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Pa r a s h a t Va y ig a s h

VAYIGASH

18 – ENTONCES YEHUDA SE LLEGO A EL, Y DIJO: “OYEME, SEÑOR MIO:


RUEGOTE QUE HABLE TU SIERVO UNA PALABRA EN OIDOS DE MI SEÑOR, Y
NO SE ENCIENDA TU IRA CONTRA TU SIERVO; PORQUE TU ERES COMO PAR-
OH.

18 – ENTONCES YEHUDAH SE LLEGO A EL, Y DIJO: La palabra {hagashàh} que


expresa la acción de acercarse a alguien puede tener tres significados distintos: Puede
significar “presentarse” ante un tribunal para defender una causa en un pleito (véase
Deut. XXV, 1), “acudir” a apaciguar a un adversario (Josué XIV, 6) o también “avanzar”
para librar batalla (Sam. II, X, 13). Al “acercarse” a José, Yehuda está decidido a recurrir
estos tres procedimientos para lograr su propósito: aboga por Benjamín, trata de
apaciguar a Yoséf diciéndole: “no se inflame tu cólera contra tu siervo pues tu, eres
igual al Faraón” y le desafía “Si me exasperas, os mataré a ti y a tu amo” (Rashí).

Sin embargo, Rabenu Bajyáh subraya el hecho de que Yehudah recurre primero a la
persuasión, como lo atestigua su largo discurso. Esta manera de actuar corresponde a
la que recomienda el Libro de los Proverbios de Salomón cuando dice: “Una respuesta
amable calma la ira, más una palabra áspera excita la cólera” (XV, 1). La interpretación
de Bajyáh encaja con la comparación del Midrash Tanjumah que exponemos a
continuación y en la que se le aplica a la retórica de Yehudah la siguiente sentencia de
los Proverbios: “El pensamiento que yace en el fondo del corazón humano es como el
agua profunda: el hombre inteligente sabe sacarlo”. (XX, 5). Este pensamiento, explica
el Midrash, puede compararse con un pozo tan profundo que nadie consigue sacar agua
de él. Surge entonces un hombre que ata varias cuerdas entre sí y varios cubos los
unos a los otros hasta poder alcanzar y sacar el agua. De la misma manera, el
pensamiento secreto que yacía en el fondo del corazón de Yoséf les resultaba
impenetrable a los diez hermanos. Pero, gracias a su sentido psicológico, Yehudah
supo “descender hasta el fondo del pensamiento” del virrey. Supo hacer vibrar las
cuerdas más sensibles de su corazón describiendo con conmovedoras palabras el
indecible dolor que abrumaría a su padre si Benjamín no volvía con él; y consiguió
vencer así el comportamiento altanero y frío de su hermano. A pesar de todo lo
inteligente que era Yoséf, concluyen nuestros Sabios, fue Yehudah, en definitiva, quien
le dominó.
OYEME, SEÑOR MIO: RUEGOTE QUE HABLE TU SIERVO UNA
PALABRA: Najmánides se pregunta por qué sintió Yehudah la necesidad de hacer un
discurso tan largo y de recapitular todo lo que había sucedido hasta entonces entre
ellos. No le convence, en efecto, la explicación de Rashí. Según este, todo el discurso
de Yehudah gira en torno a un reproche que le hace a Yoséf. Es como si dijera: Te
comportas como el Faraón; prometes y no cumples tu palabra. Nos dijiste que querías
“poner tus ojos sobre Benjamín”. A eso le llamas tú: “poner los ojos”. Najmánides opina,
en cambio, que lo único que se proponía Yehudah era despertar en el corazón de Yoséf
su compasión por Benjamín, y que contaba para ello con el temor a Dios que Yoséf
había expresado anteriormente en palabras (XLII, 18) y en actos (XLII, 23). Por eso
recalcó en su discurso que la venida de Benjamín a Egipto se debía exclusivamente a
la excesiva insistencia de Yoséf y que a su padre se le había partido el corazón al tener
que separarse de su hijo menor en contra de su voluntad. ¿Era justo que Yoséf tratase
ahora de retener a Benjamín y de hacer de él un esclavo recurriendo para ello a una
artimaña? “Has estado provocándonos desde el principio. ¿Por qué motivo nos hiciste
a nosotros tantas preguntas y no se las hiciste a ningún otro comprador? ¿Acaso te
pedimos la mano de tu hija? ¿Acaso querías tú casarte con nuestra hermana?” (Rashí).
Y Yehudah concluyó entonces: “Ten pues consideración por nuestro anciano padre,
tómame a mí como esclavo, en lugar de quedarte con Benjamín. Esto es actuar con
justicia”. Así pues, para alcanzar el objetivo al que nos hemos referido anteriormente,
Yehudah va alternando, con un arte consumado, argumentos sentimentales y
reproches a penas velados, apelando a veces al sentido de la justicia y de la piedad
que presiente en su interlocutor, y profiriendo otras veces amenazas encubiertas que
rugen sordamente, como dice el Midrash, en el tono airado de su voz.

Y NO SE ENCIENDA TU IRA: puedes deducir de esto, advierte Rashí, que Yoséf le


había hablado con dureza. Una justa oratoria se entabla aquí entre el león
(sobrenombre de Yehudáh, XLIX, 9) y el toro (sobrenombre de Yoséf; Deut. XXXIII, 17).
El Zohar le aplica esta sentencia de los Salmos (XLVIII, 5): {ki hinèh ha-melajìm no`adu
yajdàv}, que interpreta de la manera siguiente: “He aquí que los reyes se encuentran
(Yehudáh y Yoséf eran, de todos los hermanos, los que más autoridad tenían); ambos
están enfurecidos {hèmah raù}; ellos (los demás) los ven y están aterrados. Los
sobrecoge el espanto, …la angustia se apodera de ellos”. Y el Zohar prosigue:
“Tiemblan de miedo ante la perspectiva de tener que matar o perecer.”

No obstante, la confrontación entre los dos gigantes tuvo, en definitiva, resultados


positivos. Pues lo que condiciona el establecimiento de relaciones armoniosas en el
seno de la familia y de la sociedad es la unión del poder temporal representado por
Yehudah, el fundador de la tribu real y del poder espiritual representado por Yoséf, “el
justo”, {ha-Tzadik}. En efecto, ninguna fuente de bendiciones es más generosa para los
hombres que la que brota de la alianza entre la monarquía y los ideales religiosos. Por
esta razón, podemos considerar que la frase inaugural de nuestra sección: {va-yigàsh
elàv Yehudàh} marca un cambio positivo en el desarrollo del proceso histórico.

Rabi Yonatán añade: Los mismos ángeles bajaron de los cielos para asistir al
encarnizado combate que libraron entre sí “el león y el toro”. Pues decían: En general,
el toro se asusta del león. Pero la lucha que está desarrollándose aquí ante nosotros
sólo cesará en los días del Mesías, como lo anuncia el profeta Isaías cuando evoca la
venida del Redentor: “Entonces cesará el afán de rivalidad de Efrayím el representante
de los descendientes de Yoséf y los odios de Yehudah desaparecerán; Efrayím dejará
de envidiar a Yehudah y Yehudah dejará de ser enemigo de Efrayím” (XI, 13-Tanj). En
efecto, si enfocamos los hechos desde una perspectiva histórica, observamos que esta
reconciliación entre los dos hermanos no sobrevivió al pasar el tiempo: Cuando, tras la
muerte de Salomón, el reino de Israel se escondió en dos partes antagónicas, una se
llamó Yehudah y la otra Efrayím. En cuanto a Benjamín, permaneció siempre junto a
Yehudah, su gran protector, y nunca se alió con Efrayím y Menashéh, los hijos de Yoséf,
cosa que éste presintió dolorosamente desde el principio (&. Com. XLIII, 29).

19 – MI SEÑOR PREGUNTO A SUS SIERVOS, DICIENDO: “¿TENEIS PADRE, O


HERMANO?”

20 – Y NOSOTROS RESPONDIMOS A MI SEÑOR: “TENEMOS PADRE ANCIANO Y


UN NIÑO DE SU VEJEZ, EL MENOR; Y SU HERMANO MURIO, Y EL QUEDO SOLO
DE SU MADRE, Y SU PADRE LO AMA.

21 – Y TU DIJISTE A TUS SIERVOS: “BAJANDMELO, PARA QUE PONGA MIS


OJOS SOBRE EL.”

21 – Y TU DIJISTE A TUS SIERVOS: “BAJANDMELO, PARA QUE PONGA MIS


OJOS SOBRE EL: Najmánides hace constar que Yoséf no dijo nunca nada semejante.
En consecuencia, algunos comentaristas admiten que el autor de esta frase fue el
propio orador, es decir Yehudah, quien expresó con estas palabras su deseo de
examinar más detenidamente el caso de su hermano (ver el Jizkùni). Es como si
Yehudah le dijera a Yoséf: ¿En qué derecho te basas para condenar a Benjamín? ¿En
el derecho egipcio? Lo único que te permite éste es confiscar todos nuestros bienes,
que es la medida prevista por tu ley en caso de robo. Y si te guías por el derecho que
practicamos nosotros, nuestra Ley es categórica al respecto: “Si el ladrón és
sorprendido en flagrante… deberá reparar el daño; y si no tiene con qué, será vendido
por el hurto que ha cometido” (Ex. XXII, 2). Pues bien, prosiguió Yehuda, nuestro
hermano tiene dinero; por lo tanto, no tienes derecho a retenerle y a convertirle en tu
esclavo (Tanj.)

22 – Y NOSOTROS DIJIMOS A MI SEÑOR: “NO PUEDE EL MOZO DEJAR A SU


PADRE, PORQUE SI LO DEJARE, SU PADRE MORIRA”.

23 – MAS TU DIJISTE A TUS SIERVOS: “SI NÓ DESCENDIERE NUESTRO


HERMANO MENOR CON VOSOTROS, NO VOLVEREIS MAS A VER MI ROSTRO.”

24 – ACONTECIO, PUES, QUE CUANDO HUBIMOS SUBIDO A DONDE ESTA TU


SIERVO, MI PADRE, LE CONTAMOS LAS PALABRAS DE MI SEÑOR.

25 – Y CUANDO DIJO NUESTRO PADRE: “VOLVED, COMPRADNOS UN POCO DE


ALIMENTO”,

26 – NOSOTROS RESPONDIMOS: “NO PODEMOS DESCENDER; SI ESTA


NUESTRO HERMANO MENOR CON NOSOTROS, DESCENDEREMOS; PORQUE
NO PODREMOS VER EL ROSTRO DEL HOMBRE, SIN QUE ESTE CON NOSOTROS
NUESTRO HERMANO MENOR”.

27 – ENTONCES NOS DIJO TU SIERVO, MI PADRE: “VOSOTROS SABEIS QUE


DOS ME PARIO MI MUJER.

28 – Y EL UNO SALIO DE MI PRESENCIA, Y YO DIJE: ¡SIN DUDA HA SIDO


DESPEDAZADO!, Y NO LO HE VISTO HASTA AHORA.

29 – Y SI TAMBIEN A ESTE LLEVAIS DE MI PRESENCIA, Y LE SUCEDE ALGUNA


DESGRACIA, HAREIS DESCENDER MIS CANAS CON DOLOR A LA SEPULTURA”.

30 – AHORA, PUES, CUANDO YO LLEGARE A TU SIERVO MI PADRE, Y EL MOZO


NO ESTUVIERE CON NOSOTROS (SIENDO ASI QUE SU VIDA ESTA LIGADA A LA
VIDA DE EL),

31 – SI SUCEDERA QUE AL VER QUE EL MOZO NO PARECE, MORIRA; Y ASI TUS


SIERVOS HARAN DESCENDER LAS CANAS DE TU SIERVO NUESTRO PADRE
CON DOLOR A LA SEPULTURA.

32 – PORQUE TU SIERVO SALIO FIADOR POR EL MOZO PARA CON MI PADRE,


DICIENDO: SI NO TE LO VOLVIERE A TRAER, ENTONCES LLEVARE YO LA
CULPA PARA CON MI PADRE TODOS LOS DIAS.
32 – PORQUE TU SIERVO SALIO FIADOR POR EL MOZO PARA CON MI
PADRE: Rashí explica: “Y si me preguntas por qué tomo más parte en esta lucha que
mis otros hermanos, te contestaré que es porque ellos no tienen nada que ver con este
asunto. Yo, en cambio, estoy vinculado a él por un nexo muy fuerte: corro el riesgo de
ser proscrito de los dos mundos, el presente y el venidero”. Varios textos midrájicos
recogen aquí las diferentes fases de este diálogo “épico” tan tremendamente violento
en el que se enfrentaron los dos hermanos. Al oír la respuesta de Yehudah en la que
éste alegaba que era responsable de Benjamín, Yoséf replicó en tono tajante: “¿Por
qué, entonces, no asumiste tus responsabilidades para con tu otro hermano, el que
vendiste por veinte monedas de plata? En aquella ocasión, no te preocupó en absoluto
la pena que ibas a causarle a tu padre contándole que una bestia salvaje le había
devorado. Sin embargo, aquel otro hermano tuyo no había cometido ningún delito
¡mientras que Benjamín ha robado! Ve a decirle a tu padre que la cuerda ha ido detrás
del cubo”. Estas palabras exasperaron a Yehudah y a sus hermanos, hasta el punto de
que empezaron a adoptar una actitud amenazadora y a querer arremeter contra los
oficiales y los soldados de la guardia, pues estaban dotados de una fuerza física
extraordinaria. Pero Yehudah, dominando su ira, le dijo a Yoséf: ¿Qué le diremos a
nuestro padre cuando vea que nuestro hermano menor no está con nosotros? Se morirá
de pena. Y Yoséf repitió: Decidle que la cuerda ha ido detrás del cubo. Yehudah insistió:
¿Cómo es posible que siendo, como eres, un rey, nos aconsejes contar mentiras? –
Yoséf le contestó: ¿Hay acaso mayor mentira que la que le habéis contado a vuestro
padre al afirmar que vuestro hermano había sido devorado por una fiera? – Yehudah
declaró entonces: Siento arder en mí el fuego de Shejem; voy a hacer con tu país lo
que hemos hecho con Shejem. – A lo que su interlocutor repuso: ¡Cómo no! Es el mismo
fuego que aquel al que condenaste a Tamar, tu nuera, y que, sin embargo, ¡nunca llegó
a encenderse! – Yehudah persistió en sus amenazas: Mis hermanos y yo somos
capaces de sumergir a todo Egipto en un baño de sangre. – Y Yoséf en sus sarcasmos:
Este es, ciertamente, vuestro oficio. ¿Acaso no habéis sumergido antaño la túnica de
vuestro hermano, en un baño de sangre? Al oír estas palabras, Yehudah y sus
hermanos no pudieron seguir conteniendo su furor y Yoséf sintió que se avecinaba una
verdadera batalla campal, cosa que él deseaba evitar a toda costa. Pero también
comprendió que sus interlocutores le habían proporcionado ya la prueba contundente
que él deseaba: Le habían demostrado, de manera irrefutable, que eran capaces de
sacrificarse por Benjamín. Comprendió asimismo que sus hermanos habían sufrido ya
bastantes angustias y humillaciones, y que habían expiado sobradamente el crimen de
antaño Estimó entonces que la hora de la reconciliación había sonado por fin.

33 – AHORA, PUES, RUEGOTE QUE TU SIERVO QUEDE EN LUGAR DEL MOZO,


POR SIERVO DE MI SEÑOR, Y EL MOZO SUBA CON SUS HERMANOS.
34 – PORQUE ¿COMO PODRE YO SUBIR A MI PADRE, SIN ESTAR EL MOZO
CONMIGO? NO, NO SEA QUE YO VEA EL MAL QUE HA DE SOBREVENIR A MI
PADRE.”

CAPITULO XLV

1 – YOSEF ENTONCES, NO PUDIENDO CONTENERSE DELANTE DE TODOS LOS


QUE AL LADO DE EL ESTABAN, EXCLAMO: “¡HACED QUE SALGAN TODOS DE
MI PRESENCIA!” Y NO QUEDO NADIE CON YOSEF, CUANDO EL SE DIO A
CONOCER A SUS HERMANOS.

1 – YOSEF ENTONCES, NO PUDIENDO CONTENERSE: Rashí explica: “Yoséf no


podía soportar que los egipcios siguiesen allí y que presenciasen la vergüenza de sus
hermanos cuando él les revelase su verdadera identidad”. Pero otros autores opinan
que Yoséf no pudo soportar la espera por más tiempo porque, al pensar en todas las
desgracias que había sufrido su anciano padre y que Yehudáh acababa de recordarle
una y otra vez, se sintió embargado por la emoción. (Ibn. Ezrá). Por último, Najmánides
explica que, si Yoséf tuvo que abandonar aquella actitud “crispada” (véase la trad. de
Onkelos) frente a “todos los que le rodeaban”, fue porque, conmovido por el brillante
alegato de Yehudah, la asistencia le suplicó que perdonase a Benjamín.

