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SOBRE LAS AHUIANIME, LAS MUJERES

SEDUCTORAS MEXICAS
Las ahuianime eran mujeres que expresaban una sexualidad desbordante y alegre,
para brindar a la gente el gozo que los dioses les otorgaron.
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Probablemente no sabías que estas cosas fueron


inventadas por mujeres

En el imperio mexica, la prostitución era


tolerada y cumplía una función específica; a
las mujeres que vivían de ella se les conocía
como las ahuianime, "las que están
alegres".
Dentro de la gran ciudad de México-Tenochtitlan, todo estaba pensado
y regulado hasta el más mínimo detalle. Los roles, tanto de género como
de clase, estaban bien establecidos, y era difícil salirse de ellos y
desempeñar uno diferente. Más aún, la vida de los mexicas estaba
predefinida desde su nacimiento, ya que, dependiendo del día y mes en
que nacieran, se les asignaba un signo astrológico, el cual allanaba su
camino a seguir. Entre los muchos papeles que asumían los pobladores
de Tenochtitlan, uno de los más importantes era el de las ahuianime, las
"mujeres que están alegres".

 
Imagen de: Wikimedia Commons

El rol de estas mujeres era expresar su sexualidad de manera abierta


y seductora, muchas veces para acompañar a grandes guerreros o a las
víctimas de sacrificios. Sin embargo, este tipo de prostitución no es el
modelo conflictivo y estigmatizado que conocemos hoy en día; como todo
lo demás en las sociedades prehispánicas, estaba regulado y cumplía
una función. Lo más importante de todo era que no estaba
necesariamente mal visto, ya que el gozo y el placer sexuales se
consideraban un obsequio de los dioses y, por tanto, algo que se
debía agradecer y disfrutar. Su mismo nombre lo dice: el placer
era cuestión de alegría, no de vergüenza.

Incluso, dentro del panteón mexica, había dioses que representaban la


sexualidad: Xochiquetzal, protectora del amor, a quien correspondía la
parte femenina; por otro lado, su marido, Xochipilli, el señor de los
juegos, las flores y representante de la parte masculina. Por ende, en ese
entonces, el placer sexual y, por consiguiente, la prostitución, también
estaban ligados a lo divino, como todo en la sociedad mexica.

Sin embargo, había dos clases de ahuianime: las sagradas y las


corrientes. A las segundas, quienes se ofrecían a los hombres de la
ciudad, se les veía con recelo y cierto desprecio, ya que se
consideraba que estaban disponiendo del placer sexual en exceso.
Además, se les describe como mujeres que rompen con las normas
morales y sociales aceptables, ya que su comportamiento no está
suscrito a ningún ritual o práctica con algún fin en específico.

 
 
Por otro lado, las ahuianime sagradas eran muy respetadas en la
sociedad mexica, ya que participaban en fiestas y rituales de carácter
religioso. Fungían como las acompañantes
y "alegradoras" de grandes guerreros y, también, de las víctimas
destinadas a ser sacrificadas. Además, se les identificaba fácilmente:
se pintaban el cuerpo de amarillo y los dientes de rojo, llevaban el cabello
suelto, sahumaban su cuerpo con hierbas aromáticas y mascaban tzictli,
un antecesor del chicle que limpiaba los dientes y prevenía el mal
aliento.

Cabe destacar que las ahuianime no estaban sujetas a su rol de por


vida; muchas de ellas acababan casándose con los guerreros a
quienes habían acompañado, y otras vivían de manera
acomodada, dueñas absolutas de su oficio y de su destino. Sin
embargo, los españoles tergiversaron y retorcieron la manera en que
se veía a la sexualidad y el erotismo en Tenochtitlan. Pasaron
estos complejos y sutiles conceptos y rituales por el filtro simplista del
cristianismo, y pasaron directamente a condenarlos. Muestra de ello es el
siguiente cuadro, el cual contrasta los términos nahuas con las
traducciones españolas:

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