa”. El
esclavo, se ha explicado, es la propiedad personal de su amo, forma parte de sus
bienes. Estas disposiciones traducen la idea más general del cuerpo adaptándose al
alma que abriga. El procedimiento de adaptación se extiende hasta los bienes del
Cohén, animados de una vida animal y de una vida personal. Estos son elevados hasta
el nivel de la existencia santificada del Cohén. Por el contrario, la vía que conduce “a la
hija de un Cohén a casarse con un profano” marca la ruta del descenso. {Bat kohén…
hija del Cohén} observa el Zóhar, hace alusión al alma que emana de las regiones
sagradas, así como el Cohén representa el elemento de pureza con relación a los
profanos. Ahora bien, “una hija de Cohén que se case con un profano” ofrece la imagen
ensombrecida del alma que va a adaptarse al cuerpo, mientras que incumbiría, a la
inversa, hacer que el cuerpo se adaptara a ella. También, esta hija de Cohén “no
comerá ninguna ofrenda santa”. El siguiente versículo, en fin, nos enseña, en el mismo
orden de idea, el caso contrario de una hija de Cohén que enviudó o se divorcio y que,
como no tenía descendencia, perdió todo nexo con los profanos. Ella podrá comer
Terumáh cuando regrese a la casa de su padre, como en su juventud.

12 – ASIMISMO CUANDO UNA HIJA DEL SACERDOTE SE CASARE CON HOMBRE


EXTRAÑO, NO PODRÁ COMER DE LAS OFRENDAS ALZADAS DE LAS COSAS
SANTAS.

13 – MAS SI LA HIJA DEL SACERDOTE FUERE VIUDA O REPUDIADA, SIN TENER


HIJO, Y HUBIERE VUELTO A LA CASA DE SU PADRE, ENTONCES, LO MISMO
QUE EN SU MOCEDAD, PODRÁ COMER DEL PAN DE SU PADRE; PERO NINGUN
EXTRAÑO (AL SACERDOCIO) COMERÁ DE EL.

14 – Y SI ALGUNA PERSONA COMIERE DE COSA SANTA POR ERROR, AÑADIRÁ


SU QUINTA PARTE SOBRE ELLA, Y LA DARÁ AL SACERDOTE, JUNTAMENTE
CON LA COSA SANTA.

14 – SI ALGUNA PERSONA COMIERE DE COSA SANTA POR ERROR. La ley se


relaciona expresamente con la profanación de las cosas santas cometidas por
equivocación. En caso de profanación cometida con conocimiento de causa, el Cohén
tiene derecho solamente a indemnización e interés relacionado con el derecho civil,
pero la restitución y el suplemento, {kéren ve-jómesh… el capital y la quinta parte),
previstos en nuestro versículo, no se aplican a este caso. Es que la Toráh no admite ni
demandante ni juez sobre la tierra para castigar la destrucción voluntaria de las cosas
sagradas de nuestra religión. El Eterno se reserva para El solo, la protección de sus
santidades y el castigo de los que no hacen caso temerariamente. Cf. también Com.
Lev. XX, 2.

15 – ELLOS, PUES, NO HAN DE PROFANAR LAS COSAS SAGRADAS DE LOS


HIJOS DE ISRAEL, QUE ESTOS OFRENDAREN A ADONAI;

16 – NI CARGARAN SOBRE ELLOS LA INIQUIDAD QUE TRAE CULPA, AL COMER


DE SUS COSAS SAGRADAS: PORQUE YO SOY ADONAI QUE LAS SANTIFICO
(LAS COSAS SAGRADAS)”.

17 – Y HABLO ADONAI A MOSHE, DICIENDO:

18 – HABLA A ARARON Y A SUS HIJOS, Y A TODOS LOS HIJOS DE ISRAEL Y


DILES: CUALQUIER HOMBRE DE LA CASA DE ISRAEL, O DE LOS
EXTRANJEROS (RESIDENTES) EN ISRAEL, QUE PRESENTARE SU OBLACION,
POR CUALQUIER VOTO SUYO, O POR CUALQUIER OFRENDA VOLUNTARIA
SUYA, DE LAS QUE SUELEN PRESENTAR A ADONAI COMO HOLOCAUSTO,
18 – POR CUALQUIER OFRENDA VOLUNTARIA SUYA. Desde el principio de la
legislación de los sacrificios, Lev. I, 3 la condición de ser “perfectos” y sin defecto se
había estipulado. Se trata aquí de especificar los principales vicios, por definición de la
perfección de la integridad física. “Estas reglas se refieren también, y con más razón, a
las ofrendas obligatorias, tanto privadas como públicas; no es cuestión, en todo este
párrafo, más que de ofrendas voluntarias, es tal vez, porque siendo libre, de prometerlas
o de ofrecerlas, se podría creer que también es libre de ofrecerlas tal como son” (L.W.).

19 – A FIN DE QUE SEAIS ACEPTOS (HABRÁ DE SER) MACHO SIN TACHA, ORA
SEA DE LA VACADA, ORA DE LOS CORDEROS O DE LAS CABRAS.

20 – NO PODREIS PRESENTAR NINGUNA COSA QUE TUVIERE DEFECTO


PORQUE NO SEREIS ACEPTOS (A DIOS).

20 – NO PODREIS PRESENTAR NINGUNA COSA QUE TUVIERE DEFECTO. Los


casos de defectos o de invalidez del animal se elevan, según la lista establecida por
Maimónides al total de 73 (algunas de las cuales son comunes con el hombre), mientras
que los defectos y la invalidez relativa a los sacerdotes alcanzan el número de 140.
Aparece así que la Toráh exige más por parte de los que efectúan el Servicio Divino,
que la ofrenda misma. Se puede llegar a la conclusión que sucede lo mismo con el
factor que, en nuestros días, reemplaza el Sacrificio: la Oración. Las condiciones de
perfección, requeridas para la adaptación de la oración, concierne ante todo al hombre
que reza. Se relacionan, como lo recuerda Maimónides en sus Leyes de la Tefiláh (IV,
1) con la pureza personal, con la pureza del lugar, con la concentración mental, etc. En
cuanto a la oración misma, su contenido está fijado para siempre por nuestros Sabios.

21 – ASIMISMO EN CUANTO A CUALQUIER HOMBRE QUE QUISIERE


PRESENTAR SACRIFICIO DE PACES A ADONAI, POR CUMPLIR UN VOTO O POR
OFRENDA VOLUNTARIA, YA SEA DE LA VACADA YA DEL GANADO MENOR, HA
DE SER PERFECTO, PARA QUE SEA ACEPTO; NINGUN DEFECTO HA DE HABER
EN EL.

22 – CIEGO, O QUE TENGA FRACTURA, O MUTILADO, O VERRUGOSO, O


HERPE77CO, NO HABEIS DE PRESENTAR ESTOS ANTE ADONAI; NI HABEIS DE
PONER OFRENDAS IGNEAS DE ELLOS SOBRE EL ALTAR EN HONOR DE
ADONAL

22 – CIEGO, O QUE TENGA FRACTURA, O MUTILADO. Cf. Com. Lev. XXI, 18-19.

23 – GANADO VACUNO U OVEJUNO QUE TUVIERE ALGO SUPERFLUO, O FALTO


EN SUS PARTES, PUEDES HACER DE ELLO OFRENDA VOLUNTARIA; MAS
PARA VOTO NO SERA ACEPTO.
24 – ANIMAL DE TESTICULOS MAGULLADOS, APLASTADOS, ARRANCADOS, O
CORTADOS NO LO HABEIS DE PRESENTAR A ADONAI; NI HAREIS ASI EN
VUESTRA TIERRA.

25 – NI AUN DE MANO DEL EXTRANJERO HABEIS DE OFRECER EL PAN DE


VUESTRO DIOS DE NINGUNO DE ESTOS, PORQUE TIENEN EN SI SU
CORRUPCION; HAY DEFECTO EN ELLOS; NO OS SERÁN ACEPTOS”.

25 – NI AUN DE MANO DEL EXTRANJERO. Significa, según Rashí, aunque los


paganos puedan ofrecer animales mutilados en los altares como sacrificio expiatorio,
no debéis, a petición suya, ofrecerlos en mi altar para obtener la expiación por ellos,
pues si las hubierais ofrecido para vosotros, no serían aceptadas. La importancia de
esta advertencia aparece a lo largo de la historia del Pueblo Judío, después del
acontecimiento relatado por el Talmúd Guittín 55b en relación con Kamtsa y Bar Kamtsa
en la época de la destrucción del Segundo Templo. Este último había denunciado a los
judíos ante el emperador Romano y éste, deseoso de poner a prueba a los judíos, les
envió con su intermediario, un animal para el sacrificio, que los judíos debían ofrecer en
el Templo de Jerusalén. Pero Bar Kamtsa en el camino le infligió al animal un
impedimento (rajándole el labio superior o la retina) que lo hacía inadecuado para el
sacrificio según la Ley Judía, pero no según la costumbre de los paganos. Al presentar
después el animal en el Templo, las opiniones de los judíos estaban divididas en cuanto
a la oportunidad de ofrecer el animal mutilado enviado por el emperador. Rabí Zejariyáh
B. Eukolos se opuso, a pesar de las graves consecuencias que se preveían, y nuestro
versículo apoya su tesis al prohibir el ofrecimiento de animales por parte de los paganos
que “no serán aceptados si nosotros les ofreciéramos” (a causa de una mutilación que
los hace inadecuados según nuestros criterios)

26 – Y HABLO ADONAI A MOSHE, DICIENDO:

26 – Y HABLO ADONAI A MOSHE. Si la frase habitual: “Háblales a los hijos de Israel


y diles” falta aquí, es porque el párrafo contiene, entre otras, el mandamiento del
{Kidúsh ha-Shém}, la santificación del Nombre de Dios (vers. 32). Ahora bien, Moshé
había sabido “santificar el Nombre de Dios” a los ojos del Faraón de Egipto, de los
príncipes de Edóm, de los poderosos maestros de Moáv y de las poblaciones
kena'aneas. Pero había fallado en esta tarea, en opinión de los hijos de Israel. Eso es
por lo que sólo pudo ver la Tierra Prometida desde lejos, y no se le autorizó a entrar en
ella: “Sube al Monte Nevó y muere en la montaña que vas a subir, así como tu hermano
Aharón murió en la montaña Hor porque no Me ha santificado entre los hijos de Israel”
(Deut. XXXII, 49-52). Es en relación al honor de Moshé, que se emitió la orden de dirigir
este mandamiento a los hijos de Israel.
27 – CUANDO HUBIERE NACIDO BUEY, O CORDERO, O CABRA, ESTARÁ SIETE
DIAS CON SU MADRE; MAS DESDE EL DIA OCTAVO EN ADELANTE, SERA
ACEPTO PARA OBLACION DE OFRENDAS IGNEAS A ADONAI.

27 – BUEY, O CORDERO, O CABRA. Aunque se trate de un animal “que acaba de


nacer”, la Toráh emplea aquí la denominación {shor}, toro, y no {‘égel} que indica el
becerro. Algunos maestros piensan que la Toráh quería evitar cualquier alusión al
becerro que podía hacer revivir el mal recuerdo del pecado del becerro de oro. Pero el
Zóhar explica que el animal sigue siendo siempre igual a pesar de su evolución física.
También se puede designar a un toro como tal desde su venida al mundo. En oposición
al hombre, el animal no conoce ninguna progresión espiritual ni moral desde el día de
su nacimiento.

ESTARÁ SIETE DIAS CON SU MADRE. Antes de este lapso de tiempo, explica
Maimónides, se considera como un aborto y asimismo el hombre no podrá
circuncidarse, sino después de un lapso de siete días (Guía de los Desc. III, 49). Pero
los Sabios del Medrásh ven en este lapso de tiempo la manifestación de la compasión
Divina con la madre. Sería cruel arrebatar a su pequeño desde su venida al mundo (así
como cita Rabí S.R. Hirsch). Esta motivación no contradice en lo absoluto la Mishnáh
de Berajót 33b, que prohibe atribuir los decretos Divinos al sentimiento de la compasión.
Pues la Mishnáh prohibe ante todo la referencia, en el cuadro de la oración, a la
compasión Divina, tal como se manifiesta por ejemplo en la ley del “nido de pájaro”
(Deut. XXII,6). Es en efecto, posible que otros motivos originen estas leyes. Pero no
está prohibido en lo absoluto, invocar teóricamente dicha razón como la explicación de
una ley. En fin, varias fuentes Medráshicas establecen todavía el acercamiento entre
nuestra ley y la de la circuncisión, ambas ligadas a la fecha del octavo día. Rabí Leví
explicaba el motivo de esta fecha citando la parábola siguiente: Un rey viene a visitar
una de sus provincias y manda anunciar públicamente. Todos los que quieran rendirme
homenaje, deben saludar antes a la reina. Así, el Señor proclama: El que quiera
ofrecerme su sacrificio debe inclinarse antes frente a la reina Shabbat. Tampoco se
aceptan sacrificios antes del octavo día y no se puede celebrar la alianza de la
circuncisión antes del octavo día, de manera que el recién nacido haya rendido
homenaje al Shabbat (Medrashím y Zóhar). Así como el ser humano, no puede
pretender formar parte de la Alianza de Abrahám, sino después de haberse inclinado
ante la Ley Divina, por consiguiente ante el Shabbat, así el animal no puede entregarse
en sacrificio hasta haber recibido su consagración, gracias a la santidad que emana del
Shabbat (Cf. Com. Gén. XVII, 12).