“¡HACED QUE SALGAN TODOS DE MI PRESENCIA!”: “Al hacer esto, Yoséf se


expuso a un grave peligro, pues si sus hermanos a los que él había avergonzado
hubiesen querido atacarle, nadie hubiera podido salvarle de sus manos. Pero, aunque
Yoséf era consciente del peligro que corría, se dijo lo siguiente: Más vale perecer a
humillar a mis hermanos en presencia de los egipcios”. Esta es, al menos, la opinión de
Rabi Jamáh, hijo de Janiná. Pero el hijo de Rabi Najmán discrepa de ella: “Según él,
Yoséf no tenía por qué tener miedo. Sabía que sus hermanos eran hombres piadosos
y que no tenían almas de asesinos”. (Rabbá cap. 93). Es más, desde que los últimos
acontecimientos le habían demostrado que existía una gran solidaridad entre los
miembros de su familia, Yoséf empezaba a sentir por sus once hermanos un profundo
y sincero amor fraternal. Por esta razón, esperaba que ellos sintiesen lo mismo por él,
pues como dice el rey Salomón: “Así como en el agua el rostro responde al rostro, el
corazón del hombre responde al hombre” (Prov. XXVII, 19) (véase Rashí v. 12).

2 – ENTONCES LLORO EN ALTA VOZ; Y OYERONLO LOS EGIPCIOS, Y OYOLO


(LA GENTE DE) LA CASA DE PAR-OH.
2 – ENTONCES LLORO EN ALTA VOZ: Eran las lágrimas de alegría y de felicidad del
que siente que se ha acabado por fin una larga serie de desgracias y de sufrimientos
morales. Yoséf vuelve a encontrarse aquí con su familia en circunstancias gloriosas
para él. La realidad parece sobrepujar sus más ardientes deseos y esperanzas.
Desgraciadamente, advierte el Midrash, cuando al final de los tiempos Israel vuelva a
reunirse con su Dios en su tierra, este reencuentro será similar al de Yoséf y sus
hermanos: las lágrimas de alegría se mezclarán con el recuerdo de los indecibles
sufrimientos padecidos durante los interminables años del exilio. Pues éste es el destino
de Israel, y Jeremías se lo ha predicho con su espíritu profético.: “Volverán entre
lágrimas, los traeré entre suspiros…” (XXXI, 9).

3 – Y DIJO YOSEF A SUS HERMANOS: “¡Y0 SOY YOSEF! ¿VIVE MI PADRE


TODAVIA?” MAS SUS HERMANOS NO PODIAN RESPONDERLE, PORQUE
ESTABAN TURBADOS DELANTE DE EL.

3 – YO SOY YOSEF: “¡Ay de nosotros en el día del juicio! ¡Ay de nosotros en el día de
las reprimendas Pues si los hijos de Ya`akòv estaban tan consternados que no podían
contestar a los reproches de Yoséf, que era sin embargo más joven que ellos, ¿qué
pasará el día del Juicio Final cuando el Santo Bendito sea le pida cuentas a cada ser
humano?” Esta sentencia, que ha sido atribuida a diferentes autores, figura con algunas
variantes en el Talmud Jaguigá (4b), en el Midr. Rabbá y en el Midrash Tanj. Nos incita
a la siguiente reflexión: Los hijos de Ya`akòv habían considerado siempre que su
comportamiento con Yoséf estaba plenamente justificado. Habían invocado una serie
de argumentos para dar una apariencia de legalidad a lo que era en realidad un acto
criminal, (véase al respecto nuestro comentario del cap. XXXVII, v. 20) y se habían
convencido poco a poco a sí mismos de su total inocencia. No obstante, cuando llegó
por fin la hora de la verdad tras un intervalo de tiempo de veintidós años, les bastó con
oírle pronunciar a Yoséf las dos palabras {Ani Yosèf} para enmudecer de espanto. Fue
tal el impacto de esta brevísima reprimenda que se rasgó de pronto el velo de la mentira
y que los hermanos tomaron conciencia repentinamente de la vanidad de todas sus
excusas y pretextos, y de la fragilidad del flamante “sistema de defensa” que habían
estado edificando durante largos años. Ninguno de los argumentos aparentemente
válidos que solemos invocar para justificarnos es capaz de resistir a la luz deslumbrante
de la verdad. “¡Qué pasará entonces el día del Juicio Final, cuando tengamos que rendir
cuentas de nuestros actos ante Dios!”.

¿VIVE MI PADRE TODAVIA?: “¿Es cierto que a pesar de haber sufrido tanto nuestro
anciano padre sigue aún vivo?” Este es, aparentemente, el sentido de la pregunta. En
la mente de Yoséf, el recuerdo de su venerado padre tiene prioridad sobre los demás
pensamientos, y su pregunta no es de las que esperan respuesta. Es, más bien, una
expresión de asombro.

4 – DIJO ENTONCES YOSEF A SUS HERMANOS: “RUEGOOS OS ACERQUEIS A


MI.” Y ELLOS SE LE ACERCARON. Y LES DIJO: “YO SOY YOSEF, VUESTRO
HERMANO, A QUIEN VENDISTEIS PARA EGIPTO.

4 – RUEGOOS OS ACERQUEIS A MI: Rashí explica: “Vio que estaban retrocediendo,


y se dijo: “ahora mis hermanos se sienten avergonzados”. Les habló pues con dulzura,
en tono de súplica, y les enseñó su circuncisión”. Rashí dirá también más lejos que
Yoséf adujo dos pruebas para demostrarles que era efectivamente su hermano: su
conocimiento de la lengua hebrea y su circuncisión.

En cambio, el Zohar atribuye un sentido figurado a estas palabras: Como los hermanos
de Yoséf manifestaban su estupefacción al descubrir que el antiguo esclavo se había
elevado a la dignidad de rey, Yoséf les explicó que atribuía su ascensión al hecho de
haber respetado siempre la Alianza de Abraham cuyo signo es la circuncisión, símbolo
indeleble de pureza sexual. La circuncisión es el sello Divino grabado en la zona genital;
por lo tanto, gracias a ella podemos tomar conciencia de que la pureza de costumbres
constituye el patrimonio eterno de los hijos de la Alianza. Ahora bien, fue precisamente
a partir del momento en que Yoséf se negó categóricamente a entregarse a la
depravación con la mujer de su amo, cuando su destino inició el cambio de rumbo
decisivo que le llevó finalmente al trono. El respeto de la Alianza sagrada, concluye el
Zohar, lleva al hombre a la grandeza, como lo atestiguan también otros ejemplos
bíblicos, en particular el de Bo’az.

5 – AHORA, PUES, NO OS AFLIJAIS, NI OS PESE POR HABERME VENDIDO ACA;


QUE PARA PRESERVAR VIDA ME ENVIO DIOS DELANTE DE VOSOTROS;

5 – QUE PARA PRESERVAR VIDA ME ENVIO DIOS DELANTE DE


VOSOTROS: Para convencer a sus hermanos de que ha liquidado ya su resentimiento
hacia ellos, Yoséf les explica insistentemente (v. 7 y 8) que la cadena de
acontecimientos en la que se inserta su extraordinario destino forma parte, según él, de
un plan ideado por Dios con el fin de evitar que la tribu de Ya`akòv sea exterminada por
el hambre, En efecto, son muy pocos los relatos de hechos históricos que evidencian
con tanta claridad como éste las vías de la Divina Providencia que el Libro de los
Proverbios del rey Salomón describe de la manera siguiente: “El Amo del Universo que
lo engendra todo a partir de una semilla diminuta tiene a su servicio a locos y a
criminales” (XXVI, 9) Los locos y los pecadores también sirven al Creador, pero sin
saberlo y en contra de su propia voluntad. En la historia de Yoséf, la relación entre la
locura humana y la intervención providencial es evidente; en otras, lo es menos. Pero,
sea lo que fuere ésta nos revela los caminos de Dios. La promesa que el Eterno le hizo
a Abraham en el {Berìt ben habetarìm} (cap. XV) se realizó, según la expresión de
nuestros Sabios, gracias a las “dos onzas de seda” con las que Ya`akòv embelleció la
Túnica de Yoséf. En Canaán, la familia de Ya`akòv no hubiera podido convertirse en
una nación; hubiera acabado por asimilarse a la población que la rodeaba. Por lo tanto,
para que pudiese conservar su integridad, era preciso formarla en un entorno que le
fuese hostil, tanto en el plano nacional como en el plano cultural. Y, de hecho, ningún
país cumplía mejor estos requisitos que la tierra el Faraón; por lo que Egipto se convirtió
en el crisol de hierro (Deut. IV, 20) donde Israel se forjó (S. R. Hirsch). Su propio pasado
le inspiró a Yoséf una confianza inquebrantable en Aquel que dirige los destinos
humanos. Cuando, más adelante, pronunció las palabras que habían de guiar al pueblo
oprimido (“Dios se acordará de vosotros y os sacará de aquí para Ilevaros a la tierra de
vuestros padres”), lo hizo en conocimiento de causa Yoséf podía, en conciencia,
anunciarle a su posteridad su futura liberación porque él mismo había sido utilizado por
una Mano Invisible para la edificación de una obra grandiosa.

6 – PORQUE YA HA DOS AÑOS QUE EL HAMBRE ESTA EN LA TIERRA, Y AUN


RESTAN CINCO AÑOS EN QUE NO HABRA NI ARADA NI SIEGA.

7 – ENVIOME, PUES, DIOS DELANTE DE VOSOTROS PARA ASEGURAROS


POSTERIDAD EN LA TIERRA, Y PARA DAROS VIDA POR MEDIO DE GRAN
SALVAMENTO.

7 – ENVIOME, PUES, DIOS DELANTE DE VOSOTROS: En su “Guía de los Perplejos”


(II, 48), Maimónides desarrolla la teoría según la cual el lenguaje bíblico atribuye
directamente a Dios, considerado como la causa primera, todas las causas siguientes
o secundarias. Por ejemplo, la Biblia dice que Dios ha hecho, ordenado, dicho o enviado
tal o tal cosa, cuando en realidad habla del efecto de una causa cualquiera conocida de
todos. Esto es lo que sucede en el presente versículo que Maimónides cita entre varios
ejemplos de causa debida al “azar”. Según los comentaristas: Abarbanel, Ibn Caspi y
Efodi, el autor quiere dar a entender que, tras atribuirle a Dios el resultado “accidental”
del acto engendrado por el libre albedrío de sus hermanos, Yoséf intenta explicarles,
en la frase siguiente (v. 8) que un resultado tan sumamente importante no puede ser
puramente accidental y que fue necesariamente el mismo Dios quien dirigió el libre
albedrío de los hijos de Ya`akòv para que efectuasen, sin saberlo, un acto de gran
relevancia que formaba parte del plan concebido por su Providencia.
8 – ASI QUE YA NO FUISTEIS VOSOTROS QUIENES ME ENVIASTEIS ACA, SINO
DIOS; Y EL ME HA PUESTO POR PADRE A PAR-OH, Y POR SEÑOR DE TODA SU
CASA, Y POR GOBERNADOR DE TODA LA TIERRA DE EGIPTO,

9 – DAOS PRISA Y SUBID A MI PADRE, Y DECIDLE: “ASI DIJO TU HIJO YOSEF:


ME HA PUESTO DIOS POR SEÑOR DE TODO EL EGIPTO; DESCIENDE A MI, NO
TE DETENGAS,

10 – Y HABITARAS EN LA TIERRA DE GOSHEN, Y ESTARAS CERCA DE MI, TU Y


TUS HIJOS, Y LOS HIJOS DE TUS HIJOS, Y TU GANADO MENOR, Y TUS
VACADAS, Y TODO CUANTO TIENES.

10 – Y HABITARAS EN LA TIERRA DE GOSHEN: “Yoséf sabía que su padre no


aceptaría vivir en la capital de Egipto, centro por excelencia de la idolatría pagana”
(Najmánides). Podía pues asignarle sin temor alguno la región de Goshem, que estaba
situada en el Bajo Egipto, pues tenía además la certeza de que el Faraón ratificaría esta
elección. En efecto, uno de sus predecesores le había concedido a Sarah la propiedad
perpetúa de aquella región, cuando, tras raptar a la esposa del primer Patriarca, se la
había devuelto a su marido (Pirké de Rabi Eliezer; cap. 26). La región de Goshem
pertenecía pues legítimamente a los descendientes de Sarah; por otra parte, como el
Faraón deseaba que Yoséf permaneciese a su servicio y temía que regresara con su
familia a Canaán, se apresuró a reconfirmar sus derechos sobre aquel distrito (Yalkut
Reuvèni, final del cap. 47). De hecho, la influencia semítica se ejerció efectivamente de
forma duradera sobre esta zona, como parecen indicarlo los nombres de las ciudades
por las que pasaron los judíos cuando se dirigían hacia el Mar Rojo: Sukòt, Ethàm,
Pihajiròt, Migdòl, Baal Tsefòn… todos ellos de origen semítico. No obstante, la
afirmación de D. Kimjì, en Yehoshù`a XI, 16, según la cual la región de Gòshem
corresponde al territorio atribuído a la tribu de Yehudàh, ha sido impugnada por David
Luriá en Pirké de Rabi Eli`ezer ibìd. (ver el com. del cap. XLVI, v. 28).

11 – Y YO TE SUSTENTARE ALLI (QUE TODAVIA RESTAN CINCO AÑOS DE


HAMBRE), NO SEA QUE EMPOBREZCAS TU Y TU CASA, Y TODO LO TUYO.

12 – Y HE AQUI QUE VUESTROS OJOS ESTAN VIENDO, Y TAMBIEN LOS OJOS


DE MI HERMANO BINYAMIN, QUE ES MI MISMA BOCA LA QUE OS ESTA
HABLANDO.

12 – Y HE AQUI QUE VUESTROS OJOS ESTAN VIENDO…: Para Rashí, la


circuncisión que los hermanos pudieron ver con sus propios ojos y la lengua sagrada
que Yoséf les habló constituían las dos pruebas de que Yoséf “era su hermano”.
Najmánides opina, por su parte, que la segunda prueba no era verdaderamente
decisiva, dado que muchos egipcios, sobre todo los altos dignitarios, conocían este
idioma. Lo que convenció definitivamente a Ya`akòv de que Yoséf era su hijo fue el
hecho de que el virrey, a quien sus hijos habían visto con sus propios ojos en medio de
su gloria y de su poderío, hubiese dado él mismo la orden de que la trajesen a Ya`akòv
para que él y su familia pudiesen alimentarse y salvarse de las angustias del hambre.
En cuanto a la otra prueba administrada por Yoséf, la que consistía en demostrar que
sabía hablar “la lengua sagrada {pi ham-dabèr alejèm}” es preciso interpretarla, según
Rabènu Ch. Ben Attar y otros autores, de la manera siguiente: Los hermanos, que no
habían reconocido la voz de Yoséf mientras les hablaba en egipcio, debieron
reconocerlo, sin embargo. cuando empezó a hablarles en su lengua materna.

13 – Y HACED SABER A MI PADRE TODA MI GLORIA EN EGIPTO, CON TODO LO


QUE HABEIS VISTO, Y APRESURAOS, PUES, PARA BAJAR A MI PADRE ACA”

14 – CAYO ENTONCES SOBRE EL CUELLO DE BINYAMIN, SU HERMANO, Y


LLORO; BINYAMIN TAMBIEN LLORO SOBRE SU CUELLO.

14 – CAYO ENTONCES SOBRE EL CUELLO DE BINYAMIN…; Rashí advierte que la


palabra cuello figura aquí en plural. Yoséf lloró sobre los dos “cuellos”, es decir, los dos
Santuarios que se edificaron más tarde dentro del territorio de Binyamín y que fueron
destruidos ambos. En cuanto a Binyamín, abrazándose al cuello de Yoséf, lloró sobre
el santuario de Shilò que habría de construirse en el territorio de éste y que también
sería destruido. El Zohar añade que Yoséf lloró luego “sobre sus hermanos” (v. 15) pues
sabía que sus descendientes serían desterrados y dispersados entre las naciones. Ellos
en cambio no lloraron, porque no fueron inspirados corno Yoséf por el espíritu profético
(para la relación entre el cuello y el santuario, a la que alude el Cantar de los Cantares
en el cap. IV, v. 4, véase S. Edels en Ber. 30a.

Anteriormente Yoséf había llorado ya, en el momento de darse a conocer a sus


hermanos, pero aquellas lágrimas eran lágrimas de alegría. Aquí Yoséf llora al concluir
sus conmovedoras declaraciones; sus lágrimas son pues una manifestación de tristeza
y aflicción. En efecto, Yoséf acaba de invitar formalmente a su padre a descender a
Egipto con toda su familia; y esto significa que el pueblo de Israel iniciará su existencia
nacional en el exilio. No cabe duda de que Yoséf está plenamente consciente de ello, y
a pesar de actuar como actúa, de acuerdo con su deber, prevé sin embargo con claridad
que este exilio egipcio no será el último en la historia de su pueblo. Al abrazar a sus
hermanos, ve por inspiración profética que su destino y, en particular, aquellas
discordias entre hermanos de las que él ha sido la principal víctima, le reserva aún
muchos sufrimientos y muchas desgracias más. Así son las alegrías del pueblo judío:
A la vez que da gracias a Dios por su infinita misericordia, {Hodù l-Ado-nài ki tov} tiembla
ante la perspectiva de lo que le reserva el porvenir e implora de antemano la ayuda
Divina.

