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Charles HistCin.

DT5

Chaplin René Weber

Institutos de Tecnología
Aplicada I.T.A.

LOS 50 AÑOS DE AMAUTA


(Ricardo Bedoya)
Hace cincuenta años el cine peruano parecía al fin haber nacido. Mientras que Hollywood rodaba varias de las que no son sus cintas
más gloriosas, como Lo que el viento se llevó, El mago de Oz, Amarga victoria, Cumbres borrascosas, en Lima, en ese lejano 1939, una
pequeña empresa realizaba febrilmente un grupo de películas que reflejaron varios signos de nuestra identidad nacional.
"AMAUTA Films", constituida en 1937 por Felipe Várela La Rosa, inició su actividad con una película que ingresó a la cartelera limeña
sin demasiada publicidad. La bailarina loca, estrenada en agosto de 1937, dirigida por Ricardo Villarán y con la española Carmen
Pradillo como actriz principal, tuvo sin embargo una acogida inesperada. Sesenta mil espectadores en su primera semana de exhibición
no eran una cifra desdeñable para una ciudad pequeña como la Lima de entonces. Eso fue incentivo para que la empresa decidiera
seguir adelante.
Villarán, que había desarrollado una importante carrera como director en el cine argentino mudo; Manuel Trullen Alcaino, español
llegado de Chile en octubre de 1930, encargado de la cámara y la fotografía; y el sonidista argentino Francisco Deumenjo fueron los
hombres "creativos" de la compañía.. Luego Villarán fue reemplazado por el chileno Sigifredo Salas, el director de varias cintas de
"AMAUTA". Con ese equipo humano, y con precarios equipos técnicos instalados inicialmente bajo una carpa alquilada al circo
Osambela, y luego en una edificación en Chacra. Colorada, conocida como los "estudios", la empresa realizó 14 películas en tres años
de actividad. En 1937 estrenó tres películas; en 1938, seis; en 1939, tres; y en 1940, dos cintas de ficción de larga duración.
Desde el primer filme algunas características se hicieron perceptibles. La intención de "AMAUTA" era hacer películas que fueran
vehículos de las imágenes de actores populares en el teatro de variedades y el sainete, géneros teatrales "menores" de gran aceptación
en Lima. Costumbrismo; comedia de situaciones, populismo citadino, música criolla, exaltación de lugares comunes o valores que
presiden de idiosincrasia o algunas conductas de raigambre popular como "pobre pero honrado" o "madre
Hay una sola".
Apología de la patota, la esquina y el barrio, eran los integredientes infaltables de su producción. Los rostros, gestos y voces de Carlos
Revolledo, Edmundo Moreau, Pepe Soria y Alex Valle se hicieron conocidos para aquellos que hasta entonces sólo los habían visto en
la distancia del escenario o imaginado a través de la radio. Las voces de Jesús Vásquez o Alicia Lizárraga también eran componentes
esencial, tanto como la presencia de Carmen Pradillo, Lila Cobo, Ventura López Piriz, los hermanos Ortíz de Pinedo, José Luis Romero
y varios otros actores de planta.
Dirigidas a un auditorio popular o de clase media baja, afín a esa "alma de barrio" a la que sus tramas rendían culto, las películas de
"AMAUTA" eran primitivas en su planteamiento y desarrollo, volcado a propiciar una identificación sin complicaciones con sus
personajes, casi siempre guapos del Pueblo o palomillas del Rímac. El filón sentimental, siempre presente, se había desembarazado ya
del realismo sombrío del cine mudo italiano o francés de los de un Zola o un Goncourt. En los días de "AMAUTA", el cine mexicano
ganaba terreno, y con él su afición por el sentimentalismo de un Juan de Dios Peza o la inconmovible abnegación de la Madre Querida
de Juan Orol convirtió en fundamento y emblema de toda una sensibilidad y un género fílmico; las películas para se vistas, con toda la
familia, el segundo domingo de mayo. Esas fueron las fuentes de "AMAUTA", a juzgar por los fragmentos que se conservan.
La producción de "AMAUTA" tuvo repercusión. Otras empresas se lanzaron a la aventura del cine en el período que va de 1937 a 1940.
"Cinematográfica Heraldo" hizo su último adiós; "Productora Peruana de Películas", el destino manda y Corazón de Criollo; "Colonial
Films", el niño de la puna; "Cóndor Pacific Films", Santa Rosa de Lima; "Cosmos", Padre de la fuerza; "Ollanta Films"; el vértigo de los
cóndores.
La guerra mundial pronto trajo restricciones. En primer lugar, de insumos para la producción. La película virgen, proveniente de Estados
Unidos, fue racionada y orientada hacia las cinematografías que, como la mexicana, apoyaron la causa aliada. El cine argentino pasó
penurias. En el Perú era imposible hallar material fotográfico y las empresas dedicadas al cine pronto se enfrentaron ante la posibilidad
real del cierre. La introducción masiva del cine mexicano, que satisfizo buena parte de las expectativas del público, inclinado a las
comedias populistas y al melodrama, y el raquitismo del mercado nacional, fueron también factores que culminaron con la liquidación de
"AMAUTA Films" y la interrupción de ese auge cuantitativo del cine en el Perú.
¿Dejó algún saldo la experiencia de "AMAUTA"? La respuesta es afirmativa si consideramos que técnicos como Pedro Valdivieso' o
Julio Barrionuevo, de prolongada actividad en el cine peruano, se formaron allí.
Pero las películas de esos años no lograron fundar un espíritu, ni consolidarse como antecedentes, ni erigirse como tradición. Como el
boom del cine mudo peruano de 1930, el que ocurrió a fines de esa década dejó pocas huellas o rastros a ser seguidos en el futuro. Los
cineastas peruanos que iniciaron su carrera a partir de 1973, no se consideraron tributarios del cine peruano del pasado. Entonces, todo
pareció comenzar de cero.
Fuente:
ERASE UNA VEZ EL CINE", en Revista Sí, 07/08/89
Reproducido por Charles Chaplin con fines didácticos.

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