28 – PERO SEA DEL GANADO VACUNO O DEL GANADO MENOR, NO PODREIS


DEGOLLAR A ELLA YA SU CRÍA EN UN MISMO DIA.
28 – NO PODREIS DEGOLLAR A ELLA Y A SU CRÍA EN UN MISMO DIA. Maimónides
escribe en relación con esta ley: “Se ha prohibido degollar el mismo día a la madre y a
su cría, para que tengamos cuidado de no degollar al pequeño antes los ojos de la
madre; pues el animal sentiría, en este caso, un dolor demasiado grande. En efecto, no
hay, en este tipo de relación, diferencia entre el dolor que sentiría el ser humano y el de
los animales; pues el amor y la ternura de una madre por su hijo no dependen de la
razón, sino de la acción de la facultad imaginativa que la mayor parte de los animales
poseen al igual que el hombre. Si esta recomendación se ha hecho en particular, en
relación con la especie bovina y la ovina, es porque son animales domésticos que se
nos está permitido comer y que generalmente tenemos el hábito de comer, y también
porque son especies en las que se distinguen la madre y la cría” (Guía de los Desc. III,
48). El Zóhar y Najmánides (en Com. Deut. XXII, 6) adoptan igualmente el motivo de la
crueldad, sin relacionarla con el dolor infligido a la madre, sino con la acción humana
perpetuada por el individuo. La prohibición de este acto bárbaro tiene como fin
habituarnos a la piedad hacia los animales (como lo atestigua también el Targúm
Yonatán). Esta teoría no contradice en lo absoluto la Mishnáh, que prohíbe atribuir a las
leyes Divinas el motivo de la compasión, como se ha observado en nuestro Com. en el
versículo anterior (Cf. Tos. y Rabí S. Edels Meg.25a).

NO PODREIS DEGOLLAR. Esta prohibición se pone en plural y puede referirse a dos


personas a la vez. El Talmúd llega a la conclusión de esto, que si una persona ha
degollado al animal-madre, y que otra persona, que sepa de la prohibición, viene
después a degollar a la cría, será culpable y culpada de la sanción prevista, aunque ella
no sea responsable de haber degollado a la madre. Solo el principio de la
responsabilidad colectiva, {‘arevút}, cuya importancia fundamental en el cuadro de la
Legislación Mosáica se ha señalado a menudo en nuestro Com. puede justificar esta
disposición legal.

29 – Y CUANDO QUISIEREIS OFRECER SACRIFICIO DE ACCION DE GRACIAS EN


HONOR DE ADONAI, LO HABEIS DE SACRIFICAR DE VUESTRA BUENA
VOLUNTAD.

29 – SACRIFICIO DE ACCION DE GRACIAS EN HONOR DE ADONAL Rashí cita las


reglas y prescripciones elaboradas por la Ley Oral y que se desprende de este
versículo. Al escoger el caso del (zébaj todáh) para establecer ciertas reglas válidas
generalmente para el servicio de los sacrificios, la Toráh ha querido manifestar sin duda,
que incluso en los casos que no se trata de un sacrificio obligatorio expiatorio, sino de
un sacrificio ofrecido espontáneamente por gratitud, por los bienes otorgados por la
Providencia, las normas prescritas deben ser respetadas estrictamente. En todas sus
formas de expresión, el servicio Divino debe cumplirse en el orden y en la disciplina.
30 – EN ESE MISMO DIA HA DE SER COMIDO; NO DEJAREIS NADA DE EL HASTA
LA MAÑANA. YO SOY ADONAI.

30 – EN ESE MISMO DIA HA DE SER COMIDO. Ver nuestras explicaciones a este


respecto en Com. Lev. VII, 15.

31 – VOSOTROS, PUES, HABEIS DE GUARDAR MIS MANDAMIENTOS Y


CUMPLIRLOS. YO SOY ADONAI.

31 – HABEIS DE GUARDAR MIS MANDAMIENTOS Y CUMPLIRLOS. Rashí comenta:


“Por medio del estudio de la Mishnáh. Y practicad, esto es el cumplimiento”. Después
de la destrucción del Templo, el estudio de las leyes de los sacrificios ocupa el lugar,
en cierta medida, del culto de los sacrificios mismos, como se ha mostrado en nuestro
Com. Lev. I, 1. Esto es lo que Rashí quiere hacer valer al final de este capítulo, en su
interpretación del texto tanaítico.

32 – Y NO PROFANEIS MI SANTO NOMBRE; ANTES BIEN, YO HE DE SER


SANTIFICADO EN MEDIO DE LOS HIJOS DE ISRAEL. YO SOY ADONAI QUE OS
SANTIFICO,

32 – NO PROFANEIS MI SANTO NOMBRE. “La Toráh de Israel en resumen”. Es así


como se ha caracterizado este versículo. Contiene la solemne puesta en guardia de la
profanación del Nombre de Dios y la exhortación dirigida a cada Israelita, de santificar
el Nombre de Dios por su conducta moral, y si es necesario, hasta la muerte (Kidúsh
Hashém). Aunque esta orden esté dirigida a los sacerdotes, en tanto guardianes del
Santuario, en todo momento se le ha aplicado al conjunto de Israel en su contenido
positivo y negativo.

MI SANTO NOMBRE. Sed escrupulosos en extremo en vuestros actos, dicen los


Rabinos, a fin de no hacer nada que pueda ensombrecer el honor del Judaísmo y de
los judíos. Maimónides describe en detalle las numerosas formas de aplicación de esta
ley en el capítulo V de los Hiljót Yesodé Hatoráh. En particular, cualquier acción mala
en relación con los gentiles, está estigmatizada como si fuera un pecado imperdonable,
porque da una falsa impresión del Judaísmo y de su nivel moral. Todo judío debería
estar constantemente consciente del hecho que la Gloria Divina se le ha confiado en
cierta forma, y que cada Israelita, mantiene en sus manos, el honor de su religión y de
su Pueblo. La falta de un particular recae sobre el conjunto de la Casa de Israel. El que
conozca la historia de nuestro Pueblo, no rebatirá esta verdad. El Talmúd ilustra esta
necesidad de pesar cada acción por medio de la parábola siguiente: “Una barca
cargada con mucho peso estaba en el mar. Súbitamente, uno de los pasajeros empieza
a hacer un hueco debajo de su asiento y cuando se le reprocha de cometer tal
imprudencia, responde que él sólo horada debajo de su asiento. Verdaderamente,
objetan sus camaradas, pero si el agua penetra, nos ahogaremos contigo”. Así pasa
con Israel. Su salud y desgracia están en las manos de cada uno de sus hijos.

YO HE DE SER SANTIFICADO. Abstenerse de todo “Jilúl Ha-shém” no es sino una


virtud negativa. Pero el postulado que cada judío debe cumplir, es el de vivir de tal
manera que sus actos contribuyan a la gloria del Nombre de Dios y de la Toráh. El
Talmúd cita a este respecto numerosos ejemplos de actos de humanidad, de probidad
y de lealtad, llevados a cabo por judíos y no-judíos y que se consideran actos de “Kidúsh
Ha-shém”.

La forma más elevada de la “santificación del Nombre de Dios” sigue siendo sin
embargo el martirio. La Ley Judía exige, por parte de cada Israelita, de perder la vida
antes que profanar el Nombre de Dios mediante una pública denegación (Y. D. § 157).
Cuando en la época de las guerras de persecución del Emperador Adriano, el fervor
por el sacrificio del martirio alcanzó tales proporciones, que comenzó a poner en peligro
la supervivencia del Pueblo Judío. Los Sabios ordenaron que la muerte debía preferirse
antes que la violación de los tres pecados cardinales: el asesinato, la idolatría y el
adulterio. En cuanto al acto voluntario de la Reina Esther, que cohabitó con el Rey
Asuero, ver a los Tosafistas en Yev. 103b, que justifican su actitud por diferentes
razones).

EN MEDIO DE LOS HIJOS DE ISRAEL. Si es nuestro deber “Santificar el Nombre de


Dios” a los ojos de las naciones, importa mucho más santificarlo “entre los hijos de
Israel”. Se ha observado en el Com. anterior vers. 26 que Moshé había sabido santificar
el nombre de Dios a los ojos del Faraón de Egipto, de los príncipes de Edóm, de los
Señores de Moáv y de las poblaciones kena'aneas. Pero había fallado en esta tarea
con respecto a los hijos de Israel, y es por eso por lo cual no pudo entrar en la Tierra
Prometida, como se le aclaró (Deut. XXXII, 52). Es en verdad, importante enseñarles a
los gentiles el respeto al Judaísmo, pero nuestro esfuerzo esencial debe priorizar en el
deber de formar a los judíos en el amor y el respeto de nuestra fe. Rashí deduce, sin
embargo, de esta frase que la obligación de entregarse al martirio no interviene más
que en caso, en el que la amenaza o la obligación a la violación hayan sido ejercida
públicamente, “entre los hijos de Israel” . Rashí prosigue: “Y cuando uno se entrega,
uno debe estar preparado para morir, pues el que se entregue en la espera de un
milagro, no recibirá el milagro. Esto es lo que encontramos en Jananiyáh, Mijaél y Azariá
como se indica en Daniel III, 18”. Después del ejemplo del martirio aceptado sin reserva
en el más sublime amor a Dios, dado por Rabí ‘Akivá y relatado en el Tratado Ber. 61b,
la Historia Judía nos ofrece la imagen de una serie ininterrumpida de actos de {nesirát
néfesh} por los cuales centenas de miles de hombres, mujeres y de niños judíos se
entregaron a la muerte para la “santificación del Nombre de Dios” y “sin esperar ningún
milagro”. Pero el ideal del martirio se proclamó en Israel en la época de los Patriarcas,
cuando Abrahám se dispuso a inmolar a su hijo Yisják en el altar del Señor. La liturgia
da fe de la oración pronunciada por Yisják en el momento de la Akedáh y escuchada
por Dios: {‘anénu kesIze’- aníta le-Yisják ‘al gabé ha-mizbéaj… respóndenos como
respondiste a Yisják sobre el altar cuando el sacrificio}. Esta oración pudo haber tenido
por objeto pedir la participación Divina para que el acto de sacrificio, fuera cumplido por
parte de Yisják sin debilidad, sin pesar y sin reticencia. (Ver también Com. Gén. XXII,
10-12-16). El sacrificio más perfecto del mundo puede volverse inválido, {pasúl}, por un
pensamiento impuro, impropio o inadecuado, {nakshévet pigúl}.

33 – Y QUE OS HE SACADO DE LA TIERRA DE EGIPTO, PARA SER VUESTRO


DIOS. YO SOY ADONAI.

33 – QUE OS HA SACADO DE LA TIERRA DE EGIPTO. Rashí hace la observación: A


esta condición. Cf. Com. XIX, 36. Esta frase aparece en varias ocasiones en la Toráh y
significa según Rashí: “Así como he diferenciado en Egipto el germen de un primogénito
y el del que no era primogénito, así soy equitativo al castigar al que moja sus pies en
sal, para confundir a sus semejantes sin que puedan darse cuenta” (ibíd.). Esta
explicación puede aplicarse igualmente a nuestro versículo, dado que el párrafo
contiene casos en los que el engaño se puede ejecutar fácilmente. Las leyes
relacionadas con la espera de siete días que hay que respetar antes de que se disponga
del animal para el sacrificio, así como la prohibición de degollar al animal con su cría el
mismo día, en fin, la prohibición del consumo del sacrificio de reconocimiento al día
siguiente, se entregan en su cumplimiento escrupuloso a la conciencia del individuo.

CAPITULO XXIII

1 – Y HABLO ADONAI A MOSHE, DICIENDO:

1 – Y HABLO ADONAI A MOSHE. Este capítulo contiene una descripción general de


los períodos Sagrados del año judío. En tres ocasiones, se dice en Sifrá Deut. XVI, la
Toráh menciona los períodos Sagrados: en este capítulo del Levítico [Vayikrá], a causa
del orden cronológico en el calendario anual; en el capítulo XXVIII del libro Números
[Bamidbár], a causa de los sacrificios que se van a ofrecer y en fin, en el capítulo XVI
del Deuteronomio [Devarím], a causa del deber de la comunidad relacionada con la
peregrinación a Jerusalén.

2 – HABLA A LOS HIJOS DE ISRAEL Y DILES: EN CUANTO A LOS DIAS FIJOS


CONSAGRADOS A ADONAI, LOS CUALES HABEIS DE PROCLAMAR COMO
TIEMPO DE SANTAS CONVOCACIONES, ESTOS SERÁN LOS DIAS FIJOS
CONSAGRADOS A MI.