15 – Y BESO A TODOS SUS HERMANOS, Y LLORO SOBRE ELLOS; Y DESPUES


DE ESTO SUS HERMANOS HABLARON CON EL.

15 – DESPUES DE ESTO, SUS HERMANOS HABLARON CON EL: Rashí explica: Al


ver que Yoséf lloraba y que su corazón estaba sinceramente con ellos, sus hermanos
hablaron con él. Pues al principio, se sentían profundamente avergonzados ante él”. El
Midrash Hagadol nos da sin embargo algunos detalles más al respecto: “Cuando Yoséf
vio la vergüenza de sus hermanos, intentó serenarlos diciéndoles: “No sois vosotros
quienes me habéis enviado aquí sino Dios”. Pero este argumento no consiguió liberarles
de la vergüenza que sentían. Entonces añadió: “Ya veis que no albergo en mi corazón
ningún odio hacia Benjamín, dado que él no estaba presente cuando me habéis
vendido. Pues bien, tampoco albergo en mi corazón ningún odio hacia vosotros.” Pero
no les convenció más este argumento que el anterior. Yoséf les dijo entonces: “¿Cómo
se os ocurre pensar, hermanos míos, que tengo poder suficiente para haceros daño?
Si diez llamas no han podido apagar una sola, ¿podrá acaso una sola apagar diez?”
Este razonamiento les resultó más convincente y, por fin, después de oírle pronunciar
a Yoséf estas palabras entre abrazos y lágrimas, pudieron hablarle libremente. En
efecto, los hijos de Ya`akòv, de quienes la Escritura dice que no podían hablarle a Yoséf
pacíficamente en los tiempos de sus sueños, eran incapaces de comportarse
hipócritamente. Su carácter no les permitía pronunciar unas palabras que estuviesen
en contradicción con su pensamiento. (Rashí XXXVII, 4).

16 – Y LA NUEVA FUE OIDA EN CASA DE PAR-OH, DICIENDO: “¡HAN VENIDO


LOS HERMANOS DE YOSEF!”, Y EL SUCESO PARECIO BIEN A PAR-OH Y A SUS
SIERVOS.

16 – Y LA NUEVA FUE OIDA EN CASA DE PAR-OH, DICIENDO: “¡HAN VENIDO


LOS HERMANOS DE YOSEF!”: El Faraón y sus servidores se alegraron de ello porque
consideraban humillante que un esclavo extranjero al que habían sacado de la cárcel
estuviese a la cabeza de su gobierno. Ahora tenían la prueba de que Yoséf procedía
de una familia honorable y de que le habían raptado del país de los hebreos, cosa que
él mismo no había cesado de afirmar. (XL, 15; Najmánides).

17 – Y DIJO PAR-OH A YOSEF: DI A TUS HERMANOS: “HACED ESTO: CARGAD


VUESTRAS BESTIAS Y ANDAD; ID A TIERRA DE KENAAN”.
18 – Y TOMAD A VUESTRO PADRE Y A VUESTRAS FAMILIAS, Y VENID A MI, QUE
YO OS DARE LO MEJOR DE LA TIERRA DE EGIPTO, Y COMEREIS DE LA
GROSURA DE LA TIERRA.

18 – YO OS DARE LO MEJOR DE LA TIERRA DE EGIPTO: Rashí explica: “La región


de Goshem. Yoséf profetizaba sin saber lo que profetizaba. Pues los hijos de Ya`akòv
convirtieron al país en un lugar profundo donde no hay peces.” Esta explicación hace
referencia a la interpretación que da Shim`ón Ben Lakish (en Ber. 9 b) del v. 36, cap.
XII, del Éxodo; y significa que los judíos acabaron consumiendo “la médula del país” (lit.
{jèlev} es la grasa, la parte màs sabrosa) en el doble sentido de la expresión: Vaciaron
el país de sus riquezas e hicieron de él como un “lugar profundo en el mar donde no
quedan peces” pues se llevaron consigo las vasijas de oro y de plata de los egipcios,
así como los tesoros de plata que dejaron en Egipto los que habían ido a comprar trigo
durante los años de hambre. Yoséf los había acumulado y ocultado en ciertos lugares
secretos que los judíos descubrieron a su salida de Egipto (Pes. 119 a). Pero también
“vaciaron” el país en el sentido figurado de la palabra, pues se llevaron consigo a todos
los elementos de valor de la población egipcia, es decir a todos los que creían en Dios
y que se habían unido al pueblo judío en calidad de prosélitos. De esta manera sacaron
a la luz todos “los rescoldos sagrados que ardían debajo de las cenizas” (véase el com.
del cap. XLVI, v. 3 de este libro y también el de Ex. XI, 2).

19 – Y TU ORDENA: “HACED ESTO: TOMAOS DE LA TIERRA DE EGIPTO


CARROS PARA VUESTROS NIÑOS Y PARA VUESTRAS MUJERES; TRAED A
VUESTRO PADRE Y VENID.

19 – Y TU ORDENA: “HACED ESTO: “Diles que te he dado permiso para ello” (Rashí).
Desde que habían empezado los años de hambre, estaba prohibido exportar grano por
medio de vehículos; para poder exportar trigo utilizando este medio de transporte, era
preciso solicitar del Faraón una derogación especial. (el Rashbàm). Por esta razón, los
carros que Yoséf le envió a su padre por orden del Faraón, constituyeron para Ya`akòv
una prueba tangible de la benevolencia del rey de Egipto hacia él, y también del poderío
de Yoséf. Los carros estaban destinados no sólo al transporte del trigo sino también a
la mudanza de la familia patriarcal. Por eso, cuando Ya`akòv los vio, “su espíritu revivió”.
(v. 27).

Sin embargo, no fue en realidad el Faraón sino Yoséf quien tomó la iniciativa de enviar
los carros, como consta en el versículo 27. Los motivos que le incitaron a ello serán
explicados más adelante. El Zohar hace constar, por su parte, que la palabra {Tzuvèta}
no lleva la {He} final contrariamente a lo que prescribe la norma de lo que infiere que la
frase puede interpretarse de la siguiente manera: “Lo que tú has ordenado que se
hiciera, hacédlo”.

20 – Y NO OS PREOCUPEIS POR VUESTRAS POSESIONES, PORQUE LO MEJOR


DE TODA LA TIERRA DE EGIPTO ES VUESTRO.”

21 – Y LOS HIJOS DE ISRAEL LO HICIERON ASI; Y YOSEF LES DIO CARROS POR
MANDATO DE PAR-OH; DIOLES TAMBIEN PROVISION PARA EL CAMINO.

22 – A CADA UNO DE ELLOS DIO MUDAS DE VESTIDOS; MAS A BINYAMIN LE


DIO TRESCIENTAS MONEDAS DE PLATA Y CINCO MUDAS DE VESTIDOS.

22 – A BINYAMIN LE DIO Y CINCO MUDAS DE VESTIDOS: ¿Cómo se explica,


preguntan los Sabios del Talmud, que Yoséf haya repetido el error funesto cometido
por su padre regalándole cinco trajes a uno de sus hermanos y sólo uno a los demás?
¿No sabía que podía despertar así el demonio de los celos? La contestación es la
siguiente: Los cinco trajes eran sólo, por parte de Yoséf, una alusión al hecho de que
Mardoqueo, descendiente de Benjamín, iba a salir un día de la presencia del rey
ataviado con “cinco vestiduras principescas” (Esther VIII, 15; Megg. 16 b). En realidad,
añade S. Edels, no hay motivo para hacerse semejante pregunta: Yoséf tenía perfecto
derecho a demostrarle a Benjamín un cariño especial ya que era el único hermano suyo
que había nacido de la misma madre que él. Por lo tanto, los regalos que Yoséf le hizo
a Benjamín no tenían por qué despertar los celos de los demás. En cuanto al número
cinco, algunos Midrashim lo explican de la misma manera que en el capítulo XLIII, v.
34, por referencia a la siguiente cita de Rashí: “…Benjamín recibió su parte, como los
otros hermanos, y también las que le regalaron Yoséf, Osnat, Menashéh y Efrayím”
(Medràsh Jèfetz). Por último, el Midrash hace constar que el número cinco era el
número predilecto de Yoséf: “Que recauden la quinta parte de la tierra de Egipto” (XLI,
34); “le daréis el quinto al Faraón” (XLVII, 24). Bajyáh (XLVI, 4) dedica largas
explicaciones a esta preferencia de Yoséf, relacionándola con la letra {He} h que
equivale numéricamente a 5 y que corresponde además a la abreviación del nombre
Divino.

23 – Y A SU PADRE ENVIO LO SIGUIENTE: DIEZ ASNOS CARGADOS DE LO


MEJOR DE EGIPTO, Y DIEZ ASNAS CARGADAS DE TRIGO Y PAN Y OTROS
ALIMENTOS PARA SU PADRE EN EL CAMINO.

24 – DE ESTA SUERTE DESPACHO A SUS HERMANOS, Y ELLOS SE FUERON; Y


EL LES DIJO: “NO RIÑAIS POR EL CAMINO.”
24 – “NO RIÑAIS POR EL CAMINO.”: Según Rashí, el significado propio de esta frase
es el siguiente: “Como se sentían profundamente avergonzados, Yoséf temía que
riñesen durante el viaje por haberle vendido y que, en el curso de la discusión, el uno
le dijese al otro: “le hemos vendido por culpa tuya; fuiste tú quien nos habló mal de él,
y encendió nuestro odio hacia él”. Pero esta explicación no concuerda con el sentido
de las palabras: {al tirguezù} empleadas en este versículo; correspondería más bien a
la expresión {al tarìvu} “no riñáis”. Por eso Rashí cita también la interpretación
medráshica propuesta por Rabi Eleazar (Taanit 10 b) según la cual la frase significa
que Yoséf les recomendó a sus hermanos evitar las discusiones halájicas (que pueden
provocar “acaloramiento” o “excitación” (Maharshàh) para no perderse en el camino. Es
cierto, advierten los Sabios del Talmud, que les está recomendado a los adeptos de la
Torah ir comentando las palabras de la Ley cuando están caminando juntos. Pero esta
recomendación se refiere exclusivamente a la conversación, no al estudio propiamente
dicho. Sea lo que fuere, la expresión {al tirguezù} puede significar también: “No os
precipitéis” (ibid.) lo cual justifica la “otra explicación” propuesta por Rashí: “No deis
grandes zancadas; llegad a la ciudad con el sol.” Esta recomendación resulta tanto más
oportuna cuanto que Yoséf les había repetido ya varias veces a sus hermanos que se
diesen prisa en llegar a Canaán para traer de vuelta a su padre.

25 – ELLOS, PUES, SUBIERON DE EGIPTO, Y VINIERON A LA TIERRA DE


KENAAN, A SU PADRE YA`AKOV.

25 – ELLOS, PUES, SUBIERON DE EGIPTO: “La Tierra Santa es más alta que los
demás países” (Rashí, v. 9; según Kidd., 69 a). Esta sentencia tiene un sentido figurado,
precisa Maharal Beèr ha-Golàh Cap. VI. Está relacionada con la afirmación según la
cual la Tierra Santa se encuentra ubicada en el centro del mundo. (Kidd. ibìd.) Ahora
bien, cada punto situado en la circunferencia de un cuerpo esférico es más alto que
cualquier otro punto situado en cualquier otro sector. En realidad, el centro del mundo
al que aludimos aquí no es el centro geográfico. Se trata más bien del centro ideal que
constituye el punto de conjunción de los extremos opuestos, como por ejemplo los del
espíritu y los de la materia. La Tierra Santa es el lugar geográfico llamado a realizar
esta unión armoniosa de los contrarios y a difundirla por el mundo. En este sentido
puede decirse que constituye la parte central de nuestro planeta y su zona de mayor
“altura” espiritual.

26 – Y LE DIERON LAS NUEVAS, DICIENDO: “¡YOSEF VIVE AUN! ¡Y EL ES


GOBERNADOR DE TODA LA TIERRA DE EGIPTO!”, Y SU CORAZON QUEDO
PASMADO, PORQUE NO LES CREIA.
26 – Y LE DIERON LAS NUEVAS, DICIENDO: La ortografía de la palabra {Vayagìdu}
es defectuosa sin la letra {Yud} lo cual indica que no fueron ellos mismos quienes
“contaron” sino que le confiaron a un tercero la misión de anunciar la gran noticia:
{lemòr} En efecto, temían que el anuncio repentino de un acontecimiento tan
extraordinario afectase el estado de salud del anciano. “Sucedió que, al acercarse a su
lugar de destino, los hijos de Ya`akov divisaron a Seraj, la hija de Asher, muchacha de
gran encanto y talento que tocaba el harpa a la perfección. La llamaron y le pidieron
que fuese a tocar su instrumento delante de Ya`akov y que cantase asimismo un
estribillo que ellos le iban a enseñar. Se sentó pues ella delante de Ya`akov y,
acompañándose con el harpa, entonó una canción de hermosa melodía que decía lo
siguiente: {`od Yosèf jài} “Yoséf, mi tío, vive aún, reina sobre todo Egipto pues no ha
muerto”. Repitió este estribillo una y otra vez consiguiendo así que Ya`akòv aguzase
los oídos y que se emocionase profundamente. Ya`akòv experimentó en efecto una
alegría intensa y sintió que su alma revivía. Desde la desaparición de Yoséf, había
vivido embargado por la tristeza y la inspiración profética se había alejado de él. Pero
las dulces palabras de Saraj inundaron su corazón de felicidad. Él le pidió entonces que
volviese a repetir las palabras de aquella melodía, y cuando lo hubo hecho le dijo: “Para
recompensarte, te deseo que la muerte no tenga nunca ningún poder sobre ti, pues me
has devuelto la vida”. Y este deseo se cumplió: Saraj no conoció la muerte, “entró viva
en el Paraíso”. Mientras Ya`akòv estaba conversando con ella, sus hijos entraron en la
habitación y colocándose todos de manera que se pudiera apreciar su buena presencia
exclamaron: ¡Albricias! (buenas nuevas) ¡Nuestro hermano Yoséf vive aún; es
gobernador de la tierra de Egipto y te envía un mensaje de júbilo!” No obstante, la noticia
era tan inesperada que Ya`akòv seguía sin poder creerla” (Sefer. Ha-Yashàr, 109 b).

Y SU CORAZON QUEDO PASMADO: Según Najmánides, su corazón se paró de latir.


Pero Rabi Yitzjàk Arama y Don I. Abarbanel apoyan la interpretación de Rashí.

27 – EN SEGUIDA LA REFIRIERON TODAS LA PALABRAS QUE YOSEF LES


HABIA HABLADO; Y CUANDO VIO LOS CARROS QUE YOSEF HABIA ENVIADO
PARA LLEVARLE, REVIVIO EL ESPIRITU DE YAACOV, SU PADRE.

27 – EN SEGUIDA LE REFIRIERON TODAS LAS PALABRAS QUE YOSEF LES


HABIA HABLADO: El mensaje que Yoséf les había dirigido a sus hermanos para que
se lo comunicasen a su padre no contenía ninguna alusión al hecho de que le habían
vendido como esclavo. (v. 9-13). Por esta razón, Najmánides piensa que Ya`akòv no
se enteró nunca de que los responsables de este hecho habían sido sus hijos. Según
él, el anciano creía que Yoséf se había extraviado por el campo y que había sido
vendido por unos extraños. También piensa que sus hijos guardaron el secreto de su
crimen por temor a que su revelación les acarrease la maldición del padre y provocase
la dispersión de la familia. En cuanto a Yoséf, Najmánides opina que permaneció
callado también, para evitarles a sus hermanos la vergüenza y la ira de Ya`akòv. Y
apoya esta interpretación en ciertos detalles del texto. En cambio, Rashí, quien cita
algunos pasajes del Talmud y del Midrash, parece admitir que Ya`akòv tuvo
conocimiento de toda la verdad (véase XLIX, 9 y L, 16). No le pidió nunca a Yoséf que
perdonase el pecado de sus hermanos, pues sabía que era incapaz de guardarles
rencor durante tanto tiempo. De lo que podemos inferir que estaba enterado del asunto
de la venta.

