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La amigdalitis

Es una es una inflamación de una o ambas amígdalas, ubicadas en la pared


lateral de la orofaringe y que poseen células relacionadas con la respuesta
inmunológica del organismo, especialmente para la lucha en contra de las
infecciones.

Existen dos tipos de amigdalitis, aguda y crónica, los cuales tienen importantes
diferencias en cuanto a los síntomas, desarrollo y tratamiento de la enfermedad.

La amigdalitis aguda

Es bastante común en niños pequeños e inclusive en adolescentes, siendo


también una condición autolimitada y con evolución benigna.

Causas amigdalitis aguda

Primeramente, la amigdalitis aguda es causada por una amplia gama de virus y


bacterias, siendo los factores bacterianos mucho menos comunes. Los
microorganismos que más afectan al ser humano en cuando a la amigdalitis son:

 Streptococcus.
 Virus de Epstein-Barr (VEB).
 Virus de la influenza o gripe.
 Virus de herpes simple.
 Adenovirus.
 Enterovirus.
 Virus parainfluenza.

Síntomas amigdalitis aguda

Dolor intenso en el área más elevada de la garganta, especialmente cuando se


abre la boca o se tragan alimentos sólidos y líquidos.

Extensión del dolor hasta los oídos, en caso de que el estado de la amigdalitis sea
severa.

• Disfagia (dificultad para tragar).

• Dolor de cabeza.

• Fiebre.

• Voz gangosa.
• Adenopatías cervicales con dolor.

• Tos.

• Pérdida del habla.

• Producción excesiva de saliva.

• Fatiga.

• Aparición de placas de exudado sobre los tejidos de las amígdalas.

La amigdalitis crónica

Representa el caso menos común en el cual las amígdalas sufren de una


infección vírica o bacteriana casi permanente, la cual presenta síntomas
intermitentes durante un periodo superior a seis meses. En este caso, los tejidos
de las amígdalas se encuentran inflamadas durante un largo periodo o están
sensibles a infecciones recurrentes, dando pie al desarrollo de enfermedades
relacionadas.

Causas amigdalitis crónica

En cuanto a la amigdalitis crónica, la causa es el desarrollo de una infección


mucho más severa y descuidada por el paciente, la cual se convierte en algo
recurrente que afecta e inflama los tejidos de las amígdalas con preocupante
frecuencia. Debido a la gravedad y al nivel de infección, la amigdalitis crónica
suele causar faringitis.

Paradójicamente, la amigdalitis crónica no se caracteriza por esos síntomas. Todo


lo contrario, el paciente con una situación crónica puede tener las amígdalas y los
ganglios linfáticos inflamados de forma permanente sin que esto le provoque un
estado de dolor o incomodidad significativo.
Sin embargo, la amigdalitis crónica sí genera disfagia y halitosis. También podría
causarle al paciente un mal sabor de boca sin explicación aparente. Los rebrotes
con preocupante frecuencia de amigdalitis aguda y todos los síntomas que ello
conlleva, vendrían a ser el síntoma más significativo del estado crónico de la
enfermedad.

Diagnóstico de la amigdalitis

Gracias a lo accesible que son las amígdalas durante la revisión médica más
básica, los doctores tienen la posibilidad de diagnosticar fácilmente la amigdalitis y
no permitir que esta cause demasiados problemas al paciente.

Más allá del diagnóstico visual que se hace revisando la garganta del paciente,
podría haber interés en conocer la naturaleza de la amigdalitis, es decir, las
razones precisas detrás de su desarrollo. Conocer el virus o la bacteria
responsable de la amigdalitis del paciente resulta especialmente útil para definir un
tratamiento efectivo. Esto se puede lograr con hematologías o análisis de
exudado.

Como cabe esperarse, los estudios complementarios para conocer la naturaleza


de la infección son muy recomendados

Tratamiento para la amigdalitis

n términos muy generales, el tratamiento para la amigdalitis aguda involucra el uso


organizado de analgésicos, lo que reduce el dolor y mejora la fiebre a causa de la
infección. Otro recurso para brindar confort al paciente es con medicamentos
especiales para tratar la disfagia, los cuales permiten tragar alimentos sólidos y
líquidos con mayor facilidad durante el tiempo que la amigdalitis esté presente.

Tras este primer estadio donde se consigue mejorar el estado del paciente, se
suelen aplicar antibióticos y antinflamatorios, los cuales empiezan a tratar
directamente los tejidos afectados. Este tratamiento con medicamentos va
acompañado con un consumo elevado de líquidos, como agua y zumos de fruta,
especialmente aquellas con una alta concentración de vitamina C.
En aquellos casos que las infecciones amigdalares sean recurrentes a pesar de
los tratamientos antibióticos, o hayan causado un flemón o absceso amigdalar,
hay que recomendar su resección quirúrgica. La amigdalectomía actualmente la
realizamos con radiofrecuencia, lo que minimiza los síntomas post-quirúrgicos y
las posibles complicaciones.

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