2 – LOS DIAS FIJOS CONSAGRADOS A ADONAI. Desde el comienzo del Levítico, la


Toráh se propone exponer las leyes de la santificación relacionadas con las personas
y las cosas santas. Al rodear el Santuario con el grado supremo de santidad, indica las
vías por medio de las cuales se pueden aplicar los criterios de santidad a la dimensión
del espacio. En este momento la Toráh abre el capítulo relacionado con la santificación
de la dimensión del tiempo. Ver sobre las relaciones entre estas dos categorías
nuestros Com. Exo. XXXV, 2.

CONVOCACIONES. {ashér tik-reú otám}, las fiestas del Eterno a las que estáis
invitados. Tal es la interpretación del Zóhar, siguiendo la significación de la palabra
{keruim}, invitados, como en I Sam. IX, 13. “El Eterno le dice a los Israelitas: Hijos míos,
vosotros penáis todos los días con vuestro trabajo y vuestros asuntos, excepto estos
días que son los Míos, porque Yo he invitado a un huésped venerable, al ángel de
santidad. Acogedlo con alegría, preparadle grandes festines alrededor de mesas bien
vestidas, para que Mi huésped sea bien recibido por vosotros, y que la alegría sea
perfecta…”

SANTAS CONVOCACIONES. Esta interpretación de las palabras {mikraé kódesh} se


le adjudica a Najmánides; implica “el deber para todo Israel de reunirse en la Sinagoga
los días de fiesta, y celebrarlos por medio de oraciones e himnos a la gloria de Dios”.
Pero Rashí explica en Exo. XII, 16: {mikrá} es un sustantivo verbal. “Llama ese día, Día
de la Santidad, por el alimento, por la bebida y por el vestido”. También Onkélos,
Rashbám y otros están de acuerdo. En cuanto a Rabí J. Meír de Gúr, él traduce estas
palabras libremente: “Llamados a la santidad”. Nuestros días de fiesta llaman al hombre
a la santidad por la vía de la alegría y de la santificación de los regocijos más materiales,
como se ha expuesto en nuestro Com. Lev. XIII, 1.

3 – SEIS DÍAS SERA PERMITIDO TRABAJAR, MAS EN EL DIA SEPTIMO (DE CADA
SEMANA) HABRÁ UN REPOSO ABSOLUTO, CONVOCACION SANTA; NINGUN
TRABAJO HAREIS; DESCANSO CONSAGRADO A ADONAI, SERA EN TODAS
VUESTRAS HABITACIONES.

3 – SEIS DIAS. Rashí explica: “¿Qué relación tiene el Shabbat con las fiestas? Eso te
enseña que el que profane las fiestas, está considerado como si profanara el Shabbat
y el que observe las fiestas “está considerado como si observara los Shabbats”. El autor
citado anteriormente responde a la pregunta suscitada por Rashí, al referirse a la regla
enunciada en Exo. XXX, 29 según la cual “todo lo que toque los objetos Sagrados del
Santuario se vuelve santo” y es capaz de propagar esta característica de santidad (Zev.
87a). Ahora bien, el principio mismo que sirve como base de esta regla, es válido
igualmente para la consagración de las fiestas por los Israelitas. Estos (o su
representación del Sanhedrín) no pueden declarar santos los días fijados por ellos sino
gracias a la santidad, de la cual han sido impregnados ante todo por el cumplimiento
de las leyes relativas al Shabbat, fuente suprema de la santidad que emana del Eterno.
El Shabbat ocupa de alguna forma el mismo rango que los objetos Sagrados del
Santuario: todo lo que toca se vuelve santo y es capaz de propagar esta santidad. Es
así que se explica la fórmula empleada en la liturgia {mekadésh ha-Shabbat ve-Yisraél
veha-zemaním}. El Eterno santifica el Shabbat, que comunica a su vez su santidad a
Israel, si bien éste puede consagrar los días de fiesta. He aquí por qué la ley del Shabbat
inaugura la serie de los días de fiesta. Ver también Com. Exo. XXXII, 14.

SERA PERMITIDO TRABAJAR. Cf. Com. Exo. XX, 9.

REPOSO ABSOLUTO. Cf. Com. Exo. XXXV, 2

4 – ESTOS SON LOS DIAS CONSAGRADOS A ADONAI, LAS SANTAS


CONVOCACIONES QUE HABREIS DE PROCLAMAR EN SU TIEMPO SEÑALADO:

4 – ESTOS SON LOS DIAS CONSAGRADOS A ADONAI. Rashí observa: “Antes habló
del año y ahora habla de la santificación del mes”. Estas dos tareas, la que consiste en
decidir el intercalar un mes en el año (por los motivos citados por Rashí vers. 2) y el
que se relaciona con la fijación de la neomenia, formaban parte, en otros tiempos, de
las atribuciones del Sanhedrín, suprema instancia jurídica y halájica de la Nación. El
ajuste del calendario se había hecho necesario para hacer concordar el año lunar con
el curso del sol. Esta doble cuenta del año judío tiene su origen en el carácter doble de
nuestras fiestas judías. Históricas, recuerdan sucesos de importancia capital en nuestro
pasado. Naturales, se colocan en ciertas épocas del año y establecen una relación con
el ciclo de la evolución del año. Pésaj marca el comienzo de la cosecha y está prescrito
que se deben ofrecer sus primicias al Eterno. En Shavu'ót, al final de la cosecha, hay
que llevarle “una ofrenda nueva”, sacada de la nueva cosecha. Sucót viene después
que se han hecho “entrar los productos del area y del lagar”. Ahora bien, la fecha de
nuestras Fiestas debe fijarse consecuentemente con este doble objetivo. El
acontecimiento histórico está ligado a la fecha del calendario lunar, que es el nuestro
inicialmente, pero la significación natural o agrícola está determinada por el curso de
las estaciones que dependen del calendario solar. Si no tuviéramos en cuenta más que
este último, la fiesta de Pésaj podría, por ejemplo, coincidir un día con el mes de
diciembre o con el período de las grandes vacaciones. Para evitar esto es que los
Sabios han establecido un sistema preciso, aunque complejo, que debe rectificar poco
a poco los desvíos inevitables. Este sistema comprende entre otros el decimotercer mes
complementario. Confiado a la competencia del Sanhedrín, este sistema de fijación del
calendario de nuestras fiestas y de la proclamación de la Neomenia, basada en la
observación de la luna nueva por testigos oculares, se ha prolongado hasta el final del
período de los Emoritas, después del abandono de la Tierra Santa. El calendario
permanente, basado en cálculos precisos, fue instituido entonces por el Patriarca Hillél
el Joven. Pero el sistema precedente, que se apoyaba en la libre determinación y
proclamación de los representantes del Pueblo, tenía la ventaja de hacer aparecer las
fiestas como días de reunión, (mo'éd}, fijados de común acuerdo entre Dios e Israel. El
calendario permanente corría el riesgo, por el contrario, de escamotear esta cualidad
de “convocatoria santa” y de rebajar las fiestas a la categoría de una institución Sagrada
de culto a la naturaleza, si los Sabios no hubieran mantenido el día de fiesta
suplementario, {yom shení shel galuyót} a pesar de la desaparición de los motivos
originales, y salvaguardado así su carácter de fiesta espontánea, celebrada en honor a
Dios. Ver en detalle los Comentarios ofrecidos por Rabí S.R. Hirsch en Exo. XIII, 2 y la
explicación de Racanati en Com. Núm. XXVIII, 25.

5 – EN EL MES PRIMERO, A LOS CATORCE DEL MES, A LA CAIDA DE LA TARDE,


ES LA PASCUA CONSAGRADA A ADONAI.

5 – EN EL MES PRIMERO. Sobre la significación y las leyes concernientes a la fiesta


de Pésaj, ver nuestros Comentarios en Exo. cap. XII.

6 – Y EL DIA QUINCE DE ESTE MES, ES LA FIESTA DE LOS ÁZIMOS EN HONOR


DE ADONAI: SIETE DIAS COMEREIS PANES AZIMOS.

6 – LA FIESTA DE LOS AZIMOS EN HONOR A ADONAI. El ciclo anual de las


solemnidades Sagradas corresponde a las siete etapas que constituyen, en la evolución
histórica, las fases sucesivas de la creación del Pueblo Judío. Gracias a estas fiestas,
la Nación se fortalece en la atmósfera exaltante de sus orígenes, y, al atravesar de
nuevo las etapas sucesivas, puede extraer cada año nuevas fuerzas morales y
espirituales de las fuentes mismas de su creación. El ciclo anual comienza con la fiesta
de Pésaj, consagrada al amor naciente de Israel y de su Dios, que hizo brotar el germen
de su existencia como Nación. Esta fiesta corresponde a la fase inicial, inaugurada por
el Patriarca Abrahám, padre de los creyentes, por su amor infinito hacia Dios y los
hombres {jésed}.

Shavu'ót, la fiesta de las semanas, marca la segunda etapa. Conmemora el voto de


obediencia eterna, por el cual la Nación acogió la Ley del Sinái. Esta fiesta corresponde
a la fase del Patriarca Yisják, que añadió al amor ardiente del primer patriarca, el
complemento necesario: la obediencia absoluta a las Ordenes Divinas, como él lo
manifestó haciendo atar su cuerpo al altar, para hacer el sacrificio de su persona a Dios.
Esta disciplina incondicional se convirtió en el segundo rasgo característico de la Nación
{dín}. La etapa siguiente está representada por la fiesta de Sucót, que reunió a toda la
familia en la Tienda bajo el signo de la armonía y de la alegría, confiada a la sombra del
Todopoderoso. Esta etapa lleva el sello del Patriarca Ya'akóv, que realizó en su persona
la síntesis del amor y de la obediencia, y que fundó sobre este legado de los padres, la
educación de sus doce hijos. El instituyó en Israel, el ideal de la vida familiar basada en
la Tradición ancestral {tif-éret}. La fiesta de Sucót tiene una prolongación que constituye
una solemnidad independiente. Es la fiesta de clausura (Sheminí-‘Atzéret y Simját
Toráh), consagrada al júbilo de la Toráh. Esta fiesta nos hace revivir la fase histórica,
caracterizada por la vida de Moshé, que trasmite la Constitución a su Pueblo, en nombre
del Eterno {nétzaj}. La etapa histórica del pontífice Aharón, encuentra su expresión en
la fiesta de las luces, Janucáh, que conserva entre las Tradiciones Nacionales, el
recuerdo de la restauración del culto en el Templo de Jerusalén, bajo la égida de los
sacerdotes Jashmonéos {hód}. Por último, Purím, la fiesta de Esther, que evoca la
resistencia nacional de Israel, materializa el espíritu de Yoséf, defendiendo
heroicamente la posición judía en medio de la sociedad pagana {yesód}. En cuanto a
la última etapa, la del rey David, todavía espera su realización definitiva. La “fiesta de
David” que erigirá el Reino de Dios (Amos IX, 11): “Ese día levantaré la tienda
tambaleante de David, repararé las brechas, restauraré las ruinas, y la reedificaré como
era en otros tiempos” {maljút}.

Estas siete etapas de la Historia de Israel, derivan de elementos fundamentales del


sistema de las Sefirót de la Cábala, que van de {jésed} a {maljút} y que marcan los
grados de evolución de creaciones terrenales. Pero estas etapas están precedidas de
tres Sefirót de las esferas de emanación del espíritu puro, y éstas se reflejan igualmente
en el ciclo anual de nuestras fiestas. Ellas encuentran su expresión en las fiestas que
no se relacionan con acontecimientos históricos, sino que están consagradas a nuestra
evolución espiritual. La fiesta de Rosh Hashanáh tiene por objeto proclamar las
verdades Eternas del dominio del pensamiento {jojmáh} y la del Día de Kipúr, está
llamada a asegurar el perdón de nuestras faltas por el acto de {teshuváh}, de la
reflexión, de la autocrítica y de la meditación {bina}. En el grupo de la diez Sefirót que
componen los elementos fundamentales, la primera Sefiráh se designa con el nombre
de {kéter}, corona. Esta representa el mundo irracional y trascendental, o el punto
culminante de donde brotó el destello de la iluminación intelectual, la primera
manifestación, el inicio del proceso. (Según Pardés Rimoním de Rabénu M. Cordobero
XXI, 10).

7 – EN EL DIA PRIMERO TENDREIS SANTA CONVOCACION; NINGUN TRABAJO


SERVIL HABREIS DE HACER.
8 – Y PRESENTAREIS OFRENDA IGNEA A ADONAI POR SIETE DIAS. EN EL
SEPTIMO HABRÁ (OTRA) SANTA CONVOCACION; NINGUN TRABAJO SERVIL
HABREIS DE HACER.

8 – SIETE DÍAS. Ver sobre la significación del número siete nuestro Comentario Gén.
VIII, 2.

9 – Y HABLO ADONAI A MOSHE, DICIENDO:

10 – HABLA A LOS HIJOS DE ISRAEL Y DILES: CUANDO HUBIEREIS ENTRADO


EN LA TIERRA QUE OS VOY A DAR, Y SEGAREIS LA MIES DE ELLA, TRAEREIS
UNA GAVILLA, POR PRIMICIAS DE VUESTRA SIEGA, AL SACERDOTE.