VIO LOS CARROS QUE YOSEF HABIA ENVIADO: Al recalcar que los carros habían
sido “enviados por Yoséf” y no por el Faraón, la Escritura quiere dar a entender que
aquellos carros eran como una “señal” dirigida por Yoséf a su padre. Esta señal aludía
al pasaje bíblico de la becerra {`agalàh} es un homónimo de {`eglàh}, vehículo que
estaba estudiando con su padre justo antes de separarse de él. El Midrash relacionado
con este versículo y del que poseemos varias versiones está relatado en el Zohar, en
nombre de Rabi Eleazar, de la manera siguiente: La becerra es el animal que debe
ofrecerse en expiación de un homicidio de autor desconocido. Este sacrificio les
incumbe a los ancianos de la ciudad más cercana al cadáver, y ellos deben declarar
que sus manos no han derramado aquella sangre y que no son culpables de haber
dejado salir a la víctima de su ciudad sin comida y sin acompañamiento (Deut. Cap.
XXI). Pues bien, Ya`akòv había enviado a Yoséf al encuentro de sus hermanos,
sabiendo que le odiaban, y le había dejado marcharse sólo, sin comida y sin
acompañamiento. Por esta razón, se sintió personalmente culpable de la desaparición
de su hijo y exclamó: “Descenderé a la tumba culpable hacia mi hijo” (XXXVII, 35).
Adivinando los graves remordimientos de su padre, Yoséf le envió los carros a guisa de
alusión al sacrificio de la becerra, como para tranquilizarle y para darle a entender que
él también podía declarar con la cabeza alta: “Nuestras manos no han derramado esta
sangre y nuestros ojos no la han visto derramar”. Ya`akòv comprendió entonces que
Yoséf le consideraba totalmente inocente “y su espíritu revivió”

REVIVIO EL ESPIRITU DE YAACOV: “La Presencia Divina, que se había apartado de


él, volvió a descansar sobre él” (Rashí). En su “Guía de los Descarriados”, Maimónides
observa que ciertos personajes bíblicos, dotados de espíritu profético, han sido
temporalmente despojados de sus dones a raíz de algún incidente exterior. Pues la
profecía depende, entre otras cosas, de la facultad imaginativa, y ésta, como todas las
facultades de naturaleza corporal, está sujeta a ciertas vicisitudes: A veces pierde
agudeza, se debilita y se deteriora, y otras veces, en cambio, se fortalece. “Por eso
hallarás que cuando los profetas experimentan tristeza, enojo u otros sentimientos
análogos, dejan de profetizar. Ya sabes que los Sabios dicen que la profecía no se
produce durante un estado de tristeza o abatimiento” (Sab. 30 b). Esto explica que
nuestro Patriarca Ya`akòv no haya tenido revelaciones durante sus años de luto: Su
facultad imaginativa estaba ocupada por la obsesión de la pérdida de Yoséf. Asimismo,
Moshé dejó de tener revelaciones a raíz del dramático suceso de los exploradores y no
volvió a tenerlas hasta que la generación del desierto pereció en su totalidad (Taanit 30
b), pues se sentía abrumado por la gravedad de su pecado” (II, c. 36).

28 – ENTONCES DIJO ISRAEL: “¡BASTA! ¡YOSEF, MI HIJO, VIVE TODAVIA; IRE Y


LO VERE ANTES DE MORIR!”

28 – ENTONCES DIJO ISRAEL: En cuanto la Presencia Divina volvió a descender


sobre él, Ya`akòv recobró el nombre “Israel” que era su título de nobleza y el signo de
su grandeza y poderío. (véase el com. del cap. XLII, v. 5).

¡BASTA!: Rashí interpreta: “Todavía queda para mí mucha alegría y satisfacción,


puesto que mi hijo Yoséf vive todavía”. Mientras que Rashbam explica: “¡Basta! ¿Qué
me importa su gloria? Él vive, no necesito otra cosa”. El Targum Yonatán parafrasea el
pensamiento de Ya`akòv de la manera siguiente: “Son muchas las bondades con las
que me ha colmado el Señor. Me salvó de las manos de Esàv, de las de Labán y de las
de los Cananeos que me perseguían. He conocido muchas alegrías y esperaba poder
conocer otras más. Pero lo que ya, no esperaba era poder volver a ver a Yoséf. Ahora,
quiero ir a verle antes de morir”.

CAPITULO XLVI

1 – E ISRAEL SE PUSO EN CAMINO, CON TODO LO QUE ERA SUYO, Y VINO A


BEER SHÈV`A, DONDE OFRECIO SACRIFICIOS AL DIOS DE SU PADRE YITZJAK.

1 – Y VINO A BEER SHÈV`A: Lleno de un júbilo que jamás había conocido hasta
entonces, Israel se pone en marcha con todos los suyos para ir al encuentro de Yoséf,
su amado hijo. Se dirige hacia el sur y se detiene muy cerca de la frontera, en Beer
Sheva, ciudad que ciertos episodios de la historia de sus antepasados han hecho
famosa. Anteriormente ya, en el momento de abandonar el hogar paterno para
marcharse a casa de su tío Labán, a Padán-Aràm, el mismo Ya`akòv había hecho una
escala en Beer Shèv`a. Pues pensaba: “Mi padre y mi madre me han ordenado ir a
Aràm, que está fuera de la Tierra Prometida. Iré primero a Beer Shèv`a, lugar donde
Dios le prohibió a mi padre salir de Tierra Santa, para preguntarle allí al Señor si
aprueba mi partida.” Así pues, Ya`akòv se detuvo a meditar en Beer Shèv`a antes de
marcharse al extranjero para fundar un hogar y empezar una nueva vida (véase el
comentario del Cap. XXVIII, 10). Aquí le vemos regresar una vez más a esta ciudad
antes de proseguir su viaje. Como antaño, lo que busca en este lugar es la inspiración
Divina, pues desea saber “si Dios, quien le ha prohibido allí a su padre emigrar fuera
de Tierra Santa, aprueba a pesar de toda su partida.” El deseo de recibir la bendición
Divina antes de emprender el descenso a Egipto es tanto más comprensible cuanto que
Ya`akòv y sus hijos experimentan, a pesar de todo, vivas aprensiones ante la
perspectiva de tener que abandonar la “Tierra Prometida”, su tierra natal, para
marcharse a un país extranjero donde Dios sólo sabe a qué sufrimientos van a
exponerse. Los hermanos de Yoséf habían experimentado ya esta clase de inquietudes
a la hora de emprender su primer viaje a Egipto, como lo hemos subrayado en el com.
del cap. XLII, v. 1.

Pero Ya`akòv tenía además otro motivo, muy distinto, para ir a Beer Shèv`a: “Fue allí
para cortar los cedros nuevos que Abraham había plantado en esta ciudad (según
consta en Gen. XXI, 33)” (Rabbá c. 94) y los hizo transportar a Egipto como lo indica
Rashí a propósito de la construcción del Tabernáculo “¿Cómo se explica que los judíos
tuviesen madera de Shittim en el desierto? Por la siguiente razón: Gracias a su don
profético, el Patriarca Ya`akòv había previsto que Israel tendría que edificar un día el
Tabernáculo en el desierto. Decidió pues transportar a Egipto algunos cedros nuevos y
les ordenó a sus hijos llevárselos consigo cuando saliesen de aquel país” (Ex. XXV, 5).
Podemos observar que, antes incluso de penetrar en lo que será la futura tierra de exilio
de sus descendientes, Ya`akòv prepara ya, como lo hizo antes que él su abuelo
Abraham, la edificación del santuario que, en un futuro lejano, constituirá el baluarte
moral del pueblo judío contra la asimilación y la decadencia y el centro de difusión de
su ideal de santidad, garantizándole al mismo tiempo la presencia de Dios en su seno
y su protección.

OFRECIO SACRIFICIOS: La palabra {Zevajìm} se aplica a los sacrificios que


pertenecen a la categoría de los {Shelamìm}, es decir a los sacrificios remuneratorios,
como puede deducirse de Ex. XXIV, 5. Nuestra traducción corresponde a la
interpretación de Rashbam quien define los {Shelamìm} como sacrificios destinados al
{Shalèm} “significa pagar de las deudas morales o al cumplimiento de los compromisos
voluntarios {Neder u-nedavàh}”. En este sentido es como debemos interpretar la
palabra “remuneración”. Hasta entonces, los sacrificios ofrecidos por Noàj, Abraham e
Yitzjàk habían sido “holocaustos”; ésta era, en efecto, la única categoría de sacrificios
conocida por los Noàjidas (Zeb. 116a). Pero aquí, cuando, rebosante de
agradecimiento, Ya`akòv se dispone a reunirse con el hijo perdido que por fin ha vuelto
a aparecer, el Patriarca ofrece por primera vez el sacrificio de {Shelamìn} que es el que
se practica exclusivamente para agradecerle a la Providencia sus favores (Lev. VII, 12).

Sin embargo, Rashí cita la interpretación del Midrash (Toràt Cohanìm) según la cual los
sacrificios de {Shelamìn} tienen como finalidad el establecimiento de la paz en el
mundo, ese Shalom… (tan anhelado). Basándose en esta interpretación, Najmánides
como también Racanati y Bajyàh admite que Ya`akòv, quien temía las consecuencias
de su “descenso a Egipto” para su posteridad – como lo hemos demostrado más arriba,
quiso abrir una era de paz y de conciliación a la hora de emprender el camino del futuro.
Por eso ofreció su sacrificio “de paz” al Dios de su padre Yitzjàk y no al de Abraham,
pues era a su padre a quien el Eterno había dirigido la siguiente advertencia: “¡No
desciendas a Egipto!” y Ya`akòv recordaba este solemne aviso. Forzado por las
circunstancias a establecerse en aquel país, ofreció pues su sacrificio estando ya a las
puertas de la tierra de Egipto para implorar a Dios que le concediese la “doble paz”
(Shelamìm), la paz interior que quería ver reinar dentro de su familia y la paz exterior
que quería establecer con todos los extranjeros, sus enemigos en potencia.

Por último, S. R. Hirsch toma en consideración otro aspecto característico de los


sacrificios de {Shelamìm} Contrariamente a los holocaustos, estos sacrificios son
consumidos, en su mayor parte, por las personas que los ofrecen. Se llaman
{Shelamìm} porque “en el altar, aportan la paz a los pontífices y a los propietarios (todos
ellos participan) “(Rashí, Lev. III, 1). Desde luego, también los Noajidas tienen alguna
noción de lo que es el {Olàh}, “el holocausto”, que simboliza el sometimiento de toda
persona a Dios por medio de la unión mística. Pero el concepto de {Shelamìm}, del
“sacrificio” que reúne a toda la familia alrededor de la mesa para participar en una
comida santificada por Dios, en un ambiente de alegría serena y de profunda gratitud,
este concepto de la santificación del hogar familiar en la vida cotidiana, es
específicamente judía. Ya`akòv ofreció pues sacrificios de esta categoría porque, por
primera vez, se sentía alegre y feliz en el círculo familiar. Se los ofreció al Dios de su
padre Yitzjàk porque era plenamente consciente de que no debía su felicidad a sus
propios méritos sino a los de sus antepasados. {Zejùt Avòt} (en lo que respecta al
empleo del nombre Divino {Elo-hìm}, en este versículo, ver el com. del cap. XXXI, 13).

AL DIOS DE SU PADRE YITZJAK: Rashí explica: “Debemos honrar a nuestro padre


más que a nuestro abuelo. Por eso Ya`akòv hace referencia a Yitzjak y no a Abraham”.
Najmánides considera insuficiente esta razón y propone la explicación citada más
arriba, explicación que, a su vez, no ha convencido a Abarbanel. Rabi Yehoshù`a Ben
Leví, por su parte, aduce otro motivo que parece coincidir con el que Rashí cita también
en nombre del Midrash: “Cuando uno se encuentra por el camino con el Maestro y con
el discípulo, saluda primero al discípulo que hace de heraldo del Maestro y camina por
tanto delante de él.” Por esta razón Ya`akòv empieza por saludar aquí a su padre, que
es el discípulo de Abraham (Rabbá c. 94).

2 – Y HABLO DIOS A ISRAEL EN VISIONES DE LA NOCHE, Y DIJO: “¡YAACOV!


¡YAACOV!” Y EL RESPONDIO: “HEME AQUI.”

2 – EN VISIONES DE LA NOCHE: En su análisis de los once grados de la profecía,


que Maimónides expone en la “Guía de los Descarriados” (II, 45), el sueño profético, en
el que el hombre tiene la sensación de que Dios le está hablando, corresponde al
séptimo grado. Por otra parte, el autor afirma que todas las profecías, todas las
revelaciones exceptuando la de Moshé se producen forzosamente en el curso de un
sueño, o de una visión, y, en cualquier caso, por mediación de un ángel. Por
consiguiente, la palabra {elohìm} que figura aquí designa metafóricamente a los ángeles
de la misma manera que designa, en algunos casos, al juez o a la persona que ejerce
alguna forma de dominación. Guía ib. 41 y 6; véase también el com. del cap. XXXI, v.
11.

No obstante, el texto habla aquí de una “visión nocturna, no de un sueño a secas, como
suele hacerlo casi siempre. Según Najmánides, este detalle pone de manifiesto la
importancia que debemos darle a la hora nocturna en la que se produce la visión y que
es la del {Din rafe}, es decir la de la clemencia en el juicio. Como lo hemos explicado
ya en el com. del cap. XXVIII, 11, toda la vida de Ya`akòv corresponde a la fase nocturna
del día. Su vida, que se reduce a una larga serie de dolorosas pruebas, parece estar
cubierta por las sombras de la noche. Pero, así como la noche está orientada hacia el
alba y conlleva la certeza de que existe un Dios de misericordia que vela fielmente sobre
los que duermen, de igual modo, en la vida de Ya`akòv se filtra un rayo de esperanza
que poco a poco transforma las tinieblas en claridad. Asimismo, el Eterno se revela a
Ya`akòv en las “visiones de la noche”, en el preciso momento en que comienza la
“noche del Galut”., para anunciarle solemnemente que, tras esta noche incipiente,
llegará el alba de la liberación. Pues si Dios desciende ahora con él a Egipto, más tarde,
también subirá de Egipto con él. (La noche es el momento del día en que la indulgencia
templa el juicio del Señor; por esta razón, al principio de nuestra oración vespertina,
invocamos el atributo de la misericordia {Vehù rajùm}. Y así como los destinos de
Abraham se decidían por la mañana y los de Isaac en el crepúsculo (com. XXIV, v. 11),
los de Ya`akòv se deciden durante la noche. La visión de la escalera celestial se
produce la noche de su viaje a Jarán; el engaño del que es víctima por parte de Leah
también tiene lugar de noche; de noche lucha contra el ángel de Esàv; y de noche recibe
la orden Divina de descender a Egipto.
¡YAACOV! ¡YAACOV!: Es una llamada enérgica, cariñosa y severa al mismo tiempo,
que deja presentir nuevas misiones, poco gloriosas, quizá, en la medida en que Dios
llama al Patriarca por su antiguo nombre, Ya`akòv, no por el nombre “Israel”, el título de
nobleza que El mismo le concedió. Pero Ya`akòv contesta sin vacilar: “Heme aquí, estoy
dispuesto a aceptar cualquier tarea que me asignes.” (véase nuestro com. del cap. XXII,
11) Cuando Dios llama a Abraham, a Ya`akòv y a Samuel repitiendo dos veces sus
respectivos nombres, estos nombres “duplicados” están separados el uno del otro en
el texto por una raya vertical llamada {Pasèk} Esto te enseña, dice el Zohar, que
aquellos personajes experimentaron a lo largo de su vida una evolución moral muy
importante, y que llegaron a la vejez con un grado de perfección muy superior al que
tenían siendo jóvenes. Moshè es el único caso en el que la raya divisoria no figura
cuando Dios le llama dos veces de entre la zarza ardiente. (Ex. III, 4). Pues él fue
perfecto desde el momento de su venida al mundo.

3 – Y DIJO: “YO SOY DIOS, EL DIOS DE TU PADRE: NO TEMAS DESCENDER A


EGIPTO, PORQUE ALLI HARE DE TI UNA NACION GRANDE.

3 – YO SOY DIOS: {Anojì} Ver el com. del cap. XXVIII, v. 16.

NO TEMAS…: Estas palabras de aliento, Dios se las dirige a cada uno de los tres
Patriarcas en distintas ocasiones. Primero, a Abraham, durante la guerra de los cuatro
reyes (XV,1) Luego a Yitjàk, con motivo de sus conflictos con los Filisteos y de la
escasez de agua (XXVI, 24); por último, a Ya`akòv, cuando toma el camino del exilio.
Estas tres promesas de protección que Dios les hace a sus siervos en diferentes trances
de su vida, nos permiten comprender que la Providencia se manifiesta en cualquier
momento y circunstancia. Nos incitan a confiar en Dios y a desterrar el miedo y la
desmoralización de nuestros corazones.

DESCENDER A EGIPTO: “¿Por qué tienes miedo, le preguntó el Eterno? Temo,


contestó, que mi familia perezca en aquel país, que la Presencia Divina se aleje de
nosotros y que no me entierren junto a mis antepasados; temo también no poder asistir
a la salvación y liberación de mis hijos”. El Eterno apaciguó todos sus temores: “Allí, Yo
haré de ti un gran pueblo; descenderé contigo a Egipto y te haré subir de allí. Y será
Yoséf quien te cierre los ojos.” (Zohar).