10 – UNA GAVILLA, POR PRIMICIAS DE VUESTRA SIEGA. El deber de “aportar las


primicias del suelo a la casa de Eterno” ha sido proclamado ya por la Toráh de una
manera general en Exo. XXIII, 19, y la obligación particular concerniente a las primicias
de la cosecha de cebada, de lo cual se trata aquí, ha sido formulada por primera vez
en Levítico II, 14 (Cf. Rashí ibíd). El significado de la ofrenda de las primicias de
nuestras obras y de nuestros productos ha sido explicado en nuestro Comentario Exo.
XIII, 2. La Toráh añade aquí de manera señalada, el deber de “balancear esta [medida
de] ‘Omer delante del Señor” el día siguiente de la Fiesta de Pésaj, es decir, el 16 de
Nissán. Rashí explica que todo balanceo es un movimiento horizontal de vaivén,
después de elevación y descendimiento, y nuestros Sabios precisan en la fuente
Talmúdica (Men. 62b) que este balanceo debe efectuarse con el pensamiento dirigido
hacia “Aquél a quien pertenecen los cuatro puntos cardinales”. Mediante este acto, el
hombre manifiesta que él no es en absoluto el creador de los productos de la tierra, sino
que es el Eterno quien bendice el suelo y nos otorga Sus frutos. Las primicias son
dedicadas a “Aquel a quien pertenecen los cuatro puntos cardinales” y después son
ofrecidas en Su Templo. Ahora bien, este homenaje al Eterno se fija el día siguiente de
la fiesta, pues la fiesta de Pésaj conmemora el advenimiento de la libertad nacional que
puede fácilmente incitar en nosotros el orgullo, el egoísmo y la arrogancia, y llevarnos
a una negación del Todopoderoso. De esta manera la Toráh nos prescribe que
debemos ofrecer desde el día siguiente de la Fiesta de la Liberación, las primicias de
nuestra cosecha al Eterno y rendirle, en el seno mismo de Su Templo, nuestro
homenaje de gratitud. Por lo demás, puesto que “lo que acompaña a las Mitzvót” se
revela útil a los hombres (el balanceo mismo se considera también como lo que
acompaña a las Mitzvót), con mayor razón todavía, las Mitzvót mismas son útiles a los
hombres (Sucót 38a).
11- EL CUAL MECERÁ LA GAVILLA DELANTE DE ADONAI PARA QUE SEA
ACEPTA A FAVOR VUESTRO; EL DIA SIGUIENTE A LA PRIMERA SOLEMNIDAD
PASCUAL LA MECERÁ EL SACERDOTE.

11 – EL DIA SIGUIENTE A LA PRIMERA SOLEMNIDAD PASCUAL. La interpretación


de estas palabras era desde la época rabínica una cuestión polémica entre Fariseos y
Saduceos. Estos últimos entendían la palabra Shabbat en el sentido corriente, y
afirmaban que el “‘Omer” aludía a ofrecer el día siguiente del primer Shabbat, debe
comprenderse aquí como la Fiesta de los Panes Azimos, lo cual brota igualmente del
contexto. El “‘Omer” debía ofrecerse el 16 de Nissán (Men. 66a). La cuestión que se
plantea es, por tanto, averiguar por qué la Toráh, al emplear el término “Shabbat”, apela
a una locución tan equívoca (Ver Hoffman para conocer los detalles de la polémica).

Bnei Isshajar responde que el Shabbat corriente puede ser calificado de Pésaj por la
razón siguiente: las dos fiestas se caracterizan por el hecho de que están determinadas
por el Cielo y no en absoluto provocadas por los méritos de la tierra. Fueron igualmente,
y esto a título de excepción, promulgadas por “la iniciativa de los poderes situados en
lo alto” {hit-‘arutá dil – ‘éla}.

12 – Y EL DIA QUE MECIEREIS LA GAVILLA, SACRIFICAREIS UN CORDERO DEL


PRIMER AÑO, SIN TACHA, EN HOLOCAUSTO A ADONAI.

12 – QUE MECIEREIS LA GAVILLA. Ver com. Exo. XVI, 36.

13 – Y SU OFRENDA VEGETAL SERÁN DOS DECIMAS (DE UNA EFA) DE FLOR


DE HARINA MEZCLADA CON ACEITE; OFRENDA IGNEA A ADONAI, DE OLOR
GRATO; Y SU LIBACION SERA DE VINO, LA CUARTA PARTE DE UN HIN.

14 – Y NO HABEIS DE COMER PAN, NI GRANO TOSTADO, NI ESPIGAS NUEVAS,


HASTA ESTE MISMO DIA; HASTA QUE HUBIEREIS TRAIDO LA OBLACION DE
VUESTRO DIOS: ESTATUTO PERPETUO SERA DURANTE VUESTRAS
GENERACIONES Y EN TODAS VUESTRAS MORADAS.

15 – Y OS CONTAREIS SIETE SEMANAS (SIETE SEMANAS CUMPLIDAS SERAN),


DESDE EL DIA SIGUIENTE A LA PRIMERA SOLEMNIDAD PASCUAL, DIA EN QUE
OFRECISTEIS LA GAVILLA DE LA OFRENDA MECIDA.

15 – Y OS CONTAREIS SIETE SEMANAS, DESDE EL DIA SIGUIENTE A LA


PRIMERA SOLEMNIDAD PASCUAL. La prescripción concerniente a la mujer aislada,
llamada niddáh, comienza igualmente por las palabras: (ve-sáfrah láh} ella contará por
ella. Los Sabios han extraído de esto, la conclusión siguiente. Los hijos de Israel
tuvieron necesidad de un período para liberarse de la impureza egipcia que habían
contraído viviendo entre los paganos. Como una mujer niddáh, debían purificarse
mediante una abstinencia al séptuplo (de semanas, en función de la extrema gravedad
de su impureza). Después pudieron unirse a su Señor. La noche de Shavu'ót es la
consagrada a esta unión santa. Por ello también se distingue en nuestros días por la
costumbre de velar durante esa noche. También se ha dicho: “Cuando el rocío cayó de
noche sobre los campos…” (Núm. XI, 9). En cuanto a la inmersión en el agua, de la
cual el Mikvéh es el símbolo, está representada por el baño de la Toráh, en el curso de
cuya noche mojamos nuestros cuerpos. De esta manera, la cuenta de siete semanas
debe contribuir a perfeccionarnos. La fiesta de Pésaj no había sido dada graciosamente
por Dios, pero, una vez hecho el regalo, de lo que se trata es de subir los cuarenta y
nueve grados de la impureza, y hay como contrapartida, cuarenta y nueve grados de
pureza. Los subimos uno por uno, y pensamos en cada movimiento en el grado de
pureza que encierran estos días de acuerdo con la enseñanza de la Cábala. Llegados
a este fin, hemos realizado la mitzváh, la cual nos hace dignos de recibir una vez más,
la Toráh. Hemos empleado la libertad recibida en la fiesta de Pésaj para insuflarle un
contenido que nos haga merecedores de la fiesta de Shavu'ót. Estos preparativos son
ciertamente y ante todo, un acto de pureza ejercido en el temor de Dios. Por esta razón
festejamos Shavu'ót al final del día cuadragésimo’ noveno, o sea el 6 de Siván, en tanto
que la Toráh ha sido dada según Rabí Yoséf el 7 de Siván. El motivo de esto es que
este día representa los largos preparativos que nos imponemos para acoger la Toráh,
y encarna así el principio del temor a Dios. Este requisito previo constituye una
introducción a la Toráh. {Reshít jojmáh yir-át ha-Shém} (Salm. LXI, 10).

16 – HASTA EL DIA SIGUIENTE A LA SEPTIMA SEMANA (CUMPLIDA)


CONTAREIS CINCUENTA DIAS; ENTONCES PRESENTAREIS OFRENDA
VEGETAL NUEVA A ADONAI

17 – DE VUESTRAS HABITACIONES TRAEREIS DOS PANES PARA OFRENDA


MECIDA: DE DOS DECIMAS (DE UN EFA) DE FLOR DE HARINA, CADA UNO,
SERÁN; CON LEVADURA SERÁN COCIDAS, POR PRIMICIAS A ADONAI

17 – TRAEREIS DOS PANES. El hecho de que dos panes de harina fina deben ser
traídos a la fiesta de Shavu'ót requiere una justificación especial. El legislador ha
querido atraer nuestra atención sobre el fenómeno del dualismo que observamos desde
el momento en que apartamos nuestra mirada del recinto del monoteísmo absoluto. Del
mismo modo que las dos tablas de la ley nos muestran que el dualismo es la base
fundamental de todo lo terrenal, las dos partes del pan {sheté ha-léjem} nos hacen
comprender que en el dominio material todo está sometido a la misma ley. (Zóhar).
18 – Y JUNTAMENTE CON EL PAN PRESENTAREIS SIETE CORDEROS DE
PRIMER AÑO, SIN TACHA, Y UN NOVILLO JOVEN Y DOS CARNEROS; SERÁN
HOLOCAUSTO A ADONAI, CON SUS OFRENDAS VEGETALES Y SUS
LIBACIONES; OFRENDA IGNEA DE OLOR GRATO A ADONAI

19 – OFRECEREIS TAMBIEN UN MACHO CABRIO COMO OFRENDA POR EL


PECADO, Y DOS CORDEROS PRIMALES, PARA SACRIFICIO DE PACES;

20 – LOS CUALES MECERÁ EL SACERDOTE CON PAN DE LAS PRIMICIAS, POR


OFRENDA MECIDA, DELANTE DE ADONAI, JUNTAMENTE CON LOS DOS
CORDEROS: LOS PANES SERÁN CONSAGRADOS A ADONAI, PARA USO DEL
SACERDOTE.

21- Y CONVOCAREIS LA ASAMBLEA EN ESTE MISMO DIA; CONVOCACION


SANTA OS SERA; NINGUN TRABAJO SERVIL HABREIS DE HACER: ESTATUTO
PERPETUO SERA EN TODAS VUESTRAS HABITACIONES, EN TODAS
VUESTRAS GENERACIONES.

21 – Y CONVOCAREIS LA ASAMBLEA EN ESTE MISMO DIA; CONVOCACION


SANTA OS SERA. He aquí la única alusión al carácter feriado del fin del período de las
siete semanas. La Toráh no alude a Shavu'ót como la fiesta de promulgación de la
Toráh, ni aquí ni en otra parte (ver Hoffman: Levítico). Se ha respondido a este respecto
que la Toráh, en tanto que obra metafísica, no tolera ninguna fijación en las dimensiones
de tiempo y espacio. Del mismo modo que la fecha de su promulgación, no se ha
determinado más que por aproximación, el sitio en que tuvo lugar su dádiva, está
todavía rodeado de misterio. No se puede precisar cuál, entre los seis y los siete de
Siván, es la fecha exacta de su promulgación, por el hecho de que Moshé ha añadido
un día de su propia invención; la única certeza en cuanto al lugar que poseemos es que
se sitúa en el desierto, tierra que pertenece a todo el mundo. La Toráh se asemeja al
alma en el cuerpo humano: no se puede situar con precisión (Medrásh. Salm. CIII);
como el alma no exige ni emblema ni signo exterior ni solemnidad, tampoco existe
indicación sobre el día en que nos fue legada la Toráh.

22 – Y CUANDO SEGAREIS LA MIES DE VUESTRA TIERRA, NO ACABARAS DE


SEGAR EL EXTREMO DE TU CAMPO, NI ESPIGARAS TU TIERRA SEGADA: PARA
EL POBRE Y PARA EL EXTRANJERO LOS DEJARAS, YO SOY ADONAI VUESTRO
DIOS.

22 – Y CUANDO SEGAREIS LA MIES DE VUESTRA. Rashí dice en nombre de Rabí


Avdimi, hijo de Rabí Yoséf “¿Por qué razón ha colocado la Toráh esta prohibición en
medio de las solemnidades: Pésaj y la fiesta de las Semanas de un lado, el Nuevo Año,
el Día del Perdón y las fiestas de las Tiendas de otro? Para enseñarte que cualquiera
que le dé al pobre el espigajo y el rincón del campo, como conviene que se haga, es
considerado como si hubiera construido el Templo y allí hubiera hecho sus sacrificios”.

Rabénu Chayím Ben ‘Attar señala que, si la espiga olvidada no se menciona aquí, es
porque la Toráh quiere mostrar solamente las omisiones concernientes al campo, es
decir, las de la rebusca y el rincón del campo; dicho de otro modo: dado el sacrificio del
‘Omer al comienzo de la cosecha, podría creerse que todo sacrificio sería inútil en lo
adelante; también la Toráh nos acaba de precisar que los sacrificios ligados al objeto,
es decir, al campo, serán siempre necesarios, mientras que el que se relaciona con el
sujeto, a saber la espiga, no lo es en absoluto. Ver, sin embargo, el Comentario Levítico
XIX, 9 sobre el significado de estos preceptos.