ALLI HARE DE TI UNA NACION GRANDE: Refiriéndose a las enseñanzas de Rabi


Shim`ón Bar Yojay, Rabì Ch. Ben Attar desarrolla aquí como en otras ocasiones
también su concepto del Galut. Ya`akòv pensaba sin duda volver a Tierra Santa en
cuanto pasasen los años de hambre; pero el Eterno le hizo saber que el plan de la
Providencia preveía la creación de “una gran nación” nacida de su descendencia, y que
dicha nación habría de formarse no en Tierra Santa sino, precisamente, en el destierro.
En efecto, la misión del pueblo elegido consiste en reunir las chispas de luz que yacen
ocultas bajo las cenizas de la Humanidad caída, con el fin de reconstituir el haz
deslumbrante de luz Divina que, en los primeros tiempos de la Creación, inundaba el
mundo de santidad. En efecto, a raíz del pecado original, el ideal del bien que dominaba
soberanamente las fuerzas del mal, se desvaneció; y a consecuencia de ello, se
instauró en el seno de la sociedad un estado de confusión entre el bien y el mal, un
caos inextricable de valores morales. Israel tiene pues la misión de peregrinar a través
de las naciones del mundo y de ir recogiendo y juntando todos los elementos “buenos”
que han quedado esparcidos por el mundo a raíz de la caída sufrida por la Humanidad
después del pecado original. Debe liberarlos de la gruesa corteza {Kelipàh} que los
envuelve y fundirlos juntos para reconstituír con ellos “un gran pueblo”. Ahora bien, los
elementos positivos son siempre proporcionales a los elementos negativos, lo que
significa que, cuanto mayor es el número de factores de impureza (Tum-àh) que
contiene una zona determinada, mayor es el número de factores de santidad (Kedu-
shàh) que podemos encontrar en ella. Por consiguiente, la tierra de Egipto era, en
aquella época de la antigüedad, el lugar que más posibilidades ofrecía al pueblo de
Dios de elevarse al nivel de la santidad. Era allí donde el espíritu de impureza
procedente de la depravación, de la perversión y de la inmoralidad habían colmado las
“49 puertas de la impureza”; y era pues en aquella tierra donde Israel podía conquistar
progresivamente las “49 puertas de la santidad”, sometiéndose al “crisol de hierro” de
la disciplina, de la abnegación y de la austeridad, dejándose guiar por su fe en Dios y
sus leyes morales y purificándose gracias a los sufrimientos fisicos y morales de la
esclavitud. Era sólo en Egipto donde Israel podía convertirse realmente en una “gran
nación”; el mismo Moisés lo confirmó al exclamarse: {ki mi gòi gadòl}” ¿dónde
encontraremos un pueblo tan grande…etc?” (Deut. IV, 7). Estas fueron pues las
indicaciones referentes al plan de la Providencia que el Eterno le proporcionó a
Ya`akòv, pues la intención de éste era permanecer en Egipto durante un período de
tiempo limitado (lagùr sham), y así se lo anunció a Faraón (XLVII, 4).

4 – YO DESCENDERE CONTIGO A EGIPTO, Y YO SIN FALTA TE HARE SUBIR


TAMBIEN; Y YOSEF PONDRA SU MANO SOBRE TUS OJOS.”

4 – YO DESCENDERE CONTIGO A EGIPTO: En su Guía de los Descarriados (cap. 27


del Tomo primero), Maimónides dice lo siguiente a propósito de este versículo:
“Onkelos, el prosélito, que conocía a la perfección la lengua hebrea y la siriaca, ha
procurado por todos los medios posibles preservar el concepto de Dios de cualquier
idea de corporeidad, es decir del antropomorfismo. Tanto es así que, cada vez que la
Escritura, refiriéndose a Dios, emplea una expresión que puede incitarnos a elaborar
interpretaciones antropomórficas, él la traduce de acuerdo con el sentido que tiene
realmente. Cada vez que, por ejemplo, encuentra una palabra que expresa algún tipo
de movimiento, atribuye al movimiento el sentido de “manifestación” o “aparición”, etc…
Sin embargo, las palabras: Descenderé contigo a Egipto, las traduce literalmente: {àna
ajit `imaj le-Mitzràyìm}; lo cual es realmente digno de admiración pues demuestra la
perfección del talento de este maestro y la excelencia de sus cualidades interpretativas.
Con esta traducción, nos hace además entrever uno de los principales aspectos del
profetísmo. En efecto, al principio de este relato, el texto dice que Dios le habló a Israel
en una visión nocturna…, cosa que nos confirma el comienzo del discurso; por esta
razón, Onkelos considera que no hay ningún motivo para no traducir textualmente las
palabras pronunciadas en el curso de aquella visión; pues se trata de dar constancia
de algo que ha sido dicho, no de un hecho real como, por ejemplo, cuando la Escritura
dice que Dios “descendió sobre el Monte Sinaí”. (Ex. XIX, 20)”.

Tras citar el punto de vista de Maimónides sobre las ideas de Onkelos, Najmánides
analiza detalladamente los principios a los que se atiene este último en su traducción y
llega a una conclusión algo distinta. Opina, en efecto, que la idea directora de Onkelos
no es la de evitar los antropomorfismos. Según él, su traducción se inspira en
consideraciones de orden cabalístico. Sugiere, en particular, que cuando Onkelos
traduce literalmente la frase: “Yo descenderé contigo a Egipto”, lo hace con el propósito
de aludir a la sentencia talmúdica según la cual la Shejiná o Presencia Divina acompaña
a Israel en sus peregrinaciones por entre las naciones (Sabb. 89 b y Megg. 29 a). Esta
idea, que subraya la solicitud de Dios hacia un Israel miserable y errante, le pareció tan
importante que renunció a parafrasear el versículo. La opinión de Najmánides es
compartida por autores tales como Rabi I. Arama, Rabenu Bejàyeh y Rabenu Ch. Ben
Attar. Este último añade, además, apoyándose en varios ejemplos, que la Presencia de
Dios junto a los hombres que sufren es más o menos constante, y que su grado de
constancia depende tanto de su número y calidad como del tiempo y del lugar.

YOSEF PONDRA SU MANO SOBRE TUS OJOS: Dios avisa al Patriarca que
permanecerá en Egipto hasta el día de su muerte (Rabbá).

5 – LEVANTOSE ENTONCES YAACOV DE BEER SHÈV`A, Y LLEVARON LOS


HIJOS DE ISRAEL A YAACOV SU PADRE, Y A LOS NIÑOS Y A LAS MUJERES DE
ELLOS, EN LOS CARROS QUE HABIA ENVIADO PAR-OH PARA LLEVARLO.

LEVANTOSE ENTONCES YAACOV DE BEER SHÈV`A: Ya`akòv había ido a Beer


Shèv`a para consultar a Dios acerca del viaje que se proponía hacer. Ahora, tras
conseguir Su aprobación en la visión nocturna, se marcha definitivamente de Tierra
Santa con toda su familia. Lo que Dios le había dicho en el curso de aquella revelación
venía a ser, en realidad, una exhortación indirecta. “No temas descender a Egipto”
había declarado el Eterno. No se trataba exactamente de una orden, pero como
emanaba de Dios, esta manera indirecta de invitarle a tomar el camino del exilio
equivalía para Ya`akòv a una orden formal. A esto alude la Haggadá de Pesaj cuando
dice: ” Ya`akòv descendió a Egipto: {anùs al pi ha-dibùr} forzado por una orden de Dios
(Don I Abarbanel). Si esta frase de la Haggadá recalca el carácter “forzado” del viaje,
como lo hace también en otras circunstancias análogas, explica Maharal, es porque
resulta inconcebible que el exilio y la liberación del pueblo judío se hayan producido por
casualidad. Ambos acontecimientos contribuyen de manera esencial a la realización de
los fines mesiánicos de la Historia. Por eso es lícito pensar que su advenimiento fue
“forzado y obligado”.

6 – TOMARON SUS REBAÑOS, Y SUS BIENES QUE HABIAN ADQUIRIDO EN LA


TIERRA DE KENAAN, Y VINIERON A EGIPTO, YAACOV Y TODA SU
DESCENDENCIA CON EL;

7 – SUS HIJOS Y LOS HIJOS DE SUS HIJOS CON EL, SUS HIJAS Y LAS HIJAS DE
SUS HIJOS, Y TODO SU LINAJE TRAJO YAACOV CONSIGO A EGIPTO.

8 – ESTOS, PUES, SON LOS NOMBRES DE LOS HIJOS DE ISRAEL QUE VINIERON
A EGIPTO, YAACOV Y SUS HIJOS: EL PRIMOGENITO DE YAACOV, REUVEN.

ESTOS, PUES, SON LOS NOMBRES DE LOS HIJOS DE ISRAEL: Esta enumeración
nos indica que todos los hijos de Ya`akòv conservaron sus nombres judíos ya que
encontramos los mismos nombres en todos los pasajes bíblicos que figuran a
continuación. Si la Escritura nos recuerda aquí estos nombres con motivo de la salida
de Canaán, y también más adelante, con motivo de la llegada a Egipto, es porque desea
poner de manifiesto la importancia que tiene la conservación de los nombres judíos
frente al peligro de asimilación que acecha a los que “llegan a la tierra de exilio”. Al
conservar sus nombres de origen, los hijos de Ya`akòv se dotaron de un escudo moral
y espiritual que les sirvió de autodefensa hasta el día de su liberación. Este fue uno de
sus principales méritos: {Shelo shinù et shemàm} no cambiar sus nombres; gracias a
ello, pudieron conservar su identidad judía. (Lev. Rabbá cap. 32).

Pero, más allá de esta consideración, es obvio que la presente enumeración tiene
también un significado más general: Por primera vez, vemos aquí a todos los miembros
de la familia unirse en perfecta armonía para servir al mismo ideal sagrado, con el
mismo espíritu de abnegación absoluta. Al igual que las ramas de un árbol que se
alimentan todas a partir de una sola raíz, las setenta personas que componen esta
familia sacan sus fuerzas de la misma y única raíz, una raíz profundamente anclada en
la fe de los Patriarcas. La familia fundada por Ya`akòv constituyó el núcleo del futuro
pueblo de Dios. Por esta razón, la Escritura quiere dar a conocer a la posteridad los
nombres de sus miembros; y, al mismo tiempo, al enumerarlos, nos da a entender que
los orígenes de esta familia de noble cepa patriarcal, profundamente piadosa y
estimada por los representantes de la monarquía egipcia, no se remontan a alguna tribu
anónima de nómadas, ni a una partida de revolucionarios, ni tampoco a una secta de
profetas exaltados.

QUE VINIERON A EGIPTO: Rashí explica el tiempo presente del verbo de este
versículo diciendo que se refiere al momento preciso de la llegada a Egipto; por tanto,
“no debe sorprendernos que el texto no diga: que llegaron”. Sin embargo, podemos
observar que la Escritura emplea el mismo tiempo en la primera frase del Éxodo: “He
aquí los nombres de los hijos de Israel que “llegan” {ha-baìm} a Egipto”. El empleo del
presente responde pues a una intención más profunda que el Rabi de Beltz explica de
la manera siguiente: Todos los judíos de todos los tiempos deben hacerse cuenta que
llegaron aquel mismo día, “con Ya`akòv “, a la tierra de su exilio, es decir que deben
inspirarse diariamente del espíritu del Patriarca. Sea cual sea el número de años que
han pasado ya entre las naciones, nunca se considerarán a sí mismos como personas
enraizadas en la cultura del país, sino como recién llegados que han conservado sus
vínculos afectivos con su país de origen y su cultura nacional. (véase el com. de Ex. I,
1).

9 – Y LOS HIJOS DE REUVEN: JANOJ Y FA-LU, Y JETZRON, Y KARMI.

10 – Y LOS HIJOS DE SHIM`ON: YEMUEL, Y YAMIN, Y OHAD, Y YAJIN, Y TZOHAR,


Y SHAUL, HIJO DE LA KENA`ANITA.

10 – SHAUL, HIJO DE LA KENA`ANITA: Rashí explica: “Era el hijo de Dinàh, quien


había cohabitado con un Kena`anìta. Cuando sus hermanos mataron a Shejem, Dinàh
no consintió en marcharse con ellos hasta que Shim`ón le prometió casarse con ella.”
(Véase el com, del cap. XXXIV, v. 26). Pero el Targum Yonatán hace el siguiente
comentario: Saúl es en realidad Zimrì, el que se comportó en Shitìm igual que los
kena`anìtas.

Esto alude al acto de libertinaje corriente entre los kena`anìtas al que se entregó en
Shetim, Zimri, el hijo de Salú, Jefe de familia de la tribu de Shim`ón, según consta en
Números XXV, 14. (véase Sanh. 82b.) Desde luego, entre la época en la que vivió Dinàh
y aquella en la que tuvo lugar el acto de depravación cometido por Zimrì, median varios
siglos; por lo tanto, la identificación de éste como “hijo de la kena`anìta” resulta algo
sorprendente. Lo más probable es que el Midrash haya querido explicar el gesto inmoral
de Zimrì, tan característico de las costumbres kena`anìtas, por el hecho de que el alma
de su antepasada, Dinàh, había sido mancillada por su cohabitación con Shejèm, el
kena`anìta.

11 – Y LOS HIJOS DE LEVI: GERSHON, KEHAT Y MERARI.

12 – Y LOS HIJOS DE YEHUDAH: ER, Y ONAN, Y SHELAH, Y PERETZ, Y ZER`A;


PERO HABIAN MUERTO YA ER Y ONAN EN LA TIERRA DE KENA`AN. Y ERAN
LOS HIJOS DE PERETZ: JESRON, Y JAMUL.

12 – HABIAN MUERTO YA ER Y ONAN: ¿Por qué entonces la Toràh los menciona en


su enumeración? Además, ya nos ha informado anteriormente de la muerte de estos
hijos de Yehudáh. Rabenu Ben `Attar contesta que es para notificarnos la reencarnación
de sus almas en {Jatzròn ve-Jamùl} Esta reencarnación tuvo lugar después que
Yehudàh cumplió el deber del levirato con Tamàr, la viuda de sus hijos, como lo hemos
indicado ya en el com. del cap. XXXVIII, 8.

13 – Y LOS HIJOS DE YITZAJAR: TOLA, Y FUWAH, Y YOB, Y SHIMRON.

13 – Y LOS HIJOS DE YITZAJAR…. {Yob}: El mismo Yov figura bajo el nombre


{Yshòv} en Núm. XXVI, 24. Véase la explicación que damos al respecto en el cap. XXX,
18.

14 – Y LOS HIJOS DE ZEVULUN: SERED Y ELON Y JAJLEEL.

15 – ESTOS SON LOS HIJOS DE LEAH, LOS CUALES ELLA PARIO A YAACOV EN
PADAN-ARAM, Y ADEMAS DINAH SU HIJA: TODAS LAS ALMAS DE SUS HIJOS
Y DE SUS HIJAS FUERON TREINTA Y TRES.

15 – TREINTA Y TRES: Rashí advierte: “Si cuentas bien, hallarás sólo treinta y dos.
Yojèved nació entre las murallas cuando estaban ya entrando en la ciudad, como está
escrito: “Yojèved, hija de Leví, que le nació en Egipto” (Núm. XXVI, 59). El nacimiento
tuvo lugar en Egipto, pero no la gestación.” Rabì D. Kimjì y Rabì Ibn Ezrá opinan, por
su parte, que Ya`akòv está personalmente incluído en el número treinta y tres como
parece darlo a entender el versículo 8. Ibn Ezrá impugna la tesis de Rashí haciendo
constar que, si admitimos la validez de esta tesis, Yojèved tenía 130 años cuando dio
a luz a Moshéh, lo cual hubiera constituído un milagro que la Torah no hubiera pasado
por alto. Najmánides, por su parte, rebate este argumento alegando los motivos que
hemos expuesto en nuestro com. del cap. XVII, v. 17 y en Ex. II, 2.

16 – Y LOS HIJOS DE GAD: SIFYON, Y HAGHI, SHUNI Y ESBON, ERI Y ARODI Y


AR-ELI.

17 – Y LOS HIJOS DE ASHER: YIMNA, E YISHWA E YISHWI, Y BERIA, Y SERAJ.


HERMANA DE ELLOS. Y LOS HIJOS DE BERIA: HEVER Y MALKIEL.
18 – ESTOS SON LOS HIJOS DE ZILPAH, LA CUAL LAVAN DIO A SU HIJA LEAH,
Y ELLA PARIO ESTOS A YA`AKOV: DIEZ Y SEIS ALMAS.

18 – ESTOS SON LOS HIJOS DE ZILPA: La Toràh suele nombrar primero a los hijos
de Leah y de Rajèl, y después a los de sus esclavas. Aquí, sigue un orden distinto pues
procede en función de la importancia numérica. Por esta razón, los hijos de Zilpàh están
nombrados antes que los de Rajel.

19 – Y LOS HIJOS DE RAJEL, MUJER DE YA`ACOV: YOSEF Y BINYAMIN.