23 – Y HABLO ADONAI A MOSHE, DICIENDO:

24 – “HABLA A LOS HIJOS DE ISRAEL Y DILES: EN EL MES SEPTIMO, AL


PRIMERO DEL MES, TENDREIS DESCANSO, CONMEMORACION AL SON DE
TROMPETAS, CONVOCACION SANTA:

24 – EN EL MES SEPTIMO, AL PRIMERO DEL MES. El filósofo Rabénu Bajyáh Ibn


Pakúda pregunta por qué razón la Toráh no nombra expresamente la fiesta de Rosh
Hashanáh a la cual apuntan estas palabras. Responde señalando que la inmortalidad
del alma (así como numerosos otros temas) no se nombra más. Y formula la regla, de
que, mientras más elevado es un tema en el dominio ideológico, menos necesidad hay
de tratarlo en el libro. Aunque designaciones tales como Año Nuevo no se especifican,
existen sin embargo en la conciencia de nuestros Sabios por Tradición; además de los
argumentos naturales que Abarbanel extrae del segundo capítulo de Exodo, y que
prueban que la Toráh ha contado con el Nuevo Año de Tishrí para nuestros
intereses civiles. Nuestros Sabios disponían de Tradiciones seguras a este respecto.
Se observa en el capítulo LXXXI de los Salmos la frase {tik'ú bajódesh shofár bakése
leyóm jagénu… hagan sonar el shofár}, que, de acuerdo con la interpretación que da
de ella el Medrásh, muestra que la fiesta del Shofár es la única entre nuestras
solemnidades, que cae el día del aniversario, o bien de la Creación del mundo o de la
humanidad; era también el aniversario de la fecha otorgamiento de los votos más
queridos de ciertas madres, así como de la explicación por Yoséf de las sueños del
Faraón, etc. En fin, parece que la cuenta de los años del Jubileo tiene su punto de
partida en el primero de Tishrí, de la misma manera que muchos ciclos se renuevan en
el curso de este mes, de donde se desprende que esta fiesta aparece como fundada
señaladamente en la Tradición Oral.
CONMEMORACION AL SON DE TROMPETAS. Rashí comenta: “{zijrón teru'áh}. La
conmemoración de los versículos de la Toráh que tratan del recuerdo Divino y de los
versículos que tratan del sonar del Shofár, con el fin de recordar en nuestro favor el
sacrificio de Yisják, reemplazado por el sacrificio del becerro”. De lo que Rashí quiere
hablarnos aquí es de la serie de oraciones y versículos que leemos a lo largo del
Shemonéh Essré del Musáf de Rosh Hashanáh Ahora bien, parece en primer lugar, que
la {Teru'áh} en el sonar del Shofár era un aire desconocido para nuestros Sabios. Ellos
sabían simplemente que la {teru'áh} hace apelación al {dín} es decir, a la justicia que,
este día, nos examina (por ejemplo Salm. IX,9). A continuación, Rabí Abahú le ordenó
a Cesáreo (R. H. 34a) que la {teru'áh} fuera una combinación de {teru'áh} y {shevarím}
cuyo primer elemento expresa un suspiro de pesar delante de Dios, el segundo un
gemido. Pues, “tal es por lo general la actitud del hombre delante de la justicia de Dios”.
Así conferimos a este día su verdadera significación. Es un {yom dín berajamím}, un
día de justicia, del cual la piedad no está excluida, mientras que Yom Kipúr es un {yom
rajamím bedín}, día de piedad del cual forma parte la justicia (Najmánides). Ver
explicación más adelante.

Sin embargo, Rashí hace alusión a los tres textos de oraciones que acompañan el sonar
del Shofár; la palabra {zikarón} indica la idea esencial en torno a esto, pues significa la
providencia de Dios, que no olvida y no abandona a nadie en el día de su aflicción.
Nóaj, en la historia del diluvio, ofrece la mejor prueba de esto, como hemos señalado
en el Com. Gén. VIII, 1. El capítulo siguiente se llama Shofarót, y nos indica cómo va a
ser utilizado el Shofár al final de nuestros días. El capítulo de introducción de los tres
textos se llama Maljiyót. Este capítulo contiene la exaltación de Dios sobre toda la tierra
y todos los hombres. Así, démosle prioridad a la aceptación del Reino Divino, {kabalát
‘ol maljút shamáyim}, sobre el de las Mitzvót {kabalát ‘ol Mitzvót}.

CONMEMORACION AL SON DE TROMPETAS. En Núm. XXIX, 1 se emplea la


locución {yom teru'áb}, día de la fanfarria. Según nuestra Tradición, esto significa que
si Rosh Hashanáh cae en semana se toca el Shofár, mientras que si este día cae el
Shabbat, se dice {zikarón teru'a} a los lugares donde se produciría el toque de campana
del Shofár (R. H. 29b). Los Sabios han explicado el temor de ver a alguien ir el día de
Shabbat a casa de un experto para aprender el sonar del Shofár, y debido a este hecho,
transgredir la prohibición de llevar consigo un largor de cuatro codos en la calle. Nos
han enseñado mediante este ejemplo, el principio de que el sonar del Shofár, con ser
tan importante, un mandamiento de la Toráh, debe sin embargo desvanecerse ante una
disposición de los Sabios, destinada a impedir que la ejecución de este mandamiento
se transforme en pecado. Aún más: se desprende de las palabras de Tosafót 16b que
escuchar sonar el Shofár, el Shabbat excita a Satán, como sucede con cada desviación
que cometen los judíos en cuanto al cumplimiento de una de sus Mitzvót, hasta tal punto
que sus argumentos terminan por hacer daño.

SON DE TROMPETAS. Se trata del Shofár: esto se desprende de la analogía con


Levítico XXV, 9. Ver nuestras explicaciones en Gén. XXII, 13 y Exo. XIX, 19.

CONVOCACION SANTA. La convocatoria para Rosh Hashanáh tiene significación


distinta que la de Yom Kipúr. La primera tiene por fin aproximarnos a Dios, en primer
lugar mediante el pensamiento, aclarado lo que para nosotros es la Divinidad; {ulvavó
yavín vesháv veráfa lo} “su corazón comprenderá, después se arrepentirá”: el Profeta
Yeshayáhu VI, 10, nos enseña que la comprensión del corazón precede todo
arrepentimiento. Por esta razón Rosh Hashanáh, está consagrado a las tres grandes
oraciones, {maljiyót, zijronót, shofarót} y a las de (uvjén ten pajdejáh}, oraciones
esenciales que indican cómo nos representa la Divinidad, la Providencia y el fin de los
tiempos. La confesión de los pecados seguirá a Yom Kipúr. En cuanto al sonar del
Shofár, para mostrar bien que consideramos a Rosh Hashanáh como {yom dín
berajámim}, hacemos preceder cada sonido de — {teru ‘áh} —de una {tekráh}, pues
nuestros Sabios nos han dado por regla que cada {teru'áh} debe tener {peshutáh
lefanéhah upshutáh leajaréhah}; es decir, ser introducida mediante el tono simple de
una {tekí'á} y ser terminada de la misma manera. Ahora bien, la {tekí'áh} es el tono que
proclama Dios como Ser cleménte, conciliador y libertador; la {teru'áh}, por el contrario,
nos recuerda el Dios vengativo y punitivo. Así los tonos de la justicia Divina se
encuentran rodeados por los de la clemencia Divina, lo que Rosh Hashanáh cataloga
como “la justicia en la clemencia”.

25 – NINGUN TRABAJO SERVIL HABREIS DE HACER; Y PRESENTAREIS


OFRENDA IGNEA A ADONAI”.

26 – Y HABLO ADONAI, DICIENDO:

27 – “CIERTAMENTE EL DIA DECIMO DE ESTE SEPTIMO MES SERA EL DIA DE


LAS EXPIACIONES; CONVOCACION SANTA OS SERA Y AFLIGIREIS VUESTRAS
ALMAS, Y PRESENTAREIS OFRENDA ÍGNEA A ADONAI

27 – EL DIA DECIMO. Es el Día del Gran Perdón. ¿Por qué fue fijado en esa fecha
precisa? Nuestros Sabios responden en el Medrásh, que la razón debe encontrarse en
el Rosh Hashanáh que la precede. Según Rabí Ell'ézer, cuya teoría es aceptada por la
Halajáh, Rosh Hashanáh es el aniversario de la creación del mundo, o más
exactamente la fecha en la cual fue creado Adám, de manera que el 25 de Elul nació el
Mundo (ciertos pensadores dicen que la idea de la creación data, del primero de Nissán,
pero su ejecución solamente de Tishrí). Esta es la razón por la cual la fecha natural del
Perdón se sitúa en Rosh Hashanáh; es la fecha que contempló la creación o aparición
del hombre, lo que nos remite a los orígenes de su formación. Hemos señalado la
misma circunstancia favorable para el hombre, cuando la Toráh nos dice en Gén. II, 8
que el hombre encuentra refugio en el Oriente, su tierra natal. La misma orientación se
vuelve a encontrar cuando la Toráh nos habla de ciudades de refugio que ubica en el
Este. (Deut. IV, 41). El hombre encuentra ahí la Patria de los refugiados. Esta
circunstancia, que favorece al hombre en la época en que vino al mundo, está separada
por diez días del Gran Perdón, el tiempo que hace falta para adquirir la fuerza del
arrepentimiento, y para ir desde el remordimiento en potencia hasta el remordimiento
en los actos. El hombre encuentra entonces el Gran Perdón, fecha en la cual Moshé
volvió antiguamente, con las segundas Tablas de la Ley entre las manos y proclamó el
Perdón Divino para el pecado del “becerro de oro”. Es en este contexto, y en el de su
venida al mundo, donde se encuentra todavía la más favorable acogida para el perdón
de sus pecados.

28 – Y NO HABREIS DE HACER NINGUNA CLASE DE OBRA EN ESTE MISMO DIA


ESPECIAL, PORQUE ES DIA DE EXPIACIONES, PARA HACER EXPIACION POR
VOSOTROS DELANTE DE ADONAI, VUESTRO DIOS.

29 – POR TANTO TODA PERSONA QUE NO SE AFLIGIERE EN ESE DIA


ESPECIAL, SERA CORTADA DE ENTRE SU PUEBLO.

30 – Y TODA PERSONA QUE HICIERE CUALQUIERA CLASE DE OBRA EN ESTE


DIA ESPECIAL, YO DESTRUIRE A LA TAL PERSONA DE ENTRE SU PUEBLO.

31- NINGUNA CLASE DE OBRA, PUES, HABEIS DE HACER: ESTATUTO


PERPETUO SERA EN TODAS VUESTRAS GENERACIONES Y EN TODAS
VUESTRAS MORADAS.

32 – DESCANSO ABSOLUTO OS SERA, EN EL CUAL AFLIGIREIS VUESTRAS


ALMAS. A LOS NUEVE DEL MES, POR LA TARDE, (PRINCIPIAREIS): DE TARDE
A TARDE GUARDAREIS VUESTRO DESCANSO”.

32 – A LOS NUEVE DEL MES, POR LA TARDE. La Tradición ha deducido de estas


palabras que existe un deber llamado: {tosafót Yom ha-Kipurím}, que nos impone el
comenzar a celebrar Yom Kipúr un poco antes de la caída de la noche, así como a
terminarlo (el día siguiente) un poco después. Eso nos muestra que la santidad de Yom
Kipúr es desbordante tanto en su comienzo como en su final.

33 – Y HABLO ADONAI A MOSHE, DICIENDO:


34 – “HABLA A LOS HIJOS DE ISRAEL, Y DILES: EL DIA QUINCE DE ESTE MES
SEPTIMO SERA LA FIESTA DE LAS CABAÑAS A ADONAI DURANTE SIETE DIAS.

34 – HABLA A LOS HIJOS DE ISRAEL, Y DILES. La fiesta de Sucót es llamada


igualmente ‘fiesta de nuestro gozo” {zemán sim-jaténu}. Lleva este nombre porque
coincide con la época en que se ha recogido la cosecha de la tierra, pero también
porque constituye, después de los “días temibles de Rosh Hashanáh y Kipúr”, una
semana de regocijos con Dios. Aún más, ella le da a los pecadores, la oportunidad de
dirigirse hacia Dios en la alegría. Además, la primera vez que el nombre de Sucót es
mencionado en la Toráh, es para anunciarnos que Ya'akóv se ha reconciliado con su
hermano ‘Esáv: “éste reemprendió su camino hacia Se'ír; en cuanto a Ya'akóv, se dirigió
hacia Sucót, se construyó allí una morada, y para su ganado hizo de las Sucót: por esta
razón se llamó este lugar Sucót” (Gén. XXXIII, 16-17). La diferencia entre Ya'akóv y
‘Esáv reside, en efecto, en la apreciación de las Sucót. El cristiano descendiente de
‘Esáv ignora la noción de {simjáh shel Mitzváh}, el júbilo religioso que puede llevar al
individuo a volverse hacia Dios en la alegría. El conoce, ciertamente, el acercamiento a
Dios en la contrición o en la unión mística. Él va a “Se'ír”, que es una alusión discreta
al (se'ír ha-mishtaléaj}, al “chivo expiatorio”, forma suprema de su servicio a Dios. El
judío, por el contrario, estima la Mitzváh hasta tal punto que la convierte en una fiesta
que tiene por fin esencial el dar gracias y acercarse a Dios en la alegría. Ya'akóv no se
quedó con ‘Esáv cuando se encontró con él, sino que siguió más adelante, buscando
el sitio de las Sucót. Esta es también la razón por la cual Dios quiere juntarse con Israel
únicamente para celebrar el octavo día de Sucót. El busca la ocasión de encontrarse
en jubilosa intimidad con su Pueblo. Se comprenderá entonces lo que quiere decir el
Talmúd cuando considera la fiesta de Sucót como específicamente atribuida a los
judíos. Es la única fiesta de nuestro calendario judío que los no judíos no han imitado
(‘Av. Z. 3b). Pero el Profeta Zejariyáh proclama que al final de los tiempos: “Tal será el
pecado de los Egipcios y el de todas las naciones, que no serán ascendidos para
celebrar la fiesta de Sucót… y cualquiera que haya sobrevivido, entre todos los pueblos
que vendrán contra Jerusalén, deberá dirigirse allí todos los años para prosternarse
delante del Rey, el. Eterno-Tzevaót, y para celebrar la fiesta de Sucót” (XIII, 19-16). (Ver
Com. Gén. XXXIII, 17).

35 – EN EL DIA PRIMERO HABRA CONVOCACION SANTA; NINGUN TRABAJO


SERVIL HABREIS DE HACER.

35 – EN EL DIA PRIMERO HABRÁ CONVOCACION SANTA. Ver. Com. Exo. XXIII, 15.
El primer día, precisa el texto: Se trata del décimo quinto día del mes y no del primero.
Nuestros Sabios han interpretado que es el primer día para la cuenta nueva de los
pecados; pues desde Yom Kipúr nuestros pecados se benefician de una moratoria, que
expira el primer día de Sucót.

36 – SIETE DIAS PRESENTAREIS OFRENDAS IGNEAS A ADONAI: Y EN EL DIA


OCTAVO, TENDREIS (OTRA) CONVOCACION SANTA A ADONAI, Y
PRESENTAREIS OFRENDAS IGNEAS A ADONAI: ASAMBLEA SOLEMNE ES;
NINGÚN TRABAJO SERVIL HABREIS DE HACER.

36 – SIETE DÍAS PRESENTAREIS OFRENDAS ÍGNEAS A ADONAI. Los sacrificios


ofrecidos en Sucót conciernen tanto a Israel como a las naciones del mundo. “Los toros
Sucót suman setenta, número correspondiente a setenta naciones. Disminuyen
gradualmente; son para ellas un signo de declinación (Suc. 55b), y en los tiempos del
Templo, los toros las protegían contra los sufrimientos”. Así, después de haber obtenido
en Kipúr el perdón para sí mismo, Israel pide entonces el perdón de los pecados para
todas las naciones del mundo (Rashí). Pues “Cuando Dios aprueba los caminos de un
hombre, le atrae incluso el favor de sus enemigos” (Prov. XVI, 7). También es en virtud
de esta obra de expiación en beneficio de los otros, que Sucót es llamada {or ha-malaf},
luz desbordante, en tanto que las otras fiestas no son más que {or ha-penimí}, luz
interna. Pero estas expiaciones a favor de las naciones del mundo van disminuyendo,
y no llegan al séptimo día más que nueve toros. Y esto nos demuestra que la hostilidad
de las naciones hacia Israel se debilita con los años. En efecto, su oposición a Israel,
que al comienzo era irreductible, se empequeñece en el dominio político e ideológico
progresivamente.

Ahora bien, el octavo día es nombrado {‘atzéret}, lo cual significa “detención”; ese día
no hay más que un toro para siete corderos. Rashí comenta que la explicación en el
Medrásh Agádico es la siguiente: como todos los días de la fiesta ellos han ofrecido
sacrificios correspondientes a setenta naciones, Dios dice (a Israel) en el momento de
la partida: “Te retengo conmigo” como un rey que ha invitado a sus hijos a un festín
durante un cierto número de días: cuando llegó el momento de despedirse, dijo “Hijos
míos, les ruego que se queden conmigo un día más, vuestra partida Me es dolorosa”.
El Día de {sheminí ‘atzéret} se convirtió en Israel en un día de gozo exuberante,
realzado por la clausura de la lectura de la Toráh. Los signos exteriores de la fiesta han
desaparecido. No existen ya ni la Sucáh, ni “cuatro especies, ni sacrificios. Lo único que
existe es la alegría entre Israel y su Dios.

37 – ESTOS SON LOS DÍAS FIJOS CONSAGRADOS A ADONAI, LOS CUALES


PROCLAMAREIS POR SANTAS CONVOCACIONES, PARA PRESENTAR A
ADONAI OFRENDAS IGNEAS, HOLOCAUSTOS Y OFRENDAS VEGETALES,
SACRIFICIOS Y LIBACIONES; CADA COSA EN SU PROPIO DIA;
38 – ADEMAS DE LOS HOLOCAUSTOS SABATICOS DE ADONAI Y ADEMAS DE
VUESTROS DONES, ADEMAS DE TODOS VUESTROS VOTOS Y ADEMAS DE
TODAS VUESTRAS OFRENDAS VOLUNTARIAS QUE DIEREIS A ADONAI.

39 – CIERTAMENTE EL DIA QUINCE DE ESTE MES SEPTIMO, CUANDO


HUBIEREIS RECOGIDO EL PRODUCTO DE LA TIERRA, CELEBRAREIS A ADONAI
FIESTA QUE DURE SIETE DIAS. EN EL PRIMER DIA HABRÁ DESCANSO
SOLEMNE, Y EN EL DIA OCTAVO (OTRO) DESCANSO SOLEMNE.

39 – EL DIA QUINCE DE ESTE MES SEPTIMO. Uno se pregunta por qué la Toráh
repite la Mitzváh de Sucót, después de haber ya comentado “En el quinto día de ese
séptimo mes” y por qué no da las órdenes relativas a la toma del ramillete de cuatro
especies, más que en esta repetición. La razón es que el año de la salida de Egipto, el
día de Pascuas cayó un jueves. Ahora bien, las reglas del calendario estipulan que en
ese caso el primer día de Sucót caiga un sábado. Por este motivo, la Toráh explica las
leyes de Sucót comenzando por el caso en que el primer día de esta fiesta cae un
sábado: en tal mes (“este” séptimo mes) todos los trabajos están prohibidos el primer
día de la fiesta, ya que resulta ser un sábado; y omite toda referencia a las cuatro
especies, que nos sirven el sábado (ver Com. vers. 24). Después solamente da
instrucciones relativas al décimo quinto día del séptimo mes de cualquier otro año (ver
otras interpretaciones en Hoffman, Levítico).

40 – Y TOMAREIS PARA VOSOTROS EN EL DIA PRIMERO FRUTO DE ÁRBOL


HERMOSO, RAMOS DE PALMAS, Y RAMOS DE ARBOLES FRONDOSOS (MIRTO),
Y SAUCES DE LOS ARROYOS; Y OS REGOCIJAREIS ANTE ADONAI, VUESTRO
DIOS, POR ESPACIO DE SIETE DIAS.

40 – Y TOMAREIS PARA VOSOTROS. Nuestros Sabios nos han dado numerosas


explicaciones sobre el simbolismo del ramillete de cuatro especies. Para algunos, éstos
representan todo el reino vegetal: el sauce no da fruto comestible ni perfume, el mirto
tiene perfume pero no da fruto comestible, la palmera da un fruto delicioso pero carece
de perfume, y, en fin, el citrón no solamente es un fruto exquisito sino que el árbol que
lo produce es perfumado desde la raíz hasta las hojas y los frutos: el rey de los árboles.
Con este ramillete, compuesto de cuatro especies que simbolizan todos los productos
vegetales de su país, Israel se presenta delante de Dios, para expresar su
reconocimiento por haber recibido en heredad un país tan bello y fecundo, y por haber
bendecido el trabajo de sus manos. Se agrega el ruego de continuar recibiendo en el
futuro, la protección Divina en todos los dominios de la actividad humana. Según la
costumbre, se agita el Luláv hacia el Oriente y el Occidente, el Norte y el Sur, hacia lo
alto y lo bajo. Nuestros Sabios han visto en el ramillete de Luláv la imagen de la unidad
de Israel. En su espíritu, el perfume representa el conocimiento de la Toráh, y el fruto,
las buenas acciones. El sauce sin frutos comestibles y sin perfume simboliza la masa
desprovista de saber y de buenas acciones; el mirto, perfumado pero desprovisto de
frutos comestibles, es el símbolo de las personas dotadas de saber pero desinteresadas
de las buenas acciones; la palmera, carente de perfume, que da un fruto delicioso,
representa un recordatorio para las personas desprovistas de saber para que se
consagren a las buenas acciones; el etróg, en fin, superior por su perfume y un fruto
exquisito, representa en la élite de Israel, iluminadas por el saber y ennoblecida por las
buenas acciones. Estos cuatro grupos, lejos de disgregarse en clases separadas, se
unen mediante los vínculos de la solidaridad en un solo cuerpo nacional, con el objeto
de que, en un sentimiento de fraternidad, la élite pueda, mediante sus virtudes, colmar
las lagunas de las clases inferiores del Pueblo. Najmánides cita la explicación siguiente,
el etróg sería el fruto prohibido del Paraíso, pues tiene todas las cualidades atribuidas
a este fruto: “La mujer vio que el árbol era bueno como alimento, que era atrayente para
la vista y precioso para la inteligencia; cogió de su fruto y comió de él”. Este árbol
únicamente fue objeto de pecado. Por lo tanto, el adagio bien conocido que señala que
el demandante no debería ser al mismo tiempo abogado, no tiene validez aquí, ya que
como este fruto dorado no se encuentra asociado a las tres otras especies, todos son
juzgados en conjunto para lo mejor y lo peor. Aquí nuevamente se expresa la idea de
la Unidad que la Toráh quiere enseñamos.

41 – Y LO CELEBRAREIS COMO FIESTA A ADONAI SIETE DÍAS EN CADA AÑO:


ESTATUTO PERPETUO SERA EN TODAS VUESTRAS GENERACIONES; EN EL
MES SEPTIMO LA CELEBRAREIS.

41 – LO CELEBRAREIS. El término {jág} implica también la idea de rodear, como en


Yeshayáhu XLIV, 13, Salmos XLII, 5 etc. De donde se deriva la costumbre de las
procesiones en la fiesta de Sucót. “¡Puedo darle la vuelta a tu Altar, Señor, para hacer
escuchar los acentos de reconocimiento y proclamar todas las maravillas!” (Salm.
XXVV, 6-7). Como actualmente no nos queda más que la Toráh, la Bimá reemplaza al
Altar.

Cuando acabamos de presentamos en Sucót con el ramillete de cuatro especies, nos


parece que llegamos delante de Dios con las palmas de la victoria. Esto está ilustrado
por una parábola. Dos partes opuestas se acusaban mutuamente ante el tribunal de
justicia, nadie podía saber quién triunfó: el que sostiene en sus manos las palmas de la
victoria. En Rosh Hashanáh Israel y las naciones del mundo aparecen ante el Tribunal
Celestial como dos partes opuestas: nosotros reconocemos al vencedor cuando lo
vemos marchar triunfalmente llevando el luláv y el etróg en la mano derecha (Medrásh
Yalkút, Salm. XVI). Sin embargo, si nos parece así que el ramillete representa nuestras
palmas de la victoria, otra cosa sucede según la interpretación del Sefer Bnei Isajar,
para el cual el ramillete simboliza el Cetro Divino. Y cita los Rishonim, los Antiguos, que
consideran que las cuatro especies, en su crecimiento y desarrollo, no dependen de las
leyes naturales, que rigen las otras plantas, sino que participan exclusivamente del
Todo Poderoso: Así representan el centro Divino. Ahora bien, está prohibido a los
hombres valerse de este cetro, y, si los judíos lo utilizan no obstante, es porque se
consideran como los hijos de Dios. Y eso les será perdonado, pues (ay shemajál ‘al
kevodó, kevodó majúl), el padre puede renunciar al honor que se le debe. En Shabbat,
sin embargo, los hijos se abstienen de tomar este cetro porque la Mishnáh (Sanh. II, 5)
les prohíbe valerse de él, y tiene en consecuencia el carácter de un objeto {muktzé},
prohibido en la celebración del Shabbat.

ESTATUTO PERPETUO SERA EN TODAS VUESTRAS GENERACIONES. Cuando


las primeras olas de la emancipación de los judíos llegaron a Hungría, Rabí Moshé
Sofér subió a la cúspide de su comunidad de Presburg, y pronunció las palabras
siguientes: “Un joven príncipe se había comportado mal en la casa del rey, su padre,
quien lo envió en consecuencia a una lejana ciudad de provincia. Como el joven se
aburría mortalmente, su padre decidió hacerle construir un hermoso palacio en dicha
ciudad. Ahora bien, al ver a los albañiles trabajando, el príncipe los interrogó sobre la
finalidad de su obra; respondieron que habían sido enviados por el rey para construirle
un palacio a su hijo. El joven príncipe estalló entonces en lágrimas diciendo: “Dios mío,
mi padre no quiere saber nada de mí, puesto que desea construirme un palacio aquí.
¡Más valdría una modesta casa provisional que un palacio en el exilio! Y Rabí Moshé
Sofér extrae de esa historia la siguiente conclusión: “Para nosotros también que somos
exilados, más vale que Dios nos deje vivir provisionalmente en casas humildes antes
que permitirnos habitar en palacios”.