20 – Y LE HABIAN NACIDO A YOSEF EN LA TIERRA DE EGIPTO MENASHE Y


EFRAYIM, LOS QUE LE PARIO ASNAT, HIJA DE POTIFER`A, SACERDOTE DE ON.

21 – Y LOS HIJOS DE BINYAMIN: BELA Y BEJER Y ASHBEL, GHERA Y NA`AMAN,


EHI Y ROSH, MUPPIM Y HUPPIM Y ARD.

21 – Y LOS HIJOS DE BINYAMIN: Encontramos ciertas variantes en las


denominaciones si comparamos esta lista con las que figuran en Números XXVI y
Crónicas I, IV, 24. A propósito de este versículo, Kimjì hace constar que las variaciones
que observamos en los nombres propios y en los nombres de ciudades eran corrientes
en aquel entonces; también dice que no tienen ningún significado especial (ibid.). Por
lo que se refiere a los nombres de los hijos de Binyamín, todos hacen referencia a Yoséf
y a su desaparición de una manera más o menos velada, como lo indican repetidas
veces el Midrash, y también el Talmud (Sota 36b). Podemos deducir de ello que
Binyamín estaba al corriente de la venta de su hermano (véase nuestro comentario del
cap. XXXIX, v. 1).

Es el único de los diez hijos de Binyamìn cuyo nombre no ha sido explicado por la fuente
talmúdica que acabamos de mencionar. Pero Rashí, citando el Midrash Tanjumah, lo
interpreta de la manera siguiente: “Su boca era semejante a la de su padre (el tèrmino
{Mupìm} significa, según esto, “dos bocas”). Ambas estaban llenas de sabias sentencias
que Ya`akòv había aprendido en la escuela de Shèm y de `Eber”. (Véase también
Rashí, Números XXVI, 39).

22 – ESTOS SON LOS HIJOS DE RAJEL, QUE NACIERON A YA`AKOV: TODAS


LAS ALMAS FUERON CATORCE.

23 – Y LOS HIJOS DE DAN: JUSHIM.

23 – Y LOS HIJOS DE DAN: JUSHIM: Nuestros comentaristas han explicado de varias


maneras el hecho de que la palabra {benè} hijo, figura en plural, a pesar de que Dan
tuvo sólo un hijo. Unos opinan que es frecuente oírle a un padre decir: “mis hijos”,
incluso cuando se refiere a su hijo único; otros arguyen que la palabra {Jushìm} significa
“productivos” (o prolíficos); significa, por tanto, que los hijos de Dan eran “innumerables”
(Targ. Yonatán). Por último, la escuela de Jiskiyáh, citada en el Talmud B. B. 143b,
traduce el término {Jushìm} por “maleza” y recuerda que la tribu de Dan se convirtió,
algunas generaciones más tarde, en una de las más numerosas de las doce tribus. A
partir del hijo único del fundador de la tribu, se ramificó rápidamente en muchas
direcciones, como la maleza que nace de una sola y única raíz. Esta proliferación que
se produjo posteriormente, nos permite comprender mejor el sentido de la siguiente
frase del Midrash (Rabbá cap. 94): “en el Sefer Torah de Rabi Meír la palabra {u-ben
Dan Jushìm} está escrita en singular:”

En efecto, Rabi Meír es aquel de nuestros Maestros que nos exige tomar en
consideración la opinión de la minoría tanto como la de la mayoría, cuyo criterio es el
que generalmente logra imponerse (Julín, 11b.). Esto explica que haya querido subrayar
en su Sefer Torah, es decir en su enseñanza, el gran valor que llegó a tener en la
Historia una tribu tan reducida numéricamente como lo era al principio la de Dan.
Aunque su antepasado había tenido sólo un hijo, esta tribu se convirtió más tarde en
una de las más numerosas de todas.

24 – Y LOS HIJOS DE NAFTALI: YAJTZE-EL, Y GUNI, Y YETSER, Y SHILEM.

25 – ESTOS SON LOS HIJOS DE BILHA, LA CUAL LAVAN DIO A SU HIJA RAJEL,
Y ELLA PARIO ESTOS A YA`AKOV: TODAS LAS ALMAS, SIETE.

26 – TODAS LAS ALMAS PERTENECIENTES A YA`AKOV, QUE VINERON A


EGIPTO, PROCEDENTES DE SUS LOMOS, SIN LAS MUJERES DE LOS HIJOS DE
YA`AKOV, TODAS LAS ALMAS ERAN SESENTA Y SEIS.

26 – SIN LAS MUJERES DE LOS HIJOS DE YA`AKOV: Rashí comenta: Si adoptamos


la tesis según la cual cada uno de los jefes de tribu nació con una hermana melliza,
debemos admitir que todas ellas murieron antes de llegar a Egipto ya que no figuran en
esta enumeración.” No obstante, Najmánides nos recuerda una sentencia de Rabi
Yehuda (citada por Rashí en XXXVII, 35) que nos enseña lo siguiente: Cada uno de los
hijos de Ya`akov se había casado con su hermana melliza (cosa que, según él, no les
estaba prohibida a los Noajidas; véase nuestro comentario ibid.). De acuerdo con esta
teoría, las hermanas mellizas de los hijos de Ya`akov eran también sus esposas. Pero,
aunque formaban parte del grupo de “personas nacidas del Patriarca, la Escritura no
las “cuenta”, porque “el propósito de esta enumeración es poner de realce la
extraordinaria rapidez con la que proliferaron, en Egipto, los setenta descendientes de
Ya`akov que llegaron con él a este país, y, desde este punto de vista, el marido y la
mujer forman “una sola carne”. (Véase al respecto la controversia entre Najmánides y
S. Edels en B. B. 123b). Las únicas mujeres mencionadas aquí son Saraj, la hija de
Asher y Dinàh, la hija de Leah: eran solteras cuando efectuó el censo.

27 – Y LOS HIJOS DE YOSEF QUE LE NACIERON EN EGIPTO, FUERON DOS


ALMAS. TODAS LAS ALMAS DE LA CASA DE YA`AKOV, QUE VINERON A
EGIPTO, FUERON SETENTA.

27 – SETENTA: Son muchas las explicaciones que se han propuesto para resolver el
siguiente problema planteado por los Sabios del Talmud: “Globalmente, el total es de
setenta personas; pero si las cuentas una por una, encontrarás sólo sesenta y nueve”.
(B. B. 123b). Ya os hemos referido anteriormente, en el v. 15, las opiniones de los que
tratan de completar el número “global” recurriendo a Yojèved, la hija de Leví, que nació
en el preciso momento de la llegada a Egipto, o al mismo Patriarca. Otros sugieren
completar la cifra con la hija de Dinàh, Asnat, o con su hermana gemela, …etc…
(Rabbenu Asher al final de Pesajim no. 40, opina que la Escritura tiene por costumbre
redondear la cifra cuando sólo falta una unidad). Por último, Rabi Eli`ezer explica que
el Eterno se asoció personalmente a los sesenta y nueve miembros de la familia, pues
está escrito: “Descenderé contigo a Egipto” (Pirké de Rabì. Eli`ezer 39).

La Presencia Divina (Shejináh) que la Toràh nos muestra aquí “acompañando a Israel
en sus peregrinaciones por entre las naciones” (véase el com. del v. 4) permanece junto
a los hombres para protegerlos en las horas de angustia. Este fue también el caso de
los habitantes de Sodoma. “El Eterno quería asociarse a los nueve justos de la ciudad
para que fuesen diez, número requerido para la salvación de la ciudad”. (Rashì XVIII,
28). De igual modo, se asoció a los hijos de Ya`akov en condiciones similares, con
motivo de la venta de Yoséf), como lo hemos indicado ya en nuestro comentario del
cap. XXXVII, v. 33. Por esta razón, en su bendición, el salmista invoca al Dios que se
mostró tan solícito con Ya`akov: “¡Que el Eterno te escuche, dice, en la hora de la
angustia! ¡que el nombre del Dios de Ya`akov te proteja!” (Salmo XX, 2).

No obstante, el hecho de que la Torah enuncie aquí el número setenta – que repite
luego en Éxodo I, 5 y en Deut. X, 12 – cuando la composición del total es aún incierta y
da pie a varias interpretaciones, resulta significativo. Nos recuerda otro caso análogo,
el del número 613 que, según afirma el Midrash en Deuteronomio XXXIII, 4,
corresponde al total de nuestras mitzvot. En efecto, la composición de esta cifra ha sido
objeto de numerosas controversias. Otro tanto sucede con los 39 trabajos prohibidos
en Shabbat: la suma global se acepta sin discusión, pero existen discrepancias en torno
a la identificación de los diferentes trabajos. En todos estos ejemplos, da la sensación
de que el número en sí es a priori de carácter axiomático. Bajyàh trata en efecto este
tema en relación con las fuentes antiguas del Sefer Ha-Bahir. Se basa en el versículo
del Éxodo que dice: “Llegaron a Elim; allí había doce manantiales y setenta palmeras.
Acamparon junto a las aguas” (XV, 27). Los doce manantiales del versículo estaban
destinados a alimentar las setenta palmeras. Ahora bien, existe la misma relación, a
nivel espiritual, entre las doce tribus de Israel y las setenta naciones del mundo (véase
Rashí, Números XXIX, 35) que están aquí representadas por los setenta miembros de
la familia patriarcal, nucleo del pueblo judío. Como lo explica Rashí en Deut. XXXII, 8,
el número setenta adquiere así su significado pleno.

Pero estos números no han sido fijados arbitrariamente. Están inscritos en los datos
naturales del orden cosmogónico y constituyen el fundamento de las dimensiones
espaciales y temporales: El doce aparece en los signos del Zodíaco y en los
correspondientes meses del año, así como en las divisiones del día solar. También
determina las categorías del espacio ya que cada uno de los cuatro puntos cardinales
se subdivide, en la rosa de los vientos, en tres sectores. La división del tiempo en años
de doce meses o en días de doce horas procede asimismo de la multiplicación por tres
de los cuatro elementos básicos constituidos por las cuatro estaciones o las cuatro
fases sucesivas, diurnas y nocturnas, del día (el alba, la mañana, el mediodía y el
crepúsculo).

El profeta Yejezkèl tuvo la revelación de este sistema cuatridimensional que reina en


las esferas del universo en una visión que describió en su primera profecía y en la que
el carro Divino se le apareció llevado por los cuatro arcángeles. Este carro es el centro
de gravedad de los elementos cosmogónicos, es decir el centro del que parten los rayos
que difunden las fuerzas vitales en todas las direcciones. (véase al respecto la Guía de
los Descarriados de Maimónides, III, 14). Ahora bien, así como las leyes y los principios
de los mundos superíores se materializan en la tierra repercutiéndose en las diferentes
esferas de la existencia, del mismo modo, el sistema del “carro Celestial” se refleja en
este mundo a escala reducida. En el marco de la sociedad humana, dicho sistema se
reproduce en el campamento de los hitos de Israel, en cuyo centro se alza el Arca
Sagrada. Este campamento estaba hecho a imagen del carro celestial que le sirve de
trono a la Majestad Divina. Tenía la forma de un cuadrilátero y en cada uno de sus lados
se agrupaban tres tribus, de tal manera que en él se hallaban reunidas las doce tribus.
De este campamento emanaban los rayos de las fuerzas espirituales que se dirigían
hacia las setenta naciones del mundo y les llevaban su fuente de inspiración. Así pues,
las relaciones entre los doce hijos de Ya`akov y sus setenta descendientes componen
la estructura del microcosmos que es la reproducción a pequeña escala del
macrocosmos. En este momento en que los hijos de Israel se disponen a descender a
Egipto, iniciando así su larga peregrinación a través de los siglos y de las naciones,
dicha estructura viene a recordarles su eterna vocación histórica (véase Arama, `Akedàt
Yitzjak cap. 31).

28 – Y YAACOV ENVIO A YEHUDA DELANTE DE SI A YOSEF, PARA QUE ESTE


LE INDICARA EL LUGAR DESTINADO PARA EL EN GOSHEN, Y ELLOS VINIERON
A LA TIERRA DE GOSHEN.

28 – Y YAACOV ENVIO A YEHUDAH DELANTE …: Yehudáh estaba considerado no


sólo como el jefe de todos los hermanos, sino también como el que había “iniciado la
mitzvá” de la reunificación de la familia defendiendo ante Yoséf la causa de Benjamín.
Por esta razón le correspondía por derecho el privilegio de llevar a cabo esta mitzvá.
Además, Yehudáh era el responsable de la presencia de Yoséf en Egipto, pues era él
quien había aconsejado a sus hermanos venderle a los Ismaelitas. Por lo tanto, le
incumbía a él preparar ahora la restauración de la unidad familiar. Más adelante, en el
momento de la salida de Egipto, la tribu de Yehudáh y su jefe desempeñarán un papel
eminente; entonces su rehabilitación será total. (Salmo CXIV, 2) {ha-yetàh Yehudah le-
kodshò} (Medrashìm).

...PARA QUE ESTE LE INDICARA EL LUGAR…: Rashí explica: “Como traduce el


Targum: para que preparase el sitio”; pero añade: “y para que le enseñara cómo
instalarse”. Hemos explicado ya que, al principio, Ya`akov no debía tener la intención
de instalarse definitivamente en Gòshen. No obstante, el texto indica al final de la Sidrá
que la familia “tomó posesión” de esta provincia egipcia, provincia sobre la cual tenía
ciertos derechos heredados de Sarah, como consta en nuestro com. del cap. XLV, v.
10. El Zohar puntualiza: “tomaron poseción de aquella provincia para la eternidad, pues
les pertenecía legalmente”. Si admitimos la tesis citada por David Kimjì (Yehoshù`a XI,
16) según la cual dicha provincia fue incorporada al territorio asignado por Dios a los
antepasados, comprenderemos por qué Ya`akov aceptó “instalarse en ella” a pesar de
lo mucho que le dolía tener que salir de Tierra Santa. Esto es lo que Rashí ha querido
recalcar añadiendo su propia frase a la traducción del Targum.

Rashí cita también otra interpretación del verbo…. {le-horòt}, en la que se le atribuye el
sentido de “enseñar”: Ya`akov envió a Yehudáh para que le preparase una casa de
estudios donde se pudiese impartir la enseñanza de la ley de Dios. Cada vez que
Ya`akov se desplazaba hacia algún país extranjero, su primera preocupación era
fortalecerse moralmente “para sí mismo”, como puede deducirse de la palabra {le-
fanàv} “delante de sí”, que figura dos veces en este versículo dedicándose al estudio
de las cosas sagradas y buscando en ellas su inspiración esto fue, en efecto, lo que
hizo antes de marcharse a Jarán; ver el com. del cap. XXVIII, v. 10). Predicando con el
ejemplo, les enseñó a los judíos de todos los tiempos cuál era el deber más importante
que cumplir cada vez que emigraban a otro país: asegurar para sí mismos y para sus
hijos la enseñanza sagrada.

DE GOSHEN: La palabra {Gòshnah} tiene el mismo valor numérico (358) que la palabra
{Mashíaj} Mesías. El redentor será llamado a liberar a Israel del yugo de las cuatro
naciones que le han esclavizado: la egipcia, la babilónica, la griega y la romana. Ahora
bien, el Mesías que desciende de David, y por tanto, de la tribu de Yehudáh, será
precedido por el Mesías que desciende de Yoséf. Uno de los motivos por los que
Ya`akov decidió bajar a Egipto era el ardiente deseo que tenía de ver realizarse algún
día esta unión mesiánica de sus dos hijos, Yehudáh y Yoséf. Envió pues al primero al
encuentro del segundo porque, como entre ellos dos representaban el conjunto de las
doce tribus, las diez que se perdieron y las dos que permanecieron fieles a la casa de
Salomón, tenía la esperanza de que, juntos, preparasen el advenimiento del Mesías si
admitimos esta interpretación, la segunda parte del versículo se refiere a Yoséf: El
enseña el camino del Mesías “antes” que Yehudáh.

En su libro Benè Yisajar el autor de esta explicación, Rabi Tzvì E. Shapiro, dice también
lo siguiente: Las cuatro letras de la palabra {Gòshnah} son idénticas a las que están
inscritas en las cuatro caras del trompo de Janukáh, fiesta que suele coincidir con la
lectura pública de la Sidrá. Estas letras son las iniciales de las cuatro palabras que
designan las fuerzas humanas cuya corrupción provocó los sufrimientos purificadores
del exilio que nos infligieron las cuatro naciones citadas más arriba. Las fuerzas en
cuestión son las de los elementos físicos, sensitivos e intelectuales del alma y también
las fuerzas genéricas que abarcan el conjunto de las facultades humanas: {guf, Sèjel,
nefesh, hakòl} sus iniciales componen la palabra {Gòshnah}. En la fiesta de Janukáh,
cuando la llama de la esperanza mesiánica vuelve a iluminar las noches de nuestro
exilio, el trompo viene a ser el símbolo de los cuatro reinos que nos esclavizaron debido
a nuestra cuádruple degeneración; pero también viene a recordarnos que la existencia
humana y la Historia de los pueblos giran en torno al eje mesiánico y que todo
desemboca finalmente en {Gòshnah}, es decir en la salvación mesiánica (sham Jòdesh
Kislèv).