42 – EN CABAÑAS HABITAREIS POR SIETE MAS; TODO AQUEL QUE SEA DEL
LINAJE DE ISRAEL HABITARA EN LAS CABAÑAS,

42 – EN CABAÑAS HABITAREIS. El Zóhar señala que la Toráh en esta frase nos


enseña la doble obligación de permanecer en las tiendas de campaña durante siete
días: una primera vez en homenaje a los huéspedes de honor, lo cual recibe el nombre
de {ushpizín}; una segunda vez para todos los judíos nativos. Cada día de Sucót
recibimos simbólicamente en la Sucáh a uno de los siete huéspedes de honor, quienes
se suceden en el orden siguiente: Abrahám, Yisják, Ya'akóv, Moshé, Aharón, Yoséf y
David. Son héroes del espíritu que nos han enseñado la manera de atravesar los siete
milenios de nuestra historia. Cada uno de estos siete días de Sucót, honramos a uno
de ellos: A Abrahám por su enseñanza del amor de Dios, A Yisják por la disciplina con
respecto a la Ley, a Ya'akóv por la iniciación en las virtudes del padre de familia, a
Moshé por la organización de la Nación, a Aharón por la exaltación de las almas en
favor del sacerdocio, a Yoséf por el ejemplo que nos dio acerca de la pureza de las
costumbres y la valentía frente a las naciones; en fin, el séptimo día evocamos el
espíritu de David, rey de Israel, en quien vemos al antepasado del Mesías, fundador del
futuro Reino de Dios. Son los siete huéspedes de honor que han formado el espíritu
que nos dirige a través de los siete milenios de nuestra historia.

43 – PARA QUE VUESTRAS GENERACIONES VENIDERAS SEPAN, QUE EN


CABAÑAS HICE YO HABITAR A LOS HIJOS DE ISRAEL, CUANDO LOS SAQUE
DE LA TIERRA DE EGIPTO, YO SOY ADONAI, VUESTRO DIOS”.

43 – PARA QUE VUESTRAS GENERACIONES VENIDERAS SEPAN. Puesto que este


versículo fue promulgado en el Sinái, antes de la travesía del desierto, sería poco lógico
que la orden de habitar la sucáh hubiera sido dada en virtud de acontecimientos
posteriores. El versículo, por el contrario, se vincula con el período de la salida de
Egipto. Y nuestros Sabios, en efecto, han polemizado sobre este tema. Según Rabí
‘Akivá, tomando la palabra {be-Sucót} en sentido figurado, Dios ha rodeado el campo
de los hijos de Israel de nubes protectoras. La Mejiltáh de la sección Bó (edición
Friedman, pág. 14, citada por D. Hoffman, Lev. II, página 302) es más explícita todavía:
según Rabí Eli'ézer, Dios ha hecho morar a los Israelitas en cabañas desde la primera
estación de Sucót, según los Sabios, el versículo 43 quiere decir que es la estación de
Sucót donde Dios ha hecho morar a los hijos de Israel de nubes protectoras, que
emanan de su Divina Majestad. En vista particularmente de futuras guerras contra Sifón
y Og, Dios hizo erigir estas tiendas. De cualquier manera, la idea que preside todas
estas interpretaciones es siempre la misma: Dios, no contento con liberar a Israel, ha,
desde los primeros días de la liberación, favorecido a su Pueblo con su protección
sobrenatural. Creó al Pueblo de Israel devolviéndole la libertad: Hizo más aún: lo ha
conservado. La Sucáh es, pues, el símbolo de la creación y de la conservación
sobrenatural del Pueblo de Israel. Esta protección particular de Dios se extiende a cada
uno de nosotros individualmente {hash-gajáh peratít}. En los días de abundancia de
producto de la tierra, el propietario-agricultor, en posesión del suelo sagrado, cambia
su lugar de residencia fijo y sólido contra la frágil sucáh, cubierto de desperdicios de
productos agrícolas, colocado bajo la bóveda del cielo, expuesto al sol ardiente de
Palestina, a las intemperies de la estación, a las lluvias y vientos de nuestras comarcas,
manifiesta de este modo que no debe solamente a sus esfuerzos el engrandecimiento
de su fortuna, bajo su protección providencial. En nuestra época todavía, viviendo en la
sucáh, afirmamos nuestra convicción de que Dios es nuestra única salvaguardia contra
el furor de los elementos y la malevolencia de los hombres; es El quien, al darnos la
Toráh como guía, ha realizado el milagro más grande de la historia, que ni siquiera los
incrédulos pueden poner en tela de juicio: la maravillosa supervivencia de Israel,
desafiando, desde la salida de Egipto hasta hoy día, los peligros de aislamiento y de la
dispersión. Es en El en quien cada uno individualmente continúa poniendo su confianza.
La sucáh es la escuela en la que se ejerce y se afirma esta confianza siempre creciente.

QUE EN CABAÑAS HICE YO HABITAR A LOS HIJOS DE ISRAEL. Rashí interpreta:


“en las columnas de nubes”. Esta opción de Rashí por la explicación de Rabí ‘Akivá
(Sucáh XIb) es tanto más notable cuanto que se sujeta habitualmente al sentido textual
y no al simbólico. Ahora bien, es Rabí Ell'ézer quien parece defender el sentido textual
al explicar que se trata de tiendas reales. Pero al precisar “las columnas de nubes de
la Majestad Divina”. Rashí debe estar pensando en los acontecimientos que siguieron
al pecado del “becerro de oro”. Moshé, al asumir la defensa de los Israelitas, rogó al
Señor que los acompañara y “caminara con ellos” por el desierto. Hemos señalado en
esta ocasión cómo Moshé se ponía directamente bajo la independencia de Dios y no
de un ángel que sería su delegado. (Com. Exo. XXXIII,3). Dios cedió finalmente al ruego
de Moshé, y la señal de su reconciliación con el Pueblo fue la manifestación de la
presencia personal de la Shejináh en las columnas de nubes que rodearon a Israel para
protegerlo de todo peligro. Estas columnas aparecen al final del libro de Exodo (Cf.
Comentario) y permanecieron cerca de Israel hasta la muerte de Aharón. La Sucáh
tiene por fin, recordarnos las columnas de nubes de la Majestad Divina. Nos da refugio
cerca de Dios en una tienda de campaña, donde por única protección, se tiene el cielo
que se extiende por encima de nosotros. Y esta reminiscencia nos es ofrecida por la
Toráh algunos días después del Gran Perdón a título de consuelo moral, dejando
entrever que la presencia Divina se mantiene siempre a nuestro lado. En un sentido
idéntico, se puede comprender el ramillete de cuatro especies de plantas, que
dependen únicamente del Todopoderoso, con exclusión de todo agente intermediario
(Com. vers. 41) y representan en esta perspectiva, el cetro de Dios; y sus
denominaciones de cuatro letras cada una: {etróg, ‘araváh, luláv, hadáss} forman por
sus iniciales la palabra VER LIBRO que significa que Dios subirá con nosotros a través
del desierto. (Exo. XXXIII, 5).

44 – Y MOSHE DECLARO A LOS HIJOS DE ISRAEL LO CONCERNIENTE A LAS


FIESTAS SOLEMNES DE ADONAI.

CAPITULO XXIV

1 – Y HABLO ADONAI A MOSHE, DICIENDO:

2 – MANDA A LOS HIJOS DE ISRAEL QUE TE TRAIGAN ACEITE PURO DE OLIVAS


MACHACADAS EN MORTERO, PARA EL CANDELABRO, A FIN DE HACER
ARDER LAS LAMPARAS DE CONTINUO.
2 – MANDA A LOS HIJOS DE ISRAEL. La ubicación de las dos ordenanzas siguientes,
relativas a las disposiciones que deben tomarse respectivamente para la iluminación
{nér tamíd) y para los panes de proposición, {léjem tamíd}, son objeto de varias
hipótesis. Habíamos encontrado ya un texto más o menos idéntico en Exo. XXVII, 20.
Rabí Yisják ‘Arama ve un nexo entre estos dos procesos, en el hecho de que la tabla
sobre la cual, colocados los doce panes de proposición, estaba situada en el Santuario
al norte, mientras que el lampadario, instrumento consagrado a la iluminación, se
encontraba en el sur (Yomá 21b); ahora bien, lo que produjo la alegría en las comidas
de los “Yamím Tovím” estaba ligado a la iluminación del lampadario, símbolo del espíritu
que se desarrolla trabajando [consigo mismo], mientras que los bienes materiales de
los cuales disfrutamos, se acumulan sobre la mesa: “La Sabiduría se ha fabricado una
casa en la cual ha esculpido las siete columnas; ha inmolado animales para su festín,
mezclado su vino y puesto su mesa” (Prov. IX, 1). (Akedá 68).

3 – AFUERA DEL VELO QUE ESTA DELANTE DEL ARCA DEL TESTIMONIO, EN
LA TIENDA DE REUNION, AHARON LA ADEREZARA (PARA QUE ARDA) DESDE
LA TARDE HASTA LA MAÑANA, DELANTE DE ADONAI DE CONTINUO:
ESTATUTO PERPETUO DURANTE VUESTRAS GENERACIONES.

4 – SOBRE EL CANDELABRO (DE ORO) PURO, EL ADEREZARA SIEMPRE LAS


LAMPARAS DELANTE DE ADONAI.

5 – Y TOMARAS FLOR DE HARINA, Y COCERÁS DE ELLA DOCE TORTAS; DE


DOS DECIMAS (DE UNA EFA) SERA CADA TORTA;

6 – Y LAS COLOCARAS EN DOS ORDENES, SEIS EN CADA ORDEN, SOBRE LA


MESA CUBIERTA DE ORO PURO DELANTE DE ADONAI.

7 – Y PONDRÁS SOBRE CADA ORDEN OLIBANO PURO, PARA QUE SEA POR
SAHUMERIO PARA EL PAN: COMO OFRENDA POR FUEGO SERA A ADONAI.

8 – DE SÁBADO EN SÁBADO SE PONDRÁ EN ORDEN (EL PAN) DELANTE DE


ADONAI CONTINUAMENTE, DE PARTE DE LOS HIJOS DE ISRAEL, POR PACTO
PERPETUO.

9 – Y SERA PARA AHARON Y SUS HIJOS, LOS CUALES LO COMERÁN EN LUGAR


SAGRADO: PORQUE ES COSA SACRATTSIMA PARA EL, COMO DE LAS
OFRENDAS IGNEAS DE ADONAI, POR ESTATUTO PERPETUO”.

10 – Y EL HIJO DE UNA MUJER ISRAELITA, QUE ERA HIJO DE UN EGIPCIO,


SALIO EN MEDIO DE LOS HIJOS DE ISRAEL; Y PELEARON EN MEDIO DEL
CAMPAMENTO EL HIJO DE LA ISRAELITA Y UN HOMBRE DE ISRAEL.
10 – SALIO. La relación de este relato con lo que precede, se deriva de lo que Rashí
nos explica para justificar el origen del hombre. Rabí Berajyáh dijo: ¿De dónde salió?
De acuerdo con el pasaje precedente, que indica: “Y tomarás un poco de flor de harina
y cocerás doce tortas… cada día de Shabbat serán colocadas o dispuestas ante el
Eterno, en forma permanente”: el hombre se burlaba diciendo —”¿Cómo puede ser?
¿Cada Shabbat lo ordenará? ¿Acaso no es costumbre del rey comer pan fresco todos
los días, o comerá pan viejo de nueve días?, aludiendo así a los panes de proposición”.
(Medr. Tanj). El Sifrá parece querer responder a la pregunta, ¿qué ha arrastrado al
blasfemo a actuar como lo ha hecho? mediante la repuesta “No insultarás a los seres
Divinos” (Exo. XXII, 27), donde la palabra “Divino” sirve para designar tradicionalmente
al juez (Cf. Rashbám): Este versículo, habla según la naturaleza de las cosas, pues los
reyes y los jueces zanjan cuestiones civiles y penales, y en efecto, quienes
desobedecen o se oponen a sus decisiones, los insultan abiertamente; ahora bien, aquí
se trataría del Eterno y de su Ley de la Verdad. Según Rabí Berajyáh, cuando el hombre
se burla de los mandamientos de la Ley anda por el camino del mal y se deja arrastrar
por la blasfemia: habiendo conocido las reglas concernientes a los panes de
proposición, cuyo sentido permanece oculto para nosotros, no las ha comprendido, y,
en lugar de confesar su incompetencia, ha atribuido esta incomprensión a la
incoherencia del precepto, y se ha burlado de las palabras de la Ley.

EL HIJO DE UNA MUJER ISRAELITA. Rashí cita además dos explicaciones de la Sifrá
y de Vayikrá Rabbá. Rabí Leví dijo: “salió” — el hijo de una mujer Israelita — ¿pero, de
dónde salió? “de su mundo”. Como está escrito, a propósito de Goliát (I Shemuel XVII,
4): “Entonces salió de los campos de los filisteos un hombre… llamado Goliát, de Gat”.
En cuanto al Sifrá, a la pregunta ¿de dónde salió? responde: “del Tribunal de Moshé”.
Pues había querido plantar su tienda de campaña en un campo de la tribu de Dan. ¿Con
qué autoridad, se le preguntó, plantarías la tienda de campaña en los campos de Dan?
Desciendo de Dan por las mujeres — respondió él. Se le contestó que el texto precisa:
Cada uno bajo su bandera, de acuerdo con los signos de su casa paterna, así
acamparán los hijos de Israel” (Núm. II, 2). Se dirigió al tribunal de Moshé, quien lo
condenó. Fue en ese momento cuando debió producirse su blasfemia. Lo más difícil de
explicar, es el razonamiento de Rabí Leví: “puesto que el hombre es un microcosmo, el
hecho (para el hijo de mujer Israelita) de haber salido “de su mundo” significa que salió
de ahí de su condición de microcosmo; la exasperación lo ha hecho de alguna manera
“salirse de sus casillas” (Rabénu Bajyáh); al blasfemar a Dios, se rebajó al estado de
animal, y aún más bajo, de manera que no tenía derecho ni siquiera a llamarse hombre
(considerado como microcosmo) ya que se habría pervertido y apartado gravemente de
la condición humana (Matanát Ke-hunáh). Salió de su mundo, a saber, de la residencia
gloriosa del Altísimo, que se oculta [se desaparece] (= “mit-‘além”, de la misma raíz que
“Olám” = Mundo) cubriendo los mundos que ha creado. (Rabí David Lúria sobre el
Medrásh Rabbá.) El hecho de que la blasfemia equivale a la desaparición de Dios en
el hombre, a la transformación del hombre en algo inhumano, ha sido explicado
claramente por el Séfer Hajinúj. La base de la prohibición de la blasfemia contra Dios,
es que el hombre se vacía de todo bien a través de esta mala palabra, y todo el prestigio
de su alma se vuelve maléfico. Heló ahí comparable a las bestias, pues por la misma
razón que el Eterno lo había distinguido y convertido en un hombre — por el don de la
palabra que lo diferencia del género animal — se distingue ahora en el sentido negativo,
para mal, y se excluye completamente de todo dominio de la conciencia,
transformándose en un gusano repugnante y asqueroso, e incluso inferior a esto.
También la Toráh nos ha puesto en guardia contra este pecado: pues Dios desea
nuestro bien, y toda palabra que provoca una reducción de nuestro bien es contrario a
Su Santa Voluntad. (Sección Mishpatím, Mandamiento LXX). En el lugar en que este
asunto — la salida del hombre de su mundo y su despojamiento de todo su prestigio —
se relata, es el Levítico, y confirma esta concepción del Séfer Hajinúj. Rabí Yisják
‘Arama, autor del Akedát Yisják lo ha subrayado, mostrando, cómo el blasfemo está en
contradicción absoluta con todo el contenido de las Sidrót precedentes. Así como Rabí
Naftalí Hertz Wesseley dijo en el Biúr: La razón por la cual este relato aparece ahí, se
debe a que el Levítico, desde sus comienzos hasta nuestros días, sólo se ocupa de
cuestiones relacionadas con la santidad: santidad de los sacrificios, alejamiento de las
impurezas, relaciones prohibidas, fiestas santas de Dios, y toda la sección “Kedoshím”;
además, después de ocuparse de la santidad del cuerpo y de los preceptos
relacionados con ella, pasa a ocuparse de la santidad del país como son el año sabático
y el año del jubileo. Ahora bien, la sección Kedoshím comienza por “A cada uno {ish},
madre y padre, reverenciaréis” (XIX, 3): el Hombre, creado a la imagen de Dios, cuya
voluntad suprema se realiza con la colaboración de los padres —los cuales participan
en su creación — está obligado a respetar y a honrar a sus padres. Del mismo modo,
el pasaje sobre los castigos (XX,9) comienza por la frase: “El que {ish, ish} insulte a su
padre o a su madre será condenado a muerte”; pero la blasfemia contra Dios no está
ni prohibida ni castigada, aunque este pecado sea todavía más grave que el insulto a
los padres, ya que no corresponde a la dignidad del Altísimo ponerse en guardia contra
la blasfemia del Nombre tan honrado y respetado, por lo cual es incuestionable que los
hijos de Israel, que conocen al Eterno, lo maldigan. Es en efecto inverosímil que,
sabiendo que Él es el Único, que dé El procede todo, y que nadie debería oponérsele,
se Le maldiga… a menos que la persona haya enloquecido. Tampoco la prohibición de
insultar a Dios se menciona. Y sin embargo este escándalo se produjo, como lo cuenta
la Toráh, en un contexto que se presta a ello particularmente. La cuestión planteada por
Moshé y la respuesta que recibe nos enseñan — en forma de relato — la manera de
tratar un caso semejante.

EN MEDIO DE LOS HIJOS DE ISRAEL. Esto nos enseña, dice Rashí, que él se había
vuelto judío. Sobre esta aseveración, como sobre la del Medrásh Rabbá según la cual
este hombre era {mamzér}, un judío bastardo, véanse las observaciones del Malbím:
un hombre que blasfema contra el Eterno no puede ser sino un individuo que no tiene
sangre judía en las venas. (Ver también Najmánides, Don I. Abarbanel, etc.).

11 – Y EL HIJO DE LA ISRAELITA PRONUNCIO Y BLASFEMO EL NOMBRE, Y


PRORRUMPIO EN MALDICIONES. Y LE CONDUJERON A MOSHE. EL NOMBRE
DE SU MADRE ERA SHELOMIT, HIJA DE DIVRI, DE LA TRIBU DE DAN.

12 – Y LE PUSIERON EN PRISION HASTA QUE EL JUICIO LES FUESE


DECLARADO POR PALABRA DE ADONAI.

12 – LE PUSIERON EN PRISION. Según los Targumím, la causa de esto era que


Moshé deseaba mostrarle al futuro Sanhedrín la prudencia y la circunspección de que
deben hacer gala en Israel los Jueces, tanto dentro del derecho civil como penal. Por
esta razón Moshé se abstuvo de intervenir en esta cuestión de la misma manera que lo
hizo en lo tocante al recogedor de madera, en el caso de las personas impuras debido
a la inmolación del cordero pascual, y en el caso de la herencia de las hijas de Tzelófjad.
(Núm. IX, 8 XV; 34 y XXXVI, 6). Pero otros Maestros sugieren que, si Moshé se abstuvo
en estos cuatro casos, fue porque no podía ser enteramente imparcial: En el caso de la
herencia de las hijas de Tzelófjad, Moshé había recibido “un cumplimiento [considerado
una forma de soborno]”, a saber, que su padre no había participado en la revuelta de
Kóraj, sino que había muerto a causa de sus propios pecados. En el caso de la violación
del Shabbat por el recogedor de madera, Moshé se sentía personalmente
comprometido ya que acababa, hacía dos semanas, de trasmitir el mandamiento del
Shabbat. En el caso del “hijo de la mujer israelita”, porque éste era el hombre cuyo
padre egipcio Moshé había abatido. En cuanto a los hombres impuros, que preguntaban
si podían ofrecer el sacrificio pascual, Moshé vacilaba sobre la conducta a adoptar
tratándose de una Mitzváh pasajera, y en tanto que pensaba que este sacrificio estaba
ligado a un momento particular {bemo ‘adó}.

13 – ENTONCES ADONAI HABLO A MOSHE, DICIENDO:

14 – SACA AL MALDICIENTE FUERA DEL CAMPAMENTO, Y TODOS LOS QUE LE


OYERON PONGAN LAS MANOS SOBRE SU CABEZA, Y APEDREELE TODA LA
CONGREGACION.
15 – Y HABLARAS A LOS HIJOS DE ISRAEL, DICIENDO: CUALQUIER HOMBRE
QUE MALDIJERE A SU DIOS, LLEVARA SU PECADO.

15 – CUALQUIER HOMBRE QUE MALDIJERE A SU DIOS, LLEVARA SU PECADO.


El Zóhar explica que había en Israel personas que conocían, por haberles escuchado
en Egipto, los nombres de divinidades politeístas, y que no experimentaban malestar
alguno en ultrajarlas públicamente. También Dios nos enseña que el que ultrajara a una
de sus divinidades [vale decir los Profetas Jueces o Líderes Espirituales del Pueblo
Judío], acarreará su falta, ya que se trata de agentes intermediarios a los cuales Ha
confiado Sus mensajes para la administración del Universo. Pero “aquel que blasfeme
momentáneamente al Eterno” no conocerá ninguna tregua; debe ser condenado a
muerte.

16 – Y AQUEL QUE BLASFEMARE EL NOMBRE DE ADONAI SERA MUERTO


IRREMISIBLEMENTE; SIN FALTA TODA LA CONGREGACION LE APEDREARA:
SEA EXTRANJERO O SEA NATIVO, CUANDO BLASFEMARE EL NOMBRE, SERA
MUERTO.

17 – ASIMISMO CUALQUIERA QUE HIRIERE MORTALMENTE A PERSONA


ALGUNA, SERA MUERTO IRREMISIBLEMENTE.

17 – CUALQUIERA QUE HIRIERE MORTALMENTE A PERSONA ALGUNA. Rabí S.


R. Hirsch nos explica esta apreciación sobre el homicidio destacando que el hombre es
responsable de la vida de su prójimo, pues “el hombre ha sido hecho a imagen y
semejanza de Dios” (Gén. IX, 6). La dignidad superior del hombre, frente a la vida
animal, se basa en la imagen de Dios que él representa. Del mismo modo que el crimen
contra la personalidad de Dios, que se menciona aquí como el más grave de los
crímenes perpetrados por el hombre, únicamente cuando el ultraje contra Dios emplea
el {Shém ha-Meforásh… Nombre Sagrado} se produce la blasfemia. Es, pues, Dios
mismo quien, en el derecho personal del Código del Judaísmo, ha colocado Su
“personalidad” a la cabeza del derecho humano, y la ha convertido en su base
fundamental. Sefórno observa que: “El efecto de la blasfemia es nulo, puesto que la
personalidad de Dios no resulta afectada en lo más mínimo. ¿Por qué, entonces,
sancionar al blasfemo con tanta dureza?” La respuesta adecuada está dada en los
últimos versículos de la Sidrá, donde se exponen los diversos casos de responsabilidad
del hombre con respecto a diversas cuestiones. He aquí tres ejemplos ilustrativos: Si
por cometer un homicidio el hombre es castigado con la pena de muerte, por el
asesinato de un animal no recibe más que una sanción pecuniaria. Un hombre que
hiere solamente a su prójimo merecería ser herido también, pero no se le inflige más
que una pena de resarcimiento en los intereses (existen cinco formas de
indemnización), mientras que por haber herido a un animal recibe un castigo mayor. En
fin, el versículo 21 se refiere a alguien que hiere a su padre o a su madre (ver Rashí):
es condenable a la pena de muerte, mientras que si hubiera herido a un extranjero no
sería condenable más que a una sanción pecuniaria; es inútil añadir que es condenable
a muerte igualmente el delito de maldecir al padre o a la madre, incluso después de su
muerte, como ya se ha consignado en Lev. XX, 9. Esto demuestra que una maldición
proferida contra el Eterno es por lo menos tan reprensible como la inferida a los padres,
y esto verosímilmente por razones subjetivas.

18 – Y AQUEL QUE HIRIERE MORTALMENTE UNA BESTIA HARÁ RESTITUCION


POR ELLA, BESTIA POR BESTIA.

19 – TAMBIEN CUANDO ALGUNO CAUSARE LESION A SU PROJIMO, SEGUN


HIZO EL, ASI LE SERA HECHO.

20 – FRACTURA POR FRACTURA, OJO POR OJO, DIENTE POR DIENTE; DE


CONFORMIDAD CON LA LESION QUE CAUSARE A OTRO, ASI SERA HECHO
CON EL MISMO.

21- DE MANERA QUE EL QUE MATARE UNA BESTIA HARÁ RESTITUCION; MAS
EL QUE MATARE A UN HOMBRE, SERA MUERTO.

22 – UNA MISMA LEY TENDREIS TANTO PARA EL EXTRANJERO COMO PARA


EL NATIVO; PORQUE YO SOY ADONAI, VUESTRO DIOS”.

23 – MOSHE, PUES, HABLO A LOS HIJOS DE ISRAEL, Y SACARON AL


MALDICIENTE FUERA DEL CAMPAMENTO, Y LE MATARON A PEDRADAS. ASI
HICIERON LOS HIJOS DE ISRAEL COMO HABIA MANDADO ADONAI A MOSHE.

23 – ASI HICIERON LOS HIJOS DE ISRAEL. Aunque las disputas se entablaran entre
judíos y el hijo de una madre judía, los hijos de Israel no buscaron ninguna conciliación,
sino que ejecutaron al blasfemo, como le había ordenado el Eterno a Moshé.

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