29 – UNCIO, PUES, YOSEF SU CARRO, Y SUBIO A GOSHEN AL ENCUENTRO DE


ISRAEL, SU PADRE: Y SE LE PRESENTO, Y CAYO SOBRE SU CUELLO, Y LLORO
MUCHO SOBRE SU CUELLO.

29 – Y SE LE PRESENTO: Según Rashí, fue Yoséf quien se presentó ante Ya`akov,


se echó a su cuello y lloró. Najmánides opina, en cambio, que el sujeto de la frase es
Ya`akov. El Patriarca se echó al cuello del hijo al que por fin había vuelto a encontrar,
y, embargado por la emoción, lloró de alegría. Todos sabemos, prosigue Najmánides,
cuál de los dos personajes podía ser más propenso a derramar lágrimas: Por un lado,
tenemos a un anciano que encuentra a su hijo vivo tras haber estado convencido de su
muerte durante 22 años; y por el otro, a un hombre aun joven, que está en el apogeo
de su gloria. No obstante, Rashí completa su explicación diciendo: Yoséf llora a más no
poder, llora como nunca lo había hecho hasta entonces. Pero Ya`akov no se echa a su
cuello; no le abraza. Nuestros Maestros dicen que en aquel momento estaba recitando
la Shemá; cosa que Maharal interpreta de la manera siguiente: Cuando se les presenta
a los justos una oportunidad de expresar el amor que sienten, no lo guardan para su
felicidad personal, sino que se lo brindan a Dios a modo de homenaje. Este fue el caso
de Ya`akov. Cuando, al encontrarse ante el hijo al que creía perdido, el Patriarca
experimentó aquella inmensa alegría y sintió renacer en su corazón la llama del amor
paterno, dominó sus sentimientos, y, recitando la Shemá, le ofreció todo su amor a Dios.
En aquella hora tan feliz de su vida, lo único que quiso tener en mente fue el siguiente
precepto:

30 – Y DIJO ISRAEL A YOSEF: “AHORA MORIRE TRANQUILO, YA QUE HE VISTO


TU ROSTRO; PUES QUE TU VIVES AUN”

30 – AHORA MORIRE TRANQUILO: El Patriarca se había alegrado al enterarse de


que Yoséf estaba aún vivo, pero para que su felicidad fuese completa, tenía que
convencerse por sí mismo de que su hijo había conservado la piedad de su
adolescencia durante los años de esclavitud, y también después, en su nuevo cargo de
virrey de Egipto. ¿Acaso podía alegrarse de volver a ver a su hijo si descubría, al mismo
tiempo, que éste había abandonado la fe y el temor a Dios? Pero Ya`akov poseía la
facultad que suelen tener los justos de adivinar el estado de ánimo de un indivíduo con
sólo observar su fisonomía. Le bastó, por lo tanto, con “ver a Yoséf” para saber que
seguía siendo puro y piadoso. “Ahora, exclamó entonces, puedo morir tranquilo, ya que
he visto tu rostro y he conocido que estás todavía vivo”, es decir que sigues siendo un
hombre justo, pues sólo los justos poseen la verdadera vida (Ber. 18a; Ben Attar).

31 – Y DIJO YOSEF A SUS HERMANOS Y A LA CASA DE SU PADRE: “YO SUBIRE,


Y DARE PARTE A PAR-OH, Y DIRE: “MIS HERMANOS Y LA CASA DE MI PADRE,
QUE ESTABAN EN LA TIERRA DE KENA`AN, HAN VENIDO A MI.

32 – Y LOS HOMBRES SON PASTORES DE OVEJAS, PUES SON GANADEROS: Y


HAN TRAIDO SU GANADO MENOR Y SUS VACADAS Y TODO LO QUE TIENEN.

32 – Y LOS HOMBRES SON PASTORES DE OVEJAS: Según Bajyáh Ibn Pakuda,


eran dos los motivos por los que los hijos de Ya`akov, así como los más ilustres
personajes tanàjicos escogieron el oficio de pastor. Por un lado, es un oficio sano y
lucrativo. Por otro lado, aparta a los hombres de la frecuentación de los idólatras,
quienes “abominan de los pastores (v. 34) porque “para ellos, las ovejas son un objeto
de adoración” (Rashí ib.). Los pastores viven pues por su cuenta, cerca de los lugares
de pastoreo y lejos de las grandes aglomeraciones. Esta situación ofrece dos ventajas:
la posibilidad de salvaguardar mejor el propio patrimonio espiritual y religioso, y la de
evitar con mayor facilidad los innumerables vicios que amenazan a los habitantes de
las grandes ciudades, como, por ejemplo, la maledicencia, la calumnia, la depravación,
el robo, la hipocresía y la mentira. Por último, el oficio pastoril le permite al individuo
huir de la sociedad y de su corrupción y llevar la vida solitaria que los justos y los
profetas han procurado siempre tener. Esta soledad satisface, en efecto, su deseo de
entregarse a la meditación y de elevarse hasta las fuentes de la inspiración Divina
gracias a una existencia santa y austera. (véase el com. del cap. IV, v. 2).

33 – Y SERA QUE CUANDO OS LLAMARE PAR-OH Y OS DIJERE: “¿CUALES SON


VUESTRAS OCUPACIONES?”,

34 – RESPONDEREIS: “GANADEROS HAN SIDO TUS SIERVOS DESDE NUESTRA


MOCEDAD Y HASTA AHORA, TANTO NOSOTROS COMO NUESTROS PADRES”;
PARA QUE PODAIS HABITAR EN LA TIERRA DE GOSHEN; PORQUE
ABOMINACION PARA LOS EGIPCIOS ES TODO PASTOR DE REBAÑO.”

34 – PARA QUE PODAIS HABITAR EN LA TIERRA DE GOSHEN: Apenas la familia


de Ya`akov ha cruzado la frontera de Egipto, Yoséf se ve obligado a darles consejos de
prudencia a sus hermanos con el fin de asegurarles una vida apacible y acorde con su
ideal familiar. Como sabe que le resultará difícil a esta minoría salvaguardar su
“autonomía cultural” en medio del pueblo egipcio, les recomienda que se las arreglen
para darle al Faraón la sensación de que carecen totalmente de interés (v. 2). Deberán
procurar no llamar la atención y recurrir a fórmulas diplomáticas y a argumentos
artificiosos, para conseguir que el Faraón les asigne la región de Gòshen, alejándolos
así de la capital. Así pues, todos los honores insignes que Ya`akov y los suyos
recibieron a su llegada a Egipto no les hicieron olvidar el peligro de la asimilación y la
necesidad de tomar en el acto todas las medidas apropiadas para protegerse contra
ella. Con motivo del descenso de la familia de Ya`akov a Egipto, tierra de su primer
exilio, la Escritura nos presenta aquí un ejemplo típico de lo que será la situación del
pueblo de Israel en medio de las naciones. Lo que caracteriza esta situación es su pre
caridad, incluso en un caso como éste en el que los augurios parecen ser de lo más
favorables a la instalación de la familia patriarcal en su tierra de exilio.

CAPITULO XLVII
1 – VINO, PUES, YOSEF Y DIO PARTE A PAR-OH, Y DIJO: “MI PADRE Y MIS
HERMANOS, CON SU GANADO MENOR Y SUS VACADAS, Y TODO LO QUE
POSEEN, HAN VENIDO DE LA TIERRA DE CANAAN, Y HE AQUI QUE ESTAN EN
LA TIERRA DE GOSHEN.”

1 – VINO, PUES, YOSEF Y DIO PARTE A PARO, Y DIJO: Si la Escritura sigue


describiéndonos con tanto detalle el comportamiento de la familia de Israel a su llegada
a Egipto, es porque quiere enseñarnos cuales son las medidas de precaución que
hemos de tomar si, en el curso de nuestra historia, vuelven a producirse las mismas
circunstancias. Todas las disposiciones que nos refiere aquí se explican por los
objetivos que acabamos de indicaros. También es posible que la Escritura quiera
ponernos en guardia contra la versatilidad de los príncipes y de las naciones que nos
acogen en su territorio. En efecto, el pueblo egipcio que, por gratitud hacia Yosef, recibió
a su padre y a sus hermanos con la mayor liberalidad, rindiéndoles incluso honores
principescos, no tardó en cambiar de humor, y su generosidad se mudó en barbarie y
en cruel tiranía.

2 – Y DE ENTRE SUS HERMANOS TOMO CINCO HOMBRES, A QUIENES SENTO


DELANTE DE PAR-OH.

3 – Y DIJO PAR-OH A SUS HERMANOS: “¿CUALES SON VUESTRAS


OCUPACIONES?” Y ELLOS RESPONDIERON A PAR-OH: “PASTORES DE
GANADO MENOR SON TUS SIERVOS, TANTO NOSOTROS COMO NUESTROS
PADRES.”

4 – DIJERON ADEMAS A PAR-OH: “PARA HABITAR TEMPORALMENTE EN ESTA


TIERRA HEMOS VENIDO, PORQUE NO HAY PASTOS PARA LOS REBAÑOS QUE
TIENEN TUS SIERVOS; PUES EL HAMBRE SE HA HECHO EN LA TIERRA DE
CANAAN: AHORA PUES, TE ROGAMOS PERMITAS QUE HABITEN TUS SIERVOS
EN LA TIERRA DE GOSHEN”.

5 – PAR-OH ENTONCES HABLO A YOSEF, DICIENDO: “TU PADRE Y TUS


HERMANOS HAN VENIDO A TI.

6 – LA TIERRA DE EGIPTO ESTA DELANTE DE TI; EN LO MEJOR DE LA TIERRA


ASIENTA A TU PADRE Y A TUS HERMANOS; HABITEN EN LA TIERRA DE
GOSHEN; Y SI CONOCES QUE HAY ENTRE ELLOS HOMBRES HABILES, PONLOS
POR MAYORALES DE MI GANADO.

7 – Y TRAJO YOSEF A SU PADRE YA`AKOV Y PRESENTOLO DELANTE DE PAR-


OH; Y YA`AKOV SALUDO A PAR-OH.
8 – Y DIJO PAR-OH A YA`AKOV: “¿CUANTOS SON LOS DIAS DE LOS AÑOS DE
TU VIDA?”

9 – Y YA`AKOV RESPONDIO A PAR-OH: “LOS DIAS DE LOS AÑOS DE MI


PEREGRINACION SON CIENTO TREINTA AÑOS; POCOS Y MALOS HAN SIDO
LOS DIAS DE LOS AÑOS DE MI VIDA, Y NO HAN ALCANZADO A LOS DIAS DE
LOS AÑOS DE LA VIDA DE MIS PADRES, EN LOS DIAS DE SU PEREGRINACION.”

9 – LOS DIAS DE LOS AÑOS DE MI PEREGRINACION…: “Los años que he vivido en


calidad de extranjero; toda mi vida, he sido un extranjero en esta tierra.” (Rashí). Véase
el comentario del capítulo XXVI, 3. Puede sorprendernos que el anciano Patriarca, el
hombre que ha albergado siempre en su corazón la más profunda confianza en Dios,
formule aquí una respuesta tan desengañada. Según Najmánides, Ya`akov aparentaba
tener más años de los que tenía realmente; pronunció pues estas palabras con el único
propósito de explicar su avejentamiento precoz. Otros comentaristas admiten que la
respuesta del Patriarca se inscribe en la línea de conducta general seguida por Ya`akov
y sus hijos. Estos procuraban, en efecto, rebajarse a los ojos del Faraón y de los
egipcios y presentarse como una familia vulgar y corriente, con el fin de que los
enviasen a una región alejada de la capital (véase la cita de Dà`at Zekenìm: Las
palabras de Ya`akov están dirigidas a Dios y a los egipcios. A Dios, Ya`akov le dice:
Soy demasiado pequeño para todas las bondades que has tenido conmigo y toda la
fidelidad que me demuestras. Gen. XXXII, II. Al Faraón, le dice: Mis años fueron pocos
e infelices.

No obstante, varios textos midrájicos recogen la opinión según la cual la Justicia Divina
tuvo en cuenta la ingratitud manifestada por Ya`akov en su respuesta: “Te quejas de
haber sido desgraciado, le reprocha el Eterno, y olvidas que te he salvado de las manos
de Esàv y de Labán, y que te he devuelto a tu hija Dinah y a tu hijo Yosef. En
consecuencia, el número de los años de tu vida no alcanzará el de los años de tus
padres, como acabas de anunciarlo precipitadamente. De los 180 años de la vida de
Yitzjak, te serán reducidos 33, Ya`akov murió a los 147 años, número que corresponde
al de las palabras contenidas en estas dos frases (v. 8 y 9).” Este Midrash puede
explicarse por la sentencia que dice que el Eterno hace pagar a los justos hasta las
menores faltas que cometen. (Ta`anìth IIa). Pues la responsabilidad jurídica del hombre
crece en proporción de su grado de moralidad. Por esta razón, la tesis que acabamos
de exponer es perfectamente compatible con aquella otra explicación de la reducción
de los años de vida de Ya`akov que ha sido expresada por {Ba`al ha-Turìm} en este
mismo capítulo, v. 28: Ya`akov había pronunciado antaño, a la ligera, una maldición
contra “aquel de los miembros de su familia a quien hallasen en posesión de los dioses
de Labán; {lo yijyèh} “¡que no viva!” había exclamado (XXXI, 32). Esta maldición
injustificada afectó a su esposa Rajel, quien murió prematuramente. Pero además se
volvió contra él, ya que también él murió precozmente, 33 años antes de lo normal;
pues el 33 es el número que corresponde a la palabra {Yijyèh}.

10- DE NUEVO YA`AKOV SALUDO A PAR-OH, Y SALTO DE LA PRESENCIA DE


PAR-OH.

10 – DE NUEVO YA`AKOV SALUDO A PAR-OH: “¿Qué dijo en su bendición?” Que


las aguas del Nilo subiesen a los pies del Faraón, pues la tierra de Egipto no recibe el
agua de la lluvia; es el Nilo el que la riega con sus crecidas. Y el caso es que, desde
que Ya`akov le había bendecido, cada vez que el Faraón se colocaba en la orilla del
río, las aguas subían y regaban el país. (Rashí). La bendición del justo surtió efecto,
pues el hambre cesó desde la llegada de Ya`akov, es decir cinco años antes de la fecha
prevista, como lo indica Rashí más lejos. (v. 19).

11 – Y ESTABLECIO YOSEF A SU PADRE Y A SUS HERMANOS, Y LES DIO


POSESION EN LA TIERRA DE EGIPTO, EN LO MEJOR DE LA TIERRA, EN LA
TIERRA DE RAMSES, COMO HABIA MANDADO PAR-OH.

11 – EN LA TIERRA DE RAMSES: La ciudad a la que se refiere el texto recibió este


nombre bajo el reinado de Ramsés segundo, que es el Faraón al que se suele
considerar como el opresor de los judíos. Pero según el Targum Yonatán, este nombre
designa aquí la tierra de los bellos tejidos.

12- Y YOSEF ALIMENTABA A SU PADRE Y A SUS HERMANOS Y TODA LA CASA


DE SU PADRE CON PAN, SEGUN EL NUMERO DE LOS HIJOS.

12 – SEGUN EL NUMERO DE LOS HIJOS: Rashí explica: “teniendo en cuenta las


necesidades de todos los miembros de la familia.” Seforno añade: aunque Yosef
hubiera podido aumentarles su ración, sólo les atribuyó la medida que consideró
indispensable.

13- Y NO HABIA PAN EN TODO EL PAIS, PORQUE ARRECIABA MUCHO EL


HAMBRE; Y DESFALLECIA LA TIERRA DE EGIPTO Y LA TIERRA DE CANAAN.

13- Y DESFALLECIA LA TIERRA DE EGIPTO…: Menajem Ben Sarug relaciona la


palabra {Vetalàh} con el término {Kemit-lahlèah} que figura en Prov. XXVI, 18; y la
traduce por “caer en un estado de demencia.” Las descripciones que los historiadores
hacen de los estragos causados por el hambre en el Egipto de aquel entonces nos dan
una idea de la espantosa miseria que Yosef supo evitarle al país. “El consumo de carne
humana se convertía en un hecho tan corriente que no despertaba ningún asombro”,
escribe el testigo de una de aquellas rachas de hambre que afectaban periódicamente
el medio oriente. “La carretera que iba de Siria a Egipto parecía un extenso campo
sembrado de cadáveres.

Y LA TIERRA DE KENA`AN: Cualquiera que no fuese Yosef hubiera experimentado la


tentación de debilitar a la población de esta tierra, pues se sabía, entre los abrahamitas,
que Kená`an había de ser conquistado por los descendientes de los Patriarcas. Yosef,
en cambio, obedeciendo estrictamente a su deber de humanidad, proveyó de alimentos
a todos los menesterosos que solicitaban su ayuda. El Faraón hacía todo lo contrario,
pues, según los historiadores, procuraba evitar que el trigo saliese de los graneros. Por
este motivo, se les suele aplicar a los dos amos de Egipto la sentencia de los Proverbios
que dice: (XI, 26): “El que acapara el trigo, es maldecido por el pueblo, éste fué el caso
del Faraón; pero el pueblo bendice a quien lo pone en venta, éste fué el caso de Yosef.”
(Rabbá cap. 91).

14- Y RECOGIO YOSEF TODO EL DINERO QUE SE HALLABA EN LA TIERRA DE


EGIPTO Y EN LA TIERRA DE KENA`AN, POR EL GRANO QUE IBAN
COMPRANDO; Y METIO YOSEF EL DINERO EN LA CASA DE PAR-OH.

15- Y ACABADO QUE FUE EL DINERO DE LA TIERRA DE EGIPTO Y DE LA TIERRA


DE CANAAN, VINIERON TODOS LOS EGIPCIOS A YOSEF, DICIENDO: “DANOS
PAN; PUES ¿POR QUE HEMOS DE MORIR EN TU MISMA PRESENCIA, POR
HABERSE ACABADO EL DINERO?”

16- DIJO ENTONCES YOSEF: “ENTREGAD VUESTRO GANADO, Y OS LO DARE


POR VUESTRO GANADO, SI SE HA ACABADO EL DINERO.”

17 – ELLOS POR TANTO TRAJERON SU GANADO A YOSEF Y YOSEF LES DIO


PAN POR LOS CABALLOS, Y POR LOS HATOS DE GANADO MENOR, Y POR LAS
VACADAS, Y POR LOS ASNOS; DE MANERA QUE LOS PROVEYO DE PAN POR
TODOS SUS GANADOS AQUEL AÑO.

18- Y TERMINADO AQUEL AÑO, VINIERON A EL, EL AÑO SIGUIENTE, Y LE


DIJERON: “NO ENCUBRIREMOS DE MI SEÑOR QUE, HABIENDOSE GASTADO EL
DINERO, Y COMO LOS GANADOS PERTENECEN YA A MI SEÑOR, NADA NOS
QUEDA A VISTA DE MI SEÑOR, SINO NUESTROS CUERPOS Y NUESTRA TIERRA.

18- Y TERMINADO AQUEL AÑO, VINIERON A EL, EL AÑO SIGUIENTE, Y LE


DIJERON: La opinión de Rashí expresada ya en el v. 10, es que el texto alude aquí al
final del primer año, y luego, al segundo año contando a partir del principio del hambre,
dado que ésta cesó con la llegada de Ya`akov. Najmánides impugna esta tesis porque
inflige un mentís a la interpretación que Yosef nos da de los sueños faraónicos y nos
hace por tanto dudar de su veracidad. Además, ¿no está escrito acaso que Yosef
sustentó a su padre y a sus hermanos proveyéndoles de víveres racionados incluso
después de la llegada del Patriarca? Najmánides opina pues que los versículos 17 y 18
aluden al sexto y al séptimo año de hambre. Cita además la controversia entre Rabi
Shim`ón y su hijo, Rabi Eleazar. El primero criticaba la afirmación de Rabi Yosef, según
la cual los cinco últimos años de hambre se situaron después de la muerte del Patriarca.
“No es un honor para los justos, objetaba, que sus palabras se cumplan durante su vida
y que, en cambio, dejen de realizarse después de su muerte.” Al contrario, replicó su
hijo, el honor consiste en el hecho de que la bendición surte efecto mientras los justos
se encuentran en el mundo de los vivos y se desvanece en cuanto lo abandonan.” Sea
lo que fuere, lo que esta última tradición (Sifré, Deut. XXXVIII) viene a confirmar, es que
la profecía de Yosef se realizó totalmente, aunque no de manera seguida.

19- ¿POR QUE HEMOS DE PERECER ANTE TUS OJOS, ASI NOSOTROS COMO
NUESTRA TIERRA? COMPRANOS A NOSOTROS Y A NUESTRA TIERRA, POR EL
PAN; Y NOSOTROS Y NUESTRA TIERRA SEREMOS SIERVOS DE PARO; Y
DANOS SIMIENTE, ASI VIVIREMOS Y NO MORIREMOS, Y LA TIERRA NO
QUEDARA DESOLADA.

19- Y DANOS SIMIENTE: Aunque admitamos, con Rashí, que este diálogo entre Yosef
y los egipcios tuvo lugar al final del segundo año, poco después de la llegada de
Ya`akov, podemos comprender el miedo que experimentaron los egipcios ante la
perspectiva de ver transformarse su territorio en un desierto, en el caso de que el suelo
permaneciese baldío durante cinco años más. Pues lejos de permitir que la tierra arable
descanse y se regenere la pausa de siete años provoca un debilitamiento sensible de
sus capacidades de producción. Como no podían sospechar aún el efecto benéfico de
la bendición que el Patriarca le había dado al Faraón, los egipcios temían que su tierra
“quedase desolada.” El profeta Ezequiel nos pinta con las tintas más negras el cuadro
de lo que semejante desolación significa para Egipto. (XXIX, 8-12).

20 – DE ESTA SUERTE ADQUIRIO YOSEF TODAS LAS TIERRAS DE EGIPTO


PARA PAR-OH; PORQUE VENDIERON LOS EGIPCIOS CADA CUAL SU CAMPO,
A CAUSA DE HABER PREVALECIDO SOBRE ELLOS EL HAMBRE; DE MANERA
QUE LA TIERRA VINO A SER DE PAR-OH.

20 – ADQUIRIO YOSEF TODAS LAS TIERRAS DE EGIPTO: Pero no las personas,


contrariamente a lo que habían propuesto los mismos egipcios. En efecto, además de
solicitar la nacionalización de sus tierras, éstos habían sugerido que Yosef los comprase
también a ellos convirtiéndoles así en esclavos del Faraón. En cambio, Yosef evita
cuidadosamente el empleo de palabras tales como esclavitud o servidumbre (véase el
v. 23). A partir de entonces, en el momento de la recolección, los egipcios deberán
entregarles a los recaudadores la quinta parte de la cosecha. De esta manera, queda
excluido el sistema corriente de arrendamiento en el que el impuesto representa los
cuatro quintos de la cosecha, cosa que reduce efectivamente al beneficiario a un estado
de esclavitud, los historiadores citan numerosos ejemplos de tasas de arrendamiento
muy elevadas a lo largo de toda la Edad Media. Egipto conocerá pues un régimen en
el que los campesinos conservarán su libertad y podrán seguir disponiendo de la casi
totalidad de su producción. La única traba para ellos será la imposibilidad de vender o
ceder sus tierras sin el consentimiento previo del verdadero propietario: La Corona. Así
pues, el sistema ideado por Yosef evitará también el nacimiento del feudalismo, ya que
el Faraón seguirá siendo el amo incontestable de su territorio. (S.R. Hirsch).

21- Y AL PUEBLO HIZO PASAR A LAS CIUDADES, DESDE UN CONFIN DE EGIPTO


HASTA EL OTRO CONFIN.

21- Y AL PUEBLO HIZO PASAR A LAS CIUDADES, DESDE UN CONFIN DE EGIPTO


HASTA EL OTRO CONFIN: Según Rashí, el propósito de esta medida era notificarles
claramente a los propietarios que habían dejado de ser dueños de la tierra. Yosef los
sacó de su entorno natural para consagrar mejor el acto de expropiación. No obstante,
respetó sus afinidades sociales y afectivas ya que, en lugar de deportar a individuos
aislados, cosa que les hubiera resultado muy dolorosa, los transfirió “por ciudades”, es
decir, por colectividades. En efecto, la forma gramatical de la palabra {le`arim} significa
“por ciudades”, pues si el texto hubiera querido expresar la idea de un traspaso “a las
ciudades”, hubiera dicho: {el he`arim}. (Luzzatto). Pero, pregunta Rabi Shim`ón Ben
Lakish, ¿por qué razón quiso la Torah referirnos este detalle? Existe “cierto número de
versículos como éste que podríamos echar al fuego por considerarlos inútiles y que sin
embargo contienen lecciones importantes.” Aquí, el propósito de la Torah es rendir
homenaje a Yosef, quien recurría a este sistema de traslado de poblaciones con el fin
de evitarles a sus hermanos la vergüenza de ser tratados de exiliados. (Julín 60b).

22 – SOLAMENTE LAS TIERRAS DE LOS SACERDOTES NO COMPRO, POR


CUANTO LOS SACERDOTES TENIAN RACION DE PARTE DE PAR-OH, Y COMIAN
SU RACION QUE LES DABA PAR-OH; POR ESO NO VENDIERON SU TIERRA.

22 – SOLAMENTE LA TIERRA DE LOS SACERDOTES NO COMPRO: Hay un


contraste flagrante entre la legislación judía, que no les reconoce a los sacerdotes
ningún derecho a la propiedad territorial por considerar que su deber es dedicarse
exclusivamente a su doble vocación sacerdotal y pedagógica y el régimen egipcio en el
que, por ser el clero la carta dominante, las tierras de los sacerdotes permanecen fuera
del alcance del Estado. Vemos pues aquí esbozarse el régimen nefasto de los “grandes
feudos” detentados por el poder eclesiástico; régimen que conducirá poco a poco a la
tiranía.

Pero, preguntan algunos, ¿ya que Yosef gobernaba con tanta sabiduría y clarividencia,
por qué no se opuso a esta presión del clero? La respuesta es la siguiente: Yosef
conservaba su gratitud hacia Potifera, el sacerdote de On (Heliópolis), con cuya hija se
había casado; y también hacia los sacerdotes egipcios que habían abogado por él
cuando la mujer de su amo le había acusado de intento de seducción y que le habían
salvado, por tanto, de la pena de muerte, según consta en el Targum Yonatán, XXXIX,
v. 20 (Perùsh ha-Tùr). Por eso no quiso perjudicarlos.

23 – DIJO ENTONCES YOSEF AL PUEBLO: “HE AQUI, OS HE COMPRADO HOY,


A VOSOTROS Y VUESTRA TIERRA, PARA PAR-OH. HE AQUI SIMIENTE PARA
VOSOTROS; SEMBRAD PUES LA TIERRA.”

23 – HE AQUI SIMIENTE PARA VOSOTROS: La palabra, que significa: he aquí, no


aparece en ningún otro lugar del Pentateuco. El hecho de que la Escritura la emplee
aquí en sustitución del vocablo {hinèh} tiene un significado especial que podemos
deducir de las consideraciones de Bajyáh en Gen. II, 4 y XLVI, 4: El tipo de escritura
que la Torah utiliza para la interjección {Hè} es idéntico al que utiliza para la letra
{Hè… h . Ahora bien, como lo explica Rashí en Gen. II, 4, “el Eterno creó el mundo
terrenal con la letra {Hè}. Pero la Omnipotencia Divina que ha instituido las leyes de la
naturaleza tiene también el poder de modificarlas. Prueba de ello es el caso de
Abraham. El Patriarca no podía engendrar según la ley natural. Entonces, para
conferirle el poder de procrear, Dios le añadió a su nombre la letra que fué el agente
del Verbo creador (véase Rashí XV, 5). Sucedió lo mismo, aunque en un plano distinto,
en el caso del hambre que asolaba a Egipto. Las condiciones climáticas naturales
provocaban esterilidad y escasez. Pero una nueva fuente de bendiciones empezó a
manar y a fertilizar todo el país a la llegada del Patriarca. Esta es la razón por la que el
caudaloso raudal de simiente que se desata de repente por el hambriento Egipto está
colocado bajo el signo de la letra {he} h, que procede del nombre Divino {Shem Havay-
àh} y de la que emanan la virtud productiva y la fecundidad {He lajèm zèr`a}. (véase el
Zohar, Levítico 216 b).

24 – Y SERA QUE DE LOS PRODUCTOS DAREIS LA QUINTA PARTE A PAR-OH,


Y LAS OTRAS CUATRO PARTES SERAN VUESTRAS, PARA SIMIENTE DEL
CAMPO, Y PARA VUESTRA MANUTENCION Y LA DE LOS QUE ESTAN EN
VUESTRAS CASAS, Y PARA QUE COMAN VUESTROS NIÑOS,

25 – A LO CUAL ELLOS DIJERON: “!LA VIDA NOS HAS DADO; HALLAREMOS


GRACIA EN LOS OJOS DE MI SEÑOR Y SEREMOS SIERVOS DE PAR-OH!”
25 – ¡LA VIDA NOS HAS DADO!: Como la forma verbal empleada en este versículo
no es {hejeyitànu} sino {Jiyitanù}, el Medrash infiere de ello que los egipcios le estaban
agradecidos a Yosef por la “doble vida” que les había devuelto, a saber: la vida material
de este mundo y la vida futura del más allá. En efecto, Yosef los había llevado a una
vida moral más sana imponiéndoles la ley de la circuncisión, como lo hemos explicado
en el comentario XLI, v.55.

SEREMOS SIERVOS DE PAR-OH: Aunque las medidas tomadas por Yosef en Egipto
demuestran, sin lugar a dudas, el gran genio político del hijo de Ya`akov, hay quien se
pregunta por qué motivo la Escritura las considera lo bastante importantes desde el
punto de vista pedagógico o doctrinal para referírnoslas tan detalladamente. Suele
contestarse que, a través de este informe pormenorizado la Torah nos proporciona un
elemento de apreciación fundamental: El texto bíblico nos expone aquí la secuencia de
acontecimientos históricos que hicieron de Egipto la “casa de los esclavos” {Bet
`Avadìm}. Descubrimos pues que fueron los propios egipcios quienes expresaron el
deseo de deshacerse de sus tierras y quienes adoptaron aquella actitud implorante ante
Yosef. “Hallemos ahora gracia a los ojos de nuestro Señor y seremos siervos del
Faraón.” Esta era la mentalidad servil del pueblo junto al cual los hijos de Israel iban a
vivir durante varios siglos. Con él, conocieron todas las torturas físicas y morales de la
persecución como también las peores humillaciones pues el desprecio de la dignidad
humana y de la libertad individual eran las características básicas de aquella sociedad.
Pero fué gracias a estos tremendos sufrimientos como adquirieron la madurez
necesaria para comprender y amar la Ley que recibieron al salir de la “casa de los
esclavos” y que exaltaba los principios de libertad y dignidad humana. Gracias a ellos,
comprendieron mejor que el hombre no debe servir a nadie más que a Dios y que sólo
Él debe ser el Amo de todas las criaturas y el dispensador de todas las tierras. “De la
tiranía más desarrollada de la antigüedad salió el régimen que colocó por encima de
todos los principios el de la libertad del ser humano.” (Henri George).

26 – Y LO IMPUSO YOSEF POR ESTATUTO HASTA ESTE DIA SOBRE LA TIERRA


DE EGIPTO: PARA PAR-OH LA QUINTA PARTE; SALVO SOLAMENTE LAS
TIERRAS DE LOS SACERDOTES NO VINIERON A SER DE PAR-OH.

26 – SALVO SOLAMENTE LAS TIERRAS DE LOS SACERDOTES NO VINIERON A


SER DE PAR-OH: Lógicamente, era aquí donde había de terminarse la sección
{Vayigàsh}, ya que el versículo siguiente forma parte del relato que tenemos a
continuación. Pero nuestras comunidades no han querido que la sección finalizara con
este largo informe (v. 20 a 26) referente a “los derechos de propiedad del Faraón sobre
la tierra”. Por esta razón han añadido el versículo 27 según el Rashbàm).
27 – ISRAEL, PUES, HABITO EN LA TIERRA DE EGIPTO, EN LA TIERRA DE
GOSHEN; Y TUVIERON POSESIONES EN ELLA, Y FUERON FECUNDOS Y SE
MULTIPLICARON MUCHO.

27 – Y TUVIERON POSESIONES EN ELLA: Véase el comentario XLV, 10. “Israel” se


estableció en la tierra de Egipto, pero los miembros de esta gran familia (obsérvese el
plural siléptico) “fueron poseídos” por ella. La forma {vayehejèzu} es el final de {Nif`al
de Ajòz} “tomar posesión”. Se dejaron ganar por aquella tierra. El verbo empleado aquí
es una alusión al principio de la caída que el profeta Yejezkèl denunciará en sus
vibrantes discursos. (Capítulo XX). El dulce bienestar del que gozaban los hijos de Israel
en la región de Goshen hizo que fuesen cediendo poco a poco a la peligrosa tentación
de emanciparse de sus antiguas tradiciones y de abandonar su gran vocación. (S.R.
Hirsch).

Y FUERON FECUNDOS Y SE MULTIPLICARON MUCHO: Pues al principio no


tuvieron ninguna preocupación y vivieron en medio de las delicias (Zohar). Por lo tanto,
este crecimiento prodigioso no fué más que un fenómeno natural. Se debió a que las
condiciones de vida eran óptimas en aquella región. En cambio, la extraordinaria
proliferación que también tuvo lugar en la fase posterior de esclavitud y opresión, según
consta al principio del libro del Exodo, sólo puede explicarse por una intervención
providencial. Fué un hecho sobrenatural. (Najmánides, Números III, 14).

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